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Por qué las personas que juzgan

constantemente hablan desde el rencor


Quienes basan sus vidas en criticar a los demás tienen un serio problema
de autoestima.

Arturo Torres

   
 Comentarios

Hay personas que hacen de la crítica un hábito. Unsplash

     

     Uno de los aspectos de la sociedad actual es que ahora tenemos más


medios para observarnos los unos a los otros. Internet y las redes sociales han hecho que
exista mucha información publicada sobre cada persona y que sea muy fácil conocer
pedazos de ida de gente a la que ni siquiera hemos hablado nunca.

La mayoría de las personas han aprendido a adaptarse a este cambio tratando de


utilizarlo a su favor: es decir, viéndolo como una oportunidad de llegar a más
personas, expandir amistades o buscar opciones laborales y empresariales.
Independientemente de si queremos hacer uso de esta clase de herramientas, la opción
está ahí, y en todo caso, no se busca hacerle daño a nadie: tan solo mejorar uno mismo
en algún aspecto a través del modo de relacionarnos con los demás.

Sin embargo, hay quien ve las relaciones sociales desde una perspectiva opuesta. En vez
de aprovechar las múltiples maneras de conectar con los demás que nos ofrece el
presente, prefieren dedicar buena parte de su tiempo libre en expresar actitudes
negativas sobre la gente que les rodea. Se trata de las personas que juzgan y critican
a los demás de manera constante y sistemática. En este artículo hablaremos sobre por
qué actúan de este modo y cómo podemos aprender de ellas sobre cómo no enfocar
nuestras relaciones personales.

 Artículo relacionado: "Las 8 personalidades tóxicas que debes eliminar de tu


vida"

Así son las personas que juzgan a los demás


Empecemos por lo básico: ¿cómo reconocer en el día a día a las personas que andan
siempre criticando a las demás? Entre las características y hábitos que las definen, las
más típicas son las siguientes (no se dan todas a la vez en todos los casos,
evidentemente).

1. Quieren seducir a los demás mediante la crítica

Puede sonar contradictorio, pero el hábito de ir siempre juzgando a los demás puede
servir para establecer vínculos informales entre personas. Vínculos que son similares
a la amistad.

¿Cómo ocurre esto? Por un lado, ir siempre contra los demás pero a la vez tener trato
con una persona da a entender la idea de que esa persona es mejor que la gran mayoría.
Por omisión, el hecho de que alguien que siempre critica a otros tolere nuestra presencia
e incluso parezca disfrutar con ella puede llegar a hacernos sentir bien.

Por el otro, el hecho de sentido juzgado por alguien cercano a nosotros, sumado a lo
anterior, hace que creamos que esa persona que siempre critica puede ayudarnos a
detectar nuestras debilidades, con lo cual será más fácil vencerlas. El razonamiento es
el siguiente: los demás no tienen la oportunidad de tener cerca a alguien que las esté
corrigiendo, pero nosotros sí, así que debemos de ser unos privilegiados.

Algo que indica que esto es una forma sutil de manipulación es el hecho de que aunque
los comentarios vejatorios o los intentos de ridiculización son frecuentes (lo que se
supone que nos tendría que ayudar a reconocer nuestros propios fallos), resulta
inimaginable la idea de que la persona que nos lanza esos puñales también nos ayudase
a superar esas supuestas imperfecciones.

 Quizás te interese: "Tipos de personas: 13 características básicas de


personalidad"

2. Son incapaces de centrar una discusión en los argumentos

Cuando toca discutir constructivamente acerca de un tema, las personas habituadas a


juzgar tienden a dirigir sus comentarios hacia las características negativas que
supuestamente presenta el contrario como persona: la falacia ad hominem es su
perdición, incluso aunque en un principio estuviesen defendiendo la opción correcta.

 Artículo relacionado: "10 tipos de argumentos para usar en debates y


discusiones"
3. Utilizan cualquier excusa para ridiculizar

Un estilismo arriesgado, una acción que se desvíe ligeramente de las convenciones


sociales o una opinión que simplemente no coincide con la propia son motivos de mofa
o de ser usados para “leer la mente” de esa persona y atribuirle todo tipo de
imperfecciones de inteligencia o personalidad.

Estos comentarios pueden resultar más o menos ingeniosos dependiendo del caso, pero
lo que está claro es que no vienen al caso y hablan sobre características o hechos muy
poco relevantes.

