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Introducción.

La hipertensión arterial representa un problema de salud pública, altamente prevalente


en las diversas latitudes del orbe, requiriéndose cada vez mayor difusión de su
conocimiento a nivel poblacional, con miras a una oportuna detección y mejor control
de las cifras tensionales.

Esta prevalencia se incrementa sostenidamente con la edad, tanto así que más de 60%
de hombres y mujeres mayores de 65 años cursa con hipertensión y, como la población
continúa en ascenso con la edad promedio, paralelamente se presenta un mayor número
de individuos hipertensos.

En nuestro medio, estudios recientes revelan que aproximadamente una cuarta parte de
la población adulta padece de hipertensión arterial, siendo a su vez causa del 30% de los
pacientes que ingresan a diálisis, representando por otro lado el factor de riesgo más
importante de los accidentes cerebrovasculares (75%), infarto del miocardio e
insuficiencia cardiaca.

A cualquier edad, los valores más altos de presión arterial se correlacionan bien con
mayor riesgo cardiovascular, e incluso leves aumentos de la presión arterial pueden
ocasionar daño al sistema vascular. De igual forma, pequeñas reducciones en la presión
arterial de la población en su conjunto, particularmente en el grupo considerado ‘nivel
alto normal’, es de esperar produzca significativos beneficios.

Cambios en los estilos de vida, tales como reducción del peso, aumento de la actividad
física y modificaciones de la dieta, que incluya disminución de la sal e incremento en
alimentos con alto contenido de potasio, granos, frutas, vegetales y productos no grasos,
pueden ser de valor, sin necesidad de recurrir a la drogo terapía. La obesidad no solo es
la causa ambiental más común de hipertensión, sino que favorece de manera importante
la aparición de dislipidemia y diabetes. Desafortunadamente, el sobrepeso,
particularmente abdominal, se halla en aumento.

Los avances en la terapia antihipertensiva durante los últimos treinta años, ha


repercutido favorablemente en el mejor control de la hipertensión. Diversas clases de
medicamentos han sido incorporados al armamentario terapéutico, y hoy existe la
capacidad de normalizar la presión arterial en la mayoría de sujetos hipertensos,
previniendo serias complicaciones en órganos blanco.
La hipertensión arterial.

La presión arterial es una medición de la fuerza ejercida contra las paredes de las
arterias a medida que el corazón bombea sangre a su cuerpo. Hipertensión es el término
que se utiliza para describir la presión arterial alta.

Si se deja sin tratamiento, la presión arterial puede llevar a muchas afecciones médicas.
Estas incluyen enfermedades del corazón, accidente cerebrovascular, insuficiencia
renal, problemas en los ojos y otros problemas de salud.

Las lecturas de la presión arterial generalmente se dan como dos números. El número
superior se denomina presión arterial sistólica. El número inferior se llama presión
arterial diastólica. Por ejemplo, 120 sobre 80 (escrito como 120/80 mm Hg).

Uno o ambos números pueden ser demasiado altos estas cantidades aplican a personas
que no están tomando medicamentos para la presión arterial y para quienes no están
enfermos.

¿Como saber si la presión arterial es alta o elevada?

Una presión arterial normal es cuando la presión arterial es menor a 120/80 mm Hg la


mayoría de las veces.

Una presión arterial alta (hipertensión) es cuando uno o ambos números de la presión
arterial son mayores de 130/80 mm Hg la mayoría de las veces.

Si el valor del número superior de su presión arterial es entre 120 y 130 mm Hg y el


valor del número inferior es menor a 80 mm Hg, se denomina presión arterial elevada.
Causas.

Todavía no se conocen las causas específicas que provocan la hipertensión arterial, sí se


ha relacionado con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de las
personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la herencia genética,
el sexo, la edad y la raza, y por tanto poco modificables, de aquellos otros que se
podrían cambiar al variar los hábitos y el ambiente en el que viven las personas, como la
obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de ciertos
fármacos y un estilo de vida muy sedentario.

Las causas de esta pueden ser modificables y no modificables.

Causas no modificables

Factores genéticos: la predisposición a desarrollar hipertensión arterial está vinculada a


que un familiar de primer grado tenga esta patología. Aunque se desconoce el
mecanismo exacto, la evidencia científica ha demostrado que cuando una persona tiene
un progenitor (o ambos) hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el
doble que las de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.

Sexo: los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las
mujeres hasta que estas llegan a la edad de la menopausia. A partir de esta etapa la
frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto se debe a las hormonas femeninas que
protegen a la mujer durante la edad fértil, que reducen su riesgo de padecer
enfermedades cardiovasculares.

Edad y raza: la edad es otro factor que influye sobre las cifras de presión arterial, de
manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o mínima
aumentan con los años.

