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LITERATURA ESPAÑOLA DE LOS SIGLOS XVIII Y XIX

CURSO 2017/18
Claudia Calandra Jiménez
ÍNDICE
TEMA 1.- INTRODUCCIÓN AL SIGLO XVIII. INSTITUCIONES CULTURALES Y LITERARIAS. LA
PRENSA .......................................................................................................................................... 1
TEMA 2.- LA POÉTICA DE LUZÁN Y EL NUEVO ESPÍRITU LITERARIO. LA POESÍA NEOCLÁSICA. LA
FÁBULA .......................................................................................................................................... 7
TEMA 3.- LOS GRUPOS SALMANTINO Y SEVILLANO. JUAN MELÉNDEZ VALDÉS ......................... 11
TEMA 4.- EL ENSAYO. BENITO JERÓNIMO FEIJOO. MARTÍN SARMIENTO .................................. 15
TEMA 5.- LA PROSA NOVELESCA. DIEGO DE TORRES VILLARROEL. JOSÉ FRANCISCO DE ISLA.
PEDRO MONTENGÓN .................................................................................................................. 17
TEMA 6.- LA PROSA SATÍRICO-DIDÁCTICA. JUAN PABLO FORNER. JOSÉ CADALSO .................... 21
TEMA 7.- GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS............................................................................ 23
TEMA 8.- LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XIX: DE LA ILUSTRACIÓN
AL ROMANTICISMO ..................................................................................................................... 26
TEMA 9.- LA LÍRICA ROMÁNTICA. ESPRONCEDA. ZORRILLA, POETA LÍRICO ............................... 28
TEMA 10.- LA PROSA EN EL PERIODO ROMÁNTICO. NOVELA HISTÓRICA. LA LITERATURA
COSTUMBRISTA. LARRA .............................................................................................................. 31
TEMA 11.- LA NARRATIVA EN LA SEGUNDA MITAD DEL XIX. FERNÁN CABALLERO. PEDRO
ANTONIO DE ALARCÓN ............................................................................................................... 36
TEMA 12.- GÉNESIS Y PROBLEMAS DEL REALISMO ESPAÑOL. JUAN VALERA. JOSÉ MARÍA DE
PEREDA ........................................................................................................................................ 38
TEMA 13.- BENITO PÉREZ GALDÓS (1843-1929) ......................................................................... 43
TEMA 14.- EMILIA PARDO BAZÁN. LEOPOLDO ALAS CLARÍN. LA CUESTIÓN DEL NATURALISMO
..................................................................................................................................................... 46
TEMA 15.- LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL XIX. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER. OTROS
AUTORES ..................................................................................................................................... 49
TEMA 1.- INTRODUCCIÓN AL SIGLO XVIII. INSTITUCIONES CULTURALES Y
LITERARIAS. LA PRENSA

LOS LÍMITES CRONOLÓGICOS DEL SIGLO XVIII

La gran literatura barroca se agota entre 1660 y 1680. Lo que le sigue ha venido calificándose
de barroco degenerado o decadente. La guerra de los años 1808-1812, llamada por unos de la
Independencia y por otros Revolución, significa el claro final de la época ilustrada.

EL PROBLEMA DE LA PERIODIZACIÓN: BARROQUISMO, ROCOCÓ, NEOCLASICISMO,


PRERROMANTICISMO

1. Barroquismo: el estilo neoclásico, comienza con la Poética (1737) de Luzán, precedido


de una etapa calificada de barroco degenerado o decadente.

2. Rococó: a partir de 1726 empieza a hacer aguas la cultura barroca, a la que va a seguir
la cultura de la Ilustración. El rococó aparece como estilo diferenciado en el segundo
cuarto del siglo, llega a su plenitud entre 1765 y 1780 y continúa hasta finales del
setecientos, incluso en algunos rasgos hasta prácticamente la aparición del
romanticismo, conviviendo con otros estilos. El concepto rococó ha sido utilizado en
arte desde la primera mitad del siglo XIX, pero ha tardado en pasar a la historia
literaria. En la española, es en 1964 cuando se utiliza por primera vez. El rococó es el
tono menor, elegante y frívolo de la poesía dieciochesca. Poesía que casi coincide
cronológicamente con la típica de la Ilustración, en su forma discursiva de exaltación
de asépticos ideales o en la forma clasicista de magnificencia mitológica, alcanzando
en parte también la bifurcación neoclásico-prerromántica de fines de siglo.Es el
aspecto unificador de toda una serie de corrientes entrecruzadas (bucolismo,
anacreontismo, sensualismo…).El racionalismo, el sensualismo, la sencillez, la
naturalidad, la utilidad unida a lo deleitable, y al mismo tiempo cierto elitismo, por lo
tanto, opuesto a lo popular, y cierto afán renovador, podrían ser los ingredientes de la
cultura ilustrada que configuran el gusto o estilo rococó.

3. Prerromanticismo: este término comienza a utilizarse en Francia hacia los años 30, y
nace para indicar que entre 1780 y 1830 se encuentran rasgos que serán después
componentes esenciales del romanticismo. Se extendió, aunque solo para subrayar
caracteres como el sentimentalismo, o temas como lo social, el impulso de la libertad,
lo nocturno, la soledad o lo sepulcral. Entre 1770 y 1800, aproximadamente, se da el
primer romanticismo español (prerromanticismo): por unos 30 años se interrumpe el
progreso del romanticismo, y desde 1830 hasta 1860 más o menos, se extiende el
segundo romanticismo.

4. Neoclasicismo: esta palabra se ha venido aplicando a la literatura reformista del siglo


XVIII, atendiendo exclusivamente a la presencia de las normas. Pero tal término no

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puede aplicarse a toda la literatura del XVIII. A los neoclásicos les preocupan sobre
todo los aspectos formales, aunque sin olvidar por ello los del contenido, con un
intento de aproximarse a los clásicos griegos o latinos. No se trata de un fenómeno
exclusivamente español, sino que coincide en el tiempo con lo que ocurre en otros
países europeos. La literatura se pone al servicio de unos ideales, que van desde lo
metafísico hasta lo económico: literatura comprometida. Esta literatura filosófica
intentará mover al lector más que con argumentos racionales con estímulos
sentimentales.

LA ILUSTRACIÓN

Los críticos no están de acuerdo en la definición de Ilustración. No se puede hablar de una


ideología común en las distintas naciones. Son los principios, y no las consecuencias a que cada
uno llega con esos principios, los que definen una actitud ilustrada.

Uno de ellos es el de la ruptura con las bases culturales, sociales y políticas anteriores, actitud
que venía ciertamente de muy atrás, que se acelera a finales del siglo XVII en algunas naciones,
algo más tarde en otras, y que va a ser elemento decisivo en el siglo XVIII.

Toda la cultura precedente se funda en el principio de autoridad. Además, gran parte de esa
cultura arrancaba de planteamientos teológicos. En consecuencia, el método de análisis e
investigación era necesariamente deductivo. Después, en toda Europa entra en crisis tal
cosmovisión. Las ciencias experimentales empiezan a desarrollarse y ellas van poniendo en
evidencia lo inconsistente de las bases anteriores. La conclusión va a ser el enfrentamiento
entre la nueva ciencia, fundada en la experimentación, la observación y el método inductivo, y
la vieja. La ciencia se desliga de la teología. La consecuencia inmediata era ir negando toda la
cultura anterior que no pudiera someterse a la experimentación racionalista. Al aplicar este
criterio a las materias religiosas se producen actitudes múltiples, desde la que acepta el
catolicismo, hasta quien niega toda religiosidad por irracional.

Los ilustrados pretenden conseguir un mundo nuevo, en el que el hombre es en todos sus
aspectos el elemento de referencia. La educación será la base de todo el programa ilustrado.
Para los ilustrados educar era hacer hombres libres y poner a cada uno en condiciones
adecuadas para disponer de sí mismo. El progreso del individuo se acelera con la educación.Si
los ilustrados pretendían un nuevo tipo de educación, para sacarlo adelante había que eliminar
lo que a él se oponía, y entre ello la concepción educativa de la Iglesia. Así, esta pasa a ser uno
de los elementos de la oposición.

Es en los efectos de estos principios de la Ilustración donde encontramos diferencias, como


por ejemplo en la aceptación de la religión o no. Las condiciones sociales, económicas,
políticas, religiosas y culturales de cada comunidad humana no eran las mismas.

Algunos ilustrados se mantuvieron dentro de su credo, aunque criticaran innumerables


aspectos abusivos de la creencia y de la práctica religiosa. Ser ilustrado es una actitud previa,
cuyas consecuencias pueden llegar a la reforma socioeconómica o a la reforma religiosa. El
ilustrado cristiano se permitirá analizar crítica y racionalmente todo lo que le diga la fe.

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La Ilustración no fue una filosofía, ni siquiera un sistema ideológico, sino unos cuantos
principios generales, que engendran programas de actuación, todos ellos con una meta: hacer
un hombre nuevo. Y esos programas tendrán que enfrentarse a las estructuras que había.

PANORAMA POLÍTICO Y SOCIAL DEL SIGLO XVIII

El siglo XVIII español está marcado por la instauración de la dinastía de los Borbones, cuya
implantación desembocó en la Guerra de Sucesión (1701-1714). Felipe V fue quien reformó las
bases sociales españolas, llevando al país a la modernización que ya tenían el resto de los
países europeos. Fue un difusor de las Instituciones dedicadas a centros de saber e
investigación, como las Academias.

A Fernando VI se le deben las reformas llevadas a cabo en obras públicas, transportes y


comercio.

Pero será Carlos III (1759-1788) quien personifique los ideales políticos de la Ilustración
española. Coloca a intelectuales en los círculos de poder. De esta manera van a entrar en
España ideas nuevas y modernas que nos acercarán a la Ilustración europea.

Durante el reinado de Carlos IV se frenaron muchas de las reformas iniciadas por los primeros
Borbones, propiciando un giro reaccionario por miedo a las implicaciones de la Revolución
Francesa.

Con la entrada de las tropas napoleónicas en España se inicia la Guerra de Independencia, que
liquidará definitivamente la etapa de la Ilustración.

INSTITUCIONES CULTURALES Y LITERARIAS

La vida cultural del siglo XVIII está caracterizada por una serie de instituciones. Una minoría se
considera poseedora de una ilustración superior y trata de regir las corrientes de opinión.

LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA

La Real Academia España la creó don Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena, el
3 de agosto de 1713. Sus estancias en Italia le dieron conciencia del estado de decadencia de
nuestra literatura. El marqués quiso defender la lengua contra los barbarismos, léxicos y
sintácticos, introducidos por el barroco decadente.

La creación de esta Academia suscitó recelos, porque se creía que iba a imponer el uso de
ciertas palabras y a prohibir otras.

Las principales obras de la Academia fueron las siguientes:

 Diccionario (1726): El principal fin que tuvo la Real Academia fue hacer un
Diccionario.Para esto tomaron como base principal el Thesoro de la Lengua Castellana
de Covarrubias y también diccionarios extranjeros. Aceptó en masa como autoridad
toda la literatura medieval conocida para extraer el léxico. La misma amplitud de
criterios se encuentra en la selección de autoridades de los siglos XVI y XVII. Ni siquiera
se excluyó a los autores barrocos, a pesar de que se les achacaba la corrupción del

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lenguaje. Tan solo quedaron fuera la mayor parte de los líricos postgongorinos y los
últimos dramaturgos del barroco degenerado. Pudieron igualmente los académicos
incluir los romances, la poesía popular, la picaresca, las palabras de germanía y el
refranero, sin hacer distinción entre el léxico culto y el léxico popular. Se incluyeron
también dialectalismos de todas las regiones. Los redactores del Diccionario apoyaron
la definición de cada palabra con el respaldo de un clásico, poniendo citas como
ejemplos. La Academia excluye del Diccionario los nombres propios de personas y de
lugares y los que significan objetos indecentes.
 Ortografía (1742): En materia de ortografía, la Academia reconoce la gran variedad de
criterios seguidos en los numerosos tratados existentes. En un primer momento, se
habían hecho algunas concesiones a la ortografía etimológica, pero luego
progresivamente se tendió a aproximar la grafía a la pronunciación.
 Historia de la Academia: afirman su convencimiento de que la lengua había llegado a
su perfección en el siglo anterior, por lo que era necesario fijarla y limpiarla de las
voces nuevas, restituyendo las antiguas.
 Gramática (1771).

LOS PERIÓDICOS

El más importante vehículo para la divulgación de las nuevas ideas lo representa el periodismo;
institución que no es privativa de nuestro país, sino de toda Europa, ya que es en este siglo
cuando se difunde ese nuevo instrumento. El periodo va a cumplir desde entonces una tarea
informativa y crítica. El predominio absoluto de los temas religiosos en las publicaciones
españoles no periódicas pondera por sí mismo la misión que en la España del XVIII estaba
reservada a la prensa periódica como vehículo de los problemas económicos, políticos,
sociales, artísticos y literarios.

El periodismo durante la primera mitad del siglo XVIII apenas empieza a andar. A partir de
1750, cambia por entero el panorama y comienza una nueva época que se prolonga hasta la
Guerra de la Independencia.

El periodismo, no obstante, ya tenía sus raíces en el siglo XV, con hojas que recogían sucesos
de interés general y que circularon por toda Europa.

 La Gaceta de Madrid: la existencia de esta gaceta oficial del gobierno español puede
documentarse desde 1661. A finales del siglo XVIII, daba noticias de actualidad. Las
noticias, aparte de las nacionales, se obtenían de otras gacetas y publicaciones
extranjeras, de las cuales se traducían. Sin embargo, esta publicación española apenas
puede contarse entre los principales vehículos de difusión ideológica de la época. Ni en
su contenido ni en su estructura ofreció ninguna novedad sobre los prototipos
europeos, y no se distinguió por su afán ideológico ni por ninguna intención política. La
tutela oficial orientada hacia los particulares intereses del Gobierno ahogó toda
posibilidad crítica.
 Los mercurios: los mercurios nacieron a comienzos del siglo XVI en Alemania como
periódicos semestrales dedicados a la actividad comercial de las ferias. En España
tuvieron su representación con el Mercurio histórico y político, que apareció en 1738.
La Corona se anexionó el derecho de publicación desde 1756 y desde 1784 se tituló

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Mercurio de España, y prolongó su vida más allá de los límites del siglo. Aparecía
mensualmente. En esta publicación se tomaban noticias de publicaciones extranjeras y
se añadían a su vez de la propia vida nacional. Recogía especialmente informaciones
político-militares de toda Europa. Incluía además sucesos curiosos, descripciones de
países, noticias de artes, información económica… Pero no alcanzó profundidad
intelectual ni representó afán renovador o crítico, dependiente de cómo estaba de la
tutela del Gobierno.
 El diario de los literatos de España (1737): vive cinco años. Los fines que se proponían
los diaristas eran los de informar sobre temas literarios y extractar y juzgar los libros
que se publicaban en España y en el extranjero. Abarcan materias muy diversas:
historia, filosofía, teología… La importancia literaria del diario es indudable por el
método crítico que utiliza y por las ideas renovadoras que sostiene. Su método suele
consistir en dar noticia del autor, extractar el contenido de la obra, exponer el método
que sigue el autor y tratar del estilo y del valor de la obra.
 El duende crítico (1735): es una muestra de la primera parte del siglo de periodismo
satírico. Esta publicación ejerció una implacable sátira contra el rey Felipe V y más
personas de la corte y del gobierno español de la época. La crítica se cebaba
particularmente en la ignorancia de los gobernantes y el desacierto de su política. La
oposición a la nueva burocracia centralista revela la resistencia de buena parte de la
aristocracia a la nueva política borbónica, que la desplazaba del Gobierno,
sustituyéndola por administradores. Además, los redactores advertían la decadencia
de España, pero no la admitían como consecuencia de los Austrias, sino de los
Borbones. También tenía una actitud antifrancesa. Dos cosas alejan esta publicación
del espíritu ilustrado: su oposición al reformismo borbónico y su reacción frente al
gobierno por razones más bien de clase que de interés nacional. Desde el punto de
vista literario, no ofrece ninguna calidad, pero tiene mucha eficacia satírica.

LAS UNIVERSIDADES: ESTADO GENERAL

Las Universidades fueron otro canal de la Ilustración, aunque la casi totalidad de los
testimonios coetáneos conviene en condenar las Universidades españolas durante la mayor
parte del Setecientos por su ineficacia, o incluso como focos de resistencia a las innovaciones.
Sin embargo, la vida intelectual del país no puede entenderse sin conocer el estado de la
enseñanza universitaria y porque algo aportaron al desarrollo de la Ilustración. A lo largo del
siglo XVIII proliferaron abundantes escritos encaminados a criticar las deficiencias
universitarias y a proponer remedios.

El fallo más evidente de esas universidades era la falta de uniformidad, de coordinación y de


propósito comunitario a escala nacional. Hasta los días de la Ilustración la transmisión de la
cultura no se consideraba una tarea de gobierno, sino un acto de beneficencia pública ligado a
las instituciones eclesiásticas.

A lo largo del siglo XVIII, hubo numerosos centros universitarios menores que concedían los
grados sin las mínimas exigencias científicas. Luego los alumnos podían revalidar esos títulos
en las Universidades mayores. Se hizo indispensable reducir esas universidades. Esto requería
una política de uniformidad en la enseñanza.

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En la mayoría de las Universidades existentes el dominio eclesiástico era absoluto,
despreciando en muchas ocasiones las ciencias útiles. Cuando los nuevos conceptos traídos a
la enseñanza por la Ilustración, la necesidad de centralizar y de uniformar, y la urgencia de
orientar la Universidad por el camino de las ciencias útiles demostraron lo imprescindible de la
reforma, esta chocó con las autoridades eclesiásticas. Pero sucedía además que la mayoría de
las cátedras estaban sostenidas por rentas eclesiásticas, y el Gobierno necesitaba ese dinero
para toda reforma.

Los estudios científicos no existían prácticamente.

A todo esto se añadió el paralizante temor a todo lo nuevo, la esterilidad de los métodos de
enseñanza y la incapacidad del profesorado.

Una de las más graves rémoras para la enseñanza era el espíritu de partido, es decir, la defensa
por sistema de las ideas filosóficas o teológicas peculiares de la institución a la que
perteneciera el profesorado, y que era casi siempre eclesiástica.

LA POLÍTICA UNIVERSITARIA DURANTE EL REINADO DE CARLOS IV

La política oficial durante el reinado de Carlos IV fue de hostilidad contra las Universidades,
pues, bajo el influjo de la Revolución francesa, se estaban convirtiendo en focos de agitación
ideológica. Se tomaron medidas como impedir la entrada de libros y hasta se cerraron
Academias donde se daban cursos de francés. Esta actitud solo en parte fue compensada con
la creación de algunas instituciones científicas.

Todas las Universidades acogieron, en mayor o menor medida, las ideas de la Revolución.

A pesar de todos los obstáculos, un nuevo grupo de ilustrados sostuvo durante el reinado de
Carlos IV el programa de la reforma universitaria.

A fines del reinado de Carlos IV tuvo lugar la reforma universitaria de José Antonio Caballero,
que logró llevar a buen término la elaboración de un plan de reformar de las universidades. El
hecho de que tuviera lugar en los últimos años del reinado y en vísperas de estallar la Guerra
de la Independencia, hizo que se frustrara en gran parte su eficacia.Se llegó al Plan general de
reforma de 1807, que suprimía las Universidades menores, que por la escasez de sus rentas no
podían mantener dignamente sus enseñanzas. Y se inició el camino a la uniformidad. Dentro
de cada Facultad se efectuaron reformas. La reforma volvió a fallar por la falta de fondos. Cada
Universidad tenía que atenerse a sus disponibilidades, por lo cual persistía la diversidad y se
inició el nuevo curso sin apenas variación.