4. En las redes sociales, poca sutileza criticando

En Internet, las personas que juzgan a los demás habitualmente sienten que cuantan
con la protección extra del anonimato, por lo que aprovechan para dar rienda suelta a
su crueldad. Eso significa que dejan toda clase de comentarios despectivos, a la vista de
todo el mundo, sabiendo que el impacto negativo de esta clase de publicaciones es más
notoria: todo el mundo puede saber quién es el blanco de las críticas, pero no queda
muy claro quién las emite.

Además, como Internet suele ser un lugar en el que evitar una discusión o debate
racional no tiene un alto coste (a diferencia de un diálogo cara a cara, en el que siempre
queda claro quién quiere dejar de intervenir) estas críticas son simples y poco
sofisticada, dado que no tienen por qué dar pie a un intercambio de opiniones. Son poco
más que insultos que se alargan a través de varias palabras colocadas formando una
frase.

¿Por qué critican tanto?


Hay muchos motivos que pueden llevar a una persona a criticar constantemente a los
demás, pero varios de ellos son especialmente frecuentes. El principal de ellos es que
juzgar a otro de un modo superficial es una manera fácil y sencilla de sentirse
superior a alguien y, por comparación, sentirse mejor con uno mismo.

Cuando una de estas personas formula un pensamiento dirigido a hundir a otra persona
(ya sea pronunciándolo en voz alta o guardándoselo para sí), en realidad está tratando de
evadirse temporalmente de la ruina que es su propia autoestima.

Lo más negativo de estas personas no es lo que ocurre cuando piensan en términos


negativos o denigrantes acerca de alguien más, ya que esta clase de ideas son tan
simples y poco elaboradas que nadie tiene por qué tomárselas en serio. Lo más negativo
es lo que está ocurriendo durante el resto del tiempo en su propia mente, es decir, el
reinado de un resentimiento que somete totalmente a la autoestima.

Del mismo modo en el que quienes piensan obsesivamente en una idea que les causa
ansiedad tratan de buscar distracciones de manera desesperada, como atracones de
comida, el consumo de drogas o incluso los cortes en la piel, hay quien trata de rescatar
su autoimagen por un breve instante creando la ficción de que se está muy por encima
de alguien más.
Es por eso que, en una época en la que la lucha de egos está a la orden del día, concierne
no tomar como normal esos arranques de desprecio hacia otros con los que algunas
personas tratan de hacerse notar ante otros y ante sí mismos. Quien necesita arrojar
dardo a los demás para mantenerse a flote está mostrando claramente que no tiene nada
que ofrecer y que solo le queda pedir ayuda.

Tópicos

 Personalidad
 Comunicación
 Autoestima

Las dimensiones de la personalidad de


Eysenck
La teoría de las dimensiones de la personalidad de Hans Eysenck es una de las
propuestas más influyentes en el estudio de la personalidad.

Artículo escrito y avalado por el psicólogo


R. Mauricio Sánchez
4 septiembre, 2020
Fuentes verificadas
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Política editorial

Los seres humanos son entidades complejas que se distinguen entre sí por sus atributos
físicos y psicológicos. Cada persona constituye en sí misma una convergencia especial
de estas propiedades, lo que la hace única entre las demás. Dentro de ellas, una de las
dimensiones más fascinantes para los científicos y profesionales de la salud mental es la
personalidad. Esta ha sido objeto de estudio en las investigaciones del comportamiento
miles de años antes de que la psicología se consolidara como una disciplina científico
(Schmidt, et.al 2010). En este artículo repasamos la teoría de las dimensiones de la
personalidad de Eysenck.

Contenidos relacionados:
 ‘Persona Altamente Sensible’ ¿Qué sabemos sobre la denominación PAS?
 Los estilos cognitivos: qué son y cómo se clasifican
 Mitos sobre las personas zurdas ¿Son más inteligentes?

La personalidad y su estudio
Es posible definir la personalidad como el conjunto de aspectos relativamente
estables en cada individuo que lo distinguen de los demás, haciéndolo susceptible
de comparación (Sahili, 2010).

