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Seminario de investigación: “Problemas de Historia Moderna.

Esoterismo rosacruz y ciencia en la Europa Occidental del siglo


XVII”

Alumna: Mariana Rabanaque


Profesora: Dr. Juan Pablo Bubello
Facultad de filosofía y letras, Universidad de Buenos Aires (UBA)

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La obra de Diego Torres Villarroel entre la tradición y la modernidad

I. Introducción
El siglo XVIII en Europa dio luz a una época de transición de una mentalidad barroca a una
ilustrada. El conflicto internacional que desato la Guerra de Sucesión Española (1701-1713) 1 actuó
como telón político de un siglo en el que nuevos conocimientos se encontraron en pugna con las
ideas conservadoras y dogmáticas instaladas y defendidas por la Iglesia y el Estado absolutista. La
revolución científica del siglo anterior ya había sentado las bases para el movimiento intelectual y
cultural de la Ilustración. Asimismo, en el plano económico la ruptura con los modos tradicionales
de producción y el auge de la lógica burguesa fueron las características predominantes del periodo.
En este contexto muchos intelectuales comenzaron a interesarse y experimentar en saberes tales
como la medicina, la biología, la química, la alquimia, la astrología, la filosofía, etc. De modo que
sus obras iluminaron una época en la que el pensamiento científico moderno comenzaba a cobrar un
claro protagonismo en detrimento del conocimiento tradicionalista.
En este sentido, esta investigación pretende abordar una figura clave en el escenario español
dieciochesco: Diego de Torres Villarroel (1694-1770), el gran piscator de Salamanca2. De vitalidad
desbordante y gran curiosidad intelectual, fue poeta, escritor, medico, matemático, astrólogo,
alquimista y catedrático de la universidad de Salamanca. Dueño de una personalidad que oscilaba
entre la locura y la erudición se vio atravesado a lo largo de su vida por tensiones permanentes entre
la tradición y la originalidad de la modernidad. Su principal biógrafo Antonio Garcia Boiza lo
retrato como “Hombre nacido para saber y criticarlo todo, de alma inquieta y temperamento estrafalario,
fué D. Diego de Torres la piedra de escándalo de su tiempo, odiado de unos, admirado como ser
sobrenatural y divino por otros, pero por todos conocido. Su popularidad era inmensa 3.
Durante su errática y heterogénea trayectoria literaria incursiono en la autobiografía, los sueños, la
divulgación, la poesía, el teatro, las hagiografías y alcanzo la fama gracias a sus exitosos
almanaques y pronósticos de gran consumo masivo.
No obstante, considerando el perfil de nuestro personaje y el marco histórico y social en el que

1 . Conflicto internacional que duró desde 1701 hasta la firma del tratado de Utrecht en 1713, que tuvo como
causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de España, último representante de la Casa de Habsburgo, y
que culminó con el ascenso al trono de Felipe V (1683-1746) dejando como principal consecuencia la instauración de la
Casa de Borbón en España.
2 . Nombre con el que Diego Torres Villarroel firmaba sus almanaques y pronósticos
3 . García Boiza, Antonio, D. Diego de Torres Villarroel, ensayo biográfico, Madrid: Editora Nacional, 1949. Pag
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transcurrió su vida, esté trabajo se propone vislumbrar los rasgos de una mentalidad moderna,
asociada a los valores de la Ilustración 4, en la obra torresiana. Con tal propósito analizaremos su
autobiografía Vida y, en menor medida, sus almanaques. Asimismo, desarrollaremos las lineas
interpretativas que discuten, desde diferentes disciplinas, sobre el carácter barroco o moderno de
Torres. Con dicho objetivo creemos que es necesario repasar los hechos más relevantes de la vida
del escritor y recorrer los trabajos que hasta el momento han contribuido a la polémica mencionada.

II. Consideraciones sobre la Vida de Diego Torres Villarroel


Hijo de un humilde librero5, Pedro de Torres, Diego nació en Salamanca los últimos días de mayo
de 1694. “Yo nací entre las cortaduras del papel y los rollos de pergamino de una casa breve del
barrio de los libreros de la ciudad de Salamanca” 6 relata en su autobiografía. De carácter sociable
y gran vitalidad, fue un claro ejemplo de la búsqueda de ascenso socioeconómico típico de la lógica
burguesa moderna ya que busco superar su pasado de pobreza utilizando la escritura para canalizar
su rebeldía y alcanzar la independencia, fama y felicidad.
En su adolescencia y juventud mantuvo una actitud errante y desafiante ante las instituciones y las
figuras de autoridad, lo que contribuyó a la formación de su imagen folclórica 7. No obstante,
durante esta etapa también comenzó a formarse en distintas disciplinas. En 1706 se dedico al
estudio del latín con su maestro don Gonzales de Dios y un par de años luego comenzó sus estudios
universitarios en las "Escuelas Menores" al obtener una beca de Retorica en el Colegio Trilingue
(1708-1713).
Su desobediencia a las autoridades tradicionales que defendían el método escolástico así como el
estudio abocado a diferentes ramas del saber y su permeabilidad a las nuevas corrientes científicas
nos hacen ver a Torres no solo como un adelantado en su época sino como una figura clave en el
camino hacia la Ilustración.
Se estima que a comienzos de 1714 escapó a Portugal debido a una "travesura" que había realizado
en Salamanca. Allí trabajo como ayudante de un ermitaño 8, curandero, bailarín y soldado, servicio

