Buenos Aires, miércoles 6 de marzo de 2019 • ISSN 1666-8987 • Nº 14.
583 • AÑO LVII • ED 281
D i a r i o
Diferencias entre la actividad diplomática y consular
Sumario: I. LA ACTIVIDAD DIPLOMÁTICA Y CONSULAR. – II.
LA MISIÓN DIPLOMÁTICA Y LA OFICINA CONSULAR. – III. LAS
CONVENCIONES DE VIENA SOBRE RELACIONES DIPLOMÁTICAS
Y CONSULARES. III.1. TERMINOLOGÍA. III.2. NOMBRAMIEN-
TO. III.3. ENTRADA EN FUNCIONES. III.4. EXPULSIÓN. III.5.
VACANCIAS. III.6. ACREDITACIONES MÚLTIPLES. III.7. INMUNI-
DADES. III.7.a. Inviolabilidad de la sede y de las cosas
muebles. III.7.b. Inviolabilidad de la correspondencia
oficial y de los archivos. III.7.c. Protección especial
de la misión. III.7.d. Privilegios. III.7.e. Renuncia a las
inmunidades y privilegios. III.8. FIN DE LAS FUNCIONES.
– BIBLIOGRAFÍA.
De manera frecuente se tiende a confundir el carácter
diplomático y consular de los funcionarios que los Estados
destacan en el extranjero. Como se ignoran las diferentes
funciones que cada uno de ellos está llamado a desempe-
ñar se designan de manera indistinta como cónsul o diplo-
mático a sujetos que poseen diferentes tareas, objetivos
y estatus dentro de una representación en el exterior. A
continuación, se exponen las principales diferencias entre
ambas categorías de funcionarios con base en el marco
legal internacional dispuesto por la Convención de Viena
sobre Relaciones Diplomáticas (CVRD) y la Convención
de Viena sobre Relaciones Consulares (CVRC), celebra-
das en el seno de la Organización de las Naciones Unidas
a inicios de la década de 1960.
I administrativa, mientras que la diplomática es política; se-
La actividad diplomática y consular
Todos los Estados se relacionan entre sí a través de una
actividad llamada diplomacia. En otras palabras, la diplo-
macia es el modo en que se conducen las relaciones exte-
NOTA DE REDACCIÓN: Sobre el tema ver, además, los siguientes traba-
jos publicados en EL DERECHO: La acreditación del status diplomático y
la inmunidad de jurisdicción, por RAÚL ALBERTO RAMAYO, ED, 171-300;
El derecho a la información sobre asistencia consular consagrado por
el art. 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares. Su
aplicación en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires. Resolución
12/03 de la Presidencia del Tribunal de Casación Penal, por JOSÉ
MARÍA TRILLO, ED, 204-950; Las inmunidades y privilegios en el derecho
diplomático, por LUIS F. CASTILLO ARGAÑARÁS, ED, 226-823; Régimen
disciplinario del Servicio Exterior de la Nación: particularidades y de-
safíos, por MARINA ALEJANDRA VALLEJOS, EDA, 2016-355; Interferencia di-
plomática. ¿Hasta dónde puede un diplomático extranjero expresar sus
opiniones?, por RICARDO ARREDONDO, ED, 269-854; Las “expulsiones”
de diplomáticos y cónsules, por RICARDO ARREDONDO, ED, 277-613. To-
dos los artículos citados pueden consultarse en www.elderecho.com.ar.
CONTENIDO
DOCTRINA
Diferencias entre la actividad diplomática y consular, por Gonzalo Pereda .................................................................................................................................................
Sobre dos figuras distintas, pero no tanto: el negocio en participación y el mutuo participativo. Sus implicancias tributarias, por Marisa Fabiana De Ángelis y Claudio Fabián
Sánchez Sopeña ..............................................................................................................................................................................................................................
JURISPRUDENCIA
CUENTA Nº 13.547
FEDERAL
Derecho de la Navegación: Asistencia y salvamento: concepto; salvamento; configuración; requisitos (CNCiv. y Com. Fed., sala II, octubre 5-2018)............................................
COMERCIAL
Contratos: Contrato de representación artística: incumplimiento; daños y perjuicios; reclamo; prescripción; plazo aplicable; dies a quo. Sentencia: Cosa juzgada: configuración;
efectos (CNCom., sala D, noviembre 6-2018) ......................................................................................................................................................................................
CASA
ARG
OPINIONES Y DOCUMENTOS
C Audiencia en el Congreso de los Estados Unidos por los altos costos de los medicamentos, por Jorge Nicolás Lafferriere ................................................................................
d e D o c t r i n a y J u r i s p r u d e n c i a
por Gonzalo Pereda
riores de un Estado. El derecho diplomático, a su vez, es
la rama del derecho internacional que regula las relaciones
entre los órganos de los sujetos del derecho internacional
encargados de sus relaciones exteriores(1).
Los órganos del Estado encargados de las relaciones di-
plomáticas se dividen en órganos de representación centra-
les y periféricos. Los órganos de representación centrales
son tanto el jefe de Estado (presidente o monarca) como
el jefe de gobierno (primer ministro) y el ministro de rela-
ciones exteriores o secretario de Estado. Estos órganos se
encuentran físicamente en el territorio de su propio Estado
y su característica definitoria es que poseen capacidad pa-
ra obligar a su país sin necesidad de contar con poderes
especiales. Los órganos de representación periféricos, en
cambio, están constituidos por las diversas misiones diplo-
máticas y consulares que un Estado mantiene en países ex-
tranjeros y están conformadas y manejadas por funciona-
rios profesionales pertenecientes al cuerpo diplomático(2).
¿Qué es el cuerpo diplomático? La ley 20.957/75 del
Servicio Exterior de la Nación define el cuerpo diplomáti-
co como “la organización fundamental del Estado nacional
para el desarrollo de sus relaciones en la comunidad inter-
nacional, que se constituye como instrumento de ejecución
de la política exterior nacional, preservando, defendiendo
y resguardando la soberanía, dignidad e interés de la Repú-
blica en el ámbito continental y mundial”(3). Se ha mencio-
nado que el cuerpo diplomático –o personal del Servicio
Exterior de la Nación– ejerce sus funciones en el ámbito
de una determinada misión diplomática en el extranjero.
Por tanto, la misión diplomática se define como el órgano
de representación periférico y permanente de un Estado
en el territorio de otro Estado. La organización del cuerpo
diplomático de un Estado es materia de derecho interno.
La misión diplomática de un Estado ante otro (“Estado
acreditante” y “Estado receptor”, respectivamente) tiene
por función representar al Estado acreditante, expresan-
do directamente la voluntad estatal e imputándole actos y
responsabilidades. En este marco, la misión diplomática
protege los intereses del Estado acreditante y de sus nacio-
(1) Ver ARREDONDO, RICARDO, Derecho diplomático y consular, Bue-
nos Aires, AbeledoPerrot, 2016, págs. 1/10.
(2) ARREDONDO, RICARDO - GONZÁLEZ ASENSIO, GIMENA, Las relaciones
diplomáticas y consulares, en Manual de derecho internacional públi-
co, Ricardo Arredondo (dir.), Buenos Aires, La Ley, 2012, pág. 217.
Para la organización constitucional de estos órganos en nuestro país
ver ARREDONDO, RICARDO, Derecho diplomático…, cit., págs. 29/25.
(3) Ley 20.957/75 del Servicio Exterior de la Nación, art. 1º, dis-
ponible en http://www.infoleg.gob.ar/. Ver ARREDONDO, RICARDO, Dere-
cho diplomático…, cit., págs. 36/38.
Director: Guillermo F. Peyrano
Consejo de Redacción:
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Pablo María Garat
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nales ante el Estado receptor, y negocia con el gobierno de
este último las relaciones bilaterales de carácter político,
económico, cultural, etc. Adicionalmente, observa, ana-
liza e informa a sus propias autoridades sobre la situa-
ción en el Estado receptor, recogiendo la información por
medios lícitos(4).
Si las relaciones diplomáticas son las relaciones entre
los Estados, las relaciones consulares son las relaciones
entre el Estado que envía a sus cónsules (“Estado que en-
vía”) y sus propios nacionales dentro del territorio del Es-
tado receptor. En otras palabras, la misión consular tiene
por objeto regular las relaciones entre el Estado que envía
y sus nacionales que se encuentran en el Estado receptor.
La institución consular, por tanto, posee una naturaleza y
una función distintas de la institución diplomática.
A cargo de la oficina consular se encuentran los funcio-
narios consulares. Estos son diplomáticos que pertenecen
al servicio exterior de sus respectivos Estados, pero que
por estar designados al frente de una oficina consular re-
ciben el nombre de funcionarios consulares. Su función
principal es defender, en el territorio del Estado receptor,
los intereses del Estado que envía y de sus nacionales, así
como también promover las relaciones bilaterales econó-
micas y comerciales, culturales y científicas, y ejecutar
en el territorio del Estado receptor actos administrativos,
notariales y de registro que tendrán efecto en el territorio
del Estado que envía. Entre estas últimas tareas se encuen-
tran la de extender pasaportes a los nacionales de su pro-
pio Estado y visados a las personas que deseen viajar allí;
inscribir matrimonios, nacimientos, emitir documentos de
identidad, etc.(5).
Encontramos así tres diferencias fundamentales que
nos ayudan a distinguir entre la actividad consular y diplo-
mática. En primer lugar, si bien ambos pertenecen al cuer-
po diplomático, la tarea de los cónsules es principalmente
gundo, el cónsul se diferencia de los diplomáticos porque
carece de la facultad de representación y de manifestación
de la voluntad de su Estado. Esto implica que el jefe de
una misión consular no puede, por ejemplo, celebrar un
(4) Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, Viena, 24-4-
64, Serie de Tratados de las Naciones Unidas, vol. 500, pág. 95, art. 3º.
(5) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, Viena,
29-4-63, Serie de Tratados de las Naciones Unidas, vol. 596, pág.
261, art. 5º. La ley 20.957/75 del Servicio Exterior de la Nación
sostiene en su art. 20, inc. c): “Los funcionarios del Servicio Exterior de
la Nación a cargo de oficinas o secciones consulares pueden autorizar
todos los actos jurídicos que según las leyes de la Nación correspondie-
ren a los escribanos públicos; su formalización tendrá plena validez en
todo el territorio de la República. Registrarán asimismo, nacimientos,
matrimonios, defunciones, reconocimiento de hijos extramatrimoniales
y todos los demás actos y hechos que originen, alteren o modifiquen el
estado civil y capacidad de las personas cuando sean solicitados y/o
sean de su conocimiento para su posterior inscripción en los registros
de la República, de acuerdo con las normas legales pertinentes”.
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tratado con el Estado acreditante. Por último, la misión
esencial de la actividad consular es defender los intereses
de las personas físicas o jurídicas del Estado al que perte-
nece, mientras que la actividad diplomática busca defen-
der el interés estatal en el plano político e internacional.
II
La misión diplomática y la oficina consular
El personal consular desarrolla su trabajo en la oficina
consular. Toda oficina consular ejerce sus funciones den-
tro de un ámbito territorial determinado, que normalmente
abarca una porción del territorio del Estado receptor y que
está constituida por las regiones más próximas a la ciudad
donde tenga su sede. Este ámbito territorial es llamado cir-
cunscripción consular(6). Un Estado puede acreditar una o
varias oficinas consulares en un mismo país. Por ejemplo,
Argentina posee cinco representaciones consulares en la
República Oriental del Uruguay. Entre ellas, la circuns-
cripción consular del Consulado en Maldonado abarca el
departamento homónimo y el de Rocha, mientras que el
Consulado General en Montevideo ejerce su jurisdicción
sobre los departamentos de Montevideo, Lavalleja, Cane-
lones, Florida, Treinta y Tres y Cerro Largo. Por su parte,
los diplomáticos ejercen sus funciones en una embajada.
