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U3 22 Ficha de Catedra Fairstein - Aprendizaje Fenomeno Complejo - 2018 PDF
U3 22 Ficha de Catedra Fairstein - Aprendizaje Fenomeno Complejo - 2018 PDF
Ficha de cátedra:
EL APRENDIZAJE COMO FENÓMENO COMPLEJO:
DIMENSIONES Y PROCESOS IMPLICADOS EN EL APRENDIZAJE.
Presentación
El aprendizaje es un proceso humano de gran complejidad. Más allá de su dimensión
biológica, desde el punto de vista psicológico se entiende que el aprendizaje involucra
tanto una dimensión cognitiva como una dimensión emocional (afectiva), y que ambas son
atravesadas por factores de carácter social, cultural, institucional, vincular, entre otros. En
este marco, la presente Ficha de Cátedra se propone ofrecer:
un acercamiento a la complejidad del fenómeno del aprendizaje.
algunas ideas acerca del estudio del aprendizaje en su dimensión emocional.
una introducción al estudio del aprendizaje en su dimensión cognitiva.
A través de los contenidos de la unidad III los estudiantes tendrán oportunidad de
profundizar el estudio del aprendizaje en su dimensión cognitiva.
La unidad IV constituye una profundización en los procesos de aprendizaje de
conocimientos de las ciencias sociales y jurídicas.
La unidad V ayudará a comprender el significado que tiene el hecho de que este
proceso psicológico –el aprendizaje- se desarrolle siempre en contextos sociales
particulares (y no en el aislamiento) A través del estudio del aprendizaje en contextos de
instrucción, los contenidos de la unidad V permitirán apreciar la complejidad y las
implicaciones de esta cuestión: el aprendizaje, como proceso psicológico, se desarrolla
siempre en contextos sociales particulares y por ello se encuentra atravesado e
influenciado por factores de índole cultural, institucional, vincular, etc.
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Universidad de Buenos Aires - Facultad de Derecho
Profesorado en Ciencias Jurídicas Asignatura: Psicología Educacional/ Profesora: Gabriela Fairstein.
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estimulante. Esto significa considerar el contexto como una variable interna del
proceso de aprendizaje: las estrategias didácticas, el clima del aula, las normas de la
escuela, las relaciones interpersonales, el currículum oculto, entre otros factores, pasan
a ser considerados no como aspectos externos, sino como dimensiones que
intervienen positiva o negativamente en el aprendizaje.
Base biológica
En relación con el funcionamiento físico-químico del cerebro, la biología
explica que el aprendizaje consiste en el establecimiento de nuevas
conexiones neuronales, en virtud del ingreso de nueva información. Las
neurociencias estudian los diversos filtros que debe atravesar la
información para poder ser procesada por el cerebro. Entre ellos, y en
coincidencia con este esquema, son determinantes un ambiente
emocionalmente confiable y cognitivamente estimulante.
El siguiente gráfico nos permite entender el modo en que se relacionan las diferentes
dimensiones del aprendizaje.
Disposición emocional
Proceso cognitivo
Base biológica
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La cultura humana, desde luego, es una de las dos maneras en que se transmiten las ‘instrucciones’
sobre cómo deben crecer los seres humanos de una generación a la siguiente; la otra manera es el
1
genoma humano.
El rasgo distintivo de la evolución humana es que la mente evolucionó de una manera que permite a
los seres humanos utilizar las herramientas de la cultura. Sin esas herramientas, ya sean simbólicas o
2
materiales, el hombre no es un “mono desnudo” sino una abstracción vacía.
1
Bruner,J.(1998): Realidad mental y mundos posibles. Barcelona: Gedisa (p. 139)
2
Bruner,J.(1997): La educación, puerta de la cultura. Madrid: Editorial Visor. (p.21)
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la incorporación del contexto como variable interna del proceso ha resultado un avance
muy importante en la comprensión de su desarrollo.
La presencia del contexto, se evidencia, además, en el hecho de que lo que
aprendemos son significados culturales. Al aprender no nos relacionamos en forma
directa con el objeto de aprendizaje, sino a través de la mediación que constituyen los
significados culturales que se atribuyen a ese objeto. No aprendemos “las plantas”, “la
multiplicación” o “la Constitución”, como si fueran objetos sin significación cultural;
aprendemos a sumar porque la suma es una de las herramientas que creó nuestra cultura
para entender y manejarse en el mundo. Tal como lo explica Bruner:
Aunque los significados están ‘en la mente’, tienen sus orígenes y su significado en la cultura en la
que se crean. (...) por mucho que el individuo pueda parecer operar por su cuenta al llevar a cabo la
búsqueda de significados, nadie puede hacerlo sin la ayuda de los sistemas simbólicos de la cultura. Es
la cultura la que aporta los instrumentos para organizar y entender nuestros mundos en formas
comunicables. (…) En esta perspectiva el aprendizaje y el pensamiento siempre están situados es un
contexto cultural y siempre dependen de la utilización de recursos culturales. Incluso la variación
individual en la naturaleza y el uso de la mente se puede atribuir a las variadas oportunidades que
ofrecen los distintos contextos culturales, aunque estos no son la única fuente de variación en el
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funcionamiento mental.
Otra cuestión interesante, en relación con el aprendizaje, será señalar que se trata de
uno de los procesos más complejos que desarrolla el hombre, ya que involucra a la
persona en todas sus dimensiones: lo afectivo, lo cognitivo, lo social. Aprender implica un
cambio: pasar de un “no saber” a un “saber”, pasar de ser “alguien que no sabe x” a ser
“alguien que sabe x”. En este sentido, podría decirse que el aprendizaje pone en juego la
propia identidad de la persona. ¿Quién no ha encontrado dificultades o resistencias a
aprender alguna cosa: a manejar, a patinar, a nadar, a andar a caballo, a hablar otro
idioma, a usar la computadora?
