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CARPACCIO
En la mitología de platos como éste suele haber dos elementos recurrentes: el
azar y algún hecho o personaje famoso. No obedece a un proceso lento y progresivo,
sino que es el resultado de la repentina inspiración de cualquier profesional o
aficionado.
Vittore Carpaccio (1460-1525) fue un pintor veneciano que nunca imaginó que
acabaría siendo más célebre por la ocurrencia de otro veneciano que por su pintura. El
color rojo predomina en toda su producción pictórica, Y fue precisamente ese color lo
que inspiró al otro veneciano, de nombre Giuseppe Cipriani, para inmortalizar a
Carpaccio y al plato que acababa de crear.
Cipriani era dueño del legendario Harry's Bar veneciano, que tantas veces
frecuentara Hemingway. Cierto día, recibió la visita de su clienta la condesa Amalia
Nani Mociniego, a la que el médico había prohibido comer carne cocinada. Cipriani se
las ingenió para servirle carne no cocinada. Tomó un trozo de contrefilet (solomillo), lo
cortó en finísimas láminas y las colocó en el plato en forma de abanico. Las aderezó con
aceite de oliva, sal, pimienta, unas gotas de zumo de limón y queso parmesano.
Cuando la condesa le preguntó por el nombre del plato, Cipriani contestó:
"Carpaccio". Corría el año 1950 y en Venecia se había organizado una exposición sobre
Vittore Carpaccio. Cipriani, que amaba la pintura, asoció los tonos rojos del pintor
veneciano con el plato, carmesí también, que acababa de inventar. Asimismo inventó un
célebre coctel, el "Bellini", igualmente dedicado a otro pintor del Quattrocento
Giovanni Bellini. Recientemente, el Ministerio de Cultura italiano ha concedido la
categoría de "monumento oficialmente protegido" al Harry's Bar veneciano.
En la actualidad, el Carpaccio suele figurar en las cartas de casi todos los
restaurantes italianos del mundo, aunque no todos logran la perfección del veneciano. Y
no sólo lo hacen con carne, sino que nos ofrecen carpaccio de salmón, de mejillones, y
hasta de patatas, un original carpaccio que figura en la carta de un restaurante de Dresde
(Alemania).
CARPACCIO
Ingredientes:
500 gramos de solomillo.
150 gramos de queso parmesano.
30 gramos de trufas blancas del Piamonte.
Aceite de oliva.
Zumo de limón.
Sal y pimienta.
El solomillo debe estar muy frío y se corta a máquina para obtener láminas muy finas de
carne. Se extienden las láminas de carne en el plato donde se va a servir. Se adereza con
aceite de oliva, zumo de limón y salpimienta.
Originalmente se espolvoreaba con trufas blancas del Piamonte, ralladas. Dado el
elevadísimo precio de estas trufas, hoy en día se suelen sustituir por champiñones
crudos fileteados.
Actualmente se pone queso parmesano en lascas o virutas finas.
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CHATEAUBRIAND
El vizconde de Chateaubriand, que vio "terminar y comenzar un mundo", nació
en Saint-Malo (Francia) en 1768. Fue un romántico, dandy y apasionado, que participó
activamente en la política de Francia y gozó de una buena reputación como gastrónomo.
Este plato empezó a figurar en las cartas de los restaurantes parisinos hacia 1850
con relativo éxito. Alcanzó la fama y la popularidad a partir de 1862, gracias al
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restaurante Magny, lugar de encuentro de artistas y literatos. Se sirve con patatas
cocidas y salsa bearnesa*, aunque ésta es posterior al invento de Montmireil.
CHATEAUBRIAND
Se hace a la parrilla y, dado su tamaño, suele servirse para dos personas.
*salsa bearnesa: Salsa que se hace la baño María, mezclando mantequilla, huevos, vino
blanco, perejil, etc., y que se utiliza para acompañar carnes y pescados.
TOURNEDOS ROSSINI
Pero con él no sólo nació el bel canto, sino también el tournedos. Fue un
epicúreo nato que gozó de la mesa y del amor. De él se cuenta que sólo lloró tres veces
en su vida: la primera cuando el público le silbó tras el estreno de "El barbero de
Sevilla", la segunda cuando oyó cantar a Carafa y la tercera cuando se le cayó al agua
un pavo trufado, mientras paseaba en una barca. Cierto día una dama parisina,
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acaudalada y mezquina a un tiempo, le invitó a comer a su casa. La comida fue escasa y
mediocre, no quedando satisfecho el compositor. En el momento de la despedida, la
señora le agradeció haber aceptado la invitación con estas palabras: "Me encantaría que
antes de que usted abandonase París comiera otra vez conmigo". "Con mucho gusto,
ahora mismo", le replicó Rossini.