La misión diplomática que un Estado acredita ante otro,
instrumentada a través de una embajada, es una sola en tan-
to representa al Estado acreditante ante la figura del Estado
receptor. Por eso, mientras que las embajadas se establecen
solo en la capital del Estado receptor, los consulados se
ubican en la capital y en el resto de las ciudades, depen-
diendo de la extensión del Estado o del tráfico de personas.
Por su parte, el ejercicio de funciones diplomáticas y
consulares puede ser realizado por una única misión o por
múltiples misiones. En el primer caso, dentro de la mi-
sión diplomática se habilita una sección consular, a cargo
de diplomáticos que ejercen actividades consulares(7). Por
ejemplo, dentro de la embajada argentina ante el Reino de
Arabia Saudita existe una Sección Consular con su pro-
pio jefe. Al mismo tiempo, ambas funciones pueden estar
separadas, como en el caso de la embajada argentina en
Montevideo y los consulados en Paysandú o Maldonado.
La existencia de relaciones diplomáticas entre dos Es-
tados acarrea naturalmente la existencia de relaciones con-
sulares; no obstante, puede suceder que un Estado envíe
al territorio de otro una misión consular sin mediar entre
ellos relaciones diplomáticas. Por otra parte, en ningún ca-
so la ruptura de relaciones diplomáticas entre dos Estados
implica la ruptura de relaciones consulares(8).
III
Las Convenciones de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas y Consulares
La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomá-
ticas (1961) y su homóloga sobre Relaciones Consulares
(1963) tienen por finalidad proteger a los representantes
diplomáticos de la injerencia de los gobiernos extranjeros
ante los que se encuentran acreditados, a fin de garanti-
zar su libre actuación. Para dicho fin, instrumentan y con-
ceden una serie de privilegios e inmunidades al personal
diplomático y consular que se encuentra en el extranje-
ro. Los privilegios son beneficios extraordinarios que se
otorgan tanto a la misión como a sus miembros; las in-
munidades son garantías extraordinarias que se otorgan al
personal para protegerlo de la aplicación coactiva de las
normas jurídicas del Estado receptor. Estas inmunidades
y privilegios se conceden con base en la “teoría del interés
de la función” consagrada en el preámbulo de ambas con-
venciones: su objetivo no es beneficiar arbitrariamente al
personal, sino garantizar el desempeño eficaz de las misio-
nes diplomáticas y consulares. “Los privilegios e inmuni-
dades especiales relacionados con el personal diplomático
derivan de los principios de inmunidad soberana e inde-
pendencia e igualdad de los Estados y, asimismo, son un
requisito esencial de un sistema internacional. Los Estados
(6) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 1.b.
(7) La ley 20.957/75 del Servicio Exterior de la Nación divide al
personal en diversas categorías, cada cual con un equivalente diplo-
mático y consular. El rango más bajo del cuerpo diplomático recibe el
nombre de secretario de embajada de tercera clase. En caso de prestar
funciones en una oficina consultar, el rango equivalente es cónsul de
tercera clase (art. 3º).
(8) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 2.3.
deben negociar y celebrar consultas entre sí y con las or-
ganizaciones internacionales y para hacerlo precisan del
personal diplomático. Dado que estas personas represen-
tan a sus Estados de diversas maneras, se benefician del
principio jurídico de la soberanía estatal. Por otra parte, se
trata también de una cuestión de conveniencia práctica”(9).
Por último, la concesión de estos privilegios e inmu-
nidades no exime a los diplomáticos o funcionarios con-
sulares del deber de respetar las leyes y reglamentos del
Estado receptor. Tampoco pueden, en este sentido, ampa-
rarse en sus prerrogativas para entrometerse en los asuntos
internos de dicho Estado, por ejemplo, expresando públi-
camente su apoyo a un candidato electoral(10). Todo ello
en tanto el principio rector que guía el accionar de estos
diplomáticos ante un Estado extranjero es el de no injeren-
cia en los asuntos internos.
III.1. Terminología
La terminología que utilizan las Convenciones de Viena
varía según se trate de asuntos diplomáticos o consulares.
Mientras que el Estado que envía a sus diplomáticos a un
país extranjero es denominado “Estado acreditante”, el Es-
tado que envía a su personal consular a otro país es llama-
do “Estado que envía”. Por su parte, el Estado que recibe
a los diplomáticos y cónsules extranjeros es llamado en
ambas convenciones “Estado receptor”.
III.2. Nombramiento
Todo el personal diplomático y consular, a excepción
del jefe de la misión diplomática y de la oficina consular,
es nombrado libremente por el Estado acreditante o que
envía(11). En ambos casos, los funcionarios seleccionados
deben tener la nacionalidad del Estado que representan(12).
No podrán ser elegidos entre personas que tengan la na-
cionalidad del Estado receptor, excepto con el consenti-
miento de ese Estado(13).
El jefe de la misión diplomática, por su parte, es tam-
bién elegido libremente por el Estado acreditante, pero
el Estado receptor puede o no prestar su consentimiento
a dicha elección. En caso de consentir la designación, el
Estado receptor otorga su beneplácito o plácet. En caso de
rechazar al candidato propuesto, puede solicitar el nom-
bramiento de otro jefe de misión. En 2008, la Santa Sede
se negó a otorgar el plácet al nuevo embajador designado
por el Estado argentino por su condición de divorciado.
Ante dicha situación, el Gobierno debió realizar un nuevo
nombramiento.
En la Argentina, el plácet es otorgado por el Presidente
de la Nación en virtud de la facultad conferida por el art.
99, inc. 11, de la CN. “El Presidente de la Nación tiene
las siguientes atribuciones: (...) Concluye y firma trata-
dos, concordatos y otras negociaciones requeridas para el
mantenimiento de buenas relaciones con las organizacio-
nes internacionales y las naciones extranjeras, recibe sus
ministros y admite sus cónsules”. El proceso de selección
y aceptación del jefe de la oficina consular sigue el mismo
procedimiento, pero el Estado receptor no presta su con-
sentimiento al nombramiento, sino que otorga su autoriza-
ción a través del otorgamiento del execuátur(14).
III.3. Entrada en funciones
La entrada en funciones del jefe de la misión y de la
oficina consular se produce cuando el funcionario desig-
nado presenta y acredita ante las autoridades ejecutivas del
Estado receptor –su presidente, primer ministro o monar-
ca– sus cartas credenciales o carta patente, respectivamen-
te(15). Las cartas credenciales son un documento protocolar
dirigido por el jefe del Estado acreditante al jefe del Es-
tado receptor, que contiene el nombre y los títulos de la
persona nombrada como embajador, junto con el ruego
de que se le considere como representante legítimo del
(9) ARREDONDO, RICARDO - GONZÁLEZ ASENSIO, GIMENA, Las relaciones
diplomáticas…, cit., pág. 215.
(10) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 53.1
y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art. 41.1.
(11) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art.
19.1 y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art. 7º.
(12) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 22.1
y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art. 8.1.
(13) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 22.2
y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art. 8.2.
(14) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., arts.
10.1 y 12.
(15) Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art.
13.1.
Estado. Es decir, las cartas credenciales son emitidas por
el Estado al que pertenece el funcionario y en ellas consta
la autorización para ejercer la representación estatal. La
fecha de presentación de las cartas credenciales determina
el orden de precedencia entre los distintos jefes de misión
acreditados ante el Estado receptor(16), mientras que la pre-
cedencia entre los jefes de la oficina consular se determina
por la fecha de concesión del execuátur(17). La carta paten-
te, por otra parte, indica el nombre del funcionario desig-
nado, su clase y categoría, la circunscripción consular y la
sede de la oficina consular(18).
III.4. Expulsión
El Estado receptor puede en todo momento, y sin expo-
ner sus motivos, comunicar al Estado acreditante que un
miembro de la misión diplomática o consular es persona
non grata. Dicha decisión incluye al jefe de la misión o
de la oficina consular, al resto del personal diplomático o
consular, y, adicionalmente, a todo el personal no diplo-
mático asignado al cumplimiento de funciones oficiales,
por ejemplo, el personal administrativo. En este último
caso, el personal será declarado “persona no aceptable”(19).
Ante esta situación, al Estado acreditante se le otorga
un plazo razonable para retirar de manera obligatoria al
personal expulsado. En caso de retardo injustificado, el
Estado receptor puede negarse a reconocer como miem-
bro de la misión u oficina consular a dicho personal y, en
consecuencia, desconocer los privilegios e inmunidades
internacionales(20). A modo de ejemplo, en julio de 2017
el presidente Putin ordenó expulsar de Rusia a 755 diplo-
máticos de Estados Unidos acreditados en ese país tras
la adopción de nuevas sanciones por parte del Congreso
estadounidense.
III.5. Vacancias
En caso de quedar vacante el puesto de jefe de misión
–sea porque el embajador fue designado persona non gra-
ta y expulsado, o porque todavía no fue nombrado por
el Estado acreditante o por cualquier otro motivo–, sus
funciones son ejercidas provisoriamente por el funciona-
rio que lo sigue en el orden de precedencia dentro de la
misión diplomática(21). Este diplomático recibe el nombre
de encargado de negocios ad interim. En caso de quedar
vacante el puesto de jefe de la oficina consular su reem-
plazo provisorio asumirá la calidad de jefe interino(22). La
característica distintiva del ejercicio de estas funciones es
su temporalidad, ya que al momento de reasumir sus fun-
ciones el embajador o jefe de la oficina consular, el en-
cargado de negocios o jefe interino regresa a su anterior
puesto y función.
III.6. Acreditaciones múltiples
La situación en la que el Estado acreditante asigna una
sola misión diplomática para representarlo ante varios paí-
ses recibe el nombre de acreditación múltiple. En estos
casos, una misión diplomática asentada en un determinado
Estado extiende su representación ante los países vecinos,
convirtiéndose en una embajada concurrente. Por ejemplo,
la embajada argentina ante la Federación de Rusia ejerce
su concurrencia sobre Bielorrusia y sobre los Estados asiá-
ticos de Kazajistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Kirguis-
tán. La misma situación se produce cuando a una oficina
consular se le encarga el ejercicio de funciones consulares
en otros Estados distintos de aquel en el que se encuentra
asentada, ampliando así su “circunscripción consular”.
III.7. Inmunidades
III.7.a. Inviolabilidad de la sede y de las cosas muebles
Tanto los edificios de la misión diplomática como las
oficinas consulares son inviolables(23). Esta inviolabilidad
es absoluta en el caso de las embajadas y subsiste en caso
(16) Ibídem, art. 13.2.
(17) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art.
16.1.
(18) Ibídem, art. 11.1.
(19) Ibídem, art. 1º y Convención de Viena sobre Relaciones Diplo-
máticas, cit., art. 14.1.
(20) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., arts.
23.1 y 23.2; y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas,
cit., art. 9.2.
(21) Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art.
19.1.
(22) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 15.1.
(23) Ibídem, art. 31.1 y Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, cit., art. 22.1.

de ruptura de las relaciones diplomáticas. Por el contrario,
la inviolabilidad de las oficinas consulares se limita a los
espacios utilizados para trabajo oficial(24). En consecuen-
cia, las autoridades del Estado receptor no pueden penetrar
en los sectores que se utilicen exclusivamente para traba-
jar, pero sí en los espacios comunes como la recepción,
el hall de espera, los espacios de atención al público, los
jardines, etc.
En caso de que se produzca un accidente o un desas-
tre natural que requiera la adopción inmediata de medidas
de protección –ejemplo, un incendio–, el Estado receptor
no podrá ingresar en la sede diplomática sin autorización
expresa por parte del jefe de la misión; en cambio, bajo
el régimen consular dicho consentimiento se presume en
caso de calamidades(25). Por último, en ambos casos los
bienes muebles, así como los medios de transporte asig-
nados a la misión, no pueden ser objeto de requisa, re-
gistro o embargo, pero sí pueden ser expropiados previa
indemnización(26).
