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FINANCIERO I
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LECCIÓN 1: LA ACTIVIDAD FINANCIERA. EL DERECHO FINANCIERO
1. La actividad Financiera.
Todo grupo social organizado se organiza para cumplir unos objetivos, y para cumplir esos
objetivos se necesita realizar unos gastos, y para poder realizar esos gastos se necesita
previamente generar unos ingresos.
Nos interesa la actividad financiera d ellos entes pú blicos. Es el objeto del derecho
financiero, actividad financiera de los entes pú blicos con la característica bá sica de su
cará cter instrumental, en el sentido de que ni el ingreso ni el gasto son fines en sí mismo,
son fines instrumentos para conseguir objetivos e intereses con finalidad pú blica.
Como veremos, a la hora de gestionar los ingresos pú blicos y los gastos, a la hora de
gestionar los recursos tributarios, tanto el sujeto activo de esa relació n jurídica como el
sujeto pasivo, el ciudadano que ha de pagar ese tributo se ha de someter a procedimientos
jurídicos, a derecho.
En definitiva, al derecho financiero lo que le interesa es el aná lisis de este ú ltimo aspecto,
el aspecto jurídico de la actividad financiera.
1º. Estamos ante una rama del derecho público. Esto no es una etiqueta, esto tiene unas
repercusiones importantes, no estamos hablando de derecho privado. En el derecho
pú blico lo que existe es el imperio de la ley, el imperio de la norma. En el derecho pú blico,
las partes de la relació n jurídica no está n en igualdad de poderes porque una de ellas
encarna intereses pú blicos y otros intereses individuales. La administració n tiene una
serie de autotutelas administrativas reconocidas por la ley que va a aplicar, puede dictar
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actos de obligado cumplimiento para la otra parte (autotutela declarativa), y si la otra
parte no lo cumple, puede sancionarlo (autotutela admonitoria), y sin ir a su señ oría puede
obligar forzosamente al cumplimiento de esos actos (autotutela ejecutoria).
2. Los ingresos son instrumentos para gastar, por eso, tanto los mecanismos de
obtenció n de ingresos, como los procedimientos de dedicar esos ingresos a los gastos y a
los pagos, son procedimiento jurídicos que tienen la finalidad de conseguir los intereses
colectivos.
Existen tres grandes bloques de normas que tenemos que estudiar: las que regulan los
recursos econó micos, las que regulan los procedimientos de obtenció n de ingresos, y las
que regulan los procedimientos de generació n de gastos y pagos.
- Constitució n de la Hacienda: conjunto de recursos financieros con los que van a contar
las administraciones pú blicas para hacer frente a sus necesidades: los tributos, el
patrimonio, los monopolios y la deuda pú blica. Son los 4 grandes instrumentos a través de
los cuales se generan ingresos pú blicos.
En primer lugar, estamos ante una rama relativamente joven, porque hasta principios del
siglo XIX, todos estos nexos que unían a las administraciones pú blicas, a los ó rganos
soberanos con los ciudadanos se ejercían a través de parámetros de poder. Cuando se
produce el adherimiento de los estados de derecho, se somete a derecho también estas
administraciones pú blicas. Esto significa que el derecho financiero va a utilizar una serie
de conceptos en el tronco del derecho civil, pero ese cú mulo de concepto los utiliza con un
contenido distinto.
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Si proyectamos este contenido del derecho financiero y lo hacemos jurídicamente,
obtendremos cuatro ramas bá sicas en las que se compone el derecho financiero:
1. El derecho presupuestario.
Llama la atenció n sobre el distinto tratamiento que se da a los gastos y a los ingresos.
2. El derecho tributario.
Es la rama má s importante del derecho financiero. Como también tanto desde el punto de
vista cuantitativo, porque el tributo en cualquiera de sus especies el es tributo que má s
ingresos genera, como también en el punto de vista cualitativo, conseguir el interés
colectivo sin anular los intereses individuales. Es en consecuencia, aquella rama del
derecho que expone los principios y normas relativas al establecimiento y recaudació n de
los tributos, y que estudia la relaciones jurídicas que se establecen para lograrlo. Es decir,
el eje del derecho tributario es el recurso del tributo.
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Es una rama del derecho financiero que tiene por objeto el estudio del patrimonio pú blico
del estado o del resto de los entes pú blicos en cuanto que ese patrimonio sea susceptible
de generar recursos econó micos. Tradicionalmente, se ha considerado, de manera
erró nea, que el patrimonio de los entes pú blicos como recurso financiero es marginal. El
contenido del derecho patrimonial pú blico es la gestió n del patrimonio pú blico, la gestió n
de empresas de titularidad pú blica, y la participació n de los entes pú blicos en empresas de
titularidad privada. Todo ello desde la finalidad de ser un sector pú blico capaz de generar
ingresos pú blicos.
Tradicionalmente, los entes pú blicos, acudían a este recurso para solventar déficit
coyuntural de tesorería. Y, ademá s, era utilizado los empréstitos pú blicos también como
instrumento de política econó mica.
8. (Epígrafe 8)
Tenemos que partir de la idea matriz de la actividad financiera como una actividad
instrumental. El ingreso y el gasto pú blico son fines instrumentos para conseguir intereses
pú blicos.
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El problema de estos principios es determinar no solo su alcance, sino determinar si son
una norma jurídica de cumplimiento obligatorio.
Esta teoría de gasto pú blico que ha de quedar precedida por estos principios
constitucionales, ha de partir del propio concepto del gasto. El gasto es la utilizació n de
recursos monetarios para conseguir actividades de interés pú blico. No podemos confundir
el gasto con el pago. El gasto es la existencia de una autorizació n presupuestaria para
destinar un recurso financiero al cumplimiento de una finalidad, cuando se aplica esa
autorizació n presupuestaria surgen una serie de relaciones jurídicas que se extinguirá n a
través del pago.
En cuanto a las clasificaciones del gasto, se puede distinguir en cuestió n del ente que lo
realiza, etc., pero la má s importante que ha existido sobre el gasto es la que establecía (ya
no se establece), en el art 53 de la anterior Ley Presupuestaria, decir que el gasto se
clasificaba de forma orgá nica (en funció n de los diferentes créditos disponibles para los
distintos organismos o departamentos), funcional (en relació n a las actividades que se
quieren emplear con esas autorizaciones presupuestarias), por programas (atendiendo a
los objetivos encuadrables en la gestió n de cada departamento) y econó mica (la que
distingue los gastos corrientes de los gastos de capital). Esta orden clasificatoria ha
desaparecido en la actual Ley General Presupuestaria.
El objeto del ingreso es distinto al objeto del gasto. El ingreso pú blico es aquella entrada
de dinero en las arcas pú blicas como consecuencia de que los entes pú blicos han activado
los recursos presupuestarios. Necesitamos un ingreso para gastar. Jurídicamente no es
ingreso pú blico la adquisició n de bienes a través de expropiaciones, por ejemplo.
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Otra clasificació n es ingresos de derecho pú blico e ingresos de derechos privados.
Hasta el siglo XIX existía un principio de unidad financiera que consistía en que una misma
ley aprobaba los ingresos y los gastos destinados en ese ejercicio econó mico. En la
actualidad eso no existe, se ha producido una legalidad del gasto por un lado, y una
legalidad de los ingresos por otro lado. Los ingresos se van a regular en las leyes
teó ricamente permanentes de los recursos que generan. Eso no quiere decir que no exista
conexió n, sino que la conexió n jurídica tenemos que restablecerla, y se restablece
teó ricamente a través de las leyes de estabilidad presupuestaria que limitan, al menos, el
déficit que tienen que tener los intereses pú blicos.
El ingreso pú blico debe configurarse como una entrada, como un flujo econó mico. Esto
distingue a los ingresos pú blicos del resto de los bienes que forman parte del patrimonio
pú blico. La segunda características es que esa entrada debe de ser percibida por un ente
pú blico, y aun así no todos los flujos econó micos percibidos por un ente pú blico se
consideran ingresos pú blicos ya que estos pueden obtener ingresos privados. Tercer
característica es que la entrada consiste en una obligació n de dar una determinada
cantidad de dinero, hace que excluyamos de la consideració n las prestaciones en especie
que pueden solicitar los entes pú blicos. La ú ltima característica es su finalidad medial,
instrumental, tienen una finalidad financiera.
PIANNINI señ aló cuáles son las 3 notas características que podemos encontrar en el
concepto de tributo: se tiene que pronunciar sobre el objeto del tributo (prestació n
pecuniaria debida a un ente pú blico), debe pronunciarse sobre su fundamento (poder de
imperio de la ley deber de contribuir al sostenimiento de las cargas pú blicas) y
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pronunciarse sobre su finalidad (allegar medios econó micos a las arcas pú blicas para poder
financiar sus necesidades).
Estas características deben hacernos diferencias los tributos del resto de las obligaciones
pecuniarias. La obligació n tributaria no surge como obligació n por un contrato, sino que
surgen de la ley, porque esta supone un supuesto de hecho. No solo la ley provoca en
nacimiento de la obligació n tributaria, sino que también establece en régimen jurídico
para su recaudació n. Ambas partes de la obligació n jurídica deben someterse a lo
dispuesto en la ley.
Las otras funciones, las no recaudatoria son llamadas funciones extrafiscales, porque
cumplen finalidades distintas a la fiscal.
Por ejemplo, si se quiere favorecer a una comarca especialmente reprimida se puede adoptar
a través de ley. La finalidad de esa medida tributaria es no recaudar.
El tributo, su razó n de ser, es recaudar. En ocasiones, también se puede utilizar para otras
finalidades, pero esto no exime que cada vez que hablamos de tributo tengamos que
hablar de su fin.
El art 2, pá rrafo 1º de la Ley General Tributaria, dice que los tributos son los ingresos
pú blicos que consisten en prestaciones pecuniarias exigidas por una Administració n
Pú blica como consecuencia de la realizació n del supuesto de hecho al que la ley vincula el
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deber de contribuir, con el fin primordial de obtener los ingresos necesarios para el
sostenimiento de los gastos pú blicos.
Pasando al concepto legal del tributo, en la LGT tradicional de 1963, no existía una
definició n legal del tributo, sus notas características las debíamos de extraer de su
régimen jurídico, y las notas características bá sicas del tributo no podían ser otras que su
coactividad, su finalidad instrumental su fundamento contributivo. En la Ley General
Tributaria vigente sí define el tributo, en el pá rrafo 1º del art 2: “Los tributos son los
ingresos públicos que consisten en prestaciones pecuniarias exigidas por una Administración
Pública como consecuencia dela realización del supuesto de hecho al que la ley vincula el
deber de contribuir, con el fin primordial de obtener los ingresos necesarios para el
sostenimiento de los gastos públicos”.
De esta definició n, bastante ajustable, se pueden obtener ahora cuá les son las
características legales del propio concepto de tributo. Su carácter coactivo, su misió n
contributiva, y su finalidad instrumental.
Las obligaciones tributarias nacen de la ley. Al margen del contrato, al margen del juego de
la libre autonomía de la voluntad, nacen porque la ley establece un presupuesto de hecho
siguiendo el mandato, el constituyente, el legislador genera todos los tributos que pueda. Y
lo hace señ alando presupuesto de hecho que denoten capacidad econó mica, lo que depara
a una obligació n tributaria.
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Los tributos, tiene una concepció n unitaria, pero que tenga un mismo régimen jurídico
comú n no impide que se pueda diferencias las distintas categorías tributarias, que tienen
sus propias características. La diferencia bá sica para calificar un tributo como un
impuesto, como tasa o como constitució n especial en la delimitació n de hecho imponible.
Cuando el art 2.2, a, b, c, va definiendo a las 3 categorías, está diferenciando las distintas
especies tributarias, lo que hace es delimitar los distintos hechos imponibles de las
diferencias.
Dice el art 2.2. a): “ Tasas son los tributos cuyo hecho imponible consiste en la utilización
privativa o el aprovechamiento especial del dominio público, la prestación de servicios o la
realización de actividades en régimen de derecho público que se refieran, afecten o
beneficien de modo particular al obligado tributario, cuando los servicios o actividades no
sean de solicitud o recepción voluntaria para los obligados tributarios o no se preste o
realicen por el sector privado”.
Estamos en presencia de una tasa cuando el hecho que lo genera englobe los supuestos de
hecho recogidos en este art 2.2, a). Se requiere que se den cualquiera de los requisitos
expuestos en dicho artículo.
Que la solicitud o la decepció n sea obligatoria bien porque está demandada por las propias
normas, o bien porque sea imprescindible para el desarrollo de la vida social del individuo,
o que no se preste por el sector privado porque existe en consecuencia para ese servicio
un monopolio de sector pú blico de hecho o de derecho. Si no se dan esas circunstancias, si
se dan las dos opuestas, aunque el servicio lo preste una entidad pú blica, no estaremos
ante un tributo.
Otro tributo que aparece en este pá rrafo segundo del art 2.2, b), señ ala que
“contribuciones especiales son los tributos cuyo hecho imponible consiste en la obtención
por el obligado tributario de un beneficio o de un aumento de valor de sus bienes como
consecuencia de la realización de obras públicas o del establecimiento o ampliación de
servicios públicos”.
En ocasiones, el ente pú blico realiza una actividad pú blica que no se dirige relativamente a
un ciudadano sino a toda una pluralidad de administrados, como consecuencia del
establecimiento o ampliació n de un servicio pú blico, se beneficia toda la colectividad pero
hay un grupo de administrados especialmente beneficiado como consecuencia de esa obra
pú blica, se puede exigir un tributo denominado contribució n especial.
Es decir, el ente pú blico toma la decisió n de hacer una obra pú blica, y el ente pú blico, si se
beneficia toda la colectividad pero especialmente un grupo de ciudadanos, puede exigir
una contribució n especial, donde van a pagar los especialmente beneficiados.
El art 2.2, c), de la LGT habla de los impuestos. Que “son los tributos exigidos sin
contraprestación, cuyo hecho imponible está constituido por negocios, actos o hechos que
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ponen de manifiesto la capacidad económica del contribuyente”. Este tributo, que llamamos
impuesto, no se ajusta a los esquemas anteriores puesto que la delimitació n de su hecho
imponible no parte de una actividad administrativa. En la delimitació n de los diferentes
hechos imponibles de los impuestos no existe una actividad administrativa.
- Diferencias entre las tasas y en las contribuciones especiales: para las tasas se necesita la
utilizació n privada de un bien pú blico, se recibe un servicio, que a veces beneficia y a veces
no a las tasas y siempre ha de beneficiar a las constituciones especiales; en los impuestos
no se recibe ningú n beneficio.
Ambas (tasas y contribuciones) tienen una semejanza clara, requieren una actividad
administrativa. Pero tienen diferencias, en primer lugar, la actividad administrativa previa
es diferente para las tasas y para las contribuciones especiales. En la contribució n especial
el beneficio es constitutivo. Para que exista una contribució n especial, debe existir un
beneficio mayor para un grupo de administrados que son los ú nicos que van a pagar la
contribució n especial, si esos administrados prueban que esa obra pú blica no benefician
sus bienes, no tendrá n que pagar la contribució n especial impuesta.
Por ejemplo, el impuesto sobre la renta de las personas físicas el hecho imponible es la
obtenció n de renta por parte de cualquier administrado residente y cualquiera que sea la
fuente que origina esa renta.
La obligació n tributaria ha de ser cuantificada. Tiene que prever la ley como se cuantifica
esa obligació n tributaria. Bá sicamente existen dos mecanismos de cuantificació n de las
obligaciones tributarias, o bien la ley para todos dice exactamente la cantidad a pagar
(tributos de cuota fija), pero si todos los tributos fueran de cuota fija no contribuirían a los
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principios de igualdad de justicia, la mayoría son tributos de cuota variables en los que la
ley solo determina los elementos técnicos a partir de los cuales vamos a conseguir para
cada caso concreto cuá nto se tiene que pagar; estos elementos técnicos son bá sicamente 3:
- La base: intenta medir para cada sujeto la capacidad econó mica para cada sujeto a
través de tres regímenes (directo, indirecto, objetivo).
- El tipo: aplicado el tipo a la base obtenemos la cuota.
- La cuota: cantidad en la que consiste la contribució n tributaria de ese sujeto para
ese tributo.
La ley prevé también no solo el momento del nacimiento de las obligaciones, sino el
momento en el que las obligaciones resultan exigibles que son dos cosas distintas.
Lo que ocurre es que el ú nico pará metro de medida del impuesto es la capacidad de, es un
elemento del destinatario, del sujeto que realiza el hecho imponible, no solo el hecho
imponible determinará la obligació n econó mica, sino que esa obligació n econó mica debe
cuantificarse y su cuantificació n (lo que cada sujeto debe pagar en concepto de impuesto)
ha de hacerse depender a la capacidad econó mica demostrada al hecho imponible. Esto
quiere decir que en el impuesto esto es una cosa esencial.
Se trata de una obligació n de dar, de una determinada cantidad de dinero que va a hacerse
depender de la capacidad econó mica sometida a tributació n en cada impuesto, que es lo
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que pretende grabar cada tributo. Cada impuesto tendrá sus propias normas de
determinació n de la base y de sus tipos.
La ley a veces utiliza el criterio econó mico y otras veces el criterio jurídico para catalogar
los impuestos.
2. Impuestos personales y reales. Los personales son aquellos que cuyo hecho imponible
no puede pensarse si no es en relació n de una determinada persona. Y los reales son
aquellos cuyo hecho imponible atiende manifestaciones jurídicas de manera econó mica.