Pero la sola agitación ideológica era ya valiosa de por sí, por el interés que se difundió por los
problemas de la enseñanza. No obstante, el XVIII no consigue sino sembrar una ideología
pedagógica que solo a lo largo del siglo XIX conseguirá arraigar.

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TEMA 2.- LA POÉTICA DE LUZÁN Y EL NUEVO ESPÍRITU LITERARIO. LA
POESÍA NEOCLÁSICA. LA FÁBULA

EL NUEVO ESPÍRITU LITERARIO

Con Luzán adquiere forma y sistema el conjunto de ideas estético-críticas que van a
caracterizar la vida literaria del siglo, compiladas en su Poética o Reglas de la Poesía, cuya
primera edición se publicó en Zaragoza en 1737. Luzán ha sido comúnmente considerado el
introductor de codificaciones, enemigas de toda libertad, ajenas a nuestro genio literario y
responsables del gusto afrancesado que domina nuestra literatura hasta el romanticismo.

La situación de nuestras letras en las primeras décadas del XVIII era de un barroquismo
degenerado, tan vacío de contenido como de belleza. Luzán había estudiado detenidamente la
literatura de su propio país, y la comparó con la de otras naciones. Pensaba que el
rebuscamiento y la oscuridad sólo podía remediarse con el retorno al buen juicio y las reglas.

UNA POÉTICA DEL ROCOCÓ. LA POÉTICA (1737)

Luzán está dentro de la línea clasicista que viene desde el Renacimiento italiano y llega hasta el
Romanticismo. Sus fuentes fundamentales, su definición de la poesía, su teoría de la imitación,
su concepción de la belleza, pertenecen al mundo clasicista. Luzán cree en las reglas
universales, fundadas en la razón y en la autoridad de Aristóteles y de Horacio. Una es la
poética y otra el arte de componer bien en verso, así como la retórica. Ahora bien, reconoce
diferencias debidas a circunstancias accidentales: el clima, las costumbres, los estudios y los
genios producen disparidades entre las naciones e incluso entre los autores individuales.

Pero junto a estas afirmaciones del más puro clasicismo hay que colocar otras que matizan
tales principios.

Para Luzán, la poesía depende en gran parte del genio y numen. Para Luzán, el genio no podrá
producir jamás cosa buena si no se somete a las reglas. Las reglas son para Luzán una parte de
la producción poética. La fantasía es ya lo primero, aunque la guíe el juicio. Los frenos de la
fantasía no son solamente las reglas, sino también el juicio y la prudencia. Está claro que el
ingenio, cosa distinta de la fantasía, pero ligado a ella, se presenta a Luzán también como
sometido al juicio.

De todo esto cabe deducir que la doctrina de Luzán es en cierta manera incongruente. Arranca
de un principio absoluto, la norma universal, pero acepta después la fantasía, el ingenio y el
juicio como creadores de la poesía y como freno de los posibles excesos. Lo que equivale a
decir que introduce en la norma universal una cuña que la destruye: la regla del individuo
creador, aunque sobre la base de que el juicio ha de ser un juicio educado en las reglas.

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Luzán expresa también la dificultad de que se hayan enamorado la razón y las potencias
interiores, quedando libres de pasión los sentidos. El conocimiento de las cosas nos viene por
los sentidos, debiendo pasar primero por este conducto todo lo que el entendimiento
comprehende. Locke está influyendo en Luzán. Y Locke es el primer filósofo que se debe tener
en cuenta para comprender el Rococó.

La regla de oro de la verosimilitud tiene también en Luzán matices importantes. Cuando la


verosimilitud es una de las normas centrales de todo arte clasicista, resulta que Luzán la hace
depender de las opiniones de cada uno. Es una grave fisura de los principios clasicistas, ya que
estos insistían más en una verosimilitud general, no individual. Pero para Luzán, si existen
opiniones generales, al mismo tiempo el poeta queda libre para organizar toda la urdimbre de
su obra sobre lo que él considera verosímil. Serán entonces su fantasía y su ingenio los que
quedan en libertad para elaborar una urdimbre verosímil, pero según su propia opinión. Más
adelante Luzán discierne dos clases de verosimilitud, una popular y otra noble: la primera es la
propia del vulgo ignorante y la segunda, de la gente docta. Con esta clasificación estaba
concediendo prácticamente validez a todas las formas de arte. Este signo de libertad artística,
aunque reglada, es un signo de estética rococó, emparentada con el barroquismo español, del
que el Rococó acepta el principio artístico de libertad imaginativa, aunque quiera someterlo a
un orden levemente reglado.

Todo esto es consecuencia de una interpretación barroquista de la Poética de Aristóteles, y un


anuncio de la poética rococó, matización nueva de la gran tendencia clasicista.

LA LÍRICA EN EL SIGLO XVIII: LA POESÍA NEOCLÁSICA

Hacia mediados del siglo XVIII, el nuevo gusto literario inspirado sobre las doctrinas neoclásicas
está ya afirmado. La poesía neoclásica aparece para expresar una distinta sensibilidad y una
nueva postura frente a la vida, diferenciándose de la estética barroca. Esta poesía no puede
entenderse si prescindimos de las circunstancias envolventes. Lo que entendemos por
programa neoclásico no era tan solo una receta literaria, sino que se extendía a todos los
órdenes de la cultura.

El neoclasicismo no es sino una forma del racionalismo dominante entonces en todo el


pensamiento europeo. Transportado este racionalismo a la poesía tenía que traducirse en una
actitud que colocara la mente por encima de la expresión instintiva y que persiguiera la
claridad. Esto no suponía la condena de la imaginación, pero exigía que trabajara en armonía
con el entendimiento. Había que perseguir el sentido común, que vino en llamarse buen gusto.
Para los neoclásicos el buen gusto era la reunión de la variedad, la unidad, la claridad, el orden
y la proporción al servicio siempre de la verdad.Todo buen gusto es clasicismo, por eso no
debe extrañarnos que se recuperara a los autores del Renacimiento, con su consiguiente
influencia.

Todos los preceptistas del XVIII habían proclamado la finalidad moralizadora y pedagógica de
la poesía, por lo que la dicción poética debía ponerse al servicio de la idea y de la claridad. Por
eso muchas veces, esto lleva al prosaísmo y a los temas poco poéticos en poesía.

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No toda la poesía, sin embargo, del siglo XVIII discurre por el mismo cauce educativo y
doctrinal. La poesía lírica desinteresada tuvo también sus cultivadores, tomando en el siglo
XVIII el carácter de lo pastoril. Orgulloso de su razón, pero casi avergonzado de sus
sentimientos íntimos, el poeta neoclásico trata de disfrazarlos bajo la envoltura convencional y
artificiosa de la Arcadia. Para lo cual existía también el magisterio de los poetas bucólicos de la
antigüedad greco-romana y del Renacimiento. Este mundo arcádico, con su naturaleza pulcra,
era un marco exquisito para encerrar la belleza del mundo sensorial, del placer refinado. Bajo
el disfraz de los pastores dialogan gentes cortesanas sobre sus sutilezas amorosas, y discuten
los temas que constituyen la pasión intelectual del ilustrado. Este mundo resucitaba el mito de
aquella edad utópica que parecía posible bajo los ideales de la Ilustración.

En este siglo hay una gran diversidad de rumbos poéticos, incluso en los escritores comunes,
por eso se usa como denominador común el nombre de poesía neoclásica. Por poesía de la
Ilustración debe entenderse la que expresa su admiración por la ciencia, las instituciones y los
ideales. La actitud clasicista se llama clasicismo. El neoclasicismo es el movimiento poético que
aparece en el último cuarto de siglo y se extiende a los comienzos del siguiente.

OBRA POÉTICA DE NICOLÁS Y LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

NICOLAS FERNÁNDEZ DE MORATÍN (1737-1780)

Es el primer gran escritor que encarna los ideales literarios de la época, y uno de los
reformadores del gusto poético, adherido al neoclasicismo. Su más resonante participación
estuvo en el campo del teatro, donde mucho más que por sus obras de creación influyó con
sus escritos polémicos, que encauzaron la campaña contra los autos sacramentales. Aparte
esto, el influjo del primer Moratín se ejerció a través de su prestigio en los círculos literarios de
la corte.

Trata todos los temas y moldes neoclásicos, como en sus 39 anacreónticas, de un gusto muy
delicado, y sus silvas dedicadas a distintos personajes. También tiene odas dirigidas a
personajes o sobre temas de índole moral. Entre sus sonetos predominan los amorosos
(Resistencia inútil). Algunos son de carácter cómico, otros aluden a temas literarios e incluso
uno (Ejecutoria de la verdadera nobleza) parece reflejar un remoto eco quevedesco. También
se conservan de este poeta tres sátiras en que ataca algunos vicios de su tiempo,
especialmente sátira literaria y en particular a propósito del género dramático. Muy al gusto
de la época, escribió Moratín un largo poema didáctico dedicado a La caza.

Sin embargo, su mejor poesía lírica tiene un carácter nacional y tradicional. Algunas de sus
obras están inspiradas por entusiasmos patrióticos, como la quintilla de un tema tan popular y
tradicional como los toros: Fiesta de toros en Madrid. Esta veta tradicional también se
manifiesta en sus Romances moriscos, en los que revela un gran conocimiento del romancero
tradicional. El españolismo en molde clásico se vuelve a manifestar en el canto épico a Las
naves de Cortés destruidas.

La veta tradicionalista de este autor se completa con su madrileñismo. El poeta alude a su


ciudad natal a la menor ocasión que se le ofrece.

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LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN (1760-1828)

Fue uno de los ilustrados españoles más convencidos de que el afrancesamiento era el único
remedio para el país. Si bien es cierto que su pensamiento ilustrado y su europeización
quedaban limitados al mundo del teatro.

Moratín tiene un alto concepto de la poesía que le lleva a construir cada uno de sus versos
con el más exquisito cuidado y equilibrio. La proyección lírica de su intimidad no es muy
intensa. En su obra poética ocupan mucho espacio las composiciones de circunstancias y sobre
todo las satíricas. La ironía y la sátira son las notas más constantes en toda su obra.

La sátira de Moratín repite los conceptos literarios que habían inspirado a todos los
neoclásicos, por ejemplo en la epístola A Andrés o el romance dialogado A un ministro.

En su poesía más íntimamente lírica, Moratín sigue la inextinguible vena horaciana. En algunos
casos, el elemento satírico se combina con el filosófico.

LOS FABULISTAS DE LA ILUSTRACIÓN: IRIARTE Y SAMANIEGO

El siglo XVIII, tan dado a la didáctica, produjo solamente estos dos fabulistas. El carácter
sencillo y vulgarizador, aparentemente infantil, de sus fábulas, no anula que fueran
representantes de las corrientes ilustradas y piezas importantes del movimiento renovador.

Reaparece entonces en el siglo XVIII este género, olvidado desde la Edad Media.

IRIARTE (1750-1791)

Aunque conocido fabulista, también creó en otras áreas, como en el teatro, pongamos de
ejemplo una de sus comedias: El señorito mimado.

Tomás de Iriarte publicó en 1782 las Fábulas literarias, de temática exclusivamente literaria.

Las Fábulas no contienen doctrina literaria de particular novedad o profundidad, y todas sus
máximas o moralejas vienen a ser como un catecismo literario, prácticamente ineficaz de tan
genérico. Sin embargo, tienen una particular orientación: están inspiradas por firmes principios
clásicos y constituyen una defensa de las reglas, sin las cuales solo se acierta por casualidad.
Aparte este espíritu, que da a las Fábulas un especial valor como exponente del pensamiento
literario de su tiempo, sus enseñanzas son intemporales, si bien algunas fábulas atacan
cuestiones más concretas, que fueron en su tiempo motivo de controversia.

Repetidamente se ha dicho que las Fábulas no son una preceptiva literaria, sino una ética. La
mayoría de ellas se refiere a cualidades no literarias de los autores y a los críticos, siendo
minoría las que tratan de las condiciones que debe reunir la obra.

El estilo de las Fábulas es claro y prosaísta, con ironía y amenidad. Iriarte inventó motivos
originales para la casi totalidad de sus fábulas, ignorando los tradicionales del género.

En algunas de ellas se percibe que la crítica iba dirigida contra un autor o situación concreta.

Respecto a la métrica, Iriarte emplea metros, rimas y estrofas diversos.

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SAMANIEGO (1745-1801)

Este autor tampoco escribió solamente fábulas, escribió también cuentos y algún verso.Publicó
la primera colección de las Fábulas en 1781, y en 1784 publicó una segunda parte con cuatro
libros más. Las escribió para instrucción de los alumnos del Real Seminario Patriótico
Vascongado.

Samaniego se atiene casi por entero a la tradición del género, renunciando a la originalidad en
los asuntos y buscándola solo en el modo de contarlos o en los diversos accidentes que añade
y modifica. Tiene como modelo a La Fontaine, a quien no iguala. Samaniego suele ser más
descriptivo y amplificador que el francés y se diluye sobre todo en la moraleja, que ocupa en
ocasiones mayor extensión que la parte expositiva.

En el lenguaje, dado el propósito educativo, se acerca a un estilo claro y sencillo.

Se sirve preferentemente de pareados con endecasílabos y heptasílabos.

TEMA 3.- LOS GRUPOS SALMANTINO Y SEVILLANO. JUAN MELÉNDEZ


VALDÉS

LA ESCUELA SALMANTINA

Uno de los entronques de la lírica del XVIII con la tradición poética del Quinientos es la
reaparición en Salamanca y Sevilla de dos escuelas.

Hacia mediados de la centuria y como consecuencia del proceso cultural que se va


desarrollando lentamente bajo el influjo de la europeización, la Universidad de Salamanca
comienza a recuperarse y así se hace posible la constitución del grupo de escritores que
forman la llamada escuela salmantina.

La obra de fray Luis de León, Jovellanos y el influjo de Cadalso orientan los pasos del grupo
salmantino. Ofrece la poesía del grupo las siguientes características: buen gusto para la
elección de modelos, preocupación por la pureza, exactitud del lenguaje, acertado sentido del
equilibrio entre fondo y forma, pensamiento y sensibilidad, y afición por los temas bucólicos y
campestres. Provienen estas cualidades del contacto con las literaturas latina y griega y con la
tradición española. Los salmantinos pretendían resucitar la lengua poética perdida, por lo que
van a emplear arcaísmos y la mitología. Dos representantes de dicha escuela son:

 Fray Diego González (1733-1794)

Un rasgo que puede sorprender dada su condición de religioso es el tono erótico de


sus versos. Sus poesías amorosas (la égloga delio y Mirta) están dirigidas a dos mujeres
disfrazadas con nombres poéticos, que ocultaban a mujeres reales. Sin embargo, la
vida de fray Diego fue honesta, lo que pasa es que celebraba la belleza de las obras del
Creador. Muchas veces cae en prosaísmos y tópicos sensibleros, aunque con una
pasión evidente.

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Tiene composiciones religiosas, tratando de imitar a fray Luis de León, como las
traducciones de los Salmos IX y X.
Por consejo de Jovellanos, intento escribir un poema filosófico, pero fue un fracaso.

 Iglesias de la Casa (1748-1791)

Tiene composiciones pastoriles, de tono delicado, dentro del estilo eglógico de la


época, como las letrillas de La esposa aldeana.
Distinto tono tienen sus Idilios. El poeta oscila entre la resignada nostalgia y la amarga
desesperación, plasmando las tonalidades oscuras e invernales del paisaje. A menudo
se señala esto como rasgos románticos.
Su popularidad se debió a sus poesías festivas y burlescas, como sus Letrillas satíricas y
su abundante colección de Epigramas. En ellas se ve la huella de Góngora y Quevedo.
Estas composiciones nos muestran un divertido panorama de la sociedad de su
tiempo. A veces su sarcasmo es obsceno y desgarrado.

JUAN MELÉNDEZ VALDÉS

Dentro de la poesía ilustrada podremos hablar de poesía rococó, de poesía filosófica y de


poesía neoclásica. La primera desarrolla viejos temas, especialmente amorosos. La segunda
será la que prefiere los nuevos temas sociales, políticos, económicos, religiosos y filosóficos,
como una obligación del poeta de contribuir a la propagación de esas nuevas ideas. La tercera,
tanto si pretende exponer los ideales ilustrados, como si se aparta de ellos, busca, en imitación
más directa de los poetas latinos y griegos, una expresión poética más contenida, huyendo del
tono oratorio.No se trata de tres estilos sucesivos, sino simultáneos. El mismo autor puede
cultivar los tres tipos.Tal es el caso de Juan Meléndez Valdés (1754-1817).

En 1780 consigue el premio de la Academia Española con su égloga Batilo.

A la época de 1790 pertenecen los Discursos forenses.

Meléndez escribe sus dos Alarmas españolas contra los franceses, pero queda atrapado en
Madrid y tiene que prestar el obligado juramento a José I. Acepta varios importantes cargos en
el gobierno intruso y en 1813 pasa la frontera camino del destierro.

Meléndez publicó su primera colección de Poesías en 1785. Lo que no incluyó en la primera


edición lo sumó en la segunda, en 1797. El propio poeta, en el exilio, preparó una edición
definitiva, que publicó Quintana en 1820.

Menos cuatro poemas, todos los del primer tomo están dedicados a temas anacreónticos y
amorosos. En cierta manera, es la cúspide de este tipo de poesía, frívola y ligera, que habíamos
visto iniciarse hacia 1764. El segundo tomo iba a reunir poemas filosóficos, aunque no se llegó
a publicar. No obstante, las copias de esos poemas circularon entre sus amigos. Meléndez
publica la segunda edición de sus Poesías en 1797. Esta edición incluye prácticamente, con
muchas variantes, todos los poemas del tomo primero de 1875, pero añade anacreónticas y
otros poemas amorosos y romances. Lo más importante son las odas filosóficas y morales, las
elegías morales, las epístolas y discursos.

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Meléndez dio a la prensa el romance La despedida del anciano en 1787, y después lo incluyó
en 1797 en la sección titulada Discursos. Un anciano sale desterrado y con el pecho ahogado,
después de pedir que su persecución no caiga sobre la patria, hace una trágica pintura de
España: se persigue la verdad, se han perdido las virtudes castellanas, la gente adinerada no se
preocupa por la gente humilde… Tales son las principales ideas del poema, en torno a la
igualdad social. Estamos ante un poema filosófico, es decir, ante una poesía que se pone al
servicio de los ideales de la Ilustración, que intenta incidir en los problemas sociales.

Los temas que toca Meléndez se refieren a problemas sociales, religiosos, ideológicos o
económicos muy concretos, por lo que acaban teniendo un simple valor histórico. De todas
formas, el conjunto de ideas que conforman estos poemas está muy lejos de haber perdido
vigencia. Meléndez renuncia a la demostración racional y se basa únicamente en el
sentimiento, pero un sentimiento que intenta racionalizarse. Esto comporta un lenguaje
especial, tildado de retórico y discursivo.

MANUEL JOSÉ QUINTANA (1772-1857)

Su creencia en el progreso indefinido, en los derechos del hombre, en el poder de la ciencia y


su protesta contra la tiranía son una consecuencia de la Ilustración de Carlos III. En Quintana,
el ideal de las luces acaba adquiriendo un cierto matiz revolucionario.

