Buenos Aires, lunes 19 de octubre de 2020 • ISSN 1666-8987 • Nº 14.
955 • AÑO LVIII • ED 289
D i a r i o
Las quiebras, su conclusión, la inflación y el despojo ilícito
de los acreedores
“No lo veían porque no lo querían ver. Era invisible como
invisibles eran todos los reclamos, los abusos y las quejas”.
Historia de Garabombo, el invisible, de Manuel Scorza
Sumario: 1. Las circunstancias. – 2. Las consecuen-
cias. – 3. El patrimonio y su desapoderamiento. 3.1.
La técnica del patrimonio separado. 3.1.1. Algunas
notas sobre el proceso vinculadas con el tema. – 4.
El tratamiento de los problemas de los procesos con-
cursales que se extinguen por conclusión. 4.1. La
problemática de la inflación respecto de los créditos
concurrentes y del valor de los bienes desapoderados.
4.2. La inflación.
4.3. La licuación. 4.4. La duración
de los procesos. 4.4.1. La paradojal duración de un
proceso de reparación. 4.4.2. Las implicancias de las
quiebras como procesos de reparación. 4.4.2.1. Los
procesos de reparación en el ordenamiento jurídico
vigente y algunas singularidades de la quiebra como
proceso de reparación. 4.4.3.1. Evitación del daño.
4.4.3.2. Reparación plena. – 5. Conclusiones.
El acreedor en la quiebra es tan invisible como los Ga-
rabombo de Scorza. Nadie lo ve, ni repara en qué causó su
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes tra-
bajos publicados en El Derecho: Pedido de quiebra indirecta por el
acreedor de fuente laboral, por Miguel Eduardo Rubín, ED, 177-1015;
Los privilegios de los acreedores laborales en la quiebra, por Jorge
Daniel Grispo, ED, 195-872; La posibilidad de que el acreedor labo-
ral le reclame directamente al deudor vicario, por Antonio Vázquez
Vialard, TySS, 10/2002-81; Breves estudios de la Reforma Concursal
(ley 26.086). El acreedor laboral insatisfecho frente al concurso o la
quiebra de su empleador y su grupo empresario: acciones de cobro
posibles, por Marisa Sandra Delellis y Ernesto Eduardo Martorell, ED,
221-796; Las facultades del juez concursal en pos de la protección de
los derechos protegidos por las garantías constitucionales y los tratados
internacionales de ciertos acreedores frente a la insolvencia del deudor.
Reforma a la ley de concursos en el régimen de privilegios y pronto pa-
go laboral, por Florencia L. Bollero, Ros-online, nº 42, del 28-3-11; La
participación de los acreedores laborales en el “concurso preventivo” y
el equilibrio. Régimen de la ley 26.684. Primera Parte, por Miguel Án-
gel Raspall, ED, 243-1253; La ley 26.684. Participación de los trabaja-
dores en la quiebra, por Miguel Ángel Raspall, ED, 245-796; Temas de
derecho societario y concursal: inoponibilidad de la persona jurídica y
extensión de quiebra, por Hugo Darío Maciel, ED, 246-647; La perso-
na jurídica en la reforma a los Códigos Civil y Comercial, por Carlos
Bernardo Larruy, ED, 251-565; El acreedor laboral versus el derecho
de información en el contrato de fideicomiso. Disquisiciones e impor-
tancia de las diligencias preliminares, por Gustavo A. Esparza y Gus-
tavo Montenegro, ED, 261-868; El acreedor laboral marítimo ante los
procesos concursales, por Gustavo A. Esparza y Gustavo Montenegro,
CONTENIDO
DOCTRINA
Las quiebras, su conclusión, la inflación y el despojo ilícito de los acreedores, por José A. Iglesias (Continuará en el próximo diario del 20 de octubre de 2020).......................... 1
Medidas cautelares contra actos de la jurisdicción, por Marcelo S. Midón................................................................................................................................................... 5
CUENTA Nº 13.547
JURISPRUDENCIA
Civil
Recurso de Apelación: Expresión de agravios. Sociedad Conyugal: Disolución: oportunidad; facultades judiciales; fecha de la separación de hecho; ausencia de petición de
parte; notificación de la demanda; introducción en los agravios; imposibilidad de tratamiento; compensación; mejoras en inmueble; improcedencia; fondos gananciales;
beneficio a ambos propietarios. Cosa Juzgada: No configuración: carácter extracontencioso del proceso (CNCiv., sala C, agosto 25-2020).................................................. 6
CASA
COLUMNA LEGISLATIVA...................................................................................................................................................................................................................... 8
ARG
C
d e D o c t r i n a y J u r i s p r u d e n c i a
por José A. Iglesias
crédito y por qué está allí, en ese proceso. Esos datos solo
son tenidos en cuenta a los efectos de atribuirle la calidad
de concurrente a través de la verificación y, en algunos ca-
sos, para graduarlo con algún tipo de preferencia.
Luego de esa instancia de ingreso (que en rigor está
regulada pensando en el concursamiento preventivo, y que
se reproduce en la quiebra), esos aspectos dejan de ser
tenidos en consideración. En alguna ocasión, habitualmen-
te muy posterior, suele acontecer que se descubren, entre
esos numerosos acreedores, muchos de los ahora llamados
“involuntarios”, cuyas causas incluso constituyen vulnera-
bilidades protegidas.
Es una de las tantas manifestaciones de la invisibili-
dad de Scorza. Es que, en definitiva, en nuestro medio,
los procesos concursales de quiebra no constituyen objeto
de atención de los autores especializados, ni tampoco son
materia de preocupación de las recientes olas de renova-
ción legislativa. Sus protagonistas, sus debilidades y los
dramas que las causaron quedan incluidos en este clima de
indiferencia y silencio, que completa su absoluta victimi-
zación y los sume en una suerte de amarga y, en algunos
casos, resignada desesperanza.
1. Las circunstancias
En este marco es explicable que hayan ocurrido sin estré-
pito varios hechos que en otras latitudes causarían alarma.
Así, con la patológica reiteración de crisis monetarias
y económicas que se han sucedido en la Argentina, nu-
merosas quiebras concluyen de una manera francamente
anormal; o “anómala”(1), en la visión de ordenamientos
jurídicos más sensibles a sus propósitos y a la eficacia pa-
ra alcanzarlos. La existencia de sobrantes que enriquecen
a fallidos, y acreedores concurrentes despojados con la
supuesta legitimación del pago de intereses suspendidos,
es un fenómeno que se reitera. Y no falta el operador des-
ED, 264-604; ¿Más quebrados o más responsables? Apuntes para un
cambio de rumbo del derecho concursal argentino (quinta parte), por
Miguel Eduardo Rubín, ED, 277-703; La responsabilidad en las socieda-
des de la Sección IV de la Ley General de Sociedades y la extensión de
quiebra, por Franco Raschetti, ED, 286; Quiebra pedida por acreedor
laboral, por Gustavo A. Esparza, ED, 288. Todos los artículos citados
pueden consultarse en www.elderechodigital.com.ar.
(1) Piero Pajardi, Manuale di Diritto Fallimentare, Milano, 1986,
Dott. A. Giuffrè Editore, pág. 565.
Director: Alejandro Borda
Consejo de Redacción:
Gabriel Fernando Limodio
Pablo María Garat
Luis María Caterina
Martín J. Acevedo Miño
Daniel Alejandro Herrera
Nelson G. A. Cossari
ubicado que festeja como un logro semejante evidencia de
un fracaso.
Tampoco ha causado zozobra la progresiva reducción
de la masa desapoderable, como resultado de un creciente
proceso de fragmentaciones patrimoniales, vehiculizadas
con diversos instrumentos que posibilitan la segregación
de bienes y la mitigación de los ámbitos de responsabili-
dad. No se ha advertido la tendencia progresiva a reducir
la quiebra a un fenómeno liquidatorio residual.
Ni siquiera se ha reparado en que las reformas a nuestra
legislación concursal, sucedidas desde 1995, han dejado
intacto el procedimiento y mecanismos de la quiebra(2),
salvo para intentar mejorar, en teoría, las posibilidades de
los acreedores laborales, individualmente considerados o
asociados en cooperativas. Los procedimientos de incau-
tación, conservación y realización de los activos permane-
cieron intactos, conservando incólume el diseño que en la
vieja Roma les imprimiera el pretor.
Y esa conservación no es un homenaje a las excelen-
cias de esos mecanismos, sino el resultado de una absolu-
ta indiferencia respecto de su eficiencia. No se confronta
la operación de la legislación concursal con la realidad
que, por lo demás, se desconoce o se desdeña. Incluso se
aconseja constantemente abrevar en el turismo compara-
tista, en una competición por la cita del texto legal más
reciente. Esos “viajes” (tan presentes en nuestra historia
y en el espíritu argentino) nos han dado una ley concursal
emparchada con retazos de derecho italiano, instituciones
norteamericanas(3), reelaboraciones de derecho español(4)
y citas francesas.
La desconexión entre la legislación concursal y el sec-
tor de la realidad al que pretende regir crea tensiones en la
(2) Deberíamos reparar que un cuarto de siglo es en esta época una
eternidad y en la Argentina, un periodo geológico. La velocidad con
que se registran los cambios y los impactos, no solo en las ciencias du-
ras, sino también en las estructuras sociales y políticas, no debiera des-
atenderse. De igual manera, el conocimiento en todas las ciencias se
produce cada vez con mayor velocidad de la que puede ser procesa-
do. Siguiendo la Curva de Duplicación del Conocimiento, ideada por
Richard Buckminster Fuller, a principios del siglo pasado se estimaba
que el conocimiento se duplicaba cada 100 años. Esa vertiginosidad
se proyecta sobre la realidad de manera positiva y también negativa
(si no se acompaña con el acomodamiento de sectores que, de otra
manera, quedan excluidos o marginados). El derecho está inmerso en
esa red.
(3) Rubín, experimentado y fino jurista, lo ha denunciado varias ve-
ces. Es elocuente, por ejemplo, el trabajo comparatista que realiza en:
“Lecciones de España sobre lo que hay que hacer para que el sistema
concursal fracase permanentemente”, publicado en El Derecho los días
14 y 15 de agosto de 2019.
(4) No muy diferente de nuestro ordenamiento jurídico, que padece
de similar recurso indiscriminado a las legislaciones extranjeras (con
una indisimulable crisis de identidad), que nos han dado, por ejemplo,
un derecho constitucional del Common Law, un derecho administrativo
francés, un derecho penal alemán, con toques convencionales aquí y
allá.
 2 Buenos Aires, lunes 19 de octubre de 2020
aplicación, que se advierten en la artificiosa evolución de
varios institutos. Crecen los dispositivos jurídicos segrega-
cionistas, que se rigen por ordenamientos sustancialmente
liquidatorios, excluidos del supuesto orden concursal: ga-
rantías autoliquidables, fideicomisos en garantía, fideico-
misos públicos, leasings, estructuras negociales de desvia-
ción y limitación de responsabilidad, internas y off-shore.
Se ponen en crisis los regímenes de algunos acreedores
alcanzados por el concurso: el acreedor laboral, el pron-
to pago, las empresas recuperadas, de tortuoso reconoci-
miento y más dificultoso funcionamiento, etc.
Mientras tanto, la legislación de crisis sobrevive en un
mar de carencia de datos. Esa falta no es fruto de nuestra
lejanía del primer mundo o de la ausencia de medios, sino
de la más cruda inoperancia. Un detalle es revelador: en el
año 1972, la ley 19.551 pretendió solventar una vieja deu-
da informativa e instituyó el registro nacional de concur-
sos. Esa institución simbólica sigue allí y las funciones de
este organismo siguen siendo cumplidas, entre nosotros,
por el Archivo de Actuaciones Judiciales y Notariales, re-
gulado por el Decreto 3003/56 (!!!). Sigue siendo posible
concursarse en Buenos Aires, quebrar en Salta y desarro-
llarse con solvencia en Misiones, situaciones que solo po-
drían evitarse dedicándose a la utópica lectura cotidiana de
los Boletines Oficiales locales(5).
No absolutizo los datos, los algoritmos ni las estadís-
ticas, ni tampoco participo de la fetichista idea de su po-
der alquímico respecto de la realidad. Pero tampoco creo
que se pueda legislar con un absoluto desinterés(6) ante
indicios expresivos de por dónde transcurre la existencia;
tampoco es posible juzgar(7), desatendiendo el “contexto”.
De este modo, nadie se pregunta quiénes son los usua-
rios de la ley de Concursos y Quiebras, qué los carac-
teriza, cuáles son sus necesidades jurídicas insatisfechas.
Tampoco preocupa el impacto efectivo de las falencias
sobre sus acreedores y cuál es el sector al que pertene-
cen. Hasta se teoriza sobre el efecto sistémico de las crisis
patrimoniales, sin descender al terreno concreto donde po-
dría experimentarse su dimensión. Ese desconocimiento
genera una asepsia que permite pergeñar cualquier norma
o receptar una moda extranjera y, luego, desarrollar una
prolífica actividad “académica”, reivindicándola (en rigor,
vendiéndola).
