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LITERATURA ESPAÑOLA DE LOS SIGLOS XX Y XXI.

DESDE 1939
Curso 2017/18

Claudia Calandra Jiménez


ÍNDICE
TEMA 1.- CONTEXTO POLÍTICO Y CULTURAL ............................................................................ 1
TEMA 2.- LA NOVELA ESPAÑOLA DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD ................................... 6
TEMA 3.- LA POESÍA ESPAÑOLA DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD ................................... 15
TEMA 4.- EL TEATRO ESPAÑOL DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD .................................... 21
TEMA 5.- LITERATURA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN. LITERATURA Y EL CINE ..................... 27
TEMA 1.- CONTEXTO POLÍTICO Y CULTURAL

INTRODUCCIÓN

La literatura española publicada entre 1939 y 2010 se ha desarrollado en una sociedad


sometida a unos cambios radicales. Este proceso ha estado motivado por las transformaciones
políticas producidas a partir de la llegada de la democracia y por la inserción de nuestra
sociedad en un ámbito internacional. A la globalización y a la distinta concepción de cualquier
producto cultural han contribuido las nuevas tecnologías, que empiezan a considerarse
posibles sustitutos del material impreso.

Antes de llegar a esta situación se han recorrido diversas etapas. Se han tenido que
experimentar las consecuencias de una Guerra Civil y el exilio. De la dictadura y de la autarquía
se pasó a una etapa de transición y consolidación de la vida democrática. Los tiempos actuales
no son prósperos en los aspectos económicos, pero la vida literaria alcanza esplendor.

DÉCADA DE LOS 40 DEL SIGLO XX

En 1939 finaliza la Guerra Civil española (1936-1939). Con este final, nace un nuevo régimen
político, la Dictadura del General Franco. La cultura en general sufrirá un grave retroceso.

Durante el periodo de la autarquía de la década de los cuarenta, a la represión sufrida en el


interior se suma el aislamiento del exterior. Son años de escasez y de racionamiento con una
agricultura que se desenvuelve a duras penas y con dificultades en el sector industrial.

España se mantiene neutral en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Cuando en el año


1945 finaliza esta guerra y comienza la guerra fría, se crea la ONU, que condena el régimen de
Franco. En los años siguientes se produce una ligera recuperación industrial con la ayuda
procedente de Argentina y con los primeros acuerdos comerciales con Francia e Inglaterra.

Aparte de la producción en el exilio, en el interior del Estado aparece una serie de revistas y
libros, una parte inscritos en las directrices que marcaba el régimen y otros siguiendo una
cierta independencia e incluso erigiéndose en testimonios críticos de una deplorable situación.

En esta década aparecen algunas revistas como Garcilaso, Espadaña...

En esta década se publican, entre otras obras, Eloísa está debajo de un almendro de Jardiel
Poncela, La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela, Nada de Carmen Laforet… En el
exilio salen a la luz A la pintura de Rafael Alberti, Campo de sangre de Max Aub, La dama del
alba de Alejandro Casona… El año 1944 fue decisivo para la poesía española. Aparecen dos
libros cumbres de la lírica hispánica: Sombras del paraíso, de Vicente Aleixandre e Hijos de la
ira de Dámaso Alonso.

En estos mismos años varios de los cultivadores de la poesía social, como Gabriel Celaya, sacan
a la luz algunos de sus primeros textos.

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DÉCADA DE LOS 50 DEL SIGLO XX

En la década de los cincuenta las coordenadas políticas de la vida española van a experimentar
cambios. Se pasa de la hegemonía de la burguesía agraria a la burguesía financiera. Por otra
parte, van surgiendo las familias del régimen, que proceden de quienes se han enriquecido por
la protección estatal o por el mercado negro.

A pesar de que las relaciones con el exterior son muy escasas, en 1952 tiene lugar el ingreso de
España en la UNESCO y en 1954 la ayuda americana permite una reactivación industrial. En
1955 se consigue la entrada de España en la ONU y al año siguiente se produce la
independencia de Marruecos.

En el interior las fuerzas de la oposición cada día se muestran más beligerantes desatando
huelgas y conflictos, movimientos obreros y estudiantiles, encaminados a reimplantar los
derechos democráticos. El poder franquista reacciona contra estos intentos aperturistas. Se
reactivan los instrumentos de represión. Los escritores se hacen eco de estas movilizaciones.

En este contexto, se publica Tres sombreros de copa de Miguel Mihura, que será el hito teatral
del teatro del absurdo, aunque sea anterior a la guerra civil. Quinta del 42 de José Hierro
constituye una de las cumbres de la poesía, mientras que en la narrativa, El Jarama de Rafael
Sánchez Ferlosio se considera el paradigma del realismo objetivista o conductista, con una
importante repercusión en la transformación del género narrativo de ficción.

A finales de la década de los cincuenta se echaban en falta órganos de expresión que


encauzasen el debate intelectual y que incorporasen la discusión que se agitaba fuera de
nuestras fronteras. Con este objetivo se creó el Boletín del Seminario de Estudios Políticos.

DÉCADA DE LOS 60 DEL SIGLO XX

En la década de los sesenta, los obreros, los intelectuales y los estudiantes continúan con
movilizaciones. En Madrid, los escritores se reúnen con algunos de los cultivadores del social
realismo o del realismo crítico. En Barcelona se produce una análoga actitud crítica.

La situación general seguía siendo bastante desalentadora y la represión continuaba. Varios


intelectuales, con motivo de las huelgas mineras de Asturias, firman un manifiesto contra las
torturas infligidas a algunos obreros asturianos y participan en una manifestación, en la que
son detenidos y encarcelados. Destacan otros acontecimientos lamentables como la caída de
las bombas atómicas en Almería o la expulsión de algunos catedráticos de sus Cátedras. Todo
esto reactivó la conciencia política de los escritores.

En mitad de este malestar, en 1966, se aprueba la Ley de Prensa e Imprenta.

Tienen lugar algunos eventos literarios y artísticos, como el estreno de Las Meninas, de
Antonio Buero Vallejo. Entre las numerosas publicaciones, cabe destacar Poemas de la
consumación de Vicente Aleixandre, en el campo de la poesía, y Dos días de setiembre de José
Manuel Caballero Bonald y Tiempo de silencio de Luis Martín Santos en el de la novela. Con
estas dos obras se asiste a la renovación en la narrativa española. A este proceso no serán

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ajenas la influencia del boom latinoamericano y la incorporación de recursos de los fundadores
de la novela moderna, como Proust.

DÉCADA DE LOS 70 DEL SIGLO XX

La década de los setenta comienza con nuevos incidentes estudiantiles y laborales. En 1975 se
asiste a la muerte del general Franco y Juan Carlos I es proclamado Rey. En 1976 Adolfo Suárez
es designado presidente del gobierno y organiza el Referéndum para la Reforma Política, con la
legalización al año siguiente de los Partidos Políticos y elecciones, en las que triunfa la Unión
del Centro Democrático. En 1978 se promulga la Constitución Española. En 1979 se aprueban
los Estatutos de Autonomía de Cataluña y País Vasco.

Los años que conforman esta década han conocido numerosas transformaciones. Se ha roto la
política de bloques pero se han agrandado las diferencias entre los países del tercer mundo y
las naciones favorecidas. Se han reforzado las políticas transnacionales y la globalización. Se
han modificado las estructuras sociales, políticas e informativas. Las informaciones
proporcionadas por los medios de comunicación han enriquecido nuestra cultura, aunque la
sobrecarga de datos no favorece la selección. Se ha hecho más perceptible la sensación de que
las vidas son cambiantes, y como respuesta se ha insistido en la búsqueda de la propia
identidad. Búsqueda que responde a las exigencias de individualización, autorrealización y
autodeterminación.

Los acontecimientos de la etapa democrática pueden articularse en cuatro etapas: la etapa de


1975 a 1982, que se inicia con la muerte de Franco y continúa con la transición y los gobiernos
de la Unión de Centro Democrático; la de 1982 a 1996 que corresponde a los diversos
gobiernos socialistas; la de 1996 a 2004 en la que gobierna el Partido Popular; y la iniciada en
2004 con el nuevo gobierno socialista (el libro no añade la etapa del PP hasta hoy). Cada uno
de estos periodos encierra su singularidad, con incidencia en la vida cultural y literaria.

En el comienzo de esta década, la publicación de Nueve novísimos poetas españoles por José
María Castellet supuso un giro en el universo poético y la concesión del Nobel a Vicente
Aleixandre el reconocimiento universal de la literatura española. En el escenario teatral,
destaca Castañuela 70, del grupo Tábano, mientras que en la narrativa, La verdad sobre el caso
Savolta, de Eduardo Mendoza, viene considerándose como la iniciación de la nueva novela,
aunque algunos de sus procedimientos formales ya habían estado presentes antes.

DÉCADA DE LOS 80 DEL SIGLO XX

La década empieza con las primeras elecciones autonómicas. Cuando ya parecía encauzado el
proceso democrático se produjo el intento golpista de 1981. Tomando el terrorismo como
pretexto, varios artículos fueron durante los años 1979 y 1980 insistiendo en los argumentos
de la ideología legitimadora del golpismo. La extrema derecha crea ese clima de opinión.

En 1982 el PSOE ganas las elecciones. España ingresó en la OTAN. En 1985 se firma el tratado
de Adhesión de España a la Comunidad Económica Europea. En 1989 tiene lugar el fin de la
guerra fría.

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Algunas obras publicadas en esta época son Los santos inocentes de Miguel Delibes, Petra
Regalada de Antonio Gala o Makbara de Juan Goytisolo.

DÉCADA DE LOS 90 DEL SIGLO XX

En esta década se incrementan los conflictos externos, mientras la presencia española es más
activa en la esfera internacional.

El año 1992 es pródigo en celebraciones y publicaciones con motivo del quinto centenario de
la acción española en América: los Juegos Olímpicos de Barcelona, una edición especial de las
obras de Antonio Machado… En 1993 el PSOE gana las elecciones. En 1996 se produce el
cambio de gobierno cuando el PP triunfa en las elecciones.

En el campo de las publicaciones, tenemos algunas como No es distinta la noche de Clara


Sánchez, La soledad era esto de Juan José Millás o El amante bilingüe de Juan Marsé.

PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XXI

En esta década, millones de niños han vivido en un clima de violencia, hambre y guerra,
aunque el propósito era acabar con ello.

En el 2000 se convocan elecciones, que gana el PP. En 2001, George W. Bush ganó las
elecciones en Estados Unidos, y ese mismo año se produce el atentado contra las Torres
Gemelas. Fue reivindicado por el grupo terrorista Al-Qaeda. Comienza el bombardeo de
Afganistán. En 2002 el euro entra en circulación. En 2003, con el objetivo de destruir los
supuestos arsenales de armamento nuclear, EE.UU, Inglaterra y España comienzan el
bombardeo de Irak. En respuesta a estos ataques, se produce el atentado terrorista de 2004
de Madrid. El gobierno del PP atribuye los atentados a la ETA y tarda en reconocer la autoría
del terrorismo islamista. Ese año ganas las elecciones el PSOE. En 2008 se inicia la crisis
económica y financiera mundial con la quiebra del banco Lehman Brothers.

En el terreno de las comunicaciones y las tecnologías comienza el “boom” de las redes sociales.

