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Nombre de la materia

Psicología Transpersonal

Nombre del alumno


María Guadalupe Schroeder Sandoval

Nombre de la tarea
Fenomenología y Psicología

Nombre del profesor


Christian Omar Bailón Fernández

Fecha de entrega
15 – junio -2020
EL EXISTENCIALISMO DE SARTRE Y EL CONCEPTO DE OBEDIENCIA SEGÚN SAN IGNACIO DE
LOYOLA

Introducción

El ser humano es eminentemente social, para que la vida en grupos comunitarios sea
pacífica, productiva y satisfactoria, es necesario que existan reglas de comportamiento y
convivencia.

Hay claramente una división de autoridad, existen algunos individuos que, por linaje, por
estatus, por jerarquía o incluso por elección de la mayoría, ejercen el poder, estos grupos de
privilegio, han exigido a los otros individuos que no se encuentran en su posición, diversos niveles
de obediencia, incluso a las órdenes más aberrantes, que han conducido a holocaustos,
genocidios, crímenes de odio, violencia de género o racial, pederastia, etc. Se escudan en el
argumento de que es necesario mantener un orden para salvaguardar el interés comunitario.

Si pensamos en la sociedad como un ser vivo, en constante cambio y evolución, la


obediencia también ha pasado por diferentes estadíos a través de la historia, el pensamiento y los
contextos sociales diversos. Desde la obediencia perfecta de San Ignacio de Loyola o la moral de
amos y esclavos de Nietzsche, así como las ideas del existencialismo sartreano, de la capacidad de
decisión del ser humano, que lo considera como el “hacedor de su destino” (Sartre, 1973).

En este ensayo, se pretende analizar diferentes aproximaciones del concepto de


obediencia, desde el misticismo religioso de San Ignacio de Loyola y su concepto de Obediencia
Perfecta, el concepto de libertad de decisión según Heidegger, la existencia del hombre y sus
motivaciones en el pensamiento de Sartre y finalmente una reflexión sobre estos conceptos desde
la perspectiva transpersonal.

Desarrollo

El diccionario de la Real Academia Española define obediencia como: “Acción de acatar la voluntad
de la persona que manda, de lo que establece una norma o de lo que ordena la ley”, así como
obediencia ciega como “obediencia que se presta sin examinar los motivos o razones de quien
manda”, para entender este concepto es necesario discutir el pensamiento de San Ignacio de
Loyola (Loyola, c. 23 de octubre de 1491-Roma, 31 de julio de 1556) quien fue un militar y luego
religioso español, fundador de la Compañía de Jesús, su experiencia en estas dos asociaciones
puede explicar sus conceptos sobre la obediencia, ya que la milicia y el clero son las agrupaciones
humanas que más exigen la obediencia de sus miembros.

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Para San Ignacio de Loyola existen 3 niveles de obediencia:

 Ejecutar las órdenes recibidas, “es muy bajo el primero grado de obediencia, que
consiste en la ejecución de lo que es mandado” (Loyola, 1553). En este nivel de
obediencia el individuo actúa según las órdenes que ha recibido, sin oponer
resistencia, pero no hay un acto de voluntad involucrado, más que la de cumplir o
dejar de desempeñar la acción encomendada

 Hacer suya la voluntad del superior, donde no solamente se ejecute lo mandado,


sino que exista la voluntad de hacerlo (Loyola, 1553). Esto significa subordinar la
voluntad propia a la voluntad del superior, sacrificando los deseos personales por
cumplir con el mandato recibido, sin importar si el incumplimiento obedece a
razones de peso. “Este segundo grado de obediencia, que es (además de la
ejecución) hacer suya la voluntad del Superior, antes despojarse de la suya y
vestirse de la divina por él interpretada” (Loyola, 1553)

 Y finalmente, el tercer grado, la obediencia perfecta, que implica además de la


voluntad, subordinar el entendimiento a las órdenes del superior, lo que significa
que los pensamientos, deseos y creencias del individuo, se anularán ante los
propios del superior, la persona no podrá pensar ni analizar si la orden recibida es
buena o mala sino estar convencido que hace lo que hace porque está bien, sin
cuestionar en lo absoluto la orden recibida.

El llegar a la obediencia perfecta tiene como objetivo, según San Ignacio de Loyola: “La paz
y tranquilidad del que obedece, cierto es que no la habrá quien tiene en su alma la causa del
desasosiego y turbación, que es el juicio propio contra lo que le obliga la obediencia” (Loyola,
1553).

El ser humano pasa la mayor parte de su vida obedeciendo a las figuras de autoridad que
le rodean, los padres, los maestros, el gobierno, la religión, la Ley, casi siempre sin cuestionar si las
órdenes son acordes a su ética, no se le permite pensar ni tomar decisiones personales. Esto es un
fenómeno inevitable y hasta cierto punto deseable para el buen funcionamiento de la sociedad.

Cada ser humano debe ser capaz de deslindarse de la consciencia colectiva, para buscar su
propia identidad moral y ética que lo ubique dentro de su entorno, no como un autómata
obediente, sino con la plena consciencia de sus actos y asumir la responsabilidad de los mismos.

Sartre en su famosa conferencia de “El existencialismo es un humanismo” afirma que el


ser humano es propietario de su destino, que cada uno debe hacerse responsable de sus
decisiones, “el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se
define” (Sartre, 1973)

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El hombre es como él quiere ser, por lo tanto, es responsable de sus acciones, no hay
naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. (Sartre)

El primer paso del existencialismo, es poner a todo hombre en posesión de lo que es y


asentar sobre él la responsabilidad directa de sus actos, decisiones y existencia. Pone en sus
manos la responsabilidad total.

