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REPORTE DE CONSULTA
CRITERIOS DE BÚSQUEDA
DESCRIPTOR : AIU
CONSEJO DE ESTADO
245-CE-SEC3-EXP1994-N9206
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 13/10/1994
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : DANIEL SUAREZ HERNANDEZ
ACTOR : JULIO CESAR NAVARRO GIRALDO
DEMANDADO :
DECISION :
TEMA : PERJUICIOS MORALES EN CONTRATOS - Tasación / CONTRATISTA -
Inhabilidades / CADUCIDAD DEL CONTRATO / ARBITRIO IUDICES
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El demandante también pretende que se le reconozcan los gastos que realizó para lograr
la celebración y perfeccionamiento del contrato, pretensión a la cual no se accederá. Ha
dicho esta corporación que estos gastos corresponden a una inversión que el contratista
de la administración debe realizar si pretende obtener una utilidad y por ende no son
reembolsables cuando ha obtenido tal utilidad, cuyo pago se está ordenando en este
caso, en consecuencia se mantendrá la decisión del Tribunal en este aspecto.
CONSEJO DE ESTADO
7959
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 23/04/1993
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : CARLOS BETANCUR JARAMILLO
ACTOR : OSCAR JOSE ROSALES PADILLA
DEMANDADO :
DECISION :
TEMA : CONTRATO ADMINISTRATIVO - Incumplimiento / INDEMNIZACION DE
PERJUICIOS - Pautas / AIU
CONSEJO DE ESTADO
143-CE-SEC3-EXP1993-N7959
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 23/04/1993
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : CARLOS BETANCUR JARAMILLO
ACTOR : OSCAR JOSE ROSALES PADILLA
DEMANDADO :
DECISION :
TEMA : CONTRATO ADMINISTRATIVO - Incumplimiento / INDEMNIZACION DE
PERJUICIOS - Pautas / AIU
CONSEJO DE ESTADO
668-CE-SEC3-EXP1992-N6789
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 17/09/1992
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : DANIEL SUAREZ HERNANDEZ
ACTOR : GERMA RODRIUEZ MORA
DEMANDADO :
DECISION :
TEMA : CONTRATO ADMINISTRATIVO / PERJUICIOS MATERIALES / AIU / EL PERJUICIO
MATERIAL POR EL INCUMPLIMIENTO DEL CONTRATO DEBERA CALCULARSE CON
FUNDAMENTO EN LAS PRETENSIONES CONTRACTUALES DEL DEMANDANTE QUIEN
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Las Empresas Públicas de Medellín al ordenar la suspensión temporal de las labores del
contratista, sin tomar determinación alguna para que tal suspensión se tornará en
definitiva, lo que en la práctica sucedió, sin que se procediera a su terminación unilateral
y liquidación autorizadas legal y contractualmente, condujo a la entidad demandada al
incumplimiento de las estipulaciones contractuales con desmedro de los intereses
pecuniarios del demandante, los cuales, como es obvio, deben indemnizarse.
CONSEJO DE ESTADO
CE-SEC3-EXP1992-N6789
6789
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 17/09/1992
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : DANIEL SUAREZ HERNANDEZ
ACTOR : GERMAN RODRIGUEZ MORA
DEMANDADO :
DECISION :
TEMA : EL PERJUICIO MATERIAL POR EL INCUMPLIMIENTO DEL CONTRATO DEBERA
CALCULARSE CON FUNDAMENTO EN LAS PRETENSIONES CONTRACTUALES DEL
DEMANDANTE QUIEN TOMO EN CONSIDERACION UN 15 POR A I U DESCOMPUESTO ASI:
POR ADMINISTRACION: 5 POR IMPREVISTOS: 5 Y POR UTILIDAD: 5 FACTOR ESTE
ULTIMO QUE SE REFIERE A LAS GARANTIAS QUE RAZONABLEMENTE ESPERABA
PERCIBIR POR LA EJECUCION DE LAS OBRAS CONVENIDAS / CONTRATO
ADMINISTRATIVO / PERJUICIOS MATERIALES / AIU
Las Empresas Públicas de Medellín al ordenar la suspensión temporal de las labores del
contratista, sin tomar determinación alguna para que tal suspensión se tornará en
definitiva, lo que en la práctica sucedió, sin que se procediera a su terminación unilateral
y liquidación autorizadas legal y contractualmente, condujo a la entidad demandada al
incumplimiento de las estipulaciones contractuales con desmedro de los intereses
pecuniarios del demandante, los cuales, como es obvio, deben indemnizarse.
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CONSEJO DE ESTADO
CE-SEC3-EXP1994-N9206
9206
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 13/10/1994
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : DANIEL SUAREZ HERNANDEZ
ACTOR : JULIO CESAR NAVARRO GIRALDO
DEMANDADO :
DECISION :
TEMA : PERJUICIOS MORALES EN CONTRATOS - Tasación / CONTRATISTA -
Inhabilidades / CADUCIDAD DEL CONTRATO / ARBITRIO IUDICES
El demandante también pretende que se le reconozcan los gastos que realizó para lograr
la celebración y perfeccionamiento del contrato, pretensión a la cual no se accederá. Ha
dicho esta corporación que estos gastos corresponden a una inversión que el contratista
de la administración debe realizar si pretende obtener una utilidad y por ende no son
reembolsables cuando ha obtenido tal utilidad, cuyo pago se está ordenando en este
caso, en consecuencia se mantendrá la decisión del Tribunal en este aspecto.
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CONSEJO DE ESTADO
25000-23-26-000-1993-08972-01
12431
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 31/03/2003
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : JESÚS MARÍA CARRILLO BALLESTEROS
ACTOR : ALVARO MAZORRA GOMEZ Y OTRO
DEMANDADO : INSTITUTO DE DESARROLLO URBANO
DECISION :
TEMA : LIQUIDACION UNILATERAL DE CONTRATO PRORROGA DEL PLAZO DEL
CONTRATO - Sobrecostos por gastos de administración / SUSPENSION DEL CONTRATO -
Sobrecostos generados por la mayor permanencia de la obra
Está debidamente demostrado que el contrato se prorrogó por tres meses: del 7 de
agosto al 7 de noviembre de 1988 y se suspendió en dos oportunidades: del 29 de
septiembre al 2 de noviembre de 1988 y del 18 de noviembre al 15 de diciembre, por
hechos no imputables al contratista, razón por la cual surgió a cargo del IDU, la
obligación de cubrir los sobrecostos ocasionados con por estas circunstancias. Así mismo,
el demandante aportó abundante documentación en la que consta que incurrió en gastos
de administración durante los meses que se prorrogó el plazo contractual con ocasión de
la aludida prórroga y suspensiones del mismo, por tanto se entiende probado el
perjuicio. No es cierto, como lo afirma el IDU, que los sobrecostos generados por la
mayor permanencia de la obra fueron ya convenidos y pagados a la contratista de
conformidad con lo dispuesto en el contrato adicional N° 2 del 19 de noviembre de 1988
toda vez que, por medio de esta adición, se incrementó el precio del contrato con
fundamento en un error protuberante del IDU respecto de la cantidad de pavimento. La
cuantificación de la indemnización correspondiente se hará tomando como base el valor
de la propuesta; de la cual se tomarán los costos de administración y dirección allí
previstos, se multiplicarán por el período de tiempo que duró la mayor permanencia de la
obra, se actualizarán a fecha presente y se liquidarán los intereses correspondientes.
del contrato, el IDU se obligó al pago de las cantidades de obra ejecutada a los precios
unitarios contenidos en la propuesta. Ahora bien, en los documentos anexos a la cuenta
N ° 2, invocados por el contratista para fundar esta petición, aparecen datos y cifras
manuscritas y repisadas con lápiz, a continuación de lo cual aparece una firma ilegible y
debajo: Topógrafo. Tales documentos no permiten a la Sala deducir la existencia del
alegado precio diferencial para la excavación en roca a máquina, pues el contenido de los
mismos no es claro, el documento no es auténtico porque no hay certeza respecto de la
condición de la persona que lo suscribió y porque algunos datos en él contenidos no son
fieles al original porque fueron repisados a lápiz. Tampoco obra en la propuesta
presentada por el contratista un precio independiente para la excavación a máquina de
roca, no hay prueba de que la entidad hubiese aceptado un precio diferencial o de un
acuerdo entre las partes al respecto. Lo anterior aunado a que en la sección 1 de las
condiciones técnicas de obra consta que las excavaciones no se clasificarán cualquiera
que sea el tipo de materiales encontrados, permite inferir la improcedencia del pago de
la excavación a máquina en roca a un precio diferente al ofrecido bajo el ítem 1.1, que
fue el tenido el cuenta por el IDU para pagar esa cantidad de obra. Si bien es cierto que
en el dictamen pericial obrante a folios 193 y ss del cuaderno 3 se propone un nuevo
precio para la excavación de roca a máquina, en el mismo experticio se afirma que no
obra en el expediente documento que de cuenta de un convenio entre las partes para
cuantificar esa actividad a un precio diferente . Por lo cual es fácil inferir que el IDU no se
obligó a pagar ese ítem de obra a un precio diferencial determinado por el tipo de
material. Tampoco es de recibo el argumento de la demandante según el cual por estar
incluida en las condiciones técnicas de la obra la sección 1A, denominada “Excavaciones
para la conformación de la subrasante con clasificación de materiales” es dable pagar la
excavación a máquina en roca a un precio diferente, toda vez que en su propuesta el
contratista refirió a obra contenida en la sección 1, ítem 1.1, misma que le fue pagada
bajo esa identificación. Si el contratista echó de menos en el pliego el ítem independiente
para este tipo de excavación a máquina, debió incorporar su precio dentro del valor
correspondiente, máxime cuando en las condiciones generales de la licitación se dispuso
que “Se considera que el contratista ha realizado el examen completo de los sitios de la
obra y que ha investigado plenamente los riesgos, y en general, todos los factores
determinantes de los costos de ejecución de los trabajos, los cuales incluyen en los
precios de su oferta.” (num 29,6 c. 3). En consecuencia habrá de negarse esta petición.
La cuantificación de la suma que deberá pagar el IDU para reparar las pérdidas
soportadas por el contratista se hará con fundamento en el valor de la propuesta que
presentó el contratista/ de la cual se tomarán los costos de administración y dirección
previstos diariamente, se multiplicarán por el período de tiempo que duró la mayor
permanencia de la obra, se actualizarán a fecha presente y respecto de la misma se
cuantificarán los intereses correspondientes. El porcentaje correspondiente al
componente “Administración” del AIU formulado en la propuesta corresponde al 15,03%
del valor del contrato calculado para los 4 meses previstos para la ejecución de las obras.
El valor inicial del contrato fue de $23.274.958 de manera que el 15,03% corresponde a
$3’498.226,18 por el total del plazo inicial. Ese valor dividido por los 120 días de plazo
inicial contenido en el contrato (4 meses x 30 días) equivale a $29.151,88 diarios. Como
el período de prórroga (90 días) y suspensión del contrato (63 días) da un total de 153
días, este será período base para la correspondiente liquidación. Se tiene así que el valor
diario del costo de administración y dirección del $29.151,88 multiplicado por el período
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La Sala advierte que la liquidación del contrato es una carga jurídica de las partes del
contrato, por medio de la cual se finiquita el mismo. Cuando el contratista no concurre a
liquidar el contrato en forma conjunta con la entidad, surge para la administración la
facultad para hacerlo en forma unilateral, sin que ello signifique que el contratista quede
liberado de propiciar o participar en ella. En ausencia de regulación legal, la Sala ha
precisó como término de liquidación del contrato por mutuo acuerdo, el de cuatro meses:
dos meses a partir del vencimiento del contrato para que el contratista aporte la
documentación requerida para la liquidación y dos para que el trabajo se realice
conjuntamente, vencido el cual la administración debe proceder a la liquidación unilateral
mediante resolución debidamente motivada (Sentencia proferida el 29 de enero de 1988,
expediente 3615.). En sentencia proferida el 16 de agosto de 2001, expediente 14384, al
referir lo manifestado por la Sala en anteriores providencias, se explicó: “La incidencia de
la liquidación del contrato respecto de la caducidad para el ejercicio de la acción
contractual es vital, pues no puede olvidarse que cuando el contrato se liquida por mutuo
acuerdo o unilateralmente por la administración, la caducidad se configura pasados los
dos años de la firma del acta o de la ejecutoria del acto que la apruebe, según el caso
(lit, c y d. num. 10 art. 136 c.c.a ) y si la administración no lo liquidare ‘durante los dos
(2) meses siguientes al vencimiento del plazo convenido por las partes o, en su defecto,
del establecido por la ley, el interesado podrá acudir a la jurisdicción para obtener la
liquidación en sede judicial a más tardar dentro de los dos (2) años siguientes al
incumplimiento de la obligación de liquidar’ (lit. d ibídem). También ha precisado la Sala
que dicho término no es perentorio, vale decir, que pasados ahora 6 meses de haberse
vencido el plazo del contrato sin que éste se haya liquidado no se pierde competencia
para hacerla. Pueden practicarla los contratantes por mutuo acuerdo o la administración
unilateralmente, ya que el fin último es que el contrato se liquide y se definan las
prestaciones a cargo de las partes. Debe advertirse, sin embargo, que ante la preceptiva
del literal d. numeral 10 del actual art. 136 del C.C.A, esa facultad subsiste sólo durante
los dos años siguientes al vencimiento de esa obligación, que no es otro que el término
de caducidad para el ejercicio de la acción contractual. Dentro de este término, el
contratista podrá pedir no sólo la liquidación judicial del contrato sino que se efectúen las
declaraciones o condenas que estime pertinentes (art. 87 c.c.a)
CONSEJO DE ESTADO
25000-23-26-000-1991-07664-01
14287
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
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FECHA : 31/08/2006
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : MAURICIO FAJARDO GOMEZ
ACTOR : JAIRO ARTURO CARDENAS AVELLANEDA
DEMANDADO : TELECOM
DECISION : ACCEDE PARCIALMENTE
TEMA : UTILIDAD ESPERADA - Quantum de indemnización. Cien por ciento / PRIVACION
INJUSTA DE LA EJECUCION DEL CONTRATO - Indemnización. Utilidad esperada /
INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL - Privación injusta de la ejecución del contrato /
EJECUCION DEL CONTRATO - Privación injusta. Indemnización
Acerca del “quantum” de la utilidad que debe reconocerse al contratista que fue privado
injustamente de la ejecución del contrato, la jurisprudencia actual de la Sala ha
determinado que debe ser pleno, es decir el 100% del valor de la utilidad o lucro cesante
que esperaba y tenía derecho a recibir, la cual es definida en el Código Civil, en el
artículo 1614, como “la ganancia o provecho que deja de reportarse”. Este criterio es
aplicable al sub-examine, aunque el hecho generador del daño sea diferente, toda vez
que el perjuicio no deviene de la no adjudicación del contrato a quien había presentado
la mejor propuesta sino, de la imposibilidad de ejecutarlo por el incumplimiento grave de
la Administración, pero lo cierto es, que, en uno y en otro caso, se está privando por
igual, al contratista, de su derecho a percibir la utilidad lícita y plena por ejecutar la obra
contratada y, por lo tanto, procede el resarcimiento de los perjuicios ocasionados por
este concepto mediante el pago del 100% de la utilidad o lucro cesante. Se tiene
entonces que la utilidad que corresponde al valor de la parte de obra no ejecutada por
causas imputables a la administración, asciende a la suma de $1’405.395, la cual
representa el lucro cesante dejado de percibir por el contratista, en el mes de octubre de
1991, fecha prevista para la terminación normal de las obras; por lo tanto, será a partir
de este mes que procederá la indexación, hasta la fecha en que se dicte la sentencia.