En el ámbito literario, algunas obras publicadas son La carta esférica de Arturo Pérez Reverte,
Últimas noticias del paraíso de Clara Sánchez o Las cosas como fueron de Francisco Nieva.

LA MEDIACIÓN

La mediación es una estrategia de democratización cultural que busca favorecer el acceso a las
artes y la cultura, luchar contra la exclusión y fomentar la participación ciudadana en este
ámbito.

Darío Villanueva señala el papel mediador del Estado español con la creación en 1977 del
Ministerio de Cultura. La función mediadora del Ministerio, además de gestionar los Museos,
Patrimonio Histórico, etc., por lo que respecta a la literatura canaliza su labor a través de la
Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas y de organismos autónomos dependientes
del Ministerio como la Biblioteca Nacional.

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En el ámbito de la empresa privada constituyen importantes aparatos de mediación los
Premios Literarios, como el Planeta, que consiguen que sus textos galardonados alcancen los
puestos más altos en la relación de libros expendidos en los mercados. La Dirección General
del Libro, Archivos y Bibliotecas también concede anualmente Premios Nacionales en diversas
especialidades.

Las universidades organizan actividades de extensión universitaria y cursos de verano a los que
son invitados escritores, profesores, investigadores y críticos, y abordan temas monográficos
no estudiados completamente en las aulas. Una labor semejante llevan a cabo los centros de
enseñanza no universitaria, como las Universidades Populares. Las mismas universidades
cuentan con fundaciones que desempeñan la labor de abrir canales de mediación.

En este contexto se han de incardinar las diversas instituciones pertenecientes a las


Consejerías de Cultura o de Educación de las Comunidades Autónomas, los Institutos del Libro
de las Comunidades y las Fundaciones.

Los centenarios o aniversarios de obras y de autores constituyen fechas elegidas por las
instituciones para la organización de congresos, seminarios…

A la difusión del libro han contribuido los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.
Casi todos los diarios cuentan con suplementos culturales y continúa la presencia de revistas
culturales: Clarín, Cuadernos Hispanoamericanos… Por lo que se refiere a la mediación de la
radio o la televisión se echa de menos la labor realizada en décadas pasadas, en la que tenían
presencia los programas dedicados a la crítica y difusión de libros, al teatro filmado o a la
adaptación televisiva o radiofónica de obras literarias.

Como nuevos sistemas de mediación pueden considerarse las prácticas de vídeos


promocionales, conocidas como book tráiler, al igual que las lecturas públicas en las que los
escritores presentan sus obras con el acompañamiento de imágenes y de música.

LA RECEPCIÓN

La estética de la recepción propugnada por Hans Robert Jauss a finales de los años sesenta,
juntamente con Wolfgang Iser y Harald Weinrich, colocó en el lugar que merecía al
destinatario de la obra literaria. El público nunca ha estado ausente de la mente del creador.

En el proceso de recepción ha descendido el nivel de lectura a finales de la primera década del


siglo XXI. Mientras un 40,4% de los lectores declara leer casi a diario, un 45,5% de la población
asegura no hacerlo prácticamente nunca. Sin embargo, parece que aumenta la media de libros
leídos al año entre los que son lectores.

En cuanto a las materias más apreciadas, la creación literaria se sitúa a la cabeza, seguida por
las humanidades y las ciencias sociales. Los temas preferidos son la novela histórica, la de
misterio y el relato de aventuras, mientras que decaen la novela romántica, la de terror y la de
ciencia-ficción.

En cuanto a la compra de libros, los establecimientos preferidos continúan siendo las librerías.

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Por lo que se refiere al teatro, el público prefiere el cine, porque el arte escénico, a partir de
las últimas décadas del siglo XIX, se había instalado en una imitación realista que sería
superada por el cine. No obstante, en los últimos años se comprueba el aumento del número
de espectadores del teatro, en buena parte debido a la programación de obras del género
musical. Por lo que respecta al cine, se ha generado una amplia demanda entre la población
joven, un reto que el teatro debe todavía afrontar. El arte escénico ha percibido el potencial
del cine y la televisión como un eficaz instrumento para la incorporación de nuevos públicos.
Tanto en sus creaciones textuales como en sus puestas en escena, los autores y directores han
recurrido a técnicas y a rostros procedentes de estos dos medios de comunicación. También lo
han hecho así los programadores y productores teatrales que han apostado por las
adaptaciones teatrales de éxitos cinematográficos.

LA RECREACIÓN

La recreación de textos literarios no es un mero proceso de adaptación.

Walter Benjamin se refirió al papel del cine en el proceso de desaparición del aura de la obra
artística. Silvestra Mariniello asume que hay una época de la reproducción mecánica por un
lado, y, por otro, artes que la expresan, siendo el cine el más típico. El proceso de reproducción
tiene dos procesos: el de la separación de la cosa reproducida de la tradición, y el de la
serialización. Benjamin dice que el cine es el agente más poderoso de estos dos procesos.

Jean-François Lyotard concluye que el cine constituye un verdadero desafío para la literatura
narrativa. El clasicismo parece prohibido en un mundo donde la realidad está tan
desestabilizada que no ofrece materia para la experiencia, sino para la experimentación. El
desafío del cine a la literatura narrativa residió principalmente en que los procedimientos
pueden asumir mejor, más rápido y con una difusión más importante la tarea de preservar de
duda a las consciencias. Cuando se trata de estabilizar el referente, el cine aventaja a la novela.
El novelista debe rehusar estos usos terapéuticos y cuestionar las reglas recibidas de sus
predecesores.

Con la llegada del cine, la televisión y las nuevas tecnologías se ha asistido a un asedio a los
textos literarios para recrearlos y difundirlos. La obra original no pierde su áurea singular ni se
liquida con estas recreaciones, sino que puede llegar a ser conocida por un público más
amplio. Las recreaciones de textos literarios han experimentado un incremento en los últimos
tiempos. Entre un 30% y un 40% de las películas españolas que se producen cada año en
España están basadas en obras literarias.

También encontramos algunas películas que se han convertido en textos teatrales literarios.

TEMA 2.- LA NOVELA ESPAÑOLA DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD

LA NOVELA DEL EXILIO

Al terminar la Guerra Civil, la mayoría de los escritores se vio obligada a emprender al camino
del exilio, y algunos murieron al poco tiempo de salir de España. América y Europa acogieron a

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nuestros escritores, que contribuyeron a que los países de acogida gozasen de una espléndida
floración cultural. Los libros de estos escritores del exilio no lograban publicarse en España,
aunque se podían conseguir en secreto.

El ensayo cobró nueva vida en tierras americanas, con autores como Américo Castro y Claudio
Sánchez Albornoz. Sus dos obras esenciales, La realidad histórica de España (1954) y España,
ese enigma histórico (1957), respectivamente, volvían a tratar el tema de España.

Los libros de memorias fueron muy cultivados, como La arboleda perdida, de Rafael Alberti.
Las novelas autobiográficas también proliferaron entre los autores exiliados, con obras como
Barrio de Maravillas, de Rosa Chacel.

La narrativa del exilio aborda una diversidad de temas, entre los que destacan el pasado de
España, el presente de América o de los nuevos lugares de residencia y las abstracciones
temáticas. Algunos de ellos escribieron sobre la Guerra Civil. También se trataron temas
políticos y sociales, como en Réquiem por un campesino español (1953), de Ramón J. Sender.

Algunos de estos autores son:

 Max Aub: escribió en el exilio su gran saga sobre la Guerra Civil con el título de El
laberinto mágico. Otra obra suya publicada en el exilio es Juego de cartas (1964),
considerada una novela lúdica y experimental.
 Rosa Chacel (1898-1994): escribe en el exilio Teresa (1941), sobre la amante de José de
Espronceda. Más tarde publica Memorias de Leticia Valle (1945).

LA NOVELA ENTRE 1939-1950

En la novela de la inmediata posguerra apareció La familia de Pascual Duarte (1944), de Camilo


José Cela. Esta novela se ha denominado como tremendista. En ella se acentuaban los tintes
dramáticos, abusando de la sordidez y de la violencia, aspectos disonantes a los expresados en
otras obras de esos años. La influencia de Quevedo y El Lazarillo parecía estar en sus páginas,
aunque con un tono agrio. También la influencia de Cervantes en el recurso de la utilización
del manuscrito. El ambiente rural elegido por Cela para encuadrar su obra tendría seguidores
en el realismo social. A partir de La colmena (1951), se inicia el Cela que incluirá el humor y la
ironía en gran parte de sus novelas, aspectos que no aparecen en La familia de Pascual Duarte.

Frente al ambiente rural plasmado por Cela, en 1945 Carmen Laforet situaría en la ciudad de
Barcelona su novela Nada. La desolación psicológica se acentúa en esta novela, anticipándose
a otras novelistas de los años 50 como Carmen Martín Gaite, con su obra Entre visillos.

A la narrativa del momento también siguen contribuyendo autores iniciados con anterioridad a
1936 y que mantienen una línea diferente al realismo imperante, como Wenceslao Fernández
Flórez, con sus novelas de humor como El bosque animado (1943).

LA NOVELA (1950-1970)

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En la narrativa escrita en estas dos décadas, aparecen dos tendencias: un primer momento de
realismo social en los años 50 y una segunda etapa de abandono de esta tendencia en
búsqueda de innovaciones en los años 60, a través de la asimilación de nuevas técnicas.

En esta segunda etapa, la influencia de la novela extranjera, a través de autores como


Faulkner, tuvo una importante presencia, así como la renovación narrativa que trajo consigo la
influencia de la novela hispanoamericana. La llegada del mayo del 68 francés también
intensificó este deseo de apertura y transformación en la novela.

La novela realista. El cuento.

La narrativa plasmó el realismo social de los años 50 en sus dos modalidades principales: la
novela y el cuento, que tuvo un gran desarrollo en esos años.

La colmena (1951) fue la primera novela importante que reflejó la realidad de la España de
posguerra, ya que su acción se desarrolla en el Madrid de 1942. Con ella, Cela se adelantaba al
realismo social que vendría después, en la Generación del medio siglo surgida alrededor de
1954-55. Sus autores desplazaron su mirado hacia lo colectivo. Se rechaza la introspección
psicológica, para centrarse en la descripción realista de personajes reconocibles en el
panorama social de la época y representativos de grupos sociales.

Los novelistas se enfrentan por primera vez con la realidad de la posguerra. Dentro de la
novela realista de los años 50, hay dos tendencias: el realismo objetivista y el realismo crítico.

Al primero pertenecería El jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, en la que utiliza una técnica casi
magnetofónica. El autor-narrador intenta pasar desapercibido, sin intervenir directamente en
lo narrado a través de comentarios o interpretaciones personales, para que la novela parezca
lo más objetiva posible. Sin embargo, la selección y plasmación de una determinada realidad
ya implica una intencionalidad definida.

En el realismo crítico, la intencionalidad del autor se hace más evidente, aunque se intente que
el autor-narrador pase desapercibido. La sociedad aparecerá mostrada, no de modo
complaciente, sino con el propósito de mejorarla. En esta tendencia se encuadrarían autores
como Miguel Delibes con El camino (1950) y Luis Romero con La noria (1951).

