Está en la página 1de 5

a.- El fundamento de la responsabilidad: el hecho ilícito internacional.

Circunstancias que excluyen la licitud.

El origen de la responsabilidad internacional en sentido clásico lo constituye el hecho


internacionalmente ilícito.

Hecho internacionalmente ilícito → Responsabilidad internacional

Podemos definir el hecho internacionalmente ilícito como un hecho atribuible a un


sujeto jurídico-internacional que, constituyendo una violación o infracción del Derecho
internacional, lesiona derechos de otro sujeto u otros sujetos de dicho ordenamiento, o
incluso derechos o intereses de los que sería titular la propia comunidad internacional,
dando lugar, entre otras consecuencias, a la responsabilidad del sujeto autor del hecho.
Por tanto, son dos los planos en que se expresaría la ilicitud:

 Uno, el relativo al derecho objetivo que resulta violado.


 Otro, el relativo al derecho subjetivo que es lesionado como consecuencia del
incumplimiento de la obligación (de hacer o de no hacer) impuesta al sujeto por la regla
en cuestión.

La palabra hecho expresa la idea de conducta en que reside todo evento atribuible a un
sujeto de Derecho, consiste esta conducta en un comportamiento activo o pasivo. El
adjetivo ilícito evoca, por su parte, la idea de contravención del Derecho.

El principio general aplicable a las contravenciones internacionales es el de que “Todo


hecho internacionalmente ilícito del Estado genera su responsabilidad internacional”
(artículo 1 del proyecto de artículos de la Comisión de Derecho Internacional de la
ONU sobre la responsabilidad del Estado por hechos internacionalmente ilícitos).

Circunstancias que excluyen la ilicitud ante un hecho ilícito internacional


En circunstancias excepcionales, el comportamiento del estado se ve exento de la tacha
de ilicitud y, por ende, de la responsabilidad emanada de él. Son causas de exclusión de
la ilicitud y de la responsabilidad internacional: las contramedidas autorizadas por el
Derecho Internacional; el consentimiento del Estado perjudicado; la fuerza mayor; los
casos de peligro extremo; el estado de necesidad y la legítima defensa.

 Las contramedidas autorizadas por el Derecho Internacional


El Estado utiliza las contramedidas autorizadas por el Derecho Internacional contra otro
Estado a consecuencia de un hecho ilícito internacional de éste otro.
 El consentimiento del Estado perjudicado
El consentimiento del Estado perjudicado tiene que ser válido, es decir, no puede estar
viciado por la coacción, el error o el dolo y no opera cuando la obligación es erga
omnes, es decir, de ius cogens. Si el consentimiento se da a posteriori de la realización
del hecho, esto equivale a una renuncia del estado a su derecho a la reparación.
 La fuerza mayor
Cuando la ilicitud responde a un caso de fuerza irresistible o un acontecimiento
imprevisto que haga imposible el cumplimiento de obligaciones.
Son ejemplos de fuerza mayor: terremotos, inundaciones, o el caso de penetración, sin
autorización del Estado territorial, de buques de guerra en aguas sujetas a su
jurisdicción, buscando refugio en situaciones de peligro inminente.
 Los casos de peligro extremo
Cuando la ilicitud se produce para salvar la vida de otras personas confiadas al cuidado
del autor, salvo que esa situación de peligro se deba al comportamiento del Estado que
la invoca.
Ejemplo de caso de peligro extremo: buque averiado que entra en un puerto.
 El estado de necesidad
Siempre que el hecho sea el único modo de salvaguardar un interés esencial del estado
contra un peligro grave e inminente, que ese hecho no afecte gravemente a un interés
esencial del Estado respecto del cual la obligación existe, y que el estado autor del
hecho no haya contribuido a que sobrevenga el estado de necesidad.
 La legítima defensa
Se justifica el recurso a la fuerza para la defensa del Estado que responde frente al
ataque anterior de otro Estado, siempre que sea una respuesta a una agresión actual, que
tenga carácter provisional, que se subordine al control del Consejo de Seguridad, etc.
Aparte de estas circunstancias que excluyen la ilicitud y la responsabilidad
internacional, existen diversas circunstancias que, dejando la ilicitud y la
responsabilidad en pie, son susceptibles de intervenir en cada caso para modificar la
responsabilidad, ya sea atenuando o agravándola.

b.-La invocación de la responsabilidad y las con-secuencias del hecho ilícito


internacional: la obligación de reparar
El artículo 42 prescribe que la ejecución de la responsabilidad de un Estado es en primer
lugar un derecho del “Estado lesionado”. Este término se define de manera
relativamente estricta, haciendo una distinción entre el perjuicio que afecta a un
determinado Estado o posiblemente a un pequeño número de Estados y los intereses
jurídicos de varios o de todos los Estados por ciertas obligaciones establecidas en
interés colectivo. Este último caso se trata en el artículo 48.