III.7.b. Inviolabilidad de la correspondencia oficial
y de los archivos
Los archivos, documentos y la correspondencia oficial
de la misión diplomática y consular son inviolables, don-
dequiera que se encuentren, y aun en caso de ruptura de
las relaciones diplomáticas(27). Esta inviolabilidad es ab-
soluta en el caso de la valija diplomática, y relativa para la
valija consular, que puede ser abierta o retenida si las au-
toridades del Estado receptor tienen razones fundadas para
creer que no contiene elementos de uso oficial(28).
III.7.c. Protección especial de la misión
Ambas convenciones imponen al Estado receptor la
obligación especial de adoptar las medidas adecuadas para
proteger los locales consulares y de la misión diplomática
contra toda intrusión o daño por parte de actos de particu-
lares(29). Esta protección se traduce en una vigilancia poli-
cial especial en las diversas embajadas o locales consula-
res acreditados ante un Estado, que debe incrementarse en
los casos en que se producen manifestaciones o protestas.
En 1980, la Corte Internacional de Justicia sentenció que
Irán había incurrido en responsabilidad internacional por
violar las obligaciones contenidas en las Convenciones de
Viena al no impedir que un grupo de militantes ocuparan
la Embajada de Estados Unidos en ese país y retuvieran
durante varios meses como rehenes a su personal diplomá-
tico y consular(30).
III.7.d. Privilegios
• Exención fiscal
Los agentes diplomáticos y consulares, junto con sus
familias, están exentos de todos los impuestos y graváme-
nes personales o reales de carácter nacional, provincial o
municipal del Estado receptor. No obstante, este privilegio
no alcanza a los impuestos sobre bienes inmuebles que
los funcionarios posean a título personal, ni tampoco a los
impuestos indirectos incluidos en el precio de las merca-
derías o servicios (como el impuesto al valor agregado(31)),
así como tampoco a los impuestos sobre sucesiones, trans-
misión de bienes o sobre los ingresos privados que puedan
(24) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 31.2.
(25) Ibídem, art. 31.2.
(26) Ibídem, art. 31.4 y Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, cit., art. 22.3.
(27) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 33
y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., arts. 24 y
27.2.
(28) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., arts.
35.2 y 35.3.
(29) Ibídem, art. 31.1 y Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, cit., art. 22.2.
(30) Personal diplomático y consular de los Estados Unidos en Te-
herán (“Estados Unidos c. Irán”). Sentencia. Reportes de la Corte Inter-
nacional de Justicia, 1980, pág. 3, disponible en: https://www.icj-cij.
org/files/case-related/64/064-19800524-JUD-01-00-EN.pdf.
(31) La ley 23.349/97 de Impuesto al Valor Agregado acuerda
a las misiones diplomáticas permanentes en la Argentina el reintegro
del IVA involucrado en el precio que se les facture por bienes, obras,
locaciones, servicios y demás prestaciones que se utilicen para la cons-
trucción, mantenimiento y conservación de locales de la misión, por
la locación de estos últimos y por la adquisición de bienes o servicios
que se relacionen con el desarrollo de sus actividades. Este reintegro se
extiende a los diplomáticos y agentes consulares de países extranjeros
acreditados en la Argentina respecto de su casa habitación, así como
también de los consumos relacionados con sus gastos personales y de
sustento de su familia. La aplicación de este régimen queda sometida a
la existencia de reciprocidad del Estado al que pertenezcan los funcio-
narios en cuestión.
Buenos Aires, miércoles 6 de marzo de 2019
llegar a tener origen en el Estado receptor(32). Simultánea-
mente, el Estado acreditante se encuentra exento de todos
los impuestos y gravámenes que puedan pesar sobre los
locales de la misión y la oficina consular de la que sea pro-
pietario o inquilino(33).
• Franquicia aduanera
Todo el personal diplomático y consular, así como sus
familias, tienen derecho a ingresar al territorio del Estado
receptor exentos de toda clase de derechos de aduana, im-
puestos y gravámenes aquellos objetos destinados al uso
oficial o para uso personal(34).
El Código Aduanero prevé un régimen especial para
las franquicias diplomáticas (arts. 529-549) y establece
que las importaciones y exportaciones realizadas por las
misiones diplomáticas y consulares extranjeras, sus agen-
tes y familiares están exentos del pago de los tributos a la
importación y a la exportación cuando se tratare de bienes
para el uso oficial o personal de los beneficiarios, siempre
y cuando existiere reciprocidad con el país en cuestión.
• Exención de prestaciones personales
Todo el personal diplomático y consular, así como los
empleados administrativos al servicio de la misión y todos
sus familiares, están exentos de toda prestación personal
y servicio público en el Estado receptor(35). No podrán ser
obligados a prestar servicios militares ni a participar en
actividades públicas como censos o actos electorales; tam-
poco podrán ser compelidos a participar como testigos en
allanamientos o procedimientos policiales.
• Inmunidad de jurisdicción penal e inviolabilidad
personal
Tanto los agentes diplomáticos como los funcionarios
consulares gozan de inmunidad de jurisdicción penal en el
Estado receptor. En el caso del personal diplomático, esta
inmunidad se otorga en razón de su persona, mientras que
la inmunidad de jurisdicción del personal consular se otor-
ga en razón de sus funciones.
En cuanto al personal diplomático, la inmunidad de ju-
risdicción penal es absoluta e ilimitada para cualquier cla-
se de delito(36). En caso de violar la ley penal del Estado
receptor no podrá ser perseguido judicialmente. Dicho Es-
tado solamente podrá expulsarlo de su territorio mediante
la declaración de persona non grata y, posteriormente y si
lo desea, iniciar el trámite de extradición para someterlo
a sus tribunales. La inmunidad se extiende únicamente a
los tribunales judiciales del Estado receptor, por lo que
el funcionario diplomático no se encuentra exento de ser
sometido a los tribunales de su propio país(37). En lo que se
refiere a los agentes consulares, su inmunidad de jurisdic-
ción penal se extiende únicamente a los actos ejecutados
en el ejercicio de las funciones oficiales.
Como complemento de la inmunidad de jurisdicción
penal, la persona de los agentes diplomáticos es inviola-
ble: no pueden ser objeto de ninguna forma de detención
o arresto y deben ser tratados con el debido respeto que
merecen sus funciones(38). Tampoco podrán ser someti-
dos a prisión preventiva. Los funcionarios consulares, por
el contrario, sí pueden ser detenidos o puestos en prisión
preventiva, pero únicamente cuando se trate de un delito
grave y mediando una decisión previa por parte de la auto-
ridad judicial competente(39).
• Inmunidad de jurisdicción civil
El personal diplomático goza de inmunidad de juris-
dicción civil por los actos ejecutados en el ejercicio de las
funciones, excepto si se trata: (i) de una acción real sobre
bienes inmuebles particulares ubicados en el territorio del
Estado receptor; (ii) de acciones sucesorias en las que
el agente diplomático figura a título privado (como ad-
ministrador, heredero, etc.), o (iii) de una acción inicia-
da con motivo de una actividad profesional o comercial
ejercida por el agente diplomático fuera de sus funciones
oficiales(40).
(32) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art.
49 y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art. 34.
(33) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 32.1.
(34) Ibídem, art. 50.1 y Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, cit., art. 36.1.
(35) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art.
52 y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art. 35.
(36) Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art.
31.1.
(37) Ibídem, art. 31.4.
(38) Ibídem, art. 29.
(39) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 41.1.
(40) Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art.
31.1.
3
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En el mismo sentido, los funcionarios consulares tam-
bién gozan de inmunidad civil por los actos ejecutados en
el ejercicio de las funciones consulares(41). No obstante,
la CVRC restringe aún más su inmunidad al exceptuarla
en casos (i) de causas iniciadas con motivo de un contra-
to que haya sido celebrado a título privado, o (ii) como
consecuencia de los daños causados por un accidente de
vehículo, buque o avión ocurrido en el Estado receptor(42).
Por último, ambas clases de funcionarios pierden su in-
munidad si, al ser demandados judicialmente en una mate-
ria en la que gozan de inmunidad de jurisdicción, ejercen
una pretensión reconvencional o si entablan una acción
judicial y son reconvenidos(43).
• Obligación de testificar
Una de las principales diferencias en materia de privi-
legios entre el personal diplomático y consular radica en
la obligación de testificar en sede judicial y administrati-
va. El personal diplomático no está obligado a testificar
en causas judiciales o administrativas, sin excepciones(44).
Los agentes consulares, en cambio, sí pueden ser llamados
a comparecer como testigos. En estos casos, el funcionario
consular tiene derecho a testificar por escrito o a solicitar
que su declaración sea tomada en la oficina consular, a fin
de que no se perturbe el normal ejercicio de sus funciones.
En todos los casos, se encuentra siempre exceptuado de
deponer sobre hechos relacionados con el ejercicio de sus
funciones(45). No obstante estos recaudos, la obligación
impuesta a los agentes consulares posee un carácter rela-
tivo, ya que, en caso de negarse a declarar, la CVRC le
prohíbe al Estado receptor aplicar medidas coactivas.
III.7.e. Renuncia a las inmunidades y privilegios
Las inmunidades y los privilegios son prerrogativas de
los Estados y no de sus funcionarios. Por ende, solamen-
(41) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art.
43.1.
(42) Ibídem, art. 43.2.
(43) Ibídem, art. 45.3 y Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, cit., art. 32.3.
(44) Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art.
31.2.
(45) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 44.
 4 Buenos Aires, miércoles 6 de marzo de 2019
te el Estado puede renunciar a ellos y no los funciona-
rios(46). La renuncia a las inmunidades se realiza a través
de una declaración expresa y por escrito por parte del Es-
tado acreditante, que debe ser notificada a las autorida-
des del Estado receptor(47). No puede ser nunca objeto de
presunción.
En lo que se refiere a la inmunidad de jurisdicción, su
renuncia implica únicamente que el funcionario en cues-
tión puede ser sometido a las autoridades judiciales o
administrativas del Estado receptor. No obstante, ello no
entraña la renuncia a la inmunidad de ejecución del fallo
o medida que se pueda llegar a dictar, para lo cual será
necesaria una nueva renuncia(48).
En caso de no mediar renuncia, la inmunidad de juris-
dicción subsiste indefinidamente con relación a los actos
ejecutados en el ejercicio de las funciones oficiales, aun
cuando el funcionario haya cesado en su función y ya no
se encuentre en ese Estado receptor(49).
(46) Ibídem, art. 45.1 y Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, cit., art. 32.1.
(47) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art.
45.2 y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art.
32.2.
(48) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art.
45.4 y Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art.
32.4.
(49) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art.
53.4.
Sobre dos figuras distintas, pero no tanto: el negocio
en participación y el mutuo participativo.
Sus implicancias tributarias
por Marisa Fabiana De Ángelis y Claudio Fabián Sánchez Sopeña
Sumario: I. INTRODUCCIÓN. – II. SOBRE EL NEGOCIO EN
PARTICIPACIÓN. – III. SOBRE EL MUTUO PARTICIPATIVO. – IV.
CONCLUSIÓN.
I único, no existe un asociante y uno o más asociados, sino
Introducción
El Código Civil y Comercial vigente desde 2015, en-
tre otras innovaciones, sistematizó los llamados “contratos
asociativos” e incorporó una figura novedosa para nuestro
medio que, si bien participa de las características de estos
contratos, por cuestiones de técnica jurídica fue incluida
en el capítulo dedicado al contrato de mutuo; nos estamos
refiriendo al “mutuo participativo”.
Efectivamente, el nuevo ordenamiento incorporó en el
Capítulo 16, entre los arts. 1442 y 1478, los contratos aso-
ciativos, que en el art. 1442 los caracteriza como todo con-
trato de colaboración, de organización o participativo, con
comunidad de fin, que no sea sociedad.
En consecuencia, allí se dispone que no se les aplican
ni las normas que regulan a las sociedades, ni por me-
dio de ellos se constituyen personas jurídicas ni sujetos de
derecho.
Y, por último, se aclara que a las comuniones de dere-
chos reales y a la indivisión hereditaria no se les aplican
ni las disposiciones sobre contratos asociativos ni las de la
sociedad.