Nota de Relatoría: Ver Sentencia de 27 de noviembre de 2002, Exp.13792
Al respecto cabe señalar que los perjuicios materiales causados al contratista por el
incumplimiento de la Administración, le dan derecho a ser indemnizado de manera plena,
pero carece de fundamento jurídico pretender que la no devolución del anticipo no
amortizado a la entidad contratante, pueda tener carácter indemnizatorio, puesto que
sus finalidades y naturaleza resultan totalmente diferentes. Lo cierto es que se encuentra
demostrado que el contratista salió a deberle a TELECOM la suma de $2’107.637 por
concepto de anticipo no amortizado, la cual actualizada a la fecha equivale a la cantidad
de $ 13’484.815. Pertinente resulta aclarar que la indexación o actualización de la suma
adeudada a título de anticipo no amortizado resulta de tomar el valor histórico
correspondiente al mes de octubre de 1991, época para la cual debía terminarse la obra
y el anticipo quedaría completamente amortizado. Esa suma que el contratista adeuda a
TELCOM por concepto de anticipo que no fue amortizado al no haberse construido la
totalidad de la obra, ni tampoco haber demostrado que hubiere sido invertida durante el
corto período de su ejecución, se tendrá en cuenta al momento de definir y liquidar el
monto de los perjuicios a cuya indemnización, a título de restablecimiento del derecho,
tiene derecho el contratista demandante.
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Al respecto conviene reiterar que en materia contractual, las entidades oficiales están
obligadas a respetar y a cumplir el principio de planeación en virtud del cual resulta
indispensable la elaboración previa de estudios y análisis suficientemente serios y
completos, antes de iniciar un procedimiento de selección, encaminados a determinar,
entre muchos otros aspectos relevantes: (i) la verdadera necesidad de la celebración del
respectivo contrato; (ii) las opciones o modalidades existentes para satisfacer esa
necesidad y las razones que justifiquen la preferencia por la modalidad o tipo contractual
que se escoja; (iii) las calidades, especificaciones, cantidades y demás características
que puedan o deban reunir los bienes, las obras, los servicios, etc., cuya contratación,
adquisición o disposición se haya determinado necesaria, lo cual, según el caso, deberá
incluir también la elaboración de los diseños, planos, análisis técnicos, etc; (iv) los
costos, valores y alternativas que, a precios de mercado reales, podría demandar la
celebración y ejecución de esa clase de contrato, consultando las cantidades,
especificaciones, cantidades de los bienes, obras, servicios, etc., que se pretende y
requiere contratar, así como la modalidad u opciones escogidas o contempladas para el
efecto; (v) la disponibilidad de recursos o la capacidad financiera de la entidad
contratante, para asumir las obligaciones de pago que se deriven de la celebración de
ese pretendido contrato; (vi) la existencia y disponibilidad, en el mercado nacional o
internacional, de proveedores, constructores, profesionales, etc., en condiciones de
atender los requerimientos y satisfacer las necesidades de la entidad contratante; (vii)
los procedimientos, trámites y requisitos de que deban satisfacerse, reunirse u obtenerse
para llevar a cabo la selección del respectivo contratista y la consiguiente celebración del
contrato que se pretenda celebrar. El aludido principio de planeación, con los perfiles y el
alcance que se señalan, en modo alguno constituye una novedad en el ámbito
contractual que hubiere introducido la Ley 80, expedida en el año de 1993, puesto que el
mismo emerge con obviedad de los deberes, la diligencia, el cuidado, la eficiencia y la
responsabilidad con que ha de conducir sus actuaciones todo administrador público a
quien se le confía el manejo de dineros y recursos que en modo alguno le pertenecen,
que son de carácter oficial, que han de destinarse a la satisfacción del interés general, en
desarrollo de las funciones y precisas competencias atribuidas a la respectiva entidad,
con miras al cumplimiento de los fines estatales y la satisfacción del interés general. Es
por ello que en dicho principio de planeación pueden hallarse la razón y el fundamento,
entre otras, de las exigencias que el numeral 2 del artículo 30 del Decreto-ley 222 de
1983 estableció respecto del contenido de los pliegos de condiciones; de aquellas
relacionadas con el registro presupuestal, de conformidad con el artículo 46 de ese
mismo estatuto; del señalamiento del presupuesto oficial estimado como valor para
determinar los requisitos y el procedimiento aplicables a la selección de los contratistas,
en función de la cuantía de los correspondientes contratos de obra, según el parágrafo 1º
del artículo 83 del citado Decreto-ley 222 de 1983; el deber de que cada entidad debiere
elaborar un programa anual general de compras. El incumplimiento del deber legal
consagrado en las normas legales que rigen o han regido la contratación pública (artículo
84 del Decreto Ley 222 de 1983 o artículo 30-1 de la Ley 80), mediante las cuales se
establece para la Administración la obligatoriedad de de contar previamente con los
planos, proyectos y presupuestos respectivos y, por supuesto, haber obtenido las
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De conformidad con los dictados del artículo 1530 del C.C., la doctrina, se ha reiterado
que toda condición tiene dos notas esenciales, a saber: a) debe consistir en un hecho
futuro y, b) la ocurrencia de ese hecho debe ser incierta, es decir que no puede saberse
si se realizará o no. Se tiene entonces que cuando las partes suscribieron el Acta No. 3
de suspensión del contrato, sometieron la reanudación del contrato a una condición
suspensiva que era posible y lícita, aunque no se podía conocer con certeza la fecha
exacta en la cual TELECOM obtendría la disponibilidad de los terrenos y pudiera
continuarse con la ejecución de la obra; tal circunstancia, admitida por las partes, no
puede tenerse como un plazo indefinido del acuerdo, como tampoco puede considerarse
violatorio de las normas superiores de orden público. Pero aún en el evento de que por
alguna razón la condición no llegare a cumplirse, el acuerdo celebrado entre las partes no
se invalidaría, puesto que este es el resultado de la manifestación libre de la voluntad de
las partes, que son capaces de comprometerse. Nota de Relatoría: Ver Sentencia de 28
de junio de 1993, Exp. 3680, M.P. Carlos Esteban Jaramillo Schloss, de la Corte Suprema
de Justicia, Sala de Casación Civil
Desde otra perspectiva, como ya se ha indicado, es claro y así se encuentra probado, que
la administración desatendió el deber legal de adquirir los predios que necesitaba para la
construcción de la carretera, previamente a la apertura de la licitación, mediante el
procedimiento previsto por el Título III de la Ley 9 de 1989. Igualmente pretermitió el
deber que le imponía el artículo 26 del Decreto 2811 de 1974 (Código Nacional de los
Recursos Naturales Renovables y de Protección del Medio Ambiente), de realizar los
estudios ambientales necesarios antes de acometer el proyecto de infraestructura,
omisiones que imperativamente, determinaron el incumplimiento de sus obligaciones
contractuales frente a su co-contratante particular, independientemente de la
conveniente suspensión del contrato, porque la ausencia total de esos elementos y
requisitos a cargo de la entidad contratante hicieron imposible la ejecución de las
obligaciones asumidas por el contratista particular. La omisión de estos deberes no tienen
cabida en el concepto de fuerza mayor o caso fortuito definido por el artículo 1º de la Ley
95 de 1890, puesto que era clara y perfectamente previsible (la ley así lo determinaba),
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que para construir la obra se requería tanto de los predios como de los estudios
ambientales y por lo tanto, la ausencia de esos elementos era evitable puesto que de
haberse realizado los trámites correspondientes la obra no se hubiera paralizado; por ello
es cierto que los hechos invocados, aunque reales, no eran constitutivos de fuerza mayor
o de caso fortuito.
AIU - Valor del contrato / COSTOS DIRECTOS - Valor del contrato / CONTRATO ESTATAL -
Valor del contrato / REAJUSTE DE PRECIOS - Finalidad / REAJUSTE DE PRECIOS -
Ejecución del contrato / EJECUCION DEL CONTRATO - Reajuste de precios /
INCUMPLIMIENTO CONTRACTUAL - Reajuste de precios
Examinada la propuesta del contratista se observa que en ella determinó como valor de
los costos directos de la obra la suma de $24’794.521 y sobre este monto el contratista
calculó el AIU de la siguiente manera: Administración (13%): $ 3’223.288 Imprevistos
(1%):$ 247.945 Utilidad (7%): $ 1’735.616. Sumadas las cifras de los costos directos
más el AIU, el resultado total asciende a la suma de $30’001.370, que equivale,
precisamente, al valor del contrato de obra pública CVT-0001-91 que fue celebrado. En
primer lugar, el contratista pretende que la utilidad sea calculada teniendo en cuenta
reajuste de precios por valor de $7’500.000, como si efectivamente hubiese construido la
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obra. El reajuste de precios ha sido previsto por la ley con la finalidad de proteger el
valor real de la remuneración que fue pactada en el contrato, la cual puede verse
afectada por la fluctuación que pueden tener los costos de los elementos que integran la
obra, durante la ejecución del contrato y, de esta manera, mantener el equilibrio de las
obligaciones asumidas por el contratista. Claro está que dicho reconocimiento procede en
todos los casos en los cuales el contratista ejecuta de manera real y efectiva la obra,
para evitar que las inversiones realizadas le resulten más onerosas de lo previsto en el
momento de presentar su propuesta o de celebrar el contrato, debido al incremento que
periódicamente tienen los precios en el mercado; ésta circunstancia le otorga el derecho
al reconocimiento y pago de ese mayor valor en que ha incurrido, mediante la aplicación
de fórmulas matemáticas pactadas en el contrato. Pero ocurre que cuando el contrato no
ha podido ser ejecutado, así sea por el incumplimiento de la administración, resulta
evidente que el contratista no ha efectuado ninguna inversión en la obra y, como tal, no
es posible que reclame el reajuste de un valor que no se ha gastado, puesto que
desaparece la razón del restablecimiento del equilibrio respecto de las prestaciones por
reajuste de precios. Así las cosas, resulta inaceptable que el contratista aduzca que se
debía hacer reajuste de precios sobre un valor que no fue efectivamente invertido. Mucho
menos puede aceptarse que el demandante pretenda convertir todos los costos
indirectos correspondientes al AIU en utilidad, puesto que en la operación matemática
que realiza en la demanda resta del valor total del contrato, ($37.501.370 que calcula
con AIU mas reajustes por obra no ejecutada), los costos directos de la obra
($24’454.120, menores a los establecidos en su propuesta por $24’794.521), para
concluir que la diferencia resultante entre estas dos cifras, esto es $13.047.250,
corresponde a la utilidad, cuando la verdad es que esta cuantía realmente corresponde al
AIU, en su totalidad y ocurre que la utilidad (U) no es mas que uno de sus diversos
componentes, el cual fue calculado en la propuesta en el 7%.
La doctrina ha entendido como causa o motivo del acto administrativo aquella situación
de hecho o de derecho que determina la adopción del mismo; también la ha definido
como aquel elemento del acto administrativo que se estructura en razón del
conocimiento, consideración y valoración que la Administración pública realiza los hechos
y los fundamentos de derecho que constituyen el marco fáctico y jurídico que la induce a
la respectiva manifestación de voluntad, esto es a la expedición de un acto
administrativo; mientras que la causa o motivo en los contratos, se concreta en el
propósito o la finalidad perseguida por las partes, cuestión que se extiende a los demás
acuerdos de naturaleza contractual. .