Mientras tanto, se desconoce si las quiebras han sido un
factor decisivo en la supervivencia o extinción de las em-
presas acreedoras y en qué medida. Tampoco se ha pres-
tado atención a que esas quiebras, en general, no atañen a
grandes empresas, sino a micro, pequeñas y medianas, que
constituyen la fuente del 70 % del empleo privado y de los
bienes no agrícola-ganaderos destinados a la exportación.
En definitiva, en todos estos años la real incidencia de
los procesos concursales en los protagonistas de la vida
económica argentina no ha sido tema de interés. Y por
cierto que ellos no son las grandes empresas(8).
(5) Hace 80 años, el entonces joven Ricardo Williams presentaba
una ponencia en el Primer Congreso Nacional de Derecho Comercial,
reclamando la instauración de un registro de fallidos de alcance nacio-
nal (ver LL 18-148). Ese clamor se fue con el recordado maestro. Sin
embargo, la imaginación de algún funcionario previsor, como conse-
cuencia de la homologación de un Convenio Colectivo con el perso-
nal del Sistema Nacional de Empleo Público (Decisión Administrativa
312/2018 del Ministerio de Justicia), recogió aquel viejo clamor y
creó una Dirección del Registro Nacional de Sociedades y Concursos
y Quiebras, que carece de datos concursales, pero que, al menos, rei-
vindica los mismos propósitos del viejo Williams: “Requerir a todos los
magistrados con competencia concursal del país, comuniquen por TAD
(trámite a distancia) cada vez que se inicie un proceso concursal, se
concluya o se declare una incompetencia respecto del proceso concur-
sal abierto de una persona humana o jurídica. Mantener actualizada
la base de datos de tribunales con competencia concursal de todo el
país. Asesorar y poner a disposición de los jueces las herramientas
tecnológicas que permitan la carga del sistema. Brindar informes en
forma gratuita, disponibles las 24 horas, todos los días del año a or-
ganismos públicos y personas privadas sobre la existencia de procesos
concursales abiertos o concluidos en la República Argentina respecto
de personas humanas o jurídicas a partir de su CUIT”.
(6) Deliberadamente evité hablar de absoluta ceguera, ya que no
solo no incapacita para ver, sino que entre nosotros Borges nos ha en-
señado cuánto ve y conoce un no vidente.
(7) La jurisdicción debiera tener perspectiva de la realidad en la
que se inserta la “causa” (en el sentido de conflicto habilitante de la
jurisdicción: Fallos 1-455).
(8) Pareciera existir un derecho comercial a ellas dedicado (las
construcciones del derecho societario y del bancario), en tanto que los
protagonistas reales de la vida económica son en todo caso sujetos pa-
Tampoco ha parecido relevante cuánto duran esos pro-
cesos de quiebra y a qué costo. En la Ciudad de Buenos
Aires tenemos una justicia especializada que se ocupa de
ellos (como en algunas provincias), pero que no levanta
estadísticas sustanciales, informando sobre la materia y
alcances de los pedidos que recibe y su resultado. En ese
marco, las normas de emergencia atinentes a esos protago-
nistas y situaciones son fruto de las presiones, la intuición
y también de la experiencia de los que viven el conflicto
cotidiano; de las empresas que padecen sus causas y no de
los supuestos especialistas. Por su propia naturaleza, esos
regímenes son herramientas coyunturales. Su permanencia
va emparchando progresivamente lo que debiera haber si-
do una arquitectura normativa para el tratamiento eficaz de
la insolvencia y de la supuesta garantía que estaría radica-
da en la realización de los bienes desapoderados.
2. Las consecuencias
Esta singular apatía también ha sido la respuesta ante la
reiteración de una situación viciosa: como muchas veces
ha ocurrido en nuestra singular historia concursal, proce-
sos de quiebra de duración escandalosa han permitido la
licuación de los créditos de los acreedores concurrentes y
el paralelo enriquecimiento del fallido y auxiliares com-
placientes, ante la abusiva generación de sobrantes.
Fenómeno tan argentino como los proverbiales “dulce
de leche”, el “mate cocido” o el “peronismo”(9).
El propósito de esta colaboración es reflexionar sobre
esos despojos y sugerir las vías para repararlos(10).
3. El patrimonio y su desapoderamiento
La intuición y el pragmatismo romano diseñaron en
tiempos de derecho pretorio dos institutos que se articula-
ban: la missio in bona rei servandae causa y la bonorum
venditio(11).
Ese fino sentido jurídico romano encontró en estos pro-
cedimientos la solución a varios problemas. En realidad,
toda esta estructura jurídica fue una sucesiva solución de
cuestiones graves pero indiscutiblemente asociadas: la
vinculación sacra del hogar y del fundo con la persona del
paterfamilias. También persiguió lograr el mantenimiento
de un vínculo familiar cerrado, respecto del cual las vin-
culaciones externas y el crédito eran una última ratio(12),
que comprometía el propio cuerpo en la contracción del
crédito(13). Asimismo, en su momento, abordó el singular
problema de la concurrencia de acreedores y, a su vez, la
manifiesta preferencia que estos evidenciaban por la eje-
cución del patrimonio en lugar de los infructíferos servi-
cios del deudor(14).
En esta configuración también se definieron los alcan-
ces de una suerte de confiscación o privación del domi-
nio del deudor, de los bienes que comprendía y de sus
sivos de otras disciplinas: el derecho administrativo, el derecho tributa-
rio, el derecho laboral, el derecho penal y, ocasionalmente, el derecho
comercial (a través de la visión del contador de confianza).
(9) Aludo solo a singularidades, no me pronuncio sobre cuánto me
gusta el dulce de leche ni cuánto mate cocido tomo…
(10) Hace ya bastantes años, en ocasión de analizar la filiación de
la ley vigente, habíamos dicho que “Al amparo de sus normas habrán
de consumarse artificiosos enjuagues que eludirán la responsabilidad
patrimonial del deudor, en perjuicio de los acreedores que se declama
tutelar. La dislocación que en su inserción en el ordenamiento habrá de
provocar, solo podrá ser mitigada por la jurisdicción, que superando
el cercenamiento de atribuciones que la ley pretende consumar, tiene a
su cargo la defensa del derecho” (“La filosofía de la ley de concursos
y quiebras”, en LL 1995-E-1188). Esta contribución persigue aportar
algunas herramientas conceptuales para que la jurisdicción mitigue los
daños.
(11) María del Pilar Pérez Álvarez, La Bonorum venditio. Estudios
sobre el concurso de acreedores en Derecho Romano Clásico, Madrid,
2000, UA Ediciones-Mira Editores, págs. 111, 122, 148, 180 y ss.
(12) Fustel de Coulanges, La ciudad antigua, Buenos Aires, 1966,
Emecé Editores, pág. 126 y ss.; Teodoro Mommsen, Historia de Roma,
Buenos Aires, 1953, Joaquín Gil Editor, tomo I, pág. 186 y ss.; Vicente
Arangio Ruiz, Historia del Derecho Romano, Madrid, 1963, Instituto
Editorial Reus, segunda edición, pág. 83 y ss.
(13) La realidad del in partis secando, que denunciaba Aulio Gelio,
en el Libro XX, I de sus Noches Áticas (empleo la edición de Buenos
Aires, 1955, El Ateneo, pág. 537 y ss.), ha sido confirmada por la
más moderna doctrina: Aldo Schiavone, Ius, la invención del derecho
en Occidente, Buenos Aires, 2009, Adriana Hidalgo Editora, pág. 123
y su nota.
(14) María del Pilar Pérez Álvarez, op. y locs. cits.
efectos. Se daba forma a la arquitectura de nuestras leyes
concursales. Los ordenamientos medievales y estatutarios
no alteraron este sistema(15), como tampoco lo hizo la le-
gislación española, más allá de su sesgo publicista(16). Esa
misma configuración subsistió en los siglos siguientes.
El siglo 19 tampoco la cambió. Se dedicó, en cambio,
a consolidar un orden jurídico necesario para poner en
marcha los motores que ya rugían en sus entrañas: se vi-
vía la denominada “era del capital”(17). Era imprescindi-
ble vincular los derechos individuales del propietario y la
propiedad de sus bienes con la propia personalidad y su
proyección. Un ligamen indisoluble que los protegiera del
“espectro que se cierne sobre Europa”(18). Esa fusión la
logró acabadamente la teoría subjetivista del patrimonio,
que lo consideraba nada menos que “un atributo” de aque-
lla personalidad. Tanto en su inicial versión alemana de
Zacharie(19) –con clarísimas resonancias hegelianas(20)– y
en su traducción (o reinterpretación francesa(21)) de dos
grandes juristas de Estrasburgo, Charles Aubry y Char-
les Rau(22), ese nexo con uno de los entonces concebidos
como derechos fundamentales(23) quedó brillante y sólida-
mente expuesto. Y de manera perdurable, ya que en nues-
tra formación inicial como abogados (en pleno siglo XX y
en sus postrimerías) los postulados de esta construcción se
imprimían como fundamentos dogmáticos.
Ese concepto pétreo y su finalidad política no se con-
movían por la existencia de un patrimonio desgajado, que
(15) Umberto Santarelli, Per la Storia del Fallimento nelle Legislazio-
ne Italiane Dell´Etá Intermedia, Padova, 1964, Cedam, Casa Editrice
Dott. Antonio Milani, págs. 22 y 23.
(16) José A. Ramírez, La Quiebra. Derecho Concursal Español, Bar-
celona, 1998, Bosch, Casa Editorial, tomo I, segunda edición puesta al
día, pág. 103 y ss.
(17) Eric Hobsbawn, La era del capital, 1848-1875, Buenos Aires,
2001, Grupo Editorial Planeta, Crítica, pág. 145 y ss., capítulo que
describe con elocuencia el denominado “taller oculto de la produc-
ción”. “Paraíso de los derechos del hombre” del que habla Carlos
Marx, en los célebres párrafos finales de la Sección Segunda, del Libro
Primero de El Capital: edición del Fondo de Cultura Económica, Méxi-
co, 1999, tomo I, págs. 128 y 129.
(18) Las famosas palabras iniciales del Manifiesto del Partido Co-
munista de 1848, encargado por la “Liga Comunista” a Karl Marx y
Federico Engels. Un año antes, en 1847, Tocqueville advertía: “¿se
cree que se deba al azar, al efecto de un capricho pasajero del espíritu
humano, el ver aparecer por todas partes esas doctrinas singulares,
que llevan diversos nombres, pero que tienen todas como principal
carácter la negación del derecho de propiedad, cuyo ejercicio tienden
todas, por lo menos, a limitar, a disminuir, a enervar” (transcripto por
J. J. Chevallier, Los grandes textos políticos, Madrid, 1967, Editorial
Aguilar, pág. 263).
(19) M. C. S. Zacharie, Cours de Droit Civil Français, Estrasburgo,
1844, P. Lagier Librarie-editeur, tomo IV, Seconde Edition, pág. 99 y
ss., n° 573.
(20) El concepto categórico de Zacharie: “el patrimonio… es la
personalidad misma del hombre puesta en relación con los diferentes
objetos de sus derechos” (op. y loc. cits.) es la expresión sintética del
concepto de Propiedad de Hegel: “la pura subjetividad de la persona-
lidad se suprime en ella. Solo en la propiedad la persona existe como
razón” (G. W. F. Hegel, Fundamentos de la Filosofía del Derecho, Pri-
mera Parte, Primera Sección, n° 41).
(21) J. Bonnecase, La escuela de la exégesis en derecho civil, Méxi-
co, 1944, Editorial José M. Cajica, jr., pág. 101, n° 32.
(22) C. Aubry - C. Rau, Cours de Droit Civil Français, d’après la
méthode de Zacharie, París, 1873, Marchal et Billard, Imprimeurs-Edi-
teurs, quatrieme edition, tomo VI, pág. 229, n° 573.
