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SEMANA 1: ¿QUÉ SON EL ENVEJECIMIENTO Y LA VEJEZ?

Lección 1.1 Construcción social del envejecimiento y la vejez

Esta clase tiene por objetivo introducir la temática del envejecimiento desde sus aspectos sociales, y
comprender la vejez como una edad cuyos contenidos y significados son diversos y culturalmente
construidos.

Envejecimiento y sociedad

Envejecer forma parte de nuestra condición humana. Al igual que otros seres vivos, los humanos
nacemos, crecemos, nos reproducimos, nos desarrollamos y morimos. El envejecimiento es una
realidad que posee un sustento biológico al cual desde nuestra condición de seres humanos no
podemos soslayar.

Desde este punto de vista, no podemos negar que envejecer resulta un proceso natural, y es una
consecuencia de nuestra condición humana. Es decir, es parte del curso de nuestras vidas. Sin
embargo, cuestiones tales como qué es la vejez, a qué edad comienza, cuáles son las expectativas
de vida para las personas o la calidad de vida durante el proceso de envejecimiento, están dadas
socialmente y son propias de cada sociedad y cultura.

En otras épocas, el número de hombres y mujeres que llegaban a edad avanzada era relativamente
pequeño, y la presencia de este segmento etario en la sociedad no constituyó una realidad
particular. El envejecimiento en sí no es un problema; lo que sí podría resultar problemático es su
acelerado aumento e intensidad. El vivir cada vez más años -la longevidad- es una característica
importante de nuestra época. Por ejemplo, en el año 1950, la esperanza de vida a nivel mundial era
de tan sólo 48 años y en la actualidad este número se eleva por sobre los 76 años. En términos
biográficos, viviremos un futuro cada vez más extenso. La vejez, así entendida, no será sólo
sinónimo de experiencia pasada, sino también vivencia presente y proyección futura.

Las sociedades humanas se han organizado históricamente en su interior en base a la


diferenciación, ya sea de clase, de género o de edad. Dentro de las distintas edades, la vejez,
constituye una categoría social y un elemento de identidad de las personas. Si bien la vejez como
etapa de la vida está presente en toda sociedad humana, su manifestación es particular y los
contenidos y significados que las diferentes sociedades les atribuyen difieren de una cultura a otra y
de un momento histórico a otro.

Las diferentes sociedades, a través de sus prácticas culturales, estructuran el curso de la vida en
diversas fases, a las que le atribuyen determinadas características., Surgen así las diferentes edades,
categorizando a los individuos de acuerdo a su edad como niños/niñas, jóvenes, adultos o mayores.
Las normas de la edad

Las normas de la edad se refieren a las expectativas frente a lo adecuado -o no- de un


comportamiento en una determinada edad. Estas normas estructuran un sistema de control social
con respecto a lo que se admite o no para cada etapa de la vida.

Como todo sistema de normas culturales, las normas de la edad funcionan de manera inconsciente
en nosotros, pero que se manifiestan por ejemplo, cuando usamos expresiones como:

o “es extraño que un hombre de su edad aún viva con sus padres”
o “esa mujer ya no está en edad de usar esa ropa”
o “tan jovencita y ya es madre”
o “a ese niño no le corresponde asumir esas responsabilidades”

Las distintas categorías de edad se organizan una después de la otra, configurando un curso de la
vida esperado o normativo. De esta forma, la cultura provee de un marco de referencia a los
individuos para vivir sus vidas: vivir los desafíos, objetivos y logros esperados que van cambiando a
lo largo de la vida.

Significados de la edad

La edad, como categoría social y como realidad natural a las personas, puede presentar diferentes
significados.

La edad cronológica puede entenderse, como la cantidad de años que ha vivido una persona. La
edad cronológica es un dato bastante objetivo -independiente de que a veces nos quitemos la
edad-, está en nuestros documentos de identidad o actas de nacimiento. Está directamente
relacionada con el paso del tiempo y los años transcurridos desde el nacimiento. Con este paso del
tiempo se van produciendo cambios en el cuerpo, y esos cambios en el cuerpo se van cargando de
contenido y significaciones sociales.

La edad cronológica está asociada a una serie de roles, responsabilidades, actividades e


interacciones interpersonales y grupales al interior de la sociedad. Es así como la edad cronológica
adquiere una significación social más amplia: la edad social. Esta tiene como referente la
cronología pero con características que definen a las distintas edades, sea infancia o niñez,
adolescencia, juventud, madurez y vejez. Estamos ante ella cada vez que sumamos una carga social
y una serie de atributos socio-culturales a la edad cronológica. Por ejemplo, ser jubilado, ser abuela,
ser participante del club del adulto mayor son categorías de edad social, que ocurren a una
determinada edad cronológica: a los 65 años, a los 70 o a los 83 años.
Siguiendo a la antropóloga española Teresa del Valle, la edad sentida “Se configura a partir de
cualidades personales y de carácter que manifiestan grados de autoestima, salud, capacidad de
adaptarse a los cambios, habilidades sociales así como aspectos relacionados con las características
del entorno social y afectivo”. Su punto de partida es la subjetividad de las personas, se manifiesta
en expresiones como “tengo 65 años, me he jubilado pero me siento joven”.

Los cambios en la sociedad actual están siendo bastante acelerados, promoviendo la generación de
nuevos modelos de comportamiento y de expectativas frente a lo que ser hombre y ser mujer
mayor se refiere, sobre todo en las nuevas generaciones. Hacia el futuro, se perfilan nuevos
modelos de vejez: con mayores recursos sociales, culturales, educacionales y financieros que las
generaciones precedentes. Esto se puede evidenciar en el aumento de los años de escolaridad en la
población, lo que significa que las personas llegarán a la vejez con un mayor nivel educativo.

El contexto sociocultural del envejecimiento ha ido cambiando progresivamente. En este contexto,


el actual marco de políticas públicas hacia este sector necesariamente debería considerar este tipo
de cambios, pues el aumento de la población no sólo modifica la estructura demográfica, sino que
se presentan cambios en el interior de la compleja dinámica social y su estructura.

Reflexión final

Si bien las cifras son demasiado objetivas, este no es solamente un problema de números. El
problema social y político que puede significar para una sociedad envejecida, no considerar a este
sector etario como un importante recurso humano para el desarrollo de sus países, puede
ocasionar consecuencias socioeconómicas desfavorables y de exclusión.

La responsabilidad de este desafío está, por un lado, en la generación de conocimiento científico; y


por otro, en el diseño de políticas públicas inclusivas, reflexivas y participativas, donde las personas
mayores sean ciudadanas activas a la vez que un recurso de participación social real. Por lo que en
la actualidad cabe preguntarnos por el lugar de las personas mayores en nuestros países.

Para citar este material educativo:

Osorio, Paulina (2017) “Construcción social del envejecimiento y la vejez”. Obra acogida a licencia de
Creative Commons Atribución-
Material del curso "Cómo envejecemos: una mirada transdisciplinaria”,
No Comercial- CompartirIgual
impartido en UAbierta, Universidad de Chile.
4.0 Internacional.

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