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Dificultades de Aprendizaje y Familia: Una propuesta sistémica

Ana María Calderón Elías


Psicóloga – Orientadora Familiar Sistémica en Contextos Educativos

Cuando trabajamos con niños con problemas o dificultades de aprendizaje es indispensable


considerar a la familia como un sistema abierto, en constante transformación y en interacción
con sus miembros y con el entorno. Así también, es necesario tomar en cuenta a la escuela
como un contexto dónde suelen manifestarse estas dificultades y dónde muchas veces se
pueden encontrar las piezas restantes del rompecabezas para trabajar con los niños, sus
familias y la escuela.

Entendemos como dificultades de aprendizaje cuando un niño presenta ciertos “obstáculos o


impedimentos en el proceso normal de aprendizaje, pudiendo ser estas dificultades inherentes
al niño, ya sean de origen físico o psíquico, de su interacción con el medio familiar, por el medio
socio – económico – cultural que lo rodea o por la forma como le son trasmitidos los
conocimientos por parte de los adultos, sin tener en cuenta los procesos mediante los cuales
los niños acceden al aprendizaje.” (Elina N. Dabas, 1998)

Como psicólogos, terapeutas u orientadores familiares nos encontramos en la práctica diaria


con niños y sus familias que acuden a consulta porque el niño presenta dificultades en el
rendimiento escolar que suelen mermar la interacción con su familia y con el contexto escolar.
Es por ello, que debemos trabajar bajo un enfoque sistémico y de establecimiento de redes que
propone cambios a nivel del sistema familiar y escolar. Es decir, ante un trastorno del
aprendizaje es útil analizar los contextos donde se manifiesta y trabajar con todos los
involucrados en la medida de lo posible, tejiendo lazos y redes de apoyo con la finalidad de
solucionar el problema que agobia al niño, a los padres, maestros, compañeros, etc.

Ante un problema de aprendizaje se cree que el niño es el portador del “síntoma” y por lo tanto
es él que debe recibir “ayuda” mediante una terapia que logre “curarlo”. Dejando de lado a la
familia, la escuela y la comunidad; contextos importantes donde el niño se socializa. Sin
embargo, al considerar el contexto y las interacciones como aspectos importantes en las
dificultades del aprendizaje no significa que dejemos de lado los factores biológicos en la
etiología del problema sino que la vulnerabilidad genética o fisiológica la colocamos dentro de
un marco interaccional que nos permite proponer un plan de trabajo que no descuide los
factores psicológicos, familiares, sociales y del proceso de aprendizaje.
Es por ello que antes de iniciar un tratamiento que promueva un cambio y por lo tanto una
solución al problema es necesario considerar algunos aspectos en el contexto familiar y
escolar.

Con relación al sistema familiar podemos señalar algunas características de la interacción que
tienden a co-crear, co-mantener o co-amplificar el bajo rendimiento en el contexto escolar,
estas son las siguientes:

1. Desviaciones en la comunicación familiar, se refieren a un estilo de comunicación


confusa y desorientadora dentro de la familia que se relacionan con habilidades que se
aprenden y se mantienen en el sistema familiar. Tales como: la capacidad de centrarse
en aspectos relevantes de una tarea u organizar y sostener un comportamiento
destinado a alcanzar una meta académica. Por lo tanto el niño “aprende a aprender”
dentro del sistema familiar y parece que “la capacidad del niño para pensar y
desempeñarse en el ámbito escolar puede verse comprometida en el mismo grado en
que su familia se caracteriza por una comunicación confusa y desorientadora”. (Robert
Jay - Green , 1990)

2. Características de la estructura familiar, se relacionan con la manera de ser de cada


familia y como están organizadas. En este sentido Minuchin y colaboradores describen
dos tipos de familias que pueden influir en el mantenimiento de alguna dificultad de
aprendizaje. Estas son las familias suborganizadas y las superorganizadas. Las
primeras se caracterizan por estilos de crianza parental erráticos, por lo que no son
claros ni consistentes al dar las reglas, las medidas disciplinarias están en relación con
el estado de animo de los padres, la resolución de conflictos a través de amenazas, y
contramenazas, dificultades en la comunicación, intensidad en la acción física más que
en el uso del diálogo en la resolución de problemas cotidianos, etc.
Las familias superorganizadas tienden a ser sobreprotectoras, los padres suelen estar
sobreinvolucrados en las actividades de los niños y controlan en exceso el desempeño
de sus hijos en el colegio. La estructura familiar se caracteriza por un aglutinamiento
rígido que no permite a los niños resolver sus conflictos, ya que los padres se hacen
cargo “presionando y exigiendo”. Ante está responsabilidad exagerada de los padres los
niños se pueden rebelar o mostrar indiferencia descuidando sus estudios y logros
académicos.

3. Atribuciones de la familia, son las percepciones que cada miembro de la familia tiene
hacia el otro. Estas percepciones se expresan a través de adjetivos calificativos que
pueden afianzar o desvalorizar el logro escolar del niño. Así, estas atribuciones, ya sean
positivas o negativas influyen en el comportamiento del niño. Por lo que actúa y asume
las características que le son atribuidas por otros.

4. Valoración del logro por la familia, se refiere a la manera como los padres valorizan la
educación y las instituciones educativas. Lo que se relaciona con la experiencia que
ellos han tenido y con sus propios éxitos o fracasos intelectuales, culturales, sociales,
etc. Por lo tanto, influyen en la relación familia – escuela, ya que cuando los padres
menosprecian o muestran la percepción negativa que tienen de la escuela los niños se
encuentran entrampados entre las demandas que los padres hacen a la escuela y
viceversa.