4 . La Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual europeo (especialmente en Francia, Reino Unido y
Alemania) que comenzó en Inglaterra con John Locke y la Revolución Gloriosa, y se desarrolló desde mediados del
siglo XVIII, teniendo como fenómeno histórico, simbólico y problemático la Revolución francesa.
Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la
superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos
científicos, económicos, políticos y sociales de la época. Este tipo de pensamiento se expandió en la burguesía y en
una parte de la aristocracia, a través de nuevos medios de publicación y difusión.
5 . De acuerdo con su autobiografía su familia se empobreció como consecuencia de la Guerra de Sucesión.
6 .Torres Villarroel, Diego de, Vida / Diego de Torres Villarroel; edición anotada e introducción de Manuel
María Pérez López, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2009. Pág 12
7 . Se rebeló contra las autoridades de la Iglesia, la milicia, el Estado y la Universidad.
8 . La amistad que entablo con el ermitaño que lo acobijó quedó plasmada en su obra “El ermitaño y Torres,
aventura curiosa en que se trata lo más secreto de la filosofía” Sevilla, 1726.

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del que deserto motivado por una cuadrilla de toreros.
En 1715 volvió a Salamanca y se ordeno subdiácono, por mandato de su padre. A su vez comenzó a
interesarse por las ciencias y a leer sobre filosofía, alquimia, medicina, astrología y matemáticas.
Reingreso a la Universidad de Salamanca, en donde participo de la polémica entre jesuitas y
dominicos con respecto a la alternancia de las cátedras 9, por lo que fue encarcelado por seis meses
en 1717. Al año siguiente, preocupado por los problemas económicos de su familia publico su
primer almanaque: Ramillete de los astros y consigue el cargo de profesor sustituto de la cátedra de
Astrología y Matemáticas.
No obstante, en 1720 se trasladó a Madrid con el propósito de obtener allí reconocimiento y poder
resolver la ruinosa situación de su familia. Durante los primeros meses padeció hambre, fue acogido
en las casas de profesionales de la ciudad y asistió al Hospital General, donde completo sus estudios
de Medicina. Sin embargo, su vida dio un viraje cuando fue llamado por la condesa de Arcos para
que resuelva un asunto sobre duendes 10, que le consiguió, a modo de agradecimiento, asilo en su
residencia y luego en casa de otros nobles. Allí comenzó a asistir a tertulias en las que se debatía
sobre temas científicos y filosóficos.
Durante los años de 1723 y 1724 sus almanaques comenzaron a tener éxito entre el publico, lo que
llevo a que el negocio del Gran piscator Sarrabal de Milán, que hasta el momento dominaba el
mercado, presionara para conseguir la prohibición real de cualquier otro almanaque11. No obstante,
en marzo de 1724 consiguió publicar el almanaque con el que alcanzaría la fama, dado que contenía
el pronostico de la muerte del rey Luis I.
Sin embargo, su creciente popularidad, su estilo picaresco y el contenido de sus obras hicieron que
cultivara numerosos enemigos, entre los que se destacaron el benedictino Benito Feijoo y el medico
Martín Martínez con su obra Juicio Final de la Astrología12 , con quien Diego entablo una famosa
polemica13.
9 . La alternativa de las cátedras fue un destacado episodio de la lucha por el poder en la Universidad de las
órdenes religiosas. En el Claustro Pleno del 16 de noviembre de 1716, los jesuitas solicitaron la alternancia de las
escuelas tomista y jesuítica en las cátedras de Teología y Filosofía. Pese a la oposición de otras órdenes,
consiguieron su propósito mediante real decreto de 22 de febrero de 1718. Torres se alineó habitualmente en el
bando de los dominicos, frente a los jesuitas.
10 . Para más información sobre esté episodio de su vida consultar: Álvarez de Miranda, Pedro, “Los duendes en
casa de la condesa de los Arcos: un episodio de la Vida de Torres y su difusión oral previa”, en Revisión de Torres
Villarroel, Manuel María Pérez López y Emilio Martínez Mata (eds.) [1998], pp. 79-91.
11 . A pesar de esto, Torres combatió mediante la pluma y logro que en noviembre de 1726 se levantara
definitivamente dicha prohibición
12 . Martínez, Martín, Juicio Final de la Astrología, en defensa del Teatro Crítico Universal, dividido en tres
Discursos, Madrid, 1727.
Martín Martínez (1684-1734), ligado al grupo de novatores de la Regia Sociedad de Medicina y otras Ciencias
de Sevilla, fue figura destacada en la renovación de la medicina española. Feijoo lo defendió de las primeras críticas
escolásticas a su obra, y él apoyó al benedictino en su campaña contra la astrología, atacando personalmente a
Torres.
13 .Responde a las acusaciones de Martínez con sus obras: Conclusiones a Martín, Entierro del Juicio Final y

