Está en la página 1de 6

JURISPRUDENCIA

Roj: SAP M 17107/2017 - ECLI: ES:APM:2017:17107


Id Cendoj: 28079370162017100753
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Madrid
Sección: 16
Fecha: 20/12/2017
Nº de Recurso: 1821/2017
Nº de Resolución: 805/2017
Procedimiento: Penal. Apelación procedimiento abreviado
Ponente: FRANCISCO JAVIER TEIJEIRO DACAL
Tipo de Resolución: Sentencia

Sección nº 16 de la Audiencia Provincial de Madrid


C/ de Santiago de Compostela, 96 , Planta 8 - 28035
Teléfono: 914934586,914934588
Fax: 914934587
REC MRGR1
37051540
N.I.G.: 28.079.51.1-2014/7024120
Apelación Sentencias Procedimiento Abreviado 1821/2017
Origen :Juzgado de lo Penal nº 06 de Madrid
Procedimiento Abreviado 211/2014
Apelante: D./Dña. María Dolores y D./Dña. MINISTERIO FISCAL
Procurador D./Dña. JAVIER LORENTE ZURDO
Letrado D./Dña. ISABEL DE LOS ANGELES VERA ISIDRO
Apelado: D./Dña. Adrian
Procurador D./Dña. ROSA MARTINEZ SERRANO
Letrado D./Dña. FRANCISCO-MANUEL LAMA MARIN
SENTENCIA Nº 805/ 17
AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID
ILTMOS. SRES. DE LA SECCION DECIMOSEXTA
D. JAVIER MARIANO BALLESTEROS MARTIN
D. FRANCISCO JAVIER TEIJEIRO DACAL
D. ALBERTO MOLINARI LOPEZ RECUERO
En Madrid, a veinte de diciembre de dos mil diecisiete.
Vistos por esta Sección Decimosexta de la Audiencia Provincial de Madrid, en audiencia pública y en grado
de apelación, el procedimiento abreviado nº 211/14 procedente del Juzgado de lo Penal Número 6 de Madrid
y seguido por un delito continuado de amenazas y un delito de revelación de secretos, siendo partes en esta
alzada, como apelante, María Dolores , al que se adhiere el representante del Ministerio Fiscal, y como apelado,
Adrian , actuando como ponente el Iltmo. Sr. Magistrado D. FRANCISCO JAVIER TEIJEIRO DACAL.

1
JURISPRUDENCIA

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO .- Por el indicado Juzgado de lo Penal se dictó sentencia el día 1 de septiembre de 2017, la cual
contiene los siguientes Hechos Probados: "El acusado Adrian , mayor de edad y sin antecedentes penales,
mantenía una relación de amistad a través de internet y telefónica con María Dolores al menos desde el año
2009. Con fecha 16 de enero de 2010 envió, sin consentimiento de María Dolores , a la madre de esta una
serie de grabaciones en las que María Dolores aparecía manteniendo relaciones sexuales con un tercero.
No ha quedado acreditado que las grabaciones que envió el acusado a la madre de María Dolores fueran
obtenidas por el acusado sin consentimiento de María Dolores .
No ha quedado acreditado que antes de enviar dichas grabaciones, en fecha 12 de enero de 2010, el acusado
hubiera exigido a María Dolores que le enviase la cantidad de 100 euros o de lo contrario le enviaría a su
madre dichas grabaciones, que María Dolores realizara al acusado un giro de 100 euros por tal motivo, ni que
el acusado enviara dichas grabaciones al decirle María Dolores que rompía la relación de amistad".
En la parte dispositiva de la sentencia se establece: "Absuelvo a Adrian del delito continuado de amenazas
del art. 171.2 y del delito de revelación de secretos del art. 197.1 y 5, según redacción del Código Penal LO
10/95 de 23 de noviembre y del artículo 197.1 y 6, según redacción del Código Penal LO 5/2010 de 22 de junio
que se le venían imputando, declarando las costas de oficio".
SEGUNDO .- Notificada la sentencia, se interpuso en tiempo y forma recurso de apelación por la acusación
particular, el cual fue admitido en ambos efectos y del que se confirió traslado por diez días al Ministerio Fiscal
y demás partes para que pudieran adherirse o impugnarlo, quienes expresamente lo impugnan.
TERCERO. - Recibidas las actuaciones en esta Audiencia Provincial el día 12 de diciembre de 2017, se formó
el correspondiente rollo de apelación, registrado con el nº (RAA) 1821/17, expresando el ponente el parecer
de la Sala una vez sometidas a deliberación, votación y fallo.

