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Rolando Sifuentes
28/03/2019 - 06:32
El teatro es una de las más
antiguas artes que se resiste a
sucumbir ante cambios en el
estilo de vida, y al avance de la
tecnología que no le favorece
mucho. El teatro es aceptado
como madre de todas las artes
porque en él se encuentran otras
artes como la pintura, música,
literatura, y la escultura, pero, no obstante ello, el teatro en nuestros días va cediendo
terreno ante otros entretenimientos que tienen la capacidad de invadir los hogares,
tales como la cinematografía que va en DVD, la televisión, y ahora último con
artilugios como el MP4, y el Internet inalámbrico.
Existe la opción del teleteatro que puede dar más dinamismo a la obra por medio de
las escenas en diferentes espacios y tiempos (el tiempo se divide en 4: presente,
futuro, pasado cercano (yo conocí a Rossi ayer) y pasado lejano (yo conocí a Rossi
ayer, pero ya había oído hablar de ella el año pasado). Por medio de la disposición
de cámaras se pueden hacer tomas según un libreto técnico elaborado por la
producción, igual como se hace en la filmación de películas, de esa manera saldrían
ganando todos, inclusive parte del público que no desea abandonar su casa para ver
tal espectáculo.
De modo que no es que el teatro haya soslayado los avances tecnológicos, no, a lo
largo de su historia vemos cómo los actores y directores utilizaron cuanto medio útil
encontraron para lograr una mejor escenificación de los avatares de la vida,
especialmente a partir del siglo XX. Fue el ruso Constantin Stanilavsky (1863 - 1938)
quien modernizó el trabajo actoral de
su época. Por aquellos tiempos el
escenario teatral era iluminado
pobremente por luz de velas y después
por gas, los actores tenían que actuar
haciendo grandes muecas faciales y
movimientos corporales para que el
público de las partes posteriores de la
platea capte mejor lo que se quería
transmitir; Stanilavsky, al emplear la luz eléctrica se dio cuenta que ya no era
necesario que el actor exagere su actuación.
Hoy, a pesar de no tener las mismas
condiciones de antes (el estilo de vida), el
teatro aún se mantiene vigente, y tenemos en
la ciudad numerosas salas, claro que más
pequeñas y ya no tanto situadas en el centro
sino en distritos residenciales que han creado
su ambiente artístico, y se convierten en lo
que en los Estados Unidos se conoce como
teatro off Broadway, off-off Broadway y ahora
último off-off-off Broadway.
Con sorpresa vemos en cartelera aparecida en el New York Times, que, después de
tiempo, han vuelto a cartelera algunas de las más tradicionales obras de teatro
como dramas y comedias de Shakespeare, también vemos obras más modernas
que en un tiempo fueron éxito de taquilla a nivel mundial como son “Un Tranvía
llamado deseo”, de Tennessee Williams, “La muerte de un viajante” de Arthur Miller, y
el musical “Evita”, lo que nos demuestra que las buenas obras siempre están
vigentes.
La aparición del teatro off Broadway se debe a que la ciudad de Nueva York, igual
que muchas otras urbes mundiales, creció tanto que la parte central solo quedó
como zona comercial y se le llama downtown, mientras que la mayoría de gente que
vivía en sus cercanías se mudó hacia barrios periféricos. De este modo los grandes
teatros tradicionales de la ciudad quedaron lejos de los aficionados, pero siempre se
dan grandes obras y siempre tiene un público.
Teatro experimental
Entramos aquí al teatro a partir de la década de 1960, época en que se dio
importancia al teatro que hasta nuestros días conocemos como teatro popular. En
Extraído: https://www.panoramacultural.com.co/artes-escenicas/4877/historia-del-teatro-
moderno-y-universal