Está en la página 1de 7

Por Gabriela Ghigliotto Lawrence

Universidad Academia de Humanismo Cristiano


09/10/2018

ANÁLISIS POÉTICO: Stella Diaz Varín


POESÍA CHILENA

El poema por analizar corresponde al titulado Dos de noviembre, el cual pertenece a la obra
Poemas, año de la primera edición: 2015. Este texto y dicho poema corresponde a Stella Díaz
Varín.
Se trata de una obra que recopila poemas como susurros de una intimidad; escritos como
búsqueda constante e inevitable de la(s) herida(s), del(os) dolor(es). Desde experiencias que
nos vuelven entes históricas/ques/cos, desde sentires y pensamientos que responden a un
tiempo subjetivo, del cual nos comienza a pertenecer cuando lo vamos perdiendo, cuando lo
que comenzamos es el despojo, para comprender las experiencias y los propios tiempos desde
la comprensión que ningún tiempo nos pertenece. Desde ahí y desde el grito, desde el dolor
y protesta, escribe y lucha Varín.

En cuanto a una clasificación de los versos según su número de sílabas, el poema se compone
de 27 versos en total y 216 sílabas; 5 hiatos y 6 sinalefas. Dentro de esta composición hay 18
versos de arte menor y 9 versos de arte mayor. Asimismo, dentro de los versos de arte menor,
se encuentran 2 trisílabos, tetrasílabos, 3 pentasílabos, 6 heptasílabos y 4 octosílabos; y
dentro de los versos de arte mayor, se encuentran 3 eneasílabos, 2 decasílabos, 1
endecasílabo, 1 tridecosílavo, un verso de 18 sílabas y otro de 20 sílabas. Junto con ello, se
identifica encabalgamiento suave en los siguientes versos: 1-2; 3-4; 5-6; 8-9; 11-12 ;17-18 y
27; epíteto en el verso 9, enumeración en el verso 23 y anáfora en los versos 1 y 15.

Por otro lado, y en cuanto a las rimas, no se encuentra ninguna, ya que el poema está escrito
a modo de verso libre, el cual deja la rima de lado para destacar la carga política y protestante
del escrito. Es decir, este cuenta con todo un trasfondo político, emocional e histórico,
dejando de lado la escritura poética para una estructura específica (arte poética). Varín no
escribe siguiendo una métrica y escribiendo sobre ella, sino que, escribe para ilustrar sentires
y pensamientos, sensaciones y voces; siendo esto lo primordial, y siendo la métrica algo muy
por lo debajo.

Ahora, me interesa hacer una descripción de las figuras retóricas identificadas en el escrito
debido a que me parecen los símbolos más potentes del poema, y de, en general, la poesía de
la autora. Pues, como ya mencioné, sus escritos no cuentan con rimas ni priorizan una
métrica, sino que se centran en ilustrar, a través de símbolos logrados gracias a diversas
figuras literarias, sentires, emociones, sensaciones e ideas, todas las cuales develan un claro
peso político y, por ende, una interioridad bastante intensa.
Una vez dicho esto, paso al análisis:
Por Gabriela Ghigliotto Lawrence
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
09/10/2018
Encabalgamiento: Esta figura, a mi parecer y sobre todo en este escrito en estilo verso libre,
tiene la finalidad de expresar una pausa necesaria que simboliza la carga emotiva y de
importancia del verso encabalgado. Es decir que, en el verso “no quiero”
[pausa/encabalgamiento] “que mis muertos descansen en paz”, se dice mucho más que lo que
ya dice el verso a modo literal; la autora no quiere, no quiero permitirlo y para ella no será
así, sus muertos no descansarán en paz porque ella así no lo quiere, porque ella así no lo
soporta y así no (se) permitirá que sea. Ella quiere que sus muertos estén presentes, gritando
toda la injusticia y la tortura, toda la rabia y la pena calladas por muertes que jamás
descansarán en paz, porque se mantendrán luchando, aún bajo tierra. La interpretación
anterior junto a su inherente sensación no sería (igual de) posible, a mi modo de ver la poesía,
sin el uso del encabalgamiento, pues, se perdería la pausa que simboliza la carga emotiva y
semántica de ambos versos, pero siendo el “no quiero” el que parece tener más peso, ya que
por ese motivo se hace la pausa luego de esa frase, y no de otra. Y la que sigue, viene a
complementar el verso primero, respondiendo a lo que no se quiere. Y así, del mismo modo
y con la misma finalidad, con los demás encabalgamientos del escrito.
Ahora, en cuanto a la breve y única enumeración del verso 23, esta figura describe lo que la
autora desea, pretende hacer y hace con sus muertos en sus escritos, a los cuales no tan sólo
escribe, sino que los descubre, los trasplanta y los desnuda, al mismo tiempo.

Mientras que en las anáforas del inicio y en el penúltimo verso del escrito, marcan el deseo
y la decisión con la que la autora escribe el poema. Si hay algo que queda en claro en lo
escrito, es que ella no quiere, y escribe entorno a todo lo que no quiere, y a la vez, en
oposición, se expresa lo que quiere, y lo que quiere es también lo escrito; lo que no quiere.
Y una vez explicado lo anterior, puedo decir que lo que me parece más relevante y
significativo del poema son los siguientes versos:
“Vivientes en cada flor que me robo
A escondidas”, y
“Los obligo a mis muertos
En su día
Los descubro, los trasplanto
Los desnudo
Los llevo a la superficie
A flor de tierra”

Pues, el hecho de que ella vea a sus muertos en cada flor que se roba a escondidas, expresa -
a mi parecer- indudablemente el peso y tinte político del poema, siendo cada flor robada a
Por Gabriela Ghigliotto Lawrence
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
09/10/2018
escondidas, en su nombre, en el nombre de sus muertos callados, que ella los descubre, los
trasplanta y los desnuda, los lleva a la superficie, a flor de tierra, porque estaban encubiertos,
enterrados, tapados, negados, olvidados. Y eso es lo que ella no quiere y no permite, y todo
lo que ella no quiso y no permitió, está materializado en este poema; está llevado al acto, en
la poesía.

DOS DE NOVIEMBRE

No quiero
Que mis muertos descansen en paz
Tienen la obligación
De estar presentes
Vivientes en cada flor que me robo
A escondidas
Al filo de la medianoche
Cuando los vivos al borde del insomnio
Juegan a los dados
Y enhebran su amargura.

Los conmino a estar presentes


En cada pensamiento que desvelo

No quiero que los míos


Se me olviden bajo tierra
Los que allí los acostaron
No resolvieron la eternidad

No quiero
Que mis muertos me los hundan
Me los ignoren
Me los hagan olvidar
Aquí o allá
En cualquier hemisferio

Los obligo a mis muertos


En su día
Los descubro, los trasplanto
Los desnudo
Los llevo a la superficie
A flor de tierra
Donde está esperándolos
El nido de la acústica.
Por Gabriela Ghigliotto Lawrence
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
09/10/2018
Siguiendo la línea de lo anteriormente planteado, los significados posibles y ya interpretados,
se encuentran en:

El título “Dos de Noviembre”, el cual expone una fecha potente para lo que resta del escrito,
pues, éste habla de los muertos, y no de cualquieras, sino de sus muertos. Esos de los que
hablé con anterioridad. Y el título responde al día reconocido como “el día de los muertos”,
en donde se recuerdan y se vuelven a olvidar, donde se celebran, a modo de carnaval y
capitalista-mercantil. En donde, además, se comprende como una referencia extratextual
moderno-capitalista.
Entonces, este título es, por decirlo de alguna forma, el detonante de todo lo que viene
después, ya que, debido a este día en donde se recuerdan a las/les y los olvidados/as/es, se
protesta en contra del descansar en paz y celebrar a los muertos que mataron o murieron
calladas, silenciados, torturadas, negadas. Muertas y muertos que, Varín, no quiere que se les
siga pensando en paz, sinónimo de alegría, justicia y muerte plena, sino que, quiere que se
les recuerde como muertas y muertos negadas y negados, silenciadas y silenciados, perdidas
y perdidos, nunca encontradas ni encontrados. Varín, plantea, que ella quiere que se les
recuerde desde la rabia, la pena, la injusticia, desde la verdad de ellas y ellos, muertas y
muertos, olvidadas y olvidados, enterradas y enterrados en una mentira moral, histórica y
política.

Asimismo, la autora es consciente que, tanto recordarles como escribirles, es un acto de robo
a escondidas, una decisión política similar a la por lo cual sus muertos no pueden ni deben
descansar en paz. Ella, a todas ellas y ellos, los trasplanta, los descubre y los desnuda; les
saca la vestimenta del olvido, del silencio y de la mentira. Porque ella no quiere que la hagan
olvidar a sus muertas y muertos, no quiere que la hagan ignorarlas ni ignorarlos, ella quiere
-a modo de robo en secreto- recordarlas y recordarlos, escribirles y cantarles (“El nido de la
acústica”), en la superficie y ya no, nunca, bajo tierra, bajo el silencio y bajo lo no-dicho.

Además, otro símbolo potente, es la flor que roba, y la que está en la tierra, a flor de tierra.
Tomando como significado, a la flor como a una verdad que fue sepultada y silenciada. Una
flor (verdad) robada en secreto y llevada a flor de tierra.

Y como ya se ha mencionado en todo lo anteriormente escrito, el tema del poema se trata del
no querer que la memoria se ignore y sólo se “recuerde” un día institucionalizado para ello;
que no se recuerde por horarios ni por imposiciones, sino que, por los sentires propios de
quien recuerda a pesar de que, cada día, la modernidad bombardea para no tener tiempo para
recordar o desenterrar, o llevar una flor, para desnudar, para trasplantar.

Así, la autora, primero expresa su no querer y explicita qué es lo que no quiere. Luego,
conmina, cita a sus muertas y muertos, a los que no quiere que se les ignore y se les siga
pensando en paz. Las y los invoca y convoca:
“Los conmino a estar presentes
Por Gabriela Ghigliotto Lawrence
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
09/10/2018
En cada pensamiento que desvelo”
(porque)
“No quiero que los míos
Se me olviden bajo tierra”

Luego, vuelve a recalcar lo que no quiere, ahora, más contextualizado y claro en cuanto a
quiénes se refiere:
“No quiero
Que mis muertos me los hundan
Me los ignoren
Me los hagan olvidar”

Aquí, la poeta, vuelve a afirmar lo que no quiere para denotar la importancia y la urgencia.
Importancia y urgencia que se expresa, claramente, con un tono lingüístico de protesta, de
decisión, con evidente peso político.

Lo expresado en el párrafo anterior, denota la característica principal que define el temple de


ánimo de la hablante poética, en donde sus motivos son políticos, internos, personales,
históricos, donde sus ideas no son tan sólo de ella, sino que también son ideas de una historia,
de una posición política; de sus experiencias que jamás serán tan sólo de ellas, pues, están
mezcladas y construidas a la par con las experiencias de sus muertas y muertos, y con tantas
y tantos afectadas y afectados por el mismo motivo. Esto, hace que la identidad de la
interlocutora se expresa con una base nuclearmente política, en donde el espacio y el tiempo
del que se habla, si bien es de un pasado, habla de un presente. Habla de que hoy, ella no
quiere olvidar a sus muertos. Habla de que hoy las y los recuerda, las y los convoca, las y los
desnuda y trasplanta, a modo de flor en una tierra. Por ende, si bien se habla de un pasado
histórico-político, se está hablando desde un presente:
“No quiero
Que mis muertos descansen en paz
Tienen la obligación
De estar presentes”

Ella, no quiere hoy y ahora que sus muertos descansen en paz, porque ellas y ellos tienen hoy
la obligación de estar presentes -y, bueno, hoy y siempre-.

Para concluir, y de acuerdo con la forma del poema, a su lenguaje y a su hablante poética,
puntos tocados con anterioridad, sostengo que la importancia del tipo de hablante es
Por Gabriela Ghigliotto Lawrence
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
09/10/2018
determinante para la comprensión del poema. Pues, sin la evidencia de que la hablante
presenta una clara posición y carga política, el poema no tendría sentido alguno. Porque tanto
su forma como su lenguaje responde a ello; al tinte y a la intención política del escrito y a la
intención política de la autora. Siendo el tema o el problema central del poema, una protesta
en contra de un hecho político-histórico y social específico en Chile (periodo dictatorial y los
detenidos desaparecidos), el cual exige, entonces, una hablante políticamente consciente de
ello, que postule claramente su intención comunicativa, la que dará sentido a sus expresiones
y/o enunciaciones.

Y sin bien creo que todo en un poema es interpretativo y subjetivo, el lenguaje empleado
arrojará características implícitas y no-estructurales. En donde, en esta ocasión, arroja un
sentir profundo de resentimiento -resignificando éste-, causa de una decisión y
posicionamiento político con respecto al hecho histórico aludido con anterioridad. Un
posicionamiento desde la nostalgia, desde una grave sensación de injusticia, frustración y
rabia -también resignificándola- que llama, desde la lucha y el amor compañero, a exigir que
nuestras y nuestros muertos y muertas estén presentes, desde el grito y la verdad que jamás
saldrá a flor de tierra.

Lo que nos permite comprender la relación entre el lenguaje utilizado, el tipo de hablante
poético y su interlocutora, como un lazo, antes que todo, político-histórico, desde los sentires,
emociones, y recuerdos. Correlación que se vuelve inherente, inevitable, y que denota,
entonces, su importancia codependiente.

Así, y entendiendo que todo lo personal es político, el escrito de Varín, más que poder
establecer referencias hacia otros ámbitos, está de por sí relacionado y dialogando con
experiencias humanas, en este caso, totalmente explícitas, que se tratan del período dictatorial
y las torturas realizadas a presas y presos políticas/os, su desaparición y negación. Hasta la
actualidad.
Por Gabriela Ghigliotto Lawrence
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
09/10/2018

Bibliografía
Varín, S. (2015). Poemas: Hiparquía. Chile.

También podría gustarte