La temática seleccionada por estos narradores es variada, ya que eligen como ejes de sus
novelas grupos sociales diferentes, como el rural o el urbano, pero siempre con un
denominador común, ya que todos son personajes anulados por la terrible realidad social en la
que viven, incluso cuando aparece la burguesía como tema. El mundo rural es el tema más
frecuente, en lo que se ha llamado la humanización del campo, ya que lo que interesa son los
personajes que lo pueblan. A esta temática pertenecen novelas como Los bravos (1954), de
Fernández Santos. El tema urbano aparece en La colmena. La burguesía como clase social
aparece en Juego de manos (1954), de Juan Goytisolo.

Uno de los acontecimientos cohesionadores del realismo social o crítico fue el viaje a Collioure
en 1959 en el aniversario de la muerte de Antonio Machado. Se les concede también un papel
capital a las reuniones celebradas en los cafés de Barcelona y Madrid por los escritores más
representativos de esta corriente o a los Coloquios Internacionales sobre la novela celebrados

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en Formentor. A la difusión del realismo social contribuyeron algunas publicaciones literarias,
como Acento cultural, Revista Española…

Otra cuestión fundamental de esta novelística es la referida al lenguaje y al estilo. Hay quien ve
que intentan corregir el esteticismo y el idealismo de la generación anterior. Hay quien ve que
descuidan el estilo. Sin embargo, en las declaraciones de sus representantes no se muestran
desatentos a los aspectos formales del relato.

El cuento también participa de estas características del realismo social. Aquí las temáticas son
más variadas, y también las características que definen las creaciones de uno y otro escritor.
Entre sus autores más relevantes estaría, por ejemplo, Carmen Martín Gaite, con producciones
como El balneario (1955).

Además, aparecen otros narradores que no apoyaron el realismo social, como Antonio Prieto,
con su obra situada en tierras exóticas, Tres pisadas de hombre (1955), o García Pavón, a
través de unas peculiares novelas policíacas con Plinio como protagonista.

Las nuevas tendencias narrativas.

El extenso número de novelas pertenecientes al realismo social en España durante los años 50
trajo consigo un agotamiento de esta tendencia, que se hizo evidente con la aparición de la
novela de Luis Martín Santos, Tiempo de silencio, en 1962. La mayor renovación de la obra no
está en la temática, sino en la estructuración de la obra y en la concepción de la novela en su
conjunto. Entre el mundo narrativo y la realidad objetiva se establecen puentes comunicantes
realizados a través de la capacidad crítica del autor y de su bagaje cultural. De ahí que las
digresiones sean frecuentes. El tiempo tampoco es tratado de forma lineal, sino que los saltos
en el tiempo son frecuentes.

Estas nuevas técnicas narrativas serán las aportaciones de casi toda la narrativa innovadora de
los años 60 en España, que presenta las siguientes características:

 La utilización del monólogo interior, por lo que no se hacen necesarios los signos de
puntuación. Tampoco se utiliza la división en capítulos y se juega con el blanco del
papel para la ordenación de la novela en secuencias o en disposiciones tipográficas
especiales.
 El centro de interés se ha desplazado desde el mundo social a la introspección
psicológica de los personajes, si bien el trasfondo social sigue teniendo importancia.
 El mundo narrativo presentado es para el autor-narrador una manera de explicarse a sí
mismo la realidad objetiva, además de mostrar un determinado entramado social.
 El lenguaje se hace más barroco, con la intromisión de otros géneros, como el ensayo
o la poesía, a la vez que se carga de connotaciones culturales. La primera persona del
narrador adquiere mucha mayor relevancia en esta nueva narrativa.
 El mundo psicológico del personaje ocupa un lugar preferente, a través del estilo
indirecto libre.
 Lo imaginario y lo irracional cobra importancia, por influencia de autores como Joyce,
así como por la presencia de lo real-imaginario de la novela hispanoamericano de los
años 60.

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 Casi desprecio del diálogo, para dejar paso al monólogo.
 Sarcasmo, ironía y parodia.
 La realidad española de los años 60 es desmenuzada por el narrador, que se permite el
privilegio de emitir juicios personales sobre ella, la mayoría de veces críticos y
mordaces.

Novelas como San Camilo 1936 (1969), de Cela, o Cinco horas con Mario (1966), de Miguel
Delibes, son buenas indicaciones de este cambio. También las novelas de los más jóvenes
reflejan este cambio, como la obras de Juan Marsé Últimas tardes con Teresa (1966).

LA NUEVA NOVELA (A PARTIR DE 1970)

Varios de los autores de la renovación narrativa de los años 60 continúan en los años 70 con la
experimentación, como es el caso de Cela en Mazurca para dos muertos (1983). Sin embargo,
esta no es la tónica general de la novela del último cuarto del siglo XX en España.

A partir de los 70, la experimentación no va a interesar demasiado, y lo que se busca en la


novela es una vuelta al argumento de la obra. Esta nueva línea narrativa podría estar
relacionada con el neorrealismo o conservadurismo norteamericano, que hace de los
ambientes urbanos y los temas de la vida contemporánea sus principales argumentos.

Los acontecimientos históricos de la transición política no fueron contados de modo directo en


la novela. Esta se limitó a reflexionar sobre el nuevo tipo de sociedad creada, mezclando las
historias de personajes colectivos con las vivencias existenciales de sus protagonistas. A veces,
se intentaban rememorar los ambientes vividos durante la niñez o adolescencia de sus
autores, pertenecientes a los años de la Dictadura. Sin embargo, esta mirada no será agria ni
excesivamente crítica, sino recubierta de humor e ironía, ya que está realizada desde el tiempo
positivo posterior a la transición y tomando como referencia la novela posmodernista
americana, donde se desmitifican las situaciones más complejas.

Se mantuvieron algunas características del realismo social de los años 50, como la importancia
del fondo social, fundamentalmente urbano.

El tiempo pasado se analiza desde el presente, pero sin ser estas creaciones, en su mayoría, ni
autobiografías ni libros de memorias, aunque sí aparezca este tipo de narrativa en algunas
novelas como Diario de un jubilado de Miguel Delibes (1995). Muchas de las novelas son
evocaciones nostálgicas, aunque junto a lo positivo del recuerdo de ambientes familiares
aparece también la crítica a realidades sociales que no pueden rememorarse sin dolor.

La evocación al pasado no siempre es contada de un modo tradicional, sino que a veces se


recurre a tramas detectivescas o históricas, y también para reflexionar veladamente sobre la
situación de la España posterior a 1975. De ahí que tengan gran importancia géneros
apartados tradicionalmente de la gran novela, como el policíaco o el histórico, al estar también
a veces interesados los autores en esclarecer episodios de la historia de España.

La finalidad de esta novela histórica no parece ser el indagar sobre otras épocas. Su principal
objetivo parece estar en comprender ciertos aspectos del presente, ya que predomina la
perspectiva individual sobre la colectiva.

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Con la utilización de estos dos subgéneros se pretende hacer un planteamiento de la novela
más complejo a través de la combinación de elementos y géneros distintos, a la vez que se
pueden entrecruzar influencias y préstamos literarios distintos, haciendo uso de la
intertextualidad. En este sentido, la huella de la experimentación narrativa de los años 60 se
deja notar.

La aparición en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza, parecía ser un
pórtico para la novela que se avecinaba. Su mundo narrativo combina la tradición novelesca
con las nuevas técnicas narrativas, aunque dominado por la fuerza de la propia historia. En sus
páginas se alterna, en un mismo narrador, la primera con la tercera persona, y el autor
omnisciente traspasa a la novela sus preocupaciones existenciales a través de un mundo
novelesco concreto. Para la localización, Mendoza escoge un fondo social problemático para
Cataluña y España, como los incidentes históricos de los años 1917-19, que podían presentar
cierta analogía con la situación de los años anteriores a 1975. Sin embargo, la intencionalidad
del autor no es desentrañar un período histórico, sino conjugar una serie de elementos, como
sus personajes, pertenecientes unos a los bajos fondos y otros a la alta burguesía catalana.

La nueva novela policíaca tiene a Vázquez Montalbán a la cabeza, especialmente con la


creación de su personaje detectivesco Pepe Carvalho. El conocimiento de la novela negra
escrita en EE.UU podría estar en la base de la elección de este género, tan poco tratado en la
narrativa española anterior. Su importancia hizo que se introdujesen elementos característicos
de estas novelas en otras muchas creaciones, como Letra muerta (1984), de Juan José Millás.
En este tipo de narrativa generalmente se eligen entornos urbanos, a la vez que aparece un
tono irónico y poco trascendente. Otra de las características es la ausencia de tremendismo y
negatividad.

Tiene también gran éxito en las últimas décadas del XX la novela histórica, de moda en el
contexto euro-americano con autores como Robert Graves. La novela histórica tuvo dos
vertientes. Una más irónica, como la de Gonzalo Torrente Ballester en Crónica del rey pasmado
(1989), y otra más interesada en recrear con autenticidad un contexto histórico, siempre con
reflexiones y vivencias que podrían ser aplicadas al presente, como en Soldados de Salamina
(2001), de Javier Cercas. Esta tendencia de la novela histórica ha recogido épocas muy
variadas, desde el mundo egipcio-romano de El sueño de Alejandría (1988), de Terenci Moix,
hasta la Guerra Civil, como en El corazón helado de Almudena Grandes. Hay quienes llevan a
cabo una recreación imaginativa o fantástica de la historia, como Paloma Díaz-Mas.

Sin embargo, la temática de la narrativa reciente es muy variada, dando cabida a gran
diversidad de aspectos de la realidad contemporánea, como la incomprensión social, el sexo…

Una de las tendencias es la metaliteratura, recurso tradicional en la literatura española.


Utilizarán este recurso autores como Juan García Hortelano en Gramática parda (1982). Esta
narrativa proclama la autonomía de la novela respecto de referentes exteriores.

Otra de las tendencias está relacionada con el realismo sucio norteamericano de Tom Wolfe y
su obra La hoguera de las vanidades (1985), presente en autores como José Ángel Mañas.

11
Asimismo, aparece otra línea narrativa que muestra tendencias vanguardistas, como en El siglo
(1983), de Javier Marías.

Despunta también la preocupación por presentar una realidad ambigua y fragmentada,


siempre con un lenguaje muy cuidado. En ocasiones es el propio yo el que aparece sometido a
un juego de desdoblamientos en los que todavía perviven signos del psicoanálisis, como en la
novela de Millás La soledad era esto (1990).

La tensión dialéctica entre la fantasía y la realidad, la vigilia y el sueño, constituye también uno
de los rasgos caracterizadores de la narrativa de algunos representantes de la segunda oleada
de la generación del 68, como Eduardo Mendoza. En muchos subyace la idea de que la
realidad es una impostura, y de que la novela moderna es más representación de modos de
hablar que descripciones verdaderas. Vuelve a tomar cuerpo el concepto de realidad oscilante.
El salto de lo real a lo fantástico, del pasado al presente y a la inversa, se da en el espacio, el
tiempo, los personajes y en el desarrollo de la intriga. Además, es difícil diferenciar lo que está
determinado por el curso lógico de las cosas de aquello que viene dado por el azar. Esta visión
la comparten algunos narradores del realismo sucio, como Ray Loriga.

En un único autor aparecen tendencias y temáticas diferentes, al tiempo que, en una misma
novela, se pueden conjugar gran variedad de registros y préstamos interculturales. Se podría
hablar de una novela híbrida, con diversidad de elementos. Esta diversidad hace que sea difícil
establecer unos criterios concretos de clasificación.

