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3) Uso del adverbio de negación “non”, que a partir del siglo XV decae a favor de
“no”. Hasta el siglo XVI no aparece escrita como la forma actual no.
6) Ay son: “ahí están”. “Ay” representa a la forma del adverbio ahí, distancia media.
Su etimología es AD HIC.
7) “Pora”. Esta preposición deja de emplearse a finales del siglo XIII que se
sustituye por “para”. Su etimología es PRO AD.
8) “Ende” > INDE. Este adverbio no sobrepasó el siglo XV, aunque la locución “por
ende” se emplea todavía con cierta vitalidad en el siglo XVI. En los textos existen diferentes
variantes de esta forma: “end”, “ent” y “en”. Aunque el Diccionario de Autoridades no lo
da como anticuado, ya Covarrubias certifica su desuso. Lope de Vega sólo lo emplea en
sus comedias en fabla.
9) Adverbio de lugar do (“do el peón pude ir”) equivalente del actual “donde”,
que desciende del latín UBI el cual, tras evolucionar a “o”, se reforzó mediante la
preposición “de” y tomó el significado de “onde”, del latín UNDE (que añadió la
preposición “de” dando el actual “donde”). Se trata de una forma que nace en siglo XII y
mure en el XVI.
10) El advervio “commo” desciende del vulgar quomo < quo modo.
11) “Ca” se utiliza durante toda la Edad Media y ya en el siglo XVI resulta una
palabra anticuada.
12) El adverbio “luego” procede del loco latino: la o breve diptonga y se produce la
sonorización de la velar, pasa de un significado locativo “en el lugar” a un significado de
tiempo “inmediatamente”, “aquí”, “ahora”, significado que tiene en el texto.
14) “Entonçe”, del latín vulgar “intunce” compuesto de “in” y el arcaico “tunce”.
15) “Assí”> del latín “sic íd”,la “a” se añade por analogía de muchos adverbios.
16) “Alí” del latín “ad illic” / allá > “ad illac”.
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17) Otrosy. Se trata de un adverbio aditivo “además”, que muere en el siglo XV,
siendo sustituido por tan bien.
18) Mesmo. En latín la forma para el identificador era IPSE (deíctico anafórico),
elemento que tras el reajuste del sistema de los demostrativos en romance sufre un cambio
semántico y sustituye a la forma ISTE, que ha su vez también experimenta un cambio
semántico cubriendo las funciones de HIC. De manera que en la casilla del identificador se
emplea EGOMET, pero el sufijo pierde fuerza expresiva y se refuerza con otro elemento:
EGO METIPSE, ahora bien, los hablantes por fonética sintáctica seccionan el término
EGOMET “yo mismo”, de manera que –MET deja de ser sufijo y pasa a formar la raíz del
término. La forma METIPSE se sigue reforzando con el superlativo –ISSIMU, y es de este
conjunto METIPSIMU, de donde deriva el término mesmo. Mesmo y mismo alternan, la
segunda influenciada por la -i- del superlativo.
19) Ninguno < NEC UNUM. Se trata de un indefinido negativo. La -i- deriva de la
analogía con la pronunciación de la conjunción copulativa [i] cuya grafía es et (por
homofonía con el adverbio no se representa como tal). La -n- es analógica con la forma del
adverbio de negación NON.
20) Hay que resaltar la aparición del artículo como nuevo determinante proveniente
de ille, illa, illu, el, la, lo y sus respectivos plurales. Este artículo tiene su origen en el
reajuste que sufren los pronombres o determinantes demostrativos. De hic, haec, hoc, iste,
ista, istud, ille, illa, illud, se perderá el primero por cuestiones de homofonía con otros
determinantes. Se recurrirá a ipse, ipsa, ipsum para restaurar la organización tripartita en
torno a las tres personas gramaticales.
En el caso del artículo masculino ell, se mantiene hasta el siglo XIII y suele aparecer
cuando el sustantivo comienza por vocal (“ell alferza”).
21) Omne < homine, se mantiene con valor indefinido hasta el XVI, cuando cae en
favor de “uno”, “alguien” y “nadie”.
22) El uso de “vos ambos” por “todos” es común en toda la Edad Media.
● Pronombres:
2) Vos > os. Podemos encontrar el vos átono en los textos (este libro que vos envio).
3 Observamos que la forma no ha perdido el elemento labial inicial, fenómeno que data de
finales del XV al XVI. Esta forma se utilizaba en el español medieval tanto para el plural
como forma de respeto. Para distinguir ese uso se introdujo una forma de plural informal
“vosotros” que se oponía a vos. La forma vos tendió a generalizarse, de manera similar a lo
sucede en las variantes de español con voseo, por esa razón se hizo común en situaciones
formales usar la forma vuesa merced > vuesarced > vuesaced > vuested > usted (con
muchas otras variantes) que marcaba aún más la distancia y el respeto. La generalización
como forma de plural de “vosotros” llevó por analogía a la creación de la forma “nosotros”.