Exp. 4739, con un alcance limitado, por razón de la naturaleza misma de los contratos de
Derecho Público y por el interés general que se encuentra envuelto en los mismos a cuya
satisfacción se enderezan tales vínculos contractuales. Desde entonces se ha aceptado
por la jurisprudencia que la aplicación de la excepción de contrato no cumplido en los
contratos del Estado se encuentra condicionada a los siguientes supuestos: i) La
existencia de un contrato bilateral o sinalagmático, esto es, fuente de obligaciones
recíprocas, correspondientes o correlativas, lo cual implica que una de las partes se
obliga a su prestación a cambio de la prestación que la otra parte le debe satisfacer,
regla “do ut des” (te doy para que me des); ii) El no cumplimiento actual de obligaciones
a cargo de una de las partes contratantes; iii) Que el incumplimiento de la
Administración sea grave, de entidad y gran significación, de manera tal que genere una
razonable imposibilidad de cumplir por parte del contratista, iv) que ese incumplimiento
pueda identificarse como fuente o causa del incumplimiento ante el cual se opone; y que
ha de justificarse por la configuración de aquel; v) El cumplimiento de sus demás
obligaciones por parte de quien la invoca o, al menos, la decisión sería cierta de
cumplirlas mediante el allanamiento correspondiente. Pero sucede que en el caso en
examen los condicionamientos o presupuestos para la aplicación de la referida excepción
operan de manera diferente, puesto que no fue el particular contratista quien propuso la
excepción de contrato no cumplido, sino la Administración la que ejerció este medio de
defensa, evento en el cual la figura se aplica como en el derecho privado, dado que se
está oponiendo frente a un particular quien no goza de las prerrogativas que la ley ha
establecido a favor de la Administración. Lo anterior, en todo caso, no exonera a la
Administración de la carga de probar, entre otros elementos, demostrar que ella no se
encontraba, a su vez, en mora de cumplir sus obligaciones o que no estaba obligada a
ejecutar en primer lugar sus obligaciones, de acuerdo con lo estipulado en el contrato.
Así las cosas resulta claro que la Administración no podía exigirle, ni mucho menos
endilgarle al contratista el incumplimiento de sus respectivas obligaciones contractuales,
mientras ella no se aprestaba a cumplir las propias, las cuales además, constituían
presupuesto indispensable para que el contratista, a su vez, pudiera dar cumplimiento a
las suyas. Nota de Relatoría: Ver Sentencias del 15 de septiembre de 1983, Exp. 3244;
de 25 de junio de 1987; Exp. 4994; de 31 de enero de 1991, Exp. 4739 y 4642; de 15
de mayo de 1992, Exp. 5950 y de 17 de enero de 1996, Exp. 8356; Sección Tercera,
Sentencia de 31 de enero de 199, Exp. 4739; sentencia de 19 de septiembre de 2002,
Exp.12726; de 15 de marzo de 2001, exp. 13415; del 14 de septiembre de 2000, Exp.
13530; del 17 de octubre de 1995, Exp. 8790; del 21 de febrero de 1992, Exp. 5857 y
del 13 de abril de 1999, Exp. 10131; Sentencia de 15 de diciembre de 1973 de la Corte
Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil
Se precisa que para que se configure el “error grave” en el dictamen pericial se requiere
de la existencia de una equivocación en materia grave por parte de los peritos, una falla
o dislote que tenga entidad suficiente para llevarlos a conclusiones igualmente
equivocadas, tal y como lo exigen los numerales 4º y 5º del artículo 238 del C. de P. C.
Nota de Relatoría: Ver Auto de 8 de septiembre de 1993, Exp. 3446, M.P. Carlos Esteban
Jaramillo Schloss de la Corte Suprema de Justicia
CONSEJO DE ESTADO
73001-23-31-000-1997-05001
15307
AUTO
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
190.217.24.55:8080/WebRelatoria/Temp/reporte-20201230-3275.html 19/66
30/12/2020 190.217.24.55:8080/WebRelatoria/Temp/reporte-20201230-3275.html
FECHA : 28/10/2006
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : RAMIRO SAAVEDRA BECERRA
ACTOR : SERGIO DAVID MARTINEZ SANCHEZ
DEMANDADO :
DECISION :
TEMA : REGISTRO PRESUPUESTAL - Concepto / CERTIFICADO DE APROPIACION
PRESUPUESTAL - Concepto / CONTRATO ESTATAL - Perfeccionamiento del contrato /
PERFECCIONAMIENTO DEL CONTRATO - registro presupuestal /
Como las cláusulas del contrato deben interpretarse en forma sistemática, atendiendo la
intención y voluntad de las partes, la Sala considera que si se condicionó la ejecución del
contrato a la entrega de un anticipo, mal podría afirmarse ahora que la entidad no estaba
obligada en tales condiciones. Se tiene por tanto que, en este caso, las partes
condicionaron la ejecución del contrato al recibo del anticipo, razón por la cual la
ejecución de las prestaciones que asumió el contratista, sólo era exigible una vez
cumplida dicha obligación, en cuyo caso el contratista debía informar al interventor para
proceder a suscribir el acta de iniciación de obras. Cabe precisar que la Sala ha
expresado en anteriores providencias que la circunstancia de que la entidad incumpla la
obligación de entregar o transferir el anticipo al contratista, determina la responsabilidad
contractual del incumplido, pero no exime al contratista de la obligación de ejecutar las
obras a su cargo. También ha señalado que el contratista sólo puede suspender la
ejecución del contrato cuando pruebe los supuestos de la excepción de contrato no
cumplido, esto es, cuando demuestre que ese incumplimiento de la administración es
grave y determinante de la inacción del contratista. Pero en el caso concreto, como se
explicó, las partes acordaron suspender la ejecución de las obras hasta que el contratista
recibiera el anticipo. Es por lo anterior que la Sala encuentra acreditado el
incumplimiento de la entidad demandada que alega el contratista. Nota de Relatoría: Ver
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CONSEJO DE ESTADO
68001-23-15-000-1995-00782-01
15342
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 13/08/2008
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : RAMIRO SAAVEDRA BECERRA
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El acto de terminación del contrato fue proferido por la Asamblea General Ordinaria, en
uso de facultades previstas en los estatutos de la Electrificadora y del Código de
Comercio. El Representante Legal de la Electrificadora de Santander S. A., en su
condición de contratante de la señora González Ballesteros, no profirió acto alguno de
terminación unilateral del contrato, en los términos previstos en la ley 80 de 1993. La
decisión adoptada por la Asamblea General Ordinaria no constituye un acto de la
administración, de aquellos que deben demandarse ante esta jurisdicción como condición
legal para decidir el fondo del litigo. En esta oportunidad la Sala reitera lo expuesto en la
sentencia del 10 de noviembre de 2005 cuando, luego de señalar que no se estaba ante
actos enjuiciables, advirtió que “no procede el análisis de validez de dichas
comunicaciones, como si se tratara de actos administrativos; pero si el análisis de
responsabilidad contractual, para saber si ellas violan los derechos y/o deberes de las
partes del contrato. En este orden de ideas, el control que sobre estas comunicaciones
hace la jurisdicción contenciosa no es sobre su validez, sino sobre el comportamiento
contractual de las partes.” Nota de Relatoría: Ver sentencia del 10 de noviembre de 2005
Expediente:13920; Actor: Carlos Arturo Hernández Pabón y Otra.
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La Sala precisa que si bien la Electrificadora contaba con facultades estatutarias y legales
que le permitían elegir y remover libremente al Revisor Fiscal, i) al estar sometida a lo
dispuesto en la ley 80 de 1993, en su condición de ente sometido al régimen de las
Empresas Industriales y Comerciales del Estado, ii) al haber suscrito un contrato estatal,
regulado por la ley 80 de 1993, para vincular como Revisora Fiscal a la señora Olga Lucía
González Ballesteros y al iii) pactar como plazo de vigencia del contrato de prestación de
servicios el de 23,7 meses, quedó obligada a respetar el término de vigencia del mismo.
En efecto, el contrato vincula a la entidad y al particular contratista, no sólo a lo
estipulado expresamente en el contrato sino a los principios de reciprocidad y buena fe,
fundados, a su vez, en los principios de justicia conmutativa, igualdad y garantía de los
derechos adquiridos, que rigen las relaciones contractuales, tanto de los particulares
como del Estado. Esa carga normativa le impone a las partes del contrato someter su
comportamiento a lo exigido en él, porque de lo contrario se daría un incumplimiento
contractual y la lesión del derecho de crédito del contratista determinante de la
responsabilidad contractual. Definidos los elementos de la responsabilidad contractual, el
damnificado tiene derecho a la reparación de los perjuicios derivados de la lesión de su
derecho de crédito, que haya demostrado. Nota de Relatoría: Sobre PRINCIPIO DE
BUENA FE: Sentencia C-892 proferida por la Corte Constitucional el 22 de agosto de
2001; sobre PRINCIPIOS: sentencia 4303 del 13 de mayo de 1988, reiterada en
sentencia 10779 del 29 de enero de 2004; sobre RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL.
Sentencia C-892 proferida por la Corte Constitucional el 22 de agosto de 2001. Nota de
Relatoría: Ver sobre PRINCIPIO DE RECIPROCIDAD: Sentencia de la Sala proferida el 24
de octubre de 1996.
CONSEJO DE ESTADO
25000-23-26-000-1998-02089-01
31748
AUTO
SUSTENTO NORMATIVO : CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL – ARTÍCULO 150
NUMERAL 2 / CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL - ARTÍCULO 238 NUMERAL 4 /
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL - ARTÍCULO 238 NUMERAL 5 / CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTO CIVIL – ARTÍCULO 238 NUMERAL 1 / CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO
CIVIL – ARTÍCULO 238 NUMERAL 4 / CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL – ARTÍCULO
241
NORMA DEMANDADA :
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FECHA : 26/03/2009
SECCION : SECCIÓN TERCERA
PONENTE : MAURICIO FAJARDO GÓMEZ
ACTOR : DEPARTAMENTO ADMINISTRATIVO DE LA FUNCIÓN PUBLICA
DEMANDADO : SOCIEDAD CUELLAR SERRANO GÓMEZ S.A.
DECISION : ACCEDE
TEMA : IMPEDIMENTO / CAUSALES DE IMPEDIMENTO / MANIFESTACIÓN DEL
IMPEDIMENTO / PROCEDENCIA DEL IMPEDIMENTO / NORMATIVIDAD DEL IMPEDIMENTO
/ ACEPTACIÓN DEL IMPEDIMENTO / DECLARACIÓN DEL IMPEDIMENTO / SOLICITUD DE
IMPEDIMENTO / IMPEDIMENTO DEL CONSEJERO DE ESTADO / CONFIGURACIÓN DEL
IMPEDIMENTO DEL CONSEJERO DE ESTADO / ACEPTACIÓN DEL IMPEDIMENTO DEL
CONSEJERO DE ESTADO / IMPEDIMENTO POR HABER CONOCIDO DEL PROCESO EN
INSTANCIA ANTERIOR
[L]a señora Consejera de Estado (…) manifestó su impedimento para conocer de este
asunto por hallarse incursa en la causal prevista en el numeral 2° del artículo 150 del
Código de Procedimiento Civil, toda vez que en su condición de Magistrada del Tribunal
Administrativo (…) participó en la discusión y aprobación de la sentencia que dio origen
al proceso citado en la referencia. Aunque dentro de la discusión y aprobación de la
providencia objeto de apelación, la cual ocupa la atención de la Sala en esta oportunidad,
no participó la doctora (…) la Sala le aceptará su impedimento, dado que se encuentra
acreditado que dicha Magistrada sí participó en la adopción de la sentencia (…) la cual, al
ser confirmada por el Consejo de Estado, dio origen al incidente de liquidación de
perjuicios que mediante esta providencia se decidirá, razón por la cual se encuentra
configurada la causal de impedimento prevista en el numeral 2° del artículo 150 del
Estatuto Procesal Civil. Por consiguiente, la doctora (…) será separada del conocimiento
del presente asunto.
Esta Sección [Tercera] del Consejo de Estado ha sostenido, de manera reiterada, que la
objeción al dictamen pericial no puede reducirse a simples apreciaciones personales o a
comentarios en defensa de la conducta de las partes, sino que es necesario demostrar,
de manera fehaciente, la existencia de la equivocación, de una falla protuberante
constitutiva de “error grave” por parte de los peritos, circunstancia que debe tener la
entidad suficiente para llevar a conclusiones igualmente equivocadas, tal como lo
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imponen los numerales 4º y 5º del artículo 238 del C. de P. C. (…) [E]n efecto, la prueba
pericial objetada [Prueba pericial practicada el 11 de marzo de 2001] sólo se ocupó de
analizar los daños presentados en las piscinas del Club (…) sin embargo, tal situación no
trae consigo la procedencia de la objeción por error grave, pues aunque ese estudio no
abarcó la totalidad de los aspectos sobre los cuales debía recaer el experticio, ello no
indica per se que el presentado se hubiese adoptado con bases equivocadas, que se
hubieren modificado las cualidades propias del objeto examinado o que se hubiese
adoptado como objeto de estudio una cosa distinta de la que en realidad debía examinar
el dictamen, toda vez que el análisis de los daños y averías de las piscinas sí
constituyeron uno de los aspectos que mediante esa prueba pericial debía establecerse, a
lo cual debe agregarse que el tema relacionado con la falta de estudio de la totalidad de
los puntos respecto de los cuales debía versar la pericia, no constituye la razón por la
cual dicha prueba se objetó por error grave. (…) [L]a objeción debe resolverse entonces
con base en los cargos que la demandada plantea, cuyo argumento principal se contrae
al hecho de que los peritos se habrían apartado del objeto de la prueba, pues su estudio
lo habrían encaminado a determinar la necesidad de construir una nueva piscina y su
costo, cuando lo cierto es que debían determinar las reparaciones que frente a la misma
habrían de requerirse. La Sala encuentra probada la objeción por error grave, dado que
se modificó el objeto de la prueba en cuanto a los daños y reparaciones de las piscinas
se refiere.(…) [E]n este punto debe precisarse –porque las disquisiciones que llevan a
declarar probada la objeción por error grave así lo imponen– que si bien el objeto del
experticio estaba encaminado a determinar el valor de las reparaciones de los daños
advertidos en la inspección judicial, de las cuales hacían parte las averías que
presentaban las piscinas y de los que con posterioridad a dicha diligencia se hubieren
producido como consecuencia directa de los asentamientos diferenciales y de la
inclinación de la edificación, tal circunstancia no habría impedido, en un caso
determinado, que al momento de practicar la prueba y, por ende, evaluar los daños, se
llegare a la conclusión, por parte de los expertos, que los problemas y deficiencias fueren
de tal magnitud que exigirían la reconstrucción total de las instalaciones o que por razón
de los costos de los respectivos arreglos se llegare a considerar que la elaboración de
nuevas piscinas resultaría más benéfica, lo cual habría de resultar perfectamente posible
y, por ende, tales apreciaciones no tendrían por qué catalogarse como modificatorias del
objeto de la prueba. No obstante lo anterior, en este caso tales apreciaciones no se
presentaron, (…) la prueba pericial objetada partió –de entrada– del supuesto de la
determinación de los costos de construcción de unas nuevas piscinas, cuando lo que se
debía evaluar era los costos de las refacciones que ya se hubieren hecho y de aquellas
que con posterioridad a la inspección judicial se hubieren presentado, cuestión que llevó
a que las conclusiones de la pericia fuesen distintas a la información que se requería y,
por tanto, con ello se modificó el objeto para el cual había sido decretada dicha prueba.