Publica sus Poesías en 1802, cuyos temas son los afectos de la amistad, la admiración que
inspiran la hermosura y los talentos, el entusiasmo que encienden los grandes espectáculos de
la naturaleza y la indignación contra todo lo que profane las artes.

En 1808 da a luz España libre. Los temas son la tiranía, la opresión, la libertad, expresados en
un lenguaje nuevo que tiene más de arenga o de discurso político. Muchas veces sus versos
tienen carácter oratorio y épico. Así pues, su poesía está al servicio de las ideas.

JUAN NICASIO GALLEGO (1777-1853)

Es un poeta al gusto neoclásico, aunque da menos acogida a las ideas de revolución y de


reforma. Su campo es la elegía. Se sirve de un tono grandilocuente para comunicar fuerza y
pasión. Sus silvas, de largas estrofas, pero sin versos libres, están montadas con precisión para
conseguir la más perfecta musicalidad y armonía. La abundancia de vocabulario retumbante y
escenográfico incrusta constantemente elementos de sabor romántico en la severidad de sus
estrofas clásicas, por lo que es un poeta de transición entre ambas tendencias.

Su primera composición importante fue la oda A la defensa de Buenos Aires (1807), con motivo
del fracasado ataque inglés. Su oda más famosa es Al dos de mayo.

LA ESCUELA SEVILLANA

La constitución de una escuela sevillana no tuvo lugar hasta los últimos años del siglo XVIII,
cuando se crea, en 1793, la Academia particular de Letras humanas, con el influjo de Herrera,
Jovellanos y Forner. Su existencia es breve, pero supone el último brote de poesía española
informada por las doctrinas literarias del Renacimiento y del Neoclasicismo. Se aceptan
también las prerrogativas del genio, lo que confiere a la escuela un carácter más ecléctico.

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Las inquietudes de la época se reflejan en el grupo sevillano con mayor intensidad todavía que
en el salmantino. A pesar de que tenían un hondo sentido religioso, que se manifiesta en la
abundancia de poesía sacra, la ideología enciclopedista prende con no menos vigor. Al
producirse la Guerra de la Independencia siguieron en su mayoría la causa nacional. Este
acontecimiento y las luchas políticas posteriores, en las que casi todos se vieron perseguidos,
disolvieron la escuela.

Dentro de la Academia se agruparon cultivadores de distintas ramas literarias, abogados,


médicos… El papel de sus poetas en la renovación de nuestra lírica es importante.

JOSÉ MARÍA BLANCO-WHITE (1775-1841)

Se ocupó de la redacción del Semanario patriótico hasta 1809. Este autor tuvo una actitud
radical. Quería que se instauraran sin preámbulos las reformas políticas. Los artículos políticos
de Blanco contenían los principios del liberalismo: soberanía popular, libertad política,
igualdad civil y monarquía representativa. Estos objetivos eran entonces una revolución. Antes
de que los franceses entrasen en Sevilla, salió del país. Su quiebra religiosa se produjo por
razones políticas, pero también personales, pues amaba a una mujer con la que había tenido
hijos. En Inglaterra editó un periódico mensual llamado El español, en el que atacó a su país.

Blanco escribió varias obras en inglés sobre problemas religiosos y políticos, por lo común de
tono polémico. La lucha política fue su verdadera vocación. Entre sus escritos de carácter
literario redactados en dicho idioma tienen que destacarse sus Letters from Spain, en la cual se
pintan las costumbres españolas, y, sobre todo, andaluzas, con mucho colorido.

Blanco escribió numerosos trabajos de crítica literaria así en inglés como en español. Estos
últimos aparecieron preferentemente en la revistan Variedades o El mensajero de Londres,
publicación con destino a la América Hispánica. Estos escritos son del mayor interés para el
estudio de la época literaria en que se gesta el triunfo del Romanticismo. Algunos están
dedicados a obras de la Edad Media castellana apenas conocidas o mal estimadas.

La obra lírica de Blanco encierra menos interés que su obra en prosa. Son abundantes los
vislumbres de las nuevas corrientes románticas, pero lo que en su lírica predomina es la
vertiente neoclásica, por ejemplo, la oda a Carlos III, restablecedor de las ciencias en España.

También tiene una composición religiosa, la oda A la Inmaculada Concepción de Nuestra


Señora. También tiene una composición dedicada a Alberto Lista (A Licio), con el tema de la
vuelta de las estaciones y su lección moral. El amor a la patria durante los días de invasión
francesa le inspiró su oda A la instalación de la Junta Central de España.

La mayor afinidad con el romanticismo la representa la silva Una tormenta nocturna en alta
mar, en donde Blanco se expresa con dramática sinceridad. El riesgo del naufragio es
equiparado a la amenaza de la muerte cercana, que enciente el temor pero también la
esperanza.

También llevó a cabo algunas traducciones, como, por ejemplo, el monólogo de Hamlet.

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ALBERTO LISTA (1775-1848)

Cuando se produjo la invasión francesa, Lista abrazó primeramente la causa nacional, pero
luego, cuando los franceses entraron en Sevilla, se puso a su servicio, pues creía que solo así
España podría tener las reformas que necesitaba. También fue representante del catolicismo
liberal, aunque no moldeó su vida sobre su condición de sacerdote. Colaboró en diversos
periódicos, como El censor o La gaceta de Bayona.

Más aun que a sus propios escritores Lista debió la fama de que gozó en su tiempo a sus
condiciones de profesor y educador, condiciones igual de liberales que su espíritu político.

Lista se connaturalizó con el lenguaje artificial y los recursos del arsenal mitológico, lo que
ahogó su originalidad. Sin embargo, escribía muy preocupado por la calidad estética de su
verso, que había aprendido en el constante estudio de la tradición clásica.

Las poesías religiosas forman el grupo más notable en la obra lírica de Lista. Se ve patente en
ellas el estudio de la Escritura y de los Santos Padres. Su composición a La muerte de Jesús
presenta el influjo de fray Luis de León. El propósito de imitar a San Juan de la Cruz es patente
en dos composiciones de carácter místico: El sacrificio de la esposa, escrita con motivo de la
profesión religiosa de una hermana de Blanco-White, y El canto del esposo, compuesto
también con motivo de otra profesión.

En sus poesías filosóficas Lista rindió tributo a las preocupaciones ideológicas de su tiempo,
como en El triunfo de la tolerancia.

Lista escribió también muchas composiciones amorosas según el gusto erótico-pastoril de su


tiempo, inclinado hacia el petrarquismo. Manejó con notable soltura el romance, que aplicó a
temas muy diversos, pero especialmente amorosos, como los que componen El puente de la
viuda, basados en una leyenda valenciana y que recuerdan a un sabor prerromántico.

Muchas de sus ideas literarias las expone en la traducción que hizo del poema de Pope,
Dunciad.

TEMA 4.- EL ENSAYO. BENITO JERÓNIMO FEIJOO. MARTÍN SARMIENTO

FEIJOO Y EL NUEVO ESPÍRITU CIENTÍFICO: SU VIDA, OBRA Y PENSAMIENTO

Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (1676-1764) nació en Orense y era el primogénito de


una familia hidalga, y por tanto heredero del mayorazgo. A los 14 años ingresa en el
monasterio de Samos, estudia en Salamanca, se licencia y se doctora en Oviedo y en esta
universidad ocupa cátedras desde 1710 hasta 1739. Fue dos veces abad de San Vicente y
dentro de la Orden obtuvo el grado de maestro general. Fue consejero del Consejo Real, que le
concedió Fernando VI en 1748.

La primera publicación de Feijoo apareció en 1725 y fue una defensa de la Medicina scéptica
del doctor don Martín Martínez. Al año siguiente se inicia la publicación del Teatro crítico, del

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que aparecerán ocho volúmenes, el último en 1739, a los que añade en 1740 un Suplemento.
En 1742, empieza a editar las Cartas eruditas y curiosas.

La finalidad perseguida por Feijoo en el Teatro era combatir toda una serie de errores
científicos o populares. Esta es también la intención de las Cartas, que solo cambian respecto
del Teatro en cuanto a la forma externa. Se tratan temas de filosofía, economía, geografía…
Feijoo no escribía para especialistas, sino para un amplio círculo de lectores. Para ello utiliza un
género literario que se ha calificado de precedente del ensayo.

La actitud filosófica de Feijoo es en parte antiaristotélica y antiescolástica, y su ídolo filosófico


es Bacon. Su filosofía es un curioso eclecticismo, no renuncia a lo que considera aprovechable.
A pesar de lo cual, la actitud religiosa de Feijoo no cedió. Feijoo lucha para convertir una
piedad de mera apariencia en una piedad sólida. Feijoo no acepta ese espíritu de que no se
debe luchar contra la mentira si la mentira es creída como artículo de fe, porque el espíritu de
Feijoo era el de un culto fervoroso e intransigente a la verdad. En nombre de la verdad ataca
los falsos milagros, las supersticiones, la astrología… También se expuso a las iras de los sabios
por atacar la medicina del momento, los errores en la enseñanza y la filosofía aristotélica, y por
defender la física experimental y las matemáticas.

En política, Feijoo era un pacifista a ultranza, que condena toda guerra.

En el Teatro Crítico la mayor cantidad de páginas se las llevan los temas científicos.

Las protestas y las impugnaciones comenzaron desde el mismo momento de la aparición del
primer tomo del Teatro. Indudablemente, la tarea de Feijoo en aquel momento era una
auténtica novedad en España, cuando el criterio de autoridad constituía el eje diamantino
sobre el que giraba toda ciencia. El mundo intelectual sostenía una serie de opiniones
científicas como verdades incontrovertibles precisamente porque alguien anteriormente las
había defendido. Feijoo no está dispuesto a aceptar sin más cualquier opinión de uso
corriente. La prueba fundamental de toda ciencia no especulativa era la experiencia, y todo
aquello que puede ser experimentado debe sujetarse al resultado de esta experiencia. La
actitud de Feijoo es la de someter a crítica la cultura recibida. La posición cultural de Feijoo es
de ruptura. Con él comienza de verdad la nota característica del siglo XVIII. Ello conduce
indudablemente a un progreso de la capacidad del individuo para decidir por sí mismo.

Feijoo escribía con rapidez y corregía muy poco, por eso su lengua literaria es muy espontánea,
aunque buscaba siempre el término más exacto o más gráfico.

Feijoo niega que las reglas generales de la creación literaria puedan tener validez absoluta.
Todo eso que se aprende no sirve de nada, si no va acompañado de unas dotes particulares.
Considera que en la creación literaria el genio artístico es antes que nada, y que él se
encontrará obligado a cumplir con las normas generales sin necesidad de aprendizajes previos.
De esta forma queda subrayado el individualismo de la creación literaria. Es decir, frente al
criterio universalista de todo clasicismo, Feijoo establece un criterio subjetivo, pero solo en
aquellos casos en los que ese criterio lo dicta el genio.

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EL PADRE MARTÍN SARMIENTO (1695-1771)

Este escritor no quiso publicar nada en vida, para evitarse problemas. Su celda fue centro de
reunión de la intelectualidad de la época. Escribió dos volúmenes en defensa de Feijoo.

Sarmiento fue un apasionado de las Ciencias Naturales. Redactó una Historia natural gallega
en su Obra de los seiscientos sesenta pliegos, con digresiones hacia otros ramos del saber.
También se preocupó mucho por la Historia, por lo que pedía que se hicieran en España una
Historia Natural, un Diccionario Geográfico…

Los dos aspectos más importantes de la obra de Sarmiento son la educación y la lingüística.

Sarmiento concibe el problema nacional como un ingente problema de incultura que solo
puede remediar la educación. Desea que la educación extranjera sirva de ejemplo, pero no que
sea una copia impuesta. Fue Sarmiento quien primero llamó la atención sobre la necesidad de
cultivar las nuevas generaciones con una educación más utilitaria para promover las industrias
mecánicas y las manufacturas. Y criticaba el método memorístico. Sarmiento tuvo especial
preocupación por la enseñanza de la niñez, con ideas como que no se debía castigar, sino
estimular a los muchachos. Sarmiento es el máximo representante del realismo pedagógico
con que cuenta España en toda la centuria, realismo que se apoya en dos principios. El primero
es que hay que ir pasando de las cuestiones sencillas a las difíciles, con la idea de la intuición:
todo lo que el niño ha de colocar en la memoria ha de entrarle por los sentidos. El segundo
principio es que se enseñe un vocabulario que permita nombrarlo todo.

Para Sarmiento era imposible el conocimiento de las cosas sin un adecuado conocimiento de
las voces. Pero estas no podían entenderse sin saber su origen y su historia, es decir, el cambio
de significados que han sufrido al llegar a nuestros días. Durante el siglo XVIII apasionó a
muchos sabios de todos los países el proyecto de crear una lengua universal. Sarmiento sintió
también esta inquietud y en 1760 escribió una Tentativa para una lengua general. Para él el
propósito de la lengua universal era claramente utópico, pero propuso crear una lengua
general que se limitase a nombrar las cosas de Dios.

Se acercó a textos medievales. Redactó en 1745 sus Memorias para la Historia de la Poesía y
Poetas españoles.

TEMA 5.- LA PROSA NOVELESCA. DIEGO DE TORRES VILLARROEL. JOSÉ


FRANCISCO DE ISLA. PEDRO MONTENGÓN

LA PROSA SATÍRICO-NOVELESCA

El siglo XVIII no se caracteriza por su riqueza en los géneros de creación, lo que se extiende
obviamente a la novela, que no era todavía un género muy popular. Solo durante la segunda
mitad inicia su ascenso en Inglaterra y Francia.

Pero durante este periodo no existe en español novela propiamente dicha. Existen
producciones literarias híbridas, donde la forma novelesca se combina con otros géneros y se

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pone al servicio de otra intención. Tan solo dos escritores, el padre Isla y Torres Villarroel,
escriben libros de relativa andadura novelesca, pero cuya finalidad esencial es la sátira
doctrinal o el cuadro de costumbres satírico. Ambos adoptan la forma novelada porque desean
comunicar a sus libros una eficacia popular que la didáctica pura no podría darles.

Una de las causas de que no se echara de menos la narrativa en el siglo XVIII es la abundancia
de teatro, que era el género popular por excelencia.

DIEGO DE TORRES VILLARROEL (1694-1770)

Este autor, incapaz de reaccionar frente a la cultura recibida, puede calificarse de barroco
manierista, por la clara imitación de Quevedo.

Estudia en Salamanca. En 1715 se ordena de subdiácono. Es un autor que ama la polémica y no


tiene el menor respeto posible a cuantos escriben, y por ello, cada publicación suya provoca
sátiras. En 1726 gana la oposición a la cátedra de Matemáticas, aunque él era consciente de
que no tenía ni idea de esta disciplina, y este éxito provoca un curioso festejo estudiantil. En
los dos años siguientes tiene que huir a Francia y a Portugal. En 1745 se ordena de presbítero y
en 1751 alcanza la jubilación, dedicándose a partir de entonces a la publicación de sus obras
completas por suscripción popular.

Algunas obras suyas son:

 El viaje fantástico.
 El ermitaño y Torres.
 Vida natural y católica (1730): tendrá que corregirla por mandato de la Inquisición.
 Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor don Diego Torres de
Villarroel (1743, 1750 y 1758): hizo que se le considerara un ejemplo de pícaro y que
esta novela fuera considerada la última novela picaresca. Contra ello protestó Torres.
Lo cierto es que tenía una vida de burgués acomodado. Tuvo un carácter mundano y
ascético a un tiempo, por lo que contradicción y desequilibrio son dos palabras que
definen muy bien su carácter. Tuvo un afán intelectual que no iba acompañado de la
disciplina del estudio, lo que le llevó a ocupar una cátedra secundaria. Esto produce en
él resentimiento, lo que explica que se quisiera ganar el aura popular con sus
publicaciones o extravagancias.
 Almanaques y pronósticos (1718): En esta obra asistimos a una sátira, en forma de
galería de personajes. Los vaticinios son insulsos, pero adquieren valor los prólogos
satíricos y las introducciones costumbristas.
 Visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por la corte (1727-1728):
Quevedo se aparece en sueños a Torres y juntos visitan Madrid, haciendo comentarios
satíricos sobre los diversos personajes que ven. La galería de tipos que desfilan por
estas páginas es grande. La asimilación quevedesca contiene rasgos originales. El
expresionismo de las Visiones se manifiesta en el léxico y los juegos conceptistas, que
se unen a un lenguaje coloquial y vulgar, con innovaciones lingüísticas. Las Visiones
están ideadas al estilo de las visiones imaginarias intelectuales de los místicos, en
tanto que la figura de Quevedo solo se concede a los ojos de Torres. Predominan los
valores estéticos sobre los morales.

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 La barca de Aqueronte (escrita en 1731, publicada en 1743): La sátira abarca a
médicos, gentes de justicia, mujeres, a la universidad y a la nobleza.
 Correo del otro mundo: sátira.
 Los desahuciados del mundo y de la gloria: sátira.
 Los temblores y otros movimientos de la tierra: no valen nada científicamente.

Respecto a su estilo, hay dos etapas: la primera, afectada, un poco retórica, caracterizada por
el empleo de una sintaxis complicada y vocabulario abundante; la otra, más sencilla y natural.
A pesar de esto, abusa de los juegos de palabras y de los ingeniosos conceptos.

EL PADRE ISLA (1703-1781)

De familia hidalga, entró de novicio en la Compañía de Jesús. Estudió filosofía y teología en


Salamanca. El decreto de expulsión de los judíos de 1767 le pilló en Pontevedra.

Algunas de sus obras son:

 La juventud triunfante (1727): en colaboración con Luis de Losada. Es un relato


burlesco y satírico de las fiestas celebradas en Salamanca con motivo de unas
canonizaciones.
 El Tapaboca (1727) y Papeles crítico-apologéticos (1726): en defensa de Feijoo y del
doctor Martínez.
 Cartas de Juan de la Encina (1752): contra el cirujano José de Carmona.
 Triunfo del amor y de la lealtad, día grande de Navarra (1746): se la había encargado la
Diputación con motivo de los festejos organizados para la aclamación de Fernando VI.
Se trata de una sutil burla del patriotismo y el regionalismo navarro, aunque la
Diputación no lo advirtió. Otros lectores sí, y esto provocó duros comentarios.

En 1754, empezó a escribir Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, alias
Zote, cuya primera parte publica en 1758. Isla tenía muchos detractores, y estos consiguieron
que la Inquisición prohibiera la obra. La segunda parte se editó clandestinamente en 1768, y
fue también prohibida.

El propósito fundamental de la novela es el de satirizar un tipo de oratoria sagrada que era un


resto degenerado de la oratoria barroca. El predicador se preocupaba más de su lucimiento
que del bien de las almas, a través de un estilo encrespado, lleno de metáforas, de chistes…

Encontramos otros temas, como el de la educación. Gerundio, desde sus primeros años
muestra una inteligencia fuera de lo normal, por lo que se le manda pronto a estudiar. Isla
satiriza los métodos de enseñanza y las materias de que se atiborra la memoria de Gerundio.
Ya en el convento, deja de estudiar filosofía y teología porque se inclina por la carrera del
púlpito. En definitiva, Gerundio es el resultado de una deplorable educación. Sus dotes
naturales hubieran podido hacer de él un hombre muy útil, si su educación hubiera sido otra.

Ligado al tema de la educación está la crítica que hace Isla de los aristotélicos, de la filosofía
moderna y del Verdadero método de estudiar, de Verney. Isla es un ecléctico en materias
filosóficas y un escéptico en materias científicas, especialmente en cuanto a los resultados
alcanzados por la ciencia experimental, aunque cree en ella.

