Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Antropología Sociocultural
Mail:agosmorelli9@gmail.com
Docente:
Yanina Mennelli
Actividad I
Esteban Krotz, plantea que tenemos que ocuparnos de la propia palabra “antropología”, que
hasta ahora ha sido utilizada de manera más bien difusa. De hecho, existe una “pregunta
antropológica” que se ha formulado una y otra vez desde el inicio de la vida humana en el
planeta. Para empezar, podría quizá representarse con las situaciones, al parecer algo
dispares, del encuentro de grupos humanos del paleolítico, de los viajes y de la expansión
imperial del poder. Precisamente éste es el sitio de la pregunta antropológica: "por1 la
igualdad en la diferencia y la diferencia en la igualdad"(Kortz,1994 p17). Pero en la medida
que sí es posible hacer una afirmación general sobre el contacto entre culturas -por lo menos
en el ámbito cultural occidental-, ésta se encuentra en la demostración que la cuestión
disciplinaria tiene su momento decisivo en la categoría de la otredad. Para Krotz la otredad
significa una clase especial de diferencia, tiene que ver con la experiencia de la extrañeza, se
refiere a paisajes y climas, plantas y animales, formas y colores, olores y ruidos. Pero
solamente la confrontación con las particularidades hasta entonces desconocidas de otros
seres humanos -idioma, costumbres cotidianas, fiestas, ceremonias religiosas o cualquier otra
cosa proporciona la verdadera experiencia de la extrañeza. Para el autor, la alteridad es la
categoría central de una pregunta antropológica específica.
"Alteridad no es, pues, cualquier clase de lo extraño y ajeno, y esto es así porque no se refiere
de modo general y mucho menos abstracto a algo diferente, sino siempre a otros.”
(Kortz 1994p. 8).
En la categoría de alteridad, el otro -en el sentido que describe Krotz-, no se considera en la
relación con sus particularidades individuales, y menos aún con las “naturales”, sino como
miembro de una comunidad, como portador de una cultura, como heredero de una tradición
como representante de una colectividad, como punto nodal de una estructura permanente de
comunicación, como iniciado en un universo simbólico, como participante de una forma de
vida distinta de otras, como resultado y creador de un proceso histórico específico, único e
irrepetible. Al otro individuo, al producto material institucional o ideal aislado de una cultura
o de un individuo en la comunidad, siempre lo acompañará el conjunto de la otra cultura, y
cada elemento individual será visto desde esta totalidad cultural.Krotz también nos dice que “la
alteridad no es posible sin etnocentrismo”. No hay aquí una valoración del etnocentrismo, no tienen
que ver con lo superior o inferior, sino un reconocimiento. Esto quiere decir que no podemos ver ni
reconocer a “los otros” por fuera de nuestros propios marcos culturales. El etnocentrismo es la manera
y la condición de posibilidad de poder aprehender al otro. Entre el grupo propio y el grupo extranjero
existe una relación semejante a la que hay entre lo conocido y lo desconocido en el acto cognitivo: lo
último es accesible casi siempre sólo a partir de lo primero. Por eso, el autor dice que el etnocentrismo
posibilita en el contacto cultural, la formulación de la pregunta antropológica. " (p.20) .
La perspectiva antropológica, pregunta las sociedades hacia el otro y al mismo tiempo
institucionaliza esa pregunta,desde el descubrimiento de América, donde personas con
culturas diferentes se conectan haciendo hincapié al “asombro” refiriéndose a algo que se da
en un grupo como lo propio- lo ajeno, lo familiar, lo exótico.Marcar esto trajo así la
1
Krotz, Esteban (2006) “Alteridad y pregunta antropológica” en Boivin, Rosato y Arribas (comp.)
Constructores de otredad, una introducción a la antropología social y cultural, Buenos Aires, Editorial
Antropofagia.