Así las cosas, la Sala encuentra probada la objeción por error grave formulada por la
demandada frente al dictamen pericial practicado el (…) toda vez que en dicha prueba se
adoptó como objeto de estudio un aspecto distinto de aquél sobre el cual en realidad
debía recaer el dictamen, razón por la cual se prescindirá del análisis de ese medio
probatorio,
De conformidad con lo dispuesto en el inciso primero del referido artículo 241 del
Estatuto Procesal Civil, al apreciar el dictamen se tendrán en cuenta los demás
elementos probatorios que obren en el proceso, por manera que dentro de la presente
decisión no sólo se tendrá en cuenta el segundo dictamen pericial practicado, sino
también las demás pruebas documentales que se allegaron formalmente y de manera
oportuna al expediente aspecto que constituye el principal cargo del recurso de
apelación, dado que el Tribunal fundamentó su decisión en el referido dictamen pericial
sin tener en cuenta otras pruebas.
[L]a cuantificación de los perjuicios materiales debe ceñirse a los parámetros y criterios
establecidos por la Sección Tercera del Consejo de Estado al momento de disponer la
condena in genere a cargo de la sociedad demandada (…) [P]ara efectos de la tasación
de los perjuicios materiales causados a la parte demandante se tendrán en cuenta,
además de aquellos montos dispuestos en la prueba pericial (…) los gastos en los cuales
incurrió la demandante por concepto de reparaciones en las instalaciones del (…) y que
guardan relación con aquellas averías y deficiencias encontradas en la inspección judicial
decretada dentro del proceso contractual (…) Los (…) valores serán actualizados a la
fecha de este proveído y se sumarán más adelante con aquellos montos arrojados por el
peritaje, en relación con el costo de las reparaciones asumidas por la entidad
demandante. (…) [L]a Sala debe precisar, porque constituye uno de los cargos
planteados por la demandada dentro de [La] apelación adhesiva, que los montos
correspondientes al A.I.U. y al I.V.A., no serán objeto de reconocimiento dentro de esta
decisión, toda vez que no se cuenta con las bases suficientes para determinar, con
certeza, a cuánto habrían de ascender tales conceptos (…) La Sala (…) negará la petición
hecha por la parte demandante en cuanto solicita que se ordene el pago de intereses
moratorios, dado que su causación y reconocimiento tampoco fueron objeto de
disposición por el Tribunal de primera instancia ni por esta Corporación al momento de
confirmar la sentencia apelada.
CONSEJO DE ESTADO
05001-23-26-000-1997-01032-01
20811
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : LEY 80 DE 1993 - ARTICULO 24 NUMERAL 5 APARTADO F
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 14/10/2011
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : RUTH STELLA CORREA PALACIO
ACTOR : JUAN MANUEL FRANCO PÉREZ
DEMANDADO : MUNICIPIO DE BELLO (ANTIOQUIA)
DECISION : ACCEDE
TEMA : ACCION DE CONTROVERSIAS CONTRACTUALES - Accede, declara nulidad de
resoluciones que declaro desierta una licitación pública en el municipio de Bello / ACCION
DE CONTROVERSIAS CONTRACTUALES - Desestima excepción de falta de agotamiento
de la vía gubernativa / ACCION DE CONTROVERSIAS CONTRACTUALES - Condena a
municipio de Bello a pagar por concepto de lucro cesante a proponente / PLIEGO DE
CONDICIONES - Ineficacia de pleno derecho de estipulaciones y términos sobre
declaración de desierta / LICITACION PUBLICA - Declaración desierta. Opera de pleno
derecho y no requiere de declaración judicial, según el numeral 5º apartado f) del
artículo 24 de la Ley 80 de 1993, no cualquier evento genera declaración desierta /
PLIEGO DE CONDICIONES - Cláusula típica comodín / PLIEGO DE CONDICIONES -
Cláusula comodín, passe partout
que se establecía la procedencia de esta figura excepcional, entre otros eventos, por
motivos de conveniencia (art. 42). La Sala reitera que la administración no tiene la
facultad discrecional para declarar a su arbitrio desierto un proceso de selección de
contratista, decisión que sólo resulta procedente cuando medien causales y
circunstancias contempladas en las normas, habida consideración a que la facultad de
adjudicar o no un contrato estatal es reglada. De consiguiente, no cualquier hecho puede
conducir a la declaratoria de desierta de un proceso de selección, sino que es menester
que aquel impida la selección objetiva de la propuesta dentro del marco dispuesto por el
ordenamiento jurídico. De acuerdo con tal planteamiento, es lógico concluir que la última
situación prevista dentro de las causales de declaratoria de desierta en el caso sub
examine, esto es, “cuando a juicio de la administración las diferentes propuestas se
consideren inconvenientes para el municipio”, es una estipulación contraria a los
mandatos legales que gobiernan la materia. Prescripciones de esta índole no pueden
incluirse en los pliegos de condiciones en tanto ningún valor le agregan a la contratación
y, por el contrario, ponen en riesgo la escogencia de la oferta favorable al interés público
perseguido con ella y en tela de juicio principios de la Ley 80 de 1993 y sus normas
(artículos 3º; 24 numeral 5, apartes a) y b); 25 numeral 1º, 2º y 3º; 29 y 30 numeral 2
de la Ley 80 de 1993). Como quiera que la previsión del pliego en comento no constituye
un requisito objetivo, la Sala encuentra que se trata de una estipulación ineficaz de pleno
derecho con arreglo a lo prescrito por el numeral 5º apartado f) de la Ley 80 de 1993 y,
como tal, esta opera por ministerio de la ley (ope lege). Hay que señalar que esta
sanción fue prevista para aquella elaboración indebida de alguna condición o regla que
vulnere las pautas establecidas por el legislador en el numeral 5º del citado artículo 24
de la Ley 80 y que no requiere de declaración judicial. A este respecto es preciso resolver
un interrogante: ¿Disponer como en efecto lo hace la estipulación en comento que hay
lugar a declarar desierto el proceso de selección “cuando a juicio de la administración las
diferentes propuestas se consideren inconvenientes para el municipio”, constituye una
regla objetiva que asegura una escogencia igualmente objetiva y evita la declaratoria de
desierta del proceso como lo ordena el apartado b) del numeral 5º del artículo 24 de la
Ley 80 de 1993? La respuesta es, por supuesto, negativa. Esta estipulación consignada
en los pliegos en lugar de evitar la declaratoria de desierta, la facilita y deja en manos de
la Administración un criterio vago e impreciso de determinación: “inconveniencia” para
dar lugar a su declaratoria. Nada agrega a la comparación objetiva de los ofrecimientos
para la escogencia de la mejor oferta, ni menos aún guarda una relación o conexidad
sustancial con los fines de la contratación estatal previstos en el artículo 3º eiusdem. Una
regla como la que se examina que le deja a la Administración declarar frustrado un
proceso de selección de contratista, cuando estime a su arbitrio que las diferentes
propuestas son inconvenientes, no resiste el menor análisis de necesidad y razonabilidad.
Se está delante de una suerte de una típica cláusula “comodín” (passe-partout),
susceptible de aplicarse en cualquier caso y que en una suerte de cheque en blanco auto
habilita a la Administración para entrar a declarar frustrado un proceso, por el simple
capricho de los funcionarios de turno. Se trata de una previsión sin conexión alguna con
el objeto de la contratación ni con los fines de la contratación estatal (art. 3º de la Ley
80 de 1993) y que evidentemente no cumple con las características de objetividad y
razonabilidad que han de distinguir las estipulaciones de los pliegos de condiciones. En
síntesis, la estipulación referida es una regla que no cumple las características de
objetividad y razonabilidad exigidas, como se expuso, por la Ley 80 de 1993, lo cual la
torna ineficaz de pleno derecho. NOTA DE RELATORIA: Sobre el particular ver: sentencia
de 26 de abril de 2006, exp. 16041 y sentencia de 27 de abril de 2011, exp. 18293.
contrato y por costos de administración se han tenido como tales los que constituyen
costos indirectos para la operación del contrato, tales como los gastos de disponibilidad
de la organización del contratista; el porcentaje para imprevistos, como su nombre lo
indica, está destinado a cubrir los gastos con los que no se contaba y que se presenten
durante la ejecución del contrato. Es usual en la formulación de la oferta para la
ejecución de un contrato de obra, la inclusión de una partida de gastos para imprevistos
y esa inclusión e integración al valor de la propuesta surge como una necesidad para
cubrir los posibles y eventuales riesgos que pueda enfrentar el contratista durante la
ejecución del contrato. Sobre la naturaleza de esta partida y su campo de cobertura, la
doctrina, buscando aclarar su sentido, destaca que la misma juega internamente en el
cálculo del presupuesto total del contrato y que se admite de esa manera ‘como defensa
y garantía del principio de riesgo y ventura’ para cubrir ciertos gastos con los que no se
cuenta al formar los precios unitarios. En nuestro régimen de contratación estatal, nada
se tiene previsto sobre la partida para gastos imprevistos y la jurisprudencia se ha
limitado a reconocer el porcentaje que se conoce como A.I.U - administración,
imprevistos y utilidades- como factor en el que se incluye ese valor, sobre todo, cuando
el juez del contrato debe calcular la utilidad del contratista, a efecto de indemnizar los
perjuicios reclamados por éste…” (Subrayado por fuera del texto original). De acuerdo
con la jurisprudencia el AIU propuesto para el contrato, corresponde a: i) los costos de
administración o costos indirectos para la operación del contrato, tales como los gastos
de disponibilidad de la organización del contratista, esto es: A; ii) los imprevistos, que es
el porcentaje destinado a cubrir los gastos con los que no se contaba y que se presenten
durante la ejecución del contrato, esto es, el álea normal del contrato: I; iii) la utilidad o
el beneficio económico que pretende percibir el contratista por la ejecución del contrato,
esto es: U. Ahora, teniendo en cuenta que no existe ninguna reglamentación que
establezca porcentajes mínimos o máximos para determinar el A.I.U., cada empresa o
comerciante de acuerdo con su infraestructura, experiencia, las condiciones del mercado,
la naturaleza del contrato a celebrar, entre otros factores, establece su estructura de
costos conforme a la cual se compromete a ejecutar cabalmente un contrato en el caso
de que le sea adjudicado. En cuanto a la incidencia del cálculo del A.I.U. incluido en la
propuesta, para efectos de procesos de selección frustrados por hechos imputables a la
administración, o la ejecución del contrato y la equivalencia de las prestaciones del
mismo, existe abundante jurisprudencia acerca de la cuantificación de los perjuicios que
padece el contratista con base en la utilidad esperada que se incluyó en él dentro de la
propuesta, en el entendido de que, si el fundamento de la responsabilidad es reparar el
daño causado y llevar al damnificado al mismo lugar en que se encontraría de no
haberse producido la omisión del Estado, resulta procedente reconocer la totalidad de
dicha ganancia proyectada por el mismo contratista. La importancia del A.I.U. -
administración, imprevistos y utilidades-, para estos efectos estriba en que el juez del
contrato lo reconoce como factor de la propuesta en el que se incluyen dichos valores, de
manera que permite calcular con base en la utilidad la indemnización de los perjuicios
reclamados por el contratista u oferente, según el caso, en aquellas controversias en las
que les asiste el derecho.
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CONSEJO DE ESTADO
76001-23-31-000-1997-03745-01
19258
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : CÓDIGO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO – ARTÍCULO 129
/ CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL – ARTÍCULO 253 / CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO
CIVIL – ARTÍCULO 254 / CÓDIGO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO – ARTÍCULO 164 /
CONSTITUCIÓN POLÍTICA – ARTÍCULO 29 / LEY 80 DE 1993 – ARTÍCULO 24 / LEY 80 DE
1993 – ARTÍCULO 24 / LEY 80 DE 1993 – ARTÍCULO 30 / LEY 80 DE 1993 – ARTÍCULO
29 / LEY 446 DE 1998 – ARTÍCULO 55
NORMA DEMANDADA : RESOLUCIÓN A 248 DEL 27 DE FEBRERO DE 1997 EXPEDIDA
POR LA SECRETARÍA DE INFRAESTRUCTURA VIAL Y VALORIZACIÓN DEL MUNICIPIO DE
SANTIAGO DE CALI
FECHA : 18/07/2012
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : CARLOS ALBERTO ZAMBRANO BARRERA
ACTOR : EPSILÓN LTDA. INGENIEROS CIVILES Y ELÉCTRICOS Y OTRO
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La Sala es competente para conocer del recurso de apelación interpuesto por la parte
actora contra la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca el 2
de noviembre de 1999, por cuanto la cuantía del proceso, determinada por la pretensión
de mayor valor, asciende a la suma de $446’049.663.oo . Para la época de interposición
de la demanda, eran susceptibles de acceder a la segunda instancia los procesos
promovidos en ejercicio de la acción de nulidad y restablecimiento del derecho cuya
cuantía excediera la suma de $3’080.000.oo, monto que, como se puede observar, se
encuentra ampliamente superado. Por otra parte, es de anotar que el Consejo de Estado
es funcionalmente competente para conocer de los recursos de apelación interpuestos
contra las sentencias dictadas por los Tribunales Administrativos en primera instancia, a
términos de lo dispuesto por el artículo 129 del C.C.A.