Este capítulo se expresa en términos de la invocación por un Estado de la


responsabilidad de otro Estado. Con tal objeto, debe entenderse que la invocación
significa adoptar medidas de carácter relativamente oficial como, por ejemplo, la
presentación de una reclamación contra otro Estado o la iniciación de procedimientos
ante una corte o tribunal internacional. Un Estado no invoca la responsabilidad de otro
Estado tan sólo porque critica a dicho Estado por una violación y pide que se cumpla la
obligación, o incluso si se reserva sus derechos o protesta. A los efectos de los presentes
artículos, la protesta como tal no es una invocación de la responsabilidad; tiene diversas
formas y propósitos y no se limita a los casos que entrañan la responsabilidad del
Estado. En general no existe el requisito de que un Estado que desee protestar contra
una violación del derecho internacional por otro Estado, o recordarle sus
responsabilidades internacionales con respecto a un tratado o a otra obligación que
incumba a ambos, deba establecer cualquier título o interés específico para hacerlo.
Esos contactos diplomáticos oficiosos no equivalen a invocar la responsabilidad a
menos que impliquen reclamaciones concretas del Estado interesado y hasta el
momento en que se presenten esas reclamaciones, como las relativas a una
indemnización por una violación que le afecta, o una medida específica como puede ser
la presentación de una solicitud ante un tribunal internacional competente, o incluso la
adopción de contramedidas. A fin de tomar esas medidas, es decir de invocar la
responsabilidad en el sentido de los artículos, se requiere un derecho más específico. En
particular, para que un Estado invoque la responsabilidad por cuenta propia, debe tener
un derecho específico a hacerlo, es decir, un derecho que le haya conferido
específicamente un tratado, o bien debe ser considerado como Estado lesionado. El
propósito del artículo 42 es definir esta última categoría.

Consecuencias del hecho internacionalmente ilícito

La consecuencia jurídica más característica y más normal del hecho internacionalmente


ilícito es la responsabilidad internacional del sujeto a quien el hecho es atribuible y
suele concretarse en el deber de reparar. La responsabilidad se mueve esencialmente en
el plano de las relaciones entre sujetos, lo que lleva a poner el énfasis en el derecho
subjetivo lesionado a resultas de la violación de la obligación internacional.

Aun siendo consciente del papel central que la responsabilidad tiene entre las
consecuencias del hecho internacionalmente ilícito, la Comisión de Derecho
Internacional de la ONU en su proyecto de artículos sobre la responsabilidad del Estado
por hechos internacionalmente ilícitos, no ha querido pasar por alto la posibilidad de
otras consecuencias distintas de las directamente relacionadas con las nuevas
obligaciones del Estado autor del hecho y los nuevos derechos de otros Estados (en
particular del Estado o los Estados lesionados) en que consiste la relación de
responsabilidad y así, en su comentario al art. 56 del proyecto de artículos, la Comisión
se refiere, entre aquellas consecuencias distintas de la responsabilidad, a la nulidad de
un tratado y a la prohibición de invocar la cláusula rebus sic stantibus como causa para
dar por terminado un tratado o retirarse de él cuando el cambio fundamental en las
circunstancias resulte de la violación del tratado o de cualquier otra obligación
internacional por la parte que lo alega.

La obligación de reparar

Puede llevar implícita la obligación de reparar o indemnizar los perjuicios causados.

Hay dos tipos de actos dañosos: los que se producen en el desarrollo de una relación
jurídica (pactos o contratos) o los que tienen lugar en cualesquiera actividades humanas.
Se llaman responsabilidad contractual o extracontractual respectivamente.

La llamada responsabilidad civil -por diferenciarla de la responsabilidad penal- intenta


restablecer el bien lesionado por un hecho. Es decir, reparar el perjuicio causado a otro.

Respecto al fundamento de la responsabilidad civil, podemos diferenciar dos teorías: la


tradicional, propia de una filosofía liberal y la moderna doctrina, basada en la
objetividad. La primera estima que el autor del daño responde si se ha producido por su
culpa. Está obligado a indemnizar quien actuó mal, quien cometió, al menos,
imprudencia en el obrar (la victima ha de probar la culpa del autor del daño). La
objetiva dice que el autor del daño responde haya o no tenida culpa en el mismo. Hay
que resarcir a quien soporta el daño por el mero hecho de sufrirlo, máxima protección a
las víctimas de sucesos dañosos.
Esta segunda teoría tiene, actualmente, aplicación y así se suele apreciar en los fallos
judiciales, en los que se nota esta tendencia proteccionista y tuitiva en favor de las
víctimas de los hechos dañosos.

Los estudiosos no se ponen del todo de acuerdo. La responsabilidad civil objetiva es o


puede ser injusta (el causante de un daño responde por el solo hecho de haberlo
ocasionado, aunque no haya tenido la culpa) La culpa es la negligencia en el obrar
lícito, mientras que la diligencia en el obrar es hacer con cuidado y previsión todos los
actos y los posibles efectos o resultados derivados de este.

Por ello existen los seguros obligatorios para actividades que la sociedad estima
peligrosas (se socializan los riesgos. Es el seguro el que indemniza los daños que se
causen)
El artículo 1902 del Código civil dice «El que por acción u omisión causa daño a otro,
interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado» Cuando el
juez estima la acción «aquiliana», ejercida por la víctima, debe establecer una forma de
resarcimiento del daño.

Cuando el daño se produce como consecuencia del ejercicio normal o anormal de una
actividad, de la que se obtiene beneficio económico, la persona responsable debe probar
que adoptó las medidas de precaución posibles para evitar el daño. Aquella persona que
crea – en su propio beneficio- una situación de riesgo debe poner todos los medios a su
alcance para evitar los daños.

BIBLIOGRAFIA

https://derechouned.com/libro/internacional/3599-elementos-del-hecho-
internacionalmente-ilicito

También podría gustarte