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SELECCIÓN DE POEMAS ÁRABES CONTEMPORÁNEOS 1

SELECCIÓN DE KAMAL CUMSILLE

NIZAR QABBANI (Siria, 1923-1998)

HISTORIA DE LAS MUJERES

Léeme para que te sientas siempre orgullosa.


Léeme cada vez que busques en el desierto
una gota de agua.
Léeme cada vez que cierren las puertas
de la esperanza a los enamorados.
Yo no escribo la tristeza de una sola mujer.
Escribo la historia de las mujeres.

PRIMERA PÁGINA

Veinte años en el camino del amor


y aún no conozco el camino.
Veinte años, libro del amor,
y todavía voy por la primera página.

UNA PATRIA EN EL ABRIGO DE PIEL

Cuando llueve en Beirut


necesito un poco de cariño.
Entra en mi abrigo húmedo,
entra en el jersey de lana, en mi
piel, en mi voz.
Concédeme una patria en el abrigo de piel gris.
Come, cual caballo, en la hierba de mi pecho.

AMOR AL ESTILO ESPAÑOL


1
Traducción del árabe: María Luisa Prieto de todos los poemas, salvo en aquellos que se
indica lo contrario.
1
¿Cómo alejarme de ti? Si nuestra historia
es más bella que la llegada de la primavera,
más bella que una gardenia
en el pelo negro de una mujer española.

SUFICIENTE

Tu presencia es suficiente
para que el lugar deje de existir.
Tu llegada es suficiente
para que nunca llegue el tiempo.

PECES INESPERADOS

No te he amado hasta ahora, pero


la inevitable hora del amor llegará
y el mar lanzará peces inesperados
en tus pechos.

PULSERAS

Todas las pulseras del mundo son pequeñas para ti


excepto la pulsera de mi amor.

POEMA SURREALISTA

Ni tú, amor mío eres razonable,


ni yo lo soy.
¿Es cualidad del amor
quebrar lo normal, lo cotidiano y lo razonable?
¿Es condición del amor, querida mía,
olvidarnos de nuestros nombres?
¿Es condición del amor, amada mía,
no mirar delante ni detrás?

2
¿Es condición de amor, cariño mío,
confesarme asesino, siendo víctima?

Ni tú, amor mío, eres razonable


ni yo lo soy.
Borra, cuando esté enfadado,
de mis palabras la mitad,
domestica mis sentimientos,
corta mis uñas
y recoge todos los espinos y los lodos.
Y créeme siempre que venga, amor mío,
con las flores, las lunas y las estaciones.

Ni tú, amor mío, eres razonable


ni yo lo soy.
A pesar de todo
siguen el rechazo y la aceptación.
A pesar de todo
siguen la risa, el grito, el amanecer y el atardecer.
¿Qué perderemos, cariño mío,
si me das la mano
y las mías viajan sobre el oro labrado?
¿Qué perderemos, reina mía,
si nos lanzamos, como dos pájaros, a los campos?
¿Qué perderemos, princesa mía,
si estampo un beso en el tímido rojo?
¿Qué perderemos, amor mío,
si nos elevamos como los místicos
al grado de arrobamiento y encarnación?
¿Qué perderemos, amor mío,
si bendecimos al mensajero?

SIN MANOS

No esperaba
que me atravesaras cual flecha pagana.
No esperaba
que entraras en mi lenguaje, en mis palabras
3
y en los gestos de mis manos.
No esperaba
que te volvieras culta.
No esperaba
perder la corona y mi derecho de sucesión:
era fuerte y famoso,
mis soldados llenaban la tierra y el mar
y mis banderas cubrían los orientes.
No esperaba que hubiera un terremoto,
que se partiera el mar,
y que un día, tus ojos me dividieran en dos.

No esperaba
cuando te besé, olvidarme los labios.
No esperaba
cuando te abracé, volver sin manos.

INSUFICIENCIA

Llevo treinta años


soñando con el cambio,
escribiendo el poema rebelde, el poema en crisis,
el poema de seda...

Llevo treinta años


jugando con el lenguaje a mi antojo,
escribiendo la historia a mi antojo,
poniendo los puntos, las letras, los nombres y los verbos
al mando de las mujeres,
y aparentando ser el primero en el arte del amor,
cuando soy el último.

Cuando entré, amiga mía,


en el gran palacio de tu amor,
se me rompió en la mano el frasco de perfume.
Se rompieron en mi boca las palabras,
y se rompió la expresión.

4
Sigo sintiéndome pequeño, amor mío
siempre que viajo por tus ojos.
Siempre que miro tus manos
me siento pequeño.
Siempre que me acerco a tu belleza salvaje, amor mío,
me siento pequeño.
Siempre que repaso mis escritos,
antes de verte, amor mío,
me siento pequeño.

EL AMOR NO SE DETIENE ANTE LA LUZ ROJA

No pienses jamás: la luz está roja,


no hables con nadie: la luz está roja,
no polemices sobre textos jurídicos
ni sobre gramática,
morfología,
poesía
o prosa:
el intelecto es maldito, repugnante, despreciable...

No abandones
tu gallinero lacrado: la luz está roja,
no ames a mujer ni a rata:
la luz del amor está roja,
no cohabites con pared, piedra o asiento:
la luz del sexo está roja.
Sigue clandestino,
y no descubras tus decisiones ni a las moscas,
sigue analfabeto,
y no formes parte del adulterio ni de la escritura:
en nuestra época, el adulterio
es menos grave que el delito de la escritura.

No pienses en los pájaros del país


ni en los árboles, ríos y noticias del país.
No pienses en los que usurpan el sol del país:
la espada de la opresión te alcanzará de mañana
5
en los titulares del periódico,
en los pies del poema
y en los posos de tu café.
No duermas en los brazos de tu esposa...
al alba, tus visitantes estarán bajo el sofá.