[S]e debe precisar que la gran mayoría de la prueba documental fue allegada al proceso
en copia auténtica; sin embargo, los pliegos de condiciones generales y particulares de la
licitación pública SIVV-SSM-01-96 y la propuesta presentada por la unión temporal
Epsilón Ltda. – Álvaro Vásquez & Cía Ltda. fueron aportados al proceso, por la parte
demandante, en copia simple y esa circunstancia, en principio, impediría darles valor
probatorio, por no cumplir con las exigencias que para tales efectos consagran los
artículos 253 y 254 del Código de Procedimiento Civil; no obstante, en este caso serán
valorados, puesto que, a solicitud de la parte demandante, el Tribunal Administrativo del
Valle del Cauca ofició al municipio de Santiago de Cali para que remitiera copia auténtica
de los citados documentos al proceso y esta entidad pública, a través de su Director
Jurídico, respondió que se abstenía de allegarlos, porque “….constató en la secretaría del
Tribunal que éstos (sic) documentos fueron aportados como pruebas por parte del
apoderado del demandante y así las relaciona en al (sic) acápite respectivo de su
demanda y corresponden a los anexos Nos. 3º, 4º y 5º….” […], de modo que, a juicio de
la Sala, la entidad estatal, con su conducta, reconoció la autenticidad de los documentos
aportados por el demandante en copia simple y, por consiguiente, su mérito probatorio, a
lo cual se suma que su negativa a remitir tales documentos no puede militar a su favor.
Así, la decisión de otorgarles valor probatorio a las copias simples aportadas por la parte
actora obedece a la imperiosa necesidad de dar prelación a los principios de buena fe y
lealtad procesal que deben informar las actuaciones de las partes en los procesos, pues
no tendría sentido que el juez se abstuviera de valorar las pruebas y analizar los
supuestos de la demanda por el hecho de que la entidad estatal demandada decida
abstenerse de enviar o aportar al proceso las pruebas que obran en su poder y que,
eventualmente, puedan ser desfavorables a sus intereses, pues en ese caso, bastaría que
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Uno de los motivos de inconformidad con la decisión de primera instancia, radica en que,
en sentir del recurrente, el a quo no analizó las excepciones planteadas en la
contestación de la demanda. La Sala, en virtud de lo dispuesto por el inciso tercero del
artículo 164 del C.C.A., procederá al respectivo análisis. […] [E]stas excepciones carecen
de tal connotación, porque no dan a conocer hechos nuevos que estén dirigidos a
destruir o a enervar la pretensión procesal desde su base o nacimiento, bajo la aducción
de elementos que la extingan, la modifiquen o la dilaten. Los argumentos que las
informan constituyen razones de la defensa que no van más allá de negar los supuestos
de hecho de la demanda, en ejercicio del génerico derecho de contradicción, cuya
finalidad no es otra que obtener la absolución de las pretensiones incoadas por los
actores y estos aspectos, desde luego, deben ser analizados al momento de definir el
fondo del asunto y no como medio exceptivo.
Ley 80 de 1993. En este caso, la unión temporal Epsilón Ltda. Ingenieros Civiles y
Eléctricos – Álvaro Vásquez & Cía Ltda. fue sorprendida con el hallazgo en el acto de
adjudicación, sin que tuviera ocasión de refutar las razones aducidas por la entidad
pública para desechar la escogencia de su propuesta.
OBJETIVA
[E]l pliego de condiciones constituye el marco normativo que rige la licitación pública y,
por ende, sus reglas tienen carácter vinculante, tanto para los participantes dentro del
proceso de selección como para la administración pública, razón por la que ha sido
calificado como la “ley de la licitación” y la “ley del contrato” , en la medida en que no
sólo regula la etapa de formación del negocio jurídico, cuando se cumple el
procedimiento de selección objetiva del contratista, sino que sus efectos trascienden
después de su celebración, para regular las relaciones entre las partes contratantes. Lo
anterior, en orden a garantizar la selección objetiva del proponente que presente la
oferta más favorable para los intereses del Estado, impone a la administración el deber
de mantener inmodificables y acatar las disposiciones del pliego de condiciones con
posterioridad a la presentación de los ofrecimientos o cierre de la licitación.
Resulta evidente que el Alcalde del municipio de Santiago de Cali transgredió, además, el
deber de selección objetiva, en la medida en que realizó la escogencia del adjudicatario
con desconocimiento de los factores de ponderación previstos en el pliego, violando así el
artículo 29 de la Ley 80 de 1993. Por otra parte, desconoció el principio de igualdad, por
cuanto decidió evaluar las propuestas con distintos criterios de comparación y
ponderación; de hecho, la propuesta de la unión temporal Epsilón Ltda. Ingenieros
Civiles y Eléctricos – Álvaro Vásquez & Cía Ltda. fue calificada con mayor rigor que las
demás, porque, bajo la aducción que una regla inexistente, eliminó la totalidad del
puntaje obtenido en el factor experiencia, siendo que las demás propuestas fueron
calificadas conforme a las previsiones contenidas en los pliegos de condiciones. Esa
circunstancia condujo a que se afectara, adicionalmente, el principio de imparcialidad,
porque se privilegió a un oferente que obtuvo un puntaje inferior que la unión temporal
conformada por las sociedades demandadas. En las anteriores condiciones, el recurso de
apelación no está llamado a prosperar, porque no es suficiente que la decisión de
apartarse de la calificación emitida por el comité evaluador de la entidad haya sido
motivada, el fundamento no sólo debe ser válida jurídicamente, sino que el
representante legal de la entidad está obligado a efectuar una nueva evaluación ajustada
a las disposiciones contenidas en los pliegos de condiciones y ello, como quedó visto, no
sucedió. Por tal razón, la Sala confirmará la decisión de primera instancia, en cuanto
declaró la nulidad del acto de adjudicación.
CONDENA EN COSTAS
CONSEJO DE ESTADO
66001-23-31-000-2009-00142-01
18684
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : ESTATUTO TRIBUTARIO - ARTICULO 102-3 / ESTATUTO
TRIBUTARIO - ARTICULO 102-3 / ESTATUTO TRIBUTARIO - ARTICULO 468-3
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 15/11/2012
SECCION : SECCION CUARTA
PONENTE : MARTHA TERESA BRICEÑO DE VALENCIA
ACTOR : COOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO UNIR C.T.A. – COOUNIR C.T.A.
DEMANDADO : DIRECCION DE IMPUESTOS Y ADUANAS NACIONALES – DIAN
DECISION : ACCEDE
TEMA : IVA PARA SERVICIOS PRESTADOS POR LAS COOPERATIVAS DE TRABAJO
ASOCIADO - Base gravable y tarifa para periodos anteriores al 2007. Conforme con el
artículo 102-3 del E.T. es el componente AIU (administración, imprevistos y utilidades) a
una tarifa del 16% / COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO - Distribución de los
ingresos. Se les aplica el artículo 102-3 del E.T. para todos los impuestos / IVA PARA
COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO - Con la distribución de ingresos se determina la
base gravable / AUI - Es la diferencia entre el valor total del servicio y el monto de las
compensaciones de los asociados
[…] la controversia se ubica en decidir cuál es la base gravable del IVA para los servicios
que prestan las CTA, que no tienen previstos una base gravable especial o que no
cumplen con los presupuestos para su aplicación, como ocurre en este caso. Con tal fin,
es preciso determinar si se aplica el artículo 447 E.T. que contiene la regla general de la
base gravable en el IVA, o el artículo 102-3 E.T. que dispone: “Artículo 102-3.
Distribución de los ingresos en las cooperativas de trabajo asociado. En los servicios que
presten las cooperativas de trabajo asociado, para efectos de los impuestos nacionales y
territoriales, las empresas deberán registrar el ingreso así: para los trabajadores
asociados cooperados la parte correspondiente a la compensación ordinaria y
extraordinaria de conformidad con el reglamento de compensaciones y para la
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SERVICIOS GRAVADOS A LA TARIFA DEL 7 POR CIENTO - Base gravable del IVA. Servicio
de aseo, de vigilancia aprobado por la Superintendencia de vigilancia Privada y servicios
temporales de empleo autorizados por el Ministerio de Protección Social en la parte
correspondiente al AUI. Se aplica a las cooperativas de trabajo asociado siempre que
presten tales servicios y estén autorizadas por las entidades competentes
En la declaración privada, la actora liquidó el IVA de acuerdo con el artículo 102-3 E.T.,
es decir, a la tarifa del 16% y sobre el valor de las cuotas de administración y afiliación
que recibió por los contratos de suministro de personal o temporal de empleo que
ejecutó durante el periodo. La DIAN considera que la Cooperativa debió seguir la regla
general del artículo 447 E.T. para calcular el impuesto e incluir dentro de la base gravable
el monto de las compensaciones que facturó, pues como no contaba con la autorización
para prestar servicios temporales de empleo, no tenía derecho a liquidar el gravamen
sobre la base gravable especial que señala el numeral 2° del artículo 468-3 E.T. En esta
oportunidad, la Sala resolverá la controversia según el criterio expuesto en sentencia del
27 de septiembre de 2012, exp. 18520, que se desarrolla a continuación. El artículo 468-
3 E.T., vigente para la época de los hechos, disponía: “Artículo 468-3. Servicios gravados
con la tarifa del 7%. A partir del 1° de enero de 2003, los siguientes servicios quedan
gravados con la tarifa del 7%: (…) 2. Los servicios de aseo, los servicios de vigilancia
aprobados por la Superintendencia de Vigilancia Privada y los servicios temporales de
empleo cuando sean prestados por empresas autorizadas por el Ministerio de Protección
Social o autoridad competente en la parte correspondiente al AUI (Administración,
Utilidad e Imprevistos). Igual procedimiento se seguirá con las cooperativas de trabajo
asociado constituidas bajo los parámetros señalados en el presente numeral. (…)
PARÁGRAFO 1. A partir del 1° de enero de 2005, los anteriores servicios quedarán
gravados con la tarifa del 10%. (…)”. La norma transcrita establece una base gravable y
tarifa especiales para los servicios de aseo, vigilancia aprobados por la Superintendencia
de Vigilancia Privada, y temporales de empleo prestados por empresas autorizadas por el
Ministerio de Protección Social. Dicha base está constituida por el AUI y la tarifa es del
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10% a partir del año 2005. Este tratamiento se hace extensivo a las CTA, siempre y
cuando presten los servicios antes indicados y con la autorización de las autoridades
mencionadas. En el sub-examine, la Administración asumió que la Cooperativa prestó
servicios temporales de empleo y a lo largo de la actuación administrativa discutió que la
demandante no podía acogerse a la base gravable especial prevista en el artículo 468-3
E.T., por no cumplir con el requisito allí exigido, esto es, la autorización del Ministerio de
Protección Social. Sin embargo, la Sala advierte que la demandante no se guió por esta
norma, porque la tarifa con la que liquidó el IVA fue la general del 16%, prevista en el
artículo 447 E.T. De este modo, los actos administrativos no podían desvirtuar la
actuación de la demandante con fundamento en la indebida aplicación del artículo 468-3
E.T., ya que no fue el sustento jurídico con base en el cual se liquidó el impuesto. Si se
hubiera seguido esa disposición, el impuesto se habría liquidado a la tarifa del 10% y no
del 16%, como lo hizo la demandante. Aún si la Cooperativa hubiera prestado servicios
temporales de empleo, lo cierto es que no podría aplicarse el artículo 468-3 E.T., porque
no cumple con los requisitos exigidos en la norma. Además, tal situación no la convierte
en una Empresa de Servicios Temporales y ni la DIAN ni esta jurisdicción son
competentes para establecer si la actora como CTA estaba o no autorizada legalmente
para prestar dichos servicios, ya que esa función corresponde a otras autoridades.
CONSEJO DE ESTADO
66001-23-31-000-2009-00042-01
18357
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : ESTATUTO TRIBUTARIO - ARTICULO 102-3 / ESTATUTO
TRIBUTARIO - ARTICULO 102-3 / ESTATUTO TRIBUTARIO - ARTICULO 468-3
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 21/11/2012
SECCION : SECCION CUARTA
PONENTE : MARTHA TERESA BRICEÑO DE VALENCIA
ACTOR : COOPERATIVA DE TRABAJO ASOCIADO COOPERADORES C.T.A.
DEMANDADO : DIRECCION DE IMPUESTOS Y ADUANAS NACIONALES – DIAN
DECISION : ACCEDE
TEMA : IVA PARA SERVICIOS PRESTADOS POR LAS COOPERATIVAS DE TRABAJO
ASOCIADO - Base gravable y tarifa para periodos anteriores al 2007. Conforme con el
artículo 102-3 del E.T. es el componente AIU (administración, imprevistos y utilidades) a
una tarifa del 16% / COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO - Distribución de los
ingresos. Se les aplica el artículo 102-3 del E.T. para todos los impuestos / IVA PARA
COOPERATIVAS DE TRABAJO ASOCIADO - Con la distribución de ingresos se determina la
base gravable / AUI - Es la diferencia entre el valor total del servicio y el monto de las
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[…] la controversia se ubica en decidir cuál es la base gravable del IVA para los servicios
que prestan las CTA, que no tienen previstos una base gravable especial o que no
cumplen con los presupuestos para su aplicación, como ocurre en este caso. Con tal fin,
es preciso determinar si se aplica el artículo 447 E.T. que contiene la regla general de la
base gravable en el IVA, o el artículo 102-3 E.T. que dispone: “Artículo 102-3.