Ante esta responsabilidad, el ser humano no puede escapar del sufrimiento, del
sufrimiento que significa actuar para toda la humanidad, ya que, si un hombre es para si mismo, lo
es para toda la humanidad. Cada hombre es responsable de todos los hombres. (Sartre, 1973)

El hombre debe encontrarse a sí mismo, nada puede salvarlo de si mismo, el


existencialismo es un optimismo, una doctrina de acción.

Heidegger afirma que hay en el hombre una libertad más originaria que el libre albedrío,
que la elección de una cosa o de otra, que la obediencia o no a una prescripción, sin embargo, no
considera esto como una facultad del hombre, para él, la libertad del hombre es una “posibilidad
de la libertad”, según sus postulados el hombre puede elegir entre ser libre u obedecer.
(Heidegger, citado en Vial, 1935).

Aquí se encuentra uno de los dilemas que han atormentado a la humanidad, decidir cuál
es el camino correcto, si apegarse a la voluntad superior, ya sea humana o divina o tomar un
camino de decisiones personales y cuáles son las consecuencias de cada opción.

Conclusiones

Vivir en la obediencia perfecta implica una gran tranquilidad, la tranquilidad de la


inconsciencia, la tranquilidad de la no reflexión, el no asumir la responsabilidad de los propios
actos, se puede vivir así, pensando que todo lo que sucede o todos los actos propios, son por
mandato de alguien más, un ser Supremo o poderoso, a quien se le ha dado el control absoluto, el
destino está ya escrito y es inexorable. La obediencia ciega conduce con mucha frecuencia al
fanatismo. Aun cuando es una aspiración más que una realidad.

Esto tiene muchas ventajas, se puede vivir en la obscuridad, solo sufriendo o disfrutando
de la vida, según el destino que le haya tocado a cada uno.

Hacerse conscientes de la responsabilidad que implica tomar decisiones por voluntad


propia, lleva consigo un gran poder, pero también un gran riesgo, vivir bajo la consciencia plena,
actuando de acuerdo a los valores que para cada uno son importantes y tomando los riesgos que
esto conlleva, genera indiscutiblemente un gran temor, pero es la única manera de trascender, de
vivir en plenitud y aceptar que no todas las decisiones han sido correctas, pero que con cada una
de ellas nos acercamos más al fin último de la vida, que es la felicidad, que solo se puede alcanzar
a través de la libertad.

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La transpersonalidad pretende la transformación del ego, hacia la espiritualidad, a la
expansión de la propia consciencia, entrar en contacto con la propia identidad, creando nuevos
patrones de pensamiento, más acordes con el contexto de vida individual en nuestro camino hacia
la búsqueda del sentido de vida más amplio.

En la actualidad, independientemente del tipo de vida que se decida seguir, ya sea


tratando de vivir obedeciendo a diversos credos, religiones, movimientos políticos o buscando
llevar la vida de manera más consciente, el paradigma transpersonal puede ser una estrategia que
contribuya a mejorar la percepción de satisfacción en los individuos.

Referencias

 Loyola, San Ignacio, Carta de la Obediencia a los estudiantes de Coímbra,


recuperado de: http://www.cmasuncion.org/lectura-espiritual/item/12-carta-
sobre-la-obediencia-de-san-ignacio-de-loyola
 Sartre, JP, (1973), El existencialismo es un humanismo, Buenos Aires
 Vial Mena, W, (2000), La antropología de Viktor Frankl: el dolor, una puerta
abierta, Impresos Universitarios, Chile
 Diccionario de la Lengua Española, recuperado de: https://dle.rae.es/obediencia?
m=form

Retroalimentación:

*La tarea fue entregada a tiempo por lo que será evaluada sobre 10.

*Se advierte que al desarrollo del tema le sería más preciso un título distinto, o bien, más
específico.

*Cuidar conservar el formato proporcionado por UTEL (título, tipo y tamaño de letra, etc.).

*Cuidar la correcta acentuación de algunas palabras. Ej: en vez de “estadíos”, “estadios”.


En vez de “si mismo”, “sí mismo”.

*Cuidar no dejar espacios (renglones) demás entre párrafos o apartados.

*Se advierten algunas citas faltantes, así como errores al momento de citar. A la hora de
citar, acorde al formato Apa sería, para citas directas así: (González, 2005, p. 34), para
paráfrasis sería así: (González, 2005).

*Cuidar el uso pertinente de puntos y comas.

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*Pulir detalles en redacción (gramática y conjugación). Ej: en vez de “…la persona no
podrá pensar ni analizar si la orden recibida es buena o mala sino estar convencido…”, “…
la persona no podrá pensar ni analizar si la orden recibida es buena o mala, sino que estará
convencida…”. En vez de “…sino con la plena consciencia de sus actos y asumir la
responsabilidad de los mismos…”, “…sino con la plena consciencia de sus actos y
asumiendo la responsabilidad de los mismos…”.

*El primer párrafo después de un título, subtítulo o cita mayor a 40 palabras, no lleva
sangría, los siguientes sí.

*Se observan las referencias no estructuradas de acuerdo al formato Apa 6ta edición,
adjunto un ejemplo para libros y otro para artículos de investigación:

Libro:

Naranjo, Claudio (2014). El niño divino y el héroe. Bilbao: Descleé de Brouwer

Artículo:

Treviño, Rebeca (2007). Actualidad de la fenomenología en psicología. Diversitas:


Perspectivas en psicología, 3(2). Recuperado de www.redalyc.org/pdf/679/67930206.pdf

*Buen trabajo. Se aprecia una clara estructuración de las ideas y un abordaje pertinente.
Únicamente, además de atender las observaciones antes señaladas (particularmente en lo
que respecta citación), sería interesante arriesgarse a desarrollar más las ideas a fin de
lograr un planteamiento más propositivo.

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