2
2
Chiriguini, María Cristina (2008) “Del colonialismo a la globalización: procesos históricos y
antropología”, en: Apertura ala antropología: alteridad, cultura y naturaleza humana, Buenos Aires:
Editorial Proyecto.
3
4
Gilberto Giménez (s/f) “La cultura como identidad y la identidad como cultura” México: Instituto de
Investigaciones Sociales de la UNAM.
5
Giménez procede a explicar las implicaciones de esta definición, señalando como punto de
partida que el sujeto busca diferenciarse de otros y que su esfuerzo debe ser reconocido por
otros. Hay dos tipos de atributos culturales a los que recurre el sujeto para dibujar las
fronteras de sí: aquéllos relativos a la pertenencia social que comparte con otros y los
particularizantes, que lo individualizan.Los grupos de pertenencia más importantes para este
propósito son la clase social, la etnicidad, las colectividades territorializadas, los grupos de
edad y el género. Los atributos particularizantes, en cambio, incluyen los caracterológicos,
aquéllos que derivan de un estilo de vida (entendido como sistema de signos) asociado con un
particular hábito de consumo, la red de relaciones íntimas (familia, amistades, colegas), los
objetos (las posesiones) y una biografía personal singular. Giménez enfatiza el hecho de que
la identidad se constituye dinámicamente en tanto que la percepción de sí debe ser reconocida
–confirmada o rechazada- por otros, tanto así que en ocasiones los otros gozan del poder de
definirla.Las identidades colectivas se construyen por analogía con las identidades
individuales, y es importante mantener la distinción entre ellas por sus implicaciones
metodológicas.Giménez explica que las identidades colectivas se constituyen a partir de la
acción colectiva, del hecho de que varios individuos se agrupan, orientan y compartan sus
acciones según determinadas metas u objetivos.
En las últimas dos secciones de su ponencia Giménez demuestra que la estabilidad de una
identidad colectiva no depende de la permanencia de la cultura, puesto que el repertorio
cultural puede transformarse sin mermar la identidad de un grupo social ni las fronteras que
lo definen. Tomando el ejemplo de los grupos étnicos, el autor propone que, dado lo anterior,
lo que debemos analizar no son los rasgos culturales constitutivas de una identidad étnica,
sino cómo los grupos étnicos “han logrado mantener sus fronteras (las que los distinguen de
los otros) a través de los cambios sociales, políticos y culturales que jalonaron su historia”.
Así como las identidades individuales, las colectivas también se constituyen a partir de un
constante trabajo de diferenciación. Tenemos, entonces, que la identidad no se define por sus
contenidos sino por sus límites, que marcan las fronteras entre un “nosotros” y los “otros”.
“La identidad se predica en sentido propio solamente de sujetos individuales dotados en conciencia,
memoria y psicología propias, y solo por analogía de los actores colectivos, como son los grupos, los
movimientos sociales, políticos, la comunidad nacional y, en el caso urbano,los vecindarios, los
municipios y la ciudad en
conjunto.,”(s/f:6)
Actividad V
Giménez principalmente explica en el debate dos puntos de vista distintos, hace hincapie a la
globalización cultural, que se va enfatizar en la diversidad y fragmentación, mientras que el
segundo discurso describe una circulación mundial de los bienes culturales o los medios
masivos de la comunicación, esto empieza a dar una idea a una cultura global donde se
consume el mismo producto pero en distintas partes del mundo haciéndose asi una
globalización .Continua con el debate respecto al problema que exige clarificar los conceptos
de "globalización" y de "cultura". Es preciso interrogar con especial cuidado la idea de
"globalización", ya que ésta suele presentarse de entrada como una doxa en el sentido
bourdieusiano del término; es decir, como un régimen discursivo que pretende imponerse
como naturalmente evidente y no sujeto a discusión. Es así como la globalización aparece en
6
hibridaciones entre el pop y las músicas locales bailables, en especial las de origen africano o
afro-americano. Estas categorías a veces se cruzan con otras de la industria discográfica como
la de Latin Music. La música del mundo nace en un momento de redefinición estratégica de
la industria musical en los años 80. Durante esta época se comienzan a consolidar las grandes
multinacionales de música tales como Sony, BMG y Polygram, con sede en Estados Unidos,
Europa y Japón.Simultáneamente, las transformaciones tecnológicas y el abaratamiento
relativo de los costos de los estudios de grabación, hacen que comiencen a surgir a nivel
mundial compañías de grabación independientes que se dedican, en su mayoría, a grabar
fenómenos de músicas locales a los cuales la industria musical no estaba prestando atención
entonces. Todavía, hoy en día, es esa la función principal de estos estudios independientes.