En la actualidad, existen dos grandes posturas a partir de las cuales se estudia el


fenómeno de la personalidad:

 Teoría de los tipos o de los rasgos: considera que la personalidad está


constituida por elementos definidos relativamente estables, cuya presencia,
dimensión e interacción determina las diferencias entre los individuos.
 Visión idiográfica: considera que cada individuo tiene características únicas
que escapan a la categorización. Por lo tanto, se centra en investigar los procesos
que generan una personalidad determinada en relación a la vida y circunstancias
de cada persona.

El trabajo sobre las dimensiones de la personalidad de Hans Eysenck es uno de los


representantes más importantes de la teoría de los rasgos.

La personalidad según Eysenck


Hans J. Eysenck fue uno de los psicólogos más influyentes de siglo XX. Su trabajo se
caracterizó por adoptar una aproximación científica en el estudio de la personalidad.
Para ello, enfatizó la integración de la teoría psicológica básica con el estudio
experimental de las diferencias individuales (Revelle, 2014).

Eysenck define la personalidad como: ‘Una organización más o menos estable y


duradera del carácter, temperamento, intelecto y físico de una persona que determina
su adaptación única al ambiente…’. Entendiendo los atributos de la siguiente forma:

 Carácter: la conducta conativa o la voluntad de una persona.


 Temperamento: la conducta afectiva o emoción.
 Intelecto: la conducta cognitiva o inteligencia.
 Físico: La configuración corporal y la dotación neuroendocrina.

(citado por Schmidt, et.al 2010).

Las dimensiones de la personalidad de Eysenck


El trabajo de Eysenck sobre la personalidad es uno de los más respetados y aceptados
por profesionales de la conducta y la salud mental. Esto es debido a que plantea una
explicación sistemática del origen y desarrollo de este constructo, tomando en cuenta,
tanto factores biológicos como ambientales. Además, define la personalidad a partir de
distintas dimensiones que permiten su medición y categorización.

Las características que definen la teoría de Eysenck sobre las dimensiones de la


personalidad son:

 Es una teoría dimensional: Los rasgos son dimensiones continuas sobre las que
puede disponerse cuantitativamente. Es decir, pueden ser medidas, estableciendo
diferencias entre los individuos.
 Se apoya en un modelo psicobiológico: Cada individuo nace con una estructura
cerebral particular que lo predispone a desarrollar un tipo específico de
personalidad. Sin embargo, la influencia del ambiente y las relaciones
interpersonales en la vida de cada individuo determinan la forma en que esta se
expresa.
 Es una teoría disposicional: Existen disposiciones o rasgos que dan estabilidad
y consistencia a las acciones, las reacciones emocionales y los estilos cognitivos
de los sujetos.
 Es una propuesta basada en la psicofisiología de la personalidad: Cada
dimensión planteada por Eysenck fue estudiada y explicada en términos de la
biología del cerebro. De tal forma, que a cada una de ellas es considerada el
producto de un proceso neurológico distinto.

(Matthewsa, Gilliland, 1999) (Schmidt, et.al 2010).

Dimensiones de la personalidad E, N y P
De acuerdo a esta teoría, las personas pueden ser descritas a partir de tres dimensiones o
suprafactores:

 Extraversión (E): Una persona extravertida suele ser sociable, vivaz, activa,
asertiva, buscadora de sensaciones socializadas, despreocupada, dominante,
espontánea y aventurera. Sin embargo, una persona con una puntuación baja en
este rasgo se le considera tranquila, poco sociable, reservada, reflexiva y
pesimista.
 Neuroticismo (N): Es una dimensión relacionada con las afecciones neuróticas,
como la ansiedad y los trastornos del estado de ánimo. Por lo tanto, un individuo
con alto N es: ansioso, deprimido, tenso, irracional, tímido, triste, emotivo, con
baja autoestima y sentimientos de culpa. Mientras que alguien con un puntaje
bajo posee un alto grado de control emocional.
 Psicoticismo (P):  Una persona con alto P es: agresiva, hostil, fría, egocéntrica,
impersonal, impulsiva, antisocial, creativa, rígida y poco empática. En el otro
extremo, un individuo con bajo P es: altruista, empático, responsable,
socializado y convencional.

Estas tres dimensiones son tratadas como categorías no excluyentes, lo que significa que
todo sujeto puede ubicarse en el continuo representado por las mismas (Schmidt, et.al
2010).

