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Adultos Mayores: Una mirada interdisciplinar

ADULTOS MAYORES:
UNA MIRADA INTERDISCIPLINAR

Universidad Nacional de La Matanza


Adultos mayores : una mirada interdisciplinar / autores varios. - 1a ed. -
San Justo : Universidad Nacional de La Matanza, 2022.
204 p. ; 20 x 14 cm.

ISBN 978-987-8931-31-9

1. Adultos Mayores.
CDD 362.6

© Universidad Nacional de La Matanza, 2022


Florencio Varela 1903 (B1754JEC)
San Justo / Buenos Aires / Argentina
Telefax: (54-11) 4480-8900
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www.unlam.edu.ar

Diseño: Editorial UNLaM


Correctora técnica: Lic. Ma. Fernanda Espelta

Hecho el depósito que marca la ley 11.723


Prohibida su reproducción total o parcial
Derechos reservados
Índice

Capítulo I
Experiencias compartidas: Adultos Mayores
Lic. María Juana Tuzzi - Esp. Lic. Silvana Laura Fortunato.................... 9
Capítulo II
Los adultos mayores: la fecundidad de una vida y la búsqueda de
nuevos horizontes
Prof. Lic. Ana María Ghirardelli. ..................................................... 19
Capítulo III
Aspectos psicológicos al transitar la vejez Duelos y soledad.
Dra. Ruth Saban. .......................................................................... 53
Capítulo IV
Nutrición en el Adulto Mayor. La alimentación como uno de los
pilares fundamentales para un envejecimiento activo
Lic. Graciela Brito. Esp. Lic. Graciela Areces...................................... 65
Capítulo V
Prevención de la discapacidad. Maximizar la expectativa de vida
autónoma para el envejecimiento saludable
Lic. María Victoria Yasielski. Lic. Ximena Gil Puente........................... 89
Capítulo VI
Estudio de la comunicación, de las audiencias y los adultos mayores
Dr. Jorge S. Tognolotti............................................................................ 103
Capítulo VII
Envejecimiento activo. Una mirada desde la Educación Física
Esp. Lic. Martín Pérez Rodríguez. .................................................. 125
Capítulo VIII
Adultos mayores y tecnología
Mag. Nora Gigante...................................................................... 141
Capítulo IX
Optimización de los recursos financieros en épocas de inflación
Mg. Julio Alejandro Martínez. Mg. Liliana Mónica Mallo................... 153
Capítulo X
Derechos Humanos y Adultos Mayores: orígenes y evolución de una
tutela con acentos en la proyección de la igualdad y dignidad de una

vida plena

Dra.Cynthia Gabriela Ronquillo. ................................................... 169


Capítulo XI
Reflexiones desde el Trabajo Social para pensar el campo
gerontológico. Desafíos y oportunidades a partir de la experiencia
con Personas Mayores
Esp. Lic. María Daniela Rimoli Schmidt. Esp. Lic. Micaela Farré. Esp. Lic.
Aldana Pica................................................................................ 195
Capítulo I
Experiencias compartidas: Adultos Mayores

Lic. María Juana Tuzzi


Esp. Lic. Silvana Laura Fortunato

¿Por qué este libro es diferente de otros que tratan el mismo


tema? ¿Cuáles fueron nuestros objetivos al escribirlo?
Esencialmente consideramos que un aspecto fundamental en el
estudio del adulto y la vejez es el hecho de que las personas tienen
el potencial para desenvolverse durante toda su vida, y desde esta
perspectiva, comenzaremos nuestro desarrollo.
Expresamos una visión positiva, aunque realista, del envejeci-
miento. Creemos que se trata de un proceso natural de desarrollo
que incluye tanto pérdidas como ganancias. Una persona puede en-
vejecer de varias formas, que no necesariamente están en sincronía.
La Organización Mundial de la Salud a finales de los ‘90 adoptó
el término “envejecimiento activo” para expresar el proceso por el
que se sostiene esta idea, promoviendo un mensaje más inclusivo
que el acuñado en el término anterior: “envejecimiento saludable”.
En “envejecimiento activo”, se reconocen otros factores que afectan
a las personas y las poblaciones que envejecen, además de la salud.
Así es como se define el envejecimiento activo: “el proceso de
optimización de oportunidades de salud, participación y seguridad con
el objetivo de mejorar la calidad de vida a medida que las personas
envejecen”. (OMS, 1999)
El envejecimiento activo es aplicable tanto a los individuos
como a los grupos de población. Permite a las personas optimar

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su potencial físico, social y mental a lo largo del curso vital y
participar en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos
y posibilidades.
La edad biológica, la edad psicológica y la edad social con-
forman la edad funcional y pueden diferir en cada persona, de
acuerdo con sus experiencias y su desarrollo. La edad biológica
es una medida de cuánto ha progresado una persona a lo largo
de un ciclo de vida potencial; se predice mediante la condición
física de esta. La edad biológica se puede medir al examinar el
funcionamiento de los sistemas vitales, como el respiratorio y el
circulatorio.
La edad psicológica dependerá de diversas situaciones, como
cambios de empleo, separaciones, mudanza y cómo enfrenta una
persona cada una de estas situaciones.
La edad social depende del comportamiento que se realice en
relación a las normas, expectativas y roles que se espera desempeñe
en sociedad una persona de cierta edad cronológica.
En la actualidad, los avances médicos permiten vivir más tiem-
po y con mayor calidad de vida que en cualquier época previa en
la historia humana. Cada vez, más adultos comunes desafían la
edad al realizar acciones impensadas en otros momentos históricos:
correr maratones, estudiar una carrera universitaria, jugar deportes
competitivos, viajar y vivir vidas activas y productivas a lo largo
de sus 80 años y más. Desde luego, no todos los adultos mayores
representan este modelo.
A nivel mundial, la expectativa de vida promedio se elevó 37%
desde 1955: de 48 años a 66; y se proyecta que llegue a 73 años
hacia 2025. (World Health Organization, WHO, 1998).
Si el envejecimiento ha de considerarse una experiencia positi-
va, y la expectativa de vida se eleva, una vida más larga debe verse
acompañada por diversas oportunidades de salud, participación,
seguridad e inclusión.
Cada sociedad establece diferencias y semejanzas entre sus gru-
pos etarios. Las vivencias de cada sujeto, biológicas, psicológicas
y sociales van a determinar la forma de llegar a la vejez. Contar

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o no con una jubilación o con un trabajo puede generar niveles
de independencia o dependencia, referir recursos de atención y
cuidado, entre otros.
A partir de la jubilación, se empieza a reconocer un momento
en el que es posible introducir cambios en la vida, comenzar a
desarrollar nuevos proyectos, cuidar la salud física y mental, dis-
frutar de iniciativas que no habían podido ser exploradas en el
itinerario de la vida adulta.
Irene, 67 años:
“Desde el 2015 que dejé de trabajar, comencé a sentirme fuera de
foco y tuve la suerte de que una conocida me habló de las actividades
de la Universidad (UNlaM) para el Adulto mayor y, de a poco, me
empecé a sentir más a gusto con mi vida de jubilada”

Si bien puede resultar a veces traumática la jubilación, actual-


mente suele ser deseada. El deseo de participar, de involucrarse
en las decisiones de la comunidad, de poder construir proyectos,
es el móvil que da sentido a esta etapa de vida.
Actualmente, existen una serie de propuestas dirigidas a los
adultos mayores en las que se generan nuevos vínculos, proyec-
tos y un sentido de continuidad. La posibilidad de sostener un
proyecto en el tiempo, que otorga este sentido de continuidad,
se relaciona con valores sociales como la necesidad de ser útiles,
productivos y poder ofrecer algo de lo propio a los seres queridos
o a la comunidad.
La Universidad Nacional de la Matanza desde Extensión Uni-
versitaria, ofrece esta posibilidad y los testimonios intercalados en
nuestro desarrollo teórico pertenecen a participantes del espacio
para adultos mayores generado por esta casa de altos estudios.
David, 81 años:
“Participe de los Encuentros con el deseo de integrarme a un grupo
de personas de mi edad y de aprovechar los conocimientos de los

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profesores. Estos encuentros me aportaron muchos elementos refe-
ridos a la problemática de los adultos mayores.
Me siento muy cómodo participando en la Universidad. He ganado
experiencia y modificado mi estilo de vida. Logré integrarme con per-
sonas que tienen los mismos problemas y las ganas de aprender.”

Este tipo de espacios, de proyectos, de propuestas pueden


orientarse al desarrollo de virtudes, capacidades; a la expansión de
la creatividad y el disfrute. Socialmente, están dirigidos a potenciar
la vida en comunidad, los lazos sociales, y los grupos.
Reina, 77 años:
“Empecé con Diálogo y Reflexión en el 2015. Me fue muy útil. Yo no
hablaba. No salía. Me fui soltando de a poco. Laura armó un grupo
donde hacemos reflexiones. Es un trabajo mental que produce mucho
placer, Te conecta con la gente. Es utilísimo. Yo camino veintidós
cuadras para ir a la Universidad. Lo hago con alegría.”

A su vez, los proyectos, espacios y propuestas pueden comple-


mentarse con diversos tratamientos, o bien, ser una herramienta
de prevención.
En estas propuestas, los vínculos son medios para lograr la
proximidad y el contacto con personas, objetos, instituciones o
ideales. Es a través de estos que se generan afectos, representacio-
nes, comunicaciones y apoyo.
Hace varios años, nos encontrábamos, desde la lectura, los me-
dios de comunicación y las representaciones sociales, con imágenes
tradicionales de los adultos mayores retirados, hamacándose en
sus sillas o cocinando, o bien, empleando todo el tiempo para su
familia y sus nietos.
Actualmente, se le va dando lugar a otras imágenes: adultos
mayores más activos, en mejor estado físico, trabajando, concu-
rriendo a talleres, charlas, eventos y con intereses más amplios.
Esta sociedad permite la generación de espacios compartidos
diferenciados por edad, afinidad, hobbies o por cualquier rasgo

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que sea agrupador. Estas agrupaciones tienen que ver con, por
ejemplo, la aparición de la jubilación, los cambios en las familias
y la posibilidad de nuevos roles.
Nelly, 83 años:
“Me enteré por una amiga, que hacía el curso de Memoria, de los
demás cursos que daba la UNLaM. Todos me gustaron. Sobre todo,
el trato. En Diálogo, todos muy amables. Laura, especialmente, es
muy atenta; tiene un trato muy lindo. Es muy agradable. En general,
todo es muy lindo. Me gustó.”

Los cambios en el estilo de vida de los adultos mayores mar-


caron un aumento de la participación en distintos tipos de acti-
vidades: culturales, artísticas, recreativas, sociales, de formación,
etc., y generó la posibilidad a nuevos vínculos.
Graciela, 63 años:
“Tener un espacio donde compartir lo que siento y pienso y conocer
que sienten y piensan los que tienen mi edad.”

Como señalamos anteriormente, la Secretaría de Extensión


Universitaria de la Universidad Nacional de la Matanza (UNLaM),
respondiendo a esta necesidad, presenta una amplia propuesta
desde el Ciclo “Encuentros de diálogo y reflexión”, “Cine Debate”
y más de veinte cursos y talleres, con variadas ofertas.
El contenido de este libro se basa en el Ciclo “Encuentros de
diálogo y reflexión” que se realiza en UNLaM. Espacio gratuito de
contención y desarrollo creativo que más que un proyecto es un
camino de interacción e integración.

Encuentros de diálogo y reflexión

En el año 1999, abrimos el Ciclo de Diálogo y Reflexión en la


Secretaría de Extensión Universitaria, desde el Departamento de
Actividades Socioculturales y Extracurriculares.

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Decidimos abrir este espacio porque observábamos que la
comunidad estaba atravesada por un creciente malestar deter-
minado por los vaivenes económicos y sociales, por la paulatina
desocupación laboral de la época. Este malestar, muchas veces,
derivaba en patología física y/o psicológica, y afectaba los vínculos
familiares, de pareja y la propia identidad.
Pensamos, desde Extensión Universitaria, que ofrecer un
espacio gratuito en el que se pudiese hablar de lo que estaba su-
cediendo, funcionaría como contención reflexiva y posibilitaría la
creación de alternativas para enfrentar esa crisis.
Con el paso del tiempo, se incrementó la demanda laboral
y los concurrentes a los “Encuentros de diálogo y reflexión” se
reincorporaron al trabajo y dejaron de asistir a la Universidad.
La presencia de un grupo reducido de adultos mayores, inte-
resados en las temáticas que tratábamos, definió la continuación
de la propuesta.
La Secretaría de Extensión Universitaria, respondiendo a esta
necesidad, centralizó el eje de los “Encuentros de diálogo y re-
flexión” en los adultos mayores.
Junto con esta propuesta, funcionaba, también, un espacio de
“Cine-debate” para este grupo etario.
La población que asiste a los “Encuentros de diálogo y reflexión”
está compuesta por personas en búsqueda de nuevos desafíos,
independientes, dinámicas, que se interrogan sobre este novedoso
tiempo que les toca vivir. La mayoría de ellas, mujeres. Algunas
viven con su pareja. La mayoría vive sola. La viudez las atraviesa
con nuevas situaciones a las que tratan de darle un sentido. Se
acompañan en la búsqueda de nuevos espacios, nuevos vínculos.
Nuevos aprendizajes. A veces, llegan acompañando a una amiga
que está pasando por algún trance difícil, algún duelo reciente.
Hasta el año 2015, tuvimos convenio con la Asociación Psi-
coanalítica Argentina, (Depto. de Adultos Mayores) que designaba
profesionales para desarrollar cada encuentro.
El ciclo “Encuentros de diálogo y reflexión” tiene como objetivo:
promover el diálogo y la reflexión sobre esta etapa evolutiva, con-

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siderando a las personas mayores como protagonistas activos a los
que se valora y promueve no solo en su participación sino también
en sus saberes. Apunta a que se desarrollen plenamente, participen
y sean sujetos activos en la transformación de sus comunidades.
Este proyecto ha construido y sigue construyendo un camino,
porque se construye desde la escucha, desde la interacción dialógi-
ca de los diversos actores que intervienen tanto de la Universidad
como de la comunidad.
Encontrarnos una dimensión especial para reflexionar sobre
los diversos modos de vincularnos en la familia, en la amistad, en
la pareja; para resaltar la importancia de escucharnos, de valorar
las diferencias y rescatar los buenos momentos que ofrece cada
etapa de la vida. Estos son algunos de los aspectos que venimos
desarrollando desde que conformamos este ciclo.
Desde el año 2016, cada encuentro mensual- siete a lo largo del
año-, es abordado por profesionales de los diversos Departamentos
de la Universidad y se le otorga la posibilidad a cada disciplina
y profesión de establecer sus pautas, teorías, experiencias de
trabajo con adultos mayores. Los especialistas son acompañados
por la coordinación del ciclo que orienta sobre las inquietudes y
temáticas para armar cada encuentro, y pone énfasis en el diálogo
y la reflexión como ejes para el tratamiento de los diversos temas
vinculados a esta etapa evolutiva de la vida.
La propuesta de la Secretaría de Extensión Universitaria para
Adultos Mayores plantea la necesidad de coordinar una triple
dimensión.
Desde la Universidad, se apela a la necesidad de brindar pro-
puestas y espacios para un grupo de personas quienes, no aspiran
a un título de grado, pero se muestran interesados en desarrollar
nuevas capacidades; en generar nuevos proyectos de vida. Dichas
propuestas están enmarcadas en el modelo de educación perma-
nente que contempla que el aprendizaje se genera a lo largo de
toda la vida.
Desde los docentes, coordinadores de las diversas actividades,
se trabaja sobre los lineamientos de una pedagogía social comu-

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nitaria que apunta a la mejora de la calidad de vida y el bienestar
subjetivo de las personas. Desde este marco, se gestiona la ense-
ñanza como guía, entendiendo a la misma como una interacción
entre sujetos que propone variados espacios dirigidos a una pobla-
ción con diversidad de conocimientos previos y con necesidades
e intereses diferentes.
Desde los asistentes, permitirse descubrir nuevas posibilidades
de aprendizaje, establecer nuevos vínculos y lograr una participa-
ción activa en la vida que resta por vivir.
Es así como surge la idea de elaboración de este libro; de manera
interdisciplinar, interdepartamental, y realizando un recorrido por
las diversas temáticas que hemos abordado, desde 2016, hasta hoy.
A medida que recorramos las páginas de este libro, nos en-
contraremos con los aportes de las diversas profesiones y dife-
rentes disciplinas. Leerlo es un recorrido sobre las características
biológicas, psicosociales, legales, sociales de los mayores en este
siglo; pero es también un estímulo para aprender, para crecer en
actividades creando proyectos, para integrar e interactuar y, sobre
todo, para vivir esta etapa participando, decidiendo y disfrutando.
La inclusión del adulto mayor en actividades de la universidad
les posibilitó conformar nuevos vínculos sociales; les reintegró el
protagonismo como testimonios de vida, de historia comunitaria
y como portadores de un legado que necesitaba ser escuchado. Es
esta posibilidad estímulo suficiente para continuar creciendo junto a
ellos en nuevas propuestas, nuevos proyectos que se van plasmando
juntamente con un objetivo compartido: disfrutar de un envejeci-
miento activo y saludable.” (Tuzzi, 2016)

16
Bibliografía:
Fortunato, S. L. y Tuzzi, Ma. J. (19 de 0octubre de 2016). Personas Mayores:
Inclusión y Derechos en la Universidad [ponencia]. VII Congreso Nacional
de Extensión Universitaria – Rexuni, Paraná, Entre Ríos, Argentina.
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Griffa, Ma. C., y Moreno, J.E. (2005). Claves para una Psicología del Desa-
rrollo. Paidós.
Iacub, R. (2014). Identidad y envejecimiento. Paidós.
Iacub, R., Sabatini, B. (2013).  Modulo 3. Psicología de la Mediana Edad y
Vejez. Universidad Nacional de Mar del Plata (MNMP).
Martínez N., Acuña R., Tuzzi  Ma. J. (2014) Programa Adulos Mayores.
Inclusión Social. Participación. Autonomia. (ponencia). III Jornada de
Extensión del Mercosur SEU. UNLAM.
  AM de la SALUD. (1999, 24 de marzo). Envejecimiento activo. [orden del
día, punto 18] 52° ASAMBLEA MUNDIAL DE LA SALUD   http://apps.
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Papalia, D., Sterns, H., Feldman, R., Wendkos Olds, S. (2009). Desarrollo
del adulto y Vejez. Mc Graw Hill.
Rímoli Schmidt, M. D., Paola, J. P., Farré, M. y Pica, A. (Eds.). (2019). Tra-
bajo social en el campo gerontológico: reflexiones y puntos de vista
para una lectura de la realidad de los mayores de hoy. Actas de la IV
Jornada Internacional de Trabajo Social en el Campo Gerontológico.
Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM). http://repositoriocyt.
unlam.edu.ar/handle/123456789/368
Salvarezza, L. (2013) Una mirada gerontológica actual. (3ª ed.). Paidós.  

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Capítulo II
Los adultos mayores: la fecundidad de una
vida y la búsqueda de nuevos horizontes

Prof. Lic. Ana María Ghirardelli.

¡A mis padres e hijos… con infinito amor!

“Ser uno mismo y permitirle a los demás


ser lo que son y desean ser”.
Ana María Ghirardelli

I. La Identidad: Una construcción permanente

1. Sus vicisitudes en el completamiento del ciclo vital

El ciclo vital humano se divide en distintas edades, y es la


Adultez Mayor, el corolario de un largo proceso integrativo bio-
psico-social-valorativo. A partir de ello, y dada la significación de
esta edad, haré un recorrido que permita comprender la historia
de vida de los Adultos Mayores.
La Identidad es una estructura intrapsíquica que consiste en la
internalización de diversos factores, entre los que se destacan, las
actitudes desarrolladas por el individuo a partir de lo congénito,
las vicisitudes de la libido, las identificaciones que se producen
durante el curso de los diferentes momentos de la vida y las
oportunidades que le va ofreciendo y poniendo a su disposición,
el medio social en el que se encuentra el individuo. Es entonces,
la Identidad, una construcción permanente que se verifica a lo
largo de toda la vida.

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Se define Identidad como un proceso evolutivo, dinámico y
heterogéneo, que genera transformaciones como producto de los
acontecimientos que suceden en la vida de todo ser humano. Ade-
más, modifica también el psiquismo, hasta alcanzar la Integración
del Yo como resultado de todas las etapas anteriores vividas. De
ese interjuego, emerge el sentimiento de mismidad y continuidad,
por el cuál experimentamos que seguimos siendo los mismos, más
allá de las vicisitudes que nos atraviesan en el curso de la vida.
Tiene una dimensión consciente, asociada al concepto que tene-
mos de nosotros y que se manifiesta cuando nos pensamos acerca
de quiénes somos, cómo somos, qué hacemos, qué sentimos. Pero
la Identidad es mucho más que eso, ya que tiene una dimensión
inconsciente, no conocida por nosotros y vinculada al deseo. Ese
deseo, en los primeros tiempos de vida, está ligado al deseo de
los padres, es decir, depende del deseo consciente e inconsciente
de los progenitores o sustitutos que cumplen tal función, dada la
vulnerabilidad y fragilidad del niño al nacer. Pero a medida que
se desarrolla y atraviesa conflictos que estructuran el psiquismo y
requieren de su elaboración, sumado a las correspondientes iden-
tificaciones, ese niño podrá construir su propio deseo y conectarse
con las ganas de ser y hacer aquello que le permita diferenciarse,
discriminarse del deseo de los otros: deseo que puede ser pensado
como expresión de vida.
Podemos destacar el valor y alcance de la Identidad en relación
con las diferentes culturas, sociedades, grupos de edad, grupos de
pertenencia o de referencia, pero fundamentalmente con relación
a cada individuo singular; pues la singularidad y unicidad es lo
más íntimo y propio de cada sujeto y establece la diferencia con
respecto a cada uno de los Otros. La singularidad es el resultado
de un proceso vinculado al narcisismo y a las identificaciones con
los padres; pero, a su vez, este proceso evolutivo, lleva al sujeto a
diferenciarse, a ser distinto, pero, al mismo tiempo, conservar algo
en común. Por tal motivo, es importante tener en cuenta que la
Identidad individual señala los límites entre el Yo y los Otros, pues
está basada en semejanzas y diferencias que se van marcando a

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medida que la persona crece, se desarrolla y puede afirmar: “yo soy
yo; semejante al otro, pero también diferente”. La Identidad individual
implica la confianza, seguridad en sí mismo y autoestima personal
que garantizan la integridad yoica frente a la descalificación del
Otro por ser desigual a él.
Este es un tema que se visibiliza en muchos ámbitos de la
sociedad, y especialmente en relación con los Adultos Mayores,
edad negada y temida por muchos, por quedar sumidos en las
sombras y la marginación, en un momento de la vida en que debe-
rían ocupar un lugar de privilegio, de jerarquía distinta, ya que lo
jerárquico es la Vejez, término utilizado aquí, amorosamente. Esta
época de la vida está dotada de sabiduría, mayor entendimiento
y profundidad en el conocimiento, y supone haber atravesado
y superado con éxito o con alguna mínima dificultad, todas las
etapas anteriores del ciclo vital. Esta edad recoge la historia de la
evolución y es el resultado de ese desarrollo; la persona conserva
todo ello en su mundo interno y en la hondura de su estructura
psíquica, y le permite a su vez, ir edificando su realidad interna
dentro de la realidad externa que los aloja.
La Identidad personal comienza a construirse a partir de Otro.
Aquí, la mirada cumple una función de ligadura, no sólo intrapsí-
quica, sino hacia el Otro y hacia el mundo en todos los períodos
del ciclo vital; se instituye en la vía regia para ingresar en él; tam-
bién el abrazo y el contacto físico contribuyen en la construcción
de la subjetividad. Dicha Identidad remite entonces, a la historia
individual, a las identificaciones e interacciones durante los pri-
meros años de la vida. Esta continúa su formación y desarrollo,
en virtud de los sucesivas identificaciones y constantes intercam-
bios, y los lazos libidinales que operan vinculando a los sujetos
entre sí, los roles asumidos. Se destaca, además, en este proceso,
la importancia de los sellos culturales, los que son apropiados e
internalizados por la persona; estos se inscriben en un proceso
particular de subjetivación que continúa dando permanencia y
mismidad a la Identidad.

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Las mutaciones que se producen en virtud de todos los cambios
físicos, psíquicos y los diferentes acontecimientos que atraviesan
esta edad, así como las transformaciones que ocurren en un mun-
do globalizado, impactan también en los individuos y originan
modificaciones en su modo de sentir, actuar y pensar, según sus
expectativas, sentimiento de pertenencia a determinados contextos
y según los distintos roles que desempeñan dentro de la sociedad.
Es importante mencionar, que la Identidad está relacionada
con el cuerpo y con la imagen corporal, cuyo sostén es el propio
cuerpo. Por ello, en este momento de la vida en que se producen
importantes modificaciones a nivel de células, tejidos, órganos
y sistemas, así como en la fisiología del organismo, las personas
pueden revelar un déficit muchas veces marcado, generalizado;
pero otras, simplemente un declive normal sin interferir en las di-
ferentes áreas de su vida. El impacto y resonancia que este proceso
puede ocasionar en las distintas dimensiones que lo atraviesan,
como actividades, relaciones sociales, comportamientos, emocio-
nes, dependerá de cómo cada persona lo vivencia y experimenta.
Esto acarrea una reestructuración de esa imagen, acompañada
por la reestructuración psíquica, con el fin de elaborar el duelo
por el cuerpo joven y potente perdido y así lograr la aceptación y
adaptación a “un nuevo estilo de vida”. Sin embargo, en otros casos,
convoca “el dolor de ya no ser lo que se era”. Ello implica una lesión
narcisista, que desencadena sensaciones de decaimiento, tristeza,
aflicción, nostalgia; motivo por el cual, se enfatiza la necesidad
e importancia de un abordaje distinto, que implique un recono-
cimiento y un contacto más amplio con el Adulto Mayor, en el
que las caricias, los abrazos, la mirada, las palabras valorizantes y
teñidas de afectividad, contribuyan para que pueda emerger del
estado en el que se encuentra.
Desde los primeros años de la vida y a lo largo de ella, somos
nosotros mismos y nuestro entorno los que van bosquejando
nuestra manera de envejecer, a partir de modelos con los que nos
hemos identificado en la infancia, así como personas especiales
que formaron parte de nuestra historia y fueron dejando hue-

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llas imborrables en el psiquismo, pues al internalizarlas, fueron
también, delineando el futuro y propio envejecimiento. Cuantas
veces el joven se pregunta, cómo será su vejez ante la presencia
de los otros que ya la están viviendo; respuesta que sólo hallará
cuando sea vivida por él y condicionada por factores subjetivos y
objetivos que haya integrado en las diferentes dimensiones de su
identidad. Ese sentimiento de continuidad y permanencia de la
Identidad permite hacer un relato, una narrativa de la historia del
Sujeto, en el que el pasado puede traerse al presente en función
de la memoria; pues aquello olvidado, en algún momento puede
ser recordado, y llena lagunas que acontecen en la vida de todas
las personas. Por ello, cada ser humano lleva consigo la impronta
de su vejez, una impronta que ha ido construyendo a través de
los años y que rectifica en la constante interacción con los Otros.
Llegar a formar parte de este grupo etario implica la posibilidad
de recrear la vida, enriquecerla, dotarla de sentido, valorar las
experiencias acumuladas, aceptar la muerte como parte del ciclo
vital y así lograr la Integridad del Yo. Aquellos que no han podido
construir la intimidad con Otros, desarrollar la capacidad de entre-
ga, de escucha y cuidado por los Otros, y no lograr ser creadores,
protectores, proveedores, cuidando sólo de sí mismos, sentirán
desesperación ante la conciencia de que ya pasó el momento para
realizar y saldar esas cuentas pendientes que dejaron atrás y no
pudieron concretar en el pasado. Este sentimiento de impotencia,
de imposibilidad o de carencias, puede llevar a la enfermedad o a
la muerte. A pesar de ello, hay que destacar algo posible, y es que
en la vida siempre hay una razón, un motivo para existir, “siempre
hay un tiempo para nuevos proyectos y realizaciones” si la persona se
lo propone y encuentra placer y satisfacción en su consecución.
El desarrollo humano es un proceso continuo y permanente que
abarca no sólo lo biológico, sino lo psicológico y lo relacional.
La época actual nos plantea una permanente lucha, construir
una sociedad y un mundo más igualitario, con mayores posibili-
dades que incluyan la promoción y enriquecimiento de la vida del
hombre, con Armonía, Ética y Dignidad Humana, especialmente

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en relación con los Adultos Mayores; pues esta etapa no es sólo
una construcción individual, sino también es una construcción
social, histórica y cultural. En consecuencia, la mayor extensión y
duración de la vida de las personas es uno de los aspectos relevantes
para tener en cuenta hoy, tomar conciencia de ello y contribuir con
compromiso ético y responsabilidad, para cumplir con el objetivo
de brindarles una mejor calidad de vida a estos.

II. Deconstruyendo mitos y construyendo un nuevo


significado

1. Imaginario social, estereotipos y prejuicios: rebelión o


sometimiento

El poder transformar la sociedad o el mundo, es un gran desa-


fío que tenemos los seres humanos, pues el imaginario social, sus
mitos y cristalización de sentidos, se encuentran muy arraigados
en la sociedad y requieren de un poder crear colectivamente. Estas
construcciones influyen y producen efectos sobre los miembros
que la forman, a partir de discursos, valores, costumbres, tra-
diciones y normas que son necesarias para la regulación de la
sociedad y así mantener el orden en las instituciones. Las mismas
contribuyen también, a la construcción de subjetividades, las que
luego reproducen dicha sociedad. No obstante, aquello que se halla
cristalizado, es susceptible de ser cuestionado y transformado por
nuevas significaciones que forman parte de la dimensión institu-
yente, y muchas veces genera conflictos o luchas simbólicas entre
ambas dimensiones, hasta lograr la meta propuesta, es decir, la
transformación de un aspecto determinado de la sociedad; o de lo
contrario, a partir de las resistencias de lo instituido, se conserva
lo consagrado, lo establecido en dicha sociedad. Por todo ello,
es necesario trabajar intensamente con el fin de buscar nuevas
formas de humanidad, en las que la solidaridad, la empatía y la
comprensión del Otro y del mundo que habitamos, se constituyan

24
en un cometido primordial por parte de la sociedad toda, para
recuperar o conquistar un nuevo orden social, y dentro de ese
orden social, se vea consolidado el valor y afianzamiento de los
Adultos Mayores, para devolverles su honra y dignidad.
En consonancia con lo señalado, la imagen que existe con rela-
ción a las personas que integran este grupo de edad, se basa en los
estereotipos que circulan en la sociedad, que simplifican y recortan
lo real, y les atribuyen, en la mayoría de los casos, características,
conductas o connotaciones negativas. Estas creencias preestableci-
das, son generalizaciones que dan una visión distorsionada o exa-
gerada respecto de los Adultos Mayores, y determinan la manera de
pensar, sentir y actuar, no sólo en dichas personas sino en los todos
los grupos etarios; generan prejuicios que lesionan la Identidad
de estos y su estima personal, y dan lugar a la discriminación y a
la exclusión. A raíz de todo ello, y frente a la realidad actual, nos
convoca una labor de gran complejidad, ya que los estereotipos
son muy resistentes al cambio y están amarrados, naturalizados
en la sociedad. Esto requiere de un trabajo conjunto con el fin de
promover una nueva visión de la realidad, y así, contribuir para
producir modificaciones que ayuden a reflexionar y a construir
nuevos discursos en torno a ellos, para propiciar un abordaje
distinto con relación a este tema, y con ello, a la relación con los
Otros. Por lo tanto, si bien es una ardua tarea, no es inviable, y es
una cuenta suspendida en el tiempo, cuyo objetivo es transmutar,
reformar la imagen de los Adultos Mayores que está impregnada
en la mayor parte de la sociedad.
A lo largo de sus vidas han formado parte activa de la comu-
nidad, y por lo tanto de sus instituciones, pero llegando a esta
edad, estas no le devuelven la valía y gratitud por todo lo hecho
en beneficio de ellas. Al contrario, predomina la segregación y
marginación; se habla de población vulnerable, discapacidades
funcionales, clase pasiva, y, por lo tanto, excluida del mercado
laboral y de la sociedad de consumo. Los Adultos Mayores re-
presentan un importante porcentaje de la población mundial, y,
según estudios realizados, las sociedades van envejeciendo cada vez

25
más. Diferentes organizaciones en el mundo vienen ocupándose
de este tema, con el fin de dar visibilidad a la urgente necesidad
de producir vastas modificaciones en este campo.
Hacer visible lo que está invisibilizado, implica no sólo in-
formar, sino trabajar con compromiso y responsabilidad en los
diferentes sectores sociales. Esto debe constituirse en un objetivo
colectivo que promueva acciones concretas para lograr la inclusión
y valoración de tantas subjetividades olvidadas y desconsideradas.
La globalización, los avances científicos y tecnológicos han condu-
cido a transformaciones significativas en la forma y estilo de vida,
así como en la extensión del ciclo vital, motivo por el cual, hoy
los Adultos Mayores buscan nuevas alternativas para poder seguir
haciendo y construyendo, con el fin de permanecer activos, ser
productivos y gozar de una vida más saludable, tanto física como
psíquica. A tal efecto, algunos sectores y organizaciones vienen
trabajando en beneficio de los Mayores, creando diferentes espa-
cios donde se llevan a cabo diversas actividades, como talleres de
pintura, gimnasia, yoga y muchas otras más. A pesar de ello, estas
alternativas, si bien son muy fecundas, son insuficientes para que
puedan seguir desarrollándose e interactuando con Otros, porque
no sólo necesitan esos espacios físicos y actividades, sino que ne-
cesitan sentirse valorados, no marginados, humanizados por los
Otros, porque siguen siendo seres humanos que “viven”, y muchos,
con autonomía y salud psicofísica que favorecen su inserción en
todas las áreas de la sociedad, que son autores y creadores de su
historia, y al mismo tiempo actores sociales, por lo tanto, autores
de numerosos procesos sociales. Como resultado de ello y del
aprendizaje adquirido a partir de su experiencia, pueden seguir
produciendo y reproduciendo sentidos y significados que contri-
buyan a su formación y desarrollo personal y social, ya que esta
edad, como todas las edades de la vida, es una construcción social
y cultural; por lo tanto, el significado que la sociedad le otorga
incide en el comportamiento y el modo de vida de las personas.
Por supuesto, sin dejar de mencionar lo trascendental que repre-
senta en cada una de ellas, el sello que deja su historia individual.

26
A pesar de las dificultades y la complejidad de los tiempos
presentes, debemos continuar trabajando de manera multidisci-
plinaria e interdisciplinaria, con el fin de conquistar un lugar de
preeminencia, de privilegio para las personas mayores. No obs-
tante, sabemos que aún queda un largo camino por recorrer para
cumplir con eficacia y eficiencia tales propósitos. La realidad es
una construcción en la que intervenimos todos. En la medida en
que modifiquemos nuestras actitudes y pensamientos, podremos
colaborar para producir transformaciones, no sólo en nuestra
realidad interna, sino también en la realidad externa, donde se
acepten y respeten las diferencias; porque a partir de las diferencias
nos enriquecemos, y al mismo tiempo contribuimos para construir
un mundo mejor. Por ello, es imprescindible valorar el acopio de
saberes y experiencias que los Adultos Mayores han acumulado
durante sus vidas, ya que son los que han escrito y pueden seguir
escribiendo la historia, no sólo personal sino de la sociedad toda.

III. Lo disruptivo y su impacto en el psiquismo

1. Crisis y sus derivaciones en los Adultos Mayores

A esa edad, ocurren acontecimientos importantes y significati-


vos que provocan una crisis global. ¿Cómo afecta esta crisis a los
Adultos Mayores? ¿Sufren física y psicológicamente?
La irrupción de hechos que provocan sufrimiento altera la
estabilidad emocional; muchas veces desencadena una crisis que
activa vivencias en el interior de la persona, es decir, vivencias
que remiten al mundo subjetivo individual. Por lo tanto, no todos
sufren y atraviesan las crisis de la misma manera y con la misma
intensidad. Esto depende de la capacidad y predisposición que
tiene cada individuo para afrontar acontecimientos o situaciones
que desestabilizan. Como consecuencia de ello, nos encontramos
con diversos modos de tramitar las crisis; y, a su vez, con diversas
formas de envejecer. Es necesario considerar la singularidad del

27
Sujeto que vive el evento o hecho particular, y que está ligado a
la especificidad de este.
Lo disruptivo corresponde a un acontecimiento doloroso que
afecta a la persona, y que, por su gran potencial, produce impacto
en el psiquismo alterando el equilibrio y generando reacciones
diversas en el Sujeto que lo padece. Estas reacciones dependerán
del modo que se procese en el interior del Sujeto y de los recursos
que él mismo posee para tal fin.
Existe una pluralidad de hechos que actúan como disparado-
res de situaciones de emergencia y pueden desencadenar en un
fenómeno de irrupción pulsional, y más específicamente, de la
pulsión de muerte, por la que el sujeto deja de reconocerse en las
cosas que se reconocía. Ante la pérdida de puntos de referencia,
surge el dolor psíquico y el sufrimiento, pues el aparato psíquico
no puede metabolizar tanta excitación y no encuentra vías de des-
carga adecuadas, vías de derivación significantes a las que puedan
ligarse. Ocurre, entonces, una descarga compulsiva por medio del
acting o pasaje al acto, que pone en riesgo a la persona.
En algunos casos, los sujetos enfrentan estos sucesos con
actitud positiva, en virtud de la solidez, energías y capacidad de
resiliencia que poseen para sobreponerse ante la adversidad; en
otros, en cambio, presentan grandes dificultades para desafiar
a los mismos, y se sumergen en un estado de angustia, tristeza,
desolación, viéndose limitados para crear un nuevo horizonte
al experimentar situaciones que generan mucho estrés. Por lo
tanto, encontramos grandes diferencias en la forma de enfrentar
y confrontar los diferentes acontecimientos que suceden en este
momento. Ello depende de la fortaleza Yoica, los recursos psíqui-
cos, la salud física y el entorno del Sujeto.
El término Crisis no sólo hace referencia a malestar, sufri-
miento, dificultad, sino que toda crisis también implica “Cambio,
Oportunidad”. Oportunidad para generar y acceder a algo nuevo,
distinto; renunciar a aquello que provoca daño; dar espacio a
nuevas producciones, a nuevos deseos; y, como consecuencia de

28
ello, desarrollarse. Pero esto requiere poder despojarse de lo viejo,
que implica transitar y elaborar el duelo por lo perdido.
A lo largo de la vida, se atraviesan diferentes crisis. Algunas
son consideradas de carácter global, y generan gran conmoción,
como situaciones de desastres o catástrofes, que por su intensidad
pueden tener alto impacto en el psiquismo. Un ejemplo de ellas
es la pandemia, producto del COVID-19, que ha provocado y
sigue provocando múltiples efectos nocivos; no sólo en la salud
física sino en la salud mental. Hacemos referencia a la situación
particular de la pandemia, pues agudizó el concepto peyorativo de
los integrantes de este colectivo, invistiéndolos nuevamente, con
el fantasma de su vulnerabilidad. A su vez, el aislamiento, como
medida de prevención, si bien ha sido y es necesario para aminorar
el contagio del virus, lamentablemente se ha tornado perjudicial
para la salud mental. La soledad, la falta de contacto con el Otro, la
carencia de abrazos sostenedores que impide reforzar los vínculos
o crear nuevos, desencadenan o agravan síntomas preexistentes;
y, como consecuencia, surge la angustia, la ansiedad, el miedo,
trastornos del sueño y otras alteraciones que se evidencian y agu-
dizan con el transcurrir del tiempo, enfatizando nuevamente la
marginación y exclusión.
Es importante señalar, que estas conductas y otras manifesta-
ciones negativas, obstaculizan el alcance de los objetivos trazados-
lograr la preeminencia y privilegio de los Adultos Mayores-, pues
conmueven y golpean la vida anímica, social y relacional. Por lo
contrario, las relaciones interpersonales, el apoyo social, una vida
activa y placentera promueven la ausencia de enfermedad o ali-
vian cuando esta se hace presente. El contacto y proximidad con
el Otro da apoyo, confianza, seguridad; nutre la vida de los seres
humanos. Por lo tanto, sostener la esperanza de que en un tiempo
no lejano el Sujeto se volverá a recuperar, es el fin más estimado
al que se debe aspirar. Una de las salidas, frente a este fenómeno
incierto, es el enorme valor que tiene la palabra: poder expresar,
hablar, comunicar, decir todo lo que se siente; si es necesario llorar.
También incide cuidar el sueño y el descanso. Pero, lo esencial

29
es no perder la calma y la confianza en sí mismo y en los Otros;
aprender de lo vivido y saber esperar.
En este tramo de la vida, ocurren otros acontecimientos sobre-
salientes que están íntimamente ligados a pérdidas importantes.
Se debe tener en cuenta que, toda pérdida conlleva un proceso
de duelo que la persona deberá atravesar y elaborar, para lograr
restablecer un nuevo equilibrio emocional. Si los duelos no son
tramitados adecuadamente, se transforman en duelos patológicos
que conducen a la enfermedad y pueden manifestarse a través de
trastornos físicos o psíquicos. Éstos son procesos inconscientes
difíciles de manejar por la persona que los atraviesa, y, por lo tan-
to, en algunos casos requiere de atención profesional. El Adulto
Mayor sano, en cambio, es capaz de resolver estos eventos, ya
que en el psiquismo se producen transformaciones sustanciales y
eficaces que reestructuran su funcionamiento y logran restaurar
el equilibrio de este y la homeostasis con el ambiente. Para este
fin, se produce un cambio en el funcionamiento de las instancias
psíquicas, es decir, en la dinámica, generando dicha reestructu-
ración y permitiendo atenuar el efecto disruptivo que podrían
ocasionar tales sucesos.
En el Ello, los impulsos y conflictos reprimidos permanecen en
estado inalterable e intemporal. El Ello tiene menos inhibiciones en
cuanto a su expresión; de tal manera, las emociones y los impul-
sos se manifiestan más abiertamente. Por lo tanto, en los Adultos
Mayores, existe la posibilidad que haya una defusión progresiva
de la libido y la agresión. Esto llevaría a una exteriorización más
directa de las emociones y son diversos los caminos por los cuales
el impulso llega a descargarse. El Yo es el que ejercerá el control
de lo que llegue a él. Este control es inconsciente, por lo tanto, su
función es regular los impulsos del Ello y encontrar vías o modos
aceptables para su expresión, teniendo en cuenta las exigencias
del medio, dando satisfacción al Superyó y así poder adaptarse.
Para cumplir con esta misión, el Yo cuenta con mecanismos de
defensa inconscientes que le facilitan llevar adelante dicho trabajo
intrapsíquico.