Lentamente estas producciones se fueron posicionando en el mercado, hasta el punto de que,
para 1991, las multinacionales y la industria masiva del disco comienzan a prestar atención
seria a esta música. Surge entonces la categoría de «músicas del mundo» como una categoría
oficial de la industria musical con datos de producción y consumo y listados de Top Ten.
Eventualmente, las multinacionales comienzan a generar sus propias compañías
independientes: esto es, compañías que son una rama de la multinacional, pero que funcionan
a la manera de las independientes: llegando a mercados locales. Tenemos, entonces, un
movimiento simultáneo de transnacionalización y de regionalización de la industria
discográfica.En relación a lo planteado por Gilberto Giménez en su texto “Globalización y
Cultura”, podemos decir que el concepto de world music se corresponde con lo que el autor
plantea como “la globalización de la cultura”, en relación, por un lado, a la “circulación
mundial de los bienes culturales a través de los medios masivos de comunicación” (Giménez,
2002) y por otro lado, a la “diversidad y fragmentación de la cultura” (Giménez, 2002). El
concepto de world music consistiría justamente, en hacer que ciertas formas, influencias o
prácticas culturales originarias de ciertos lugares claramente localizables (en éste caso, la
música) se encuentren en otras partes del mundo. Sin embargo, como veremos más adelante,
tanto world music como globalización, se definen como conceptos que funcionan como
“máquinas de fabricar diferencias”. Una de las dimensiones más fascinantes y complejas de
la globalización es la manera como se entrelazan viejos y nuevos modos de habitar el mundo.
Es aquí donde observamos que lejos de haber un relato lineal que nos lleva del mundo
tradicional al moderno contemporáneo, o del canto comunitario del ritual al masivo del rock,
lo que encontramos es una polifonía de voces y saberes mediados por las nuevas tecnologías
y ofrecidas al público, en la mayoría de los casos, por las estructuras de la industria cultural.
Lo interesante del traslado del relato de la autenticidad -históricamente ligado al folklore o a
las músicas eruditas- hacia las músicas masivas, es precisamente el modo como interactúan
tecnologías, mercados e imaginarios de tal manera que estos géneros musicales nos proveen
claves sobre las relaciones de poder entre nuevas subjetividades y estructuras de la industria y
el mercado.Ana María Ochoa define “música local” como aquellas músicas que en algún
momento histórico estuvieron fuertemente asociadas a un territorio y a grupos culturales
específicos. En relación a esto, lo local se entiende como un ámbito de definición musical y
juegan un papel central en el proceso de identificación de los géneros. Según la autora, las
transformaciones que estas músicas muestran están directamente relacionadas con el lugar ya
9
que “a medida que (…) se hacen más nómades, pueden suceder dos procesos: algunas de
ellas enfatizan su carácter conservador, afianzando una relación estilística e histórica con un
lugar (y el apego al pasado) (…). Pero por otro lado, otro grupo de personas que cultive los
mismos géneros puede transformar el estilo radicalmente, frecuentemente desde otros lugares
o ámbitos de circulación (Ochoa, 2003). Un claro ejemplo de esto lo constituye el pianista y
compositor argentino nacido en Santa Fe, Ariel Ramírez. Con su estilo de abordar el folclore
a través del piano, generó grandes cambios estilísticos en, por ejemplo, la zamba salteña.