En este sentido, observemos también que el aprendizaje es una de las actividades
humanas que puede traer “problemas”: las “dificultades de aprendizaje” constituyen uno
de los temas más abordados en las consultas psicológicas y que moviliza a la ciencia en
busca de soluciones. En relación con el tema que comentaremos a continuación, vale
3
Bruner, 1997; op.cit. pp. 20-21. Cursivas en el original.
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señalar que la mayoría de los “problemas de aprendizaje” suelen tener su origen, como
dijimos, en los aspectos emocionales, lo que luego influye sobre la dimensión cognitiva.
Estas pinceladas iniciales pretendieron poner de manifiesto que el aprendizaje
constituye un proceso muy importante en la vida de las personas. Para acercarnos a la
complejidad interna de este mecanismo psicológico, vamos a retomar la cuestión
señalada en el párrafo anterior y esbozada al comienzo de esta ficha: en el aprendizaje
participan a la vez componentes emocionales y cognitivos.
La interrelación entre la inteligencia y la afectividad es uno de los problemas más
interesantes que enfrenta la psicología. La dificultad para integrar ambos aspectos en el
estudio del aprendizaje proviene principalmente del hecho de que las diferentes escuelas
y corrientes de esta disciplina efectúan un recorte con fines de análisis y focalizan en el
estudio de una de sus dos dimensiones. Ello conduce a la elaboración de teorías y
modelos conceptuales específicos pero que muchas veces termina fragmentando la
comprensión que podemos tener de este proceso. Entonces, al encarar el estudio del
aprendizaje, vale comenzar por recordar que este proceso integra ambos aspectos del
psiquismo humano de modo que se influyen recíprocamente.
Para explicar esta idea, es interesante recurrir al pensamiento de Jean Piaget,
fundador de una de las teorías más importantes sobre el aprendizaje desde la dimensión
cognitiva, que nunca dejó de señalar la importante interrelación que juegan lo intelectual y
lo afectivo en el aprendizaje humano:
…hay que distinguir netamente entre las funciones cognitivas (que van desde la percepción y las
funciones sensorio-motrices hasta la inteligencia abstracta, incluidas las operaciones formales), y las
funciones afectivas. Distinguimos estas dos funciones porque nos parecen de naturaleza diferente, pero
en el comportamiento concreto del individuo son indisociables. Es imposible encontrar comportamientos
que denoten únicamente afectividad, sin elementos cognitivos, y viceversa. Mostrémoslo rápidamente:
1) No hay mecanismo cognitivo sin elementos afectivos
En las formas más abstractas de la inteligencia, los factores afectivos siempre intervienen. Cuando un
alumno resuelve un problema de álgebra, cuando un matemático descubre un teorema, hay al principio
un interés, intrínseco o extrínseco, una necesidad; a lo largo del trabajo pueden intervenir estados de
placer, de decepción, de fogosidad, sentimientos de fatiga, de esfuerzo, de aburrimiento, etcétera; al
final del trabajo, sentimientos de éxito o de fracaso; por último pueden agregarse sentimientos estéticos
(coherencia de la solución encontrada). En los actos cotidianos de la inteligencia práctica, la
indisociación es aún más evidente. Particularmente, siempre hay interés intrínseco o extrínseco.
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Innate Releasing Mechanisms (IRM): mecanismos desencadenantes innatos.
5 Piaget, J. (1954): «Les relations entre l´intelligence et l´affectivité dans le développement de l´enfant.» Bulletin de
Psycologie VII, 3-4, 143-150. Versión castellana: (2001): Inteligencia y afectividad. Buenos Aires: Aique. Cap.1:
Introducción. (pp.19 a 22. Cursivas en el original)
6 Carretero, M. (2001): “Introducción. Conocimiento y deseo en la obra de Jean Piaget.”, en Piaget, J. (2001):
Inteligencia y afectividad. Buenos Aires: Aique. (pp. 7 a 11)
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"desear" eran casi sinónimos, o al menos estaban muy relacionados. Así, la Biblia nos recuerda que
Adán conoció a Eva, indicando, como es sabido, algo bastante más profundo que un mero contacto
social o intelectual. De la misma forma, podemos recordar que en el mundo griego se pensaba que se
conocía con el corazón y no con el cerebro. Así, ambas cuestiones suponen una clara ejemplificación
del argumento central que Piaget sostiene en las páginas que siguen, es decir la indisoluble relación
entre inteligencia y afectividad, entre conocer y desear.
En otro orden de cosas, cuando pensaba en la preparación de estas páginas, me encontraba en un
vuelo transatlántico con mi familia, haciendo el habitual trayecto Buenos Aires-Madrid. Mi hija Candela,
de tres años y dos meses, asombrada por la experiencia aeronáutica, preguntó al poco tiempo de
despegar, cuando la nave alcanzó la velocidad de crucero, por qué no bajábamos "ya mismo" a tierra
puesto que ella creía que el avión había llegado. Y no contenta con dicha observación -bastante
legítima por otro lado, habida cuenta de la escasa sensación de movimiento que tiene un avión en el
aire, si no hay turbulencias- preguntó también si todos los pasajeros que había en la nave iban a casa
de la abuela de España. Ante ambas cuestiones, fue igualmente difícil convencerla de que los aviones
siguen avanzando aunque no lo parezca y de que no todas las personas que están en el mismo
vehículo van a casa de la misma persona.
