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FILOSOFÍA HELENÍSTICA ROMANA

DEFINICIÓN DE HELENISMO:
El vocablo griego hellēnismós llegó al latín moderno como hellenismus, que en nuestro
idioma se transformó en helenismo. Así se denomina al periodo de la civilización griega
que comienza con Alejandro Magno, caracterizado por la incorporación de elementos
culturales de Egipto y de Asia Menor.
También llamado periodo alejandrino o periodo helenístico, el helenismo suele
considerarse como una época de transición entre el ocaso de la Grecia clásica y el
avance del poder romano.
Fuente: (https://definicion.de/helenismo/)
HELENISMO ROMANO:
La filosofía helenística es el período de la filosofía griega que va desde la muerte de
Alejandro Magno (323 a. C.) hasta la invasión de Macedonia por los romanos (148 a. C.).
Las ciudades griegas pierden su independencia y Atenas su hegemonía comercial,
política y en menor medida la cultural. A las ciudades-Estado suceden las monarquías
helenísticas. Hay una situación continua de inestabilidad política. Se acentúan las
diferencias entre clases sociales.
En la transición del siglo IV al III a. C., tras la muerte de Aristóteles y la decadencia de
las ciudades estado griegas, las guerras entre los reyes helénicos por suceder a
Alejandro Magno volvieron la vida problemática e insegura. Surgieron entonces en
Atenas dos escuelas filosóficas que, en una clara oposición a la Academia platónica y al
Liceo aristotélico, pusieron la salvación individual en el centro de sus preocupaciones:
para Epicuro y sus seguidores, por un lado, así como para los estoicos alrededor de
Zenón de Citio, por otro lado, la filosofía servía principalmente para alcanzar con medios
éticos el bienestar psicológico o la paz.
Las consecuencias más evidentes de esta circunstancia son:
1.- Expansión de las religiones salvíficas (perdón por la palabra, pero simplemente
significa que el fin es salvarse, la salvación del individuo a través de la religión.
2.- Surgimiento de escuelas éticas cuya finalidad será la felicidad de los individuos
3.- Surgimiento de las filosofías de la religión, en las que se mezclan concepciones
filosóficas con intereses de salvación, religiosos.
Tanto en las escuelas de moral como en las filosofías de la religión aparece, como
decíamos al principio, el individualismo, el desarrollo del sentimiento de interioridad.
Para la filosofía de ese período:

 Cambia el concepto de «hombre»: Aristóteles hablaba de un «animal cívico», porque


sólo la pólis era autosuficiente y sólo en ella podía realizarse plenamente. Hundida la
pólis, el ser humano es entendido más bien como «animal social», cuyo marco de
referencia es la naturaleza y la humanidad, reclamando para sí la autosuficiencia y
autonomía que antes se reconocía a la ciudad.
 Por la inestabilidad de la época, la seguridad personal y la felicidad individual se
convierten en las grandes aspiraciones del momento.
 Se busca la seguridad tomando como referencia las leyes inalterables de la
Naturaleza, del Cosmos. Se elabora una nueva Física y una nueva Ética de carácter
naturalista y cosmopolita.
 Las filosofías estoica y epicúrea de la época sistematizan buena parte de sus
doctrinas, pero quedan subordinadas a los fines prácticos de la existencia: «sabio»
no es sólo el que sabe sino «el que sabe vivir».
 La filosofía ahora se concibe como un saber unitario, dividido en lógica, física y ética,
pero con una finalidad fundamentalmente moral. La especulación abstracta carece de
valor.
 En esta época florecen numerosas escuelas. Hay muchas influencias mutuas pero
también muchas polémicas.

