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DERECHO PENAL

Introducción:
Para llegar a una idea aproximada del concepto de derecho penal, debemos partir del
concepto de derecho.
Así, podemos definir al derecho: como el conjunto de normas jurídicas que regulan la
vida del hombre en sociedad. Se dice que el derecho hace posible el desarrollo individual en
sociedad ya que permite proyectar la conducta de las personas. Si no se cumple la norma, se
cumple la sanción.
Hay dos tipos de sanciones:
1) Las reparadoras o resarcitorias: rigen en el derecho civil y tienden a reparar el daño
a la víctima, volviendo las cosas al estado anterior al incumplimiento.
2) Las retributivas: rigen en el derecho penal y consisten en la privación de un derecho
de quien incumplió la ley penal. De este modo, la pena, en tanto sanción
característica del derecho penal, en sí es algo malo ya que frente a una lesión, se
impone otra a quien incumplió la norma penal. No debe confundirse el carácter
retributivo de la pena, con su fin, el cual veremos cuando abordemos la Teoría de la
Pena.

Considerando que entre los hombres es natural que se susciten conflictos propios de
la convivencia, resulta necesario entonces que alguien los resuelva.
Para ello, se necesitó de un orden, que los hombres se organicen políticamente dando
así nacimiento al concepto de lo que es el Estado, definido hoy como “la organización jurídica
de un pueblo dentro de un territorio determinado”. Dentro de esta facultad de organizarse
que tiene el pueblo a través del Estado, se encuentra el poder de impartir justicia y resolver
los conflictos que se presenten en la sociedad. En general el poder del Estado se va a repartir
en la base tres funciones que encaran distintos órganos, y que en definitiva constituyen el

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poder, cumpliendo cada uno de ellos determinadas funciones y controlándose mutuamente.
Así nos encontramos con los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
* Poder Ejecutivo: tiene como misión satisfacer las necesidades de seguridad, cultura,
bienestar general, administrando y ejecutando las leyes dictadas por el poder legislativo.
* Poder Legislativo: contribuye al orden jurídico mediante la creación de las normas de
derecho, es decir el dictado de las leyes que van regular la relación de los individuos entre sí y
de estos con los diferentes poderes del Estado.
* Poder Judicial: encargado de mantener el orden al restablecerlo cuando este fuera alterado.
Aplica la ley de carácter general al caso particular.
Finalmente con la modificación constitucional de 1994 aparece el poder del Ministerio
Público a través del art. 120 de la Constitución Nacional al decir “El Ministerio Público es un
órgano independiente con autonomía funcional y autarquía financiera, que tiene por función
promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad, de los intereses generales de
la sociedad, en coordinación con las demás autoridades de la República. Está integrado por
un procurador general de la Nación y un defensor general de la Nacón y los demás miembros
que la ley establezca. Sus miembros gozan de inmunidades funcionales e intangibilidad de
remuneraciones.”

CONCEPTO DE DERECHO PENAL


Con la expresión derecho penal se designa a:
1. La legislación penal: es el conjunto de leyes penales, que traducen normas que
pretenden tutelar bienes jurídicos. La violación a esas leyes se denomina delito. Se distingue
de la restante legislación ya que la infracción a las leyes penales (delito) acarrea la imposición
de una pena para lograr que quien cometió el delito no vuelva a delinquir. Esto no sucede con
la legislación civil, comercial, laboral, administrativa, etc, cuyas sanciones jurídicas tienden a
resarcir o a reparar el daño causado.
¿Qué es un bien jurídico?

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Cuando decimos que las leyes penales protegen bienes jurídicos, tenemos que precisar
qué se entiende por bien jurídico. Hay ciertos entes (la vida, el honor, la libertad, la salud,
etc.) por los que el legislador se interesa expresando su interés en una norma jurídica, lo que
los hace ser considerados jurídicamente como bienes (bienes jurídicos). Cuando el legislador
quiere tutelar un determinado ente penando su afectación con una pena, esos bienes
jurídicos pasan a ser considerados bienes jurídicos penalmente tutelados.
Por bien jurídico penalmente tutelado se entiende la relación de disponibilidad de una
persona con un objeto (la vida, el honor, el patrimonio, etc.), la cual está protegida por el
Estado a través de una norma penal que la protege. De este modo, por dar un ejemplo el
honor no es un bien jurídico en sí, sino el derecho a disponer del propio honor, así como el
bien jurídico no es la propiedad sino el derecho a disponer de la propiedad (ya que una
persona puede decidir libremente dilapidar su patrimonio, por ejemplo en el casino). En
suma, los bienes jurídicos son los derechos que tenemos a disponer de ciertos objetos.

Desde esta perspectiva, podemos afirmar el derecho penal es un conjunto de leyes que
protegen bienes jurídicos y que precisan su alcance, cuya violación se llama delito, y para el
cual se establece una sanción.

2. El sistema de interpretación de la legislación penal. Interpretar una ley significa darle un


sentido.

El derecho penal regula intereses que escapan a la competencia de personas privadas,


éstas solo intervienen en la esfera del derecho penal como sujetos activos o pasivos de los
delitos. Los intereses que atañen al derecho penal son públicos y en caso de conflicto, su
regulación y la decisión a su respecto sólo corresponden a los órganos del Estado, la voluntad
de los particulares nunca puede representar aquí la ley libremente reguladora del caso. Solo
la ley puede establecer delitos y penas, y sólo la justicia puede resolver los conflictos jurídico
penales.