No leas libros de crítica ni de filosofía:


al alba, tus visitantes
estarán infiltrados, como carcoma, en todos los estantes de la biblioteca.
Sigue en tu barril lleno de hormigas, mosquitos y basura,
sigue ahorcado por los pies hasta el día del Juicio,
sigue ahorcado por la voz hasta el día del Juicio,
sigue ahorcado por el intelecto hasta el día del Juicio;
sigue en tu barril para no ver
el rostro de esta nación violada.

Si intentas ir a ver al sultán,


a su esposa,
a su suegro
o a su perro, responsable de la seguridad nacional,
que come pescado, manzanas, niños
y también carne humana,
encontrarás la luz roja.

Si un día intentas leer


el parte meteorológico, las esquelas de difuntos o la sección de sucesos,
encontrarás la luz roja.
Si intentas preguntar el precio del medicamento contra el asma,
de los zapatos de los niños
o de los tomates,
encontrarás la luz roja.
Si un día intentas leer
la página del zodíaco
para conocer tu suerte antes del petróleo
y después del petróleo,
o para conocer cuál es tu número en los batallones de las bestias,
encontrarás la luz roja.

Si intentas

6
buscar una casa de cartón que te albergue,
una señora -de los restos de la guerra- que quiera consolarte
o unos pechos rotos
y una vieja nevera,
encontrarás la luz roja.
Si intentas
preguntar a tu profesor de clase: ¿por qué
se distraen los árabes de ahora con las noticias de las derrotas?
¿Por qué los árabes de ahora son cristal que se rompe sobre cristal?
Encontrarás la luz roja.

No viajes con pasaporte árabe,


no viajes otra vez a Europa:
Europa, como sabes, rebosa de necios.
Rechazado,
sospechoso,
expulsado de todos los mapas,
gallo herido en su orgullo,
muerto sin combate,
degollado sin sangre...
No viajes por tierras de Dios:
a Dios no le agrada encontrarse con cobardes.

No viajes con pasaporte árabe,


espera, como una rata en todos los aeropuertos:
la luz está roja.
No digas en árabe clásico:
soy Marwán,
Adnán
o Sahbán
a la vendedora rubia de Harrods:
el nombre no significa nada para ella
y tu historia, señor mío, es una historia falsa.

No presumas de tus victorias en el Lido,


Susanne,
Janinne,
Colette
y miles de francesas jamás han leído
7
la historia de Zayr y Antara.
Amigo:
tu aspecto es cómico en la noche de París.
Vuelve inmediatamente al hotel:
la luz está roja.

No viajes
con pasaporte árabe por los barrios árabes:
te matarán por una piastra
y, hambrientos por la noche, te devorarán.
No seas huésped de Hatim Tai2*:
es un embustero
y un estafador.
No te dejes engañar por miles de esclavas
y cofres de oro.

Amigo:
no vayas solo de noche
entre los colmillos de los árabes;
tu estancia se reduce a tu casa,
tu pueblo desconoce tu linaje.
Amigo:
Dios se apiade de los árabes.

EL LENGUAJE IMPOSIBLE
El escritor en mi país
habla todas las lenguas del mundo
menos la árabe:
tenemos una lengua temerosa
en la que se han taponado todos los agujeros de la libertad.

EL POEMA Y LA GEOGRAFÍA

En los países de Occidente, amiga mía,


el poeta nace libre
como los peces en los extensos mares
2
Personaje célebre del folklore árabe, símbolo de la hospitalidad.
8
y canta
en el regazo de los lagos,
en los prados susurrantes
y en los campos de granados.

... Aquí
el poeta nace en un saco de polvo,
canta a reyes de polvo,
a caballos de polvo
y a espadas de polvo.
Es un milagro
que el poeta convierta la noche en día.
Es un milagro
que plantemos flores
entre asedio y asedio.

Nosotros no escribimos
-como el poeta occidental- poesía,
escribimos, amiga mía,
el acta de suicidio.

ESCRITORES SIN DEDOS

Gracias a quien nos lee


en este extenso mapa de arena.
Gracias a quien nos lee
en las alcobas secretas:
somos escritores sin dedos
y profetas sin alfabeto.

DOS ESCRITORES

El buen escritor
es aquel a quien carcome los huesos
el germen del valor.
El mal escritor
es el que se traga antes de dormir
el remache de la máscara.

9
FLOR

En las ciudades saladas,


temerosas,
enmarañadas,
los enamorados sienten vergüenza y bajeza.
En cambio a mí, cuando amo a una mujer,
me sacude el temblor de una flor.

LA PALABRA

No hay más solución


que la palabra.
No me amamanta más pecho
que la palabra.
No me alberga más país
que la palabra.
No hay en mi historia más mujer
que la palabra...

ANUNCIO DE POESÍA

Si mi época no es bella,
¿cómo quieres que la embellezca?
Si me siento sobre las ruinas,
escribo sobre las ruinas
y me enamoro sobre las ruinas,
¿cómo voy a regalarte un ramo de flores?

¿Cómo voy a quererte,


Cuando la escritura es danza
sobre una bandeja de cobre y brasas?
Y si la tierra es un teatro de violencia,
¿cómo quieres que cure mi violencia?

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Los mamelucos quieren dominarme,
beberme la sangre y la tinta,
quieren la cabeza del poema para descansar,
y a la poesía y al amor he confiado mi poder.

Te amo, relámpago que alumbra mi vida


y candil de aceite en el interior de mi pecho.
Sé la amiga de mi libertad,
sé mi reverso en todas mis guerras
y camina conmigo bajo los arcos de mi victoria.

