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¿De los elementos afirmados por los griegos sobre la imagen del hombre qué

elementos asume el cristianismo?

El inicio de la humanidad cuenta con distintos puntos de vista, sin embargo Dios actúa de
forma transcendente e inmanente. La concepción griega de la divinidad emerge de una
intuición primera sobre la imperfección del hombre, el griego aprende a creer en la
divinidad pero aprende a creer también en la perfectibilidad del hombre.

La civilización griega manifestaba que el hombre se caracterizaba por su pensar y lo


entienden como un ser racional, que supera a los demás seres y acontecimientos del mundo.
Esto le capacitaba para penetrar la apariencia del mundo cambiante y adentrarse hasta la
verdad el ser. Siendo esto el elemento central de la explicación griega acerca del hombre, la
vida del hombre se desarrolla en varios planos: allí donde reside su libre espontaneidad,
toda la conducta espontánea se rige por este impulso.

Según Padilla (2015), manifiesta que la composición de la naturaleza del hombre procede
de Dios, tres posturas básicas exponen la composición del hombre: el tricotomismo donde
el hombre se compone de espíritu, alma y cuerpo. El dicotomismo, donde el hombre es un
cuerpo y un alma-mente, y una postura monista, donde el hombre es un todo. No obstante
el hombre es considerado como una persona.

La Biblia entiende al hombre como un ser compuesto, sea de dos o tres partes, lo cierto es
que tras la muerte se habla de las almas, de su salvación y de la existencia de la persona sin
el cuerpo, el cual volverá a tener tras la resurrección. No obstante el hombre es un ser
complejo y el Evangelio se dirige al ser completo para su salvación y nuestro bienestar
espiritual implica el físico y el mental y afectivo.

El hombre ejerce un gobierno sobre las cosas del mundo, análogo al de Dios. Esto significa
que el hombre reina sobre las cosas del mundo ejerciendo una soberanía análoga a la de
Dios. Y esto se puede comprobar porque el hombre es inteligente y libre y gracias a esa
inteligencia y libertad está dispuesta a la virtud y a la gracia divina. Pero más importante
que todo eso, es que el hombre es consciente de su semejanza con Dios y de la semejanza
del todo el universo a Dios, y eso le hace moverse para alcanzar a Dios. Por eso dice Santo
Tomás que la imagen de Dios se encuentra en el alma humana en cuanto se dirige hacia
Dios o en cuanto su naturaleza le permite dirigirse a Dios. De aquí que para el cristiano sea
tan importante el conocimiento que el hombre pueda alcanzar de sí mismo, incluso por
encima del conocimiento del mundo exterior. Porque el autoconocimiento del hombre le
permite regir su conducta y alcanzar a Dios como su último fin.

El humanismo moderno lleva al hombre a rechazar que haya un Dios, y un libro con las
instrucciones para la vida en el que se refleje Su autoridad sobre el hombre. Tras saber que
el hombre se preocupa por sí mismo antes de buscar a Dios, es aquí donde se debe exponer
la naturaleza de Dios. De ahí parte la aproximación de la exposición de la similitud entre el
Creador y el creado y de que hay una relación entre ambos.

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