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CARACTERES:
Para llegar a un claro concepto del derecho penal es importante conocer los caracteres
de aquel, que son: normativo, valorativo, finalista y garantizador.
* Normativo: su objeto esencial es la norma del derecho, aquella que regula la vida del
hombre en sociedad; la conducta humana que es valorada y definida en la ley penal por el
legislador al dictar las leyes.
El derecho penal se ocupa de conductas violatorias de las normas, en las cuales está el
“deber ser”.
* Valorativo: las normas que prevén lo que debe ser, tienen una razón en el ser y, a su vez,
tienen el fin de proteger determinados bienes jurídicos considerados valiosos por la sociedad;
amenazando en caso de no cumplir con ese “deber ser” con una sanción.
El legislador realiza una verdadera valoración o comparación de bienes para establecer
cuales deberán ser protegidos de modo especial y cuales no; y una vez hecha la opción,
establece una jerarquía graduando las penas que conllevarán el incumplimiento.
* Finalista: La idea de fin es la que genera la fuerza del derecho. El derecho es en esencia la
protección de intereses. A esos intereses jurídicamente protegidos se los denomina bienes
jurídicos. Ellos no son una creación artificial del derecho, sino que surgen de las necesidades
de la vida; por ello se los denomina intereses vitales para la sociedad y para el individuo -por
ejemplo: la vida, la salud, la libertad, el patrimonio, el honor-.
Es el derecho, mediante su tutela, quien eleva ese bien vital a bien jurídico protegido.
La finalidad del derecho penal es la defensa más enérgica de los intereses
especialmente dignos de protección por su valor a la sociedad, lo que hace mediante la
amenaza y aplicación de una pena; para poder mantener el orden y la paz de esa sociedad
que, de lo contrario, no existiría.
* Garantizador: el derecho garantiza la libertad de los individuos en hacer todo lo que no esté
previsto como delito. En derecho penal el silencio es sinónimo de libertad, porque para que
algo sea delito debe estar específicamente previsto en la ley. Todo lo que no esta prohibido
esta permitido, de allí que el art. 19 de la Constitución Nacional dice: “las acciones privadas

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de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a
un tercero, están sólo reservadas a Dios , y exentas de la autoridad de los magistrados.
Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo
que ella no prohibe”.
Justamente en este artículo se halla el límite más importante del derecho penal, el cual
consiste en que el estado no puede imponer una “moral” (penar al que no tenga hijos, al que
no trabaja, obligar al matrimonio), ya que las penas no pueden caer sobre conductas que
sean el ejercicio de la autonomía moral, sino sobre aquellas que afecten el ejercicio de esa
autonomía moral. No se pena a la mujer adulta soltera o viuda que tiene relaciones sexuales,
porque esa conducta incumbe a su conciencia moral, sino que se pena al que la obliga o le
impide tenerlas; se pena al que hurta o estafa, pero no al que regala o dilapida su patrimonio,
sea que lo regale a un hospital o lo juegue en un casino ya que tal elección pertenece a su
conciencia moral.

NATURALEZA JURIDICA

Es una ciencia jurídica y su estudio se corresponde con la finalidad de cualquier otra


rama del Derecho, al interpretar y elaborar los principios contenidos en la ley.

DERECHO PENAL OBJETIVO Y SUBJETIVO

* Objetivo: Es el conjunto de normas que integran el sistema penal de un Estado, es decir, la


totalidad de las leyes que definen delitos, formas de responsabilidad criminal y penas. Es la
derivación lógica del principio de legalidad contemplado en el art. 18 de la Constitución
Nacional (no hay crimen ni pena sin una ley).
* Subjetivo: En el sentido más amplio, es la facultad que el Estado tiene de definir los delitos,
fijar y ejecutar las penas: es lo que habitualmente se denomina “ius puniendi”. Decimos que

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es una facultad, porque el Estado es el único que -por medio del Poder Legislativo- tiene
autoridad para dictar leyes penales.

FUENTES DEL DERECHO PENAL:

Fuente del derecho: es el lugar de donde surge o emana el derecho, es su origen.


* Fuentes de Conocimiento: es donde se encuentra el derecho. Existen fuentes de
conocimiento mediatas e inmediatas :
-La ley es la única fuente de conocimiento inmediata. Es aquella que dicta el Congreso y
promulga el Poder Ejecutivo conforme a las atribuciones constitucionales, es solo a ella a la
que recurrimos en derecho penal para saber si un hecho es delito o no. No hay crimen ni
pena sin ley que así lo establezca -art. 18 Constitución Nacional-.
La ley es así advertencia y garantía: advertencia de que será penado quien cumpla la
conducta que la ley describe; y garantía de que sólo en esos casos el Estado pondrá en
marcha el mecanismo penal.
La Ley es ubicada por encima de las otras fuentes de conocimiento del derecho penal, las que
sirven como una especie de fuente indirecta y a las cuales se recurre para la creación o
modificación de las leyes, porque ayudan a interpretarla, pero no la suplen. Ellas son las
fuentes mediatas, a saber:
- La costumbre: es una norma que resulta de la constante uniformidad de cierto modo de
actuar o de no actuar y de la convicción de que tal comportamiento es jurídicamente
obligatorio. Se trata de un ordenamiento de hecho, de una norma que surge del
comportamiento reiterado de los miembros de una sociedad para una época o en un
momento determinado. No emana de un órgano jurídico estatal. Se transforma en derecho
estatal cuando de su observación espontánea se pasa a la imposición de su obligatoriedad
por parte del Estado (common law).
- La Jurisprudencia: es la reiterada y coincidente interpretación que de la norma hacen los
Tribunales Superiores de Justicia, a través de las sentencias que dictan.

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- La Doctrina: es la interpretación que los grandes juristas o estudiosos del derecho realizan
de las normas penales
* Fuentes de Producción: Apunta al sujeto legitimado para la creación de las normas penales.
En nuestro caso, es el Estado a través del Poder Legislativo (el Congreso) la única fuente de
producción encargada de la formación de las leyes penales. Así lo establece el artículo 18 de
la CN cuando reza que “ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo
fundado en ley anterior al hecho del proceso”, ya que se hace referencia a la ley emanada del
Congreso Nacional. En consecuencia, el art. 75 inc. 12 de la CN establece que es atribución
del Congreso Nacional sancionar leyes penales y del mismo modo, el artículo 99 inc. 3 le
prohíbe al Poder Ejecutivo dictar decretos en materia penal.
ESTRUCTURA DE LA LEY PENAL

Esta conformada por un precepto y por la sanción.


* El Precepto: es la descripción de una forma de conducta del individuo violatoria o peligrosa
para un bien jurídico tutelado (contiene fundamentalmente el verbo o acción que se reprime).
* La Sanción: es la consecuencia lógica del cumplimiento de dicha conducta, que se establece
dentro de una escala penal que con anterioridad se haya fijado.
Con el dictado del precepto y la sanción queda agotada la ley penal, pero por sobre
encima de ella surge la norma de carácter general que indica que no se debe hurtar, o no se
debe matar, por ejemplo. Quiere decir en consecuencia que técnicamente, no es delito
infringir la ley a través de la conducta descripta en el verbo, sino adecuar la conducta al texto
del precepto, pues con ello se esta quebrantando no la ley penal, sino la norma que subyace
fuera de esa misma ley, que esta siempre vigente, dándole vida y razón de ser a aquella.

