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Alimentación materna durante la gestación como génesis

de la salud inmunológica.
Uno de los principales objetivos de la intervención nutriológica en la etapa del embarazo es
“mantener la duración gestacional adecuada y prevenir el parto prematuro” Escott-Stump, S.
(2016). También se hace evidente el cubrir todos los requerimientos nutricionales de la futura
madre y en la vox poluli, se maneja comer por dos (adultos) cuando las recomendaciones son
contrarias (Sánchez-Muniz, F.J., Gesteiro, E., Espárrago Rodilla, M., Rodríguez Bernal, B. y
Bastida, S., 2013), ya que nutrición del feto consta de etapas en las cuales no necesariamente
aumenta el requerimiento calórico de la madre, sin embargo, la calidad de los alimentos, su
variedad, inocuidad y suficiencia le darán a esta y al producto los nutrientes necesarios y
suficientes para afrontar tan sensible etapa. A continuación, revisaremos cuál es la importancia
de una buena nutrición durante el embarazo y lactancia, si el rol de género afecta en la
alimentación de las mujeres embarazadas y lactantes y los requerimientos de macro y
micronutrientes para ambas etapas.

Nutrición en el embarazo

Se sabe que la duración media u optima de un embarazo son 40 semanas, las cuales pueden ser
menos, donde el recién nacido puede ser prematuro -de 36 o menos semanas- o a término
temprano – de 37 a 38 semanas de gestación- mientras que estamos hablando de un postérmino
cuando el embarazo llega a las 42 semanas de gestación (IntraMed, 2015, febrero 16). Los
cambios sufridos tanto por la madre como por el feto son bastantes, sin embargo, algo lo que
poco se habla es de las fases nutricionales del producto, las cuales son 3 según menciona
Sánchez-Muniz, et. al. (2013): La fase histiotrófica, la fase histiotrófica-placentaria y la
placentaria, en cada una de estas el nuevo ser, va alimentándose de diferente manera, a saber,
que, en la primera fase -la histiotrófica- donde aún no es percibido ni notorio el embarazo,
siquiera por la madre -entre la semana cero y final de la tercera- el embrión se alimenta
directamente de los sustratos contenidos en el útero materno (Surco, J., 2014), por lo que no solo
afecta negativa o positivamente al embrión, la alimentación de la madre durante el embarazo,
sino que el estado nutricional de la madre previo a la concepción tiene relevancia tanto para
lograr el embarazo y llevarlo a termino como para garantizar que el nuevo bebé recibe desde su
concepción todos los nutrientes requeridos, de ahí tanto hincapié en la utilización de ácido fólico
por ejemplo, previa a la búsqueda de un embarazo, sin embargo es solo un micronutriente entre
la variedad de los cuales necesita, que no deja de ser uno importante, sin embargo no podemos
basar toda nuestra salud y la del nuevo ser en un solo elemento, es necesario que la futura madre,
esté consciente de la importancia que tiene para ella y su bebé, la alimentación adecuada, inocua,
suficiente y variada.
Tras la llegada de la semana cuatro de gestación y hasta finales de la semana 8, la alimentación
del embrión se encuentra en una segunda fase, la fase histiotrófica-placentaria, aquí sigue sin
haber madurado aún la placenta, la cual ya está en formación, y es como el embrión en esta fase
se alimenta histiotróficamente, pues como ya mencionamos la placenta aun no está lista, y
también se alimenta de la circulación útero-placentaria primitiva (Surco, J., 2014). En esta etapa
de crecimiento fetal acelerado del primer trimestre, ocurren entre el 50-70 % de los abortos
espontáneos, de entre los cuales tan solo un 10 - 15% de los embarazos son detectados por la
madre, la mayoría de estas perdidas ocurre antes de la semana 8(González, M., 2016), justo en
las dos primeras etapas cuando el embrión aun no llega a su fase de alimentación placentaria,
pues tan solo el 3% de las perdidas gestacionales en este primer trimestre, ocurren después de la
semana 8 (Surco, J., 2014).

Todo esto nos dice que las reservas energéticas de la madre deben estar en las mejores
condiciones para afrontar un embarazo y no afectar su salud o la del bebé. Habíamos
mencionado la importancia que se le da al ácido fólico desde antes del embarazo y en las
primeras semanas, sin embargo, no podemos dejar de lado por ejemplo a la vitamina D, y que
como ya mencionamos no podemos basar la salud del bebé en un solo elemento, la vitamina D
ayuda a la formación y maduración tanto del feto como de la placenta y que como ya revisamos
es importante que se de está maduración pues a partir de la semana 9 el embrión se alimentará de
los nutrientes que esta le aporte (fase de nutrición placentaria).

