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GENERACIÓN DEL 27

Tras el final de la dictadura de Primo de Rivera hubo un descenso de la represión política y


expansión económica. Tras la “dictablanda” de Berenguer, la sociedad se decantó por un
cambio de régimen, lo que da paso a La Segunda República el presidente Manuel Azaña
emprendió un ambicioso programa político que provocó el descontento de las clases altas. Más
tarde ocurrió la Crisis económica de 1929, con alta conflictividad y bipolarización ideológica
(fascismo y comunismo). Durante este tiempo se alternaba el gobierno entre la derecha (CEDA)
y la izquierda (Frente Popular), donde durante su gobierno hubo un golpe de estado y comienza
la Guerra Civil. Los intelectuales tenían una clara inclinación por la República. Algunos artistas
fueron activos militantes.
El término generación del 27 se refiere a un grupo de poetas undios por lazos de amistad y por
inquietudes estéticas comunes. El nombre surge de los actos que ese año homenajearon al poeta
Luis de Góngora en el Ateneo de Sevilla.
Además de las relaciones de amistad, el vínculo de estos poetas se fue estrechando por algunas
coincidencias. La convivencia artística en la Residencia de Estudiantes de Madrid; se
colaboración en revistas literarias como La Gaceta literaria; la publicación de sus poemas en
antologías poéticas comunes como Poesía española contemporánea. Además, encontramos
rasgos propiamente literarios como la influencia de las vanguardias o la influencia de la
tradición literaria culta (Garcilaso de la Vega, Quevedo, Bécquer) y la tradición popular
(Romancero, canción popular). Entre los clásicos, destacamos a Góngora como modelo creador.
Los escritores de esta generación tratan temas comunes como la modernidad representada por la
gran ciudad y las contradicciones que genera el mundo moderno; el amor tratado de muy
diferentes maneras, como deseo insatisfecho o plenitud inalcanzable; el comportamiento social
y político especialmente tras el estallido de la Guerra Civil; y, por último, el exilio y el
desarraigo que tratarán temas como la nostalgia de la patria perdida.
Tradicionalmente se han señalado tres etapas comunes: una primera etapa que llegaría hasta
1928, en la cual se manifiesta una influencia de las vanguardias, así como la influencia de
Góngora; una segunda etapa, de 1928 hasta la Guerra Civil, en la que los poetas recuperarán los
contenidos humanos, sociales y políticos en sus obras; y un tercera etapa posterior a la Guerra
Civil, en la que los intelectuales se mostrarán partidarios de la República y muchos se tuvieron
que exiliar.
Los poetas más reconocidos de esta generación son:
Dedicado a la docencia universitaria y exiliado por la Guerra Civil, Pedro Salinas fue maestro
de maestros. Salinas ha ganado el puesto de honor en la lírica española como poeta del amor.
Señalamos dos etapas poéticas: antes de la guerra con obras como La voz a ti debida; y después
de ella, ya en el exilio.
Gerardo Diego fue un poeta y profesor universitario que destacó por sus inicios vanguardistas,
sin renunciar a los temas y las formas tradicionales. En su abundante producción poética se
distinguen dos tendencias: una poesía vanguardista antes de la Guerra Civil, y una poesía
después de la guerra, más real y tradicional en obras como Alondra de verdad.
Jorge Guillén escritor y docente universitario, es considerado el miembro de la generación del
27 más cercano a la idea juanramoniana de poesía desnuda. Bajo el título de Aire nuestro se
recoge su obra completa.
El escritor andaluz, Vicente Aleixandre, fue uno de los poetas del 27 en los que es más
evidente la influencia del surrealismo. Después de la Guerra Civil fue un gran referente para los
poetas más jóvenes y recibió el Premio Nobel en 1977. Su poesía destaca por la riqueza
imaginativa y léxica. Destacamos entre sus obras La destrucción o el amor, en una primera
etapa surrealista; Sombra del paraíso, en la segunda etapa en la que se concibe la poesía como
comunicación.
Rafael Alberti destacó por su activa militancia comunista, que le obligó a exiliarse. Su poesía
es muy variada temática y estilísticamente, influenciada por los neopopularismo, barroquismo
gongorino, vanguardismo surrealista y el compromiso político. Destacamos obras como
Marionero en tierra, con predominio de formas populares; Cal y canto, que manifiesta la
influencia de Góngora y las técnicas surrealistas, o Entre el clavel y la espada, como ejemplo de
la llamada “poesía civil”.
El sevillano Cernuda, es un poeta romántico en el sentido de que su ideal poético consistía en
unir poesía y vida, dejando al desnudo su alma. Su estilo destaca por la profunda sensibilidad
que transmite la poesía. Bajo el título de Realidad y deseo, se ha publicado su obra poética
completa, en la que se expresa el tema de la insatisfacción en torno a la oposición entre realidad
y deseo.
Creador de gran imaginación y talento, Federico García Lorca, es uno de los autores de mayor
repercusión internacional nacido en España. Su obra se caracteriza por una original fusión de lo
oculto y lo popular, por la utilización de símbolos de gran expresividad, como la luna, la sangre,
el caballo. Se distinguen dos etapas en la creación poética de Lorca: una primera etapa, de tono
popular en la que destacamos Poema del cante jondo y Romancero gitano; y una segunda etapa
marcada por el surrealismo en obras como Poeta en Nueva York. En cuanto al teatro lorquiano,
es poético y refleja un eje dramático básico: choque entre libertad y autoridad, que lleva al dolor
y la muerte. Las mejores obras dramáticas donde desarrolla este tema son los llamados “dramas
rurales de las mujeres de España”: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Otras
obras dramáticas de Lorca que podemos destacar son La zapatera prodigiosa o El público, como
muestra de su teatro más absurdo e irrepresentable.
Para terminar, es imprescindible hablar de un grupo de mujeres, pensadoras y artistas, en la
generación del 27, llamadas “las Sinsombrero”. El nombre responde al gesto de quitarse el
sombrero en público que protagonizaron Maruja Mallo, Margarita Manso, Salvador Dalí y
Federico Gracía Lorca en la Puerta del Sol. Sus aportaciones han quedado al margen de los
manuales de literatura y arte.
En definitiva, la generación del 27 supone a la literatura moderna lo que los escritores
renacentistas y barrocos para el Siglo de oro español: una época de cambio, renovación y
esplendor de nuestra literatura más universal.

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