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Este es uno de los temas que quizás son más difíciles de mirar. El de los
Juicios, opiniones, críticas o incluso los halagos hacia las personas. Si usted
se fija, cada persona, para nosotr@s, viene asociada a un rótulo. Buen@ o
mal@, lind@ o fe@, etcétera- Cada persona viene relacionada con una
característica. “Fulanita es una engreída”. “Juan es un idiota, tarado”.
“Pedro, un genio, un capo”. Otro clásico: “Menganit@ es tan conflictiv@”…
¿Qué ocurre una vez que emito mi juicio? ¿Qué sucede respecto a la otra
persona?¿Para qué los emito?
¿Cómo hago para coordinar acciones con esa persona? ¿O para entablar
una relación a partir de los juicios que tengo? ¿Estos interfieren en la
relación que tenga? ¿Quiero decir: estoy a la defensiva o prevenida, o mal
predispuesta?
Cada cosa es dicha por alguien que nos muestra, con cada palabra, quién
es. El hablar no es inocente. Revelamos con cada palabra quiénes somos. Y
esto se revela particularmente con nuestros juicios. L@ invito a ver cómo
juzga usted.
Respecto a cómo juzgamos, podemos decir que hay personas que viven
desconformes. Para ellas, “todo esta mal”, todo es desconfianza,
resentimiento, agobio. Juzgan a las personas, a las cosas, a los
acontecimientos de la misma manera. Sus juicios giran en torno a
calificativos de disconformidad. ¿Cómo es el mundo que va a crear para sí
mism@?
También está quien vive de los juicios ajenos. Quien basa su propia opinión
en lo que opinan los demás. Como si los demás tuvieran más autoridad
para emitir juicios que un@ mism@.
Está quien, por dar un caso, se tiñe el pelo de otro color, porque al marido
no le gusta. Cuando ese es el color con que la persona soñó toda su
vida!!!!
Otras consecuencias de este tema, tiene que ver con el ser auténticos.
Echeverría lo plantea muy bien como “la condición de inautenticidad”.
Vivimos tan pendiente de los juicios de los demás, que dejamos de ser
nosotr@s mism@s y pasamos a actuar como l@s demás quisieran…
Complacer a otros, pasa a ser la regla, nuestra estrategia para gustar…
para sobrevivir…( ¿para no vivir?)
Vivir para recoger los halagos de los demás…o por lo menos no recibir las
críticas…Cuánto deja mucha gente de hacer, con tal de no equivocarse y
que los demás no los juzguen?¿Cuánto temor le tenemos a la crítica?
El tema de los juicios, creo yo, que es uno de los más profundos y que
cambia más el sentido de nuestra vida misma una vez que lo distinguimos.
¿Fíjese si alguien con autoestima baja pudiera cambiar sus juicios respecto
a sí mism@, reemplazándolos por juicios “positivos”? ¿No cree?
Cita del libro de Rafael Echeverría. Ontología del Lenguaje: Ed. Granica
Laura Barrera
Abogada, Mediadora y Coach. Autora del Libro “Comunicación, una
danza para mejorar nuestras relaciones”. Ed. Brujas.