HECHOS PROBADOS
Se aceptan y dan por reproducidos íntegramente los que como tales figuran en la sentencia apelada.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO. - Impugna la recurrente la resolución de instancia ya que incurre en error en la valoración de la prueba
pues consta acreditado que fue el encausado quien remitió a la madre de la víctima grabaciones en las que
esta última aparecía manteniendo relaciones sexuales con un tercero, cumpliendo de este modo las amenazas
de que le enviaría las imágenes si no le entregaba dinero, tal y como declara María Dolores durante el plenario
y debe estimarse suficiente para considerar enervado el principio de presunción de inocencia, pues, según
reiterada jurisprudencia, el testimonio de la víctima debe reputarse, por sí solo, suficiente a tal fin, aunque éste
niegue los hechos. Queda probado, por otra parte, que dichas imágenes se remitieron desde el teléfono móvil
utilizado por Adrian y con la finalidad de revelar intencionadamente dichas relaciones sin su consentimiento,
habiendo sido grabadas por el mismo directamente a través del propio monitor del ordenador y mientras
visualizaba las imágenes por la webcam, obligando a María Dolores a entregarle dinero a cambio de que no
difundiera los videos y es solo cuando decide cortar su relación cuando envía los videos a su madre.
El Ministerio Fiscal, en el traslado conferido al efecto, se adhiere al recurso, por ser conforme -dice- con la
posición mantenida durante el juicio oral.
El Letrado de la defensa se opone, en cambio, al mismo, ya que la sentencia cuestiona la coherencia y
persistencia en la incriminación por parte de la víctima tras poner de manifiesto la juzgadora las continuas
contradicciones en las que incurre ésta durante su declaración, tanto respecto a la propia titularidad del
teléfono móvil desde el que se remiten las grabaciones, como sobre la forma de obtención de las mismas, lo
que en todo caso no se produce a través de la grabación de las imágenes directamente desde la webcam sino
en el lugar donde María Dolores mantenía relaciones con un tercero y quien luego se las envía al acusado,
reconociendo la víctima que había recibido dinero en diversas ocasiones y antes de este hecho, por lo que la
remisión de las imágenes nada tiene que ver con las amenazas de difundirlo si no le entregaba dinero ni con
la decisión de romper su relación. Por último, destaca que antes de la reforma del Código Penal introducida
por la Ley Orgánica 1/15, de 30 de marzo, la difusión de las imágenes, aún obtenidas con su consentimiento,
no era constitutiva de delito, mas en todo caso tampoco queda constancia que se hubieran grabado sin su
consentimiento.

