Está en la página 1de 3

¿Cómo lograr que los demás te respeten?

Edith Sánchez · 26 enero, 2019

Este artículo ha sido verificado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González el 10
noviembre, 2017

Para lograr que los demás te respeten, empieza respetándote a ti mismo. Inicia un camino hacia el
interior donde despertar valías, valores, fortalezas, autoestimas y dignidades.

 Los 6 pilares de la autoestima, según Nathaniel Branden

 Conoce tu valor y no te conformes

 ¿Autoestima o autorrespeto?

No puedes lograr que los demás te respeten si primero, no tienes una idea clara de qué es el
respeto. Tampoco aspiraremos a esta competencia psicológica si no logramos antes de nada,
respetarnos a nosotros mismos, cultivar el amor propio y una buena autoestima. Pocos
«músculos» del bienestar emocional son tan imprescindibles a la hora de atender en el día a día.

Por otro lado, hay un aspecto que no podemos descuidar. Hay que ser despierto a la hora de
percibir qué palabras y quéconductas están dirigidas a menospreciarnos. Ser sensibles a las faltas
de respeto cotidianas es a su vez algo imprescindible. . Como también lo es cualquier acción
destinada a rechazar, negar o anular lo que otro piensa o siente.

No puedes lograr que los demás te respeten, si primero damos el paso para fortalecer una serie
de valías básicas dentro de nuestro desarrollo personal. Esto significa que debes percibirte como
igual a los demás, en términos de valor. En otras palabras, no sentirte ni más, ni menos que nadie.
También, por supuesto, aceptarte. Sentir que vales como eres y por lo que eres.

“Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas”.

-Jean Jacques Rousseau-

Las tres dimensiones para lograr que los demás te respeten

La aceptación y la valoración de uno mismo se expresan a través de actitudes y acciones. No son


una realidad abstracta ni tienes que decirlo para que otros sepan que eso es lo que sientes. Quien
se respeta a sí mismo tiene tres cualidades: autoestima, asertividad y autenticidad.

Autoestima
La autoestima, si queremos definirla de manera sencilla, es tener una buena opinión de uno
mismo. Tiene muy poco que ver con el narcicismo. Se trata simplemente de “caerse bien”. Sentir
simpatía por lo que piensas, dices y haces, sin que eso signifique pensar que eres mejor que los
demás.

Tan especial como solo tú eres y tan igual como lo es cualquier ser humano. Asimismo, conocidos
terapeutas como Albert Ellis ya señalaron en su día que la autoestima es la causa de muchas de
nuestras «enfermedades psicológicas». ¿La razón? A menudo la descuidamos. Olvidamos que es
una dimensión incondicional para nuestro bienestar.

Asertividad

La asertividad, por su parte, tiene que ver con ser capaz de defender tus derechos y de expresar
tus opiniones. Es especialmente importante cuando estamos rodeados de un contexto poco
favorable, en el que pensamos lo contrario a lo que piensa la mayoría o la figura de autoridad. Por
otro lado, este atributo es hijo directo de la autoestima y una condición necesaria para lograr que
los demás te respeten.

Asimismo, estudios como los llevados a cabo en la Universidad de Stony Brook por la doctora
Britanni Speed, nos señala que entrenarnos, habilitarnos en esta dimensión impulsa nuestro
bienestar, seguridad personal autorrespeto.

Autenticidad

Además, la autenticidad se refiere a el hecho de mantener nuestra esencia, valores y creencias,


aunque egoístamente no sea lo mejor para nosotros en esa situación. Esto es, expresar lo que
piensas y lo que sientes en cualquier contexto. No simular o falsearte para causar una
determinada impresión. Actuar de forma espontánea. Piensa que solo puedes ser auténtico si
tienes conciencia de tu valor como persona.

Conseguir el respeto de los demás

El respeto comienza por casa. Por lo tanto, no vas a lograr que los demás te respeten si no lo haces
tú. Por otro lado, entiende que el respeto no significa miedo o reverencia, sino aceptación y
valoración. Este es sin duda un tema que no solo ha estado presente en el campo psicológico.

Estudios como los llevados a cabo por la doctora Elizabeth Telfer y publicados en la revista The
Philosophical Quarterly , nos señalan que este ha sido un aspecto de gran relevancia en casi
cualquier ámbito y escenario. El respeto humano se inicia sobre todo en uno mismo, cultivando
adecuados valores y valías.

Hay algunas claves para lograr que los demás te respeten. Estas son algunas de ellas:
 Acepta que no siempre tienes que caerle bien a los demás. La aprobación o
desaprobación de los demás no tiene por qué condicionarte. Siempre habrá gente a la que
no le agrades.

 Aprende a diferenciar la amabilidad de la condescendencia. La cortesía no es sumisión.


No vinimos al mundo para hacer sentir bien a los otros.

 Fortalece y practica el amor propio. No dejes de reconocerte todos tus valores y tus
aciertos. Nunca pases por alto tus logros, por pequeños que puedan parecerte.

 Introduce el “no” en el diccionario de tu comunicación. Poner límites no significa ofender


al otro o ser desconsiderado. Es una forma sana de preservar el respeto mutuo.

 Reconoce que no eres responsable de lo que sienten o piensan los otros. Si la forma
como piensas, como hablas o como actúas inquietan o molestan a otro, no es tu
problema. Deja que sea esa persona quien resuelva su inconformidad.

 Exige reconocimiento cuando sea necesario. Si haces demasiado por los demás, es usual
que dejen de apreciarlo. En caso de que esto ocurra, suspende la colaboración.

 Aprende a defenderte. Quizás eres víctima de la “indefensión aprendida”. Por lo tanto, es


hora de superar esto y aprender a defenderte. No es fácil al comienzo; sin embargo, una
vez implantada la costumbre, el esfuerzo no es tanto para mantenerla.

Lograr que los demás te respeten no es un objetivo que se consiga a corto plazo, especialmente si
ya te has faltado al respeto en numerosas ocasiones. Necesitas la decisión firme de conseguirlo y
una voluntad férrea para mantenerte en ese propósito. Sin embargo, vale la pena. La falta de
respeto solo trae males mayores y muchos sufrimientos innecesarios.

También podría gustarte