LA LITERATURA ESCRITA POR MUJERES DE FINALES DEL SIGLO XX Y PRINCIPIOS DEL


XXI

En la literatura escrita por mujeres, algunas autoras significativas son:

 Carmen Martín Gaite (1925-2000): a finales del siglo XX publica un tipo de narración
más conceptual y metaliteraria, de la que es buena muestra Lo raro es vivir (1996).
 Ana María Matute (1925): publica en 1996 Olvidado rey Gudú, ambientada en la Edad
Media, con ingredientes fantásticos.
 Clara Sánchez (1955): en Últimas noticias del paraíso (2000) sitúa la acción en una
urbanización próxima a Madrid. Se delega la acción narrativa en un joven, que se
convierte en testigo y protagonista de los acontecimientos. Toda la gente que le rodea
es sometida a una radiografía irónica y existencial, que desvela muchas de las
contradicciones de la contemporaneidad y de todas las épocas.
 Lucía Etxebarria (1966): en Beatriz y los cuerpos celestes (1998) nos presenta tres
momentos de la vida de una mujer.

El rasgo fundamental de las novelas escritas por mujeres es la creación de universos en los que
las mujeres aparecen como personajes ricos y variados, más poseedores de su propia vida, de
su historia y de su futuro. La presión que las mujeres han experimentado en las décadas
siguientes a los setenta ha sido tan grande que las empujó al papel más completo y exigente.
Esto se ha reflejado en una mayor visibilidad en todos los campos. las mujeres han alcanzado
cotas de poder semejantes a las detentadas por los hombres, lo que les ha permitido realizar
construcciones en las que ellas mismas aparecen como sujetos activos.

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LA GENERACIÓN NOCILLA

Con los nombres de Nocilla, Nocilla Team, Generación Nocilla, Afterpop o La Luz Nueva se
agrupa a un conjunto de escritores españoles nacidos entre 1960 y 1976. La denominación la
toman de una trilogía de novelas llamada Nocilla Project, escrita por Agustín Fernández Mallo,
inspirándose en el título de una canción de Siniestro Total. Algunos autores que se suelen
incluir en esta generación son Vicente Luis Mora, Lolita Bosch…

La escritura de estos autores se caracterizaría por la fragmentación, la interdisciplinariedad y el


subrayado de la cultura pop y su contraste con la llamada alta cultura, aunque en ocasiones
proclamen una simbiosis de ambas. Se trataría de una literatura poblada por personajes que
vienen y van y no entienden de nudos ni desenlaces. Recurren al collage y a las apropiaciones
de textos ajenos. Muchos de ellos practican la literatura electrónica del blog, los book trailers,
las performances y pretenden una hibridación de géneros. Abominan de la literatura
convencional y quieren distinguirse de lo que denominan los comerciales. Es común la crítica al
poder de la imagen y de los medios, pero se aprovechan de los mismos.

En general, las propuestas son muy diversas y desiguales, y todas abrazan el cambio.

EL CUENTO O EL RELATO BREVE

Si el género del cuento a lo largo de las primeras décadas del siglo XX no merece mucha
atención, en la segunda mitad de siglo empieza a estar a la altura. Los escritores que cultivan el
cuento durante la década de los 90 lo hacen con referencias literarias y con criterios diferentes
a los de las generaciones que les precedieron. Algunos son Javier Marías, Rosa Montero…

José Luis Martín Nogales, respecto a las tendencias, dice que podemos hablar de eclecticismo y
de diversidad. Se refiere a la década de los 80. Distingue las siguientes tendencias con sus
representantes:

 Cuentos de género: Muñoz Molina con Las otras vidas (1988).


 Cuentos con matices eróticos: Nuria Barrios con Amores patológicos (1998), un libro
de historias trágicas, cuyos personajes se ven arrastrados por una pasión irresistible, lo
que sirve al propósito de indagar en los abismos más oscuros de la interioridad
humana.
 Cuentos de evocación histórica: Nuestro milenio (1987) de Paloma Díaz Mas.
 Relatos de humor: Antonio Hernández y Manuel Vicent.
 Relatos líricos: Antonio Pereira en Picassos en el desván.
 Cuento teórico: La piedra Simpson (1987), de Alberto Escudero.
 Cuentos dramáticos: Javier Tomeo, con Historias mínimas (1988).
 Cuentos de la realidad: Memoria vencida (1993), de Javier Delgado, una colección de
relatos ambientados en la guerra civil. El realismo ha evolucionado hacia modulaciones
complejas, que incorporan el memorialismo, el esperpento, el humor burdo o el relato
oral.
 Cuentos fantásticos: Cristina Fernández Cubas.
 Cuentos de cine y cine de cuentos: relatos que tienen una temática fílmica y que han
sido objeto de recreaciones cinematográficas.

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Una de las características fundamentales de los cuentos de finales del siglo XX es una
indagación en las propias señas de identidad. Esa indagación puede asumir el carácter
memorialístico, las evocaciones del pasado y de la infancia, las ilusiones…

ANTOLOGÍAS

Aparte de los relatos aparecidos en revistas y en diarios, y de los cuentos recopilados por un
solo autor, han disfrutado de difusión las antologías colectivas de relatos, normalmente en
torno a un tema concreto. Algunas de estas antologías son:

 Narraciones de la escuela, coordinado por Isabel Cantón Mayo: trata el asunto de la


escuela y la educación. Se incluyen relatos de Alfonso García, Clara Sánchez… Los
escritores nos hacen partícipes de sus vivencias, propias o fruto de su imaginación, en
torno a la escuela a través de distintas épocas. Nos hablan de la escuela de posguerra,
con su falta de medios, con su frío, pero también con sus primeros amores y con esas
amistades que durarán toda una vida. Nos hablan de la escuela actual, con sus nuevas
tecnologías. En todas las historias está latente la figura del maestro.
 Aquel verano, aquel amor. 33 escritores confiesan un amor de verano: sus relatos giran
en torno a un amor de verano. Algunos de los autores colaboradores son Caballero
Bonald, Clara Sánchez…

En cuanto a antologías de cuentos escritos por mujeres, algunos ejemplos son:

 Madres e hijas, coordinada por Laura Freixas en 1996: es un tema bastante escaso en
la literatura universal y su aparición está relacionada con el ingreso de las mujeres en
la escena literaria. Se recogen relatos de escritoras pertenecientes a las diversas
generaciones desde el año 1939 hasta nuestros días: Carmen Laforet, Clara Sánchez…
 Vidas de mujer, coordinada por Mercedes Monmany en 1998, con autoras como Rosa
Regás, Clara Janés… Esta antología de relatos comprende un arco temporal que va
desde los años setenta hasta finales del XX. Aparte de los momentos de cambio
histórico y democrático en España, la recopiladora consideró adecuadas esas fechas a
la hora de abordar una antología que diera una idea de la renovación y del recambio
generacional que tuvo lugar en aquellos días. asi todos los relatos tienen como
trasfondo común el plantear algún conflicto sexual o de pareja de nuevos días.

PRIMERA DÉCADA DEL SIGLO XXI

En la primera década del siglo XXI, podemos mencionar a los siguientes autores:

 Javier Tomeo: Cuentos perversos (2002).


 Antonio Pereira: Cuentos del noroeste mágico (2006).
 Ana María Matute: Todos mis cuentos (2000).

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TEMA 3.- LA POESÍA ESPAÑOLA DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD

LA POESÍA ESPAÑOLA DE POSGUERRA EN EL EXILIO

Una componente importante de la poesía española escrita durante la Guerra Civil aparece, una
vez concluida la contienda, en el exilio. Tal es el caso del Romancero que publicaría Alberti en
1948 en Buenos Aires.

Los autores que emigran publican en el exilio importantes revistas y continúan su labor
creadora. Algunos no tienen la oportunidad de volver y otros regresan cuando se normaliza la
situación política. Algunos de estos autores son:

 Juan Ramón Jiménez (1881-1958): en el exilio, dentro de su trayectoria literaria en la


etapa suficiente o verdadera, publica Animal de fondo (1949), por ejemplo.
 Pedro Salinas (1891-1951): de su producción poética en el exilio destaca El
contemplado (1946), extenso poema en el que dialoga con el mar de Puerto Rico.
 Luis Cernuda (1902-1963): publica en el exilio, en 1957, los Poemas para un cuerpo.

LA POESÍA DE LA INMEDIATA POSGUERRA

Poesía arraigada y desarraigada.

En el interior del país, y a pesar de las circunstancias, se desarrolló una actividad poética. Se
dieron dos tendencias opuestas: la poesía arraigada y la poesía desarraigada. La poesía
arraigada era la dominante y aceptada, ya que defendía los valores del arraigo personal, como
el amor, la familia y la religión. Por el contrario, la desarraigada mostraba la disconformidad
del poeta con el entorno, a través de unos versos doloridos, de angustiosa desesperanza
individual. Su obra más significativa es Hijos de la ira, de Dámaso Alonso.

Las dos tendencias poéticas citadas se vieron representadas por diferentes revistas literarias:
Escorial y Garcilaso, por un lado, y Espadaña, por otro. Las dos primeras representaban las
tendencias más conservadoras, mientras que la última significaba una línea poética más
discordante con el contexto. Estas revistas recogieron el resurgir de la poesía española
posterior a 1939. Escorial fue fundada en 1940. De esta revista se destaca su importancia en la
divulgación de la poesía de los Siglos de Oro. A la divulgación de la poesía áurea contribuyó
igualmente la revista Garcilaso, aparecida en 1943. Se distinguen dos posturas en esta revista:
el arte por el arte y el nuevo estilo. En 1943 aparece Espadaña, con una actitud existencial, y a
veces angustiada.

Entre los poetas más representativos de esta época, y a quienes a veces se denomina
Generación del 36, podemos encontrar:

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 Luis Rosales (1910-1992): su primer libro de poesías es Abril (1935). Finalizada la
Guerra Civil, destaca La casa encendida (1949).

 Rafael Morales (1919-2005): su primer libro de poesía es Poemas del toro (1943). De
sus obras merece destacarse Dardo, el caballo del bosque (1961).

 Victoriano Crémer (1908-2009): su primer libro es Tacto sonoro (1944). Alguna otra
obra suya es Tiempo de soledad (1962).

 Leopoldo Panero (1909-1962): su primer libro es La estancia vacía (1944). Otra obra
suya es Canto personal (1953).

La llamada generación del 36 se caracteriza por estar constituida por los poetas a los que la
guerra marcó dolorosamente, porque su destino como escritores consistió en expresar aquella
realidad, y porque para expresarla hubieron de reaccionar contra el esteticismo anterior.

El Postismo y el Grupo Cántico.

Al lado de la poesía arraigada y la poesía desarraigada, surgieron otras voces diferentes,


agrupadas en dos movimientos: una vuelta a las vanguardias y un refinamiento formal cercano
al 27.

La tendencia que intentaba relacionarse con las vanguardias se bifurcaba en dos corrientes: el
Postismo y una línea poética cercana al surrealismo, aunque sin llegar al ilogicismo anterior a
1936. La tendencia surrealista tenía entre sus seguidores a Miguel Labordeta y mostraba su
rechazo a la realidad del momento.

El Postismo fue fundado en 1945 por Carlos Edmundo de Ory, Eduardo Chicharo y Silvano
Sernesi, alrededor de la revista homónima. Entre sus características pueden señalarse la
dependencia con el movimiento surrealista, la defensa del irracionalismo y el recurso al humor
y al exhibicionismo.