Al llegar a la fase placentaria, el papel de la madre sigue siendo vital, sin embargo -en la mayoría
de los casos- el embarazo ya se ha hecho manifiesto y la madre pone especial cuidado en lo que
come, o por lo menos “come por dos”, por lo que en esta etapa también sigue siendo importante
la calidad y cantidad de alimentos que ingiere, ya que al entre tejer cada célula desde la etapa de
cigoto-mórula, se está diseñando un nuevo ser, y con ello sus órganos de los cuales dependerá
para vivir, así como de un sistema inmune el cual le traerá consecuencias ya sea positivas o
negativas desde su gestación al nacimiento y por el resto de su vida, tan es así que la
nutrigenómica menciona que nuestro fenotipo será el resultado de la interacción de los nutrientes
sobre nuestros genes (Sánchez-Muniz, et. al., 2013).

Las enzimas placentarias están programadas para obtener ácidos grasos de las lipoproteínas de
muy baja densidad de la madre y las modificaciones genéticas, epigenéticas, y nutricionales
condicionarán no solo el nivel y la composición de estas enzimas sino también la concentración
y la actividad, así como la transferencia placentaria (Sánchez-Muniz, et. al., 2013); si la madre
tiene un constructo social muy arraigado como el rol de género, donde se le exige a la mujer ser
esbelta, y cuidar mucho su alimentación, probablemente sus reservas de ácidos grasos no sean
optimas, o si por el contrario es una mujer de talla grande, sus reservas serán diferentes. Es
importante hacer hincapié en la futura madre que las grasas no son sus enemigas, que el termino
calorías no significa subir de talla, que los carbohidratos son la principal fuente de energía y
sobre todo que “el feto está especializado preferentemente para utilizar glucosa” (Sánchez-
Muniz, et. al., 2013), por lo que requiere de un aporte suficiente de carbohidratos, de preferencia
complejos, ya que el sistema inmune de la madre y el feto se encuentran comunicados de manera
bilateral (Universidad A Distancia de México, 2018) y es consabido que todas la Ig y muchos
otros factores del complemento se encuentran glicosilados; las cadenas de HC unidas a las
proteínas cumplen varias funciones del sistema inmunitario el cual está en formación junto con el
resto del nuevo ser.

Así las grasas son importantes en el funcionamiento del sistema inmunitario, por ejemplo los
ácidos grasos OMEGA-3 tienden a inhibir las respuestas inmunitarias excesivas, que están
asociadas con enfermedades inflamatorias crónicas, mientras que los OMEGA-6 tienen un efecto
proinflamatorio, lo que le permite al sistema inmunológico crear una homeostasis en las
respuestas inflamatorias (Henufood., s.f.), por lo que es importante acercar esta información a la
nueva madre a modo que tenga todas las herramientas posibles para llevar una dieta lo más sana
y equilibrada posible.

De igual forma todos estos cambios en la dieta, también para la madre traerán beneficios, ya sean
inmediatos -durante el embarazo- como incrementar los alimentos con vitamina B6 para
disminuir las náuseas (Bernardier, C., Dwyer, J. y Feldman, E., 2008) y no llegar al grado de
hiperémesis (Escott-Stump, S., 2016), o para prevenir la preeclamsia, por ejemplo, en mujeres
con concentraciones altas de citocinas inflamatorias, donde se le prescribe una dieta
antiinflamatoria (Escott-Stump, S., 2016), y como ya cometamos arriba, los omega-3 nos
ayudan con esta respuesta antiinflamatoria (Henufood., s.f.), también un cambio de dieta nos
puede traer beneficios para prevenir diabetes gestacional o el estreñimiento, que son de los
padecimientos más comunes en el embarazo y con una dieta bien llevada pudieran evitarse o
mejorarse los síntomas, así como problemas en el parto o postparto, tanto para la madre como
para el bebé.

Por lo que sugerimos consultar la siguiente tabla comparativa de micro y macronutrientes


diarios, necesarios en la dieta de una mujer gestante y madre lactante.

