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La filosofía medieval, bases y fundamentos de la comprensión de Dios y

del cristianismo
Los filósofos presocráticos han logrado reconocer que hay un principio de
todas las cosas (arjé) y que el hombre no es fruto del azar, sino que, son seres
reales que viven y se desarrollan a lo largo de la historia. Sin embargo, su
reflexión racional tiene límite, pues les faltaba algo esencial para comprender la
plenitud y trascendencia de la vida. Lo que a los griegos les hacía falta, el pueblo
judío lo poseía y que para ellos era el tesoro más preciado, pues ese ser superior,
supremo, infinito, eterno, inmortal, suma Verdad, Bien; el Ser Supremo se había
revelado a ellos, dándose a conocer en la historia por la elección realizada por
medio de Abraham, Isaac y Jacob. Ante esta realidad del pueblo judío es donde
Dios se revela de manera plena en su Hijo Jesucristo y es aquí donde se abre la
posibilidad para responder todas las preguntas que los antiguos filósofos se
realizaron y que iban hacia la trascendencia, no obstante, era un proceso que
recién comenzaba y que por años se ha ido desarrollando. Frente a este contexto
los apóstoles, siendo judíos, reconocen en Jesús al Mesías que ellos esperaban
como Salvador. Así, impulsados por la fuerza del Espíritu Santo y cumpliendo
con el mandato dado por su Maestro, salen a evangelizar a todos los pueblos
encontrándose con las civilizaciones de los griegos y romanos, que poseían
creencias, religiosidad, conceptos, bases, formas de vivir y de ver la vida, nuevas
y desconocidas realidades para ellos. De manera que, comienzan el proceso de
reflexión sobre la fe, solidificando el cristianismo.
Es ante esta situación que la filosofía medieval aborda el tema del
cristianismo como eje central de su reflexión, siendo los filósofos cristianos los
encargados de dar inicio a la reflexión filosófica, recogiendo elementos
fundamentales de los filósofos griego e introduciendo conceptos de estos a la
filosofía cristiana, la cual se desarrolla en un largo periodo, la cristiandad, que
duró hasta el siglo XIII teniendo grandes exponentes que robustecieron la fe. En
este trabajo recogeré algunos filósofos cristianos haciendo una pequeña relación
con los autores griegos.
Uno de los primeros ha sido Filón de Alejandría que yendo en contra del
principio griego de no contradicción afirma que Dios crea de la nada, dando forma
a todo lo creado. Dios es infinito no tiene límites por eso las manifestaciones de
sus actividades son innumerables, así Dios crea y rige todo el universo. Además,
puede crear y seguir creando lo que quiera, cuándo quiera y como quiera. De esta
manera en Dios existen todas las potencias, todas las posibilidades y
actualizaciones están en él.
Filón de Alejandría recoge de la mirada platónica la separación de dos
realidades, en el mundo de las ideas y el mundo real, siendo el Demiurgo el que se
encarga de copiar las ideas del mundo inteligible, al mundo tangible. El filósofo
cristiano plantea que Dios es acto y potencia, que ya por el hecho de que las ideas
estén en el pensamiento de Dios tienen la posibilidad de ser creadas, es por esto
que Dios ha creado todo desde la nada (ex nihilo).
Es así como no existe el Demiurgo, sino que es el mismo Dios el que crea
y ordena toda la creación, Dios crea al hombre, siendo el modelo Jesucristo, a
través de la hipóstasis. Años más tardes Santo Tomás perfeccionará lo planteado
por Filón, ya que comparte su postura, pero agrega que Dios da participación de
su Ser a todas sus creaturas.
De esta manera todo ente, cualquier cosa que exista, tanto lógico como
real, están dotados de esencia, lo que le da la identidad al ente, permitiendo al ente
participar del Ser de Dios. Así, Dios, siendo infinito da a sus creaturas distintos
grados de participación de su Ser, aunque siguen siendo finitos. Esta visión
aristotélica que manifestaba que todo lo que existe es sustancia compuesto de
forma y materia, en la visión tomista son entes con esencias y participación del
Ser. Ahora, si San Agustín afirma que Dios habita al ser humano y el aquinate
dice que tenemos un mayor grado de partición del Ser.
Se podría pensar que son dos visiones distintas, porque lo creado no es
Dios, entonces no habita Dios, sino que solo una parte de él o que Dios habita en
cada hombre porque Dios ha otorgado un grado de su Ser de su misma esencia.
Para mí ambas se complementan porque el Creador por su amor, ha
querido establecer una relación con sus creaturas, habitándonos y dándonos su Ser
en el amor, que nos mueve a buscarlo, conocerlo y amarlo en esta vida terrena,
para llegar un día a contemplarlo en su plenitud en la Vida Eterna. Cabe destacar,
que en este último aspecto mencionado ambos santos postulan lo mismo, que esta
vida terrena nos conducirá a la vida eterna.
San Agustín luego de haber vivido un proceso de incesante búsqueda de la
verdad de manera externa, logra comprender que la verdad la encuentra en Dios y
que no está fuera de él, sino dentro de sí, llevándolo a una conversión intelectual y
moral, ya que, Dios dentro de él lo transforma, lo hace un hombre nuevo movido
por la gracia a vivir la vida como un verdadero cristiano.
El camino que conduce a San Agustín a su encuentro con Dios es la razón,
que lo va guiando en la búsqueda de la verdad concorde con todos los procesos de
su vida externa como interna y que lo lleva a la fe, por eso aporta a la filosofía el
autoconocimiento de sí mismo, haciéndose consciente de su existencia mediante
el “yo”, que es el inicio de búsquedas existenciales indagando en su alma.