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Aunque la sátira de la vida religiosa aparezca de forma tan solo marginal, en realidad en todo
el libro hay un trasfondo indudable contra las órdenes mendicantes. La vida religiosa que
retrata Isla carece totalmente de virtudes.

Hay que situar también la crítica de las supersticiones y de la falsa piedad. El cura de Campazas
es culpable de ciertas supersticiones sobre los difuntos y también aquí subraya Isla que la
causa es la falta de educación.

La novela tiene una estructura lineal y muy simple: comienza con el nacimiento de Gerundio y
sigue contándonos paso a paso su vida. Las digresiones de carácter didáctico se intercalan en
el episodio al que corresponden. De acuerdo con la doctrina de que el hombre sufre
constantemente incitaciones al mal y avisos para el bien, alternan las lecciones deplorables
con las buenas. Fray Gerundio duda entre las unas y las otras, pero su inclinación y la mala
educación recibida le arrastran hacia la oratoria gerundiana.

Dice Isla que su fray Gerundio no es copia directa de un modelo, sino creación suya a la vista
de una serie de ejemplares, ninguno de los cuales cumplía todas las cualidades de su
personaje. Al mismo tiempo para como si quisiera evitar los ataques de sus contradictores, al
querer evitar que nadie se sintiera concretamente aludido.

En la técnica literaria de Isla hay que subrayar su naturalismo, junto a un idealismo teórico. Isla
recogió notas de personas y de sermones criticables para redactar la novela. Los paisajes y las
casas tienen el sabor de lo observado directamente y descrito con exactitud. Los personajes
rústicos se expresan en dialecto siempre y sus ideas quieren ser las mismas de los personajes
reales. Pero la doctrina fundamental para Isla es el idealismo, y, en su virtud, el protagonista y
otros personajes de la novela son el resultado de una selección de rasgos reales.

El Fray Gerundio encaja exactamente en las intenciones críticas que la incipiente Ilustración
manifiesta desde Feijoo.

EL EUSEBIO DE MONTENGÓN

Pedro Montegón y Paret (1745-1824) era novicio jesuita en el momento de la expulsión de los
jesuitas. Embarcó para Italia y el ambiente italiano le permitió liberarse de los módulos y de los
cánones culturales que habían presidido en España su formación cultural, aceptando las más
importantes corrientes del pensamiento europeo de la época. Escribió poesías dentro de la
más estricta poética ilustrada, desde el género histórico, pasando por el educativo, al pastoril.
Para Montengón, la novela era el vehículo más apropiado para la propagación de su ideología
y al recurrir a ella lo hizo con la finalidad de hacer una obra útil e instructiva.

Su primera novela fue Eusebio (1786-1788). Esta novela, como Emilio, de Rousseau, cuenta las
diversas etapas de la educación del joven Eusebio, en un ambiente en el que no intervienen las
ideas religiosas positivas y en el que Séneca ocupa el primer plano moral, a lo que se añade la
educación práctica recibida en un viaje por diversas naciones de Europa. Era lógico que tuviera
problemas con la Inquisición y ello provocó una prohibición en 1798, lo que obligó al autor a
rehacer la obra, consiguiendo de nuevo permiso para editarla en 1807.

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TEMA 6.- LA PROSA SATÍRICO-DIDÁCTICA. JUAN PABLO FORNER. JOSÉ
CADALSO

FORNER (1756-1797)

Juan Pablo Forner estuvo metido de lleno en las polémicas polémica sobre literatura del siglo
XVIII. Algunas de sus obras son:

1. Carta de Varas: ataque al poema La riada (1784) de Cándido María Trigueros.


2. Discursos filosóficos sobre el hombre.
3. Reflexiones sobre la Lección crítica y una Fe de erratas: contra el Theatro español
(1785) de García de la Huerta.
4. La corneja sin plumas (1795): contra José Vargas Ponce.
5. El filósofo enamorado: comedia.

En 1782, Masson de Morvilliers publica el artículo “Espagne”, diciendo que el gobierno español
era débil, que las ciencias y artes estaban absolutamente abandonadas, que los generales
carecían de toda pericia militar, que el clero tiranizaba a la nación y que entre los españoles no
había otra cosa que ignorancia, apatía y gravedad ociosa. Ante estas afirmaciones, surgieron
diversas respuestas apologéticas, entre ellas la Oración apologética (1786) de Forner.

Para unos españoles, el retraso español era indudable. Otros se anclaban en la tradición,
creían que todo avance en Europa se hacía a costa de los sagrados valores religiosos y por lo
mismo renunciaban a ellos. Forner, con el fin de elogiar la ciencia española, partió de la
condenación de toda la ciencia extranjera contemporánea. Este fue un error. El bando
contrario jamás aceptó los juicios de Masson. Lo que negó fue que la España contemporánea
hubiera llegado al desarrollo científico y técnico a que merecía llegar. Para ellos, el problema
no residía en si había habido personas ilustres en otra época, sino en la inferioridad española
respecto de otras naciones europeas.

Otra polémica fue la que mantuvo con los Iriarte. Iriarte se había presentado a un concurso de
la Academia que al final ganó Meléndez Valdés. Forner salió en defensa de Meléndez con un
Cotejo de las dos églogas que ha premiado la Real Academia de la Lengua. Poco después,
Forner publica El asno erudito contra Iriarte, y este replica con Para casos tales suelen tener los
maestros oficiales. Forner redactó en respuesta Los gramáticos, historia chinesca.

La línea narrativa de Los gramáticos es la siguiente: Chao-Kong es un mero gramático que


educa a su sobrino Chu-su, haciendo a este último parecer sabio sin serlo. El filósofo Kin-Taiso
intenta vencer la vanidad de Chu-su, pero no lo consigue. Un desconocido publica un folleto en
que llama asno a Chu-su. Chu-su viaja a Europa y ve que se ha producido el mismo conflicto
entre dos literatos, pero en España se critica su postura, por lo que se convence de su
ignorancia. Chu-su es Tomás de Iriarte y Kin-Taiso expone las ideas del propio Forner. Se trata
de una feroz crítica de las obras de Juan y Tomás de Iriarte, la mayor parte de las cuales son
analizadas en diversas digresiones de la acción narrativa. Forner critica que el estilo de Iriarte
es poco poético por querer ser preciso y exacto. Se tocan otros temas: se habla de la

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educación, de los abusos de la escolástica, de la frivolidad de la nobleza y de su ignorancia. Son
temas en los cuales Forner coincide con el grupo ilustrado.

De las otras obras de Forner hay que destacar las Exequias de la lengua castellana. Es un
conjunto de juicios sobre autores clásicos, sistemáticamente alabados, y modernos, con
frecuencia denostados, con una serie de doctrinas literarias y un ataque a los corruptores de la
lengua, que si está en trance de muerte es porque ha perdido el vigor que tuvo en el siglo XVII.

CADALSO (1741-1782)

José Cadalso vive en una encrucijada ideológica y geográfica. Al nacer, su padre estaba en
América. Su madre murió cuando él tenía dos años y poco antes había fallecido su hermana
mayor. Como consecuencia de todo esto, Cadalso pasó su niñez al amparo de parientes. Fue
un muchacho que maduró demasiado pronto y quien afrontó solo los peligros de una vida
errabunda, por lo que su posterior pesimismo acaso se haya engendrado en aquellos años.
Estuvo como alumno de los jesuitas en París e inició un viaje por Europa, entrando con
contacto con su cultura. Su vida militar comienza en 1762 y termina cuando fallece en acto de
servicio frente a Gibraltar. En 1770 se enamora de la actriz María Ignacia Ibáñez.

Antes de 1771 Cadalso había escrito ya poesías, un drama que retiró a causa de las dificultades
de la censura, Solaya o los circasianos, la tragedia Sancho García y parte de las Cartas
marruecas, que debió de redactar entre 1768 y 1774. En 1771 escribe los Eruditos a la violeta y
las Noches lúgubres. La primera obra la publica al año siguiente. Se trata de una sátira contra
los que quieren lucir erudición a poca costa y una crítica a la formación superficial. A los
Eruditos siguió pronto un Suplemento y poco después El militar a la violeta, que no pudo
publicarse en vida.

Tampoco publicó las Noches lúgubres, obra que quedó inconclusa. María Ignacio Ibáñez muere
en 1771. El poeta debió sufrir mucho entonces. El tono de las Noches es un eco claro del
estado psíquico de Cadalso, que propicia las meditaciones pesimistas sobre el hombre y su
destino. Como obra del género sepulcral, ofrece una típica escenografía (tinieblas, silencio…),
que se expresa con estilo ampuloso y declamatorio, en el que se unen los elementos
sentimentales con los racionales, con indudable predominio de los primeros.

Cadalso escribió también una Defensa de la nación española contra la carta persiana LXXVIII de
Montesquieu, que quedó inédita. Ante el absurdo ataque de Montesquieu, Cadalso hace
primero un recorrido histórico, desde los tiempos de la antigüedad, y después va contestando
párrafo a párrafo los del autor francés.

CARTAS MARRUECAS

El pesimismo de Cadalso también se encuentra en las Cartas Marruecas. Cadalso huye


conscientemente de la forma sistemática y de ofrecer una colección ordenada de ensayos,
plasmando estos en forma de cartas. En vez de ser cartas de un solo corresponsal son tres los
que escriben. Con ello pretende Cadalso ofrecer la realidad a través de tres visiones distintas:
la de Nuño será la del español que conoce bien a su patria, que puede juzgarla desde dentro y
en consecuencia matizar las observaciones del hombre de otra cultura; la de Gazel será la del
extranjero curioso y preocupado por explicarse lo que observa, poniéndolo en comparación

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con lo suyo; y la de Ben Beley será la del sabio que está por encima de lo meramente
accidental y en consecuencia juzga en nombre de ideas universales y a través de los datos que
le aportan Gazel y Nuño. Son tres juicios que se complementan pero que no se contraponen.

Por este medio hace Cadalso un análisis de la España de su tiempo y sus costumbres, pero con
perspectiva histórica. Su visión del problema de España coincide en general con el de todos los
ilustrados: grandeza de España en la época de los Reyes Católicos y a lo largo del XVI; después,
un tremendo declive. A la ciencia española dedica varias cartas, y condena la ciencia
escolástica. La carencia de cultura, frivolidad de ideas y de costumbres, la crítica injustificada
de España son temas en los que insiste varias veces.

Sin embargo, el planteamiento social en la Cartas se diferencia algo del que hacían los
ilustrados. Para Cadalso hay tres clases sociales que deben recibir una educación distinta:
tanto la alta como la baja nobleza deben recibir una esmerada educación por los cargos que
van a desempeñar, pero la plebe solo debe aprender el oficio de sus padres. Expone incluso
que uno de los motivos de la decadencia de la industria artesanal en España es que haya hijos
que se nieguen a aprender el oficio de sus padres por querer mejorar de clase social. También
critica al noble que no se preocupa por adquirir una educación adecuada y que se dedica a
vivir de las rentas, porque no cumple su obligación de servir a la nación.

En las Cartas no hay demasiadas ideas sobre la solución de los problemas planteados.

En las Cartas hay también un costumbrismo de gran interés en lo que a España se refiere, al
mismo tiempo que Cadalso huye totalmente de conseguir una cierta ambientación marroquí.

TEMA 7.- GASPAR MELCHOR DE JOVELLANOS

LA PERSONALIDAD DE JOVELLANOS. SU IDEARIO. JOVELLANOS EDUCADOR

Es el hombre ilustrado más importante del siglo XVIII español.

Su fracaso como reformador se explica por las mismas razones que esterilizaron toda la obra
de la Ilustración. Fue sometido a persecuciones a las que otros ilustrados de las mismas ideas
no lo fueron, porque careció de la facultad que hace triunfar a la gente entre los demás. Es casi
imposible hallar en su obra un solo rasgo de humor. Todas sus palabras están dotadas de
gravedad. Además, el miedo le frenó muchas veces.

Sin embargo, fue un hombre firme, digno, de gran rectitud moral. Tuvo grandes cualidades
intelectuales, como la curiosidad por todo, y las entregó al servicio del país. En su moderación
se encuentra la raíz de todas sus ideas políticas. Con un sentido práctico, despojado de
ilusiones utópicas y abstractas ideologías, Jovellanos entendió siempre la política como un
camino de mejoras parciales que fueran conduciendo poco a poco a la transformación que
anhelaba para su país.

Jovellanos siempre pensó que la clave estaba en la educación. No solo se propone reformarla,
sino usarse de ella como instrumento de la transformación social. Para Jovellanos, la

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ignorancia está en el origen de todos los males. Este mismo principio lo aplica a todas sus
actividades y orienta su concepto de la literatura, hasta en aquellos géneros que pueden
parecer más ajenos a los propósitos de la educación.

LA OBRA LITERARIA DE JOVELLANOS

 Elogio: al morir el marqués de los Llanos en 1780, la Sociedad Económica de Madrid,


de la que era socio, encargó a Jovellanos su elogio. Nuestro autor lo organizó en torno
a una biografía de don Francisco de Olmeda y León. En parte se ciñe bastante a los
datos, pero en medio de ellos expone sus propias ideas. Hay bastantes párrafos
irónicos y críticos, que están cargados de segundas intenciones. Esto no impide que el
panegírico del segundo marqués de los Llanos sea sincero, pero aun así Jovellanos
parece estar pensando más en la exposición de sus ideas que en el elogio.
 Elogio de Carlos III (1788): en realidad, no se trata de un elogio del rey, sino de la
exaltación de toda la política ilustrada de los últimos años. Primero pone de relieve el
triste estado de España al comenzar el reinado de Carlos III y nos cuenta su tarea
reformadora. Jovellanos no cita ningún nombre propio, salvo el del rey, pero se
pueden entrever alusiones a Floridablanca, Aranda o Campomanes.
 Cartas del viaje de Asturias (Cartas a Ponz): empezadas en 1782, son con destino al
Viage de España de Antonio Ponz. Una de las preocupaciones de los ilustrados era
precisamente la de conocer, por observación directa, las gentes y sus costumbres, sus
medios de vida y sus problemas. Ponz había comenzando preocupándose únicamente
de los monumentos artísticos, pero pronto amplió su observación a otros temas. A
esta amplitud responden las Cartas de Jovellanos, el cual no solo describe lo
observado, sino que expone una actitud crítica.
 Memoria sobre los espectáculos públicos: era el informe que había pedido el Consejo
de Castilla a la Academia de la Historia con vistas a la reforma de la correspondiente
legislación. En 1796 presentó Jovellanos la versión definitiva. Dividió la Memoria en
dos partes. La primera es de carácter histórico. Analiza la caza, los torneos, los toros,
las fiestas palaciegas y las representaciones teatrales. Intenta comprender estas fiestas
en la perspectiva de la vida medieval y buscar la finalidad de ellas y la importancia que
pudieron tener. Idealiza bastante el cuadro social que presenta. La segunda parte es la
exposición de sus propias ideas. Considera que la población se divide en dos partes: la
de los que subsisten del producto de su trabajo y la de los que viven de sus rentas. Los
primeros no necesitan que el gobierno les divierta, pero sí que les deje divertirse. Y, sin
embargo, los pueblos de España no se divierten. La culpa es de las leyes y del celo
indiscreto de las autoridades, que consideran la menor bulla como alboroto y aplican a
cualquier pendencia un engorroso procedimiento criminal. Y Jovellanos reclama
libertad para el pueblo, porque ve una relación directa entre esa libertad y la
prosperidad de los pueblos. Las clases pudientes, por el contrario, necesitan de
espectáculos programados para que los largos ocios de que disponen puedan ser en
alguna manera útiles.
 Memorias histórico-artísticas de arquitectura (1804): constan de una Descripción del
castillo de Bellver y de sus vistas y de cuatro apéndices sobre el mismo castillo, la
catedral de Palma, la Lonja y los conventos de Santo Domingo y San Francisco. En la

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primera parte se describen el castillo y sus alrededores, y en la segunda, el panorama
que se puede contemplar desde la torre. Extiende sus observaciones a la flora, la fauna
y la geología. En vez de detenerse en lo descriptivo, recrea la vida cortesana y guerrera
del castillo en la Edad Media. Entra él mismo en el cuadro, enlazando los objetos
descritos con su propio sentimiento. Nos encontramos con el paisaje sentido en
función de su estado de ánimo. Es un paisaje real que a Jovellanos le emociona y a
través del cual el sentimiento expresa toda la dolorida carga del hombre injustamente
perseguido y desamparado. Las descripciones están hechas con exactitud, con
observación meticulosa, erudición y rico y preciso vocabulario. En estas páginas se
manifiestan el sentimiento de lo medieval y de la naturaleza.
 Memoria en defensa de la Junta Central (1811): se originó por los atropellos de que,
como miembro de la Junta, fue víctima, y fue redactada a partir del dolor de quien solo
recibía ingratitudes y ultrajes y con toda la pasión del hombre gravemente ofendido.
La expresión es el vivo reflejo del dolor y la angustia.
 Diario va desde el 20 de agosto de 1790 al 6 de marzo de 1810, con diversas
interrupciones. Encontramos datos para la historia política y económica, descripciones
de obras de arte, observaciones sobre libros y sobre personas, noticias para la
biografía de su autor y comentarios que revelan su intimidad o sus preocupaciones
intelectuales. Se manifiesta la sensibilidad de su autor ante la naturaleza. Refleja la
actitud crítica del ilustrado, a quien interesa la realidad social no en lo que pueda tener
de típico, sino en lo que tiene de realidad observada. Generalmente se limita a anotar
objetivamente lo examinado o las informaciones que le dan. Pero algunas veces añade
su interpretación crítica. También se advierte la gran curiosidad de su autor.

JOVELLANOS POETA

Su poesía es un ejemplo señero de la poesía del siglo XVIII, por la nueva sensibilidad que
refleja, por la técnica poética y por las ideas expresadas.

 Epístola del Paular: es un ejemplo de poesía amorosa de la época. El poeta se haya


atormentado por la traición de Enarda en el silencio del monasterio. Su corazón está
lleno de ideas mundanales que chocan con la paz de los monjes. Está escrito en
endecasílabo suelto con ritmos cambiantes en relación con lo que se quiere expresar.
En la segunda versión, Enarda y el amor desaparecen, y lo que arrastra al poeta al
monasterio es el ansia de paz, que no puede alcanzar porque su corazón está
demasiado ligado al mundo.
 La segunda Sátira a Ernesto (1787): el tema es la sátira de la nobleza aplebeyada y de
la nobleza afrancesada en sus costumbres. No rehúye la palabra directa o vulgar, si es
la más significativa, pero sin excluir las metáforas, las sinécdoques y metonimias, las
alusiones indirectas, la ironía o el humor sin clave, es decir, no dando más que a través
del contexto el plano real al que se hace referencia. Usa el endecasílabo suelto, pero
rompiendo los ritmos habituales, a base de encabalgamientos y de cesuras anómalas,
añadiendo primeros hemistiquios agudos.
 Epístola a Moratín (1796): se expone en ella una especie de socialismo, no como
programa político, sino como sueño ideal, en el que Jovellanos cree.
 Epístola a Batilo: descripción de la vega del Bernesga.

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 Epístola a sus amigos de Sevilla: surge del sentimiento del poeta al abandonar Sevilla.
 Los dos romances de Antioro: contra García de la Huerta.
 El poema A la luna.
 Las epístolas filosóficas A Bermudo y las dos A Posidonio.
 Epístola a sus amigos salmantinos: pedía a los componentes de la escuela salmantina
que abandonaran la poesía amorosa y frívola para dedicarse a la filosofía moral, a la
épica y al teatro.