En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de


desarrollar hipertensión que los de raza blanca, además de tener un peor pronóstico.
Causas modificables.

Sobrepeso y obesidad: los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más
alta la presión arterial que los que presentan peso normal. A medida que se aumenta de
peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más evidente en los menores de 40 años
y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos,
independientemente de la edad, es entre dos y tres veces superior a la de los individuos
con un peso normal.

No se sabe con claridad si es la obesidad por sí misma la causa de la hipertensión o si


hay un factor asociado que aumente la presión en personas con sobrepeso. Al parecer, a
la obesidad se asocian otra serie de alteraciones que serían en parte responsables del
aumento de presión arterial. También es cierto que la reducción de peso hace que
desaparezcan estas alteraciones.

Otras causas.

Vasculares: entre el 2,5 y el 6 por ciento de los problemas relacionados con el riñón
pueden influir en la aparición de la hipertensión arterial. De hecho, suponen entre el 2,5
y el 6 por ciento de las causas. Las principales patologías vasculares que influyen son:

o Enfermedad renal poliquística.

o Enfermedad renal crónica.

o Tumores productores de renina.

o El síndrome de Liddle.
o Estenosis de la arteria renal.

Endocrinológicas: las causas endocrinas representan entre el 1 y el 2 por ciento. En


éstas se incluyen desequilibrios hormonales exógenos y endógenos. Las causas
exógenas incluyen la administración de corticoides.

Aproximadamente el 5 por ciento de las mujeres que toman anticonceptivos orales


puede desarrollar hipertensión. Los factores de riesgo para la hipertensión asociada con
el consumo de anticonceptivos orales incluyen la enfermedad renal leve y la obesidad.

Los fármacos antiinflamatorios no esteroideos pueden tener efectos adversos sobre la


tensión arterial. Estos fármacos bloquean tanto la ciclooxigenasa-1 como las enzimas
COX-2. La inhibición de la COX-2 puede inhibir su efecto natriurético que, a su vez,
aumenta la retención de sodio.

Los antiinflamatorios no esteroideos también inhiben los efectos vasodilatadores de las


prostaglandinas y la producción de factores vasoconstrictores, es decir, la endotelina-1.
Estos efectos pueden contribuir a la inducción de la hipertensión en un paciente con
hipertensión controlada o normotenso.

 Las causas hormonales endógenas incluyen:

 Hiperaldosteronismo primaria.

 El síndrome de Cushing.

 Feocromocitoma.

 Hiperplasia suprarrenal congénita.


Las causas neurogénicas incluyen:

 Tumores cerebrales.

 Poliomielitis bulbar.

 Hipertensión intracraneal.

Además, existen drogas y tóxicos que pueden propiciar la aparición de la hipertensión:

 Alcohol.

 Cocaína.

 Ciclosporina, tacrolimus.

 Fármacos antiinflamatorios no esteroides.

 Eritropoyetina.

 Medicaciones adrenérgicas.

 Descongestionantes que contienen efedrina.

 Remedios a base de hierbas que contienen regaliz.

 Nicotina.
Síntomas.

En la mayoría de los casos, no se presentan síntomas. En la mayoría de las personas, la


hipertensión arterial se detecta cuando visitan a su proveedor de atención médica o se la
hacen medir en otra parte.

Debido a que no hay ningún síntoma, las personas pueden sufrir enfermedad cardíaca y
problemas renales sin saber que tienen hipertensión arterial.

La hipertensión maligna es una forma peligrosa de presión arterial muy alta. Los
síntomas incluyen:

 Dolor de cabeza fuerte

 Náuseas o vómitos

 Confusión

 Cambios en la visión

 Sangrado nasal

 Entre otros síntomas.

Un diagnóstico temprano de presión arterial alta puede ayudar a prevenir enfermedad


cardíaca, accidentes cerebrovasculares, problemas visuales y enfermedad renal crónica.

Su proveedor medirá la presión arterial muchas veces antes de diagnosticarle


hipertensión arterial. Es normal que su presión arterial sea distinta según la hora del día.
Todos los adultos mayores de 18 deberían medirse la presión arterial cada año. Todos
aquellos que tienen un historial de lecturas de presión arterial alta o los que tienen
factores de riesgo de presión arterial alta deben medirse más a menudo.
Tratamiento.

El objetivo del tratamiento es reducir la presión arterial de tal manera que tenga un
menor riesgo de presentar problemas de salud causados por la presión arterial elevada.
Usted y su proveedor deben establecer una meta de presión arterial.

Cuando se considere cuál es el mejor tratamiento para la presión arterial alta, usted y su
proveedor deben considerar otros factores como son:

 Su edad.

 Los medicamentos que toma.

 Los riesgos secundarios de los posibles medicamentos a tomar.