30
El aislamiento, no físico sino a nivel psíquico, es uno de ellos.
Consiste en retirar las cargas afectivas de una idea o representación,
para tolerar, sin tanto dolor, las pérdidas que acontecieran y que,
de otro modo, el Sujeto no podría sobrellevar. Puede referirse a
temas de enfermedad o a la muerte, sin que ello provoque excesivo
sufrimiento o desestabilización.
Otro mecanismo es la negación, que es selectiva y ayuda a
evitar recuerdos o hechos que pudieran provocar angustia u
otro sentimiento perturbador que genere malestar o sufrimiento
intrapsíquico, interpersonal o en su relación con el ambiente, es
decir, elude un acontecimiento del pasado que pueda constituirse
en una amenaza para la integridad Yoica. La negación selectiva
actúa vedando o excluyendo de la conciencia ciertos contenidos
dolorosos; no obstante, es propio de esta edad que sigan surgiendo
otros recuerdos pasados que van llenando vacíos y desalojan los
que son perjudiciales. En este punto, podemos mencionar una
actitud frecuente por parte de las personas mayores ante ciertas
situaciones. Por ejemplo, escuchar lo que quieren escuchar y ver lo
que quieren ver, cuya finalidad es disminuir los estímulos externos
que puedan alterar el equilibrio psíquico, independiente de la
posible disminución del funcionamiento o capacidad sensorial.
El encasillamiento, es un mecanismo de defensa tan útil como
los anteriores, y se traduce por el orden en las cosas o repetición de
recuerdos, para evitar la frustración y el estrés que podría provocar
una posible disminución de la memoria. Este mecanismo se obser-
va en la reiteración de relatos sobre acontecimientos del pasado, a
modo de cubrir huecos del presente, producto de la disminución
de actividades o de intercambios sociales si esto sucediera.
Y finalmente la regresión, que es normativa, y está al servicio
del Yo para mantener el equilibrio homeostático que puede verse
alterado por los cambios en los impulsos y las exigencias o presio-
nes que surgen en el ambiente. Es decir, este mecanismo facilitaría
el equilibrio entre el Ello, el Yo y el Superyó, activando conductas
anteriores que fueron eficaces para dar respuesta a situaciones
presentes. Cuando el desarrollo libidinal se ha producido libre de

31
conflictos, dicho mecanismo será más eficiente; por tal motivo,
debemos diferenciarla de la regresión patológica. Esto explica que
muchos adultos se tornen muy preocupados por la alimentación
o el funcionamiento intestinal, y presenten, a veces, trastornos
gastrointestinales no relevantes u otros síntomas significativos, pro-
ducto de una fijación y, por lo tanto, de un conflicto intrapsíquico.
Puede suceder también, que, ante la discapacidad y necesidad del
Otro, se activen modalidades de relación exentas de conflictos,
ya que este mecanismo reactiva formas de adaptación de etapas
anteriores, pero que se vuelven funcionales en este momento.
Estos mecanismos son inconscientes, cumplen una función
adaptativa por excelencia, y protegen a la persona de emociones,
pensamientos o acontecimientos que podrían generar excesiva
ansiedad; favorecen la transición ante esas experiencias y viven-
cias, que podrían desestabilizar al Sujeto y provocar alteraciones
de variada magnitud.
El Superyó, por su parte, se construye a partir de las identi-
ficaciones con los padres y representa la conciencia moral, pen-
samientos éticos y morales recibidos en la infancia. En la adultez
avanzada, la persona no podría soportar un Superyó estricto
como el de los años anteriores, por lo que se aflojan los lazos con
éste y se torna más permisivo; pero, a su vez, existe una mayor
dependencia con respecto a las consignas dadas por figuras reales
e importantes de su entorno, como los hijos, los amigos, médicos
u otros, que representarían a las figuras parentales internalizadas.
Estas consideraciones nos permiten afirmar que el proceso
de envejecimiento no sólo es físico, sino que implica una tarea
intrapsíquica, en la que los duelos y las desinvestiduras psíquicas
van definiendo el proceso, en el cual, las respuestas singulares son
múltiples y complejas y destacan la trayectoria vital en función
de las diferentes individualidades que nos conducen a hablar de
diversidad de los Adultos Mayores. Como consecuencia de ello,
y habiendo realizado una pequeña síntesis del funcionamiento
psíquico característico de la persona mayor, podemos comprender
su relevancia para afrontar todos los cambios que suceden en ella,

32
y poder así, adaptarse de forma favorable a tales impactos. De la
misma manera, estos aspectos señalados, pueden ser de gran uti-
lidad para aquellos individuos que se dedican al cuidado de los
Adultos Mayores, así como también para toda persona que esté en
contacto con ellos. Estos contribuyen a una mejor comprensión y
lectura de sus conductas y actitudes y generan un efecto beneficioso
en la salud de estos.
Las pérdidas y desapuntalamientos que caracterizan este mo-
mento de la vida, remiten al Yo del desamparo y provocan dolor
por las faltas, carencias, o deprivación afectiva en muchos casos.
Por tanto, considerando que el psiquismo es un sistema abierto,
debe entonces estar ligado, vinculado a Otro u Otros, para que
la energía psíquica pueda circular e investir nuevos objetos o
personas, y así, ser mirados, tocados, hablados, amados. Esto es
de gran significación para la salud psíquica y más aún en el ocaso
de la vida. Las actitudes que expresan aprobación y aceptación
aportan un fuerte caudal de energía para el psiquismo, otorgan
enorme valor a su estructuración y determinan la vida anímica
de cada individuo.
La pulsión de vida busca un objeto, una persona para ligarse; si
esto no sucede se intensifica la pulsión de muerte, la que puede ma-
nifestarse hacia el exterior del sujeto o hacia el interior, provocando
su autodestrucción. Por lo tanto, el objeto o persona, es necesario
para la pulsión, pero también para la reparación y renovación
del vínculo que origina o activa el surgimiento del deseo. Tomar
en cuenta al Otro, es ampararlo, alojarlo en un lugar, protegerlo
del desamparo. Por ello, la necesidad de mirar al Adulto Mayor,
que muchas veces siente que ya no es mirado, hablado, abrazado
y tanta necesidad tiene de todo esto. La indiferencia provocada
por carencia afectiva conduce a la desvalorización, a la angustia
y muchas veces a la necesidad imperiosa de ser encontrado por
el Otro. Algunos recurren a actitudes o conductas que atraigan
su atención; otros expresan exigencias personales enormes para
recibir aceptación y consideración; y, por último, se encuentran

33
los que quedan con el vacío, soledad o la nada, que traban su
posibilidad de existir.
Esto implica un trabajo psíquico del Sujeto que abarca el ciclo
vital completo, y en el que envejecer no es un proceso solitario.
Si bien es un proceso individual, requiere de la intersubjetividad,
para que, a partir de ella se despierte el deseo, el cual es expre-
sión de la pulsión de vida y sus manifestaciones actuarían como
defensas a la pulsión de muerte. Es primordial resaltar la función
que tiene la pulsión de vida en los Adultos Mayores para mitigar
todo aquello que pueda ser una amenaza a su integridad.
En relación con lo dicho, es importante mencionar algunos
de los eventos que desencadenan procesos de duelo: la pérdida
del cuerpo potente, la pérdida del rol de dador, la jubilación, la
muerte de un hijo, del cónyuge, familiares o amigos, la vuelta a
la dependencia, o pérdida de la independencia por determinadas
patologías y, en situaciones especiales, la institucionalización.
Cualquiera de estos motivos junto al impacto emocional que
provocan son una nueva fuente de conflicto: nuevos enemigos de
la salud. Son muchos los factores que pueden afectar a la persona
mayor. Los Adultos mayores deben cargar con pesos considerables
y relevantes.
Otro factor no menos importante para señalar es la agresión y
la violencia institucional y social en todas sus formas. La discrimi-
nación que sufren los Adultos Mayores muchas veces es invisible;
pues está naturalizado el destrato o maltrato hacia ellos. Se torna
indispensable, hacer visibles las zonas oscuras que ocultan tales
actitudes en casi todos los ámbitos de la comunidad y que tanto
daño provocan.
Un tema relevante para señalar es la jubilación. Hoy “ser Jubi-
lado no es ser Viejo”; abre la posibilidad de descubrir nuevos hori-
zontes. No obstante, en algunas ocasiones, la pérdida del trabajo
desencadena actitudes o emociones negativas y perjudiciales y, en
otros casos, la enfermedad. Por tal motivo, es necesario un tiempo
para elaborar el duelo por lo perdido y qué se pierde con lo que
se ha perdido, para luego recuperar la estabilidad emocional y así,

34
a partir de la creatividad, poder llevar adelante otros intereses y
proponerse nuevas metas a cumplir. Una parte importante de los
Adultos Mayores conservan sus capacidades intelectuales y físicas
que les permiten ser autónomos y autosuficientes; por lo tanto,
si bien se interrumpe el hábito laboral, pueden aún conservar
hábitos sociales y familiares más allá de los cambios producidos.
No caracterizamos aquí el deterioro; sino el declive normal
y característico de la edad, ya que aludimos al envejecimiento
como proceso. Esto nos lleva a afirmar que todas las personas
van envejeciendo, en mayor o menor grado, a lo largo de la vida
y en los diferentes momentos del ciclo vital. Implica que el Adulto
Mayor puede ser capaz de continuar evolucionando a partir de
su inserción en diferentes espacios de la comunidad, que amplíen
aún más su sabiduría, bienestar y calidad de vida en general, en
la medida que así lo desee y sus condiciones físicas y psíquicas se
lo permitan, para promover, de este modo, un vivir saludable y
un desarrollo psicosocial fructífero.

2. Resolución de la crisis

A lo largo de la vida, los Adultos Mayores habrán podido


construir recursos y herramientas apropiadas para sobrellevar las
diferentes crisis que atravesaron, dependiendo de la fortaleza del
Yo, los mecanismos de defensa que hemos mencionado, su per-
sonalidad, su historia individual y el contexto que los circunda.
Las crisis no son fáciles de transitar; pero si existen, en un
ambiente positivo, lo suficientemente bueno que apuntale, redes
de contención adecuada y la energía para atravesarlas con actitud
positiva, los Adultos Mayores podrán lograr con éxito su resolu-
ción y acceder a un estado de mayor estabilidad. Así, ese tránsito
que pudiera presentarse como demoledor, se traducirá en nuevas
expectativas que los reconforten, los fortifiquen y reanimen, no
habiendo sido en vano el trabajo realizado. Si bien cada momento
de la vida tiene sus avatares y dificultades, también tiene sus pla-
ceres, goces y bondades. Este tiempo no escapa a todo ello. Esta

35
edad permite un estado de contemplación peculiar de la vida y
del mundo, de lo vivido y lo experimentado. Otorga, además, una
sabiduría especial y única que se transmite a través del relato de
las historias y anécdotas.
La pérdida de hábitos que permanecieron en el pasado, no
clausuran la posibilidad de crear y formar otros nuevos. Dependen
de las condiciones de adaptación y si los Adultos mayores cuentan
con una atmósfera amable y favorable que lleve a alimentar el deseo
propio de instaurar y producir nuevas alternativas. Al comienzo
se encontrarán con dificultades; pero el aliento, la valoración de
los Otros y el tiempo invertido en ello, serán incentivos que los
impulsen en su obrar, para obtener finalmente, el placer por lo
logrado. Se necesita un “tiempo de adaptación”, de luchas consigo
mismo; luego de varios intentos, irá despertándose el interés por lo
que hace al observar los resultados alcanzados en sus producciones,
disfrutar al ver realizados sus deseos, fructífera y amena puesta en
marcha de esa nueva actividad. Esto genera también, cambios en
actitudes y comportamientos que inciden favorablemente en la
estima personal y, desde luego, en el entorno. Otros, tal vez sientan
temor de salir del lugar de comodidad y seguridad; desistirán de
sus objetivos antes de ver los resultados alcanzados, ligada esta
actitud, entre otras cosas, a su trayectoria individual. Para poder
seguir adelante con sus proyectos, por más simples que sean, la
persona deberá sentir confianza en sí misma y estar convencida
de las ventajas y beneficios que persigue con la puesta en marcha
de estos, aún antes de verlos plasmados en su propia vida. No hay
duda de que el esfuerzo, la constancia, los pequeños avances en los
emprendimientos, deben ser valorados y vividos como “un deseo
de superación”. Salir del lugar en el que la persona estaba, muchas
veces sufriente y angustiada, le permite ocupar “un nuevo lugar”,
producto de su laboriosidad, tenacidad, valentía y creatividad;
acrecienta así su autoestima, producto de lo logrado y efecto del
reconocimiento y valoración de los que lo rodean. Siempre se
requerirá, también, una cuota de rebeldía personal.

36
No dar por perdida la causa es fundamental, teniendo en cuenta
que la realización de tareas compartidas con otros, así como el
apoyo social, ánimo ante el desánimo, la comprensión y la pa-
ciencia, ayudan a superar dificultades, retos que se presentan en
la vida de todo ser humano. El objetivo que persigue la resolución
de las crisis es aliviar y disminuir las tensiones que éstas generan
y evitar daños emocionales que afecten de manera importante su
subjetividad. Vivimos en una sociedad y en un tiempo de ries-
gos, que día a día aumentan, con situaciones críticas y de gran
complejidad que llevan al estrés. Los desafíos para enfrentar hoy
son múltiples y variados, especialmente para las personas mayo-
res. Pero, si existe el acompañamiento de la comunidad, no son
imposibles de solucionar.
En primer lugar, es necesario tomar conciencia del problema
ante los primeros indicios de malestar, y si fuera necesario, ante
la imposibilidad de visibilizar una salida, solicitar ayuda profesio-
nal, ya que, al detectar tempranamente dicha situación es posible
prevenir el agudizamiento de la crisis. Por supuesto, esto requiere,
además, de contención por parte del entorno familiar y social, o
sea, personas cercanas que puedan brindar sostén emocional. Sin
embargo, hay sujetos que frente a situaciones críticas o conflictos
importantes son capaces de enfrentarlos con vigor, energía, solidez,
y habilidades personales que les permiten ir superando obstáculos
y sobreponiéndose ante la adversidad.
Las crisis generan malestar, ansiedad, incertidumbre. Sin
embargo, la autoconfianza, el deseo de superación, tener la capa-
cidad para poder regular las emociones, ser optimista, aprender
del fracaso, utilizar adecuadamente los recursos psicológicos y
sociales al alcance, son requisitos indispensables para atravesar
satisfactoriamente tales situaciones, y promover así, el acceso
a un estado anímico de mayor estabilidad. Además, lo esencial
es no estancarse en los problemas, sino buscar la solución. Ver
las dificultades como un reto, no como una amenaza, poniendo
en marcha nuevos propósitos para transformar el pasado en un
presente activo que pueda llenarse con experiencias agradables

37
que refuercen la autoconfianza, amplíen su visión de futuro y
promuevan el deseo de vivir.
Todas estas conductas cumplen un rol fundamental para afron-
tar las crisis sin paralizarse, identificando el conflicto, y con una
actitud positiva que logre contribuir a la resolución y superación
de este. Como consecuencia de ello, luego de haber emergido de
ese lugar, se hallará en posición de visibilizar con mayor claridad,
objetivos que apunten a mejorar y promover el desarrollo perso-
nal. La posibilidad de optimizar otras habilidades y capacidades
generan mayor bienestar y satisfacción, los que actúan, a su vez,
como promotores de la salud física y psíquica. En este sentido, es
relevante destacar el papel que tienen los lazos sociales en momen-
tos de crisis, pues su presencia y empatía mitigan el sufrimiento
y colaboran en su recuperación. Toda crisis bien resuelta siempre
deja un aprendizaje, que, al ser aprovechado y utilizado adecuada-
mente, conduce a producir cambios en la subjetividad individual,
enriqueciendo a su vez, la vida y la historia de la persona.
Con relación a todo ello, podríamos considerar algunas pautas
para aminorar los efectos negativos de la crisis, enfocándonos en
la conducta individual de aquel Adulto Mayor agobiado por la
misma, que le permitan visualizar nuevos horizontes a transitar.
Entre ellas mencionamos:
- Reforzar actitudes y conductas autónomas, con serenidad
y evitando los miedos y reproches.
- Recuperar capacidades que han disminuido por la falta de
práctica y ejercitación, recurriendo a los espacios corres-
pondientes y supervisados por un coordinador/a, si fuera
necesario.
- Superar la crisis y reinventarse para transformar su vida;
ser protagonistas de sus propios proyectos y así, descubrir
un nuevo sentido a su existencia.
- Desafiar a los medios de comunicación a través de sus
producciones, ya que ellos, con el poder que detentan,
son también promotores de los estereotipos sociales que
circulan en la comunidad.

38
- Acceder a la formación y capacitación constante y per-
manente, que incluya el acercamiento y utilización de las
nuevas tecnologías, u otras actividades que se desarrollan
en diferentes organizaciones e instituciones, como, por
ejemplo, la universidad.
- Indagar e integrarse a otros espacios posibles de la comu-
nidad, con el fin de cumplir el rol de ciudadanos activos y
productivos.

Todas estas pautas contribuyen al empoderamiento de las


personas, favoreciendo el aprendizaje y promoviendo un mayor
desarrollo de sus capacidades y habilidades, para colaborar, no
sólo con el logro de transformaciones individuales sino también
para producir cambios a nivel de la sociedad.
Es fundamental destacar, la importancia de construir Redes de
Apoyo Social y relaciones interpersonales que alimenten la vida
de las personas mayores, que, con esfuerzo, dolor o esperanza,
luchan y viven en el mismo mundo que todos los seres humanos
viven. La sociedad es para todas las edades; por eso, es importante
también, la relación intergeneracional y la cohesión social, dada
a través de lazos sociales y vínculos estrechos, en los que los in-
tercambios entre las diferentes generaciones sea un instrumento
que prospere en beneficio de todos.
Todo está contenido en la historia personal, logros, fracasos,
tristezas, alegrías, experiencias y vivencias individuales y com-
partidas, pero lo importante es que la persona pueda decir: ¡estoy
viva…estoy vivo…más allá de todo lo vivido y transcurrido! ¿Qué
puedo hacer con esto hoy? Y es entonces cuando se da lugar al
pensamiento, a la reflexión, a valorar la experiencia de estar vivo
y vivir, encontrando una salida al futuro para que aflore el deseo
y pueda hacer lo que realmente desea hacer. Esto implica vencer
obstáculos, poner en marcha los recursos que posee y lleven a la
superación y a la adaptación ante los cambios inevitables de esta
época de la vida.

39
Todos los días existe la oportunidad de hacer lo que se quiere y
ama, sólo hay que intentarlo para sentirse renovado y fortalecido,
encontrando las personas adecuadas, expresando lo que pasa, lo
que se sienten, dialogando, escuchando al Otro, desarrollando ma-
yor comprensión y empatía y fundamentalmente, nunca perdiendo
la esperanza de llevar adelante lo que se propone. Esto requiere
también, alejarse de las personas tóxicas, que están llenas de odio,
de reproches, de palabras negativas que descalifican, humillan y
provocan daño, pues restan energías y obstaculizan la posibilidad
de desplegar el potencial que el ser humano posee. La clave está
en aprovechar la oportunidad de vivir sin miedos y en libertad,
con actitud positiva, valorando cada día y renovando la vida que
es tan valiosa y digna de ser vivida: “siempre hay tiempo para ello.”

IV. Envejecimiento activo y saludable: lo vincular

La importancia de lo intra, inter y transubjetivo

Trabajar para promover el Envejecimiento Activo, Saludable y


Digno es uno de los grandes retos que muchos profesionales nos
hemos propuesto.
Nuestra vida es impensable sin los Otros. La importancia de
las relaciones interpersonales y vínculos es esencial para todo ser
humano; por ende, vital y saludable para los Adultos Mayores.
Es esencial resaltar que “ser uno mismo es no ser el Otro”; por lo
tanto, el ser diferente es lo que marca la singularidad y unicidad
de todo Sujeto.
El intercambio con los otros puede ser exitoso o conflictivo,
transitorio o duradero. Esto dependerá de las identificaciones y
lazos libidinales que se gesten en esa relación o vínculo. Cabe
aclarar que una relación implica mayor fugacidad o liquidez,
mientras que un vínculo expresa nudo, atadura, cohesión, y, por
lo tanto, mayor duración en el tiempo.

40
Los logros obtenidos en la vida, el éxito en la realización de
proyectos, la puesta en marcha de deseos, la planificación de obje-
tivos y poder concretarlos, no sólo dependen de las capacidades y
habilidades personales, del esfuerzo y la perseverancia, sino de la
riqueza de los vínculos conquistados. El cuidado y permanencia
de esos vínculos, es uno de los proyectos más difíciles, pero más
ricos en la vida de todo ser humano y especialmente en los Adultos
Mayores, para poder disfrutar con los otros y junto a los otros.
Las interacciones, los intercambios y la estimulación, producto
de relaciones interpersonales positivas juegan un papel relevante,
maximizando el estado de bienestar en las personas.
Para ello, es importante tener como propósito de vida, poder
ampliar los vínculos con aquellos que incidan positivamente en
el estado anímico a medida que se van recortando otros; evitar
aquellos con los que es frecuente el conflicto; no paralizarse, sino
seguir andando el camino de la vida que merece ser vivida, no
renunciar o desaprovechar las oportunidades que se presentan y
“compartir con otros el placer de estar vivos”.
Es dable destacar que existen individuos y grupos que transitan
esta edad con solvencia y lucidez. Entre ellos, aludimos a científi-
cos, académicos, artistas, políticos y otras personas que desde el
anonimato muestran elaboradas producciones. La historia de la
humanidad y de la vida cotidiana brindan cabales ejemplos de ello.
La pérdida de relaciones interpersonales y vínculos es un tema
crucial y sustancial en los Adultos Mayores, pues estos aconteci-
mientos pueden llevar a diferentes patologías si no se elaboran los
duelos correspondientes. En otros casos, cuando la persona fracasa
en sus relaciones, cuando se rompen los lazos con los otros, debido
a que los pactos y acuerdos conscientes e inconscientes fallan, el
Sujeto se repliega, aparece la tristeza, invade la pobreza interior y
sólo queda el vacío, la soledad o la nada, que desencadena, mu-
chas veces, trastornos severos que pueden conducir a la muerte.
En determinadas personas, la soledad es buscada, consciente o
inconscientemente; comportamientos que remiten a la historia
individual, a la estructura de personalidad, en la que no existe el

41
interés por intentar establecer lazos con otros, y se queda atrapado
en su propio aislamiento y mismidad. No obstante, momentos de
soledad, son también necesarios y saludables para las personas.
Dada la importancia de las relaciones interpersonales en la vida
de todo ser humano, es menester señalar la existencia y diferencia
de tres dimensiones en la vida psíquica: lo intrasubjetivo, lo in-
tersubjetivo y lo transubjetivo. Dichas dimensiones son relevantes
para la construcción de vínculos durante el desarrollo del Sujeto,
ya que constituirán en el futuro, los pilares para favorecer un en-
vejecimiento armónico, activo y saludable; o de lo contrario, un
envejecimiento disfuncional o patológico. Todo ello dependerá,
entre otros factores, de lo internalizado y vivenciado por el Sujeto,
a partir de las estructuras vinculares establecidas; pues en toda
relación intersubjetiva entre un yo y otro yo, tiene cabida el mundo
intrasubjetivo de cada uno.
Cuando mencionamos lo intrasubjetivo, hacemos referencia a
la representación mental que el Yo establece con su propio cuerpo,
con otros y con el mundo externo. En el Sujeto, existen espacios
psíquicos que se encuentran conectados a partir de los diferentes
procesos de interacción. Podríamos conceptuar lo intraterritorial
con respecto al aparato psíquico, que alude al mundo interno,
y como señalamos precedentemente, contiene representaciones
del Yo con relación a sí mismo, la pulsión, fantasías, su cuerpo y
los vínculos internalizados desde la cuna que llevan a configurar
cada subjetividad.
Al hablar de representaciones inconscientes de los otros en el
interior del psiquismo, señalamos que están apoyadas en pactos
y acuerdos inconscientes. Nuestro mundo interno, poblado de
sentidos y significados, es construido por nosotros y los otros
que apuntalaron y contribuyeron en ello desde el comienzo de la
existencia misma. Por lo tanto, este espacio intrapsíquico es una
construcción, a partir de la cual emerge el sujeto en función del
entramado vincular. Es necesario resaltar, que el vínculo como lazo,
atadura, se da entre dos o más subjetividades; genera diferentes
experiencias emocionales, y destaca la relevancia de la organiza-

42
ción vincular temprana que remite al encuentro del recién nacido
con la madre.
En relación con ello, mencionamos lo intersubjetivo, que va a
dejar la huella o marca del Otro en la constitución del psiquismo.
Este espacio o dimensión, refiere a lo extraterritorial, al mundo
externo y contiene representaciones inconscientes de los otros
dentro del psiquismo, espacio de intercambios conscientes e
inconscientes entre subjetividades que llevan a configuraciones
vinculares, a partir de las cuales el funcionamiento psíquico es
modificado por la influencia del Otro u otros, ya que el psiquismo
es un sistema abierto en continuidad o discontinuidad con esos
otros. Este espacio de interacción entre subjetividades tiene un
elemento fundamental además del afecto, y que es propio del ser
humano: el lenguaje, el diálogo, que permite la comunicación, y
genera un proceso en la vida de la persona, que lo hace capaz de
compartir experiencias, emociones, sentimientos y pensamientos
con otros. El Sujeto se convierte en producto y productor de sub-
jetividades deseantes, ya que se influencian y afectan mutuamente.
Por último, la dimensión transubjetiva, remite a inscripciones
inconscientes de modelos socioculturales, es decir, el Yo y el macro
contexto sociocultural. Es decir, la intersubjetividad se visibiliza en
la vida cotidiana, en función del lazo entre el Sujeto y el conjunto
social. Sin lugar a duda, el contexto social ejerce enorme influen-
cia sobre el Sujeto, y más precisamente sobre el psiquismo; por
ello, se van inscribiendo representaciones del mundo social que
lo rodea. El Yo va registrando y codificando esas representaciones
de la realidad social a partir de un lazo primitivo con raíz en el
inconsciente.
Estos espacios mencionados, sirven de apuntalamiento a cada
Sujeto individual inmerso en un contexto social, sostenido, a su
vez, por los diferentes intercambios verbales y no verbales lleva-
dos a cabo por los procesos de comunicación interhumana, que
dan lugar a relaciones y vínculos que tejen redes intersubjetivas;
además constituyen el Sujeto singular en Sujeto social.

43
Esos espacios que se entretejen y se entrecruzan en virtud de
las interacciones e intercambios realizados, reproducen y producen
heterogeneidades. Por ello, es importante destacar el proceso de
construcción de la subjetividad a partir de la intersubjetividad.
Este proceso es producido por investiduras y desinvestiduras
psíquicas que nos remiten a la imprescindible y necesaria conti-
nuidad o creación de vínculos en los Adultos Mayores, mediados
por acuerdos y pactos conscientes e inconscientes, que garanticen
y velen por la permanencia y continuidad de ligaduras y ataduras
al lazo social, así como la pertenencia a los grupos, que protegen
las diferencias, evitan la discriminación y como consecuencia,
aceptan la heterogeneidad de subjetividades independientemente
de la edad cronológica.
Todo ello es fundamental, pues en las relaciones interpersona-
les, el número, aunque sea reducido pero satisfactorio, y la calidad
de contactos sociales que brinden soporte físico y psicológico, son
un factor esencial para el bienestar y buena calidad de vida de los
Adultos Mayores. De todas formas, el apoyo social, ayuda y sostén
emocional y la actividad social, son los mejores predictores de la
salud en general.

V. Los Adultos Mayores abriendo caminos: “Siempre


hay tiempo para…”

1. Nuevos roles y proyectos

El papel que debe desempeñar la sociedad y sus instituciones


es fundamental para poner al alcance de los Adultos Mayores la
posibilidad de nuevas oportunidades que apunten a promover
el desarrollo de habilidades, nuevos aprendizajes, experiencias
diferentes, que alienten la realización de proyectos y objetivos pos-
tergados, contribuyendo a agregar un nuevo significado a su vida.
Para ello, es indispensable desterrar la imagen del Adulto Ma-
yor dependiente, enfermo, inactivo, para cambiar la mirada de

44
los Otros, a través de la promoción de acciones que lleven a cabo
las personas que integran este grupo de edad. Desde luego, esto
requiere también, de un proceso de empoderamiento de estas, con
el objetivo de defender el derecho a “Vivir plenamente”. La edad
que comprende a los Adultos Mayores está poblada de personas
que encierran una riqueza enorme, un saber adquirido a lo largo
de la vida, fruto de sus vivencias y experiencias: una sabiduría
hecha de retazos que puede traducirse en una etapa productiva
y provechosa.
Esto nos lleva a considerar ‘la inclusión’, que refiere también a
la posibilidad de participar activamente en temas que interesan o
preocupan en la sociedad o comunidad. Para hacer frente a este
desafío, es importante incluir la interacción en las redes sociales
y otros medios de difusión y comunicación, considerando que
las actividades o acciones que puedan ser visibilizadas por los
diferentes dispositivos existentes en la comunidad, lleven a los
Adultos Mayores a convertirse en actores sociales y autores de
nuevos destinos, transformándose en protagonistas en diferentes
sectores sociales. Por lo tanto, revalorizar las contribuciones que
dichas personas donan a la sociedad, les permite continuar desa-
rrollándose y aprendiendo, a partir de las oportunidades que la
misma les ofrece.
Lo importante es poder descubrir cuáles son las situaciones o
circunstancias en las cuales existe la ocasión de obtener cambios y
beneficios, llevando adelante entonces, acciones que sean adecua-
das y pertinentes para la consecución de los objetivos propuestos.
Este es un momento de la vida diferente a otros, pero no escapa a
la posibilidad de buscar dentro de cada uno, aquello que tal vez,
en otro tiempo, por algún motivo no pudo realizar y aún continúa
latiendo. Este puede ser el momento, esa nueva oportunidad para
concretarlo, acrecentando y completando la historia personal.
En los años pasados y aún presentes, se ha señalado este perío-
do de la vida como algo temido, preocupante, al que muchos no
quieren llegar. Sin embargo, hoy estamos convencidos de que es
una etapa para vivir en libertad, para descubrir y disfrutar aquellas

45
cosas de la vida que dan placer, que gratifican, y que, por las obli-
gaciones, compromisos y exigencias de años anteriores, quedaron
relegadas. Por ello, y por tantas situaciones y experiencias vividas,
la búsqueda de nuevos senderos que lleven a la inclusión de los
Adultos Mayores es una puerta abierta para resignificar esta etapa
como una gran “Oportunidad”. Un paradigma distinto al que existió
años atrás, que implica dar mayor visibilidad a las personas que
integran este colectivo, pero que requiere también, un cambio
en los otros grupos de edades diversas, para que la aprobación y
valoración que ellos prodiguen, contribuyan a impulsar los obje-
tivos planteados. A su vez, esta actitud positiva e integrativa, sería
favorable para las personas mayores, quienes podrían demostrar
la riqueza y sabiduría adquiridas en sus largas vidas, así como el
potencial que aún poseen, para que puedan disfrutar de las al-
ternativas que van descubriendo o que se le van presentando en
este camino de la vida.
Hoy trabajamos con el fin de ir construyendo una nueva
imagen del envejecimiento; por ello se habla de Envejecimiento
Activo, en el que los Mayores continúen siendo protagonistas de
su propia vida y arquitectos de su historia personal. Este concepto
remite al proceso que permite a las personas realizar su potencial,
experimentando un bienestar físico, social y mental a lo largo de
todo el ciclo vital, participando en la sociedad de acuerdo con
sus necesidades, deseos y capacidades, mientras que la misma les
proporciona: protección, seguridad y cuidados adecuados cuando
necesitan asistencia. (OMS, 2002).
Envejecimiento activo no refiere sólo a hacer actividad física;
es ser activo mental y socialmente; es participar, realizar, influir
en todo aquello que da sentido a la historia de vida, tiñendo de
satisfacción y placer los días de su existencia. El Envejecimiento
Activo aumenta la calidad de vida del Adulto Mayor, quien des-
empeña nuevos roles sociales que apunten a la inclusión y no a
la exclusión, y los conviertan así, en creadores y constructores de
sus propios proyectos. Los propósitos, las metas realizadas y los
sueños conquistados, dan fortalecimiento psíquico, amplían la

46
comprensión de sí mismo, enriquecen habilidades y capacidades,
dan mayor seguridad y confianza para las nuevas realizaciones y
para el logro de relaciones interpersonales, las que obran como
sostén y apoyo para el desarrollo personal y una vida saludable.
Cultivar intereses, ser productivos y disfrutar de lo que hacemos
contribuye a la salud; la falta de actividad, el malhumor, las quejas
permanentes son obstáculos para una buena calidad de vida y
afectan el sistema inmunológico. Son variadas las actividades que
los Adultos Mayores pueden realizar, espacios que pueden ocupar
y desplegar su conocimiento. Su vocación y deseos de aprender
son muchos, y permiten, además, crear nuevos lazos o vínculos
que fomentan y propician el desarrollo cognitivo, afectivo y so-
cial. Entre ellas podríamos señalar: actividades de voluntariado,
recreativas y sociales, talleres artesanales, cuidado de enfermos
o personas solas, estudiar, finalizar estudios de niveles distintos,
aprender oficios, ejercer en forma autónoma su profesión y po-
dríamos mencionar muchas más.
Hace ya unos años, la creación de centros culturales, clubes
o centros de jubilados, fueron una excelente oportunidad para
la integración y participación de las personas que integran este
grupo etario. El deporte como la natación, la actividad física de
bajo impacto mejoran la coordinación. Los talleres literarios, de
música, pintura, actúan como estímulos auditivos y visuales que
generan sensaciones placenteras y sentimientos de gran utilidad
para interactuar con sus pares, ampliando así, sus redes sociales
de apoyo y contención.
Esas actividades y espacios compartidos son de alguna manera
terapéuticos, provocan bienestar en las personas, ya que la inte-
racción con Otros favorece la socialización. Este es un proceso
que nunca termina; permite ampliar los vínculos, promover inter-
cambios a partir de la participación y la comunicación, facilitan el
aprendizaje y enriquecimiento mutuo a través de la cooperación
y colaboración recíproca. Constituyen estos espacios, un instru-
mento esencial para todo ser humano, por ende, imprescindible
también para las personas mayores.

47
Otra actividad notable para mencionar es el cuidado de los
nietos, ya que implica una labor especial y enriquecedora. Destacar
el rol del abuelo, la ‘abuelidad’ en este tiempo de la vida es esencial.
Los abuelos son un importante eslabón en la cadena generacional,
son modelos para sus nietos y representan el testimonio de una
vida, que más allá de la adversidad, pudieron abrirse caminos y
vencer los obstáculos que se les presentaron en ese recorrido. A
su vez, los nietos son una fuente de continuidad vital, pues abren
sus vidas a una nueva dimensión. El éxito de los nietos es vivido
muchas veces, como una reparación a lo que ellos, o sus hijos no
pudieron acceder. Esto genera un sentimiento de satisfacción y
orgullo, un amor distinto y sin la investidura de la autoridad. Los
adultos mayores donan su sabiduría y la experiencia de una vida
vivida. Los nietos son, de alguna manera, producto de su propia
historia personal, y representan a su vez, la prolongación de su
existencia en el futuro, la trascendencia. Más allá de lo mencionado,
e independientemente del significado de la ‘abuelidad’, la actitud
a adoptar frente a situaciones de asistencia a los nietos depen-
derá de la disponibilidad, estado y condiciones particulares que
atraviesen los Adultos Mayores; toda decisión que puedan tomar
avala y justifica esta acción. El cuidado de los nietos no debe ser
una obligación sino una libre elección, como toda actividad que se
realice, salvo situaciones que, ante urgencias, así lo requieran. Es
importante agregar, que el contacto con ellos da aportes narcisistas,
es decir, dan afecto y valoración en un momento especial de la
vida, en el que las relaciones interpersonales van disminuyendo por
diferentes motivos, pero al mismo tiempo, van cobrando relevancia
otras presencias. Por lo tanto, hacer junto a otros, interactuar con
las distintas generaciones, donar a otros el caudal de una vida,
reconforta, mejora el estado de ánimo y dignifica.

48
2. Una etapa de oportunidades

Pensar en “Oportunidad”, no sólo como posibilidad de hacer


nuevas cosas, sino de poder habitar un nuevo lugar en el mundo
que vivimos, con una mejor disposición y un pensamiento creador
que permita recrear la vida, otorgándole el verdadero valor, sentido
y significado que ella tiene.
Oportunidad de buscar en nuestro interior aquellos recursos
desconocidos por nosotros hasta el momento, tal vez olvidados
o ignorados, para salir del “Yo soy así”, o, “A esta altura de mi
vida no voy a cambiar”. Estas frases cierran puertas, clausuran la
posibilidad de acceder a una realidad diferente, a poder hacer un
replanteo existencial con el agravante de quedar sumergidos, es-
tancados en la desilusión, en el lamento, en la nostalgia del pasado
que ya fue, y con la puerta abierta a la enfermedad.
Oportunidad de continuar y generar el contacto con los otros.
Aprehender de ellos y aceptar su ayuda si la necesitan, o brindarla
cuando el otro la solicita.
Oportunidad de dar y recibir un abrazo. El abrazo expresa
con el cuerpo lo que sentimos, expresa emociones, especialmente
cuando no alcanzan las palabras. El abrazo da confianza, segu-
ridad ante los desafíos, alivia el sufrimiento, sostiene y fortalece.
Expresa reconocimiento, valoración y alimenta el corazón. El
abrazo es salud.
Oportunidad de diseñar, erigir objetivos, propósitos, planes
que den sentido a la vida y pueda integrarlos al sentimiento
de mismidad que arraiga en el sí mismo, dando permanencia y
continuidad a la Identidad. Construir, crear, hacer, es trascender,
dejando un legado a las generaciones más jóvenes.
Oportunidad de hacer una introspección, animarse a pensar y
pensarse, para descubrir fortalezas y debilidades, darse permiso
para ello con la posibilidad de encontrar y realizar algo distinto,
que genere no sólo satisfacción y armonía interior, sino que de la
“Vivencia de Existir”, de ser Sujetos sujetados a los deseos realizados
y a aquellos que tanto anhelamos.