Si mi poesía no tiene eco


en quienes despellejan a los pueblos,
no es mi poesía...
PATRIA DE ALQUILER

1
Cada día
me siento con un amigo italiano, Roberto.
Cada día
llevo esbozos de poesía
y me los como en lugar del desayuno...
Roberto conoce mi rostro,
mide el viaje de mi tristeza en metros.

2
Cada día
camino sobre las hojas secas.
Cada día
hablo con el lenguaje de la hierba
y entiendo los sentimientos de los árboles.
Cada día
construyo una esperanza con los colores del espectro
y un pueblo de flores...
Cada día
guardo en él la montura del mar.
La policía dice: no hay mares.
Cada día

11
construyo un país en el que vivo
y las lluvias lo arrastran...

3
Cada día
me pongo un abrigo,
cruzo la calle,
ocupo un asiento,
pido un café
y compro los periódicos de los países de Oriente Medio.
No me entusiasmo por abrirlos:
las noticias son las noticias
en el siglo primero y en el décimo.
Las noticias son las noticias...

4
Cada día
me siento con un amigo italiano, Roberto.
Cada día
pido una copa de coñac francés,
me trago una espada de fuego,
escribo poesía en una servilleta
y llora al leerla la chica del bar...

5
Cada día
se sienta en mi cama una mujer
y el destino me la arrebata.
Cada mujer lleva un hijo mío
y el huracán la golpea.
Cada día
escribo un poema a la libertad
que prohiben hasta los que son libres...

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Ay, amiga mía:

12
las hormigas tienen patria,
los gusanos tienen patria,
las ranas tienen patria,
los ratones tienen patria,
las liebres tienen patria,
las lagartijas y las cucarachas...
pero yo no poseo ninguna patria.
Por eso, amiga mía, vivo
en una patria de alquiler.

SUEÑO NACIONAL

No ceso de aborrecer la guerra civil,


creo sueños
y digo que Dios
juntará algún día las entrañas
de mi cuerpo, que sienten nostalgia por Bagdad,
con mi corazón que posee una mujer de Damasco...

NAZIK AL MALAIKA (Iraq, 1923-2007)

CALENDARIO

Para nuestros pasos había un pasado; está muerto


Desde hace cientos de años.
Los años han borrado su recuerdo
Y lo han colocado entre los muertos.

Durante mucho tiempo hemos buscado


Sus astros desaparecidos,
Hemos recurrido al imposible
Para devolverle la vida.

Hemos intentado, traspasando los siglos,


Hacerle volver a sus comienzos,
Esperando recobrar nuestros sentimientos,
Y hemos regresado con las manos vacías.

13
Hemos atravesado las tinieblas,
Franqueado lo impasible, inmóvil,
Excavando los huesos amontonados,
Y no hemos encontrado lo extraviado.

Hemos visto, allí, frentes


Que no veían porque estaban ciegas,
Ojos ensimismados en la vida
Silenciosa, porque estaban mudos.

Hemos visto restos de corazones


Embalsamados con el recuerdo.
En vano habían intentado encontrar
El sentido... eran restos.

Hemos visto labios vacíos


Que no emitían quejas ni sentían hambre
Y manos marchitas, plegadas,
Cuya desgracia no provocaba lágrimas.

Nos preguntamos por nuestro pasado


Y tropezamos con un ataúd.
Allí, sobre la tumba, yacía el tiempo descolorido.

Regresamos al calendario:
¿Se puede engañar a los días?
Y oímos gritar a los restos
Tras el sarcasmo de las cifras.

Vimos el mañana esperado


Arrastrando su mitad paralizada,
Arrastrando su mitad despreciada,
Su mitad congelada, inerte.

Allí, un libro se cerraba


Y finalizaba el antiguo canto.
Mañana, la vida germinará
Sobre las heridas del doloroso tiempo.

La voz del ayer se perderá


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En el torbellino profundo del tiempo
Y sentiremos en nuestras copas
La palpitación del sueño que se despierta.

De Chispas y cenizas (1949)

15
AL SAYYAB
Badr Shakir Al Sayyab (Iraq, 1926-1964)

TESTAMENTO DE UN AGONIZANTE

¡Silencio! Silencio de los cementerios en vuestras tristes calles.


Yo clamo, grito, me lamento y en el silencio oigo
la solemne nieve esparcida en la sombra
donde se repiten unos pasos solitarios cuyo eco se traga
la ciudad, como si una bestia de hierro y piedra
devorara la vida y no quedara vida desde la tarde hasta el día.
¿Dónde está Iraq? ¿Dónde está el sol de sus mañanas, transportado por un
navío
sobre el agua del Tigris o del Buwayb? ¿Dónde están los ecos de los cantos
que palpitan cual alas de palomas sobre las espigas y las palmeras,
acudiendo desde cada casa al aire libre,
desde cada colina que cubren las flores de las llanuras?
Si muero, patria, no tengo mayor deseo que
una tumba en tus tristes cementerios, y si
me salvo, no quiero de la vida más que una choza en tu campo.
Por tus desiertos infinitos, para protegerte de las desgracias,
yo daría las calles y los barrios de Londres.
Tal vez muera mañana: el mal corta sin contemplaciones
la cuerda que ata a la vida
los escombros de mi cuerpo, como una casa
de muros desgastados por el viento y techo perforado por goteras.
Hermanos, dispersados desde el Sur hasta el Norte
por caminos, llanuras y altas montañas,
hijos de mi pueblo en aldeas y ciudades amadas,
no reneguéis de los dones de Iraq,
habéis habitado el mejor país, entre el verdor y el agua:
al sol, luz de Dios, lo inundan el verano y el invierno,
no lo olvidéis por otro.
Esto es un paraíso: cuidado con la víbora que repta por su fertilidad.
Yo estoy muerto, y un muerto no miente. Reniego de todo pensamiento
si el corazón no es su fuente.
Resplandor del día,
inunda Iraq con tu oro porque del barro de Iraq

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es mi cuerpo, y del agua de Iraq.