Platón:
Es el nombre dado a la doctrina filosófica desarrollada por los seguidores de Platón a
partir del siglo I a. C. que llegó a ser el movimiento intelectual dominante en los primeros
siglos de nuestra era, favorecido por la influencia poderosa que ejerció sobre
el cristianismo y judaísmo.
El concepto central de este grupo fue el Mundo de las ideas. En el siglo
III a. C., Arcesilao adopta el escepticismo, que se hizo un principio central de la escuela
hasta el 90 a. C, cuando Antíoco de Ascalón añadió elementos del estoicismo y rechazó
el escepticismo y el pensamiento platónico y Aristotélico.
El platonismo ha influido en sectores del pensamiento religioso, de forma que se llega a
creer que ciertos ritos, pensamientos y doctrinas están basados en él. Así, por
ejemplo, San Agustín creía que mediante Platón se podía articular teológicamente la fe
cristiana, como había intentado Filón de Alejandría con el judaísmo. Con la adopción
del misticismo oriental en el siglo III, el platonismo se convirtió a neoplatonismo. Mucho
después, en el Renacimiento resurgió como movimiento en reacción contra el
aristotelismo escolástico que imperó a fines de la Edad Media, sobre todo en la Academia
Platónica de Florencia (siglo XV).

Fuente:https://honorina.wordpress.com/2010/10/05/tema-5-filosofia-helenistica-y-
romana/
INFLUENCIA DE GRECIA HACIA ROMA

La historia de Roma se enlaza con la de Grecia, representando dos grandes periodos


sucesivos de la vida de la humanidad y es conveniente y necesario investigar las
relaciones que las unen y la Influencia que la una haya ejercido en la otra, si se ha de
conservar la organización que la ciencia exige.
Desde la guerra del Peloponeso la Grecia se encontraba en marcada decadencia: siendo
inminente su descomposición y su ruina desde la muerte de Alejandro; igual fenómeno
puede observaran respecto de la cultura y civilización, desde los tiempos de Pericles
hasta los sucesores del héroe macedonio.
Los tesoros de la civilización helénica debían extenderse por todo el mundo, Alejandro
los había comunicado a los pueblos del Oriente; y era necesario que un nuevo pueblo los
trasmitiese a las regiones occidentales sumidas hasta entonces en la barbarie.
Entre los pueblos occidentales Italia, por su proximidad a Grecia y las fáciles
comunicaciones que unieron siempre a las dos penínsulas, estaba llamada en primer
término a recoger la civilización helénica.
Por otra parte, entre los pueblos de Occidente el Único importante en la época de la
decadencia de Grecia, era Roma, que por esta razón también debía ser la continuadora
de la civilización helénica.
Desde la conquista de la Italia meridional comenzó Roma a conocer la civilización
helénica; pero después de la sumisión de la Grecia penetraron en Roma las artes y las
ciencias, la religión y la filosofía, y todos los elementos de cultura qué tanto desarrollo
habían alcanzado entre los griegos.
La civilización griega, tan brillante como la naturaleza del país en que se habla
desarrollado, se modificó, al pasar a Roma en armonía con el genio especial de esta
nación, tan opuesto al de Grecia, como, son diferentes las condiciones naturales de
ambos países.
Las instituciones comunes a todos los pueblos antiguos se modifican profundamente,
haciéndose cada vez más humanas, hasta llegar a Roma; el aislamiento se rompe, y los
extranjeros son admitidos en la sociedad griega; se extiende y regulariza la hospitalidad,
y la esclavitud llega a ser un estado accidental y transitorio.
Roma recibió de la Grecia completamente desarrolladas todas las ideas y formas
políticas, así como su politeísmo puramente humano, infinitamente superior al grosero
naturalismo oriental.
Ocupados en sus guerras los romanos y poco dedicados al cultivo de las letras, recibieron
con verdadero entusiasmo la literatura griega, que por esta razón ejerció un poderoso
influjo en loe progresos de la latina. Otro tanto sucedió respecto de las bellas artes,
viniendo a ser los grandes artistas griegos maestros de los romanos, y Atenas el museo
y centro de sus estudios.
En conformidad a su constante ocupación por algunos siglos, Roma desenvuelve un
carácter conquistador y político, que sólo fue ligeramente modificado por la influencia de
la civilización griega, apropiándose únicamente las ideas que más cuadraban a su espirito
dominador y positivo.