Torres-Rioseco presenta a Jovellanos como romántico por el fervor con que expresa sus
ideales reformistas, su expresión atrevida y directa, su sensibilidad y su sinceridad.

TEMA 8.- LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO


XIX: DE LA ILUSTRACIÓN AL ROMANTICISMO

LAS PRIMERAS ETAPAS

Aunque el espíritu del romanticismo venía germinando desde muchos años atrás en la obra de
buen número de ilustrados, puede decirse que hasta que concluye la Guerra de la
Independencia no existen entre nosotros ni obras ni teorías que en estricto sentido pudieran
calificarse de románticas. Hemos de llegar a 1814 para encontrarnos con el primer hito para el
estudio del Romanticismo español: la querella calderoniana entre Böhl de Faber y Mora.

LA QUERELLA CALDERONIANA

Juan Nicolás Böhl de Faber era un alemán que a fines del siglo XVIII fue a residir a Cádiz.
Durante sus varias estancias en Alemania había experimentado el influjo de Schelling y de los
Schlegel y aceptado con integridad las ideas del romanticismo alemán en su hostilidad contra
la Ilustración, a la que acusaba de haber esparcido la incredulidad y el desorden, y difundido la
corriente del materialismo y el racionalismo.

Böhl había tomado de Schlegel la distinción entre la antigua literatura clásica de Grecia y
Roma, y la moderna medieval y las siguientes, desarrolladas en las varias literaturas europeas.
Todas estas, expresadas en su propio idioma vulgar, habían recogido los caracteres peculiares
de cada pueblo, con un rasgo común, que era el espíritu cristiano, al cual se debía la
fundamental diferencia con la literatura clásica. Esta descansa en un concepto de la vida
pagano. A estas diferencias de contenido corresponden distintas formas de expresión. El
clasicismo imponía reglas e impedía que cada pueblo se expresase de acuerdo con su cultura.

Böhl de Faber creyó que, con la restauración absolutista de Fernando VII, era llegado el
momento de mostrar a los españoles que la salvación moral de su país, corrompido por el
influjo francés, era solo posible mediante la vuelta al espíritu nacional, encarnado en la
literatura de la Edad de Oro y en el teatro de Calderón. Le contestó Mora defendiendo las
reglas clásicas y discutiendo las excelencias de Calderón. Así empezó lo que se conoce con el
nombre de querella calderoniana.

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La polémica tomó un cariz cada vez más personal. Por escasez de conocimientos, Mora
comprometió su causa, que era la misma del progreso y del buen sentido. Böhl, con mucha
mayor estrechez de criterio por su parte, poseía mayores conocimientos de la literatura de
Europa.

La penuria intelectual de momento impidió que la querella tuviera mucho eco. Pero sí que
tuvo repercusión.

EL EUROPEO

En 1823, coincidiendo con la entrada en Barcelona de las tropas francesas que ponían fin al
trienio liberal, apareció en dicha ciudad el periódico El Europeo. Los redactores,
declaradamente liberales, expusieron su propósito de dedicar la revista a defender la libertad y
a llevar la paz a los ánimos enfrentados, con un criterio cosmopolita que, por medio de la
cultura, aspirase a superar los particularismos políticos y los nacionalismos estrechos. El
propósito tropezó desde el comienzo con diversos obstáculos: la censura reaccionaria, la
indiferencia del público y la falta de preparación de los redactores.

El periódico habló de temas políticos, pero se fue apartando de los temas en litigio para
extenderse con preferencia en la información. La literatura tuvo preponderancia, seguida por
los ensayos sobre pedagogía y moral, sobre asuntos de historia, economía…

Contribuyó a caracterizar, desde sus orígenes, el movimiento romántico español. Con su deseo
de libertad política, de progreso social y de ilustración cultural no aclararon por entero su
grado de adhesión al romanticismo europeo, pero llevaron a cabo una obra de divulgación y se
esforzaron por adaptar las nuevas ideas a la tradición cultural de su país.

LOS EMIGRADOS

El nutrido grupo de emigrados que durante la última década del reinado de Fernando VII vivió
en contacto con otros pueblos y otras ideas influyó en la literatura y en la cultura españolas.
Esas ideas las trasvasaron en mayor o menor medida a su país al producirse su regreso.

Cuando en 1813 se retiraron en derrota las tropas de Napoleón tuvieron que salir con ellas los
afrancesados. Un año más tarde, al restablecerse con el regreso de Fernando VII el
absolutismo, los liberales hubieron de seguirles. Entre los emigrados había intelectuales, lo
que explica la ruina literaria y cultural en que se vio sumida España. El breve respiro del Trienio
Liberal, que permitió el regreso de muchos emigrados, concluyó con la segunda restauración
absolutista de 1823, que forzó a nueva emigración. Europa, unida por la Santa Alianza para
reprimir el liberalismo, negó la entrada a los liberales españoles. Solo les abrió las puertas
Inglaterra. La expatriación duró hasta la muerte del rey en 1833.

La literatura, bajo todas sus formas, fue ocupación de numerosos emigrados. Muchos
publicaron en el exilio obras científicas, de economía, historia… Algunas de las producciones
más importantes de los españoles exiliados son los No me olvides de Mora, colecciones de
composiciones en prosa y verso de autores contemporáneos.

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Notable interés ofrecen los periódicos que publicaron en Londres los emigrados, frente a la
casi inexistencia de la prensa de la Península. Algunos de estos periódicos son El Telescopio o El
Emigrado Observador. A ellos se suman las revistas, como Variedades, de Blanco-White.
Además de escribir en sus propios periódicos, muchos emigrados colaboraron también en
revistas inglesas.

TEMA 9.- LA LÍRICA ROMÁNTICA. ESPRONCEDA. ZORRILLA, POETA LÍRICO

LA LÍRICA ROMÁNTICA

Hasta 1837 la poesía era aún un género dominado por el neoclasicismo en modalidades
distintas: poesía sentimental y anacreóntica y oda patriótica o de asunto trascendente. En ese
año se habían producido ya casi todos los estrenos teatrales románticos de mayor relieve y
estaba en marcha la novela histórica, pero la poesía presentaba un sorprendente rezago.
Acaso la única novedad existente por entonces fuera el gusto de ensayar combinaciones
métricas inéditas, como la octava de versos endecasílabos y hexasílabos, o el juego
polimétrico.

El nuevo rumbo apunta a partir de 1837. Por sus pasos contados se llegará a 1840. Ya se ha ido
formando un abundante conjunto de cultivadores de la poesía lírica y narrativa. Y así hasta
1849. En semejante espacio de tiempo predomina una poesía que así en los temas como en la
forma se distingue de los periodos pre y posromántico. Medievalismo, orientalismo, figuras y
sucesos históricos, preferencia por lo nocturno, lo sepulcral, por las ruinas que avisan del paso
del tiempo y lo efímero de la vida humana. En lo que atañe al ánimo del ser humano, la
soledad, la melancolía y el pesimismo lo señorean. También hay innovación estrófica. La
abundancia adjetival, con contrastes extremados, y un énfasis conseguido merced al empleo
de palabras muy sonantes cuentan entre los rasgos más característicos de esta poesía. Los
poetas narrativos en cuyos poemas tanto espacio e interés tiene la descripción, se sirven de un
vocabulario más coloreado y pintoresco, ya que, por vía narrativa, deben informar de las
peripecias, más externas que íntimas, corridas por sus criaturas.

ESPRONCEDA (1808-1842)

Fue un conspirador contra el absolutismo fernandino. Se exilió voluntariamente, tras una


peligrosa huida. Sigue conspirando desde Inglaterra y Francia. Rapta a Teresa Mancha, una
mujer casada y su amante. Fustigaba a los colegas atrasados estéticamente. La estancia en el
extranjero le ayudó a establecer contacto con las literaturas inglesa y francesa. Algunos de sus
escritores dejarían huella en la obra esproncediana, como lord Byron.

SU OBRA POÉTICA

Espronceda comienza a escribir versos a la manera neoclásica, de lo cual es muestra el poema


de asunto histórico Pelayo (1824), dejado inconcluso. Solo en el penúltimo canto empezaba a
tratarse de Pelayo como caudillo de la Reconquista, mientras que los diez anteriores iban
dedicados a contar la precedente historia de España y los antecedentes del protagonista. Está

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compuesto en octavas reales. Recaería más de una vez en el neoclasicismo, como en A la
noche, cuya placidez no se ve alterada por ningún elemento terrible y perturbador.

Las Canciones ya son de aire romántico. Su composición se sitúa aproximadamente en 1831. Se


trata de seis poemas donde se exalta al protagonista (La Canción del pirata, El canto del
cosaco) o hay lamentación por su desastrada fortuna (El reo de muerte, El verdugo), aunque en
algún caso se mezclen ambas cosas (El mendigo, A Jarifa, en una orgía). En estas
composiciones se canta a seres apartados de la sociedad, y muchas veces víctimas de ella.

Entre los recursos que utiliza, muestra preferencia por el contraste y el sentido plástico. Las
descripciones son verdaderos cuadros, siempre completas en lo pictórico, pues en ellas
encontramos perfiles, sombras, luces y color. Tienen siempre un acompañamiento sonoro en
el que predominan las notas ruidosas, lo que explica el empleo de aliteraciones, voces
onomatopéyicas y frecuentes esdrújulos. Es abundante el uso del adjetivo.

EL ESTUDIANTE DE SALAMANCA (1840)

Reconoce orígenes en una conseja muy extendida por Europa según la cual una persona
próxima a morir ve a media noche una terrorífica procesión, formada por muertos que llevan a
enterrar un sosia suyo. La intentada burla a una mujer, la noche como tiempo de la acción, el
templo y el entierro en cuanto espacio y ambiente, la insólita noticia y el final desventurado
del personaje-protagonista constituyen la anécdota.

El poema se estructura en cuatro partes. La presentación del héroe, Félix de Montemar, ocurre
en la primera; el retrato de doña Elvira, su víctima, y muerte de esta en la segunda;
intervención de don Diego, hermano de Elvira y vengador de su honra, y muerte de este, en la
tercera; fin trágico del protagonista, tras un largo recorrido por la ciudad de Salamanca, sin
demasiadas concreciones topográficas, en la última. Han sido unas horas agónicas, que
transcurren en un temeroso escenario nocturno, cuyo final coincide con el amanecer de un
nuevo día, en contraste con la tiniebla precedente.

Son enumerados algunos rasgos del carácter de Montemar, y de los actos que lo configuran
como personaje rebelde contra la sociedad. Tiene una condición terrible, de satanismo,
engendradora del infortunio, y su muerte lleva liberación a la naturaleza y a los hombres. Doña
Elvira resulta asimismo ejemplo tópico de víctima inmolada. Poco importan los demás
personajes.

Se muestra la polimetría de los románticos.

EL DIABLO MUNDO (1840-41)

Quedó inconcluso y está formado por una introducción, seis cantos, fragmentos del séptimo y
el episodio titulado El ángel y el poeta.

El canto primero, con la presentación de Adán (el Hombre) que vuelve a la juventud es una
visión de la humanidad que en los cantos posteriores se reduce a Madrid y a España. Por otra
parte, aparece un realismo-costumbrismo abundante en episodios donde se presta atención a
un mundo marginal. Se toca el tema de la Humanidad o el destino del hombre, con la repulsa

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romántica a lo convencional y normalizado, lo cual lleva a la piedad sentida por los seres
socialmente descalificados. Adán es un héroe mal definido y un protagonista sin consistencia.
Se echa manos de recursos como el sueño, las digresiones o la intervención de una deidad.

Parte muy destacada en el conjunto es el Canto a Teresa, que es desahogo del corazón del
poeta, muerta la persona amada, recuerdo de días más felices y de meditación acerca de la
fatalidad de la existencia.

LA MÉTRICA DE ESPRONCEDA

Sus endecasílabos son en buen número bimembres, esto es, con la materia distribuida en dos
zonas análogas, simétricas respecto de un eje divisorio central. Destaca por más frecuente el
de gerundio-sustantivo/conjunción/gerundio-sustantivo.

En cuanto a la estructura de las estrofas, la más importante innovación de Espronceda consiste


en el empleo de rimas asonantes en agudo dentro de estrofas rimadas en consonante.

ZORRILLA (1817-1893)

Cultivó la poesía narrativa o legendaria y la poesía lírica. Su carrera como poeta va desde 1835
hasta 1882-83. Entremedias ven la luz, aparte la colaboración poética en publicaciones
periódicas, unos cuantos libros, en algunos de los cuales no es siempre fácil señalar una
evolución. Estuvo dentro de la temática y el tono habituales de la época romántica.

ZORRILLA, POETA LÍRICO

Zorrilla escribió muchísimo, y precisamente por eso, muchas de sus composiciones pecan de
poca altura poética.

Tuvo el poeta dos temas preferentes: la religión y la patria. Su religión es la tradicional de la fe


popular, la del milagro y lo maravilloso. Su patria es la heroica y gloriosa, legendaria y
aventurera. En su lírica asoma con frecuencia el inconformismo, con conciencia cívica, como en
La ignorancia, en que lamenta el analfabetismo y sus causas. Gran parte de su lírica está
traspasada de hondos sentimientos. El sentimiento de Zorrilla hacia la naturaleza en todas sus
formas podría subrayarse como característico, así como su sensibilidad para captar el espíritu
de las ciudades, de los viejos pueblos y de los castillos ruinosos. Algunas de las poesías más
conocidas de Zorrilla son Toledo, nostálgica evocación de su grandeza en los días de la
dominación árabe, o Fragmentos a Catalina, uno de los amores de juventud del poeta. Zorrilla
habló de sí en ocasiones, retornando una y otra vez sobre sus recuerdos de infancia, el drama
de las relaciones con su padre y las angustias de su soledad, como en Una historia de locos.

LA POESÍA NARRATIVA

Zorrilla narra, describe y cuenta, no hay en su obra profundos análisis ni disquisiciones sobre
los misterios del alma. El cuento, la conseja, la tradición de moros y cristianos, el libro de
caballerías, la devoción infantil y popular, la España antigua…, es lo que integra su faceta
narrativa. Hay composiciones históricas y legendarias, para cuya creación dispuso de fuentes
muy variadas en cuyas noticias introdujo modificaciones.

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En A buen juez, mejor testigo combinó eficazmente los principales integrantes de una
divulgada conseja: la deuda de honor y el hecho milagroso, haciendo protagonista del lance a
una pareja de enamorados en la ciudad de Toledo y en los tiempos imperiales. Alternan
narración y descripción y lo sobrenatural interrumpe en su momento lo cotidiano. En otras
ocasiones, como en Para verdades el tiempo y para justicia Dios, Zorrilla sigue sin alteraciones
el asunto tomado a préstamo.

El repertorio temático más utilizado por Zorrilla es la historia de España según las versiones de
Mariana y de Cristóbal Lozano.

La leyenda del Cid (1882-83) viene a ser como un romancero modernizado del héroe castellano
en cuya confección entran los antiguos romances y los libros de historia, con preferencias por
lo pintoresco.

LOS POEMAS ORIENTALES Y GRANADA

Zorrilla se sintió atraído por el antiguo mundo musulmán, pues Oriente fue uno de los grandes
tópicos de la época. En el primero de sus libros, aparecido en 1837, se incluyen tres orientales,
que constituye uno de los modos de evasión del mundo contemporáneo hacia lugares y
tiempos lejanos y pintorescos, supuestamente más felices, pretexto para abrillantar con
descripciones coloridas hasta lo fastoso el relato de una historia sentimental con toques
caballerescos. Zorrilla sitúa semejantes historias dentro de las fronteras españolas y en las
postrimerías de la Reconquista. Recurre al motivo de la luna, frecuentemente asociada por los
románticos a la tristeza, pero Zorrilla la contempla con alegría. Todos los procedimientos de
estilo están dirigidos a conseguir efectos de sonoridad y brillantez: contrastes,
onomatopeyas… Domina la polimetría.

De 1852 data Granada, que a las fuentes clásicas y recientes añade el fruto de su estancia en la
ciudad, cuya conquista por los Reyes Católicos es el asunto tratado, que protagonizan unos
bien delineados personajes, además de una colorida brillantez presentativa y una acertada
versificación. Zorrilla considera la importancia de la cultura árabe en la historia de España.
Consta de nueve libros.

TEMA 10.- LA PROSA EN EL PERIODO ROMÁNTICO. NOVELA HISTÓRICA.


LA LITERATURA COSTUMBRISTA. LARRA

LA NOVELA ROMÁNTICA

Dos modalidades, la novela histórica y la literatura costumbrista, representan la prosa escrita


durante el periodo romántico. La lejanía temporal en la mayor parte de las novelas históricas,
cuya acción se sitúa en la Edad Media o en los siglos XVI y XVII, con personajes, escenarios y
costumbres que llegan a resultar exóticos, contrasta con la detallada aproximación a la
realidad inmediata que ofrecen los costumbristas, si bien algunos cultivadores de la novela
histórica atendían en sus relatos las circunstancias menores del siglo, como la indumentaria.

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LA NOVELA HISTÓRICA

Fue durante la primera mitad del siglo XIX la forma narrativa en prosa más propia del
romanticismo, y, con algunas variaciones, se adentra en la segunda mitad. Podría ser definida
como la invención de una peripecia que se sitúa en el tiempo pasado y cuyos sucesos tienen
por marco natural los usos y costumbres de la época elegida. Personajes reales conviven con
otros que no lo fueron pero que deben ajustarse a alguna verosimilitud, lo que también ha de
ocurrir a la historia narrada, complementándose realidad y ficción. Con frecuencia ese
equilibrio se rompe. Por eso hubo a lo largo del periodo tres modalidades de novela histórica:
aquella donde se procura un adecuado equilibrio entre la realidad histórica y la invención
novelesca; la escrita por eruditos, quienes sobrecargan la narración de informaciones
verdadera y cortan espacio a lo inventado; y la propia de folletinistas, que dan curso libre a la
imaginación, causa de abundantes falsedades, inverosimilitudes y anacronismos.

ENRIQUE GIL Y CARRASCO, NOVELISTA

Gil se ejercitó en la prosa novelesca con dos relatos breves. El primero es El amanecer de la
Florida (1838). Su protagonista ha perdido a sus padres y a su prometida, a consecuencia de lo
cual pierde la fe. Un día entra en una ermita y en uno de los ángeles cree reconocer a su novia
y oír de su boca tiernas palabras, que le devuelven su fe en Dios y calman su tristeza. El
consuelo religioso remedia la desesperación.

El segundo es El lago de Carucedo (1840). Se basa en una leyenda relacionada con el lago, que
se supone producido por un terremoto. Consiste el relato en la historia de un pastor y de su
novia, que es raptada por un señor. El pastor la rescata pero tiene que huir del señor y busca
olvido en la guerra y en la aventura. Toma parte en la conquista de Granada y embarca con
Colón en su primer viaje. Cuando regresa, profesa como monje. Un día se encuentra a su
exnovia, que se había vuelto loca, pero calma su locura por la presencia del amado. Su
felicidad es imposible por los votos de este y ambos son tragados por el cataclismo. La leyenda
básica está entretejida con sucesos históricos. Hay situaciones extremas y variadas: la soledad
y violencia de la guerra, el dolor desilusionado… El sino es decisivo en el proceso de la novela.
Toda la narración está saturada de melancolía romántica: juventud perdida, ilusiones
perdidas… Sus descripciones son muy bellas.