El Grupo Cántico surgió en Córdoba en 1947. Sus premisas poéticas no participaban de la


experimentación literaria, sino que reivindicaban la vuelta al Modernismo y al sincretismo
cultural del 27. Sus rasgos caracterizadores son:

 Un intimismo culturalista heredado del modernismo.

 Un refinamiento formal y una riqueza léxica neobarroca.

 Un tratamiento vitalista del tema amoroso en clara continuidad con el 27.

Los del 27. Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego.

Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre y Gerardo Diego fueron los únicos poetas del 27 que
permanecieron en España tras la Guerra Civil. Fueron los que realmente agitaron la poesía
española de la inmediata posguerra.

Vicente Aleixandre retomó en Sombra del paraíso (1944) uno de los temas esenciales de su
Generación, la añoranza de lo perdido, sirviendo de guía para los poetas de la posguerra.

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La obra de Dámaso Alonso, Hijos de la ira (1944), se distinguió del contexto al utilizar el
versículo como vehículo de expresión, frente al uso más frecuente de los metros clásicos. Esta
ruptura se dio también en los temas. La angustia y el sufrimiento expresados, frente a la
temática más conformista de la poesía de la época, fue una total novedad. Asimismo, el uso de
un léxico poco acorde con la época enlazaba con los alardes surrealistas,.

LA POESÍA (1950-1970)

La poesía social.

La tendencia social existente en la literatura española de los años 50 se fijará en la poesía a


través de tres obras: Pido la paz y la palabra (1955), de Blas de Otero, Cantos iberos (1955), de
Gabriel Celaya, e Historia del corazón (1954), de Vicente Aleixandre, donde utiliza un hablante
colectivo a través de la primera persona del plural.

Ahora, la poesía sirve para mostrar la disconformidad del autor y para intentar cambiar la
realidad a través de la palabra poética. De ahí que sea una poesía dirigida a la inmensa mayoría
y escrita en un lenguaje asequible para una gran parte de lectores. Sin embargo, sus poemas
responden a un alto grado de elaboración. El tema de España vuelve a ser importante. Otros
rasgos del grupo son los siguientes:

 Recuerdo de los horrores y de la violencia de la guerra.

 Compromiso con la sociedad española no vencedora que padeció la posguerra.

 Recuerdo de la España vencida del exilio.

 El tema del paisaje de España visto de modo realista y simbólico.

 El tema de la ciudad como lugar natural de las injusticias.

 Las figuras proletarias.

Hay cuatro modalidades de poesía social:

1. La imprecatoria, que por razones de censura se publica fuera del país.

2. La elegíaca.

3. La satírica.

4. La aparentemente objetiva que revela su compromiso en la selección de los temas.

Otros autores. José Hierro y José María Valverde

Estos dos autores son representantes de una línea más intimista de la poesía, mezclada con
aspectos sociales:

 José Hierro (1922-2002): sus primeros libros son Tierra sin nosotros (1947) y Alegría
(1947). De su producción también destaca Cuadernos de Nueva York. Sus creaciones

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rozan a veces la poesía social, pero por su obra poética en su conjunto no podría
adscribirse a la tendencia social.

 José María Valverde: entre sus obras destaca La espera (1949).

Hay también quien habla del grupo poético del 50. En 1959 se celebra el homenaje en
Collioure a Antonio Machado, acontecimiento estimado como elemento cohesionador del
grupo. Esta generación intensifica la tendencia antiesteticista iniciada en 1944. Autores que
suelen incluirse en la generación del 50 son José Manuel Caballero Bonald, Gloria Fuertes…

Otras tendencias poéticas.

Surgen también autores que hacen de la reflexión y de la captación de vivencias de la vida


cotidiana sus temas fundamentales. De ahí que sus obras hayan sido denominadas como
poesía del conocimiento. Estos poetas empiezan a escribir hacia el final de los años 50, por lo
que también se les ha llamado Generación de los 60, y significan la superación del realismo
social. Son autores que por su juventud no fueron llamados a participar en la Guerra Civil, por
lo que huyen en sus creaciones del patetismo de la poesía social.

Representan un nuevo lenguaje literario, reconsiderando los valores formales del poema, si
bien no se sienten atraídos por el vanguardismo ni por los recursos retóricos. Abandonan el
interés por lo colectivo, centrándose en sus vivencias individuales, en el tema del tiempo, sus
recuerdos de la infancia, el amor… Sienten también un cierto escepticismo frente a la realidad
que les rodea, expresado en un lenguaje conversacional.

Entre sus autores, destacan:

 Ángel González (1925-2008): su primer libro es Áspero mundo (1956). Destaca su


antología Palabra sobre palabra (1968, 1972 y 1977).

 José Manuel Caballero Bonald (1926): su primer libro de poesía es Las adivinaciones
(1952). Otra obra suya es Descrédito del héroe (1977).

 Francisco Brines (1932): Palabras a la oscuridad (1966).

 Claudio Rodríguez (1934-1999): su primer libro es Don de la ebriedad. Otra obra suya
es Alianza y condena (1965).

La Escuela de Barcelona

Este grupo pertenece a la Generación de los 60. Estos poetas serían de los primeros autores
residentes en Barcelona que tuvieron un papel destacado en la literatura española posterior a
1939. No forman un grupo compacto, sin embargo, les une, además de la circunstancia
geográfica, el pertenecer a la burguesía catalana, de la que se sienten desligaos. Además,
mantienen una actitud escéptica o irónica frente a la realidad. Otra de sus características es el
culturalismo en la poesía y el dirigir o establecer relaciones con editoriales importantes que
hicieron posible la apertura de la literatura española hacia lo que ocurría en el extranjero.

Entre los autores más destacados, se pueden citar:

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 Jaime Gil de Biedma (1929-1990): su primer libro de poesía es Según sentencia del
tiempo (1953), pero su primer libro importante aparece en 1959 con el título de
Compañeros de viaje.

 José Agustín Goytisolo (1928-1999): la trágica muerte de su madre, víctima de un


bombardeo durante la Guerra Civil, tuvo un gran impacto en su vida y en su obra, en
creaciones como Elegías a Julia Gay (1993). Entre sus obras podemos destacar Taller
de arquitectura (1976).

 Carlos Barral (1928-1989): su primer libro es Las aguas reiteradas (1952). Del resto de
su obra merece destacarse Usuras y figuraciones (1973-1979).

LA NUEVA POESÍA (A PARTIR DE 1970)

La poesía del último tercio del siglo XX y su continuación en el XXI está marcada por la
aparición en 1970 de la Antología de Castellet, donde recopila a nueve poetas que defendían la
estética de los novísimos. Esta estética, por su relación con las vanguardias, sobre todo con el
Surrealismo, representaba una forma de hacer poesía que contrastaba con la anterior. La
denominación de novísimos venía a representar la plena modernización de la poesía española.
La exhibición de modernidad poética de los novísimos encajaba con los nuevos aires de la
sociedad española de los años 70, a la vez que establecía un puente cultural con los ismos de
los años veinte.

Surgieron también otros autores que rechazaron esta tendencia. Este rechazo se dio en la
mayor parte de los autores de los años 80 y 90. De ahí que aparecieran otras tendencias.

En la actualidad, además de la surrealista, la tendencia más importante es el eclecticismo y la


ausencia de tendencias muy marcadas. Entre los nombres más recientes destacan los de Ana
Gorría, Carlos Pardo…

Los novísimos

Estos poetas, nacidos entre 1939 y 1948, reafirman una nueva expresión poética, asentada en
la experimentación con el lenguaje, basada en las técnicas surrealistas de los años 20, pero
asimiladas a los nuevos iconos culturales de los años 70. El ilogicismo de las imágenes, los
collages y los experimentas visuales de las vanguardias anteriores a 1936 formaban la base de
este nuevo lenguaje poético que proclamaba el azar y la provocación en el arte.

La provocación y la extrañeza en el arte se intentaban, además, por alusiones directas a la


cultura norteamericana y a poetas ingleses y franceses. La música más representativa de
EE.UU, el cine o la propia sociedad del momento están presentes en estos poetas, junto a
productos culturales de esos años, como los cómics, la publicidad… Se intentaba sorprender al
lector desde una mirada sarcástica sobre la realidad, pero desde la modernidad. Las vivencias
intimistas interesan menos en este tipo de poesía, que destaca por su espíritu rompedor, al
tiempo que indagaban sobre la función metapoética de la poesía.

Castellet señala los siguientes rasgos comunes:

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 Despreocupación hacia las formas tradicionales, con la excepción del ritmo versal
basado en la tradición métrica castellana.

 Escritura automática, técnicas elípticas, de sincopación y de collage.

 Introducción de elementos exóticos, artificiosidad.

 Tensiones internas del grupo.

Algunos de esos poetas novísimos son:

 Pere Gimferrer (1945): su primer libro de poesía es Mensaje del Tetrarca (1963). A
partir de 1970 comienza a publicar en catalán con Els miralls.

 Guillermo Carnero (1947): de su obra poética sobresale El sueño de Escipión (1971).

 Leopoldo María Panero (1948): entre sus obras destaca Por el camino de Swan (1968).

Otras tendencias.

En los mismos años 70 aparecen poetas no atraídos por los postulados de los novísimos. La
característica agrupadora de estos poetas es su rechazo a los extremos vanguardistas, para
realizar una poesía más reposada, aunque tampoco exenta de connotaciones culturales y de
experimentación, y con una vuelta a las estrofas clásicas. Sin embargo, el bagaje cultural no se
busca ahora en los poetas malditos o los impactantes iconos de la cultura norteamericana, sino
en movimientos literarios con los que el lector estaba familiarizado, como la corriente
romántica en Antonio Colinas, la barroca en Antonio Carvajal o la estético-culturalista de Luis
Antonio de Villena, además de la poesía cercana a la experiencia de Luis Alberto de Cuenta y la
experimental de Jenaro Talens.

 Antonio Carvajal (1943): de su obra destaca Testimonio de invierno (1990).

 Antonio Colinas (1946): de su obra destaca Sepulcro de Tarquinia (1976).

 Luis Alberto de Cuenca (1950): destaca Hola, yo soy tu lobo (2008).

 Luis Antonio de Villena (1951): destaca Huir del invierno (1981).

 Jenaro Talens (1946): destaca Proximidad del silencio (1981).

La poesía de la experiencia y otros poetas: Luis García Montero, Jaime Siles y Blanca Andreu.

La reacción más definida contra la poesía de los novísimos la dan una serie de poetas que
vuelven a la expresión de vivencias íntimas y cotidianas, aunque sin abandonar del todo el
gusto por ciertos usos de los novísimos, como el lenguaje publicitario o el sarcasmo en la
representación de sus mundos literarios. En ese rechazo a las vanguardias no utilizan los
metros clásicos, sino el versolibrismo.

De estas tendencias poéticas, la más destacada tal vez sea la poesía de la experiencia,
representada por Luis García Montero, donde las vivencias cotidianas entran a formar parte de
la poesía. En sus versos aparecen objetos y acciones hasta entonces considerados no poéticos.

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Muchas de las composiciones de esta tendencia se asemejan a retazos de una crónica urbana.
El escenario es el Madrid contemporáneo. Entre las obras de García Montero se puede citar
Habitaciones separadas (1994).