LOS PENSADORES QUINTILIANO Y PLUTARCO

QUINTILIANO
Marco Fabio Quintiliano en latín Marcus Fabius Quintilianus Fue Un retórico y pedagogo
hispanorromano.
Su fama proviene de su Institutio oratoria (c. 95 d. C.), una obra enciclopédica que recoge
todo cuanto es necesario para formar a un orador, en doce volúmenes. Como modelo
supremo propone a Cicerón. En los dos primeros libros, Quintiliano trata de la educación
elemental y de los métodos para la formación básica en el campo de la Retórica. El futuro
orador debe tener un buen litterator y un buen grammaticus, maestros harto olvidados en
aquellos tiempos por la hegemonía del rhetor. Dedica los nueve libros siguientes a los
fundamentos y técnicas de la oratoria: del tercero al séptimo, por ejemplo, expone ya las
fases de inventio y elocutio del método de composición de cualquier discurso, y concluye
el tercero con una descripción de los tres géneros oratorios que se inspira en la Retórica
y en la Poética de Aristóteles: el género judicial, el deliberativo o sumbulético y el
demostrativo o epidíctico; en el cuarto trata sobre las partes del discurso, a saber, exordio
(preámbulo o introducción), la narratio o descripción de los hechos, la argumentación, la
rápida digresión, la proposición y la división; del octavo al décimo trata la elocutio; el
undécimo versa sobre memoria y actio, y el duodécimo trata sobre las cualidades,
carácter, ética y deontología que debe poseer el orador.
Inventio («invención»): encontrar qué decir y seleccionar lo más conveniente.
Dispositio («ordenación»): saber organizar lo que se va a decir en el orden más propicio
al fin perseguido.
Elocutio («expresión»): escoger la mejor manera, palabras y estilo para seducir con lo
que se dice.
Actio («declamación»): saber aliar la palabra, el tono y el gesto, y adecuar el discurso a
las circunstancias en que se pronuncia.
Memoria («memoria»): mnemotecnia o formas de retener lo que se debe decir y no
olvidarlo.
El Libro X es el más conocido; en él aconseja la lectura como elemento fundamental en
la formación de un orador y contiene un famoso estudio sobre los autores griegos y
latinos.
Para él aprender es algo propio y natural del hombre y que está a la mano de todos,
contradiciendo así a aquellos que pensaban que la educación estaba reservada solo a
unos pocos. Estaba tan seguro de esta idea que culpa del fracaso del aprendizaje a la
actitud llevada a cabo por el adulto y no a la del niño. Él afirma que la educación es un
bien que beneficia a todo el mundo, incluyendo a aquellas personas que son inteligentes
y a las que no lo son tanto. Pero todo no depende solo de la educación sino también del
entorno en el que viva el niño y el empeño que éste ponga en alcanzar el lugar al que
desee llegar de acuerdo con sus posibilidades. Para Quintiliano los hombres deben
intentar llegar a lo máximo intentando superar sus aspiraciones y no quedarse solo en
las metas que saben que son capaces de lograr. De acuerdo con esto, defiende una
pedagogía del esfuerzo, donde cada uno llegue a sus máximas posibilidades. También
es defensor de que exista competitividad entre los hombres, pero cree necesario eliminar
el sentimiento de fracaso en ellos cuando no se logra llegar al primer puesto.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Quintiliano