EL SEÑOR DE BEMBIBRE (1844)

Es una novela histórica de las puras. El asunto lo protagoniza una pareja de enamorados cuya
suerte infeliz parece ligada a la de los templarios. Beatriz se prometió con don Álvaro Yáñez,
señor de Bembibre y sobrino del maestre del Temple en Castilla. Más adelante, solicitó a la
dama el conde de Lemus, uno de los mayores enemigos de la orden. Quiso Ossorio que su hija
aceptase al conde. Los empeños del padre, la reclusión conventual, amenazas y enfermedad
no vencieron la resistencia de Beatriz, pero la petición de su madre moribunda la hizo ceder
cuando creyó muerto a don Álvaro. Vuelto este, tras entrevistarse con ella y enterarla de las
maquinaciones de Lemus, profesa como templario. Los capítulos dedicados a los combates
entre templarios y banderizos son fluidos y emocionantes. La muerte del conde pone fin a
estas movidas páginas, y a continuación la novela se remansa para contar la marcha de los
templarios y las inquietudes de Beatriz. La enfermedad y muerte de esta se desarrollan en la

32
última parte del libro. El desenlace llega sin desbordamientos sentimentales, aunque sea
catastrófico. Don Álvaro desaparece y su paradero no se averigua hasta años después, al
identificar el cadáver de un ermitaño que resulta ser él.

Los personajes tienen almas sencillas, poseídas unilateralmente por una pasión, y así don
Álvaro es prototipo del caballero, Beatriz de la dama y el conde del personaje malvado y
odioso. La fiel doncella y el leal escudero completan las principales figuras.

El amor al país natal (León) y la sensibilidad para captar el paisaje dieron a la novela raíces
sólidas. La realidad ofrecida era una realidad inventada, imaginativamente vivida dentro del
marco de los valles bercianos. La trasposición al ayer se logra sin dificultad porque allí estaban
los escenarios de la acción descrita: los campos o los muros del castillo.

GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA

Avellaneda cultivó todos los géneros. En sus poesías el amor es el tema fundamental, con
erotismo, nostalgia, ternura... También hay versos sarcásticos y religiosos, como Dedicación de
la lira a Dios. Entre su teatro, sobresale el drama Baltasar (1858), que crea un verdadero héroe
romántico, hastiado de la vida y en ruptura total con el mundo. Como novelista compuso
cuatro obras:

 Sab (1841): un esclavo se enamora de su señora, tema romántico del amor imposible
que se funde en la novela con el problema de la esclavitud. El esclavo se cree superior
por la calidad de sus sentimientos. Está adornado con todas las virtudes, es mulato y
se enfrenta al blanco prototipo, cruel y codicioso. Toda la novela es una condena de la
esclavitud, a la que se suman ataques contra la Iglesia y el Estado y contra la clase
aristocrática. La obra está escrita en prosa poemática, de gran musicalidad, un tanto
enfática en algunas ocasiones. El mundo tropical es el marco.
 Espatolino (1844): novela histórica sobre la conquista de Méjico. Con la historia se
funde una novela de amor entre una india y un español.
 Guatimozín (1846): un bandido italiano decide rehabilitarse por amor, pero es
condenado a muerte.
 El cacique de Turmequé (1854).

Todos los personajes de las novelas son personas arrojadas al mundo que no les acepta y en el
que no pueden encontrar reposo.

EL COSTUMBRISMO ROMÁNTICO

El costumbrismo lo constituyen piezas de corta extensión, los cuadros o escenas, donde se


prescinde del desarrollo de una acción, pues se pretende describir un reducido espacio
colorista y animado, con escenarios, usos, costumbres y gentes, o un tipo humano convertido
en representativo de una clase o profesión. La técnica realista empleada permite el fiel
trasunto de la realidad, lejos de invenciones. Dan fe sobre una determinada época en sus
aspectos externos. Algunas características son el tono satírico, las costumbres populares como
materia argumental predominante, la adecuación al periódico o revista en que solían
insertarse y la contemporaneidad del asunto ofrecido. Fue en el segundo cuarto del siglo XIX

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cuando se produjo la aparición de este costumbrismo. Una clara intención política en algunos
casos, la conciencia de lo pintoresco y la pintura moral de la sociedad son otras características.

El principal campo del costumbrismo fue el Semanario Pintoresco Español (1836-1857). Llega
un momento en que aparecen regularmente en sus páginas trabajos de esta índole.

El costumbrismo surge como una consecuencia del interés romántico por lo típico nacional.
Supone una reacción contra los excesos de la fantasía romántica y prepara el terreno a la
novelística de la segunda mitad del siglo, pues ofrece observación como procedimiento y la
sociedad como materia novelable, es decir, salir de la mascarada romántico-sentimental para
instalarse en las circunstancias.

ESTÉBANEZ CALDERÓN (1799-1867)

Publicó en la revista Cartas españolas algunos trabajos costumbristas. En 1846 publica Escenas
andaluzas, testimonio de su amor y conocimiento de Andalucía. A los cuadros de costumbres
se juntan pintorescos tipos, con los rasgos distintivos de su autor: observación minuciosa y
descripción prolija, alegría vital que entra por los sentidos, compenetración entrañable con la
materia que le sirve de contenido y exageración hiperbólica algo atenuada por el uso frecuente
de la ironía. Cumple con la intención de recoger para conservarlos usos y costumbres
populares y de presentar la imagen verídica de una realidad perdida entre tópicos. El estilo es
casticista, con vocablos y giros en desuso.

MESONERO ROMANOS (1803-1882)

Fundador del Seminario Pintoresco Español, Mesonero, que empezó escribiendo una Guía de
Madrid, siguió estudiando y publicando acerca de la villa y corte. Como escritor costumbrista,
con el Madrid contemporáneo y las gentes de la mesocracia convertidos en materia de
examen, Mesonero comienza con Panorama matritense (1835). Escenas matritenses (1842)
retrata con fidelidad un Madrid que, distinto al meramente físico de la primera obra, podría
ser llamado moral. En uno y otro libro se echa de ver su gran capacidad observadora, dominio
de la materia abordada, humor cuyas salidas satíricas no resultan hirientes, expresión sencilla y
clara con algún regusto arcaizante y variedad de tonos desde el más humilde al más grave.

LOS ESPAÑOLES PINTADOS POR SÍ MISMOS (1843-1844)

Fue una obra costumbrista colectiva. Sus realizadores aspiran a conservar con exactitud los
principales tipos españoles, tan desconocidos a merced de las revoluciones, los trastornos
políticos y el espíritu de extranjerismo. Colaboraron en ellas Zorrilla, Rivas… El conjunto es
desigual, a causa de la variedad en los tipos, en los retratos y en la calidad, pero el libro tuvo
gran éxito y dio lugar a varias colecciones similares, como Las españolas pintadas por los
españoles (1871), de Roberto Robert. Predomina en la obra lo urbano madrileño sobre lo
regional y provincial, salvo Andalucía. También la clase media. Hay algunos otros cuya
existencia transcurre al margen de la ley. Se eluden por lo general las referencias políticas
inmediatas, así como tratar de la nobleza, el ejército y la iglesia.

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LARRA (1809-1837)

Nació en Madrid, hijo de un afrancesado y liberal, por lo que en 1813 hubo de marchar la
familia a Francia, donde Larra pronto se familiarizó con la lengua, vida y costumbres del país.
Vuelto a España sucede una vida de estudios y el comienzo de su afición a escribir. Se casa. El
matrimonio fue enseguida un fracaso y de ello se hace eco de modo aparentemente jocoso en
algún artículo. Semejante fracaso lo llevará años después a un amor adúltero. La participación
política fue corta. Muy poco después de ello, se suicida, luego de una última entrevista con su
amante de otros días, no dispuesta a reanudar la relación.

CLASIFICACIÓN DE LOS ARTÍCULOS DE LARRA

Sus artículos se ocupan de todas las materias. Están escritos para comentar acontecimientos
inmediatos, que afectan tanto a la realidad nacional como a la vida de Larra. Bastantes
artículos son de crítica teatral o de pura política. Pero en cada párrafo de Larra se involucran la
crítica literaria, la política y el comentario de costumbres. Larra es un político. Hasta el mismo
teatro le interesaba mucho menos como género literario o espectáculo que como índice de
cultura de un pueblo. Los artículos de Larra no son solo el reflejo de una realidad histórica que
él capta, sino la curva de su pensamiento político y de su trayectoria vital.

EL IDEARIO DE LARRA

Larra contrapone al español que se siente absolutamente satisfecho de las condiciones de su


patria y al español insatisfecho precisamente porque conoce el desnivel que hay que remontar
para lograr la patria a la que aspira. Con esta última postura se identificaría Larra. Larra era
optimista respecto a las posibilidades de su patria. Siempre le movió una patriótica pasión.

La preocupación por la lengua española fue obsesiva. Muchas veces se ha señalado el


afrancesamiento de Larra, pero este pronto olvida la lengua francesa y además reprochaba a
sus compatriotas la imitación de lo francés. Larra se burlaba de los franceses que habían
condenado el teatro sin reglas de nuestro Siglo de Oro y lo imitaban entonces grotescamente
con sus dramones románticos.

LARRA PERIODISTA

Larra no escribe un cuadro de costumbres al uso, pues sus artículos son intemporales, tanto de
pensamiento como de sentimiento y expresión. Para este, las costumbres, acontecimientos y
fenómenos no tienen interés en sí mismos sino como exponente de una realidad humana,
social y psicológica profunda. La literatura la veía con utilidad social.

Larra vive en el momento más crítico de la historia moderna de España, cuando se da el salto
desde el viejo régimen al nuevo. Se necesitaba una revolución ideológica porque España se
hallaba estancada. Y Larra advirtió que el pueblo no estaba preparado para una radical
transformación, ni siquiera los reformadores. De ahí nace su animosidad contra todo, su
pesimismo y su insatisfacción. Por eso Larra observa, analiza y fustiga a sus compatriotas. Es
costumbrista, pero con un costumbrismo de más alcance que el normal, más trascendente.

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LARRA ESCRITOR

Cultivó Larra diversos géneros literarios, como la novela histórica (El doncel de don Enrique el
Doliente), y el teatro, con piezas como No más mostrador, estrenada en 1831, y el drama
Macías. Además, compuso varios versos, al modo de la época y de circunstancias, como
elegías, odas o anacreónticas.

TEMA 11.- LA NARRATIVA EN LA SEGUNDA MITAD DEL XIX. FERNÁN


CABALLERO. PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN

EL CAMINO HACIA EL REALISMO

A lo largo del Romanticismo es cuando la novela moderna se crea como género.

España, que había creado la novela, la había ignorado a lo largo de todo el siglo XVIII, mientras
Europa, nutriéndose en los viejos modelos españoles, la recreaba en moldes modernos. En el
primer tercio del siglo XIX España produce una mediocre novela romántica, del género
histórico, imitación de la extranjera, desarrolla un copioso costumbrismo nacional y se deja
influir por traducciones. Fernán Caballero publica a mediados del siglo las primeras novelas
realistas. A partir de la Revolución de 1868 se inicia la gran época del realismo.

Antes de 1850, ya había rasgos realistas dispersos en novelas, sin necesidad de que fueran en
el molde del cuadro de costumbres. El realismo nace en la misma entraña del romanticismo y
como una consecuencia de él. El romanticismo, si por un lado puede tender a la figura de lo
inmediato y cotidiano y volar por lo exótico y la aventura, o abismarse desde el opuesto polo
en la enigmática intimidad, condujo por otra parte al pleno triunfo del nacionalismo, del
regionalismo, del localismo. El romanticismo es realista porque pertenece a un tiempo y a un
lugar concretos. El arte realista se inspira en la vida diaria de una época y un ambiente dados.
Los personajes realistas son tipos de su época.

Por lo que en el Romanticismo se inicia el camino al Realismo.

NOVELA Y COSTUMBRISMO

Las relaciones entre novelas y costumbrismo se ven de forma diferente en función de uno u
otro crítico.

Hay quienes dicen que, pasado el momento de auge del costumbrismo, su prolongación viene
a convertirse en rémora incuestionable para la creación de la novela. El costumbrismo se
construye por lo común a base de tipos y escenas de índole genérica, mientras que la novela
ha de erigirse esencialmente sobre personajes individualizados. Hay críticos que consideran
negativos los restos del costumbrismo en la novela.

Para otros críticos, en cambio, el costumbrismo es el camino por el que discurre el realismo
hasta desembocar en la novela realista de los años setenta. Lo cierto es que sobre la novela
han ejercido influjo todos los géneros, porque puede absorberlo todo. El costumbrismo

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precedió y acompañó a la novela. Con su observación directa de los tipos y escenas y su estilo
cada vez más realista culmina en el naturalismo. Muchos autores realistas tienen rasgos
costumbristas en sus obras. El costumbrismo le abre el camino al naturalismo, y se junta con
él, de modo que se hallan descripciones puramente costumbristas en novelas que aspiran a ser
naturalistas. Hay trasvase de cuadros, comportamientos, usos y formas de vida a las novelas
publicada a lo largo de la segunda mitad del siglo.

CRONOLOGÍA

En el periodo que nos ocupa, nos encontramos no con una sucesión de generaciones, sino con
un conglomerado de varias generaciones juntas, en el que cada escritor posee rasgos
personales que lo distinguen y caracterizan, aunque todos coincidan en lo esencial. En el
momento que nos ocupa, autores como Pereda, Galdós o Valera tienen una idéntica manera
de considerar la novela. Todos se quieren realistas. Todos nos cuentan la historia de un
individuo problemático, se alejan de la tradicional novela histórica para recrear un mundo
actual. Sin embargo, estos autores nacen en fechas separadas. No se pueden delimitar
generaciones entre los novelistas de la llamada Generación del 68.

FERNÁN CABALLERO. LA OBRA

Seudónimo de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877), tuvo el cometido de dar forma de novela a la
materia tratada por el costumbrismo romántico, pasando de los esbozos relativos a escenas y
tipos, observados en la sociedad contemporánea, a narraciones más completas y extensas.

 La Gaviota (1849): un médico se dirige a España para servir en el ejército español. Es


expulsado del ejército y llega a una aldea de la costa andaluza. Se enamora allí de una
muchacha de carácter rebelde. Se casan. Un día, un duque lleva al matrimonio a
Madrid, donde podrán encontrar ventajas profesionales. Aquí, la mujer se enreda en
un amor adúltero. El médico la dejará y morirá, el amante de ella también, y
finalmente ella volverá a su pueblo de origen, casándose de nuevo. La acción se sitúa
entre 1838 y 1848. La que transcurre en la aldea da ocasión a la autora para prodigar
sus cuadros de costumbres y los tipos y escenas de la vida campesina, vistos
idealizados. La narración se interrumpe frecuentemente para intercalar anécdotas
tradicionales o presentar diversos personajes con su historia particular. Esa
idealización cambia en la segunda parte a una actitud mucho más realista. Asoma el
españolismo de Fernán, que no es una ciega adoración, sino una defensa contra la
extranjerización. La mayoría de los personajes de la novela no se nos muestran como
individuos, sino como tipos que encarnan una determinada clase social, política o
moral.
 La familia de Alvareda (1849): la obra es un drama rural, una historia de pasión y de
violencia en un medio campesino, con amores fracasados, engaños, asesinatos… Se
entretejen multitud de peripecias secundarias perfectamente trabadas con el hilo
principal, pero ya no son escenas de costumbres autónomas. La mayor parte de la
novela está compuesta en diálogo. La lección moralizante de la novela es que no hay
que dejarse arrastrar por la pasión. Las descripciones son muy exactas, aunque
mínimas. La acción es rápida y apenas hay digresiones. El avance hacia el realismo se

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manifiesta en la caracterización individualizadora y la comprensión psicológica de los
individuos.
 Clemencia (1852): ha sido considerada una autobiografía de la escritora. Es un ejemplo
de la literatura confesional y el estudio psicológico de una mujer concreta, enfrentada
a los múltiples obstáculos que oponía a su sexo la sociedad española del siglo XIX.
Clemencia encarna los valores del pasado. En su planteamiento y desarrollo, ofrece un
cuadro romántico, pero los incidentes episódicos, la multitud de personajes
secundarios, la soltura de los diálogos y las escenas de costumbres aligeran la
atmósfera sentimental y dan a la novela un enmarque realista.
 Un verano en Bornos (1855): novela epistolar.

PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891): LA OBRA

 Relatos cortos:
o Cuentos amatorios (1881): historias alegres y desenfadadas, de humor algunas
y otras protagonizadas por niños o con objetos de apariencia insignificante
convertidos en núcleo de la acción narrada.
o Historietas nacionales (1881): sucesos y personajes de distintas épocas.
o Narraciones inverosímiles (1882): historias superficiales.
 El sombrero de tres picos (1874): versión del caso del corregidor y la molinera, tomado
a préstamo de la tradición popular oportunamente modificada en algunos extremos.
 El final de la Norma (1855): es un libro cuyos personajes tienen pasiones muy fogosas
y con descripciones geográficas.
 El escándalo (1875).
 El niño de la bola (1880).
 La pródiga (1882).

Su estilo solía ser apresurado y defectuoso, pero mantiene el interés del lector, crea
situaciones complicadas y sabe salir de ellas. Con frecuencia interviene en el relato, tomando
la voz por sus criaturas y reduce su libertad de acción. Apenas si caracteriza a los personajes,
de ordinario presentados a base de tópicos.

TEMA 12.- GÉNESIS Y PROBLEMAS DEL REALISMO ESPAÑOL. JUAN


VALERA. JOSÉ MARÍA DE PEREDA

EL REALISMO COMO CONCEPTO ARTÍSTICO

En su amplio sentido de ‘fidelidad a la naturaleza’, es evidente la presencia de la corriente


realista en la tradición de las artes: todo arte tendió de alguna forma a reflejar la realidad. Pero
el realismo histórico, plenamente consciente de su circunstancia sociopolítica y económica, es
un fenómeno estrictamente moderno.

El realismo literario nunca debe entenderse como copia de la realidad como un espejo. Sólo
puede aspirarse a una intuición o sugerencia de la realidad. Siendo esto así, cualquier técnica

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que pretenda darnos conciencia de la realidad, y lo consiga, puede ser definida como realista,
aunque no practique el realismo pretendidamente fotográfico.

EL REALISMO DEL SIGLO XIX: SUS FORMULACIONES TEÓRICAS

Fue en Francia donde una serie de escritores produjo las obras que definieron y consolidaron
el movimiento realista en el siglo XIX, y también fue allí donde la crítica se hizo consciente de
las nuevas corrientes, las discutió y las elevó a sistema.

La aparición del término realismo se produjo hacia 1830, en pleno movimiento romántico. En
aquél momento, aliada al romanticismo, existió una fuerte corriente realista: paralelo al
romanticismo ‘subjetivo’, fluía un romanticismo de observación, un romanticismo ‘objetivo’.
Este ‘realismo romántico’ tendría como representantes a Merimée, Stendhal o Balzac. En
torno a 1840 había ya plena conciencia crítica de la existencia de un movimiento realista, una
corriente antidealista. El ideario de esta escuela puede resumirse como sigue:

 La novela debe proceder por observación de los más pequeños detalles, y no por
invención. Hay que llevar a las obras de ficción la mayor cantidad posible de realidad y
hacerlas parecer verídicas.
 El carácter, elemento más importante de la novela, ha de ser representado como un
individuo y no como un tipo, con todos los rasgos que se derivan de su rango y marco
social concreto. Es preferible la observación de las gentes pobres, de la pequeña
burguesía o de provincias.
 La acción es dependiente del personaje, como proyección externa de su personalidad.
 La novela tiene que ser contemporánea y describir costumbres y escenas de la vida
ordinaria. Hay que representar la parte social del hombre.
 No será una copia fotográfica, puesto que la personalidad del autor impide toda
reproducción mecánica; pero hay que poner la mayor objetividad posible.
 El estilo debe ser sencillo y ajustado al tema de la obra.
 El artista debe tener de su obra un concepto útil, y no concebirla como una diversión.
La realidad descrita debe encerrar una enseñanza en sí misma.