4. Impuestos perió dicos e impuestos instantá neos. Los periódicos son aquellos cuyo
hecho generador, hecho imponible, describe una situació n, un estado con vocació n de
reiterarse constantemente en el tiempo. Esto exige que en los impuestos perió dicos se
necesite incorporar un concepto para individualizar distintas obligaciones, que es el
concepto perió dico positivo. Un impuesto perió dico fija un periodo en positivo, y toda la
renta en ese periodo positivo da lugar a una obligació n tributaria. En estos tributos
perió dicos, no solo debe de existir esa ficció n jurídica del periodo impositivo sino que la
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norma debe de exigir el momento en el que se hace la foto fija para determinar elementos
esenciales para su cuantificació n.
En los tributos perió dicos tenemos dos conceptos técnicos que manejar: momento exacto
en el que se entiende nacida la obligació n y (*).
Los impuestos instantáneos son aquellos en los que la restitució n del hecho imponible
describe un hecho aislado sin vocació n de reiterarse constantemente en el hecho. Si
recibimos una donació n, el hecho imponible del impuesto de donaciones, aunque pueda
reiterarse, no se reitera constantemente en el tiempo, con cada obligació n nace una
obligació n tributaria.
Es má s, lo normal, es que los impuestos también tengan esa doble finalidad, o para ser
exactos, lo normal es que los impuestos tengan esta finalidad fiscal.
Lo normal es que en todos los tributos se intente compatibilizar los fines fiscales y los
fines extrafiscales. Normalmente las finalidades extrafiscales se dan en quiebra al
principio de genialidad, pero hay que ver si es una quiebra lícita o ilícita. Tenemos que ver
cuá l es el fundamento de esa política extrafiscal y si ese fundamento es tan digno de
protecció n como el deber de contribuir. Hay impuestos, cuya ú nica finalidad es conseguir
una finalidad de recaudació n cero, el objetivo es fomentar determinada provincia.
Aparece definida en el artículo 2.2 a): “tasas son los tributos cuyo hecho imponible consiste
en la utilización privativa o el aprovechamiento especial del dominio público, la prestación
de servicios o la realización de actividades en régimen de derecho público que se refieran,
afecten o beneficien de modo particular al obligado tributario, cuando los servicio o
actividades no sean de solicitud o recepción voluntaria para los obligados tributarios o no se
presten o realicen por el sector privado”.
Estamos ante ella cuando el hecho que la genera está en los presupuestos de dicho
artículo. Se requiere que se de cualquiera de los 2 siguientes requisitos: que sean
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obligatorios o que no se presten por el sector privado. Si no se dan ninguno de los dos
requisitos, no estamos ante una tasa, sino ante un precio pú blico.
→ Definició n.
En nuestra legislació n lo hemos visto, la delimitació n del hecho imponible de las tasas para
diferenciarlo de los impuestos y de las contribuciones especiales las ubicamos en la letra
a) del art 2.2 LGT, donde se señ ala dos manifestaciones que pueden dar origen a tasas:
utilizació n privativa del dominio pú blico; prestació n de un servicio, realizació n de una
actividad que se refiera, afecte, beneficie, de forma particular a un sujeto. Una de las
diferencias de las contribuciones especiales y de la tasas, es que en las contribuciones
especiales el beneficio es constitutivo, y en las tasas no lo es, basta con que le afecte
individualmente.
Hemos visto antes en que se diferenciaba las tasas del resto de tributos. Se diferencian en
la descripció n de sus respectivos hechos imponibles. La diferencia entre la tasa y el
impuesto, es que en la tasa existe una actividad administrativa previa y en el impuesto no.
Las tasas se exigen a través de un carácter prestacional, y las contribuciones especiales se
pueden exigir cuando se realiza una obra pú blica. Otra de las diferencias es que no es
constitutivo en las tasas y es doblemente constitutivo en las contribuciones especiales.
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Má s problemá tico es la diferencia entre tasa y precio. Esta diferencia só lo la podemos
detectar si volvemos a la propia naturaleza de la tasa. Y es que la tasa es una prestació n
pecuniaria debidamente impuesta, es un tributo, y como en todo los tributos existe una
relació n coactiva y obligatoria.
La ley de tasas de precios pú blicos actual, procede de la Ley de Tasas 39/89, y que
teó ricamente creó la figura del precio pú blico porque en el siglo XIX ya existían los precios
pú blicos. Al describir esta ley los precios pú blicos y al diferenciarlo de las tasas, exigían
que para que estuviéramos en presencia de una tasa, se requería que se dieran
cumulativamente los dos requisitos establecidos en el art 2.2 a) LGT. De manera que si
son de solicitud o de recepción obligatoria prestados por el sector público serán
tasas, y si se prestan por el sector privado serán precios públicos.
Dos diferencias del régimen jurídico: que como las tasas son tributos, se deben aprobar
por ley, los precios pú blicos si no lo son pueden aprobarse por la ley o no aprobarse por la
ley; y otra que las tasas no puede superar los entes pú blicos (*), los precios pú blicos sí.
Todo esto se truncó por una STC 185/95 de 4 de diciembre que dijo al legislador que el
principio de legalidad constitucional no se proyecta solo sobre los tributos, el principio de
legalidad constitucional se proyecta sobre todas las aportaciones patrimoniales
coactivamente impuestas; y toda prestació n del servicio coactivo debe establecerse por
ley. Y sigue profundizando en esa STC diciendo que la clave está en la coactividad, y
concluye diciendo que una prestació n coactiva es cuando se den cualquiera de las dos, sin
ser necesario que se den las dos, cualquiera de las dos hacen que exista coactividad. Y el
servicio va a ser obligatorio cuando lo marque una norma o cuando sea indispensable para
el desarrollo de la vida humana, y también habrá coactividad cuando no haya
concurrencia, cuando no se preste por el sector privado. Lo que determina la reserva de
ley es la coactividad, y basta para ser coactivo que se den una de esas dos circunstancias.
24/02/2016
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La ley no determina cuanto se habrá de pagar en concepto de tributo, pero si establece los
elementos para identificarlos. Todos esos elementos han de regularse por ley.
El problema lo encontramos en el pá rrafo 3º del art 10, que dice que cuando se autorice
con ley con subordinació n a los criterios o elementos de cuantificació n determinados por
la ley, se podrá n concretar mediante una norma reglamentaria la cuantía exigible para
cada tasa. Y si analizamos con cierto detenimiento lo que nos señ ala este apartado, lo que
está es propiciando la deslegalizació n de materias, es decir, una materia que en principio
ha de regularse por ley acaba siendo regulada por un reglamento. Esto es una
deslegalizació n de materias sobe cuestiones en el que el ppo de legalidad se proyecta
como reserva absoluta de ley.
Otro de los elementos que constituyen el régimen jurídico especifico de este tributo, es la
delimitació n de un hecho imponible, derecho que genera este tributo. Las distintas
normativas, van a producir una especificació n de en qué consiste estas prestaciones de
servicio. Por ejemplo, si atendemos a lo dispuesto en el art 13 de la Ley de Tasas y Precios
Pú blicos, allí podremos leer que (BUSCAR ARTÍCULO).
Otro listado muy amplio podemos encontrar en el art 20, apartado 3º y 4º en la Ley
General Reguladora de Haciendas Locales (BUSCAR ARTÍCULO).
En relació n al sujeto pasivo de las tasas, cuando hablamos de sujetos pasivos nos
referimos en ppo a aquellos llamados a su pago, será n sujetos pasivos de las tasas aquellas
personas físicas, jurídicas, e incluso determinados entes sin personalidad cumpliendo una
serie de requisitos, a quienes les afecte o beneficie esa actividad administrativa en sí o en
sus bienes. Así podremos encontrarlo de forma muy parecida, por ejemplo, en el art 16
LTYPP.
Esto quiere decir que no es posible exigir el pago de la tasa sin las actuaciones
administrativas de tipo prestacional. En consecuencia, tanto quienes no se vean afectados
por las actuaciones administrativas, como aquellos que se encuentran afectados pero
forman parte de un colectivo, no podrá n ser llamados al pago del tributo.
Para hacer operativo este límite, se establece (art 20 LTYPP Y art 25 Ley Reguladora de
Haciendas Locales), se establece que toda propuesta acordando el establecimiento de una
tasa o la modificació n de su cuantía, requiere la aprobació n de la tasa o la modificació n de
su cuantía que se apruebe la llamada memoria econó mica financiera sobre el coste del
servicio, sobre el coste de la actividad, sobre el límite má ximo para establecer la cuantía de
este tributo.
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La memoria econó mica financiera tiene tal transcendencia que la falta de este requisito
provoca la nulidad de pleno derecho del establecimiento de la tasa y también de la
modificació n de su cuantía.
El apartado 4º del art 19 LTYPP se señ ala que la cuantía de la tasa puede ser fija, puede
determinarse en funció n de un tipo de gravamen, o puede consistir en ambos métodos.
→ Contribuciones especiales.
Teniendo e cuenta lo anterior, el profesor Leach define a estas como aquel tributo que va a
tener por objeto trasferir sobre los especialmente beneficiados, la parte divisible del coste
de una obra pú blica, de la creació n o ampliació n de un servicio pú blico, teniendo su
fundamento no solo el deber general de contribuir al sostenimiento del gato pú blico, sino
en el beneficio particular que ocasiona para determinados administrados la construcció n
de esa obra pú blica, por eso, solo lo especialmente beneficiados será n los llamados al pago
de ese tributo.
Siempre que nos encontramos en una contribució n especial debemos buscar sus tres
características bá sicas:
2. Siempre que nos encontremos con una contribució n especial, tenemos que encontrar el
beneficio. Porque aquí, el beneficio si es constitutivo, y ademas es dual, se va a beneficiar
toda la colectividad y un grupo de administrados en sí o en sus bienes. De forma que si no
existe ese beneficio dual no estaremos ante una contribució n especial.
3. Lo que se recauda por este tributo a a estar conectado siempre con el precio de la obra
pú blica, con el coste de la obra pú blica, con el coste de la creació n o ampliació n del servicio
pú blico. Va a estar conectado porque el coste va a ser uno de los parametros que
determine la cuantificació n del tributo y porque lo que se paga en concepto de tributo es
para sufragar parte de ese coste.
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Las contribuciones especiales pueden ser operativas a los tres niveles de la organizació n
territorial del estado en funció n de sus respectivas competencias. Será n sobre todo los
ayuntamientos los que puedan acudir a las contribuciones especiales para financiar parte
de la obra o parte de la ampliació n o creació n del servicio pú blico.
Decíamos que el beneficio era constitutivo y que, ademá s, era dual. Se tiene que beneficiar
toda la colectividad, y en particular un grupo de administrados especialmente
beneficiados en sí o en sus bienes. Este beneficio dual se va a tener en cuenta a la hora de
la cuantificació n de las contribuciones especiales. La ley marca unos límites, como má ximo
el 90% del coste de la obra dela creació n o ampliació n del servicio publico se ha de
financiar vía contribuciones especiales, lo cual quiere decir que como mínimo el 10% de
ese coste se ha de financiar vía otros servicios pú blicos. Y ese límite se ha de fijar obra por
obra.
Con estas peculiaridades, obvio es decir que tenemos características mas que suficientes
para poder delimitar a las contribuciones especiales del resto de los tributos. Se
diferencian de los impuestos, porque en los impuesto no existen actividad administrativa
previa. Se diferencian de las tasas, porque aunque sí tengan actividad administrativa
previa, es diferente.
También se necesita un acto tendente a formar la voluntad del má ximo ó rgano municipal
respecto a la financiació n de la obra pú blica o de la ampliació n o creació n de cada servicio
pú blico.
Sino se financian esas obras vía contribució n especial, se financiará n vía otro servicios
pú blicos.
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Se necesita ademá s el acuerdo de ordenació n. Una vez que se ha decidido que esa obra
pú blica se va a realizar con una financiació n de las contribuciones especiales, en atenció n a
lo estipulado en la ley, y en atenció n a lo estipulado en las ordenanzas de cada
ayuntamiento, se fijan los parametros. Como aquí ya sabemos la obra y el coste, y los
especialmente beneficiados y el reparto de ese beneficio, tendremos que fijar ese
porcentaje. En el acuerdo de ordenaciones ademas se limitan los especialmente
beneficiados, es decir, cual de los administrados van a ser llamados al pago del tributo y se
delimitan los criterios de reparto entre los administrados que depende en funció n de la
tipología de la obra que se quiere financiar.
Tenemos dos acuerdos que deben ser acordados por el pleno del ayuntamiento, acuerdos
que teó ricamente son fácilmente delimitables: el acuerdo de imposició n (que se decide
políticamente la financiació n de esa obra); el acuerdo de ordenació n (se establecen los
límites a esa financiació n).
Lo que sí se exige (art 17 de la LRHL) es que ambos acuerdos tengas exposició n pú blica,
bien en el tabló n de anuncios del ayuntamiento o bien en el Boletín Oficial de la
Comunidad a la que pertenece. Estos acuerdos tendrá n carácter provisional, porque el
sujeto afectado podrá alegar frente al ayuntamiento que no se dan los requisitos
esenciales recogidos en la ley para financiar esa obra. Pasado ese mes, los acuerdos de
ordenació n y de imposició n se transforman en definitivos. Y ya se puede girar la
correspondiente liquidació n provisional del tributo específicamente a cada administrado
donde se fijará la cantidad de tributo que ese administrado ha de pagar en concepto de esa
contribució n especial.
Lo que ocurre, es que normalmente los administrados se enteran de que tiene que pagar
esa contribució n especial cuando le llegan esa la liquidació n nominativa a su domicilio. Y
cuando esto sucede, el sujeto pasivo ya no podrá impugnar la procedencia de la
contribució n especial porque para eso tiene el mes de exposició n pú blica. Só lo lo podrá
hacer respecto a la cuota que se le ha impuesto, pero no a la procedencia de la
contribució n especial, no al límite má ximo del reparto del tributo.
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El art 36 Ley Reguladora de Haciendas Locales, establece lo que se denomina asociació n
administrativa de contribuyentes especialmente en beneficiados por la realizació n de la
obra pú blica. Para constituir la asociació n, se necesita que se firme o la firma de la mayoría
absoluta d ellos llamados al pago del tributo, siempre que adema representen al menos
dos tercios de las cuotas del tributo a pagar. Las funciones de esta asociació n son de
control en la propia ejecució n de las obras, incluso se puede permitir funciones de
ejecució n de la obra pú blica proyectada. Por ser los especialmente beneficiados van a ser
los especialmente afectados, los ú nicos que van a ser llamados al pago de este tributo.
Estas asociaciones crean las prestaciones presupuestarias existentes entre el proyecto
inicial y el realmente realizado.
En primer lugar, los que realices las corporaciones locales en el ámbito de sus
competencias.
También tienen la consideració n de obras locales, a efectos de poder exigir ese tributo,
aquellas obras pú blicas realizadas por otras entidades pú blicas o por concesionarios,
siempre que se realicen con una aportació n econó mica total o parcial de la entidad local, y
sobre esta aportació n econó mica de la entidad local, es sobre la que se aplicaran las
correspondientes contribuciones especiales.
Los obligados al pago de las contribuciones especiales son, en primer lugar, los
especialmente beneficiados. Es un requisito constitutivo de este tributo. Es decir, aquella
persona física o jurídica, entes sin personalidad jurídica, que en sí o en sus bienes sean
beneficiados como consecuencia de la actividad pú blica. El beneficio ha de probarse y es
objetivo.
Las contribuciones especiales son tributos de cuantía variable no pueden ser tributos de
cuota fija porque se ha de adaptar al coste de la obra y en funció n del beneficio de cada
administrado. Si son tributos de cuota variable se necesita que la ley establezca los
elementos de cuantificació n de este tributo que son la base y el tipo para determinar la
cuota (obligació n tributaria que se ha de pagar en concepto de ese tributo).
21
Para determinar la base (art 31 LRHL), en síntesis, los elementos esenciales para
determinar esa base son los que siguen:
1º. No se puede repercutir el total de la obra. Existen unos límites legales. Como má ximo
solo se podrá repercutir el 90% del coste d ella obra. El primer paso para determinar ese
primer acuerdo del tributo es acudir al acuerdo de ordenació n.
2º. Habrá que atender, en todo caso, al coste real, no al coste inicialmente presupuestado.
Por eso existían dos clases de liquidaciones. La liquidació n provisional y la definitiva
porque va a coste real que es lo que determina el régimen jurídico de este tributo.
3º. el coste del importe d ellas subvenciones o de los auxilios financieros recibidos por la
entidad para a realizació n de esa obra. Esto quiere decir que al coste real se le suprime las
obtenidas y después se le aplica el porcentaje del coste.
4º. Deben tener en cuenta que las excepciones o los beneficios fiscales que puedan tener
determinadas personas físicas o jurídicas establecidas en la Ley, lo que deja de pagar la
persona física o jurídica exenta o bonificada no será repercutible al resto de los
especialmente beneficiados, luego también se tiene que retraer a la hora de establecer el
porcentaje de retribució n.
No podemos dividir la base del tributo entre los especialmente beneficiados, sino que
tendremos que ver los elementos de reparto. Bá sicamente, se establecen en la ley los
siguientes elementos de reparto:
Una vez determinada la base del tributo, con carácter general, para determinar la cuota se
va a tener en cuenta: los metros lineales de fachada, el volumen edificable de ese bien
inmueble, el valor catastral de ese bien inmueble a los efectos de otro tributo que es el
impuesto de ese bien inmueble.
