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Neuroeducación en educación infantil

Publicado por Ares González Hueso en Alaya

Últimamente no paramos de oír por todas partes las palabras neurociencia y neuroeducación. Esta
neurocultura que tanta visibilidad está teniendo realiza aportes significativos para el mundo
educativo: desde los primeros años hasta cuando dejamos de aprender.

Quiero resaltar que NO soy un experto en neurociencia. Sin embargo, he estado investigando y
leyendo mucho para poder hacer este artículo donde resaltar los mayores aportes científicos para
aplicarlos a nuestra realidad diaria con la infancia generando lo que podríamos llamar
neuroeducación en educación infantil. Añadiré pinceladas de nuestro campo de trabajo a lo largo
del artículo.

Desde ya os digo a aquellas que lleváis años educando desde los puntos de vista más respetuosos y
ajustados a la infancia que poco os sorprenderán las aportaciones de la neurociencia. Sencillamente
añaden fundamento científico y rigor pedagógico a lo que referentes como Piaget, Ausubel, Pikler,
Vygoski, Aucouturier, Pestalozzi, Malaguzzi, Montessori y un larguísimo etcétera han investigado e
implementado durante años gracias a nuestro mejor instrumento de evaluación: la observación, la
documentación pedagógica y el reajuste educativo a la infancia.

¿Qué es la neuroeducación?

Como Francisco Mora, doctor en neurociencias, escribe se trata de “una nueva visión de la
enseñanza basada en el cerebro”. Conjuga y divulga los últimos avances en neurociencia para
mejorar la formación de quien acompaña los procesos de aprendizaje y para facilitar el proceso de
quien aprende.

Se entiende como aprendizaje cuando se trata de algo significativo, que perdura y que se aplica en
otros contextos. Cuantas más áreas del cerebro conecte mejor (de ahí la importancia del enfoque
globalizador en educación infantil). Por tanto, el aprendizaje no reside en una zona en concreto y se
basa en reforzar la conectividad entre las neuronas.

La neurociencia en la infancia

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width: 150px) 100vw, 150px" />En primer lugar tenemos que ser conscientes de que el desarrollo
cerebral se produce de forma asíncrona, es decir, el cerebromadura en tiempos diferentes. Por
ejemplo, la corteza visual llega al mayor número de dentritas a los 8 meses mientras que el sistema
límbico madura entre los 4 y los 7 años.

A los pocos días de la fecundación el sistema nervioso ya absorbe y registra información de lo que
le rodea. La genética es el potencial que tenemos, pero sólo lo activa el ambiente (la epigenética).
Este mecanismo estará siempre presente en nuestra vida. De ahí la importancia de cuidar tanto en
educación infantil los espacios y las interacciones con la infancia.

Nada más nacer, a través de la observación se activa un mecanismo de percepción-acción. Es decir,


generan una acción corporal en función de lo que perciben o sienten. Además de este mecanismo,
se dan dos procesos centrales en las primeras etapas: la captación y procesamiento automática de
información y el desarrollo social a través de tres habilidades:

Imitación: observan los hechos y personas cercanas de su contexto de seguridad para autodescubrir
modos de resolver problemas. (simbolizar)

Atención compartida: en los primeros estadios ponen su atención donde la pone el adulto y a partir
de los 12 meses lo hacen si esa mirada tiene significado para el adulto (pensad en la importancia de
cómo miramos y estamos cuando acompañamos).

Comprensión empática: desde muy pequeños son capaces de empatizar con lo que ocurre. Por
ejemplo, cuando un adulto se hace una herida. De ahí la importancia de la gestión emocional o las
proyecciones de los adultos que acompañan.
¿Cómo comienza el aprendizaje?

Con percepciones, emociones, sensaciones y movimientos obtenidos del mundo sensorial y como
reacción al mundo real, fuente primigenia de los estímulos y primer maestro de la infancia. El primer
aprendizaje sólido se debería realizar en espacios amplios y ricos en posibilidades, con elementos
vivos o no, con los que puedan realizar procesos de exploración sensoriomotriz a través del juego.

Hasta los 3 años por lo menos se deberían ofrecer diferentes tipos de materiales, elementos y
posibilidades reales y tangibles (hojas, flores, plantas, materiales…) con los que hacer infinitos
registros de la vida real, a ser posible en la naturaleza y no mediante dibujos o pantallas. La infancia
se enfrenta cada vez más temprano a la construcción abstracta de conceptos no experimentados
sensorialmente, lo cual es muy complejo.