Como nos suele ocurrir a los estudiosos del desarrollo humano, nuestros propios hijos nos resuelven,
o al menos nos impulsan, a ver con más claridad los problemas sobre los que queremos escribir. En
este caso, como nos muestra toda la obra de Piaget, las cuestiones que pueden parecer obvias y
extraordinariamente sencillas para un adulto, resultan bastante complejas para un niño y le lleva años
comprenderlas. Así, mi hija Candela me había mostrado, más bien recordado, dos hechos cruciales y
no por ello menos asombrosos. A saber:
a) que la mente humana debe organizar una tremenda cantidad de eventos, situaciones y datos para
completar la ciclópea tarea de comprender el mundo medianamente bien, y
b) que por mucho y bien que los científicos demos cuenta de los aspectos cognitivos de dicha
comprensión, quedará incompleta si no incluimos en dicha explicación los móviles afectivos y
emocionales.
Al igual que para Candela el interés en visitar a la abuela española -distante en el espacio y objeto
afectivo por excelencia para una nieta- era lo que le hacía extender dicho interés a los demás viajeros
del avión, la mejora que pudo haber obtenido de su experiencia como viajera de largo recorrido -acerca
de trayectorias, móviles, propósito compartidos de las personas al viajar, etc.- no puede entenderse y no
tiene en realidad ningún sentido para ella como ser humano, si no es en el contexto de su vínculo
parental.
En definitiva, si no concedemos atención a las cuestiones afectivas sobre el desarrollo del
conocimiento, no podemos explicar por qué se inicia y se concluye la experiencia de dicho
conocimiento, por qué nos interesan unas cosas y no otras y también por qué nos interesan unas
personas y no otras. Al fin y al cabo, como diría nuestro inolvidable Ángel Riviére, las personas somos
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nada más y nada menos que objetos con mente (Riviére y Núñez, 1996) y esa mente incluye sin duda -
en cierto sentido habría que decir que privilegia- los demás sujetos y objetos afectivos con los que se
relaciona.
Así, la afectividad es el motor, la causa primera del acto de conocer; es el mecanismo que origina la
acción y el pensamiento, lo cual implica afirmar que todo acto de deseo es un acto de conocimiento y
viceversa (ésta es una de las ideas básicas que Piaget expondrá en los escritos que se incluyen más
adelante). Y sin embargo, cuando observamos las numerosas investigaciones de la psicología cognitiva
actual, así como una buena parte de la tradición intelectual de Occidente que, como sabemos, tiene sus
raíces en la cultura griega y en el pensamiento judeocristiano -con excepciones de importancia, por
supuesto- parecería que el conocimiento humano comienza y termina en sí mismo, que el ser humano
tiene como fin primero y último el propio conocimiento, y por tanto la elección del objeto a conocer, y su
vinculación con él, es una cuestión baladí (quizás haya que buscar en estas deficiencias de los
enfoques cognitivos y de la cultura occidental en general, el éxito reciente de productos intelectuales
8
masivos como La inteligencia emocional de D. Goleman (1996) ; es decir, existe una opinión extendida,
pero nunca suficientemente bien perseguida, tanto entre la comunidad de científicos como en la
sociedad en general, acerca de que los aspectos cognitivos y los afectivos de las personas funcionan y
deberían estudiarse de una manera más integrada).
Obsérvese que en este asunto persisten también dos cuestiones de capital importancia. Por un lado,
cuando hablamos de afectividad o emoción no estamos hablando solamente de las cuestiones más
directamente relacionadas con los sentimientos, es decir con lo que sería para algunos solamente una
maraña de tendencia viscerales, sino que nos estamos refiriendo también a cuestiones más
"intelectuales" como son los intereses, la simpatía y la antipatía por temas o personas, los actitudes de
carácter ético, etc. De hecho, Piaget se referirá en las páginas que siguen a todos estos aspectos que
hacen de la afectividad un ámbito que tiende numerosos puentes hacia el conocimiento.
Por otro lado, no olvidemos que si la afectividad resulta imprescindible para comprender la propia
dinámica del conocimiento humano, con más razón es ineludible para entender y transformar la forma
en que conocimiento y educación deben relacionarse. No en vano, las tendencias actuales en
educación están insistiendo cada vez más en que la formación integral del ser humano debe tener como
objetivos prioritarios los aspectos actitudinales -en vez de centrarse solamente en los meros
conocimientos- y creemos que resultaría imposible entender cabalmente todo lo que tiene que ver con
el universo de las actitudes en el aula, sin el concurso de la afectividad y de una adecuada comprensión
de las relaciones entre la afectividad y el funcionamiento y desarrollo cognitivo.
Tradicionalmente, Piaget ha sido considerado habitualmente un pensador del pensamiento, si se nos
permite la expresión, un descubridor de las más abstractas radiografías del razonamiento, pero que no
incluían los avatares de los asuntos del sentimiento. Los lectores de estas páginas podrán juzgar por sí
mismos después de leerlas, pero creemos que queda claro a todas luces que su contenido nos ofrece
un Piaget muy preocupado, hondamente inquieto, por la contribución del afecto a la formación de la
7
Rivière, A. y Núñez, M. (1997): La mirada mental. Buenos Aires: Aique.
8
Goleman, D.(1996) Emotional Intelligence. Trad. al español, Inteligencia emocional. Barcelona: Kairós, 1997.
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persona humana. En realidad Piaget ha sido acusado en los últimos tiempos de no incluir en absoluto
entre sus formulaciones teóricas ni la interacción social, ni el afecto y la cultura. A menudo, estas
cuestiones se consideran mejor tratadas en la obra de otros autores, por ejemplo de Vigotski. Creemos
que estas páginas desmienten claramente esta posibilidad y en ellas vemos como Piaget, no sólo le
concede una importancia capital a lo afectivo, sino que lo estudia con detalle, analizando con rigor y
originalidad las contribuciones al respecto. […]
Como hemos indicado anteriormente, el problema que Piaget plantea en estas páginas es sin duda
una de las piedras de toque de toda la psicología como ciencia y por supuesto se encuentra a la cabeza
de las inquietudes también de todo educador. Es decir ¿cómo afecta el ámbito afectivo al desarrollo
intelectual de un ser humano? La respuesta piagetiana es clara y rotunda. No sólo cree que sin una
fuerte y adecuada presencia de los aspectos afectivos un ser humano no tendrá un desarrollo intelectual
adecuado -cosa en la que estarían de acuerdo la mayoría de los estudiosos del tema- sino que va
incluso más allá y plantea una hipótesis de partida incluso más radical, que consiste en afirmar que en
realidad lo cognitivo y lo afectivo son profundamente inseparables.