La obligació n tributaria nace cuando se termina la obra (art 133 LRHL), sin perjuicio de
que, si así se ha estipulado en el acuerdo de ordenació n, se pueda exigir un anticipo a costa
de las contribuciones especiales, del coste de la obra previsto para el añ o siguiente; de
manera que si se exige ese anticipo y no se ha realizado el coste, no se puede volver a pedir
un anticipo.
Por ú ltimo, el art 29.2 LRHL se vuelve a reiterar el principio de afectació n del coste de la
obra. Existe una doble afectació n.
25/02/2016
22
El concepto de precio pú blico, que es un concepto tradicional, a la hora de establecer
recursos para financiar necesidades de los entes pú blicos, adoptó de pronto una
extraordinaria importancia cuando se promulga la primer relació n de la actual Ley de
Tasas Y Precios Pú blicos, cuando en 1989 se promulga la Ley de Tasas Y Precios Pú blicos
del estado en la que aparece la siguiente definició n de precios pú blicos: tendrá n la
consideració n de precios pú blicos aquellas contraprestaciones que se satisfagan por:
2º. Las prestaciones de servicios y bienes accesorias a las efectuadas por los servicios
pú blicos postales.
La provocació n de esta ley y dentro de ella, concretamente de este art 24, supuso todo un
cataclismo a la hora de blindar esta suerte de servicios pú blicos del resto de las figuras
tributarias, singularmente de la tasa. Lo que venía calificá ndose como tasa
tradicionalmente, pasa a ser considerado por la ley como precio pú blico. No era una
simple cuestió n de etiqueta, sino que es un régimen jurídico distinto el previsto en esta ley
para los precios pú blicos y no para las tasas.
Si nos detenemos a ver las diferencias sustanciales entre el régimen jurídico que la Ley de
Tasas Y Precios Pú blicos daba a las tasas y el régimen jurídico que la misma ley daba a los
precios pú blicos, en las tasas se utilizaban los mecanismos propios del tributo, de los
precios pú blicos como no eran tributos se utilizaban otros conceptos, pero só lo había dos
diferencias esenciales entre los nuevos precios pú blicos y las nuevas tasas; como los
precios pú blicos no eran tributos, sobre ellos, no se proyectaban el principio de legalidad
con toda la intensidad que ha de proyectarse, estableciendo una proyecció n de reserva de
ley formal y material a la hora tanto de establecer las tasas como a la hora de establecer
los elementos esenciales de las tasas. La segunda diferencia la encontrá bamos en los
límites de cuantificació n de una u otra figura, de manera que, las tasas tenían como límite
má ximo el coste del servicio prestado, mientras que los precios pú blicos, como mínimo,
habían de situarse en el coste de servicio pudiendo ser superior al coste de dicho servicio.
23
establecer prestaciones que materialmente son tributos pero que formalmente se escapan
del régimen jurídico del tributo.
El Tribunal Constitucional viene a decir cuá nto si, en primer lugar, recuerda dicho tribunal
la literalidad del art 31.3 (BUSCAR ARTÍCULO) de la Constitució n, al reservar a la ley, no a
los tributos, sino a las prestaciones patrimoniales de carácter pú blico. Una vez hecho esto,
el tribunal se centra sobre el concepto que hay que enjuiciar, es decir, cuando nos
encontramos en presencia de una prestació n patrimonial de cará cter pú blico.
Y aclara el Tribunal Constitucional que tampoco existe esa libertad, cuando lo que se
solicita de los entes pú blicos, sean actividades o servicios que resulten indispensables para
el desarrollo de la vida familiar o patrimonial.
El legislador, toma buena nota de dicha sentencia del Tribunal Constitucional, y modifica el
concepto de precio pú blico y, en consecuencia, el concepto de tasa, originario de la Ley de
Tasas y Precios Pú blicos de 1989, lo que significa volver a modificar todos los conceptos
que sobre tasa y precio pú blico existía en el resto de la normativa.
Los precios pú blicos, que siguen existiendo, se han convertido, de nuevo, en una
prestació n marginal. Las tasas han vuelto a recuperar su ámbito de aplicació n. Y el
régimen jurídico de los precios pú blicos podemos localizarlo en los arts 24 a 27 de la Ley
de Tasas y Precios Pú blicos del estado; allí veremos que es un régimen muy parecido a las
tasas.
24
El profesor Jiménez señ alaba que el ordenamiento jurídico refleja de alguna u otra forma
el modo en que cada comunidad se organiza, tratando que el grupo que forma esa
comunidad, se dirija hacia una determinada direcció n, a la consecució n de esos fines para
los que se realiza. Y decía que para que este ordenamiento jurídico pueda calificarse como
derecho, necesita que también module la vida social del grupo que la forma y la conducta a
un objetivo de justicia. Es esencial tener esto en cuenta cuando vamos a hablar de teó ricos
principios constitucionales.
Por eso surge la siguiente teoría que se trata de una evolució n de resolver el problema, y
es la idea de la capacidad econó mica que surge como un intento de concretar y resolver los
problemas de aplicabilidad prá ctica de la idea de beneficio, segú n la idea de capacidad
econó mica cada individuo deberá pagar en concepto de tributo una cantidad
proporcionada a su capacidad econó mica, pero no por solidaridad ni por distribució n, sino
porque entiende que quien tenga má s capacidad econó mica, va a recibir mayores frutos de
esas capacidades indivisibles, tendrá mayor acceso a las infraestructuras, etc.
Y surge la tercera reflexió n, que es la idea de la progresividad, la teoría del sacrifico, que es
un evolució n de las anteriores. Intenta conseguir la igualdad en el reparto de la carga
tributa como algo justo y deseable. Pero esta igualdad no significa que todos paguen lo
mismo en concepto de tributo, sino que paguen segú n su capacidad econó mica,
estableciendo unos pará metros que garanticen la igualdad, el cual es la plasmació n de la
25
teoría del sacrificio (que el reparto se haga no a través de una igualdad numérica, sino a
través de una igualdad del sacrificio).
Estas reflexiones previas nos sirven para situarnos en el momento del germen.
Dice el art 31.1 de la Constitució n que todos contribuirá n al sostenimiento del gasto
pú blico de acuerdo a su capacidad econó mica, mediante un sistema tributario justo,
inspirado en los principios de igualdad y progresividad que en ningú n caso tendrá alcance
confiscatorio. Analizando con cierto detenimiento este pá rrafo, en él encontramos los
principios de justicia material en el tributo que se consignan en 5 principios: el principio
de generalidad, el principio de capacidad econó mica, el principio de igualdad, el principio
de progresividad, y el principio de prohibició n de la confiscatoriedad.
La primera idea de estos principios es que todos y cada uno de estos principios forman
parte de distintos aspectos del principio de justicia tributaria, mediante un sistema
tributario justo, y esto significa que no pueden ser entendidos de forma aislada cada uno
de estos 5 principios. El ámbito de la generalidad no se entiende sin la capacidad
econó mica, y dicha capacidad no podemos entenderla sin la igualdad ni la progresividad,
como vemos todos los principios interactú an entre sí porque forman parte de un ú nico
principio, el principio de justicia material en el tributo.
Estos principios quedan plasmados en el art 3 Ley General Tributaria (BUSCAR ARTÍCULO)
El legislador, en los primeros artículos de la LGT, pone los principios aplicables y distingue
los principios de justicia de los de procedimiento (aquellos que se pueden extraer de otros
conceptos constitucionales – art 103 Constitución). Esto es un error porque parece que los
principios de justicia no ordenan el procedimiento, y esto no es así.
ESTO NOS QUIERE DECIR QUE EL ART 3 DE LA LGT SE PUEDE TACHAR Y NO VOLVER A
MIRARLO MÁS PORQUE LO TENEMOS MEJOR Y CON MAYOR VALOR NORMATIVO EN LA
CONSTITUCIÓN.
2. El principio de generalidad.
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principio de generalidad se pone en conexió n todos los restantes, porque en realidad, só lo
estamos hablando de facetas distintas del principio de justicia material del tributo.
Este principio de generalidad es tan importante porque es el que nos hace distinguir el
antiguo régimen del constitucionalismo moderno. En la propia declaració n de derecho del
hombre y del ciudadano de (añ o), ya aparece por primera vez la generalidad, la ausencia
de privilegio, la ausencia de castas, de clases sociales, a la hora de estar convocados al pago
del tributo.
Este principio, como todos, tiene sus excepciones, lo que hay que ver es si las excepciones
a los principios son lícitas o ilícitas, en funció n de que vengan justificadas por otros
principios tan dignos de protecció n como el propio deber de generalidad a la hora de estar
convocados al pago del tributo. Todos contribuirá n al sostenimiento del gasto pú blico, no
significa que todos paguen tributos, sino que paguen todos aquellos que tengas suficiente
capacidad econó mica para ello. Es lícita, tiene fundamento en otros principios de justicia.
Otra posible quiebra no tan lícita, sería si el legislador, a la hora de establecer los tributos,
el conjunto de tributos que conforman el sistema, no obedeciese a esta orden tan tajante,
porque lo que le quiere decir al legislador es que si todos han de contribuir al
sostenimiento del gasto pú blico, que busque la riqueza donde se encuentre.
Nos encontramos má s problemas de generalidad prá ctica a través de las técnicas de las
exenciones. Una exenció n tributaria, de manera intuitiva y aproximativa, es una norma
jurídica que enerva los efectos jurídicos típicos de la norma de sujeció n. La norma de
sujeció n es el hecho imponible, quien lo realice tiene que pagar la contribució n tributaria,
que quien obtenga renta que pague la renta sobre las personas físicas.
27
El hecho generador de todo tributo tenemos que partir sobre 3 normas: la norma de
sujeció n, la norma de no sujeció n (viene a decir lo que no está grabado), y la norma de
exenció n.
Lo difícil es determinar si nos encontramos ante una quiebra lícita o ilícita. Tendremos que
acudir al fundamento de la exenció n. Habría que ver exenció n por exenció n para ver si tras
esa exenció n encontramos un fundamento que sea capaz de limitar (no anular) el
principio de generalidad. Hay que hacerlo con cierta cautela, porque en varias ocasiones,
lo que pueden estar encubriéndose son privilegios a determinados nú cleos especiales.
3. El principio de igualdad.
El principio de igualdad constituye un valor exclusivo del ámbito tributario. Es un pilar del
ordenamiento en general. El propio art 1 de la constitució n lo proclama. Se van haciendo
alusiones a las distintas manifestaciones del principio de igualdad material, ordenando al
legislador que rompa las barreras de la desigualdad, o igualdad formal en el art 14 de la
constitució n.
El propio tribunal supremo, ha declarado en numerosas sentencias que existe una especial
aplicació n con el principio de generalidad pero también con los principios de capacidad
econó mica y de progresividad. Porque lo que viene a destacar el principio de igualdad es el
trato equitativo. La aplicació n de viejos aforismos de “igual para los iguales y desigual para
los desiguales”, o la teoría del sacrifico.
Dicho esto, la igualdad tampoco significa uniformidad, una uniformidad que inhiba la
autonomía de los entes territoriales a la hora de pedirles sacrifico a sus residentes. La
igualdad tiene que predicarse de todos los residentes de una determinada CA para los
tributos de esa CA pero no para los demá s tributos.
28
Ese criterio, no puede ser otro que el de su capacidad contributiva. El reconocimiento
positivo de este principio de capacidad econó mica, no solo se produce en el á mbito
constitucional, incluso, en la propia distribució n del impuesto, cuando describía su hecho
generador señ alaba que los impuestos son tributos que se exigen sin contraprestació n, sin
que medie actividad administrativa. Lo trascendente a la hora de observar el contenido de
este principio, es visualizar que el constituyente, cuando habla de capacidad econó mica, lo
está haciendo de una doble dimensió n, está ordenando al legislador a que la tenga en
cuenta desde dos perspectivas distintas, de forma que, en primer lugar, quien posea esa
capacidad econó mica contribuye, y quien no la posea no. Y, en segundo lugar, que cada
uno contribuya en proporció n a su capacidad econó mica respectiva que va a estar muy
conectada con el principio de igualdad y progresividad.
En relació n con el principio de generalidad, tenemos que localizar cuá les son las quiebras
lícitas y las no lícitas a este principio.
Toda exenció n tributaria es una quiebra del principio de capacidad econó mica porque lo
es del principio de generalidad. Hay que acudir al fundamento de cada exenció n, hay que
ver si esa quiebra viene fundamentada.
29
Pero pueden existir también otras quiebras al principio de capacidad econó mica, que
pueden darse en los distintos elementos de cuantificació n del tributo, en su segunda
dimensió n, que la contribució n se adapte a la capacidad econó mica manifestada.
5. El principio de progresividad.
La progresividad es una característica del sistema tributario, segú n la cual a medida que
aumenta la riqueza de un sujeto, el sistema tributario tiene que estar configurado de tal
forma que aumente su contribució n en una proporció n superior al aumento de la riqueza.
Ordenando que a la carga tributaria se reparta má s que proporcionalidad, atendiendo a los
niveles de capacidad contributiva.
Hay que poner énfasis en que el principio de progresividad se predica del sistema
tributario en su conjunto. Esto significa que pueden existir tributos proporcionales, que
pueden existir incluso tributos represivos y que no son constitucionales siempre que el
sistema en su conjunto sea progresivo. Para ello, los tributos con mayor elasticidad
recaudatoria, tienen que ser progresivos y, normalmente, no siempre como veremos, la
progresividad se detecta en el juego de las bases y los tipos de gravamen aplicable.
Los tipos progresivos son aquellos que van aumentando en funció n del aumento de las
bases, de manera que, conforme aumenta la capacidad econó mica, aumentan los tipos que
van a ser aplicados, y eso significa que a un aumento en la capacidad econó mica, le
corresponde un aumento mas que proporcional en la cantidad de tributo a pagar, porque
al aumentar las bases van aumentado los tipos.
Pueden existir los tipos regresivos, aquellos cuyo tipo de gravamen disminuyan conforme
van aumentando las bases imponibles, de forma que, un aumento en la base tributaria,
corresponderá un aumento en la cantidad a pagar pero un aumento menos que
proporcional.
Siempre que el sistema en su conjunto sea progresivo, será n constitucionales. Y para que
sea progresivo han de aumentar los tipos conforme aumentan la bases imponibles.
Si el tributo agrava el consumo, agrava mas a quien mas consume. Y es obvio, que quien
tiene má s capacidad econó mica consume mas y, en consecuencia, paga mas tributo. Esto
no es tan cierto y sencillo como parece.
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EN LA CLASE DEL MIÉRCOLES PREGUNTARÁ SOBRE NUESTRO CONCEPTO SOBRE
CONFISCATORIEDAD, QUE ENTENDEMOS SOBRE ELLO.
Un sistema es confiscatorio, cuando al actuar sobre una persona, está persona tiene que
desprenderse del patrimonio preexistente para poder pagar el tributo. Cuando afecta al
patrimonio preexistente, antes de realizar los correspondientes hechos imponibles.
Dicho principio, que también expresamente aparece en el art 31.1 que concluye afirmando
que en ningú n caso, el sistema tendrá alcance confiscatorio.
Mientras que el resto de los principios de justicia son principios clá sicos en la meditació n
sobre la justicia del tributo, la prohibició n de la confiscatoriedad, aparece por primera vez
en nuestro sistema constitucional, y va a tener bastantes problemas de aplicabilidad
prá ctica. Aunque en la guía docente de la asignatura, hemos intentado darle personalidad
propia, es tradicional analizar este principio como límite, bien al principio de capacidad
econó mica, bien al principio de progresividad.
31
Un sistema es confiscatorio, cuando al actuar sobre una persona, está persona tiene que
desprenderse del patrimonio preexistente para poder pagar el tributo. Cuando afecta al
patrimonio preexistente, antes de realizar los correspondientes hechos imponibles.
En una primera aproximació n, podemos definirla como aquella exigencia que cualquier
tributo se ajuste a ley. No obstante, en nuestro constitució n, el principio de legalidad,
adquiere una formulació n flexible. Por ejemplo, art 133.1 y 2, art 9, art 31 pá rrafo 3º de la
Constitució n.
La expresió n con arreglo a la ley, es una expresió n lo suficientemente amplia para que
quepan interpretaciones flexibles del principio de legalidad. Esto, de entrada, nos surgiere
la posibilidad de que la materia tributaria pueda entrar a ser regulada por disposiciones
del ejecutivo con rango formal de ley.
Pero este carácter flexible del principio de legalidad, también supone otra perspectiva que
es la que se aplica en esta materia. Se puede y se debe entender dos sentidos: hay
determinadas materias que só lo pueden ser disciplinadas mediante ley en el sentido
formal y material del término; hay otras materias en las que este principio se proyecta
como norma escrita, es decir, pueden regularse por ley o por disposiciones de rango
reglamentario, por ejemplo.
Lo que tenemos que intentar analizar en materia tributaria, es intentar concretar qué
materias han de ser reguladas por ley en sentido estricto, y qué materias han de ser
reguladas por ley en un sentido má s flexible. Se suele decir, que el establecimiento de los
tributos y de los elementos esenciales de los tributos, son unas materias sobre las que el
principio de legalidad se proyecta como reserva de ley, mientras que los aspectos formales
y procedimentales, el resto de obligaciones formales que se establecen para la recaudació n
tributaria, el principio de legalidad no se proyecta con tanta intensidad, sino como ley
escrita.