CARACTERES DE LA LEY PENAL.

* Exclusiva: Solo ella crea delitos y establece sanciones.


* Obligatoria: Todos han de acatarla, y nadie está exceptuado de ello.

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* Ineludible: Las leyes sólo se derogan por otras leyes, y mientras ello no suceda su obligación
de cumplimiento es ineludible.
* Igualitaria: Es para todos igual (art. 16 de la Constitución Nacional).
* Constitucional: debe estar acorde con las disposiciones que establece la Constitución
Nacional.

VALIDEZ TEMPORAL Y ESPACIAL DE LA LEY PENAL

* Validez temporal:
En el derecho en general de la República Argentina rige el principio contenido en el art.
3 del Código Civil, que establece que las leyes rigen para el futuro, principio que en materia
penal se encuentra consagrado en el art. 18 de la Constitución Nacional en cuanto establece
que el juicio previo a toda condena debe estar basado en una ley anterior al hecho que
motiva la condena (Principio de Irretroactividad de la Ley Penal); al cual se le suma el principio
de la ley más benigna, con el cual se permite en materia penal alterar el principio general
anteriormente mencionado, si resulta mas beneficioso para el imputado (excepción al
principio).
Las pautas que rigen la validez temporal están dadas en el art. 2 del Código Penal:
- Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuera distinta de la que existe al
pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna.
- Si durante la condena se dictare una ley más benigna, la pena se limitará a la establecida por
esa ley.
- En todos los casos del presente artículo los efectos de la ley se operaran de pleno derecho.
* Validez espacial:
Rige el Principio de territorialidad: ante la existencia de un delito, la ley penal aplicable
es la del lugar de comisión del hecho. Es el principio dominante en la legislación mundial, que
response a un principio de lógica elemental fuertemente unido al concepto de soberanía (el
derecho que tienen los distintos países de dictar su propia legislación que va regir en su

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territorio y en el orden internacional, el respeto que tienen que tener los restantes países a la
legislación que cada uno sancione en su territorio, como una forma de mantener la paz
internacional o de no violar el orden jurídico internacional)
El art. 1 del Código penal sostiene que se aplicará a los delitos cometidos en el
territorio de la Nación Argentina, o en los lugares sometidos a su jurisdicción; entendiendo el
concepto de territorio como todo lugar al que se extiende la soberanía del Estado y esta
constituido por toda porción de suelo, subsuelo, mar y espacio aéreo, así como por el
conjunto de cosas sobre las que esa soberanía se ejerce.

TEORÍA DE LA PENA
El derecho penal se encarga de interpretar las leyes penales, es decir leyes que imponen
penas, pero ¿Qué es la pena y para qué sirve? La doctrina en este sentido no es pacífica y
ante tal pregunta ha ensayado distintas respuestas. Debemos tener en cuenta que dado que
la pena es lo que caracteriza al derecho penal, cada una de las teorías de la pena implica una
concepción de la pena que tiene sus propios fundamentos filosóficos y políticos.
POSITIVA
PREVENCIÓN GENERAL
(SE DIRIGEN A LA
SOCIEDAD EN GRAL)
NEGATIVA
TEORIAS DE LA PENA

POSITIVA
PREVENCIÓN ESPECIAL
(SE DIRIGEN AL INDIVIDUO
QUE COMETIÓ EL DELITO) NEGATIVA

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1) Teoría de la prevención general negativa
Sostiene que la pena se dirige a quienes no delinquieron para que en el futuro no lo hagan.
Parte de una concepción racional del ser humano, como si consultara al Código Penal antes
de decidirse a cometer un delito. Esta teoría entiende que la pena tiene por fin atemorizar
a quienes no delinquieron.

2) Teoría de la prevención general positiva


Esta teoría también se dirige a la sociedad en general (a quienes no delinquieron) y afirma
que la pena produce un efecto positivo sobre quienes no cometieron delitos, pero no para
disuadirlos sino para reforzar su confianza en el sistema penal. Alimenta la creencia de que
la pena es un bien para la estabilidad social ya que incentiva a la sociedad en general a
cumplir la ley.

3. Teoría de la prevención especial negativa


Para esta teoría la pena opera sobre el infractor para neutralizar los efectos negativos de
su conducta, causándole un mal a esa persona que consiste en privarlo de su libertad. Así,
le asigna a la pena la neutralización física de la persona que cometió un delito para evitar
el peligro de sus conductas.

4. Teoría de la prevención general positiva


Sostiene que la pena tiene una función positiva de mejoramiento sobre el infractor. Parte
del presupuesto que la pena es un bien para quien la sufre. El Estado, conocedor de lo
bueno, debe modificar el ser de la persona e imponerle su modelo humano. Es la teoría
receptada por nuestro ordenamiento jurídico en las siguientes normas:
- Art. 1 de la ley 24660: la ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus
modalidades, tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de
comprender y respetar la ley procurando su adecuada reinserción social,
promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad.

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- Art. 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH): las penas
privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la
readaptación social de los condenados. Con la reforma constitucional de 1994 la
CADH adquirió jerarquía constitucional, por lo que forma parte del bloque de
constitucionalidad argentino.

Finalmente, encontramos la teoría agnóstica y negativa de la pena de Eugenio


Zaffaroni. Ésta sostiene que ninguna de las teorías de la pena que acabamos de mencionar
pueden definir a las penas por sus funciones ya que éstas no se verifican en la realidad. La
teoría de Zaffaroni se llama negativa porque define a la pena como una coerción que impone
una privación de derechos o de un dolor, que no repara ni restituye ni tampoco delitene
lesiones en curso ni neutraliza los peligros inminentes. Y es agnóstica por cuanto considera
que resulta imposible en la práctica conocer las verdaderas funciones de la pena.

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES REGULADORES DEL DERECHO PENAL:

Principio de Legalidad:
Está consagrado en el art. 18 de la Constitución Nacional que establece que el juicio
previo a toda condena debe estar basado en una ley anterior al hecho objeto de la sentencia.
Es decir que no se admite una decisión judicial que no está fundamentada en una ley formal
emanada del Congreso Nacional, y que estipule concreta y claramente cuál es la conducta
que resulta punible a los intereses del Estado y la sociedad, y que en consecuencia se prevé
prohibida y contraria a los preceptos normativos.
Así, puede advertirse que el mencionado Principio actúa como limitador del poder del
Estado para punir conductas de los ciudadanos, las cuales sólo podrán ser perseguidas
penalmente en tanto y en cuanto estén previstas en una norma penal vigente.
Mariano Silvestroni lo explica de la siguiente manera: no hay delito, no hay pena sin
ley previa. El delito es un producto legal, porque nace de ley, porque antes de la ley no existe.