49
Oportunidad de seguir construyendo un proyecto de vida,
metas sencillas y a corto plazo, que den momentos de bienestar,
alegría, manteniendo siempre la esperanza y la ilusión de poder
concretarlas, valorando los pequeños logros, pues ello estimula
también, la puesta en marcha de nuevos propósitos.
Por último, Oportunidad de sonreír, escribir, leer, cantar,
bailar, jugar, hablar, llorar, disfrutar de la naturaleza y de la vida
toda. Más allá de los años, es saludable continuar haciendo, tener
anhelos, no posponer aquellas cosas que se desean, abrazando
“el saber que se posee” y también “el saber que no se sabe”, pues
nunca es tarde para aprender y seguir andando en este viaje de
la vida que es único e irrepetible. Para que todo ello pueda ser
posible, es imprescindible darse la ‘Oportunidad de reconciliarse
con el pasado y con el presente, lo que permitirá “vivir con libertad
el futuro porvenir.”
Las personas mayores nutren de sus vivencias y experiencias
a los sujetos que advienen, convirtiéndose en fuente de apunta-
lamiento por medio de la transmisión de su legado al sucesor o
sucesores, en los que los procesos identificatorios cobran un papel
central. A partir de todo ello, los más jóvenes seguirán dando
continuidad, a modo de cadena intergeneracional, a lo recibido y
apropiado por el discurso de los antecesores, considerando que
esa transmisión y donación, está inscripta no sólo en los relatos,
sino que se evidencia en escritos, fotos, otros objetos y funda-
mentalmente en los recuerdos que han quedado grabados en la
memoria y en el corazón y que conforman el enorme patrimonio
de la persona. Todo legado contiene la inmensa riqueza de una
historia personal, única e irrepetible.
En virtud de estos procesos de identificación, transmisión y
apropiación de dichas historias de vida, los Adultos Mayores se
constituyen en “la gran oportunidad que tiene la sociedad”, para
recibir de ellos “su testimonio”, dando permanencia y continuidad
a la cultura, a través de la cesión y donación de ese “legado” a las
generaciones precedentes y futuras, por medio de un relato o na-
rrativa que seguirá resonando más allá de los tiempos, y a partir

50
de la cual, el adulto mayor continuará viviendo y ocupando un
lugar en la historia de los Otros.
Para finalizar y dejando abierto a la reflexión, podríamos pre-
guntarnos: ¿Qué mundo queremos y deseamos para los más jóvenes?
¿Qué mundo les presentamos para que ellos puedan construir su
propio futuro?

• Recordemos siempre: “¡que los niños y jóvenes de hoy,


serán en el futuro… adultos mayores tambien!”

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52
Capítulo III
Aspectos psicológicos al transitar la vejez
Duelos y soledad

Dra. Ruth Saban


Especialista en Psiquiatría. Psicogeriatra

Nos referiremos al proceso de envejecimiento que transcurre


sin patología neurocognitiva.
Intentaremos a través del presente texto acercar ideas, preguntas
e hipótesis sobre la cuestión emocional apostando siempre a un
envejecimiento vital.
¿Cómo impacta el paso del tiempo a nivel emocional? ¿Existen
transformaciones que, en este aspecto, ocurren con la edad?
A lo largo de este capítulo, realizaremos un recorrido con los
aportes de distintos autores para pensar e indagar acerca de esta
temática, que, como iremos viendo, es particular de cada sujeto.
Una de las características propias del envejecer y de quienes
envejecen, es la altísima variabilidad interindividual.
Esto quiere decir, que este colectivo de adultos, definidos
por la edad (mayores de 65 años), es sumamente heterogéneo.
A igual edad cronológica, encontramos personas muy distintas
en su historia de vida y desempeño cognitivo, funcional, físico y
emocional. Por lo tanto, cuando hablamos de envejecimiento o
vejez, hablamos, en realidad, de envejecimientos o vejeces.

53
Hablamos de VEJECES

Para Simone de Beauvoir, la vejez pertenece a la categoría de


lo que denomina “lo irrealizable”.
Ubicando esta etapa de la vida, dentro de las cuestiones que
se vivencian (Yo estoy transitando la vejez) y alejándola, de la
cuestión de la identidad (Yo soy viejo).
Si es una experiencia, esta se atraviesa, y cada uno lo hace a su
manera, con su historia, sus capacidades, formas de ser, contexto
en el que vive y la mayor o menor plasticidad para adaptarse a las
vicisitudes que aparezcan en su recorrido. Así, el tema de cómo
impacta en el aspecto emocional el paso de los años, es una cues-
tión singular, referida a cómo vivencia cada sujeto este período.
Por tal motivo, no existe en el aspecto psicológico, un patrón que
abarque o describa las distintas formas de envejecer de los sujetos
mayores.
Intentaremos ubicar y desplegar, entonces, las situaciones
vitales que el paso del tiempo exige.
Pensar la vejez en sus aspectos emocionales inevitablemente
nos lleva a pensar en la repercusión de los cambios y pérdidas que
ocurren en esta etapa. Nos lleva a pensar en los duelos y en los
procesos de elaboración que estos requieren.
Este es un período en el que sobrevienen un sinnúmero de
cambios, tanto en los vínculos (viudez o separaciones, pérdida de
pares, síndrome de nido vacío) como en el mundo externo (pérdi-
da del rol laboral, jubilación, mudanzas, etc.) Así como también,
tarde o temprano, cambios en el propio cuerpo, que se modifica
en nuestra apariencia, y, a veces, declina en sus funciones (cambios
físicos, enfermedades). (Petriz,1998)

54
Los duelos

“Todo lo sólido se desvanece en el aire.”1


Esta frase grafica perfectamente ese momento escandaloso en
que en un abrir y cerrar de ojos un acontecimiento produce una
variación total con respecto a una situación vital previa.
En nuestras vidas, nos “enlazamos” a personas, objetos e ideales.
Lazos que durante toda nuestra existencia pueden cambiar; pero,
particularmente durante la vejez ¨se sacuden¨.
Porque, las cosas, a veces cambian de manera brutal o de una
manera que nunca imaginamos.
Esos objetos o cuestiones a las que nos asimos, a veces, per-
manecen; otras, se modifican y…, otras veces, nos abandonan.
Freud, en 1917 describe el fenómeno de duelo como un mecanismo
de respuesta normal y necesario para la vida psíquica ante una pérdida:
“El duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida
de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces,
como la patria, la libertad, un ideal, etc.”.
Describe cómo se afecta y se tiñe el estado anímico y el com-
portamiento de quien se enfrenta a una situación de pérdida y
el hecho que ante tal reacción se pone en marcha” un trabajo de
duelo¨. Estos son los movimientos intrapsíquicos para elaborar o
digamos, ‘digerir’ una experiencia de cambio o una pérdida.
¿En qué consiste el trabajo de duelo?
Se trata de una tarea de reflexión interior en la que ocurrirá un
reconocimiento de la situación: ‘registro de la pérdida’, un movi-
miento de desanudamiento de los lazos tendidos hacia el objeto
que se ha perdido, ‘movimiento de repliegue’ para, luego de un
tiempo, desplazarlos hacia otro objeto.
Momento tumultuoso que se transita con pesar. En palabras
de Freud: “contiene un talante dolido, la pérdida del interés por

1
Se trata de una frase de Carlos Marx: “todo lo sólido se desvanece en el aire;
todo lo sagrado es profanado y los hombres al fin, se ven forzados a considerar
serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”. Dicha
frase, es título del libro de Marshall Berman, publicado en 1982.

55
el mundo exterior y la entrega incondicional” a permanecer re-
concentrado en los recuerdos y en todo aquello que remita a lo
que se ha perdido.
Trabajo complejo, que, como vemos, lleva tiempo y en su
realización resulta doloroso.
Momentos de interioridad, de percepción y discernimiento;
de esfuerzo y búsqueda. Porque, no se trata únicamente de soltar
amarras y reconocer lo que se ha perdido naufragando en el dolor.
Se trata de poder cambiar y, poder tender otros lazos.
En estas desataduras, está el desafío: No quedar replegado. No
encallar. (Barthes, 2005)
No se trata de olvidar. No se trata de resignar.
Se trata de vivir estos cambios como actos de renovación.
“Esta desatadura se cumple lentamente, paso a paso, con pe-
sar; pero, al finalizar esta tarea también se ha disipado el gasto de
energía que requería”. (Freud, 1917)
Es real que las vicisitudes no tienen edad, pero…, a partir de
cierta edad, se dan frecuentemente y en tal cantidad como para
conmover y exigir al límite lo emocional. Se pondrán en juego,
entonces, las herramientas internas que cada sujeto tiene para
superar estos cambios o pérdidas. De no ser así, aparecerán situa-
ciones patológicas: depresión, angustia, ansiedad.

Sobre el propio cuerpo

¿Cómo impacta el saberse y sentirse distinto en lo corporal?


Palpamos limitaciones físicas y tomar conciencia de los cam-
bios, que se dan, muchas veces, de manera imperceptible a lo largo
del tiempo, suele ser difícil. Nuevamente sobrevendrá el juego de
renuncia y necesidad de cambio.
Será necesario habitar esas transformaciones. Descifrar el propio
cuerpo en su nueva condición.
Ahora bien, duelo y cuerpo están unidos, ya que, cuerpo y tiempo
van de la mano.

56
Desde distintos ángulos se nos presenta la clara evidencia que
el tiempo pasa y marca en el cuerpo nuestra finitud.
Impacta por un lado el saberse y sentirse distinto en lo corporal
e impacta lo que esto significa: ‘el tiempo que queda’.
Los cambios en la imagen corporal y las capacidades físicas se
imponen y exigen la renuncia de quien uno ha sido, el recono-
cimiento de la actualidad y esa molesta certidumbre del ‘fin de
fiesta’. El duelo es en el cuerpo y desde el cuerpo en tanto este
cambia y se modifica.
¡Cuestión difícil!
“El sol y la propia muerte no se pueden mirar de frente”2 .
De esto, no se suele hablar; aunque, probablemente, sea la
cuestión: el cómo cada sujeto se enfrenta y transcurre la vejez
con la certeza de la propia finitud.
Los tiempos de la vejez, requieren interioridad, tiempos de
re-conocerse y re-pensarse en el nuevo momento vital que tiene,
siempre, este telón de fondo.
De acuerdo a cómo cada cual tramite esta herida, sobrevendrá
la manera en cómo cada sujeto recorra y vivencie estos tiempos
en el aspecto emocional.
¿Vivir hacia la muerte o.… vivir hasta el último momento de
nuestra existencia? 3
Esta será la cuestión, ya que, tener conciencia de la finitud,
lejos de llevar a la desazón puede ser la energía que impulse una
‘renovación’ para forjar el mayor disfrute posible.
Como un GPS interior, que conoce el recorrido de los años
pasados, las pérdidas y los triunfos de la propia vida, esta etapa
consistirá en encontrar las nuevas coordenadas para continuar el
camino.
En este sentido, “la edad avanzada es una puesta a prueba
permanente de la posibilidad de renovar una vida significativa y
productiva”. (Suarez, Munist, & Ruiz, 2004)

2
Ni el sol, ni la muerte pueden mirarse fijamente. Frase de La Rochefoucauld.
3
Frase del Dr. Fernando Ulloa. Supervisión. Dra. Beatriz Taber.

57
Sobre la soledad

El vocablo soledad proviene del latín: solitatem. A lo largo de


la historia, esta ha sido concebida como un acto de renuncia y
aislamiento, para acceder a un saber superior (ermitas, místicos)
o como acto de exclusión y castigo (la bruja, el recluso). En for-
ma paralela, en los siglos XIII y XIV, según Moreno, a través de la
influencia del cancionero lusitano aparecen los vocablos soedade,
soidade, suidade adquiriendo e incluyendo en su significación
cualidades de nostalgia y tristeza. (Rico Moreno, 2014).
Según este autor, con el Renacimiento, surge la dimensión de
la soledad como acto de contemplación interna y del mundo y es,
para muchos artistas, la condición facilitadora para la creación.
Ahora bien, en el mundo moderno, la soledad ha cobrado
“mala fama”.
En nuestra actual cultura, la idea de soledad tiene connotacio-
nes francamente negativas, a tal punto que es definida como un
estado o circunstancia que habría que evitar.
Para la RAE, todas sus acepciones se relacionan con pérdidas
y ausencias:
soledad
Del lat. solĭtas, -ātis.
1. f. Carencia voluntaria o involuntaria de compañía.
2. f. Lugar desierto, o tierra no habitada.
3. f. Pesar y melancolía que se siente por la ausencia, muerte
o pérdida de alguien o de algo.
4. f. soleá.
¿Cómo pararnos ante esta cuestión vital que culturalmente ha
sido impregnada de tal sensación de “abismo”?
¿Por qué en nuestra cultura se ha vuelto tan negativo estar
simplemente solo?
¿Es dañina la soledad? ¿Es exclusiva de los adultos mayores?
¿De qué hablamos, cuando hablamos de soledad?
En primer lugar, nos resulta primordial diferenciarla del aban-
dono, de la desolación y del desamparo. Facetas amargas y com-

58
plejas que, en esta oportunidad, vamos a apartar. Estas requieren
para su resolución intervenciones activas desde distintas disciplinas
(Políticas públicas, acción social, contención familiar)
Iremos también, más allá de aquellas circunstancias no de-
seadas como las pérdidas afectivas o aquellas que por ley natural
(crecimiento de los hijos) nos enfrentan a estar solos, y requieren
el trabajo de duelo.
Como concepto, ‘Soledad’ abarca distintas dimensiones: soledad
existencial, familiar, conyugal, social.
Nos encontramos con un extenso abanico de soledades posi-
bles. (Millot, 2014)
Hablamos entonces, de ‘Soledades’.
Y, por lo tanto, es preciso desplegar y diferenciar sentimientos,
estados y subjetividades relacionados con estas.
En el nivel filosófico, la soledad existencial alude a una cuestión
ineludible de la condición humana: ¨el reconocimiento de que es
imposible tener un contacto total y una comunicación completa
con otro ser humano¨. (Thauberger, Ruznisky y Clelland, 1981).4
En este aspecto, entonces, nunca dejamos de estar solos; in-
cluso, estando en compañía.
Aún en el máximo estado de comunión con un Otro u Otros
aparece el universo solitario de cada cual, en su singularidad. De-
cidimos en soledad, elegimos en soledad y pensamos en soledad.
En palabras de Ortega y Gasset, el hombre vive en una radical
soledad; con toda la dimensión de lo que radical significa, ‘desde
las raíces’:
“(...) la vida es intransferible y que cada cual tiene que vivirse la
suya; que nadie puede sustituirle en la faena de vivir, que el dolor
de muelas que siente tiene que dolerle a él y no puede traspasar
a otro ni un pedazo de ese dolor; que ningún otro puede elegir ni
decidir por delegación suya lo que va a hacer, lo que va a ser; que
4
Barbenza, M., I., Montoya I., P. El sentimiento de soledad. Su relación con los
factores de personalidad de Eysenck. Revista Latinoamericana de Psicología [en
linea]. 1991, 23(1), 101-111. ISSN: 0120-0534. Disponible en: https://www.
redalyc.org/articulo.oa?id=80523107

59
nadie puede reemplazarle ni subrogarse a él en sentir y querer…
Y como esto acontece con mis decisiones, voluntades, sentires,
tendremos que la vida humana sensu stricto por ser intransferible
resulta que es esencialmente soledad, radical soledad (...)”. (Ortega
y Gasset, 1949/1955)

Si esta soledad es una cuestión inherente al existir, ¿por qué


no repensarla y recorrer esta experiencia sin la carga angus-
tiante y el peso imaginario establecido por la cultura actual?
Encontrar sus aspectos más dulces, para acercarse y saborearla.
(En referencia al poema de K. Philips: ¡O! solitude)5.
Esta soledad, ‘la dulce’, es intimidad. Es estar lo más cerca po-
sible de sí mismo. Es libertad y es dominio amoroso del espacio
interior. Saberse y sentirse solo es una realidad universal. No tiene
edad. Schopenhauer invita a conquistar la propia soledad, e insta
a sus lectores a hacer el esfuerzo que significa elegir estar solo.
“Áspera libertad”. (Michellet, citado por Rico Moreno)6
Es real que a veces esta libertad resulta difícil de llevar, ya que
siempre necesitamos a un otro u otros para comunicarnos, para
amar o para pelear.
“En cierto modo es preciso haber asumido una soledad
fundamental para poder encontrarse con los otros”. (Millott, 2014)

5
¡Oh soledad! mi dulce elección
Espacio consagrado a la noche,
Lejos del tumulto, y del ruido,
Cómo te deleitas en mi sentir anhelante
¡Oh Cielos! lo en mi contenido,
Para mirar los árboles que han resurgido
Desde el nacimiento del Tiempo,
Y el umbral de las edades que se ha estremecido
Para mirar el día, ahora fresco y verde,
Como cuando sus bellezas fueron vistas por primera vez
Katherine Philips (1631-1664)
6
La bruja. Una biografía de mil años fundamentada en las actas judiciales de la
Inquisición, p. 111. En Rico Moreno, J (2014). Hacia una historia de la soledad.
Historia y Grafía, (42),35-63. ISSN: 1405-0927. https://www.redalyc.org/articulo.
oa?id=58938125003

60
Esta escritora plantea ‘soledades positivas’, intentando una
mirada más luminosa y alivianando esta cuestión universal de la
soledad humana; sugiriendo que aceptar la soledad es el sustento
a partir del cual se posibilita el encuentro con otro/otros.
Se trata del trabajo de habitarla y aprender a cobijarla. La invi-
tación es a ser protagonista y ejercitar la capacidad de estar solo.
Ahora bien, la pregunta es ¿cómo?
No hay duda de que la vida es cambio permanente y que las
distintas etapas que transitamos requieren modificaciones internas
en consecuencia.
Erikson (psicoanalista, 1902-1994) autor de una teoría psi-
cosocial del ciclo vital, plantea que el desarrollo y crecimiento
psíquico de los sujetos nunca finaliza. Concibe la experiencia del
Adulto Mayor como un momento de máxima jerarquía y crecimiento
interior (Erickson, 1973).
Esbozando, a través de su desarrollo en fases, que esta, la
última etapa de la vida es ocasión para lograr la mayor integridad y
madurez emocional.
Y entonces… ¿cómo lograrlo?
Ese, será el trabajo de cada uno. No existen recetas; cada cual
debe encontrar su forma. Pero mencionaremos como aderezo
universal: la función del humor y la sabiduría.
En ocasiones, apelar al humor permite afrontar desajustes y
situaciones difíciles de la vida para adquirir perspectiva.
“La vida es demasiado importante para tomársela en serio”
(Oscar Wilde).
Como abrir una ventana y que una suave brisa nos inunde: el
humor es frescura interior.
Transitar la vejez implica un trabajo interior que posibilite
desplegar herramientas para cambiar y también un trabajo de ex-
ploración hacia afuera para vivir mejor.
Hablamos de un trabajo creador apostando a lo vital, a las
pasiones y a los proyectos; probando y experimentando para se-
leccionar por afinidad, gusto o comodidad la disciplina o actividad
que resulte más exquisita. Desde la contemplación estética visual o

61
auditiva, a actividades que impliquen lo corporal o la composición
de un producto (lectura, música, huerta, tejido, bordado), cada
cual debe poner en juego su deseo.

Resumen, conclusiones, pautas y recomendaciones

En el aspecto psicológico, no existe un patrón que abarque


o describa las distintas formas de envejecer.
Este es un tiempo en el que sobrevienen un sinnúmero de
cambios.
Cada nuevo cambio producirá modificaciones internas.
Se trata de un tiempo de trabajo interior, balances y resigni-
ficaciones.
Todo cambio significa dar un paso hacia una nueva situa-
ción.
A la manera de un caleidoscopio, cada movimiento nos muestra
un nuevo paisaje. Los tiempos de la vejez requerirán tiempos de
reconocerse y repensarse en el nuevo momento vital.
Transitar una vejez saludable en el aspecto emocional implica
tener tolerancia para elaborar los duelos. Estos requieren tiempo
para su elaboración.
A la manera de un GPS: recalculando, siempre recalcu-
lando…
Pero, a veces, estos cambios son tan abruptos o en tal cantidad
que requieren una escucha y orientación profesional.
Por tal motivo es importante conocer ante qué situaciones es
recomendable consultar:
• Ante estados de angustia, ansiedad o sensación de deses-
peración;
• Sensación de situación sin salida;
• Grados severos de tristeza donde se afectan la alimentación
y el sueño.

La invitación es a propiciar una Educación para un enve-


jecimiento saludable y vital: incrementar el autocuidado y el

62
conocimiento del propio cuerpo; adquirir información o solicitar
asesoramiento sobre los cambios fisiológicos propios del paso
del tiempo, así como permitirse consultar sobre los cambios en
el aspecto sexual.
¿Sólo se trata de atravesar duelos?
Se trata de poder habitar los años con la experiencia ganada,
renovando las ganas de vivir y acceder a este ¨Nuevo Estatus¨
que denominamos Adulto Mayor para poder dejar un legado
desde el lugar de la ‘abuelidad’ o bajo la forma en que cada
uno y cada una elija (discípulos, sobrinos, hijos y nietos del
corazón, amistades).
¡A la soledad hay que domarla!
Planificar rutinas semanales, desplegar actividades de interés,
mantener los gustos y pasiones.
Porque, lo verdaderamente dañino de estar solo es estar aislado
en el sentido de perder la conexión con otros.
Lo verdaderamente dañino es penar la soledad y quedar
cristalizado en ella.
La pandemia que continuamos transitando, nos ha mostrado,
que la tecnología puede estar al servicio de la comunicación y el
encuentro entre las personas.
Desde ya: ¡Aprender, siempre aprender y seguir apren-
diendo!
En este sentido, recomendamos darse “el permiso” para adqui-
rir conocimientos sobre informática para bucear y manejar esta
instancia que, es de las nuevas generaciones, pero no es exclusivo
de ellas.

Bibliografía

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seminarios en el College de France. Siglo XXI Editores.
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Erikson, E. (Ed.). (1973). En Infancia y sociedad. (4.ª ed.). Editorial Hormé.

63
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Ortega y Gasset, J. (Ed.). (2020). En Obras completas. Tomo X (1949/1955)
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munitaria, creatividad y derechos humanos. (1.ª ed., pp. 89-101).
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Schopenhauer, A. (Ed.). (1973). En El arte de vivir bien. (4.ª ed., p. 13).
Editorial Central.
Viguera, V. (1998). Seminario. Temas de Psicogerontología II. Edupsi.com
website: https://www.psicomundo.com/tiempo/

64
Capítulo IV
Nutrición en el Adulto Mayor
La alimentación como uno de los pilares
fundamentales para un envejecimiento activo

Esp. Lic. Graciela Areces


Lic. Graciela Brito

1. Introducción

Los avances de las Ciencias de la Salud, incluidos los aconte-


cidos en la nutrición, han permitido prolongar la esperanza de
vida, estimándose, según el censo del 2010, que, en Argentina,
la población de mayores de 65 años representará en el año 2025
el 17% de la población total, mientras que para el 2050 se estima
alcanzará el 23% de la misma; con una esperanza de vida de 73
años para los hombres y 80 años para las mujeres (Argentina-Censo
Nacional, 2010). Una alimentación planificada adecuadamente y
enmarcada en un estilo de vida saludable, es fundamental para
una mejor calidad de vida. Un estilo de vida saludable además de
una adecuada alimentación incluye la práctica regular de ejercicio,
según la condición física individual, acompañado de actividades
intelectuales lúdico-recreativas y el abandono de hábitos perju-
diciales como el consumo de alimentos ultraprocesados, tabaco,
alcohol y la automedicación.
Los Adultos Mayores, desde el punto de vista nutricional, son
todos aquellos individuos cuyas edades se encuentran por arriba
de los 65 años, por lo que constituyen el grupo etáreo con mayor

65
diversidad al considerar su composición corporal y funciones fi-
siológicas. Esto está determinado por el proceso de envejecimiento
en el que se ponen de manifiesto las consecuencias de la carga
genética, el medio ambiente, el estilo de vida, las condiciones
socioeconómicas, etc. que cada persona tuvo en el transcurso
de su vida (Rodota, L. y Castro, M.,2012; Shatenstein, B., 2008)
Los factores mencionados y la realidad socioeconómica actual
ponen de manifiesto, además, que este grupo constituye una de
las poblaciones de mayor vulnerabilidad social; la que acompa-
ñada de la inactividad económica propia de la edad, está seguida
de menores ingresos, mayores dificultades de acceso a la canasta
básica de alimentos y, por tanto, un alto componente de insegu-
ridad alimentaria (FAGRAN, 2014)
Varios autores (Acosta y col., 2014; Castillo, J. y col., 2018,
Tello-Rodríguez, T., y Varela-Pinedo, L. 2016 y Varela, L., 2013)
ponen de manifiesto que un inadecuado estado nutricional cons-
tituye un factor de riesgo, un agravante que se asocia a numerosas
enfermedades crónicas y menoscaba el pronóstico en el curso de
patologías agudas. La relación recíproca entre nutrición y enfer-
medad en los Adultos Mayores sugiere que se enferman más los
adultos mayores con malnutrición y se desnutren más los ancianos
enfermos. Por otro lado, un adecuado estado nutricional contri-
buye positivamente al mantenimiento de la estructura y función
de los diferentes órganos y sistemas.

2. Procesos de envejecimiento que influyen en el


estado nutricional del Adulto Mayor

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en la II Asamblea


Mundial de las Naciones Unidas sobre el Envejecimiento (2002)
contribuyó con promover un ideal de envejecimiento activo. Su
objetivo principal fue hacer de la vejez una experiencia positiva,
con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas
envejecen tanto en las dimensiones sociales como económicas y

66
culturales. Bajo este encuadre, una adecuada alimentación con-
tribuiría a una mayor esperanza y calidad de vida.
En el siguiente cuadro se resaltan los principales cambios fi-
siológico según el avance de la edad:

ÓRGANO O
CAMBIO OBSERVADO
SISTEMA
Grasas Existe un aumento y una redistribución de la masa
grasa. La misma se localiza en la zona central (tronco).
Músculos Se pierde masa muscular debido a una reducción de
la actividad física, a la disminución de la sensibilidad
a la insulina y a los cambios en las fibras musculares
que contribuyen tanto a la pérdida de la fuerza y
de la función, como de la masa muscular. Todo
esto provoca cambios en la marcha y el equilibrio,
problemas en la locomoción y limitación de los
movimientos que obstaculiza la autonomía para la
provisión, cocción y consumo de alimentos.
Huesos Disminución de la densidad mineral ósea; se hace
más evidente en las mujeres a partir de la menopausia
y, en hombres, a partir de los 70 años.
Agua El agua corporal total disminuye en adultos mayores.
Se destaca la pérdida en el compartimento extracelular
con menor capacidad de mantener el equilibrio
hídrico y, por lo tanto, mayor predisposición a la
deshidratación. Esto puede afectar la administración
y tolerancia de medicamentos.
Peso corporal Aumenta progresivamente debido a una menor
actividad física y al incremento de la grasa visceral.
A partir de los 70 años, se estabiliza e incluso puede
disminuir debido a la pérdida de masa muscular y
la consecuente sarcopenia (reducción en la masa
muscular).

67
Talla A partir de los 60 años, comienza a disminuir cerca
de 1 cm o más por década de vida, por compresión
de las vértebras y la pérdida de tono muscular que
llevan a lordosis y/o cifosis.
Salud oral Es muy frecuente la presencia de caries, pérdida de
piezas dentales y problemas en las encías que conlleva
el uso de prótesis dentales. Esto predispone a una
masticación deficiente y la consiguiente alteración en
la digestión de los alimentos.
Función Abarca diferentes aspectos:
gastrointestinal - Disminución de las secreciones digestivas. La saliva
se hace más espesa y aumenta la sequedad
de la boca lo que dificulta la lubricación,
masticación, degustación y deglución.
- Disminución de los procesos motores desde el
esófago hasta el intestino grueso, que afecta los
procesos digestivos, la absorción de nutrientes
y predispone al estreñimiento. Esto último
asociado a una disminución del consumo de
fibra y una menor actividad física.
- Cambios en la pared y glándulas gástricas que
dan como resultado una menor flexibilidad
del estómago y una mayor saciedad con menor
cantidad de alimento.
- Cambios en la mucosa y en la flora bacteriana
intestinal con la consecuente malabsorción y/o
posible intolerancia a algunos nutrientes. Los
micronutrientes que ven más afectada la
absorción son calcio, hierro y vitamina B12. La
intolerancia a la lactosa por falta o disminución
de la enzima lactasa es frecuente en esta edad.
Función Disminuye la elasticidad de venas y arterias
cardiovascular provocando mayor riesgo de hipertensión arterial
y várices, alteraciones en el metabolismo de los
lípidos, aumento de la homocisteína plasmática
incrementando el riesgo aterogénico.

68
Función renal Disminución del filtrado glomerular; menor
capacidad para manejar los productos de deshecho
de las proteínas y sostener el equilibrio de electrolitos;
menor capacidad de respuesta a cambios en el estado
de hidratación.
Función Reducción del peso encefálico total y del flujo
neurológica sanguíneo y la disminución de precursores de los
neurotransmisores cerebrales pudiéndose presentar
estados de confusión y pérdida de la memoria.
Pérdidas sensoriales Los sentidos del olfato, gusto, audición, vista y tacto
disminuyen según las condiciones individuales
de cada persona. Las papilas gustativas se van
atrofiando, y se pierde sensibilidad sobre todo por
el gusto salado o dulce lo que lleva a un consumo de
alimentos excesivamente ricos en sal y azúcar. Menor
percepción de la sed.
Función Disminuye con la edad. Tiene por resultado una
inmunitaria menor resistencia a las infecciones, patologías
autoinmunes y favorece el desarrollo de cáncer.
Cambios Modificación en la síntesis de diversas hormonas
hormonales entre las que se encuentran las hormonas tiroideas,
el cortisol, la insulina, la paratohormona, los
estrógenos (mujeres), la testosterona (hombres), la
hormona de crecimiento, la melatonina entre otras.
Mayor producción de radicales libres. La menor
sensibilidad a la insulina predispone intolerancia a
la glucosa. Los cambios en las hormonas sexuales y
PTH afectan fundamentalmente la estructura ósea,
y el músculo. Los cambios en cortisol, hormonas
tiroideas influyen fundamentalmente en los procesos
metabólicos, propiciando los procesos catabólicos
sobre los anabólicos.

69
Adaptado de: Instituto de Nutrición de Centroamérica y Pa-
namá, INCAP/OPS. (1994) Módulo 4: contenidos actualizados
de nutrición y alimentación. Alimentación del adulto/a mayor.
CADENA 28.
Además de los cambios fisiológicos, otras cuestiones que
pueden influir en el estado nutricional del adulto mayor son una
ingesta limitada en la variedad de alimentos debido a escasez de
recursos económicos, aislamiento social que por diversos motivos
puede llevar a la depresión y reducir el interés por la alimentación
lo cual predispone a una desnutrición (Pérez Cruz y col., 2014).
Tampoco hay que olvidarse de la polifarmacia, es decir, que mu-
chos Adultos Mayores reciben numerosos medicamentos en forma
diaria, alguno de los cuales pueden interferir en la metabolización
y absorción de nutrientes.

3. Abordaje nutricional

Es difícil establecer pautas para la alimentación en los Adultos


Mayores dado que existen importantes diferencias entre la edad
cronológica y la edad biológica debido a la gran heterogeneidad
entre las personas en proceso de envejecimiento; así como tam-
bién, la presencia o no de patologías y los cambios degenerativos
asociados. Por lo tanto, el abordaje nutricional debe estar dirigido
al individuo y no a la población.
La evaluación del estado nutricional del Adulto Mayor resulta
importante como criterio de prevención y pronóstico de enfer-
medades relacionadas con la vejez. Es importante indagar en la
ingesta para conocer gustos, hábitos y así establecer las necesidades
de energía, macro y micronutrientes. Es relevante acompañar los
datos alimentarios con información de la situación socioeconó-
mica, parámetros antropométricos como el peso, la talla, el índice
de masa corporal, la circunferencia de la cintura, indicadores
bioquímicos-inmunológicos e indicadores del estado nutricional
de micronutrientes críticos como hemoglobina, proteínas totales,

70
albúmina, colesterol y linfocitos, niveles de 25OHD, homocisteína
entre otros (Calderón y col., 2010).

3.1 Características generales del plan de alimentación

En la Reunión Nacional de Alimentación del Adulto Mayor (RE-


NAAM) llevada a cabo en el año 2014, se definió que los distintos
elementos culturales, tradiciones, hábitos y costumbres, propios
del lugar de residencia del Adulto Mayor deben formar parte del
plan alimentario. Para esto, es fundamental la participación de
las personas mayores en la planificación y diseño, en la toma de
decisiones sobre la forma en la que se incluirán los alimentos.
Si bien los requerimientos de los Adultos Mayores no se mo-
difican sustancialmente con relación a los adultos menores de 65
años, como se ha dicho anteriormente, la presencia de patologías,
la disminución de realización de la actividad física, la presencia de
alteraciones corporales y funcionales hace que existan barreras o
limitaciones para realizar una alimentación adecuada. La calidad
de la alimentación de las personas mayores ha de ser especialmente
controlada en cuanto a higiene/seguridad, valor nutritivo y aspec-
tos culinarios adecuados a su situación particular.
Por lo dicho anteriormente y tomando como referencia las
Guías Alimentarias para la Población Argentina (2016), cuando
se elabore un plan de alimentación para personas adultas mayores
se deberá buscar que la alimentación sea variada para evitar la
monotonía. Debe haber una proporción adecuada entre los ma-
cronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) y contener
la cantidad necesaria de estos y de micronutrientes (vitaminas,
minerales y oligoelementos).
La selección de alimentos debe incluir preferentemente aque-
llos con menor grado de procesamiento, y priorizar los de mayor
calidad nutricional, en detrimento de aquellos ricos en grasas
saturadas, grasas trans y colesterol, sodio y azúcares simples. Al
mismo tiempo, esa selección debe ser atractiva a la vista, gusto y
olfato para estimular el apetito y contener la cantidad de líquido

71
necesario para prevenir la deshidratación. Se buscará realizar una
alimentación adaptada a las necesidades de cada persona modifi-
cando texturas, temperatura, volúmenes y formas de preparación
para poder cubrir los requerimientos nutricionales. Se buscarán
formas de cocción que favorezcan la digestión y la masticación
(en caso de dificultades masticatorias).
El siguiente gráfico resume los aspectos nutricionales más
importantes para tener en cuenta en el diseño del plan de ali-
mentación:

Fuente: elaboración propia. UNLaM, 2020.

3.2 Requerimiento energético

Uno de los aspectos fundamentales es cubrir los requerimien-


tos de energía dado que un déficit o un exceso llevarán a que el
individuo enferme. Es muy común que a partir de los 80 años el
apetito se vea muy disminuido y que el número de comidas diaria
disminuya (Montejano Lozoya y col., 2014) por lo que a continua-
ción se mencionan algunas sugerencias para estimular el apetito:

72
• Presentar las comidas en formas variadas y atractivas, to-
mando en cuenta colores, olores y temperaturas.
• Comer en familia, lo que además estimulará la sociabilidad.
• Realizar entre cuatro y seis comidas diarias para favorecer
la digestión y poder cubrir el requerimiento calórico.
• Utilizar especias que no sean picantes para resaltar el sabor
de las comidas y disminuir el consumo de sal.
• Incluir frecuentemente comidas del agrado de la persona
y que, dentro de sus posibilidades, participe en la compra
y/o preparación de estas.
• Incluir todos los días hortalizas y frutas, modificar su coc-
ción para facilitar la digestión y disminuir el volumen de
la ingesta en caso de apetito disminuido. Modificar la fibra
a través de la manipulación (pelado, triturado y separado
de semillas) para aumentar la tolerancia y favorecer los
procesos digestivos
• Incluir, a diario, una porción pequeña de carne de cualquier
tipo. Si es de carne vacuna o cerdo, por ser en general de
mayor dificultad para masticar, en caso de ser necesario,
utilizarla picada en preparaciones como hamburguesas
caseras o albóndigas, guisos, rellenos o salsas.
• Incluir adecuada cantidad de agua a través de bebidas,
infusiones, preparaciones para prevenir la deshidratación.
• Evitar el consumo de fiambres, snacks, facturas, productos
de pastelería dado que no proveen nutrientes esenciales y
son ricos en grasas saturadas, colesterol y sodio.

3.3 Adecuada relación de macronutrientes

Es muy común que aparezca un desequilibrio en la relación


de consumo de los macronutrientes debido a la dificultad en el
consumo de carnes porque son más difíciles de masticar y/o por
factores económicos.
Los hidratos de carbono deben ser incluidos diariamente, prio-
rizando los complejos provenientes de cereales, integrales, legum-

73
bres, hortalizas, panificados y cuidando el consumo de azúcares
simples como azúcar de mesa, bebidas azucaradas o productos
industrializados que contienen jarabe de maíz de alta fructosa
(JMAF). Estos últimos predisponen alteraciones en el metabolis-
mo de la glucosa, hipertrigliceridemia, aumento de grasa visceral,
aumento de peso, entre otras.
La fibra es un tipo de hidratos de carbono que no pueden ser
digeridos o son digeridos parcialmente. Se encuentra en todas las
frutas y vegetales que consumimos como alimentos. Ejemplos de
alimentos ricos en fibra son las frutas, las verduras, los cereales
y las legumbres. Existen dos tipos diferentes de fibra, una que
absorbe agua y otra que no. Cada tipo de fibra tiene un efecto
diferente en nuestro cuerpo y nos protege frente a diferentes tipos
de enfermedades.
El consumo de fibra como la que se encuentra en la celulosa
previene el estreñimiento y, posiblemente, el cáncer de colon.
Además, este tipo de fibra ocupa espacio en el estómago hacién-
donos sentir más satisfechos. Debido a ello, la toma de alimentos
será inferior, algo ideal para quienes estén siguiendo un programa
para perder peso.
Las fibras como la goma y la pectina se disuelven en agua y
son muy pegajosas. Este tipo de fibra puede ayudar a controlar
el colesterol. Otro beneficio es que puede ayudar a regular el
azúcar en la sangre al fijarse al tejido que recubre las paredes del
estómago y retrasar el proceso de vaciado del estómago. Cuando
nuestro estómago toma más tiempo para vaciarse, la absorción de
azúcares en el intestino disminuye, y consecuentemente, también
disminuye la cantidad de insulina que segregamos.
La recomendación actual para el consumo de fibra es de 20-35
gramos por día. Cuando se comienza a incrementar en gran can-
tidad la fibra en la dieta, puede aparecer distensión abdominal y
presencia de gases. Una forma de evitar estos efectos secundarios
es incrementar gradualmente la ingesta y adaptar los métodos de
cocción según las particularidades de cada persona

74
Considerar un adecuado aporte de proteínas distribuido dia-
riamente en las cuatro comidas a partir de alimentos tales como
carnes, quesos, cereales integrales, legumbres, huevos, leche
descremada que garanticen un aporte adecuado de aminoácidos
esenciales. En cada una de las comidas principales, se aconseja
incluir una cuota no menor a 25 a 30 gramos de proteínas. Elegir
preparaciones dulces o saladas que los incluyan. Las proteínas son
importantes para garantizar el mantenimiento de las estructuras
corporales, prevenir la osteoporosis, la sarcopenia.
Es importante una adecuada selección de lípidos, priorizando
los alimentos con mayor aporte de ácidos grasos mono y polin-
saturados por sobre los saturados como los aportados por aceites
vegetales, frutas secas (nueces, almendras, castañas, etc.) semillas
(chía, girasol), frutas oleosas (palta, aceitunas). Elegir en menor
proporción manteca, margarinas, crema de leche, grasa vacuna,
de cerdo, etc.
Los ácidos grasos polinsaturados ‘omega 3’ y ‘omega 6’ son
ácidos grasos esenciales, es decir, se deben ingerir con la alimen-
tación, ya que el organismo no los sintetiza. Una de las funciones
más importantes de estos ácidos grasos es la producción de eico-
sanoides, compuestos con múltiples funciones, entre las que se
encuentran la modulación de la respuesta inflamatoria e inmune,
el crecimiento celular, la diferenciación celular y la agregación
plaquetaria. Los eicosanoides generados a partir del ‘omega 3 y 6’
se han relacionado con los mecanismos de prevención de las enfer-
medades cardiovasculares. A su vez, diversas investigaciones han
probado que el consumo de ‘omega 3’ tiene efectos beneficiosos
en personas con un estado inflamatorio como lupus eritomatoso,
artritis, cáncer, síndrome metabólico, diabetes mellitus. Tienen un
efecto protector frente a enfermedades cardiovasculares el cual,
muy probablemente, es debido a la reducción de las concentracio-
nes de triglicéridos, a una mayor estabilidad de la placa, así como
a efectos antitrombóticos o antiarrítmicos. Tienen efecto protector
frente al deterioro cognitivo ya que promueven la transmisión del
impulso nervioso, la liberación (y captación) de neurotransmisores

75
y el secuestro de radicales libres. Los ácidos grasos ‘omega 3’ se
encuentran en aceites de pescados que viven principalmente en
aguas frías como el salmón, atún, sardinas, entre otras variedades;
también en algunos aceites vegetales, chía, nueces, palta y acei-
tunas. Los ácidos grasos ‘omega-6’ se encuentran en los aceites
vegetales como el girasol, el maíz, nueces, semillas.
El agua es un nutriente más, sin valor calórico, pero, como ya
mencionamos, la ingesta de agua en los Adultos Mayores es esencial
ya que son susceptibles a la deshidratación y presentan alteraciones
en los mecanismos reguladores de la sed; tienen una percepción
o sensación de sed mucho más tardía y, además, presentan una
saciedad prematura una vez que perciben la sed. Debemos tener
en cuenta que muchas personas mayores disminuyen la ingesta
de líquidos de forma voluntaria, por el miedo a la incontinencia
nocturna. Es importante mencionar que el uso de diuréticos y
laxantes favorece la pérdida de líquidos con el riesgo de deshi-
dratación. El agua debe tomarse a lo largo del día. Cuando una
persona mayor nota sensación de sed, ya presenta una pérdida de
un 1-1,5% de su peso, a expensas de los líquidos corporales, es
decir, se encuentra ya en un estado de deshidratación subclínica.
Las recomendaciones de agua para los Adultos Mayores oscilan en
unos 2-2,5 litros diarios, de los cuales un litro, aproximadamente,
se ingiere con los alimentos y el resto con la bebida. Estos reque-
rimientos varían en función de la actividad o ejercicio físico que
realice, las condiciones ambientales, la alimentación que lleve, los
hábitos tóxicos (alcohol), los problemas de salud que padezca y
de los medicamentos que tome.