Esto parcialmente es cierto pero lleva implícito un mensaje de que lo importante son las
obligaciones materiales y lo que menos importante son las obligaciones formales, y eso no
es cierto. No es cierto porque ni esa diferenciació n es cierta desde el punto de vista de la
utilidad. Ademá s de equiparar importancia por utilidad, aquí se limitan derechos
individuales para poder conseguir un interés superior que es el colectivo y, en muchas
ocasiones, esa limitació n de los derechos individuales aparecen en el derecho tributario
formal, no en el material que regula la regulació n del pago del tributo.
32
Si vemos la LGT, en el art 8 bajo la rú brica de reserva de ley dice que se regulará n
(BUSCAR ARTÍCULO).
Por eso, cuando intentamos especificar la proyecció n estricta del principio de legalidad en
materia tributaria, nos encontraremos con una visió n que distingue sobre la protecció n
del principio de legalidad en materia tributaria con 3 materias:
Crear un tributo significa, como ha puesto de manifiesto el propio TC, establecer, regular
en consecuencia por ley los elementos esenciales de ese tributo. Los elementos esenciales
de ese tributo los podemos sacar por ló gica, un elemento será el que delimite la capacidad
econó mica sometida a tributació n; el que fije cuales van a ser los sujetos llamados a
satisfacerlo, obligados coactivamente al pago del tributo; aquellos elementos técnicos a
través de los cuales se concreta la obligació n tributaria (elementos técnicos de
cuantificació n).
Es decir, lo que coincide con las cuatro primeras letras del art 8 de la LGT
Aquel conjunto de materias que en ppo deben regularse por ley porque una ley así lo
establece, pero pueden acabar siendo reguladas por una disposició n de rango
reglamentario si se produce una deslegalizació n de materias, es decir, si una ley posterior
señ ala que puede ser regulada por una disposició n reglamentaria.
Aquellas que no está n reservadas a la ley ni por la constitució n ni por una ley ordinaria.
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El principio de legalidad sirve para dar seguridad jurídica. La seguridad jurídica significa
que cualquier ciudadano conozca, sin muchas dilaciones y sin grandes problemas, las
consecuencias de sus actos. Para todo eso se requiere la publicidad de las normas, la no
retroactividad de las normas, etc, porque todo eso es quiebra a la seguridad jurídica. Las
normas han de ser claras, pú blicas, no puede haber norma tributaria que salga que no
tenga duda de constitucionalidad reales o ficticias. La técnica no debe permitir 27
interpretaciones de un mismo hecho, porque eso es inseguridad política.
Por poder financiero hemos de entender aquella facultad que tienen determinados entes
pú blicos para poder garantizar determinados bienes y gastos. No se trata de otra cosa que
de ordenar con respecto a derecho la actividad financiera de los entes pú blicos.
Esta concepció n tradicional, puede buscar anclaje en la propia ruptura del esquema del
vasallaje en el que el concepto de soberanía política es utilizado como un elementos
adecuado por poder integrar los distintos poderes feudales en una unidad superior, en el
estado, de forma que, el concepto de soberanía era concebido como una agrupació n de
potestades, una de las cuales pertenecientes a su poder es el poder de crear tributos.
Para ver el sistema vigente de nuestro país, necesitamos hacer una delimitació n de de
conceptos:
1. El propio concepto del poder financiero. Debemos de entender aquella facultad que
tienen los entes pú blicos para poder organizar su sistema de ingresos y gastos. Cuando ese
poder normativo es atribuido a uno de lo entes territoriales directamente por la
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constitució n, a ese poder que le atribuye la constitució n a uno de los entes territoriales se
le califica como poder originario. Sin embargo, si no es la constitució n la que le atribuye el
poder, sino las propias normas emanadas que atribuye el ejercicio de poder a otros entes
entonces se le clasifica a este segundo poder como poder derivado. Se trata no só lo de
distinció n técnica sin repercusió n, sino que esto va a condicionar el propio sistema de
límites que van a ser oponibles al ejercicio del poder de los entes territoriales. Si una
constitució n atribuye poder a un ente territorial, los límites al ejercicio de ese poder,
hemos e encontrarlos en la propia constitució n. Sin embargo, si no es la constitució n la que
atribuye el poder sino la ley que emana del ente territorial con poder originario, el otro
ente que tiene un poder derivado se encontrará a la hora de ejercitar su poder, no solo con
los límites contemplados en la constitució n, sino también con aquellos otros que le haya
señ alado el ente territorial con poder originario a la hora de atribuirle el poder derivado.
E relació n a las CCAA existe una tradicional polémica sorbe cual es la naturaleza del poder
financiero de las CCAA, por cuanto que, por un lado, el propio título octavo de la CE
establecen los principios marco y el conjunto de recursos financieros con los que vana
contar las CCAA para organizar su sistema de ingresos y gastos. Pero no es menos cierto
que la propia CE también en ese titulo octavo señ ala que para el ejercicio de los recursos
financieros con los que van a contar las CCAA se necesita que el estado desarrolle ese
título octavo a través de una ley estatal, que es la LO de financiació n de las CCAA.
El poder financiero de las CCAA se acerca má s a la naturaleza derivada, desde esta
perspectiva. Las CCAA se van a encontrar limitadas en el ejercicio de su poder a través de
la ley estatal anteriormente dicha.
Debemos de retener que por poder financiero hemos de entender esa facultad que tienen
los poderes pú blicos para poder organizar su sistema de ingresos y gastos.
2. El concepto del poder tributario. Hemos de entender aquella facultad que tienen
algunos entes publicos para poder establecer y exigir tributos. Si no vamos a la propia CE
en el art 133, nos dice en su pá rrafo primero que la potestad originaria para establecer
tributos corresponde exclusivamente al estado mediante ley. No es menos cierto que el
pá rrafo segundo del mismo art añ ade que las CCAA y las corporaciones locales podrá n
establecer y eligir tributos de acuerdo a la CE y a las leyes.
Obviamente, aquí existe un reconocimiento explicito de la propia CE sobre la naturaleza
originaria del poder dele estado y del carácter derivado del poder tributario no solo de las
corporaciones locales sino también de las CCAA.
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Cuando hablamos de potestades financieras no estamos refiriendo a aquellas funciones
que van a tener determinadas administraciones pú blicas para poder aplicar a cada caso
concreto el régimen jurídico vigente al recuso financiero existente. Las potestades
financieras son aquellas funciones que la ley encarga a determinados ó rganos de la
administració n pú blica para poder aplicar a cada caso concreto el régimen jurídico
vigente.
La forma de ordenació n del poder financiero de cada comunidad será la que cada
comunidad considere estableciendo las líneas de actuació n del poder financiero en su
propia constitució n. Si una comunidad quiere organizarse sobre la base de un estado
fuertemente centralizado, la constitució n debe atribuirle al estado todo el poder tributario
y financiero. Y luego el estado, en la forma en que estime conveniente, trasladará esos
recursos a los demá s entes territoriales, en consecuencia, estos entes territoriales tendrá
que organizar sus presupuestos en funció n de las líneas marcadas por el poder central. Si
una comunidad puede organizarse de otra forma, puede hacerlo. Se trata de una decisió n
que conlleva a la existencia de 3 modelos teó ricos de reparto de poder financiero: el
sistema de unió n, el sistema de separació n y los sistemas mixtos de reparto de poder.
- Sistema de unió n: en él, el ente territorial estado va a tener competencia exclusiva para
establecer los tributos que será n iguales en todo el territorio nacional. La administració n
del estado sera la competente para recaudar esos tributos, recaudació n que pasar a una
caja comú n y el estado repartirá en los distintas CA.
- Sistema de separació n: los distintos recursos financieros, bá sicamente los tributos, van a
estar distribuidos entre el estado central y los territorios autó nomos. Ambos tendrá n en
consecuencia sus propios tributo que afectará n só lo a los residentes en esos territorios,
tanto el estado central como los estados autonó micos elaborará n sus propios
presupuestos teniendo bastante autonomía a la hora de realizar su sistema.
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c) Puede ofrecer cierta rigidez a la hora de atribució n de los recursos. Si no se establecen
mecanismos de corresponsabilidad o de solidaridad puede ocurrir pero si se establecen
mecanismos de solidaridad tampoco tiene por qué ocurrir.
d) Se dice que se multiplica la burocracia y los costes de gestió n al necesitar cada territorio
de un sistema de control diferente. Esto sera cierto o no segú n el sistema adoptado.
f) Se dice, por ú ltimo, que se dificulta el uso de la política fiscal como instrumento de la
política econó mica del estado. Y se pude dificultar porque se multiplican los centros de
toma de decisiones.
Como inconvenientes del sistema de unió n, se han dicho (el profesor no se cree ninguna):
a) En los sistemas de separació n existe un mejor y mayor control de los contribuyentes ya
que la administració n fiscal está má s cerca de ellos y eso facilita el control.
c) garantiza las necesidades de unos recursos mínimos de cada territorio sin tener que
atravesar por las coyunturas específicas que pueda estas atravesando el estado central.
En nuestro país ocurre que tenemos un sistema mixto de reparte de poder financiero, pero
tenemos el peor de lo sistemas mixtos posibles porque a juicio del profesor, lejos de
mitigar los inconvenientes de ambos sistemas, tenemos todos los inconvenientes, porque
tenemos un sistema mixto que tiende a la unió n en los ingresos (estado tiene má s
capacidad de recaudar) y a la separació n en los gastos (cada ente territorial puede gastar
lo que quiera). Esto no viene diseñ ado en la constitució n, esto se produce por la
interpretació n que el estado hizo de la CE; y esto lo interpreta en una ley, la LO de
financiació n de CCAA. Hay un pá rrafo de un artículo de dicha ley que distorsiona todo el
sistema dando todo el poder al estado, el art 6, pá rrafo 2º LO de financiació n de las CCAA
que viene a decir que las CCAA tienen poder tributario, tienen esa facultad para poder
crear y exigir tributos, pero añ ade dicho pá rrafo que tiene poder tributario pero no
podrá n grabar tributos que ya hayan sido grabados por el estado. Lo que pasa que el
estado ya ha grabado para sí todos los echos imponibles capaces de generar capacidad
econó mica y los tributos deben basarse en esa capacidad econó mica.
4.
37
→ Estado: sobre su naturaleza de su poder financiero no debe haber duda, es originaria, es
la CE quien atribuye directamente al Estado este poder. La facultad para organizar su
propio sistema d ingresos y gastos, la haciendo en general. El art 149 CE señ ala cuales son
las competencias exclusivas del estado, en el numero 14 de este art se habla de la haciendo
genera como competencia exclusiva de este estado.
Lo importante no son las etiquetas, lo importante son las consecuencias jurídicas de esa
atribució n, que son los límites oponibles a ese poder y, como hemos visto, quien tiene
poder porque la CE le atribuye poder, no va a tener mas límites que podemos encontrar en
la propia constitució n que pueden derivarse de otros preceptos que señ ala la CE en
relació n a la autonomía financiera del resto de los entes territoriales y, obviamente a esto
hay que sumarle cada vez con mas frecuencia los limites internacionales, que son
nacionales, tanto aquellos derivados de la integració n de Españ a en la UE, y los derivados
de los convenios suscritos por Españ a.
Estos dos principios limitan el ejercicio del poder de las CCAA, pero el tercer bloque de
limites se deriva de la LO de financiació n de las CCAA (LOFCA).
Como reflexió n genérica a dicha ley, lo normal y o correcto es que se promulga una
constitució n, que el art 157.3 CE señ ala que los recursos financieros de las CCAA tiene que
desarrollarse a través de una ley estatal (LOFCA). Lo que ocurre en 1980, se llegaron a
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promulgar dos Estatuto de Autonomía cualquiera, el del País Vasco y el de Cataluñ a, que
interfirieron en sus propias interpretaciones del título VIII CE. Sin embargo, los estatutos
se aprueban por el estado por LO, y esa secuencia se rompió porque la LO tuvo que
adaptarse a esos estatutos, y no al revés como debería de ser.
En relació n a estos sistemas de financiació n, nosotros nos vamos a centrar en el aná lisis de
los sistemas especiales de financiació n.
Teniendo presente a la hora de analizar dicho sistema el conjunto de límites vistos
anteriormente, podemos tener en cuenta dos cuestiones bá sicas:
- las competencias de las CCAA de regimen comú n: Las CCAA tienen poder tributario, como
tiene dicho poder, pueden establecer y exigir sus propios tributos. Teó ricamente tiene
poder tributario, pero este poder está muy limitado, al menos, en relació n a las fuentes de
renta con mayor elasticidad recaudatoria,puesto que las CCAA no van a poder gravar
hecho imponibles que hayan sido gravados por el Estado. En segundo lugar, las cá maras
legislativas del estado, en propias materias de competencia estatal, pueden atribuir,
delegar a todas o a algunas CCAA competencias para dictar normas en relació n a aquellas
materias que sean competencia exclusivas del estado, art 50.1 CE. Segú n el art 150.2, las
CCAA podrá n recibir trasferencias financieras del estado a cargo de los presupuestos
generales del estado, siguiendo las pautas de la LO de financiació n, sin perder de vista que
estas trasferencias muchas veces son pactadas multilateralmente en eso que se denomina
consejo econó mico y financiero, regulado en el art 3 de la LO DE FINANCIACIÓ N.
También pueden actuar como delegados del estado en la recaudació n, en la liquidació n y
en la gestió n de los propios tributos del estado.
En quinto lugar, las CCAA podrá n establecer sus propios presupuestos, que será n
controlados por parte del Tribunal de cuentas del reino del estado, así lo explicita el art
153 d) CE.
Las CCAA podrá n participar o colaborar en los proyectos de planificació n econó mica
estatal (competencia exclusiva del Estado).
También, para el ejercicio de sus competencias, van a disponer de una serie de recursos
financieros que tienen establecidos en el los arts 4 a 6 de la LO de financiació n.
- Qué es lo que puede hacer el estado que va a condicionar el ejercicio de poder financiero
y tributario de las CCAA de regimen comú n:
En primero lugar, las CCAA deben de respetar la legislació n estatal, el estado con sus
propias leyes, va a poder matizar o interferir el propio ejercicio del poder financiero de
las CCAA.
También en cuanto a la capacidad estatal debe establecer convenios internacionales,
biomultilaterales que cada vez má s ponen límites no solo al ejercicio del poder del estado,
sino también del resto de los entes territoriales.
En tercer lugar, es al estado a quien corresponde constitucionalmente la planificació n
econó mica, así se lo atribuye el art 131 de la CE, el estado va a condicionar el ejercicio del
poder financiero y tributario de las CCAA y de lo entes territoriales restantes.
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El estado a través de, en primer lugar, del tribunal de cuentas del estado, y de las propias
leyes de esta planificació n presupuestaria va a condicionar estableciendo limites al
endeudamiento el propio poder financiero y tributario de las CCAA.
Las CCAA van a poder generar ingresos procedentes de su patrimonio, y también tiene
potestad para generar ingresos del derecho privado (art 5 LO financiació n).
En segundo lugar, las CCAA tienen poder financiero y tributario, pueden establecer sus
propios tributos en cualquiera de las especies que hemos analizado, ya sea impuestos,
tasas, contribuciones especiales (arts 6 a 9 LO financiació n).
En tercer lugar, las CCAA como recurso financiero tienen también los tributos cedidos por
el estado que son tributos de titularidad estatal que se ceden a las CCAA, bien en su
recaudació n total o parcial y que pueden cederse también en algunas capacidades
normativas. Los tributos cedidos pueden también cederse en la gestió n o no. Es en estos
tributos cuando vamos a necesitar establecer los distintos puntos de conexió n de los que
hablá bamos en la clase de ayer, que podemos localizarlos en la ley 22/2009 de 18 de
diciembre, ley que regula el sistema de financiació n de las CCAA de regimen comú n y de
las CCAA de Ceuta y Melilla. El procedimiento es relativamente fá cil, lo primero que hay
que hacer es ubicar ese hecho real en un hecho imponible, una vez hecho nos dirigimos a
las ley 22/2009 donde para cada tributo se establecerá un punto de conexió n con las
CCAA.
El cuarto recurso con el que cuentan las CCAA don los recargos que pueden establecer con
los impuestos estatales. Art 12 LO financiació n. Y no podemos confundir los recargos que
pueden establecer las CCAA sobre tributos estatales con la cesió n total o parcial de
tributos por parte del estado. Cuando hablamos de tributos cedidos, que es el estado, el
titular de esos tributos el que decide el á mbito de la cesió n y el alcance de la cesió n, como
también el á mbito de la cesió n. Aparece contemplado también en el art 157 CE. El propio
tribunal constitucional ha plasmado la constitucionalidad de este recurso financiero.
El quinto recurso financiero con el que cuentan las CCAA es la participació n en otros
ingresos del estado (art 15 LO de financiació n).
Es un recurso también de las CCAA el producto de sus operaciones de crédito, acudir a
deuda pú blica.
Y, por ú ltimo, es también un recurso reglado de las CCAA las asignaciones que vía
presupuestos generales del estado se realizan a las CCAA bien para el fondo de garantía de
servicios pú blicos (art 15 LO) o bien para las llamadas transferencias del fondo de
compensació n interterritorial (art 16 LO de financiació n).
