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CAPÍTULO I

1.1.- EL POSITIVISMO CRIMINOLÓGICO Y LA LUCHA DE ESCUELAS 1

La consolidación de la Criminología como disciplina emperica, científica, se


halla estrechamente unida al positivismo criminológico y, en particular, a la
Scuola Positiva Italiana, que surgen a mediados del siglo XIX como reacción a
la escuela clásica.

El positivismo criminológico representa el momento científico, de acuerdo


con la famosa ley del Comte sobre las fases y estadios del conocimiento
humano: la superación, por tanto, de las etapas “mágica” o “teológica”
pensamiento antiguo y “abstracta” o “metafísica” racionalismo ilustrado.
Significa, también según 2FERRY un cambio radical en el análisis del delito del
antiguo régimen; la misión histórica del positivismo, por el contrario, será luchar
contra el delito, luchar contra el delito a través de un conocimiento científico de
sus causas (vere scire est per causas scire) al objeto de proteger el orden
social de la naciente sociedad de la naciente sociedad burguesa industrial.

En todo caso, la característica diferencial del positivismo criminológico


reside en el método más a un que de los postulados a menudo contradictorios
y equivocados de sus representantes; el método positivo, empírico, que trata
de someter constantemente la imaginación a la observación y de los
fenómenos sociales a las leyes férreas de la naturaleza. La cosmogonía del
orden y del progreso, la fe ciega en la omnipotencia del método científico y en
la inevitabilidad del progreso sella el proceder metódico de la Scuola Positiva

Desde un punto de vista histórico – político, el positivismo contribuyo a la


consolidación y defensa del nuevo orden social que devino, así, un absoluto
incuestionable. La ilustración se había limitado a criticar el antiguo régimen.

1
Sobre la escuela del positivismo criminológico en general,cit ,pag 110, MANNHEIN,PionerSs en
criminología,cit,pags.10(introducción)JEFFERY,CL,The historial developent of criminology,
PIONERSS,Pags.364,VOLD,GB,theorical of criminology,cit,pag.35 y 47 ,SIEGEL,L,J,Criminolgy,cit,pags.
123.
2
FERRI, Criminologia campo visual, Ed. Heliasta S.R.L., Buenos Aires, 1993, pág. 59-71.
La teoría del contrato social y de la función preventiva de la pena no era
suficiente para fundamentar positivamente el nuevo orden social burgués
industrial. Todo lo contrario, el criticismo racionalistra y metafísico de los
iluminados podía ponerse en peligro. Era necesario por ello, fortalecer el
naciente orden social, legitimarlo, protegerlo y ese fue el proyecto político del
positivismo, que absolutizo y entronizo quizás no el poder pero si el orden
burgués. Su lema podría sintetizarte con palabras de 3FERRAROTTI, orden y
progreso solo son posibles, como pilares fundamentales del nuevo orden
social, bajo el manto protector de la filosofía positivista. Esta función
legitimadora – ideológica que asume el positivismo explica probablemente su
teoría de la pena; esto es, la prioridad que concede a la protección eficaz del
orden social frente al planeamiento ilustrado, atento más a metas
retribucionista, disuasoria o incluso de reforma del delincuente; explica
también, el llamativo vigor propugnado por el positivismo, que pon e espacial
énfasis, como afirma 4 CARMIGNANI, en las colonias de ultramar y en la pena
de muerte, evocando incluso la cruel “ley de la selección natural de las
especies” para justificar esta última; y explica, finalmente, el principio de
diversidad del hombre delincuente, es decir, es decir la hipótesis
diametralmente opuesta a la sustentada por los teóricos de la ilustración, que ,
en definitiva no pretende sino salvar el nuevo orden social atribuyendo el
crimen y las preocupantes tasas de criminalidad al individuo.

El positivismo criminológico abriría un gran debate doctrinal en varios


frentes.