3.4 Micronutrientes críticos.

Una ingesta adecuada de vitaminas y minerales es uno de los


pilares fundamentales en una alimentación saludable. A continua-
ción, haremos referencia a ciertos micronutrientes que, debido a los
cambios fisiológicos y a sus funciones en el organismo, son impor-
tantes a tener en cuenta en la alimentación de los Adultos Mayores

76
Vitamina B6: desempeña un papel vital en la función de apro-
ximadamente 100 enzimas. Niveles inadecuados de esta vitamina
se han asociado a niveles elevados de homocisteína en la sangre
con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y derra-
mes cerebrales, deficiente síntesis de células del sistema inmune y
aumento en la síntesis de factores proinflamatorios como y mayor
riesgo de alteraciones cognitivas. Esto último asociado al estado
nutricional de la vitamina B12 y B9. Para contribuir a un adecuado
estado nutricional se debe favorecer el consumo de legumbres,
cereales integrales, nueces, carnes y pescados alimentos que son
fuente de vitamina B6.
Vitamina B12: la carencia de esta vitamina no solo lleva a la
anemia megaloblástica y daño neurológico, sino que su deficiencia
contribuye a la elevación de los niveles de homocisteína asociada a
riesgos cardiovasculares. Se ha demostrado, que en muchos casos
los Adultos Mayores presentan mala absorción de vitamina B12
como consecuencia de la disminución en las secreciones gástricas,
como así también a un menor consumo de ella debido a la limita-
ción en el consumo de las carnes. Esto último principalmente en
los Adultos Mayores con dificultades masticatorias.
Vitamina C: es un nutriente importante para formar vasos
sanguíneos, cartílagos, músculos y colágeno en los huesos. La
vitamina C es un antioxidante que protege las células contra los
efectos de los radicales libres, las moléculas que se producen
cuando el cuerpo descompone los alimentos o se expone al humo
del tabaco y la radiación del sol, rayos X u otras fuentes. Los ra-
dicales libres pueden desempeñar un papel en las enfermedades
cardíacas, el cáncer y otras enfermedades. La vitamina C se en-
cuentra en las frutas cítricas, tomates, los pimientos, el repollo,
las coles de Bruselas, el brócoli y las espinacas. Es muy sensible
a la luz, temperatura y oxígeno degradándose fácilmente durante
el procesamiento y almacenamiento de los alimentos por lo que
es importante, por ejemplo, en la elaboración de jugos de frutas
naturales, consumirlos recién elaborados, y evitar la exposición
por largos periodos de tiempo a la luz y/o el calor.

77
Vitamina D: es un nutriente esencial en la regulación de los
niveles de calcio y fósforo sérico. Los Adultos Mayores tienen una
menor posibilidad de síntesis endógena (luego de los 30 años
la síntesis de Vitamina D disminuye y alcanza, a los 70 años, el
80% de la posibilidad de síntesis máxima) que muchas veces está
acompañada de una inadecuada exposición a la luz solar. A su
vez, es frecuente que exista una disminución en la absorción y/o
en la hidroxilación de la vitamina debido a una disminución en
las funciones digestivas y en la función renal. Todos estos factores
predisponen a la osteopenia en primer término y a la osteoporosis,
así como a alteraciones en la regulación del Calcio y el Fósforo.
En la actualidad, se han identificado numerosas funciones de la
vitamina D en el Adulto Mayor, por lo que niveles adecuados de
25OHD en sangre contribuyen a menor riesgo de hipertensión,
mejor respuesta inmune y menor riesgo de algunos tipos de cáncer,
entre otras funciones
Vitamina E: esta vitamina actúa como antioxidante al ayudar
a proteger las membranas celulares contra los daños causados
por los radicales libres y para estimular el sistema inmunitario
a fin de que este pueda combatir las bacterias y los virus que lo
invaden. Estudios recientes han demostrado un efecto protector
frente al deterioro cognitivo y el Alzheimer. Se encuentra natu-
ralmente presente en los alimentos y se agrega a ciertos alimentos
fortificados como aceites vegetales, por ejemplo. Son alimentos
fuente los aceites de germen de trigo, girasol, maíz, cártamo y
soja, frutos secos (maníes, avellanas y, en especial, almendras) y
semillas (girasol, lino, chía), hortalizas de hojas verdes, (espinaca,
acelga), brócoli y en alimentos industrializados como cereales para
el desayuno y jugos de fruta.
Calcio: la salud ósea de los Adultos Mayores está, en gran
parte, condicionada por lo que suceda en la niñez, adolescencia,
y adulto joven. El envejecimiento se acompaña de una pérdida
progresiva de la densidad mineral ósea, que lleva a un aumento
de la fragilidad, aumento del riesgo de fractura en el cual el calcio
asociado a la vitamina D juega un papel fundamental. Es por esto

78
que se recomienda el consumo diario de alimentos con alto con-
tenido en calcio como leche, yogures, quesos, vegetales de hojas
verdes, semillas frutas secas, brócoli, entre otros, acompañados de
la realización de actividad física como factor de protección ante la
desmineralización ósea.
Hierro: la absorción de hierro está influida por las necesidades
corporales, las reservas del organismo, el pH gástrico y los alimen-
tos ingeridos. En un adulto sano, de edad avanzada, con reservas
apropiadas de hierro, la ingesta debe alcanzar para reemplazar
las pérdidas obligatorias de hierro. El hierro hemínico (presente
en todo tipo de carnes) se absorbe más fácilmente y en mayor
cantidad (30%) que el hierro no hemínico presente en vegetales.
Para una mayor biodisponibilidad de este último, es importante
considerar acompañarlo con alimentos que aporten vitamina C,
ácido tartárico y evitar consumirlo cerca de infusiones tales como
té, mate, chocolate, etc.
En los siguientes cuadros, organizados por grupos de alimentos,
se sintetizan los nutrientes que contiene en mayor cantidad cada
grupo, las funciones, ideas de preparaciones o formas de cocción
de los alimentos, así como un punteo de aspectos importantes
para tener en cuenta a la hora de planificar la alimentación diaria:

79
80
81
Fuente: elaboración propia. UNLaM, 2020

3.5 Suplementación

La utilización de suplementos nutricionales contribuye a mejo-


rar el estado nutricional de pacientes con desnutrición o evitar esta
condición, como así también, a mejorar la respuesta inmunitaria y
prevenir déficit de micronutrientes. Sin embargo, solo se aconseja
su utilización si el Adulto Mayor no logra cubrir las necesidades
nutricionales a través de la ingesta o en situaciones patológicas
especiales en las que los requerimientos de uno o más nutrientes
se encuentran aumentados; como, por ejemplo, en casos puntuales
en los que es necesario disminuir el riesgo de úlceras en miembros
inferiores y favorecer la cicatrización (Walrand, 2018).

3.6 Patologías frecuentes en Adultos Mayores

Como ya fue mencionado, la gran variedad de cambios fisio-


lógicos, psicológicos, económicos y sociales que acompañan el
envejecimiento pueden comprometer el estado nutricional de los
Adultos Mayores y afectar su condición física y funcional; por lo
que, una inadecuada nutrición, por ser un factor directamente

82
relacionado con la calidad de vida y constituye un importante
problema de Salud Pública. En este sentido y considerando que
este grupo etario presenta mayor vulnerabilidad y riesgo de enfer-
mar o morir por enfermedades crónicas no transmisibles como,
enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, diabetes,
osteoporosis, ciertos tipos de cáncer, organismos nacionales e in-
ternacionales, han desarrollado diferentes estrategias de promoción
del envejecimiento en actividad y la disminución de discapacidades
prematuras (IOM, 2000; OPS/OMS, 2004)
Es en este sentido, el abordaje nutricional de las patologías
más frecuentes en los Adultos Mayores no debe responder sólo a
parámetros cuantitativos, sino que es fundamental considerar que
las enfermedades y su tratamiento van acompañados de cambios
en las necesidades de nutrientes y energía y en la utilización de
los nutrientes. Por ejemplo, los procesos infecciosos pueden au-
mentar el consumo energético y las necesidades proteicas tanto
durante el proceso como en la convalecencia, así como en el pe-
riodo posterior hasta que se recuperan las condiciones previas a
la misma; por su parte, la fiebre aumenta la necesidad en líquidos.
Como señalamos: no pueden descuidarse aspectos cualitativos
que deben ser consensuados con cada persona. En el tratamiento
dietoterápico, además, hay que considerar el efecto que algunas
enfermedades tienen sobre la autonomía y, por tanto, redundar
en una alimentación insuficiente y/o monótona que comprometa
el estado nutricional (Shlisky, 2017).
En el cuadro siguiente, se resumen algunos de los aspectos a
considerar en la alimentación de Adultos Mayores según las pato-
logías más prevalentes (FIAPAM, 2010; Shlisky, 2017).

83
Algunos aspectos a tener en cuenta en el
Patología
abordaje nutricional
Sobrepeso/ ● Priorizar un abordaje cualitativo en el que se
Obesidad/ propone fraccionar las comidas y se recomienda
síndrome la realización de ejercicio físico para evitar
metabólico/ pérdida de masa muscular
diabetes/ ● Se recomienda una pérdida de peso lenta y
Dislipemias/ moderada
hipertensión ● La restricción de energía no debe ser extrema
para evitar carencias nutricionales, priorizando
en la planificación la calidad nutricional
● Minimizar el consumo de alimentos o bebidas
con alto contenido en azúcares simples y alcohol.
● Evitar los alimentos ultraprocesados, preferir
comidas caseras.
● Propiciar el consumo de cereales integrales
para aumentar el aporte de fibra. (avena, arroz
integral, harinas integrales)
● En el caso de tratamiento con insulina, se harán
propuestas de fraccionamiento concretas y se
explicará al paciente la relación entre ejercicio
físico, gasto energético y nivel de glucosa para
evitar posibles hipoglucemias.
● Incluir una selección de grasas, priorizando los
ácidos grasos mono y polinsaturados por sobre
las grasas saturadas y trans. (alternar el uso de
aceites de maíz, soja y girasol alto oleico y oliva)
● Disminuir el consumo de sal agregada, productos
de copetín, enlatados, etc.

84
Algunos aspectos a tener en cuenta en el
Patología
abordaje nutricional
Osteoporosis / ● Garantizar el aporte suficiente de calcio
sarcopenia ● Promover el consumo de proteínas en todas
las comidas, intentando alcanzar 20- 30 g de
proteínas en cada una, siempre que lo permita la
función renal.
● Realizar el seguimiento de niveles adecuados de
vitamina D (25OHD) en sangre, de ser necesario
suplementar.
● Practicar ejercicio físico regular
Estreñimiento ● Promover la actividad física regular
● Aumentar el consumo de fibra progresivamente
según tolerancia individual
● Favorecer el aporte de agua a través de bebidas,
infusiones y diferentes formas de cocción (sopas,
gelatinas, licuados)
● Desalentar el uso de laxantes, ya que puede
predisponer a la deshidratación, la malabsorción
de nutrientes
Desnutrición ● Identificar pérdidas de peso involuntarias para
prevenirlas
● Propiciar métodos de cocción que realzan sabores
estimulan el apetito. (a la plancha, al vapor)
● Enriquecer las comidas con alimentos con mayor
densidad energética. (leche en polvo, aceite en
crudo)
Alteraciones ● Adecuar consistencias a las particularidades
neurológicas del paciente sin descuidar el aporte cuantitativo
de energía y nutrientes. No hacer siempre una
misma papilla procesando todo. Modificar
texturas y formas.
● Promover la ingesta de colores y aromas variados
para estimular el apetito.

85
Conclusiones

Un adecuado estado nutricional en los Adultos Mayores a través


de una alimentación acorde a sus necesidades nutricionales, gustos,
hábitos, características socioeconómicas como parte de un estilo
de vida saludable promueve la salud y previene la aparición de
enfermedades crónicas no transmisibles. Contribuye a una mejor
calidad y esperanza de vida,
En una alimentación saludable es importante incluir diariamen-
te alimentos de todos los grupos, incorporando la mayor variedad
de estos para garantizar el aporte de energía, carbohidratos, pro-
teínas, grasas, vitaminas, minerales y agua.
Es importante en el abordaje nutricional considerar no solo
aspectos cuantitativos sino y no menos importante las caracte-
rísticas cualitativas de la alimentación, identificando aspectos
condicionantes en busca de consensuar estrategias que ayuden a
mantener un estado nutricional óptimo. Aunque exista cierto nivel
de autonomía, la capacidad funcional y de relación con el mundo
exterior se deteriora con los años. Se dificulta la compra, selección
y preparación de los alimentos, lo cual conlleva a mantener una
alimentación monótona y desequilibrada.

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88
Capítulo V
Prevención de la discapacidad.
Maximizar la expectativa de vida autónoma
para el envejecimiento saludable

Lic. María Victoria Yasielski


Lic. Ximena Gil Puente

“Una cultura para el envejecimiento debe ser una cultura del


cuidado”1.

La vejez es la gran conquista contemporánea. Lograr vivir más


años es la meta y el producto de las mejoras que como humanidad
se fue alcanzado. Sin embargo, aún cuesta vivir la vejez como un
logro o un éxito dado que todavía no se pudo resolver la paradoja
de querer vivir muchos años, pero sin envejecer. Asociar la vejez
con fantasmas como la enfermedad, las dependencias y privacio-
nes es parte de los motivos que nos alejan de poder disfrutar de
dicho logro.
Si bien el envejecer no implica necesariamente un declive
funcional de manera lineal existe una relación que entiende que,
a mayor edad, mayor riesgo de presentar dependencias.
“En nuestro país uno de cada cuatro Adultos Mayores presenta
discapacidad funcional. A medida que la edad avanza la prevalencia
en la discapacidad aumenta, mientras que en el grupo de los que

1
Paola, J.P., Tordó, M.N., Danel, P. M. (comp.) (2015). Más mayores, más derechos:
diálogos interdisciplinarios sobre vejez. Editorial de la Universidad Nacional de La
Plata (EDULP). (pp.31).

89
tienen entre 60 a 64 años es de 15,2 %, alcanza al 67 % para los
que tienen más de noventa años” (Terzaghi, et al., 2015)
Las cifras remiten a Personas Mayores que presentan una sola
discapacidad (73,9 %), en su mayoría de tipo motriz (55,8 %)
causada por una enfermedad (57 %). Le siguen otras discapaci-
dades originadas por accidentes (el 12 %).
Si la vida se prolongó casi veinticinco años más que a media-
dos del siglo pasado, se puede procurar vivir aún más años, pero
también vivirlos mejor. ¿Qué implica vivir mejor? Poder ser inde-
pendientes y autónomos el mayor tiempo posible. Poder decidir,
valerse por uno mismo y no depender de terceros. Es importante
detenerse en este apartado por dos motivos: el primero, para
diferenciar los conceptos mencionados de Autonomía e Indepen-
dencia, ya que ambos remiten a cuestiones diferentes:
• “Autonomía: es la capacidad de una persona de tomar
decisiones por su propia cuenta.
• Independencia: es la capacidad de una persona de realizar
acciones por su propia cuenta, sin necesidad de ayuda de
terceros”. (Terzaghi et al., 2015)

El otro punto importante refiere a que una propuesta realmen-


te superadora no es solo vivir muchos más años, sino que esos
años sean de calidad e independencia y no sobrevivir o vivirlos
dependiendo de terceros.
“En los países donde la esperanza de vida es superior a los 70
años, en promedio alrededor de 8 años o el 11.5% de la vida de
un individuo transcurre con incapacidades” (Terzaghi et al., 2015,
p. 29). Disminuir esa gran cantidad de años de dependencia es
la clave, para lo cual se debe maximizar la expectativa de vida
autónoma y no solo la expectativa de vida.
La expectativa de vida autónoma según la OMS es: “El número
y calidad de años que una persona mayor puede vivir sin discapa-
cidades, considerado por la OMS como un índice fundamental de
la salud y, por extensión, de la calidad de vida de una población”
(Terzaghi et al.,2015, p.). Vivir más, pero vivir mejor.

90
La cuestión de la dependencia expone una problemática
compleja y con variadas causas que involucran cuestiones no
solo fisiológicas, sino también sociales, familiares, psicológicas,
emocionales y funcionales que se deben considerar.
“Según estimaciones de la OMS, el 50% de las discapacidades
son prevenibles: accidentes, desnutrición, falta de inmunización”
(Terzaghi et al., 2015, p.28).
“La dependencia puede entenderse como el resultado de un
proceso que se inicia con la aparición de un déficit en el funcio-
namiento corporal, como consecuencia de una enfermedad o acci-
dente. Este déficit comporta una limitación en la actividad. Cuando
esta limitación no puede compensarse mediante la adaptación del
entorno, provoca una restricción en la participación que se con-
creta en la dependencia de ayuda de otras personas para realizar
las actividades de la vida diaria” (Terzaghi et al., 2015, p.122).
Estas cuestiones que facilitan el fenómeno de la dependencia
(psicosociales, ambientales y funcionales), a diferencia de las or-
gánicas, SON POTENCIALMENTE MODIFICABLES.
En general, los condicionantes externos apoyan la limitación
orgánica generando exceso de discapacidad.
Entonces, ¿Cómo modificarlos y prevenir instancias de de-
pendencia?
Recomendaciones que debe tener en cuenta la Persona Mayor

1. Atender problemas de salud, ya que pueden desencadenar


o acelerar procesos de dependencias.
Si bien las causas orgánicas suelen ser estables y más compli-
cadas de modificar, pueden mejorar las posibilidades favorables
realizando detección precoz, control y seguimiento de los factores
de riesgo cardiovascular como la hipertensión, hipercolesterolemia,
obesidad y diabetes, para lo cual es esencial atenderse y consultar.
También es importante tener en cuenta la promoción de há-
bitos saludables como la alimentación y el descanso adecuado,
la ingesta de medicamentos en dosis y horarios indicados, el
ejercicio físico, etcétera. En referencia al ejercicio físico, realizado

91
de manera regular y adecuada, permite entrenar el equilibrio y
fortalecer los músculos de manera tal que previene accidentes
ocasionados por caídas.
Para finalizar, es importante considerar que para la prevención
de enfermedades infectocontagiosas se deben respetar los esque-
mas de vacunaciones.
Estas cuestiones de la salud dependen de cada Persona Mayor
en la medida en que consulte al médico para su cuidado.

2. Plasticidad ante los cambios y Expectativas positivas


hacia la vejez
Los cambios que conlleva atravesar esta etapa vital requieren de
un despliegue de habilidades para afrontarlos y adaptarse a ellos.
Estos no solo remiten a pérdidas, como pueden ser las físicas,
la viudez, el retiro laboral, entre otras, sino también a nuevos roles
que, si bien no implican una pérdida (como la abuelidad, mudan-
za o nuevas actividades, otras) movilizan a la Persona Mayor y la
obligan a ajustarse a la nueva realidad.
Incorporar y controlar estas situaciones que se presentan
afianzando la autonomía y la autoestima tienen un correlato con
el bienestar personal.
Actitud y personalidad flexibles y predispuestas a afrontar
problemas y resolverlos sin evadirlos, con una mirada positiva
hacia esta etapa vital, permitirán vivirla plenamente y no padecerla.
“Las expectativas sociales acerca de las Personas Mayores son
probablemente un factor principal en la producción de la depen-
dencia (Losada, 2004). Los gerontólogos han acuñado el término
‘edadismo’ para referirse al concepto peyorativo de juzgar, clasificar
o describir a alguien basado en su avanzada edad cronológica”
(Butler y Lewis, 1981). La categoría de vejez está llena de falsas
creencias y contradicciones, por lo que el proceso de envejecer
puede convertirse fácilmente en una serie de profecías que se au-
tocumplen y, con frecuencia, las personas mayores se convierten
en víctimas de las ideas preconcebidas, o estereotipos, sobre cómo

92
se supone que deben actuar o reaccionar (Bond, Coleman y Peace,
1993)” (De la Fuente Robles, 2014, p. 224).
La Organización Mundial de la Salud se refiere a la calidad de
vida como la percepción que cada individuo tiene de su posición en la
vida en el contexto del sistema cultural y de valores en que vive y en
relación con sus metas, expectativas, estándares y preocupaciones. La
autonomía es un componente importante de la calidad de vida,
por lo tanto, el enfoque debe orientarse a tener una mirada positiva
de ella y a construir metas en esta etapa vital.

3. Equilibrio Ocupacional. Actividades, Roles y Proyecto


Vital.
La vejez ya no es concebida como una etapa final de la vida
sin contenido, sino como un estadio de evolución, con patrones
cambiantes de ocupación y actividad, de desarrollo de habilidades
y exploración de nuevos intereses.
El desafío es lograr que la Persona Mayor sea protagonista en
la adquisición de nuevos roles y en la organización de su tiempo
experimentando una amplia gama de actividades que potencien
los aspectos de la vida social.
De esta manera, cobra importancia el equilibrio ocupacional en
todas las áreas del desempeño. Mantenerlo permitirá a la persona
adaptarse y participar en la sociedad.
Todos los seres humanos a lo largo de la vida exploran y
alcanzan distintos niveles de funcionamiento en las diferentes
ocupaciones como ser: Actividades de la Vida Diaria (en adelante
AVD), Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (en adelante
AIVD), manejo de la salud, descanso y sueño, educación, trabajo,
juego, ocio y participación social.
A partir de ciertos contextos, las personas desarrollan hábitos,
rutinas y roles (patrones de desempeño) que incluyen en sí mismos
diferentes habilidades de desempeño, siendo éstas habilidades
motoras, habilidades de procesamiento y habilidades de interac-
ción social, que se ponen en juego en todas aquellas actividades

93
de las distintas ocupaciones, principalmente, en las actividades
de participación social.
Por ocupación se entiende al conjunto de actividades que tienen
un significado personal y sociocultural para las personas; le dan
sentido al Hacer aportando significado e identidad en sus vidas.
Así, la ocupación juega un papel clave a lo largo de toda la vida
y en la salud de los seres humanos, ya que son únicos en cuanto
al desarrollo de un conjunto complejo y extenso de acciones para
realizar. La naturaleza ocupacional es la necesidad vital de parti-
cipar en actividades creativas, productivas y lúdicas que permiten
desarrollarse al hacerlo.
El colectivo de las Personas Mayores es una población especial-
mente sensible a los desequilibrios y a la disfunción ocupacional.
El paso de la adultez a la vejez trae consigo grandes cambios en
los estilos de vida de los Adultos Mayores; con lo cual se hace
necesario pensar en nuevos escenarios en los que se los vinculen
con propuestas de participación y espacios de pertenencia como
la acción intencionada de individuos y grupos en busca de metas
específicas.
“La participación social en sí proporciona un alto nivel de sa-
tisfacción vital, generando una mejor adaptación social. El sentirse
activo, productivo, útil e implicado socialmente en la comunidad
de pertenencia es un claro indicador de la calidad de vida de las
Personas Mayores” (Bueno, Buz, 2016).
Dicho de otro modo, estar activo mantiene la vida por más
tiempo, potencia la salud, la independencia y la autonomía. Las
inhabilidades sociales y la inadecuada utilización del tiempo libre
constituyen un factor de riesgo en la Persona Mayor.
Tener un sentido para la vida y mantener un Proyecto de Vida
son la clave del bienestar. Este Proyecto debe ser diseñado por cada
Persona Mayor de acuerdo con sus capacidades actuales (estén
disminuidas o no), acorde a sus deseos, intereses, expectativas,
tiempos, etcétera. Por eso no puede ser estandarizado, sino que
debe ser personalizado. No refiere a ocupar el tiempo porque sí,
sino a hacer aquello que realmente cause placer, entusiasme y sea

94
trascendental para cada individuo. En consecuencia, se habla de
un proyecto personal, dado que, como ya se expresó, lo que es
significativo para uno, no lo es para el otro.

4. Aprendizaje continuo y permanente


La inactividad y la ausencia de un proyecto vital llevan al
desuso de capacidades preservadas con la consecuente pérdida o
disminución de actividades funcionales. Esto acarrea deterioro.
La actividad y el desafío diario invitan a superarse, para lo
cual es necesario aprender cómo hacerlo de manera permanente.
Hoy los tiempos avanzan velozmente. Mantenerse actualizado,
en especial en el uso de tecnologías, es un requerimiento necesa-
rio para garantizar una genuina inclusión y participación social.
Actitudes de inquietud, curiosidad y superación son el motor de
la vida cotidiana. Permiten promover el crecimiento; estimulan
el desarrollo al ejercitar funciones y habilidades que retrasan el
deterioro; acercan a los otros, en particular a las generaciones
jóvenes, y vehiculizan la participación social.
La educación y la formación hace tiempo que no son parte úni-
camente de un determinado y temprano periodo en la vida, sino
que atraviesan todas las etapas del ciclo vital. Están más ligadas a
una cuestión de realización y satisfacción personal, que a perseguir
fines ligados puntualmente a la producción laboral y remunerativa.
Nunca se deja de aprender, solamente ante un proceso de
enfermedad degenerativa, pero el límite no lo pone la edad. La
Persona Mayor no debe imponerse un límite, y no debe coartarse.

5. Participación activa familiar y social


El sentirse útil es uno de los principales predictores de la lon-
gevidad, pero también lo es el sentirse querido por otros. Contar
con Apoyo Familiar, no estar solo, disminuye situaciones de riesgo
y de vulnerabilidad. Cultivar vínculos saludables, continentes, y
mantenerlos protege la salud. Y aquí no solo nos referimos a la
familia biológica, sino también a la familia ‘lógica’, es decir, a los
afectos elegidos: amigos, conocidos, vecinos, personas en las que

95
se confía y a las que se recurre en los momentos de necesidad.
Si bien tiene relevancia la cantidad, lo realmente significativo es
la calidad de estos vínculos, ya que de nada sirve estar rodeado
de muchas personas si en ellas no se encuentra apoyo genuino.
“Entendemos el apoyo social como el conjunto de relaciones
interpersonales que implican afecto y ayuda emocional (sentirse
querido, intimidad, confianza, disponibilidad), instrumental
(ayudas domésticas, cuidados) e informacional (búsqueda de in-
formación, consejo), así como afirmación personal a partir de esta
relación. La hipótesis del efecto buffer o amortiguador se refiere a
que el apoyo social tiene un efecto protector en la persona sobre
las posibles influencias negativas de los sucesos o cambios vitales
estresantes, por lo que se entiende que el apoyo social preserva la
salud de la persona al minimizar la incidencia del estrés” (De la
Fuentes Roble, 2014, p.226).

6. Prevención de accidentes. Adaptación del entorno y la


vivienda.
Los entornos nos predisponen, para bien o para mal. Funcionan
como facilitadores o como barreras.
Contingencias ambientales favorecedoras de la dependencia
como los entornos no adaptados o las barreras arquitectónicas
dificultan el manejo de la vida independiente, además de pro-
pender los accidentes.
Los accidentes en la vía pública y en el hogar constituyen los
principales factores de riesgo social en la Persona Mayor, al igual
que el abandono, el maltrato, el aislamiento y la pobreza, entre
otros.
Los accidentes conforman la quinta causa de muerte en las
Personas Mayores, y el 70 % son ocasionados por caídas. El 30
% de las Personas Mayores que vive en comunidad se cae, como
mínimo, una vez al año. Y, la mitad de esas caídas provocan un
tipo de lesión que genera secuelas o consecuencias.
Estas consecuencias son: Físicas (fracturas que llevan a la
inmovilidad prolongada), Psicosociales (miedo, depresión, ais-

96
lamiento, disminución de actividades físicas y sociales por temor
a volver a caer, lo cual conlleva al DETERIORO por desuso) y
Económicas (medicamentos, rehabilitación, cuidadores, hijos
que dejan de trabajar para cuidar, Adultos Mayores que dejan de
trabajar, etcétera).
Desde esta perspectiva, se presenta un gran problema muchas
veces ignorado o subestimado por los propios Adultos Mayores,
por las familias y por el mismo personal profesional de la salud.
Sus causas son Intrínsecas (con relación a la persona: las en-
fermedades crónicas, problemas visuales, fármacos, etcétera.) o
Extrínsecas (con relación al ambiente y a los entornos inadaptados
o no amigables para la Persona Mayor).
Prevenir las posibles causas de las caídas y detectar aquellas
factibles de modificar, ciertamente, es fundamental. La causa re-
lacionada con el entorno es una de ellas, con alta probabilidad de
ser modificable o prevenible.
La propuesta superadora a este problema es generar accesibi-
lidad y eliminar barreras.
La vivienda que no está adecuadamente preparada constituye
una barrera que obstaculiza la accesibilidad. Pasillos extensos,
piso resbaladizo, mobiliario inestable, poca iluminación, escaleras
inseguras, alfombras o tapetes arrugados, baños no adaptados y
hasta un calzado inadecuado son algunos de los factores de riesgo
que predisponen a las caídas, relacionados con el ambiente o con
los factores extrínsecos.
Es importante tener presente que la eliminación de las barre-
ras arquitectónicas reduce la posibilidad de accidentes y caídas,
y aumenta la seguridad de la Persona Mayor. Si la meta es man-
tener la autonomía en el mayor tiempo posible, prevenir riesgos
y disminuir la necesidad de ayuda, resulta fundamental. De allí,
la importancia del abordaje sobre el acondicionamiento físico
adaptando y personalizando espacios domiciliarios y eliminando
barreras de espacios extradomiciliarios.

97
Vale destacar que dentro del domicilio deben analizarse todos
los espacios de la vivienda (cocina, baño, dormitorio, estar, entrada,
etcétera) y las conexiones (pasillos, accesos, etcétera).
Algunas consideraciones prácticas:

ESPACIOS
Entrada o acceso:
• Evitar escalones. Construir una rampa, de ser necesario.
Si hay escaleras, que tengan pasamanos de ambos lados.
• Contar con un portero eléctrico.
• Buena iluminación.
• Evitar el encerado y los pisos resbaladizos.
Baño (zona de mayor cantidad de accidentes. Es necesaria su
adaptación para minimizar el riesgo de caídas):
• Adaptaciones
Ejemplos: Eliminar bañeras, colocar un banco en el espacio de
la ducha, un duchador de mano para facilitar el acceso a todas
las partes del cuerpo, barandas en las duchas y otras cercanas a
los inodoros; quitar las alfombras; colocar suelos antideslizantes
y canillas monocomando; los objetos deben estar situados de
manera accesible (jabón, toalla); el interruptor de luz, al lado
de la puerta.

Cocina (zona de alto riesgo, también):


Recomendaciones:
• Cocinar con ropa ajustada, en especial las mangas, para
evitar accidentes con las hornallas.
• Eliminar objetos eléctricos y adornos del área de cocción.
• Utilizar reloj avisador y demás objetos facilitadores de
tareas.
• Se recomiendan hornos elevados para evitar agacharse.
• Grifos adaptados con mangueras para evitar llevar ollas
pesadas de la zona de lavado a la hornalla.
• Utensilios accesibles, alacenas bajas.
• Mobiliario firme.

98
Sala de Estar:
• Contar con espacio, evitar muebles. No estrechar zonas
de paso. Dejar mínimamente setenta centímetros libres.
• Ancho de puertas para sillas de ruedas o andadores.
• Desniveles señalizados con colores y texturas.
• Dibujos en las puertas para personas con deterioro cog-
nitivo.
• Pasamanos en lugares de desplazamientos.
• Picaportes manivelas en lugar de redondos.
• Sensor iluminador de pasillo.
En cuanto al mobiliario:
• Solo lo necesario y utilizable.
• Elegirlo de acuerdo con la contextura física de la persona
y con las actividades que realiza o son de su interés.
• Sillas, sillones y camas deben estar elevados para facilitar
sentarse y levantarse. Evitar los puntos de presión para
no producir lesiones en la piel (ejemplo: se evita con un
reposa pies que cuelguen los pies de la silla o del sillón
elevado). Usar apoyabrazos; el respaldo, que contendrá
toda la espalda y la cabeza, deberá ser acolchonado y con
perfil cóncavo, ligeramente inclinado hacia atrás, para
evitar deslizamientos.
• Esquineras de goma para los muebles.
• Muebles estables, que no se deslicen, firmes. Patas que no
sobresalgan.
• Que sean de aspecto hogareño, más que hospitalario.
Pasillos:
• Ordenados.
• Libres de obstáculos.
• Iluminados.
En cuanto a la adaptación de espacios comunitarios hablamos
básicamente de cumplir con las dimensiones de una ciudad ami-
gable para las Personas Mayores. Una comunidad inclusiva en la
que los Adultos Mayores puedan y tengan el acceso para participar
libremente, que haya propuestas comunitarias de acuerdo con sus

99
intereses, que puedan circular sin riesgos de caerse, que cuenten
con transporte público adecuado para su uso y demás cuidados
pertinentes.
Esto lo logramos por intermedio de la creación y aplicación
de políticas en favor de las Personas Mayores; contando con un
protocolo de viviendas, acceso a servicios, participación cívica,
comunicación, información, acceso a trabajo, entre otros.
La responsabilidad de trabajar para mejorar la calidad de vida
en esta etapa vital es compartida entre todos los integrantes de la
comunidad: “Se puede gozar de buena salud aun padeciendo una,
dos o más enfermedades, si tengo la oportunidad de continuar
incluido, participando, decidiendo sobre mi vida” (Paola, Tordó,
2015, p. 48).

Consideraciones finales

Volviendo a lo antedicho, estas causas de caídas que implican


adaptación del entorno en el domicilio son una eficiente estrategia
de intervención para prevenir accidentes. La clave está también
en acceder o permitir realizar estas modificaciones.
Muchas veces aferrarse a rutinas, hábitos o determinados
objetos presentes en otro momento de la vida, puede implicar
un riesgo. Asumir la etapa actual, conlleva a modificar y romper
ciertos esquemas propios para ponerse en resguardo. Algunos
ejemplos de cómo no se miden riesgos y se manifiestan resistencias
a la adaptación que convoca el autocuidado en esta etapa vital, se
evidencian cuando escuchamos: “Siempre tuve la alfombrita al lado
de la cama; siempre usé pantuflas; siempre enceré el piso, siempre usé
este tipo de calzado”.
El mostrarse flexibles y abiertos al cambio, en especial a aquellas
cuestiones que implican el autocuidado, facilita ser autónomos e
independientes en todos los sentidos.

100
Bibliografía

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la Práctica de la Terapia Ocupacional: Dominio y Proceso. (4ta edición).
Traducido de AOTA:” Ocupational therapy practice framework:Domian
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tal Mayores, Informes, n° 65. Lecciones de Gerontología, IX: 2006.
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Terzaghi, M.C., Rodriguez, M.I., Schmunis, E. (2015). Fragilidad, discapaci-
dad y vejez. En Especialización en Gerontología. Argentina. Ministerio
de Desarrollo Social. https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/
uploads/2015/05/Gerontolog--a-Comunitaria-Modulo-91.pdf

101
Capítulo VI
Estudio de la comunicación,
de las audiencias y los adultos mayores

Dr. Jorge S. Tognolotti.


Docente- director programa Adultos Mayores UNITE UNLZ

El ser humano a lo largo de toda su historia ha sentido y tenido


la necesidad de comunicarse con el Otro, pero las preguntas que
surgen son ¿por qué y para qué?
Ya el filósofo Aristóteles (385 ACÁ 322 A.C) se refería a la co-
municación no tanto en su concepto sino en sus fines perseguía la
“persuasión”. Para el filósofo, la oratoria es el arte de la persuasión
a través de la palabra hablada.
Habitualmente escuchamos frases tales como “todo es comuni-
cación”, “nada de lo que hacemos está fuera de la comunicación”;
hasta la más radicalizada: “la comunicación es inherente al hom-
bre”. Todas ellas tienen algo de razón, pero no abarcan el fenómeno
de la comunicación dado que esta es producto de una práctica
compleja que llevó al hombre a crear un lenguaje verbal, en una
faceta posterior a través de pinturas rupestres y otros medios de
representación primitivas del pensamiento.
Sin embargo, los términos comunicar y comunicación realmen-
te aparecen en la lengua francesa en la segunda mitad del siglo
XIV; pero, en el sentido de una acción comunitaria de participar,
el término comunicar alude a la idea de participar.
Con la irrupción del capitalismo comercial en el siglo XV, la
idea de comunicar se traslada a los objetos, ya que el término “co-
municación” comienza a referirse también al medio, es decir, vías

103
férreas, caminos, canales, suponen también una mirada material
del concepto. Sin embargo, la que más va a prevalecer es la idea
de la transmisión abstracta, y cuantificable que permite identificar
a la comunicación como la transmisión de un punto a otro. Esta
idea se fue plasmando, definitivamente, a partir del surgimiento
de la prensa escrita como producto de un factor determinante
que fue la introducción de los tipos móviles en la imprenta de
Gutenberg, lo cual permitió la periodicidad diaria. A partir del
siglo XIII en Inglaterra y a partir del siglo XX se sumarán otros
soportes comunicacionales dando lugar a la aparición de los me-
dios de comunicación masiva.