La LGT vigente es decreto legislativo 2/2004 de 5 de marzo por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales. Aquí encontramos las
competencias y los recursos con los que van a contar las corporaciones locales a la hora de
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analizar su propio sistema de ingresos y gastos, a la hora de regular su poder financiero y
tributario.
Los lí
mites al ejercicio de su poder financiero y tributario han de hacerse derivar de esta
naturaleza derivada. En consecuencia, los límites los vamos a encontrar en primer lugar en
la propia CE, y en segundo término en la Ley reguladora de las haciendas locales.
De las CE se desprende, art 137, que el resto de los entes pú blicos, estado y CCAA, han de
garantizar el principio de autonomía financiera de las corporaciones locales. El estado, a
través de la asignació n de recurso suficiente para que estas puedan hacer frente a sus
competencias, dictando la Ley Reguladora de las Haciendas Locales. El pá rrafo tercero del
art 6 de la LO de financiació n, igualmente señ ala que los tributos que establezcan las CCAA
no podrá n recaer sobre hecho imponibles gravados por los tributos locales, y añ ade que si
podrá n establecer y gestionar tributos sobre aquellas materias en las que la legislació n
local reserve a las corporaciones locales. En este segundo caso, el art 6.3 de la LO de
financiació n a las CCAA que si establecen tributos sobre materia reservada a la legislació n
local, que compense a las corporaciones locales. Para entender esto debemos de
diferenciar el concepto de hecho imponible y de materia imponible. El hecho imponible es
ese presupuesto contenido en una ley con rango legal que determina que todo el que lo
realiza debe hacer frente a una consecuencia tributaria. La materia imponible es una
actuació n manifestativa de capacidad econó mica.
- Recursos financieros con los que cuentan las corporaciones locales. Cuando hablamos de
corporaciones locales hablamos de los municipios y provincias, pero no podemos olvidar
que el art 141 CE prevé la posibilidad de crear mancomunidades de municipios, comarcas,
á reas metropolitanas y todas esta entidades de derecho pú blico formarían parte de este
concepto de corporació n local. Nos vamos a centrar en las clá sicas a la hora de establecer
sus recursos financieros.
Para ello, hemos de partir en lo establecido en el art 2 LRHL, los recursos financieros con
los que cuentan las corporaciones locales son:
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Los ingresos patrimoniales (art 3 5 LRHL) y, en segundo lugar, los ingresos tributarios
cualquiera que sea su especie (art 20 y ss en relació n a las tasas) (art 28 y ss en relació n a
las contribuciones especiales).
Ademá s de tasas y contribuciones especiales, que por el ámbito de las competencias
especiales son especialmente frecuentes en este ente territorial, las corporaciones locales
tienen 5 impuestos, 3 primero son obligatorios y los dos ú ltimos son potestativos. Estos
cinco impuestos regulados en los arts. 59 y ss LRHL, son:
1. El impuesto sobre bienes inmuebles (IBI). Impuesto que grava el valor de los bienes
inmuebles en los términos establecidos en la LRHL. La ú nica doble imposició n prohibida
es la que le establece el estado a las CCAA en el art 6.2 y 6.3 de la LO de financiació n, y esto
no necesariamente es inconstitucional.
2. Las corporaciones locales tienen el impuesto sobre actividades econó micas que grava
no el beneficio de la actividad econó mica, sino el mero ejercicio de la actividad
empresarial o profesional en los términos contemplados en los arts. 78 y ss LRHL.
3. el impuesto sobre vehículos de tracció n mecá nica que grava la titularidad de vehículos
de gran naturaleza en los términos contemplados en los arts. 92 y ss de LRHL.
4. el cuarto tributo es el impuesto sobre valoració n de terrenos de naturaleza urbana. Es
un impuesto potestativo que grava el incremento de valor de dichos terrenos que se pone
de manifiesto como consecuencia de la transmisió n de la propiedad por cualquier título o
de la constitució n de cualquier derecho real de goce y disfrute que sea limitativo de
dominio en los términos establecidos en los arts. 104 y ss LRHL.
6. Impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO). Es potestativo que grava la
realizació n dentro del término municipal de cualquier construcció n, instalació n y obra
para la que se exige la correspondiente licencia de obras urbanísticas se haya pedido o no
la licencias en los términos contemplados en los arts. 100 y ss de la LRHL.
El tercer recurso financiero con el que cuentan las corporaciones locales son aquellos
recursos que procedan de recargos que sean exigibles a las CCAA o al resto de
corporaciones locales.
Otro recuro financiero es la participació n de las corporaciones locales en los ingresos del
estado o en las CCAA.
El quinto recurso financiero son las subvenciones pú blicas o privadas que puedan recibir
las corporaciones locales (arts. 40 y 147 LRHL).
Ademá s los precios pú blicos (art 41 y ss LRHL).
Ademá s los productos de endeudamiento (arts. 48 y ss LRHL).
Y, ademá s, las prestaciones del derecho pú blico (arts. 28 y ss LRHL).
Otro recurso financiero las multas que puedan utilizar en el á mbito de sus competencias
(art 11 LRHL).
La administració n pú blica se puede presentar como una gran persona jurídica, pero esta
gran persona jurídica está estructurada a su vez en una pluralidad de personas jurídicas.
Pero si pudiéramos establecer dos grandes bloques en la administració n pú blica
tendríamos que distinguir la llamada administració n pú blica territorial que es la que
hemos estudiado hasta este momento, y la administració n pú blica institucional que la
vamos a ver ahora.
Entre los entes institucionales los hay de cará cter corporacional y los hay también de
cará cter funcional.
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A nivel de ley ordinaria solo aparece una referencia en la LGT en el art 4.3 que tras repetir
en los pá rrafos anteriores los señ alado en el art 133 CE, señ ala que las demá s
administraciones podrá n exigir tributos, es decir, tendrá n competencia tributaria.
Lo normal debería ser que las distintas leyes que vayan creando esta otra gran
administració n pú blica, cada administració n institucional, estas leyes les doten no solo de
las competencias que van a realizar esta administració n institucional sino también de los
recursos financieros que van a poder nutrirse para hacer frente a esas competencias. En la
prá ctica estamos ante una gran zona gris del derecho tributario, toda esa administració n
institucional establecen cuotas, cá nones, u otra tipología de ingresos con otra
nomenclatura muy variada, que no son otra cosa que prestaciones patrimoniales
coactivamente impuestas debidas a un ente pú blico para cubrir sus necesidades, por ello
son tributos. Y si son tributos se les debería de aplica el régimen tributario, y en muchas
ocasiones esto no sucede así, sobre todo, en los que se refiere al principio de
autocomposició n.
Para hacer los supuestos prá ctica de este tema, só lo hacemos el 2º y el 4º.
Hablar de fuentes de derecho, se puede hablar en dos sentidos: fuente formal y material.
Las fuentes en el ordenamiento jurídico españ ol se sitú an en el art 1 del CC.
El problema de las fuentes en el derecho tributario, aquí determinadas fuentes son
absolutamente predominantes, y tienen muy poco valor como fuentes, fuentes ordinarias
o indirectas.
Son predominantes, porque el dcho tributario va de prestaciones patrimoniales
coactivamente impuestas, etc, y todo esto ha de establecerse por ley, por muy flexible que
sea el alcance del ppo de legalidad, ley en sentido del CC, de norma escrita.
La segunda peculiaridad del derecho tributario es que en este sector del ordenamiento
frente a los demá s, adquiere un especial protagonismo el distinto poder normativo de los
distintos entes territoriales. En el juego de los niveles de fuentes del derecho tributario, la
guía que nos permite movernos en esos tres niveles es el reparto de competencias entre el
Estado, las CCAA y las corporaciones locales.
En relació n a la jerarquía, el art 7 LGT precisa cuá les son el sistema de fuentes bá sico del
ordenamiento tributario (BUSCAR ARTÍCULO).
En relació n a las fuentes, existen dos grandes có digos, dos grandes leyes ordinarias: Ley
General Presupuestaria y la Ley General Tributaria. En la actualidad se ha producido la
bifurcació n del principio de legalidad financiera, es decir, que hasta el siglo XIX, una misma
ley (ley de presupuestos) aprobaba los ingresos y los gastos, en la actualidad, las leyes que
regulan los recursos financieros capaces de generar ingresos son leyes mú ltiples de cada
ingreso y de convocació n de permanencia. Por eso, la ley de presupuesto en relació n a los
ingresos establece una simple previsió n, sin embargo, para los gastos establece un
mandato impreso.
Aquellos decretos con rango formal de ley, es decir, el decreto ley y el decreto legislativo y
cual es su titularidad o no en materia presupuestaria o en materia de ingresos.
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Se diferencian tanto en la actuació n como en la funció n del legislativo. El decreto ley tiene
una funció n política, y el decreto legislativo tiene una funció n técnica. Se sobreentiende
que el ejecutivo tiene má s poder técnico que el parlamento.
La otra gran diferencia es la actuació n del legislativo en relació n a esos dos decretos, en el
decreto legislativo la actuació n es previa, realizando la ley delegante, mientras que en el
decreto ley la actuació n posterior, realizando la ley convalidante.
El decreto ley, sus normas bá sicas aparecen en el art 86 CE que asegura la inmediatez en la
convalidació n o no del decreto, que establece la legitimació n del decreto ley y que veta al
decreto ley una serie de materias, no se van a poder regular por decreto ley, las
instituciones bá sicas del estado, el régimen general de las CCAA y el electoral, y los
derechos, deberes y libertades consagrados en el Título I de la CE.
La ú ltima tesis, fue la primera tesis seguida por el TC en su primera sentencia 6/83, donde
el TC vino a decir má s o menos esto.
En el manual hay una relació n extensa de sentencia que indica que hasta el momento se ha
declarado constitucional todas las modificaciones que se han declarado por decreto ley y
que no afecta al IRPF.
Se ha ampliado el ámbito de aplicació n del decreto ley en materia tributaria, y esta nueva
interpretació n del TC ha dado pie a los distintos legisladores a utilizar esta guía, en má s
ocasiones de las que debería desearse y en mú ltiples ocasiones, incluso, sin que se haya
postatado fielmente las propias exigencias del art 86.
Es posible el decreto ley en materia presupuestaria. El art 134.4 CE establece la pró rroga
automá tica de los presupuestos. Si no se han conseguido aprobar los presupuestos, se
prorrogan automá ticamente los del añ o anterior.
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decreto ley. Y lo curiosos es que en esos decretos leyes que prorrogaban presupuestos de
ejercicios anteriores se prorrogaban ciertas modificaciones presupuestarias.
De manera que, si la orden regulo innova derecho nos vinculará , y si la orden se limita a
aplicar el sentido de una orden anterior no nos vinculará a nosotros. El problema va a ser
un problema práctico.
La LGT en el art 7 no alude a la costumbre, pero sí dice en su pá rrafo 2º que con carácter
supletorio se regirá n por las normas del derecho administrativo y del derecho comú n.
Tenemos que plantearnos si la costumbre puede ser fuente del ordenamiento tributario.
La respuesta es que NO.
pero que la costumbre no sea fuente de ordenamiento, no quiere decir que no tenga
importancia. Puede tener mucha importancia en su dimensió n de practica administrativa
que, prá ctica administrativa puede entenderse como la reiteració n de conductas por parte
d ellos ó rganos encargados de aplicar el derecho en la que se manifiesta la interpretació n
de usual que hace la administració n encargada de derecho de los preceptos que está
utilizando. Se le obliga a la administració n a a dar un plus de motivació n en aquellas
resoluciones que se aparten del criterio tradicional seguido en su aplicació n, de manera
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que podemos impugnar los actos administrativos cuando no exista ese plus de motivació n
en un resolució n que se aparte de la interpretació n tradicional. Esto es un instrumento que
nos puede servir mucho para el control de la administració n.
Los ppos generales del derecho cumplen tres funciones especiales en el ordenamiento.
Pueden ser fuentes del ordenamiento jurídico en concepto de ley o costumbre aplicable,
constituyen el fundamento del ordenamiento jurídico y de las instituciones contenidas en
el mismo y cumplen una funció n esencial de guía administrativa.
En el dcho tributario, si bien es muy difícil utilizar los ppos generales como fuente, la
fuente de derecho no es el ppo general sino la norma que lo recoge. Esto no significa que
los principios no desplieguen dos funciones esenciales: la de servir de fundamento del
propio ordenamiento y sobre la de ser un sector de guía a la hora de la interpretació n de
todas las normas jurídicas.
En la actualidad, las normas tributarias son normas jurídicas. La propia estructura d ella
norma tributaria, es importante precisar el alcance del presupuesto de hecho, en funció n
de la persona que lo realiza, de cuando lo realiza y del territorio en que es realizado para
determinar si ha nacido la obligació n tributaria y cuá l es el alcance y la extensió n de esa
norma tributaria.
Cuando vamos a aplicar una norma tributaria o cualquier norma jurídica, se necesitan
bá sicamente dos actividades: en primer lugar, hay que localizar la norma que resulta
aplicable, es el paso má s trascendental, por eso hay que entender el problema para ver
cual es la norma que lo regula; y una vez hecho esto, tenemos que averiguar el sentido de
la norma.
No obstante, la actividad de localizació n de la norma aplicable implica analizar si esa
norma se encuentra vigente en el momento de la realizació n del presupuesto de hecho en
relació n a la persona que efectú a ese presupuesto de hecho, e implica, ademá s, analizar si
esa norma se encuentra vigente en funció n del lugar y momento en que se ha realizado ese
presupuesto de hecho.
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Cuando hablado en sentido estricto de la eficacia de la norma en el espacio, nos referimos
al espacio físico, cuando hablamos de extensió n o á mbito de la ley, nos referimos a las
especificidades que puede presentar una norma cuando los hechos contenidos en su
presupuesto de hecho se realizan total o parcialmente fuera del á mbito de competencia
territorial del ente pú blico que ha promulgado la norma o las especificidades que
presentan cuando esos presupuesto de hecho se realizan por sú bditos de otras
nacionalidades distintas a la nacionalidad del ó rgano que ha emitido la norma vigente.
Estas dos perspectivas debemos analizarlas en primer lugar, a nivel interno y, en segú n
lugar, a nivel internacional.
Resulta que la aplicació n prá ctica de estos puntos de conexió n nos va a llevar
irremediablemente a situaciones de doble imposició n internacional, donde se decide una
situació n en la que una misma posició n de riqueza va a dar lugar a obligaciones tributarias
exigidas por distintos estados a un mismo sujeto, y en un mismo periodo impositivo, luego,
para que estemos ante el concepto de doble imposició n internacional, se requieren cuatro
requisitos: unidad de sujeto, identidad objetiva, unidad de tiempo y unidad de título. Este
concepto de doble imposició n internacional, se va a dar fundamentalmente en los
impuestos directos que gravan la obtenció n de renta y la titularidad del patrimonio.
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Bá sicamente, se pueden producir en el IRPF, en el impuesto sobre sociedades, en el
impuestos sobre patrimonio, y en el de sucesiones y donaciones.
Dicho concepto se da porque la gran mayoría de los países adoptan los mismos puntos de
conexió n con las normas. Sus residentes estará n sujetos a la obligació n de contribuir, y los
no residentes estará n sujetos por la obligació n real de contribuir, por las rentas obtenidas
en su patrimonio.
Cuando nos encontramos con esta situació n, primero tenemos que acudir al derecho
internacional financiero, es decir, a la existencia de convenios internacionales firmados
entre distintos países para evitar la doble imposició n. Si no existe convenio acudimos al
derecho financiero internacional, es decir, a la norma interna, y en las leyes propias de
cada tributo, normalmente existen una medida concreta bajo esta rú brica para evitar la
doble imposició n, pero só lo se aplica en defecto de convenio, porque lo difícil es que no
exista convenio.
Los métodos para paliar la doble imposició n internacional son bá sicamente los llamados
métodos de exenció n (van a actuar en la base tributaria, en uno de los elementos de
cuantificació n del tributo que es la base) y los métodos de imputació n (que van a actuar en
la cuota tributaria, que es otro de los elementos de cuantificació n de tributo).
Los métodos de exención consisten en reducir de la base del país de residencia la
cantidad sometida a gravamen en la base del país de no residencia, pueden ser ademá s de
dos formas: la llamada exenció n íntegra y la denominada exenció n con progresividad. La
exenció n íntegra consiste en prescindir de la renta objeto de debate, es decir, la renta
obtenida en el país de no residencia, de manera que en la base del país de residencia no se
tiene en cuenta lo obtenido en el extranjero por lo que se elimina la doble imposició n; y la
exenció n con progresividad, que consiste en tener en cuenta la renta mundialmente
obtenida en el país de residencia pero tenerla en cuenta a los solos efectos de determinar
el tipo de gravamen aplicable, y una vez determinado esto, este tipo se aplica solo a la
renta obtenida del país de residencia.
Los métodos de imputación (actú an en la cuota) pueden ser también de dos tipos: la
imputació n ordinaria y la imputació n íntegra. La imputació n íntegra, es la má s fá cil, se va a
deducir de la cuota obtenida en el país de residencia la cuota pagada en el país de no
residencia; y la imputació n ordinaria consiste en deducir de la cuota del país de residencia
la menor de las dos siguientes cantidades: o bien lo efectivamente pagado en el país de no
residencia o bien lo que le hubiera correspondido pagar en el país de residencia si lo
obtenido en el país de no residencia lo hubiese obtenido en el país de residencia.
