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“El existencialismo es un humanismo”- Jean Paul Sartre

Primero una definición concreta de existencialismo:

El existencialismo es una corriente filosófica que tuvo su origen en el siglo XIX y se prolongó
aproximadamente hasta la segunda mitad del siglo XX. Los filósofos existencialistas se centraron en
el análisis de la condición humana, la libertad y la responsabilidad individual, las emociones, así como
el significado de la vida.

Actualmente se consideran tres tipos de "escuelas" existencialistas: el existencialismo cristiano, el


existencialismo agnóstico y el existencialismo ateo. (Wikipedia)

El autor (considérese a sí mismo existencialista ateo) desarrolla el texto defendiendo al existencialismo de


una serie de críticas realizadas por los comunistas-marxistas y los católicos. Las críticas comunistas-marxistas
son: lleva a las personas a un quietismo de desesperación; que subraya la ignominia, lo bajo, de lo humano;
que falta a la solidaridad humana ya que considera a el hombre como aislado (pensamiento cartesiano). Los
católicos, reprochan que niega la realidad y seriedad de las empresas humanas.

Según Sartre se entiende por existencialismo a una doctrina que hace posible la vida humana y que declara
que toda verdad y toda acción implica un medio y una subjetividad.

Sartre distingue dos tipos de existencialistas: los cristianos-católicos y los ateos. Ambos consideran que la
existencia precede a la esencia. En una visión técnica del mundo, esto sería al revés.

1er principio del existencialismo ateo declara que: Si Dios no existe, hay por lo menos un ser que en el que
la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que
este ser es el hombre (la realidad humana), que empieza por existir y después se define. Así pues, no hay
naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es tal como él se quiere y como se
concibe después de su existencia.

Entonces el hombre es un proyecto, que se vive subjetivamente. Responsable de lo que es. Esta elección
tiene una doble implicación, soy responsable de mí mismo, pero también, para todos porque creo cierta
imagen del hombre que yo elijo. Esto genera una angustia en el hombre, porque no puede escapar de este
sentimiento de su total y profunda responsabilidad.

También surge el planteo de la existencia imprescindible de Dios para que haya una moral, una sociedad, un
mundo que se tome en serio ciertos valores, etc., a lo que el autor dice que estos valores existen inscritos en
un cielo inteligible, aunque, por otra parte, Dios no exista.

En este sentido el hombre está condenado, porque no se ha creado a sí mismo, pero por otro lado es libre,
porque estando en este mundo es responsable de todo lo que hace.

Siguiendo en esta línea de la libertad humana, y pasando por el ámbito de las elecciones, habla en este
punto de dos morales: moral de simpatía, de devoción personal y otra “más amplia”. A través de un ejemplo
demuestra que, al momento de elegir, no se puede buscar en nosotros el estado auténtico que nos
empujará a actuar, ni pedir a una moral los conceptos que me permitirán actuar. Ya que el sentimiento se
construye con actos que se realizan. Y al recurrir a un consejo, elijo el consejero, porque de un modo u otro
conozco ese consejo que me va a dar. Por tanto, antes de preguntar, conozco lo que voy a hacer.

Por otra parte, recomienda que es mejor y mas sabio obrar sin esperanza, esto es, dentro del dominio de las
posibilidades limitándonos a contar con lo que depende de nuestra voluntad. Tampoco se puede contar con
los demás, ya que el hombre es libre y no se puede contar con ninguna naturaleza humana. Hay que
limitarse a lo visible. En esta línea, “no es necesario tener esperanzas para obrar”, el quietismo dice: los
demás pueden hacer lo que yo no puedo. El existencialismo dice: sólo hay realidad en la acción, el hombre
no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida en que se realiza, no es por lo tanto más
que el conjunto de sus actos. No se nace, se hace.

En cuanto al reproche sobre que “el existencialismo rechaza la subjetividad del hombre”, responde que, el
punto de partida de la doctrina es precisamente la subjetividad del individuo. Bajo esta verdad absoluta:
pienso, luego soy, de donde se fundamentarán otras verdades: el otro existe, porque yo me puedo distinguir
o captar frente al otro (yo pienso). Para obtener una verdad cualquiera sobre mí, es necesario que pase por
el otro (intrasubjetividad), y a su vez, yo decido quienes son los demás.

Por otra parte, todo proyecto individual es a la vez universal, ya que su compromiso puede ser comprendido
e involucrar a cualquier hombre en cualquier época. A la vez, no definimos al hombre, sino en relación con
un compromiso. El hombre es siempre el mismo frente a una situación que varía y la elección se mantiene
siempre.

Para el existencialismo el hombre elige en relación con los otros y puede ser juzgado según su “buena fe” o
“mala fe”, un juicio moral. Para diferenciarse, los actos de los hombres de buena fe tienen como ultima
significación la búsqueda de la libertad como tal. Así al momento de juzgar, no alcanzan con revisar los
principios de la persona, ya que son demasiado abstractos y fracasan para definir una acción.

Por lo tanto, la única cosa que tiene importancia es saber si la invención que se hace se hace en nombre de
la libertad o no. Pero, aun así, para el mismo caso, puede haber dos acciones distintas de acuerdo al
concepto de libertad de cada persona.

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