Con relación a la escuela como sistema y con características propias también podemos
considerar ciertos aspectos útiles para trabajar con niños con dificultades de
aprendizaje o bajo rendimiento escolar. Estas son las siguientes:

1. El psicólogo como agente de cambio. Por lo general, un chico con problemas para aprender
es derivado por la profesora del aula al departamento psicológico del colegio. Por lo que la
tarea del psicólogo consiste en solucionar el problema que se le presenta de la mejor manera
posible y utilizando los recursos y herramientas de trabajo que le parezcan más adecuados. Es
por ello que la persona del psicólogo es un factor a considerar como una entidad individual y a
la vez parte de un todo. Siendo relevante su valoración psicológica individual y la observación
que tenga del niño. Así, el psicólogo, ya sea miembro del sistema familiar o un terapeuta
consultor se encuentra inmerso dentro las interacciones y transacciones que se van dando
entre la familia y la escuela. Por lo que la teoría sistémica lo propone como un agente de
cambio que sea mediador entre ambos sistemas en lugar de considerarlo como un “experto” a
quien se consulta para dar las soluciones o recomendaciones que los padres, los maestros o el
niño deben hacer.
2. La naturaleza de la escuela. La institución educativa a la que asiste el niño es un sistema
abierto, con características propias y una realidad importante a considerar. Las relaciones entre
los miembros del sistema escolar y en particular entre los compañeros de clase del niño que
presenta el problema es un factor que permite amplificar la visión que podemos tener del
problema. También, la descripción de la maestra y la observación de las interacciones en el
aula nos permite observar como el comportamiento de un miembro de la clase influye en los
demás y viceversa. Así, el conocimiento de las secuencias comunicacionales repetitivas nos
revela las reglas del juego sistémico sobre el cuál tendremos que intervenir para producir el
cambio.

La estructura del colegio que está conformada por subsistemas que poseen diferentes grados
de poder y jerarquía también pueden ayudarnos a encontrar una solución al problema. Ya que
será de importancia poder evaluar las fronteras entre los subsistemas, la posición que ocupa
cada miembro, las alianzas y coaliciones existentes.

Analizar la filosofía y metodología de la escuela nos permite conocer los mitos, creencias y la
manera como construyen la realidad para intervenir en caso de que los problemas se
relacionen con este aspecto.

Otro aspecto que influye en las dificultades de aprendizaje son los factores pedagógicos y
didácticos que se refieren a la currícula, metodología y planificación de los contenidos
curriculares, ya que muchas veces no consideran las necesidades e intereses de los niños.

Está propuesta sistémica considera las siguientes acciones para encontrar una solución a las
dificultades de aprendizaje:

1. Realizar una evaluación psicopedagógica completa y en los casos que se


consideren una evaluación neurológica con la finalidad de conocer las habilidades y
áreas que se necesita reforzar. Así como, la posibilidad de descartar algún factor o
disposición genética.
2. Entrevista con las personas que solicitan la ayuda que puede ser la maestra, los
padres o algún agente derivador.
3. Observación del alumno en el aula para conocer las interacciones y el estilo de
comunicación de sus miembros.
4. Segunda entrevista que puede ser conjunta, es decir, con los padres y los maestros
con la finalidad de redefinir el problema en términos relacionales. En otros, casos el
terapeuta puede actuar como mediador encontrándose por separado con los padres
y luego con los miembros de la escuela para trabajar aspectos que refuercen los
cambios en ambos contextos.
5. Entrevistas de consejería, terapia o evaluación según sea el caso.

La interrelación entre la familia y la escuela es bastante compleja y diversa por lo que al


trabajar con niños con dificultades de aprendizaje hay que considerar desde la percepción y
actitudes del psicólogo, la escuela y los padres. Así como, algún factor de estrés o cambio en la
familia, la posibilidad de recursos adicionales en el colegio, entre otras. También, es relevante
considerar en ambos contextos las atribuciones o adjetivos que recibe el niño y analizar las
interacciones que permiten que las dificultades en el aprendizaje perduren en el tiempo. Por lo
que establecer estrategias de acción que consideren “Los contextos del aprendizaje” facilitará
nuestra labor. (Elina N. Dabas, 1998)
Así, es importante considerar las relaciones entre la familia y la escuela, ya que nos permite
percibir, pensar y actuar el problema en función de redes familiares, escolares y sociales en las
cuales está inmerso el niño, amplificándose de manera significativa las alternativas de abordaje
y no sólo considerarlo como un “problema del niño”. Es decir, al establecer un plan de trabajo
debemos considerar la interconexión entre los factores propios de cada familia como su
estructura, estilos de comunicación, historia, mitos, atribuciones familiares, etc y establecer
conexiones con los factores pedagógicos y propios de cada institución educativa con la
posibilidad de que el cambio surja de los actores de cada sistema. Así, podremos realizar
acciones que nos permita trabajar con el niño, sus padres, la maestra o cualquier otra persona
significativa que aporte a las soluciones del problema.
Finalmente, está propuesta es un modelo que debe seguir reformulándose en la práctica diaria,
con los niños, sus familias y maestros con la finalidad de reestablecer nuevos lazos y amplificar
la visión que tenemos de las dificultades de aprendizaje, así como, realizar variaciones según
sea el caso. Por ello, es importante recordar que cada sistema o subsistema es un eslabón
más de la cadena de interconexiones que nos conecta a nosotros mismos como parte de un
todo.

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