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I) Introducción
Para concretar el análisis pretendido, se comienza con una Sinopsis Argumental, en la que se
realiza una descripción de la película por bloques narrativos, el cual se vincula con el análisis.
Posterior a ello, se establece una descripción del Contexto en el cual se filma el largometraje,
qué ocurría social, histórica y políticamente en el país y en la época en la que se encuentra
inmersa la obra. Luego se da paso al Análisis específico que tiene directa relación con los
textos de Lauro Zavala: “Sobre la evolución de los géneros cinematográficos” y “Cine
Clásico, Moderno y Posmoderno”, y con el texto de Zúñiga “EL FENÓMENO OBSESIVO
EN ESQUIZOFRENIA PSEUDOBSESIVA”. El análisis es de carácter temático y formal,
que incorpora los elementos analíticos abordados en clases, llevando el análisis de manera
metódica y ordenada. Dicha metódica se conforma por un análisis de los temas que aborda
la película (obsesión y amor romántico), y de cómo emplea los recursos cinematográficos
para desarrollar la narración del film. En conjunto de todo ello, se pretende responder a
preguntas tales como “¿qué quiere decir la película?” “¿cómo lo está diciendo?”. Es decir, se
revisa con profundidad los aspectos discursivos y estéticos de la obra, sus aspectos formales
y sus significados.
Un fugitivo sube por las escaleras de incendio de un edificio, lo siguen dos policías, uno de
ellos es John Ferguson / "Scottie". El Fugitivo salta del techo del edificio a otro, escapando.
Un policía también logra saltar, mientras que Scottie queda colgando del barandal del techo.
Su compañero trata de ayudarlo estirándole su mano, pero pierde el equilibrio en el intento y
cae del techo. Siendo Scottie testigo de su caída, lo cual le terminó detonando acrofobia
agravada por vértigo severo. Por ende, el inicio del film se ve marcado por un Trauma,
palabra que semánticamente tiene semas en común (significados similares) con la palabra
Vértigo.
Tiempo después, Scottie, debido a su experiencia traumática y a su brote patológico, renuncia
a la policía. Mientras tanto se da a conocer esta información en la película, el protagonista se
encuentra compartiendo una conversación ordinaria con su amiga de hace años, Marjorie/
“Midge”, con quien tuvo romance de tres semanas años atrás. Marjorie sigue profundamente
enamorada (obsesionada) con Scottie.
Marjorie se encontraba confeccionando un sostén sin tirantes, el cual muestra y explica a
Scottie luego de que éste se viera interesado en él. Scottie se encontraba usando un bastón, y
luego de decirle a su amiga que algún día dejará de usarlo, pone a prueba su vértigo
subiéndose a un piso, luego a otro más alto que le pasa Marjorie, desde el cual mira hacia la
ventana del apartamento de su amiga, y se ve enormemente afectado por su acrofobia.
Luego, Scottie va a visitar a Gavin Elster, quien trabaja en el negocio de la familia de su
mujer.
Después de un cruce de palabras, Elster le solicita a Scottie contratar sus servicios como
detective para que siga a su mujer, pues teme que alguien pueda hacerle daño, y en específico
alguien de “su pasado”, pues cree que está poseída, algo que a John le parece una locura,
asegurando que él no es la persona indicada para el caso.
Elster le explica que, a veces, mientras ella habla, de pronto se queda muda y con la mirada
perdida, como si estuviera en otra parte y no le oye ni le pone atención, olvidándosele dónde
estuvo y qué hizo. Saliendo a pasear toda una tarde, y no recordando dónde fue.
Luego de seguirla devuelta (saliendo del museo), la ve dirigirse al viejo “hotel McKittrick”,
donde la ve asomarse a la ventana de una de sus habitaciones.
El protagonista, se dirige a la recepción y le pregunta a la anciana geranta del lugar por la
clienta de la habitación del segundo piso. La mujer, en un comienzo y amablemente, se niega
a darle información privada, hasta que él le muestra su licencia policial. La anciana, entonces,
procede a contarle que se trata de Carlotta Valdés, una mujer de origen español, quien acude
alrededor de dos o tres veces por semana desde tres semanas antes, pero, que ese día no ha
ido, mostrándole la llave en el casillero. Luego de la insistencia del protagonista, y la
irritabilidad de la cual es víctima la anciana, ella sube a la habitación y llama a John para que
constante por él mismo que, en efecto, no hay ninguna mujer en la habitación. Luego, mira
por la ventana y se percata de que tampoco está ya el Jaguar.