Sólo se puede llegar al pensamiento abstracto cuando se ha podido jugar con el sensorial concreto.

Claves de la neuroeducación

Sin emoción no hay aprendizaje

Para que se produzca cualquier aprendizaje tenemos que apelar a la emoción. El proceso se produce
cuando algo nos genera curiosidad, entonces se deriva la motivación(intrínseca) y ponemos
atención en ello, entonces se puede dar el aprendizaje. (pensad en esas asambleas largas).

La información no llega directamente al lóbulo prefrontal que es la parte racional del cerebro, sino
que llega antes al sistema límbico, emocional, donde la amígdala potencia o no los canales sinápticos
en función de si el estímulo es positivo o no.

Cuando la emoción es positiva generamos oxcitocina, serotonina y adrenalina que son los
neurotransmisores necesarios para realizar nuevas conexiones neuronales. Por lo tanto, sólo se
puede aprender a través de lo que nos motiva y queremos aprender.

“Ya no sirve decir: ‘¡Préstame atención!’, eso es estéril, es inútil”. Francisco Mora

Aprendizaje útil

Una vez que tenemos emoción en el aprendizaje buscaremos que lo que aprendamos tenga una
utilidad práctica, que esté contextualizado. No se aprende a través de la memorización. Cuando se
aplica a nuevas situaciones un conocimiento se mieliniza las conexiones neuronales, siendo más
rápidas y accesibles. Aprender haciendo.

Cada cual a su ritmo

Hemos hablado antes que las zonas del cerebro maduran en diferentes tiempos por lo que hay que
educar teniendo en cuenta los periodos sensibles de aprendizaje. Se da valor a la atención temprana
para observar síntomas de qué algo no está funcionando correctamente y abordarlo cuánto antes.
Adelantar procesos es un ERROR porque no están maduras algunas zonas, el aprendizaje se detecta
como negativo y la amígdala, no potenciará las conexiones neuronales. Por ejemplo, en lo referente
al famoso debate de aprender a leer y escribir a los 5 años, está estudiado que un porcentaje
altísimo de niños y niñas a los 6 – 7 años han terminado de formar todos los circuitos sinápticos y
aislar los axiones con mielina para que la información vaya con nitidez de las áreas cerebrales que
se encargan de leer y escribir. Por lo que este proceso se dará con alegría y motivación. Mientras
que adelantarlo, genera problemas en aquellos niños y niñas que aún no hayan madurado estas
áreas y que, por tanto, tengan que hacer un esfuerzo innecesario y desajustado a su edad.
Generando sensación de displacer o estrés que construyen circuitos neuronales menos funcionales
a la larga.

Ambientes cuidados y de confianza

Cuando se generan escenarios de confianza, seguridad y desarrollo óptimo se potenciarán


aprendizajes nuevos, produciendo serotonina, que nos proporciona la sensación de bienestar.

Sin embargo, forzar a través del estrés o mediante contextos negativos hará que los aprendizajes
no se puedan realizar correctamente. Si el estrés es crónico se altera el patrón de conexiones
permanentes y se genera un cerebro más inestable, con menor gestión emocional y peor
autoregulación. (ejemplo: ambientes tensos o inseguros, autoritarismo…)
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Convivir para crecer


La neurociencia descubrió hace un tiempo que las neuronas espejo reflejan en el interior lo que
vemos fuera: no sólo a nivel motor sino también en cuenta a motivación, creatividad o emociones.
Por eso el ambiente es tan importante.

Cuando generamos contextos de aprendizaje cooperativo, la socialización genera aprendizajes


colaborativos muy ricos donde las neuronas espejo captan mucha información para afrontar
posibles resoluciones de problemas. Si además de esto, se consigue que quien aprende algo,
después lo enseñe, se refuerzan las conexiones neuronales poniendo en funcionamiento más zonas
del cerebro.

El cuerpo como motor de aprendizaje


Es imposible aprender de forma pasiva, es una actitud activa. La motivación intrínseca no aparece
cuando el alumnado es un objeto pasivo.

Cuando realizamos un esfuerzo cognitivo, consumimos oxígeno y glucosa. Cuando introducimos el


movimiento mejora la oxigenación cerebral y se produce Irisina, una sustancia que viaja de los
músculos hacia el cerebro y favorece la plasticidad neuronal.

También es importante tener en cuenta que el cerebro necesita descanso y no puede mantener la
atención durante mucho tiempo. El descanso genera mejores aprendizajes.

El juego lo es todo

El juego, a través de todas sus posibilidades, se produce a través de la curiosidad y la


experimentación, por lo que nos genera placer liberando dopamina, entramos en un proceso de
atención sostenida que elabora propuestas, soluciones y desarrollos. Es así cómo se produce el
aprendizaje espontáneo.

“Científicos han determinado recientemente que se necesita aproximadamente 400 repeticiones


para crear una nueva sinopsis en el cerebro. A no ser que se haga a través del juego, en cuyo caso
se necesitan entre 10 y 20 repeticiones”. Dr Karyn Purvis

Neuromitos

Son mitos nacidos de la interpretación de datos científicos por personas con escasos conocimientos
sobre el tema.

La letra con sangre entra. Falso, sin alegría no se puede aprender.

Si en la infancia se sobreestimula el cerebro, tendrán más capacidades cognitivas. “Cuánto antes y


más mejor”. Falso, aprender en los primeros años requiere espontaneidad, placer y juego entre lo
motor y lo sensorial y esto no se produce forzando o sobreestimulando el cerebro.

Escuchar música clásica hace niños más inteligentes

Falso, se ha confundido con el hecho comprobado de que escucharla influye en la realización de


tareas que realizan.

Sólo se utiliza el 10% del cerebro

Falso, el cerebro utiliza todos sus recursos en la resolución de problemas o en los procesos de
aprendizaje y memoria.
Hay que enseñar para el hemisferio izquierdo y derecho.

Falso, no trabajan de forma independiente ni tienen preferencias por unas áreas y otras. Todos
hemos visto la imagen del hemisferio derecho como el creador, al artístico y el izquierdo como el
analítico, los talentos que se difieren de cada hemisferio son el producto de la función conjunta de
ambos.

Hay que enseñar en función de si son niños visuales, auditivos o cinestésicos.

Falso, enseñar así ha producido resultados desastrosos porque se alteran los procesos de enseñanza
naturales y se desequilibra el desarrollo del niño por la preferencia a un u otro canal.

El cerebro funciona como un ordenador.


Falso, aún no se conoce el funcionamiento íntimo de las funciones del cerebro no como en los
ordenadores. Además, el cerebro funciona en base a significados emocionales y de conciencia.

Se debe hablar bien una lengua para aprender otras

Falso, los niños y niñas con dos lenguas maternas adquieren ventajas cognitivas.

El cerebro del hombre y de la mujer difieren en la forma de aprender.

Falso, no existen datos que lo demuestren.

Conclusiones para la etapa de educación infantil

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En los primeros años se deben realizar propuestas de juego sensoriomotriz con materiales reales y
cotidianos como el cesto de los tesoros o el juego heurístico.

El enfoque globalizador es fundamental para el aprendizaje, por lo tanto, no debemos parcializar la


realidad en asignaturas o contenidos específicos: inglés, música… Buenas prácticas son el
aprendizaje por ambientes o la metodología de proyectos.

Sólo se aprende aquello que emociona y que motiva. Sería imprescindible que ese aprendizaje fuera
útil y aplicable a otras situaciones. Por eso las propuestas de juego con materiales no estructurado,
partes sueltas y minimundos aportan infinitas posibilidades para asombrarse y construir nuevos
significados.

Es necesario conocer las etapas sensibles del desarrollo del cerebro para NO adelantar procesos. Un
cerebro maduro aprende con rapidez y placer. Se requiere de las educadoras y educadores que
conozcan muy bien la evolutiva para no forzar procesos y observar si algún desarrollo no se da
correctamente para abordarlo.

Cuidar las interacciones, los espacios, los ambientes, la presencia del adulto y la seguridad de la
infancia genera el medio para que los niños y niñas aprendan desde el juego y el placer. Por ejemplo,
e acompañamiento respetuoso, la calidad de las interacciones Pikler, el cuidado del ambiente…

No hay aprendizaje sin cuerpo, esto ya lo sabemos en educación infantil, no se puede separa lo
psicomotor. Las aulas pikler, la mirada y propuestas de Aucouturier, los espacios exteriores de juego
bien pensandos, el espacio como tercer maestro que permite la movilidad…

Por último, potenciar y potenciar y potenciar el juego en sus múltiples posibilidades.

Vídeo Neuroeducación: por otra escuela

https://www.youtube.com/watch?list=PLVpzSWzKCNAhwGX4uJDRpDF31AZyNnXMq&v=QiRqCKUi
RDc

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