Un primer frente lo constituyo la escuela clásica que había tratado de


contemplar el crimen con un método abstracto, formal y deductivo. El grito de
5FERRY: abajo el silogismo representa la postura positivista en esta contienda
de métodos, el rechazo de todo enfoque, como el de los clásicos, capaz de
abordar el nuevo problema criminal prescindiendo del nombre delincuente y de
la realidad social misma.

3
FERRAROTI, Giovanni: Elementos de derecho criminal, Ed. Temis, Colombia 1979, págs. 1/15.
4
CARMIGNANI, Giovanni: Elementos de derecho criminal, Ed. Temis, Colombia 1979, págs. 1/15.
5
FERRI, Enrique: Estudios de Antropología Criminal, Ed. La España Moderna, Madrid, 1895, págs 5/106.
Una segunda polémica surge en el seno de la misma Escuela Positiva entre
quienes explican el delito como producto de una predisposición biológica del
individuo (dirección antropobiologica) y quienes ponderan, también, la
incidencia etiológica de los factores sociales (dirección sociológica).

Por último, un tercer debate tiene lugar en el positivismo y otra escuela no


positivista (Escuela de Lyon, Funcionalista, etc.) de signo sociológico,
distanciadas, también, de los postulados “clásicos”.

Este triple debate seria decisivo para la consolidación de la criminología, de


catándose a lo largo del mismo las diversas posturas doctrinales.

6LOMBROSO (1835 – 1909), GAROFALO (1856 – 1929) son los tres


representantes más señores de la Scuola Positiva el órgano difusor de la
misma fue la revista “Archivi di psichiatria, scienze penali e antropología
criminale”.

El positivismo criminológico encontró una gran difusión en Italia y algunos


países sudamericanos (en estos, fundamentalmente, la directriz sociológica de
FERRY). Menor en Alemania, España y, sobre todo, en Francia (por el impacto
de la obra de LACASAGNE, TARDE y DURKHEIM). Y casi insignificante en los
países anglosajones.

1.2.- LAS PREMISAS METODOLÓGICAS Y POSTULADOS DEL


POSITIVISMO CRIMINOLÓGICO DEL POSITIVISMO

Cinco ideas pueden sintetizar las premisas metodológicas y postulados del


positivismo criminológico:

a) Utilitarismo, cientifismo y racionalismo parecen aproximar la filosofía


positivista a la de ilustración. Ambas se suponen comparten, además,
una misma fe en la ciencia y el progreso.

Sin embargo, la “ciencia” y “el saber” positivista, su teoría objetiva del


conocimiento y el propio modelo “causal explicativo” que este profesa,
sus técnicas cuantificadoras, confieren al método empírico un rol bien
distinto al servicio de un marco social también diferente.

6
Lombroso.l Escuela del Positivismo. Sao Paulo: Imprenta E. G. Revista des Tribunais Lda (sin referencia
editorial), 1948.
En tal sentido hay que interpretar tres de los dogmas del positivismo:
la subordinación de los fenómenos sociales a las inflexibles leyes de la
naturaleza, el permanente sometimiento de la imaginación a la
observación; la naturaleza relativa del espíritu positivo racional, como
distinto de las leyes positiva.

El positivismo cree en la existencia de layes “naturales”: Pero dichas


leyes no tienen su origen en una instancia iusnatural o metafísica, sino
en otro absoluto: el orden físico o social. No hay más no hay más
realidad que la de los hechos. El conocimiento es objetivo: el individuo
que la observa debe vaciarse de su propio mundo subjetivo. No
Obstante, la observación misma que da permanentemente superada por
su realidad. La finalidad de la ciencia no se agota en la acumulación de
datos, sino en la interrelación de los mismos, formulando las leyes que
regulan los fenómenos. En modelo científico trasciende la mera
descripción, reclama un análisis causal explicativo. Así de lo que “es”
podrá inferirse lo que “será”.