Al salir del lugar y dirigirse a la casa de la mujer, observa que el auto está estacionado allí.
El protagonista ahora se encuentra nuevamente en el departamento de Midge, y le pregunta
a ésta si conoce a alguna autoridad en la historia de San Francisco. Pero no de la “gran
historia”, sino que de anécdotas y sucesos simplemente. A lo cual, su amiga le contesta
recomendándole al propietario de la “librería Argosy”, Pop Liebel. A quien se ofrece,
animadamente y ansiosa a presentarle, para enterarse de lo que Scottie está buscando.
Una vez en la librería, John le pregunta a Liebel sobre Carlotta Valdés. De quien, Liebel, le
cuenta que la casa que ahora es el aquel hotel “McKittrick”, fue construida originalmente
para ella por un hombre rico y muy influyente, pero de quien no recuerda el nombre.
Le continúa contando algunos detalles de aquella historia: ella había llegado a la ciudad
siendo muy joven, desde un pequeño pueblo al sur.
El reconocido y millonario la encontró cantando y bailando en un cabaret, se enamoró de ella
y le construyó una casa (ahora, el hotel) y tuvieron una hija. Luego de un tiempo, él la
abandonó.
La mujer, luego de ello, pasó a ser conocida como “la triste Carlota”, que deambulaba por
las calles de la ciudad, con sus ropas harapientas y viejas, como su rostro y cuerpo.
Se le tilda a la mujer como “ya totalmente loca”, y que iba por las calles preguntando a toda
persona por el paradero de su hija. Situación que la llevó a suicidarse.
Ya de vuelta de la visita a Liebel, Midge le pregunta a Scottie por el interés que tiene él por
esa historia. Scottie le termina por contar que su amigo Gavin piensa que el espíritu de
Carlotta ha vuelto de entre lxs muertxs y ha poseído a su mujer.
Midge lo considera una locura, sin cuestionarse nada al respecto. En vez de profundizar en
la extraña historia, Midge le pregunta si es guapa la mujer de Gavin, denotando su interés
primario en saber si Scottie tiene intenciones amorosas con la mujer de Gavin, expresando
su obsesión por Scottie. Midge comenta que le dará un vistazo al cuadro de Carlota luego de
que el protagonista respondiera que sí encontraba guapa a la mujer de Gavin.
El protagonista se reúne nuevamente con Gavin, quien sigue temiendo que Carlotta esté
ejerciendo una influencia maligna sobre, su esposa Madeleigne, apuntando que a menudo la
ve sentarse frente a un espejo, usando y admirando unas joyas antiguas heredadas de su
bisabuela, Carlotta. Joyas que antes no usaba.
John le responde que cree que Madeleigne pueda estar obsesionada por la historia. Gavin le
responde que su mujer no conoce la historia de Carlotta, y teme que se vuelva loca como su
antepasado, añadiendo y asegurándole a Scottie que su esposa ya tendencias suicidas.
John vuelve al trabajo de seguir los pasos de Madeleigne. Ella va de nuevo al museo, para
luego ir hasta la Bahía, bajo el “Golden Gate”, donde comienza a deshacer su ramo y a lanzar
los pétalos al agua. Para después, lanzarse al agua atentando con su vida.
John, sorprendido y asustado corre tras ella y se lanza a rescatarla, consiguiendo sacarla del
agua. Tras ello, la lleva hasta su coche donde intenta reanimarla.
John la lleva finalmente a su departamento, en el cual, con Madeleigne inconsciente todavía,
se toma la atribución de desvestirla y acostarla en su cama. Mientras él espera sentado en su
living. Habiendo colgado la ropa de la esposa de su amigo en la cocina para que se secara.
Mientras, bebe café.
Cuando la escucha murmurar "¿ha visto a mi hija?", John se levanta para ir a verla.
En eso, suena el teléfono y Madelegine se despierta. Sorprendiéndose, evidentemente, al ver
que está desnuda en la cama de un extraño. Haciendo evidente en su semblante la
desconfianza y el temor. John, al verla despierta, le ofrece un café y la invita a la chimenea.
Madeleigne le pregunta qué hace allí y qué ha sucedido. Scottie le cuenta (sin confesar que
la sigue para investigarla) que ella se cayó en la “Bahía de San Francisco”, y que él la sacó
del agua y trató de secarle el pelo lo mejor posible.
Madeleigne no parece recordar que se cayó a la Bahía. Sin embargo, sí recuerda que estuvo
en “Old Fort Point”, pues va a menudo allí a ver la puesta de sol, menciona.
Agrega que recuerda que fue de compras y a de paseo. Y le asegura que nunca ha estado en
el “Museo de la Legión de Honor”.
Ella le da las gracias y se disculpa por las molestias causadas. Agrega que dice que pudo
llevarla a su casa. A lo cual Johns responde que ignora dónde ella vive, y que además pensó
en que no querría llegar en ese estado a su casa. Ella le responde que se alegra, ya que de ese
modo le ha podido conocer y darle las gracias por salvarle la vida. Le dice su nombre
“Madeleigne Elster”. Y él presentándose como “John Ferguson”. Agrega que sus conocidxs
lo llaman Scottie o John. Y ella decide llamarle John.
Ella pregunta si él ha de vivir solo. John responde que sí. Ella menciona que nadie debería
vivir solx. Y agrega que está cansada. Junto con preguntarle a John a qué se dedica. John,
mintiéndole, le dice que a pasear, por ahí.
Recibe una llamada de Gavin, quien le dice que la llevará pronto a casa. Gavien pregunta si
le pasó algo, John responde que se repondrá enseguida, advirtiéndole que ella no sabe lo que
hizo ni lo que pasó.
Cuando sale de la habitación en la que entró para atender la llamada, se percata de que
Madeleigne se ha marchado. Ha cogido su ropa y ha dejado la bata que le prestó John, en la
cocina. El protagonista se asoma, apurado, a la ventana, donde ve cómo ella sube a su auto y
se va.
En la misma escena, también aparece Midge, quien se encontraba en su auto vigilando las
afueras de la casa de John, dejando en evidencia otra conducta de obsesión y acoso. La amiga
de John ve salir a Madeleigne de la casa de éste, concluyendo que John se ah divertido con
esta mujer. Denotando celos.
Al día siguiente Scottie se encuentra en el mismo lugar que siempre: a las afueras del hogar
de Madeleigne. Vuelve a seguirla, sorprendiéndose esta vez con que la mujer se dirige a la
casa del protagonista. Ella ha ido a dejarle una carta en su puerta.
Él decide estacionarse y bajar de su auto. Hacer como si acabara de llegar y sorprenderla. La
saluda y le recrimina el hecho de su desaparición de ayer. Madeleigne aclara y confienza que
se ha sentido avergonzada por los malestares que creyó causar y que por eso decidió irse.
Pero que ha vuelto para dejarle una nota de agradecimiento y de disculpa. Johns asegura que
no es necesario la disculpa, ya que para él no fue en absoluto una molestia, sino que, por lo
contrario, disfrutó de su compañía y de la conversación. Le comunica que estuvo encantado
de haberla conocido. Aquí, se comienzan a evidenciar intenciones amorosas por parte de
Scottie hacia Madeleigne.
La mujer le explica que no pudo enviar la nota por correo porque desconocía su dirección,
por lo cual decidió venir hasta su casa personalmente, habiéndole servido de referencia la
torre “Coit”.
Scottie la invita un café y ella lo rechaza, volviendo a su coche. Aunque John opa por acosarla
y no dejarla marchar. Preguntándole a dónde se dirige. Ella, un poco extrañada por lo que se
puede evidenciar, le contesta que a pasear. John le contesta que él piensa hacer lo mismo. Por
lo que le propone salir a pasear juntos.
En un comienzo, la mujer se resiste. Argumentando que unx vaga solx, que con compañía
siempre se va a alguna parte. John le contraargumenta diciéndole que no necesariamente.
Que se puede simplemente vagar, sin ir a algún lugar en particular, en compañía. Ella termina
por aceptar.
Van hasta un bosque de secuoyas, en donde comentan la edad del árbol, el cual data de más
de 2.000 años. Ella señala que no le gustan esos árboles, pues, le recuerdan que ha de morir
algún día. Luego, ambxs ven tra un tronco que está talado y en exposición, al cual lo usaron
como “línea de tiempo histórica” para marcar los sucesos en sus anillos. La mujer, ida, posa
su dedo en el tronco talado, y agrega que “en algún lugar” de cierto anillo, ella nació. Y que
-corriendo un poco su dedo- en algún lugar del tronco, ella murió.
Madeleigne, luego de ello, parece entrar en trance y se aleja, y se pierde de la vista de John,
como un fantasma. El protagonista, con desconcierto y preocupación, la sigue hasta
encontrarla apoyada en uno de los árboles.
Al verla en ese estado de trance y evidente confusión. John le pregunta cuándo nació. Ella
responde que hace mucho tiempo atrás. Él le pregunta qué le impulsó a lanzarse a la Bahía.
Ella, desesperada y ofuscada, le pide a John que no siga haciéndole preguntas y que por favor
la sacase de ese lugar. A algún otro donde haya luz, pidiéndole que no vuelva a preguntarle
de nuevo sobre ello, por favor.
John comprende que Gavin, al igual que él, la obligó a modificar su ropa, su cabello y el
modo de hablar, así como a simular aquellos trances y a saltar a la bahía. Entendiendo
también que él fue elegido como cómplice para el crimen de Gavin, debido a su accidente y
a su patología.
Hablando con ella consigue llegar hasta lo alto del campanario sin que apareciera su
acrofobia, viendo el lugar donde se escondieron aquel día los dos, hasta que todo se despejó
y pudieron regresar a la ciudad y a pesar de ser libre la abandonó porque sabía que ella no
podía hablar, reconociendo ella que le entregó algo de dinero y el collar de Carlotta, habiendo
sido esa su equivocación, pues no se deben guardar, según asegura John, los recuerdos de un
crimen.
Él lamenta que le engañara con todo lo que la había amado. Ella desesperadamente
obsesionada, le asegura a John que también lo ama, y que por eso permitió que la convirtiera
en Madeleigne. John, en un comienzo, se niega al amor de Judy, hasta que ella lo besa, y él
responde al beso, debido a su obsesión.
Mientras se besan se escuchan unos pasos y surge por las escaleras una figura vestida de
negro, asustando a Judy, que se aleja de la figura que cree un fantasma sin darse cuenta de
que tras ella está hay una de las aberturas de la torre. Cae al vacío y muere. Sin que John
pueda hacer algo. Ella cae antes de darse cuenta que se trataba de una monja que al ver lo
ocurrido se santigua y hace sonar la campana mientras Scottie sale hacia la cornisa desde la
que mira horrorizado el cuerpo de Judy, sin sentir el menor atisbo ya de vértigo.
III) Contexto
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Buscan obtener excitación sexual al observar personas desnudas o realizando algún tipo de
actividad sexual. Aquellxs que presentan esta conducta son conocidos como «voyeristas».
industrialización. Pues, se evidencia, en la mayor parte de las escenas, el fondo atiborrado de
ciudad; de edificios, máquinas y construcciones; una sociedad obsesionada con el progreso.
Y lo que con ello deviene para la/el sujeto/a social: ser social constantemente
obsesionada/e/o, patología que se ve reflejada en, principalmente, el amor (amor romántico,
sinónimo de obsesión) y en diversas patologías como trastornos obsesivos compulsivos y
fobias varias. Todo ello reflejado en lo largo de la película.
Espinoza continúa añadiendo que:
“Para la posguerra, ya varios artistas habían pensado que una única forma narrativa de contar la
diversidad de experiencias no daría cuenta de las percepciones que se tenían de los acontecimientos
de la época. Un individuo fragmentado, disuelto, con la totalidad del yo amenazada y disgregada, era
una representación imposible desde el modo de representación racional que era el permitido en la
época. Este yo fragmentado no cabía en una narrativa continua y cronológica, en un cuadro
naturalista, en una obra musical limpia y sin variaciones.
Los procesos sociales de ese entonces daban cuenta de un ser humano incapaz de controlar su destino
por sí mismo, víctima de múltiples impulsos externos e internos, tal como lo había diagnosticado
Freud desde la ciencia. Los artistas y los científicos, tanto sociales como naturales, coincidían en una
realidad que había que explorar: el hombre no era dueño de sí mismo”.
Aludiendo aquí a cómo le afectó al protagonista su entorno, pues fue éste debido al cual
Scottie cae al psiquiátrico. Los impulsos externos e internos no le permitieron mantener la
normalidad de su ser individual. El exceso de realidad terminó por obligar a su psiquis a
desconectarse de esa realidad y corregirla por medio de sutiles alucinaciones y sueños
angustiantes.