 Otras afecciones médicas que pueda tener, como antecedentes de enfermedad


cardíaca, accidente cerebrovascular, problemas renales o diabetes.

Si su presión arterial es entre 120/80 y 130/80 mm Hg, usted tiene presión arterial alta.
Su proveedor le recomendará cambios en el estilo de vida para bajar la presión arterial a
un rango normal. Muy pocas veces se utilizan medicamentos en esta etapa.

Si su presión arterial es mayor de 130/80, pero menor de 140/90 mm Hg, está en la


etapa 1 de presión arterial alta. Al pensar en el mejor tratamiento, usted y su proveedor
deben considerar:

Si no tiene otras enfermedades o factores de riesgo, su proveedor puede recomendar


cambios en su estilo de vida y repetir las mediciones después de unos cuantos meses.
Si su presión arterial se mantiene arriba de 130/80, pero abajo de 140/90 mm Hg, su
proveedor puede recomendar medicamentos para tratar la presión arterial alta.
Si tiene otras enfermedades o factores de riesgo, es muy probable que su proveedor
inicie un tratamiento con medicamentos a la vez de recomendarle cambios en su estilo
de vida.

Si su presión arterial es mayor de 140/90 mm Hg, usted tiene presión arterial alta en
etapa 2. Es muy probable que su proveedor inicie un tratamiento con medicamentos y
recomiende cambios en el estilo de vida.

Antes de hacer el diagnóstico final ya sea de presión arterial elevada o de presión


arterial alta, su proveedor debe pedirle que se haga mediciones en casa, en la farmacia o
en algún otro lado que no sea ni el consultorio médico ni en el hospital.

Tipos.

La tensión arterial tiene dos componentes:

 Tensión sistólica: Es el número más alto. Representa la tensión que genera el


corazón cuando bombea la sangre al resto del cuerpo.

 Tensión diastólica: Es el número más bajo. Se refiere a la presión en los vasos


sanguíneos entre los latidos del corazón.

La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La tensión arterial alta


(HTA) se diagnostica cuando uno de estos números o ambos son altos.

La tensión arterial alta se clasifica como:

 Normal: de 120/80 a 129/84 mmHg.

 Normal alta: de 130/80 a 139/89 mmHg.

 Estadio 1 de hipertensión: de 140/90 a 159/99 mmHg.


 Estadio 2 de hipertensión: de 160/100 a 179/109 mmHg.

 Estadio 3 de hipertensión: mayor de 179/109 mmHg.


Cuando contactar a un profesional médico.

Si usted padece hipertensión arterial, tendrá controles regulares con su proveedor.

Incluso si no le han diagnosticado hipertensión arterial, es importante hacerse revisar la


presión durante los chequeos regulares, especialmente si alguien en la familia tiene o ha
tenido hipertensión.

Llame a su proveedor de inmediato si el monitoreo en el hogar muestra que la presión


arterial aún está alta.

MEDICAMENTOS PARA LA HIPERTENSIÓN


En la mayoría de las ocasiones, su proveedor probará primero indicar cambios de su
estilo de vida, y revisará su presión arterial dos o más veces. Es probable que se inicie
un tratamiento con medicamentos si sus lecturas de presión arterial permanecen cerca o
por encima de los siguientes niveles:

Número superior (presión sistólica) de 130 o más


Número inferior (presión diastólica) de 80 o más

Si usted tiene diabetes, problemas cardíacos o antecedentes de accidente


cerebrovascular, puede comenzar a tomar medicamentos con una lectura de presión
arterial aún más baja. Los objetivos de presión arterial que se usan más a menudo para
personas con estas afecciones son de menos de 120 a 130/80 mm Hg.

 Hay muchos diferentes medicamentos para tratar la hipertensión arterial.

 A menudo, un solo fármaco para la presión arterial no es suficiente para controlarla,


y es posible que usted necesite tomar dos o más.

 Es muy importante que usted tome los medicamentos que le recetaron.


 Si presenta efectos secundarios, el médico puede sustituirlos por un medicamento
diferente.
CAMBIOS DEL ESTILO DE VIDA

Usted puede tomar muchas medidas para ayudar a controlar su presión arterial, como:

 Consumir una alimentación cardiosaludable que incluya potasio y fibra.

 Tomar mucha agua.

 Hacer al menos 40 minutos de ejercicio aeróbico de moderado a vigoroso, al menos


3 a 4 días a la semana.

 Si fuma, dejar de hacerlo.

 Reducir la cantidad de alcohol que toma a 1 trago al día para las mujeres y 2 para los
hombres o menos.

 Reducir la cantidad de sodio (sal) que consume. Intente consumir menos de 1,500
mg por día.

 Reducir el estrés. Trate de evitar factores que le causen estrés, y pruebe con
meditación o yoga para desestresarse.

 Mantener un peso corporal saludable.

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