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La exigencia de la legalidad supone que la ley penal debe ser previa, esctricta, formal y
escrita.
1) Ley previa: es cuando fue sancionada con anterioridad a cometerse el delito. La ley
penal nunca puede regir hacia el pasado, salvo cuando es más benigna.
2) Ley escrita: la ley es escrita cuando no emana de usos, prácticas o cánones
sociales, sino que se encuentra plasmada en un documento (código penal y demás
leyes penales).
3) Ley formal: la ley es formal cuando fue sancionada por el órgano con competencia
legislativa (el Congreso Nacional, art. 75 inc. 12).
4) Ley estricta: la ley estricta cuando se ajusta con precisión al caso bajo análisis, sin
interpretaciones que extiendan su alcance a hechos distintos que el abarcado por
la norma.

Las exigencias del principio de legalidad, como indica Silvestroni citando a Rawls, se
derivan de la idea de un sistema jurídico. Así, el principio exige que las leyes sean
conocidas y expresamente promulgadas, que su contenido sea claramente expuesto,
que las leyes sean generales, y no sean usadas de modo que dañen a los individuos
particulares quienes pueden estar expresamente señalados, que al menos las faltas
más graves sean estrictamente interpretadas, y que las leyes penales no sean
retroactivas en perjuicio de aquellos a quienes se habrá de aplicar. Estas exigencias
están implícitas en la idea de regular las conductas mediante normas públicas, ya que
si las leyes no son claras en lo que ordenan y prohíben, el ciudadano no sabe cómo
debe comportarse.
Principio de acto
Está establecido en la primera parte del art. 19 de la CN cuando reza “las acciones privadas de
los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un
tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados”.

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De esta manera, sólo las conductas exteriorizadas pueden ser abarcadas como contenido de
una prohibición penal. Así, sostiene Magariños, se excluye de la potestad legislativa y de
cualquier consecuencia penal, no sólo los meros pensamientos sino de toda clase de acto
interno, aun los de carácter vil, perverso o peligroso y toda condición de personalidad, ya que
éstos se encuentran protegidos por el principio de reserva.

Principio de lesividad
También está establecido en la primera parte del artículo 19 de la CN ya que de su
interpretación se deriva que las leyes penales sólo pueden regular acciones que ofendan al
orden y a la moral pública y perjudiquen derechos de terceros. En efecto, esto puede
sintetizarse en de la siguiente manera: no hay delito sin acción que afecte el derecho de otro.
Principio de Reserva:
Como contrapartida de principio de acto y del de legalidads, surge el llamado Principio
de Reserva establecido también en la primera partedel art. 19 de la Constitución Nacional que
estipula que las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a
la moral pública, ni perjudiquen a terceros, está sólo reservadas a Dios y exentas de la
autoridad de los Magistrados. Lo que implica que ningún habitante será obligado a hacer lo
que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohibe.
A través de este principio se reconoce la existencia de un ámbito de decisiones de
voluntad estrictamente reservado al designio individual, ya que toda decisión de voluntad no
exteriorizada y toda aquella que aún exteriorizada que no dañe derechos de terceros se
encuentra amparada por la constitución y de ningún modo puede ser objeto de regulación
estatal.

Principio de culpabilidad
Siguiendo a Silvestroni, el principio de culpabilidad es la característica distintiva de un
orden jurídico que considera al hombre como un ser libre y responsable, capaz de motivarse

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en las normas jurídicas y ser susceptible de ser alcanzado por la coerción punitiva sólo en la
medida de su responsabilidad.
Como consecuencia, nadie puede ser penado sin que haya podido decidir libremente
entre cumplir la norma o quebrantarla. Por eso si una conducta no fue cometida con
intención (dolo) o al menos con culpa, no constituye un ilícito.
La culpabilidad existe cuando al autor le era exigible motivar su conducta en la norma,
evitando la comisión del ilícito penal.
Como podemos advertir este principio guarda estrecha relación con el principio de
legalidad, ya que para que pueda exigírsele a una persona que motive su conducta a las
normas, es necesario que pueda conocerla de antemano, es decir que la ley sea previa. Sólo
se puede ser libre si se sabe de antemano el contenido de la ley, ya que al conocerlo
podemos calcular las consecuencias legales de nuestras conductas. De este modo, cobra
sentido lo normado en el artículo 19 de la CN cuando dice que ningún habitante será obligado
a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.

DELITO:

Para obtener una definición de “delito” recurrimos a la llamada “teoría del delito” que
es una parte de la ciencia del derecho penal que se ocupa de explicar qué es el delito; cuáles
son las características que debe tener cualquier delito, siempre sobre la base que debe
provenir de una ley.
Es una construcción dogmática que nos proporciona el camino lógico para averiguar si
hay delito, en cada caso concreto.
Tiene como finalidad la facilitación de la averiguación de la presencia o ausencia del
delito en cada caso concreto, y proporciona los instrumentos conceptuales que permiten