Legado
La teoría de las dimensiones de la personalidad de Eysenck no está libre de críticas. Sin
embargo, es indudable que ha cimentado las bases para el estudio científico de la
personalidad. Por un lado, ha sido la fuente de instrumentos psicométricos que se ha
normalizado y adaptado a muy distintas poblaciones en todo el mundo. Además, la
claridad de sus postulados y, sobre todo, su empeño en construirse y crecer a partir de
trabajos experimentales, le ha dado un lugar exclusivo en el estudio de la personalidad.
De esta forma, se hace evidente que la aportación de Hans Eysenck no se limita a su
particular respuesta a la búsqueda de una explicación de la personalidad, sino que se
extiende a realizar algunas de las preguntas correctas que forman el camino de los
investigadores en psicología actuales y del futuro.

Bibliografía:

 Matthewsa, G., Gilliland, K. (1999) The personality theories of H. J. Eysenck


and J. A. Gray: a comparative review, Personality and Individual Differences,
volumen 26, pp. 583-626.
 Revelle, W. (2014) Hans J. Eysenck,
Cautin,R.andLilienfeld,S(Eds)TheEncyclopedia of Clinical Psychology.
 Sahili, L. (2010) Psicología Clínica: Trastornos neurológicos, hormonales y
psicológicos. Universidad de Guanajuato.
 Schmidt, V., Firpo, L., Vion, D., De Costa, M., Casella, L., Cuenya, L, Blum,
G., Pedrón, V. (2010) Modelo Psicobiológico de Personalidad de Eysenck: una
historia proyectada hacia el futuro.  Revista Internacional de Psicología,
volumen 11, número 2.

Hospitalización infantil: Impacto en el


paciente y su familia
 Neuropsicología
 Neurociencias
 Sueño
 Psicopatología
 Terapias
 Autores
 Educación

La aparición de una enfermedad en un niño genera siempre un conflicto para su entorno


familiar. Especialmente cuando la enfermedad es suficientemente severa para exigir la
hospitalización del menor. El impacto de encontrarse en un entorno nuevo y distinto al
suyo implica que debe integrarse a un nuevo sistema, uno ajeno al habitual. Esto
constituye una fuente de tensiones y conflictos tanto para el niño como para sus padres
o cuidadores.

Es decir, la hospitalización está directamente vinculada con la deprivación familiar,


afectiva, cultural, social y escolar, lo que posiciona a esta experiencia como altamente
estresante (Lizasoáin y Ochoa, 2003). El día de hoy nos proponemos conocer las
implicaciones de la hospitalización infantil.
Impacto psicológico en los niños hospitalizados

El 58,3% de los
niños hospitalizados y sus familias presentan factores de riesgo psicosocial a nivel
clínico. Es decir, se encuentran propensos a experimentar angustia, ansiedad, respuestas
de afrontamiento inadaptadas y desequilibrios en los factores de resiliencia de los que
disponen (Rocque et al., 2019). Es por esto que los niños en condición de
hospitalización corren el riesgo de sufrir un desarrollo emocional, social y conductual
deficiente. En consecuencia, se genera una preocupación adicional en los padres, una
preocupación que se extiende más allá de la condición de salud física exclusivamente
(Caprini y Motta, 2017).

¿Qué pasa en la vida de los padres o cuidadores


durante la estancia del niño en el hospital?
Las experiencias de los padres se ven afectadas no solo por el diagnóstico de su hijo,
pues este es solo la primera etapa de un proceso que puede incluir varias fases. Estas
fases incluyen: comienzo del tratamiento, remisión, fin del tratamiento médico,
supervivencia, curación, recaída, fase terminal, muerte y ajuste de la familia después del
fallecimiento del paciente (si ese es el caso) (Caprini y Motta, 2017).

La angustia tras el diagnóstico

Los hallazgos sugieren que después de un diagnóstico de enfermedades infantiles


graves, los padres sufren mayores niveles de angustia. En consecuencia, corren un
mayor riesgo de desarrollar síntomas de depresión, estrés
postraumático, ansiedad y una morbilidad psiquiátrica persistente. Además,
experimentan incertidumbre sobre el futuro y pueden sentirse inseguros sobre su
capacidad para hacer frente a la enfermedad.

La presencia de enfermedades crónicas en la infancia se asocia también con un aumento


de la angustia marital y vulnerabilidad económica (Brown et al., 2010; Loveday et al.,
2018; Woolf et al., 2016; Wilson y Chando, 2015).