LOS ANATEMAS CONTRA EL REALISMO

Las críticas contra el realismo no se hicieron esperar. En conjunto, los críticos contra el
realismo podrían aceptar una literatura que corrigiera los excesos del romanticismo y
reemplazara las convenciones del clasicismo, pero para ellos el realismo no lograba estos
objetivos y no era aceptable porque:

 Prescindía del ideal y de lo inmaterial y, por lo tanto, no reproducía toda la verdad.


 Reemplazaba el estudio del hombre por el estudio de las cosas, y por lo tanto no daba
adecuada representación a las acciones humanas.
 Escogía siempre personas y asuntos que no eran adecuados para el arte (realidad
trivial, lo feo, lo bajo).
 Desdeñaba el estilo (estilo sobrio, técnicas científicas en literatura).
 Era, por tanto, una afrenta a los principios artísticos.

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Esta actitud contraria al realismo no quedó reducida a la crítica literaria, sino que disponía de
los recursos del poder.

LOS MAESTROS DEL REALISMO: STENDHAL, BALZAC

Aunque los novelistas realistas tenían conciencia de su novedad, también pretendieron


enraizar con una tradición realista y extraer modelos de prestigio para la nueva escuela. Entre
esos modelos están Cervantes y nuestra picaresca, Shakespeare, novelistas ingleses y
franceses, ideólogos racionalistas del XVIII como Voltaire y novelistas que hoy consideramos
románticos como Dumas padre. En ellos se destacaba su romanticismo objetivo o realismo
romántico. Pero los maestros más inmediatos pertenecían a la llamada generación romántica
anterior que, sin dejar de serlo, habían llevado a la práctica en sus obras las aspiraciones del
nuevo realismo: Stendhal, Merimée y Balzac.

Stendhal es el primer gran precursor del realismo moderno. A su combinación de


romanticismo y realismo, se une el legado enciclopedista del XVIII, que se aprecia claramente
en la sequedad de su estilo. Observador de los pequeños hechos verdaderos, odiaba la
mediocridad, la sociedad vulgar, lo burgués. Necesita, por tanto, idealizar, y crea así los héroes
de sus novelas, a los que presta sus propios sentimientos y pone a prueba en situaciones
dramáticas. El relativismo, fundamental en el siglo, está plenamente compartido por el autor.

Balzac, equiparando el orden social con el natural, pensaba que la sociedad había originado,
por el influjo del medio, las especies humanas y sociales. Llevó a la literatura el concepto de
medio ambiente. Dentro de esta explicación determinista, las cosas, el medio ambiente,
adquieren una importancia primordial, puesto que moldean al hombre. Por lo tanto, el
novelista ha de aplicarse a reconstruirlo con minuciosidad. Así pues, Balzac se convirtió en un
observador. Balzac creó centenares de personajes, encarnando toda la diversidad social. Vive
en el momento de ascenso de la burguesía, y esta es la fauna humana de sus novelas:
ambiciosos obsesionados por el dinero y el poder. Las fuerzas que empujan el mundo son las
pasiones y el interés; ve la sociedad como un conflicto de egoísmos, en el que la moralidad
aceptada consiste en el aparente respeto por la convención y la ley. Balzac definió la vida
como una lucha por la existencia e hizo una perfecta descripción de la lucha de clases.

JOSÉ MARÍA DE PEREDA (1833-1906)

SUS PRIMERAS OBRAS

Pereda comenzó escribiendo cuadros de costumbres, recogidos en cinco volúmenes a partir de


1864 en Escenas montañesas, después de unas primeras publicaciones seudo-humorísticas. Al
calor de la revolución liberal, escribió muchos artículos atacando a los liberales y culpándoles
de corrupción, de la bancarrota nacional… Se hacen eco de las principales creencias, temores y
prejuicios de la clase media rural provinciana, aferrada a lo tradicional. En 1871 aparecieron
Tipos y paisajes, y en 1881 Esbozos y rasguños, donde se acentúa la tendencia nostálgica de
Pereda a contrastar el presente con el pasado, en beneficio de este último. Pereda escribió
cuadros de costumbres hasta 1890.

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Entre 1877 y 1879 incursiona en la moda de la novela de tesis, manifestado su afección a una
ideología de corte tradicional. El principal rasgo técnico de su primer grupo de novelas
doctrinales es la excesiva influencia del tema sobre la estructura y sobre la caracterización. En
ellas, la acción ocurre en tierras montañesas:

 El buey suelto (1877): alegación contra el egoísmo del celibato. Se sitúa entre la
descripción satírica de un tipo, característica del costumbrismo, y una novela. Se
esfuerza por demostrar que cualquier matrimonio es mejor que nada y que la soltería
no significa más que infelicidad.
 Don Gonzalo González de la Gonzalera (1878): sátira de las ideas y los procedimientos
de revolucionarios triunfantes en el pasado próximo. Son una caricatura de la
burguesía provinciana nueva rica, de origen plebeyo, y su entrada en la escena política.
 De tal palo, tal astilla (1879): muestra a qué extremo desastrado pueden conducir
ciertos ejemplos e ideas transmitidos como herencia. Trata también desde un punto
de vista ultracatólico el caso específico de los matrimonios en los que uno de los
cónyuges no es creyente. Presenta una colisión frontal de ideologías.

El ciclo de las novelas regionales se abre en 1881 con El sabor de la tierruca (1881), cuyo tema
es la defensa de lo rural contra la contaminación política, con una presentación idílica de la
vida del campo.

LA MADUREZ DE PEREDA

Siguen en el ciclo de las novelas regionales. La novela regional es aquella especie narrativa que
tiene su base en una concreta comarca o localidad con propio color en sus habitantes y en los
usos y costumbres. Una mayor variedad parece existir cuando el escenario cambia del campo
al mar. Semejante visión de la realidad no es producto falseado por Pereda, que se atiene a los
datos proporcionados por la observación.

 Sotileza (1885): la historia se refiere a la juventud y a la atracción de dos jóvenes, cuya


relación no cuaja por ser de distinta clase social. Se pinta nostálgicamente la vida y
costumbres de los pescadores de Santander, con lenguaje técnico.
 Peñas arriba (1894): aparece la oposición campo/ciudad, convirtiéndose un madrileño
en un hacendado rural. Pereda sintetiza en el personaje central los ideales
conservadores que había defendido.

Pedro Sánchez (1883) y La Montálvez (1887) son dos novelas madrileñas publicadas en la
década de los 80. Desarrollan las críticas de Pereda sobre la sociedad burguesa de Madrid. La
primera de ellas está escrita al calor del triunfo de la revolución liberal, en la que vio una
conmoción social e ideológica. Su tema es el del joven provinciano que se propone conquistar
la gran metrópoli, para perder su alma en el proceso. Se sitúa en el Madrid de principios de los
años cincuenta, con su culminación en la revolución de 1854, y está contada en forma de
memorias de un periodista.

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EL REALISMO DE PEREDA. EL PROBLEMA DE SU NATURALISMO

Pereda era absolutamente indiferente a la teoría y terminología literaria, y rechazó en todo


momento la asociación a cualquier escuela. No obstante, profesó siempre el principio de que
el artista debe reproducir la realidad. Era enemigo de cualquier especie de idealización, lo que
le llevo a combatir por igual el romanticismo y el clasicismo. Cuando el naturalismo se convirtió
en tema de moda, lo rechazó. Él preconizaba la verdad, pero lejos de la vulgaridad.

Su realismo tiene como características el espíritu popular, una actitud de intimidad, gusto por
la extravagancia, humor, la afición a lo pintoresco y tendencia a la expresión retórica. En sus
novelas no se tiene la impresión de una actitud grave, o de un estudio impersonal y científico.
Escribe de forma familiar y natural, con lenguaje del pueblo, pero su rudeza es amortiguada
por la elegancia y la discreción, lo cual señala el equilibrio entre el idealismo y la vulgaridad,
base de su realismo. Su extravagancia contribuye al logro de la verdad, aunque a veces exagera
hasta lo grotesco y distorsiona los hechos: es proclive el sarcasmo y la caricatura. En sus
descripciones, posee agudeza mental para advertir el lado ridículo de las cosas, sin
misericordia. Manifiesta una decidida inclinación a describir lo feo, pero aplicaba siempre la
necesaria corrección. Dio grandeza a las cosas pequeñas.

Para Pereda, el naturalismo no era sino la imitación de Zola en lo que este tenía de más crudo
y obsceno. Siempre se negó a semejante clasificación, por su total repudio a la filosofía
positivista, materialista y al determinismo, pero insistía en los rasgos naturalistas del arte de
Zola: su tendencia a copiar fielmente el natural, la frecuencia de elementos rudos y groseros,
su complacencia en lo feo y la abundancia de expresiones gráficas. Pereda tenía del
naturalismo el concepto más común o popular: materialismo y obscenidad; pero el
naturalismo era mucho más que eso. Además, realismo y naturalismo coincidían en numerosos
puntos.

VALERA (1824-1905): EL CRÍTICO

Dada su dedicación a la crítica, Valera se ocupó con frecuencia de la novela, tanto de obras
concretas como de tendencias y técnicas narrativas. Se mostró hostil al naturalismo en la serie
de artículos recogidos en Apuntes sobre el nuevo arte de escribir novelas (1877), ya que no está
de acuerdo con una novela que fotografíe la realidad externa a base de una previa toma de
notas por el escritor, más atento este a que no se le escape detalle alguno que a la oportuna
selección y jerarquización de los mismos. Tampoco le resulta aceptable la pretendida
indiferencia del narrador, impasible ante sus propias criaturas, y le repugna la sordidez de
algunos personajes y ambientes. Para Valera, la novela no tiene por qué convertirse en una
investigación, ni mostrar pretensiones de obra científica, sino sencillamente ser obra de arte
libre y amplia. Valera, que asimismo queda lejos de la truculencia romántica, piensa en la
legitimidad estética de otras novelas donde no existen personajes extraordinarios ni lances
sorprendentes, dado que su interés radica en lo íntimo del alma de los personajes.

LAS NOVELAS DE VALERA

Cronológicamente se dividen en dos grupos. El primero incluiría:

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 Pepita Jiménez (1874): describe, en parte en formato epistolar y con ironía, cómo un
seminarista trueca su fervor religioso por la rivalidad con su padre por el amor de
Pepita. Es una obra que emplea distintas perspectivas narrativas, con cuatro
narradores. Se crea de esta manera cierto distanciamiento irónico entre el lector y los
personajes.
 Las ilusiones del doctor Faustino (1875): presenta a un protagonista sumergido en la
abulia, la frustración emocional y la inquietud espiritual.
 El comendador Mendoza (1876): reaparece el motivo de un amor desigual en edad, y
también el de la yuxtaposición de amor y religión
 Pasarse de listo (1877): es una historia de una boda desigual.
 Doña Luz (1879): presenta otra vez el tema del amor sagrado y del amor profano.

Y el segundo:

 Juanita la larga (1895): no hay referencias a conflictos contemporáneos.


 Genio y figura (1897): presenta a una prostituta idealizada.
 Morsamor (1899): oculta el simbolismo de las reflexiones de Valera sobre el desastre
de 1898, con el tema del desengaño.

No recurre para localizar sus relatos ni a los países extranjeros ni a los ambientes ciudadanos.
Le basta con su Andalucía natal, a la que en ningún momento convierte en objeto de pintura
costumbrista. El paisaje es un telón de fondo para situar sucesos y personas, y por eso no hay
descripcionismo, sino solamente las oportunas notaciones generales. Los protagonistas son de
variada condición, ordinariamente bien avenidos entre sí y con la vida. Personajes que suelen
hablar, más que como les correspondería en la realidad cotidiana, con expresión prestada por
el autor o sensiblemente aproximada a la que este emplea en su turno narrativo-descriptivo.

TEMA 13.- BENITO PÉREZ GALDÓS (1843-1929)

LOS EPISODIOS NACIONALES

El primer episodio se publicó en 1873, hasta 1912. Vieron la luz cinco series de diez volúmenes
cada una, excepto la última, que tiene 6. Es casi toda la historia contemporánea de España, a
partir de 1804 y teniendo como punto final la Restauración de la dinastía borbónica. Se trata
de novela histórica, pero no al modo de los románticos, ya que son otras las épocas evocadas:
el siglo XIX frente a la Edad Media o los siglos XVI y XVII. También es distinto el procedimiento
utilizado: frente a la truculencia narrativa y a las figuras y los hechos de relumbrón, la sencillez
y la vulgaridad cotidiana.

La realidad de la historia y la fantasía se alían para ofrecer una imagen verosímil y


aleccionadora de la España contemporánea. Lo que Galdós inventa se ajusta muy cabalmente
al sucedido histórico, está a su servicio y lo complementa.

Hay variedad de registros: relatos épicos, con protagonista colectivo, episodios de figura,
donde un solo y muy relevante personaje centra la acción ofrecida, episodios de Corte, en los

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que ocupan lugar las referencias literarias y episodios de inequívoco matiz político, los cuales
suelen esclarecer y aleccionar acerca de la realidad española, vista con la mentalidad liberal de
su autor. La narración es en algunos casos autobiográfica, sirviéndose el autor de personajes
que fueron testigos de los acontecimientos. La descripción de los paisajes naturales y las
localidades tienen el cometido de telón de fondo. En cuanto a los personajes, existe una serie
de cuño quijotesco, distinguidas por los desvaríos u obsesiones que les aquejan.

LAS NOVELAS DE LA PRIMERA ÉPOCA

Las novelas galdosianas de la primera época, o novelas de tesis, se basan en un conflicto


dramático, en personajes con motivaciones ideológicas y en el predominio de la cuestión
religiosa.

En 1876 empezó Galdós a publicar en la Revista de España Doña Perfecta. Trata de un joven
ingeniero de Madrid, Pepe Rey, y de su infructuosa lucha contra Doña Perfecta y sus aliados
clericales y reaccionarios en el estancado ambiente de la provincia de Orbajosa. Galdós
defiende la perspectiva de Perfecta desde su propio punto de vista religioso heterodoxo y,
hace que Pepe recurra a métodos incorrectos para apoyar su causa.

Gloria y La familia de León Roch acentúan la lucha entre el individuo moralmente superior y un
sistema social inmóvil marcado por una cruel intolerancia religiosa. Destaca el esfuerzo del
autor por evitar tomar partido contra sus personajes principales, a la vez que critica su
perspectiva y sus acciones.

A esta época pertenece también Marianela. Es su única novela poética, pero hay una curiosa
discrepancia entre el tono lírico y melancólico de la obra y su tema: el del triunfo frío e
inevitable de la realidad y del progreso científico sobre la imaginación.

LAS NOVELAS CENTRALES

Con la aparición de La desheredada en 1881 se abre la fase central de la obra galdosiana, a la


que se alude con frecuencia como su etapa naturalista. Empezó a incorporar algunos de los
aspectos más sórdidos y feos de la realidad física y psicológica, y a inclinarse a veces hacia la
herencia y el determinismo social como factores condicionantes de la conducta humana.

Rasgo destacado de esta nueva época es el abandono de la localización imaginaria de sus


novelas y su aparición como el novelista clásico del Madrid del siglo XIX. Cambia también su
visión de la sociedad, que pasa de ser cerrada y jerárquica a ser fluida y cambiante. También el
diálogo se hace mucho más realista, incluyendo la reproducción del habla y los modismos
populares. También se da un cambio en el estilo, tono y tema con respecto a las primeras
novelas: Galdós se vuelve más objetivo y discursivo, y las novelas se interesan por las dolencias
sociales. La mayor dolencia, el vicio nacional, es el engaño de sí mismo.

El grupo entero de novelas son La desheredada, El amigo Manso, El doctor Centeno, Tormento,

La de Bringas y Lo prohibido. En ellas los personajes y sucesos están dispuestos de tal modo
que conforman un comentario simbólico sobre la España de la Restauración. Este efecto lo

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consigue Galdós mediante el uso de nombres simbólicos y la técnica de entrelazar
cuidadosamente la historia privada de sus personajes con la historia pública de la nación.

FORTUNATA Y JACINTA (PUBLICADA ENTRE 1886 Y 1887)

Fortunata y Jacinta está ambientada a mediados de los años setenta. Su primera mitad se
desarrolla como una crónica de dos grupos familiares: por un lado, los Santa Cruz y los Arnaiz
están unidos por el matrimonio de Jacinta Arnaiz con Juanito Santa Cruz; por otro, los Rubín
entran en la intriga por el matrimonio de Maxi con Fortunata, la amante de Juanito. Los
oscilantes lazos emocionales de Juanito hacen que la clase media, segura y conformista
(Jacinta) se contraponga al pueblo, espontáneo y vital (Fortunata).

El tema surge del contraste entre las relaciones ilícitas de Juanito y Fortunata y sus respectivos
matrimonios legales. La relación ilícita cruza barreras sociales, pero está basada en una
atracción irresistible de la que nacen hijos. Los matrimonios no van bien y no tienen hijos.

Podría decirse que es un fresco costumbrista que muestra dos mundos; pero Galdós renuncia a
señalar el contraste de un modo agresivo y prefiere presentarlo como un conflicto de los
instintos naturales con las presiones sociales. Al final, el destino de los protagonistas es
desagradable, pero está compensado por una aceptación tranquila y una suave esperanza.

En su técnica el autor utiliza innovaciones: el monólogo interior, el estilo indirecto y la figura


del personaje del narrador verosímil, para hacer creíble el que conozca no sólo los hechos sino
los pensamientos más íntimos de los personajes.

LAS NOVELAS POSTERIORES

 Miau: escribió su despedida del mundo de la administración.


 La incógnita y Realidad: examina otro caso de adulterio.
 Ángel Guerra.
 Ciclo de Torquemada (Torquemada en la hoguera, Torquemada en la cruz...).
 Nazarín, Halma y Misericordia (1897). En esta última, Galdós creó su figura más
heroica, Benina, ejemplo supremo de caridad cristiana, aunque se funde en el fraude a
pequeña escala. El argumento se centra en el empobrecimiento de una familia media
adinerada, la presencia del ‘ciego’, el enamoramiento entre personas de diferentes
creencias religiosas y el enfrentamiento de dos mundos de procedencia opuesta: el
rico y pudiente frente al miserable.
 El abuelo: propone un dilema personal y simbólico a la vez: la unión de juventud y
madurez, de tradición y renovación.
 Casandra, El caballero encantado y La razón de la sinrazón.

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TEMA 14.- EMILIA PARDO BAZÁN. LEOPOLDO ALAS CLARÍN. LA
CUESTIÓN DEL NATURALISMO

EL NATURALISMO. ZOLA: SU FORMACIÓN Y LOS ORÍGENES DE SU DOCTRINA

El realismo sigue un proceso de madurez e intensificación que deja la novela a las puertas del
naturalismo. Su alumbramiento y su conversión en un movimiento nuevo fueron obra de Émile
Zola. Zola había comenzado su carrera literaria escribiendo novelas sentimentales y folletines
de periódico, pero la tarea de crítico le obligó a leer muchas obras que cambiaron
radicalmente su orientación. Poco a poco, va concediendo importancia a la herencia y al medio
para la formación del individuo, la interdependencia de lo físico y lo moral, y el interés de los
factores fisiológicos para explicar los hechos físicos.