La doctrina, particularmente Farina, ha definido los
contratos asociativos como aquellos en los que “… las
NOTA DE REDACCIÓN: Sobre el tema ver, además, los siguientes tra-
bajos publicados en EL DERECHO: Los contratos asociativos y de colabo-
ración empresaria en el proyecto de Código Civil de 1998 y su inci-
dencia sobre el derecho societario, por RAFAEL MARIANO MANÓVIL, ED,
184-1435; El marco normativo de los negocios asociativos en el Mer-
cosur. Factibilidad de determinar principios generales aplicables, como
criterio unificador, por AUGUSTO H. L. ARDUINO Y ÁNGEL HÉCTOR AZEVES,
ED, 222-768; Los contratos asociativos en el proyecto de Código Civil
y Comercial de la Nación, por DANIEL ROQUE VÍTOLO, ED, 248-1072;
Apuntes sobre la regulación del contrato de agencia en el Código Civil
y Comercial de la Nación, por DANIEL ROQUE VÍTOLO, ED, 269-794; Los
contratos electrónicos de consumo en el derecho argentino, por JOHN
GROVER DORADO (h.), ED, 270-641; Jurisdicción internacional directa en
materia de contratos en el Código Civil y Comercial de la Nación, por
ALEJANDRO ALDO MENICOCCI, ED, 279-588. Todos los artículos citados
pueden consultarse en www.elderecho.com.ar.
III.8. Fin de las funciones
El personal diplomático destacado en el exterior cesa
en sus funciones: (i) cuando el Estado acreditante decide
de manera unilateral que las funciones del agente diplo-
mático han terminado y se lo comunica al Estado receptor;
(ii) cuando el Estado receptor así lo decide, sea porque so-
licita el envío de un nuevo jefe de misión, o (iii) por haber
declarado al jefe de misión o a cualquier otro funcionario
diplomático persona non grata(50). En el primer caso, el je-
fe de misión finaliza formalmente sus funciones al presen-
tar ante las autoridades competentes del Estado receptor
sus carta de retiro o recredenciales, mientras que el resto
de los funcionarios diplomáticos se encuentran exentos de
dicha formalidad y finalizan sus funciones cuando así lo
informa el Estado acreditante al Estado receptor, o cuando
son declarados personae non gratae.
En el caso de las misiones consulares, su personal fina-
liza sus funciones: (i) cuando así lo decide de manera uni-
lateral el Estado que envía, (ii) cuando el Estado receptor
revoca el execuátur del jefe de la oficina consular, o (iii)
cuando media una declaración de persona non grata en el
caso del resto de los funcionarios(51).
Los privilegios e inmunidades de ambas clases de fun-
cionarios cesan al momento de abandonar el territorio del
(50) Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, cit., art. 43.
(51) Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, cit., art. 25.
partes, sin menoscabar sus intereses particulares (econó-
micos, intelectuales, espirituales, etc.) se obligan a efec-
tuar prestaciones y colaborar para la obtención de un fin
común (…) En los ‘contratos asociativos en sentido pro-
pio’, cuyo mejor exponente es el de sociedad sin ser el
que cada parte participa directamente y a título igualitario
(jurídicamente) en el negocio o en la empresa común (aun-
que sea a través del sujeto colectivo ‘sociedad’) con inter-
vención directa o indirecta en la gestión de los negocios
comunes, con la facultad de concurrir a la formación de la
voluntad colectiva y con derecho a participar de los bene-
ficios, exigibles directamente al órgano común…”(1)(2).
Esta reforma tiene numerosos puntos en común con el
Código Civil italiano, que en su art. 2447 bis prevé una fi-
gura similar al negocio en participación previsto por nues-
tro ordenamiento, por una parte, y, por la otra, regula el
contrato relacionado con el financiamiento de un negocio
específico, que reembolsará total o parcialmente los ingre-
sos asignados del mismo negocio o parte de ellos, es decir,
el mutuo participativo(3).
Nuestro Código Civil y Comercial, por su parte, en los
arts. 1448 a 1452 regula el “negocio en participación”,
caracterizándolo en el art. 1448 como aquel que “… tiene
por objeto la realización de una o más operaciones deter-
minadas a cumplirse mediante aportaciones comunes y a
nombre personal del gestor. No tiene denominación, no
está sometido a requisitos de forma, ni se inscribe en el
Registro Público…”.
En cuanto al contrato de mutuo participativo, lo incluye
dentro del Capítulo 20 dedicado al contrato de mutuo, en
el art. 1531, aunque sin nombrarlo como tal, y lo caracte-
riza como aquel que tenga cláusulas que establezcan que:
a) la tasa de interés consiste en una parte o un porcenta-
je de las utilidades de un negocio o actividad, o se calcula
a una tasa variable de acuerdo con ellos;
(1) FARINA, JUAN, Contratos de colaboración, contratos de organiza-
ción, contratos plurilaterales y contratos asociativos, LL, 1992-E-1037.
(2) GOLAB, JONATHAN, Contratos asociativos y excepción de incumpli-
miento, Revista Argentina de Derecho Comercial y de los Negocios, nº
8, noviembre 2013, IJ-LXIX-692.
(3) RICHARD, EFRAÍN H., La reforma del Código Civil y Comercial:
los contratos asociativos y la Ley General de Sociedades, Revista de la
Facultad, vol. IV, nº 1, Nueva Serie II, 2013, págs. 1/18.
Estado receptor o cuando expira el plazo razonable que se
les concede para ello(52).
Bibliografía
Arredondo, Ricardo, Derecho diplomático y consu-
lar, Buenos Aires, AbeledoPerrot, 2016.
Arredondo, Ricardo (dir.), Manual de derecho inter-
nacional público, Buenos Aires, La Ley, 2012.
Barboza, Julio, Derecho internacional público, Bue-
nos Aires, Zavalía, 2004.
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares
(1963) de la Organización de las Naciones Unidas.
Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas
(1961) de la Organización de las Naciones Unidas.
Ley 20.957/75 del Servicio Exterior de la Nación.
Morales Lama, Manuel, Diplomacia contemporá-
nea. Teoría y práctica para el ejercicio profesional, Santo
Domingo, Fundación Antonio M. Lama, 2005.
VOCES: DERECHO INTERNACIONAL - DERECHO INTER-
NACIONAL PÚBLICO - TRATADOS Y CONVENIOS
- TRATADOS INTERNACIONALES - ESTADOS EX-
TRANJEROS - ESTADO NACIONAL - SERVICIO EX-
TERIOR DE LA NACIÓN
(52) Ibídem, art. 53.3 y Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas, cit., art. 39.2.
b) el mutuante tiene derecho a percibir intereses o a
recuperar su capital solo de las utilidades o ingresos resul-
tantes de un negocio o actividad, sin derecho a cobrarse de
otros bienes del mutuario;
c) el mutuario debe dar a los fondos un destino deter-
minado.
II
Sobre el negocio en participación
Se trata de una fórmula asociativa entre empresarios in-
dividuales o sociales que hace posible el concurso de uno
de ellos (el partícipe) en la empresa del otro (gestor), y
quedando ambos a resultas del éxito o fracaso del último.
Se trata de un contrato informal, no sujeto a ninguna so-
lemnidad, que incluso puede contraerse de palabra.
De este modo, vemos que el esquema del negocio en
participación sería el siguiente:
A (Partícipe) y B (Gestor) acuerdan participar en un ne-
gocio X para lo cual A se obliga a transferir como capital
del negocio una suma determinada de dinero.
Como contrapartida B se obliga a retribuir a A con un
porcentaje de las utilidades netas en la forma y oportuni-
dad que se convengan.
El “gestor” actúa en nombre propio, no se crea una per-
sona jurídica, y la gestión del negocio o empresa le co-
rresponde única y exclusivamente al no existir relación
jurídica entre los terceros y los asociados, en tanto no se
exteriorice la apariencia de una actuación común.
De modo tal que, frente a terceras personas, el “partí-
cipe” no tiene presencia ni visibilidad, toda vez que sería
una especie de socio oculto.
Los terceros no adquieren derechos ni asumen obliga-
ciones frente a los partícipes, ni estos ante aquellos.
En el contrato se puede determinar la forma de control
a ejercer por los partícipes sobre los negocios o empresas
del gestor, que son objeto del contrato.
Asimismo, tienen derecho a la rendición de cuentas al
término del negocio realizado y al término de cada ejerci-
cio, salvo pacto en contrario.
En este orden de ideas, cabe destacar que los partícipes
son afectados por las pérdidas, pero no deben exceder el
importe de su aporte. Por tanto, dicha nota característica
del negocio en participación hace que el partícipe no con-
serve un crédito para la restitución de lo aportado.
Este tipo de negocio se encuentra incorporado a casi
todas las legislaciones mercantiles; así, pues, lo encontra-
mos bajo la denominación “cuenta en participación” en los
códigos de comercio de España (arts. 239/243), Colombia
(arts. 507/514), Chile (arts. 507/511), entre muchos otros.
Si bien el negocio en participación parecería ser una fi-
gura adecuada para poner en marcha negocios potencial-
mente exitosos, en la actualidad se encuentra en desuso y no
se fomenta su utilización entre los nuevos emprendedores.

III
Sobre el mutuo participativo
Como ya dijimos, el mutuo participativo es introducido
en forma casi anónima en el Código Civil y Comercial, a
pesar de que podría resultar una herramienta excepcional
para el desarrollo de nuevos emprendedores, con el apoyo
de grandes empresas o entidades financieras.
También, el mutuo participativo podría constituir una
vía de financiación alternativa y complementaria a la am-
pliación de capital de las sociedades. De esta forma se
puede inyectar dinero a una empresa; por un lado, am-
pliando los recursos propios (a través de la ampliación de
capital que supone, además, la colaboración en la empresa
de inversores expertos) y, por otro, con un préstamo par-
ticipativo que diluye la pérdida de control de la propie-
dad de la empresa. La combinación beneficia a empresa
e inversor, tanto en la firma de la operación como por la
flexibilidad que ofrece en el desarrollo de la operación de
financiación de la empresa.
Este préstamo supone un paso más allá en el grado de
participación y puesta en común de los negocios puesto
que en él la parte prestamista, además de contar opcio-
nalmente con un interés fijo, percibe un interés variable
determinado en función de la evolución de la actividad
de la prestataria (ej.: beneficio neto, volumen de negocio,
patrimonio total o cualquier otro que libremente acuerden
las partes contratantes).
Su esquema sería el siguiente:
A (Mutuante) y B (Mutuario) acuerdan que A da en
calidad de préstamo a B una suma determinada de dinero
para ser aplicada exclusivamente a un negocio X.
Como contrapartida B se obliga a abonarle a A un inte-
rés que puede ser equivalente a un porcentaje de las utili-
dades netas en la forma y oportunidad que se convengan, o
bien una tasa variable de acuerdo con ellas.
La devolución del capital también está supeditada a la
existencia de utilidades, ya que A no podrá cobrarse, en
ningún caso, de otros bienes de B.
Vemos, entonces, que las diferencias con el mutuo “liso
y llano”, por llamarlo de alguna manera, son dos:
1) El mutuo no necesariamente condiciona el préstamo
a la aplicación del dinero a un negocio determinado.
2) En el mutuo ni el cobro de los intereses ni la de-
volución del capital están supeditados a la existencia de
utilidades.
De este modo, el mutuo participativo que prima facie
aparece como un clásico instrumento de financiación, al
condicionar el pago de intereses y hasta la devolución del
capital con la existencia de utilidades, asimila al mutuante
prácticamente a un “socio” del emprendimiento del mu-
tuario.
En el mutuo participativo, la aportación que se realiza
tiene la forma de préstamo, y tiene para ambas partes, mu-
tuante y mutuario, un atractivo singular: la limitación del
riesgo.
Efectivamente, los intereses a pagar y la devolución
misma se encuentran vinculados con la evolución del ne-
gocio, lo que sin lugar a dudas genera un atractivo singular
para el mutuario (deudor) y el mutuante (acreedor) tiene
limitado su riesgo al capital aportado.