Distribución de los ingresos en las cooperativas de trabajo asociado. En los servicios que
presten las cooperativas de trabajo asociado, para efectos de los impuestos nacionales y
territoriales, las empresas deberán registrar el ingreso así: para los trabajadores
asociados cooperados la parte correspondiente a la compensación ordinaria y
extraordinaria de conformidad con el reglamento de compensaciones y para la
cooperativa el valor que corresponda una vez descontado el ingreso de las
compensaciones entregado a los trabajadores asociados cooperados, lo cual forma parte
de su base gravable”. Aunque la norma transcrita hace referencia a la distribución de los
ingresos y está ubicada dentro del Libro del Estatuto Tributario que rige el impuesto
sobre la renta, de su lectura se advierte lo siguiente: - Está dirigida a los servicios que
presten las Cooperativas de Trabajo Asociado, sin que haya precisado alguna clase
especial de estos. -Tiene efectos en los impuestos nacionales y territoriales. - Señala qué
ingresos corresponden a la Cooperativa y cuáles al asociado. - Establece expresamente
que los ingresos de la Cooperativa determinados en la forma como lo establece la
disposición forman parte de su base gravable. De acuerdo con lo anterior, la distribución
de ingresos por los servicios de las CTA determina la base gravable para este tipo de
entidades, ya que tiene efectos en los impuestos nacionales y territoriales. Restringir el
alcance de la norma al cálculo de los ingresos en el impuesto de renta, es limitar la
intención plasmada por el Legislador al hacerlo extensivo no sólo a los demás impuestos
nacionales, como sería en este caso el IVA, sino a la determinación de la base gravable
para las Cooperativas. La Sala concluye que el artículo 102-3 E.T. aplica en materia del
IVA para los servicios que en general prestan las CTA y por ser una disposición posterior
y especial para la materia objeto de regulación, prevalece respecto del artículo 447 E.T.,
para efectos de la base gravable de los servicios que presten las Cooperativas y para
periodos anteriores al 2007, toda vez que a partir la entrada en vigencia de la Ley 1111
de 2006, existe una base gravable y tarifa específicas para las CTA.
En la declaración privada, la actora liquidó el IVA de acuerdo con el artículo 102-3 E.T.,
es decir, a la tarifa del 16% y sobre el valor de las cuotas de administración y afiliación
que recibió por los contratos de prestación de servicios de trabajo asociado que ejecutó
durante el periodo. La DIAN considera que la Cooperativa debió seguir la regla general
del artículo 447 E.T. para calcular el impuesto e incluir dentro de la base gravable el
monto de las compensaciones que facturó, pues como no contaba con la autorización
para prestar servicios temporales de empleo, no tenía derecho a liquidar el gravamen
sobre la base gravable especial que señala el numeral 2° del artículo 468-3 E.T. En esta
oportunidad, la Sala resolverá la controversia según el criterio expuesto en sentencia del
27 de septiembre de 2012, exp. 18520, que se desarrolla a continuación. El artículo 468-
3 E.T., vigente para la época de los hechos, disponía: “Artículo 468-3. Servicios gravados
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con la tarifa del 7%. A partir del 1° de enero de 2003, los siguientes servicios quedan
gravados con la tarifa del 7%: (…) 2. Los servicios de aseo, los servicios de vigilancia
aprobados por la Superintendencia de Vigilancia Privada y los servicios temporales de
empleo cuando sean prestados por empresas autorizadas por el Ministerio de Protección
Social o autoridad competente en la parte correspondiente al AUI (Administración,
Utilidad e Imprevistos). Igual procedimiento se seguirá con las cooperativas de trabajo
asociado constituidas bajo los parámetros señalados en el presente numeral. (…)
PARÁGRAFO 1. A partir del 1° de enero de 2005, los anteriores servicios quedarán
gravados con la tarifa del 10%. (…)”. La norma transcrita establece una base gravable y
tarifa especiales para los servicios de aseo, vigilancia aprobados por la Superintendencia
de Vigilancia Privada, y temporales de empleo prestados por empresas autorizadas por el
Ministerio de Protección Social. Dicha base está constituida por el AUI y la tarifa es del
10% a partir del año 2005. Este tratamiento se hace extensivo a las CTA, siempre y
cuando presten los servicios antes indicados y con la autorización de las autoridades
mencionadas. En el sub-examine, la Administración asumió que la Cooperativa prestó
servicios temporales de empleo y a lo largo de la actuación administrativa discutió que la
demandante no podía acogerse a la base gravable especial prevista en el artículo 468-3
E.T., por no cumplir con el requisito allí exigido, esto es, la autorización del Ministerio de
Protección Social. Sin embargo, la Sala advierte que la demandante no se guió por esta
norma, porque la tarifa con la que liquidó el IVA fue la general del 16%, prevista en el
artículo 447 E.T. De este modo, los actos administrativos no podían desvirtuar la
actuación de la demandante con fundamento en la indebida aplicación del artículo 468-3
E.T., ya que no fue el sustento jurídico con base en el cual se liquidó el impuesto. Si se
hubiera seguido esa disposición, el impuesto se habría liquidado a la tarifa del 10% y no
del 16%, como lo hizo la demandante. Aún si la Cooperativa hubiera prestado servicios
temporales de empleo, lo cierto es que no podría aplicarse el artículo 468-3 E.T., porque
no cumple con los requisitos exigidos en la norma. Además, tal situación no la convierte
en una Empresa de Servicios Temporales y ni la DIAN ni esta jurisdicción son
competentes para establecer si la actora como CTA estaba o no autorizada legalmente
para prestar dichos servicios, ya que esa función corresponde a otras autoridades.
CONSEJO DE ESTADO
19001-23-31-000-1997-02004-01
20764A
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 26/06/2015
SECCION : SECCION TERCERA
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víctima una carga excesiva la demostración del nexo entre el daño final que padece y el
comportamiento de la entidad a la que se lo imputa. Frente a esa discusión teórica, esta
Corporación ha adoptado el criterio según el cual, la pérdida de oportunidad no es una
herramienta para identificar al autor del daño ni establecer la prueba del nexo causal
entre el comportamiento de la administración y el daño final, sino un daño con identidad
propia cuyo objeto consiste en la pérdida de un interés legítimo de recibir un beneficio o
evitar un curso perjudicial dañoso, ocasionado por la intervención u omisión de un hecho
antijurídico de un tercero.
Lo que identifica este daño autónomo, según la jurisprudencia de la Corporación son los
siguientes elementos: (i) La expectativa cierta, razonable y debidamente fundada, de
obtener una ganancia, o beneficio o de evitar un menoscabo. (…) (ii) El daño que
consiste en la pérdida de lo que se esperaba lograr o el perjuicio que se pretendía eludir.
El bien lesionado no es un derecho subjetivo sino un interés legítimo. (…) (iii)
Imposibilidad definitiva de obtener el provecho o de evitar el detrimento. La probabilidad
de obtener la ventaja debe haberse convertido en inexistente, pues si la consolidación
del daño dependiera aún del futuro, se trataría de un perjuicio eventual e hipotético, no
susceptible del reconocimiento de una indemnización que el porvenir podría convertir en
indebida. Si el resultado todavía puede ser alcanzado, el “chance” aún no estaría perdido
y nada habría por indemnizar; por tanto, si bien se mantiene la incertidumbre respecto
de si dicho resultado se iba a producir, o no, la probabilidad de percibir la ganancia o de
evitar el perjuicio sí debe haber desaparecido definitivamente del patrimonio -material o
inmaterial- del individuo porque dichos resultados ya no podrán ser alcanzados jamás.
(…) (iv) La existencia de una relación de causalidad entre la conducta positiva o negativa
de la entidad demandada y el despojo de la probabilidad cierta y razonable de alcanzar el
beneficio o de evitar el menoscabo de los derechos. Así pues, si en el acervo probatorio
se demuestra claramente que el daño final es susceptible de ser imputado a la entidad
demandada, no se configura un caso de pérdida de oportunidad, pues para esta última,
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En eventos en los que la víctima reclama por la privación de una pérdida de oportunidad
de recibir un beneficio o evitar el acaecimiento de un resultado dañoso, uno de sus
presupuestos de configuración es la existencia de un fundamento causal, es decir, una
conexión fáctica entre la conducta del agente y la frustración de las probabilidades. La
causalidad entre la conducta del accionado y la frustración de las posibilidades, es un
pilar fundamental de la responsabilidad del Estado, pues sería imposible emitir un juicio
de imputación en su contra cuando este no ha contribuido a la privación de la
oportunidad. La medida del daño y, por lo tanto, de la reparación será proporcional al
grado de probabilidad que se tenía de alcanzar el beneficio pretendido.
El cálculo debe tener como base las probabilidades reales que tenía la víctima de
conseguir el provecho esperado o de evitar la lesión, razón por la que resulta
indispensable la demostración de la existencia de la oportunidad que se pierde. Las
dificultades que implican establecer el monto resarcible de la pérdida de oportunidad no
deben ser soslayadas, pero tampoco pueden constituir obstáculos que impidan el
reconocimiento de la indemnización de ese daño autónomo. En todo caso, para efectos
de determinar el quantum de la indemnización deberá sujetarse a las pruebas que obran
en el expediente, a la revisión de casos similares y a la aplicación del principio de justicia
y equidad, para garantizar así el derecho a una reparación adecuada. (…) Sin embargo,
este no es un perjuicio independiente que se deba indemnizar separadamente de los
perjuicios materiales -daño emergente y lucro cesante- o inmateriales -daño moral y
daños a bienes constitucional y convencionalmente amparados-, ya que se limitaría a la
víctima a una categoría específica de indemnización y se la privaría de acceder a una
reparación integral frente a los efectos nocivos que afectan tanto su ámbito patrimonial
como extrapatrimonial, que pueden ser susceptibles de una respuesta reparatoria a
través de las diferentes categorías reconocidas por el Consejo de Estado.
PÉRDIDA DE OPORTUNIDAD - Acción de reparación directa por falla del servicio médica:
Fundamentos, requisitos para su procedencia o declaración
Uno de los eventos en los que con mayor frecuencia se ha resarcido el daño autónomo a
la pérdida de oportunidad es en la responsabilidad médica. Se trata de los eventos en los
cuales el resultado final se puede explicar por la enfermedad o lesión de base que
padecía el paciente, y el daño imputable a la entidad lo causa la inactividad o la
actuación indebida del profesional de la medicina, que pudiendo hacerlo, no interrumpe a
tiempo la concreción del perjuicio, comportamiento que despoja definitivamente al
paciente de la posibilidad de no sufrir un daño indeseado. (…) [En estos casos], debe
establecerse que aunque el paciente está inmerso en un curso causal dañino del cual se
puede esperar la concreción de una lesión, existe la posibilidad médica comprobada de
suspender o interrumpir el curso inexorable de esa lesión, de tal manera que si el
profesional de la salud no ejerce oportunamente sus funciones y se produce un daño al
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Al aplicar los criterios anteriores al caso concreto, se advierte que para que proceda la
reparación por pérdida de oportunidad se necesitaría que estuviera acreditado que: (i) la
sociedad (…) tenía una expectativa cierta, razonable y debidamente fundada, de obtener
una ganancia económica por la explotación del establecimiento de comercio dedicado a la
trilla del café; (ii) la Fiscalía General de la Nación privó injustificadamente de la libertad
al señor (…), socio de dicha empresa, junto con su cónyuge, (…) y, además, secuestro
los bienes muebles y enseres que integraban el establecimiento de comercio, lo cual
retardó la obtención de la licencia que debía conceder a la sociedad la Federación
Nacional de Cafeteros y el inicio de las actividades mercantiles; (ii) la sociedad
demandante se vio durante el período que más adelante se precisará, ante la
imposibilidad definitiva de obtener el lucro económico derivado de la explotación de la
empresa; y (iv) existe relación de causal entre la pérdida de oportunidad que sufrió la
sociedad de obtener la ganancia económica señalada y las actuaciones que se reprochan
a la Fiscalía General de la Nación. En efecto, este caso, la sociedad demandante se
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Se revoca la decisión de compulsar copias con el fin de que se investigue la actuación del
secuestre, dado que no se advierte la comisión de ilícito alguno. Este sólo recibió los
bienes decomisados el 23 de agosto de 1993, esto es, cuando ya habían transcurrido
cinco meses de su incautación, período en el cual estos estuvieron en custodia del
Ejército, de tal suerte que la pérdida del 80% del café que se encontraba en la trilladora
no le resulta imputable a ese colaborador de la justicia, como se dejó consignado en el
acta de recibo. Además, no existe prueba que demuestre en modo alguno que se apropió
de parte de esos bienes ni fue negligente en su cuidado, a tal punto que se hubiera estos
perdido o deteriorado por su culpa. En cambio, sí aparece probado que hizo entrega de
los mismos a sus propietarios, en la oportunidad señalada por la Fiscalía.
Cabe señalar que obran en el expediente los siguientes oficios, remitidos por distintos
despachos judiciales, a esta Corporación, en relación con el embargo de derechos
litigiosos, (…) Se dispone que por secretaría se comunique a cada uno de los Despachos
judiciales antes señalados, que se ha dictado esta sentencia, en la que se reconoce a los
señores (…), y a la sociedad (…), el derecho a recibir las indemnizaciones que aquí se
determinaron, remitiéndoles a cada uno una copia de la misma, para lo de su
competencia. La entidad demandada deberá tener en cuenta, igualmente, la existencia
de las medidas cautelares señaladas, al momento de efectuar el pago de las condenas.