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Entre sus grandes obras se destacan Viaje fantástico (1724), Correo del otro mundo (1725) y de
1726, El Hermitaño y Torres y La suma medicina o piedra filosofal del ermitaño. Y bajo el estilo de
narración onírica publico: Visiones y visitas de Torres con Don Francisco de Quevedo por la Corte
(1727-1728), La Barca de Aqueronte y residencia infernal de Plutón (escrita en 1731 y publicada
en 1743), Vida natural y católica (1730) y Los desahuciados del mundo y de la gloria (1736-1737).
En ellas plasmo diversos conocimientos sobre ciencia, alquimia, medicina, moral entre otros
saberes. Sin lugar a dudas el intelecto y carácter abierto, temerario y burlón del Piscator no fue
indiferente a las ideas innovadoras de la ciencia. Y podemos afirmar que la oscilación y el conflicto
entre los saberes escolásticos y el pensamiento científico moderno quedaron plasmados en sus
publicaciones.
En 1726 volvió a Salamanca tras ser presionado para abandonar la corte de Madrid 14, consiguió la
cátedra de Matemáticas y entablo una relación conflictiva con el claustro de la universidad debido a
su postura afín a las nuevas corrientes de pensamiento.
Entre 1732 y 1734 la vida de Torres dio un vuelco al ser desterrado a Portugal sin posibilidad de
defenderse15, razón por la cual decidió huir a Francia en compañía de su amigo don Juan de Salazar.
Tras una breve estancia en las ciudades de Bayona y de Burdeos retornaron disfrazados de arrieros a
Portugal, en donde por medio de sus manuscritos y almanaques 16 reclamo su inocencia y denuncio
la injusticia que lo abatía.
A pesar de la documentación acerca de este acontecimiento los motivos no resultan del todo claros,
ya que en las acusaciones solo se alude a un episodio en el que Juan de Salasar había herido a un
sacerdote que lo había provocado con injurias y que esté había declarado también contra Torres
frente a la justicia de Castilla. Al hecho en sí, se le sumo la injusticia de que no se le permitió a
Torres defenderse, razón por la cual, como era su costumbre, recurrió a sus almanaques como medio
de comunicación y catarsis emocional: " Yo, Señor, vibo con evidentes señales de que la acusación
hecha contra mí ha sido pensada y construida por vna rencorosa conjuración que ha años que
respira blasfemias, escupe maldiciones y arroja libelos verbales, y aun a inducido a las sátiras
vivificación de la Astrología (1727).
14 . Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la
superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos
científicos, económicos, políticos y sociales de la época. Este tipo de pensamiento se expandió en la burguesía y en
una parte de la aristocracia, a través de nuevos medios de publicación y difusión .En 1726 Torres escribe su obra
Sacudimiento de Mentecatos en 1726, en la que proclama desafiante ante el mundo un sistema individualista de
valores, centrado en el gozo de la vida, con resonancias subversivas sin precedentes. Esta publicación le costó la
expulsión de la corte madrileña.
15 . Para profundizar sobre esté acontecimiento ver “El destierro de Diego de Torres Villarroel en Portugal: dos
memoriales inéditos” de Guy Mercadier.
16 . Delirios astrológicos (octubre de 1732), Los sopones de Salamanca (noviembre de 1733) y El mesón de
Santarén (junio de 1734).