Para aplicar las normas, también tenemos que analizar el amito temporal de aplicació n de
las normas tributarias. En relació n a la entrada en vigor de las normas tributarias dice el
art 10.1 LGT (BUSCAR ARTÍCULO). Si no hay ninguna peculiaridad en relació n a la entrada
en vigor de las normas, tampoco va a haber peculiaridades en relació n al cese de la
aplicació n de las normas. Lo normal es que las normas tributarias no precisen el alcance
temporal de su vigencia, en consecuencia, estará n vigentes hasta que otra ley posterior y
de igual rango las derogue.
Formas de derogació n del derecho tributario: las mismas que en las demá s ramas del
derecho, existe una derogació n expresa cuando es el legislador el que deroga
expresamente una norma anterior por una posterior y de igual rango; la derogació n tá cita
(se produce cuando la nueva norma resulta incompatible con la anterior siendo de igual
rango); las cláusulas finales derogatorias; derogació n por sentencia del Tribunal
Constitucional; y alguno autores hablan de la derogació n temporal de la norma, segú n el
profesor este ú ltimo no es un supuesto de derogació n de la norma, sino de suspensió n de
la vigencia de la norma. Una norma derogatoria intermedia (art 2.2 CC) es aquella que
deroga una ley anterior y que es a su vez derogada por una ley posterior. Cuando la norma
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derogatoria intermedia es a su vez derogada por otra posterior no supone la derogació n
de la primera(*).
El art 9 LGT dice que (BUSCAR ARTÍCULO). ¿Có mo se estará legislando para que el
legislador tenga que decir que las leyes y los reglamentos que contenga normas tributarias
deberá n mencionarlo expresamente en el título de la ley y en la rú brica de los artículos
correspondientes? Esto quiere decir que cuando se modifica cualquier otro sector del
ordenamiento se modifican normas tributarias.
Por el carácter supletorio que el ordenamiento comú n tiene en el esquema de fuentes del
derecho en general, hay que acudir al art 2.3 CC que señ ala que las normas no tendrá n
cará cter retroactivo salvo que dispongan lo contrario. Nuestro ordenamiento parte de un
ppo general, la irretroactividad de las normas. Este ppo favorece la seguridad jurídica, sin
embargo, en ocasiones, las normas irretroactivas pueden chocar o limitar otros ppos de
justicia. En ocasiones, para un mayor respeto a la propia justicia tributaria es conveniente
que se dote de cierto grado de retroactividad a las normas.
Sobre esta situació n se proyectó lo ordenado por el pá rrafo tercero del art 4 de la ley de
derechos y garantías del contribuyente 1/98, que señ alaba que en materia tributaria las
normas que regulen el régimen de las infracciones y sanciones, así como aquellas que
regulen el régimen de los recargos tendrá n siempre efectos retroactivos cuando su
aplicació n resulte má s favorable para el administrado, es decir, que cuando se modifiquen
las normas de las sanciones, de los recargos, si la nueva norma ofrece un régimen má s
amplio para el administrado, estas normas han de tener cará cter retroactivo.
Dice el art 10.2 LGT que salvo que se disponga lo contrario (BUSCAR ARTÍCULO).
Distingue para fijar el momento de la entrada en vigor de las normas entre tributos que
tienen periodos impositivos y tributos que no tienen periodos impositivos. Viene a
diferenciar aquellos tributos cuyo hecho imponible consiste en un acto aislado que se
agota con su realizació n, son tributos que no necesitan periodos impositivos. Hay otros
tributos en los que el hecho imponible define una situació n, un estado, con vocació n de
reiterarse constantemente en el tiempo. En aquellos tributos instantá neos, los que no
tienen periodo impositivo, la nueva norma entrará en vigor en el momento en que se
realice ese hecho aislado. El problema está en aquellos tributos en los que tenga un
periodo impositivo, y a lo largo de ese periodo impositivo se produce la modificació n
normativa, la nueva norma entrará en vigor en aquellos periodos impositivos que se
inicien con posterioridad a la entrada en la norma.
La segunda precisió n que añ ade dicho artículo es que en relació n a la retroactividad
obligada para aquellas modificaciones normativas sobre sanciones y recargos que resulten
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mas favorables, esta retroactividad solo alcanzará aquellos actos administrativos que no
sean firmes. En los momentos de modificació n normativa, puede ocasionar ciertas
circuncisiones no convenientes.
Por sentido jurídico se quiere hacer alusió n al sentido que tiene un término y que le ha
dado el resto de las ramas del ordenamiento o el sentido que tiene un término en el
ordenamiento en general. Por sentido técnico, hemos de entender el sentido que tienen los
términos contemplados en las normas tributarias y que proceden de otras ramas del saber
ajenas al derechos, términos procedentes d ella química, de la economía, etc. y por sentido
usual, debemos de entender, cuando el legislador emplea un término no desde una
perspectiva técnica o científica, sino desde la general comprensió n que la colectividad va a
tener sobre el alcance de ese término. El problema es como resolvemos el `según proceda´,
porque está estableciendo claramente que no hay jerarquía a la hora de identificar el
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sentido de los términos contenidos en la normas, só lo existe una jerarquía, es decir, el
operador jurídico tendrá que intentar averiguar cuál fue la voluntad del legislador a la
hora de incorporar un concreto sentido en la entidad de una norma. A través de la técnica
de los conceptos jurídicos indeterminados será el juez ordinario el que determine cuá l
será el sentido técnico a la hora de averiguar el legislador.
El pá rrafo 3º de este art 12, es un pá rrafo modificado por la reforma de la ley 34/2015
señ ala (BUSCAR ARTÍCULO). Alude a las llamadas imposiciones declarativas o aclaratorias.
La potestad reglamentaria constitucionalmente se le encomienda al ejecutivo, al gobierno
en su conjunto, no obstante, la inadmisió n normativa era subdelegable y, por lo tanto, el
ejecutivo puede subdelegar potestad reglamentaria en el ministro del cano que proceda.
Nos podemos encontrar en primer lugar, con una orden organizativa en el á mbito
doméstico del parlamento; en segundo lugar, nos podemos encontrar estar ó rdenes
aclarativas contenidas en el art 12.3 de la LGT, que segú n dice dicho artículo vincula a los
ó rganos de la administració n por lo que tampoco es un reglamento tampoco es derecho.
Si la orden se limita a interpretar derechos preexistente, no vincula a los administrados
aunque sí a los ó rganos administrativos encargados de aplicar el derecho.
La analogía como técnica de integració n normativa debe de estar prohibida en todos los
ámbitos en los que el ppo de legalidad se proyecta como reserva absoluta de ley. Y lo que
está prohibido es la analogía como técnica de interpretació n normativa, lo que no se está
prohibiendo es la interpretació n.
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los negocios en los que exista simulació n, el hecho imponible gravado será efectivamente
realizado por las partes utilizando las reglas de calificació n desarrolladas ene la art 13
LGT.
Tenemos que ver como reacciona el ordenamiento ante estos tres conceptos. Ante la
economía de opció n no reacciona porque es el propio sujeto quien decide en cuestió n de
sus propios intereses jurídicos y fiscales. Tiene que reaccionar de formar distinta ante los
otros dos conceptos porque el que realiza un fraude ley está utilizando una norma vigente
en el ordenamiento aunque para eludir parte o todo el tributo, aunque frontalmente no
hay ningú n incumplimiento. Ante los supuestos de simulació n responde aplicando las
reglas de calificació n.
Debemos de diferenciar los supuestos de fraude con los supuestos de simulació n. En los de
simulació n hay una ruptura frontal frente al ordenamiento.
Cuando nos encontramos ante fraude tendremos que localizar dos características
esenciales, en primer lugar, que s eproduzca el abuso de normas jurídicas y, en segundo
lugar se utilizan con el propó sito de evadir parcial o totalmente el tributo.
Para evitar estos dos inconvenientes del expediente del fraude a la ley tributaria de la ley
anterior, la actual ley regula en el art 15 el ahora llamado conflicto en la aplicació n de la
norma tributaria que es otra forma de denominar el tradicional fraude a la ley tributaria y
lo regula en los siguientes términos (BUSCAR ARTÍCULO 15). aquí se pretende dos
objetivos que no se alcanzaban con el expediente del fraude a la ley con la ley anterior:
ampliar su á mbito de aplicació n ya no solo al hecho imponible sino a todas las
circunstancias que pueden determinar la deuda tributaria, por lo tanto, pueden existir
conflictos en otros elementos de la relació n jurídica siempre y cuando se utilice una norma
de cobertura para minorar las bases o cuotas tributarias; y, en segundo lugar, eliminar la
prueba de este elemento subjetivo que hacía casi imposible a la administració n probar
elementos subjetivo del injusto.
52
satisfecha so satisfecha solo parcialmente y girará los correspondientes intereses de
demora. Hasta la ú ltima reforma de este precepto que se produce por la ley 34/2015, en el
apartado 3º del art de la LGT se añ adía que a estos preceptos se pudiera establecerse
sanciones. Tras la ú ltima reforma no hay ninguna referencia a las sanciones, se suprime
sin que a esos efectos puedan imponerse sanciones.
53
El hecho imponible va a seguir la estructura típica de cualquier norma jurídica
(presupuesto de hecho, consecuencia jurídica), sólo que la consecuencia jurídica es el
nacimiento de la obligación tributaria, de una obligación coactivamente impuesta. Por
eso, en ocasiones, cuando se habla de presupuesto objetivo, se está hablando del
elemento objeto del hecho imponible. Y por eso, tenemos que distinguir entre lo que es
el objeto del tributo y el objeto de la obligación tributaria. El objeto del tributo, el
soporte material de la imposición, la realidad económica o jurídica que va a resultar
gravada, el IRPF el objeto del tributo es la rente; mientras que el objeto de cualquier
obligación tributaria es siempre una prestación económica,que se identifica con la
cuota tributaria. Cualquiera que sea el objeto del tributo dará como resultado una
determinada cantidad de dinero en concepto de tributo.
La obligación tributaria principal es aquella que origina con rango formal de ley que
describe el presupuesto de hecho capacidad económica para su realizador. Y esto,
nos va a derivar también a que visualicemos la principal función de este hecho
imponible, que no es sino el intento por parte del legislador de cumplir el mandato del
constituyente de la búsqueda de la riqueza allí donde se encuentre, para que el
sistema tributario cumpla con los ppos de justicia constitucionales vistos en su
momento, y sólo los cumplirá si los hechos imponibles de los diferentes tributos que
los conforman son capaces de acotar todas las manifestaciones de capacidad
económica.
54
obligaciones tributarias, mientras que los presupuestos complejos son aquellos que
describen situaciones, que describen estados con vocación de reiterarse
constantemente en el tiempo, en consecuencia, aquellos presupuestos que necesitan
de la ficción del periodo impositivo, de forma que cada periodo impositivo que describa
una situación, un estado, individualice una concreta obligación tributaria.
2. El aspecto temporal del elemento objetivo del hecho imponible: hace referencia
al momento en el que se ha de entender realizado el hecho imponible y a los
diferentes efectos jurídicos que se pueden derivar de dicho momento. El primer efecto
jurídico que ha de atender el aspecto temporal es su consecuencia jurídica, el
nacimiento de la obligación tributaria. Lo primero que nos debe determinar el aspecto
temporal es cuándo nace la obligación tributaria. Este momento, técnicamente se
denomina el momento del devengo del tributo.
El aspecto temporal no sólo nos ha de precisar el momento del devengo del tributo,
sino también qué normativa va a ser aplicable a esa obligación tributaria que nace con
el devengo. Cuestión que es extremadamente importante en materia tributaria, por el
carácter absolutamente cambiable en su normativa. Pero el aspecto temporal no solo
nos debe de precisar el momento del nacimiento, ni el momento de determinar la
normativa aplicable, sino también el momento en que se extraen las circunstancias
que son tenidas en cuenta para cuantificar algunas obligaciones tributarias: estado
civil, número de hijos, momento de los bienes sometido a tributación, etc. y, por último,
también nos debe dar respuesta sobre el momento de la exigibilidad de la obligación,
que es un momento diferente al momento del nacimiento de la obligación tributaria.
Una vez mas, el momento de la exigibilidad, que normalmente será posterior al
momento del devengo, nos ha de ser preciso por dicho aspecto temporal. En
ocasiones, la exigibilidad de las obligaciones tributarias se anticipa al propio
nacimiento de la obligación tributaria, se exigen previamente al nacimiento las
obligaciones tributarias contraídas, a través de los llamados pagos a cuenta.
3. El aspecto espacial del elemento objetivo del hecho imponible: implica el lugar
físico en el que se ha de realizar el hecho imponible para que se vigile el nacimiento
de la obligación tributaria. Todo hecho ha de realizarse en un territorio determinado.
Un elenco de problemas qe han de estar resueltos en la norma que describa cada
tributo. En atención al hecho imponible, se suelen señalar dos grandes bloques de
hechos imponibles: los realizados íntegramente e el territorio de un ente público
impositor y los realizados en territorios pertenecientes a dos o más entes públicos
impositores. De entrada, generaban los problemas que clasificábamos de doble
imposición: interna en función del reparto del poder tributario entre los mismo entes
territoriales del mismo estado, que prohíbe o no la doble imposición, o doble
imposición internacional que se resuelve primero acudiendo a la existencia de los
convenios para evitar dicha doble imposición internacional y, en ausencia de
convenios, se resuelven acudiendo a la normativa interna donde también se
contemplara precisamente el diseño en el aspecto espacial la cláusula específica para
acabar con los problemas que generaban esa doble imposición espacial.
Cuatro requisitos:
- Unidad de sujeto. Que sea la misma persona convocada al pago de los tributos en
varios estados o por varios entes.
- Identidad objetiva: misma capacidad económica la que resulta gravada.
- Unidad de tiempo: en el mismo periodo impositivo.
- Unidad de título: porque se ha realizado el mismo hecho imponible.
55
gravando diferentes manifestaciones de capacidad económica, descrita sen diferentes
hechos imponibles.
El elemento subjetivo del hecho imponible podemos presentarlos desde dos puntos de
vistas:
- Sujeto activo, es decir, titular del derecho subjetivo de crédito, desde la
administración competente para recaudar el tributo.
- Parte pasiva de relación, desde el análisis de los sujetos que pueden estar
convocados al pago del tributo porque han realizado un presupuesto de hecho
contenido en una norma con rango legal.
56
momento nace la obligación tributaria porque es ese momento en el que se entiende
realizado el hecho imponible. Para determinar ese elemento tenemos que volver a
distinguir entre dos bloques de tributos:
- Tributos de devengo periódico: aquellos cuyo aspecto material diseña una situación,
un estado con vocación de reiterarse constantemente en el tiempo. En estos casos, el
propio legislador necesita pronunciarse sobre el factor tiempo al decidir el hecho
imponible, para conseguir dos objetivos: para individualizar obligaciones tributarias y
para precisar qué norma va a ser aplicable a esa obligación tributaria. El legislador
tiene que fijar cual es el periodo impositivo que es el que identifica concretas
obligaciones tributarias, y el momento del devengo del tributo.
- Tributos de devengo instantáneo: no se precisa ni la existencia de periodos
impositivos ni que se fije un día concreto en el que se produce el devengo del tributo.
Porque estos tributos consisten en la realización de hechos aislados que se agotan en
sí mismo, y la realización de cada hecho llevará consigo el nacimiento de cada
obligación tributaria, una compraventa, una herencia, una donación, una transmisión,
etc. tampoco se precisa que la ley determine el día en que se produce el devengo, sí
que ha de precisar el legislador cuando se entiende íntegramente realizado el hecho
imponible que será el momento del nacimiento de esa obligación.
Propio concepto de las exenciones tributarias: la propia formulación legal del hecho
imponible implica la necesidad de establecer su exención, porque sólo así podemos
ver si se ha realizado la consecuencia jurídica de su realización y si no ha nacido
podemos estudiar cual es la causa. Una exención no es sino un efecto jurídico
causado por una norma con rango formal de ley, un efecto jurídico consistente en
enervar, en prohibir los efectos jurídicos típicos de otra norma, de la realización del
hecho imponible que es el nacimiento de la obligación tributaria. Cuando otra norma
distinta al hecho imponible señale que, a pesar de realizarse el hecho imponible, para
57
ese sujeto no nace hecho imponible, estamos ante una exención tributaria. Hay
exención cuando una norma llamada norma de exención, establece que otra norma
tributaria, la norma de sujeción del hecho imponible, no es aplicable para un caso
concreto, o cuando impide, siéndole aplicable los efectos jurídicos plenos de la
realización de la norma de sujeción. Por lo tanto, las notas características son:
1. Carácter excepcional, una vez que se delimita, para la mayoría de lo supuestos, el
ámbito de aplicación de una norma, las exenciones tributarias van a modificar los
efectos jurídicos d ella norma de exención constituyendo una exención a ella.
2. Sobre ellas se proyecta también el principio de legalidad como reserva absoluta de
ley. Para que exista el efecto jurídico de la exención se necesitan dos normas jurídicas
y que un mismo sujeto realice los presupuestos de hecho de las dos normas jurídicas.
Se necesita que exista el hecho imponible, la norma de sujeción y que un sujeto lo
realice, y que exista otra norma también con rango legal que es la norma de exención
y que el mismo sujeto lo realice. Los tributos en consecuencia, se van a ver afectados
por las normas de exención que van a precisar el alcance de las normas de sujeción.
Existen multitud de clasificación de exenciones:
- De derecho internacional y de derecho interno.
- Constitucionales y ordinarias.