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ABD AL WAHHAB AL BAYATI
(Iraq, 1926-1999)

NACER EN CIUDADES QUE NO HAN NACIDO

Nazco en ciudades que no han nacido


pero en la noche otoñal de las ciudades árabes,
con el corazón roto, muero.
En Granada entierro mi amor
y digo:
"No hay más vencedor que el amor".
Quemo mi poesía y muero.
Y sobre las aceras del destierro
resucito
para nacer en ciudades que no han nacido
y morir.

MORIR EN LA POESÍA

Caminamos hacia el mar despidiéndonos del sol


que se sumergía en una ola. Ella me dijo:
La poesía está prohibida, como el vino,
pero yo en la poesía muero.
¿Quién es Lara, Aisha
o este horizonte cerrado?
Le respondí: Ella es el amor perdido y el tiempo ausente,
y si quieres más,
ven, sumerjámonos en el mar.

NACIMIENTO

La creatividad es amor,
El amor es muerte
y la creatividad, el amor y la muerte son nacimiento.
¿Por qué, entonces, murieron Neruda y Hikmet?
¿Por qué la última rosa

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del balcón de mi casa se abrasó?
¿Por qué la estrella de mi amor se ocultó?

BAGDAD
A pesar de lo que dure el diálogo de la distancia,
Bagdad seguirá siendo
sol incandescente,
fuente renovada,
fuego eterno,
visión cósmica
para la infancia del poeta.

De El jardín de Aisha, 1989

19
AMAL DUNQUL (Egipto, 1940-1983)

EL FUTURO TESTAMENTO

GÉNESIS

Capítulo primero

En el comienzo fui hombre, mujer y árbol.


Fui padre, hijo y espíritu santo.
Fui la mañana, la tarde
y la mirada fija y circular.
Mi trono era de piedra en la ribera del río.
Las ovejas
pacían, las abejas zumbaban en torno a las
flores, las ocas flotaban en el silencioso lago
y la vida latía como un molino lejano
cuando observé que todo lo que veía
no libraba al corazón del hastío.
(La pelea de gallos
era mi única distracción
en mi solitario asiento
entre las enmarañadas ramas).
Capítulo segundo
Pensé: si me acerco al agua y me baño, me partiré,
(si me parto, seré doble... y sonreí).
Tras bañarme,
del calor de los labios, las flores tejieron un chal
con el que cubrí mi tembloroso cuerpo.
(Mi trono flotaba cual arca).
Un pájaro voló sobre mi cabeza
y se posó, sacudiéndose la humedad.
Miré en las profundidades del agua.
Miré. Y vi
mi rostro adornado con una corona de espinas.

Capítulo tercero

Dije: Que haya amor en la tierra, pero no lo hubo.


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Dije: Que el río se disuelva en el mar, el mar en la nube,
la nube en sequía y la sequía en fertilidad. Y germine
pan para sostener los corazones hambrientos y hierba para los rebaños
de la tierra, sombra para los exiliados en el desierto de la tristeza.
Vi al hijo de Adán erigiendo sus cercados en torno a la plantación de
Dios, contratando guardianes, vendiendo pan y agua
a sus hermanos y ordeñando las escuálidas vacas.
Dije: Que haya amor en la tierra, pero no lo hubo.
El amor sólo lo poseyeron quienes pudieron pagarlo.
... Y Dios vio que eso no era bueno.

Dije: Que haya justicia en la tierra: ojo por ojo y diente por diente.
Dije: ¿Devorará el lobo al lobo y el cordero al cordero?
No pongas la espada en cuellos de niños y ancianos.
Vi al hijo de Adán matando al hijo de Adán, incendiando
las ciudades, hincando su puñal en el vientre de embarazadas,
arrojando los dedos de sus hijos a los caballos como pienso, decorando el
banquete de la
victoria con rojos labios gimientes.
La justicia había muerto y regía la ley del rifle. Sus hijos
eran crucificados en las plazas o ahorcados en los rincones.
Dije: Que haya justicia en la tierra, pero no la hubo.
La justicia sólo la poseyeron seres sentados en tronos de cráneos con sudarios
como manteles.
Y Dios vio que eso no era bueno.

Dije: Que haya razón en la tierra con su voz equilibrada.


Dije: ¿Construirán los pájaros sus nidos en las bocas de las serpientes?
¿Vivirán los gusanos entre las llamas? ¿Se pintará
el búho los ojos con kohol? ¿Sembrará la sal quien espera el trigo, con el
transcurrir del tiempo?
Vi al hijo de Adán enloquecer: talando los árboles,
escupiendo en el pozo, arrojando aceite al río,
viviendo en una casa con una bomba escondida
bajo la puerta, hospedando escorpiones en el calor de su pecho,
legando a sus descendientes su fe, su nombre y la camisa de combate.
La razón se convirtió en un mendigo exiliado, apedreado por
niños, arrestado por guardianes de fronteras, con la identidad patriótica
anulada por los gobiernos y el nombre incluido en
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las listas de los que odian a su país.
Dije: Que haya razón en la tierra, pero no la hubo.
La razón cayó en un ciclo de exilio y prisión hasta que enloqueció.
Y Dios vio que eso no era bueno.