Toda la película, sostiene una compleja relación con un contexto histórico atiborrado de
elementos que facilitan el desarrollar patologías como la obsesión y comportamientos
obsesivos compulsivos -en estrecha relación con la obsesión- (como los comportamientos
que tiene Scottie luego de salir del psiquiátrico). Contexto que se desarrolla en base a un
crecimiento industrial, económico y mercantil de gran escala, luego de millones de muertes
y destrucción (guerras mundiales). Lo cual, si se sobre piensa (bombardeo de construcciones,
crecimiento de industrias, edificios, comercio, luego de haber vivido épocas de incontables
muertes, torturas, matanzas, etc.) provoca la sensación de, en efecto, vértigo. Miedo. Terror.
Trauma.
Además de todo lo anterior, algo que me llama profundamente la atención, es que en el año
1958 en particular, en EE.UU. se vivía un período de pruebas de detonaciones atómicas
(bombas atómicas) gigantezca. No habiendo mes del año en el cual no se probaran nuevas
bombas en diversos territorios.
IV) Análisis
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ling. Variedad individual del habla.
(irónico o no) de las convenciones temáticas y genéricas del cine clásico, es decir, al utilizar
estructuras narrativas y arquetipos de personajes característicos de la tradición clásica”. A
ello se le denomina, en el texto, como un “mecanismo de intertextualidad genérica” (Zavala;
p.2) que sirve como antecedente de lo que se puede llamar cine posmoderno.
Entonces, gracias al cine clásico que responde a un reconocimiento de convenciones
narrativas y audiovisuales fundadas en 1940, es posible identificar sus correspondientes
antecedentes y variantes, “así como las rupturas a estas convenciones y las formas de
experimentación vanguardista (conocidas como cine moderno)”. Dejando esto en claro, el
autor procede a aclarar que la presencia simultánea y/o alternada de aquellas convenciones
conforma lo que se conoce como cine moderno.
Ahora, si bien el autor establece estas características y diferencias, aclara que no existen
películas netamente clásicas, modernas y posmodernas, al igual que no existe texto que sea
netamente narrativo o argumentativo en sí y por sí mismo. Sino que dependerá de la revisión
de todo componente cinematográfico en cada momento de cada filmación, a además,
dependerá también de la (re)lectura de cada espectador/a/e.
Por otro lado, pero en directa relación con todo lo anterior, el autor plantea, en su otro texto
“Sobre la evolución de los géneros cinematográficos” (2013) que la estética del cine
posmoderno resulta de la “yuxtaposición o el simulacro de elementos convencionales y
vanguardistas” (Zavala, 2013; p.1). Agrega, que los paradigmas estéticos del cine no
responden necesariamente a un orden cronológico, así como tampoco a una exclusividad en
su composición (no existe texto puramente de estructura argumentativa, por ejemplo), sino
que están dirigidos y dependen las lecturas de un/e/a espectador/a/e implícita/e/o, de la
mirada de cada espectador/a/e real y del contexto histórico de cada un/a/e de ellas/es/os y el
de la película en sí.
Aquí, el autor expone los tres paradigmas del cine: a) clásico, b) moderno y, c) posmoderno.
Los cuales responden a las características que también da a conocer en el texto anteriormente
mencionado. En este texto, en particular, plantea paradigmas temáticos, tradiciones
estilísticas y paradigmas genéricos.
En base a estos dos textos, en particular, es que se analiza estructural y formalmente la
película de Hitchcock, junto con apuntes de clases.
Ahora, para analizar la temática de la película, se utiliza el texto de Zúñiga, el cual plantea el
fenómeno obsesivo (compulsivo) en relación a la esquizofrenia.
Texto que se centra en problematizar el trastorno obsesivo o, como mencionan la y el autor/a,
la pseudo obsesión en la condición esquizofrénica. La cual, exponen, suele ir acompañada de
obsesiones compulsivas varias veces.
Plantean que la obsesión, a diferencia de otras patologías, arroja un deseo -en la mayoría de
sus casos- consciente, lo cual detona un goce inconsciente. Esta patología, acompañada
muchas veces por la compulsión, se presenta en la esquizofrenia como un vehículo para
subsanar la psicosis. Vale aclarar que la presencia de obsesión no significa inmediatamente
un cuadro esquizofrénico, pero cuando se trata de una obsesión compulsiva, se está frente a
la antesala de una posible esquizofrenia o, dicho de otro modo, una pseudoesquizofrenia.