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establecer que un hecho realizado por un autor es precisamente el mismo hecho que la ley
prevé como presupuesto de una pena.
Para ello nos da una serie de preguntas que debemos realizar. No basta con
preguntarnos si hubo delito, debemos descomponerlo en un número de preguntas que a su
vez debe darse en un cierto orden, pues no tiene sentido preguntar algunas cosas cuando no
hemos respondido a otras. La teoría del delito nos establece el orden en el que deben
tratarse los problemas.
Si bien el concepto de delito es “estratificado” en atención a que debemos responder
a varios interrogantes y transitar por varios niveles, debe quedar claro que el delito es una
unidad y no una suma de componentes, lo estratificado es el concepto.
Aclarado ello se define al delito como “una acción, típica, antijurídica y culpable”.
Esta definición jurídica de delito resume un punto de vista compartido por casi todos
los trabajos científicos modernos. Las diferencias y problemas que surgen se observan en la
manera de concebir los problemas de la acción, la tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad,
que son los componentes necesarios de la llamada “Teoría del Delito”.
Retomando la definición de delito -una acción típica, antijurídica y culpable- y
utilizando el método analítico, podemos empezar por aclarar que debemos partir de
conductas humanas -acción-, y que entre esa infinidad de conductas que realizamos, sólo
algunas son delitos. Es por ello que, para saber cuáles lo son, tenemos que recurrir al Código
Penal, en especial al segundo libro, donde se describen las conductas prohibidas y las penas
que tienen como consecuencia; y a todas las otras leyes que definen en su normativa hechos
considerados delitos y le prevén una sanción, por ejemplo: Ley 11.723 “Propiedad
Intelectual”, Ley 23.737 “Tenencia y tráfico de estupefacientes”, etc.
No habrá delito si la conducta no se adecua a esa descripción que realiza el Código
Penal o las mencionadas leyes penales -tipicidad-. Los tipos penales sirven para individualizar
la conducta que se prohíbe en el ordenamiento penal.
Pero esta acción típica no basta para decir que hay delito, debemos seguir adelante y
establecer si la acción no está permitida, ya que a veces hay supuestos en que operan

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permisos para realizar acciones típicas -por ejemplo: la legítima defensa-. Por lo cual cuando
la conducta típica no está permitida, será contraria al ordenamiento jurídico y en
consecuencia podemos decir que es antijurídica -antijuricidad-.
En doctrina a la conducta típica y antijurídica se la denomina “injusto penal”, que
todavía no es delito.
Es que para ser delito falta además determinar si es reprochable al autor, dado que
tuvo la posibilidad exigible de actuar de otra manera y no lo hizo, es lo que denominamos
“culpabilidad”, último eslabón de la teoría del delito.
Resumiendo esta definición nos da el orden en que debemos formular las preguntas
que nos servirán para determinar en cada caso concreto si hubo o no delito.

LA ACCION

La acción es el primer elemento del delito y reafirma la adhesión al “derecho penal de


acción” en contraposición al “derecho penal de autor”. No se persiguen personalidades, sino
hechos realizados por el hombre. El concepto de acción puede definirse como “un
movimiento corporal dependiente de la voluntad que produce un determinado cambio en el
mundo exterior”
Solo cuando comprobamos la existencia de la acción, nos interesa debatir su tipicidad.
Por lo tanto, el concepto de acción tiene el cometido de establecer el mínimo de elementos
que determinan la relevancia de un comportamiento humano para el derecho penal o para la
imputación penal.
La acción contiene un elemento subjetivo: “la finalidad” del autor; y un elemento
objetivo o material: “la realización de un movimiento corporal ejecutado por el autor para
obtener el resultado propuesto”.
Las doctrinas del causalismo y finalismo dan dos conceptos de acción diferenciados.
Para el causalismo la acción es simplemente el movimiento corporal producido por un acto
de voluntad o que responde a este; mientras que para el finalismo la acción es una conducta

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referida a la actividad u omisión con las que el autor persigue un determinado objetivo. La
diferencia que surge de ambas es que en la primera no se preguntaría a esta altura sobre la
finalidad del hacer o no hacer en cambio en la segunda si se haría.
Así también podemos definir la acción como manifestación de voluntad, pero
proyectada, es decir lanzada hacia el futuro.
La acción tiene dos componentes estructurales: 1) la voluntad del autor y 2) la
manifestación de ella al mundo exterior a él. Entonces, podemos decir que el autor realiza la
acción como proyecto que se insertará en la realidad, y la voluntad del autor será
jurídicamente relevante cuando se revele en el mundo exterior. No hay responsabilidad penal
sin la trascendencia de la voluntad al mundo circundante del autor, ya que las meras ideas o
pensamientos no se penalizan por pertenecen al ámbito privado de la persona. Téngase
presente en este aspecto nuevamente el art. 19 de la Constitución Nacional.
En este momento del análisis corresponde distinguir los delitos de lesión por un lado, y
los de peligro por el otro. En muchos casos los tipos penales toman en cuenta los resultados,
esto es decir la lesión o el daño causado en el objeto material del delito, que queda
modificado en el mundo exterior (lesión); y en otros se tiene en cuenta el peligro de verse
vulnerado el objeto material aunque el mismo no sufrió modificaciones, pero el bien jurídico
ha corrido un efectivo peligro.
Por otra parte es necesario establecer el nexo causal entre la acción y la lesión o
peligro que ha corrido el objeto, es decir que el resultado haya sido consecuencia de la
conducta estudiada. De ahí que en el plano jurídico es necesario determinar aquellas que se
consideran de la “normalidad” del operar del hombre en determinada dirección a un
determinado resultado. Para lo cual se tiene en cuenta a cual de las causas o condiciones que
integran el proceso puede asignarse como primordial o preponderante en el resultado.
Otro de los elementos importantes de la acción es la voluntad con la que debe actuar
el autor, y mas precisamente las formas de la manifestación de esa voluntad. Por ello, cabe
aclarar que la voluntad puede manifestarse en el mundo exterior mediante un hacer o

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mediante un no hacer. Si hablamos de hacer decimos que estamos frente delitos de acción, si
hablamos de no hacer estamos frente delitos de omisión.
Delitos de acción son aquellos en que la acción típica se describe como una conducta
activa, se muestra como un “hacer”, por el contrario en los delitos de omisión se describen la
acción como una conducta pasiva o de “no hacer”.

Causas que excluyen la acción:

De conformidad con la legislación penal argentina las causas que excluyen la acción son la
siguientes:
* La fuerza física irresistible -vis absoluta-: El art. 34, inc. 2 del Código Penal establece que no
será punible quien actúe mediante fuerza física irresistible, dado que el movimiento corporal
del autor no está regido por la voluntad sino que resulta ser la consecuencia de una fuerza
externa que provoca la conducta, que la asimila a un obrar mecánico. En este punto,
podemos también hacer referencia a la “vis compulsiva”, cuando el actuar obedece a una
coacción o amenaza. En este caso no hay ausencia de voluntad, pero ella esta viciada, por lo
que la solución se refleja en la culpabilidad y no en el nivel de la acción.
* los actos reflejos: son movimientos puramente biológicos, que no se encuentran regidos
por los centros superiores del cerebro, es decir no actúa ni la inteligencia ni la voluntad,
elementos esenciales en la acción.
* la inconsciencia absoluta: el art. 34 inc. 1 del Código Penal excluye la acción por la ausencia
total de participación psíquica del autor -por ejemplo, quien lesiona a alguien mientras sufre
un ataque epiléptico-.