Teorías sobre la comunicación: nuevas tecnologías

Durante todo el siglo XIX, la comunicación electrónica comen-


zaba a presentar nuevos desafíos para la humanidad. Joseph Henry,
en 1829, inició este camino cuando construyó el primer telégrafo
que más tarde evolucionó gracias al aporte de Samuel Morse quien,
en 1844, emitió el primer telegrama público a través del código que
lleva su nombre. Si bien hubo otras contribuciones, recién a fines
del siglo XIX y principios del siglo XX dos descubrimientos van a
modificar la forma de vincularnos con la realidad. Nos referimos
al arribo del desarrollo de los nuevos medios de comunicación que
fueron: el cine, en 1895, creado por los hermanos August y Louis
Luminere y, posteriormente, la radio a través de la invención de la
pila voltaica, en 1799, por Alessandro Volta. Más tarde, Heinrich
Hertz detectó la radiación electromagnética hasta que Guglielmo
Marconi presentó la patente en 1904.
Estas tecnologías de comunicación masiva fueron las que cata-
pultaron el interés por los fenómenos de la comunicación a punto
tal, que la mayor preocupación de los teóricos se va a centrar en
darle a estas un estatuto científico para ser estudiadas como tal.
Las primeras ideas sobre la comunicación se basaron en sis-
temas técnicos (el modelo telegráfico) en los que lo fundamental
era que el mensaje llegara del emisor al receptor lo menos alterado

104
posible. A partir de allí, comenzaron a surgir las primeras teorías
organizadas surgidas en los Estados Unidos a fines de la década del
cuarenta. Uno de los protagonistas de estos estudios fue el cien-
tífico estadounidense Claude Ellos Shannon (1916/2001) quien
publicó la teoría matemática de la información que apareció en
su artículo “Una teoría matemática de la comunicación” publicado
en el Bell System Technical Journal en 1948.
El ingeniero y matemático, formuló esta teoría cuya preocupa-
ción no estaba centrada en la comunicación humana, sino en la
comunicación electrónica. De ahí, que el modelo que planteaba
era lineal ya que supone un origen (fuente de información), un
emisor que transmite una señal y un final, en el polo receptor,
que solo decodifica. Este modelo ignora a los individuos reales ya
que lo más importante es que la información este formada por la
cantidad mínima de unidades que permitan al receptor reconstruir
el mensaje de manera correcta
Norbert Wiener (1894/1964), ex profesor de Shannon trabaja
en la noción del Feedback en Cybermectics or control and comunication
in the animal and machine. A través de este concepto, se aproxima
a la idea de comunicación como un proceso y se diferencia del
esquema lineal de Shannon. Es decir, que el Feedback implica que
el mensaje que llega al final de proceso de comunicación provoque
una reacción en el receptor y que esta reacción influya también
en el polo emisor.
Lejos de finalizar esta dicotomía, entre los años 40 y 50 varios
investigadores estadounidenses, denominados la escuela invisible o
de palo alto, que procedían de distintas disciplinas (antropólogos,
lingüísticos, sociólogos, matemáticos) también se contraponen a
las formulaciones de Shannon considerando que la comunicación
es un proceso social permanente, la cual está integrada por múl-
tiples e indisociables elementos tales como la palabra, el gesto, la
mirada, la mímica y también el espacio , contexto, espacio físico,
roles , status, etc. Por tanto, es un error trasladar la comunicación
humana a los modelos de los sistemas electrónicos.

105
Es en este contexto que nace quizás uno de los adelantos tec-
nológicos más importantes del siglo XX en materia comunicación:
la Televisión, cuya primera experiencia exitosa data del año 1925
cuando el escocés John Baird realizó la primera transmisión. Más
tarde, perfeccionada por Vladimir Zvorynkin, en 1931
A mediados del siglo XX, surge una nueva corriente, La Mass
Communicaction Research, en la Universidad de Columbia, en los
Estados Unidos. Su objetivo principal fue analizar los efectos de
los mensajes que se transmiten en los medios de comunicación.
Su despunte se da en el periodo de la crisis del ’29 que supuso
una crisis del sistema capitalista.
Esta corriente, investigó fundamentalmente los efectos de los me-
dios, la influencia que ejercían en los receptores. Sus teóricos (Harold
Lasswell, Daniel Katz, Paul Lazarfeld y Wilbur Schramm como
colaboradores.) analizarán las reacciones de las audiencias (oyentes
de radios y público de televisión) y considerarán al receptor como
“un blanco” fácil e influenciable por los medios de comunicación.
Estos intelectuales, tuvieron una visión instrumental de los
medios, considerándolos indispensables para la gestión de las opi-
niones, y les otorgaron cierta “omnipotencia” como instrumentos
de símbolos eficaces.
Por su función, conciben a los medios de comunicación como
mecanismos de regulación social por lo cual van a realizar estudios
cuantitativos, sondeos de opinión y encuestas (metodología empi-
rista) sobre las audiencias para evaluar el impacto de los medios
en términos de gusto, disgusto e indiferencia.
Es en ese marco que uno de los principales investigadores,
Harold D Lassweell (1902/1978) desarrolla la teoría conocida
como el modelo de la “Aguja Hipodérmica” en el que consigna una
visión instrumental de la comunicación y una confianza total en
la omnipotencia de los medios. Esta teoría, es influida por la psi-
cología conductista, estimulo- respuesta; es mecanicista, postula
un efecto directo e indiferenciado de los medios sobre los públicos
y presupone un efecto “masificador” y “mensajes persuasivos”. Es
decir que mira los fenómenos de los medios exclusivamente desde

106
el lugar del emisor y desde allí saca sus conclusiones. Como caso
emblemático y empírico para reafirmar la omnipotencia de los
medios, se apoyan en lo ocurrido la noche del 30 de octubre de
1938, cuando el actor y director cinematográfico Orson Welles,
aterrorizó a millones de norteamericanos a través de una supuesta
cobertura radial cuyo relato trataba de una invasión marciana. El
artista logró infundir pánico entre los oyentes, haciéndoles creer
que se trataba de un hecho verdadero.
Como respuesta a la “aguja hipodérmica”, una nueva contraco-
rriente conocida como Agenda Setting, reinstala el problema de
los efectos y sostienen que estos se producen no en forma inme-
diata, sino a largo plazo y que los medios de comunicación no le
dicen a las personas cómo debe pensar, sino sobre qué temas y
que además, de acuerdo a la capacidad de cada medio de comu-
nicación, tendrán mayor o menor capacidad de instalar un tema
en la sociedad de acuerdo a los temas a desarrollar, su relevancia,
la credibilidad del medio, su impacto, fuentes de información
y el contexto social.

Escuela de Frankfurt

Posteriormente, vendrá la etapa norteamericana de los intelec-


tuales de la llamada Escuela de Frankfurt, surgida en Alemania.
Durante su primera fase, se enfocaron en comprender algunos de
los fenómenos ocurridos en la propia Alemania en las décadas de
1920 y 1930. Sus principales representantes que posteriormente
huyeron del régimen nazi fueron Max Horkheimer, Theodor
Adorno, Herbert Marcuse, Eric Fromm y Walter Benjamin. Todos
ellos de orientación marxista.
Esta escuela, también llamada escuela critica, analizó el proce-
so de industrialización de la cultura producida masivamente por
lo que acuñó el término industrial cultural. Sus representantes,
consideraron como industrias culturales básicamente a la indus-
tria del cine, la televisión, las emisoras de radio y fueron críticos

107
a la intromisión de la técnica o la tecnología de los medios para
difundir la cultura.
Para ellos, la “Industria Cultural”, había quebrado la verdadera
cultura y la capacidad crítica del arte, ya que afirmaban que las
industrias culturales producen bienes (por ejemplo, novelas, pe-
lículas) en serie y estandarizadas como cualquier otro producto
o mercancía. Asimismo, sostenían que el cine y la radio son me-
canismos ideológicos primordiales para mantener la dominación
social y la explotación en las fábricas.
Uno de los intelectuales más destacados sin duda fue Walter
Benjamin (1892/1940) quien sostenía que la obra de arte repro-
ducida técnicamente desplazaba a la concepción del arte basada
en su “valor cultural”, es decir, “valor” vinculado a su carácter
único e irrepetible que la hace “auténtica”. Para ejemplificarlo,
recurre a las obras teatrales y las obras fílmicas. En las primeras,
la dramatización es única, cada una de las actuaciones es irrepeti-
ble; en cambio, en la segunda, el cine permite repetir las escenas
las veces que sean necesarias y se va a seleccionar la toma que el
director considere más apta que será repetida y exhibida infinidad
de veces. Desde ese lugar, considera que el cine es un instrumento
capaz de movilizar las fantasías inconscientes de las masas y que
lo logra a través de la manipulación de las imágenes.
Según el filósofo Theodor Adorno (1903/1969), todo es posible
porque se ha instalado la llamada “cultura de masas”, es decir, la
denominación que se le ha dado a la producción, y reproducción
de bienes simbólicos a partir del empleo de medios técnicos. Como
su nombre lo indica, es una cultura que va dirigida a un público
muy amplio y variado. Se caracteriza por la fabricación de bienes
que se apoyan en ciertos estándares convencionales y los mismos
se difunden y publicitan en los distintos medios de comunicación.
Sin embargo, en 1967, es el propio Adorno quien va a reem-
plazar la noción de “cultura de masas” por el concepto “Industria
cultural”. La idea, es eliminar desde el principio la interpretación
más corriente, es decir, que se trataba de una cultura que surgía
espontáneamente de las propias masas, de una forma contem-

108
poránea de arte popular. La “Industria cultural” da cuenta de la
producción en serie de la cultura, aunque en lo inmediato aparece
como una forma cultural de las masas.
Según esta mirada, la “Industria cultural” por medio de la
producción estandarizada de la diferenciación otorga al público
la posibilidad aparente de “elegir”. Pero, en realidad, ofrece in-
discriminadamente a todos aquellos lo que la sociedad – en el
mismo procedimiento- va a quitarles. Es, en este marco, donde
el hombre cree poder moverse como un sujeto libre cuando en
realidad su comportamiento es de adaptación a una legalidad y
una racionalidad que sirve para someterlo. La racionalidad técnica
como dominio de la naturaleza está también puesta al servicio del
control de los hombres. La apariencia de la libertad de elección
del sujeto frente a los productos de la industria cultural pone de
relieve su falsedad ya que promueve una libertad en la que las
opciones a tomar ya fueron tomadas por el mercado, que es el
que verdaderamente elige.
Asimismo, Adorno, advierte otro aspecto en torno al control
de las acciones humanas que tiene que ver con las formas en que
se organizan las relaciones entre trabajo y tiempo libre. Trabajo y
ocio, que en apariencia constituyen instancias opuestas están ins-
criptas en la misma racionalidad: el descanso se asemeja al trabajo.
Esta perspectiva sobre la industria cultural y la popularización
de los medios de comunicación masiva amplía la difusión y el
consumo de productos culturales (música, información, ficción,
etc.) antes restringidos a una elite. Esta nueva condición da lugar
a que el semiólogo italiano Umberto Eco (1932/2016), en 1964,
publique el libro “Apocalípticos e integrados” en el que propone
un análisis sobre la cultura popular y los medios de comunicación
masivos. El autor plantea dos posturas diferentes. Por un lado, los
apocalípticos que son aquellos que ven, en este nuevo fenómeno,
una amenaza de crisis para la cultura y la democracia. Sostienen
que los mass media están inmersos en el circuito comercial y se
encuentran sometidos a la ley de la oferta y la demanda. Asimis-
mo, consideran que la cultura de masa es producida por grupos

109
económicos que buscan la obtención de beneficios. Por tanto,
someten la producción y distribución de los bienes culturales a las
leyes del mercado, las mismas que regulan cualquier otro produc-
to, y además, a través de los medios de comunicación difunden
productos de la alta cultura de manera simplificada y vacía de
contenido, como si fuera un entretenimiento. En definitiva, para
Eco, esta postura alimenta la nostalgia por un modelo cultural
basado exclusivamente en la cultura escrita y que toma como
referencia a las artes superiores como patrón de cultura, es decir,
la nostalgia esta puesta en una época en que los valores culturales
eran privilegio de una clase.
Por otro lado, los Integrados, consideran que la difusión
cultural renueva los lenguajes, los modos de percibir y de hablar
e influyen incluso sobre las artes superiores dado que, en la so-
ciedad moderna es necesario comunicar a una gran cantidad de
personas; por lo tanto, hay que adecuar el mensaje para que todo
el mundo participe en iguales condiciones. No es que la cultura de
masa quiera desplazar a la cultura superior, sino que, se la difunde
entre quienes no tenían acceso al beneficio de la cultura. Ven a la
tecnología como una oportunidad inminente de avanzar y pro-
gresar en todos los ámbitos. De hecho, quieren experimentar más
allá y conocer todo lo nuevo y moderno como una nueva forma
de vida y cultura, y consideran que la tecnología ofrece un mejor
futuro. Por su parte, Eco plantea que los integrados carecen de
una visión crítica, pecan de cierto “liberalismo cultural”. Suponen
que la circulación libre e intensiva de productos culturales es, en
sí, naturalmente buena y que su incremento resulta beneficioso
para la sociedad, sin preguntarse por los intereses políticos y eco-
nómicos que sostienen las manifestaciones en la cultura masiva;
tampoco indagan sobre quién genera los productos culturales y
con qué consecuencias.

110
Los estudios culturales

Los Estudios Culturales o Cultural Studies surgieron en In-


glaterra durante la segunda posguerra, por los años 50. En ese
contexto, un grupo de intelectuales comienza a verse interesado
en el fenómeno de las culturas populares formadas principalmente
por las tradiciones, la familiaridad y el vecindario.
Esta etapa estuvo marcada por un considerable aumento del
acceso a la educación e ingreso a las universidades de su población
menos favorecida, como mecanismo para la reconstrucción y me-
joramiento del país. Sin embargo, el ámbito educativo inglés era
tradicionalmente clasista, hecho que no había cambiado a pesar
de las crecientes modificaciones del entorno social. Mientras que
en el pasado se había distinguido entre lo culto y lo popular, des-
valorizando el segundo término y considerándolo como inferior y
contaminado, tanto estética como políticamente; es en este perio-
do, cuando una cultura más democrática va surgiendo y merece
la atención de los intelectuales de la comunicación

Escuela de Birmingham

Es en este contexto que surge un emprendimiento académico


que centra la investigación en los estudios culturales: “la escuela
de Birmingham”, la cual aspira a comprender y explicar la arti-
culación entre clase social y práctica cultural con una mirada que
trasciende lo socioeconómico. A pesar de que el grupo y sus obras
son de los años cincuenta, recién se institucionaliza aproximada-
mente diez años más tarde, en torno al Center for Contemporary
Cultural Studies  de Birmingham, Inglaterra, fundado en 1964
por Richard Hoggart (1918/2914). Entre los padres fundadores,
además de Hoggart, se encuentran Stuart Hall, Edward Thompson
y Williams Raymond, todos provenientes de las clases más bajas
de la sociedad (razón por la cual estudian principalmente estos
sectores).

111
Estos pensadores consideran que los medios de comunicación,
en especial el cine y la televisión, han colonizado la cultura, do-
minan el ocio y el tiempo libres. Así, esta escuela sitúa la cultura
dentro de una teoría de la producción y reproducción social y
postula que las formas culturales sirven a la dominación social, o
bien, a la resistencia. Uno de sus máximos exponentes, Hoggart
considera que la cultura obrera da sentido a los mensajes que
circulan en los medios de comunicación a partir de su estilo de
vida, sus valores y tradiciones. Esta cultura popular que surge
de la experiencia de vida del mundo obrero, no se diluye con
la llegada de la comunicación de masas, sino que se entrecruza
con esta, produciendo nuevas configuraciones culturales. Si bien
esa cultura obrera trata de no dejarse seducir y ofrece resistencia
a los efectos de los medios de comunicación, su simplicidad la
convierte en presa fácil.
De este breve análisis se desprende una pregunta: Entonces,
¿hay una sola cultura que no puede darse por fuera de la cultura
de masa y los medios de comunicación masiva? Para Raymond
Williams (1921/1928), no existe “una cultura” homogénea, sino
que existe diversidad cultural como producto de diversos actores
sociales y clases, con sus prácticas y experiencias específicas. Pero,
advierte también, que no todas tienen la misma cuota de poder o
legitimidad, es decir, hay diversas culturas que se relacionan entre
sí, pero existen culturas subordinadas. Así surge, según Willians, el
concepto de “hegemonía”, proceso por el cual ciertas significacio-
nes son aceptadas como legitimas y actúan forjando las identidades
y los valores sociales, permitiendo que una clase predomine sobre
otra. En este proceso, la cultura es importante, ya que cumple una
función integradora y unificadora. Los distintos grupos y clases
sociales aceptan como legítimos ciertos valores y significaciones,
aunque esto suponga mantener ciertas desigualdades.

Desde esta perspectiva, se mantiene que los medios de co-


municación de masas construyen la realidad y que las imágenes
y símbolos utilizados han sido cuidadosamente elegidos para

112
sugerir una interpretación concreta del mundo. Los medios de-
finen la realidad, y esta es una proyección de los intereses de la
clase dominante. Sin embargo, rechazan las teorías de la “aguja
hipodérmica” o “influencia directa” de la Mass Communication
Research estadounidense, y afirman que siempre existe una lucha
para conseguir la hegemonía social y que la clase social es un
fenómeno persistente. Para ellos, el control social nunca es total,
sino que debe ser continuamente ganado.
Asimismo, consideran que la sociedad es un conjunto de rela-
ciones jerárquicas, definiéndose a sí mismos como partícipes de un
proyecto materialista que analiza las condiciones sociohistóricas y
la estructura de dominación y resistencia. En consecuencia, se dis-
tancian del idealismo, del textualismo y de las teorías del discurso
que entienden la cultura como un conjunto de formas lingüísticas.
La Escuela de Birmingham, como otras escuelas críticas, enfatiza
el papel de intoxicación que los medios de comunicación ejercen
sobre la clase obrera, pero no aceptan el idealismo cultural.
Es en este contexto que se formaliza la teoría sobre el estilo
de las subculturas de Dick Hegdige (1951) quien, en primer
lugar, dibuja una visión general de sus antecedentes teóricos
fuertemente ligados al Centre for Contemporary Cultural Studies
de la Universidad de Birmingham. Se enfatiza así la naturaleza
elástica y discursiva de los medios de comunicación, que funcio-
nan mediante una relación dinámica entre el emisor y el receptor
del mensaje. No obstante, ambos polos del circuito no poseen la
misma posición de poder relativo y, por ello, la clase dominante,
quien ocupa el polo emisor, en un momento histórico concreto, es
capaz de imponer “lecturas preferentes”, que limitan las posibles
lecturas del discurso.

Como podemos observar, las distintas teorías y/o escuelas tu-


vieron su origen en Europa o en los Estados Unidos. Sin embargo,
a partir de 1970, en América Latina se desarrolla una corriente de
investigación que comienza a desplazar la atención de los medios
de comunicación masiva hacia los siguientes temas: la comunica-

113
ción humana, la democratización de las comunicaciones, las expe-
riencias de la comunicación popular extramedios, los procesos de
apropiación critica por parte de los receptores, etc. Esta corriente
es denominada La Comunicación Alternativa.

La comunicación alternativa

La comunicación alternativa tiene como epicentro geográfico


a América Latina. Se inicia en 1970, con las investigaciones del
sociólogo Armand Mattelart (1936) sobre las experiencias de co-
municación popular que tienen lugar en Chile durante el gobierno
de Salvador Allende y que busca romper con el esquema rígido
de comunicación vertical.
Mattelart proponía “devolver la palabra al pueblo”, a través
del intento de fomentar una comunicación más participativa y
democrática en la que el receptor tuviese igualdad de condiciones
para producir y emitir mensajes
Sin duda, los aportes de autores tales como Paulo Freire y
Antonio Pasquali fueron esenciales en cuanto a presentar una
perspectiva diferente en la relación desigual entre muy pocos emi-
sores y millones de receptores o sobre el contenido de los mensajes
alternativos que difieren en formas y contenidos al elaborado por
los medios tradicionales ya que encierran la mirada de individuos
ajenos a los grupos de poder. En ella, se busca exponer la realidad
social, olvidándose de los beneficios económicos que buscan los
mensajes de los medios tradicionales.
La comunicación alternativa se vio estimulada por movimien-
tos de cambio social que sacudieron a América Latina, en donde
la iglesia católica juntamente con movimientos gestados en las
universidades, sindicatos y partidos políticos fueron propulsores
de una comunicación popular.
Sin embargo, en los años 80, este tipo de comunicación no
logró afianzarse ya que no pudo construir un consenso de toda
la sociedad, sumado a los embates constantes de los medios de
masas dominantes. Indudablemente, también, los golpes militares

114
en la región acallaron aquellas voces alternativas convirtiéndolas
solo en movimientos aislados.
No obstante, sus importantes aportes por intentar crear un
nuevo Orden Mundial de la Comunicación permitieron la crea-
ción del conocido informe “Mc Bride”, que es una propuesta para
estudiar los principales problemas de la comunicación y que fue
aceptado por consenso en la Conferencia General de la UNESCO,
en Belgrado. El informe contó con la participación de una comisión
internacional de dieciséis destacadas personalidades. Entre ellos,
el irlandés Sean Mac Bride fundador de Amnistía Internacional y
premio Lenin y Nobel de la paz. Fue publicado por la UNESCO
en 1980 y representa un valioso complemento de estos estudios.
El cometido de esta comisión era estudiar la totalidad de los
problemas de la comunicación en las sociedades modernas, con
especial atención a los problemas relativos a una circulación libre y
equilibrada de información, al establecimiento de un nuevo orden
económico e informativo y a la solución de los grandes problemas
que confronta el mundo. El Informe se inserta así en la corriente
ya mayoritaria y en consonancia con los pioneros de la comunica-
ción alternativa, en la que se sostiene que la comunicación social
no puede ser soslayada de la gran discusión política, económica
y social que agita al mundo.
Dentro de los muchos planteamientos que formuló hace más
de dos décadas el Informe Mac Bride, está la concentración verti-
cal y horizontal de la comunicación. El Informe, señala que “la
industrialización tiende a estimular la concentración de la comu-
nicación mediante la formación de monopolios u oligopolios en
materia de acopio, almacenamiento y difusión de la información.
La concentración actúa en tres direcciones: a) integración hori-
zontal y vertical de empresas que actúan en el sector informativo
y recreativo; b) participación de empresas pertenecientes a ramas
industriales diferentes e interesadas por la expansión de los medios
de comunicación social (cadenas de hoteles o de restaurantes, com-
pañías aéreas, constructores de automóviles o empresas mineras
interesadas por la prensa, producción de películas e incluso por

115
el teatro); y c) fusión e interpenetración de diversas industrias de
la información (creación de grandes conglomerados que abarcan
múltiples medios de comunicación social). En cuanto a la de-
mocratización de la comunicación, el Informe Mac Bride, señala
que “los derechos humanos no pueden existir sin la libertad de
palabra, de prensa, de información, y de reunión. La transforma-
ción de esas libertades en un derecho individual o colectivo más
amplio a comunicar es un principio evolutivo en el proceso de
democratización”
Asimismo, este documento pregona por la necesidad de cons-
truir “una sociedad democrática en materia de comunicación en la
que deben quedar satisfechas mediante la formulación de derechos
específicos tales como el derecho a ser informado, el derecho a
informar, el derecho a la protección a la vida privada y el derecho
a participar en la comunicación pública, que encajan todos ellos
en el nuevo derecho a comunicar. En vísperas de lo que cabría
calificar de una nueva era en materia de derechos sociales, todas
las implicaciones del derecho a comunicar deben ser el objeto de
un minucioso análisis”
En dicho dictamen, se considera que los obstáculos y las
restricciones que se derivan de la concentración de la propiedad
de los órganos de información, independientemente de que sean
públicas o privadas, merecen analizarse con toda profundidad
para encontrar sus vías democratizadoras. Se debe proceder a un
examen crítico del problema de las condiciones financieras que se
imponen a los órganos de información y de las medidas adoptadas
para reforzar la independencia de la redacción”
Por tal motivo es necesario que los Estados tomen medidas
jurídicas eficaces para limitar la concentración y monopolización;
consigan que las empresas trasnacionales acaten los criterios y las
condiciones específicas definidas en la legislación y en las políticas
de desarrollo nacional; inviertan la tendencia a la reducción del
número de responsables cuando está aumentando la eficacia de la
comunicación y la dimensión del público; reduzcan la influencia
de la publicidad sobre la política de redacción y los programas de

116
radiodifusión; y perfeccionen los modelos que permiten fortalecer
la independencia y autonomía de los órganos de información. Si
bien muchas de las pretensiones del informe Mc Bride no se cum-
plieron, una nueva revolución tecnológica perfeccionó aún más la
problemática de la formación de monopolios comunicacionales
acompañados de una transnacionalización nunca antes conocida.
Para muchos investigadores, los efectos de la Globalización en
materia comunicacional impulsaron una redirección sobre ciertos
ejes. Y si bien, el filósofo Marshall McLuhan (1911/1980) autor
de la obra “La aldea global” había pronosticado en los años 60
un cambio radical en la tecnología, dicho cambio fue muy supe-
rior al imaginado por el intelectual canadiense. Términos como
Internet, ciberespacio, realidad virtual, en fin, globalización, han
sido vocablos frecuentes, para todos nosotros, en los últimos años.
Todo ello habla del fenómeno que sacude a los habitantes de este
mundo. Son cambios acelerados debido a los avances tecnológicos
y que alcanzan niveles complejos de relaciones entre los distintos
países, corporaciones, sociedades y seres humanos.
Estos cambios ya habían sido anticipados por Enrique Gon-
zalez-Manet, en su libro Globalización, medios de comunicación y
dominación cultural, quien sostenía que “La comunicación global
instantánea, el procesamiento de datos y el almacenamiento ilimi-
tado de datos, y el perfeccionamiento de equipos más integrados
y eficientes, favorecen la creación de nuevos servicios no soñados
hasta ahora. Pero tales beneficios no siempre están disponibles
por el alto costo de las redes y grandes sistemas de comunicación,
la falta de recursos humanos o las limitaciones de acceso a las
autopistas electrónicas” (Gonzalez-Manet, 1997)
Asimismo, una visión más virulenta sobre el fenómeno de la
globalización nos la presenta el antropólogo argentino Néstor
García Canclini en su libro Consumidores y ciudadanos. Conflictos
multiculturales de la globalización. Allí señala: “La internalización
fue una apertura de las fronteras geográficas para incorporar bienes
materiales y simbólicos de los demás. La globalización supone
una interacción funcional de actividades económicas y culturales

117
dispersas, bienes y servicios generados por un sistema con mu-
chos centros, en el que importa más la velocidad para recorrer el
mundo que las posiciones geográficas desde las cuales se actúa”
(García Canclini,1995)
Ante esta realidad, cada vez son más los observadores que coin-
ciden en que el mundo entero está sufriendo una mutación drástica
en este nuevo milenio y muchos creen que se trata de un cambio
de época, es decir, de una transformación tan profunda que dará
origen a una sociedad distinta y a paradigmas enteramente nuevos.
Todos estos cambios que se dan en el orden de la comunicación
y su tecnología también traen aparejadas modificaciones en la mi-
rada sobre las audiencias. Para ser más claros, sobre las personas
que están expuestas a los medios de comunicación, denominadas
audiencias.

Audiencias y estereotipos

Pero ¿qué son las audiencias? Además de televidentes, radioes-


cuchas o lectores anónimos, ¿qué son más allá del dato estadístico
sobre preferencias programáticas, horarios de exposición a los
medios o en todo caso, conjunto abstracto de expectativas para
ver, leer o escuchar?
Sobre las audiencias hay varias lecturas que se pueden realizar.
Desde la óptica de las agencias publicitarias, rating o empresas
comerciales de medios, las audiencias son cifras, son segmentos
cuantitativos en los que se divide la sociedad con respecto a su
exposición y preferencias a algún medio. También son vistas como
potenciales consumidores de los productos y servicios publicita-
dos en los medios, a los que hay que convencer de sus bondades.
Desde una perspectiva más humanística, las audiencias somos
todos, con nuestras resistencias y nuestras complacencias a consu-
mir lo ofertado en los medios, con nuestras visiones y ambiciones
de y hacia los medios. En otras palabras, somos sujetos capaces
de tomar distancia de los medios y sus mensajes; pero también
sujetos ansiosos de encontrar en ellos lo espectacular, lo novedoso,

118
lo insólito, t todo aquello que nos emociones, nos divierta y nos
haga salir al menos por momentos, de nuestra rutina y existencia
cotidiana.
Estas audiencias están estratificadas por criterios de segmen-
tación tales como el género, el lugar de residencia, el estrato
socioeconómico, el nivel educativo, preferencias programáticas
y fundamentalmente el grupo etario al cual pertenecen. Es en
este último punto en el que nos vamos a detener para analizar la
relación entre los medios de comunicación y los Adultos Mayores.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y ADULTOS MAYORES
Al ingresar en este tema, cabe preguntarse ¿cuánto de impor-
tante es este grupo etario en el mundo y en la Argentina? ¿Es re-
presentativo e importante para los medios de comunicación? Según
un informe de la ONU (Naciones Unidas), el número de personas
mayores de 65 años en el mundo ha superado por primera vez en
la historia al de niños de menos de cinco años y se prevé que en
el 2050, las personas mayores de 80 años o más se tripliquen y
pasen de los 143 millones actuales a los 426 millones. Por estos
días, alrededor de 1.000 millones de personas tienen más de 60
años y para el 2030, esta cifra se incremente en un 46%. En la
Argentina, según los datos publicados por el Centro Latinoame-
ricano y Caribeño de demografía, para el año 2050 una de cada
cinco personas tendrá 65 años y más.
Este aumento de la población anciana, los sistemas actuales
de producción, los modelos familiares vigentes, las características
y dimensiones de las viviendas, los servicios sociales y los plan-
teamientos económicos requeridos por la nueva configuración
demográfica, se traducen y se manifiestan en importantes conse-
cuencias sociales, sanitarias, económicas, geográficas y políticas
que preocupan a los gobiernos en el presente y significan un desafío
particular para los del futuro, en orden a la protección social de
la ancianidad y al beneficio, por parte de ésta, de los derechos
humanos en toda su amplitud. Se debe considerar que el aumento
de personas con edades superiores a los 65 años que han superado
su etapa de actividad laboral demandará una integración plena,

119
más servicios asistenciales, el respeto y disfrute de sus derechos y
una imagen social adecuada y objetiva.
Frente a esta perspectiva de una población adulta en crecimien-
to constante, en la que el paradigma de la vejez se va modificando
ante las nuevas prácticas sociales y las nuevas tecnologías, cabe
preguntarse qué imagen reflejan los medios de comunicación sobre
los llamados Adultos Mayores.
Ante esta pregunta, normalmente la respuesta tiene un sesgo
negativo. La representación cotidiana del espectáculo de la vejez
dentro de los medios de comunicación masiva, actualmente,
imprime una imagen desgarradora y, en ella, se reflejan miles de
otras imágenes, en el espejo de las pantallas de los televisores, en
Internet, o en las portadas de los periódicos, siendo estos meros
flashes del horror que contienen. La sociedad como espectadora,
espera apasionada ese y otros tantos actos de no solidaridad, que
pasan a ser aceptados cotidianamente. Dentro de esa construcción,
la realidad indica que los Adultos Mayores muy pocas veces están
presentes en los medios de comunicación masivos y que, cuando
aparecen, la imagen que difunden está vinculada a cuestiones de
salud. En muchos casos muestran a un individuo que no pueden
valerse por sí mismo, y por tanto necesita ayuda; o vive con una
pensión escasa por tanto requieren de la asistencia de sus hijos o
familiares cercanos; padecen múltiples enfermedades y por tanto
deben de vivir en residencias o centros de salud. En definitiva,
muchos recuerdos y ningún futuro.
Muy esporádicamente aparece una persona mayor realizando
tareas cotidianas como protagonistas de su vida y junto a perso-
nas de otras edades. Pero, sobre todo, la imagen recurrente en los
medios de comunicación es la homogeneidad: todas las personas
por el hecho de ser mayores son iguales, tienen las limitaciones y
los mismos problemas.
Sin lugar a duda, la gran crisis sanitaria en relación con el
COVID 19 potenció aún más esta realidad dado que una de las
características fundamentales de esta pandemia es que afecta de
manera diferencial a ciertos grupos sociales, siendo el de las per-

120
sonas mayores uno de los más afectados. Así, si bien la COVID-19
puede afectar a personas de todas las edades, la enfermedad supone
mayor riesgo vital para los de edad avanzada o quienes padecen
enfermedades previas. De esta realidad, se desprende cómo los
medios de comunicación han recurrido a representaciones, este-
reotipos y discursos que contribuyen a reforzar una imagen que
ya está incorporada en nuestra cultura. En otras palabras, carac-
terísticas asociadas a lo negativo, el deterioro de las capacidades
funcionales, enfermedad, pasividad, dependencia, vulnerabilidad
social y el desempoderamiento se volvieron moneda corriente en
los medios de difusión masivos cuando se refiere a la vejez.
La pandemia y sus efectos han visibilizado aún más la discri-
minación de las personas mayores debido a su edad; no solo a
través de las imágenes, sino también desde lo discursivo. Se han
empleado expresiones paternalistas, infantilizadora o acomo-
daciones lingüísticas que buscan la simplificación y la lentitud,
asumiendo que el nivel cognitivo y la capacidad de comprensión
de las personas mayores son inferiores.
De ahí se desprende, la importancia de la labor periodística y
la responsabilidad que tienen los medios de comunicación en
la contribución de generar la imagen que la sociedad tiene en
torno a la vejez.

Hacia una representación alternativa

Seguramente muchos se preguntarán, cómo los medios deben


de categorizar en su lógica de segmentación de mercados y de au-
diencias si al referirse a los Adultos Mayores se los responsabiliza
de crear estereotipos, de ser formadores de una imagen pesimista
de los mayores y del envejecimiento.
Los medios de comunicación están vinculados a tres valores
que deben de cumplir: Ética, Objetividad y Pluralidad. Dichos
valores hacen a la llamada responsabilidad social empresarial
(RSE), por lo tanto, tienen una obligación profesional y deon-
tológica de retratar con rigor e incluso promocionar la imagen

121
positiva de las personas mayores y del envejecimiento, así
como la de generar una cultura de respeto. Esta visión alternativa,
no niega la presencia de personas que envejezcan de acuerdo a
los ciclos biológicos, sino por el contrario, lo que se busca, es el
poder contraponer esa imagen negativa tradicional con un nuevo
modo, deseable y empoderado del envejecimiento, denominado
“envejecimiento activo”, que presenta una forma alternativa de
envejecer , como una etapa más de la vida, pero rescatando los
valores que encarnan las personas mayores tales como la serenidad,
el respeto, la independencia, además de incluirlas como parte de la
población en un plano de igualdad conjuntamente con los demás
colectivos, evitando el lenguaje discriminatorio o peyorativo, darles
voz y visibilidad de lo que aportan socialmente para el equilibrio
social. Los medios de comunicación deberán procurar generar y
sustentar tal representación.
En definitiva, es fundamental ofrecer una imagen de las perso-
nas mayores como adultos competentes, preparados, capaces de
desempeñar roles útiles para la sociedad en su conjunto, frente a
la imagen sesgada de un colectivo que representa una carga para
la comunidad.
A modo de cierre, frases publicitarias como ¿estás lista para
revertir el paso del tiempo en tu piel?”; “La crema antiage para los
signos de la edad más visible”; “¿cómo prevenir el envejecimiento?”;
y hasta en algunos casos aconsejan, “Vive la vida al máximo sin
que se note el paso del tiempo en tu piel” o “Refleja la juventud
de tu espíritu”, deben de convertirse en prácticas obsoletas y en
desuso. Lo esencial será recordar que las personas mayores son
también el reservorio de la historia de las luchas por la democracia,
y las transformaciones en busca de un país más igualitario. Por lo
tanto, valorizar los saberes de las y los Adultos Mayores también
nos fortalece y une como sociedad.

122
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124
Capítulo VII
Envejecimiento activo
Una mirada desde la Educación Física

Autor: Esp. Pérez Rodríguez Martín


Colaboradores: Lic. Carolina Nitto - Lic. Valentín Ottaviani

Todos los mayores han sido primero niños, pero pocos


lo recuerdan
Saint-Exupéry

A modo de introducción, se resalta la importancia del ciclo


“Diálogo y Reflexión”, creado desde la Secretaría de Extensión
Universitaria de la Universidad Nacional de La Matanza. Un es-
pacio pensado en los Adultos Mayores.
Ahora bien, me gustaría iniciar este desafío con algunas inquie-
tudes. ¿Cuándo envejecemos?; ¿Por qué nos preocupamos cuando
somos Adultos Mayores?; ¿Cuál es el rol de los Adultos Mayores
en la sociedad?; ¿El sedentarismo es un obstáculo más?; ¿Existen
programas inclusivos e integrales?; ¿Qué es la actividad física?;
¿Qué relación tiene la actividad física con las personas mayores?
A continuación, intentaremos descubrir juntos algunas de estas
cuestiones planteadas y generar una reflexión que nos permita
mejorar nuestra calidad de vida, no sólo cuando llegamos a ser
Adultos Mayores, sino desde nuestros primeros días de vida.

125
Envejecimiento

Si nos detenemos a pensar en el proceso de la vida, lograremos


comprender y observar un suceso de innumerables acciones que
paradójicamente destellan una vida en declive. Entiéndase que no
nos referimos al concepto como sinónimo de decadente, sino que
nuestro énfasis se ubica, en poder visualizar la concepción de la
vida, desde la formación del embrión, el proceso del embarazo,
el nacimiento, los primeros pasos, la escolarización e innume-
rables etapas y experiencias que conllevan la vida de cada uno.
Sabiendo que, si bien son ciclos hermosos, debemos comprender
que estos ciclos significan crecimiento y a la vez envejecimiento.
Cuestión que se denota visual y saludablemente entrando a una
etapa superada la adultez.

¿Qué es el envejecimiento?

Podemos denominar a este suceso de diversas maneras, en


principio se podría relacionar con el aspecto biológico, conside-
rando que las moléculas y células se van dañando y comienzan
a suceder en algunas personas, daños que se emparentan con
enfermedades de riesgo que reducen la autonomía del sujeto. Por
supuesto que estos cambios no son directamente proporcionales
a la edad, aunque cronológicamente suelen mostrarse a partir de
los 65 años. De todas formas, muchas veces también observamos
a individuos de esta edad que gozan de muy buena salud.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), “los me-
canismos del envejecimiento son aleatorios, y estos tienen que
ver con el entorno de la persona y su comportamiento... Más allá
de las perdidas biológicas, la vejez con frecuencia conlleva otro
tipo de cambios importantes. Se trata de cambios en los roles y
posiciones sociales y la necesidad de hacer perdida a las relaciones
estrechas”. (OMS, 2015)
Es de vital importancia que las políticas públicas, incluyan
en la agenda programas que permitan desarrollar la sociabilidad,

126
autonomía, seguridad y salud de los Adultos Mayores. Este tipo
de planificaciones denotará el bienestar físico, social y mental para
mejorar la calidad de vida de los individuos que componen una
sociedad. Asimismo, debemos pensar el envejecimiento activo
como un concepto global, sin estigmatizar a los Adultos Mayores,
considerando que los programas sean inclusivos para favorecer el
desarrollo integral de las personas.
Proponiendo una mirada interdisciplinar sobre los programas
en las políticas públicas sobre el envejecimiento activo, nos parece
propicio conceptualizar algunas definiciones que puedan visualizar
los principales aspectos a trabajar en estos.
- Autonomía: es la capacidad del individuo de tomar, elec-
ciones o decisiones por propia voluntad, asumiendo las
consecuencias de estas. En este sentido, precisamos que
la autonomía sea una de las herramientas principales en
nuestros Adultos Mayores, y generar iniciativas a fin de
proclamarla.
- Salud: “es el completo estado de bienestar, físico y social de
una persona, y no sólo la ausencia de afecciones o enfer-
medades”. (OMS, preámbulo de la Constitución). En este
sentido, se visualiza que una persona goza de salud, cuando
sus relaciones sociales, su adaptación al medio, su estado
anatómico, biológico y fisiológico se corresponden al me-
dio que lo rodea, como así también su equilibrio interno y
emocional, su alimentación. Sus hábitos se optimizan para
llevar una vida plena e independiente, en la que el individuo
inmerso en la sociedad pueda desempeñar tareas cotidianas.
- Plan de vida: hasta hace algunos años atrás, la jubilación era
la antesala al deceso. Actualmente, esta mirada ha cambiado
el curso. El golpe de timón de los últimos años ha puesto
en escena una planificación individual en Adultos Mayores,
en la que el tiempo libre es el verdadero protagonista. El
tiempo libre es un valor tangible para la promoción de las
actividades placenteras, lo que conlleva a una calidad de
vida positiva.

127
Cuando usamos el término envejecimiento saludable, notare-
mos una terminología utilizada por la agenda actual de políticos
y académicos, sesgada por una visión de intereses. Por supuesto
que el envejecimiento activo es importante, pero la clave está en
adecuar programas en los que el contenido realmente propicie
oportunidades para esta población. Los Adultos Mayores nece-
sitan iniciativa, cumplir con roles determinados, ser autónomos,
afianzar sus relaciones sociales y familiares para que los potencien
a continuar creciendo, y garantizar su seguridad.
Por tal motivo, creemos que la Educación Física, es un espacio
movilizador para esta población, y que todas las propuestas que
emerjan de sus profesionales serán fructíferas para el desarrolla
de los Adultos Mayores. Todas estas propician un envejecimiento
activo funcional que desarrolla los atributos que brinda la salud,
como así también una sensación de bienestar.

¿Qué es la actividad física?

Se considera que la actividad física es todo movimiento ge-


nerado por los músculos esqueléticos, que provoque un gasto
de energía por encima del metabolismo basal (estado de reposo
del organismo). Si la frecuencia cardíaca basal corresponde a las
pulsaciones más bajas que podemos alcanzar en absoluto reposo,
el metabolismo basal, entonces, será la energía mínima necesaria
para mantener los procesos metabólicos esenciales.
Cuando hablamos de procesos metabólicos hacemos referen-
cia a todas las reacciones químicas que suceden en el organismo.
El metabolismo se divide en dos procesos en estrecha relación:
el catabolismo y el anabolismo. Las reacciones catabólicas liberan
energía, son procesos de degradación (ruptura). Las reacciones
anabólicas, utilizan esa energía liberada para recomponer enlaces
químicos y construir componentes de las células, es decir, son
procesos de síntesis (creación). El catabolismo y el anabolismo
son procesos acoplados ya que uno depende del otro.

128
La actividad física requiere un gasto energético que saca al
organismo de su estado de reposo. Se puede categorizar según
sus propiedades y atributos.

Atributos de la actividad física

La actividad física presenta cinco atributos, que desarrollaremos


a continuación (Serra; Majem, 2006):
• Intensidad: se define entre ligera, moderada o vigorosa.
Se encuentra relacionada al esfuerzo que implica dicha
actividad para la persona.
• Duración: es la cantidad de tiempo durante la cual se realiza
la actividad física.
• Ámbito o contexto donde se realiza: trabajo, tiempo libre,
transporte o desplazamiento, tareas del hogar.
• Frecuencia: se refiere a la cantidad de sesiones en que se
realiza actividad física por unidad de tiempo. Por ejemplo:
“tres veces por semana”.
• Tipo: hace referencia al modo de actividad física que se rea-
lice, ya sea deportiva, recreativa, de rehabilitación, etcétera.
Se encuentra íntimamente relacionado con la dimensión
del “contexto”, ya que de acuerdo con el dominio en donde
se realice serán las posibilidades de acción.
El ejercicio físico es una actividad física planificada y estruc-
turada, cuya finalidad es mejorar o mantener uno o más de los
aspectos de la condición física, componente central de la salud y
bienestar. Entendemos por condición física “(…) el desarrollo o
adquisición de las capacidades físicas básicas (…)” (Serra Majem,
Roman Viñas, y Aranceta Bartrina, 2006).
En lo que respecta al deporte, Castejón (2001: 17) aporta
una nueva definición, en la que tiene cabida cualquier disciplina
deportiva: “actividad física en la que se elabora y manifiesta un
conjunto de movimientos, aprovechando las características indivi-
duales y/o en cooperación con otros, de manera que una persona
pueda competir consigo mismo, con el medio o contra otros tra-

129
tando de superar sus propios límites, asumiendo que existen unas
normas que deben respetarse en todo momento y que también,
en determinadas circunstancias, puede valerse de algún tipo de
material para practicarlo”. En este caso, entonces, es evidente que
las capacidades físicas a desarrollar serán aquellas relacionadas con
los gestos técnicos y las exigencias de cada disciplina. Por ello, los
distintos entrenamientos y objetivos de cada uno.
La actividad física y el deporte mejoran nuestra salud y calidad
de vida, aportando beneficios a nivel físico, psíquico y socioafec-
tivo; aunque si se realizan sin control, con técnicas defectuosas,
posiciones inadecuadas y sobrepasando los límites máximos per-
mitidos, podría causar daños y lesiones en el organismo. Por tal
motivo, es de suma importancia, que este tipo de acciones sean
llevadas a cabo por un profesional a fin al área, quien garantice
que su puesta en escena no perjudique la salud de las personas,
como así también tenga la capacidad de adaptar las rutinas a las
necesidades y capacidades de la edad.

Actividad física con relación a la salud

La Organización Mundial de la Salud, define a la salud como


“un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sola-
mente la ausencia de enfermedad o dolencia. Dentro del contexto
de la promoción de la salud, la salud ha sido considerada no como
un estado abstracto, sino como un medio para llegar a un fin, como
un recurso que permite a las personas llevar una vida individual,
social y económicamente productiva. La salud es un recurso para
la vida diaria, no el objetivo de la vida. Se trata de un concepto
positivo que acentúa los recursos sociales y personales, así como
las aptitudes físicas.” (OMS, 1998).
De esta manera, podemos reconocer que la ausencia de en-
fermedad no basta para hablar de un estado saludable, sino que
existen otros requisitos. Uno de ellos es el de la aptitud física, es
decir, el estado o condición que se tiene o alcanza y nos permite
desarrollar las tareas diarias con relativo éxito, sin excesiva fatiga, y

130
resolver situaciones imprevistas. La aptitud física tiene importancia
tanto en el ámbito deportivo como en el de la salud, relacionado
este último con la calidad de vida. La aptitud física relacionada
con la salud hace referencia a la necesidad de desarrollar, entre
otras, las siguientes capacidades: la resistencia aeróbica, la fuerza,
la flexibilidad, equilibrio y la coordinación motriz.
Para comprender mejor a que se refiere la aptitud física rela-
cionada a la salud, explicaremos, a continuación, brevemente,
cada una de ellas:
• Resistencia: es una cualidad física muy importante que
va a determinar el rendimiento deportivo o actividad
física, en el sentido de mantener un esfuerzo durante el
mayor tiempo posible y recuperarse rápidamente en los
periodos de descanso, sin disminuir significativamente
el rendimiento. La resistencia cardiorrespiratoria, es la
capacidad de nuestro organismo de realizar tareas que
necesitan el movimiento de grandes grupos muscula-
res, durante periodos de tiempo prolongados. En esas
circunstancias, nuestro corazón y nuestros pulmones
necesitan adaptarse para llevar la suficiente sangre oxige-
nada a los músculos y recuperarse del esfuerzo realizado.
Se puede fortalecer la resistencia cardiorrespiratoria rea-
lizando una caminata, carrera suave, natación, bicicleta,
remo, caminata ligera, etcétera. Cuando se practiquen
actividades de resistencia cardiorrespiratoria, hay que tener
en cuenta que se debe progresar lentamente; si no se han
realizado actividades de resistencia durante cierto tiempo,
hay que empezar con esfuerzos suaves e ir aumentando la
duración lentamente. (Ministerio de Sanidad, s/f)
• Fuerza muscular es la capacidad del músculo para generar
tensión, y, por tanto, para vencer una fuerza opuesta. La
resistencia muscular es la capacidad del músculo para
mantener su contracción durante un periodo de tiem-
po prolongado, y la fuerza máxima es el máximo valor
de fuerza que puedo generar en una sola repetición.

131
Las actividades de fuerza se pueden practicar con el propio
peso, con el peso de un compañero (jugar a la carretilla,
jugar a tirar de la soga, etc.) o con actividades como lanzar
un balón, remar, realizar ejercicios de fuerza en un gimna-
sio, sostener o empujar algo, transportar objetos, etcétera.
• Coordinación motriz es la capacidad para utilizar los sen-
tidos, especialmente la visión y la audición, acoplándolos
con el movimiento y las diferentes partes del cuerpo, para
desarrollar movimientos con precisión y suavidad. Las
actividades de coordinación incluyen:
- El equilibrio corporal: la habilidad para mantener una de-
terminada postura oponiéndose a las fuerzas que pueden
afectarla, especialmente a la gravedad (Ej. andar sobre una
barra fija). El entrenamiento del equilibrio es un factor que
puede convertirse, en uno de los más destacados, conside-
rando que el desarrollo de este ayudará a evitar caídas en los
Adultos Mayores, disminuyendo de esta forma los riesgos de
lesión por fractura o colisión. El entrenamiento sistemático de
este eje permite una gran capacidad de autonomía a medida
que el envejecimiento avanza. Esto es clave en el desarrollo
psicofísico, ya que se encuentra vinculado a la madurez del
sistema nervioso.
- El ritmo (Ej. moverse al son de una música, o sonido).
- La percepción del cuerpo en el espacio y la coordinación
espacial.
- La coordinación óculo-podal (Ej. golpear o conducir un balón
con el pie).
- la coordinación óculo-manual (Ej. golpear una pelota con una
raqueta, lanzar o recibir una pelota con la mano).
• La flexibilidad es la capacidad que tienen las articulaciones
de realizar movimientos con la mayor amplitud posible. La
flexibilidad no genera movimiento, sino que lo posibilita, y
está constituida por la movilidad articular y la elongación.
La primera hace referencia al grado de movimiento posible
que tiene una articulación, mientras que la elongación está

132
relacionada con la longitud de estiramiento que posee un
músculo.

Actividad física como factor preventivo de


enfermedades

La práctica de actividad física ha evidenciado múltiples venta-


jas en el estado general de quienes la realizan. Los cambios en el
estilo de vida y el ejercicio regular, el peso saludable y los patrones
alimentarios, pueden prevenir el desarrollo de enfermedades.

Actividad física y obesidad

La cantidad y calidad de actividad física se ha reducido consi-


derablemente en la sociedad actual. El desequilibrio que se pro-
duce cuando el consumo de alimentos supera el gasto energético,
conlleva un aumento del peso corporal y, consecuentemente, a
la obesidad. Varios son sus factores determinantes, así como sus
consecuencias. Para tratar una persona obesa es necesario cono-
cer, en primer lugar, el agente desencadenante de la enfermedad.
Los efectos del ejercicio, en el perfil metabólico de la persona
con obesidad, tienen la misma o mayor importancia que la reduc-
ción del peso corporal. Al realizar actividad física incrementamos
nuestra síntesis de músculo, por lo que no sólo “quemamos”
nuestras reservas, sino que creamos nuevo tejido que el día de
mañana consumirá más energía. Es por ello, que debemos entender
la importancia de valorar la composición corporal e intervenir,
desde diversos ámbitos, para combatir la obesidad.
La actividad física, en conjunto con una dieta equilibrada, es la
mejor manera de prevenir la obesidad. Adquiriendo este hábito se
logra cambiar el balance energético. Por otro lado, practicada en
forma regular, reduce el riesgo de tener obesidad y la acumulación
de grasa a nivel abdominal, en niños y adultos. La vida sedentaria,
por el contrario, favorece la ganancia de peso perjudicial.

133
Actividad física y osteoporosis

Mientras más activa haya sido una persona a lo largo de su


vida, particularmente durante la pubertad, mayor densidad ósea
logrará alcanzar en la tercera edad. El umbral de fractura de huesos
largos se alcanza prematuramente en aquellas personas, mujeres
particularmente, que no alcanzaron un pico máximo de masa ósea
muy alto durante la adolescencia, y tienen una reducción acelerada
después de la menopausia por la pérdida de producción de estró-
genos y la inactividad física. Esta combinación de eventos puede
causar que se produzca osteoporosis y se alcance el umbral de
fractura antes de los 60 años. En el hombre, generalmente, el pico
máximo de masa ósea que se logra es mayor que el de la mujer, y
la pérdida de masa ósea en la vejez es menos pronunciada, aunque
puede ser acelerada si se mantiene una vida inactiva. Sin embargo,
aún en condiciones adversas comunes, el umbral de fractura se
alcanza en el hombre después de los 75 años.
Personas sedentarias pueden aumentar la fuerza con ejercicios
dinámicos, intermitentes, frecuentes y de suficiente magnitud
como para sobrepasar un umbral de tensión dentro del hueso,
que logre desencadenar una respuesta osteogénica (formadora de
hueso). Por lo mismo, no todos los ejercicios tienen el mismo efecto
en los huesos. Los ejercicios más efectivos, son aquellos en que se
soporta y desplaza el peso corporal (fuerza de la gravedad), y los
que producen contracciones musculares fuertes e intermitentes.
La natación y el ciclismo son menos efectivos para aumentar la
fuerza de los huesos, por ejemplo, que una caminata rápida, trotar
o levantar pesas. En personas que ya tienen osteoporosis, el papel
de la actividad física es indirecto, ya que es a través de aumentar el
tono y la fuerza muscular, el equilibrio, la coordinación y el tiempo
de reacción, como reduce el riesgo de caídas y por lo mismo, el
riesgo de fracturas.
Es muy importante tener en cuenta que el ejercicio regular
ayuda, pero no reemplaza un consumo adecuado de calcio y otros

134
nutrientes, y una buena función endócrina (o al tratamiento de
reemplazo hormonal) para la prevención de la osteoporosis.

Actividad física y enfermedad cardiovascular

Existe suficiente evidencia en la literatura científica, para


considerar el sedentarismo como un factor de riesgo mayor e
independiente de enfermedad coronaria.
La enfermedad cardiovascular es sin duda una de las patologías
de mayor relevancia en la actualidad, no sólo porque constituye
una causa prematura de mortalidad, sino por el elevado costo
humano y económico que representa su prevención, manejo y
rehabilitación.
El riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares (HTA,
insuficiencia cardíaca, cardiopatía coronaria) se duplica en per-
sonas sedentarias, además de tener ellas un 50% mayor riesgo de
tener colesterol alto en sangre. Sin embargo, hasta un 35% del
exceso de riesgo de enfermedad cardiovascular, puede ser elimi-
nado si se aumenta el nivel de actividad física. Y si la persona,
además de aumentar su nivel de actividad física, hace suficiente
ejercicio, tanto en cantidad como en intensidad, como para me-
jorar su resistencia cardiorrespiratoria, puede reducir el riesgo de
enfermedad cardiovascular hasta en un 60%.
La actividad física realizada debe responder a las siguientes
características:
• Poner en marcha grandes grupos musculares.
• Aumentar notoriamente el consumo de energía.
• Superar progresivamente el nivel habitual de actividad.

Es prioridad, entonces, establecer la importancia de la práctica


regular de actividad física como elemento preventivo y/o terapéu-
tico de las enfermedades cardiovasculares ya que reduce el riesgo
de mortalidad, previene o retrasa el desarrollo de la hipertensión
arterial y mejora la situación de las personas que ya la padecen.

135
Actividad física y diabetes

La resistencia a la insulina, y la resultante hiperinsulinemia,


son los eventos primarios del desarrollo de diabetes. La actividad
física regular, disminuye el riesgo de padecer diabetes, al mejorar
la sensibilidad a la insulina, particularmente en personas con so-
brepeso o con historia familiar de diabetes. El riesgo de padecer
esta enfermedad se reduce por incremento del gasto energético.
En personas que ya han desarrollado la enfermedad, la pérdida de
peso y el ajuste de la ingesta de calorías, pueden evitar o posponer
el uso de medicamentos. En estos casos, la actividad física es un
factor coadyuvante en el tratamiento.

Actividad física y depresión

La actividad física se asocia, positivamente, a la salud mental


y a la calidad de vida. La inactividad está asociada con aumento
en el riesgo de depresión. A su vez, se produce una disminución
en los síntomas luego de iniciar un programa de ejercicios, parti-
cularmente en los estados de depresión leve a moderada. Varios
estudios han mostrado los efectos favorables del ejercicio sobre
la depresión.
La actividad física también reduce la ansiedad: el efecto es casi
inmediato y dura por lo menos dos horas después de haberlo
finalizado. Los efectos serán mayores después de diez semanas
de ejercicio, particularmente si es rítmico y continuo. Los indivi-
duos que tienen un mayor nivel de ansiedad son los que más se
benefician del ejercicio.

Hidratación y actividad física

La hidratación es un factor determinante del rendimiento y por


lo tanto una correcta hidratación proporciona beneficios para la
salud en general y para el rendimiento en particular.

136
Las necesidades hídricas de una persona están condicionadas
por varios factores: características antropométricas, composición
corporal, género, edad, ejercicio físico realizado y ambiente. El
líquido que se ingiere durante la actividad física tiene que tomarse
en volúmenes no muy grandes y con una frecuencia determinada.
Siguiendo a Jeukendrup (2011), durante la actividad física
el mecanismo de sudoración para el enfriamiento corporal es el
principal medio para disipar calor, pero provoca una importante
pérdida de líquidos. Por ello, es importante la reposición. En acti-
vidades moderadas, debería ingerirse líquido cada 15 minutos, en
pequeños sorbos de 150/250 ml. Cuando el ejercicio es de larga
duración (superior a 3 horas y media) se debería aportar sodio a
la bebida y mantenerla en una temperatura entre 10 y 20°.
La rehidratación es crucial para una correcta recuperación.
Cuando hay un déficit en la reposición hídrica se corre el riesgo
de una deshidratación. Algunos signos y síntomas para identificar
esta situación son:
taquicardia; sed; boca seca o pegajosa; piel seca y fría; dolor
de cabeza; calambres.
El control de la hidratación antes, durante y después de la ac-
tividad física es vital para garantizar el correcto desarrollo de esta.

Beneficios de la actividad física

Como hemos mencionado anteriormente, la práctica de activi-


dad física en los niveles que recomienda la OMS permite mantener
los niveles de masa muscular y de masa grasa en los parámetros
saludables, así como facilita la prevención de ciertas enfermedades
metabólicas. Sin embargo, existen muchos más beneficios relacio-
nados a la realización de actividad física y, no necesariamente, de
manera competitiva.

137
Beneficios y adaptaciones fisiológicas

• Reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovascula-


res, tensión arterial alta, cáncer de colon y diabetes.
• Ayuda a controlar el sobrepeso, la obesidad y el porcentaje
de grasa corporal.
• Fortalece los huesos, aumentando la densidad ósea.
• Fortalece los músculos y mejora la capacidad de realizar
esfuerzos sin fatiga.
• Descenso de la frecuencia cardíaca basal.

Beneficios y adaptaciones psicológicas

Mejora el estado de ánimo y disminuye el riesgo de padecer


estrés, ansiedad y depresión; aumenta la autoestima y proporciona
bienestar psicológico.

Beneficios y modificaciones sociales

• Fomenta la sociabilidad.
• Aumenta la autonomía y la integración social.

Beneficios adicionales en los Adultos Mayores

Contribuye al desarrollo integral de la persona; propicia una


sociabilidad de sentido de pertenencia y les permite disfrutar por
la actividad ofertada y elegida.

Conclusión

Después de lo expuesto, queda de manifiesto la importancia


de proporcionar a las personas medios para crear estilos de vida
activos, promocionando la salud y calidad de vida, ya que, como
es de masivo conocimiento, la actividad física (y el ejercicio físico
o deporte dirigido por un profesional adecuadamente capacitado)

138
puede tener impacto positivo en las áreas físicas, psicológicas y
socioemocionales de los sujetos.
Es allí donde radica la importancia de promover estilos de vida
más activos, como medios de prevención primaria, entendida
esta como “aquella prevención practicada previamente al origen
biológico de la enfermedad” (Farinola, s/f).

Bibliografía

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Anatomía humana. Tomo I. Editorial Labor.
- Rodrígez Limón, R. (2007). Anatomía Elemental. Editorial Umbral.

140
Capítulo VIII
Adultos mayores y tecnología

Mg. Nora Gigante*

Introducción

En las sociedades de hoy, el grupo etario correspondiente a


Adultos Mayores constituye un grupo cuantitativamente impor-
tante. La República Argentina, se encuentra entre los países de
América Latina más envejecidos, junto a Cuba, Chile y Uruguay.
Si bien se citan estos países en la zona geográfica de influencia,
esta tendencia es mundial dada la creciente expectativa de vida;
según datos publicados por el Centro Latinoamericano y Caribe-
ño de Demografía, se espera que para el 2050, una de cada cinco
personas tendrá 65 años y más [01]. En el caso de nuestro país,
si bien el último Censo Nacional corresponde al año 2010, ya por
ese entonces, el porcentaje de adultos de 65 años y más constituía
el 10.2% del total de la población. Si incluimos en el porcentaje
a las personas de 60 años, como se considera en estos días los
Adultos Mayores, el porcentaje proyectado ascendería a un 14,3%.

*
Máster en Ingeniería de Software por la Universidad Politécnica de Madrid,
Licenciada en Administración de la Educación Superior (UNLaM) - Analista de
Sistemas - Especialista en Capacitación Empresarial en Informática

141
Otra característica especial mencionable, dentro del universo
de Adultos Mayores, es la concentración de esta población en las
urbes. De este modo, si seguimos los datos correspondientes al
INDEC, la ciudad de Buenos Aires, junto con la región metropo-
litana de la Provincia de Buenos Aires encabezan los porcentajes
y las siguen grandes ciudades de las Provincias de Santa Fe, La
Pampa y Córdoba.
Estos datos se constituyen en un desafío ya que la composición
de una sociedad incide en el comportamiento de esta y además
cobra especial importancia la anticipación de las estrategias que
permitan satisfacer las necesidades de la población y ver de qué
forma se abordan los desafíos que conllevan. Uno de ellos es el
acceso y adaptación de los Adultos Mayores a la tecnología, la que
atraviesa todas las dimensiones de la vida y se constituye en una
pieza clave para la independencia, inclusión y mantenimiento de
sus capacidades cognitivas.

Estado de situación

Es innegable que hay un acentuado envejecimiento en la


población mundial en general y nuestro país está inmerso en
esta realidad. Por tanto, es importante pensar y planificar, desde
distintos ámbitos de la sociedad cómo hacer frente a esta realidad
irrefutable.

142
En el caso de los Adultos Mayores estas estrategias deben incluir
tanto programas para un envejecimiento activo como esfuerzos
para cambiar los estereotipos en términos de cómo pensamos
en la vejez, cómo la sentimos y cómo actuamos, como sociedad,
frente a ella.
Lamentablemente se ha desarrollado durante muchos años una
suerte de culto a la juventud y a puntos tan extremos que organis-
mos internacionales como Naciones Unidas, la Organización Mun-
dial de la Salud, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos entre otros, alertan sobre su preocupación acerca del
“edadismo”, definido por la propia OMS como: “los estereotipos,
los prejuicios y la discriminación contra las personas debido a su
edad”; también, desde HelpAge International, lo definen como:
“…acciones directas o indirectas por las cuales alguien es excluido,
considerado diferente, ignorado o tratado como si no existiera, por
su edad [3]. Frente a esta última premisa, la OMS promueve (en
consonancia con la estrategia mundial, el plan de acción sobre el
envejecimiento y la salud 2016-2020 y el Decenio del Envejeci-
miento Saludable, 2020-2030), acciones en las siguientes cuatro
áreas: cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos
frente a la edad y el envejecimiento; asegurar que las comunidades
fomenten las habilidades de las personas mayores; prestar atención
integral centrada en la persona y servicios de salud primaria que
respondan a las personas mayores; brindar acceso a cuidados a
largo plazo para las personas mayores que los necesiten.
También la OMS junto con los Estados Miembros, las agencias
de las Naciones Unidas y diversas partes interesadas de diversos
sectores trabajan en pos de promover un envejecimiento saludable
y activo en todos los países. El envejecimiento saludable y activo
se define como el desarrollo y mantenimiento de la capacidad
funcional que posibilita el bienestar en la vejez. La capacidad
funcional está determinada por la capacidad intrínseca de un
individuo (es decir, las capacidades físicas y mentales de un in-
dividuo), el entorno en el que vive (entendido en el sentido más
amplio e incluyendo los entornos físicos, sociales y políticos) y

143
las interacciones entre ellos [4]. En este sentido, la Tecnología
constituye tanto una vertiente de inclusión como un factor que
favorece la preservación de la función cognitiva, dos factores que
permiten retrasar la dependencia y revertir la fragilidad. Es decir,
que forma parte de las herramientas que favorecen el desarrollo
humano, entendiendo a éste como el proceso por el que una socie-
dad mejora las condiciones de vida de sus miembros a través de un
incremento de los bienes con los que puede cubrir sus necesidades
básicas y las complementarias y la creación de un entorno social en
el que se respeten los derechos humanos de todos sus miembros.
Es por tanto que la incorporación de los Adultos Mayores al
uso de la Tecnología se constituye en un desafío y una gran po-
lémica abordada por diferentes investigaciones que forman parte
del estudio de dos realidades: el acentuado envejecimiento de la
población y el desarrollo de sociedades inmersas y dominadas por
la presencia de las tecnologías de la información y la comunicación.
Esto ha llevado al incremento de investigaciones que lo abordan
desde el punto de vista demográfico, biológico, psicológico, social
y cultural.
Frente a esta realidad, las distintas investigaciones han dado
marco a algunas posturas que abordan la problemática en cuanto
a la adopción de las tecnologías digitales por parte de los Adultos
Mayores con visiones sesgadas; en algunos casos, paternalistas o
deterministas [6]. El hecho es que esta cuestión es multidimen-
sional y trasversal a muchas disciplinas. No se puede generalizar
sino comprender que la apropiación de elementos tecnológicos y
su comprensión es impactado por muchas variables entre las que
se encuentran el acceso a la tecnología, a la capacitación, a las
condiciones propias de cada adulto (educación, actividad, inte-
reses, entre otros). Peek concluía en 2017: “El envejecimiento es
complejo, dinámico y personal, y esto también se refleja en el uso
de tecnologías por parte de las personas mayores. Los períodos de
estabilidad y los períodos de cambio ocurren naturalmente […].
Muchos factores podrían influir potencialmente en por qué los
Adultos Mayores continuarían o cambiarían el uso de tecnologías

144
en el hogar. Estos incluyen la ocurrencia de eventos de la vida, el
declive relacionado con la edad, los cambios en la orientación de
objetivos personales y varios tipos de influencias sociales”.
Frente a estas problemáticas, la formación, capacitación y la
posibilidad de que los Adultos Mayores accedan a estas debería
ser una preocupación general dentro de la sociedad.

Tecnología, aprendizaje, comunicación e inclusión

Dado que la tecnología es algo que, como dijimos, atraviesa


muchos aspectos de la vida de todos, es fundamental garantizar
el acceso a ella por parte de los Adultos Mayores y se constituye
en una pieza clave en la inclusión de estos en la vida activa. Por
tanto, es necesario abordar diferentes programas que permitan
dar acceso a la tecnología por parte de este grupo etario, tanto
desde lo económico, que garantice la posibilidad de acceder a la
tecnología, como programas de capacitación que les permita in-
corporar su uso a la vida cotidiana. En este sentido, los teléfonos
móviles inteligentes han hecho un gran aporte ya que son los más
accesibles aún para sectores de la sociedad menos privilegiados
en lo económico; se han desarrollado muchas aplicaciones que
permiten mantenerlos comunicados y activos a través de juegos
que estimulan el entrenamiento del cerebro, juegos que favorecen
el uso de las capacidades cognitivas, el estímulo de la memoria, la
abstracción entre otras. Por el otro lado, también representan, en al-
gunos casos, cierta dificultad en tanto a la usabilidad, entendiendo
a esta como la capacidad del software de ser entendido (facilidad
de aprendizaje), su recuerdo en el tiempo, y la satisfacción del
usuario en su uso2. Estas características del software están siendo

2
ISO 25000/250108
Norma de Calidad de software y datos, incluye 8 características de calidad, una
de las cuales es la usabilidad.
Capacidad del producto software para ser entendido, aprendido, usado y resultar
atractivo para el usuario, cuando se usa bajo determinadas condiciones. Esta
característica se subdivide a su vez en las siguientes subcaracterísticas:

145
cada vez más estudiadas dentro de la Ingeniería del Software y en
algunos casos, específicamente, desde la mirada de la inclusión de
los Adultos Mayores, junto al desarrollo de aplicaciones específi-
camente desarrolladas para el cuidado de estos, entre otras. Tanto
teléfonos celulares como Tablets facilitan la interacción social, el
entretenimiento, el estímulo cognitivo, ayudan a preservar la me-
moria y también son utilizados para el seguimiento de cuestiones
de salud y de seguridad de los Adultos Mayores.
Por el otro lado, existen ciertas resistencias en las personas
mayores en la utilización de elementos de tecnología causadas
por diversos factores, entre los que se hallan la usabilidad dentro
de uno de los más citados: baja calidad de la interfaz, pantallas,
botones, tipos de tipografía pequeñas, información sobre su uso
inadecuada o incomprensible en los manuales. Otras limitaciones
físicas que disuaden el potencial uso de teléfonos son de control
visual, auditivo y motor [9] y por último, cuestiones ligadas a la
privacidad, y seguridad.
Sin embargo, salvadas estas limitaciones, la tecnología aporta a
los Adultos Mayores un gran número de ventajas que los mantiene
no sólo conectados con familiares y amigos, sino que abre un sinfín
de posibilidades, acceso a la información y a la socialización. Todos
ellos piezas claves para una vejez inclusiva y socialmente activa.
En este sentido, Castro Morales confirma en su investigación
que se encuentra una correlación positiva entre calidad de las
redes sociales y la salud física y psicológica de las personas; las

• Capacidad para reconocer su adecuación. Capacidad del producto que


permite al usuario entender si el software es adecuado para sus necesidades.
• Capacidad de aprendizaje. Capacidad del producto que permite al usuario
aprender su aplicación.
• Capacidad para ser usado. Capacidad del producto que permite al usuario
operarlo y controlarlo con facilidad.
• Protección contra errores de usuario. Capacidad del sistema para proteger
a los usuarios de hacer errores.
• Estética de la interfaz de usuario. Capacidad de la interfaz de usuario de
agradar y satisfacer la interacción con el usuario.
• Accesibilidad. Capacidad del producto que permite que sea utilizado por
usuarios con determinadas características y discapacidades.

146
redes sociales constituyen una red social que mejora la percepción
de bienestar subjetivo y esto, por consiguiente, trae implicacio-
nes positivas sobre la percepción de salud física y mental de las
personas [11].
Sin lugar a duda, la tecnología acerca a los Adultos Mayores
aplicaciones que los incluye en la sociedad moderna, les ofrece
herramientas que son beneficiosas para el mantenimiento de sus
habilidades cognitivas y sociales y también proporciona medios
para sus cuidado, seguridad e independencia. En este sentido, hay
innumerables aplicaciones que permiten monitorear diferentes
parámetros y valores referentes a la salud, además de poner al
alcance de ellos botones de pánico, llamados de emergencia ante
caídas, etc. Varios de estos últimos han sido temas de interés para
los alumnos del Departamento de Ingeniería e Investigaciones
Tecnológicas que han desarrollado aplicaciones de este tipo en
sus proyectos de fin de carrera.

La Universidad como nexo

Desde la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNLaM,


se han abordado ciclos de cursos orientados a la inclusión de
los Adultos Mayores mediante la utilización de herramientas de
Tecnología y redes sociales, ya sea a través de computadoras o de
celulares. En todos los casos, estos cursos han despertado gran
interés y asistencia. Se han recogido datos del nivel de satisfacción
y se han realizado encuestas que muestran que los asistentes han
podido apropiarse de herramientas y han evidenciado interés en
continuar con la formación. De hecho, la asistencia presencial a
los cursos ha permitido la interacción entre ellos y ha fomentado
espacios de recreación social e inclusión entre pares de los que
han surgido grupos de amigos y entre ellos, han sido agentes de
promoción de los cursos tanto de tecnología como otros ofrecidos
desde la Secretaría. También se han desarrollado cursos para faci-
litar el manejo de los Adultos Mayores a la banca online.

147
Para todos los ciclos, se han tenido que hacer ajustes en la
planificación de los contenidos y la adecuación en la duración de
estos. En algunos casos, se ha necesitado plantear nuevos cursos
ya sea para incluir información desconocida por los Adultos ma-
yores, como la repetición de contenidos desde otros enfoques a fin
de que estos pudieran apropiarse del manejo de las herramientas.
En todos los casos, se ha encontrado cierta dificultad para la ad-
quisición de los procedimientos necesarios. Fue necesario repetir
los mismos varias veces para lograrlo. También se ha encontrado
algunas limitaciones físicas (como, por ejemplo, casos de artrosis
o deformaciones en las manos, ya sea por otra enfermedad o por el
trabajo realizado) que impedían el correcto uso de teclado y mouse.
Sin embargo, los grupos han logrado grandes objetivos y, en el 90%
de los casos, hubo una buena apropiación de los conocimientos y
excelente disposición. El enfoque utilizado fue teórico- práctico
en todos los casos; asimismo, la Universidad puso a disposición
laboratorios para práctica, para aquellos que todavía no poseían
computadora. También se ofrecieron cursos para el manejo de
celulares y utilización de la banca online. Este último a demanda
de una institución bancaria que tomó el compromiso de ofrecer
capacitación para que los Adultos mayores pudieran utilizar el
home banking y las apps correspondientes en los celulares. En
este ciclo, se debió realizar ajustes en los contenidos planteados
y tiempos dado que el universo de clientes al que iba dirigido
carecía de conocimientos mínimos de tecnología para hacer frente
a los contenidos solicitados. En todos los casos, la predisposición
tanto de alumnos como de la institución bancaria demostró un
gran compromiso de ambas partes.
Cabe aclarar que los alumnos participantes de estos cursos son
muy variados en cuanto a su formación educativa, estrato social
y edad (desde los 60 hasta los 86 años).
Todos los enfoques abordados han sido exitosos y han dejado
testimonios como los siguientes:
Mi experiencia en el curso de informática fue optima pues me per-

148
mitió dejar de ser analfabeta digital, aumentando mi autoestima.
La única dificultad que he encontrado es el cese de la enseñanza y
el contacto con mis compañeros y mentores. (M. V. Aldao, 79 años,
Secundario)
Desde mi punto de vista, la iniciativa de incorporar capacitación
para adultos mayores en Tecnología (además de arte o literatura),
es una de mayor captación ya que está población si bien la mayoría
estamos jubilados, tenemos la inquietud de estar activos y conecta-
dos. Muchos hemos refrescado conocimientos laborales y otros han
aprendido desde el inicio. El área de cursos en tecnología no sólo
nos brindó todo lo necesario para continuar siendo independientes
en nuestro día a día, sino que activó el ejercicio constante a nuestro
campo cognitivo, sintiéndonos útiles y sin duda integrados a este
nuevo milenio. Profesores responsables y comprometidos lo hizo
posible. (Polsoni, 68 años, Estudios Terciarios)
Desde mi lugar y con muchas dudas, decidí participar casi obligán-
dome y fue cruzar la puerta del taller y de ahí en más el número
de puertas se multiplica cada segundo, poder hablar y ver otras
personas en cualquier parte del planeta y estación satelital en di-
recto, comprar, vender tomar clases de lo menos imaginado, hacer
consultas médicas, bajar libros, recetas médicas, y de las otras, ver
recitales, el teatro en casa, esto me llevó a mejorar los dispositivos
con que contaba y contratar una mejor internet así que el cambio
es general y que somos capaces sin límites de edad a adaptarnos a
todo para sobrevivir y nos sorprende que sea para bien, nos ayuda
a la integración, nos da independencia infinita, desde manejar tu
sueldo desde tu casa, y mantenerse conectado hasta por WhatsApp.
Abrazo con el corazón a nuestra profe y los lazos de amistad en-
contrados en el curso, punto de apoyo muy sólido en este momento
especial de pandemia y creo con seguridad hasta llegar a la última
puertita. (Almeida, 73 años, Estudios Primarios)
La posibilidad que tuvimos en su momento quienes estábamos
algo alejados o muy poco cerca de las herramientas tecnológicas al
acercarnos al Curso brindado, fueron sumamente importantes para,

149
y esto no lo sabíamos en su momento/aparición de la pandemia/
resolver nuestra vinculación social y comercial mucho más fluida
y tranquila.
Hoy valoramos los conocimientos adquiridos muchísimo más que
cuando lo comenzamos. Es muy importante no sentirnos tan fuera
de todo sistema y eso lo logramos poniendo en práctica las habili-
dades adquiridas.
Sería muy valioso, al salir de esta difícil situación sanitaria, inten-
sificar la oferta de este tipo de capacitación para mucha más gente.
Pienso que después de esta experiencia vivida serán muchos los que
se sumarían al proyecto (Pucko ,76 años, Estudios Terciarios)

Concluimos que es importante para la sociedad en su conjunto


administrar los medios necesarios para propiciar el acceso a la
tecnología para los Adultos Mayores, y asimismo propender, desde
el desarrollo de software a la implementación deeste, desde una
mirada inclusiva y que tenga en cuenta las dificultades propias
de la edad, de manera de hacer más fácil la apropiación de las
herramientas de tecnologías por este grupo etario tan importante.
Todas estas medidas lograrán mantener a los Adultos Mayores
integrados, activos e independientes.

Bibliografía

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poblacional, +Simple, Desarrollo humano y Hábitat, Buenos Aires
https://www.buenosaires.gob.ar/massimple/algunas-cifras-sobre-el-
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Geriatric Assessment and Multi-Odeal Tailored Interventions
[12] MORALES, Juliet Carolina Castro; ARISTIZÁBAL, Javier Alejandro
Corredor. Interacción de adultos mayores en redes sociales virtuales (Fa-
cebook) y su relación con el bienestar subjetivo. Revista Iberoamericana

151
Capítulo IX
Optimización de los recursos financieros en
épocas de inflación

Autores: Mg. Julio Alejandro Martínez


Mg. Liliana Mónica Mallo

El retiro del mercado laboral de los Adultos Mayores provoca la


necesidad de un proceso de aprendizaje, que involucra el manejo
provechoso de los recursos económicos con los que cuentan, de
tal forma que no impacte negativamente en la satisfacción de sus
necesidades básicas.
Es muy importante que los Adultos Mayores cuenten con
orientación y cuidados en el manejo de los recursos económicos
que poseen. Una mala administración de estos los puede exponer
a poner en peligro su manutención y los costos necesarios para el
cuidado de su salud.
Los gastos deben asignarse de acuerdo con sus prioridades
como necesidad de alimentación, ropa, servicios, medicación, entre
otros. Es imperioso eliminar gastos innecesarios en productos o
servicios que pueden ser descartados a los efectos de mantener la
tranquilidad en sus finanzas.
El abordaje de situaciones económicas diversas que se presentan
en el día a día y que implican una toma de decisiones permanen-
te, para que sus recursos tengan un rendimiento óptimo, es un
ejercicio que deben realizar de manera corriente.
Para ello, y como punto de partida, es fundamental que co-
nozcan su situación económico-financiera, el patrimonio con el

153
que cuentan, y cómo deben manejarse para lograr una buena
administración.
Definiendo algunos conceptos quizá será más claro para ellos,
cómo actuar para mejorar la toma de decisiones en un contexto
económico de inestabilidad.

Concepto de Patrimonio

El Patrimonio es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones


que se poseen.

Bienes

Los bienes que integran un patrimonio pueden ser:

• Tangibles: tienen un valor económico y se pueden tocar.


Por ejemplo: dinero en efectivo, dinero en un Banco, bienes
muebles e inmuebles, instalaciones, etc.
• Intangibles: no se pueden tocar, pero pueden usarse y tie-
nen un valor económico. Por ejemplo: marcas y patentes,
derechos de autor.

Los Derechos pueden ser:

• De recibir dinero.
• De recibir un bien.
• De utilizar un bien.
• De recibir la prestación de un servicio.

Las Obligaciones pueden ser:

• Deudas con terceros que surgen de contratos y/o de leyes.


• Deudas con terceros que se asumen voluntariamente.

154
Generalmente, representan la entrega de dinero u otro activo,
o la prestación de un servicio.
Si profundizamos el análisis, mientras el Activo refleja bienes
de nuestra propiedad (o bienes sobre los cuales se posee el control
de los beneficios) y derechos a nuestro favor; el Pasivo implica la
obligación de dar o de realizar una prestación a favor de terceros,
es decir, que matemáticamente el ACTIVO suma en nuestro Patri-
monio y el PASIVO resta, de ahí surge el concepto de Patrimonio Neto;

PATRIMONIO NETO = ACTIVO – PASIVO

Representación Gráfica

ACTIVOS PASIVOS
Caja Préstamos a pagar
Banco x Cta. cte. Créditos prendarios a pagar
Banco x Caja de ahorro Créditos hipotecarios a pagar
Banco x Plazo Fijo Deudas con Tarjeta de Crédito
Mercaderías Deudas Bancarias
Muebles y Útiles Seguros a pagar
Inmuebles Impuesto a las Ganancias a Pagar
Rodados Impuesto a los Ingresos Brutos a Pagar
IVA a Pagar
Sueldos y Jornales a Pagar
Aportes y Retenciones a Depositar
Servicios a pagar
PATRIMONIO NETO
Capital

155
1. Una buena pregunta sería:
Cuando hay inflación, ¿nos conviene comprar lo que nece-
sitamos, o es más conveniente guardar el dinero en efectivo? A
ver…Analicemos una situación real.