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contra mi honrra y opinión, y las cláusulas que a impreso su malicia en el puríssimo ánimo de V.
M. no tienen más concepto que el de vn chisme cuio primer aborto se engendró en las ociosidades
de vna combersación" 17.
En este contexto, cabe destacar que en una de las suplicas que dirigió al rey en su almanaque le
solicito poder escribir su propio texto autobiográfico de manera tal que pueda contar el mismo los
acontecimientos de su vida y limpiar su imagen de las ofensas de sus enemigos. Este proyecto logró
alcanzarlo finalmente en 1743 con la publicación de Vida, Ascendencia, nacimiento, crianza y
aventuras del doctor Don Diego de Torres Villarroel.
Si bien dicha obra refleja la recuperación anímica de Torres tras su destierro en los años
subsiguientes a su publicación el autor se encontró con otro ataque de sus adversarios. La
inquisición expurgó Vida natural y católica (1730), su obra de divulgación más importante, debido
a las acusaciones de unos jesuitas18. Este acontecimiento lo llevo a una depresión que le provoco
una apoplejía. En 1745 tomo el sacerdocio y continuo publicando opúsculos y sus famosos
almanaques, que fueron finalmente prohibidos en 176719.
Sus enemigos volvieron a arremeter contra él entre 1758 y 1762, cuando presento la idea de crear
una academia publica de enseñanza de practicas de matemáticas a distintos oficios.
Durante sus últimos años residió como administrador del duque de Alba en el Palacio de Monterrey
mientras colaboraba de forma caritativa en el Hospital de Nuestra Señora del Amparo. En 1767
sufrió una nueva depresión tras la sorpresiva muerte de su sobrino más querido y falleció finalmente
en junio de 1770.

III. Algunas interpretaciones historiográficas sobre la obra de Diego Torres Villarroel

A lo largo del siglo XX la figura contradictoria y olvidada de Diego Torres de Villarroel comenzó a
despertar el interés de investigadores de la historia de la literatura y de la historia de la ciencia.
Desde el análisis literario, concentrado sobre todo a sus almanaques y a su Vida, no caben dudas
que el escritor salmantino se destaco por su estilo novedoso y particular en el escenario
dieciochesco español. Sin embargo, se puede decir que entre los estudios torresianos surgieron dos
corrientes interpretativas: una tradicionalista, que oscila entre una interpretación del escritor como
un contrarreformista barroco o un avanzado en su época, y otra mas moderna que lo posiciona como

17 . Guy Mercadier, El destierro de Diego de Torres Villarroel en Portugal: dos memoriales inéditos, Alicante :
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2009. Pág 4
18 . Por edicto de 25 de julio de 1743, la Inquisición mandó retirar el libro para su expurgación. Mercadier
sospecha, con buena base, que el asunto estuvo instigado por los jesuitas Bazterrica (colega de Torres en la
Universidad), y Casani, miembro del Santo Oficio.
19 . Al igual que la obra Libros y dos entregas de la Vida.

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un escritor burgués.

La postura tradicional la cimento la obra de Antonio García Boiza quien negó rotundamente el
carácter científico de Torres. Sin embargo, en paralelo salieron a la luz otros estudios como los de
Guy Mercadier, Rusell P. Sebold y Paul Ilie que si bien no lo consideran un científico, resaltan
ciertos rasgos de empirismo e innovación en sus obras. Por ultimo la vertiente más moderna, entre
la que destacamos los aportes de Manuel María Pérez López, Iris M. Zabala, Emilio Martínez Mata,
Eugenio Suárez Galbán y Juan Fernando Valenzuela Magaña, ubica al piscator dentro de la lógica
burguesa moderna.
En Don Diego de Torres Villarroel, ensayo biográfico García Boiza considera a Villarroel una
figura clave dentro del grupo de reformadores del siglo XVIII, en el que destaca por ser el
regenerador de los estudios matemáticos y científicos de la Universidad de Salamanca.
Por otra parte, las investigaciones de Guy Mercadier le atribuyen a Torres una personalidad compleja y
ambigua que combina tradición y arraigo al pasado con claros elementos de renovación. En este sentido y en
contra a la posición mas moderna que encuentra en el salmantino un personaje plenamente burgues y
moderno Mercadier declara que “Diego no es tan independiente de sus antepasados [y] el nosotros de
esta declaración es una prueba cierta”.20. En cuanto a su obra plantea que el autor vive en “estado de
autobiografía permanente”21 y que “El juego consiste en aprovechar elementos parciales del esquema
para subvertirlo por completo, hasta el punto de invertir su función y sentido”22.
Para Mercadier la obra torresiana denota rasgos rústicos de la novela moderna, la observación permanente
que realiza el sujeto de su medio circundante así como el conocimiento por medio de su propia experiencia
son consecuencia de corrientes filosóficas como la baconiana 23. Con la llegada del XVIII y las nuevas
influencias filosóficas los escritores de signo naturalista van poco a poco reemplazando a los de
tendencia idealista en todos los géneros literarios24. Según Sebold el estilo de Torres presenta el carácter
mixto típico de una época en la que conviven corrientes de pensamiento entrecruzadas, una muestra de ello
es la contradicción que se observa entre mundanidad y ascesis a lo largo de su obra.
Por ultimo cabe destacar el trabajo “El conocimiento a través de los sueños y la Ilustración
20 . Mercadier, Guy. Diego de Torres Villarroel. Máscaras y espejos. Salamanca: Fundación Salamanca Ciudad
de la Cultura, 2009. Pág 242
21 . Mercadier, Guy. Diego de Torres Villarroel, 1694-1770: Una autobiografía permanente. Alicante : Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, 2009
22 . Manuel María Pérez López y Emilio Martínez Mata (Eds.),Revisión de Torres Villarroel, Salamanca,
Ediciones Universidad de Salamanca, 1998, pág 27.
23 . Francis Bacon (1561-1626) célebre filósofo, político, abogado y escritor inglés, fue el padre del empirismo
filosófico y científico. Desarrolló en su De dignitate et augmentis scientiarumn (De la dignificación y progreso de la
ciencia) una teoría empírica del conocimiento y precisó las reglas del método científico experimental en su Novum
organum, lo que hizo de él uno de los pioneros del pensamiento científico moderno
24 . R. P. Sebold observa en el campo literario el surgimiento en las décadas de 1740 y 1750 de una "minuciosa
imitación realista de lo observado" que, en línea con la influencia baconiana y sensualista relaciona ambiente y
personaje