Surgen a finales del siglo XX otras tendencias, como la poesía intelectual de Jaime Siles, la que
enlazaría con la Generación del 27, en autores como Concha García, o la representada por
Blanca Andreu, donde de nuevo aparece la cotidianeidad más cruda y realista.

 Jaime Siles (1951): destaca Canon (1973).

 Blanca Andreu (1959): destaca Báculo de Babel (1982).

TEMA 4.- EL TEATRO ESPAÑOL DESDE 1939 HASTA LA ACTUALIDAD

EL TEATRO ESPAÑOL DE POSGUERRA EN EL EXILIO

Terminada la guerra, la mayoría de los autores que desarrolló una importante actividad
durante el conflicto tuvo que marchar al exilio, donde se representaron algunas de sus obras.
Algunos de estos dramaturgos exiliados y sus obras son:

 Ramón J. Sender (1901-1982): Hernán Cortés (1940), además de las novelas escénicas
Los laureles de Anselmo (1958) y Jubileo en el zócalo (1966). Para Sender el teatro
debía cumplir una labor social.
 Max Aub (1903-1972): San Juan (1943) y Morir por cerrar los ojos (1944).
 Rafael Alberti: El adefesio (1944) o Noche de guerra en el Museo del Prado (1956),
además de adaptaciones y algunas piezas cortas.
 Pedro Salinas (1891-1951): El parecido (1942-1943) y Los santos (1946). En esta última,
un grupo de republicanos escapa del fusilamiento cuando unas estatuas de santos
asumen su destino.

EL TEATRO COMERCIAL (1939-1950)

A excepción de una obra de Buero Vallejo, Historia de una escalera (1949), el teatro de la
inmediata posguerra está marcado por la conformidad, la no renovación a favor de un teatro
comercial, una ideología burguesa conservadora y una intención moralizadora y evasiva.

Los empresarios de esos años prefirieron no arriesgarse y llevar a los escenarios autores no
comprometidos y de éxito seguro, como José María Pemán. Este autor después de sus
primeras obras de línea benaventina, como La casa (1946), derivaría hacia un teatro ingenioso,
como Los tres etcéteras de don Simon (1958).

Miguel Mihura con su obra Tres sombreros de copa es otra excepción en el conservador
panorama esos años. La mencionada obra tiene rasgos comunes con el teatro del absurdo.
Jardiel Poncela aparece también como ejemplo de un intento renovador en el teatro de
humor, con apelaciones a lo inverosímil, al humor irónico y futurista, a los juegos lingüísticos y
a las técnicas vanguardistas.

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También hay escritores de comedias como:

 Joaquín Calvo Sotelo: con obras de tema intrascendente, como La visita que no llamó
al timbre (1950). En La muralla (1955) se aparta de la comedia para tratar el tema de la
Guerra Civil.
 José López Rubio: con obras como Celos del aire (1950).
 Juan Ignacio Luca de Tena: fue escritor de comedias burguesas como Don José, Pepe y
Pepito (1952).
 Víctor Ruiz Iriarte: con obras como El landó de seis caballos (1950).

Este tipo de teatro convencional conviviría en los años 50 con un teatro rupturista, encabezado
por Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre.

EL TEATRO (1950-1970). EL TEATRO REALISTA. INICIOS DE LA RENOVACIÓN TEATRAL.


OTRAS TENDENCIAS

El teatro español en estas dos décadas participa de la tendencia del realismo social, con dos
principales representantes: Buero Vallejo y Alfonso Sastre, aunque tuviesen dos concepciones
del teatro diferentes. Un teatro posibilista, el de Buero, que tuvo gran éxito, y otro que no
logró llegar a los escenarios, el de Alfonso Sastre.

Esta tendencia realista contó con otros representantes, como Lauro Olmo con La camisa
(1962), Carlos Muñiz con El tintero (1961), José María Rodríguez Méndez con Los inocentes de
la Moncloa (1960) y José Martín Recuerda con Las salvajes en Puente San Gil (1963).

Este teatro realista no logró subir a los escenarios hasta los años 60-70. Por eso mismo, su
evolución hacia un teatro más innovador fue lenta. La censura influyó en esta evolución, ya
que imposibilitó el que muchas de las obras pudieran representarse. A este teatro no-
estrenado se le ha llamado teatro soterrado, ya que solo tuvo acceso a la escena a través de
teatros no comerciales.

Las obras teatrales de éxito en estos años fueron, además de las de Buero Vallejo, las de
Alfonso Paso, con un teatro menos comprometido. Entre sus obras destaca Veneno para mi
marido (1953). Los temas utilizados por Alfonso Paso eran muy similares y su éxito se basaba
en la repetición de situaciones que facilitaban el que su teatro fuese el más representado.

Aparecieron otros autores que intentaron renovar el género cómico, como Juan José Alonso
Millán con obras como La señora que no dijo sí (1962).

En los años 60, Alejandro Casona volvió a España y representó con éxito parte de su teatro,
como La dama del alba. El teatro de este autor no ofrecía grandes renovaciones formales,
aunque sí significaba una forma diferente de enfrentarse a la escena. El mundo trágico de
Buero Vallejo, con personajes en gran medida frustrados en su relación con el mundo,
contrastaba con el teatro de Casona, de gran lirismo.

La renovación del teatro no llegó hasta más adelante, por la evolución de Buero Vallejo y
Alfonso Sastre y por la aparición de Antonio Gala. La obra El tragaluz (1967) de Buero presenta
ciertos inicios de renovación, al igual que otras obras donde ya utiliza recursos innovadores,

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como el uso no lineal del tiempo o la intromisión de elementos imaginarios en sus tramas
realistas. También Alfonso Sastre se deja influir por los renovadores teatrales de Europa, en
obras como La taberna fantástica (1966).

José Ruibal (1925) es también un ejemplo de la renovación teatral que se estaba iniciando,
aunque su obra no fue muy conocida en España por estar exiliado durante la dictadura. En
1968 escribe su obra más representativa, El hombre y la mosca, donde realiza una sátira del
franquismo. Un caso semejante es Fernando Arrabal. Su teatro significa una intensa
renovación, y no fue representado en España hasta después de la muerte de Franco.

El teatro más representativo de estas décadas es el de Buero Vallejo, con obras de contenido
político-social y en las que a veces recurre a personas históricos anteriores para reflejar los
problemas de la España contemporánea, como sucede en Un soñador para un pueblo (1958),
sobre el motín de Esquilache. Otra de sus obras más significativas, La Fundación (1974), recoge
el tema de la relación no siempre fácil del individuo con la realidad en la que vive.

Dentro de las producciones realistas hay que destacar la tendencia a realizar un teatro de tema
histórico, como sucede en Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipcíaca (1977), sobre
la España de Fernando VII, de José Martín Recuerda. En todas estas obras la historia se utiliza
como recurso para criticar lo que estaba sucediendo en la España contemporánea.

EL NUEVO TEATRO (A PARTIR DE 1970)

La desaparición de la censura con posterioridad a la muerte de Franco en 1975 dio paso a una
explosión teatral. Se renovó la cartelera teatral, en que se representaron obras de autores no
del gusto del anterior régimen político, como García Lorca.

Estas representaciones teatrales suponían un acontecimiento cultural, ya que significaban la


superación de una época y el enlace con las tendencias vanguardistas teatrales anteriores a
1936. Este espíritu renovador alcanzaba también a la puesta en escena de obras no tan
vanguardistas, como Yerma de Lorca, de las que se hicieron representaciones totalmente
vanguardistas.

La aparición de un grupo de dramaturgas y directoras teatrales es otro síntoma del cambio de


mentalidad en la sociedad española. Entre estas dramaturgas se podría citar a Carmen Resino
o Paloma Pedrero, que en general proponen nuevos rumbos teatrales de gran compromiso
social y existencial, pero adaptados a las nuevas temáticas y técnicas teatrales.

El teatro experimental y otros autores no realistas

La experimentación que en los años 70 se produce en teatro tiene dos autores fundamentales:
Fernando Arrabal y Francisco Nieva. En ambos autores el enfoque realista del teatro ha
desaparecido, para dar paso a un teatro simbólico y pánico, donde lo grotesco y lo onírico son
elementos fundamentales, y la violencia y el sexo sus temas predominantes.

Fernando Arrabal no pudo dar a conocer sus obras en España hasta después de la muerte de
Franco. En su teatro hay innovación textual y de escenificación. Este autor se acerca a las
concepciones teóricas y vitales del Surrealismo, al igual que a otras tendencias teatrales

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vanguardias, sin olvidar el arte provocador y nihilista de Tristan Tzara. Su trayectoria dramática
se ha estructurado en tres etapas:

1. El primer teatro ingenuo. Del absurdo al prepánico, con, por ejemplo, El triciclo (1953).
Son obras emparentadas con el teatro del absurdo.
2. La vanguardia del pánico, con, por ejemplo, Guernica (1959).
3. En la tercera fase se distinguen tres subfases: el pánico revolucionario, con obras como
Oye, patria, mi aflicción (1975); el teatro bufo, con obras como Róbame un billoncito
(1978); y la serenidad de los dioses, con obras como Carta de amor (2001).

Francisco Nieva comparte con Arrabal la concepción vanguardista del teatro, aunque es una
concepción del teatro más barroca. Busca la trasgresión moral en el tratamiento de ciertos
asuntos, mediante un lenguaje en el que se combinan diversos registros y estilos. Su
producción sigue la siguiente clasificación.

 Teatro de farsa y calamidad, por ejemplo con El rayo colgado (1952).


 Teatro furioso, con, por ejemplo, Pelo de Tormenta (1962).
 Teatro de crónica y estampa, con, por ejemplo, Sombra y quimera de Larra.
Representación alucinada de `No más mostrador´ (1975).

El antecedente literario español de este teatro experimental sería el teatro de vanguardia


anterior a 1936, como los esperpentos de Valle Inclán o El público de García Lorca. En estos
antecedentes y en el teatro que nos ocupa lo visual y los recursos extraverbales son decisivos.
El descubrimiento del cine y los nuevos recursos visuales y sonoros actuales han incidido en
este tipo de teatro.

Al lado de esta experimentación teatral aparecen otros autores vanguardistas, como José
Ruibal, de tono más intelectual, y cuyas obras mostraban una alta intencionalidad
antifranquista. Pertenece a la corriente denominada Nuevo Teatro Español, que se aleja del
realismo tradicional y usa alegorías y símbolos. De sus obras destaca El asno (1962).

Jerónimo López Mozo también pertenece al Nuevo Teatro. Algunas obras que ha publicado en
la última década son Puerta metálica con violín (2000) o Hijos de Hybris (2001). En esta última,
asistimos a una nueva reelaboración del teatro de la crueldad y a una denuncia del terrorismo.
Encuentra en la mitología griega una fuente de inspiración.

Algunos de estos autores del Nuevo Teatro crearon talleres de escritura teatral donde se
forman muchos de los dramaturgos de la denominada generación de los 80, en la que se
incluyen nombres como Paloma Pedrero, Sergi Belbel…

También en los años 70-80 surgieron gran cantidad de grupos de teatro independiente, como
un deseo más de experimentación proponiendo nuevas alternativas teatrales y como una
reafirmación de la libertad escénica alcanzada con posterioridad a 1975. La eclosión teatral
producida a finales de los años 70 no pudo ser recogida únicamente por los teatros
comerciales, que participaban además de diferentes postulados teóricos sobre el teatro, por lo
que fue necesaria la creación de salas alternativas, que absorbieron parte de este teatro
independiente. Grupos como Los Goliardos, Els Joglars o Tábano son algunos de los nombres
de este tipo de teatro.