Nutrimento Gestante Lactante


1 tr 2403kcal +10 0-6 meses +330 kcal/día
Calorías 2 tr 2403kcal +340 6-12 meses +400 kcal/ día
3 tr 2403kcal +452
1 tr 1.1/ g/kg/ día 1.1/ g/kg/ día
Proteína 2 tr +6 / g/ día
3 tr +11 / g/ día
B1 Tiamina 1.4 mg 1.4 mg
B2 Riboflavina 1.4 mg 1.6 mg
B3 Niacina 18 mg 17 mg
B5 Acido pantoténico 6 mg 7 mg
B6 Piridoxina 1.9 mg 2mg
B12 Cianocobalamina 2.6 g 2.8 g
Vitamina A 770 g 1300 g
Vitamina C 85 mg 120 mg
Vitamina E 15 mg 19 mg
Vitamina K 90 g 90 g
Calcio 1000 mg 1300 mg
Cobre 750 g 1150 g
Cromo 26 g 42 g
Flúor 3 mg 3 mg
Folato 600 g 500 g
Fósforo 700 mg 700 mg
Hierro 27 mg 9 mg
Magnesio 285 mg 310 mg
Selenio 60 g 70 g
Yodo 220 g 290g
Zinc 11 mg 12 mg
Fuentes de esta tabla: Bernardier, C., Dwyer, J. y Feldman, E. (2008), Palafox, M. y Ledesma, J.
(2015), Escott-Stump, S. (2016), y Universidad A Distancia de México (2018, b).

Conclusiones

Es interesante conocer como es que la alimentación fetal consta de 3 etapas (Sánchez-Muniz, et.
al., 2013), y como en cada una de ellas afecta de manera diferente la alimentación de la madre,
pues en las 3 primeras semanas se alimentará de las reservas encontradas en el útero, y
posteriormente termina alimentándose por vía placentaria y sobre todo con conciencia total del
embarazo y de la necesidad de llevar una alimentación más balanceada, inocua, variada y
suficiente, para afrontar los requerimientos calóricos del segundo y tercer trimestre de gestación
y en la que pudiera estar a tiempo de corregir deficiencias nutrimentales tanto en ella como en el
feto..
Por lo que la alimentación en el embarazo no es precisamente el génesis de la salud
inmunológica del nuevo ser, sino que el tipo de alimentación que haya tenido la madre, previo a
la concepción y las reservas nutricionales con las que cuente en el momento, habrán de marcar la
pauta para la formación y fortalecimiento del sistema inmune del nuevo bebé.
Referencias

Bernardier, C., Dwyer, J. y Feldman, E. (2008). Nutrición y alimentos 2 ed. Mc Graw Hill
Interamericana Editores, S.A. de C. V. México D.F.

Escott-Stump, S. (2016). Nutrición, diagnóstico y tratamiento 8 ed. Wolters Kluwer. Barcelona


España.

González, M. (2016). Pérdida gestacional. Revista médica de costa rica y centroamerica LXXIII
(619) Pp. 309 - 315. Recuperado de http://www.binasss.sa.cr/revistas/rmcc/619/art19.pdf

Henufood. (s.f.). Alimentación en la mujer. Etapa I: Gestación y Lactancia. Recuperado de


http://www.henufood.com/nutricion-salud/mejora-tu-salud/sistemainmunitario/
index.html#superior

IntraMed. (2015, febrero 16). Definición de embarazo a término. IntraMed.

Palafox, M. y Ledesma, J. (2015). Manual de fórmulas y tablas para la intervención


nutriológica. Tercera edición. Mc Graw Hill Interamericana Editores, S.A. de C. V. México
D.F.

Sánchez-Muniz, F.J., Gesteiro, E., Espárrago Rodilla, M., Rodríguez Bernal, B. y Bastida, S.
(2013). La alimentación de la madre durante el embarazo condiciona el desarrollo pancreático, el
estatus hormonal del feto y la concentración de biomarcadores al nacimiento de diabetes mellitus
y síndrome metabólico. Nutrición Hospitalaria, 28(2):250-274. Recuperado de
http://scielo.isciii.es/pdf/nh/v28n2/02revision01.pdf

Surco, J. (2014). Alimentacion fetal. Revista de Actualización Clínica Volumen 42, Pp.2238-
2242. Recuperado de http://www.revistasbolivianas.org.bo/pdf/raci/v42/v42_a13.pdf

Universidad A Distancia de México (2018). Influencia de la alimentación materna en el


desarrollo del sistema inmunitario. Nutrición e inmunidad: influencia de los nutrientes sobre el
sistema inmunitario. UnADM, México.

Universidad A Distancia de México (2018, b). Nutrición en el ciclo de la vida I: U1 Nutrición y


alimentación durante el embarazo y lactancia. México: DCSBA

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