PLUTARCO:
Plutarco, procedente de la hoy desaparecida Queronea, en la actual Grecia, fue un
historiador, biógrafo y ensayista griego que vivió entre 46 y el 120 dC.
Su principal obra, Las Vidas Paralelas, es una joya literaria que contiene las biografías
de algunos de los personajes más influyentes de la Antigüedad. Cada relato individual es
una magnífica fotografía de su protagonista, y el conjunto de la obra es un excelente
retrato poliédrico de la antigüedad romana y griega.
Sus orígenes
Plutarco nació en la región griega de Beocia, probablemente durante el gobierno del
emperador romano Claudio. Realizó muchos viajes por el mundo mediterráneo,
incluyendo uno a Egipto y dos viajes a Roma. Gracias a la capacidad económica de su
familia, Plutarco recibió una educación de primer orden (según los estándares de la
época), y tuvo la oportunidad de estudiar filosofía, retórica y matemáticas en la Academia
de Atenas sobre el año 67.
Algunos de sus amigos fueron muy influyentes, incluyendo a Soscio Senecio y a
Fundano, ambos importantes senadores y a los cuales dedicó algunos de sus últimos
escritos. La mayor parte de su vida la pasó en Queronea, donde fue iniciado en los
misterios del dios griego Apolo. Sin embargo, sus obligaciones como el mayor de los dos
sacerdotes de Apolo en el Oráculo de Delfos (donde era el responsable de interpretar los
augurios de la o las pitonisas del Oráculo), ocupaban aparentemente una parte pequeña
de su tiempo. Llevó una vida social y cívica muy activa, además de producir una gran
cantidad de escritos, parte de los cuales aun existen.
Plutarco, un escritor al servicio del Imperio
Además de sus deberes como sacerdote del templo de Delfos, Plutarco fue también
magistrado en Queronea, y representó a su pueblo en varias misiones a países
extranjeros durante sus primeros años en la vida pública. Su amigo Lucio Mestrio Floro,
cónsul romano, patrocinó a Plutarco para conseguir la ciudadanía romana, y de acuerdo
con el historiador del siglo X George Sincellus, el emperador Adriano le nombró, ya en la
vejez del escritor, procurador de Aquea (la provincia griega de Roma al sur de la
península del Peloponeso). Este cargo le permitió portar las vestiduras y ornamentos
propios de un cónsul. Según algunas fuentes, el predecesor del emperador Adriano,
Trajano, hizo a Plutarco procurador de Iliria, aunque muchos historiadores consideran
esto como poco probable, ya que Iliria no era una provincia procuratorial.
Sus obligaciones sacerdotales y su actividad de gobierno en el Imperio no le impidieron
ejercer su vocación más perdurable: La literatura. Más moralista que filósofo e historiador,
fue uno de los últimos grandes representantes del helenismo durante la segunda
sofística, cuando ya tocaba a su fin y uno de los grandes de la literatura helénica de todos
los tiempos.
Las Vidas Paralelas
Su trabajo más conocido son las Vidas Paralelas, una serie de biografías de grandes
personajes griegos y romanos, elaborada en forma de parejas con el fin de comparar sus
virtudes y defectos. Si cada una de las biografías representa de por sí un magnífico retrato
de cada uno de los personajes, la obra completa es una magnífica representación o
compendio del mundo clásico. Plutarco nos retrata con incisiva clarividencia 2 mundos,
el griego y el romano, y nos los acerca de manera magistral por medio de una prosa clara,
y la narración escogida de los pasajes vitales más significativos de cada protagonista.
Cabe recordar las propias palabras de Plutarco, cuando nos describe su obra de la
siguiente forma:

"A veces una broma, una anécdota, un momento insignificante, nos pintan mejor a un
hombre ilustre, que las mayores proezas o las batallas más sangrientas."