Recordemos, como señalamos anteriormente, que el in-
terés que suele pactarse es variable y estrechamente vincu-
lado con el desempeño del negocio. No obstante, también
puede pactarse un interés fijo.
El criterio para determinar dicha evolución podría ser:
las utilidades netas, el volumen de negocio, o cualquier
otro que libremente acuerden las partes contratantes.
IV
Conclusión
En definitiva, se advierte que estas figuras que estuvimos
analizando tienen más puntos en común que diferencias.
El aporte, en el caso del negocio en participación, así co-
mo el préstamo del mutuo participativo, están circunscritos
a la concreción de negocios u operaciones determinadas.
En ambos casos el inversor, genéricamente hablando,
o bien el partícipe o mutuante según el contrato de que se
trate, ve limitado su riesgo a su aporte.
Si bien en general son operaciones que generan cierto
riesgo para el aportante, este se ve circunscrito a su aporte.
Por otra parte, como diferencia notable del negocio en
participación, el mutuante participativo solo obtendrá un
Buenos Aires, miércoles 6 de marzo de 2019
interés sujeto a la condición de que el contrato haya gene-
rado alguna clase de utilidad, siendo esta una caracterís-
tica fundamental y que lo diferencia sustancialmente del
mutuo en general.
En este sentido, y desde el punto de vista impositivo,
se ha sostenido que una persona jurídica que, bajo un con-
trato de estas características, preste bienes, solo gravará
la renta eventualmente que surja del préstamo cuando se
cancelen los intereses con el producido de la ganancia y
no por lo devengado, como debería ocurrir en el negocio
en participación(4).
Ello, en procesos inflacionarios a los que lamentable-
mente nuestro país está habituado a transitar, representa
claramente una ventaja.
VOCES: DERECHO CIVIL - CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL
- ACTOS Y HECHOS JURÍDICOS - CONTRATOS -
MUTUO - IMPUESTOS - SOCIEDADES - PERSONAS
JURÍDICAS
(4) FLORES, OSVALDO - MIZUTANI, JUAN P., Contratos asociativos: qué
cambió con el nuevo Código Civil y Comercial, 13-10-15 (www.ipro-
fesional.com). Juan P. Mizutani es socio y gerente senior de la División
Impuestos de EY Argentina.
JURISPRUDENCIA
Derecho de la Navegación:
Asistencia y salvamento: concepto; salvamen-
to; configuración; requisitos.
1 – La asistencia y salvamento pueden ser definidos como todo
auxilio prestado a un buque en peligro (y consiguientemente a
las personas y bienes que se hallen en él) o a los restos náu-
fragos de una aventura marítima que ha estado sometida a un
peligro; se diferencian entre ellos por la mayor o menor inten-
sidad del peligro y de sus efectos sobre la aventura marítima.
2 – Para la configuración de la figura jurídica de salvamento y
que se genere el derecho a la remuneración, deben reunirse
varios requisitos: peligro, voluntariedad, resultado útil y con-
formidad del capitán del buque en peligro.
3 – La existencia o inexistencia de peligro representa el límite
entre la existencia o inexistencia del salvamento, sin que sea
indispensable que aquel sea inminente o absoluto, sino que es
suficiente que sea posible, pero debe ser real y sensible, es de-
cir, no debe ser imaginado sino resultar de una apreciación ra-
zonable; si bien será siempre una cuestión de hecho que deberá
resolverse según las circunstancias particulares de cada caso.
4 – A los fines de la configuración de la figura del salvamento,
el peligro debe existir al tiempo en que se prestan los servi-
cios y no debe ser un peligro del tipo y características de los
que normalmente afectan la aventura marítima.
5 – La calidad del servicio, para que se configure un supues-
to de salvamento, cualquiera sea la motivación que impulse
al salvador a prestar su ayuda, debe ser voluntaria, no en
el sentido de que debe basarse en la libre determinación de
quien toma tal decisión, sino en que no debe derivarse de una
obligación legal.
6 – Los servicios, para configurar salvamento, deben producir
un resultado útil, es decir que aquellos deben sustraer del pe-
ligro amenazante o cumplido al buque o los bienes para que
haya salvamento y, consiguientemente, para que el salvador
tenga derecho al cobro de la remuneración pertinente. En tal
sentido, las simples tentativas no son suficientes, pero sí lo
son los esfuerzos que de cualquier manera han contribuido
positivamente al éxito final, aunque este haya sido obtenido
por otros salvadores.
7 – Con relación a la conformidad del capitán del buque en
peligro como requisito para la configuración de un supues-
to de salvamento, es preciso remarcar que cualquiera sea el
estado o situación del buque, mientras su capitán se halle a
bordo, este conserva su plena autoridad y nadie puede, sin su
expreso consentimiento, prestar auxilios tendientes a salvarlo
ni entrar en dicho buque bajo pretexto alguno.
8 – La demanda deducida por los actores, que persiguen el
cobro de salario de asistencia y salvamento y, en forma sub-
sidiaria, el pago de remuneraciones debidas, pagadas en de-
fecto, por los trabajos extraordinarios –salvamento y recu-
peración de restos náufragos conforme el art. 387 y sigs. de
la Ley de la Navegación– por ellos realizados en el buque de
5
propiedad de la demandada, es inadmisible, pues las tareas
realizadas no fueron lo suficientemente peligrosas como pa-
ra merecer el salario especial reclamado, en tanto que las
maniobras no excedieron, por sus intrínsecos riesgos, lo que
puede entrañar normalmente una ordinaria tarea de asisten-
cia, en los términos exigidos por la ley citada, no obstante lo
cual recibieron una retribución por esos trabajos extraordi-
narios. Máxime teniendo en cuenta la relación contractual
preexistente de los accionantes con la accionada y el hecho
de que no se trató de un salvamento “voluntario”, pues el
propio capitán aseveró que recibió una orden de traslado al
lugar de los hechos y de agotar las instancias para salvar al
buque en peligro. R.C.
60.050 – CNCiv. y Com. Fed., sala II, octubre 5-2018. – F., O. Á. y
otro c. Y.P.F. S.A. y otros s/cobro de asistencia y salvamento.
En Buenos Aires, a los 5 días del mes de octubre de
2018, se reúnen en Acuerdo los señores jueces de la Sala
II de esta Cámara para dictar sentencia en los autos del
epígrafe. Conforme con el orden de sorteo efectuado, el
doctor Ricardo Víctor Guarinoni dijo:
I. D. A. R., R. G., A. R. Á., J. F. R., M. O. L., O. C. B.,
O. Á. F., H. L. A. y R. D. T. iniciaron demanda contra la
empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales S.A. y contra
quien resulte propietario y/o armador del B/T Ingeniero
Huergo, Matrícula Nacional Nº 2599 F, persiguiendo el
cobro de salario de asistencia y salvamento y en forma
subsidiaria, para el caso de que no se hiciere lugar a la
demanda, el pago de remuneraciones debidas, pagadas en
defecto, por los trabajos extraordinarios (salvamento y re-
cuperación de restos náufragos conforme el artículo 387 y
ss. de la Ley de la Navegación) por ellos realizados en el
buque Ingeniero Huergo de propiedad de la demandada,
con más sus intereses y expresa imposición de costas.
Relataron que el Ingeniero Huergo salió de Bahía Blan-
ca hacia Río Cullen aproximadamente el 15 de junio de
1990 y que durante la navegación recibió el pedido de au-
xilio del B/T Humberto Beghin que estaba siendo remol-
cado por los remolcadores ARA Aviso Sobral y Gurrucha-
ga, los cuales, a causa del temporal que los azotaba, y por
no resultar adecuados en virtud de su escasa potencia para
remolques en el mar, soltaron los cabos dejando al garete
el buque remolcado.
Continuaron recordando que en dichas circunstancias
el B/T Ingeniero Huergo, a pedido de Y.P.F., se aprestó a
asistir al B/T Beghin y que en dicha maniobra (dadas las
condiciones meteorológicas, la fuerza del viento y el esta-
do del mar, sumada a ello la peligrosidad de la zona por la
cantidad de rocas existentes) sufrió las siguientes averías:
a) rotura de los tanques de lastre, 6 babor y 6 central; b)
cuarto de bombas de popa (se inundaron en forma inme-
diata); c) avería en tanque nº 27 (carbonera de gasoil); d)
avería de tanque 35 (purgas de gas oil en Sala de Máqui-
nas; e) avería de tanque doble fondo nº 37 y 39 de agua de
alimentación caldera; f) avería de tanque 40 (aceite sucio
motor principal) y tanque 41 (alimentación de agua de cal-
dera); g) avería de Coferdam general de doble fondo de
máquinas produciéndose la entrada de agua por rotura de
boca de registro de Coferdam, en la que se realizó una
cajonada de cemento; h) rotura del cuerpo de válvula de
aspiración de los tanques 29 y 30 (carbonera de fueloil
y alimentación calderas, produciéndose por esta circuns-
tancia el derrame total del combustible de dichos tanques
de 250 metros cúbicos al interior de la sala de máquinas),
poniendo al buque en situación de naufragio.
Puntualizaron que luego de producidas las averías el
Ingeniero Huergo logró navegar durante aproximadamente
20 minutos hasta que se produjo un “black out” y fondeó
las dos anclas a una milla de distancia de la isla Pingüino
(a 20 millas de Puerto Deseado).
Detallaron que la tripulación del Huergo inició tareas
para achicar la sala de máquinas pero que resultaron in-
fructuosas, por lo que el capitán decidió abandonar el bu-
que y la tripulación pasó al buque ARA Aviso Sobral y de
éste al buque ARA de Transportes Navales Bahía San Blas
que los trasladó hasta Puerto Deseado.
Señalaron que en Rada de Puerto Deseado la embar-
cación Gypsy 5º embarcó al capitán del I. Huergo y al
jefe de máquinas para trasladarlos nuevamente al buque
averiado por orden de la empresa armadora y que ambos
procedieron a verificar los daños existentes y el nivel de la
inundación para luego regresar a Puerto Deseado a infor-
mar a la Gerencia sobre las averías sufridas y su gravedad.
 6 Buenos Aires, miércoles 6 de marzo de 2019
Prosiguieron describiendo que el 22 de junio por la ma-
ñana se trasladó a los tripulantes A. y F. desde Puerto De-
seado para que coloquen una tapa para estancar el pasaje
de agua de la sala de máquinas al cuarto de timón y que
en la noche de ese mismo día el remolcador Jade Fish
trasladó hasta el buque I. Huergo al grupo de salvamento
integrado por los señores L., R., F., L., R., C., F., F., A.,
A., Á., T., G., M., G. D., D. y G. con la finalidad de pre-
parar la maniobra para poder achicar los tanques de lastre
5 laterales por intermedio de una bomba de balasto del
remolcador Jade, operación que resultó infructuosa porque
las características de dicha bomba no permitieron la aspi-
ración del agua contenida en los tanques.
Recordaron que en la madrugada del día 23 de junio se
desató un fuerte temporal, por lo que el remolcador debió
abandonar su lugar al costado del Huergo con tal premura
que impidió el reembarco de aquellos tripulantes que es-
taban a bordo del Huergo, y que luego de varios intentos
de rescate sin éxito y en medio de la tormenta se logró su
salvamento en una maniobra de alto riesgo que consistió
en embestir en varias oportunidades al I. Huergo para per-
mitir el salto de una embarcación a otra.
Especificaron que al mediodía del 23 de junio embarca-
ron R., F., L. y R. y que el helicóptero de la Armada proce-
dió a trasladar dos motobombas nafteras (con el riesgo que
esto implica en la cubierta de un buque tanque gasificado)
y que, además, para arrancar el generador de emergencia
del buque fue necesario destapar en cubierta principal una
carbonera de gasoil, sacando el gasoil a baldes por medio
de una cuerda.