2
JURISPRUDENCIA

SEGUNDO.- Así las cosas, debemos aclarar antes de nada que se encuentra este Tribunal con la dificultad de
tener que hacer frente a un recurso interpuesto contra sentencia absolutoria en primera instancia y sobre la
que la acusación particular pretende ahora la condena del acusado por entender que la Juez a quo ha incurrido
en error en la valoración de la prueba según lo expuesto, por lo que inevitablemente hay que recordar en tal
circunstancia que el Tribunal Constitucional ( STC 167/2002 de 18 de Septiembre de 2002 , STC 197/2002 ,
STC 198/2002 , 200/2002, todas ellas de 28 de Octubre de 2002 y Sentencia STC 118/2003 de 16 de junio )
ha considerado contrario al artículo 24.2 de la Constitución la posibilidad de condenar en segunda instancia a
una persona absuelta en la primera sin oír directamente a los distintos comparecientes, ya que de este modo
se vulnera el derecho a un proceso con todas las garantías en el que se incluye la garantía de inmediación
y la contradicción. En este sentido, ha declarado dicho Tribunal que en el caso de los recursos de apelación
contra sentencias absolutorias cuando la apelación se funda en la apreciación de la prueba, si en la segunda
instancia no se practican nuevas pruebas, no puede el tribunal "ad quem" revisar la valoración de las pruebas
en la primera si, por la índole de las mismas, es exigible la inmediación y la contradicción ( STS 167/2002 de
18 de noviembre ). Incluso en los supuestos en que se trate de apreciar pruebas objetivas, junto con otras de
carácter personal que dependen de los principios de inmediación y contradicción, el Tribunal Constitucional
veda la posibilidad de revocar el criterio absolutorio de la primera instancia sin que se practique la prueba
testifical con arreglo a todos los principios ante el Tribunal "ad quem" ( STC 198/2002 ).
La conjugación de ambos criterios, es decir, la imposibilidad de sustanciar medios de prueba en apelación al
margen de los supuestos legales y la imposibilidad de valorar en perjuicio del acusado los medios probatorios
de naturaleza personal, supone en la práctica la prohibición de revocar la sentencia absolutoria dictada en la
instancia cuando el órgano de apelación valore diversamente la declaración del acusado y la prueba testifical.
No ocurre lo mismo cuando el debate planteado en el recurso sea de naturaleza estrictamente jurídica o cuando
la nueva valoración de la prueba se reduzca a la de naturaleza documental porque entonces no está en juego
el principio de inmediación.
En todo caso, sabido es que el derecho a la presunción de inocencia, consagrado en nuestro sistema con rango
de derecho fundamental en el artículo 24 de la Constitución , implica que toda persona acusada de un delito
debe ser considerada inocente hasta que se demuestre su culpabilidad con arreglo a la Ley ( artículo 11 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos ); artículo 6.2 del Convenio para la Protección de los Derechos