- Totales y parciales (las totales son aquellas que cuyo efecto es impedir el nacimiento
de la obligación tributarias, son las típicas exenciones; las parciales que tienen
múltiples denominaciones, no impiden el nacimiento de la obligación tributaria pero sí
aceptan a su cuantía reduciendo a su cuantía.
- Exenciones objetivas, subjetivas y técnicas (es objetiva cuando se delimita en función
del aspecto material del elemento objetivo del hecho imponible. Es subjetiva cuando
se delimita en función del elemento subjetivo del hecho imponible, en función de
determinadas categorías de personas. Es técnica cuando se establece para coordinar
los distintos tributos que conforman el sistema, para evitar dobles imposiciones no
indeseables, por ejemplo, una exención técnica es aquella que establece que los
rendimientos gravados en sucesiones o donaciones están exentos en renta, si no
existiese esta norma habría un impuesto de doble imposición no querido.
- Temporales y permanentes (esta clasificación no alude a la mayor o menos duración
de la exención, sino al carácter temporal o indefinido de la norma que lo incorpora. La
inmensa mayoría de las normas tiene carácter indefinido, van a estar vigentes hasta
que no son derogadas. Si una norma que incorpora una exención no tiene límites de
exigencia la exención es indefinida, y si tiene acotada su vigencia será válida los 5
primeros años).
58
Esa obligación tributaria había que cuantificarla. Cuanta renta de la obtenida del
periodo impositivo tengo que entregar en concepto del tributo. Y esa cuantificación es
la que identificaba la obligación tributaria principal con el concepto cuota tributaria.
Existen dos sistemas: aquellos que atienden a dos clases de tributos: los tributos de
cuota fija y los tributos e cuota variable.
- Tributos e cuota variable: La ley no dice para todo el mundo cuando tiene que pagar
en concepto de tributo, per sí establece los criterios técnicos en virtud de los cuales se
puede calcular para todo el mundo cuanto se ha de pagar en concepto de tributo.
Estos elementos de cuantificación son: la base tributaria (base imponible y base
liquidable), el tipo de gravamen, de forma que aplicando ala base el tipo
correspondiente, obtendremos como resultado la cuota del tributo que, en principio, es
el montante de la obligación tributaria a pagar por ese sujeto pasivo en los tributos de
cuota variable.
Significa que la cuota tiene que ser una cantidad de dinero, y si eso es dinero, los
elementos técnicos que los determinan, uno de los dos debe ser una cantidad
monetaria. La base puede expresarse en en unidades monetarias o en unidades no
monetarias. Si se expresa en unidades monetarias, en función del tributo que nos
encontremos, de la capacidad económica que resulta gravada en ese tributo, el tipo no
será unidad monetaria. Si la base no viene medida en unidades monetarias, el tipo
tiene que ser una unidad monetaria.
→ La base imponible.
La base imponible hace una referencia a una realidad muy amplia y compleja, abarca
todos los tributos, luego resulta difícil encontrar una definición de base validad para la
generalidad de todos los tributos. Por eso ,las leyes generales, como el art 50.1 de la
LGT intenta hacer una descripción señalando cual es la función de la base. La función
59
esencial de la base a la hora de medir el aspecto material del elemento objetivo del
hecho imponible a través del aspecto cuantitativo, es decir, de volver a obtener la
congruencia de lo que se dice que se grava y la capacidad económica que se
manifiesta.
La propia LGT en su art 50.2 señala que la base imponible podrá determinarse a
través de tres métodos:
- Directo.
- Objetivo.
- Indirecto.
En este mismo precepto, la LGT nos dice que el método directo es el método principal,
para medir la base imponible, pero no es el único. En ocasiones, el ordenamiento no
se presentará frente al método directo otro método alternativo, como es el objetivo. Y,
en ocasiones, un método de naturaleza subsidiaria al que solo se podrá acudir cuando
sea imposible determinar las bases por los dos anteriores métodos.
20/04/2016
La ley del IRPF debe fijar los medios precisos para medir toda la renta obtenida. Esta
es la virtud y el defecto de este método, defecto que para medir exactamente esa
capacidad económica se le exigen a los contribuyentes un cúmulo de deberes de
comportamiento. El cumplir con todos los instrumentos previstos por el ordenamiento
para cuantificar sus tributo puede resultar mas gravoso que el propio pago del tributo,
por ejemplo, pequeños empresarios que no tengan una estructura empresarial
suficientemente sólida para poder llevar por sí la contabilidad.
60
- El tercer método, el indirecto, es un régimen subsidiario, lo cual significa que sólo se
va a aplicar en defecto de los anteriores, es decir, cuando sea imposible aplicar ambos
métodos anteriores. La regulación básica la localizamos en el art 53 LGT, 158 LGT y
en el art 193 Reglamento General de la Inspección. Se trata de un régimen subsidiario,
que se aplica cuando no pueden aplicarse los anteriores. Lo esencial de este régimen
es que tengamos claro los requisitos de procedibilidad de régimen y qué medios va a
utilizar la administración para estimar las bases cuando no tenemos pruebas. Los
requisitos de procedibilidad del régimen se encuentran en el art 53 LGT, que dice que
el método de estimación indirecta de bases se aplicará cuando la administración
tributaria no pueda (BUSCAR ARTÍCULO). No basta con se den algunos de estos 4
requisitos de procedibilidad contenidos en dicho artículo, deben darse alguno de estos
requisitos y, en segundo lugar que, como consecuencia de que se den alguno de estos
requisitos, sea imposible determinar las bases de forma directa u objetiva.
El segundo problema era, cómo se estiman las bases. Los medios vamos a
localizarlos en el art 53.2 LGT y en el renovado artículo 158.3 LGT con su última
modificación. En este último artículo se dice que se van a poder estimar las bases de
las siguientes fuentes:
De lo signos, índices o módulos de la estimación objetiva.
Todos aquellos datos que seamos capaces de extraer del proceso productivo
del obligado, tanto del ejercicio actual como de ejercicios anteriores.
Datos que puedan extraerse de sujetos que se encuentran en situaciones
similares.
En relación con el procedimiento del régimen indirecto, art 158 LGT. Procedimiento
que exige un informe obligatorio del inspector que está comprobando la situación
tributaria del contribuyente, informe que, como mínimo, debe pronunciarse sobre los
siguientes instrumentos:
Las causas de la aplicación del régimen, los requisitos de procedibilidad.
En cualquiera de los casos, sobre la situación de la contabilidad del sujeto.
Ha de justificar los medios elegidos para determinar las bases.
Ha de precisar también en este informe los cálculos y las estimaciones que ha
realizado el inspector para estimar la base de la única forma que le cabe.
En segundo lugar, aunque sea necesario el informe preceptivo, debemos de retener
que la aplicación de este régimen no requiere de un acto administrativo específico, es
decir, que no se puede impugnar la procedibilidad del régimen, habrá que impugnarlo
en el plazo de impugnación que tenemos ante el acto administrativo de liquidación
pertinente. Como no hay acto administrativo que exija la utilización de régimen,
cuando se exija el acto administrativo pertinente se puede impugnar.
61
Existen dos clases de bases:
- La base imponible es lo que hasta ahora hemos visto.
- La base liquidable es lo que queda dela base imponible cuando existen
bonificaciones en base y el sujeto al que se le está cuantificando su deuda puede
practicárselas.
→ El tipo.
Por último, en relación al tipo, hay que recordar que las exenciones parciales se
pueden establecer en todos los elementos de cuantificación. Otra cosa es el tipo cero,
que se da en algunos tributos y tiene bastante más que ver con las exenciones.
62
La cuota del tributo es la prestación en la que va a consistir la obligación tributaria
principal. Podemos encontrarnos con tributos de cuota fija( la determina el legislador) o
tributos de cuota variable (el legislador solo establece los mecanismos técnicos para
cada caso concreto).
Un tercer concepto sería la cuota diferencial que es la que queda de la cuota líquida
una vez descontados los pagos anticipados que ya hemos efectuado. Cuota diferencial
que puede ser a ingresar o a devolver, en función de la diferencia.
→ Deuda.
Nos quedan tres expedientes técnicos, el interés de demora, los recargos por
declaración voluntaria pero, y los recargos del periodo impositivo.
El resto de los conceptos que aparecen en el art 58: el interés de demora, los recargos
por cargos extemporáneos pero voluntariamente realizados, los recargos del periodo
impositivo, solo existen si se producen algunas patologías en los procedimientos de
aplicación de los tributos, es decir, si el sujeto obligado al pago de los tributos paga su
obligación tributaria principal de forma correcta y en los plazos previstos por la ley,
estos otros componentes de la deuda no nacerán, porque van a nacer porque nos e
cumple con la obligación tributaria principal o se cumple tardíamente.
La existencia de este precepto, es decir, que bajo una misma rúbrica, ajo la
denominación deuda tributaria se incluya a la cuota, a los recargos, a los intereses de
demora, es de más importancia de lo que pudiera parecer, porque esto significa que a
todos estos componentes y no solo a la obligación tributaria principal, se le va a aplicar
el régimen jurídico de la deuda tributaria que, como hemos ido viendo hasta ahora, es
un regimen jurídico rodeado de una serie de garantías que son impensables en el
resto de las relaciones jurídico-públicas y jurídico-privadas.
63
en plazo); ante el incumplimiento de una norma, la reacción del ordenamiento es una
reacción sancionadora, además, cuando no se ingresa la deuda en plazo y se lesiona
el derecho objetivo, también se produce la lesión subjetiva de crédito (perdida
patrimonial que le ocasiona al acreedor el retraso en el cumplimiento del deudor). Si
no se paga la deuda, la administración tributaria tiene autotutela ejecutiva, es decir,
que puede cobrarse forzosamente la deuda, lo que quiere decir que va a activar
aquellos procedimientos jurídicos tendentes a localizar los bienes del deudor, a
subastar los bienes del deudor, a cobrarse forzosamente la deuda.
Cuando se activan estos procedimientos se generan unos costes de producción que
no se generarían si el sujeto pagase de forma voluntaria en los plazos. Para reparar
estos costes del expediente técnico previsto en nuestro ordenamiento, son los
recargos de apremio.
64
El interés que protege este expediente técnico es el intento de enervar la pérdida
patrimonial del acreedor, indemnizar al acreedor. Indemnización que se establece a
través de un módulo objetivo de cálculo que intenta localizar el coste financiero que le
supone a la administración tributaria dejar de disponer de cantidades debidas pero que
no han sido ingresadas en plazo. Los vectores del cálculos de este interés, se calcula
el interés moratorio en torno a 3 elementos: el vector tiempo, el vector cantidad y el
vector tipo:
La normas de los tributos establecen un plazo para el pargo de los tributos, un plazo
voluntario de pago. Es decir, el sujeto está obligado a pagar el tributo en ese plazo. Si
el sujeto no paga los tributos en ese plazo, solo paga parte, no pasa nada hasta que
no es detectado su incumplimiento por parte de la administración. La administración va
a tener 4 años para determinar ese incumplimiento. Puede ocurrir que la
administración detecte el incumplimiento total o parcial pasados 1 año, 2 años, 3 años,
3 años 11 meses y 20 días y a lo lago de ese periodo ha existido el retraso y es muy
probable que en dicho periodo hayan existido hasta 5 tipos vigentes distintos de
interés moratorio y todos ellos son aplicables en función del numero de días en el que
cada tipo de interés ha estado vigente.
Existen 2 formas de pago de los tributos: la voluntaria y la coactiva.
- Periodo voluntario de pago, es el periodo que la ley propia de cada tributo se
establece para que el sujeto bien presente la declaración tributa o el ingreso de su
65
obligación tributaria. La inmensa mayoría de los tributos se gestionan a través de las
llamadas autoliquidaciones, que es un deber que obliga al administrado a declarar los
hechos imponibles realizados, a autocuantificarse su propia deuda y a realizar los
ingresos en los plazos previstos en la ley propia de cada tributo.
Se suele decir que cuando acaba el periodo voluntario empieza el ejecutivo, pero eso
es falso, normalmente, cuando acaba el voluntario lo único que empieza son los 4
años que tiene la administración para investigar la posible existencia de hechos
imponibles y deudas del sujeto.
Tenemos que ver cuales son las deudas liquidadas por la administración:
a) O bien en le tradicional sistema de gestión que se gestionan a través de
declaraciones y liquidaciones administrativas, sistema que en la actualidad es muy
residual pero existe. Aquí ocurriría que existe primero un plazo para presentar las
declaraciones; la administración dictará un acto de liquidación posteriormente; y
señala el periodo voluntario donde normalmente se pagará ahí y finalizará; pero si el
sujeto no paga, el periodo impositivo empieza cuando finaliza el voluntario. Pero es la
administración quien le ha dicho cuánto tiene que pagar y le ha señalado el plazo.
b) El más normal en la actualidad: las normas de los tributos establecen un periodo
para presentar las autoliquidaciones, periodo voluntario, y cuando termina dicho
periodo empieza el periodo de prescripción para que la administración compruebe,
investigue y regularice; puede pasar dos cosas que la administración no compruebe,
que no se llame al contribuyente en los 4 años y nunca empezará el periodo ejecutivo.
Puede ocurrir que en esos 4 años sea llamado a comprobar su contribución. Estos
procedimiento consisten en analizar las autoliquidaciones de lo sujetos y ver si están
correctas y si no están correctas se regularizan, se liquida ya por la administración.
En el segundo periodo voluntario que da el inspector, cuando termina si empieza el
ejecutivo.
Se devenga cuando empieza el periodo impositivo (sólo se inicia en los dos supuestos
del art 163 LGT), y es de un 5% de la deuda debida. Y la duda debida será la que sea,
puede ser sólo la cuota o, lo que es lo normal, la cuota más los intereses.
No podemos confundir el método de cálculo del interés con el método de cálculo del
recargo. Y si el sujeto sigue sin pagar dentro del periodo ejecutivo se puede iniciar el
procedimiento de apremio, el procedimiento tendente a cobrarse forzosamente y que
consiste en localizar los bienes del deudor, trabar esos bienes y subastarlos para
cobrarse forzosamente la deuda. Ese procedimiento se inicia con la providencia de
apremio.
Cuando empieza el periodo impositivo se devenga el 5%, notificada la providencia de
apremio, el 5% se convierte en un 10% si va corriendo y paga en los plazos del art
62.5 LGT, y si a pesar de recibir la notificación no ha pagado, el 10% se convierte en
un 20% lo que conlleva ya a intereses. En el periodo del 5% y 10% no se generan
66
intereses, si no has pagado en ninguno de estos dos recargos, ya en el 20% si se
generan intereses.
Entre el art 26 y el art 28 LGT, el art 27 regula los recargos por declaración
extemporánea pero voluntariamente realizados:
Dice el art 27 LGT que estos recargos se van a devengar ante presentaciones de
autoliquidaciones o declaraciones fuera de plazo, después del periodo voluntario que
dice las normas que han de presentarse las autoliquidaciones o declaraciones, es
decir, en cualquier momento de los 4 años d ella prescripción, pero voluntariamente
realizadas, sin que medie ningún acto administrativo tendente a la comprobación de
esa obligación tributaria.
Estos recargos del art 27 pueden ser compatibles con lo recargos del art 28, del
periodo ejecutivo. Será compatibles cuando se den el segundo supuesto del art 161, el
inicio del periodo ejecutivo, cuando se realizan fuera de plazo autoliquidaciones con
obligación de ingreso pero sin efectuar el ingreso y sin pedir el aplazamiento. En este
momento, justo cuando se presentan inician el periodo ejecutivo. Y por el inicio del
periodo ejecutivo, automáticamente un 5% por el recargo extemporáneo y un 5% de
entrada por el ejecutivo que puede ser un 10% si se gira la providencia de apremio, o
un 20% si girándose la providencia de apremio no se paga en los plazos del art 62.5.
Pero, ¿qué son estos recargos? Teóricamente no son sanciones, porque se excluyen,
dice literalmente sin intereses ni sanciones. Como los 3 primeros son incompatibles
con los intereses, la naturaleza de estos recargos por una parte será compensatoria.
Tampoco podemos identificarlos con los recargos del periodo impositivo puesto que no
existen gastos que ejecutar. Si una parte es indemnizatoria y no hay costes de
ejecución, ¿a qué responden estos recargos?
67
El tribunal constitucional a sus antecesores, que eran del 50% y del 100% los
recargos, les dijo que no eran sanciones, que eran un género intermedio entre la
compensación y la intimación.
Una referencia al art 58.3 LGT, dicho artículo dice que las sanciones tributarias que
pueden imponerse de acuerdo con lo dispuesto (BUSCAR ARTÍCULO). Se trata de
una respuesta del legislador a un clamor doctrinal, hasta el 2003 las sanciones
estaban también en el 58 como un componente más dela deuda, y eso no es neutral,
lo que significa que también a las sanciones tributarias se le aplicaba el régimen
jurídico general de la deuda. El legislador dijo que las sanciones no son deudas pero
se le va a aplicar el mismo régimen jurídico de la deuda, luego, seguimos más o
menos antes los mismo problemas. Por ejemplo, ¿como hacemos compatible el
derecho a no autoinculparse con el deber de colaborar con la amenaza de sanción? La
única forma de hacerlo compatible es que los procedimientos sanciones rijan principios
distintos a los procedimientos de los tributos. En la actualidad, teóricamente son
procedimientos separados, pero los datos obtenidos en los procedimientos de los
tributos son volcados en los procedimientos sancionadores.