Ramírez era santafesino, sin embargo interpretó y transformó la forma de abordar el folclore
del norte argentino, fenómeno claramente observable en, por ejemplo La Misa Criolla, su
obra compositiva cumbre, en donde podemos apreciar desde un chamamé (como es el caso de
“La Anunciación”) hasta un carnavalito (por ejemplo, en el Gloria). Otro gran ejemplo es
Violeta Parra,fue una artista chilena, reconocida como una de las principales folcloristas en
América del Sur y divulgadora de la música popular de su país. Violeta Parra fue una
investigadora del folclore chileno. En este claro ejemplo podemos experimentar que la
tecnología hace revivir artistas, donde no existía el Internet. En relación a lo planteado,
podemos decir en palabras del autor, "en efecto, la circulación electrónica de los productos
culturales manufacturados por las grandes compañías transnacionales escapan a la lógica de
la distancia y de las fronteras territoriales,y muestran en su mayor parte la característica de la
instantaneidad en tiempo real"(Giménez, 2002, pag 29) El segundo término que emplea
Ochoa es el de “música popular”, utilizado para definir tanto las músicas tradicionales
(folcklore) como las músicas populares urbanas contemporáneas (pop, rock, etc.).Otro
término que emplea la autora es el de “majors”, para hacer referencia a aquellas compañías de
la industria cultural 9 la industria del entretenimiento, donde lo discográfico queda cada vez
más vinculado a lo informático y lo visual.
Actividad VII
Principalmente en el texto se van a plantear varios ejes sobre la música, y vamos a empezar
a desarrollar " ¿ por qué la antropología tendría que ocuparse de la música?)
En el contexto de campo tradicional.
La autora se plantea al problema en su trabajo de campo con los Limba (en Sierra Leona) en
la década de los 60. Los problemas que se presentaban en relación al estudio de la música
● Tradicionalmente se ha considerado la música como un elemento marginal en
relación con las instituciones centrales de la sociedad (aquellas en las que
supuestamente debería centrarse el antropólogo).
● Estos asuntos centrales (parentesco, organización social, religión, modo de
subsistencia, división del trabajo.) Son los que insistía la etnografía, aportando como
secundarios otros aspectos"marginales"o" secundarios" (como la música )
Sin embargo, en su experiencia encontró que la música implicaba un papel central en la
sociedad y en los rituales de los Limba. Y extrae las experiencias de dos lecciones :
● Aun sin acceder a un análisis especializado musical, una aproximación a la música
habría sido relevante en aquel estudio.
● El análisis de la música se liga con ramas antropológicas desarrolladas posteriormente
como " Orientación performativa", la antropología de la experiencia.
10
«Puede que la música juegue un papel en la experiencia y realización de los seres humanos y
en la conformación de la sociedad bastante mayor de lo que normalmente asumen los
científicos sociales, los musicólogos o el propio saber convencional. Ignorar esta modalidad
de acción humana significa dejar pasar algo fundamental de nuestra experiencia. Este hecho
me conduce a cuestionar una vez más no ya el punto de vista, aún vigente, de que los seres
humanos de algún modo obtienen su realidad social central de su desempeño económico en la
sociedad (una visión normalmente basada en el modelo del «hombre como
trabajador asalariado»), sino también el punto de vista más rico (y, en mi opinión, más
realista) del «hombre como simbolizador» ¯corriente en algunas ciencias sociales y en
especial en la antropología¯, con susresonancias de una visión de lo humano ideacional y, en
último término, lingüísticamente modelada. Conseguridad es igual de válido pintar a los seres
humanos como esencialmente practicantes y ejecutantes:actores artísticos y morales, tanto
como perceptores simbólicos o trabajadores asalariados». (Finnegan, 1989:341).
11
Bibliografía: