Está en la página 1de 10

GUÍA, ¿CÓMO PONER LÍMITES?

Poner límites es el hecho de expresar claramente a los demás qué necesitamos y qué es lo
que queremos. Siempre teniendo en cuenta también las necesidades y deseos de los
demás.
Es decir, poniendo límites establecemos fronteras que no queremos que sean cruzadas
por los demás. Ponemos barreras de autoprotección en los momentos adecuados,
estamos en nuestro derecho. Es una obligación que contraemos con nosotros mismos,
que nos permite ponernos a salvo de abusos y atender a nuestras propias necesidades.
Nuestros límites incluyen el lugar físico, mental y emocional donde nos sentimos a salvo,
nuestro refugio particular.
Poner límites puede considerarse un acto de amor, de la persona hacia sí misma y
también hacia los demás.
Es un proceso que requiere constancia y en el que se suele avanzar de manera gradual,
poco a poco.
Los límites no son más que las indicaciones de uno o varios puntos que no se deben o no
se pueden sobrepasar. Los límites físicos son más fáciles de establecer que los límites
emocional y mentales y, sin embargo, son igual de importantes ya que nos estructuran
como personas y van definiendo nuestra identidad. Por otro lado, es una forma de
defendernos ante el otro.
Ambos tipos de límites, nos ayudan a una autorregulación: «Es lo que va a asentar las
bases de una adecuada autoestima , ya que permiten diferenciar hasta dónde llega el otro
y hasta donde yo o como es el otro y como soy yo».
Cercar dónde no pueden acceder los que nos rodean, o al menos no todos, es una forma
de protección no solo de lo íntimo, también de lo que no queremos hablar o hacer porque
nos hace daño o no nos hace sentir cómodos. 
Cuando ponemos límites no hacemos más que expresar nuestras necesidades, a pesar de
que éstas sean diferentes a las del resto. Y lo mismo ocurre cuando son los otros quienes
nos ponen límites; en ese momento nos vemos obligados a atender a las necesidades y
sentimientos de los demás, a pesar de que éstos choquen con nuestros deseos. Todo ello
va relacionado con la empatía y la autoestima.
Poner límites va a asentar las bases de una adecuada autoestima ya que  priorizar
constantemente las necesidades de los demás, por miedo al rechazo, a ser juzgados o por
evitar sentirnos culpables después, nos merma directamente la autoestima, por lo tanto,
prender a decir 'no' repercute en nuestro bienestar y se encuentra en la base de cualquier
relación sana que se precie.

A la hora de poner límites, tenemos que incluir la palabra 'no'. Un monosílabo que no se
tarda nada en decir y el que, en cambio, nos cuesta tanto, así que empieza haciéndolo en
situaciones sencillas y con personas de confianza. La primera palabra debe ser no, seguido
de ejercer contacto visual y con un tono de voz seguro y audible. Esto sería expresándonos
de una manera directa y sin dudas pero también con educación y respeto hacia la otra
persona, algo así como... ¿Quieres tomar café conmigo? y contestar 'no, no me apetece
tomar café'.

Del mismo modo, cuando acepto un 'no' por respuesta sin frustrarme , sentirme dolido o
enfadarme por ello, pongo en marcha los mecanismos de la empatía, comprendo y acepto
que el otro priorice sus deseos y necesidades a las mías, y es más, lo respeto por ello. No
debemos olvidar que las personas que establecen límites y se comunican asertivamente,
son las más respetadas.

Entre las cualidades que comprende el PONER LÍMITES SANOS, están:

 La capacidad de autoconocimiento para saber exactamente cuáles son tus propios


límites.
 El «Timing» que implica saber ponerlos cuando es oportuno, en el momento justo.
 La valentía de ponerte a vos como prioridad, en primer lugar.

¿Por qué son TAN importantes los límites?


Los límites con l@s demás nos estructuran como personas, conforman nuestra identidad,
definen nuestra forma de ser ante otr@s. Le damos forma a nuestro YO a través de los
límites.
Nuestro mundo interno se proyecta en las cosas cotidianas que nos rodean: la comida, la
casa, el dinero, la ropa, la gestión de nuestro tiempo, etc.
Por eso es que poner límites físicos a las cosas (poner un límite a la comida, cerrar la
puerta y que no entre nadie si no queremos, gestionar nuestros horarios y tiempos,
rutinas, obtener nuestro propio dinero y no sentir que otr@s abusan de él), nos ayuda a
poner límites emocionales con las personas.

¿Qué beneficios aporta poner límites?

 Facilita las relaciones con l@s demás, nos ayuda a conocernos a nosotr@s mism@s,
y nos da autonomía; que es muy importante para nuestra autoestima.
 Nos ayuda a respetarnos a nosotr@s mism@s. Y, en la medida en que esto ocurra,
estarás en condiciones de hacerte respetar. Podrás hacerle a otr@s cómo querés
que se comuniquen con vos, y esto te traerá mucha satisfacción personal.
 Aumenta considerable el autoestima. Esto sucede de forma natural simplemente
cuando hablas de ti, cuando muestras que te conoces y te haces respetar.
 Nos permite tomar las riendas de nuestra vida, haciéndonos responsables de lo que
queremos y de lo que NO.
 Te hace notar qué quieres hacer, qué no quieres, y lo que no vas a tolerar de
ninguna manera. Por ende, te vuelve más honest@ y transparente contigo.
 Te permite perder el miedo de mostrarte tal como eres. Por fin puedes soltar la
tensión de tener que estar alerta por si algo o alguien puede dañar tu
vulnerabilidad. Poner límites hace que te sientas libre de expresar tus necesidades
(con respeto y amor), independientemente de cómo se lo tome el resto.
 Te permite desapegarte de la reacción de l@s demás ante tus deseos.

¿Por qué nos resulta tan difícil poner límites?


Hay que reconocer que no nos es fácil poner límites. Los motivos son muy variados
dependiendo de cada persona.
Hay quien no los pone para evitar los conflictos.
Hay quien no lo hace por miedo a quedarse solo. Algunas personas piensan que no ceder
a lo que les piden, es de ser egoístas. Y otras simplemente porque le dan más importancia
a los deseos ajenos que a los suyos propios.
Además, hemos sido educad@s para complacer a tod@s; para ser «buen@s» (entre miles
de comillas). Claro, no seremos felices pero sí que somos buen@s (¿Tienes esto siquiera
sentido?).
La práctica de poner límites es un PRO-CE-SO, por ende, es poco a
poco, paulatinamente.

Cómo establecer límites

Como en todo, el primer paso es el que más cuesta. En este caso, ser consciente de que
hay que limitar «el acceso» libre que se toman muchas personas ya es un gran paso, y
estos serían los siguientes a seguir:

1. Detectar las situaciones : lo primero es detectar las situaciones que nos


provoquen un malestar. Aunque no hagamos nada al principio, pero es necesario
este ejercicio de autoobservación. Esto implica estar alertas y localizar cuando algo
no me gusta o no lo quiero (a veces respondemos tan automáticamente que no
pensamos si me gusta o no lo que me están diciendo).
2. Identifica tus límites: Para ello, es preciso que conozcas tus emociones, tus
necesidades, qué cosas aceptas en tu vida y cuáles no, qué te hace sentir bien, etc.
Una vez vayamos teniendo más claro y nos creamos nosotros mismo los límites
iremos actuando poco a poco sin darnos cuenta.
3. No autoexigirnos : «Es importante tenernos paciencia. Empezar a establecer
límites no es algo fácil por lo que tenemos que ser considerados con nosotros
mismos».
4. Acéptate: Bríndate tu propio afecto. A menudo, la sociedad nos transmite que la
aceptación debe venir exclusivamente de fuera, pero esto no es cierto; además, es
imposible gozar de la aprobación masiva. El amor y la aceptación deben vivir
también en tu interior.
5. Soportar la culpa : al principio va a ser común que sintamos culpa por llevarlo a
cabo, ya que los vivimos como algo negativo hacia el otro, pero «es algo que poco
a poco remitirá».
6. Recordar nuestro valor : todos somos valiosos y tenemos derecho a decir y actuar
lo que pensamos. Los demás van a seguir queriéndonos igual.
7. Ser asertivo : Poder decir lo que pensamos siendo educados pero con firmeza. Lo
que nos produce seguridad y respeto.
8. Di no cuando lo necesites: Aprende a responder con asertividad, de forma amable
y respetuosa, pero también firme y directa. Con claridad y empatía, aportando
soluciones alternativas para resolver cualquier problema si lo consideras necesario.
No creas que por dar una negativa vas a perder el afecto de las personas o vas a
generar un conflicto.
9. Toma tus propias decisiones: Los consejos y las recomendaciones pueden ser muy
valiosos, pero no tienen categoría de reglas ni leyes. No tienes que esperar la
aprobación de nadie para hacer algo, tú eres la persona que debe dirigir tu vida.

10. Ponte límites también a ti mismo: Establece tus propios acuerdos contigo mismo y
respétalos, de forma que puedas ubicarte siempre en ese lugar mental o
emocional en el que deseas estar.

En el caso de no poner límites, tenemos que hacer frente a las consecuencias. «Cuando el
hecho de no poner límites se produce en un largo periodo de tiempo o con ciertas
personas tiene una serie de consecuencias».

En primer lugar sufriremos un malestar general ya que estamos ante una relación que no
es igualitaria. Tus necesidades no cuentan: «Puede provocar una inseguridad general
derivado de una baja autoestima, ya que el otro no da valor a lo que yo quiero porque yo
mismo no le estoy dando valor».

Además de la dependencia emocional que se va a producir , tendremos dificultad para


saber lo que yo quiero... «Al haber dejado a un lado continuamente lo que uno quiere a
costa del otro, provoca que tengamos dificultades en identificar quiénes somos y lo que
queremos, es decir, una falta de identidad».

El miedo que puede surgir...


Hay diversas razones por las que nos puede costar poner límites y van dependiendo de
cada persona:

Miedo a ser egoístas: podemos tener la sensación que el poner límites significa no pensar
en el otro y ser malas personas: «Solemos complacer al otro, dejando a un lado lo que
nosotros queremos».
Tenemos que quitar de nuestras cabezas la falsa creencia de que si pones
límites eres un/a egoísta.

Lo cierto es que es muy irónico creer que eres egoísta por mostrar tus límites, por ser
como eres, por respetarte y mostrarle a l@s demás donde empieza tu espacio seguro y
donde no quieres que entren.
Lamento contradecir lo que creíste toda tu vida, pero no es razonable que pienses que
eres egoísta por respetarte cuando estás teniendo en cuenta los sentimientos de otr@s, el
momento apropiado para decir que no, y cuando reflexionaste lo suficiente como para
tomar consciencia de que poner límites va a mejorar tus relaciones, eliminar los roces y
los posibles conflictos de ahora en adelante.
ESTO NO TIENE NADA QUE VER CON EL EGOÍSMO.
Corresponde y es LEGÍTIMO que marques tus límites. De hecho, lo injusto sería que
estuvieras en este mundo sin mostrarte tal cual eres, ¿no?
Miedo a la soledad : en numerosas ocasiones podemos sentir que el establecer límites a
los demás puede producir que la relación se termine. Hay un miedo a un enfado de la otra
persona. Por lo que, con tal de que no se rompan las relaciones y evitar quedarnos solos,
podemos permitir a los demás cosas con las que no nos sentimos cómodos.

Sentimiento de omnipotencia : en este sentido, cuando creemos que podemos con todo,
como una forma de dificultad de mostrar vulnerabilidad, accedemos a sobrecargarnos con
todo y no solemos poner límites a los demás.

Por todo esto es mejor poner límites en los ámbitos que consideremos y así evitarnos una
buena dosis de estrés.

¿Sabes recibir y entender los límites de los demás?

Del mismo modo que nosotros establecemos unos límites, tenemos que aceptar y
respetar los límites que nos ponen los demás, recibirlos sin ofendernos, es un ejercicio de
pura coherencia con uno mismo.

No debemos interpretar que estamos siendo rechazados. No están haciéndote de menos


ni quitándote importancia, simplemente debes entender que las personas tienen espacio
para atenderse a ellas mismas y que no tienes derecho a intervenir en las vidas ajenas sin
su permiso.

Si crees que puedes tener un problema en este sentido que afecta a tu vida
psicoemocional, no dudes en buscar ayuda profesional.

¿Qué hacer cuando alguien traspasa alguno de tus límites?