22
ADONIS (ALI AHMAD SAID) (Siria, 1930-)

EL TIEMPO

Abrazo a la espiga del tiempo,


mi cabeza es una torre de fuego.
¿Qué es esta sangre que palpita en la arena
y qué es este ocaso?
Llama del presente, ¿qué vamos a decir?

En mi garganta están los jirones de la Historia


y en mi rostro los signos del sacrificio.
¡Qué amargo es ahora el lenguaje!
¡Qué angosta la puerta del alfabeto!

Abrazo a la espiga del tiempo,


mi cabeza es una torre de fuego.
¿Se ha convertido el amigo en verdugo?

Un vecino ha dicho: ¡Cuánto tarda Hulagu en venir!


¿Quién llama a la puerta? ¿El recaudador de impuestos?
Dale el tributo... siluetas de mujeres
y de hombres... imágenes que caminan...
Nos hemos hecho señales, nos hemos intercambiado secretos.
Nuestros pasos son una hebra de muertos.
¿Tu muerto viene de tu Señor
o tu Señor viene de tu muerto?
Perdido por el enigma, se inclina
cual arco de terror sobre sus días encorvados.

- Tenía un hermano. Desapareció. Mi padre se volvió loco.


Mis hermanos murieron. ¿A quién invocar?
¿Hay que abrazar a la puerta, suplicar a la alfombra?
- Delira. Trae la tabaquera y cúralo con el rapé de los sabios.

Cadáveres que el asesino lee cual anécdotas.


¿Este montón es un granero de huesos, la cabeza de un niño
o un trozo de carbón?

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¿Es un cuerpo esto que veo o un esqueleto de barro?
Me inclino, arreglo dos ojos y remiendo una cadera.
Tal vez la intuición me ayude
y me guíe un fulgor de memoria
pero es inútil que investigue la delgada hebra,
inútil que junte una cabeza, dos brazos y dos piernas
para descubrir la identidad del muerto.

- ¿A quién predica la hormiga y por qué asustarse?


Poesía es mezclar en el ojo esta trágica chispa.
Éxtasis es ver tu casa volar en estallidos hacia Dios.
Encaramada a un alminar,
la lechuza del adivino ulula.
De su grito ha tejido un arco iris
y, ahogada de alegría, ha llorado
Abrazo a la espiga del tiempo,
mi cabeza es una torre de fuego.
El payaso ha revelado sus secretos.
Este tiempo rebelde es una tienda de alhajas,
un pantano de profetas.
El payaso ha revelado sus secretos.
La verdad será la muerte, el pan de los poetas
y lo que se llamó o se convertirá en patria
no es más que un instante a la deriva
sobre el rostro del tiempo.

El payaso ha revelado sus secretos.


Esplendor del diluvio, ¿dónde está tu llave?
Inúndame de gracia, toma mis últimas riberas,
tómame.
Un abismo ardiente me ha hechizado,
un camino por el que huyen los caminos.

Abrazo a la espiga del tiempo,


mi cabeza es una torre de fuego.
Mi alma ha olvidado sus pasiones,
ha olvidado su patrimonio, oculto en la casa de las imágenes.
No volverá a recordar lo que ha dicho la lluvia,
lo que ha escrito la tinta de los árboles.
24
Mi alma no dibuja más que una gaviota
empujada por las olas contra las amarras de un barco.
No escucha más que un grito metálico:
he aquí el corazón de la ciudad,
luna rota, unida al ombligo de un fantasma de chispas.
No sabe que Dios y el poeta
son dos niños que duermen en la mejilla de una piedra.

Mi alma ha olvidado sus pasiones,


por eso temo la sombra
y el bosquejo del futuro,
por eso me invade la duda
y el sueño se me resiste.
Amarrado, corro de un fuego a otro,
sofocado bajo el sudor que chorrea por mi cuerpo,
compartiendo con los muros el insomnio de la noche
(fieras son los pasos de la noche).
A menudo he dicho a la poesía sedimentada
en el fondo de mi memoria:
¿qué es esta sierra en mi cuello?
¿Quién me dicta la aleya del silencio?
¿A quién contaré mis cenizas?
Yo, que no sé arrancar el pulso y arrojarlo a la mesa.
Yo, que rechazo hacer de mi tristeza un tambor para el cielo.
Así pues diré: mi vida ha sido morada de espectros,
molino de viento.

Abrazo a la espiga del tiempo,


mi cabeza es una torre de fuego.
Los árboles del amor en Qassabin
son hermanos de los árboles de la muerte en Beirut.
El bosque de mirto consuela al bosque del exilio.
Qassabin penetra en el mapa de la hierba
y destila las entrañas de las llanuras.
Beirut penetra en el mapa de la muerte:
las tumbas son jardines, despojos, campos.
¿Qué fuerza vierte a Qassabin en Tiro y Sidón
y es Beirut quien se derrama?
¿Qué es eso que alejándose se aproxima?
25
¿Quién mezcla en mi mapa esta sangre?

El verano se seca y el otoño no ha llegado,


la primavera ha ennegrecido en la memoria de la tierra,
el invierno es como la muerte lo dibuja:
agonía y hemorragia,
época surgida de un frasco de predestinación
y de la palma de la suerte,
época del extravío que improvisa el instante y rumia el aire.

¿Cómo podréis reconocerla?


Un muerto sin rostro que contiene todos los rostros.

Abrazo a la espiga del tiempo,


mi cabeza es una torre de fuego.
Agotado, me doy la vuelta y observo:
¿Qué son esos andrajos? ¿Crónicas, países,
banderas colgadas al acantilado del crepúsculo?