Humanos y de las Libertades Fundamentales, y artículo 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos . Esto supone que es preciso que se haya practicado una mínima prueba de cargo, cuya iniciativa
corresponde a la acusación, que sea suficiente para desvirtuar esa presunción inicial ( STS 251/2004 ).
Debe incidirse en que no puede prescindirse de la ineludible necesidad de desplegar una prueba de cargo
razonablemente suficiente para desvirtuar la presunción de inocencia del acusado. Presunción que no sólo
constituye un derecho fundamental declarado en nuestra Constitución sino que además es el "eje alrededor
del cual giran las demás garantías procesales y en definitiva el funcionamiento de todo el procedimiento penal
( STS 2 de diciembre de 2003 ). Señala la Sentencia del Tribunal Constitucional 137/88, de 7 de julio , y ha
reiterado en numerosas resoluciones, que la presunción de inocencia ocasiona un desplazamiento de la carga
de la prueba a las partes acusadoras a quienes incumbe exclusivamente probar los hechos constitutivos de
la pretensión penal, debiendo ser suficiente para generar en el juzgador la evidencia de la existencia un hecho
punible y de la responsabilidad penal que haya tenido en él el acusado, así como sustentarse la actividad
probatoria en auténticos medios de prueba obtenidos con respeto a los derechos fundamentales y practicados
en el juicio oral bajo los principios de igualdad, contradicción, inmediación y publicidad, exceptuándose
los supuestos de prueba preconstituida y anticipada siempre que se observe el de un cumplimiento de
determinados requisitos materiales (imposibilidad de reproducción en el juicio oral), subjetivos (intervención
del juez de instrucción), objetivos (contradicción con la intervención de letrado) y formales (introducción en el
juicio través de la lectura de los documentos).
Por su parte, también el Tribunal Supremo ha señalado reiteradamente que aun cuando en principio la
declaración de la víctima puede ser hábil para desvirtuar la presunción de inocencia, atendiendo a que el
marco de clandestinidad en que se producen estos delitos impide en ocasiones disponer de otras pruebas,
es necesario depurar con rigor las circunstancias del caso para comprobar si efectivamente concurren los
requisitos que se exigen para la viabilidad de la prueba y que son los siguientes: a) ausencia de incredulidad
subjetiva; b) verosimilitud del testimonio; c) persistencia en la incriminación y la concurrencia de datos
corroboradores ( SSTS 23-3-1999 , 2-6-1999 , 24-4-2000 , 26-6-2000 , 15-6-2000 y 6-2-2001 ).
Así pues, el Tribunal Supremo cuando defiende la legitimidad constitucional y de legalidad ordinaria de la
declaración de la víctima, aunque sea única prueba, como suficiente para destruir la presunción de inocencia
si no existieren razones objetivas que hagan dudar de la veracidad de lo que se dice, pone de manifiesto que
no es, pues, un problema de legalidad sino de credibilidad. En realidad, como dice la Sentencia del Tribunal