Aplicación práctica de valores de incorporaciòn de


bienes (activos)

El costo de un bien es el necesario para ponerlo en condiciones


de ser vendido o utilizado, lo que corresponda en función de su
destino. Incluye la porción asignable de los costos de los servi-
cios externos e internos necesarios según el destino del bien (ej.
Fletes, seguros, costo de la función de compras, costos del sector
de producción), además de los materiales o insumos directos e
indirectos requeridos para su elaboración, preparación o montaje.
Composición del costo de un bien adquirido
Precio de contado
– Bonificaciones
– Descuentos financieros
+ Costos necesarios (fletes, aparcamientos, etc.)
= Valor de incorporación al patrimonio

Ejemplo de aplicación sin costos financieros (intereses):

El señor Álvaro Álvarez realiza la compra de 1.000 unidades


de Barbijos “Triple Capa” el día 02/01/2020. Su precio de lista es
$ 360 c/u. Por compras superiores a las 700 unidades el vendedor
hace una bonificación del 4% sobre el total de la compra.
Asimismo, cuando se paga de contado le realizan un descuento
del 10%.
El flete, peajes, gastos de carga y descarga tienen un costo de
$ 350 y están a cargo del comprador.

156
PRECIO DE LISTA 1000 U $ 360 $ 360.000.-
BONIFICACIÓN 4% - $ 14.400.-
SUBTOTAL $ 345.600.-
DESCUENTO EFECTIVO $ 345.600x10% - $ 34.560.-
GASTOS NECESARIOS $ 350.-
VALOR DE $ 311.390.-
INCORPORACION
COSTO UNITARIO $311.390/1.000u $ 311,39

Las Bonificaciones son bajas en los precios, relacionadas con


la operatoria comercial. Se otorgan por la cantidad de unidades
compradas o por una promoción especial en determinado día de
la semana o por otras causas que se relacionan con crear o mejorar
un vínculo con el cliente.
Los Descuentos por pronto pago son descuentos relacionados con
el aspecto financiero. Se otorgan para beneficiar a quien paga al
contado. En realidad, ocultan un interés que está incluido en el
precio de venta.
Es sumamente importante al momento de efectuar una compra,
evaluar las opciones de bonificaciones y descuentos para optimizar
la utilización de los recursos con los que se cuenta, abonando el
menor precio posible.

Análisis de la situación cuando hay inflación

La inflación es una suba generalizada de los precios de los


bienes y servicios que provoca una disminución en el poder ad-
quisitivo de la moneda.

¿De dónde surgen los coeficientes de inflación y cómo se calculan?

A continuación, veremos cómo a partir de los índices (IPIM),


INDICE DE PRECIOS INTERNOS MAYORISTAS suministrado

157
por el (INDEC), INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS Y
CENSOS, obtenemos los coeficientes para cada período.

Vamos a considerar que la fecha de la medición o cierre es


ABRIL

ÍNDICE
MES IPC/IPIM COEFICIENTE
Enero 1000 1,40
Febrero 1100 1,1818
Marzo 1250 1,04
Abril 1300 1,00

Coeficiente para ajustar las partidas de enero: ÍNDICE de abril 1400 =1,40
INDICE de enero 1000

Coeficiente para ajustar las partidas de febrero: ÍNDICE de abril 1300 =1,18
INDICE de febrero 1100

Coeficiente para ajustar las partidas de marzo: ÍNDICE de abril 1300 =1,04
INDICE de marzo 1250

Coeficiente para ajustar las partidas de abril: ÍNDICE de abril 1300 =1,00
INDICE de abril 1300

Es decir, que de enero a abril la inflación fue del 40%;


de febrero a abril fue del 18%;
de marzo a abril fue del 4%;
y el mes de abril como es la fecha de la medición es 1%, lo
que significa que las partidas expresadas en moneda del mes de
cierre se ajustan por 1, o sea, mantienen el mismo valor.

158
Analizaremos este caso considerando que la inflación acumula-
da entre el momento de la compra y el día de hoy fue del 40%, es
decir, como indica el enunciado, fue adquirido en enero y estamos
viendo nuestra situación patrimonial en el mes de abril.

El señor Álvarez compró los 1.000 barbijos a $ 311,39 cada


uno, es decir, ese día pagó; dejó de tener, $ 311.390.- en efectivo.
Se deshizo de la plata, del dinero en efectivo, y adquirió bienes.

Si le aplico el coeficiente de inflación del período a los barbijos,


hoy (abril) su costo sería:

Incremento del barbijo por la inflación = $ 311.390 (enero). - x


Inflación del período 40%= $ 124.556.-

Costo total en el mes de Abril = $ 311.390. -(costo en enero) + $


124.556. -(incremento inflacionario) = $ 435.946.-

Costo por barbijo= $ 435.946.- = $ 435,95


1000
Hoy (abril) comprar 1 barbijo me saldría $ 435,95; en cambio,
cuando lo compré (enero) me costó $ 311,39.
Conclusión: si Álvarez se hubiera guardado el efectivo y
quisiera comprar los barbijos ahora, al ser el costo de cada uno
$ 435,95.-, con el mismo dinero podría adquirir menos unidades.

Esto implica que con $ 311.390.- solo podría comprar 714


barbijos (311.390/ 435,95).

Esto deja demostrado claramente que mantener dinero en


efectivo en un contexto inflacionario implica una pérdida del
poder adquisitivo de la moneda, es decir, que el billete se desva-
loriza, y, con el mismo dinero, en momentos distintos, se pueden
adquirir menos bienes.

159
Aplicación práctica de una compra de bienes
(activos) con intereses

El señor Álvaro Álvarez realiza la compra de 1.000 unidades


de Barbijos “Triple Capa”. Su precio de contado es de $ 360 c/u.
Asimismo, como se paga financiado a 60 días, se recarga un
interés del 3% mensual.
El flete, peajes, gastos de carga y descarga tienen un costo de
$ 350 y son a cargo del comprador.

PRECIO CONTADO 1000 U $ 360 $ 360.000.-


GASTOS $ 350.-
NECESARIOS
VALOR DE $ 360.350.-
INCORPORACIÓN
INTERESES 360.000x3%x2m $ 21.600.-
FINANCIEROS
PRECIO FINANCIADO $ 381.950.-
COSTO UNITARIO $ 360,35

Por el bien, se pagó un total de $ 381.950.-; de los cuales


$ 21.600.- son componentes financieros.
Si en la compra hay componentes financieros (intereses),
los mismos son costos de financiación del producto, lo que
implicará que mi erogación monetaria sea mayor.

Analicemos este caso considerando que la inflación acumulada


entre el momento de la compra y el día de hoy fue del 40%.

En este caso, aunque su compra fue financiada con un interés,


también la operación fue conveniente ya que el interés abonado
fue en total del 6% sobre el valor del bien y la inflación del período
fue del 40%.

160
Esto vuelve a reafirmar que mantener dinero en efectivo en un
contexto inflacionario implica una pérdida del poder adquisitivo
de la moneda, es decir, que el billete se desvaloriza, y con el mismo
dinero en momentos distintos se pueden comprar menos bienes.

2. Otra pregunta oportuna sería:


Cuándo hay inflación, ¿nos conviene prestar dinero o es pre-
ferible cobrar al contado?
Analicemos una situación real

Derechos (activos)

Cobros.
Son los ingresos financieros totales o parciales del derecho
generado.
Las formas habituales a través de las que se pueden efectuar
cobranzas son:

• Dinero en efectivo
• Cheques
• Transferencias bancarias o interdepósitos.
• Otros medios con poder cancelatorio similar a la moneda.
• Tarjetas de débito o de crédito.
• Una combinación de las formas mencionadas.

La cobranza puede darse en forma inmediata, o bien, si se ha


dado un plazo para pagar, finalizado ese plazo.
Cuando las operaciones no se realizan al contado, es posible
que se incluyan intereses. Los intereses son un resultado financiero.

En épocas de inflación, que alguien nos deba dinero sin nin-


guna cláusula de ajuste nos genera una pérdida ya que cuando
cobremos, la variación de precios va a hacer que con ese dinero
podamos comprar menos bienes que al momento de otorgar la
financiación o prestar el dinero.

161
Ejemplo:

Vendemos 30 barbijos a 90 días a un cliente a $ 300 c/u.


Nuestro costo unitario fue de $ 200. Inflación del período 40%

Resultado de la Venta = Precio de Venta- Costo de Adquisición


Resultado de la Venta = (30 barbijos x $300) – (30 barbijos
x $ 200)
Resultado de la Venta = ($ 9.000.-) – ($ 6.000.-) = $3.000.-

Si se cobran los $ 9.000.-, dentro de 90 días, tengo que pensar


que a esa fecha el barbijo va a costar $ 6.000.- más el 40%; es
decir, $ 8.400.-

Resultado de la Venta = Precio de Venta- Costo de Adquisición


ajustado
Resultado de la Venta = ($ 9.000.-) – ($ 8.400.-)
Resultado de la Venta = 600.-

En estos casos, no conviene vender porque el bien acompaña el


proceso inflacionario, es decir, aumenta de valor con la inflación
mientras que el crédito quedó congelado a un valor histórico.

3. Otra pregunta interesante sería:


Cuando hay inflación, ¿nos conviene que nos den financiación
(que nos presten plata) para comprar un bien o es preferible
pagar al contado?
Analicemos una situación real

162
Obligaciones comerciales (pasivos)

Pagos.
Habitualmente se producen por una erogación de fondos para
cancelar obligaciones contraídas
Las formas habituales, a través de las que se pueden efectuar
pagos, son:
• Dinero en efectivo.
• Cheques.
• Transferencias bancarias o interdepósitos.
• Otros medios con poder cancelatorio similar a la moneda.
• Tarjetas de débito o de crédito.
• Una combinación de las formas mencionadas.

Cuando las operaciones no se realizan al contado, es posible


que incluyan intereses. Los intereses son un resultado financiero.
En épocas de inflación, que debamos dinero sin ninguna cláu-
sula de ajuste nos genera una ganancia ya que cuando paguemos,
la variación de precios va a hacer que con ese dinero podamos
comprar más bienes que al momento de contraer la deuda.

Ejemplo:

Le compramos 30 barbijos a 90 días a un proveedor a $ 300 c/u.


Es decir, que la compra fue por un total de $ 9.000.- y la voy a
abonar dentro de 3 meses.
Si consideramos que la inflación del período fue del 40%, dentro
de 90 días, tengo que pensar que a esa fecha el barbijo va a costar
$ 9.000.- más el 40%; es decir, $ 12.600.-
Valor unitario del barbijo actual 12.600/30= $420.-
Si nos hubiéramos quedado con el efectivo, y quisiéramos com-
prar los barbijos ahora con ese dinero, solo podríamos comprar
21 barbijos ($ 9.000.-/ $ 420).

163
En estos casos, nos conviene comprar porque el bien acompaña
el proceso inflacionario, es decir, aumenta de valor con la inflación
mientras que la deuda contraída, en pesos sin cláusula de ajuste,
queda congelada a un valor histórico.
Esto implica que me va a costar un sacrificio económico menor,
abonarla.

Otras obligaciones

Obligaciones impositivas (pasivos)

Impuestos, Tasas y Contribuciones.


Los tributos son el mecanismo mediante el cual el Estado
financia el gasto público. De este modo, el Estado recauda de los
sectores más ricos y distribuye hacia los sectores más vulnerables
(sean personas, sectores económicos o regiones). Son, en sí mis-
mos, un instrumento de redistribución de ingresos.
Hay diferentes tipos de tributos:
• Impuestos
• Tasas
• Contribuciones

Cada nivel de gobierno posee la misión de ejecutar la política


tributaria mediante la determinación, fiscalización y percepción
de los tributos, promoviendo el cumplimiento voluntario y con-
tribuyendo al bienestar económico y social de la ciudadanía.
A nivel Nacional, el ente recaudador y de control es la
Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Entre
otros, podemos listar los siguientes tributos:
• Impuesto al Valor Agregado,
• Impuesto a las Ganancias,
• Impuestos sobre los Bienes Personales,
• Impuesto a la Transferencia de Inmuebles,
• Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta,

164
• Impuestos Internos,
• Tasa sobre el Gas Oil,

A nivel Provincial, cada uno de los fiscos provinciales y


en la provincia de Buenos Aires, desde el año 2008, el ente
recaudador y de control es la Agencia de Recaudación de la
provincia de Buenos Aires (ARBA). A modo de ejemplo, pode-
mos nombrar los siguientes tributos:
• Impuesto sobre los Ingresos Brutos,
• Impuesto Inmobiliario,
• Impuesto de Sellos,
• Impuesto Automotor,
• Impuesto a las Embarcaciones Deportivas o de Recreación.

A nivel Municipal, son los diferentes Municipios los encar-


gados de recaudar y controlar los tributos. Podemos detallar
algunos de ellos:
• Tasa de Servicios Generales,
• Tasa por Inspección de Seguridad e Higiene.

A continuación, se desarrollarán a modo de ejemplo, conceptos


básicos de algunos tributos tanto nacionales como provinciales.
Impuesto sobre los Ingresos Brutos: “se considera ingreso
bruto al valor o monto total – en valores monetarios, en especie
o en servicios – devengados en concepto de ventas de bienes, de
remuneraciones totales obtenidas por los servicios, la retribución
por la actividad ejercida, los intereses obtenidos por préstamos de
dinero o plazo de financiación o, en general, el de las operaciones
realizadas.”3
Se da una situación específica cuando el responsable del tributo
desarrolla actividad en más de una jurisdicción (provincia). En este
caso, los ingresos deben repartirse entre varios fiscos provinciales;
para ello, existe un acuerdo entre las provincias, reglamentado en
la Ley de Convenio Multilateral.
3
Artículo 161 Ley 10.397 y sus modificatorias.

165
Por lo tanto, podemos decir que hay dos categorías de con-
tribuyentes: los Directos o Puros (desarrollan actividad en una
sola jurisdicción) y los de Convenio Multilateral (desarrollan su
actividad comercial en más de una jurisdicción).
Impuesto al Valor Agregado: es un impuesto al consumo, ya
que quien soporta el tributo es el consumidor final o el último
sujeto gravado. Se aplica a la venta de cosas, obras, locaciones y
prestación de servicios y a las importaciones de ciertos bienes. El
sujeto obligado a ingresar el impuesto es el que tiene la categoría
de Responsable Inscripto en el IVA.
Sucintamente, el sujeto adquiere bienes y/o servicios, por lo que
se le liquidará el tributo computando por la compra un “crédito
fiscal”. Al vender los bienes y/o prestar un servicio, realizará su
facturación adicionando el tributo, el “débito fiscal”. La diferencia
entre “débito fiscal” y “crédito fiscal” será lo que mensualmente
se ingrese al fisco.
De este modo, la carga tributaria recae sobre el último eslabón
de la cadena, generalmente el consumidor final. Los sujetos inter-
medios, en la medida que sean responsables inscriptos, ingresan
la diferencia entre la compra y la venta, es decir, ingresan el valor
que han agregado al producto o servicio que venden.
El alícuota general es del 21%, existiendo una alícuota reducida
del 10,5% para ciertos bienes de capital y de primera necesidad y
una incrementada del 27% para ciertos servicios públicos.
La liquidación es mensual, salvo algunas situaciones especiales.
Impuesto a las Ganancias: es un impuesto a las ganancias
obtenidas por personas de existencia visible o ideal. La Ley es-
tablece cuatro categorías de ganancias (rentas), las cuales tienen
deducciones específicas y formas de cálculo diferentes:
• Primera: RENTA DEL SUELO: se trata de la renta obtenida
por la locación de inmuebles. Tributan por lo devengado.
• Segunda: RENTA DE CAPITALES es la renta que se obtiene
por la tenencia de capitales, tales como acciones, transfe-
rencia de llaves de negocios y otros intangibles, dividendos,
intereses, etc. Tributan por lo percibido.

166
• Tercera: RENTA DE LAS EMPRESAS Y CIERTOS AU-
XILIARES DE COMERCIO es la renta que obtienen las
empresas, comisionistas, rematadores, consignatarios y
otros auxiliares de comercio y otras rentas que no pueden
encuadrarse en las restantes. Tributan por lo devengado.
• Cuarta: RENTA DEL TRABAJO PERSONAL: se trata de
la renta obtenida en el desempeño de cargos públicos, el
trabajo en relación de dependencia, seguros de retiro pri-
vado y jubilaciones, el ejercicio de profesiones liberales,
dirección y sindicatura de empresas y las actividades de
viajante de comercio y despachante de aduana. Tributan
por lo percibido.
La determinación del tributo varía según se trate de una persona
física o una jurídica.
La diferencia entre las categorías es que la primera, segunda
y cuarta tributan por lo que se llama teoría de la fuente, es decir,
incluye todos aquellos enriquecimientos de una periodicidad que
implique la permanencia de la fuente que los produce y su habi-
litación. La tercera, en cambio, tributa por la teoría del balance,
es decir, por las ganancias obtenidas.
La alícuota del tributo es gradual para las personas físicas y del
35%, para las personas jurídicas.
La liquidación del impuesto es anual, pero para evitar un único
pago anual de un valor muy alto, se pagan anticipos mensuales,
calculados sobre el impuesto a las ganancias devengado en el ejer-
cicio inmediato anterior. Las personas jurídicas pagan un anticipo
del 25% y 9 anticipos del 8,33%. Total: 10 anticipos y un pago
más por la diferencia, hasta completar el importe del impuesto
devengado en el ejercicio.
Es muy importante que se analicen las deudas que sean inhe-
rentes a impuestos y servicios (luz, gas, teléfono, internet, y otros
gastos) para tener claro cómo hacer frente a esos pasivos con los
ingresos con los que se cuenta.

167
Conclusión

En contextos económicos inflacionarios, es fundamental la


toma de decisiones en cuanto a la oportunidad de realizar opera-
ciones de compras, ventas, cobros y pagos. Las personas deben
adaptarse y conocer el contexto para optimizar sus recursos,
nunca el mantenimiento de dinero en efectivo en estos casos es
conveniente. Tomar créditos a tasas bajas o adquirir bienes son
decisiones factibles de disminuir el impacto de la inflación; por
el contrario, otorgar préstamos sin cláusulas de ajuste, impactan
negativamente en el patrimonio. Nada de lo comentado es tarea
fácil; pero, en estos casos, la preservación del patrimonio debe
ser lo primordial.
Si la moneda de curso legal del país mantiene su valor, no existe
problema en tomarla como unidad de medida; pero, si la misma
no tiene un poder adquisitivo constante, no es posible hacer com-
paraciones, las mismas no serían útiles ni certeras. Toda medición
realizada en distintos momentos dejaría de ser confiable ya que
dejaría de tener los atributos de credibilidad, aproximación a la
realidad, integridad y comparabilidad.

168
Capítulo X
Derechos Humanos y Adultos Mayores:
orígenes y evolución de una tutela con
acentos en la proyección de la igualdad y
dignidad de una vida plena

Dra. Cynthia Gabriela Ronquillo

I. Introducción

En este capítulo, nos proponemos navegar sobre el pasado, el


presente y el futuro de la efectivización de los derechos inherentes
a la calidad humana, enfocados en el colectivo perteneciente a la
franja etaria de personas mayores a los sesenta años, que ha sido
eje de cambios de paradigmas sociales y culturales, que provoca un
cúmulo de desafíos en términos de previsión de políticas públicas
y de acomodamiento social de una estructura compleja.
Nuestro abordaje tendrá una base eminentemente jurídica e
intentará describir el entramado de normas fundamentales que
nuestro país ha sancionado y su especialísima índole que trasunta
tomas de decisiones gubernamentales en los tres niveles estadua-
les existentes, en la cristalización de la forma de estado federal,
que impone la descentralización territorial política y, por ende,
un estrecho contacto entre la población y sus autoridades. Así,
encontraremos que nuestros legisladores nacionales, provinciales
y municipales se han dedicado a regular los derechos de los cuales
son titulares los Adultos Mayores, a fin de concretar los ideales que
sustentan nuestro modelo social y su reflejo jurídico.

169
A modo de simple bosquejo del andamiaje jurídico en procura
de la efectivización de los derechos humanos de los Adultos mayo-
res en Argentina, es imprescindible presentar un orden jerárquico
de las normas en cuestión e introducir la idea de la supremacía
constitucional. En nuestro país, existen una vasta cantidad de
normas sancionadas por el Congreso Nacional que rigen en todo
el territorio del país; otras sancionadas por el Congreso de la Pcia.
de Bs. As. que rigen solo en el territorio provincial y normas de
vigencia solo en La Matanza, denominadas ordenanzas. Sin em-
bargo, desde el año 1853, cuando nos organizamos jurídicamente
como una nación, se sancionó nuestra norma suprema, que es
la Constitución Nacional1. Al ser la de mayor jerarquía, todas
las demás expresiones jurídicas deben estar en consonancia con
las disposiciones contenidas en aquella. De tal suerte, las leyes
nacionales, las provinciales y las ordenanzas deben ajustarse a lo
previsto por la Constitución Nacional. Se suma a este complejo
de normas de diversa jerarquía, una muy especial forma de regu-
lar la vida humana, que surge del acuerdo entre nuestra nación
y otras naciones extranjeras. Ello se materializa en los llamados
“Tratados o Convenciones Internacionales”, que son especies de
acuerdos a los cuales nuestro país suscribe, comprometiéndose
a honrar las obligaciones que de aquellos surgen y que están
ancladas en el cumplimiento y materialización de derechos para
sus habitantes. Estos tratados internacionales a los cuales nos
referimos están subordinados a la Constitución Nacional, pero
tienen siempre primacía respecto de las leyes nacionales, pro-
vinciales y toda otra norma vigente en nuestro país2. Veremos
más adelante que esta estructuración normativa nos sirve para
comprender el compromiso que el Estado Argentino ha asumido
frente al concierto de naciones y especialmente ante sus propios
habitantes, por cuyo bienestar y plena realización personal debe
1
Constitución de la Nación Argentina, arts. 1; 5; 14 a 20; 28 a 29; 31; 36 a 37;
39; 41 a 43; 75 incs. 19, 22 a 23 y 99 inc. 6.
2
Sagües, Néstor, “Elementos de derecho constitucional”, Tomo I, Editorial
Astrea, 1999.

170
velar. Y es que la única razón de ser del Estado es la concreción
del bien común, y, en ese cometido, debe tener siempre presente
como prioridad a los colectivos más vulnerables. En este punto,
es imprescindible señalar que en la última reforma a nuestra Car-
ta Magna en el año 1994, se incorporó de manera expresa a los
Adultos Mayores como grupo hipervulnerable en favor del cual se
torna necesario desarrollar políticas públicas que propendan a la
igualdad real de oportunidades3. En dicho cuerpo normativo, se
denomina a estos componentes del tejido social como ancianos,
que en términos actuales refiere a los Adultos Mayores. Volvere-
mos luego sobre este particular, pero dejamos desde este mismo
momento sentada la idea rectora de este capítulo, que insuflará
todo el desarrollo a partir de las mandas constitucionales básicas
de respeto, plenitud, desarrollo, libertad e igualdad en favor del
colectivo de Adultos Mayores, por conformar un grupo humano
que se halla en condiciones desiguales de acceso y efectivización
de sus derechos humanos.

II. ¿De dónde venimos?

Si comprendemos al derecho como una ciencia que regula el


comportamiento humano a fin de lograr la coexistencia pacífica y
orientada hacia el ideal de la plenitud humana, será necesario re-
montarnos al pasado más o menos remoto que a partir de especia-
lísimas circunstancias sociales, culturales, políticas y económicas,
engendró un medio fértil para formular esas pautas que terminarían
estableciéndose y conformando un complejo plexo que hoy late,
en la base social, como un augurio posible de bienestar general.
Los derechos humanos son ese conjunto de prerrogativas
concedidas y reconocidas al ser humano por su carácter especial
que lo diferencia del resto de los seres vivientes. En su naturaleza
misma, podemos encontrar las trazas de su razón y fundamento,
que signan su inescindible existencia a la de la persona en función
3
Gelli, María Angélica "Constitución de la Nación Argentina, comentada y con-
cordada". Tomo I: Arts. 1 a 43. Editorial La Ley. Ed. 2008.

171
a su índole imbuida de dignidad. Así, nuestra estructura jurídica
incorpora este plexo de derechos desde la sanción misma de la
Carta Magna en el año 1853, aun cuando no se los denominase de
esa manera. Es por ello, que podemos encontrarlos en el cuerpo
de la Constitución Nacional e incluso reconocerlos como la base
sobre la cual se asientan otros derechos que van adunándose sobre
aquellos. Sin embargo, las políticas públicas basadas en la concre-
ción de los derechos humanos y la preocupación internacional por
estos se potencian luego de la finalización de la Segunda Guerra
Mundial. A partir de ese hito histórico, las naciones concentraron
esfuerzos locales e internacionales tendientes a proteger la digni-
dad humana, y especialmente a los colectivos humanos, que, por
diversas circunstancias, se encuentran colocados en desigualdad
y vulnerabilidad respecto del resto.
En la Argentina, las políticas de Estado en materia de vejez
tienen antecedentes en la década de 1940, cuando se establecieron
los “derechos de la ancianidad”. Por iniciativa de la Fundación de
Ayuda Social, el 26 de agosto de 1948, se proclamaron los dere-
chos de la ancianidad, como una especie de recompensa hacia ese
colectivo, por haber dado su esfuerzo en bien de la comunidad.
Ello tuvo su reflejo en la reforma constitucional de 1949 y fue
propuesto por nuestro país como un tema de interés a la Asamblea
General de la ONU desde 19484. Sin embargo, recién en 1994, con
la explicitación de la Igualdad Real de Oportunidades en nuestra
norma suprema, encontramos fortalecida la tutela de los derechos
fundamentales de nuestros adultos mayores. En el artículo 73 inc.
23 se menciona específicamente al colectivo en cuestión como un
grupo vulnerable que merece una protección especial por parte del
Estado, y se faculta al Congreso Nacional a legislar fomentando
políticas públicas que supongan incluso la discriminación inversa,
a partir de medidas de acción positiva, que propugnen la efectiviza-

4
Secretaría de Derechos Humanos - Coordinadores Pochtar Nora y Pszemiarower
Santiago, "Personas adultas mayores y derechos humanos" - 1a ed. - Buenos
Aires: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación - Secretaría de
Derechos Humanos, 2011.

172
ción de la aquiescencia tuitiva de los derechos de los ancianos. Esto
importa básicamente la manda impuesta a nuestros legisladores de
sancionar normas que coadyuven a la realización de los derechos
esenciales de los Adultos Mayores en condiciones de igualdad, en
términos de cantidad y calidad respecto del resto de la población.
Así, el llamamiento conmina al Congreso y al Poder Ejecutivo a
pensar y diseñar políticas diferenciadoras a favor de estos sujetos
que, colocándolos en una situación más favorable que al resto de la
población, posibiliten solventar y resolver desigualdades históricas
que perjudicaron a este colectivo en términos de posibilidad real de
acceso y efectivización de derechos humanos reconocidos desde la
organización misma de la Nación Argentina. Ello así, en el enten-
dimiento de que la mera enunciación de derechos no mejora en
la calidad de vida ni en la plenitud de la dignidad que es el centro
y eje de la existencia humana, así revistada por la sociedad toda
y que acompaña el desarrollo de la persona desde su concepción
y hasta su muerte, sin variaciones ni menoscabos admisibles en
ningún estadio, puesto que un temperamento diferente implicaría
aceptar que dependiendo la circunstancia y el momento de la vida
que se esté transitando, se es más o menos humano y por ende,
los derechos variarían también en intensidad y plenitud.
La idea de legitimar un tratamiento diferente para este grupo
de personas humanas en particular, empoderándolos frente a sus
congéneres que no son parte del colectivo, parecería repugnar al
principio de igualdad formal que implica que todos somos iguales
y no se admiten distingos de ningún tipo, pero ello, no es así. El
devenir histórico y el fracaso de los tres estandartes de la Revolu-
ción Francesa atados a un modelo de Estado gendarme avocado
exclusivamente a la defensa exterior y seguridad interna, tornaron
necesaria la intervención del Estado en las relaciones basadas en
desigualdades estructurales, y aportar una protección especial y
más nutrida para los más vulnerables en pos de que éstos últimos
logren alcanzar la igualdad en el acceso a la totalidad de los dere-
chos fundamentales. Desde esta nueva perspectiva, se resignifica
la igualdad y el resto de los derechos humanos que se fundan en

173
ella, dotándolos de una concepción ajustada a la realidad y con
una impronta acorde al estado de derecho moderno, enfocado
en la realización de los valores expresados en la Constitución y
orientado hacia los principios del Preámbulo.
El quiebre del modelo utilitarista del ser humano y su impronta
anclada en la capacidad productiva en términos de vida útil como
un insumo más, nos convoca a comprender la potencialidad del
Adulto Mayor como un activo social que aporta experiencia, in-
novación y valorización al tejido de la comunidad. El concierto
de naciones ha expresado su preocupación respecto de las altas
cotas de envejecimiento poblacional y el significativo aumento
de esta franja etaria respecto del total de la población. Desde este
fenómeno, en el análisis importa reconocer que la tecnología y los
sistemas de salud avanzados han posibilitado una mayor longe-
vidad y junto a ella, mayores expectativas de disfrute y plenitud
de desarrollo de esta etapa de la vida. En ese sentido, la Nación
Argentina cuenta con diversos organismos estatales que se ocupan
de la promoción y efectivización de los derechos de los Adultos
Mayores a partir de políticas públicas con orientaciones específicas.
Así, dentro de la estructura estatal, encontraremos el reflejo de
estos objetivos institucionales a partir de ministerios, secretarías,
oficinas y direcciones.

III. ¿Adónde estamos?

La mentada igualdad real de oportunidades nos invita a pensar


en el plexo de derechos reconocidos a los ancianos y a analizarlos
desde la perspectiva de la dignidad y de la plenitud como ejes
rectores a partir de los cuales seremos capaces de ensayar críticas
ajustadas a las previsiones concretas de la Constitución Nacional
y de las convenciones internacionales.
El 31 de mayo del año 2017 se publicó en el Boletín Oficial la
ley 27.360, que torna vigente en el territorio nacional, la Conven-
ción Interamericana Sobre Protección de los Derechos Humanos

174
de las Personas Mayores5. Esto implicó un avance y el espaldarazo
necesario para traccionar hacia la concreción de los derechos de
este colectivo. El objeto de la Convención es promover, proteger
y asegurar el reconocimiento y el pleno goce y ejercicio, en con-
diciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales de la persona mayor, a fin de contribuir a su plena
inclusión, integración y participación en la sociedad. Como ocurre
con la totalidad de los tratados signados por nuestro país, el com-
promiso por la realización de los objetivos y el cumplimiento de
las obligaciones recae en el Estado, quien deberá disponer las me-
didas necesarias para que cada Adulto Mayor en Argentina acceda
a los derechos de los cuales es titular y en caso de que el propio
Estado o un particular los perturben o violenten, facilitar que los
ofendidos peticionen el cese de la fuente de la conculcación y la
potencial recomposición de los daños sufridos. Esta convención
complementa los derechos que la propia Constitución Nacional
reconoce a los mayores y se entronca en un complejo de demandas
jurídicas que imponen la protección de estos sujetos a los cuales
se caracteriza como hipervulnerables. Ello se potencia negativa-
mente si comprendemos que un Adulto Mayor puede padecer de
discriminación múltiple, es decir, que, a la discriminación basada
en su edad, se suma una o más causales de discriminación, como,
por ejemplo, el género, la orientación sexual, la raza, la pobreza
o incluso la discapacidad o enfermedad. En estos supuestos, el
grado de indefensión se agrava y la necesidad de protección se
torna imperativa a fin de evitar la flagrante violación de la igualdad
y la dignidad que debe ser siempre el foco de la vida humana.
La vulnerabilidad de los Adultos Mayores se sustenta en la
inveterada discriminación que padecen en la posibilidad real de
acceso a sus derechos fundamentales. Entre ellos, mencionaremos
la salud, la educación, la libertad, la igualdad, el trabajo, el espar-
cimiento y la participación ciudadana.
Existen efectivamente una serie de barreras invisibles que tras-
tocan la oportunidad de realización de estos derechos. Esas vallas
5
Ley 27360 – BO: 31/05/2017.

175
son consecuencias de modelos sociales que terminan traducién-
dose a las estructuras institucionales y erosionan cualquier atisbo
de justicia y equidad como base del contrato social. La idea de
la normalización social y el etiquetado y categorización humana
es inherente al sistema jurídico que copia sus fundamentos de la
lógica y del pensamiento humano. De allí, que aún no hayamos
logrado trascender la dicotomía entre la igualdad formal y la
igualdad real de oportunidades. En el primer caso, cualquier trato
diferenciado se reputa como violatorio a la Constitución, mientras
que, en el escenario de la igualdad real, hemos corrido el velo de
lo meramente enunciativo y accedido a su sustrato pragmático,
reconociendo que, en cuanto a la posibilidad de acceder a esos
derechos fundamentales, según en qué circunstancias estemos, no
nos hallaremos todos en igualdad de condiciones. Deconstruir la
idea que declara obsoleto, sin valor y fuera del modelo aceptable
a los ancianos, es un deber para el Estado e implica al menos la
necesidad de desarrollar planes que derriben las barreras antes
aludidas y prevean herramientas y dispositivos que faciliten la
concreción del ideal de dignidad para los adultos mayores.
Hagamos entonces un recorrido por algunos de los derechos
que la Convención recoge y estatuye como una prerrogativa
inalienable de los Adultos Mayores, aclarando que todos ellos
se encuentran ya previstos en la Carta Magna y en tratados con
jerarquía constitucional. Eso implica que la Convención aludida
aporta una especie de reaseguro o reafirmación de derechos hu-
manos que ya se reconocieron a todas las personas, pero en este
caso, refiriéndolos específicamente al colectivo conformado por los
Adultos Mayores, tornándolos en una obligación para el Estado.
• Derecho a la igualdad y no discriminación por razones de
edad: En Argentina, tenemos normativas internacionales
y locales que incorporan el principio antidiscriminación.
Ello de por sí conforma un arco de protecciones interrela-
cionadas que dejan sentado un valor supremo recogido de
nuestra Carta Magna y que no se expresa como una mera
declaración, sino que convoca a la acción de los tres órga-

176
nos que conforman la república. Cada uno de ellos tiene
un espacio de proyección y ejecución de funciones que
propenden a concretar en la realidad el valor “igualdad”, y
que permitirán en el nivel nacional, provincial y municipal,
que los Adultos Mayores accedan y efectivicen sus derechos
humanos.
Ahora bien, cabe preguntarnos qué es la discriminación
y qué implica en términos de derechos. Según la Real
Academia Española, discriminación es la acción y efecto
de discriminar, y esto último es seleccionar excluyendo, o
dar trato desigual a una persona o colectividad por mo-
tivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de
condición física o mental, etc. De esta conceptualización,
se desprenden dos posibilidades, la discriminación negativa
y la positiva o inversa.
Cierto es que normalmente pensamos en la discriminación
como un tratamiento diferente, negativo y anclado en la
arbitrariedad. Ello enerva a todas luces la idea fuente de
la dignidad humana, dado que la base de su protección se
erige en la concepción de que las personas merecen y tienen
la expectativa protegida de ser tratados con respeto y sin
sometimientos a distingos que menoscaben su integridad
moral o física. Por otra parte, el tratamiento diferenciado
puede ser deseable cuando se busca empoderar a un co-
lectivo humano históricamente rezagado en el acceso a
sus derechos. En estos casos, hacer una diferenciación de
tratamiento favorecedor para ese grupo responde al sentido
de justicia y equidad. El objetivo aquí es desigualar para
igualar, es decir, que se propicia discriminar positivamente
y beneficiar a un grupo humano con mayores garantías
que al resto, para favorecer el avance de ese colectivo en la
concreción de sus derechos fundamentales. Evidentemente,
este trato diferenciado solo será legítimo y justo durante
el lapso necesario para que las personas comprendidas en
ese grupo especial alcancen el grado de efectivización de

177
derechos en calidad y cantidad igual al resto respecto del
cual se efectúa el distingo. Supone esta explicación que el
concepto de igualdad es uno que se construye siempre en
función a la comparación. En otras palabras, para concluir
si dos sujetos están en igualdad de condiciones deberemos
compararlos teniendo en cuenta sus circunstancias.
Lo expresado nos invita a pensar en la igualdad y su con-
cepción jurídica. Diversos autores expertos en el derecho
constitucional han ensayado conceptos de igualdad ancla-
dos en los estándares previstos en nuestra Carta Magna.
Siguiendo a Gelli, diremos que la igualdad es un concepto
complejo, dado que si concebimos a la Constitución como
una barrera que protege a los Adultos Mayores del poten-
cial abuso del Estado, estaremos ante el llamado Principio
Antidiscriminación, que busca evitar que el Estado incurra
en distingos arbitrarios y se concentra en el individuo sin
atender a su ubicación en el entramado social. Por otra
parte, si entendemos que la Constitución consagra tam-
bién ideales que la transforman en una especie de carta
de navegación para el estado, que debe cumplir un rol
proactivo para concretar los valores enraizados en la norma
suprema, estaremos ante el Principio Antisubordinación,
que implica el delineamiento de políticas públicas como
reflejo de acciones positivas a favor de la concreción de la
igualdad real, removiendo obstáculos culturales, políticos
o económicos a partir del trato desigual preferencial hacia
el grupo social desaventajado. Para Grosman6, la igualdad
real de oportunidades incorporada a la Constitución en
la reforma del año 1994 propone un enfoque claramente
superador, dado que ese trato diferencial se encamina a
modificar dinámicas sociales que imponen a ciertos grupos

6
Alegre Marcelo y Gargarella Roberto “El derecho a la igualdad, aportes para
un constitucionalismo igualitario” – Capítulo XI a cargo de Grosman, Lucas “La
igualdad estructural de oportunidades en la Constitución Nacional”. Segunda
edición ampliada. 2012. Editorial Abeledo Perrot .

178
un techo de progreso violatorio de los derechos humanos.
Este proceso que supone la proactividad estatal para elimi-
nar la discriminación negativa y procurar políticas públicas
a partir de medidas de acción positivas que incorporen la
discriminación inversa, se exterioriza en la decisión de
participar y comprometerse también internacionalmente.
Así, en el año 2015, la ONU, de la cual nuestro país es
parte, aprobó la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible,
que cuenta con diecisiete objetivos claves, uno de los cuales
recepta claramente la reducción de las desigualdades. Esto
da cuenta de la intencionalidad de Argentina de continuar
el sinuoso camino hacia la efectivización de la igualdad de
nuestros Adultos Mayores respecto del resto.
• Derecho a la vida y a la dignidad en la vejez: La vida y la
dignidad humana están profundamente ligadas y resultan
ser la piedra angular del andamiaje de los derechos hu-
manos. Al enfocarnos en los Adultos Mayores y cómo se
protege su vida y dignidad, debemos hacer pie en otros
derechos que confluyen en estos dos y que los dotan de
significación. Nos referimos al derecho a la independencia
y a la autonomía, a la salud y a brindar consentimiento
libre e informado en ese ámbito, a la seguridad social, a la
seguridad y a una vida sin ningún tipo de violencia y a la
privacidad e intimidad.
Para la ciencia jurídica, el concepto de vida importa un
proceso de estadios que se suceden acompañados de cam-
bios físicos, mentales, conductuales, sociales y económicos.
Desde esta perspectiva, la protección de la vida se propone
calcar esas mutaciones, reconociendo la vulnerabilidad
propia de la niñez y de la vejez, y con ese fundamento,
agravar el cuidado y la tutela jurídica de esos colectivos.
Estos extremos etarios comparten ciertas características,
empero se diferencian ampliamente en otras. Los Adultos
Mayores son sujetos de derecho con capacidad y eso impli-
ca que tienen la facultad de dirigir sus actos, tomando las

179
decisiones que crean convenientes respecto de su persona
y patrimonio. Esto significa que a menos que el Adulto
Mayor sea declarado incapaz y se le nombre un curador,
goza de la capacidad explicitada anteriormente. Este punto
es realmente importante, pues refiere a la autonomía y a la
libertad de pensamiento y de acción.
La seguridad y la evitación de la violencia en esta etapa
de la vida son esenciales pues representan la estructura
que protege el desenvolvimiento pacífico del proyecto de
vida que solo concluye con la muerte. El Estado es quien
debe procurar la seguridad para la población y a través de
dispositivos de prevención, seguimiento y resolución de
conflictos, propender a la concreción de la vida pacífica. La
creación de sistemas de seguridad que tengan por protago-
nistas a los Adultos Mayores y sus especiales características
y necesidades es una obligación estatal. Pero la seguridad
no importa solo la persecución de los delitos que tienen
por víctima a los componentes de este colectivo, sino que
incluye la previsión de las circunstancias que colocan a
estos sujetos en situaciones que minan su serenidad y con-
fianza, conduciéndolos a la zozobra y alteración del estado
de ánimo. Ello importa que, por acciones u omisiones, el
Estado o personas particulares pueden estar perturbando
la seguridad del Adulto Mayor, alejándolo del espacio de
acción y decisión que maneja con pericia. Así, someterlo
a la utilización de recursos que no domina o exponerlo a
circunstancias en las cuales su voluntad se ve restringida,
son muestras de avasallamiento a la seguridad. Sumado a
esto, existe en torno al derecho a la vida y a la integridad
humana, una especial preocupación por la violencia física
y moral ejercida sobre los Adultos Mayores y que puede
invisibilizarse en situaciones en las cuales la hipervulne-
rabilidad se agrava dada la institucionalización de estos
sujetos.