El silogismo trascrito, pretendidamente neutro y objetivo, permite al


positivismo entornar una suerte de cosmogonía del orden y del progreso,
ya que una ciencia que descubre las leyes que regulan los hechos
naturales y sociales permite establecer el orden de esa sociedad y un
progreso constante gracias al precio conocimiento de aquellos dictados
inmutables. Vigoriza, en último término, el orden social con un respaldo
“empírico” que, no obstante, cumple una coartada meramente ideológica.

En todo caso, el control social que impulsa este empirismo o cientifismo,


es un control andro-etnocentrista

b) Pero lo que une a las diversas y heterogéneas corrientes positivistas y lo


que, al propio tiempo las identificas frente a las restantes concepciones
no positivistas es el método. El método positivo, empírico, inductivo –
experimental: el método científico que es el único capaz de descubrir las
leyes inmutables que rigen los fenómenos sociales, de acuerdo con el
modelo causal explicativo o paradigma científico valido tanto para el
mundo de la naturaleza como para el de los fenómenos humanos
sociales. Método por otra parte, en alza como consecuencia del
Positivismo de COMTE, del Evolucionismo de DARWIN y SPENCER y
del Naturalismo de MOLESCHOTT, BUCHNER y HAECKEL; e
impulsado por el espectacular progreso de las ciencias naturales a lo
largo del siglo XIX y la crisis del liberalismo individualista ante el nuevo
modelo de Estado intervencionista.
Así lo entendió 7FERRY, cuando el realismo naturalista cedió ante el
neo idealismo, al rechazar expresamente cualquier vinculación
necesaria de la Escuela positivista a concretos sistemas filosóficos o
sociales (COMTE, SPENCER, DARWIN, ect) y poner de relieve que lo
especifico del Positivismo es el empleo de un determinado método
científico inductivo, experimental.

El propio FERRY destacaría en cambio radical que supuso el positivismo


en el ámbito metodológico. Hablamos dos lenguajes diferentes – explica
al autor refiriéndose a los clásicos, para nosotros el experimento
experimental (inductivo) es la llave de todo conocimiento; para ellos,
todo deriva de deducciones lógicas y de la opinión tradicional. Para
ellos, los hechos debes ceder su sitio al silogismo; para nosotros, los
hechos mandan….; ara ello, la ciencia solo necesita papel, pluma y
lápiz, y el resto sale de un cerebro relleno de lectura de libros, más o
menos abundante y, hechos de la misma materia. Para nosotros, la
ciencia requiere de un gasto de mucho tiempo, examinando uno a uno
los hechos, avaluándolos, reduciéndolos a un denominador común y
extrayendo de ellos la idea nuclear. Para ellos un silogismo o una
anécdota es suficiente para demoler miles de hechos recabados durante
años de observación y análisis; para nosotros, lo contrario es la verdad.
Y concluye: la escuela criminal positiva no consiste únicamente en el
estudio antropológico del criminal, pues constituye una renovación
completa, un cambio radical de método científico en el estudio de la
patología social criminal y de lo que hay de más eficaz entre los
remedios sociales y jurídicos que nos ofrece. La ciencia de los delitos y

7
Vid.FERRI, Enrique: Estudios de Antropología Criminal, Ed. La España Moderna, Madrid, 1895, págs
5/106.
de la pena era una exposición doctrinal de silogismo dado, a la luz por la
naturaleza exclusiva de la fantasía lógica; nuestra acúlela ha hecho de
ellos una ciencia de observación positiva, que, fundándose en la
antropología, la psicología y la estadística criminal, así como en el
Derecho Penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la ciencia
sintética que yo mismo la llamo sociología criminal, ya así esta ciencia,
aplicando el método positivo al estudio del delito del delincuente y del
medio, no hace otra cosa que llevar a la Ciencia Criminal Clásica el
soplo vivificador de las ultimas e irrefragables conquista hechas por la
ciencia del hombre y de la sociedad, renovada por las doctrinas
evolucionista.
Ideas que reitera 8FERRI en la introducción a”Los nuevos horizontes
del Derecho y del Procedimiento Penal”.
Esta es la innovación nuestra, no tanto en las particularidades
conclusiones como en el método de estudio. Hasta hora en todos los
tratados de derecho criminal la génesis natural del delito ha sido
completamente descuidada; se considera el delito ejecutado como dado
inicial, y sobre esto se construye las teorías jurídicas, ilusionándose con
fáciles remedios, sin estudiar las causas del mal. Nosotros, por el
contrario, buscamos los datos y decimos… que es menester estudiar
primero las causas que producen el delito y después construir las teorías
sobre el mismo…

c) La Escuela Positiva se presenta como superación del Liberalismo


individualista clásico, en demanda de una eficaz defensa de la sociedad.
Fundamentada el derecho a castigar en la necesidad de la conservación
social no en la mera utilidad; anteponiéndose los derechos de los
honrados a los derechos de los honrados a los derechos de los
delincuentes.
Se ha exagerado demasiado a favor de los delincuentes dice una vez
más FERRY y la conciencia universal reclama “se ponga fin a
exagerados sentimentalismo en favor de los malhechores, cuando se

8
Vid.FERRY, Enrique: Estudios de Antropología Criminal, Ed. La España Moderna, Madrid, 1895, págs
5/106.
olvidad de la miseria y de los dolores de tantos millones de pobres
honrados….” Sin embrago, existe un hecho doloroso…, el hecho
relevado por las estadísticas criminal es que la delincuencia aumenta
continuamente, y que las penas hasta hora aplicadas mientras no sirve
para defender a los honrados, corrompen aún más a los criminales. La
insuficiencia de las penas hasta hora usadas para cometer los delitos; el
aumento continuo de las reincidencias, las consecuencias peligrosas y a
veces absurdas de teoría sobre la locura que razona y sobre la fuerza
irresistible…; la exageración de algunas formas procesales; el injerto
inorgánico de instituciones extranjeras sobre el viejo tronco de nuestro
procedimiento; todo esto y aún más reclamaba y reclama en la
conciencia común un remedio científico y legislativo que quite ciertos
abusos que favorecen a los delincuentes y perjudican a los honrados.

d) Los principales postulados de la Scuola Positiva se definen, también, por


contraste a los de la Escuela Clásica.
Si para esta ultima el delito es solo un ende jurídico abstracto, una
entelequia desconectada de su protagonista (el hombre delincuente) y
de su entorno (la realidad social), para el positivismo criminológico el
delito es un hecho real, natural, empírico, histórico concreto.
Por su orientación garantista la Escuela Clásica acataba la definición
legal del delito. Los positivistas, por el contrario, entienden que la
esencia del crimen no se agota en la violación de las normas jurídicas
que aquel implica. Y se esfuerzan por elaborar un concepto natural de
delito de bese sociológica, como sinónimo de comportamiento
“antisocial” de agresión a las condiciones esenciales de la convivencia.
Los clásicos acentuaron el binomio “delito” y “pena” como soportes
del sistema. El delincuente es solo el sujeto activo de la infracción, un
concepto lógico de referencia, como lo es sujeto pasivo o el objeto
material. Los Positivista, por el contrario, hacen bueno el dicho de que
no existe el delito sino el delincuente. Y confiere al examen de este
como realidad biopsiquica y social el máximo interés. La persona del
delincuente ocupa el centro del sistema: el delito es solo un síntoma de
la peligrosidad o sensibilidad del autor.
El estudio del delincuente por la Scuola Positiva es
fundamentalmente fenomenología tipológica. Da lugar a una rica gama
de tipos criminales y clasificaciones que parten del conocimiento
esquema lombrosiano, aceptándose la hipótesis de que alguno de ellos
expresan anomalías orgánicas o psíquicas atávicas, de transmisión
hereditaria, que convierten a tales delincuentes en una variedad o
subespecie infrahumana. Mientras los autores cásicos mantuvieron el
principio (metafísico) o dogma de la igualdad del género humano no hay
diferencias cualitativas sustanciales entre el hombre delincuente y el no
delincuente los positivistas propugnan la tesis de la diversidad del
criminal (el delincuente como persona distinta del ciudadano honesto.