3
JURISPRUDENCIA

Supremo de 7 de octubre de 1998 , lo que acontece es que para esa «viabilidad probatoria» es necesario no
sólo que no se den razones objetivas como para dudar de la veracidad de la víctima, sino también que por los
Tribunales se proceda a una «profunda y exhaustiva verificación» de las circunstancias concurrentes en orden
a esa credibilidad que va de la mano de la verosimilitud.
TERCERO .- Y en el presente supuesto, la Juez a quo analiza minuciosamente en la sentencia impugnada, de
forma coherente y sin incongruencia alguna, el resultado de la prueba practicada con todas las garantías en
el acto del juicio oral, llamando expresamente la atención sobre las versiones contradictorias ofrecidas por la
propia víctima, lo que es resultado de la propia inmediación y no es posible sustituir por el simple visionado
de la grabación del juicio, pues en realidad la inmediación supone el que el órgano judicial haya examinado
directa y personalmente las pruebas practicadas.
Y es que si bien la existencia de la grabación del juicio oral ha permitido al Tribunal conocer la integridad de
lo declarado por los diferentes comparecientes, lo que sin duda supone una diferencia importante respecto
del tradicional sistema del Acta del juicio extendida por el Letrado de la Administración de Justicia para
el control de la interpretación de las pruebas personales efectuadas por el Juez a quo, pues permite al
Tribunal de apelación percibir de forma directa lo que dijeron los declarantes, el contexto y hasta el modo
en cómo lo dijeron, sin embargo no se puede equiparar la inmediación de las fuentes de prueba por parte
del Juez en régimen de contradicción con la mera visualización y audición de las mismas, al no concurrir
la percepción directa por este Tribunal de tales declaraciones, mediatizadas por la grabación y limitadas a
la calidad informativa de los datos verbalizados y, lo que es más importante, carecer de la posibilidad de
tomar parte activa en las mismas, esencial para despejar dudas o aclarar cuestiones que puedan interesar a
la adecuada resolución del recurso y no hayan sido introducidas en el plenario.
Al respecto, es ilustrativa la Sentencia del Tribunal Supremo de 23 de diciembre de 2002 que señalaba como
"verificada la existencia de una decisión motivada, y que no es arbitraria, resulta patente que tal decisión
motivada no puede ser sustituida por la que pudiera efectuar esta Sala casacional, ya que la valoración de las
pruebas corresponde al Tribunal sentenciador de acuerdo con el art. 741 de la LECrim , máxime en casos como
el presente en que la valoración de las pruebas, por su carácter de personales -ya sean testificales o, de la
víctima del imputado- están directamente relacionados con el principio de inmediación, entendida esta no sólo
como un «estar» presenciando la prueba, sino como aceptar, entender, percibir, asimilar y formar opinión en
conducta de todos, sus reacciones, gestos a través de su narrar. En la misma línea la STC de 22 de julio de
2002 , citando las anteriores 31/1981, de 28 de julio y 161/1990 , de 19 de octubre recuerda que «...únicamente
pueden considerarse auténticas pruebas que vinculen a los órganos de la justicia penal en el momento de dictar
sentencia las practicadas en el juicio oral, pues el procedimiento ha de tener lugar necesariamente en el debate
contradictorio que, en forma oral, se desarrolla ante el mismo Juez o Tribunal que ha de dictar sentencia, de
suerte que la convicción de éste sobre los hechos enjuiciados se alcance en el contacto directo con los medios
de prueba aportados a tal fin por las partes...».
Pero aún más, muy recientemente el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Sentencia de la Sección 3ª de 29
de marzo de 2016 (Procedimiento nº 61112/12 "Gómez Olmeda contra España"), considera que en estos casos
para poder revocar la sentencia resultaría necesaria la celebración de una nueva vista con el fin de examinar y
evaluar de nuevo los hechos probados en primera instancia si se desea imponer una condena respecto de un
asunto en el que previamente existió una absolución, siempre que la cuestión debatida no fuere esencialmente
jurídica, estimando que, caso de no hacerlo, se habría vulnerado el artículo 6.1 del Convenio (derecho a un
juicio equitativo).
La doctrina que fija el Tribunal Europeo de Derechos Humanos resulta, por tanto, muy clara: no puede haber
condena penal en segunda instancia basada en una nueva interpretación de las pruebas, fijando nuevos
hechos, sin que haya audiencia en que sea oído el acusado y aunque dicha audiencia no haya sido solicitada
por ninguna de las partes, ya que supone una vulneración del artículo 6 del Convenio.
En la propia Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos aludida se hace referencia a la
jurisprudencia de nuestro Tribunal Constitucional sobre esta materia (Sentencia 120/2009 de 18 de mayo ). Y
es cierto que la jurisprudencia constitucional es en este aspecto menos estricta, ya que establece que "desde
una perspectiva de delimitación negativa, hemos de recordar que, por el contrario, no será aplicable el canon
expuesto y, por tanto, "no cabrá efectuar reproche constitucional alguno cuando la condena pronunciada en
apelación (tanto si el apelado hubiese sido absuelto en la instancia como si la sentencia de apelación empeora
su situación) no altera el sustrato fáctico sobre el que se asienta la sentencia del órgano a quo, o cuando, a pesar
de darse tal alteración, ésta no resulta del análisis de medios probatorios que exijan presenciar su práctica para
su valoración o, finalmente, cuando el órgano de apelación se separe del pronunciamiento fáctico del Juez de
instancia por no compartir el proceso deductivo empleado a partir de hechos base tenidos por acreditados en la
sentencia de instancia y no alterados en la de apelación, pero a partir de los cuales el órgano ad quem deduce