180
La violencia moral se encuentra en extremo naturalizada
en el tratamiento hacia los Adultos Mayores y es palma-
ria en la cotidianeidad. Podemos constatarla en el trato
que se les dispensa en reparticiones públicas, centros de
salud e incluso en las entidades bancarias. Se produce
una especie de insano acostumbramiento a formas que
resultan inaceptables y que en muchos casos permanecen
impunes debido a la soledad que acompaña la rutina de
este grupo humano. Puede escalar hacia la violencia física,
que en escasos extremos permea la intimidad de la infame
acción y se exterioriza ante los órganos jurisdiccionales.
El maltrato de cualquier índole es una flagrante violación
a la dignidad humana y nuestra Constitución Nacional
junto a los Tratados Internacionales se han ocupado de
combatirla y penarla. Sin embargo, el rol del Estado aquí
es imperativo, puesto que erradicar la violencia implica
políticas educativas, sanitarias, de seguridad y penales,
acompañadas del respectivo presupuesto que posibilite su
efectivización.
Respecto de la salud y su tutela referida a los Adultos
Mayores, es menester comprender su conceptualización
actual para avanzar luego en el análisis de su posibilidad
real de concreción en este colectivo. Tomemos la defini-
ción trabajada por la Dra. Nawojczyk7, quien siguiendo al
Dr. Ciuro Caldani8 establece que es un concepto variable
según el espacio, el tiempo y las personas, y ha sufrido
modificaciones a partir del desarrollo de la Bioética. De este
modo, del paradigma paternalista de la beneficencia se ha
pasado al paradigma de la autonomía, que da prevalencia
7
Nawojczyk, Erika "Diccionario Enciclopédico de la Legislación Sanitaria
(DELS)" - Ministerio de Salud de la Nación- Publicado 03/2017 http://www.
salud.gob.ar/dels/entradas/el-derecho-la-salud-de-las-personas-mayores-en-el-
derecho-argentino.
8
Ciuro Caldani, Miguel Ángel (2004/2005) “Filosofía trialista del Derecho de la
Salud”. En Revista del Centro de Investigaciones de Filosofía Jurídica y Filosofía
Social, N° 28, p. 21. Rosario: Fundación para las Investigaciones Jurídicas.

181
a la autodeterminación de la persona, comprensiva de la
toma de decisiones en libertad y con responsabilidad. Tal
modificación se plasma en el concepto mismo dado por la
Organización Mundial de la Salud (OMS), según el cual se
considera a la salud como el estado de completo bienestar
físico, psíquico y social y no sólo la ausencia de enferme-
dades, constituyendo por tanto un bien fundamental que le
cabe a toda persona por el sólo hecho de serlo. Ahora bien,
al analizar este derecho, podemos pensar en la evitación
de barreras de acceso al sistema público, de obras sociales
o privado de salud, a las prácticas y a los medicamentos
que de su efectivización se derivan. En todos los casos, el
derecho al trato digno está garantizado por la propia Cons-
titución Nacional en el artículo 42 y en las convenciones
internacionales de las cuales nuestro país es parte. Es dable
recordar en este punto, que la protección de la Seguridad
Social se explicita en el artículo 14 bis de la misma norma,
materializando una obligación inderogable anclada en la
razón de ser y existir misma del estado, como promotor
del bien común. Sin embargo, en la práctica, este sistema
complejo de efectores de salud representa en muchos ca-
sos un intrincado laberinto de escollos administrativos y
burocráticos que conspiran contra la efectivización de los
valores tutelados por el derecho. No escapa al análisis, el
factor económico que en esta ecuación suele marginar a los
Adultos Mayores de magros recursos que no logran acceder
a la misma calidad y cantidad de prestaciones sanitarias que
el resto de la población. De ello se deriva manifiestamente
la conculcación a la igualdad que impulsa la idea misma de
la dignidad humana y que encarnada en los componentes
de este colectivo, supone un agravamiento atado a la vul-
nerabilidad que caracteriza a la franja etaria en cuestión.
El dilema plasmado en un escenario individualista invita
a pensar en un juego de suma cero, donde ante recursos
limitados, la distribución y aseguramiento se concreta por

182
órdenes de prelación que indefectiblemente conducen a
arbitrariedades, injusticias y discriminación negativa, per-
judicando a los colectivos en mayor estado de indefensión
y por ende menos visibilizados.
Existen preconceptos y conductas aprendidas por la socie-
dad respecto a infantilizar al Adulto Mayor, degradando
su dignidad y potencialidad. Esa mirada que disminuye
la esencia de este sujeto, y lo despoja de la habilidad de
comprender el medio que lo rodea, lo aparta de la dinámica
social activa y lo relega a un espacio de vida residual con
aristas meramente contemplativas, trasunta una franca
violación a sus derechos humanos. El respeto por la inte-
rioridad e intimidad del Adulto Mayor es un punto álgido
en el devenir jurídico. Las pautas sociales colisionan con las
previsiones jurídicas y describen una realidad que coloca
a este sujeto en un rol pasivo, desnaturalizado de su auto-
nomía y conminado a ceder su privacidad por razones de
salud, económicas o familiares. Pareciera que los Adultos
Mayores deben aceptar que otros determinen qué hacer
con sus bienes, con su cuidado personal y con el estilo de
vida que llevarán. Esa reducción del espacio de decisión
controvierte el derecho a seguir un proyecto de vida propio
y ajustado a sus deseos. El artículo 19 de la Constitución
Nacional, prevé que nadie puede ser obligado a hacer lo que
la ley no manda, ni privado de lo que ella no prohíbe. Este
precepto es la base de nuestra libertad individual y nos da
el marco para comprender que los sujetos de este colectivo
no están excluidos de esta garantía y que, por pertenecer a
un grupo vulnerable, cuentan con dispositivos especiales
que los protegen. Siguiendo esa línea de pensamiento, los
Adultos Mayores pueden hacer todo lo que deseen, siempre
que no esté expresamente prohibido por la ley. Así, pueden
llevar adelante exactamente los mismos actos que cualquier
sujeto adulto de la República Argentina, persiguiendo la

183
realización personal a partir de la efectivización de los
derechos que la Nación les reconoce.
• Derecho a la participación e integración comunitaria, a la
libertad de expresión y de opinión y al acceso a la informa-
ción: Si partimos de la concepción filosófica y sociológica
del humano como un ser social que para desarrollarse y
realizarse necesita convivir con otros y trabar con ellos
relaciones, inmediatamente habremos de conjurar la exis-
tencia de conflictos. Es que ello, es inherente a la vida en
sociedad y, teniendo esto en cuenta, se torna imprescindible
reglamentar mecanismos de participación e integración
que incorporen la libertad de expresión y el acceso a la
información. Cuando direccionamos el estudio de estos
derechos hacia el colectivo conformado por los Adultos
Mayores, encontramos la sublimación de la necesidad de
acceso y efectivización de aquellos. Ello es así en tanto los
Adultos Mayores como parte del tejido social deben ser
incluidos en su dinámica, con la apertura necesaria para
sentar su posición y esgrimir opinión en cuanto haya de
ser decidido. Sería irracional e ilegítimo someter a una
persona capaz a reglas de convivencia y a rutinas sociales
de cuyo génesis y desenvolvimiento ha sido privado de
participar. Como parte del circuito de toma de decisión
responsable, nuestro sistema jurídico garantiza el acceso
irrestricto a la información. En este sentido, vale aclarar
que muy excepcionales son los casos en los cuales la in-
formación puede ser reservada por los órganos del Estado
en razón de seguridad nacional. La regla general importa
la circulación de información y su accesibilidad. En este
punto, resulta relevante llamar la atención sobre los medios
y las redes a través de los cuales la información circula y se
torna pública. Debido a la irrupción de la digitalización de
datos y a la multiplicidad de medios y fuentes de acceso,
es central reconocer la posible distancia de acceso, com-
prensión y operación por parte de este colectivo especial,

184
que en general encuentra dificultad a la hora de apropiarse
de la tecnología necesaria para efectivizar este derecho. Es
allí, donde el Estado encuentra un nicho de acción fértil
en materia de capacitación para Adultos Mayores en áreas
vinculadas a la informática y a la tecnología en general,
fundada en el aumento de demanda de su uso y frente a
la falta de alternativa que suele imperar, ya que la presen-
cialidad y la tramitación tradicional tiende a desaparecer.
Vemos nuevamente el aciago y compulsivo salto hacia
paradigmas disruptivos de la dinámica históricamente
transitada, aprendida e incorporada por nuestros Adultos
Mayores.
• Derecho al trabajo: Nuestra Carta Magna garantiza a los
Adultos Mayores el derecho a trabajar en condiciones
dignas y equitativas, percibiendo un salario y disfrutando
de las mismas prerrogativas que el resto de la población
activa. La concepción del trabajo como eje ordenador de
la vida social y estructurador de la rutina individual que
aporta ingresos económicos y fundamentalmente el sentido
de productividad, utilidad y pertenencia, cobra ingente
importancia cuando se proyecta sobre los adultos mayo-
res. El sistema de la seguridad social supone que el estado
vela por la concreción de una vida digna para los sujetos
de edad avanzada que han cumplido con la cantidad de
años requerida para jubilarse, o bien solventan ese mismo
cometido mediante el otorgamiento de pensiones y otros
beneficios. Sin embargo, el trabajo no se concibe única-
mente como un medio de procurarse los bienes de sub-
sistencia, sino como un espacio que aporta al ser humano
un sentido de identidad y dignidad que lo encamina hacia
su plena realización. Así entendido, requiere por parte del
Estado de la formalización de políticas de sensibilización y
concientización respecto de las necesidades y expectativas
de los Adultos Mayores, quienes suelen encontrar barreras
arbitrarias en el acceso, permanencia y ascenso al ámbito

185
laboral. La cualificación e idoneidad deben ser los criterios
para concretar este derecho, mas es harto común encontrar
restricciones fundadas en construcciones peyorativas de la
edad avanzada. La idea instalada socialmente respecto a
que las personas de edad avanzada pierden adaptabilidad,
a que caen en rutinas obsoletas o bien ya no responden
a la imagen que se pretende dar en el contexto laboral,
importan restricciones o directamente la imposibilidad
absoluta de acceder al trabajo o bien de conservarlo. Fren-
te a esa realidad, el estado promueve la autogestión o el
autoemprendimiento, capacitando a los componentes de
este colectivo en áreas de su interés a fin de que, si así lo
desean, puedan permanecer en actividad, aportando a la
movilidad y crecimiento económico del país.
• Derecho a la educación: La educación tiene en Argentina
una acendrada importancia que responde a los valores
más altos de nuestra sociedad. Se concibe como un factor
de evolución personal y de movilidad social insustituible
que condensa la amalgama de principios fundantes del
ser nacional, y es por ello que el Estado se obliga a efecti-
vizar su concreción sin distingos de ninguna especie. Los
Adultos Mayores tienen garantizado el acceso al sistema
educativo en condiciones de igualdad respecto del resto de
la población, con especial atención a sus circunstancias e
incorporando en el proceso de enseñanza y aprendizaje la
experiencia y el conocimiento que han acumulado, valori-
zando ese bagaje. En nuestro país es obligatoria la escuela
media y por ello, se han pergeñado políticas públicas que
se proponen acercar a la población la terminalidad edu-
cativa primaria y secundaria, en el entendimiento de que
cada habitante debe desarrollarse en su potencialidad, sin
importar su raza, género, situación económica o edad.
En especial, se prevén diversos espacios formativos para
Adultos Mayores en áreas de interés, que complementan
la educación obligatoria, con el propósito de dotarlos de

186
herramientas acordes a los desafíos que la dinámica social
presenta.
La efectivización de este derecho se verifica por múltiples
vías que responden a objetivos diversos. Así encontraremos
espacios formativos oficiales, privados y entidades sin fin de
lucro que disponen de una oferta formativa variada y rica
en opciones adaptables a distintos perfiles y necesidades. Es
de destacar la importancia de los numerosísimos centros de
jubilados que se encuentran a lo largo y a lo ancho del país,
que traccionan a los Adultos Mayores a cambiar su estilo
de vida, fomentando espacios de verdadero aprendizaje e
inclusión y también, de acceso al derecho de la educación.
Un claro ejemplo del esfuerzo en el cumplimiento del de-
recho a la educación es el programa UPAMI que crea un
espacio universitario para esta franja etaria, proponiendo
una amplia gama de cursos y talleres, con más de cuarenta
y ocho mil inscriptos.
Según el Informe sobre la capacidad de aprender en las
personas mayores presentado por el Observatorio de la
Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argen-
tina9 en colaboración con la Fundación Navarro Viola y el
Banco Supervielle, a través del Barómetro de la Deuda Social
con las Personas Mayores, en Argentina hay cerca de seis
millones de Adultos Mayores y aproximadamente el treinta
por ciento de ellos manifiesta interés en estudiar. El análisis
realizado por dicha institución refleja que las personas de
esa franja etaria que han proseguido sus estudios tienen
interés en continuar profundizándolos y que la mayoría
de ellos pertenecen a la clase media. Este ensayo recoge la
conclusión de la Organización Mundial de la Salud, según
la cual, al continuar aprendiendo, las personas mayores
pueden adquirir conocimientos y capacidades para con-
trolar su salud, mantenerse al día respecto de los avances
9
Amadasi, Enrique; Cicciari, María Rosa. La capacidad de aprender en las per-
sonas mayores. – 1ª. Edición- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Educa, 2019.

187
en materia de información y tecnología, participar (por
ejemplo, mediante el trabajo o el voluntariado), adaptarse al
envejecimiento (por ejemplo, a la jubilación, a la viudez o a
cuidar de otra persona), mantener su identidad y conservar
el interés en la vida. Además, se relaciona estrechamente
con las capacidades para crecer -en lo mental, en lo físico,
en lo social y en lo emocional- y de tomar decisiones. A
su vez, el crecimiento personal continuo permite -siempre
según la OMS- que las personas mayores puedan hacer lo
que valoran.
Independientemente de las predilecciones de cada Adulto
Mayor respecto al área y grado educativo en expectativa, es
una obligación del Estado propiciar el entusiasmo y la no
discriminación negativa en materia de educación. Quiénes
somos es la respuesta a una multiplicidad de decisiones
personales entre las cuales destaca el derrotero educativo
experimentado, que nos marca y forma hacia ese ser hu-
mano que podemos llegar a ser, con una clara intervención
ajena a la voluntad individual que es la oportunidad de
acceso y permanencia en el medio formativo.
• Derecho a un medio ambiente sano: Desde el año 1994,
contamos con la inclusión expresa de este derecho en
nuestra Carta Magna, como una garantía que condensa la
plenitud de desarrollo humano en el medio. Sin embargo,
la preocupación por el ambiente y el potencial impacto
negativo de su degradación y depredación sobre la vida
humana no es una novedad. El concierto de naciones ha
expresado en múltiples oportunidades el compromiso con-
junto para la protección de la naturaleza a fin de asegurar
su disfrute para las generaciones actuales y las futuras.
La explotación de los recursos naturales en beneficio del
desarrollo y crecimiento del país debe corresponderse con
la posibilidad de preservar el patrimonio natural hacia el
futuro, en el entendimiento de que la vida humana plena
solo es posible en un entorno saludable y que todos tene-

188
mos el derecho a gozar de él y a beneficiarnos de lo que
tiene para ofrecer en términos productivos, recreativos,
sanitarios y educativos.
Siguiendo esta concepción, se han desarrollado políticas
públicas que resguardan el ambiente y ancladas en los
ideales de la igualdad y la dignidad, propician el acceso y
aprovechamiento de los recursos naturales por los colec-
tivos desaventajados. De tal suerte, el Estado se ocupa de
controlar que la explotación de esos bienes guarde racio-
nalidad y se entrone en el respeto por la biodiversidad y el
equilibrio ambiental imprescindible para la subsistencia de
las especies animales y vegetales, así como la conservación
de las riquezas minerales.
En este mismo espacio temático, debemos incluir las
consecuencias del desarrollo humano y económico que
inciden negativamente en el ambiente y que impactan es-
pecialmente en el colectivo de Adultos Mayores. Ejemplos
de ellas son los residuos, la contaminación visual y sonora,
que magnifican su marca en la vida de estos sujetos, que,
por contar con menos estrategias defensivas, padecen daños
irreparables. Se adunan los resultados nocivos del cambio
climático que estadísticamente suelen afectar en mayor
medida a los Adultos Mayores, generando detrimentos en
su salud y condiciones económicas y de seguridad. Aquí,
la preocupación por la degradación ambiental y por la
necesidad de reducir la huella contaminante, no excluye a
los Adultos Mayores y es por ello por lo que se los incluye
en la educación verde y en tácticas de concientización
medioambiental, rezumando la idea de la materialización
de una vida ecosustentable.

IV: ¿Hacia dónde vamos?

Llegados a este punto, estamos en condiciones de aventurar


el futuro de probabilidades a partir de la proyección de la tutela

189
y políticas existentes en materia de derechos humanos y Adultos
Mayores.
Comencemos por retomar la preocupante discriminación de
la cual son objeto estas personas humanas y que funciona como
un ariete contra la protección jurídica explicada anteriormente.
La historia nos muestra que la mejor manera de desarticular este
flagelo es la mixtura de cuatro recursos imprescindibles para la
vida pacífica en una sociedad plural. Ellos son la educación, la
sensibilización, la concientización y el respeto.
La educación involucra la incorporación de la temática en los
postulados básicos de la instrucción formal e informal, abarcando
no solo los planes educativos, sino la divulgación y visibilización
de esta preocupación y la enfatización de la igualdad como base
del trato digno hacia los Adultos Mayores en los medios de co-
municación, en las instituciones intermedias y en las expresiones
culturales, sancionando derechamente cualquier expresión dis-
criminatoria o violenta dirigida hacia este especial y vulnerable
colectivo. Ello propiciará la sensibilización y la concientización
de la población hacia estos sujetos e irá restableciendo las piezas
perdidas del entramado social que sostenían la valía de los Adul-
tos Mayores como fuente de sabiduría, experiencia y consejo que
antaño enmarcaban a la civilización, fomentando el respeto como
base de la coexistencia.
Es la sociedad la que debe pujar por la proactividad del Estado
en el compromiso de diseñar y poner en práctica medidas de ac-
ción positivas que efectivicen los derechos fundamentales de los
Adultos Mayores. Ese Estado no es un convidado de piedra que
justifica su existencia en el sostenimiento de la neutralidad y en
evitar la discriminación negativa. Eso resulta insuficiente respecto
de los estándares que la modernidad impone, atada a la militancia
activa por los derechos humanos que nuestro país sostiene desde
hace décadas. La obligación es ahora una mucho más dinámica e
involucra la necesidad de que nuestros legisladores y gobernan-
tes postulen y promuevan programas federales que posibiliten el
acceso a los derechos que la Convención Interamericana Sobre

190
Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores
reconoce. Cualquier incumplimiento en ese sentido engendra
responsabilidad internacional para la República Argentina frente
al concierto de naciones. Al signar ese acuerdo y tornarlo derecho
vigente para nuestro país, nos comprometimos a trabajar para
concretar su letra. No es una expresión de deseos. Es una brújula
que debe guiar las decisiones de las autoridades hacia esa frontera
de realización de los derechos humanos que conforman la plena
realización de la persona humana, sin importar sus características
personales.
La inquietud por lograr la inclusión social de los Adultos
Mayores, devolviéndoles el rol protagónico que tuvieron y que
justamente reclaman para ellos la Constitución Nacional y las
convenciones internacionales de las cuales Argentina es parte,
es hasta el momento un tibio intento que no termina de mate-
rializarse con la profundidad necesaria para la concreción real.
Una y otra vez asistimos a declamaciones grandilocuentes que
mueren en la tinta y en las voces que las promueven y naufragan
en una vasta imprecisión de acciones aisladas que no terminan
de conformar un arco proactivo de programas coherentes con la
lógica propia de los derechos humanos. Esa inclusión anhelada y
prevista jurídicamente, encuentra un especial medio respecto de la
tecnología y el modo de facilitar la formación para su utilización,
aprovechamiento y disfrute a través de dispositivos ajustados a
las necesidades de esta franja etaria. El medio tecnológico coloca
al Adulto Mayor en la situación de migrante. Ello es así dado que
quienes pertenecen a este colectivo han visto irrumpir en sus vidas
adultas los avances que implicaron cambios sustanciales no solo
en la manera de hacer, sino en la de concebir y pensar la existencia
misma. El atravesamiento de la tecnología fue sorpresivo y por
completo disruptivo del normal desenvolvimiento de sus vidas,
arrojándolos a un universo regido por principios y dinámicas
ajenas a sus saberes y cultura. Es por ello que, cualquier esfuerzo
por lograr la inclusión debe tener en cuenta este aspecto que a

191
la postre será determinante para concretarla en condiciones de
dignidad y solidaridad social.
Para concluir nuestro análisis con una mirada jurídica enfo-
cada en las posiciones internacionales y domésticas respecto de
los derechos humanos y los Adultos Mayores, y especialmente
del rol de estas personas en la sociedad moderna, recojamos los
indicios que están aquí y ahora, marcando una posición que debe
fortalecerse y cundir. Construcciones institucionales como “The
Elders” importan indicadores de una necesidad de revalorización
de este grupo humano, que se halla latente en la base social. Se
trata de una organización internacional fundada en el año 2007
por Nelson Mandela y conformada por personalidades del medio
político internacional, pertenecientes al colectivo de ancianos,
que tiene por objetivo contribuir con su consejo a la resolución
y tratamiento de problemas mundiales, a partir de casi mil años
de experiencia colectiva sumada por las edades de sus miembros.
Resulta clara su evocación a los consejos de ancianos y a su es-
pecialísima importancia en la historia y germen de la sociedad
actual, traccionándonos a vislumbrar un futuro auspicioso para
nuestros adultos mayores, signado por el reposicionamiento de
su valor individual y grupal. Ello sumado a los pronósticos en
favor de un amplio crecimiento de este colectivo a partir del
avance tecnológico y los programas de cuidado de la vejez, nos
direccionan hacia un incipiente empoderamiento de los Adultos
Mayores y a un mayor grado de cumplimiento y efectivización de
sus derechos fundamentales.
No es posible avanzar hacia el futuro si no respetamos la cons-
trucción del pasado y operamos sobre el presente para crecer y
evolucionar como sociedad. En medio de la convulsión de valores
y de la relativización de los principios rectores de lo justo, tomar
posición y rescatar la dignidad humana como base del respeto hacia
el Otro se torna no ya esperable, sino imprescindible. Sancionar
normas no alcanza para que los Adultos Mayores vean transfor-
mada su realidad. La letra de la Constitución Nacional está viva y
los valores que la sostienen nos gritan para que no los olvidemos,

192
invitándonos a dar el paso hacia la concreción definitiva de los
derechos humanos de estos sujetos tutelados. Nuestros Adultos
Mayores son los protagonistas y testigos de la línea de tiempo
que nos determina. En su reflejo, está la clave para comprender
de dónde venimos, quiénes somos y en qué sociedad queremos
convertirnos. Respetarlos y prodigarles el trato digno al cual tie-
nen derecho es tan solo el principio de la promesa que late en el
espíritu de la concepción de una nación grande.

193
Capítulo XI
Reflexiones desde el Trabajo Social para
pensar el campo gerontológico.
Desafíos y oportunidades a partir de la
experiencia con Personas Mayores

Esp. Lic. Rimoli Schmidt, María Daniela


Esp. Lic. Farré, Micaela
Esp. Lic.Pica, Aldana

Temas: Gerontología, Trabajo Social, Paradigma de Derechos,


Experiencias.

El trabajo social en el campo gerontologico:


A partir de la segunda mitad del siglo XX, el campo de la ge-
rontología comienza a analizar el proceso de envejecimiento desde
una perspectiva integral y multidimensional (biológica, psíquica,
económica, política, educativa y social). La interdisciplina adquiere
así un rol protagónico para conocer, comprender e intervenir en
los procesos de envejecimiento, contribuyendo a mejorar la calidad
de vida de las personas mayores.
El Trabajo Social realiza un valioso aporte a la mirada interdis-
ciplinar del campo, en el que lo propio de la profesión se desa-
rrolla en la articulación con diferentes actores sociales, el trabajo
intersectorial y en red. Basado en el paradigma de los Derechos
Humanos, su promoción y protección, la práctica profesional
despliega variadas estrategias, conforme los diferentes niveles
abordaje (personal-familiar, grupal-comunitario, organizacional),

195
y la participación de las propias personas mayores en espacios
sociales diversos.
Por definición la gerontología aborda todo lo vinculado al
fenómeno del envejecimiento en todas sus dimensiones; biológi-
ca, psicológica y social. Este campo nace en principio vinculado
a la fisiología, y, por la influencia de la psicología y las ciencias
sociales, fue expandiendo su mirada biológica hacia una mirada
biográfica. (Paola, 2021)

Coincidimos con Piña Morán (2006) cuando afirma: “La geron-


tología analiza el proceso de envejecimiento en todas sus dimensiones:
biológica, psíquica, económica, política, educativa y social. Se trata
del estudio de la vejez desde un enfoque interdisciplinario, siendo su
propósito conocer el proceso de envejecimiento y la práctica profesional
que permita mejorar la calidad de vida de los adultos mayores”.
Parafraseando la Declaración de Buenos Aires del Congreso La-
tinoamericano de Psicogerontología de la Universidad Maimónides
realizado en Buenos Aires en 2005, los procesos de envejecimiento
se construyen de manera singular y colectiva. Cada época, cada
sociedad y cada cultura, construye un determinado modo de en-
vejecer. En los procesos biológicos, por un lado, comienza una
disminución de los potenciales y un aumento del declive con la
edad, mientras que, en los procesos psicosociales, el envejecimien-
to puede significar un crecimiento o aumento de los potenciales
en estas áreas. Es decir, la vejez resulta una etapa del desarrollo en
la que, con pérdidas y ganancias, existe una mayor multiplicidad
de factores determinantes y una gran variedad interpersonal en
sus dimensiones y manifestaciones.
La gerontología surge entonces de manera multi o interdisci-
plinaria, abordando no sólo cuestiones biológicas sino poniendo
el foco en las relaciones de interacción psicosocial de los Adultos
Mayores y su entorno. De allí que el proceso de envejecimiento no
sea igual para todas las personas. El contexto económico, social, el
género, la etnia, la cultura, la inserción dentro del mundo laboral,
educativo, son factores que constituyen las diferentes formas de

196
envejecer. Por lo anterior, el Trabajo Social participa e interviene
en este campo junto a otras disciplinas científicas para enriquecerlo
y poder dar respuestas a este grupo poblacional.
Resulta interesante pensar los objetivos de la perspectiva ge-
rontológica en Trabajo Social, que describe Jorge Paola en su obra
“Trabajo Social con Personas mayores. Aportes de la intervención
y la investigación con Adultos Mayores.” (2021), quien toma los
aportes de Abraham Monk (1997), y se sintetizan de la siguiente
manera:
• El Trabajo Social debe preocuparse por investigar las nuevas
situaciones sociales que atraviesan las personas mayores y
adecuar sus intervenciones a los contextos cambiantes en
las que se desarrollan.
• Apuesta al fortalecimiento del desempeño social de las
personas mayores, enfatizando la continuidad de los roles
pasados y el desarrollo creativo de nuevos roles sustitutos
y compensatorios.
• Intenta ayudar a las personas mayores a ejercitar el control
de sus propias vidas a través del trabajo en grupos, asam-
bleas y comités de gestión institucional.
• Procede de manera preventiva a alertar acerca de aquellas
cuestiones que afectan la vida de las personas mayores y que
aún no se encuentran incorporadas en la agenda pública.
• Participa en la planificación, gestión y ejecución de las po-
líticas sociales a fin de construir espacios que multipliquen
y mejoren las condiciones de vida de las personas mayores.
• Contribuye a la identificación de sistemas de apoyo que
compensen las limitaciones de desempeño en la vida coti-
diana.
• Fomenta el intercambio y ayuda mutua entre las personas
de diferentes generaciones.
• Intenta generar sistemas de servicios y recursos compren-
sivos, accesibles y capaces de autosostenerse.
La intervención del Trabajo Social, en el campo gerontológico,
implica el reconocimiento y el trabajo conjunto con los propios

197
sujetos, los Adultos Mayores, principales protagonistas de la acción
profesional, promoviendo la participación y empoderamiento de
estos mediante el fortalecimiento de espacios de representación
social y política en las organizaciones propias del sector. A la
vez supone, el encuentro con otros actores que intervienen en
este campo, equipos interdisciplinarios, referentes comunitarios,
organismos de gobierno, organizaciones comunitarias, sociales
y políticas, promoviendo la articulación y el trabajo en redes.
Asimismo, en los espacios territoriales la intervención tiende a
la promoción de políticas gerontológicas que, por un lado, den
respuestas a las necesidades de las personas mayores y, por otro,
contribuyan a su visibilización. Tal como sostiene Carmen Gon-
zález (2017), la intervención no sólo se centra en lo microsocial
de una organización, pudiendo incidir en el análisis y diseño de
políticas públicas orientadas a este sector poblacional.
El aporte disciplinario del Trabajo Social, dentro de este campo
de intervención, se realiza desde diferentes niveles de abordaje
(abarcando lo familiar, grupal, comunitario-territorial y organi-
zacional) y desplegando múltiples estrategias. La intersectoriali-
dad, la promoción y protección de derechos, la participación de
las propios Adultos Mayores en diferentes espacios sociales, la
articulación con actores sociales y políticos, el trabajo en redes
sociales y comunitarias, entre otras, dan cuenta de ello. A la vez, la
intervención supone la participación y desempeño del profesional
en espacios, comunitarios y organizacionales con diferentes com-
plejidades, de acuerdo con el grado de dependencia de la persona
mayor y el servicio que requiera para garantizar su calidad de vida.
(González, 2017)
Resulta constitutivo de la profesión pensar la complejidad de
lo social a partir de una mirada multidimensional. Lo microsocial
y lo macrosocial siempre están en relación, en constante interac-
ción, por lo que las intervenciones profesionales deben estar en
permanente diálogo con ambas dimensiones.
Creemos oportuno detenernos en el concepto de campo de
intervención, en tanto que resulta pertinente para avanzar en com-

198
prensiones complejas, constructivas y críticas de la intervención
del Trabajo Social. El campo de intervención permite dar cuenta
de las relaciones y contradicciones entre los sujetos y los contex-
tos, a la vez que facilita la delimitación de los espacios de acción
profesional del Trabajo Social, sus dinámicas, analizar los recursos
con que cuenta para establecer su interacción con los otros.
Coincidimos con Prieto Solano y Romero Cubillos (2009), al
decir que las dinámicas presentes en los campos, con sus contra-
dicciones y complejidades, condicionan la intervención profesio-
nal y producen relaciones reciprocas para la comprensión de las
situaciones y relaciones a nivel macro y microsocial. Los diferentes
condicionantes, tales como la formación, las instituciones, los
procesos políticos y económicos que imperan, las políticas, las
relaciones existentes, entre otros, hacen parte de la lectura com-
prensiva de los campos de acción del Trabajo Social.
Pensar la intervención del Trabajo Social desde el concepto de
campo, nos permite acercarnos a las relaciones y contradicciones
entre los sujetos y los contextos o dimensiones referidas anterior-
mente. La mirada nunca puede ser, entonces, individual, singular,
siendo necesario el análisis de las complejidades para la compren-
sión global y local de las situaciones presentes en el campo.
Para Carballeda (2007), la intervención social es una forma de
comprender y explicar el presente desde el Otro como un sujeto
histórico, capaz de dialogar y cuestionar aquello que forma parte
del mundo cotidiano. En otras palabras, es analizar la historia
del sujeto que da cuenta de su constitución inmersa en una trama
sociohistórica. El contexto se convierte en factor determinante
y transversal para el análisis, interpretación, comprensión de la
intervención del Trabajo Social (Prieto Solano y Romero Cubillos
(2009).
Toda intervención implica una serie de acciones, mecanismos,
procesos que construyen representaciones y construcciones de
ese “Otro” sobre el que se interviene. Desde esta perspectiva, la
intervención como campo es un lugar de construcción de creen-

199
cias, hábitos y modalidades de hacer. La intervención es también
un lugar de certezas e incertidumbres.
En esta línea, Carballeda (2013) afirma: “En los diálogos entre
lo contextual, lo territorial y lo microsocial que la intervención facilita
se hace posible recuperar gramáticas perdidas, resignificarlas, recupe-
rando la palabra, estableciendo otros órdenes discursivos. En ellos la
presencia de lo colectivo, lo histórico y lo propio en términos de iden-
tidades compartidas se presenta como un camino posible y necesario.
La intervención se hace viable, especialmente desde una búsqueda que
integre presente y futuro y no se transforme en una mirada nostálgica
del pasado.”
La intervención social, desde una perspectiva territorial, se
vincula con la búsqueda de nuevas conexiones, encuentros y diá-
logos. Es así como las artes, la poesía, la música, la pintura, etc.,
se transforman en elementos que permiten recuperar el lazo social
y convocan a nuevas formas de relaciones. En ellas, la palabra,
la mirada y la escucha se presentan como una posibilidad para
rejerarquizar el lugar del relato como capacidad reconstitutiva en
perspectiva de construcción de continuidades que permitan la
elaboración de más y nuevas formas de coincidencias, facilitadoras
para el encuentro del lazo social perdido. En síntesis, trabajar en
los lugares donde el “vacío social” generó rupturas en formas de
relación y tramas sociales.

Experiencias y oportunidades en el ejercicio


profesional

Partiendo de la premisa que la educación es un derecho social


para todas las edades, y que se constituye como vehículo eman-
cipatorio tal como lo describe David Zolotov (2012), es que la
universidad desarrolla y ofrece distintos programas abiertos a la co-
munidad, y algunos de ellos destinados, específicamente, a Adultos
Mayores. Los mismos son concebidos como un lugar de inclusión,
y a la vez, como medio para el desarrollo de potencialidades, de

200
aprender y enseñar, de recuperar la memoria, de intercambiar con
otras generaciones y promover la participación social.
El aprendizaje es permanente a lo largo de la vida, abarca todo
el espectro del aprendizaje formal, no formal e informal, y sus
objetivos incluyen la ciudadanía activa, la realización personal y
la integración social. (Zolotov, 2012)
Coincidiendo con lo que plantea Custo (2003): “nuestra profe-
sión tiene la posibilidad de ofrecer y generar un lugar, un espacio, una
pertenencia, una identidad, una actividad deseable donde los sujetos
puedan pensar y pensarse, confrontar ideas, experiencias y propuestas,
es decir donde den cuenta de algún intento colectivo como sujetos de
derechos” ... “...es significativo cimentar una ciudadanía participativa,
comprometida, generadora de espacios colectivos, donde puedan ex-
presarse las coincidencias y diferencias” (p.10).
Las experiencias que surgen a partir de la vinculación de la
Carrera de Licenciatura en Trabajo Social con la Secretaría de
Extensión Universitaria en diferentes programas, proyectos y
actividades, constituyen desafíos y oportunidades para repensar
el Trabajo Social en el campo gerontológico. Aquellas transitadas
con Adultos Mayores, en el marco del espacio de “Encuentros de
Diálogo y Reflexión”, dan cuenta de la enorme posibilidad que
representa el campo gerontológico para desplegar acciones desde
el ejercicio profesional.
Han sido diversos los “Encuentros de Dialogo y Reflexión” en
los que algunos docentes de la carrera y estudiantes han podido
realizar sus aportes y a la vez enriquecerse aprendiendo de y con las
Adultos Mayores. En aquellos de los que participaron estudiantes
de la carrera, las experiencias tomaron valor en dos sentidos: com-
partir en los encuentros con los Adultos Mayores los aprendizajes
del aula y, a la vez, llevar al aula la riqueza del intercambio de las
experiencias con Adultos Mayores.
La utilización de dispositivos grupales, tal como lo plantea
Samter (2021), constituyen un espacio privilegiado para el Traba-
jo Social con personas mayores, conforme a los objetivos que se
haya diseñado para los encuentros sean preventivos, recreativos o

201
social. El trabajo grupal permite dar visibilidad a las capacidades,
los saberes, la experiencia acumulada, generándose un proceso de
enseñanza-aprendizaje colectivo, que impulsa la construcción de
redes de pares y estimula proyectos vitales.
Dentro del espacio de “Encuentros de Diálogos y Reflexión”,
algunas de las actividades tuvieron como eje principal trabajar
la inclusión social. A través de actividades lúdicas y corporales,
docentes y estudiantes de la carrera abrieron el espacio para ge-
nerar la reflexión sobre algunos conceptos acerca de la "inclusión
social", y recuperar vivencias de "inclusión" o "exclusión" entre los
participantes, que permitiesen pensar en posibles acciones para
promover la inclusión en ese espacio y/u otros. (“Inclusión Social y
Personas Mayores”. Lic. Pamela Rearte y estudiantes de la materia
Práctica II (Grupo y Comunidad) de la Carrera de TS. UNLaM)
Otras experiencias estuvieron vinculadas con el desarrollo de
recursos y estrategias para sostener la autonomía a lo largo de la
vida, empoderar en la prevención, adaptación a déficit funcionales,
capacidad y estrategia para la toma de decisiones (“Autonomía, di-
vino tesoro” Esp. Julieta Arroyo -Profesora Carrera de TS UNLaM)
Desde una mirada sustentada en los derechos de los Adultos
Mayores, otros encuentros estuvieron centrados en conocer y re-
flexionar acerca de la Convención Interamericana sobre derechos
de las Personas Adultas Mayores (Esp. María Fernanda Sigliano
- Profesora Carrera de TS UNLaM)
A partir de actividades lúdicas, la propuesta de recuperar los
juegos de la infancia y recrearlos en el tiempo presente, posibilitó
el despliegue expresivo, la creatividad, la comunicación y la inte-
gración en las personas mayores que participaron. (“Recuperando
experiencias que nos mantienen activos” Lic. Fernando Rabenko
- Profesor Carrera de TS UNLaM)
“Ya sea en la parte lúdica, como en la reflexiva, se ha observado una
total y animada participación de la concurrencia. En espacial en lo que
se refiere al jugar en sí mismo, los/as presentes, disfrutaron plenamente,
sin ninguna persona que haya quedado sin participar, si bien no se exigía
hacerlo. En lo que hace a la reflexión, ha surgido entre los/as presentes,

202
la pertinencia del título de la convocatoria, dado que el juego es entre
muchas otras cosas, un elemento esencial para mantenerse activo/a en
forma placentera y saludable”. (F. Rabenko)
Las experiencias realizadas por docentes y estudiantes de la
Carrera en los Encuentros de Diálogo y Reflexión buscaron de-
construir prejuicios, estereotipos sobre la vejez y el proceso de
envejecimiento, como también impulsar la participación grupal,
fortalecer los lazos sociales y la construcción de redes, y promover
los saberes y capacidades de las personas mayores.

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