Impacto en la vida cotidiana tras la hospitalización pediátrica


El estudio de Brown y colaboradores (2010), da cuenta de que los padres de niños
hospitalizados sienten que su función de cuidador afecta en la esfera familiar,
económica y personal. Esto como consecuencia de que su estancia junto al niño
durante el proceso de hospitalización se relaciona con un descuido al resto de la familia
y dificultades en el ejercicio de actividades lucrativas. Por consiguiente, se observa una
alteración en las actividades y finanzas del hogar.

Respecto a este último factor, el 6% de las familias evaluadas en la investigación


refirieron necesitar ayuda económica externa para solventar los gastos. Las familias
reportaron también la presencia de tensión/hostilidad, desacuerdos o disputas y
desarmonía matrimonial, además de sentimientos de tristeza y sensaciones de
depresión. A pesar de estos resultados, la mayoría de los padres preferían cuidar de sus
hijos personalmente. Únicamente un mínimo porcentaje preferirían recurrir a la ayuda
de una institución de cuidado.

La necesidad de recibir apoyo a partir de la


hospitalización infantil
La familia del niño enfermo confía en la institución de cuidado y está pendiente de los
servicios de apoyo que el hospital puede brindar. Existen factores denominados por los
padres como “esenciales” para ayudarlos a lidiar con esta avalancha de nuevas
experiencias. Dentro de estos factores encontramos (Kosta et al., 2015):

 Espacio físico del hospital.


 Intervenciones de los profesionales.
 Intervenciones no farmacológicas enfocadas en reducir el dolor y malestar
psicológico, emocional y social del niño.

Adicionalmente, los programas que incluyen a otros miembros del contexto familiar
como, por ejemplo, los hermanos o parientes del niños hospitalizado resultan de gran
ayuda para los padres. Estudios muestran que los hermanos de niños con enfermedades
crónicas corren un mayor riesgo de sufrir efectos psicológicos negativos, como
pensamiento depresivo, tristeza y ansiedad. Además de lidiar con la ausencia de sus
cuidadores en su cotidianidad (Loveday et al., 2018).

La participación de los padres durante la


hospitalización infantil
Nos queda claro que la participación de los padres durante el proceso de hospitalización
infantil es beneficiosa para los niños, para sí mismos y para los centros de atención de la
salud. Sin embargo, es importante mencionar que esta participación depende de la
existencia de rutinas eficaces que faciliten una comunicación adecuada entre todas las

partes (Ullán et al., 2014).

Desafortunadamente, no todas las instancias de salud cuentan con espacios de apoyo


psicosocial para las familias del niño enfermo. En consecuencia, es menos probable que
los padres de un niño con historia de una enfermedad crónica recomienden el hospital
en comparación con los padres cuyos hijos no tienen historia de tales enfermedades y no
requieren de un apoyo institucional (Ehwerhemuepha et al., 2018).

Espacios y programas de salud mental para apoyar a


la hospitalización infantil
La importancia de espacios y protocolos bien establecidos de intervención ante
problemáticas psicosociales vinculadas al trayecto de la enfermedad del paciente
pediátrico es innegable. Se ha demostrado que las variables familiares protegen
contra la inadaptación en casos de enfermedades crónicas y en entornos adversos.
Los padres que apoyan, se involucran y tienen actitudes positivas aumentan un resultado
resistente al estrés en sus hijos enfermos. Otros factores como la cohesión familiar, la
estabilidad económica y las redes de apoyo también juegan un rol importante en este
proceso para lograr una mejor aceptación y convivencia con la enfermedad (Fee y
Hinton, 2011).

Conclusión
La hospitalización del niño enfermo es vivida como una experiencia estresante tanto
para el niño como para sus padres o cuidadores. Dentro de las principales
consecuencias, encontramos la presencia de una mayor angustia psicológica, un mayor
riesgo de desarrollar síntomas de depresión, estrés postraumático y ansiedad. Además,
la presencia de enfermedades crónicas en la infancia se asocia con aumento de la
angustia marital y vulnerabilidad económica.

Es esencial que las instituciones de salud brinden espacios de apoyo psicosocial que
promuevan el bienestar de los niños y sus familias. Finalmente, resaltamos la necesidad
de crear programas que ayuden a reducir la vulnerabilidad asociada a la hospitalización
pediátrica y promuevan el cuidado de la salud mental del paciente y sus cuidadores.

Referencias Bibliográficas

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