3) Nos y vos tónicos son formas usadas de manera general hasta el siglo XIV, pero
desde este momento, comienzan a ser desplazadas por los descendientes de “nos” y “vos” +
“alteros, as”, que darán lugar a las formas actuales “nosotros” y “vosotros”. “Nosotros”
aparece por primera vez en el Libro de Alexandre y se propaga en la segunda mitad del
siglo XIV y principios del XV. En la segunda mitad de esta centuria predomina ya
“nosotros” y “vosotros” y en el siglo XVI se da casi con exclusividad estas formas, salvo
como fórmula de respeto.
6) Posesivos diferenciados. Para masculino se usaban las formas “mio, to, so” y para
femenino “mi, tu, su” (“mios fijos”). A partir del siglo XIV se rompe esta diferenciación.
7) El pronombre relativo “qui” se usa hasta finales del siglo XIV, sin distinción de
género ni número y es pronombre de persona y no de cosa. Se reemplaza antes de la Edad
Media por quién, forma que origina un plural analógico quienes, y que procede de quem,
que a pesar de su origen interrogativo se utiliza en la etapa medieval como relativo. “Qui”
tuvo una importante influencia sobre otras formas a lo largo de la Edad Media. También
tenemos un caso de “Que”: forma invariable que funciona como relativo e interrogativo.
Corominas y García de Diego piensan que la forma que proviene del acusativo quem, y sin
diptongación al ser átono y no de la forma quid.
8) Pronombre demostrativo “aqueste”: Se trata de la serie enfática “aqueste”,
“aquese”, serie que tiene sus variantes con formas apocopadas (“aquest”, “aques”),
documentadas desde el castellano antiguo. A finales de la Edad Media, la lengua tiende a
eliminar las formas largas, y esto ocurre porque se pierde ese matiz enfático y no tiene
sentido diferenciarla entre larga y breve porque no aporta ningún matiz semántico distinto.
La reducción de formas se cumple en “aqueste” y “aquese”, mientras que no ocurre lo
mismo con “aquel”, porque de haber ocurrido nos habríamos encontrado con una forma
“el”, que ya se había especializado como pronombre personal “él”, lo que hubiera
provocado una terrible homonimia entre personal y demostrativo. Finalmente el paradigma
queda resuelto con las tres formas siguientes: este, ese, aquel. Los tratadistas gramaticales
del Siglo de Oro señalaban que no estaba nada clara la diferencia entre las formas largas y
4 las cortas y, evidencian también que debió de darse más de una diferencia social y regional
en el uso de estos demostrativos. Correas dice en el XVIII que las formas largas son poco
usadas.
● Verbos:
2) La /d/ intervocálica en las segundas personas del plural de los verbos, procedente
de -tis se mantiene en español medieval con la dental sonora -des y después desaparece. Se
perdía en diferentes épocas según la vocal que le precediese fuese tónica o átona. Si la vocal
era tónica se pierde a finales del siglo XIV; si era átona se perdía a finales del XVI
(“oyredes”). El hiato resultante de esa pérdida se resuelve por disimilación (“oiréis”). Las
desinencias afectadas por estos cambios son: “-ades”, “-edes”, “-ides” y –“odes”.
3) La grafía -ll- perteneciente al fonema lateral palatal /ḻ/ en el verbo “levar” todavía
no presenta la palatalización que surgirá después. Proviene del verbo latino “levare”, cuya -
e- breve diptongaba en romance en -ie- cuando recibía el acento (lo cual no sucedía en todas
las personas verbales, y así generó unas formas que en el siglo XIII eran: lievo, lievas, lieva,
levamos (aquí no diptonga porque el acento va en la -a-) leváis, lievan. En el siglo XV, esos
grupos -lj- más vocal ya habían palatalizado en -ll- por efecto de la yod, y ya encontramos:
llevo, llevas, lleva, levamos, leváis, llevan. A partir del siglo XVI, el paradigma se iguala
por analogía, trasladándose la variante radical llev- a todas las personas y desapareciendo
aquellas que lo hacían en lev-.
4) Prótesis de la vocal a- a principio de palabra en los verbos “contesçe” y
“gradesçe” procedentes del latín “contigere” y “gratia”.
11) El significado originario del verbo “habeo” explica por qué, en el curso de varios
siglos hasta bien avanzada la Edad Media, el participio concuerda en número y en
género con el OD. De una estructura del latín vulgar como ésta: “habeo vaccam
comparatam” el español medieval hereda “comprado he una vaca”. Esa concordancia deja
gradualmente de respetarse y, entre los siglos XIII y XV, el participio se convierte en
invariable.