En un instante leo las generaciones,


en un cadáver reconozco miles de cadáveres.
Me sumergen los abismos del absurdo,
mi cuerpo se escapa,
mi rostro no aparece en el espejo,
mi sangre huye de las arterias.
¿Será porque no veo a la luz
transportar mis sueños hacia ella?
¿Será el lugar más remoto de un mundo
que los demás bendicen y yo maldigo?
¿Qué es esto que desarraiga mis profundidades
y se marcha entre la jungla del deseo,
los países, los océanos de lágrimas
y la descendencia de símbolos,
entre las venas y los sexos,
las épocas y los pueblos?
¿Qué es esto que divide mi alma y me destruye?
¿Acaso soy la encrucijada de caminos?
En el instante del descubrimiento ¿ha dejado mi camino
de ser mi camino?

26
¿Soy más que un ser, mi historia es mi abismo
y mi plazo mi incendio?
¿Qué es esto que en una carcajada se eleva
de mis miembros ahogados?
¿Soy múltiples seres que se preguntan:
¿Quién eres? ¿De dónde vienes?
¿Son mis órganos los bosques del combate
en una sangre-viento, en un cuerpo-hoja?

¿Soy un loco? ¿Quién soy en estas tinieblas?


Enséñame y guíame, locura.
¿Quién soy, amigos? Respondedme,
vosotros, los visionarios, los oprimidos.

Ojalá pudiera escaparme de mi piel


sin saber quién he sido ni quién seré.
Busco un nombre, algo que nombrar,
pero nada es nombrable.
Una época ciega, una Historia cegada,
una época de limo y una Historia de ruinas.
El dominador es dominado.
¡Alabadas seáis, tinieblas!

Abrazo a la espiga del tiempo,


mi cabeza es una torre de fuego.
Mi antepasado semita es agarrado
por lo que ha engendrado el destino ciego.
¿Un papagayo? ¿Un profeta colado en una momia?
Oh, antepasado al que aparto de su camino.
Tú eres el que habita en la molécula del agua
y en los astros celestes.
Es prudente que camines así,
orgulloso hacia el pasado.
Tú eres el misterio,
el reino receloso de las profecías.

Extraviado en el error, no puedo comprenderte.


Tú eres el prodigio,
antepasado al que yo rechazo ahora.

27
A pesar de que haya amado la creación en tu nombre,
no me reconocerás, nada me unirá a ti,
aparte de estas huellas enterradas en mi alma
que me lloran y me hacen llorar sobre ti.

Abrazo a la espiga del tiempo,


mi cabeza es una torre de fuego.
El fin de la época que llovía piedras3
ha encontrado el comienzo de una era que llueve petróleo.
El dios de las palmeras se arrodilla ante un dios del hierro
y yo, entre estos dioses, soy la sangre derramada,
la caravana que huye.
Palpo mi fuego apagado,
me pregunto cómo engañar a mi muerte,
rebelde en su desierto,
y digo que el universo lo teje mi sueño.
La trama se deshace,
me veo en un abismo
y me entrego a la noche de la caída.

Veo en las cosas un cerco de humo,


percibo el mundo como una cacería.
Se extiende la mesa:
los cuerpos son los condimentos,
las cabezas los recipientes
y Dios se sienta a la mesa de la caza.
Una gacela era panadera, una iguana soldado.
¿Es Dios quien se come la caza
o es la caza quien se come a Dios?
Los caminos mienten, las riberas traicionan.
¿Cómo no caer fulminado por la locura?
Reniego del comensal y del manjar
y acojo a todo lo errante.
Mi consuelo es sumergirme en mi sueño,
excederme, ondear
y cantar el deseo del rechazo.

3
Sobre las que se grababan los nombres de los infieles que debían ser lapidados, según la
ley divina.
28
Deliro. Venus es la ajorca de mis días,
Capricornio mi brazalete
y las flores en sus corolas son balcones...

Mi consuelo es salir y convocar


a todos los verbos de la salida.

Ensillad estos vientos desbocados.


La Historia ha sido degollada
y esto no es más que el preludio.
Dejad al verdugo, a la víctima y al sacrificio como mártires,
cubridme con sus restos
y dibujadme una ruina.

Así sacaré a la sabiduría de su yacimiento


y gritaré: Bienvenidos mis escombros, mi decadencia.
Mañana la muerte me soplará sin que me extinga,
mañana saldré de la luz para ir hacia otra luz.
Cierto que soy más frágil que un hilo
pero más noble que un dios.

Así comenzaré a abrazar mi tierra


y los secretos de sus pasiones.
El cuerpo del mar es su amor,
un amor que tiene como manos al sol,
el cuerpo reservado al trueno, ancla de ternura,
un cuerpo promesa en el que me pierdo.
Surgiré de este desafío.
Cubrid con la luz de la lluvia amorosa
el rostro de la margarita
y que sea...

Abrazo la época que viene y camino,


rebelde, con andares de capitán,
trazando mi país.
Subid a sus más altas cimas,
descended a sus profundidades.
No encontraréis miedo ni cadenas.
Es como si el pájaro fuera rama,

29
la tierra un niño y los mitos mujeres
¿o tal vez sueños?

Dejo a los que vendrán después de mí


la misión de abrir este espacio.

Mi piel no es una cabaña de ideas


ni mi pasión leñador del recuerdo.
Mi ascendencia es el rechazo
y mis bodas germinación entre dos polos.
Esta época es la mía,
la del dios muerto y la máquina ciega.
Que habite en la alberca de los deseos,
que mis despojos sean flores,
que sea el alif del agua, la ya del fuego,
el loco de la vida.

Revelo al tiempo los secretos de sus páginas.


Así confiesa
que es el extraviado, el rebelde, el discordante.