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CONSEJO DE ESTADO
27001-23-31-000-2002-00806-01
34025
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : LEY 80 DE 1993 - ARTICULO 32 PARAGRAFO PRIMERO
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 27/01/2016
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : HERNAN ANDRADE RINCON
ACTOR : FONDO DE PROYECTOS DE DESARROLLO - FONADE
DEMANDADO : CON-OBRAS LTDA. Y OTRO
DECISION : ACCEDE
TEMA : ACCION DE CONTROVERSIAS CONTRACTUALES - Accede, ordena liquidación
judicial de contrato y ordena devolución de sumas dadas al contratista. Caso de contrato
de obra entre FONADE y Consorcio Harold A Muñoz M Con-Obras Ltda, en aplicación de la
excepción prevista en el parágrafo primero del artículo 32 de la Ley 80 de 1993
Para tales efectos viene a ser oportuno destacar que la liquidación del contrato,
cualquiera sea la forma en la se adopte, bilateral, unilateral, cuando a ello haya lugar, o
judicial, tiene por objeto establecer: “(i) el estado en que quedaron las obligaciones que
surgieron de la ejecución de aquel; (ii) los ajustes, revisiones y reconocimientos a que
haya lugar, según lo ejecutado y lo pagado; (iii) las garantías inherentes al objeto
contractual y excepcionalmente (iv) los acuerdos, conciliaciones y transacciones a que
llegaren las partes para poner fin a las divergencias presentadas y poder declararse a
paz y salvo”. En el presente caso, para proceder a realizar el balance de cuentas del
contrato en cuestión. NOTA DE RELATORIA: Sobre el tema ver la decisión de 20 de enero
de 2009, exp. 16796.
Para resolver sobre esta pretensión, oportuno viene a ser señalar que, de acuerdo con lo
pactado en el literal a) de la cláusula segunda del contrato, el valor de $475’227.150 fue
entregado al Consorcio a título de pago anticipado y no de anticipo como lo señaló la
parte actora en la demanda. En atención a que “el pago anticipado” se considera como
un pago del precio que, por tanto, se incorpora al patrimonio del contratista y es de su
propiedad, las partes no pactaron un plazo ni para su amortización ni para su devolución,
pues la intención contractual, cuya realización se truncó por circunstancias ajenas a la
voluntad de ambos contratantes, era desarrollar el objeto pactado, lo que justificaba el
ingreso de tal valor al patrimonio del Consorcio. Ahora bien, la anterior circunstancia no
implica en manera alguna que el Contratista no esté en la obligación de restituir la parte
del dinero que recibió, pero que no pudo ser soportada en razón del objeto, el porcentaje
de ejecución y la vigencia del contrato, puesto que el cumplimiento de lo pactado
constituía la causa para trasladar en cabeza suya la suma de dinero entregada por la
entidad a título de pago anticipado, lo contrario daría lugar a un enriquecimiento del
Consorcio frente a un correlativo empobrecimiento del FONADE, sin que mediara una
justa causa que lo sustentara. No obstante lo anterior, la determinación de la existencia
misma del valor a restituir y, por supuesto, su monto, quedó sujeta a la liquidación del
contrato, acto en el cual, como ya se dijo, se debe proceder a realizar el cruce de
cuentas para establecer el balance financiero final del negocio jurídico y comoquiera que
dicha liquidación se adopta en esta instancia judicial, no es posible considerar que a la
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fecha ya se hubieren generado intereses moratorios. Así las cosas, dado que el debate
del presente proceso recayó justamente sobre la disyuntiva de las partes en relación con
la existencia y la suma del valor a restituir por parte del Consorcio Harold A. Muñoz -
CON-OBRAS Ltda., a favor del FONADE, la Sala considera que no hay lugar al
reconocimiento de intereses de mora en este caso, toda vez que el asunto vino a ser
definido en la presente providencia y, por tal razón, la obligación de restituir dichos
saldos solo surge de manera clara, expresa y exigible, a partir de la ejecutoria de la
presente providencia.
El saldo a restituir a cargo de la parte demandada, deberá ser actualizado desde la fecha
de entrega del pago anticipado, hasta la fecha de la presente procidencia.
CONSEJO DE ESTADO
13001-23-31-000-2005-01380-01
37500
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : LEY 1437 DE 2011 – ARTÍCULOS 86 Y 87 / LEY 115 DE 1994
- ARTÍCULO 147 / LEY 80 DE 1993 / LEY 80 DE 1993 – ARTÍCULOS 5 Y 27.
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 30/03/2017
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : RAMIRO PAZOS GUERRERO
ACTOR : COMPUELECTRO LTDA.
DEMANDADO : DEPARTAMENTO DE BOLÍVAR
DECISION : ACCEDE
TEMA : ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA / FUENTE DEL DAÑO / FACULTAD DEL JUEZ
PARA DEFINIR CAUCE PROCESAL ADECUADO / PRINCIPIO IURA NOVIT CURIA -
Aplicación / GARANTÍA DE ACCESO A LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA / ACCIÓN DE
CONTROVERSIAS CONTRACTUALES - Vía procesal adecuada
iura novit curia establecer a partir de los fundamentos facticos invocados en la demanda
el cauce procesal adecuado para resolver la controversia. Debe precisarse igualmente
que el ordenamiento jurídico es el que determina la procedencia de la acción y no el
actor, en tanto para cada causa hay una acción (…) En consecuencia, en garantía del
acceso a la administración de justicia del actor se analizará el presunto desequilibrio de
las condiciones contractuales a raíz de la regulación impuesta por el Departamento de
Bolívar que afectó el cumplimiento de las obligaciones contraídas en su ejecución, y la
posible responsabilidad por incumplimiento de las entidades educativas contratantes con
el consecuente reconocimiento de perjuicios causados, asunto que en los términos del
artículo 87 del Código Contencioso Administrativo, podía demandarse a través de la
acción contractual.
[L]as partes del contrato están facultadas para reclamar ante la jurisdicción contenciosa
administrativa la existencia, su nulidad, su incumplimiento, la revisión y el consecuente
reconocimiento de los perjuicios causados. No obstante, en el asunto sub examine se
advierte que las instituciones educativas contratantes no tienen capacidad para
comparecer por sí mismas al proceso, en tanto carecen de personería jurídica, aunque sí
tienen capacidad para contratar a través de su representante legal (…) [L]a Ley 115 de
1994 delimitó la naturaleza y condiciones de los establecimientos educativos (…) La
misma normativa previó que las Nación y las entidades territoriales ejercerían la
dirección y administración de los servicios educativos en los términos señalados por la
Constitución y la ley (Art. 147). Debe indicarse entonces, que los establecimientos
educativos estatales no poseen personería jurídica y pertenecen a la entidad territorial
que haya efectuado su reconocimiento de carácter oficial (…) [S]i bien la ley 80 de 1993
atribuye a los jefes y representantes legales de la entidades estatales la competencia
para celebrar contratos y sólo mediante delegación a los servidores públicos que
desempeñen cargos de nivel directivo o ejecutivo, en el evento que ocupa la atención de
la Sala, se advierte que existe una habilitación legal para que el rector de la institución
educativa pueda celebrar contratos para la administración de recursos que hacen parte
de los denominados fondos de servicios docentes.
2º. Que ese hecho altere de manera anormal y grave la ecuación económica del contrato,
es decir que constituya un álea extraordinaria, que hace mucho más onerosa su
ejecución para una de las partes. 3º. Que esa nueva circunstancia, no hubiere sido
razonablemente previsible por las partes. 4º. Que esa circunstancia imprevista, dificulte
la ejecución del contrato, pero no la imposibilite. NOTA DE RELATORÍA: sobre el tema,
cita sentencias de la Sección Tercera de 18 de enero de 2012, exp. 20459 y de 25 de
agosto de 2011, exp. 14461.
La Sala debe precisar que la parte demandante reclama también el pago de valores
adeudados por las instituciones educativas en periodos previos a la expedición de la
ordenanza y el decreto reglamentario, a consecuencia de dificultades presentadas en el
recaudo correspondiente hasta el año 2002 (…) Al respecto, habiéndose adecuado al
cauce contractual la demanda instaurada por el actor, la interpretación que merece el
pedimento formulado no es otra que la del incumplimiento de la obligación de pago a
cargo de las instituciones educativas referidas, durante el periodo previo a la entrada en
vigencia de la ordenanza que decretó la gratuidad del servicio educativo en el
Departamento de Bolívar (…) De los textos contractuales se extrae que para el año
lectivo 2000, las instituciones educativas se obligaron a recaudar por alumno una suma
correspondiente a treinta y cinco mil pesos ($35.000) y cuarenta mil pesos ($40.000).
Para los años 2001 a 2004 sería recaudada la suma inicialmente prevista incrementada
con los índices previstos por el DANE (…) De las pruebas reseñadas, la Sala concluye que
las entidades contratantes dejaron de recaudar y en consecuencia omitieron el pago al
contratista de la suma adeudada para el periodo 2002, en consideración de ello se
acredita el incumplimiento de las entidades contratantes, cuya indemnización debe
procurarse en esta oportunidad. Empero, ha de tenerse en cuenta que en esta misma
anualidad entró en vigencia la ordenanza n.º 15 del 21 de noviembre de 2002,
circunstancia que habrá de observarse al momento de la liquidación de los perjuicios
pecuniarios reclamados, para distinguir el que corresponde al incumplimiento y aquel que
por imprevisión deba reconocerse al contratista.
De entrada la Sección Tercera ha considerado que no existe previsión legal que imponga
la discriminación de los conceptos de administración, imprevistos y utilidades (AIU) por
parte del contratista al momento de presentar su propuesta, cuando el juez deba calcular
la utilidad esperada para indemnizar los perjuicios reclamados por éste (…) En aquellos
eventos en que no se acredita la utilidad esperada por el contratista con su ejecución, la
Sala ha establecido el valor del AIU a partir del promedio entre varios contratos de
objeto similar, verbigracia en contratos de obra pública, sin embargo, en este caso no se
tiene dicho parámetro de comparación. En consecuencia, en ejercicio del arbitrio judicial,
se estima un porcentaje del 15% por AIU para la tipología contractual analizada, del cual
se establece un 5% de utilidad, en consideración a las actividades que implicaban la
puesta en marcha del contrato diseñado por las partes, en este caso, la adecuación de
una sala de informática (con acometidas eléctricas, instalación de acondicionador de aire,
reguladores de voltaje, mesas y sillas para computadores), suministro de computadores,
mantenimiento preventivo y correctivo y asesoría. NOTA DE RELATORÍA: Sobre el tema
cita sentencias de la Sección Tercera de 28 de agosto de 2003, exp. 17554 y de 14 de
octubre de 2011, exp. 20811.
CONSEJO DE ESTADO
05001-23-33-000-2013-01826-00
57576
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : DECRETO 2090 DE 1989 - ARTÍCULO 7.1.2. / DECRETO
2090 DE 1989 - ARTÍCULO 7.1.3. / LEY 80 DE 1993 - ARTÍCULO 27 / LEY 1150 DE 2007
- ARTÍCULO 4 / LEY 1437 DE 2011, CPACA - ARTÍCULO 44 / LEY 1437 DE 2011, CPACA -
ARTÍCULO 150 / LEY 1437 DE 2011, CPACA - ARTÍCULO 152 NUMERAL 1
NORMA DEMANDADA : CIRCULAR 000073 DE 2013 (4 de febrero) EXPEDIDA POR
SECRETARÍA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA (No anulada) / CIRCULAR
000221 DE 2013 (18 de junio) EXPEDIDA POR SECRETARÍA GENERAL DEL
DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA (No anulada)
FECHA : 19/07/2018
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : MARTA NUBIA VELÁSQUEZ RICO
ACTOR : CÁMARA COLOMBIANA DE LA INFRAESTRUCTURA - SECCIONAL ANTIOQUIA
DEMANDADO : DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA
DECISION : NIEGA
TEMA : MEDIO DE CONTROL DE NULIDAD - Niega. Caso acto administrativo en asunto
contractual / ACTO ADMINISTRATIVO - Caso circular directriz para el reconocimiento y
pago de imprevistos en contratos estatales que celebre el Departamento de Antioquia /
TEORÍA DE LA IMPREVISIÓN EN CONTRATO ESTATAL / NULIDAD DE ACTO
ADMINISTRATIVO POR FALSA MOTIVACIÓN - Niega
NOTA DE RELATORÍA. Síntesis del caso. Se solicitó la nulidad de la circular No. 000073
del 4 de febrero de 2013, expedida por la Secretaría General del Departamento de
Antioquia, por medio de la cual se expidió la ‘Directriz para el reconocimiento y pago de
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De conformidad con el artículo 150 y el numeral 1 del artículo 152 del CPACA, esta
Corporación es competente para conocer de la apelación de la sentencia dictada por el
Tribunal Administrativo de Antioquia, dado que se trata de un asunto en el que se
persigue la nulidad de una circular que para este preciso caso tiene la naturaleza de un
acto administrativo de carácter general expedido por un organismo del orden
departamental.
