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EL PROBLEMA SOCIEDAD Y POLITICA DE SAN AGUSTIN DE

HIPONA:
En cuanto a la sociedad y la política, San Agustín expone sus reflexiones en La ciudad de Dios, San
Agustín intenta explicar tales hechos partiendo de la concepción de la historia como el resultado de
la lucha de dos ciudades, la del Bien (Ciudad de Dios) y la del Mal (Ciudad terrenal)
La Ciudad Terrena, basada en el predominio de los intereses mundanos, formada por aquellos
hombres que se aman exclusivamente a sí mismos y llegan hasta el desprecio de Dios. La Ciudad de
Dios, basada en el predominio de los intereses espirituales, formada por aquellos hombres que aman
a Dios por encima de sí mismos. Está representada por la Iglesia visible (jerarquía eclesiástica) e
invisible (comunidad de fieles) y, por último, como culminación, por el imperio cristiano.
El providencialismo es la tesis que entiende el desarrollo de la historia como un proceso en el que el
hombre es movido por Dios para la consecución del bien universal. La providencia divina lo abarca
todo, la existencia del bien que Dios quiere, y la presencia del mal que Dios permite para que se
obtenga de él beneficios mayores.
San Agustín no separa política y religión, ya que si un Estado aspira a la justicia social debe
convertirse en un Estado cristiano, pues sólo el cristianismo hace buenos a los hombres. Añade que
la Iglesia es la única comunidad perfecta y claramente superior al Estado que debe inspirarse en
ella.
San Agustín admitió la legitimidad del Estado para exigir al cristiano obediencia a las leyes civiles

EL PROBLEMA DEL SER HUMANO DE SAN AGUSTIN DE HIPONA:


En la estructura jerárquica de la creación, las más nobles criaturas creadas por Dios son los ángeles
y a continuación está el ser humano. Mientras que el ángel es espíritu puro, el ser humano es un
compuesto de cuerpo (materia) y alma (forma).
El alma, lleva a cabo sus funciones mediante tres facultades: memoria, que hace posible la
reflexión; entendimiento, que permite la comprensión (incluye la razón inferior y la razón superior)
y voluntad, que permite el amor. El alma es una sustancia espiritual, simple, indivisible e inmortal.
Los argumentos para defender la inmortalidad proceden del platonismo: siendo el alma de
naturaleza simple no puede descomponerse, ya que no tiene partes, por lo que ha de ser
indestructible.
San Agustín negó la teoría platónica de la preexistencia del alma y explica su origen mediante la
teoría del traducianismo, según la cual, el alma se transmite de padres a hijos al ser generada por los
padres, igual que éstos generan el cuerpo
El libre albedrío es la posibilidad de elegir voluntariamente el bien o el mal, opción que tiende
siempre hacia el polo negativo. Dios nos ha dado el libre albedrío para poder elegir hacer el bien y
esa es la razón de que se castigue con justicia al que lo usa para pecar. Como consecuencia del
pecado original y por estar el hombre sujeto al dominio del cuerpo, es difícil que elija dejar de
pecar.
El hombre, según San Agustín, se caracteriza por una actitud de búsqueda constante que lo lleva a
autotrascenderse, a buscar más allá de sí mismo. Este impulso de autotrascendimiento no tiene lugar
solamente en el ámbito del conocimiento, sino también en el ámbito de la voluntad. El hombre
busca la felicidad, pero solamente puede hacer feliz al hombre algo que sea más que el hombre
mismo, y esto no es otra cosa que Dios.
Al estar estrechamente unida al cuerpo el alma del hombre se halla en una condición oscilante y
ambigua entre la luz (Dios, el bien) y la oscuridad (el mal, el pecado).
Ahora bien, aunque el cuerpo no es malo, sí puede ser un obstáculo para la salvación a
consecuencia del pecado original. La salvación del alma es el fin último del ser humano y se logra
con la búsqueda y reencuentro con Dios para lo cual hay que apartarse de los efectos moralmente
perniciosos del pecado original sobre el cuerpo.
EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO DE SAN AGUSTIN:

Uno de los problemas fundamentales de la filosofía cristiana antigua y medieval es el de las