4
JURISPRUDENCIA

otras conclusiones distintas a las alcanzadas por el órgano de instancia, pues este proceso deductivo, en la
medida en que se basa en reglas de experiencia no dependientes de la inmediación, es plenamente fiscalizable
por los órganos que conocen en vía de recurso sin merma de garantías constitucionales" ( STC 272/2005, de
24 de octubre )" .
Y en cierta medida la legislación española ha sido ya modificada para adaptarla a la jurisprudencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos si bien ésta sólo resulte de momento aplicable a los procedimientos iniciados
a partir de la entrada en vigor de la reforma. En efecto, el antiguo artículo 792 de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal permitía en cierta forma declarar probados los hechos en segunda instancia revocando un previo
pronunciamiento absolutorio y condenando en segunda instancia. Ahora bien, dicho precepto, y concordantes,
ha sido modificado por la Ley 4/2015, de 27 de abril. El precepto vigente impide ahora, en cambio, "condenar al
encausado que resultó absuelto en primera instancia ni agravar la sentencia condenatoria que le hubiera sido
impuesta por error en la apreciación de las pruebas en los términos previstos en el tercer párrafo del artículo
790.2", obligando en esos casos a anular la sentencia y remitirla al órgano que dictó la resolución recurrida. La
sentencia de apelación concretará si la nulidad ha de extenderse al juicio oral y si el principio de imparcialidad
exige una nueva composición del órgano de primera instancia en orden al nuevo enjuiciamiento de la causa. Y
aunque esta reforma no puede ser aplicada al supuesto examinado, pone de relieve ya cual es la voluntad del
legislador sobre este punto y la interpretación que debe darse y a la que debemos sin duda atenernos.
CUARTO.- Y es que a la vista de las consideraciones que anteceden, considera este Tribunal razonable la
conclusión absolutoria a que llega la sentencia recurrida, toda vez que se encuentra perfectamente motivada,
la Juez analiza con detalle las pruebas practicadas en el acto del juicio oral y las conclusiones a que
dichas pruebas le conducen resultan completamente lógicas, tanto en su particular valoración, como en las
conclusiones alcanzadas.
Así, con independencia de quedar acreditado que fue el investigado quien remitió a la madre de María Dolores
las grabaciones manteniendo la víctima relaciones sexuales con un tercero, de lo que no queda, sin embargo,
fehaciente constancia, a criterio de la Juez a quo y que este Tribunal comparte, es que dichas grabaciones se
hubieran obtenido sin consentimiento de la víctima vistas las evidentes contradicciones en que incurre durante
su declaración en el plenario y en donde, a diferencia de su denuncia, reconoce que alguno de los vídeos los
remitió ella personalmente al propio acusado y que en ocasiones le entregó y recibió dinero, por lo que de
ningún modo cabe inferir que fue su negativa a abonarle alguna suma ni su decisión de romper su relación lo
que motivó que Adrian decidiera enviar dichas grabaciones a su madre.
De lo que la juzgadora no mantiene, en cambio, ninguna duda es que dichas grabaciones, por motivos desde
luego no aclarados, fueron remitidas por el acusado, pues conocía el teléfono de su madre y ciertamente
es difícil intuir que finalidad pudiera perseguir un tercero fuera de éste para hacerlo. En este sentido, el
acusado insinúa la posibilidad de que hubiera podido tratarse de quien entonces era su pareja al descubrir
las grabaciones en su móvil, aunque de ello no se deja finalmente ninguna otra constancia. Mas de lo que no
parece subsistir ninguna duda, y ello es lo que resulta mucho más relevante, es que dichas imágenes fueron
obtenidas con el consentimiento de María Dolores , tal y como viene a corroborar la pericial propuesta por
la defensa, explicando las razones que le llevan a dicha conclusión y que parecen irrefutables, lo que excluye
que tal hecho pueda ser típico, al menos a la fecha en que se produce.
En efecto, en directa relación con esta última cuestión, recuerda la sentencia impugnada que a la fecha de
estos hechos todavía no se había producido la reforma del artículo 197 del Código Penal introducida por la Ley
Orgánica 1/15, de 30 de marzo, el cual, en el párrafo séptimo, castiga ahora la difusión de dichas imágenes,
aunque hubieran sido en su momento obtenidas con la anuencia de la persona afectada, cuando con ello se
menoscabe la intimidad personal de la víctima; posibilidad que no se reconocía antes de esta reforma y de
ahí el pronunciamiento absolutorio.
En el Preámbulo (XIII) de la referida Ley Orgánica se dice lo siguiente: " Se modifican los delitos relativos a
la intromisión en la intimidad de los ciudadanos, con el fin de solucionar los problemas de falta de tipicidad
de algunas conductas. El vigente artículo 197 contempla como delito, por un lado, el apoderamiento de cartas,
papeles, mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos de naturaleza personal de la víctima
y, por otro lado, la interceptación de cualquier tipo de comunicación de la víctima, sea cual fuere la naturaleza y la
vía de dicha comunicación interceptada. Ambas conductas exigen la falta de consentimiento de la víctima. Los
supuestos a los que ahora se ofrece respuesta son aquellos otros en los que las imágenes o grabaciones de otra
persona se obtienen con su consentimiento, pero son luego divulgados contra su voluntad, cuando la imagen o
grabación se haya producido en un ámbito personal y su difusión, sin el consentimiento de la persona afectada,
lesione gravemente su intimidad ". Se trata, en definitiva, de abordar el fenómeno conocido como "sexting" a
raíz de un suceso mediático ocurrido en el año 2012, en el que una mujer envió voluntariamente a su ex pareja
una grabación de vídeo en la que aparecía masturbándose, grabación que aquél reenvió a otras personas sin