Expresaron también que se pusieron en funcionamien-
to las dos bombas nafteras y que se procedió a achicar
los tanques nº 5 laterales de lastre mientras que al mismo
tiempo comenzó el traslado de otras dos bombas sumergi-
bles eléctricas hacia la sala de máquinas aspirando de ésta
y descargando al cuarto de bombas de popa que estaba
en comunicación con el mar por la avería sufrida, usando
dicho cuarto como tanque de decantación pues en la sala
de máquinas se encontraban derramadas 250 toneladas de
fueloil por las averías de las carboneras. Destacaron que
durante esta maniobra el remolcador Jade Fish se alejó
del buque I. Huergo, por lo que la tripulación a bordo se
quedó sin asistencia.
Resaltaron que el nivel de agua ingresada a bordo cu-
bría la totalidad de la sala de máquinas a una altura de
cuatro metros por debajo de la cubierta principal, nivel
que continuó subiendo hasta que se inició el achique con
las respectivas bombas.
Refirieron que a medida que se hizo efectivo el achique
de los tanques de lastre (5 laterales) la popa del buque
que hasta ese momento embarcaba agua dejó de hacer-
lo, situación que brindó margen de tiempo para que las
bombas nafteras que se utilizaban en la cubierta principal
fueran transportadas hacia popa para poder achicar la sala
de timón que se encontraba inundada por ingreso de agua
y petróleo desde la sala de máquinas y por el ingreso de
agua a través de la caña del timón (situación ésta que se
vio agravada por el masivo derrame de diversos productos
químicos almacenados en dicho cuarto de timón que gene-
raban una atmósfera de alto riesgo por las emanaciones de
vapores), agregando que una vez controlada la inundación
en el cuarto de timón se pudo retirar la tapa superior del
tanque pique de popa procediéndose al achique de éste.
Aseveraron que estos trabajos permitieron que aflore
un cierto francobordo en la popa hasta tal punto que el
agua descubriera la leyenda del nombre del buque y su
puerto de matrícula, recalcando que siempre se trabajó con
bombas eléctricas en el interior de la sala de máquinas, en
una atmósfera totalmente gasificada debido al derrame de
combustible y que la tripulación debió ingresar en reitera-
das oportunidades hasta donde el nivel de líquido lo per-
mitía para destapar las rejillas de aspiración de las bombas
que se tapaban en forma continua.
Asimismo recalcaron que sobre la superficie de la sala
de máquinas flotaban diversos tubos como acetileno, oxí-
geno, freón, etc., los cuales, debido al intenso rolido por el
mal tiempo reinante en la zona, se deslizaban a gran velo-
cidad de banda a banda, haciendo impacto contra todo lo
que se interpusiera con el grave riesgo de estallar.
Especificaron que las tareas en cuestión continuaron sin
interrupción durante veinte días y que a ello se le sumó la
preparación del barco para ser remolcado hasta la rada de
Puerto Deseado, teniendo que mover a mano los cables de
acero para la preparación de la maniobra de remolque, en-
tre muchas otras tareas de importancia, añadiendo que una la cual les asiste el mismo derecho que a los que se halla-
vez levantadas las anclas se inició finalmente el remol- ban no enrolados. Solicitaron que para el caso de que se
que hacia la rada de Puerto Deseado donde los tripulantes considere que la relación laboral subsistía al momento de
continuaron trabajando hasta que el agua se encontró a la llevarse a cabo el salvamento, se proceda a determinar el
altura de las planchas de la última cubierta de máquinas y “quantum” de las remuneraciones debidas por los trabajos
el francobordo fue normal. Concluyeron que actualmente extraordinarios realizados.
el buque Ingeniero Huergo se halla en Puerto Belgrano.
II. A fs. 199 y vta. se presentaron los señores J. L. L., E.
Indicaron que conforme lo establecido en el artículo 379
G., R. W. D. y A. A. C., también en calidad de demandantes
de la Ley de la Navegación los factores a tener en cuenta
por haber intervenido en la asistencia del Ingeniero Huergo.
para la determinación del salario por asistencia y salva-
mento son: a) el éxito obtenido, que en este caso ha sido III. A fs. 212 el señor M. O. L. desistió de la acción in-
completo, pues luego de salvar al buque en virtual estado coada en las presentes actuaciones.
de naufragio, los tripulantes lo llevaron a la rada de Puerto
IV. A fs. 246/47 vta. se presentó YPF S.A. acusando
Deseado donde fue fondeado; b) esfuerzo y mérito de los
caducidad de la instancia y solicitando se suspenda el pla-
que presten el auxilio (los que entienden han sido descrip-
zo para contestar la demanda. Asimismo a fs. 248 solicitó
tos minuciosamente); c) el peligro corrido por las personas
se cite como tercero al Estado Nacional en los términos
y cosas auxiliadas (también relatado); d) peligro corrido
del artículo 94 del Código Procesal y a fs. 249/257 vta.
por los que presten auxilio y por los medios empleados
opuso excepción de pago y contestó la demanda negando
(remiten a lo ya expuesto al respecto); e) tiempo empleado.
los hechos y desconociendo los documentos que no fueren
Aseveraron que no se hallaban enrolados pero que fue-
expresamente reconocidos.
ron llamados por la empresa armadora a realizar las ta-
Aseveró que la demanda entablada resulta improceden-
reas de asistencia del Huergo y poseen el derecho que les
te porque según el régimen del contrato de ajuste los tripu-
asigna el artículo 380 de la Ley de la Navegación al co-
lantes deben auxiliar al capitán con el aporte de su esfuer-
bro del salario por los trabajos extraordinarios efectuados,
zo en caso de cualquier desastre que afecte al buque o a la
aclarando que la circunstancia de que la armadora haya
carga, sea cual fuere su naturaleza, conforme el artículo
liquidado a la tripulación una retribución por “trabajos ex-
139, inc. c) de la Ley de la Navegación.
traordinarios realizados en el b/t Ing. Huergo” no significa
Continuó expresando que en función de tal normativa
que no tengan derecho al cobro de una equitativa remune-
los tripulantes del Ingeniero Huergo, ligados con su arma-
ración por imperio de lo normado en el artículo 381 de la
dor (YPF) por un vínculo laboral, tenían la obligación pre-
Ley de la Navegación.
existente de cooperar, aun fuera del marco normal y ordina-
Respecto de los tripulantes embarcados recordaron lo
rio de sus funciones a bordo, en la salvación de la aventura.
señalado por Atilio Malvagni en su obra “Derecho Laboral
Aseguró que en la especie no existió la “voluntariedad”
de la Navegación” (Ed. Depalma, 1949, pág. 158) cuando
exigida como uno de los presupuestos de la asistencia, y
expresa: “… El tripulante ajusta sus servicios para pres-
que por tal motivo el salario pretendido resulta improce-
tarlos durante un viaje normal. Por tal no debe entenderse
dente, señalando, a mayor abundamiento, que el artículo 89
solamente el que se realiza sin contratiempos, ya que la
de la Ley de Contrato de Trabajo, de aplicación subsidiaria
naturaleza del transporte marítimo, por el medio en que se
para el trabajo a bordo, obliga al trabajador a prestar servi-
desarrolla, implica que dentro del concepto de normalidad
cios extraordinarios en favor de los bienes de la empresa.
queden comprendidos todos los peligros comunes a la na-
Insistió en que la estructura general del esquema legal
vegación y que obligan al tripulante a desarrollar el esfuer-
que rige el trabajo a bordo lleva a concluir que cuando
zo necesario para contrarrestarlos. Pero es lógico que por
el marino presta servicios extraordinarios para salvar a
imperio de las circunstancias estos esfuerzos lleguen a ser
su propio buque, no está participando de una asistencia y
extraordinarios y resulten beneficiosos para el buque. Un
salvamento.
ciclón o un incendio que ponen en peligro su seguridad,
En respuesta a lo que sostienen los actores respecto a que
exponiendo a una pérdida casi segura, obliga al tripulante
su desembarco por abandono del buque dispuesto por el Ca-
a auxiliar al capitán ‘so pena de perdimiento de los sueldos
pitán produjo la extinción del contrato de ajuste, por lo que
vencidos’, art. 989 Código de Comercio. Pero de la cir-
sus tareas habrían sido voluntarias, expresó que en modo
cunstancia de que el Código de Comercio obliga al tripu-
alguno se produjo la extinción del contrato de ajuste, y ello
lante a prestar dicho auxilio ‘en caso de ataque del buque
en razón de que en el abandono del buque dispuesto por el
o desastre que sobrevenga al buque o a la carga, cualquiera
Capitán no existió la intención de no regresar y menos aún
sea su naturaleza’ no debe deducirse que la retribución de
el peligro de naufragio del buque Ingeniero Huergo.
los esfuerzos extraordinarios prestados en tales oportuni-
Por todo lo expresado solicitó el rechazo de la demanda
dades quedan incluidos en el salario estipulado en el con-
con expresa imposición de costas.
trato. El artículo 1009 del Código de Comercio contempla
En punto a la excepción de pago sostuvo que su parte
expresamente una retribución especial en esos casos, en la
abonó a los actores una retribución por trabajos extraordi-
forma siguiente: ‘… todo servicio extraordinario prestado
narios, en función de lo cual opone dichos montos como
por los oficiales o individuos será anotado en el diario y
excepción de pago.
podrá dar lugar a una recompensa especial’”.
Por último, y en virtud de lo previsto en la Ley de Con-
Subrayaron que la expresión “podrá dar lugar” no sig-
vertibilidad del Austral Nº 23.928 y sus respectivos decre-
nifica que quede a voluntad del armador concedérsela o
tos reglamentarios 529/91 y 941/91, se opone al pretendi-
no, pues el artículo 1009 del citado Código da derecho al
do cómputo de intereses para el eventual supuesto de que
tripulante a reclamar esa recompensa especial, que en rea-
se hiciera lugar a la demanda.
lidad no es sino la retribución por servicios extraordinarios
Recordó que el artículo 7º de la ley 23.928 establece un
prestados y la expresión “podrá dar lugar” sólo implica que
principio general cuando dice que en ningún caso se ad-
ese derecho no existirá en todos los casos, sino únicamente
mitirá la actualización monetaria, indexación por precios,
cuando dichos servicios hayan excedido los normales del
variación de costos o repotenciación de deudas, cualquiera
contrato de ajuste (citan a Segovia, L.L. t. 45, pág. 564).
fuera su causa, haya o no mora del deudor, con posteriori-
Concluyeron que los hechos relatados no permiten du-
dad al 1.4.91.
das respecto de la existencia de una operación de asisten-
Respecto de la actitud que debe asumirse con poste-
cia y salvamento, habiéndose cumplido todos y cada uno
rioridad al 1.4.91 –en el supuesto caso que resultare con-
de los requisitos esenciales que establece la ley 20.094
denada su parte–, señaló que también resulta aplicable la
(específicamente el artículo 379).
doctrina sentada por la Corte Suprema de Justicia de la
Asimismo afirmaron que el carácter de irrenunciable del
Nación “in re”: “Yacimientos Petrolíferos Fiscales c/ Co-
salario por asistencia halla su fundamento normativo en
rrientes Provincia de y Banco de la Provincia de Corrien-
el artículo 381, por lo que las sumas percibidas por ellos
tes s/ cobro” del 3 de marzo de 1992, en la que se sostuvo
deberán ser tenidas a cuenta de lo que realmente les corres-
que de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 7, 8, 10 y 13
ponde por los trabajos realizados en el Ingeniero Huergo.
de la ley 23.928 –que derogan toda otra disposición que
Por último, especificaron que en estas actuaciones se
se oponga a sus prescripciones– no corresponde practicar
reclama el pago del salario de asistencia tanto para los
actualización alguna con posterioridad al 1.4.01.
tripulantes embarcados como para aquellos que no lo es-
taban en el momento de sufrir el buque asistido las averías V. A fs. 313/14 vta. se presentaron, mediante apodera-
relatadas, puntualizando que respecto de los primeros ha do, los señores V. H. M., J. J. D. P., O. D. D. C., M. A., C.
de considerarse que el desembarco por abandono del bu- H. L., A. J. C., D. A. H., E. R. C., M. A. R., O. A. L., P. T.
que produjo la extinción del contrato de ajuste, razón por y O. L. A.