relaciones entre fe y razón, puesto que el cristianismo, como la mayoría de las religiones, se basa en
la aceptación por parte del creyente de unas verdades reveladas por Dios a los hombres con el fin de
alcanzar la salvación. La razón es la fuente natural de conocimiento para el ser humano. Produce la
Filosofía, conjunto de verdades a las que se llega investigando por medio de nuestra propia razón.
La fe es una fuente de conocimiento sobrenatural. Produce la Teología Revelada, conjunto de
verdades reveladas por la autoridad de los libros sagrados.
Para San Agustín razón y fe colaboran en el esclarecimiento de la única verdad que existe, el
cristianismo. Una verdad a la que se puede acceder por dos caminos: la razón, que nos acerca a ella
parcialmente, y la fe, que nos la da a conocer en plenitud. Por lo tanto, fe y razón no sólo son
compatibles sino que, además, la verdadera religión es también la verdadera filosofía ya que la
filosofía, si es correcta y no se desvía de la verdad, estará necesariamente de acuerdo con los
contenidos de la fe. Esta colaboración se realiza del modo siguiente:
La fe ilumina a la razón (Cree para comprender) ya que es preciso creer para poder entender, puesto
que la razón humana es limitada y sólo la fe permite entender todas las preguntas relativas a Dios, al
mundo y al hombre.
Por otro lado, la fe se vale de la razón (comprende para creer) ya que la comprensión racional de la
doctrina cristiana es la forma más elevada y auténtica de la fe. La verdadera fe del cristiano no debe
limitarse a la fe ciega del ignorante.
El punto de partida para la búsqueda de la verdad se halla en la intimidad de la conciencia, en un
proceso de interiorización que lleva al hombre más allá de sí mismo (autotrascendimiento)
Conocimiento sensible: Compartido por el hombre con los animales, es el grado más bajo del saber,
no puede considerarse un conocimiento fiable y válido debido a la inestabilidad de las cosas
sensibles.
Conocimiento racional inferior (Ciencia): En parte es sensible ya que se refiere a las cosas del
mundo y en parte es racional ya que aspira a verdades generales o universales.
Conocimiento racional superior (Sabiduría): Es el conocimiento inteligible, puramente racional.
Trata de la contemplación de las esencias, verdades absolutas, necesarias y eternas (Ideas) sin
intervención de la sensación.
San Agustín adopta la tesis neoplatónica que sitúa las Ideas o esencias eternas e inmutables en la
mente de Dios, ya que si son eternas e inmutables, no pueden tener su origen en el alma humana,
finita y limitada, sino sólo en la inteligencia divina.
PROBLEMA DE DIOS DE TOMAS DE AQUINO:

Santo Tomás aceptará de Aristóteles en su concepción de la realidad varias de sus teorías, pero
distinguirá totalmente entre Dios y las criaturas. Afirmará que Dios es el creador de todo el universo
y por tanto es un ser necesario, no puede no existir, frente a las criaturas que son contingentes,
pueden existir o no. En los seres contingentes hay una diferencia entre la esencia (su definición
universal) y existencia (si realmente existen o no) ya que su esencia no implica su existencia, pero
en Dios, al ser necesario, su esencia implica su existencia.
Sto. Tomás afirma así a Dios como el ser necesario y acto puro, ser inmutable y perfecto, cuya
actividad es pensarse a sí mismo, como en Aristóteles. Sin embargo, Aquino defiende el
creacionismo y, por lo tanto, Dios conoce el mundo al pensarse, pues es su obra, y cuida y ama a sus
criaturas.
Santo Tomás comprende que la existencia de Dios es problemática racionalmente y por tanto una de
las tareas fundamentales de la razón será la demostración de la existencia de Dios. En primer lugar
criticará el Argumento Ontológico de San Anselmo y defenderá que la existencia de Dios no nos
resulta evidente ya que si bien es evidente en sí misma, pues Dios es un ser necesario, no es
evidente para nosotros, pues nuestra razón es limitada y desconocemos el concepto de Dios por ser
su esencia incognoscible para la razón del hombre. Por ello, habrá que demostrar su existencia. Para
ello, distingue dos tipos de demostración: la a priori, en la que conociendo la causa podemos inferir
el efecto, y la a posteriori, en la que al darse el efecto podemos demostrar la causa. Sto. Tomás
afirmará que sólo es posible demostrar la existencia de Dios utilizando la demostración a posteriori,
pues conocemos el efecto (la creación) y buscamos su causa (Dios). De esta forma, Aquino
presentará cinco vías para demostrar la existencia de Dios. La primera, parte del movimiento de los
seres para afirmar la existencia de Dios como motor inmóvil. La segunda, parte de la existencia de
causas causadas para demostrar la de Dios como causa incausada. La tercera, parte de la existencia
de seres contingentes para afirmar la de Dios como ser necesario. La cuarta (de influencia
platónica), parte de la existencia en los seres de distintos grados de perfección para afirmar la de
Dios como ser perfectísimo. La quinta, parte del comportamiento ordenado de los seres naturales
para afirmar la existencia de Dios como inteligencia ordenadora.

EL PROBLEMA DE LA ETICA DE TOMAS DE AQUINO

Aquino afirma la existencia de la ley natural, la forma moral en que Dios ha impuesto en el alma
humana la ley eterna respetando su libertad. La ley natural tiene varios preceptos que se
fundamentan en uno principal: el deber de desarrollar la propia esencia humana realizando el bien y
evitando el mal. De éste se derivan tres preceptos primeros en relación a las facultades del alma: el
deber de conservar la vida, que desarrolla la facultad vegetativa; el deber de procrear y educar a los
hijos, que desarrolla la facultad sensitiva; y el deber de respetar la justicia social y de buscar la
verdad (el conocimiento de Dios), desarrollando así la facultad racional. Para Santo Tomás, los
preceptos de la ley natural son evidentes (todos pueden llegar a conocerlos), universales (valen para
todos los seres humanos) e inmutables (no cambian nunca) por estar implícito en la esencia humana.
A través de la conciencia podemos deducir de estos preceptos generales unos preceptos secundarios,
concretos para las distintas situaciones cotidianas, que sí pueden admitir excepciones

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