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española: un juicio sobre Torres Villarroel” de Paul Ilie que presenta cierta originalidad ya que
intenta encontrar el lugar de Torres en la Ilustración española a través de sus escritos en forma de
sueños25. El autor comienza declarando que el salmantino fue incapaz de estar al tanto de los nuevos
conocimientos de su época, lo cual denota un atraso con respecto a algunos de sus contemporáneos.
Torres se apoya en la concepción clásica geocéntrica del universo según la cual el ser humano esta
inmerso en un vinculo estable con Dios, se trata de un modelo de pensamiento mecánico 26 y
estático. Según él el sueño como vehículo de conocimiento de la realidad está designado por la
imaginación separada de la razón y es por eso que las imágenes de los sueños no pueden ser
tomadas como validas. Por lo cual, no es la intervención de elementos sobrenaturales, típicos de una
mentalidad espiritualista, lo que le quita peso a los sueños como proponen los materialistas. Incluso
Ilie observa que en esté sentido la influencia escolástica está muy presente en él, “Torres expresa el
proceso en los términos dieciochescos de acontecimientos ‘reales´ y ´fantasmales´, términos no
muy diferentes de los de las corrientes escolástica y epicúrea, supervivientes de épocas
anteriores”27. Finalmente Ilie concluye que el interés por la estructura del sueño que comparte
Torres con pensadores como Diderot se debe a una preocupación de la época y no a un vinculo
directo con el pensamiento ilustrado.
Siguiendo esta linea, el trabajo de Duran López28 considera que la obra de Torres es un caso
excepcional dentro de la autobiografía picaresca difundida en España a lo largo del siglo XVIII, ya
que se aleja del estilo barroco e incluye elementos burgueses y modernos. No obstante postula que a
pesar de su gran originalidad no debe identificarse al salmantino como un escritor plenamente
burgués ya que la narrativa pertenece al estilo de la picaresca barroca.
Por otro lado, dentro de la perspectiva de análisis moderna hallamos el trabajo de Manuel María Pérez López 29
quien desde la filología lleva a cabo una revisión del autor como figura literaria e intelectual tomando como
criterios la mentalidad científica, las formas literarias y la sumisión o disidencia respecto al sistema de
valores contrarreformista. Haciendo hincapié en el carácter científico del personaje considera que su obra
refleja las contradicciones típicas del tránsito de la mentalidad barroca a la ilustrada.

25 . Russell Sebold, ed., Diego de Torres Villarroel, Visiones y visitas (Madrid: Espasa-Calpe, 1966)
26 . El mecanicismo es la doctrina según la cual toda realidad natural tiene una estructura comparable a la de una
máquina, de modo que puede explicarse de esta manera basándose en modelos de máquinas. Como concepción
filosófica reduccionista, el mecanicismo sostiene que toda realidad debe ser entendida según los modelos
proporcionados por la mecánica, e interpretada sobre la base de las nociones de materia y movimiento.
27 . Illie, Paul. El conocimiento a través de los sueños y la Ilustración española: Un juicio sobre Torres Villarroel.
En Revisión de Torres Villarroel, Manuel María Pérez López y Emilio Martínez Mata (eds.), Salamanca, Ediciones
Universidad de Salamanca, 1998, pp. 93-102. Pág 25.
28 . Dúran López, Fernando. De los almanaques a la autobiografía a mediados del siglo XVIII: piscatores,
filomatemáticos y alrededores de Torres Villarroel. Dieciocho: Hispanic enlightenment, ISSN 0163-0415, Vol. 36,
Nº 2, 2013, págs. 179-202.
29 . Manuel María Pérez López y Emilio Martínez Mata (Eds.),Revisión de Torres Villarroel, Salamanca,
Ediciones Universidad de Salamanca, 1998.