(23) Derechos que eran presupuestos del Código Civil, que no los
regulaba sino que los reforzaba y expandía: “los derechos civiles re-
lativos no son, ni pueden ser más que el desarrollo, aplicación y de-
rivación, hecha por la legislación civil, de esos derechos absolutos,
declarados, no creados, por la Constitución” (Alberdi, J. B., Obras
completas, tomo 7, Imprenta La Tribuna Nacional, Buenos Aires, 1887,
pág. 92). El código civil no debe retacear esos derechos, sino ampliar-
los. Por eso era mejor que no existiera un código: “Y así como es la
constitución o regla de gobierno en ese sentido, así debe ser concebido
el código social o civil que es regla de los asociados. Pero si la cons-
titución citada es un modelo a imitar, el código civil del mismo país es
un modelo a evitar. Pues si la constitución, de índole angloamericana,
ha sido hecha para poblar y enriquecer al país, el código civil, de ín-
dole latino-portuguesa, no ha pensado siquiera en esos fines” (Alberdi,
Estudios Económicos, en Escritos póstumos de Juan Bautista Alberdi,
Estudios económicos, tomo I, 1895, edición Universidad Nacional de
Quilmes, Bernal, 1996, págs. 66 y 67). La hermenéutica dura de esta
articulación la da Sarmiento: “ahora la Constitución no es la regla
de conducta pública para todos los hombres. La Constitución de las
masas populares son las leyes ordinarias, los jueces que las aplican y
la policía de seguridad. Son las clases educadas las que necesitan una
Constitución que asegure las libertades de acción y de pensamiento: la
prensa, la tribuna, la propiedad, etc., y no es difícil que éstas compren-
dan el juego de las instituciones que adoptan” (Sarmiento, Domingo
Faustino, Obras completas, tomo 8, Matanza, Buenos Aires, 2001,
pág. 36). No es una exageración de Sarmiento: Alberdi pensaba lo
mismo, como da cuenta en su Sistema Económico Rentístico, en Obras
Completas, tomo 14).

persistía con su diseño romano en el corporativo reducto
del régimen de las quiebras. Tampoco lo alteraba la subsis-
tencia de otra creación romana, emparentada con aquella:
el instituto sucesorio de la separación de patrimonios(24).
Casi para cumplir con las formas, se sumaron algunas
nuevas teorías a las que ya existían sobre el desapode­
ramiento, intentando superar un desencaje que la teoría
subjetivista no producía(25). De alguna manera, la regu-
lación concursal que era contemporánea no solo no con-
frontaba con la reafirmación subjetivista, sino que la com-
plementaba(26).
Sin embargo, las formulaciones eran artificiosas y sus-
citaban problemas jurídicos innecesarios, algunos dignos
de las mejores formulaciones del teatro del absurdo.
Notablemente toda esa concepción tan eficaz aún per-
siste en este siglo, que comienza a abandonar las vincu-
laciones del patrimonio con la persona y a debilitar la in-
soslayable regla de la garantía colectiva(27). También se
ha desvinculado de los vestigios del derecho romano(28).
Como se ha dicho con elocuencia, “la salida de escena
tiene el aire de ser definitiva. Las explicaciones del ocaso
son complejas, y su análisis no forma parte de nuestro re-
lato. Pero sin duda existen fuertes indicios que ligan esta
dilución con el agotamiento de una función y de un rol: la
elaboración de un orden jurídico y formal construido en
torno a las figuras de la propiedad y del contrato, inter-
pretados como conceptos tan fuertes como para irradiar
su forma sobre las mismas categorías de soberanía y de
libertad”(29).
En nuestra sociedad de riesgos, los patrimonios se des-
personalizan, se multiplican, se segregan y se autolimitan;
hasta se desvinculan de la responsabilidad. La persona se
diluye en los capitales y su flujo. Pero aún sobreviven los
conflictos entre el nuevo orden y el anterior.
Por eso, aunque desmembrado, pervive el viejo patri-
monio desapoderado romano. Al menos sobrevive entre
nosotros, donde los profundos cambios jurídicos de la so-
ciedad moderna demoran en manifestarse o, en todo caso,
en generar conciencia en una comunidad jurídica autorre-
ferente y devota de la exégesis.
3.1. La técnica del patrimonio separado
Nos vamos a detener en el funcionamiento de la técnica
del patrimonio separado y en la quiebra que concluye por
pago total, describiendo previamente el funcionamiento
del dispositivo.
En nuestro derecho, el Código Civil y Comercial ha
producido algunas modificaciones, de posible trascenden-
cia. Su evolución está sujeta, como siempre ocurre con las
leyes, a la vigencia efectiva y a la capacidad de rendimien-
to que los aplicadores logren fructificar de las directivas
(24) También de origen romano, donde apareció como un incidente
de la bonorum venditio: ver Alberto D. Molinario, Teoría general de la
separación de patrimonios: Derecho civil argentino. Legislación compa-
rada, Buenos Aires [s.n.] 1942, pág. 44 y ss.
(25) Una enumeración detallada, fundada y ampliada en: Saúl A.
Argeri, La quiebra y demás procesos concursales, La Plata, 1972, Edi-
tora Platense, volumen 2, pág. 156 y ss. También, con el énfasis y su
elegancia habituales: Osvaldo J. Maffía, Derecho Concursal, Buenos
Aires, 1988, Ediciones Depalma, tomo II, pág. 508 y ss.
(26) La protección de la clase mercantil que caracterizaba los esta-
tutos medievales italianos era perfectamente subrogable en la tutela del
comerciante burgués del siglo 19 (Carles Viladás Jené, Los delitos de
quiebra. Norma jurídica y realidad social, Barcelona, 1982, Ediciones
Península, pág. 45.
(27) Lynn M. LoPucki, The death of Liability, Yale Law Journal, oc-
tubre de 1996, disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=7589
o http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.7589; también del mismo au-
tor: LoPucki, Lynn M., Algorithmic entities, 17 de abril de 2017, 95
Washington University Law Review, UCLA School of Law, Law-Econ
Research Paper No. 17-09, disponible en SSRN: https://ssrn.com/abs-
tract=2954173. Ambas monografías son útiles para advertir la entidad
del problema, y en ese sentido no están afectadas por la proverbial
deficiencia de los trabajos legales norteamericanos en orden a las
categorías dogmáticas (no porque no las empleen, sino porque no las
enriquecen por su hábito de solo leer lo escrito en inglés y por autores
norteamericanos).
(28) De inserción tan profunda que las obras fundamentales de la
construcción del derecho moderno están relacionadas a él: Savigny,
con su monumental Sistema del Derecho Romano actual, cuya publica-
ción comienza en 1840, e Ihering, con El espíritu del Derecho romano
en sus diferentes etapas de desarrollo, que se edita en 1852.
(29) Aldo Schiavone, Ius, la invención del derecho en Occidente,
Buenos Aires, 2009, Adriana Hidalgo Editora, pág. 31.
Buenos Aires, lunes 19 de octubre de 2020
que en él anidan. Es una tarea también social, ya que el
alcance efectivo de las normas es un hecho social.
En nuestro derecho, hoy con más claridad, los bienes
que son desapoderados, como consecuencia de la quiebra
de su titular, integran un “patrimonio especial, autoriza-
do por la ley”(30), sede de la “garantía” general con “los
bienes que lo integran”, y respecto de los cuales quien
los gestiona no adquiere un dominio imperfecto (revoca-
ble, fiduciario o desmembrado)(31). Precisamente, no hay
transmisión de la propiedad, ya que ella permanece en la
titularidad del fallido(32).
Esos bienes son aquellos que, conforme disposición
de las normas civiles, integran la garantía común de los
acreedores(33) y que pueden ser objeto de desapoderamien-
to(34). Son bienes que, estando en el comercio(35), integran
la garantía general y no han sido objeto de negocios o ac-
tos jurídicos que los excluyen de la concursalidad y/o los
segregan a otros patrimonios separados(36).
Ese patrimonio separado solo se constituye en el marco
de un proceso jurisdiccional especial(37), y desde que tiene
inicio, con un acto procesal también particular: la senten-
cia de quiebra. La duración de la separación está directa-
mente vinculada a la del proceso que lo constituye.
Ese proceso especial, además, tiene una suerte de fuer-
za centrípeta que concentra el universo de procesos diri-
gidos contra el fallido, que puedan impactar en los bienes
desapoderados. A ese fin, se emplean las herramientas del
fuero de atracción y de la acumulación de acciones.
Precisamente, la concurrencia de tantas y tan diversas
características exige cierta prolijidad analítica, pues algu-
nos de los principios que rigen este particular patrimonio,
como también las medidas y los institutos aplicables, pue-
den ser procesales o sustanciales; aunque siempre presu-
ponen la existencia de un proceso de quiebra.
Ese patrimonio especial, destinado a un fin, está se-
parado del patrimonio residual del fallido(38) y en conse-
cuencia es insensible a las acciones individuales de los
acreedores del fallido(39). Esta inmunidad se tutela con
varias herramientas:
- La suspensión(40) del ejercicio por el fallido de su de-
recho de disposición sobre los bienes materia del desapo-
deramiento(41), mientras subsista la separación.
- La suspensión del ejercicio por el fallido, mientras
subsista la separación, del derecho de uso y goce sobre los
bienes que lo integran(42).
(30) Art. 242 del Código Civil y Comercial.
(31) Art. 1964 del Código Civil y Comercial.
(32) El síndico, que tiene la gestión de ese patrimonio, en los térmi-
nos y con las limitaciones de la Ley de Concursos y Quiebras, obraría
como un funcionario procesal yuxtaposeedor de esos bienes. Aplico
aquí la fecundísima categoría dogmática desarrollada por Molinario
para explicar la “pluralidad de posesiones” de la que hablaba Vélez
Sarsfield (De las relaciones reales, Buenos Aires, 1981, editorial Uni-
versidad, Introducción a la primera edición y pág. 210 y ss.).
(33) Art. 242 del Código Civil y Comercial.
(34) Art. 108 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(35) Art. 234 del Código Civil y Comercial: es el caso del crédito
aduanero, que en manera alguna necesita de un superprivilegio, ya
que no ingresa al concurso. Ver mis monografías: “Los Tributos aduane-
ros y el Concurso”, en R.D.C.O. 1988-21-448 y “Algunas notas sobre
el crédito aduanero y la quiebra del importador”, en Impuestos, tomo
XLVI-B, 2201, donde desarrollo con más profundidad ese concepto.
(36) Algunas garantías autoliquidables; el locador de la vivienda
del fallido (art. 157, inciso 3, de la ley 24.522; las prestaciones de
los contratos continuados en los términos del artículo 144 de la Ley de
Concursos y Quiebras: el contrato de leasing continuado, conforme art.
11 de la ley 25.248; los activos excluidos de conformidad con el art.
35 bis de la ley 21.526, en la quiebra de la entidad; los activos exclui-
dos conforme el artículo 31, inciso e, de la ley 20.091, en la quiebra
de la aseguradora; etc.
(37) En el derecho procesal tradicional, y sin demasiada elaboración
conceptual, se lo caracterizaba junto con el proceso sucesorio, como uno
de los dos procesos universales que reconocía la ley adjetiva: el concur-
so y la sucesión. Los desarrollos de la más moderna doctrina procesal le
asignan esta condición de especialidad, además de perfilar otros aspec-
tos de su singular configuración. Por todos: Alfredo Di Iorio, Teorización
general sobre los procesos concursales, R.D.C.O. 1988-21-501 y ss.
(38) Arts. 104 y 108 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(39) Artículo 242 del Código Civil y Comercial, citado en nota 26.
(40) No “pérdida”, como habitualmente dice la doctrina. El patrimo-
nio separado desapoderado no es definitivo, sino transitorio y cuando
cese la separación, el fallido readquiere plenamente los poderes jurídi-
cos constitutivos de sus derechos reales (artículo 1882 del Código Civil
y Comercial), sobre los bienes existentes en ese momento.
(41) Artículo 109 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(42) Salvo respecto del inmueble que es sede de la vivienda del
fallido, lo que puede suceder porque su afectación a vivienda familiar
3
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OBLIGACIONES
Sobre los derechos y deberes de acreedores
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- La sustitución del ejercicio del derecho de disposición
en la sindicatura(43).
- La suspensión, mientras subsista la separación, del
ejercicio por el fallido de su derecho de administración
sobre los bienes materia de desapoderamiento(44).
- La ilegitimación procesal del fallido, por la que se res-
tringe su capacidad procesal sustrayéndole toda facultad
relativa, directa o indirectamente, a la disposición de los
bienes desapoderados.
- La inoponibilidad de todos los actos de disposición so-
bre los bienes desapoderados(45), incluso respecto de adqui-
rentes de buena fe(46) (atribuyendo efectos de presunción
iure et de iure a la publicación edictal de la quiebra(47)).
- La inoponibilidad de los pagos a él realizados.
- La insensibilidad del patrimonio desapoderado res-
pecto de las acciones de los acreedores no concurrentes(48).
está registrada en los términos de los artículos 249 y 251; o esa vivien-
da familiar está protegida por el supuesto contemplado en el último pá-
rrafo del artículo 456; o se trata de la situación, también tutelada, del
artículo 522; o el fallido es titular del derecho real de habitación del
conyugue supérstite, respecto de acreedores a quienes les es oponible,
en los términos de los artículos 2332, 2334 y 2383; todos ellos, del
Código Civil y Comercial.
(43) Artículo 142 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(44) Artículo 109 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(45) Ídem.
(46) “La venta de un inmueble del fallido efectuada con posterio-
ridad a la declaración de quiebra es ineficaz de pleno derecho (art.