Precisamente en este punto es donde Piaget formula -en nuestra opinión- una de sus metáforas más
poderosas, al considerar que el comportamiento inteligente es como la actividad de un automóvil, en el
sentido de que sin la gasolina de la afectividad es imposible que se produzca el movimiento del
pensamiento pero, por otro lado, dicha energía no explica lo que sucede en el motor del auto al
producirse la combustión, no da cuenta de las interioridades lógicas del razonamiento. Sin duda una
hipótesis de este tipo resulta de una enorme significación para la práctica educativa porque nos indica
que es esencial una adecuada vinculación con el objeto de conocimiento, con lo que debe aprenderse, y
que dicha conexión no puede ser totalmente intelectual y académica, sino que debe ser claramente de
naturaleza afectiva y emocional (por ejemplo, algunas implicaciones claras para la educación tendrían
que ver con que el docente expusiera los contenidos escolares de tal manera que fueran atractivos y
tuvieran en cuenta el interés del alumno, al tiempo que fuera también visible el interés del propio
docente en dicho conocimiento). […]
En definitiva, la actividad de la persona es vista por Piaget como plena y profundamente impregnada
9
de conocimiento y deseo al mismo tiempo.
Permítaseme comenzar planteando mi argumento de la manera más audaz posible, para examinarlo
mejor en su fundamento y sus consecuencias. Es el siguiente. Hay dos modalidades de funcionamiento
cognitivo, dos modalidades de pensamiento, y cada una de ellas brinda modos característicos de
ordenar la experiencia, de construir la realidad. Las dos (si bien son complementarias) son irreductibles
entre sí. Los intentos de reducir una modalidad a la otra o de ignorar una a expensas de la otra hacen
perder inevitablemente la rica diversidad que encierra el pensamiento.
Además, esas dos maneras de conocer tienen principios funcionales propios y sus propios criterios de
corrección. Difieren fundamentalmente en sus procedimientos de verificación. Un buen relato y un
argumento bien construido son clases naturales diferentes. Los dos pueden usarse como un medio para
convencer a otro. Empero, aquello de lo que convencen es completamente diferente: los argumentos
convencen de su verdad, los relatos de su semejanza con la vida. En uno la verificación se realiza
mediante procedimientos que permiten establecer una prueba formal y empírica. En el otro no se
establece la verdad sino la verosimilitud. Se ha afirmado que uno es un perfeccionamiento o una
abstracción del otro. Pero esto debe ser falso o verdadero tan sólo en la manera menos esclarecedora.
Funcionan de modos diferentes, como ya se observó, y la estructura de un argumento lógico bien
formulado difiere fundamentalmente de la de un relato bien construido. Cada uno de ellos, tal vez, es la
especialización o transformación de una exposición simple, por la cual los enunciados de hecho son
convertidos en enunciados que implican una causalidad. Pero los tipos de causalidad implícitos en las
dos modalidades son patentemente distintos. La palabra luego funciona de un modo diferente en la
proposición lógica "si x, luego y" y en la frase de un relato "El rey murió, y luego murió la reina". Con una
se realiza una búsqueda de verdades universales, con la otra de conexiones probablemente particulares
10
Burner, J. (1985)"Narrative and Paradigmatic Modes of Thought", Anuario de 1985, Sociedad Nacional para el
Estudio de la Educación, Learning and Teaching: The Ways of Knowing
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entre dos sucesos: una pena mortal, un suicidio, un juego sucio. Si bien es cierto que el mundo de un
relato (para lograr verosimilitud) tiene que ajustarse a las reglas de una coherencia lógica, puede
transgredir esa coherencia para constituir la base del drama. Como en las novelas de Kafka, en las que
una arbitrariedad no lógica en el orden social proporciona el motor del drama, o en las obras de
Pirandello o Becket, donde el elemento de identidad, a = a, es audazmente transgredido para crear
perspectivas múltiples. Y, del mismo modo, en el arte de la retórica se incluye el uso de la
representación dramática como medio de fijar un argumento cuya base es principalmente lógica.
Empero, a pesar de todo lo dicho, un relato (sea verdadero o ficcional) es juzgado por sus méritos en
cuanto relato con criterios diferentes de los aplicados para juzgar si un argumento lógico es adecuado o
correcto. Todos sabemos que muchas hipótesis científicas y matemáticas comienzan siendo pequeñas
historias o metáforas, pero alcanzan su madurez científica mediante un proceso de verificación, formal o
empírica, y su validez no se basa en su origen literario. La creación de hipótesis (a diferencia de la
verificación de hipótesis) sigue siendo un misterio cautivante, tanto más cuanto que filósofos serios de la
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ciencia, como Karl Popper , afirman que la ciencia consiste sobre todo en la falsación de las hipótesis,
12
independientemente de la fuente de la cual provengan. Quizá Richard Rorty tiene razón cuando dice
que la corriente principal de la filosofía angloamericana (que, en su conjunto, rechaza) se caracteriza
por su preocupación sobre el interrogante epistemológico de cómo conocer la verdad, al que él opone el
interrogante más general de cómo llegamos a darle significado a la experiencia, que es lo que preocupa
13
al poeta y al narrador.
Bruner advierte que la riqueza del pensamiento humano no puede ser reducida a una u otra
modalidad puesto que ambas se complementan en el funcionamiento mental. Somos capaces de
explicar racionalmente y con argumentos lógicos cómo ha de resolverse determinado problema
matemático y sabemos que su resultado es X. Pero no recurrimos al mismo tipo de explicaciones para
dar cuenta de la experiencia emocional que nos produjo una película, que, por otra parte, a nuestro
15
acompañante le provocó una experiencia diferente o contraria a la nuestra.