VI. A fs. 317/20 vta. se presentó el Estado Nacional
–Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos–
contestando la demanda y solicitando su rechazo con cos-
tas. Los argumentos de su defensa son similares a los ex-
puestos por la demandada, adhiriendo, además, a la prueba
ofrecida por Y.P.F., por lo que a la presentación de la ac-
cionada me remito en homenaje a la brevedad.
VII. A fs. 346 Y.P.F. S.A. solicitó la citación en garantía
de la Caja de Ahorro y Seguro S.A., la que al presentarse
a fs. 359/60 dedujo la falta de legitimación pasiva, a la que
se hizo lugar a fs. 372 y vta.
VIII. A fs. 467/71 vta. la Caja Nacional de Ahorro y Se-
guro (en liquidación) respondió la citación en garantía, pi-
diendo que sea desestimada con costas a cargo de Y.P.F. S.A.,
cuestión que fue resuelta en el momento de dictar sentencia.
IX. El señor Juez de primera instancia, en su pronuncia-
miento de fs. 987/992 vta., rechazó la demanda promovida
por D. A. R., R. G., A. R. Á., J. F. R., O. C. B., O. Á. F., H.
L. A., R. D. T., J. L. L., E. G., R. W. D., A. A. C., V. H. M.,
J. J. D. P., O. D. D. C., M. A., C. H. L., A. J. C., D. A. H.,
E. R. C., M. A. R., O. A. L., P. T. y O. L. A., imponiendo
las costas del juicio a los actores.
X. La referida sentencia suscitó el recurso de los accio-
nantes (fs. 997 y vta.).
XI. A fs. 1080 y vta. se presentó el señor O. Á. F. soli-
citando que, atento a que sólo el señor L. tenía intenciones
de continuar con el trámite de estas actuaciones, se hiciera
lugar a la continuación del procedimiento en forma indivi-
dual, es decir, el señor L. con su letrado y él con el suyo,
pues son dos coactores que desean impulsar el trámite, por
lo que resultaría innecesaria la unificación de la personería
en los términos del artículo 54 del Código Procesal.
A fs. 1081 y vta. el señor F. solicitó se ordene desdoblar
el expediente y formar una nueva causa para ser elevada a
esta Excma. Cámara a fin de que entienda en el recurso de
apelación oportunamente interpuesto.
XII. A fs. 1111/1112 y vta. el señor Juez de primera
instancia resolvió hacer lugar a dicho pedido, resolución
que fue apelada por la contraria y confirmada por esta Sala
a fs. 1141/1143.
XIII. A fs. 1151/1158 expresó agravios O. Á. F. y a fs.
1159 y vta. hizo lo propio J. L., adhiriendo a lo expuesto
por F. en su memorial, presentaciones que fueran contes-
tadas por el Estado Nacional a fs. 1162/1166 vta. y por
Y.P.F. S.A. a fs. 1168/1174.
XIV. Los agravios del señor F. pueden resumirse en los
siguientes: a) el señor Juez “a quo” se equivoca al no con-
siderar que él no era tripulante del B/T Ingeniero Huergo
al momento de producirse la avería que originó el poste-
rior salvamento y rescate, sino que fue convocado exclusi-
vamente para dicha tarea junto al resto de los actores y b)
la imposición de las costas a cargo de los accionantes. El
señor L., por su parte, adhirió a los términos del memorial
de agravios del señor F.
XV. Hallo conveniente advertir, con carácter previo,
que para definir bien y legalmente la controversia de autos
no habré de seguir a las partes en todos y cada uno de sus
planteamientos, ni he de ceñir mis razones a considerar lo
que ha sido articulado en aspectos jurídicos –ciertamente
con el límite de no alterar los extremos de hecho–. En
cuanto a que examinaré sólo lo “conducente” para la justa
composición del diferendo, me atengo a la jurisprudencia
de la Corte Suprema Nacional, que ha admitido como ra-
zonable esa metodología de fundamentación de las senten-
cias judiciales (confr. Fallos: 265:301; 278:271; 287:230;
294:466, entre muchos otros). Y con referencia a los ar-
gumentos en que sustentaré mi voto –sin considerarme
constreñido por las exposiciones jurídicas de las partes–,
sólo tengo que recordar que es deber de los jueces decidir
de modo expreso y preciso las pretensiones deducidas en
el juicio “calificadas según correspondiere por ley” (art.
163, inc. 6º, del Código Procesal).
XVI. Quiero recordar, ante todo, que los riesgos que
acechan a la aventura marítima pueden poner a ésta en pe-
Interior: Bahía Blanca: Notas Jurídicas: Tel. (0291) 4527524 / La Plata: Tel. (011) 4349-0200, int. 1181 / Mar del Plata: Jorge Rabini Tel./Fax (0223) 4893109 / Córdoba: Alveroni Libros Jurídicos (0351) 4217842
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Buenos Aires, miércoles 6 de marzo de 2019
ligro, o incluso acabar con ella. Surge en estos momentos
dramáticos y tristes la necesidad de la ayuda de terceros
para restaurar la normalidad o para evitar la destrucción
total de la expedición; aparecen así las figuras jurídicas
de la Asistencia y del Salvamento, que se las puede defi-
nir como todo auxilio prestado a un buque en peligro (y
consiguientemente a las personas y bienes que se hallen a
bordo) o a los restos náufragos de una aventura marítima
que ha estado sometida a un peligro.
La Asistencia se cumple siempre respecto de un buque,
en el cual, a pesar del peligro, se mantiene aún la organi-
zación y el orden por la presencia de la tripulación a bordo
y la vigencia de la autoridad del capitán. Asistir supone
complementar la labor y los esfuerzos de los tripulantes
del buque amenazado a los efectos de sustraerlo del peli-
gro o disminuir sus consecuencias dañosas.
El Salvamento se lleva a cabo no sólo en cuanto a bu-
ques sino también respecto de cosas que han perdido su
condición jurídica de buque, presupone la ausencia de tri-
pulantes total o parcial, o la total desorganización a bordo
por la inexistencia, o la imposibilidad de su ejercicio, de la
autoridad del capitán ante el peligro ya realizado.
Nuestro país, al adherirse al Convenio SALVAMENTO
1910, se enroló en la lista de países que aun aceptando la
existencia de esas dos voces, no reconocen una diversidad
conceptual entre Asistencia y Salvamento. Este Convenio
no nos brinda una definición sobre los mismos, refirién-
dose en su art. 1º a los servicios consistentes en auxiliar
o en salvar buques de navegación marítima que estén en
peligro, así como las cosas que se hallen a bordo, el flete
y el precio del pasaje, independientemente de las aguas en
que aquellos sean prestados.
Por su parte, el Convenio SALVAMENTO 1989 añade
varios elementos, dando una mayor amplitud al concepto
de lo que se denomina “Operación de Salvamento”, en-
tendiéndose como tal a todo acto o actividad emprendida
para auxiliar o asistir a un buque o para salvaguardar cua-
lesquiera otros bienes que se hallen en peligro en aguas
navegables o en cualesquiera otras aguas.
Obviamente, deben estar presentes los presupuestos bá-
sicos para que exista salvamento, esto es: peligro, volun-
tariedad, resultado útil, inexistencia de un vínculo obliga-
cional previo entre salvador y salvado, pero la noción que
surge del Convenio SALVAMENTO 1989 es manifiesta-
mente amplia y se caracteriza por la unidad conceptual en-
tre asistencia y salvamento, por comprender operaciones
que no requieren tener una duración determinada y que
pueden consistir en actos materiales o inmateriales, por
incluir acciones realizadas desde buques o desde tierra,
por el hecho de que el buque o los otros bienes a ser salva-
dos pueden hallarse en aguas navegables o en cualesquiera
otras aguas (lo que incluye las aguas interiores).
Ello así, se puede definir a la asistencia y salvamento
como todo auxilio prestado a un buque en peligro (y con-
siguientemente a las personas y bienes que se hallen en él)
o a los restos náufragos de una aventura marítima que ha
estado sometida a un peligro. La asistencia y salvamento
se diferencian por la mayor o menor intensidad del peligro
y de sus efectos sobre la aventura marítima.
Para la configuración de la figura jurídica de salvamen-
to y que se genere el derecho a la remuneración, deben
reunirse varios requisitos: peligro, voluntariedad, resulta-
do útil y conformidad del capitán del buque en peligro.
El peligro es un elemento importante. Su existencia
o inexistencia representa el límite entre la existencia o
inexistencia del salvamento. No es indispensable que el
peligro sea inminente o absoluto; es suficiente que sea po-
sible, pero debe ser real y sensible, es decir, efectivo e idó-
neo para producir la destrucción de los bienes expuestos
a él. La situación de peligro no debe ser imaginada sino
resultar de una apreciación razonable, si bien será siempre
una cuestión de hecho que deberá resolverse según las cir-
cunstancias particulares de cada caso.
El peligro debe existir al tiempo en que se prestan los
servicios, y no debe ser un peligro del tipo y características
de los que normalmente afectan a la aventura marítima.
Respecto de la calidad de servicio voluntario, cualquiera
sea la motivación que impulse al salvador a prestar su ayu-
da, ésta debe ser voluntaria, no en el sentido de que debe
7
basarse en la libre determinación de quien toma tal deci-
sión, sino en que no debe derivarse de una obligación legal
o contractual preexistente de proceder de tal manera. Quien
salva bienes en la mar no debe estar obligado a ello con an-
terioridad al acto por vínculo legal o convencional alguno.
En punto al resultado útil se debe tener en cuenta que los
servicios, para configurar salvamento, deben producir un
resultado útil, es decir que aquéllos deben sustraer del peli-
gro amenazante o cumplido al buque o a los bienes para que
haya salvamento y consiguientemente para que el salvador
tenga derecho al cobro de la remuneración pertinente. La
noción de éxito es una cuestión de hecho. Las simples ten-
tativas no son suficientes, pero sí lo son los esfuerzos que
de cualquier manera han contribuido positivamente al éxito
final, aunque éste haya sido obtenido por otros salvadores.
Y con relación a la conformidad del capitán del buque
en peligro es preciso remarcar que cualquiera sea el estado
o situación del buque, mientras su capitán se halle a bordo,
éste conserva su plena autoridad y nadie puede sin su ex-
preso consentimiento prestar auxilios tendientes a salvar-
lo, ni entrar en dicho buque bajo pretexto alguno.
XVII. Dicho lo que antecede advierto que en el caso que
me ocupa tanto el señor O. Á. F. como J. L. L. pertenecían
a la dotación de Y.P.F. S.A., extremo que encuentra susten-
to en sus propios dichos volcados en el escrito de inicio:
“La circunstancia de que la armadora liquidó a la tripula-
ción (el subrayado me pertenece) una retribución por ‘tra-
bajos extraordinarios realizados en el b/t Ing. Huergo’ (ver
recibos adjuntos), no enerva su derecho al cobro de una
equitativa remuneración, por imperio de lo normado en el
art. 381 de la ley citada” (conf. fs. 147, segundo párrafo).
Por otra parte, parece claro que las tareas realizadas en el
B/T Ingeniero Huergo no fueron lo suficientemente peligro-
sas como para merecer el salario especial que aquí recla-
man los tripulantes, pues las maniobras no excedieron, por
sus intrínsecos riesgos, lo que puede entrañar normalmente
una ordinaria tarea de asistencia, en los términos exigidos
por la Ley de la Navegación, no obstante lo cual recibieron
una retribución por esos trabajos extraordinarios (conf. re-
cibos a nombre de F. que en copia obran a fs. 31/32).
Asimismo, en la declaración testimonial de fs. 789/790
el testigo G. M., Capitán de Ultramar jubilado, respondió
que en julio de 1990 era Gerente Operativo de la Gerencia
de Transporte Marítimo y Fluvial de YPF y que habiendo
tomado conocimiento del siniestro ocurrido en el buque
tanque Ingeniero Huergo envió al Capitán de Ultramar L.
y a 20 tripulantes elegidos por él.
También quiero destacar el escrito que presentó L. a fs.