109, ley 24.522) sin que resulte relevante la buena fe, ignorancia
o ausencia de intención defraudatoria de quien adquirido el bien”
(CNCom., Sala E, 15/6/01, DJ, 2001-3-619, y LL, 2001-F-537, del
dictamen fiscal).
(47) “Esa publicidad tiene la eficacia de hacer oponibles los efectos
de esa declaración, no sólo frente a quienes efectivamente se presen-
ten, sino erga omnes. Es que aquella vocación universal importa afectar
todo el patrimonio del deudor al ordenamiento concursal: mal podría
pensarse en el funcionamiento del sistema si, por ejemplo, violado el
régimen de administración (en sentido amplio) que la ley dispone, las
consecuencias de esa violación pudieran ser neutralizadas por la invo-
cación de la buena fe del tercero que, con desconocimiento del estado
concursal del deudor, contrató con él en infracción” (CNCom., Sala C,
6.12.2017, Studio Prima S.A. s/ quiebra – incidente de Sidertek S.A.
en liquidación y otros).
(48) Art. 125 de la Ley de Concursos y Quiebras.
 4 Buenos Aires, lunes 19 de octubre de 2020
- La insensibilidad del patrimonio desapoderado res-
pecto de las acciones individuales de los acreedores
posteriores a la quiebra y en orden a la responsabilidad
por las obligaciones contraídas con estos últimos(49). Por
­supuesto, esta insensibilidad no se aplica a los créditos
por “gastos de conservación y justicia”(50) o créditos pre-
deducibles(51).
El patrimonio desapoderado no es una universalidad(52)
estática, sino que sus bienes pueden verse incrementados
o reducidos.
Incrementados a consecuencia de acciones y medidas
de reintegración(53), como la incorporación de bienes do-
nados con posterioridad a la sentencia de quiebra(54), o a
través del cobro de los aportes no integrados de los socios
de la fallida(55) o mediante el ejercicio concursal de las
acciones del derecho común: de simulación y pauliana.
Asimismo, a través de las ineficacias y las acciones revo-
catorias concursales. También se incorporan las indem-
nizaciones por daños y perjuicios que no reparan perjui-
cio a la persona o agravios morales(56) o las abonadas por
compañía de seguro, con causa en la cobertura de riesgos
sobre bienes no excluidos del desapoderamiento(57).
Reducidos por vía de las acciones ex iure domini(58), o
por las prestaciones cumplidas en el caso de contratos con
prestaciones recíprocas pendientes, que se continúan(59).
De igual manera, la naturaleza de los bienes puede ser
sustituida, como consecuencia del funcionamiento del
principio de subrogación real(60).
Por otra parte, esos bienes pueden padecer deterioros o
mejoras(61), dar productos o rendir frutos(62), e incluso ser
incrementados(63).
La inmunidad de ese patrimonio a las acciones de
acreedores del fallido o posteriores no prededucibles, co-
mo la incorporación de bienes, e incluso la finalidad con
la que se posibilitan algunas reducciones(64), se establece
para asegurar la eficacia de su afectación al pago de los
acreedores concurrentes.
Precisamente para ese fin, la ley produce la separación
de esta masa de bienes: para destinarlos al respectivo pa-
go, que tiene un alcance y un sentido concursal que luego
precisaremos.
Esa separación es de duración limitada o transitoria(65),
sujeta por la ley a un lapso limitado(66). Como consecuen-
cia, su saldo al concluir las tareas por las que se segregan
y afectan los bienes se destina al patrimonio general del
fallido(67), quien, en definitiva, sigue siendo su titular(68).
(49) Art. 104, segundo párrafo, de la Ley de Concursos y Quiebras.
(50) Art. 240 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(51) José A. Iglesias, Los privilegios en la Ley de Concursos y los
créditos del concurso, Buenos Aires, 1988, Editorial Depalma, Sepa-
rata de la R.D.C.O., volumen 4, pág. 222 y ss., y especialmente notas
71, 73 y 75.
(52) Concepto dogmático de utilidad para concebir la regulación
de todas las cosas o bienes que integran una especie, y que están
idealmente reunidas por un factor que las vincula: el artístico en una
pinacoteca, la función de garantía y reparación de los acreedores, en
el patrimonio desapoderado, la tutela del valor del establecimiento, en
el fondo de comercio, la herencia, etc.
(53) Que se reglan en los arts. 118 a 124 o segundo párrafo del
artículo 122, todos de la Ley de Concursos y Quiebras.
(54) Art. 113 de la ley 24.522.
(55) Art. 150 de la ley 24.522.
(56) Art. 108, inciso 6° de la ley 24.522.
(57) Arts. 154 y 245 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(58) Arts. 138, 139, 140 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(59) Art. 144 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(60) Art. 245 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(61) Arts. 233 y 1944 del Código Civil y Comercial.
(62) Art. 233 y 1944 del Código Civil y Comercial.
(63) Por vía de los hechos regulados en los arts. 1951 a 1954,
1955 y 1956, 1957 y 1958, 1959 y 1961, todos del Código Civil y
Comercial.
(64) Evitar costos adicionales, mejorar la situación de los bienes,
obtener frutos, etc.
(65) Es uno de los casos de “estatutos temporales”, que analizamos
en “Efectos de la ley con relación al tiempo. Los estatutos temporales y
la legislación concursal. Algunas notas sobre la ley 25.563”, publicado
en coautoría con el Dr. Gustavo Esparza, en ED 197-910.
(66) Los plazos del artículo 217 de la Ley de Concursos y Quiebras.
(67) Salvo en el supuesto previsto en el artículo 104 de la Ley de
Concursos y Quiebras.
(68) Art. 228 de la Ley de Concursos y Quiebras. Por ello, según
se verá, la constitucionalidad de los artículos 214 y 222 de la misma
ley, es claramente cuestionable: ver también Horacio Pablo Garaguso,
Efectos patrimoniales en la ley de Concursos y Quiebras N° 24.522.
Desapoderamiento e incautación, Buenos Aires, 1997, Ad-Hoc, pág.
41.
La técnica del patrimonio especial desapoderado solo
se emplea en el marco del proceso concursal liquidatorio,
en alguna de cuyas particularidades nos vamos a detener.
3.1.1. Algunas notas sobre el proceso vinculadas
con el tema
Ese proceso, a pesar de sus especificidades(69), compar-
te algunas características constitutivas de los procesos en
general. La herramienta social del proceso jurisdiccional
es el vehículo de la heterocomposición(70) que emplea el
Estado para solucionar los conflictos: “el estado expropia
la función sancionatoria y, en sustitución de los particula-
res, debe organizar un mecanismo necesario para resolver
los conflictos y aplicar las sanciones. Al prohibir la justi-
cia por los particulares, debe organizar la suya propia. Es
decir, que el Estado, en el campo jurídico, no solo cumple
con la producción y el establecimiento de las normas jurí-
dicas, sino que la tutela jurídica implica integrar la fun-
ción normativa con otra de segundo grado, complementa-
ria. A la función de dictar las normas se agrega esta otra
que tiene por objeto la conservación del orden jurídico
cuando es desconocido y el particular reclama protección,
que es la función jurisdiccional. El medio para realizar
dicha función es el proceso”(71).
Y ese instrumento se articula mediante un orden rígido
que, además de sustraer los conflictos a las partes (salvo
cuando esos procesos permiten intentar la composición),
tutela la eficacia de las decisiones que los solventan, ase-
gurándose que los bienes implicados no se sustraigan, di-
luyan o pierdan. En los procesos generales, esos bienes
que son elementos materiales del objeto procesal se prote-
gen mediante un elenco cautelar muy variado, incluyendo
las atribuciones genéricas de esa índole que se adjudican
al juez.
Precisamente, ese objeto procesal, conformado por
las pretensiones enfrentadas de las partes (múltiples en un
proceso concursal) y directamente vinculadas a bienes y
derechos (en los procesos patrimoniales), está sujeto a la
inmutabilidad: “los elementos componentes… y la forma
de alegaciones… conducen a la rigidez en la configura-
ción del mismo”(72). Las medidas de protección del patri-
monio desapoderado separado que hemos examinado son,
en definitiva, las formas en que se manifiesta esa invariabi-
lidad del objeto en el ámbito concursal.
Para ello, el juez cuenta también con un control dis-
ciplinario que la protege, a través de las sanciones espe-
cíficas o por conductas temerarias o maliciosas. Existen
además tutelas penales que obran a través de la prevención
general, tipificando y sancionando algunas conductas cu-
yo fin es sustraerse a las pretensiones legítimas de cobro
del acreedor(73) o alterar el objeto procesal desviándolo y
posibilitando, en algunos casos, la sustracción de bienes o
responsabilidades. Se persiguen así formas de estafas pro-
cesales(74), testimonios, informes o pericias no veraces(75),
documentos falsos o adulterados(76), etc.
En definitiva, como se advierte, estamos describien-
do un mecanismo que aísla al conflicto o a los pluricon-
flictos(77), determina y concentra las pretensiones de los
sujetos enfrentados en un objeto procesal, y protege, co-
mo elementos materiales(78), a los bienes implicados en
(69) Ver autor y monografía citados en nota 37.
(70) El método de solución de los conflictos por su sometimiento a
un tercero imparcial, árbitro o juez, que está sometido a la ley y obliga-
do institucionalmente a guardar independencia (Almagro Nosete - Gi-
meno Sendra - Cortes Domínguez - Moreno Catena, Derecho Procesal,
Tomo I, vol. 1, Parte General, Valencia, 1992, Tirant lo Blanch, págs.
193 y 194).
(71) Por todos: Enrique Vescovi, Teoría General del Proceso, Bogo-
tá, 1984, Editorial Temis Librería, págs. 7 y 8.
(72) Almagro Nosete - Gimeno Sendra - Cortes Domínguez - More-
no Catena, op. cit., pág. 309, n° 250.
(73) El delito de insolvencia procesal fraudulenta descripto en el
segundo párrafo del art. 179 del Código Penal.
(74) Artículo 172 del Código Penal, y Soler, Sebastián, Derecho
Penal Argentino, Tomo IV, Buenos Aires, 1987, editorial TEA, pág.
367.
(75) Art. 275 del Código Penal.
(76) Art. 292 del Código Penal.
(77) En los procesos concursales, ver nota 37.
(78) Materiales u “elementos objetivos” componentes del objeto pro-
cesal: Almagro Nosete - Gimeno Sendra - Cortes Domínguez -Moreno
Catena, op. cit., pág. 308, n° 248.
esas pretensiones, para que las resoluciones finales que se
adopten no sean ilusorias.
El orden que lo rige está compuesto, fundamentalmen-
te, de reglas procesales.
Todas estas características y configuraciones se aplican
plenamente al proceso concursal, a su objeto procesal y
a los bienes que le están afectados. Y específicamente al
proceso concursal liquidatorio o quiebra.
Estos procesos especiales tienen reglas procesales espe-
cíficas, en el marco de una estructura compleja y variada,
con tiempos propios (días hábiles judiciales), plazos parti-
culares (a lo largo de toda la ley concursal) y un mecanis-
mo de comunicación con terceros, similar al del proceso
común, pero con algunas normas y efectos diversos.
Consecuentemente, todos los actos jurídicos que im-
pactan en el patrimonio desapoderado o lo tienen por ob-
jeto, tanto dentro del proceso como en las relaciones con
personas ajenas a él, se formalizan en actos procesales o
estos son el antecedente causal. Incluso, los fondos dinera-
rios que posee, produce u obtiene también están sujetos a
un régimen especial, con regulación bancaria particular(79).
En esos actos e imposiciones asume un rol fundamental el
juez concursal y, bajo sus directivas, los funcionarios del
concurso auxiliares.
Se evidencia así que la articulación del patrimonio se-
parado desapoderado dentro del proceso concursal y sus
reglas constituyen un sistema cerrado. En definitiva, el
propio proceso concursal es un sistema cerrado. El con-
cepto de sistema cerrado, por oposición a los abiertos(80),
ya ha quedado incorporado al herramental de las ciencias
sociales (y también de las disciplinas duras) y constituye
un instrumento de análisis y, también, una configuración
normativa(81). Ha sido objeto de diversas reformulaciones,
pero en todas las variantes supone un conjunto que carece
de intercambios con el entorno(82).
Esta clausura o insensibilidad respecto del entorno nos
será útil para analizar el hecho que motiva esta contribución.