11
Popper, Karl, Objective Knowledge: An Evoutionary Approach, Clarendon Press, Oxford, 1972.
12
Rorty, Richard, Philosophy and the Mirror of Nature, Princeton University Press, Princeton, 1979.
13
Bruner, J (1998) op.cit. (pp. 23-24)
14
Daniel Valdez, psicólogo argentino, investigador en temas de psicología y educación, profesor de la UBA, de la
Universidad CECE y de FLACSO-Argentina
15 Valdez, D. (2005): “Relaciones interpersonales y práctica comunicativa en el aula”, Posgrado en Constructivismo y
Educación, Buenos Aires, FLACSO-Argentina y UAM. Versión Word. (p.4)
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como resultado 72 independientemente de las personas que realicen la operación. Por eso, puede
decirse también que la inteligencia impersonal es una competencia “fría”. Este tipo de inteligencia está
vinculada a lo que Bruner llama “modalidad paradigmática de pensamiento”. […] La inteligencia
interpersonal o social es un tipo de inteligencia flexible, dependiente de los contextos interpersonales.
Es una capacidad “cálida” y se la vincula a las relaciones entre las personas y a los lazos afectivos. No
podemos explicar “matemáticamente” por qué somos amigos de unas personas y no de otras o por qué
nos enamoramos de una persona y no de otra; por qué votamos por un determinado partido político o
por qué somos simpatizantes de tal o cual club de fútbol. La inteligencia interpersonal se relaciona con
16
lo que Bruner llama “modalidad narrativa de pensamiento.
En relación con este tema, y ya finalizando este apartado, señalemos que algunos
autores consideran que existe una múltiple cantidad de tipos de inteligencia, y no una
única que se aplica a diferentes parcelas de conocimiento. Desde hace algunos años,
algunos autores sostienen que no se puede pensar más en una única inteligencia, sino en
un conjunto de “inteligencias” diferentes. Cada una de estas inteligencias estaría
directamente relacionada con espacios o zonas diferenciados del cerebro, las que
estarían mejor capacitadas que las otras para procesar cierto tipo de información –como
la música, el lenguaje o las relaciones con los otros- y operar con él. La Teoría de las
Inteligencias Múltiples, desarrollada por el psicólogo estadounidense Howard Gardner17,
define diferentes zonas cerebrales correspondientemente con distintos tipos de
inteligencia. Si bien la teoría está en permanente revisión, lo que implica la identificación
de nuevos tipos de inteligencia, sintetizaremos sus ideas destacando los siguientes tipos:
inteligencia lógico-matemática: se ejecuta para resolver problemas mediante
procesos inductivos y deductivos, aplicando el razonamiento, los números y patrones
abstractos. Es característica de los científicos.
inteligencia lingüística, referida a la capacidad de usar las palabras y al aprendizaje
de los idiomas, permite narrar, relatar, sacar conclusiones y resumir. Se manifiesta
particularmente en los escritores, en los poetas y en los buenos redactores.
inteligencia espacial: relacionada con la capacidad de visualizar y crear objetos,
distinguir formas y dimensiones, localizar objetos con precisión en el espacio y el tiempo.
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Los aspectos emocionales del aprendizaje han sido estudiados desde diversas líneas
de la psicología profunda, que es la que se dedica al estudio de la dimensión afectiva del
psiquismo humano. La escuela más reconocida dentro de esta línea de la psicología es la
que corresponde a la Teoría Psicoanalítica, fundada por Sigmund Freud a comienzos del
siglo XX y que ha dado lugar a incontables desarrollos teóricos en todo el mundo. El
Psicoanálisis se dedica al estudio del desarrollo emocional del hombre y permite
comprender el origen de las más diversas patologías psicológicas relacionadas con la
mayor parte de las actividades humanas.
Aquí nos dedicaremos a comentar algunos de los desarrollos teóricos relativos al
proceso de aprendizaje, elaborados por diferentes investigadores e investigadoras del
campo psicoanalítico. De más está señalar que este campo es vastísimo y que aquí
tomaremos solo algunas de las ideas producidas por el psicoanálisis en torno al tema del
aprendizaje, casi a título ilustrativo y sin pretender ofrecer una visión de conjunto, lo que
excedería con creces las posibilidades de este trabajo. Además, cabe señalar que gran
parte de los modelos psicoanalíticos sobre el aprendizaje se elaboraron en el ámbito de la
clínica psicopedagógica en relación con los problemas o dificultades de aprendizaje. En
este trabajo nos interesa describir el desarrollo normal del aprendizaje y no sus
patologías, aunque a efectos explicativos en algunos casos debamos referirnos a estas
últimas. De este modo, se ofrecen a continuación algunos conceptos teóricos que resultan
de particular interés para comprender el fenómeno del aprendizaje desde el punto de vista
emocional.
por otro lado, la disponibilidad para aprender podría verse facilitada u obstaculizada por el
contexto en el cual tiene lugar el aprendizaje, principalmente por el modo en que el sujeto
vivencia este contexto. Para explicar estas ideas, hemos seleccionado la argumentación
de Silvia Schlemenson19:
El ser humano, a diferencia del conjunto de los animales, construye sus aprendizajes en forma
reflexiva; es decir, no necesita de extensas ejercitaciones como condicionantes para su concreción.
La calidad del aprendizaje parecería estar determinada por la disponibilidad psíquica para concretarlo,
más que por un caudal intelectual genéticamente heredado.
Es reconocido por los docentes que existen niños muy inteligentes que no atienden, no entienden y
fracasan en el curso normal de sus aprendizajes, mientras que otros, tal vez menos inteligentes, tienen
un aprovechamiento más amplio de su potencial intelectual y logran mejores rendimientos.