232/33 vta., en el cual relata los hechos y expresa clara-
mente que encontrándose en la empresa Y.P.F. S.A. tomó
conocimiento de la situación por la que atravesaba el B/T
Ingeniero Huergo, y que luego de intercambiar opiniones
por radioteléfono desde las oficinas de operaciones de Flo-
ta con el capitán embarcado, señor G. M. –su Primer Ofi-
cial–, recibió la orden del Gerente Operativo, Capitán de
Ultramar G. M., de traslado al lugar de los hechos con un
grupo de tripulantes, entre los que se encontraba F.
Lo expuesto hasta aquí no deja dudas respecto de dos
cuestiones básicas en esta controversia: la relación con-
tractual preexistente de los actores con la demandada y el
hecho de que no se trató de un salvamento “voluntario”,
pues el propio L. aseveró que recibió una orden de tras-
lado al lugar de los hechos y que llevó a cabo una tarea
EDICTOS
CIUDADANÍA ciembre de 2017. Miguel Augusto
El Juzgado Nacional de Primera Álvarez, sec. int.
Instancia en lo Civil y Comercial
I. 6-3-19. V. 7-3-19 242
Federal Nº 9, a cargo de la Dra.
El Juzgado Nacional de 1ª Instancia
Alicia Bibiana Pérez (Juez Federal
Subrogante), Secretaría Nº 18, sito Civil y Comercial Federal Nº 9, Se-
en Libertad 731, 6to piso, Capital cretaría Nº 17, sito en Libertad 731
piso 6º, Capital Federal, en los autos:
Federal, en los autos caratulados:
RODRIGUEZ CASTIN LOURDES BEA-
“VILLAMIZAR OVALLES, GERARDO
DAVID S/ SOLICITUD DE CAR- TRIZ S/ CARTA DE CIUDADANIA”
TA DE CIUDADANIA”, EXPTE. Nº de nacionalidad URUGUAYA, naci-
da el 27/12/55, en MONTEVIDEO
4888/2017, hace saber que el so-
URUGUAY, con DNI 93.010.518. Se
licitante dijo ser VENEZOLANO, na-
cido el 10 OCT 1985 en MÉRIDA, publica para que cualquier persona
–a través del Ministerio Público– for-
VENEZUELA, con DNI 94.658.191.
mule objeciones que pudiesen obstar
Se publica para que cualquier
al otorgamiento del beneficio. Bue-
persona –a través del Ministerio
nos Aires, catorce de noviembre de
Público– formule objeciones que
pudiesen obstar al otorgamiento del 2017. Eduardo Muzio, sec.
beneficio. Buenos Aires, 18 de di- I. 1-3-19. V. 6-3-19 241

D i a r i o d e D o c t r i n a
encomendada por un superior: agotar las instancias para
salvar al Ingeniero Huergo.
En tales condiciones, entiendo que las quejas sobre este
punto deben ser desechadas.
XVIII. Respecto del segundo de los agravios referido
a la imposición de costas a los perdidosos, diré que no se
presenta en la hipótesis causal alguna que faculte a apar-
tarse del criterio objetivo de la derrota que consagra el art.
68 del Código Procesal, criterio que no implica una suerte
de penalidad para el litigante vencido, sino que tiene por
objeto resarcir a la contraria de los gastos en que su con-
ducta la obligó a incurrir (conf. esta Sala, causas 8383 del
30.10.79; 9058 del 10.2.92; 403 del 27.8.93; 9255/92 del
24.9.93 y 35.598/95 del 18.09.98, entre muchas otras).
En efecto, las particularidades del caso –más allá de la
buena fe que cabe presumir en los actores– se traducen en
errores de derecho en que ellos incurrieron, los que no jus-
tifican que se los exima de la carga de las costas, por lo que
considero que este agravio también debe ser desestimado.
XIX. En el marco precedentemente expuesto, y luego
de un detenido análisis de las circunstancias que informan
la presente causa, voto porque se confirme la sentencia
recurrida, con costas de ambas instancias a los apelantes
(art. 68 del Código Procesal).
El doctor Eduardo Daniel Gottardi, por razones análo-
gas a las expuestas por el doctor Ricardo Víctor Guarinoni,
adhiere a su voto.
El doctor Alfredo Silverio Gusman no suscribe la pre-
sente por hallarse en uso de licencia (art. 109 del R.J.N.).
En virtud del resultado que instruye el Acuerdo que an-
tecede, esta Sala resuelve: confirmar la sentencia de fs.
987/992 vta., con costas de ambas instancias a cargo de
los señores O. Á. F. y J. L. L., que han resultado vencidos
(art. 68 del Código Procesal).
Regístrese, notifíquese y devuélvase. – Ricardo V. Gua-
rinoni. – Eduardo D. Gottardi.
Contratos:
Contrato de representación artística: incumpli-
miento; daños y perjuicios; reclamo; prescrip-
ción; plazo aplicable; dies a quo. Senten-
cia: Cosa juzgada: configuración; efectos.
1 – Puesto que la actora no reclama por falta de pago de fac-
turas presentadas al cobro, sino los daños y perjuicios de-
rivados del incumplimiento de los términos del contrato de
representación artística en cuanto a la forma en que fueron
distribuidos los beneficios y la restitución de aquello que los
demandados percibieron indebidamente, cabe concluir que
resulta aplicable al caso el plazo decenal establecido por el
art. 846 del cód. de comercio y no el cuatrienal del art. 847,
inc. 1º, del mismo código aplicado por el juez a quo, por in-
terpretar que la accionante había promovido una acción por
repetición de pagos efectuados erróneamente desde la fecha
de celebración del contrato hasta su extinción.
2 – Dado que, al finalizar el contrato de representación artísti-
ca con la actora, los demandados no habían rendido cuentas
de su gestión –o al menos no lo acreditaron–, en ese momento
aquella no pudo tener la certeza del cobro indebido de los be-
neficios, ya que se carecía de información, sino que recién la
tuvo a partir de la sentencia dictada por este tribunal en otra
causa entre las partes de este pleito en la cual se patentizó
la existencia del daño, aunque no así de su cuantía, y, por lo
tanto, se encontró en condiciones de demandar. En conse-
cuencia, considero que el dies a quo del plazo de prescripción
de la presente acción por resarcimiento de tales daños es el de
la fecha del dictado de dicho decisorio.
3 – La sentencia en la cual se resolvió que la actuación ilícita del
representante y consejero, que liquidaron los porcentajes de las
Buenos Aires, miércoles 6 de marzo de 2019
y J u r i s p r u d e n c i a
comisiones sobre los ingresos brutos y no sobre las ganancias
en contra de la metodología pactada en el contrato de repre-
sentación artística firmado con la actora, configuró un incum-
plimiento contractual que no puede generarles ningún derecho,
hace cosa juzgada en el presente reclamo por resarcimiento de
los daños y perjuicios derivados de ese incumplimiento, pues, si
bien en aquel expediente como actor y demandado intervenía
solo uno de los aquí coaccionados y la accionante, lo cierto es
que también son parte integrante y necesaria en los contratos
que vincularon a todas las partes de este pleito los restantes
codemandados, los cuales participaron en aquel expediente
como terceros citados y ejercieron su defensa, y es evidente que
lo tratado en aquel juicio tiene estrecha relación con lo que se
ventila en este. Por lo cual lo allí resuelto se tornó inmutable e
inimpugnable, por efecto propio de la cosa juzgada. R.C.
60.051 – CNCom., sala D, noviembre 6-2018. – P., S. c. I., J. C.
s/ordinario. (Consúltese el texto completo de la sentencia en www.
elderecho.com.ar).
OPINIONES Y DOCUMENTOS
Audiencia en el Congreso de los Estados Unidos
por los altos costos de los medicamentos
El Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Repre-
sentantes de los Estados Unidos realizó el pasado 29 de enero
de 2019 una audiencia para examinar las acciones de las
compañías farmacéuticas en el incremento del precio de los
medicamentos que son prescriptos médicamente.
El objetivo de la audiencia era determinar por qué las com-
pañías estaban incrementando los precios de manera tan drás-
tica y qué pasos se podían tomar para reducir el precio de los
medicamentos. La preocupación del Comité está vinculada con
los efectos de estos incrementos en el presupuesto federal y
estadual y en el de cada familia estadounidense.
Según se informa, las compañías han incrementado agre-
sivamente los precios de los medicamentos y han fijado altos
precios iniciales para los nuevos medicamentos que les gene-
raron enormes ganancias. Aproximadamente el 94 % de los
medicamentos de marca más utilizados en el mercado entre
2005 y 2017 ha más que duplicado su precio en este período,
con un incremento promedio en 2017 del 84 %.
Entre los expositores encontramos a AARON S. KESSELHEIM,
profesor asociado de Medicina y director de un programa so-
bre Regulación, Terapias y Derecho (PORTAL) de la Escuela de
Medicina de Harvard. En su presentación, KESSELHEIM señaló
los siguientes puntos (la traducción es nuestra):
• El principal motor del gasto en medicamentos prescrip-
tos son los fármacos de marcas protegidas por patentes, que
NOVEDADES 2019
ALEJANDRO ALBERTO FIORENZA
COLECCIÓN CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL
LA FUNCIÓN RESARCITORIA
DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
El Derecho
2018
502 páginas
ISBN 978-987-3790-82-9
Venta telefónica: (11) 4349-0200, int. 1177
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contabilizan el 10 % de las prescripciones pero el 75 % del
gasto.
• Muchos pacientes no pueden afrontar las prescripciones
debido al costo de los medicamentos; como resultado de ello,
los precios altos conducen a pobres consecuencias clínicas que
generan sufrimiento humano y gastos médicos evitables.
• La razón que subyace a los precios altos es que el gobier-
no concede patentes y otros derechos de exclusividad en el
mercado a esas drogas de marca como respuesta a la innova-
ción. Mientras duran estas medidas de protección, las patentes
permiten a los fabricantes cobrar el precio que quieran, o todo
lo que el mercado pueda soportar.
• Al mismo tiempo, el mercado de compradores que de-
bería contrarrestar estos monopolios es ineficiente por varias
leyes y factores que impiden a los pagadores negociar efecti-
vamente precios más bajos en muchas circunstancias.
• No hay otra economía que permita a los fabricantes de
medicamentos fijar el precio que quieran para sus productos.
Tampoco ocurre ello en otros bienes y servicios que el gobierno
adquiere.
• Los períodos de exclusividad a menudo se extienden más
allá de los límites que los Padres Fundadores del país planea-
ron. Estos períodos se extienden en promedio 14-15 años.
• Para afrontar estos problemas, los pagadores del gobier-
no deberían tener flexibilidad para crear listados de prescrip-
ciones de mayor amplitud basados en la evidencia y negociar
los precios de los fármacos.
• Ayudaría cambiar la política de patentes para hacer los
genéricos y biosimilares más accesibles y poder superar los obs-
táculos que les impiden su ingreso eficiente al mercado.
• Los cambios orientados a racionalizar los precios de las
drogas no van a reducir la innovación farmacológica porque:
1) mucha de esa innovación se financia con fondos públicos
en laboratorios académicos o compañías “start-up” nacidas de
esas instituciones; 2) soluciones racionales que ajusten los pa-
gos por fármacos con su valor para los pacientes van a estimu-
lar el mejor tipo de innovación y ello conducirá a los productos
clínicamente más necesarios.
Jorge Nicolás Lafferriere
www.centrodebioetica.org
4 de febrero de 2019
VOCES: MÉDICO - FAMILIA - MENORES - PERSONA - DE-
RECHOS HUMANOS - SALUD PÚBLICA - BIOÉTI-
CA - ESTADO EXTRANJERO - MEDICAMENTOS -
HOSPITALES Y SANATORIOS
Fuentes: https://oversight.house.gov/legislation/hearings/exami-
ning-the-actions-of-drug-companies-in-raising-prescription-drug-prices;
https://docs.house.gov/meetings/GO/GO00/20190129/108817/
HHRG-116-GO00-Wstate-KesselheimA-20190129.pdf