LA TIPICIDAD
El tipo es el seleccionador de las conductas punibles, es la descripción de una conducta
a la que se asigna una pena, en tanto la tipicidad -adjetivo- es la característica que adquiere
una determinada conducta al ser adecuada a la descripción del tipo.

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El tipo es el limitador del “ius puniendi” –facultad del Estado de imponer una sanción
penal- y garantía individual –principio de legalidad-. Es decir que limita por un lado la
extensión del poder punitivo y, por el otro, como garantía, evita que podamos ser
perseguidos penalmente por conductas que no posean la características de tipicidad
-arts. 18 y 19 de la Constitución Nacional-.
En definitiva, la tipicidad consiste en encuadrar la acción en un tipo o figura penal
prevista en el Código o en las leyes especiales.
En el tipo se encuentran todos los elementos que conforman el delito en particular,
porque por medio de sus descripciones aporta los parámetros para analizar la acción, los
extremos de la causalidad, el bien jurídico protegido cuyo ataque forma el contenido de la
antijuridicidad y los fundamentos del juicio de reproche que constituye la culpabilidad.
El tipo tiene un núcleo de la acción en determinados casos. El núcleo de la acción lo
constituye el verbo típico principal que expresa o indica la conducta, las circunstancias a las
que puede referirse al lugar de la acción a los medios, al tiempo.
Ese verbo típico es aquel que refleja en la norma la conducta que atenta contra el bien
jurídico que protege.
En consecuencia, puede decirse que la tipicidad abarca no sólo las características y
circunstancias externas de la conducta –adecuadas a la norma legal- sino también contempla
la voluntad demostrada por el autor y la intención de concretar la conducta ilícita. Ante ello
podemos afirmar que al tipo penal se divide en dos partes: el “tipo objetivo” y “el tipo
subjetivo”.
* Tipo Objetivo:
En este segmento cabe establecer distintos elementos del tipo penal en estudio, como
ser:
a) Los sujetos que intervienen, que están divididos en sujeto activo (individuo que realiza
la conducta típica) y sujeto pasivo (titular del bien jurídico afectado).
b) El verbo típico, que es la acción que contempla la norma y que la considerada
penalmente reprochable.

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c) La relación de causalidad, que une la conducta ilícita contemplada en el tipo con el
resultado obtenido. Es decir que el resultado obtenido sea producto de la acción que
se analiza.
d) El resultado, que bien puede ser una lesión, en caso de haberse producido una efectiva
vulneración al bien jurídico protegido, o bien puede ser la puesta en peligro del mismo.

* Tipo Subjetivo: Contempla el conocimiento y la voluntad del autor de realizar la conducta


disvaliosa, y a su vez, tener el conocimiento de ello; lo que se denomina “dolo”. Este
concepto de dolo se divide en dos aspectos:
- Cognoscitivo: que es el conocimiento efectivo de los elementos objetivos de
tipo.
- Conativo: que es la voluntad o el querer intencional del resultado obtenido.
Dentro de la primer esfera (aspecto cognoscitivo) lo importante resulta detectar la
presencia de lo que se denomina “error de tipo”, que es la falta o el falso conocimiento
alguno de los elementos requeridos pro el tipo objetivo.
Asimismo, podemos mencionar algunos errores que por sus características resulta
importante destacar:
* “Aberratio ictus” o error en el golpe: que se da cuando una conducta se dirige contra
un objeto, pero afecta a otro al que no se quería. Este es el caso en que se dispara contra un
perro pero se lesiona a su dueño.
* Error en el objeto o en la persona: cuando se cree dirigir una conducta contra un
objeto o persona pero en realidad resulta ser otra. Ejemplo: quien confunde a su enemigo
con su vecino y dirige su conducta a matar a éste último.
* “Dolus Generalis” o error en la causalidad: cuando el autor cree hacer alcanzado el
resultado pero en realidad éste se consuma con una conducta posterior. Por ejemplo, cuando
el autor cree haber dado muerte a una persona por los golpes aplicados, pero la víctima está
sólo desmayada, y su muerte se produce luego cuando es ahorcado por el imputado al
colgarlo de un árbol con la finalidad de simular un suicidio.

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Dolo:
El dolo, es el querer dominado por la voluntad de realización del tipo objetivo, es la
voluntad de actuar referida al resultado que sustenta la acción.
El dolo tiene un componente intelectivo esto es el saber y otro volitivo, que se refiere
al tipo objetivo, a la voluntad. El autor actua dolosamente cuando conoce el concreto tipo
objetivo y consecuentemente se dispone a realizar la acción allí descripta. Esto es que el
saber más el hacer da por resultado la voluntad. Por ello si bien la voluntad es un elemento
del dolo ella surge de la realización del acto y del conocimiento del saber de ese acto.
Al saber debe agregársele la voluntad de realización de aquel, es decir no basta con el
deseo, o la esperanza, por ello el autor debe intentar influir en el mundo real con el saber que
tiene lo que concuerda con la idea de acción, en el sentido de que primero se debe buscar el
fin y luego analizar los medios apropiados para llegar a él.
Por ello en el dolo hay conciencia y voluntad.
Especies de dolo: como resultado de lo hasta aquí expuesto podemos distinguir un dolo
directo, un dolo de consecuencias necesarias y un dolo eventual.
El dolo directo es aquel en que la voluntad es intención expresamente dirigida a la
acción o al resultado, el autor quiere matar y mata. Se trata del fin inmediato que
intencionalmente se ha propuesto el autor, no la finalidad última.
El dolo necesario o de segundo grado, es aquel en el cual el resultado representado se
encuentra necesariamente vinculado con lo directamente querido. Por ejemplo, aquel que
pone una bomba en el auto en que viaja un ejecutivo para matarlo y sabe que siempre lo
lleva un chofer y por lo tanto sabe que la explosión va alcanzar a este último. Es decir que se
representa este resultado no querido pero que sabe que necesariamente se va a realizar, y no
simplemente como posible o probable acontecer, sino que seguramente acontecerá.
El dolo eventual, sólo existe con relación a un resultado o consecuencia que ha sido
prevista o representada como de una manera posible o quizás probable, pero no necesaria.
Este es el límite menor del dolo y está en la frontera con ciertas formas de culpa. Para

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determinar el caso debe tenerse en cuenta el contenido psíquico de la toma de posición del
autor frente a lo representado.
En el dolo eventual existe la representación mental de un posible resultado, a pesar de
lo cual se continúa con la conducta, demostrando un desprecio por ese eventual resultado.