Toda situación de aprendizaje supone la existencia de un impulso para concretarla, guiado por una
diversidad de sentidos que la orientan, que la ponen en marcha, tanto progresiva como restrictivamente.
Aprender es un complejo proceso de transformación e incorporación de novedades, por el que cada
sujeto se apropia de objetos y conocimientos que lo retraen o enriquecen psíquicamente de acuerdo
con el sentido que los mismos le convocan. […]
La disponibilidad psíquica para aprender revela la existencia de un deseo que activa y dinamiza los
procesos de construcción y apropiación de conocimientos.
La disposición para el aprendizaje tiene entonces una relación mayor con la vigencia de un deseo,
que con el potencial intelectual para concretizarlo. […]
La forma de pensar y procesar los conocimientos tiene relación con las características personales del
sujeto que aprende, quien a través de ellas se intenta reencontrar con situaciones que le producen
placer y evitar aquellas que le producen sufrimiento.
[…]El deseo de apropiación o rechazo de determinados aprendizajes se produce por la elección
inconsciente de aquellos objetos que generan atracción o evitación por las significaciones históricas que
movilizan.
Apropiarse de novedades e interesarse por la realidad reedita aspectos básicos de las marcas que la
historia de las relaciones pasadas dejan en el sujeto. […]
[…] las experiencias que fundan las distintas formas de aprendizaje comienzan en el momento mismo
del nacimiento, oportunidad en que las figuras parentales imprimen particularidades de relación que el
niño intentará reeditar con los objetos con los que interactúa.
Varios teóricos del psicoanálisis dan cuenta de las características del sentido que orienta el deseo de
apropiación y evitación de determinados conocimientos y objetos. […]
Las relaciones tempranas adquirirían entonces, según los distintos teóricos, una jerarquía
constituyente de la diversidad y la riqueza psíquica potencial, que transforma las relaciones con los
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Schlemenson, S. (1996): El aprendizaje: un encuentro de sentidos. Buenos Aires. Kapeluz. (pp.11-12-13)
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20 Quiroga, A. (1986): Enfoques y perspectivas en psicología social. Buenos Aires: Ediciones Cinco. Citado en Pasel,
S. (1990): Aula-taller. Buenos Aires: Aique. (p.17).
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aprendizaje se construye desde el nacimiento, y a través de ella nos enfrentamos con la angustia
inherente al conocer-desconocer.
La modalidad de aprendizaje es como una matriz, un molde, un esquema de operar que se va
utilizando en las distintas situaciones de aprendizaje. Si analizamos la modalidad de aprendizaje de una
persona, veremos similitudes con su modalidad sexual y aun con su modalidad de relación con el
dinero. Pues la sexualidad, como el aprendizaje y aun la conquista del dinero, son distintas maneras
que el deseo de posesión del objeto tiene para presentarse.
Nosotros, en el momento del diagnóstico, pretendemos hacer un corte que nos permita observar la
dinámica de la modalidad de aprendizaje, sabiendo que tal modalidad tiene una historia que se va
construyendo desde el sujeto y desde el grupo familiar, de acuerdo con la real experiencia de
aprendizaje y a cómo fue significada por él y sus padres. En el diagnóstico tratamos de observar,
desanudar y comenzar a desplegar los significantes de la modalidad de aprendizaje.
Para describir la modalidad, observamos: a) La imagen de sí mismo como aprendiente: cómo operan
fantasmáticamente las figuras enseñantes padre y madre. b) El vínculo con el objeto de conocimiento.
e) La historia de los aprendizajes, especialmente algunas escenas paradigmáticas que hacen a la
novela personal de aprendiente que cada uno construye. c) La manera de jugar. d) La modalidad de
aprendizaje familiar.
Si bien la modalidad de aprendizaje en un paciente con problemas para aprender suele ser
sintomática, y por lo tanto le dificulta aprender, por otro lado también algo le ha permitido y le permite
aprender. […]
Además, como hemos observado que la modalidad de aprendizaje del sujeto en la infancia está
entrelazada con una "modalidad de aprendizaje familiar", trataremos de observar las características de
este modo familiar de acercarse a lo no conocido. ¿Ocultan, esconden, se esconden, valorizan el
secreto, se comunican con lo no conocido, etc.?
Diferenciamos "modalidad de aprendizaje" de "modalidad de la inteligencia". El aprendizaje es un
proceso en el que intervienen la inteligencia, el cuerpo, el deseo, el organismo, articulados en un
determinado equilibrio; pero la estructura intelectual tiende también a un equilibrio para estructurar la
21
realidad y sistematizarla…
21
Fernández, A. (1993): La inteligencia atrapada. Buenos Aires: Nueva Visión (pp. 121-122)
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reconstrucción y sobre la cual se van incluyendo los nuevos aprendizajes que van transformándola,
pero de todos modos la matriz sigue quedando como estructural. […]
Aprender es apropiarse, apropiación que se da a partir de una elaboración objetivante y subjetivante.
La elaboración objetivante permite apropiarse del objeto seriando y clasificándolo, es decir, por ejemplo,
reconocer a una silla poniéndola en la clase "silla", es decir, tratando de tomar lo que la iguala a todas
las sillas del mundo. En cambio, la elaboración subjetivante tratará de reconocer, de apropiarse de esa
silla a partir de aquella única e intransmitible experiencia que haya tenido el sujeto con las sillas.
Aprendemos qué es una silla, por ejemplo, no sólo a partir del concepto de silla, aunque sí lo
necesitamos, sino también a partir de la historia de intercambios con sillas que cada uno de nosotros ha
22
tenido, de las imágenes, de los recuerdos y de las fantasías acerca de ese objeto.