En efecto, en un sistema de esa naturaleza los inter-
cambios que en él se producen de ninguna manera forman
precios, ni desarrollan cadenas de valor. Los pocos precios
que en él tienen lugar son las contraprestaciones mone-
tarias para sustraer del patrimonio bienes o derechos rea-
lizados o para remunerar prestaciones que lo tengan por
(79) Ese vínculo es un depósito judicial que, de ninguna manera,
es un depósito bancario común, regido por las reglas bancarias que
regulan a las entidades financieras (las propias normas del B.C.R.A.
tratan a los depósitos judiciales como cuentas especiales; ver Depósitos
de Ahorro, Cuenta Sueldo y Especiales –Última comunicación incor-
porada: “A” 610– Texto ordenado al 14/12/2018). Incluso, en las
situaciones de emergencia bancaria del 2001 y 2002, quedó a salvo
su naturaleza especial (una detenida relación de las decisiones en: Car-
los Enrique Ribera, La redolarización de los depósitos judiciales, Revista
Errepar, Agosto de 2003, SAIJ: DACF040001; íd., Los depósitos judi-
ciales en la interpretación de la Cámara de Apelación de San Isidro,
www.saij.jus.gov.ar, Id SAIJ: DACF040002). En esa ocasión se destacó
que esos vínculos son ajenos tanto a las normas bancarias como a
las de emergencia, ya que se encuentran regidos por una normativa
propia, establecida por la ley 9667 y, en subsidio, por las normas del
entonces vigente Libro II, Sección Tercera, Título XV “Del depósito” del
Código Civil, conforme a su art. 2185, inc. 21. Asimismo, se refieren
a ellos las leyes 581 de 1872; 2841 de 1891; 16.490; 16.869 y
23.853 –de autarquía judicial–, los arts. 56 a 62 del Reglamento para
la Justicia Nacional, la Carta Orgánica del Banco de la Nación Argen-
tina (la vigente está aprobada por la ley 21.799) y la de la Ciudad de
Buenos Aires (ley 1779 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y, en
lo que a los concursos y quiebras respecta, la propia ley concursal y la
acordada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación 27/96 (Ver
también: CS, 20.3.2007, EMM S.R.L. c. Tía S.A., del Dictamen del
Procurador).
(80) Desarrollado particularmente por Ludwig Von Bertalanffy, Teo-
ría General de los Sistemas, México, 1987, Sexta reimpresión, Fondo
de Cultura Económica, pág. 39 y ss.
(81) Esa condición la reivindica Niklas Luhmann: “se quiere evitar
una interpretación muy estrecha que reduzca la teoría de sistemas a
un simple método de análisis de la realidad… en el caso de la teoría
de sistemas, se refieren siempre al mundo real. El concepto de sistema
significa, pues, algo que realmente es un sistema, y por consiguiente
asume la responsabilidad de la verificación de sus proposiciones en
relación con la realidad” (“Sociedad y Sistema: la ambición de la teo-
ría, Ediciones Paidós, I.C.E. de la Universidad Autónoma de Barcelona,
Barcelona, 1997, 1ª reimpresión, pág. 41.
(82) Precisamente Niklas Luhmann concibe al derecho como un sub-
sistema funcionalmente diferenciado, autopoiético, operacionalmente
cerrado y autorreferente, que opera con el código conforme a dere-
cho/no conforme a derecho, cuya relación con el entorno es selectiva,
pues acepta solo aquello que su propia configuración prevé (Luhman,
Niklas, El derecho de la sociedad, México, 2005, Editorial Herder, 2ª
edición, pág. 79).

objeto. Esos precios, ingresados a ese sistema cerrado, se
convierten en los referidos fondos judiciales, inmoviliza-
dos y escasamente fructíferos.
Es que, en definitiva, estos procesos no contienen mer-
cados, entendidos básicamente como el medio regulador
por el cual los compradores y vendedores de un bien o ser-
vicio determinan conjuntamente su precio y cantidad(83).
Esta realidad resulta incontrastable aun para las teo-
rías económicas que han coincidido en una absolutización
de las reglas del mercado, concibiendo a este como el
regulador social exclusivo y excluyente(84), y en el cual
la categoría actuante en las relaciones entre oferentes y
demandantes es la relación de intercambio, que asume
la forma jurídica de la transacción o, más estrictamen-
(83) Paul Samuelson - William D. Nordhaus, Economía, Madrid,
1999, McGraw-Hill, Decimosexta edición, pág. 27.
(84) El proceso es tan elocuentemente explicado en un clásico insos-
layable: Karl Polanyi, La Gran Transformación. Los orígenes políticos y
económicos de nuestro tiempo, Buenos Aires, 2007, Fondo de Cultura
Económica, pág. 185 y ss., aun cuando toda la obra es pertinente.
Medidas cautelares contra actos de la jurisdicción
Sumario: I. Medidas cautelares contra actos de la
jurisdicción.La improcedencia, por principio. – II. Las
excepciones. 1. Revisión de la cosa juzgada. 2. Ampa-
ro contra actos jurisdiccionales. 3. ¿La medida anti-
cautelar?
I. Medidas cautelares contra actos
de la jurisdicción. La improcedencia, por principio
Las medidas cautelares que se soliciten con el objeto
de innovar o de neutralizar los efectos derivados de actos
jurisdiccionales son, por principio, improcedentes. Y por
una multiplicidad de razones, a saber.
1. Los actos procesales, cumplidos o emanados del Po-
der Judicial gozan, por imperio de la ley, de mecanismos
de impugnación que le son propios: por antonomasia, tra-
tándose de resoluciones, los recursos; cuando sean de na-
turaleza no resolutiva, la nulidad por vía de incidente; la
acción autónoma de nulidad si se pretendiera atacar, por
írrita, una sentencia firme; etcétera.
De manera, entonces, que corresponde que sean esos
los carriles (y no otros) los empleados para revocar, total o
parcialmente, tales actividades.
2. Sucede además que, de verificarse el caso en el que
no se haya impugnado, en tiempo oportuno y a través de la
vía procesal correspondiente (como lo sería, de ordinario,
el recurso), dicho acto –el emanado del Poder Judicial–
hubiera quedado firme y, por consiguiente, amparado por
la máxima de la preclusión o por la inmutabilidad que
Nota de Redacción: Sobre el tema ver, además, los siguientes traba-
jos publicados en El Derecho: Algunas consideraciones sobre el abuso
procesal y su particular incidencia en el campo de las medidas caute-
lares, por Agustín Crosio, ROS-Online, diario nº 40 del 23-8-10; Aná-
lisis de un proyecto de reforma sobre medidas cautelares del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, por Amadeo F. J. Scagliarini,
ED, 243-1156; Medidas cautelares administrativas: la falta de creación
del Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia como hecho ob-
jetivo determinante de la (in)competencia, por Joaquín Villegas, EDA,
2012-525; Los requisitos de admisibilidad y fundabilidad de las medi-
das cautelares en materia de presupuestos mínimos para la preserva-
ción de los glaciares y del ambiente periglacial, por Mario Masciotra
y Valeria Montaldo Maiocchi, ED, 250-1045; El sistema cautelar en
la ley 26.854, por Laura Oviedo, EDA, 2013-587; Razonabilidad y
proporcionalidad en el resguardo cautelar, por Luis R. Carranza Torres,
ED, 270-48; Consideraciones acerca de la naturaleza jurídica de las
llamadas medidas anticautelares, por Fernando Andrés Quinodoz, ED,
276-471; El informe previo en el régimen federal de medidas caute-
lares en las causas en que el Estado es parte o interviene. Régimen,
naturaleza jurídica, análisis constitucional e implicancias prácticas, por
Juan I. Grimau, EDA, 2019-453; Contracautela en medidas cautelares
peticionadas en procesos colectivos, por Mauro Raúl Bonato y María
E. Sapei, ED, 285-642. Todos los artículos citados pueden consultarse
en www.elderechodigital.com.ar.
Buenos Aires, lunes 19 de octubre de 2020 5
te, la del contrato(85). Esta es la categoría jurídica celular
del mercado, como la venta es su modelo de análisis. In- ÚLTIMOS EDITADOS
cluso, toda la organización económica se plantea como
un problema de contratación, que reemplaza al derecho. Colección “Código Civil
Possner, con gráfica elocuencia lo ha dicho: “la diferencia y Comercial de la Nación”
fundamental entre el derecho y el mercado como métodos
de asignación de recursos es que el mercado es un meca- Directores
nismo más eficiente para la valuación de usos rivales”(86). Dr. Gabriel F. Limodio
Puede ser supuestamente más eficiente, pero seguramente Dr. Guillermo F. Peyrano
no es lo mismo.
“Concebida con rigurosa metodología y un criterio
práctico, procurando brindar un instrumento
(Continuará en el próximo diario del 20 de octubre de 2020)
de consulta ágil que armonice la preocupación
científica con la problemática que plantea diariamente
(85) La versión depreciada y argentinizada de estos intentos ha la actividad profesional, ante la reforma más importante
sido la ley 24.522 y el objetivo, no concretado, fue que funcionara
­como un sistema absolutamente desregulado. De estas corrientes, sus
del Derecho Privado argentino desde la sanción
sustentos políticos y sus tesis hemos dado detenida cuenta y crítica en: del Código Civil de Vélez Sarsfield”.
“La filosofía de la ley de concursos y quiebras”, en LL, 1995-E-1188
y más detenidamente en: “Las tendencias del derecho concursal com­
•••
parado y las reformas a nuestra legislación”, publicado en ED, 205-
684 y ss. COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
(86) “El análisis económico del derecho”, México, 1998, Fondo de Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Cultura Económica, pág. 491. Esteban María Mazzinghi
DERECHOS Y DEBERES
DE LOS CÓNYUGES
139 páginas
ISBN 978-987-3790-96-6
por Marcelo S. Midón
•••
caracteriza a la cosa juzgada. Circunstancia que obstaría,
por principio, cualquier embate que en contra de ese acto COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
se intente.
Franco Raschetti
3. Por si fuera poco, solicitar de un juez que, con ca-
rácter cautelar, suspenda o innove con relación a los actos CONTRATO DE FIANZA
cumplidos o dictados por ante otro magistrado, competen- 326 páginas
te para el asunto, implicaría la sustracción de la causa del ISBN 978-987-3790-93-5
juez natural, con violación del orden público y la conse-
cuente garantía constitucional (CN, art. 18).
4. De allí, entonces, que en tal sentido se hayan pronun-
ciado nuestros tribunales. •••
“No puede interferirse el cumplimiento de otros pro-
nunciamientos ni suspenderse el trámite de procedimien- COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
tos distintos sustanciados ante otro tribunal por medio de
medidas cautelares”(1). Alejandro Alberto Fiorenza
“La prohibición de innovar que tiene por objeto evi- LA FUNCIÓN RESARCITORIA
tar la promoción o prosecución de otras causas, viola el DE LA RESPONSABILIDAD
derecho de índole constitucional de ocurrir ante el ór- CIVIL
gano jurisdiccional. Tal medida cautelar de ningún mo- 502 páginas
do constituye la vía idónea para evitar la promoción o ISBN 978-987-3790-82-9
prosecución de otras causas, aunque posean actual o
eventual incidencia sobre el objeto del juicio en el que se
pide la medida (…) La Corte Suprema de Justicia de la •••
Nación, en reiteradas oportunidades, ha señalado que el
dictado de medidas cautelares no puede interferir en el COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
cumplimiento de pronunciamientos judiciales, ni ser em-
pleado para impedir u obstaculizar el derecho de índole Maximiliano N. G. Cossari
constitucional de ocurrir a la justicia para hacer valer PREVENCIÓN Y PUNICIÓN
los derechos que las partes interesadas consideran tener EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL
(‘Patagonia Rainbow S.A. c. Neuquén, Provincia y otros s/ 241 páginas
cumplimiento de contrato’, 26/12/95; Fallos: 319:1325). ISBN 978-987-3790-45-4
Asimismo, ha indicado que no corresponde, por la vía que
se pretende [medida cautelar], interferir en procesos judi-
ciales ya existentes; y esa sería, en efecto, la consecuencia •••
de proveer favorable la abstención que se pide (CSJN,
‘Supermercados Norte S.A. y otros c. Provincia de Entre
COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Ríos’, 02/11/04, Fallos: 327:4773)”(2). Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
“Mediante la prohibición de innovar, no se puede lle- Alberto Silvio Pestalardo
gar al extremo de interferir el cumplimiento de pronuncia-
mientos judiciales firmes, pasados en autoridad de cosa PRESCRIPCIÓN LIBERATORIA
Y CADUCIDAD
juzgada, ni impedir el derecho de índole constitucional de DE LOS DERECHOS
ocurrir a la justicia para hacer valer los reclamos que el
acreedor entienda legítimos”(3). 230 páginas
ISBN 978-987-3790-58-4
(1) Cám. Fed. Mendoza, sala A, 5/5/2004, “S. H. S.A. c. Ing. B.