Las Vidas Paralelas, tal y como han llegado hasta nosotros, contienen veintitrés pares de
biografías, donde cada par contiene una vida griega y una vida romana, así como cuatro
vidas desparejadas. Como él mismo explica en el primer párrafo de su Vida de Alejandro,
Plutarco no pretendía tanto escribir historias como explorar la influencia del carácter
(fuera bueno o malo) sobre las vidas y los destinos de los hombres famosos. Algunas de
las más interesantes vidas, como, por ejemplo, la que habla sobre Heracles y Filipo II de
Macedonia, ya no existen, y de muchas de las restantes no se dispone de la totalidad del
texto, de forma que existen importantes lagunas, deturpaciones e interpolaciones de
escritores posteriores.
Su Vida de Alejandro es una de las cinco fuentes terciarias supervivientes sobre el
conquistador macedonio, e incluye anécdotas y descripciones de incidentes que no
aparecen en otras fuentes. Asimismo, su retrato de Numa Pompilio, uno de los 7 reyes
romanos y verdadero arquitecto de su religión, también contiene información única sobre
el calendario romano inicial.
El alcance de sus escritos es enorme, y sus Vidas paralelas han sido durante siglos libro
de cabecera y fuente de innumerables personajes célebres. Shakespeare fue un lector
ávido de las mismas, hasta el punto de que varias de sus obras la toman como fuente
histórica, como por ejemplo su tragedia Coriolano.

Fuente: http://www.historiaclasica.com/2007/07/plutarco-de-queronea.html

EDUCACIÓN DEL ESTADO ROMANO


La educación en la Antigua Roma se caracterizaba por el estudio de la literatura latina y
griega así como la intención de formar a los estudiantes en el arte de la oratoria. Su
sistema imitaba al griego y la crianza del niño pertenecía a su familia hasta los 7 años de
edad. Los romanos se preocupaban por transmitir a los pequeños una serie de cualidades
importantes en la época como el ahorro, la lealtad o la disciplina.
Hasta el siglo III a.c, el sistema educativo romano no existía como tal y por tanto, era un
asunto meramente familiar. A partir de esta fecha, la crianza de los niños hasta los 7 años
de edad pertenecía a la madre y una vez que transcurrían estos años, el niño pasaba a
estar bajo la tutela del padre y la niña continuaba con su madre.
En ese sentido podemos hablar de una educación sexista ya que el niño aprendía sobre
agricultura, el manejo de las armas, ritos religiosos mientras que las niñas se dedicaban
a formarse en tareas domésticas.
Una vez que los romanos entraron en contacto con la cultura griega, la educación familiar
no era suficiente y copiaron gran parte de los métodos de enseñanza y actividades del
sistema de Grecia. A partir de entonces, Roma se llenó de preceptores griegos y filósofos.
Las familias con más recursos económicos contrataban un preceptor privado para sus
hijos mientras que, para las familias más pobres y para esclavos, apareció la figura del
maestro de escuela.
Características de la educación en la antigua Roma
A grandes rasgos, podríamos decir que la educación en la antigua Roma se basaba en
el estudio de la literatura latina y griega. Además, la intención era formar a los alumnos
en el arte de la oratoria. Podemos hablar de tres etapas: la instrucción primaria, lectura y
literatura, y las clases de retórica. Pero estas fases sólo iban dirigidas a las familias
adinerada ya que no era gratis.
Cuando los niños alcanzaban los 7 años comenzaban la enseñanza primaria del sistema
educativo romano. En esta fase, los alumnos profundizaban en la lectura, la escritura y
el cálculo. Aprendían los números romanos y recitaban las lecciones que previamente
tenían que memorizar. A los 12 o 13 años, los estudiantes pasaban a la fase secundaria
donde estudiaban latín, griego, gramática y literatura.
A los 16 años, los estudiantes podían especializarse en la retórica y así es como
aprendían a ser expertos en hablar en público. Esto era un aspecto muy importante de la
educación y lo que permitía a los alumnos alcanzar puestos de alto rango en los juzgados.
Cabe añadir que la educación en la antigua Roma intentaba inculcar al niño una serie de
cualidades y valores importantes en la época y se los transmitían tanto los padres como
el Estado. Los valores que se enseñaban eran el ahorro, la lealtad, alcanzar la lealtad
romana mediante aspectos morales, intelectuales y políticos, la disciplina y la razón.
Fuente: https://www.cosasdeeducacion.es/como-era-la-educacion-en-la-antigua-roma/

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