El sujeto humano aprende cuando enfrenta en sí y reconoce una situación de falta o carencia. Si esta
problematización no ocurre, el aprendizaje no se inicia o, iniciado, no se consolida.
Aun cuando el aprendizaje sea vivido con expectativa e interés está teñido de temores y ansiedades.
Es que aprender enfrenta riesgos: el abandono de conductas conocidas por otras no probadas, la
renuncia a la seguridad de sentirse cómodo en una realidad "habitual", la dependencia temporaria de
otro (el maestro) que puede resultar auxiliador pero también amenazante, la desprotección que significa
verse expuesto y exponer frente a otros falencias y puntos vulnerables, el riesgo de perder la estima de
los otros y ver dañada la propia, el temor a constatar incapacidades temidas, la incertidumbre respecto
a la ayuda prometida, todo se mezcla con el interés, la curiosidad y el deseo de aprender.
Cuando el aprendizaje se realiza en un contexto institucional, otros significados se añaden a su
desarrollo y lo complican. Del mismo modo que el trabajo a desgano es un recurso de lucha para el
obrero, la reticencia en el aprendizaje puede ser tomada como demanda y expresión de oposición por el
grupo de alumnos, y cada uno de ellos puede recibir fuerte presión para no exceder los límites de
22
Fernández, A., 1993, op.cit. (pp.126 a 132)
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rendimiento que le permiten mantener la estima del grupo. Recordemos la hostilidad de que es objeto el
"traga", un ejemplo claro de las variables sociales que se introducen en el campo del aprendizaje. Como
veremos más adelante, el logro de aprendizaje no es sólo un resultado individual, es también un
instrumento de poder institucional.
En definitiva, la compleja trama de implicaciones personales y sociales a las que sólo hemos aludido
hacen del aprendizaje un proceso difícil en el que la capacidad de demora, el grado de tolerancia a la
frustración, la posibilidad de controlar la ansiedad y la tolerancia a la ambigüedad se convierten en
23
puntos críticos desde el sujeto que aprende .
23
Fernández, L. (1998): El análisis de lo institucional en la escuela. Buenos Aires: Paidós. (p. 104)
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padecer algún tipo de fijación a modalidades o sujetos del entorno familiar, que perturban la tendencia
natural al enriquecimiento psíquico. […]
En la escuela el niño constituye, con su maestra y sus compañeros, un nuevo espacio, el escolar, en
el que se producen modificaciones psíquicas y se potencia la actividad creadora.
Cuando un niño se integra en la escuela, desea ser reconocido. Busca satisfacción en la relación con
sus pares, no sólo con el éxito que puede acompañar sus producciones, sino con la alegría que le
produce ser aceptado por el grupo escolar. En él los espacios, los conocimientos y las relaciones se
multiplican.
Para cada niño es tan importante realizar correctamente sus tareas, como ser reconocido y
diferenciado por el maestro y sus compañeros. Para él y su familia, la escuela es el lugar de evaluación
y confirmación de proyectos.
Ser marginado o fracasar representa un estigma que empaña cualquier enunciación de un futuro
posible; transformándose dicho fracaso en una profecía de inadecuación social difícil de superar.
El sufrimiento psíquico que produce el fracaso escolar y la inadecuación al grupo de pares
compromete en algunos niños no sólo su desempeño escolar, sino la globalidad de su comportamiento
social. De allí la importancia y la responsabilidad que tiene el docente en acompañar al niño en este
difícil proceso de integración social y apertura hacia el conocimiento.
El docente no se posiciona exclusivamente como representante del capital cultural, sino que se
transforma en referente social significativo, a quien alumnos y padres ofrecen un lugar de protagonismo
estructural.
24
Al respecto, Graciela Frigerio observa :
"La especificidad de la institución educativa puede entenderse entonces como lugar de encuentro
entre distintos sujetos que se encuentran, unos para enseñar y otros para aprender cosas que no se
enseñan ni aprenden en otras instituciones.
"Por su carácter de lugar de encuentro con un tercero (objetos de conocimiento), diremos que la
característica de la institución educativa es que en ella se sostienen vínculos triangulares".
Estos vínculos triangulares no se reproducen exclusivamente con el conocimiento como objeto y eje
de uno de los vértices de dicha triangulación, sino que se extienden a situaciones de mayor complejidad
psíquica que también se juegan en el interior del espacio escolar.
Uno de los triángulos específicos de la institución educativa sería entonces el que se produce entre el
niño, el docente y el conocimiento.
Otra triangulación insoslayable es la que se constituye entre: el docente, el niño y el grupo de pares.
Llamo grupo de pares al conjunto de los niños del grado, al que el niño pertenece y en el interior del
cual construye sus conocimientos.
El deseo que el niño manifiesta por enriquecer sus aprendizajes e incorporar novedades tiene un
origen individual e histórico, como lo hemos analizado en los capítulos precedentes. Adquiere la
24
Frigerio, G. De aquí y de allá. Textos sobre la institución educativa y su dirección, cap. I, "Cara a cara", Kapelusz,
Buenos Aires, 1995.
23
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25
Schlemenson, S. Op. cit. pp.35 a 41. Cursivas en el original
26
Schlemenson, 1996; op.cit. pp. 53 a 54. Cursivas en el original
24
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Para cerrar este apartado relativo a la dimensión emocional del aprendizaje, incluimos
este poema de R. Laing, incluido en el trabajo de Alicia Fernández, el cual resulta
elocuente en relación con las ideas que hemos explicado.
¿Hasta qué punto hay que ser inteligente para ser tonta?
Los demás le dijeron que era tonta. Y ella se hizo
la tonta para no ver hasta qué punto
los demás eran tontos al creerla tonta,
porque no estaba bien pensar que eran tontos.
Prefiero ser tonta y buena,
a ser mala e inteligente.
27
Reproducido en Fernández, A., 1993.op.cit. p.101.