Cuando se habla del “vehículo” para subsanar la psicosis, se habla del medio por el cual la
mente de la/le/el individua/e/o intenta “volver” a la realidad impuesta. Para comprender ello,
creo necesario mencionar qué es la psicosis, de la cual Freud menciona que: “En la mecánica
de la psicosis, especialmente en la esquizofrenia, existe una desgarradura en el vínculo del
yo con la realidad exterior. Existe una disfunción en su intento de conciliar las exigencias de
estos dos campos y el delirio sería un parche a modo de intento de reconstrucción curativa.
(Freud, 1924).” (Zúñiga, 2016; p.65). Puede, entonces, la obsesión, comprenderse como el
deseo que entrega goce inconsciente al crear delirios que le permiten a la mente “volver a la
realidad”. O, también como el deseo que entrega goce insconsciente al crear otra u otras
realidades paralelas.
Es importante explicitar, para comprender la obsesión como patología psicótica, lo siguiente:
“La psicosis niega la realidad, para después intentar reemplazarla activa y constructivamente
(Maleval, 1981).”, pudiendo la/le/el individuo desarrollar una obsesión para intentar
reemplazar la realidad, pues, su mente “lo necesita”.
Lacan, plantea que el mecanismo por el cual el yo rompe con el mundo exterior es la
forclusión, que se comprende como el “mecanismo específico que opera en la psicosis por el
cual se produce el rechazo de un significante fundamental, expulsado del universo simbólico
del sujeto. Cuando se produce este rechazo, el significante está forcluido.” (Lacan).
En cuanto a la obsesión como tal, en el texto se especifica y se aclara que “la vivencia
obsesiva [...] en tanto imposición forzada y sin control, no incluye de suyo en forma obligada,
la conciencia de enfermedad de parte del individuo que lo padece. Puesto en un plano
sindromático descriptivo, es legítimo pensar lo obsesivo, como una dimensión que va desde
un polo de duda neurótica, por un lado, hasta uno de certeza delirante psicótica, por el otro
(Zúñiga; p.70). En el film de Hitchcock, el protagonista no parece ser consciente de su
obsesión, pero debido a que, en la época en la cual transcurre la película, se pensaba -y aún
hasta nuestros días- que aquella conducta era propia del amor. Un amor romántico sinónimo
de obsesión -la que, muchas veces, desarrollaba compulsión-. A pesar de ello, en algunas
escenas de la película, otras personajes le comentan al protagonista su obsesión por
Madeleigne. Por ende, no se trata de una obsesión inconsciente, sino, más bien, de una no
asumida y normalizada como amor. En este sentido, si bien el protagonista no reconoce nunca
se obsesión, no la padece de manera pscótica. Aunque, su obsesión sí lo lleva a desarrollar
cuadros psicóticos, los cuales, acompañados por una severa melancolía y culpa, lo terminan
por dejar internado. Debido a sueños que lo comienzan a sacar de la realidad y a tener leves
alucinaciones. Todo esto, detonado por un “amor”; por una obsesión.
Sobre lo mismo, se agrega que “el síntoma obsesivo funciona como metáfora paterna o ley
simbólica que pone límite al goce, pero al mismo tiempo es la forma en que el sujeto obsesivo
goza de su inconsciente, introduciendo una dimensión que se corresponde con la pulsión de
muerte” (Zúñiga; p.71).
Pudiendo, entonces, comprender a la obsesión como el resultado de una vivencia traumática
que involucró muerte o amenazó con ella (presenciar y ser testigo de muertes por caída de
alturas), lo cual detonó una trauma o condición psicótica (Vértigo y acrofobia, en el film),
que lo llevó a recurrir, inconscientemente, a la obsesión para responder a la forclusión.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, doy paso al análisis del film en sí. Vértigo se identifica,
de formas evidentes, como un film de índole moderno, principalmente, por sus formas de
romper con lo conocido, hasta ese entonces, en la industria del cine. De hecho, Hitchcock y
su cine se hicieron conocidos por su ruptura de lo tradicional, siendo, en un comienzo, hasta
incómodo para las/les/los espectadores/as. Así, para la compañía distribuidora de Balcon, los
filmes de Hitchcock podrían «confundir y trastornar al público», por sus ángulos extraños y
su rara iluminación de estilo alemán, los contrastes de luz y sombras. Esto, sin dudas, marca
un antes y un después en la industria cinematográfica. Pues, con el tiempo, se reconoce a
Hitchcock como uno de los pioneros en varias técnicas cinematográficas, revolucionando el
campo y siendo imitado y reconocido en todo lo que sigue después. Por el mismo motivo, el
director termina por ser material base y primordial de estudio en la teoría cinematográfica.