Dos ideas sobre las formas de extinción de las obligaciones. Dice el art 59 LGT que la
deuda tributarias podrán extinguirse por pago, prescripción, compensación o con
donación (BUSCAR ARTÍCULO). Si uno va analizando las distintas secciones de este
capítulo 4 de la LGT, ve que en los arts 60 a 65 la LGT los dedica al pago como forma
de extinción de las obligaciones tributarias, los art 66 a 70 los dedica a la prescripción,
bajo la denominación de otras formas de extinción de las obligaciones se va a referir
en la compensación en los arts 71 a 74 a la condonación en el art 75 y a la baja
provisional por insolvencia en el art 76. si vemos esto, comprendemos cuales son las
formas normales de extinción de las obligaciones, que son el pago o la prescripción.
Esto no significa que no existan otras formas de extinción como la compensación o
condonación, lo que significa que normalmente se extinguen porque ha prescrito por el
pago o que ha prescrito el periodo que tiene la administración para hacer que se
cumplan.
El propio art 59 no realiza una enumeración taxativa de las formas de extinción de las
obligaciones. Y si no la realiza, y el derecho común puede actuar como derecho
supletorio en materia tributaria, podemos pensar que aquellas otras formas de
extinción pudieran tener también cierta operatividad en materia tributaria.
El art 76 LGT, a pesar de estar mal ubicado, nos señala una forma de extinción de las
obligaciones tributarias, sino nos dice como actúa el estatuto jurídico de la prescripción
(*).
68
ESTUDIAR BIEN LOS ARTS 20, 26, 37, 58, 56, 59, 62 Y 161 LGT.
Versa sobre el conjunto de personas físicas y jurídicas que, de alguna otra manera, se
van a sentir vinculadas jurídicamente frente a la Hacienda pública, en los
procedimientos aplicativos de los tributos que pueden versar sobre las propias
obligaciones materiales de los sujetos o pueden versar sobe obligaciones materiales
de otros sujetos, porque la actual LGT, al juicio del profesor, afortunadamente cuando
analiza a las personas físicas y jurídicas vinculadas jurídicamente frente a la hacienda
pública, nos va a ofrecer, al menos, un esbozo del régimen jurídico de todos aquellos
que se encuentran vinculados jurídicamente frente a la hacienda pública, que son los
llamados obligados tributarios de los del art 35 LGT, es decir, aquellos que la
normativa le impone el cumplimiento de obligaciones tributarias.
69
a dicha lista hay que añadir a los responsables tributarios que alude el párrafo 5º de
este art 35 y cuyo régimen jurídico se encuentra en los arts 41, 42 y 43 LGT, lista a la
que debemos añadir todas aquellas personas que se encuentran vinculadas a la
hacienda pública en el cumplimiento del llamado deberes de la obligación tributaria.
Efectivamente, solo estos dos sujetos, son los llamados sujetos pasivos y, en
consecuencia, los primeros llamados al pago del tributo. Pero pueden haber otros
muchos como los responsables o los sucesores, pero ninguno de estos dos últimos
tendrían la categoría jurídica de sujetos pasivos, ni serán los primero llamados al pago
del tributo.
El contribuyente es el realizador del hecho imponible (art 36 LGT), por lo tanto,
normalmente, el contribuyente que ha realizado el hecho imponible es el titular de la
capacidad económica que se pretende agravar con ese tributo, por eso, es el primer
llamado al pago del tributo, es el que a realizar el hecho imponible manifiesta
70
capacidad económica, por lo que tiene aptitud contributiva para poder contribuir al
sostenimiento de los gastos públicos. Por realizar el hecho imponible, se coloca en la
primera línea de obligación, la administración se va a dirigir a él y no a ninguna otra
persona aunque este haya pactado con otras personas el pago de los tributos, porque
la obligación era una obligación ex lege. Será el que tenga que asumir con su propio
patrimonio el pago de las obligaciones tributarias y tendrá una responsabilidad para
hacer frente a la obligación tributaria material y a todas las obligaciones formales que
traigan su causa la realización del hecho imponible, por ejemplo la de presentar la
correspondiente autoliquidación tributaria.
Lo único que hace el llamado sujeto activo, en el plazo de prescripción, activar los
procedimientos de control, y no para todos los contribuyentes ni para todos los
tributos.
71
Lo normal es que el llamado al pago del tributo sea el contribuyente, el que ha
manifestado actitud contributiva, lo anormal es que nos encontremos en las leyes
propias de cada tributos supuestos de sustitución.
→ La solidaridad.
72
La solidaridad se contempla en el art 35.7 LGT (BUSCAR ARTÍCULO). La regla
general es que cuando dos o más personas realizan el presupuesto de hecho quedan
obligadas solidariamente, es decir, son contribuyentes todas y responden
solidariamente. La administración puede dirigirse a cualquiera de ellas para el pago de
la deuda. En materia tributaria lo que se está estableciendo como norma general es lo
opuesto al ordenamiento tributario.
Se trata de un sujeto que cumple uno de los deberes de colaboración más importante
pata la retención de los actuales sistemas tributarios. La función genérica del
retenedor está en la órbita de colaborar con la hacienda pública de retenimiento que
ésta tiene asignada.
La primera función específica es que a través de la retención se facilitan las tareas de
retención expotencialmente. Antes de obtener rendimientos ya está pagando por los
rendimientos devengados. Supone una extraordinaria facilita de recaudación para
estos tributos, además, una extraordinaria facilidad de retención de los costes de
gestión en la recaudación tributaria.
A través de la retención se permite no sólo recaudar anticipadamente, sino
continuamente.
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Además de todas estas, hay otra función de la retención de mucha importancia, es que
a través de la retención se genera una fuente de solvencia más importante de
hacienda pública. Todos los rendimientos obtenido de la retención son blancos, porque
es el propio pagador de rendimientos el que retiene, de manera que todo rendimiento
obtenido tiene perfecta información el ordenador de la hacienda pública y, en
consecuencia, no van a poder ser olvidados a la hora de realizar las declaraciones de
los propios contribuyentes. Es extraordinariamente riguroso el deber de retención a la
hora de sancionar y, además, será sancionado cualquiera que sea el incumplimiento.
Los obligados a ingresar a cuenta son los propios empresarios cuando pagan
rendimiento en especie.
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4. En cuarto lugar, la responsabilidad ha de ser establecida por ley, no por la voluntad
d ellas partes, esto es la diferencia entre el responsable y el fiador civil. Se coloca en
una situación de accesoriedad, pero el fiador civil se coloca por acuerdo entre
voluntades y el responsable porque realiza un presupuesto de hecho contenido en una
norma.
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que realizar todos los actos del procedimiento de apremio, la localización de los
bienes, la grava y la subasta de los bienes. Y cuando se realiza todo eso, si no existen
bienes o no son los suficientes para cobrarse la deuda forzosamente se declara fallido
el crédito e insolvente el deudor, y ese es el momento en que la administración puede
derivar la obligación al responsable subsidiario.
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cobrarse la deuda al deudor principal y declarar fallido el crédito e insolvente al
deudor.
Art 41, 43, 174 a 176 LGT. En el art 43 LGT, se establecen unos supuestos de
responsabilidad solidaria, pero no son los únicos existentes de responsabilidad
solidaria, sino los más importantes.
→ Los particulares.
-sucesión de personas físicas: cuando muere una persona física, las relaciones
jurídicas en la que era titular no se extinguen, generalmente pasan a los nuevos
titulares de su patrimonio. Así va a ocurrir también en materia tributaria. La posición
deuda del causante va a pasar a su sucesor. Este tipo de sucesión, aparece regulada
en la actualidad en tres preceptos, en el art 39 LGT a nivel material, art 177 LGT a
nivel procedimental, art 15 del reglamento general de recaudación que desarrolla
ambos preceptos.
En estos preceptos se establece que fallecido cualquier llamado al pago la acción va a
continuar frente a ss herederos sin más requisitos que la constancia del fallecimiento y
la notificación al sucesor requiriéndole el pago de la deuda. Estos mismos preceptos
aclaran que en ningún caso, se transmitirán las sanciones por un principio elemental
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de ius poniendi del estado, que es el ppo de personalidad de la pena. Estos preceptos
precisas que tampoco se va a trasladar la obligación del responsable salvo que se
haya dictado previamente al fallecimiento el acto administrativo d derivación de
responsabilidad.
En principio, el sujeto al que se le exigen la deuda, va a responder con todos sus
bienes presentes y futuros (*FALTA).
Antes, el art 15 del reglamento de recaudación señalaba una garantía importante que
debemos conocer y que hoy queda muy ilimitada. Decía el art 15 que mientras que los
herederos ejercitasen su derecho a la derivación, podían preguntar a la hacienda
pública cuál eran las deudas pendientes. Y si la hacienda pública no contestaba en
dos meses o contestaba equivocándose se exoneraba al sujeto que haya ejercitado
esa petición. Sin embargo, cuando se promulgó la LGT hoy vigente, ese mismo
derecho parece contemplado en el art 177 LGT, pero sólo parece, ya que no es así. Es
decir, se está rebajando bastante la garantía que existía en el art 15 el anterior
reglamento de recaudación, aun así, en vez de aceptar la herencia en beneficio de
inventario (lo aconseja el profesor), podemos dirigirnos a la hacienda pública y en
función de lo que nos digan, tomar la decisión pertinente, pero ahora si no contestan o
se equivocan no quedamos exonerados de responsabilidad.
- Sucesión de las personas jurídicas: art 40 LGT. Artículo que prevé la sucesión de las
personas jurídicas, cuando estas están disueltas y liquidadas. Se distinguen dos
situaciones:
1. Cuando una ley limita la responsabilidad de los partícipes, y una sociedad jurídica
se disuelve y se liquida la deuda de la sociedad pasan a estos partícipes que van a
responder solidariamente pero con el límite de la cuota de liquidación que le
corresponde por socio, luego no responderá con su propio patrimonio.
2. La deuda se va a repartir íntegramente y estos responderán como obligados
solidarios y no solo de su cuota de liquidación sino también de su propio patrimonio (+)
(BUSCAR EN EL ARTÍCULO 40.2).
3. Estos dos supuestos debemos diferenciarlos claramente de otro supuesto
contemplado en el art 40.3 que es el que regula la extinción de sociedades sin
liquidación. En este caso la deudas se van a transmitir a las personas que sucedan o
sean beneficiarias de esas obligaciones, quienes adquieran la marca y el nombre de la
empresa.
4. Lo mismo va a suceder ante cualquier supuesto de cesión global del activo o pasivo
de la sociedad mercantil, que va a ser los titulares de esa cesión los que se encarguen
de las deudas tributarias pendientes de la sociedad mercantil y no los socios partícipes
comuneros en los que no se ha liquidado.
→ La representación.
Tiene lugar cuando una persona actúa y actúa con eficacia jurídica por cuenta y en
nombre de otra. Esta representación puede ser voluntaria o legal, será voluntaria
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cuando el sujeto representado decide y así lo hace constar fehacientemente que
quiere actuar por medio de representante, para eso, en los supuestos de
representación voluntaria, el sujeto representado tiene que ser perfectamente capaz
porque ha de decidir y hacerlo constar fehacientemente.
→ El domicilio fiscal.
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LECCIÓN 10: LA APLICACIÓN DE LOS TRIBUTOS (LIBRO)
Tenemos que entender por gestión tributaria una serie de actividades que podemos
encontrar en el art 117 LGT que son las que se van a desarrollar a través de los 5
procedimiento típicos de gestión de los tributos:
- El procedimiento de devolución iniciado mediante autoliquidación, solicitud o
comunicación de datos.
- El procedimiento iniciado mediante declaración.
- El procedimiento de verificación de datos.
- El procedimiento de comprobación de valores.
- El procedimiento de comprobación limitada.
Antes de desarrollarlos hay que presentar algunos deberes genéricos que son exigidos
por la normativa tributaria y que forman parte del núcleo de instituciones básicas que
se van a desarrollar en esos procedimientos:
- Declaraciones tributarias: en procedimiento tradicional de gestión tributaria, era un
procedimiento que se estructuraba básicamente en 5 etapas: la primera fase era la
fase de iniciación del procedimiento, y se iniciaba normalmente por declaración del
sujeto pasivo, el sujeto pasivo ponía de manifiesto la realización de hechos imponibles
que se realizaban en el tráfico jurídico entre particulares. Lo que precisaba la
existencia de una segunda fase en ese procedimiento tradicional de gestión la llamada
fase de liquidación provisional, donde la administración realiza las operaciones de
cálculo de las obligaciones tributarias, pero para llegar al cálculo de esa obligación
tributaria solo tenían en cuenta los datos aportados por el sujeto en esas
declaraciones. La tercera base era la fase de comprobación e investigación que
realizaban unos órganos especializados que era la inspección de los tributos
destinados a comprobar la veracidad de lo declarado por el sujeto pasivo e
investigaban la existencia de hechos imponibles no declarados o declarados
parcialmente. La fase de liquidación definitiva podría coincidir o no con la provisional,
si tras la fase no se detentan errores u ocultaciones, pero podrían haberse saltado
esos errores, por lo que esta fase era ya la definitiva. Y este procedimiento terminaba
con la quinta fase, que era la fase de recaudación. Esta estructura tradicional del
procedimiento era una estructura que se iniciaba y se impulsaba de oficio por la
administración, el sujeto se delimitaba a declarar los hechos imponibles por él
realizados y luego la administración realizaba todas las operaciones que son
materialmente públicas.
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normativa y de cálculo que le lleva a calcular su obligaciones tributarias y, además, al
pago del tributo. Puesto que, empieza y posiblemente termine con la presentación de
las autoliquidaciones en el periodo llamado voluntario de pago. Después pasa el
tiempo de prescripción para que la inspección que ya ha asumido competencias
liquidadoras pueda iniciar o no las actuaciones de comprobación, comprueba y
regulariza. La administración se queda con una función muy importante pero residual
del control al sometimiento de la legalidad de los comportamientos debidos de los
administrados, comprueba si los administrados cumplen o no cumplen con sus
deberes.
Ahora con las autoliquidaciones, el llamado sujeto pasivo realiza todas las operaciones
que son materialmente públicas, y el sujeto activo dedica sus actuaciones al control
del sometimiento de la legalidad del comportamiento de los administrados.
Las autoliquidaciones son deberes llamados de colaboración que han de cumplir los
administrados por realizar un presupuesto de hecho. Cuando se realiza un hecho
imponible, como consecuencia jurídica, se activa para quien realiza el nacimiento de la
obligación tributaria. Se establece un vinculo de naturaleza compleja entre la
administración y los administrados, porque el deber de autoliquidar conlleva 3
actividades:
1. Deber de declarar no solo los hechos imponibles, sino también todas las
circunstancias que pueden ser tenidas en cuenta para cuantificar la propia obligación
tributaria.
2. Obligación de realizar todas las operaciones necesarias para la cuantificación de las
obligaciones tributarias que son las que hemos ido analizando en los últimos temas.
3. La autoliquidaciones comportan también el deber de ingresar la cantidad de dinero
debida en los plazos establecidos para la presentación de la correspondiente
autoliquidación, es decir, los periodos voluntarios, salvo que solicite y posteriormente
se conceda el aplazamiento o fraccionamiento de pago con todas las características
necesarias a su régimen jurídico.
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Otro de los deberes de colaboración existentes, son las llamadas comunicaciones de
datos (art 121 LGT), que han de distinguirse de las anteriores declaraciones y
autoliquidaciones por el contenido de dicha comunicación. Porque, en realidad, las
comunicaciones de datos que sólo resultan operativas en aquellos tributos no supone
otra cosa que la solicitud por parte del obligado de su derecho a la (*) (sustitución de
una autoliquidación negativa).
→ La denuncia pública.
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En la actualidad, tenemos que entenderla como un derecho de cualquier persona de
comunicar a la hacienda pública que otra persona está incumpliendo sus vínculos
jurídicos. Pero a ser ejercicio de derecho, la denuncia puede ser archivada sin más
trámite si los hechos denunciados no comportan ningún soporte de hechos
probatorios, o se basan en simples conjeturas que no son suficientemente sólidas
como para abrir un procedimiento de gestión ante la persona denunciada.
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Uno de los problemas que incorpora esto es que a pesar de todos los arts que lo
regulan, no aparece un catálogo de límites oponibles a los deberes de información.
Una cosa es limitar derechos individuales para conseguir intereses colectivos y otra
cosa distinta es sistemáticamente limitar derechos individuales.
Lo primero que hay que retener es que los bancos somos toda persona de la de que el
art 93.1 dice que están obligados a restar obligación exactamente con el mismo
régimen jurídico que todos nosotros, salvo que esa información afecte a datos
sensibles. Los llamados datos dinámicos son los que reflejan entradas y salidas.
Lo primero que tenemos que ver es cuál es el ámbito de aplicación de establecimiento
especial.
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que son básicamente el derecho de acceso a las bases de datos públicas o privadas,
para saber si una corporación pública o privada tiene datos de usted, no sólo el
derecho de acceso, sino el derecho de cancelación para cancelar aquellos datos
existentes en las bases de datos que no tengan derecho de tener de usted. El derecho
de oposición, y el derecho de rectificación. Estas bases de datos proviene del
cumplimiento de deberes de información de terceras personas que se relacionan con
usted, que se pueden equivocar y dar una información errónea. Estos derechos
contemplados en la ley de protección de datos, pueden ser ejercitados frente a la
hacienda pública.
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