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En los grandes teatros se estrenaron con éxito en estos años obras de los grandes renovadores
teatrales europeos, como Brecht o Beckett.

Otras tendencias teatrales

Además de las tendencias no realistas, aparece otra serie de autores que se aparta de esta
línea para renovar el teatro realista, aunque revitalizado con nuevos enfoques y con la
aplicación de nuevas técnicas dramáticas Entre estos dramaturgos se podría citar a:

 Antonio Gala (1930): llega al teatro realista a través de un teatro más lírico, de
preocupaciones más existencialistas que colectivas, y donde la acción no es lo
dominante, sino la temática que se plantea, como el tema del amor. El planteamiento
de aspectos comprometidos es frecuente en sus obras anteriores a 1980, como Petra
regalada (1980).
 Romero Esteo (1930): su teatro es provocador y corrosivo y se encuentra dentro del
realismo grotesco. Entre sus obras destaca Pontifical (1967).
 Manuel Martínez Mediero (1938): retoma el teatro realista para plantear temas
sociales como las drogas, la prostitución... Mezcla en sus obras el humor con la
experimentación, como en El bebé furioso (1974). También utiliza temas históricos
tratados desde una óptica peculiar, no exenta de comicidad, como en Aria para un
papa español (1983), sobre los Borgia.

Fermín Cabal, José Luis Alonso de Santos y José Sanchís Sinisterra vuelven también al teatro
realista, esta vez retomando formas más tradicionales como el sainete y la comedia de
costumbres. Algunas de ellas tendrán como fondo temas históricos, como ¡Ay, Carmela!
(1986), de Sanchís Sinisterra, ambientada en la Guerra Civil. Sin embargo, en sus obras
dominan los temas contemporáneos, contemplados a veces con un matiz cómico, como en
Bajarse al moro (1985) de Alonso de Santos, o Tú estás loco, Briones (1978), de Fermín Cabal.

A estas propuestas realistas se unen otras donde la experimentación es mayor, como en el


teatro de Juan Mayorga o Yolanda Pallín. En sus obras se juega tanto con el texto literario
como con su puesta en escena, por lo que no es fácil su acceso a teatros comerciales. A su lado
aparecen propuestas teatrales más alegóricas y simbólicas, como el teatro de Alfonso Vallejo.

EL TEATRO DE FINALES DEL SIGLO XX Y DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI

Asociaciones y agrupaciones teatrales

A la renovación de la dramaturgia española en el último tramo del siglo XX contribuyen una


serie de fenómenos como la creación en 1982 de la Asociación de Directores de Escena de
España y otras asociaciones e instituciones. Los aspectos escenográficos, tan importantes en el
contexto europeo y tan desatendidos en el caso español, van a empezar a asumir el papel que
les corresponde gracias a la Asociación de Directores de Escena.

Desempeñan también un importante papel las escuelas y talleres dramáticos, promovidos por
Fermín Cabal, Jesús Campos… En ellos se presta atención al fenómeno dramático en su
totalidad: texto, interpretación… Los asistentes a estos talleres son ya autores muy notables.

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Gracias a la iniciativa de Jesús Cracio, se creó en 1984 el premio “Marqués de Bradomín”.
Estaba destinado a escritores jóvenes y tenía como objetivo fundamental el de descubrir y
potenciar nuevos valores.

Asociaciones de dramaturgas

En el último tercio del siglo XX y en los comienzos del XXI las mujeres empiezan a ocupar en la
vida pública española el espacio que se les venía negando. Varias dramaturgas vieron la
necesidad de agruparse para alcanzar este objetivo y en 1986 nació la Asociación de
Dramaturgas Españolas para dar a conocer la existencia de sus textos.

Sus objetivos son promover el teatro español, en general, y el femenino en particular,


incentivar el intercambio y los contactos culturales para un mayor desarrollo y divulgación del
quehacer teatral, promocionar el papel de la mujer en el ámbito escénico y contribuir a su
integración en la vida cultural española.

Hay otros colectivos que pretenden construir un espacio para la mujer creadora. Por su parte,
grupos de investigación de universidades han organizado congresos dedicados a las
dramaturgias femeninas.

Dramaturgias significativas de estos años

En estos años consolidan su trayectoria dramática algunos autores que ya habían publicado en
fechas anteriores, y otros que lo hacen con motivo del Premio “Marqués de Bradomín”, o que
escriben sus primeras obras después de haberse formado en las Escuelas de Arte Dramático y
en Talleres de Teatro. Muchos de ellos encuentran su espacio escénico en las salas
alternativas, y en algunos casos crean y dirigen una compañía propia. Entre estos nombres
pueden citarse Juan Mayorga (1965) o Paloma Pedrero (1957).

Las salas alternativas

En 1986 apareció en el panorama escénico madrileño la Cuarta Pared Escuela de Teatro, como
centro de investigación y de formación teatral. En 1997 la sala entregó premios a colectivos, al
espectador más joven… Se han marcado objetivos como la flexibilidad de la programación o la
mejora de los medios técnicos. Una obra estrenada en ese escenario es Las manos, dirigida por
los responsables de dicha sala madrileña, Javier García Yagüe, José Ramón Fernández y
Yolanda Pallín. Es el relato crepuscular de Castilla y un homenaje a Delibes.

Las salas proliferan y en 1992 se crea la Red de Teatros Alternativos, con el objetivo de difundir
esta modalidad dramática y de facilitar el encuentro, el debate y la divulgación de propuestas
innovadoras. En Madrid se crea la Coordinadora de Salas Alternativas. La experiencia es común
a otros lugares de la Península.

En 2002 el Festival de Teatro Internacional de Sitges acogió en su programa la celebración del


VIII Congreso Estatal de Salas Alternativas y del Foro Abierto de Creación escénica
Contemporánea.

Otros espacios han constituido el laboratorio teatral de determinadas compañías, como Moma
Teatre de Valencia.

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Algunas de las aportaciones escénicas de estos últimos años

En los últimos años, la dramaturgia española se ha renovado con las aportaciones de


dramaturgas como:

 Angélica Liddell (1966): comienza su trayectoria dramatúrgica en el año 1988 con


Greta quiere suicidarse. En 1993 crea la compañía “Atra Bilis”, que ha sido calificada de
agitadora y provocadora. Desde una postura ética, ha publicado algunos libros de
teatro, como Leda (1993).
 Itziar Pascual (1967): con, por ejemplo, ¿Me concede este baile? (1991).
 Laila Ripoll (1964): ha adaptado a clásicos españoles, entre los que destaca su versión
de El rufián Castrucho, de Lope de Vega, estrenada en 2003 con el título de Castrucho.
Entre sus obras merece citarse El día más feliz de nuestra vida (2001). Ha fundado la
compañía teatral Micomicón. En su dramaturgia ocupa un lugar de privilegio la crítica
del terror y de los dogmatismos.
 Gracia Morales (1973): cofundadora de Remiendo Teatro, es autora, entre otras obras,
de Como si fuera esta noche (2001).

TEMA 5.- LITERATURA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN. LITERATURA Y EL


CINE

LITERATURA Y PRENSA

El fenómeno más significativo de estos tiempos es la presencia de los medios de comunicación


en todas las esferas de la vida. Cualquier movimiento artístico no puede entenderse obviando
su vertiente mediática. Una época caracterizada por el mestizaje de los discursos propicia la
relación entre lo literario y lo periodístico. Sin embargo, esta relación no es nueva, sino que
arranca desde el mismo momento de la aparición del periodismo.

Por lo que respecta a la literatura inglesa, la novela de los siglos XVI y XVII tiene los mismos
orígenes que el periodismo.

En España, en el Siglo de Oro, el autor literario Almansa y Mendoza realiza una labor
trascendental en las industrias de la información en los años del reinado de Felipe IV. Su obra
periodística se reparte en las dos modalidades de su tiempo: la gaceta o noticia corta, con
estructura epistolar, y la relación, dedicada a relatar un suceso. Las informaciones de ambas se
caracterizan por la presentación concisa, sintética y precisa.

Mariano José de Larra (1809-1837) fundó publicaciones periódicas, colaboró en revistas


literarias y publicó artículos, que vienen siendo considerados piezas capitales de la literatura.
José de Espronceda (1808-1842) y otros escritores insertan en periódicos y revistas sus
creaciones literarias y encuentran en dichos medios el espacio más adecuado para la
exposición de sus reflexiones. Contribuyen al esplendor del periodismo otros autores literarios
de los siglos XIX, XX y XXI.

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La simbiosis entre periodismo y literatura la logró Truman Capote en A sangre fría. Junto a
esta, la obra The Electric Koool-Aid Acid Teat (1968), de Tom Wolfe (1930), supuso una nueva
orientación tanto para el periodismo como para la literatura. Otras de sus obras han hecho
que se lo considere como uno de los principales teóricos del nuevo periodismo.

Si el nuevo periodismo americano quiere ser una fusión de prensa y de literatura, el mismo
propósito es el que guía a Juan José Millás en sus Articuentos (2002). En nuestros días, la tenue
frontera entre periodismo y literatura vuelve con fuerza al sector editorial. Por ejemplo, la
Randon House Mondadori ha estrenado la colección Crónicas, lanzando títulos del periodismo
literario. De estas relaciones con el periodismo también participa la literatura dramática, por
ejemplo, en la adaptación teatral de la serie televisiva Amar en tiempos revueltos, de la que se
ha afirmado que parece una crónica periodística.

LA RADIO Y LA LITERATURA

La función de la palabra en la radio es fundamental. No hay que identificar, sin embargo,


lenguaje radiofónico con lenguaje verbal, ya que la estricta interpretación lingüística de las
manifestaciones radiofónicas le priva de su especificidad.

Las interconexiones entre el arte verbal y la radio se manifiestan en las adaptaciones


radiofónicas de textos literarios. Uno de los ejemplos más significativos sería la adaptación de
All That Fall, de Samuel Beckett, realizada en 1956, y que constituyó el primer radiodrama en
el que se utilizó con éxito un nuevo sonido mitad musical, mitad efecto sonoro convencional.

En la línea de convergencias del fenómeno radiofónico y del hecho literario pueden


considerarse las emisiones de radiodramas y las adaptaciones radiofónicas de textos
novelísticos.

El radiodrama o radioteatro adoptó la estructura melodramática (drama con música) o la de la


modalidad más específicamente literaria (lectura de diálogos), deudora del teatro escénico. En
el teatro radiofónico, junto al diálogo de los personajes, los efectos sonoros y la música, el
narrador desempeñaba un papel primordial. No solo se encargaba de ilustrar las didascalias
sino que desempeñaba una función parecida a la del coro en la tragedia clásica. En los años 30,
se abolió el uso de la figura del narrador. Bertolt Brecht sería uno de los pioneros del
radioteatro, al que seguirían Paul Claudel, Samuel Beckett…

Las primeras aproximaciones a la radio-literatura generaron dos tipos de programas: la lectura


simple de textos, a una o dos voces, o el recitado de poesías, a cargo de expertos en la
declamación poética.

En España, junto a su función periodística, la radio adopta en los años 30 una orientación más
literaria que musical. Un hito en las emisiones de textos literarios en esta época de la radio
española la constituye la salida en 1946 de una novela sobre Don Quijote de la Mancha.