Como se menciona en los textos de Zavala, el cine moderno viene a romper con toda una
gama de actitudes y conductas impuestas por una tradición sagrada. Lo cual, el director, logra
romper al momento de comenzar a producir, él mismo, sus obras. Sin la intervención de otros
directores.
Si bien el final del largometraje responde a una estructura y convención clásica, pues, se da
resolución evidente al conflicto de la película, ésta rompe con muchas otras convenciones e
innova en muchas otras. Como, por ejemplo, el juego de colores y la representación del
inconsciente dentro del cine. Se trata de un uso de colores simbólicos, en donde el verde
representa o fantasmagórico, debido a que en su infancia y juventud, Hitchcock asimilaba
este color a eventos de miedo o suspenso.
Esta obra de Hitchcock comienza por explorar el conocimiento de diversas dimensiones otras
de la realidad que no suelen ser evidentes en las experiencias cotidianas, como explica
Zavala.
Por otro lado, la utilización de primerísimos primeros planos, junto con primeros planos,
planos generales y americanos, los cuales tienen como uno de sus objetivos representar la
visión/posición de un personaje más (la/le/el espectador/e/a), así como también la utilización
de una música que siempre está resaltando, inquietando y manteniendo a la/le/el
espectador/e/a atenta/e/o, ansiosa/e/o o intranquila/e/o en cuanto a lo que se avecina. Otro
elemento que evidencia el mismo interés u objetivo -y por el cual el director también se hizo
conocido- es el de la animación de los créditos (ya sean iniciales o finales). A esto se le
termina por denominar paradigma semiologico hitchcokiano, que resalta la importancia de
los créditos con animación, para así involucrar a la/l/el receptor/a/e desde el inicio, hasta el
final. La película Vértigo y sus créditos hacen alusión a la sensación de vértigo y psiquis del
protagonista.
Pasando a otro punto del análisis, y como bien dije en un comienzo, me interesa analizar la
película, además de desde sus componentes técnicos y formales, desde tres perspectivas
principales:
a) Desde la noción de psiquiatría, en donde el personaje principal desarrolla un trauma,
expresado en una fobia severa a las alturas (acrofobia), debido a eventos traumáticos
por los que pasó, los cuales involucraron a la muerte. Una como un accidente y la otra
como femicidio. Esto detona en el personaje (luego de presenciar por segunda vez
una muerte en altura) una conducta obsesiva por “ver” nuevamente a su “amada” en
otra mujer, la cual es pero no es la mujer por la cual él se obsesionó.
Al haber desarrollado dicha obsesión, el protagonista, en primera instancia, cae en el
psiquiátrico por un cuadro severo de melancolía y culpa, luego de haber tenido sueños
densos que estaban afectando en su cotidiano vivir o cotidiana realidad. Luego de
salir de su tiempo en el psiquiátrico, Scottie mantiene conductas obsesivas
pseudoparaoides, al creer ver en todas partes a Madeleigne. Lo cual lo lleva,
posteriormente, a lo que yo considero su cúlmine obsesivo; seguir y acosar a una
mujer idéntica a Madeleigne. A la cual, luego de amedrentar con su visita invasiva a
su departamente, logra “conquistar” y le obliga de formas estimadamente violentas,
a vestirse, maquillarse y a actuar como Madeleigne. Lo cual, se puede concluir,
termina por matar -también- a la mujer -a esta Madeleigne-, no explícitamente, pero
sí simbólica y sutilmente. Primero, con la supresión total de su individualidad como
Juddy, y segundo, como su accidentada muerte al caer del mismo lugar que cayó la
verdadera Madeleigne, debido a la presión a la cual fue enfrentada para llegar hasta
el lugar por el cual termina por caer.
b) La perspectiva social e histórica, tiene relación con dos puntos: 1) la época en la cual
se vivía en ese entonces, y su respectivo paradigma enormemente -si es que no total-
machista y falocéntrico, y 2) el carácter social del animal humano que lo lleva a
responder/actuar según lo que su entorno social (manipulado) le impone sutil y
evidentemente.
En el sentido 1) el protagonista representa a toda una sociedad que considera a la
mujer como un ente al cual conquistar, vigilar, controlar y asesinar. Pues, recuerdo,
que el largometraje vértigo, si bien no es su temática central, trata de un femicidio.