Por otro lado, esa perífrasis (habeo + participio) fue, durante siglos, utilizada sólo con
verbos transitivos. Las formas perfectivas de los verbos intransitivos en latín vulgar son
reemplazados por formas de “esse” + participio. Ese origen explicaría cómo, en la historia
6 del español, aparecen casos de esa construcción en donde se encuentra una concordancia del
participio con la persona y el género del sujeto. Ej.: venidos son por han venido.
Ese verbo “ser”, como auxiliar de verbos intransitivos, se utiliza de manera general
hasta el siglo XVI, e incluso hasta el XVII. Esas formas compuestas son el principal caso de
reestructuración del sistema verbal en el paso del latín clásico al castellano. Llega a afectar a
todas las formas perfectivas y podemos poner el siglo XIII como centuria en la que ya se ha
producido la sustitución de las formas compuestas en todos los tiempos.
12) Verbos “ser” y “estar”. El verbo “ser” ocupaba campos semánticos que hoy
tendría “estar”. Ello se debía a que en un principio alteraban tres copulativos: “yazer”- estar
tendido, “sedere/ese”- estar sentado/ ser, y “stare”- estar de pie. Tanto “yazer” como “seer”/
“seyer”, se utilizaron hasta finales del siglo XIV. Por tanto, al principio del XV sólo
perdurarán “ser” y “estar. Hasta el siglo XVIII habrá alternancia de ser y estar con el mismo
significado.
Respecto al pretérito perfecto simple, en la época medieval se utilizará una forma
perifrástica: pronombre personal + reflexivo + estar + gerundio (el se estava durmiendo).
13) Futuro de indicativo. Se crea con el verbo en infinitivo + la forma contraída del
presente del verbo “habeo” > he. Ej.: podere habeo > poder he > pod´re > podré –
pérdida también de la vocal, pero no ha desarrollado ninguna vocal porque es fácil de
articular. Estos verbos poseen una estructura silábica y, por ello, desarrollan sonidos de
apoyo (consonante epentética) para poder producirse una adecuada articulación: ponere >
pon´re > pondré.
El caso de “decir” y de “hacer” es especial porque, para la evolución del futuro de
estos verbos hay que partir de una reducción. Ej.: dicere habeo > di(ce)re he > diré (en la
E.M. tenemos ejemplos de la forma “dizré”, que por dificultad articulatoria, se pierde la -z-)
/ fa(ce)re he > haré
14) Condicional. Inexistente en latín y que nace para expresar una nueva realidad
gramatical, la expresión de un futuro del pasado (dexaría). Se trata de una construcción
romance que tiene su origen en una perífrasis de obligación: infinitivo + habebam (tener
que + verbo): dexare habebam > dexaría > dejaría. En la estructura sintáctica el verbo haber
pasará de verbo principal a verbo auxiliar y la construcción analítica se sintetizará en la
forma que hoy conocemos.
15) Presente de subjuntivo. Parte de las derivadas de “sedere”, es decir, una forma
como “sedeam>seya>sea”.
16) El pretérito imperfecto de subjuntivo latino no sobrevivió en español, ni en la
mayor parte de las variedades romances, pues en latín vulgar, en casi toda la Romania, la
forma del subjuntivo “-ron”, fue reemplazada por “-vissem”, es decir, pluscuamperfecto de
subjuntivo porque expresaba mejor el concepto de improbabilidad y para diferenciarlo del
pretérito perfecto de indicativo. Desde un punto de vista formal, la marca de perfecto -vi-
acaba por omitirse en latín vulgar, de manera que una forma como “cantavissem” se contrae
en “cantasse”.
Hasta el siglo XIII el pluscuamperfecto de indicativo terminado en –ra presenta
significado etimológico, posteriormente se hace sinónimo de las formas en –se. Esta
terminación se ajusta a la misma regla, también proviene del pluscuamperfecto y pasará a
ocupar la casilla del pretérito imperfecto (fuera, fiziera).
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● Sintaxis:
12) Las construcciones de participio con anteposición opcional del sustantivo como
restos del ablativo absoluto son comunes durante toda la Edad Media, especialmente si
indican temporalidad: La missa dicha, El sol exient.
● Léxico:
Hay una tendencia en los textos medievales hacia los cultismos (theremotu, cabtela,
ornado) que puede ser alterada por ultracorrecciones. Son especialmente notados, por un
lado, por llevar grafías etimológicas como “ph” por “f”, “th” por “t” y “ch” por el fonema
/k/, y por otro por ostentar grupos consonánticos extraños al español: “pt” (escripto) y “ct”
(sancta).