(Beirut, 4 de junio-25 de octubre de 1982)

LA CIUDAD
Dormí con la ciudad
en el comienzo de las ramas,
en el inicio de las heridas.
Estaba sobre mi lecho,
más agitada que un navío en alta mar,
y el semen la estremecía,
le abría todas las venas...
Al despertar, el lecho era un río,
por amor,
y el semen la historia de dos amantes,
y eran sus pechos dos ciudades.

30
FADWA TUQAN
(Palestina, 1917 – 2003)

LA ROCA

Mira cómo esa negra


Roca ha sido amarrada a mi pecho
Con las cadenas del arrogante destino,
Con las cadenas del absurdo tiempo.
Mira cómo aplasta
Mis frutos y mis flores,
Me esculpe con el tiempo
Y me destruye con la vida.
¡Déjame! No podemos vencerla.
Las cadenas de mi prisión no se romperán.
Permaneceré en soledad
Mientras el destino sea mi prisión.
Déjame
Permanecer así:
Sin luz,
Futuro
Ni esperanza.
La roca negra no tiene escapatoria
Ni refugio.
En vano intento retirar su peso de mi pecho
Olvidándome.
¡Cómo he penetrado en el corazón de la vida
y he recorrido cada dirección!
Me he divertido,
He cantado
En las fuentes de la juventud.
Dame mi copa
Y beberé con ansia
Hasta ausentarme del alegre mundo
Que tanto me ha decepcionado.
En su regazo están mi dolor
Y mi desgracia.
He huido del

31
Mundo de mis sentimientos
Y he danzado con
La agilidad de los pájaros
Y una risa loca. Luego, desde
Las profundidades de mi desesperación,
Una llamada sacude mi espíritu
Y en secreto amenaza:
"No escaparás.
Estoy aquí.
No hay escapatoria
Ni refugio".
La sombra de la roca negra traza
Figuras deformadas.
En vano intento retirarla,
En vano pretendo huir.
No hay escapatoria.
¡Cuánto he explorado la tierra de
la desgracia!
He aspirado el elixir del consuelo
En la miseria de los prisioneros como yo,
Prisioneros del destino.
He penetrado entre la gente,
Donde están las tragedias
Y las lágrimas,
Donde los látigos silban y caen
Sobre los rebaños humanos,
Sobre las espaldas desnudas
Y los humillados cuellos,
Donde los dóciles esclavos
Huyen en grupos
Hundiéndose en lágrimas,
Sangre
Y sudor.
Continué: busqué consuelo
Para la desgracia
Pero no hay escapatoria.
La maldición de la negra roca
Nació conmigo

32
Para ser mi sufrimiento.
Muda,
Pegada a mí,
Su sombra sigue los pasos de mi vida.
Mira cómo se ha instalado
Con su arrogancia
En mi pecho.
¡Déjame!
No podemos vencerla.
Las cadenas de mi prisión no se romperán.
Mi espíritu permanecerá
Cerrado
Y yo seguiré solo
En la lucha.
Solo
Con el intenso dolor,
Con el tiempo,
Con el destino.
Solo
Con esta roca negra
Aplastándome.
No hay escapatoria.
(Del poemario: La encontré (1957)

33
SAMIH AL QASIM (Palestina, 1939-2014)

ALFABETO DE LA VIDA

Mim

Mi alegría de ti
No me otorga felicidad.
Que mi tristeza por ti
Me la otorgue.
Ya
Oh dispersión eterna,
Te abrazo,
Me convierto en ti
Y me balanceo al borde de la locura,
Ruiseñor en la tempestad,
Tempestad en la fiebre,
Al borde de la locura.
¿Quién soy yo para soportar toda esta pasión?
Deslízate, pie,
Y que la oscura lila goce
De mi recuerdo estallado
En el abismo de la locura.
La
Entre el alba y el alba estaremos solos,
Tu pudor angelical estará con nosotros,
Frente a mi osadía,
El mundo estará con nosotros
Y estaremos solos.
Entonces, ¿eso es el amor?
Al alba
La tibieza de tu cuello sobre mi brazo me despierta,
Un mechón de tu cabello fino tiembla
En el jazmín de tu respiración,
Tu respiración rítmica cual plegaria.
Hundo mi rostro en tu regazo y lloro.
Que las mariposas y los pájaros vengan
A vivir con nosotros,

34
Que el cristal de la ventana y la ventana sepan,
Que el pequeño limonero y el jardín del cielo sepan,
Que el mundo entero sepa que vivimos.
Con las manos unidas,
Hemos traspasado el milagro con el milagro.
Dal
Cuando paso junto a ellos
La gente se burla de mis murmullos
Y de mi risa,
Se compadece del viandante extranjero
Y reza una oración por mi juventud
Perdida en la locura.
Perdonémosles, oh amada alejada de mí,
Porque ellos no te ven caminando a mi lado.
Perdonémosles, oh amada.
Ya
Entre la tarde y la tarde me quedo solo
Y se queda conmigo el valium tranquilizante,
Se queda conmigo el escandaloso Albinoni
Y me quedo solo.
Mi cuerpo está habitado por ti, alejada de mí,
Mi alma está fundida contigo por los siglos de los siglos.
Amén.
Como si jamás hubieras existido,
Como si existieras desde siempre,
Eso es el amor.