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Asimismo Pérez López plantea que el trabajo de Torres fue objeto de interpretaciones superficiales
que lo alejan de los albores de la modernidad y lo retrotraen al contrarreformismo. Por lo general
las criticas a su persona se vinculan a su personalidad bufonesca y a la figura folclórica del
astrólogo impostor, el Gran Piscator. En definitiva como la “encarnación del oscurantismo que las
mentes avanzadas de su tiempo ya estaban combatiendo: justo la contrafigura reaccionaria de su
contemporáneo Feijoo”30.
Según el autor el equivoco radica en intentar encajar a los escritores de la primera mitad del siglo
XVIII dentro de los presupuestos de la Ilustración o en la perspectiva barroca, como es el caso de
Guy Mercadier, quien hace hincapié en el atraso científico de Torres. Sin embargo, el autor objeta
que se trata de una acusación injusta ya que el año de muerte de Torres, 1770, es muy distante del
momento en que se comienzan a desarrollar los conocimientos científicos que se plasman en sus
obras31. Y sin embargo, “desde nuestra perspectiva llama la atención sus frecuentes gestos de
disidencia: sus proclamaciones de empirismo, su adhesión al atomismo, sus guiños distanciadores
frente a los excesos anticientíficos del magisterio eclesiástico , sus referencias al sistema
copernicano en términos idénticos a los de los novadores”32.
Asimismo estudios sobre la influencia de la ciencia moderna en España 33 han contribuido a la idea
de un periodo de transición (1680-1725) en el que entran en crisis los valores contrarreformistas y
el pensamiento renovador da sus primeros pasos. “Son los novatores (hombres como Cabriada,
Muñoz Peralta, Corachán, Mateo Zapata, Martí, T. Vicente Tosca, al que Torres reconoció como
maestro de su formación autodidacta) quienes inician el tránsito desde el dogmatismo escolástico
contrarreformista a un pensamiento racional de aliento laico y a una ciencia sometida a la
comprobación de la experiencia”34. Por lo tanto concluye que en el momento que las publicaciones
torresianas salen a la luz lo hacen en concordancia con las ideas científicas de estos novatores.
Siguiendo con la vertiente critica más moderna nos encontramos con la tesis de Iris M. Zavala 35 que
considera a Torres Villarroel pionero de una vertiente del discurso utópico dieciochesco a la que
denomina “utopía popular” en contraste con el discurso culto de las élites de la época. Esté

30 . Ibid, pag 3
31 . Torres escribe sus obras entre 1718 y 1766.
32 . Manuel María Pérez López y Emilio Martínez Mata (Eds.). Op cit. Pag 12.
33 . Vid. O. Quiroz Martínez, La introducción de la filosofía moderna en España, México, 1949; J. M. López
Piñero, La introducción de la ciencia moderna en España, Barcelona, Ariel, 1969; Iris M. Zavala, Clandestinidad y
libertinaje erudito en los albores del siglo XVIII, Barcelona, Ariel, 1978. Para una visión de conjunto, J. L. Abellán,
Historia crítica del pensamiento español, III, Madrid, Espasa-Calpe, 1981; G. Stiffoni, "La cultura española entre el
Barroco y la Ilustración", en Historia de España de R. Menéndez Pidal, XIX, vol. 2, Madrid, Espasa-Calpe, 1985.
34 . Manuel María Pérez López y Emilio Martínez Mata (Eds.). Op cit. Pag 7
35 . Iris M. Zavala. Utopía y Astrología en la literatura popular del setecientos: Los almanaques de Torres
Villarroel. España. en Nueva Revista de Filología Hispánica, XXXIII (1984), pp. 196-212.