5
JURISPRUDENCIA

el consentimiento de ella. La causa fue en aquel momento sobreseída al no contemplar la legislación vigente
sanción alguna para la conducta, pues el material no se había obtenido ilícitamente. Y la misma situación es
la que se plantea en el caso enjuiciado tratándose de hechos ocurridos en el año 2010.
Por tanto, el reenvío a tercero de imágenes remitidas de forma voluntaria y obtenidas con su consentimiento,
aunque afecten a la esfera privada, como es el caso, hasta la entrada en vigor de la Ley Orgánica 1/15 no eran
en el Código Penal constitutivas de infracción penal. En su momento el tipo exigía, como se desprende del
artículo 197-2 entonces vigente, que estos datos reservados se encontraran en los soportes expresamente
indicados y que fueran sustraídos por el agente para su posterior difusión (por todas, STS de 30 de diciembre
de 2009 ). Con la normativa actualmente vigente el hecho sí resulta ya constitutivo de delito, pues, en concreto,
el artículo 197-7 del Código Penal establece: "Será castigado con una pena de prisión de tres meses a un año
o multa de seis a doce meses el que, sin autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros
imágenes o grabaciones audiovisuales de aquélla que hubiera obtenido con su anuencia en un domicilio o en
cualquier otro lugar fuera del alcance de la mirada de terceros, cuando la divulgación menoscabe gravemente
la intimidad personal de esa persona ". Ello no obstante, no hallándose vigente en aquel preciso momento y al
tratarse de una norma desfavorable para el encausado, no procede su aplicación retroactiva ( artículo 2 del
Código Penal ).
En definitiva, la sentencia apelada justifica perfectamente la decisión absolutoria y el análisis razonado de
la prueba y su conclusión consiguiente es plenamente compartida por esta Sala, por lo que procede su
confirmación, también en cuanto a la valoración de la prueba, que damos por reproducida, y que la acusación
particular pretende sustituir por su particular y sin duda más subjetiva apreciación del acervo probatorio,
pero cuya ponderación exclusivamente corresponde a la Juez de instancia, siendo congruente y razonable
la fundamentación que la sustenta. No se produce, en consecuencia, infracción de precepto legal aplicable
alguno.
QUINTO.- No concurren especiales circunstancias que justifiquen la imposición de las costas a pesar
de la íntegra desestimación del recurso, conforme autorizan los artículos 239 y siguientes de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal .
Vistos los preceptos legales citados, sus concordantes y demás de general y pertinente aplicación,

FALLO
Que debemos desestimar y desestimamos el recurso de apelación formulado por la representación de María
Dolores , contra la sentencia de fecha 1 de septiembre de 2017 dictada por el Juzgado de lo Penal Número
6 de Madrid , en el procedimiento abreviado nº 211/14, confirmando la mencionada resolución en todos sus
términos y declarándose de oficio las costas de esta alzada.
Notifíquese esta resolución a las partes personadas y al Ministerio Fiscal, haciendo saber que contra la misma
no cabe interponer recurso alguno.
Así por esta nuestra sentencia, de la que se llevará testimonio al Rollo de Sala, lo pronunciamos, mandamos
y firmamos.
PUBLICACIÓN.- Leída y publicada fue la anterior sentencia, por el Ilmo. Sr. Magistrado que la dictó, estando
celebrando audiencia pública, de lo que yo, la Letrada de la Administración de Justicia, doy fe.

También podría gustarte