KUFR QASIM4
A pesar de la noche del oprobio y las iniquidades,
ya te llega, Kufr Qasim, la misión del combate.
A pesar de la fuerza del tirano, que espumarea de rabia.
A pesar del azude de alambradas que se alza en el sendero.
A pesar del rencor de los fusiles que empuña la injusticia,
hemos llegado aquí. ¡Trágate la vergüenza, gobernante!
Que somos de tu pueblo; sobre el recuerdo de los crímenes
puesto en pie, y sobre la promesa de las víctimas.
4
Traducción de Pedro Martínez Montávez y Mahmud Sobh.
35
Soberbios hijos tuyos, desde la resistente Galilea
venimos para enfrentarnos a la opresión.
Desde el bravo Carmelo te llegamos,
como llamas volando por los campos corruptos.
¡Amadísimas tumbas!... Otras tumbas que no lo parecen
os saludan mil veces. ¿Qué consuelo traeros,
si en la familia del dolor somos hermanos?
Por eso te llegamos, urgiéndote, Kufr Qasim,
a que despiertes... ¡Responde a la llamada!

PARA TI, DONDE MUERES5

Tu carta, que hasta mí ha atravesado noches y alambradas.


Tu carta, que cayó bajo mi puerta como el ala de un ángel,
¿por qué, al abrirla mis manos,
se deshizo en espinas
sobre mi corazón, contra mi rostro?
Tu carta, que saqué del fondo del estanque de la ausencia,
me ha traído de nuevo nuestra infancia
desde los duros pozos de la pena.
Me ha traído otra vez nuestra infancia,
los himnos matinales, las clases, las diabluras de la tarde,
la plaza de la aldea,
y la voz de tu padre, chillándonos:
“¡Ea, basta ya, chicos, a dormir!”...
Y a tu madre, cada vez que preguntaba:
“¿Qué tal está Samih?”...
y a la mía, sorbiendo su café y diciendo tan ancha:
“Muy bien, gracias a Dios... ¿Y Fuad?”
“Como su compañero”
¡”Dios preserve a los dos del mal de ojo,
del abandono y de la envidia!”
Tu carta, que voló sobre mi herida
como un pájaro huido de las cárceles del dolor y la nada,
amigo del lucero matutino,
¿por qué, al abrirla mis manos.
5
Traducción de Pedro Martínez Montávez y Mahmud Sobh.
36
se deshizo en espinas
sobre mi corazón, contra mi rostros?

* * *

“Mi muy querido hermano”


me has escrito, orgulloso... “¡Mi muy querido hermano!”
Mis mejores saludos
vuelan, desde Beirut,
hacia ti, allá, donde tú mueres,
con prenda de lo poco que queda, de tu menguada herencia.
Mis mejores saludos...
Soy ahora un hombre nuevo... Como no te supones.
Acabé los estudios superiores,
y he obtenido el diploma del Instituto.
Tengo un mayor despacho,
más renombre,
una amiguita rubia cuya abuela es francesa,
y otra, cuyo abuelo dirigió las conquistas cruzadas.
Y, lo mismo que el resto de los señores,
una linda perrita en el patio de la casa.
Mi muy querido hermano...
¿No podrías venirte, tú también, a Beirut,
y dejar ya tu úlcera odiosa?
¿abandonar tu rostro, en el lodo tirano?
¿y dejar esa vida miserable?
Tu campo no es más vasto que mi campo,
tu casa no es más bella que la mía
¿No podrías venirte tú también?...
Mi muy querido hermano:
Mis mejores saludos
para ti, donde sigues, en la ciénaga.

* * *

Tu carta, que hasta mí ha atravesado noches y alambradas.


Tu carta, que cayó sobre mi puerta como el ala de un ángel.
¿sabes?

37
al abrirla mis manos
se deshizo en espinas,
sobre mi corazón, contra mi rostro,
¡Queridísimo hermano!
Para ti, allá en Beirut,
allá donde agonizas.
Igual que una azucena sin raíz,
como un río que su fuente ha perdido,
como una canción sin comienzo,
como una tempestad sine existencia.
Para ti, donde mueres
como el sol otoñal,
con mortajas de seda.
Allá donde
-¡herida mía, y vergüenza!-
estás agonizando.
Tú, que viertes el agua de tu rostro en mi fuego.
Para ti, desde mi alma combatiente,
desnuda y muerta de hambre,
el más hondo saludo,
¡la maldición perenne de tu casa!

38
JOUMANA HADDAD (Líbano, 1970-)

ÁRBOL AZUL

Cuando tus ojos se encuentran con mi soledad


El silencio se convierte en fruta
Y el sueño en temporal
Se entreabren puertas prohibidas
Y Eva aprende a sufrir.
Cuando mi soledad se encuentra con tus ojos
El deseo sube y se derrama
A veces marea insolente
Ola que corre sin fin
O savia que cae gota a gota
Savia más ardiente que un tormento
Inicio que nunca se cumple.
Cuando tus ojos y mi soledad se encuentran
Me entrego desnuda como la lluvia
Y desnuda como un seno soñado
Tierna como el fuego que madura la viña
Múltiple me entrego
Hasta que nazca el árbol de tu amor
Tan alto y rebelde
Tan rebelde y tan mío
Flecha que vuelve al arco
Palmera azul clavada en mis nubes
Cielo creciente que nada detendrá.

CUANDO ME HICE FRUTA

Hombre y mujer fui concebida bajo la sombra de la luna


Pero Adán fue sacrificado a mi nacimiento
Inmolado a los vendedores de la noche
Extranjera crecí y ninguno cosechó mi trigo
Y me acordé antes de nacer
Que soy una multitud de cuerpos
Que dormí por mucho tiempo

39
Que viví por mucho tiempo
Y cuando me hice fruta
Supe
Lo
Que
Me
Esperaba.
Y desde aquel día me voy
Me reencarno en cada nube y viajo
El deseo es mi camino y la tormenta mi compás
El amor no ancló en ningún puerto
Gemela de la marea alta y de la marea baja
De la ola y la arena
De la abstinencia de la luna y de sus vicios.
El que conoce mi ritmo me conoce
Me sigue
Pero nunca me alcanza.

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