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subgénero se manifestó por medio de los calendarios y los pronósticos astrológicos consumidos por
la pequeña burguesía de las ciudades. Los almanaques formaron parte de una de las primeras
literaturas de consumo y los escritores debieron recurrir a su originalidad e inventiva para poder
competir en el mercado.
En cuanto al contenido de esté tipo de literatura popular Zavala señala: “Su lenguaje paródico nos
remite a la cultura de la risa, a la cultura carnavalesca, y a sus transgresiones éticas y morales. El
mundo al revés, desacralizado, que exalta lo bajo corporal y sus placeres” 36. De esta forma, Torres
y sus seguidores forjaron una cosmología popular que apuntaba a satisfacer las ideas de progreso y
felicidad de la sociedad burguesa a la vez que satisfacía el deseo de igualdad de las clases sociales
del Antiguo régimen. En sus almanaques hablan personajes que representan a las clases populares y
dejan en claro que es posible el ascenso social mediante el acceso a las instituciones. Asimismo
destaca la importancia de las libertades individuales, el trabajo, la honestidad entre otros valores
propios de la sociedad burguesa moderna.
Dentro de la critica moderna torresiana también encontramos La vida de Torres Villarroel y la
autobiografía moderna (de Villarroel a Rousseau) de Suárez Galbán. En la cual la Vida de Torres es
presentada como un preludio del genero autobiográfico moderno37 como puede deducirse de las
similitudes entre su obra y Les discours de la méthode de Rousseau.
La continuidad temporal entre ambos se vislumbra también desde una perspectiva filosófica-
psicológica y socioeconómica. Mientras que Torres posee el espíritu burgués, propio de los hombres
de la primera mitad del siglo XVIII, Rosseau surge como representante del romanticismo posterior.
De hecho, fue el desarrollo de lo “burgués y laico” lo que le permitió al salmantino desarrollar su
autobiografía. Al respecto destaca, “si el burgués no hubiera logrado la fuerza social y económica
-práctica, en una palabra- el romántico espiritual; se necesitaba un tipo de intelectual negociante
como Villarroel -y no hablemos ya de Voltaire- que abriera brechas en el comercio de los libros,
por ejemplo, para que Rousseau después tuviera público, y con él algún dinero, si bien limitado a
causa de la censura”38. Asimismo, según Galbán, en las dos obras puede distinguirse la influencia
de una perspectiva moderna en la búsqueda interior del hombre y la idea de sí mismo como ser
independiente de Dios.
Continuando con esta perspectiva Juan Fernando Valenzuela Magaña en La Vida de Diego de
Torres Villarroel y su tiempo intenta comprender a Torres desde la mentalidad de su tiempo y buscar

36 . Ibid, pag 5.
37 . En este sentido Galbán refuta la tesis de José Hesse quien considera que las particularidades de España en el
siglo XVIII impiden asimilar la autobiografía de Torres a las contemporáneas del genero en el resto de Europa. En
cambio coincide con Juan Marichal quien pone la Vida de Torres a la par de las grandes autobiografía de la época.
38 . Suárez Galbán, Eugenio. La Vida de Torres Villarroel y la autobiografía moderna (de Villarroel a Rousseau).
Pág45.

10
las razones que lo llevaron a escribir su autobiografía. Contra la critica tradicional, que lo vincula
con la novela picaresca barroca, reivindica su figura como personaje relevante en el escenario
literario y cultural español del siglo XVIII.
Al igual que los autores que hemos mencionado, Magaña adhiere a la idea de que la vida y obra de
Torres presentan aspectos de modernidad, como su participación en polémicas con religiosos y
científicos influyentes de la época39. Un relato enfocado en él mismo como sujeto que vive
diferentes experiencias y su rol como divulgador popular.
Finalmente, en lo que podríamos considerar una tercera linea de análisis dentro del ámbito literario hallamos
el trabajo La contradicción como clave constitutiva de la Vida de Torres Villarroel de David Becerra Mayor.
Esté propone que el individuo del siglo XVIII se encuentra en medio de un momento de transición entre la
desintegración del sistema feudal y la consolidación del capitalismo por lo que adopta ideológicamente
elementos de los dos sistemas.
En este sentido en el análisis de la Vida de Torres se ven claramente la contradicción existente entre los
distintos rasgos. Por esta razón, tanto la critica literaria mas tradicionalista como la critica moderna, que ve a
Torres como un escritor burgués, no son en definitiva excluyentes ya que según Becerra “en la
40
contradicción se encuentra la clave constitutiva de su obra” .

IV. Conclusión
La Vida, pionera en el genero de la autobiografía moderna, así como el resto de sus obras que
incursionaron en otros géneros como los almanaques, pronósticos, sueños y obras de divulgación
posicionan a Torres en un claro periodo de transición entre una cultura barroca y la moderna
Ilustración. Su ambición por incorporar nuevos saberes lo llevo a formarse en diversas disciplinas
(matemáticas, filosofía, medicina, alquimia, astrología, literatura, etc) y a querer estar a la
vanguardia de los nuevos avances científicos. Adopto el antiescolasticismo oponiéndose a las
ordenes religiosas dominantes, principalmente a los jesuitas, y a los colegios mayores. Dueño de
una personalidad desafiante, errática y de mentalidad burguesa defendió un sistema de valores
individualista y utilizo sus habilidades como astrólogo y escritor para alcanzar fama y dinero a costa
de cosechar numerosos enemigos entre sus colegas y las instituciones de la época como la corte y la
Iglesia.
Si bien encontramos que gran parte de la critica lejos de considerar a Torres como un sujeto de la
modernidad prefirió ubicarlo en la tradición barroca, encontramos en su vida y en sus obras
sobrados rasgos de modernidad para sostener que se trata de un personaje clave en el periodo de