Hasta entonces, la novela había sido un arte en el que la imaginación era la suprema facultad
del novelista; Zola pretende convertir la novela en una ciencia. La novela tenía que pasar del
estado de observación al de la experimentación: se observa un hecho, se inventa una situación
para controlar aquella observación (hipótesis), y se verifica esta hipótesis mediante la intriga,
que hace pasar al personaje por las circunstancias en las que se le va a experimentar.

Al llevar a su máximo la analogía entre el novelista y el científico, la denominación realismo era


insuficiente para definir su proyecto, y así escogió Zola la de naturalismo.

CLARÍN (1852-1901): EL CRÍTICO

Clarín, por sus muchos comentarios de obras ajenas, es el máximo representante de la crítica
literaria inmediata en la época de la Restauración.

Sus dos primeros libros son Solos de Clarín (1881) y La literatura en 1881 (1882). Una serie de
volúmenes críticos, más los ocho Folletos literarios, irán apareciendo después de 1882.

La metodología gramaticalista la empleó en los Paliques, piezas de apariencia festiva, muestra


de una crítica aplicada a una realidad histórica que se quiere mejorar. Externamente, el
palique es un artículo periodístico de extensión normal, tratando unos cuantos asuntos,
independientes entre sí o ligados de alguna manera, como saliendo uno del anterior. Se
intercalan incisos relativos a cuestiones marginales, muy frecuentemente ingeniosidades y
anécdotas. Privativos del palique son la sátira que a veces va tras el golpe fácil y el ingenio
gracioso y, a veces, mal intencionado.

El impresionismo domina también la crítica de Clarín y aparece en otras especies como los
ensayos y las revistas, dedicados los primeros al examen de ciertas obras importantes,
mientras que las segundas atienden a libros, personas, acontecimientos…, tomados de la
actualidad y anotados más brevemente. Cuando habla de libros, propende a la divagación y
muchas veces su condición de lector desaloja el rigor del crítico.

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Otros rasgos característicos de su crítica son la atención a los colegas contemporáneos que
estimaba importantes, como Galdós, Valera… A veces gastaba tiempo en obras malas.

Sermón perdido (1885), Nueva campana (1887), Mezclilla (1889), Ensayos y revistas (1892) y
Palique (1894) son algunos de los volúmenes donde Clarín recogió una selecta y variada crítica.
Funda su propia y unipersonal revista, a la que llamará Folletos Literarios. Desde el 86 hasta
1891 solo se publicarán ocho, lo cual no fue debido a que gozaran de escasa aceptación, en las
que se mantiene fiel a postulados suyos habituales.

EL NOVELISTA

Clarín tenía un espíritu sintético y reflexivo, y tal actitud se puede percibir en su obra
novelesca. Permaneció ligado a métodos narrativos establecidos, consolidando los logros del
realismo. Como novelista es autor de dos obras, La regenta (1885) y Su único hijo.

La regenta narra la historia de Ana Ozores, casada con un hombre bondadoso pero mucho
mayor que ella. Dándose progresiva cuenta de su frustración emocional y física, oscila entre su
confesor Fermín de Pas, enamorado apasionadamente de ella, y Álvaro, cacique liberal y
seductor experimentado que acaba por triunfar. Lo que le interesa sobre todo a Clarín es la
lucha entablada entre Fermín y Álvaro por la posesión física de Ana y en la que actúan como
representantes de las fuerzas dominantes en su ciudad. Los tres personajes evolucionan en
una espiral descendente de degradación, y la propia ciudad, Vetusta (Oviedo) muestra una
sociedad mezquina, hipócrita, un clima social presidido por el tedio. Este ambiente condiciona
el mundo moral de los protagonistas.

La novela ha sido definida desde muy distintas perspectivas: novela del romanticismo de la
desilusión, su tema sería la carga que representa el mundo material y el fracaso del amor
como medio de liberación; novela de la frustración (los fracasos eróticos, los fracasos en el
intento de alcanzar el poder y la gloria); novela moral, etc. La mayoría de la crítica coincide en
que la obra ofrece una textura puramente naturalista.

LAS NOVELAS CORTAS DE CLARÍN

Clarín escribió cinco novelas cortas y unos sesenta cuentos. Entre las primeras destacan Pipá y
Doña Berta. Pipá cuenta la historia de un golfillo callejero, mientras que Doña Berta trata de
una solterona de provincias que va a Madrid en busca de un retrato de su amor perdido.
Profundo y emocionante es Adiós, Cordera. Sus cuentos serios sobre tema religioso (El señor,
Cambio de luz) ilustran su aproximación a las preocupaciones de la generación del 98.
Finalmente, son dignas de aprecio las historias conectadas con los problemas nacionales (El
rana, Un repatriado).

REALISMO E IDEALISMO

Antes de los años cincuenta y sesenta, la cuestión del realismo era un tema sujeto a debate. La
significación genuina del término no fue bien interpretada, porque los autores consideraban
que no todo lo del mundo tiene lugar en el arte. El punto de vista general era que la
presentación de una realidad sin embellecerla sería deprimente, antiartística e inmoral. Se

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abre así un debate entre realistas e idealistas. El debate idealismo-realismo de los años sesenta
y setenta se superpuso a la más reciente polémica sobre el naturalismo.

PARDO BAZÁN (1851-1921) Y LA CUESTIÓN PALPITANTE

La perspectiva teórica de la Pardo Bazán había ido cambiando rápidamente. En su primera


novela, Pascual López (1879), se hizo eco de que toda obra bella enseña de por sí. Al presentar
Un viaje de novios (1881) dio un paso más para alabar la novela francesa y situar la
observación y el análisis por encima de la imaginación. Rompió los lazos que la unían a la
novela idealista.

En 1882, desarrolló sus ideas en una serie de artículos, La cuestión palpitante. En ellos, la
autora atacaba al idealismo. También hacía una exposición y crítica del naturalismo. Ignorando
los aspectos sociológicos y filosóficos del naturalismo, exagera los elementos de rigor científico
y de observación impersonal que Zola había considerado como la aportación del movimiento a
la novela. Hay además conflicto entre el concepto de determinismo y las creencias religiosas
de Pardo Bazán.

Para la Pardo Bazán, el naturalismo era un movimiento seudocientífico basado en la aplicación


de un restringido concepto de determinismo a la conducta humana, con una deplorable
tendencia a recalcar lo sórdido, lo feo y lo proletario. Aunque ella se daba cuenta de la
influencia liberalizadora que podía tener, retrocedió ante el pensamiento de un ataque
completo contra los tabúes sociales y sexuales. Por eso, en el realismo vio la posibilidad de
hallar un equilibrio entre los excesos del naturalismo y la artificialidad del idealismo.

En La cuestión palpitante también salió en defensa de la literatura española, cuyo carácter


propio era más realista que otra cosa.

LAS NOVELAS PRINCIPALES

 La tribuna (1883): es el primer reflejo literario de la vida de la clase trabajadora


urbana. Situada en una Coruña ligeramente disfrazada, fue el resultado de dos meses
de observación intensiva por parte de la Pardo Bazán en una fábrica de tabaco.
Ejemplifica su concepción personal del naturalismo, que implica una observación
detallada, con una pequeña proporción de crítica social, pero sin determinismo o
pesimismo. Historia de una obrera, seducida y abandonada por un oficial, la novela se
centra en los levantamientos que siguieron a la revolución de 1868, en los cuales
Pardo Bazán vio una vieja España incapaz de triunfar, y una nueva España que no pudo
aprovechar el triunfo. Pinta también la mentalidad de la gente trabajadora.
 El cisne de Villamorta (1885): es una novela convencional.
 Los pazos de Ulloa (1886): cuenta la historia de una oligarquía que ha perdido su papel
social y retiene solamente sus características negativas: ociosidad, violencia e
irresponsabilidad. Está dotada del pesimismo más desconsolado, y se acerca al
naturalismo, porque al final triunfan la naturaleza y el instinto. Es, en suma, el estudio
de un proceso social, como es la desintegración de la clase dominante.
 La madre naturaleza (1887): es una continuación de la anterior. Es el estudio de un
proceso natural, a pesar de que sea condenado por la sociedad: el descubrimiento del

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amor entre un hermano y su hermanastra, descrito sobre un fondo natural, vital, e
incluso sensual. El simbolismo central revela la fría impasibilidad que la naturaleza
esconde detrás de su invitación a seguir el instinto sexual.
 Insolación y Morriña (1889): son dos novelas cortas. El tema sigue siendo la conducta
sexual humana. La escena se sitúa en Madrid, en un marco burgués. La primera funde
dos mundos sociales, el del pueblo y el de la clase media alta. La segunda trata de la
desigual lucha de una sirvienta contra las circunstancias de su nacimiento y contra las
convenciones sociales.

LA ÚLTIMA FASE

En la última fase de la Pardo Bazán advertimos que sus intenciones ideológicas predominan
sobre su capacidad creadora. Al mismo tiempo, quizá bajo la influencia de la novela rusa, sus
convicciones religiosas empezaron a imponerse en sus novelas.

Las dos obras sobresalientes de este periodo son La quimera y La sirena negra. Tienen
elementos en común con la novela de la generación del 98 e ilustran los intentos de una
escritora más vieja de adaptarse a la sensibilidad que surge en el grupo más joven. Pero la
Pardo Bazan tenía una serenidad y una seguridad vital basadas en la fe religiosa, que estaba a
prueba de la angustia del 98.

TEMA 15.- LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL XIX. GUSTAVO


ADOLFO BÉCQUER. OTROS AUTORES

LA EVOLUCIÓN DE LA LÍRICA ROMÁNTICA

A partir de 1850 y hasta 1870, la poesía romántica experimentará una crisis que alumbrará un
nuevo ambiente lírico. Es lo que se ha llamado Posromanticismo, una poesía de tono diferente,
más íntimo, menos pomposo y retórico, que busca conmover al lector con una voz velada y
melancólica. Elude la actitud realista en el arte. Su modelo ideal es el de una lírica intimista,
sencilla de forma y parca de adornos para que resalte más el sentir profundo del poeta.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870)

ESQUEMA BIOGRÁFICO

La vida de Bécquer no tuvo acontecimientos relevantes y fue dedicada por entero a su trabajo
como periodista. Asistió a algunas tertulias literarias, se casó en 1861 en un matrimonio
desafortunado, fue un compañero inseparable de su hermano y entre 1856 y 1863 estrenó
hasta siete piezas teatrales solo con el objeto de ganar algún dinero.

LAS LEYENDAS

Varias son las clasificaciones que pueden hacerse de ellas. Ateniéndonos a la relación
maravilloso-realidad tenemos las tres clases siguientes de leyendas:

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 Casos de maravilloso en estado puro, con presencia de lo sobrenatural, ultramundo,
exotismo y apenas componentes reales, como El caudillo de las manos rojas.
 Comparecencia de ambos órdenes, relatos enriquecidos entonces por el contraste
entre uno y otro, como El monte de las ánimas.
 Otros casos donde a una base que real viene a juntarse lo maravilloso, exterior y
superior al ser humano, como Maese Pérez el organista.

Merced a tiempo y espacio se distinguen estos grupos: leyendas españolas, situada su acción
con preferencia en la Edad Media que para Bécquer, romántico en definitiva, posee el singular
atractivo dado por la lejanía temporal, que se traduce en exotismo y misterio (La rosa de
pasión), leyenda orientales (El caudillo de las manos rojas) o leyendas de ambiente
contemporáneo (Tres fechas).

En cuanto a los temas, destacan el amor, la mujer, la belleza, la muerte junto a lo misterioso y
lo terrorífico, por lo común mezclados.

Respecto al estilo, cabe destacar la musicalidad de la expresión y el uso frecuente de


comparaciones, imágenes y metáforas, con función más embellecedora que aclarativa. Lo
extraño sensorial se lleva más atención que el análisis de los sentimientos y pensamientos de
sus personajes. Un detalle estructural que Bécquer empleó más de una vez es que la narración
de la anécdota-núcleo se enmarca entre una entradilla y un epílogo, cuyo objeto es situarnos
espacialmente y en el tiempo, y advertirnos que la historia referida no es invención propia sino
un caso que oyó contar a otra persona. El epílogo sirve para atar cabos que acaso quedaron
sueltos o para algún añadido secundario.

LAS CARTAS DESDE MI CELDA

Las compuso durante una estancia para cuidar su maltrecha salud en el monasterio de
Veruela, en abandono casi total de 1844. Con ellas cumplía el deseo de sus amigos de El
contemporáneo de que colaborara alguna vez en el periódico. Son nueve y se publicaron entre
mayo y octubre de 1864.

La casualidad suele depararle el asunto de las mismas, desde el relato, con acusados toques
costumbristas, de Madrid al monasterio, hasta la historia de las brujas de Trasmoz, que recrea
una realidad mágica, a la resignada consideración de los sueños e ilusiones de antaño o una
carta a favor de la conservación de nuestro patrimonio artístico. Tonos diversos son
perceptibles de acuerdo con la naturaleza del asunto abordado, y de ahí los toques pintorescos
en la narración del viaje, los fantásticos que rodean el mundo de la brujería, el intimismo que
preside la evocación de los ensueños adolescentes o el de alegato en defensa de una causa
que se estima noble y para cuya mayor expresividad se echa mano de la interrogación
elegíaca. Otros recursos estilísticos son la plasticidad pictórica de las descripciones, con
frecuentes notas de color, abundancia de adjetivos y empleo de paralelismos y correlaciones,
que producen sensación de equilibrio. Hace acto de presencia la capacidad fantaseadora de
nuestro escritor.

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TEORÍA POÉTICA DE BÉCQUER. CARTAS LITERARIAS A UNA MUJER

Las Cartas literarias a una mujer son de capital importancia para el estudio de las ideas
poéticas de Bécquer. Se trata de cuatro cartas, de tono conversacional, publicadas anónimas
en El Contemporáneo entre 1860-61. Al parecer, Bécquer quería hacer con ellas un libro, y la
cuarta concluye con un ‘Se continuará’, aunque esta continuación nunca se produjo. En estas
Cartas literarias, Bécquer demuestra la modernidad de su pensamiento:

 Plantea el problema de qué es la poesía y reflexiona sobre él.


 Trata de cómo las más grandes ideas se empequeñecen al encerrarse en la palabra: la
distancia entre la inspiración y la plasmación de los sentimientos.
 Invoca un principio de orden que debe moderar la inspiración, establece un equilibrio
entre pasión e inteligencia y propone una elaboración consciente que debe seguir a la
sedimentación de la experiencia sentimental.

Al vocablo responderá la elaboración del lector, lo cual es el gran descubrimiento técnico de su


poesía, cuyo activo poético es sin duda alguna su gran inspiración. Otro punto importante es
que Bécquer corregía incansablemente sus poesías, procedía por eliminación y condensación
hasta dejar tan sólo en sus versos lo esencial poético. La sencillez era su meta. Todo el esfuerzo
técnico del poeta va encaminado a desembarazarse de artificios, a ser más natural; jamás a
falsificar o enmascarar lo que sentía.

LAS RIMAS

Bécquer las reunió en un cuaderno, que se perdió durante la revolución de 1868. Se


reconstruyeron en el llamado Libro de los gorriones.

La germánica-heiniana y la popular, especialmente andaluza, son las dos líneas que confluyen
en las Rimas de Bécquer. La deuda de Bécquer para con los poetas románticos alemanes debe
quedar referida más que a los contactos concretos de una expresión y de una idea, al tono por
el que se expresa, la desnuda expresión y la brevedad concentrada.

En cuanto a su contenido, podrían considerarse las Rimas como un corpus de tema amoroso
cuyas piezas están directamente relacionadas con la intimidad del autor, relativas a momentos
de ella, originados en su trato con varias mujeres amadas por el poeta. Cabría adoptar para un
agrupamiento verosímil un criterio temático, que da lugar a cuatro series:

1. I-XI: primordialmente didácticas acerca de la Poesía.


2. XII-XXIX: de asunto amoroso, con carácter de júbilo.
3. XXX-LI: de desengaño, cuya causa arranca de una realidad inmediata.
4. LII-LXXVI: domina lo negativo, el dolor y la desesperación. Se advierte ahora una
tendencia a la descripción.

Junto a la poesía magnífica y sonora del Romanticismo, existe otra modalidad a la que Bécquer
se adscribe, caracterizada como natural, breve, seca, que brota del alma, desnuda de artificio,
dentro de una forma libre, y en la que el sentimiento y la sugerencia parecen primar, junto a la
libertad y desnudez formales. Por mucho que se conceda a la inspiración, el poeta no
renunciará a la parte mecánica o material existente en la realización de la poesía, y además, es

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consciente de la rebeldía del idioma por insuficiencia de las palabras, carentes de valencias de
significado diversas y ricas.

En cuanto a la métrica, Bécquer emplea mayoritariamente la asonancia y la estrofa de pie


quebrado. Por lo que a la expresión atañe, forma y tono suelen adecuarse debidamente y la
antes señalada capacidad de sugerencia se logra, además de con las voces oportunas, con el
uso de los puntos suspensivos, del hipérbaton, de metáforas y comparaciones. La correlación y
el paralelismo son procedimientos retóricos de los que Bécquer se sirve con frecuencia, para
incrementar la emoción, y también como reacción contra el desorden romántico. Bécquer
vigila la fuerza de su inspiración y no se deja arrastrar por ella.

OTROS AUTORES: RAMÓN DE CAMPOAMOR (1817-1901)

Fue un militante en el Romanticismo. Sus primeros libros son Ternezas y flores y Ayes del alma
(1842), que son de un delicado lirismo y expresión nada ostentosa.

Las Doloras, cuya primera salida data de 1846, son composiciones en las cuales se debe hallar
unida la ligereza con el sentimiento y la concisión con la importancia filosófica. Se tienen en
cuenta el contenido y la forma. Lo sentimental y lo conceptual van de la mano, y la sencillez y
la precisión expresiva están por otro lado. Apunta la idea de atentar contra el lenguaje poético
para sustituirlo por una dicción más próxima a la normal y cotidiana, con apariencia prosaica y
rupturas humorísticas que aflojan e incluso hacen decaer la tensión lírica.

Los Pequeños poemas vieron la luz en 1872, 1873 y 1874. Estos poemas tienen como asunto el
diverso encanto de lo cotidiano. Se trata de obras narrativas. Campoamor intensifica su deseo
de utilizar una dicción fácil y clara. La supuesta pretensión filosófica se manifiesta por medio
de divagaciones que interrumpen la narración. Naturalidad y cotidianeidad son elementos
integrantes de estas composiciones.

Las Humoradas (1886) son piezas de suma brevedad. Lejos de la ocurrencia meramente
graciosa, proclama, entre burlas, realidades humanas asequibles a todos los lectores y
aleccionadoras. La pura poesía queda en las antípodas de estas sentencias rimadas que se
aplican a la mujer, el amor, el dinero…, con una validez conceptual por encima de espacios y
tiempos concretos y una actitud de ordinario desengañada y pesimista.

Escribió también tres poemas extensos: Colón (1853), El licenciado Torralba (1888) y El Drama
Universal (1870). Este último pretendía ser una especie de historia significativa de la
Humanidad, mediante la presencia de personajes y sucesos de naturaleza simbólica.
Campoamor quería abarcar en una síntesis general todas las pasiones humanas y todas las
realidades de la vida, desde un punto de vista ideal, colocado fuera de la realidad. Los
personajes llevan el peso de una acción repartida en dos planos, el natural y el sobrenatural.

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