En un comienzo el santo se deja llevar por la secta del maniqueísmo, los
que planteaban que el hombre estaba sometido al principio ontológico estas dos
realidades del bien y del mal, determinándolo en su vida.
Cuando lee a Plotino, el que plantea que todo emana de un principio que es
el uno, el cual es una realidad dinámica, inteligente, de luz plena, consciente de sí
mismo, que no crea y no es creado, pero si es la fuente que produce la realidad del
intelecto, sin perder nada de él sigue siendo completo. El intelecto se separa del
uno voluntariamente, están todas las ideas, por eso está remitido al uno, que lo
contempla porque es su fuente. Cuando lo contempla se ve plenamente irradiado
por la luz que emana el uno y por consecuencia del dinamismo produce otra
realidad que es el alma.
De este modo, Agustín, tomando la postura de Plotino y Platón afirma que
hay dos realidades: una espiritual y otro material, que el uno de Plotino es el Dios
de los cristianos, el que da el ser a todo lo creado y que el alma al contemplar a
Dios mediante el intelecto, va iluminando la razón que permite conocer y
comprender a Dios. Así, reconoce que las cualidades del uno son las de Dios, pero
que, aun así, el Dios de los cristianos es más excelso, ya que es el creador dador
de vida, que ama, se deja amar, ilumina y redime la vida del hombre. En
consecuencia, el hombre al estar más cerca de Dios está más iluminado por la
santidad que lo conduce a hacer el bien y entre más lejano se está de Dios tiende
al mal.
San Agustín frente el maniqueísmo que aseguraba que el bien y el mal
eran los principios ontológicos que el ser humano nace bueno o malo y que lo
determina a vivir según plantea que Dios crea bueno al hombre, porque han sido
creados a imagen y semejanza de Dios, que es Bueno, pero que han sido
corrompidos. Por eso son imperfetos, abiertos al pecado que quita el ser y lo aleja
del bien. De este modo, el hombre al participar del ser de Dios, pero no es el ser,
lleva consigo el pecado original, la acción de no obedecer a Dios, que es la herida
que lo conduce a la corruptibilidad, así lleva consigo con la concupiscencia. De
esta manera el pecado aleja al hombre del Dios, tomando distancia del bien y se
aproxima al mal. Esto lo llevará al mal moral, dañándose a sí mismo con sus
acciones, destruyendo el vínculo con Dios. Sin embargo, este daño si tiene una
solución que es la redención mediante la Gracia, con la que el hombre se libra del
pecado y libre para amar a Dios. Por lo que, el ser humano se aproxima al uno de
Plotino, dando luz a su vida interior y como consecuencia a su vida exterior. Así,
el hombre tiene la oportunidad de hacer el bien en cuanto más cercano está de
Dios y el mal en cuanto más lejano lo está de él, descartando lo planteado por los
maniqueos que el hombre está determinado por el bien y el mal, sino que la gracia
de Dios que habita en el hombre le permite llegar a la contemplación de Dios.
Para Santo Tomás de Aquino el conocimiento se puede adquirir a través de
diversas maneras, como las experiencias, los sentidos, las emociones, la fe y la
razón. Son estas dos últimas en la que se ha centrado principalmente, puesto que
por mucho tiempo se ha creído que son opuestas entre sí. Sin embargo, plantea
que ambas son necesarias y complementarias para el ser humano. Todo hombre
que tiene fe ha comenzado desde un proceso de conocimiento y razonamiento,
pues el que cree conoce y acepta lo que cree como una verdad. De este modo la
razón ayudada por los sentidos, permite al hombre aceptar como base de su
conocimiento los principios universales y trascendentales, que van a sostener su
fe, porque la razón puede comprender verdades que apuntan a realidades
metafísicas, que son parte de la dimensión del hombre. Por otra parte, plantea una
estrecha relación entre la filosofía y la teología, sin que estas pierdan su
independencia como disciplina. La filosofía se inicia desde el cuestionamiento de
lo que ya existe, utilizando la razón, por lo que la condición humana tiene la
facultad de pensar, cuestionarse y preguntarse por todo su quehacer, ya sea de su
propia existencia como su fin último, sin embargo, la razón por su condición
humana es limitada llegando hasta un punto donde no puede dar respuesta, a pesar
de llegar al ámbito metafísico en su reflexión. Es aquí donde la teología irrumpe
como una herramienta para mejorar y perfeccionar el conocimiento. Esto se debe
a que en la teología interviene la gracia de Dios, ya que tiene como base la fe y la
revelación. Es por esto que la teología alcanza un conocimiento humano a través
de la razón y agrega la fe como un elemento necesario para los conocimientos más
elevados y trascendentales. No obstante, se deja en claro que la teología no
sustituye a la filosofía, pero si se perfecciona la filosofía con la teología. Es
preciso mencionar que la gracia que se recibe por la fe, no sustituye la naturaleza
humana, porque Dios otorgando la razón al hombre quiere que la utilice y logre
acercarse cada vez más a él mediante la razón de la fe.
La filosofía medieval teniendo como eje central la reflexión cristiana, los
filósofos cristianos buscan comprender los principios de la fe, para poder
expresarla, transmitirla y defenderla ante las herejías que se iban dando. De esta
manera las tensiones de la etapa se desarrollan entre la razón y la fe, sí el principio
medieval fue que la fe se debía comprender y comprendiendo se podía creer,
generando un dinamismo entre estas dos realidades del ser humano. Es un proceso
paulatino que se va desarrollando al pasar del tiempo y que logra entrelazar la fe
con la razón para llegar a Dios.

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