Bien, cuando sientes que alguien “se pasó de la raya” es justo eso: Sentimos incomodidad,
malestar, a veces ENOJO. Entonces, es el momento de hablar, sea quien sea la persona.
Pero, no debemos hablarlo de cualquier manera. COMUNICACIÓN ASERTIVA ES LA
CLAVE.
Si queremos comunicarnos de manera asertiva, lo ideal es entonces empezar recordando
lo importante que es él o ella para ti. Después, contarle qué es lo que te molestó;
basándote en los hechos. No pongas etiquetas, no califiques con ningún adjetivo o
juzgues; sólo recuerdale lo que hizo de manera concreta y en qué momento -«No lavaste
los platos cuando habíamos quedado que eras tu el que iba a hacerlo. Me gustaría que si
quedamos así puedas cumplirlo la próxima vez-«.
Una vez hayas dicho clara y concretamente qué es eso que te molestó, se podría iniciar
una negociación de cómo se actuará a partir de entonces.

Vamos a hacer un ejercicio práctico, asique buscá algo para anotar. Primero voy a
mostarte un ejemplo, y luego lo harás vos.
Sensaciones y emociones ¿Cómo podría reescribir la situación de
Descripción del Conducta ante la asociadas a esa situación. manera asertiva y más relajada, desde
acontecimiento/ situación. Respuesta. Ideas y el control y la serenidad? Cómo habría
situación en la que me (¿Qué hice? ¿Qué pensamientos. (Sensaciones dicho las cosas? (Escribe textualmente
costó decir que dije? ) físicas, emociones y qué me cómo lo habrías dicho) ¿Qué técnica
NO (¿Qué pasó? dije a mi mism@) utilizaría? ¿Cómo me gustaría haber
¿Dónde? ¿Con quién?) actuado? ¿Cómo me gustaría haberme
sentido/pensado?
En el trabajo, mi     Le dije que sí, pero No tengo confianza con Me hubiera gustado reaccionar de
compañera me dijo de mala gana, porque esta compañera, me parece forma relajada o incluso con sentido del
¿Te importa ya había planeado algo que se tomó demasiadas humor. Creo que podría haber usado la
cambiarme de día? para ese día libre. libertades al pedirme asertividad empática: “No tengo
Tengo que acompañar cambiar de día sin problema de cambiarte de día si me
a mi pareja a ver a su conocerme. La verdad es avisas con anticipación, el tema es que
madre, me lo pidió que no quería cambiar mis ya quedé en un plan importante
recién. planes de día libre, pero me mañana y prefiero no cambiarlo.
dio temor de que piense ¿Podrías acompañarlo otro día? Te
que soy una mala persona o cambio sin problemas”   “No me gusta
una antipática si le digo que mucho cambiar mis planes a último
no. momento, sin embargo, no tengo
problema con hacerlo si me avisas con
tiempo así me organizo bien.”   (Puedes
practicar estas repuestas en voz alta y
frente a un espejo).
Ahora, llena esta tabla con tus situación particulares en la que te hubiera gustado marcar
el límite:
Descripción del Sensaciones y emociones ¿Cómo podría reescribir la situación
acontecimiento/ Conducta ante la asociadas a esa situación. de manera asertiva y más relajada,
situación en la que me situación. Respuesta. Ideas y desde el control y la serenidad? Cómo
costó decir que (¿Qué hice? ¿Qué pensamientos. (Sensaciones habría dicho las cosas? (Escribe
NO (¿Qué pasó? dije? ) físicas, emociones y qué me textualmente cómo lo habrías dicho)
¿Dónde? ¿Con quién?) dije a mi mism@) ¿Qué técnica utilizaría? ¿Cómo me
gustaría haber actuado? ¿Cómo me
gustaría haberme sentido/pensado?

En este ejercicio es importante visualizar la opción asertiva con todo el detalle posible,


pensar en cómo lo diríamos, con qué tono de voz, qué gestos, etc. Cuantas más veces
visualicemos posibles respuestas asertivas y diferentes formas de decir que no, más fácil
será poder ponerlo en práctica en situaciones reales cuando se presenten.
Así que escribe el máximo número de situaciones posibles. Haz el ejercicio infinitas veces
con cada situación cotidiana que identifiques. Puede que en un principio te cueste, es
normal, pero a medida que vamos practicando nuevos patrones de respuestas, poco a
poco es más fácil ponerlos en marcha cuando se presenta la situación real. Puedes
practicarlo frente al espejo para ver cómo se siente, y cómo se ve.
 Tip importante: Si conoces a personas que suelan decir que No de forma
asertiva, podés inspirarte en ellas: ¿Cómo comunicaría un NO esta persona?

También podría gustarte