Distinción entre dolo eventual y culpa con previsión o representación


Entre uno y otro existe como elemento común el elemento psicológico de la
representación del resultado como posible.
La teoría que da una respuesta más adecuada es la del asentimiento o consentimiento.
En consecuencia habrá dolo eventual cuando se pruebe que, en última instancia, el agente
acogió o aceptó la producción del resultado que se represento como posible, demostrando
desinterés por si ello ocurre o no.
Hay dos formulas para resolver el problema: según la primera, si el agente se dijo sea
como fuere, suceda lo que sucediere, yo actúo en todo caso, su culpabilidad es dolosa
(formula positiva); en la segunda (formula negativa) el sujeto no habría actuado si se hubiese
representado el resultado posible como seguro (formula hipotética).
La respuesta a estas preguntas depende, claro está, del cúmulo de circunstancias
fácticas que rodean el hecho y de la personalidad del delincuente.

Culpa:
Esta se caracteriza esencialmente por la causación de un resultado típico sin intención
de producirlo. El acto ocasiona un efecto dañoso previsto en el tipo delictivo sin que este
haya sido querido directa ni indirectamente por el autor.
La culpa es la producción de un resultado típicamente antijurídico por falta de
previsión del deber de conocer, no solo cuando ha faltado al autor la representación del
resultado que sobrevendrá, sino también cuando la esperanza de que no sobrevenga ha sido
fundamento decisivo de las actividades del autor, que se producen sin querer el resultado
antijurídico y sin ratificarlo..

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Las especies de culpa: la llamada culpa con representación o culpa consciente y la
culpa sin representación o culpa inconsciente.
La diferencia del dolo frente a la culpa:
El dolo constituye la violación interna de una norma penal frente a la cual se
encuentra. La culpa en cambio, es violación de un deber que está antes de la norma y que se
vincula con el peligro para un bien jurídico que deriva de ciertas conductas que implica
negligencia, imprudencia, impericia. La culpa implica la violación de un deber objetivo,
emergente de una norma de cuidado
La culpa consiste en la posibilidad de prever el resultado, sin embargo no se ha
previsto, y con ello la pena se justifica en que debió prever –elemento normativo – y de
hecho la previsión ha faltado.
La culpa inconsciente o sin.
La culpa consciente o con representación, es la forma más grave de culpabilidad culposa, que
tiene en común con el dolo eventual el elemento representativo. La diferencia sólo está en
que el agente no acepta o ratifica ese resultado, sino que lo rechaza y realiza el acto
pensando en que no ocurrirá, puesto que por su pericia o por su buena fortuna podrá sortear
el obstáculo.
En la culpa inconsciente no existe ninguna especia de previsión ni representación del
resultado que puede producirse como consecuencia de la acción.
Los tipos culposos son por:
- imprudencia: existe una conducta temeraria que excede las normas razonables de una
conducta cautelosa
- negligencia: se omite por indiferencia una precaución exigible
- impericia se da una actuación impropia en el ámbito de ejercicio de una profesión, arte u
oficio que denota deficiencia o inexperiencia
- violación de los reglamentos, ordenanzas o deberes del cargo, es no haber cumplido con la
previsibilidad exigida.

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LA ANTIJURICIDAD

El derecho penal elige, entre la multitud de acciones antijurídicas contenidas en el


ordenamiento jurídico aquellas a las que le va asignar una pena, determinando el bien
jurídico protegido, cuyo ataque va a dar justamente lugar a la aplicación de la sanción.
La antijuricidad no surge del derecho penal solamente sino de todo el orden jurídico,
porque puede ser neutralizada por un permiso que puede provenir de cualquier parte del
derecho. Así, si alguien lleva su automóvil a reparar a un taller y no paga la reparación, el
dueño del taller, al no devolver el vehículo, puede estar realizando la conducta típica del 172
inc. 2 C.P. -defraudación por retención indebida-, pero no sería una acción antijurídica por un
precepto permisivo que no proviene del derecho penal, sino del derecho privado -art. 3939
del Código Civil-, que le permite retener los bienes hasta tanto se le abone la deuda.
Entonces, podemos afirmar que es antijurídico cualquier ataque a un bien jurídico
protegido que no esté admitido o permitido por el derecho. Estos permisos son las llamadas
“causas de justificación”.
Las causas de justificación se encuentran además delimitadas en el art. 34 del Código
Penal y son:
- el cumplimiento de un deber: actúa típica pero justificadamente la persona que al llevar a
cabo una acción, la realiza en cumplimiento de un deber legal -ej. el agente policial que
detiene a un delincuente-.
- el legítimo ejercicio de un derecho, autoridad o cargo: cuando hay una norma que autoriza
a realizar esa acción, en virtud de un derecho reconocido o de la autoridad o cargo que posee
-el derecho de retención mencionado con anterioridad-.
- la legítima defensa;
- el estado de necesidad justificante;
Estos dos últimos serán analizados a continuación en forma separada:
* Legítima defensa:

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La legítima defensa es la afirmación de un derecho en cuanto a su naturaleza, mientras
que su fundamento, es la necesidad de conservar el orden jurídico y de garantizar el ejercicio
de los derechos. En forma más sencilla es que “nadie puede ser obligado a soportar lo
injusto”.
Es decir no hay otra forma para garantizar el ejercicio de los derechos o la protección
de los bienes jurídicos.
La legítima defensa, tiene lugar cuando media una situación de necesidad, que lo
vincula con otra causa de justificación que es el estado de necesidad, pero se mantienen
separadas; ya que en una el medio es para evitar un mal mayor, mientras que en la legitima
defensa es para repeler una agresión antijurídica.
La defensa puede ser propia o de terceros –incs. 6 y 7 del art. 34 del C.P.-
La defensa propia o de sus derechos, abarca la posibilidad de defender legítimamente
cualquier bien jurídico, sin perjuicio de que la racionalidad que exige cierta proporcionalidad
entre la acción defensiva y la agresiva.
Hay que recordar que la legítima defensa nació unida a los delitos de homicidio y
lesiones, pero se acepta cualquier defensa de bien jurídico.
La agresión ilegítima, debe ser una conducta humana voluntaria -no hay agresión
cuando el ataque es de un animal o de un involuntable-. Sino estaríamos frente a un estado
de necesidad. Ilegítima significa antijurídica, pero esa agresión debe ser intencional, no puede
ser una lesión culposa, porque faltaría la magnitud del mal.
La autoría de la agresión es lo que da el carácter de sujeto pasivo de la acción de
defensa, porque no puede dirigirse a otro que no sea el propio agresor.
El carácter de antijurídico de la agresión excluye la posibilidad de una legítima defensa
contra una legítima defensa, ya que nadie puede defenderse contra quien se esta
defendiendo.
No es necesario que la agresión se haya iniciado, ya que puede ser para repelerla o
para impedirla; aunque sí se exige que sea inminente; es decir que debe ser inequívoca la
voluntad de agredir y tener ya aprestados los medios para ello.