A. Sucursal Argentina”, LL Gran Cuyo, 2004-654.
(2) Cám. Civ. Com., Corrientes, sala III, 11/4/2012, “Inc. Med. Atención al cliente: (011) 3988-3256
Cautelar E/A Kaufman Reinaldo Ludovico c. Ramón Pablo González s/ Correo Electrónico: info@elderechodigital.com.ar
interdicto de retener”, Expte. Nº 903, Sent. Nº 77. Redacción: (011) 4349-0277
(3) Cám. Nac. Apel. Civ., sala C, “Lorenzo, Juana D. c. Rinaldi, www.elderechodigital.com.ar
Héctor”, 30/4/1985; LL 1985-D, 226 - DJ 1986-1, 460.
 6 Buenos Aires, lunes 19 de octubre de 2020
II. Las excepciones
No obstante, corresponde advertir sobre potenciales ex-
cepciones, a saber.
1. Revisión de la cosa juzgada
a) El principio de la inmutabilidad de la cosa juzgada,
durante siglos dogmático e intransigente, admite hoy en
día atenuantes o excepciones. Que tienen por finalidad in-
equívoca dar prioridad a la verdad en tanto premisa a la
hora de componer con justicia el caso concreto. Postergan-
do, en supuestos extraordinarios, el valor de la seguridad
jurídica a la razón de justicia(4).
b) Puesto que, según vimos, aunque excepcionalmen-
te, es susceptible la revisión de la cosa juzgada, el juez
que conozca sobre el mérito de una pretensión de esas
características estará siempre dotado de potencialidad
cautelar. Y en su virtud, verbigracia, podría ese disponer
la suspensión de la ejecución del fallo cuya revisión se
solicita(5).
2. Amparo contra actos jurisdiccionales
Existen calificados autores que reconocen al amparo
como una vía procesal admisible para impugnar actos de
naturaleza jurisdiccional. Si el amparo nace de la Cons-
titución –dirán ellos–, el legislador ordinario podrá re-
glamentarlo, empero no suprimirlo ni desvirtuarlo, desde
que ese proceso debe operar sin tener en consideración el
origen de la restricción ilegítima a cualquiera de los dere-
chos fundamentales de la persona. De manera, pues, que
esa interpretación constitucional tolera el amparo dirigido
contra los actos emanados de cualquier autoridad estatal,
incluido el Poder Judicial(6).
A su turno, y en ese concierto (de proceso de amparo
promovido en contra de un acto emanado del Poder Ju-
dicial), por aquello de que “el que puede lo más, puede
lo menos”, en virtud del poder que el ordenamiento le-
gal le confiere al juez competente, de dictar las medidas
necesarias que aseguren el cumplimiento de la eventual
sentencia, evitando con ello la frustración del derecho cu-
(4) Sin pretender un exhaustivo análisis de las causales que habi-
litan dicha revisión, algunos de los principales motivos actualmente
admitidos –por la doctrina y la jurisprudencia– son los siguientes:
* Prueba documental incompleta o inexacta. Hipótesis en las que
se descubren documentos anteriores a la sentencia, o la inexactitud de
tales instrumentos se declara a posteriori del pronunciamiento.
* Prueba testimonial viciada. Los testigos en los que se apoya el
fallo fueron condenados por falso testimonio.
* Delitos u otras conductas dolosas. Prevaricato, cohecho, violencia
u otra maquinación fraudulenta; en todos los casos conocidos los he-
chos luego de la formación de la cosa juzgada.
* Desarrollo de nueva técnica probatoria o el perfeccionamiento
de las actuales. Después de formada la cosa juzgada, se descubre o
reformula una técnica probatoria, con menos cuestionamientos y, por lo
tanto, con mayores probabilidades de ofrecer certeza.
* Abuso del derecho resultante de la sentencia que, aun firme,
origina enriquecimiento sin causa. La Suprema Corte de Justicia (Fallos:
331:1116) declaró que no viola los principios de la seguridad jurídica
y de la preclusión de los actos procesales, la corrección de un fallo
firme a fin de evitar que se concrete la obtención de un beneficio eco-
nómico al que no se tiene derecho.
* Error esencial. El Más Alto Tribunal abrió las puertas a la revisión
de la cosa juzgada en casos en que se incurrió en error esencial, ver-
bigracia, declarando la nulidad de una sentencia suya en la que se
remitió a una decisión que nunca se había dictado.
(5) “Apelada la decisión, la Cámara revocó el pronunciamiento.
Argumentó que la medida resulta inadmisible cuando tiende a sus-
pender el trámite de otro proceso o a impedir el cumplimiento de una
resolución dictada en este. Las decisiones judiciales firmes no pueden
ser interferidas por vía de medidas de no innovar dictadas en proce-
sos diferentes (…) Se advierte que el argumento dado por la segunda
instancia de que la medida resulta improcedente atendiendo a que
con ella se intenta impedir ‘el cumplimiento de una sentencia firme, fue
realizado sin confrontarlo con la circunstancia que la presente cautela
accede a una acción autónoma de nulidad, proceso este donde se
persigue obtener una resolución judicial que declare nula una sentencia
dictada en otra causa, pasada en autoridad de cosas juzgada, en vir-
tud de la existencia de vicios esenciales de contenido”. STJ Chaco, sala
1, 1/8/2016, “Motoff, Juan Carlos s/ Med. cautelar de no innovar
(Leg. Apel.)”, Expte. Nº 992/14-4-C, Sent. Nº 208.
(6) Véase, Morello, Augusto y Vallefin, Carlos, El régimen procesal
del amparo, 4a edición, Ed. Platense, La Plata, 2000, págs. 34 y 35;
SAGÜES, Néstor, Derecho Procesal Constitucional. Acción de amparo.
Ley 16.986, comentada y concordada con las normas provinciales.
Amparos por mora, electoral y laboral. Amparo contra particulares. Há-
beas data. Reforma constitucional de 1994, 4a edición ampliada, Ed.
Astrea, Bs. As., 1995, pág. 212 y ss.; Gozaini, Osvaldo, El derecho
de amparo, 2ª edición corregida, ampliada y actualizada, Ed. Depal-
ma, Bs. As., 1998, pág. 58 y ss., en especial pág. 60.
ya tutela se demanda; teniendo presente, además, la raíz
constitucional del instituto cautelar(7), asimismo concu-
rrirían razones que habilitarían una hermenéutica opuesta
con relación al principio, favorable a la procedencia de la
medida.
Por supuesto que, con carácter harto excepcional y
siempre sujeto a la verificación, con mayor rigurosidad, de
los presupuestos que condicionan su otorgamiento.
3. ¿La medida anticautelar?
a) Según Jorge Peyrano, la denominada medida an-
ticautelar es una herramienta preventiva del abuso proce-
sal cautelar, que procura evitar que, quien se encuentre
en condiciones de trabar una medida precautoria, elija a
la más perjudicial para el cautelado, teniendo a la mano
otras opciones. Se trata de una postulación que, de pros-
perar, se traducirá en una orden judicial dirigida en contra
del potencial titular de una potestad cautelar esgrimible
respecto del requirente de la anticautelar, que tendrá por
objeto limitar la selección de la medida cautelar que aquel
podría concretar(8).
Para el citado maestro rosarino, la índole de la medi-
da anticautelar es la de una autosatisfactiva. Y, por tanto,
­interpreta que su despacho favorable exige los mismos
presupuestos que su género madre, a saber: urgencia,
fuerte verosimilitud del derecho invocado y prestación de
contracautela.
Ergo, el requirente de la anticautelar deberá demostrar
prima facie:
1) Que se encuentra incurso en situación de vulnerabili-
dad cautelar, es decir que el destinatario está en condicio-
nes ya mismo de postular en su contra una medida cautelar
que lo perjudicaría grandemente (verbigracia, probar su-
mariamente se encuentra en mora; que ha acontecido un
siniestro del cual es responsable; etcétera).
(7) Así lo tenemos dicho: “Las medidas cautelares, por inherentes a
la función jurisdiccional y, simultáneamente, por la vital e irremplazable
contribución que brindan en pos de asegurar el cumplimiento de la
sentencia (y, por consiguiente, a su eficacia), tienen raíz constitucional,
ancladas en la garantía del debido proceso o de tutela judicial efectiva
(CN, art. 18; Pacto de San José de Costa Rica, arts. 8 y 25)”. Véase
Midón, Marcelo S., Introducción a la teoría cautelar, en el libro Tratado
de medidas cautelares y procesos urgentes. Libro en homenaje al Profe-
sor Osvaldo Alfredo Gozaíni, Marcelo S. Midón Director, Ed. Contexto,
Resistencia, 2019, T. I, pág. 35 y ss.
En la jurisprudencia:
“El fundamento constitucional de los remedios cautelares reside en
el derecho fundamental a la tutela judicial continua y efectiva que debe
presidir el tratamiento de la materia cautelar, en concordancia con el
derecho a un efectivo acceso a la justicia que consagra el art. 25, pri-
mera parte, del Pacto de San José de Costa Rica (Adla, XLIV-B, 1250).
Es que los derechos plasmados en la Carta Fundamental no son solo
garantías jurídico-formales, sino derechos plenos y operativos que exi-
gen efectiva realización material, cuya violación o falta de virtualidad
impone al Estado un deber de aseguramiento positivo, una acción en-
caminada a vencer los obstáculos del camino hacia su concreción”.
Cám. Civ. Com. Corrientes, sala II, 03/12/2013, “Bordón Elida del
Rosario c. SELCT Group SRL, López Daniel Nicolás, Galván Adrián,
Figueroa Marcos, Montenegro Esteban y Origlia Ariel Claudio s/ Med.
Cautelar”, Expte. Nº 88421, Sent. Nº 490, voto de la Dra. María José
Nicolini.
“Una restricción severa del poder cautelar importa una merma in-
aceptable de la garantía constitucional de gozar de un debido proceso
o, más modernamente, de disfrutar de una tutela jurisdiccional efectiva
(…) La potestad cautelar es inseparable, como regla, del derecho de
acción y, por ello, si se elimina a aquella también se está erosionando
grandemente a este (…) Vale decir que cuando el legislador limita gran-
demente o erradica el poder cautelar de manos del justiciable (Estado o
particular), surge de inmediato un interrogante acerca de la constitucio-
nalidad de la norma respectiva”. STJ Chaco, sala 1, 1/12/2014, “S.
L. A. I. s/ Protección integral (Leg. Apel.)”, Expte. Nº 4135/13, Sent.
Nº 278.
“Hay normas constitucionales que dan sustento a cada institución.
Desde afianzar la justicia del Preámbulo, y con base en la tutela judi-
cial efectiva y la garantía de la defensa, es posible dar preeminencia
a los arbitrios cautelares por sobre otros preceptos que, sin perder
validez, pasan a segundo plano a los fines de garantizar una solución
justa para el caso”. STJ Chaco, Sala 1, 12/06/2014, “CESHMA S.A.
c. Fundación Encuentro por la Vida, Cultura y Democracia s/ Med.
Cautelar”, Expte. Nº 1990/13-1-C, Sent. Nº 120.
“Las medidas cautelares, están dirigidas a preservar, determinada
situación de hecho o de derecho, con fundamento en la igualdad de las
partes en el proceso, por tanto, encuentra fundamento en garantías de
derecho constitucional procesal”. STJ Misiones, 1/3/1999, “Silva, Ana
Bonifacia y otros s/ Inc. Med. Cautelar”, voto de la Dra. Catella.
(8) Peyrano, Jorge, Las medidas anticautelares, LL 2012-B, 670 y
ss.; del mismo autor, Una autosatisfactiva con orientación definida: la
medida anticautelar, Jurisp. Arg. 2012, I, pág. 1251 y ss.; del mismo
autor, Medidas anticautelares. Nuevas miradas, LL 2012-D, 1373 y ss.;
del mismo autor, Lo anticautelar, en La Ley 2013-F, 1180 y ss.
2) Que la traba de una medida cautelar particular o la
afectación de bien determinado le sería particularmente
gravosa.
3) Contracautela, que debería consistir en una caución
real con aptitud para cubrir los perjuicios ocasionados.
No obstante la naturaleza del tipo procedimental suge-
rido (medida autosatisfactiva), existen antecedentes judi-
ciales en virtud de los cuales la anticautelar ha sido conce-
dida bajo la forma de la cautelar prohibición de innovar(9).
b) Ahora bien, ¿es la medida anticautelar una excepción
al principio en cuya virtud no son procedentes las medidas
precautorias contra actos de la jurisdicción?
A nuestro entender, la respuesta es negativa. Por varias
razones, a saber:
Primero. Porque la anticautelar no es, en punto a su na-
turaleza, una medida precautoria. Puesto que no reúne los
caracteres de la accesoriedad (respecto de un proceso prin-
cipal al que tributa) y de la provisionalidad o interinato,
inherentes a ese instituto. Se trata, tal cual lo advertido, de
un tipo de medida autosatisfactiva y, por lo tanto, de una
vía procesal autónoma que, cuando se la concede, resuelve
con carácter definitivo el thema decidendum.