El artículo 39 del Decreto-ley 222 de 1983 dispuso que los honorarios de los contratos de
consultoría se fijarían de acuerdo con las tarifas que establecieran las asociaciones
profesionales que tuvieran el carácter de cuerpo consultivo del Gobierno Nacional y que
fueran aprobadas por este. Fue dentro de ese contexto que el Gobierno expidió el
Decreto 2090 de 1989. (…) Lo anterior permite deducir que el reglamento aprobado (…)
era obligatorio respecto de las entidades sometidas al Decreto-ley 222 de 1983, en
particular cuando ellas suscribieran contratos de consultoría, razón por la cual, con la
derogatoria expresa que hizo la Ley 80 de 1993 del mismo, en vigencia del ECGAP el
Decreto 2090 de 1989 ya no podría resultar obligatorio para las entidades estatales que
suscribieran contratos de consultoría regidos por dicho nuevo Estatuto. (…) En ese
sentido, más allá de cualquier discusión en torno a la naturaleza del Decreto 2090 de
1989, lo cierto es que este fue expedido para que en la fijación de los honorarios de –
únicamente – los contratos de consultoría sometidos al Decreto-ley 222 de 1983 se
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El cargo de la parte actora señala que las instrucciones impartidas en las circulares
demandadas desconocen los elementos que, desde el punto de vista técnico, debe tener
el precio de una obra o servicio, con base en lo cual concluye que la Gobernación de
Antioquia ejerció sus atribuciones de manera caprichosa o arbitraria, excediendo los
límites de la discrecionalidad técnica. (…) De conformidad con lo anotado en el acápite de
esta providencia denominado “El objeto de las circulares demandadas”, se observa que el
contenido de dichos actos se encuentra orientado a que en el precio de la oferta no sean
considerados los riesgos imprevisibles, esto es, los que estén por fuera del alcance del
deber contenido en el artículo 4 de la Ley 1150 de 2007, sin perjuicio de que sí se
incluya una partida en el presupuesto oficial del proceso de selección que garantice su
reconocimiento y pago, con cargo al saldo que quede en el Certificado de Disponibilidad
Presupuestal. (…) Para la Sala es claro que las instrucciones previstas en las circulares
demandadas hacen eco del alcance de la teoría de la imprevisión, como causa propia del
desequilibrio financiero del contrato estatal, cuyos eventos, a diferencia de los riesgos
previsibles del artículo 4 de la Ley 1150 de 2007, no impactan ex ante el precio del
contrato, aun cuando sí deben reconocerse ex post al contratista de llegar a acaecer los
mismos durante la etapa de ejecución contractual. (…) las circulares demandadas
atienden en la referida materia las directrices de esta Corporación, que ha reconocido la
teoría de la imprevisión como concepto jurídico en el contexto del desequilibrio
económico del contrato, sin necesidad de aplicar conceptos o criterios de naturaleza
técnica. Por esa razón, no observa la Sala que los actos en cuestión hayan podido
exceder ningún límite de la discrecionalidad técnica. Lo dicho justifica, además, que en
este caso la Sala no haya tenido necesidad de acudir a los testimonios practicados en el
marco de este proceso. (…) Por virtud de lo expuesto el cargo no prospera. NOTA DE
RELATORÍA. Problema jurídico. ¿Las Circulares 000073 y 000221 de 2013 trasgreden los
criterios legales que fijan los riesgos e imprevisión en los contratos estatales, por
exceder la discrecionalidad técnica?.
En este punto es preciso advertir que dicho reconocimiento puede acontecer respecto de
prestaciones que fueron ejecutadas en condiciones de desequilibrio financiero y
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CONSEJO DE ESTADO
25000-23-26-000-2003-01082-01
38339
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO :
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 16/08/2018
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : STELLA CONTO DÍAZ DEL CASTILLO
ACTOR : SOCIEDADES CONCONCRETO S.A. Y AGREGADOS GARANTIZADOS DEL NORTE
S.A.
DEMANDADO : IDU
DECISION : ACCEDE
TEMA : ACCIÓN DE CONTROVERSIAS CONTRACTUALES / CONTRATO DE OBRA -
Construcción de la Estación de Cabecera y el Patio (garaje) de la troncal Américas,
Transmilenio / ACTO DE ADJUDICACIÓN DE CONTRATO – Pretensión de nulidad /
RECHAZO DE LA OFERTA / SUBSANIBILIDAD DE LA OFERTA / REQUISITOS
HABILITANTES - Presentación de certificado de existencia y representación / DEBIDO
PROCESO - Violación / PRINCIPIO DE IGUALDAD - Desconocimiento / PERDIDA DE
OPORTUNIDAD - Configurada
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Las pruebas que reposan en la actuación dan cuenta del actuar irregular de la
administración en el rechazo de su propuesta. Esto, en la medida en que la decisión se
fundó en que la sociedad Conconcreto S.A. no acreditó la existencia y representación
legal de su sucursal en Bogotá, tampoco la capacidad de contratación de quien fungía
como representante. Documentos no necesarios para la comparación de ofertas, en
cuanto habilitan la propuesta y de ahí su carácter subsanable. Por tanto, la entidad no
podía, como lo hizo, rechazar el ofrecimiento. Aunado a lo anterior, revisado el contenido
de la oferta del Consorcio Transmilenio ACC, se observa que, si bien fueron aportados los
certificados de existencia y representación de las sociedades Agregados Garantizados del
Norte S.A. y Conconcreto S.A., última respecto de la cual el certificado hace referencia a
la casa o sede principal, esto es la ubicada en Itagüí (fls. 18-38 cuaderno 6) y se allegó
el Registro Único de Proponentes de ambos integrantes del consorcio; empero, respecto
de Conconcreto S.A., solo referido a la sede principal (fls. 54-84 cuaderno 6), la Sala
comparte el argumento de la parte actora, en el sentido de establecer que “no son
personas jurídicas independientes”, “tampoco existen registros únicos de proponentes
como sucursales tenga una sociedad, ya que lo que el mismo busca es precisamente un
manejo centralizado y único”. Es de anotar que, contrario a lo que adujo el IDU, el hecho
de que no se hubiera aportado el certificado de existencia y representación de uno de los
integrantes del proponente, en nada afectaba la capacidad jurídica de la persona moral
como requisito habilitante para participar en el proceso de selección.
[L]a Sala considera que le asiste razón a la parte actora cuando señaló que el IDU
interpretó la ausencia del certificado de existencia y representación legal como un
requisito subsanable, en la medida en que permitió, a uno de los oferentes, subsanar la
propuesta. Ello ocurrió con el Consorcio Crecer, a quien, mediante oficio n.º 024977 de
21 de marzo de 2003, el comité evaluador de la entidad lo requirió para subsanar, sin
que se permitiera al Consorcio Trasmilenio ACC. De donde, no se explica el trato desigual
de la entidad pública licitante frente a situaciones similares de dos proponentes. No es
válido que el IDU haya solicitado a un proponente que adjuntara el certificado de
existencia y representación legal y que a otro proponente, en nuestro caso el Consorcio
Transmilenio ACC, no se le haya solicitado el mismo documento, cuando el IDU detectó
su ausencia en la propuesta. De ahí que proceda declarar la nulidad del acto
administrativo acusado. Esto, en la medida en que el rechazo de la oferta fue
injustificada. En tales condiciones, teniendo en cuenta las circunstancias que atrás se
precisaron y las pruebas allegadas y practicadas en el proceso, la Sala encuentra
acreditado el desconocimiento de los principios de legalidad, igualdad y selección
objetiva, por lo que habrá de revocar la sentencia impugnada, para, en su lugar, declarar
la nulidad del acto demandado.
Toda vez que en el caso concreto no es posible discriminar dentro del valor del contrato
los costos, de la utilidad esperada, la Sala acudirá a los criterios fijados para determinar
la suma a indemnizar. Sobre el particular, es de anotar que la Sección Tercera ha
considerado que, si bien no existe previsión legal que imponga la discriminación de los
conceptos de administración, imprevistos y utilidades (AIU) por parte del contratista al
momento de presentar su propuesta, el juez puede, con elementos debidamente
fundados y probados, calcular la utilidad esperada promedio, aplicable en casos
similares, para indemnizar los perjuicios reclamados por éste (…) En aquellos eventos en
que no se acredita la utilidad esperada por el contratista con su ejecución, la Sala ha
establecido el valor del AIU a partir del promedio entre varios contratos de objeto similar,
verbigracia en contratos de obra pública, sin embargo, en este caso no se tiene dicho
parámetro de comparación. En consecuencia, en ejercicio del arbitrio judicial, se estima
un porcentaje del 15% por AIU para la tipología contractual analizada, del cual se
establece un 5% de utilidad.
CONSEJO DE ESTADO
05001-23-31-000-1997-02386-01
45020
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : LEY 80 DE 1993 / DECRETO 222 DE 1983 / LEY 80 DE 1993
– ARTÍCULO 75
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 07/10/2019
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : ALBERTO MONTAÑA PLATA
ACLARACION DE VOTO / RAMIRO PAZOS GUERRERO
ACTOR : GABRIEL JAIME MARTÍNEZ SOLÍS
DEMANDADO : DEPARTAMENTO DE ANTIOQUIA
DECISION : NIEGA
TEMA : ACCIÓN DE CONTROVERSIAS CONTRACTUALES / INCUMPLIMIENTO DEL
CONTRATO / RESOLUCIÓN DEL INCUMPLIMIENTO DEL CONTRATO
[L]a Ley 80 de 1993 derogó el Decreto 222 de 1983 y, de esta manera, la competencia
de las entidades para declarar incumplimientos unilateralmente. Por consiguiente, como
bien lo señaló el Tribunal, el Departamento de Antioquia no tenía competencia para,
unilateralmente y mediante un acto administrativo, declarar el incumplimiento del
contrato […].
[C]omo la modalidad de pago del contrato […] fue la de precios unitarios, la entidad
únicamente debía pagar al contratista el valor de las cantidades efectivamente
ejecutadas multiplicado por los respectivos precios unitarios.
[E]n la medida en que el contrato de obra […] era un contrato de obra a precios
unitarios, […] el AIU se encontraba incluido en los precios unitarios […].
[L]a Sala considera que el perjuicio que se hubiera podido generar por la expedición de
las anuladas Resoluciones […] sería un daño emergente como consecuencia del pago que
[el demandante] realizara […] por concepto del siniestro de cumplimiento y […] por
concepto del siniestro de anticipo […]. Sin embargo, al no existir prueba del pago
realizado por el demandante, se tiene que estos perjuicios no se acreditaron, y en
consecuencia, no habrá lugar a proferir condena alguna en ese sentido.
NOTA DE RELATORÍA: Providencia con aclaración de voto del magistrado Ramiro Pazos
Guerrero.
CONSEJO DE ESTADO
25000-23-26-000-2009-00858-01
60558
SENTENCIA
SUSTENTO NORMATIVO : CÓDIGO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO – 82 / LEY 446
DE 1998 – ARTÍCULO 30 / LEY 1107 DE 2006 – ARTÍCULO 1 / CÓDIGO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO – ARTÍCULO 87 / LEY 80 DE 1993 / CÓDIGO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO – ARTÍCULO 136 / LEY 640 DE 2001 – ARTÍCULO 21 / CÓDIGO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO – ARTÍCULO 87 / LEY 80 DE 1993 – ARTÍCULO 28 /
CÓDIGO CIVIL / CÓDIGO DE COMERCIO – ARTÍCULO 897 / LEY 80 DE 1993 – ARTÍCULO
13 / CÓDIGO DE COMERCIO / LEY 80 DE 1993 – ARTÍCULO 24
NORMA DEMANDADA :
FECHA : 12/12/2019
SECCION : SECCION TERCERA
PONENTE : MARTA NUBIA VELÁSQUEZ RICO
ACTOR : LIBERTY SEGUROS S.A.
DEMANDADO : INSTITUTO DE DESARROLLO URBANO – IDU
DECISION : NIEGA
TEMA : ACCIÓN DE CONTROVERSIAS CONTRACTUALES - Accede
[S]e advierte que ninguno de los argumentos de los recursos de apelación interpuestos
por las partes contra la sentencia de primer grado se dirigió a censurar la naturaleza de
la decisión atacada, en tanto se centraron en debatir los efectos económicos adversos
que de allí se derivaron para cada de los extremos del contrato No. 57 de 2004. Al
respecto, la Sala considera que de la forma y contenido de la decisión en comento se
pueden desprender los elementos característicos de un acto administrativo, máxime
cuando ese fue el tratamiento que frente al particular le dieron las partes. […] [L]a Sala
estima pertinente recordar que con independencia del rótulo o denominación que se le
otorgue, la decisión de la Administración adquirirá el carácter de acto administrativo
definitivo siempre que entrañe los siguientes elementos: Manifestación unilateral de la
voluntad de una autoridad, Expedida en ejercicio de una función administrativa, y Que
produzca efectos dirigidos a crear, modificar o extinguir una situación jurídica de carácter
general o particular.
A propósito del tema relativo a la liquidación bilateral de los contratos, la Sección Tercera
de esta Corporación, de manera uniforme y reiterada ha considerado que, una vez el
contrato se liquida por mutuo acuerdo entre las partes, el documento en el que consta
contiene un consenso de los extremos contratantes que no puede ser desconocido
posteriormente ante la instancia judicial por parte de quien lo suscribe, salvo que se
invoque algún vicio del consentimiento (error, fuerza o dolo) o se deje expresa
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[S]e recuerda que el principio del equilibrio económico del contrato regulado por el
artículo 27 del citado compendio legal cumple una función orientadora en la labor
interpretativa del clausulado obligacional, caso en el cual, ante una previsión poco clara,
incompleta o confusa, por disposición directa del Estatuto de Contratación Estatal, habrá
de privilegiase aquella exégesis que propenda por garantizar la equivalencia entre
prestaciones y derechos de las partes.
[E]n el escenario del contrato estatal la prueba del daño, aunque no está sometida a una
tarifa legal, se torna más exigente, puesto que -en casos como el que ahora ocupa la
atención de la Sala- al contratista le corresponde allegar al proceso las pruebas de su
ocurrencia, siendo una de ellas el mayor gasto en la ejecución del contrato, la cual debe
acreditar con base en sus respectivos soportes y registros contables. […] [E]sta Sala ha
sostenido que la prueba de la ruptura de la ecuación financiera del contrato impone el
análisis macroscópico o consolidado del resultado económico, concepto que cobija el
precio total reconocido y pagado del contrato, no solo el de la cuenta o del respectivo
ítem que se alega como causa o fuente del desequilibrio.
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