El protagonismo del delincuente polariza el análisis positivista, matiza


todos sus planteamientos. Para la Scuola Positiva, no se castiga el
hecho, el delito sino al autor. El criterio de la medida del castigo de la
temibilidad y peligrosidad del delincuente, no la gravedad objetiva y
nominal de la conducta, que tiene mero valor indiciario, sintomático. La
preferencia por el tratamiento, las medidas en el lugar de las penas y la
necesidad de un sistema individualizador se explica por razón de tal
perspectiva. El sistema del positivismo es igualmente asimétrico, ya que
vuelca los esfuerzos científicos en la persona del autor
despreocupándose de orientar también, su análisis empírico al estudio
del delito y de la ley penal.
La escuela Clásica afirmaba el libre albedrio del hombre. El
positivismo es determinista. La libertad humana una “ilusión” subjetiva
según FERRY. Para la Scuola Positiva, la conducta del hombre se halla
sometida a la Ley de la causalidad como los demás fenómenos
naturales y determinar por un complejo de procesos físicos y sociales. El
mero hecho de vivir en sociedad y no del libre albedrio fundamenta la
eventual responsabilidad criminal de quien infringe la leyes (principio de
la responsabilidad social).
El positivismo criminológico antepone la eficaz defensa de la
sociedad al garantismo individualista de la Escuela Clásica, de los
derechos de los ciudadanos “honrados” a los de los “delincuentes”, la
función protectora de la pena en función retributiva o incluso a la
disuasoria y a la de reformadora. La pena es defensa social instrumento
eficaz al servicio del bienestar social. Se desconfía de la eficacia de la
prevención general, aspirándose, fundamentalmente, a una adecuada
prevención especial: procurando que el criminal no reincida, a través de
un sistema de medidas y tratamientos de adaptación acordes con las
características individuales de cada delincuente concreto. Por ello, las
garantías legales ceden al arbitrio judicial penitenciario (principio de la
individualización de la pena y de la sentencia indeterminada). Las
formulaciones más extremas del positivismo renuncian, incluso, al
nullum crimen, nulla poena sine lege y sugieren una radical
desjuridización de la función penal en su efecto preventivo – disuasorio,
despreocupándose de la “génesis principal” del delito, de su etiología. El
positivismo clamar por un diagnostico científico del problema criminal
(psicológico antropológico, sociológico, estadístico, etc) y por la
articulación de las estrategias necesarias para neutralizar los factores
criminógenos. En dicho programa, Derecho Penal ocupa un lugar
secundario, porque se cuestiona la eficacia del mismo. La célebre
“oración fúnebre por el derecho penal clásico” deriva, según FERRY, de
una evidencia: la estadística prueba que el aumento, disminución o
desaparición del delito tiene una causa propia, una dinámica social sui
generis independientemente de las penas previstas en los códigos e
impuestas por los magistrados. Por ello, mas importantes que las penas
son los “sustitutivos penales” esto es, un conjunto que inicien en la
realidad social de modo preventivo contra restando de raíz las
influencias criminógenas de la más diversa índole.

INTRODUCCION

El nacimiento del Positivismo Criminológico dio paso a una nueva era,


basada en el método científico. Un pensamiento revolucionario que vino
a sustituir a la anterior Escuela Clásica, siendo sus mayores impulsores
Enrico Ferri, Raffaele Garofalo y Cesare Lombroso. Esta nueva etapa
aunaba distintas visiones, desde lo antropológico hasta lo sociológico,
pasando por la Psicología, la Biología o la Psiquiatría, pero todas éstas
formadas con un único propósito, crear una base rigurosa de
conocimientos basados en el método empírico y la robustez científica y
superar la anterior etapa carente de todos estos procedimientos

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