En los años 50, los géneros del radioteatro, el serial y la radio-novela, incluidos en el término
genérico radiodrama, continúan siendo los modos de encuentro más frecuentes entre el texto
literario y el fenómeno radiofónico. El serial es el género destacado en los años 1951-1962,
como, por ejemplo, Lo que no muere (1953), de Sautier.

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En el éxito de las radio-novelas influye la personalidad de los actores.

En la década de los 70 se pone en antena la radionovela más escuchada de todos los tiempos,
Lucecita, que se emite en 1974.

En los últimos años no han desaparecido los textos literarios en este medio, como lo muestra
el itinerario radiofónico llamado Bertolt Brecht, que comprende obras que han sido
transmitidas entre 1965 y 1978, como El alma buena de Se Chuan.

Una buena muestra de cómo los mensajes radiofónicos pueden ser adaptados a otros géneros
lo constituye El viaje a ninguna parte, de Fernando Fernán Gómez, que fue en principio una
serie radiofónica, luego una novela, y por último un filme.

LA TELEVISIÓN Y LA LITERATURA

Un hombre de teatro, Juan Guerrero Zamora, fue responsable de la primera representación


teatral de TVE en 1957, eligiendo una obra de O`Neill, Antes del desayuno. Fue igualmente el
creador del espacio dramático Fila 0, así como Jaime de Armiñán y Adolfo Marsillach dirigieron
los primeros relatos seriados en la década de los sesenta.

El programa Estudio 1 tenía el objetivo de incrementar la afición al género escénico,


mostrando un variado repertorio de obras inaccesibles para el espectador y especialmente
para aquellos que no residan en las capitales. Entre los Estudio 1 más recordados figuran Las
brujas de Salem, de Arthur Miller en 1965, o El gran teatro del mundo, de Calderón de la Barca,
en 1969.

En la década de los 60, tiene un papel especial el espacio Novela. Se realizaron muchas obras
de ese género. Entre los títulos más famosos figuran El conde de Montecristo, realizado en
1969, o La pequeña Dorrit, en 1970.

A finales de la década de los 60 pertenecen relatos seriados grabados en vídeo, como Visto
para Sentencia, de Alfredo Castellón y Carlos Muñiz en 1971.

Con la transición política, las ficciones televisivas no ocultan su carácter docente. La operación
de las producciones de TVE consistió en coadyuvar al cambio del imaginario colectivo de los
españoles creando historias que posibilitaran los procesos de autoidentidad colectiva o
socialización política. En este contexto, triunfan series relacionadas con la literatura como La
barraca (1979) o Fortunata y Jacinta (1980).

En la década de los 90 se realizan adaptaciones televisivas de textos literarios, rodadas en


soporte cinematográfico, característico de los años 80. Destaca, por ejemplo, El Quijote (1992).

Los trasvases han llevado a la pantalla obras dramáticas, pero también se ha producido el
fenómeno inverso realizándose adaptaciones teatrales de películas. Buenos ejemplos de ello
son los filmes de Edgard Neville, García Berlanga…, trasladados al escenario. A esta misma
reversibilidad asistimos en los trasvases entre televisión y literatura. En fechas recientes se ha
trasladado al arte escénico una serie televisiva: Amar en tiempos revueltos.

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LITERATURA, VÍDEO, MULTIMEDIA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS

De una gran utilidad ha resultado el vídeo para el teatro. Por una parte hoy disponemos,
gracias a este medio, de grabaciones de obras de nuestro teatro clásico y contemporáneo, y,
por otra, el vídeo es utilizado en los diversos ensayos y representaciones, y estas grabaciones
les permiten a los actores corregir posibles deficiencias. El Centro de Documentación Teatral
dispone de soportes de vídeo y DVD para el estudio de las representaciones escénicas.

El vídeo se incorpora en ocasiones a la representación, produciendo efectos electrónicos. Un


ejemplo de ello sería The Electronic Hamlet (1979), de Wolf Vostell.

Las nuevas tecnologías han contribuido al desarrollo de los medios audiovisuales. Internet es
una de las herramientas más utilizadas hoy en día. Los periódicos han acudido a las ediciones
digitales, y las revistas literarias y las bibliotecas virtuales se han convertido en importantes
auxiliares del material impreso.

Son muy interesantes las relaciones entre la literatura y las nuevas tecnologías, como las
incidencias de las mismas en la creación, difusión, estudio y enseñanza de la literatura.

Algunos autores afirman que el libro en papel va a desaparecer, a favor del formato
electrónico, pero otros dicen que el libro nunca morirá. Umberto Eco afirma que el libro
impreso y la edición electrónica pueden convivir, y que hay que potenciar ambos, ya que cada
uno tiene utilidades específicas. El libro, según él, continuaría como soporte principal de la
literatura creativa, y el ensayo y la edición electrónica servirán para las obras de referencia.

Algunas ventajas de Internet son: el fácil manejo, ser una multiplataforma, constituir un medio
de comunicación mundial… Pero también tiene inconvenientes: posible uso para fines
delictivos, desorientación en el acceso a la información,… Entre las prestaciones de la Web
para el investigador de la Literatura se encuentran: el acceso a diccionarios on-line, el acceso
directo a bibliotecas nacionales y extranjeras, y el acceso a obras en formato electrónico.
Internet permite al investigador de la literatura acceder a una multitud de campos que
resultaban hasta la fecha inimaginables. Enric Bou insiste en la utilidad de Internet para la
difusión de textos literarios originales y en el impacto en obras como La piel del tambor, de
Pérez Reverte. La relación de la literatura con lo multimedia es una consecuencia de la
evolución que la novela experimentó a lo largo del siglo XX. Algunas obras se presentan como
itinerarios que, al ser recorridos, construyen el relato inicialmente solo virtual.

La literatura se nos presenta, así, en solidaria relación con otras artes y abierta
constantemente a incorporar nuevos procedimientos.

LITERATURA Y CINE. LA INFLUENCIA DE LA LITERATURA EN EL CINE. LAS


ADAPTACIONES O RECREACIONES FÍLMICAS

Una parte de los procedimientos utilizados por el cine deriva de la lengua literaria. Cualquier
aspecto llamativo de la composición de una película puede ser relacionado con recursos
presentes en alguna narración literaria del siglo XIX o épocas anteriores. En las novelas más
elementales y primitivas, las de la literatura helenística, hay ya inversiones temporales, relatos

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intercalados que permiten la simultaneidad, panorámicas, primeros planos, en fin, todas esas
argucias propias del cine.

Eisenstein afirma que el primer plano es una representación metonímica de la parte por el
todo. La consideración de la metáfora en el cine como alternancia de signos diferentes en el
terreno semántico dentro de contextos sintácticos idénticos es ilustrada en su película El
acorazado Potemkin. De la misma forma, la composición de secuencias mediante oposiciones
binarias presenta analogías con los métodos estructuralistas.

Victor Sklovski considera que el cine impondrá importantes cambios en la historia de la


literatura. En el ardor inicial, la literatura comienza por imitar los procedimientos del cine. Pero
la literatura acabará por refugiarse en un campo puramente lingüístico y renunciará al
argumento.

Adaptar una obra literaria al cine significa tomar el sentido de un enunciado y reproducirlo en
una forma significante distinta. Cuando se adapta una obra literaria al cine, no se procede
como si se tratase de una traslación completa de los contenidos de un sistema a otro, sino que
se elabora también una nueva estrategia comunicativa y se modifican las circunstancias
pragmáticas.

Las adaptaciones aparecen con el nacimiento del cinematógrafo. Así, en el año 1896 se
seleccionan escenas de The Widow Jones para The Kiss, y en 1989 se filma una versión de Don
Juan Tenorio. A partir de 1906, los préstamos tomados de la literatura se generalizan. Por
ejemplo, de Zola se llevarían a cabo adaptaciones de El dinero, Nana… Muy pronto empezarían
también las adaptaciones de obras teatrales. En 1911, por ejemplo, se lleva a la pantalla Julio
César.

En el caso español, el fenómeno de las adaptaciones surgió también en fecha muy temprana.
Se empezaron adaptando textos clásicos, como El Quijote, y se terminó con la versión de
textos modernos como la obra de Ángel Guimerá, Terra baixa (1897).

Algunos de los propios escritores se ponen detrás de la cámara para controlar las versiones
cinematográficas de sus textos, como Blasco Ibáñez con Sangre y arena (1916).

Luis Miguel Fernández no considera acertado el término adaptación porque en la


transformación fílmica de un texto anterior no existe una relación de dependencia, sino de
igualdad entre lenguajes diversos, lo que implica una nueva producción, partiendo de una
situación diferente. Esta afirmación se explica porque el cine y la literatura utilizan códigos
sígnicos distintos, de manera que al pasar de una estructura significante a otra se modifica
también la estructura de la significación. En un sentido semejante se manifestaba Francisco
Ayala, argumentando que la pieza que sirve de base es una obra de arte y la película extraída
de ella será otra obra de arte diferente.

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INFLUENCIA DEL CINE EN LA LITERATURA. TÉCNICAS CINEMATOGRÁFICAS EN OBRAS
LITERARIAS

Serguei Eisenstein ya encuentra procedimientos cinematográficos en el poema Marine de las


Iluminations de Rimbaud, cuya disposición tipográfica resalta la alternancia de dos acciones
paralelas, y en un fragmento de Bel Ami, de Maupassant.

Para los teóricos del précinéma, la utilización de ciertos recursos que más tarde emplearía el
cinematógrafo vendría determinada por las propias limitaciones del texto literario en cuanto
hecho lingüístico. La lengua ya habría dado todo lo que tenía que dar de sí y se necesitaba
recurrir a otros medios nuevos de expresión.

Joaquín de Entrambasaguas define el precinema como una invención estética con indicación
del movimiento, que presiente el dinamismo propio del cinematógrafo y con una expresión
técnica que luego constituirá la del cine. Entre los ejemplos de literatura cinematográfica hay
que citar, según Entrambasaguas, el teatro del Siglo de Oro, destacando a Tirso de Molina.

Amado Alonso se había referido ya a autores literarios como precursores de los artistas de la
cámara. Afirma que artistas literarios como Larreta son los primeros en haber hecho estudios
de gestos, ademanes, que reproducen los movimientos del alma, con el enfocamiento de la
atención a un reducido espacio, al rostro…

Desde una perspectiva diferente, Juan Miguel Company afirma que el hecho de que los
escritores naturalistas tiendan a una escritura de la visibilidad no debería llevar a algunos
teóricos a deducir de los textos rasgos cinematográficos. Este autor rechaza el précinéma.

A pesar de ello, no se puede dejar de reconocer la analogía entre procedimientos fílmicos y


determinados recursos literarios de textos escritos antes y después de la aparición del
cinematógrafo. Manuel Alvar ha estudiado la técnica cinematográfica en la novela, afirmando
que algunos procedimientos de Joyce en Gentes de Dublín son los utilizados en el cine desde
hace muchos años. Alvar estudia también las consecuencias de la técnica fragmentaria en la
novela española y se refiere a La noria, de Luis Romero, que pertenece a esta manera
cinematográfica inaugurada por Cavalcanti.

En la narrativa y en la poesía actuales la presencia de lo cinematográfico, tanto en los aspectos


temáticos como en los recursos formales, es muy significativa.

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