Segundo. Una medida anticautelar no se dirige contra
una decisión o acto emanado de un juez o funcionario del
Poder Judicial. Se concreta, antes bien, a través de una
orden dirigida en contra del titular de una prerrogativa
cautelar (el acreedor o titular del derecho fuente de la pre-
tensión principal), que tendrá por objeto delimitar la selec-
ción de la diligencia precautoria que aquel podría solici-
tar, circunscribiendo su clase o alcance, sin establecer una
prohibición absoluta.
Tercero. La anticautelar surte efectos a futuro; vale de-
cir, respecto de medidas precautorias que pudieren dic-
tarse y trabarse más adelante. Pero jamás produce efectos
retroactivamente (atrás en el tiempo), con relación a las
medidas cautelares pronunciadas “antes” de su petición o
despacho.
Dicho de otra manera, el primer requisito de una medi-
da anticautelar es la del sujeto (peticionario) en estado de
vulnerabilidad cautelar. Tomada la expresión en el sen-
tido que esa persona podría ser la damnificada por una
cautelar a dictarse en el futuro (y, por ende, que todavía no
fue concedida).
VOCES: MEDIDAS CAUTELARES - PROCESO JUDICIAL -
SENTENCIA - DERECHOS INDIVIDUALES - CONS-
TITUCIÓN NACIONAL - DERECHOS Y GARAN-
TÍAS CONSTITUCIONALES - CORTE SUPREMA
DE LA NACIÓN - JURISPRUDENCIA - PODER JU-
DICIAL - PODER EJECUTIVO - ESTADO NACIO-
NAL - DERECHO PROCESAL - JUECES - CÓDIGO
CIVIL Y COMERCIAL - DEFENSA DEL CONSUMI-
DOR - AMPARO
(9) STJ Chaco, sala 1, 2/6/2014, “CESHMA S.A. c. Fundación
Encuentro por la Vida, Cultura y Democracia s/ Med. Cautelar”, Expte.
Nº 1990/13-1-C, Sent. Nº 120.
JURISPRUDENCIA
Recurso de Apelación:
Expresión de agravios. Sociedad Con-
yugal: Disolución: oportunidad; facultades
judiciales; fecha de la separación de hecho;
ausencia de petición de parte; notificación
de la demanda; introducción en los agravios;
imposibilidad de tratamiento; compensación;
mejoras en inmueble; improcedencia; fondos
gananciales; beneficio a ambos propietarios.
Cosa Juzgada: No configuración: ca-
rácter extracontencioso del proceso.
1 – Priorizando el derecho de defensa de raigambre consti-
tucional, debe propiciarse el estudio de las quejas en tanto
las respectivas expresiones de agravios reúnan, al menos de
modo mínimo, los recaudos procesales.

2 – En lo tocante a los efectos de la sentencia de divorcio con
relación a la disolución de la comunidad de ganancias, el art.
480 del CCyCN establece que la anulación del matrimonio,
el divorcio o la separación de bienes producen la extinción
de la comunidad con efecto retroactivo al día de la petición
o presentación conjunta de los cónyuges; en tanto que, en el
caso de que la separación de hecho sin voluntad de unirse
hubiese precedido al divorcio, sus efectos se retrotraerán al
día de esa separación aun cuando el magistrado podrá mo-
dificarlos fundándose en la existencia de fraude o abuso del
derecho –sin perjuicio de los derechos de terceros de buena
fe que no fuesen adquirentes a título gratuito–, efectos que,
como se advierte, son propios de un matrimonio celebrado,
en definitiva, bajo el régimen de la comunidad de ganancias,
que es la que se extingue con sujeción a lo que dispone el art.
475 del citado ordenamiento.
3 – Aun partiendo de la premisa de que, si el peticionante ini-
ciador del proceso de divorcio no pidió que la retroactividad
de la disolución de la comunidad de ganancias fuese a la
fecha de la separación de hecho que precedió la notificación
de tal petición, la sentencia, como regla, debe disponerla a
la fecha de su notificación, lo cierto es que ella no pasa en
autoridad de cosa juzgada material a partir del carácter ex-
tracontencioso de dicho proceso y de que la contestación del
traslado de la petición de divorcio no es una carga procesal
sino una mera facultad procesal. De ahí el derecho de uno
u otro de proponer la modificación o extensión de sus efec-
tos por la vía y forma que correspondan, en el caso, en el
eventual juicio de liquidación de los bienes que integraron
la sociedad o comunidad de ganancias o por las normas del
juicio ordinario deducido con ese específico alcance (fraude)
dentro del plazo de prescripción contemplado por el art. 2560
del CCyCN.
4 – Si los cónyuges nada dicen sobre la separación de hecho, es
correcto aplicar la regla que recepta el art. 480 –párrafo pri-
mero– del CCyCN. Se presume que ello responde o bien a la
inexistencia de bienes de trascendencia, o porque lo acorda-
ron privadamente las partes, o sencillamente porque no hubo
o fue irrelevante la separación de hecho.
5 – Para que se aplique alguna de las excepciones que estable-
ce el art. 480 del CCyCN, alguno de los cónyuges debe haber
introducido el tema de la separación, de lo contrario se apli-
cará el principio contenido en el primer párrafo del ­artículo
referido, vale decir, la comunidad se extingue con efecto re-
troactivo al día de la notificación de la demanda (petición) o
de la presentación conjunta.
6 – Como el apelante, al contestar demanda y reconvenir, no
solo no aludió a la separación de hecho previa, sino que asin-
tió que la comunidad de ganancias se encontraba extinguida
con efecto retroactivo a la notificación de la petición por él
formulada, mal puede ahora venir a cuestionar lo así resuel-
to, so pena de vulnerar la llamada “teoría de los actos pro-
pios”, ya que, si consideraba que debía modificarse la exten-
sión de los efectos del divorcio, debió haberlo manifestado en
su oportunidad y no ahora tardíamente.
7 – En tanto la separación de hecho ahora invocada en el agra-
vio no fue propuesta al contestar la demanda ni al plantear la
reconvención, de conformidad con lo normado por el art. 277
del Código Procesal, el Tribunal de Alzada se encuentra im-
pedido de fallar sobre capítulos no propuestos a la decisión
del juez de primera instancia.
8 – Resulta inadmisible la queja del recurrente dirigida a
cuestionar que se desestimara una recompensa a su favor
por el aporte realizado para la mejora del inmueble que en
condominio detentan con la actora y que fuera realizada en
el período comprendido entre la separación de hecho y el
inicio de la demanda con dinero proveniente de sus hono-
rarios. Ello así, en tanto que al rechazarse su pretensión de
que se revocara la sentencia de que dispuso la extinción de
la comunidad de ganancias a la fecha de notificación de la
demanda y se la fijara a la fecha de separación de hecho por
Interior: Bahía Blanca: Notas Jurídicas: Tel. (0291) 4527524 / La Plata: Tel. (011) 4349-0200, int. 1181 / Mar del Plata: Jorge Rabini Tel./Fax (0223) 4893109 / Córdoba: Alveroni Libros Jurídicos (0351) 4217842
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Noreste: Jorge Thea Tel. (011) 1564660335 / Patagonia: Nelson Ramírez Tel. (011) 1564629553
Buenos Aires, lunes 19 de octubre de 2020
él indicada, el aporte dinerario para las mejoras referidas
fue de origen ganancial al tiempo en que fueron realizadas
y, por tanto, beneficiaron a ambos propietarios en igual pro-
porción. M.M.F.L.
60.494 – CNCiv., sala C, agosto 25-2020. – C., A. I. c. L., B. J. s/
liquidación de régimen de comunidad de bienes.
En la ciudad de Buenos Aires, capital de la Repúbli-
ca Argentina, a los 25 días del mes de agosto de 2020,
reunidos en Acuerdo los Sres. Jueces de la Sala C de la
Cámara Civil, para conocer de los recursos interpuestos en
los autos “C. A. I. c/ L. B. J. s/liquidación de régimen de
comunidad de bienes”, respecto de la sentencia corriente
a fs. 333/339 el Tribunal estableció la siguiente cuestión a
resolver:
¿Se ajusta a derecho la sentencia apelada?
Practicado el sorteo, resultó que la votación debía efec-
tuarse en el orden siguiente: Sres. Jueces de Cámara Dres.
Trípoli, Díaz Solimine y Converset.
Sobre la cuestión propuesta el Dr. Trípoli dijo:
I. Contra la sentencia de fs. 333/339 se alzan las partes,
quienes formulan sus quejas a fs. 350/352 y fs. 354/358.
Los traslados correspondientes fueron contestados a fs.
371/373 y fs. 368/370.
II. Desoiré el pedido formulado por la parte actora-
reconvenida de declarar desierto el recurso de apelación
interpuesto por su contraria, por cuanto la Sala que inte-
gro, priorizando el derecho de defensa de raigambre cons-
titucional, propicia el estudio de las quejas en tanto las
respectivas expresiones de agravios reúnan, al menos de
modo mínimo, los recaudos procesales.
III.
a. El demandado-reconviniente cuestiona que la sen-
tencia determinara que la extinción del régimen de co-
munidad de bienes operó a partir del 2 de noviembre
de 2015, con la notificación de su petición de divorcio,
cuando ambas partes, afirma, han sido contestes con re-
lación a que se encuentran separadas de hecho desde el
mes de diciembre de 2013. Cuestiona, en consecuencia,
que se haya desestimado la pretensión de recompensa a
su favor por el aporte por él realizado, luego de la sepa-
ración de hecho, para la mejora del inmueble ubicado en
la calle Simbrón … de CABA, el que reviste carácter de
propio en la proporción del 50% para cada una de las par-
tes, por haber sido adquirido antes de la celebración del
­matrimonio.
Por la íntima vinculación de estos agravios, los trataré
en este considerando.
b. Constituyen antecedentes relevantes del caso que al
presentar su petición de divorcio conforme los términos
del art. 437 del CCCN, B. J. L., además de formular una
propuesta reguladora en relación a sus efectos, si bien de-
nunció que la separación de hecho entre las partes se había
producido en el mes de diciembre de 2013, no pidió que
la retroactividad de los efectos de la extinción del régi-
men de comunidad fuese a esa fecha (fs. 7/10 del expte. nº
50444/2015 sobre divorcio).
Puesta en conocimiento de la cónyuge la petición for-
mulada y por extensión, la propuesta contenida, aquélla
nada dijo en relación a la fecha de separación de hecho.
Así fue que, con fecha 11 de abril de 2016 el juzga-
do decretó el divorcio vincular de B. J. L. y A. I. C., en
los términos del art. 437 y concs. del Código Civil y Co-
mercial de la Nación. Asimismo, de conformidad con lo
dispuesto por el art. 475, inc. c) del CCCN, declaró extin-
guida la comunidad en los términos del art. 480, primera
parte, esto es, a la fecha de la notificación de la petición de
divorcio (v. considerando III de la sentencia).
En la audiencia convocada por el juzgado en los térmi-
nos del art. 438 CCCN, las partes manifestaron que no era
posible arribar a un acuerdo en relación a las propuestas
reguladoras presentadas (v. fs. 45 expte. cit.).
7
Finalmente, frente al pedido concreto de L. para que el
juzgado determinara que la extinción de la comunidad ha-
bía operado con efecto retroactivo a la fecha de separación
de hecho, frente a la oposición de C., nada se proveyó al
respecto (v. fs. 52, fs. 60/61 y 62 del expte. cit.).
En el mes de octubre de 2016, en una audiencia cele-
brada en mediación se formalizó, en lo que aquí interesa,
un acuerdo parcial de división de los bienes comunita-
rios, cuya copia obra a fs. 7 de estos autos, oportunidad
en la que C. acordó recibir la suma de U$S 15.000, pero
“a cuenta de mayor suma y sin reconocer hechos y dere-
chos”. Asimismo, las partes se adjudicaron dos automó-
viles, uno para cada una de ellas, cuestión que quedó zan-
jada, sin que fuera objeto posterior de reclamo (Cláusula
Segunda).
c. En lo tocante a los efectos de la sentencia de divorcio
con relación a la disolución de la comunidad de ganancias,
sabido es que el art. 480 CCCN establece que la anulación
del matrimonio, el divorcio o la separación de bienes pro-
ducen la extinción de la comunidad con efecto retroactivo
al día de la petición o presentación conjunta de los cónyu-
ges, si bien en el caso de que la separación de hecho sin
voluntad de unirse hubiese precedido al divorcio, sus efec-
tos se retrotraerán al día de esa separación, aun cuando
siempre el magistrado podrá modificarlos fundándose en
la existencia de fraude o abuso del derecho –sin perjuicio
de los derechos de terceros de buena fe que no fuesen ad-
quirentes a título gratuito–, efectos que, como se advierte,
son propios de un matrimonio celebrado, en definitiva, ba-
jo el régimen de la comunidad de ganancias, que es la que
se extingue con sujeción a lo que dispone el art. 475 del
citado ordenamiento.