De dos, simbólicamente (el de Madeleigne y el Juddy). Muriendo Juddy (tanto como
Juddy en individualidad, como muriendo por caer de lo alto de una iglesia) producto
de la presión ejercida por la obsesión de Scottie con la imagen de Madeleigne. En la
época, estas conductas eran tomadas y reproducidas como completamente normales,
lo cual reflejaba y se veía reflejado -al unísono- en la sociedad de la época. Y
guardando secuelas hasta el día de hoy con las tan altas tasas de femicidios.
Lo anterior se relaciona inevitablemente con 2) la característica del humano como
animal social, la/le/el cual responde a imposiciones de su entorno social. Es decir,
contestar a estructuras y paradigmas impuestos, para homogeneizar a la población y,
así, mantener un orden estable. Uno de estos paradigmas, impuestos desde la
antigüedad en Grecia, donde la mujer no era considerada ciudadana, así como
tampoco las/les/los esclavas/es/os, fue el de la mujer como parte del hombre y no
como individualidad; la mujer como lugar/cuerpo para ejercer poder y para convertir
en pertenencia. Lo que se ve acompañado por un contexto social industrial donde
generar pertenencias era la nueva y principal actividad “del hombre”; produciendo e
industrializando su entorno (tal y como se muestra en la mayor parte de los fondos de
las escenas de la película). Así, al estar -y seguir siendo- normalizado y naturalizado
el trato violento, obsesivo y material hacia la mujer, en la película también se presenta
como normal, dándole énfasis al suspenso de un crimen policial mezclado con terror,
en vez de al hecho de ser un femicidio por obsesión, y por toda una gama de
imposiciones sociales que posicionan a la mujer como objeto y como pertenencia del
hombre, el cual puede disponer de ella como se le plazca (cambiando su aspecto y su
identidad, como Scottie hace con Juddy, o asesinándola como hace Gavin). En este
sentido, tanto la película como sus personajes, estarían respondiendo (y a la vez
perpetuando) a una sociedad que ha impuesto y normalizado estos patrones. Esto da
paso al siguiente punto de análisis:
c) El ser mujer3 en aquellas épocas, y el ser mujer hoy. El siempre haber sido mujer. El
haber nacido mujer. Pues, el serlo, el haber nacido con esta condición, implica, cruda
y derechamente, ser asesinada debido a la obsesión de un hombre. Quien, primero,
luego de salir de un psiquiátrico (entregando el mensaje simbólico de que la ciencia
avala estos comportamientos) camina por la calle como si nada, siguiendo y acosando
a una mujer desconocida, hasta la puerta de su casa. En donde procede a obligar a la
mujer a que lo deje entrar, utilizando la insistencia de por medio. Sigue con el acoso
por medio de la insistencia y “logra convencerla” de salir a cenar.
Así, termina por “conquistarla” y “convertirla” en su pareja. Desconvirtiéndola de
Juddy para convertirla en su objeto de obsesión Madeleigne. A quien -también de
manera simbólica y sutil, en el film- termina por -volver- a asesinar (esta vez
“realmente”) al empujarla/obligarla a subir hasta “la escena del crimen”. Haciéndola
perder la calma y acorralandola a tal punto que ésta resbale por donde mismo “había
muerto” Madeleigne.
Todo esto es resultado de una naturalización histórica y socialmente llevada a cabo
por un sistema hétero-patriarcal, naturalización que arroja como paradigma uno de
los más grandes de la historia: el amor romántico. El cual, en este trabajo, es
comprendido como sinónimo de obsesión. Quedando en evidencia, así, la relación
demasiado estrecha entre obsesión y amor romántico, impuesto por una sociedad y
una historia que ha conformado el papel de mujer de tal forma, para poder imponer
esta noción de amor.
3
La cursiva es mía, y se debe a que me interesa cuestionar el concepto de “mujer” como una
imposición histórica que tiene como finalidad cumplir un rol social que determina patrones y
conductas las cuales cumplir para ser “mujer”. Patrones y conductas enormemente dañinos para la
invidualidad con vagina, llevándole siempre a papeles y situaciones de violencia, sumisión,
violaciones, invisibilizaciones, asesinatos. De además cuestionar el binarismo también impuesto
por una sociedad binaria y heteronormada, donde si no eres mujer ni hombre, no tienes derecho a
tener identidad.
V) Bibliografía