39 . Como la anteriormente mencionada polemica con el doctor Martín Martínez y Benito Feijoo. Benito
Jerónimo Feijoo, Teatro crítico universal, tomo primero (1726)
40 . David Becerra Mayor. La contradicción como clave constitutiva de la vida de Torres Villarroel. ISSN 0163-
0415,Vol. 36, Nº 2, 2013,págs.273-298. pag 274

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transición a la Ilustración. Como parte de un grupo de novatores, que postulaban nuevas formas de
conocimiento alejadas de la tradición escolástica, Villarroel escribió en un momento histórico en
que el sistema escolástico contrarreformista41 comenzaba a resquebrajarse y se iniciaba el transito
hacia un pensamiento laico que valoraría la experiencia como forma de conocimiento.
Por sus declaraciones fue expulsado de la corte en Madrid y en Salamanca se enfrento al claustro
universitario. Su obra Vida natural y católica (1730)42 fue condenada por la Inquisición española en
1743, año en que salio a la luz su autobiografía, que también da muestra de la apertura del autor a
las corrientes científicas modernas. Al igual que otros novatores del momento, tenía una mente
ecléctica y consideraba que el cuerpo y el alma se armonizan en el ser así como el hombre y el
universo se encuentran enlazados en armonía cósmica.
Por su polémica personalidad y la originalidad y los aportes científicos de sus obras consideramos a
Torres como una figura clave que contribuyó a sentar las bases para la Ilustración en España.

41 . Torres fue acusado por sus enemigos de judeoconverso en un momento en que la Inquisición juzgo y condeno
a varios novatores que se enfrentaron a la ciencia escolástica.
42 . Está obra demuestra su visión armonizadora de cuerpo y alma, ciencia y fe.

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Bibliografía consultada:

Fuentes primarias:
. Torres Villarroel, Diego de, Vida / Diego de Torres Villarroel; edición anotada e introducción de
Manuel María Pérez López, Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2009.

Bibliografía secundaria:
. David Becerra Mayor. La contradicción como clave constitutiva de la vida de Torres Villarroel.
ISSN 0163-0415,Vol. 36, Nº 2, 2013,págs.273-298
.Dúran López, Fernando. De los almanaques a la autobiografía a mediados del siglo XVIII:
piscatores, filomatemáticos y alrededores de Torres Villarroel. Dieciocho: Hispanic enlightenment,
ISSN 0163-0415, Vol. 36, Nº 2, 2013, págs. 179-202.
.García Boiza, Antonio, D. Diego de Torres Villarroel, ensayo biográfico, Madrid: Editora Nacional,
1949
.Illie, Paul. El conocimiento a través de los sueños y la Ilustración española: Un juicio sobre Torres
Villarroel. En Revisión de Torres Villarroel, Manuel María Pérez López y Emilio Martínez Mata
(eds.), Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 1998, pp. 93-102
.Mercadier, Guy. Diego de Torres Villarroel. Máscaras y espejos. Salamanca:
Fundación Salamanca Ciudad de la Cultura, 2009.
.Mercadier, Guy. Diego de Torres Villarroel, 1694-1770: Una autobiografía permanente. Alicante :
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2009
.Guy Mercadier, El destierro de Diego de Torres Villarroel en Portugal: dos memoriales inéditos,
Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2009
.Pérez López, Manuel María. y Emilio Martínez Mata, eds. Revisión de Torres Villarroel.
Universidad de Salamanca. 1998. pp. 13-35
.Russell Sebold. “Novela y autobiografía en la Vida de Torres Villarroel.” En Pérez López y
Martínez Mata, eds.
.Russell Sebold, ed., Diego de Torres Villarroel, Visiones y visitas (Madrid: Espasa-Calpe, 1966)
.Suárez Galbán, Eugenio. La vida de Torres Villarroel: literatura antipicaresca, autobiografía
burguesa. Chapel Hill, NC: U of North Carolina, 1975.
.Suárez Galbán, Eugenio. La Vida de Torres Villarroel y la autobiografía moderna (de Villarroel a
Rousseau).
.Zavala, Iris M. “Utopía y astrología en la literatura popular del setecientos: los almanaques de

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Torres Villarroel.” Nueva Revista de Filología Hispánica XXXIII. 1 (1984): 196-212.

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