En este orden de ideas, aun partiendo de la premisa de
que si el peticionante iniciador del proceso de divorcio no
pidió que la retroactividad de la disolución fuese a la fecha
de la separación de hecho que precedió la notificación de
tal petición, la sentencia, como regla, debe disponerla a la
fecha de su notificación, lo cierto es que ella no pasa en
autoridad de cosa juzgada material a partir del carácter
extracontencioso de dicho proceso y de que la contesta-
ción del traslado de la petición de divorcio no es una carga
procesal sino una mera facultad procesal. De ahí el dere-
cho de uno u otro de proponer la modificación o extensión
de sus efectos por la vía y forma que correspondan, en el
caso, en el eventual juicio de liquidación de los bienes que
integraron la sociedad o comunidad de ganancias o por las
normas del juicio ordinario deducido con ese específico
alcance (fraude) dentro del plazo de prescripción contem-
plado por el art. 2560 del CCCN (Kielmanovich, Jorge L.,
“La sentencia de divorcio en el Código Civil y Comercial”
19/06/2017, cita La Ley online AR/DOC/1638/2017).
d. Al promover estas actuaciones sobre liquidación del
régimen de comunidad de bienes C. situó la extinción de
la comunidad con efecto retroactivo al momento de la no-
tificación de la demanda de divorcio (fs. 14 vta., último
párrafo).
L., lejos de introducir la cuestión relativa a la separa-
ción de hecho con el propósito de modificar la extensión
de los efectos de aquella sentencia de divorcio, al con-
testar demanda y plantear su reconvención, fue conteste
al referir que la sentencia dictada el 11 de abril de 2016
había declarado la extinción de la comunidad con efecto
retroactivo a la notificación de su petición (v. fs. 50 vta.,
pto. III de los autos conexos nº 50.444/2015).
No desconozco –ni tampoco lo hizo el juzgador en su
fallo– que las partes reconocen la existencia previa de la
separación de hecho ocurrida en diciembre de 2013.
Lo cierto es que el a quo al decidir en relación a que la
comunidad de bienes se mantuvo hasta el 2 de noviembre
de 2015, lo hizo en tanto las partes no aludieron a una se-
paración previa en sus escritos de introductorios.
Esta solución surge del texto del art. 480 CCCN, que,
tal como lo expresa el art. 2 del mismo cuerpo normativo
al interesarse por la “interpretación”, consigna como pri-

D i a r i o d e D o c t r i n a
mera pauta “las palabras”; por ende, si los cónyuges nada
dicen sobre la separación de hecho, es correcto aplicar
la regla que recepta el articulado en análisis. Se presu-
me que ello responde o bien a la inexistencia de bienes
de trascendencia, o porque lo acordaron privadamente las
partes, o sencillamente porque no hubo o fue irrelevante
la separación de hecho. Para que se aplique alguna de las
excepciones que establece el art. 480, alguno de los cón-
yuges debe haber introducido el tema de la separación, de
lo contrario se aplicará el principio del precepto citado,
vale decir, la comunidad se extingue con efecto retroacti-
vo al día de la notificación de la demanda (petición) o de
la presentación conjunta (Chechile, Ana María – Herrera,
Marisa, “Comunidad de ganancias y separación de hecho.
Antiguos conflictos resueltos y nuevos interrogantes en el
Código Civil y Comercial”, publicado en La Ley online
AR/DOC/5020/2016).
De ahí que como el apelante, al contestar demanda y
reconvenir, no sólo no aludió a la separación previa sino
que asintió que la comunidad de ganancias se encontraba
extinguida con efecto retroactivo a la notificación de la
petición por él formulada, ergo, mal puede ahora venir a
cuestionar lo así resuelto, so pena de vulnerar la llamada
“teoría de los actos propios”: si consideraba que debía
modificarse la extensión de los efectos del divorcio, de-
bió haberlo manifestado en su oportunidad y no ahora
­tardíamente.
Por otra parte, en tanto la alegada separación de hecho
ahora invocada en el agravio no fue propuesta al contestar
la demanda ni al plantear la reconvención, de conformidad
con lo normado por el art. 277 del Código Procesal, este
Tribunal se encuentra impedido de fallar sobre capítulos
no propuestos a la decisión del Juez de primera instancia.
En efecto, los límites de la Alzada con relación al re-
curso resultan de la aplicación analógica de las facultades
que posee el juez de origen, quien también se halla vedado
de entender respecto de cuestiones no sometidas a su deci-
sión. El art. 277 establece el thema decidendum propuesto
por las partes. El principio de congruencia que limitó la
actuación del a quo en la sentencia de primera instancia,
habrá de limitar también al ad quem en la sentencia de
segunda instancia (conf. Highton – Areán, “Código Proce-
sal Civil y Comercial de la Nación”, Concordado…., Ed.
Hammurabi, T. 5, págs. 343 y 344).
e. Con lo expuesto queda claro, entonces, que la queja
de L. dirigida a cuestionar que se desestimara una recom-
pensa a su favor por el aporte realizado para la mejora del
inmueble que en condominio detentan con la actora, en
igual proporción, resulta totalmente inadmisible.
Ello así en tanto aquel aporte, realizado durante los
años 2013 y 2014 (conf. pericia de ingeniero civil obrante
a fs. 241/259) y que el propio apelante señala se hizo con
dinero proveniente de sus honorarios, reviste el carácter
de ganancial, conforme lo establece el art. 465, inc. d) del
CCyCN.
De ahí que, como concluye la sentencia, no existe re-
compensa posible, ya que, en definitiva, el aporte dinerario
para tales mejoras fue de origen ganancial al tiempo en
que las mismas fueron realizadas, y, por tanto, beneficia-
ron a ambos propietarios en igual proporción.
f. En función de ello, propondré al Acuerdo desestimar
las quejas bajo estudio y confirmar lo decidido en la sen-
tencia sobre el particular.
IV. Por lo demás, con relación al agravio que le genera
al demandado las sumas embargadas en el marco de las
actuaciones sobre medidas cautelares, más allá de destacar
que tampoco ha sido un capítulo propuesto a la decisión
del juez de primera instancia (art. 277 Código Procesal),
lo cierto es que lo pretendido, además, excede al objeto de
estas actuaciones.
Buenos Aires, lunes 19 de octubre de 2020 Nº 14.955 AÑO LVIII
Primer Director: Jorge S. Fornieles (1961 - 1978)
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y J u r i s p r u d e n c i a
Por otra parte, las escuetas y confusas manifestaciones
de L. en su denominado cuarto agravio en modo alguno COLUMNA LEGISLATIVA
alcanzan para satisfacer las exigencias mínimas de crítica
concreta y razonada impuestas por el art. 265 del Código Legislación Nacional
Procesal, por lo que corresponde declarar desierto este as- Decreto 792 de octubre 11 de 2020 – Emergencia Pública.
pecto del recurso. Emergencia Sanitaria. Aislamiento Social, Preventivo y
A los puntos 5 y 6, toda vez que se tratan de simples Obligatorio y Distanciamiento Social, Preventivo y Obli-
manifestaciones sobre distintos aspectos de la sentencia a gatorio. Prórroga. Alcances (B.O. 12/10/2020).
los cuales el apelante adhiere, nada corresponde proveer. Decreto 794 de octubre 11 de 2020 – Emergencia Pública.
Procedimiento Administrativo. Suspensión del curso de los
V.
plazos. Prórroga (B.O. 12/10/2020).
a. Las quejas formuladas por C. se dirigen a cuestionar
la ponderación de cierta prueba y la solución a la que se Decreto 795 de octubre 11 de 2020 – Turismo. Sosteni-
arriba, que reside en el carácter propio de ciertos bienes en miento y Reactivación Productiva de la Actividad Turística
Nacional. Reglamentación (B.O. 13/10/2020).
cabeza de L.
Por un lado, se agravia por cuanto el decisorio rechaza Decreto 796 de octubre 11 de 2020 – Emergencia Pública.
su pretensión de calificar como ganancial la suma de U$S Asignación mensual estímulo a los trabajadores y las tra-
93.000 depositada en la Caja de Ahorro en Dólares Esta- bajadoras que presten servicios en el combate de incen-
dounidenses Nº 4008712-20064, de titularidad del deman- dios (B.O. 13/10/2020).
dado, en el Banco Galicia.
Decisión Administrativa 1838 de octubre 9 de 2020
Propondré la confirmación de lo decidido. Ello así en (MJyDH) – Ministerios. Estructura Organizativa del
tanto si bien la cuenta se abrió en el año 2014, el saldo Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Respon-
inicial informado es del mes de julio del año 2017, confor- sabilidades Primarias y Acciones. Aprobación (B.O.
me surge de lo comunicado por el Banco Galicia a fs. 331 13/10/2020).
vta. Como se señala, no existe registro en los resúmenes
de dicha cuenta, compulsados desde enero de 2014 hasta
VI. Por lo expuesto y por los sólidos fundamentos del
noviembre de 2015 (ver soporte digital de fs. 81 de estos
Sr. Juez de grado, voto por que se confirme la sentencia de
autos y constancias de fs. 171/229 de los autos sobre me-
fs. 333/339 en todo lo que decide y ha sido materia de ape-
didas cautelares), de que esa suma haya sido depositada o
lación y de agravios. Con las costas de Alzada en el orden
transferida en vigencia de la comunidad, razón por la que
causado, atento la materia apelada y al resultado de los
no puede calificarse su origen como ganancial, sin perjui-
respectivos recursos (art. 71 del Código Procesal).
cio de la operatoria y movimientos entre cuentas que haya
Así voto.
utilizado L. para que quede registrado ese saldo al año
2017, extremos que, por otra parte, no han sido acredita- Los Dres. Converset y Díaz Solimine adhieren por aná-
dos por la apelante. logas razones al voto que antecede.
Estos fundamentos centrales del pronunciamiento de
Y Vistos: Por lo que resulta de la votación que instruye
primera instancia no se encuentran debidamente rebatidos
el Acuerdo que antecede, se resuelve: 1) Confirmar la sen-
con las consideraciones formuladas en el agravio.
tencia de grado en todo lo que decide y ha sido materia de
b. En lo relativo al inmueble ubicado en la calle Des-
apelación y de agravios. 2) Imponer las costas de Alzada
aguadero … de esta ciudad, por lo pronto no promedia
en el orden causado, atento la materia apelada y al resulta-
controversia en cuanto a que fue adquirido por L., por la
do de los respectivos recursos. 3) El presente acuerdo fue
suma de U$S 660.000, el 11 de septiembre de 2017, o sea,
celebrado por medios virtuales y la sentencia se suscribe
a casi dos años de extinguida la comunidad de ganancias;
electrónicamente de conformidad con lo dispuesto en los
ni tampoco se discute que el demandado obtuvo un mutuo
puntos 2, 4 y 5 de la acordada 12/2020 de la Corte Supre-
hipotecario otorgado por el Banco Galicia por la suma de
ma de Justicia de la Nación.
$ 7.670.000, con un tipo de cambio de u$s 1 = $ 17.35
Regístrese, notifíquese, comuníquese a la Dirección de
(U$S 442.074).
Comunicación Pública de la Corte Suprema de Justicia de
Lo que la actora discute es el origen de los fondos por
la Nación (Acordada 15/2013) y devuélvase. – Pablo Trí-
la suma abonada en dinero en efectivo de U$S 217.926.
poli. – Juan M. Converset. – Omar L. Díaz Solimine.
Aquí considero especialmente relevante, en cuanto a
las posibilidades económicas del demandado, los extre-
mos que han quedado probados a partir de la información
que surge precisamente de las declaraciones juradas pre- NOVEDADES 2020
sentadas ante A.F.I.P. por L. Estas dan cuenta, justamente,
de los importantes ingresos generados por el nombrado
a partir de sus prestaciones de servicio. En lo que res- COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL
Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
pecta al período 2015 declaró ingresos por la suma de $
5.602.994,89, que representaban a ese momento la can- CÓDIGO CIVIL
tidad de U$S 586.087 (fs. 235/236). Es decir que con la Y COMERCIAL
prueba aquí reseñada ha quedado acreditado que L. cuenta
El Derecho
con un caudal muy importante proveniente de su trabajo
2020
como médico anestesiólogo. 520 páginas
Tal extremo me conduce a coincidir con el razonamien- ISBN 978-987-3790-85-0
to del a quo respecto a que para realizar tal importante
operación L. utilizó dinero propio y que no puede razo-
narse de la manera como pretende la apelante en el sentido
que se utilizó dinero en efectivo de carácter ganancial para
la compra. Atención al cliente: (011) 3988-3256
Por lo expuesto propongo desestimar las quejas sobre Correo Electrónico: info@elderechodigital.com.ar
Redacción: (011) 4349-0277
los puntos en examen y confirmar lo decidido en primera
www.elderechodigital.com.ar
instancia.