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Provocación suficiente: la ley niega el permiso a quien ha provocado suficientemente la
agresión. Es verdad que nadie está obligado a soportar lo injusto, pero siempre que no haya
dado lugar a lo injusto con una conducta inadecuada para la coexistencia.
La provocación es la conducta anterior que da motivo a la agresión, y que se desvalora
como suficiente cuando hace previsible una agresión sin que a este efecto pueda tomarse en
cuenta las características personales antisociales del agresor.
La defensa debe ser necesaria, es decir que el sujeto no haya podido realizar otra
conducta menos lesiva o inocua. No actúa justificadamente quien para defenderse de una
agresión a golpes responde con una ametralladora, ya que esa defensa no es necesaria para
neutralizar la agresión. Piénsese en un cable electrificado para defender unas flores.
La necesidad debe siempre valerse ex ante. Por ejemplo quien se defiende con un
arma ante un arma luego comprobada que se haya descargada.
Racionalidad de la defensa, no puede haber una desproporción tan enorme entre la
agresión y la defensa, no sólo en relación a los medios empleados sino a las conductas en
general. En caso de no existir racionalidad de los medios empleados en la defensa, estaríamos
frente al concepto de “exceso en la legítima defensa”, que disminuye la culpabilidad del
autor.
*Estado de necesidad:
Esta previsto en el inc. 3 del art. 34 del Código Penal, y es la situación en que se
encuentra una persona que, para preservar un bien jurídico en peligro, lesiona otro que el
ordenamiento jurídico considera de menor valor.
Se diferencia con la legítima defensa ya que en ésta el mal puede ser mayor del que se
defendió. En cambio, en el estado de necesidad, el mal causado debe ser de valor inferior.
Además, en el estado de necesidad justificante la situación de peligro debe provenir de
la naturaleza y de un tercero, mientras que en la legítima defensa, el peligro proviene de la
agresión de un ser humano.
Requisitos: el bien jurídico amenazado debe estar en peligro, y el mal que se trata de evitar
debe ser mayor al efectivamente causado. Para ello debe tenerse en cuenta la importancia

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que el orden jurídico le adjudica. El mal que se trata de evitar debe ser inminente y el autor
debe ser extraño a la situación de peligro creada. Finalmente todo ello debe ser llevado a
cabo con la finalidad de evitar que se produzca un mal mayor.

LA CULPABILIDAD

Para que pueda determinarse que una persona es culpable y pueda imponerse una
pena, hay que poder afirmar que tuvo la posibilidad de obrar conforme al orden jurídico.
En consecuencia esa persona debe ser: imputable, es decir capaz de ser culpable,
haber tenido la posibilidad de comprender que la conducta realizada era contraria al derecho,
y la posibilidad de la observación de una conducta distinta.
La culpabilidad es el juicio de reproche, implica un juicio de valor llevado a cabo en
base a las exigencias del derecho.
La imputabilidad es la capacidad para comprender que la acción que realiza es
contrario al derecho y dirigir el comportamiento de acuerdo a esa comprensión.
Es necesaria la comprensión de lo que se hace y la posibilidad de dirigir su acción de
acuerdo con dicha comprensión.
Se requiere la comprensión de la criminalidad, puesto que el derecho exige que el
autor haya conocido lo que hizo y que ello puede tener una sanción.
Para que existe culpabilidad se debe tener madurez mental, que implica un grado de
desarrollo del individuo de acuerdo a la edad: la ley considera que la madurez alcanza en un
determinado estadio de la vida, en el nuestro a los 16 años, por debajo se presume
inexistente -inimputabilidad por minoría de edad-.
La salud mental también es necesaria, que ya permite al individuo establecer
debidamente las relaciones que requieren los juicios necesarios para comprender y dirigir la
conducta.
También se requiere conciencia suficiente: el nivel mínimo necesario para la correcta
formulación de los juicios.

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Causas de inculpabilidad:

Son circunstancia que excluyen la capacidad de culpabilidad y se relación con:


* la minoría de edad.
* el insuficiente desarrollo mental y las perturbaciones psíquicas -insuficiencia de las
facultades mentales o alteración morbosa de las mismas-,
* el estados de inconsciencia,
* el error de prohibición, que es la imposibilidad de comprender que el acto que se realiza es
contrario al derecho, y para ello debe ser invencible.
* la obediencia debida -aunque para algunos no es una causa de inculpabilidad-.
* el estado de necesidad disculpante, que tiene las mismas características que el estado de
necesidad justificantes, con la diferencia que aquí non se lesiona un bien menor para salvar
un bien mayor, sino que pueden ser afectados bienes jurídicos de igual o mayor jerarquía.
Con respecto al error, el mismo puede recaer sobre la existencia de una norma
prohibitiva -es decir que desconoce que el hecho está jurídicamente desaprobado por una
norma que prohíbe esa conducta- o sobre la existencia de una causa de justificación -cree que
su comportamiento típico está amparado por una norma que lo justifica-
Lo que sucede en estos casos, al igual que en aquellos en los que se actúa en estado de
necesidad disculpante, es que al autor no se le puede exigir, por las circunstancias del caso,
que realice una conducta distinta a la que efectuó.
Por lo tanto la culpabilidad esta integrada por la imputabilidad -es decir que sea capaz
de comprender la ilicitud del hecho-, y la exigibilidad de haber podido obrar de una manera
distinta a la que actuó.

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