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La dimensión cognitiva28
Desde el punto de vista cognitivo, se diferencian dos procesos de aprendizaje, que son
complementarios: el aprendizaje asociativo y el aprendizaje constructivo o por
reestructuración, que sintetizamos en el siguiente cuadro.
Conductismo y constructivismo
Estas dos formas de aprendizaje fueron identificadas por diferentes corrientes teóricas.
El conductismo identificó y explicó el aprendizaje asociativo y lo consideró la única
forma de aprendizaje que podía investigarse. Para esta corriente, los aprendizajes
complejos eran entendidos como una sumatoria de aprendizajes simples. El
28
En este apartado se reproducen partes del texto: Fairstein, Gabriela. (2017). Clase 4. El proceso cognitivo del
aprendizaje. Psicología educacional. Buenos Aires: Ministerio de Educación y Deportes de la Nación .
26
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La corriente constructivista
El aprendizaje constructivo
Como hemos señalado, desde el punto de vista cognitivo, el aprendizaje constituye una
construcción activa del sujeto, que consiste en modificar los conocimientos que se
poseen. La adquisición del conocimiento supone un proceso interno de cambio de los
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La idea de conocimientos previos hace referencia a todos los elementos que el sujeto
podría activar en relación con el objeto de aprendizaje, por ejemplo:
aprendizajes anteriores y/o conocimientos cotidianos relativos al tema;
saberes relacionados, aunque no se refieran directamente al tema;
ideas a las que el sujeto podría arribar a través del razonamiento, y
capacidades y habilidades cognitivas (por ejemplo, posibilidad de hacer inferencias
o comparaciones).
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Ahora bien, ¿qué es lo que provoca que el sistema cognitivo active la estructura de
conocimientos previos pertinente?
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En síntesis
Los factores que inciden en el aprendizaje constructivo son los siguientes.
La actividad estructurante del sistema cognitivo.
El andamiaje que provee el contexto.
El resultado de aprendizaje debe explicarse atendiendo a ambos factores.
La actividad estructurante del sistema cognitivo requiere del contexto para otorgar
sentido al objeto de conocimiento. El sistema cognitivo siempre tiende a
estructurar el conocimiento que recibe, pero es el contexto de actividad lo que
activa y guía el cambio cognitivo.
Los buenos profesores, los que explican bien son aquellos que nos van llevando,
a través de su argumentación, a activar los conocimientos previos pertinentes,
otorgar sentido a lo nuevo que nos presentan y relacionar la nueva información
con lo que ya sabíamos. El lenguaje es un poderoso medio de creación de
contexto, de activación y de guía de la actividad estructurante del sistema
cognitivo.
También constatamos lo contrario: cuando los docentes presentan un nuevo
contenido “en el vacío”, cada alumno queda librado a sus propios recursos para
incorporarlo y relacionarlo con sus saberes previos. Y aquellos cuyas estructuras
se parecen más a las del docente tendrán más chances de integrarlo
productivamente. Por el contrario, aquellos cuyas estructuras difieren de las del
docente buscarán darle algún tipo de sentido para no tener que aprenderlo de
memoria, y probablemente incurran en una distorsión.
29
Nespereira, V. y Camilloni A. (s/f). La planificación y la programación en la enseñanza. Dirección General de
Cultura y Educación, Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Argentina. (p. 22-23) Recuperado
de: http://servicios2.abc.gov.ar/recursoseducativos/editorial/catalogodepublicaciones/descargas/docapoyo/planificacion
_programacion.pdf
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Estructurar tareas que estén algo más allá de la habilidad de los alumnos, no
demasiado fáciles porque no son motivadoras, ni demasiado difíciles porque conducirían
a la mayoría de los alumnos al fracaso.
Estructurar cooperativamente los objetivos del aprendizaje con los alumnos para
que comprendan claramente las tareas que realizarán.
Crear puntos focales para los alumnos para que comprendan en cada momento en
qué etapa de la actividad se encuentran y sepan acabadamente de qué se trata la tarea
que están realizando. Con este fin, mostrar comienzos y terminaciones claras.
Como eje de la actividad plantear preguntas, hechos misteriosos o inexplicables,
porque constituyen desafíos interesantes para encarar las tareas. Los alumnos son así
conscientes de que desconocen algo y que dependerá de ellos descubrirlo.
Estimularlos para ir más allá de lo obvio como un desafío a su sentido común y un
acicate para buscar más información y aplicarla en la tarea.
Torpedear las respuestas, discutirlas y pedir nuevas respuestas cuando
contestan aun si la respuesta que dan es correcta. Estimularlos para que piensen con
mayor profundidad y para que busquen nuevos argumentos para justificar sus respuestas.
Discutir las evidencias de manera que no se conformen con las primeras
observaciones o los primeros resultados. Invitarlos a buscar nuevas videncias y a mejorar
sus observaciones.
Formular preguntas:
- para que aporten más información
- para que describan los procedimientos que utilizan
- para que establezcan relaciones e infieran
- para que fundamenten hipótesis intuitivas
- para que establezcan secuencias de ideas
- para que interpreten nuevas experiencias usando conceptos nuevos o ya
conocidos
- para que intercambien ideas y discutan con otros
Plantear problemas con muchas soluciones posibles y aceptables. Tomar como
ejemplo problemas que tienen más de una solución correcta. En esos casos no dar ni
aceptar nunca una única solución.
Activar la producción de soluciones alternativas y enseñar a elegir entre ellas.
Usar distintos modos de representación (verbal, gráfica, auditiva, motriz) y variedad
de experiencias lo cual facilita el aprendizaje a personas de diferentes edades y estilos de
aprendizaje.
Tener en cuenta las diferencias de estilos intelectuales y de experiencias previas
de los alumnos y hacer uso de esas experiencias en el análisis de situaciones y
problemas incluidos en las secuencias de aprendizaje.
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