El tournedos Rossini hizo su aparición en el Café Anglais parisino. Allí oficiaba como
jefe de cocina Adolfo Dugléré, a quien Rossini llamaba el "Mozart de la cocina".
Cierta noche cenaba allí el compositor y sugirió al maitre que cortara y preparara su
sempiterno steak de otra manera, rogándole que lo hiciera en el comedor, delante de él,
para así observar directamente el desarrollo de la operación. Como el cocinero alegó
que le sería muy violento trabajar delante de todos los invitados, Rossini le replicó: "Eh
bien, faites-le tourné de l'autre coté, tournez-moi le dos!". (Traducción literal: Pues
bien, hágalo vuelto del otro lado, vuélvame la espalda). Es decir, le indicó que preparara
el plato en el comedor, aunque fuera de espaldas a los clientes. Tourner les dos significa
volver o dar la espalda.
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La misma anécdota se cuenta del doctor Veron, contemporáneo de Rossini,
director de la Ópera y gran gastrónomo, más, a pesar de las muchas maneras de preparar
este plato, no se conoce el tournedos Veron.
TOURNEDOS ROSSINI
Ingredientes (4 personas):
4 Tournedos de 3 cm. de grosor.
200 gramos de foie gras.
2 trufas.
4 rebanadas de pan.
100 gramos de mantequilla.
1/2 vaso de madeira.
Sal y pimienta.
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SOLOMILLO A LA RICHELIEU
Nuestro protagonista era sobrino del célebre cardenal Richelieu, quien no solo
se distinguió por su genio político, sino también por su debilidad por las mujeres. Una
de las amantes del cardenal fue su sobrina María Magdalena de Vignerot, duquesa de
Aiguillon, con quien mantuvo una apasionada relación amorosa que duró cerca de
diecisiete años; "vere cardinales isti sunt carnales" (verdaderamente estos cardenales
son bastante carnales o sensuales), escribía Guy Patin en una carta fechada en
noviembre de 1649. Así pues, al sobrino le venía de familia su irrefrenable inclinación
hacia las damas.
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Incluso advirtió a los cocineros Maret y Roquellere que, si la comida no salía
de su agrado, les retendría de sus salarios una multa de cien pistolas.
SOLOMILLO A LA RICHELIEU
Ingredientes:
Solomillo.
Tocino.
Tomates.
Champiñones grandes.
Lechuga.
Patatas.
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MELOCOTÓN MELBA
Escoffier, teólogo de la gastronomía, solía quejarse de que los cocineros no
tenían recurso legal contra el plagio, mientras que escritores y músicos se hallaban
debidamente protegidos por la ley. Esta receta es un buen ejemplo.
Platos que habían sido creados por un cocinero con nombre y apellidos, al pasar
al dominio público, se perdían en el anonimato, llegando a ignorarse el autor y
circunstancias en que fueron concebidos. Otro ejemplo serían las Crepes Suzette.
"Al día siguiente, habiendo invitado la soprano australiana a algunos amigos a comer,
aproveché la ocasión y les serví, en una gran fuente de plata, un hermoso cisne tallado
en un gran bloque de hielo; entre las alas coloqué los melocotones pochados en
almíbar, reposando sobre un lecho de helado de vainilla, y cubrí los melocotones con
un velo de azúcar hilado... El efecto fue sorprendente". Mas si Nellie Melba quedó
gratamente sorprendida, Escoffier no quedó totalmente satisfecho de su creación.
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MELOCOTóN MELBA
Ingredientes:
Melocotones de buena calidad y maduros.
Azúcar.
Helado de vainilla.
Puré de frambuesas frescas.
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CREPES SUZETTE
La crepe en Francia no sólo es un postre, sino que es casi una institución. La
palabra crepe viene del latín crispus (significa crespo, ondulado) y suele estar asociada a
todo tipo de tradiciones, juegos y supersticiones populares.
Unos creen, entre ellos Ernst Bauman, que el plato lo inventó M. Joseph en el
restaurante Marivaux de París en 1897. Por aquellas fechas se representaba en la
Comedie Francaise una obra en la que una de las actrices, llamada Suzette, aparecía con
crepes en el escenario en un momento determinado. Las crepes las preparaban
diariamente para la función en el restaurante Marivaux. De ahí que se les ocurriera
llamarlas crepes Suzette.
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derramaron sobre la sartén. Empezaron a arder, como queriendo devorarla. Recobrada la
serenidad, probó la salsa y la encontró digna del paladar de un príncipe.
Así pues, Charpentier las creó, Su Alteza las bautizó y, años más tarde,
Hemingway las devoraría, pues era su postre preferido.
CREPES SUZETTE
Ingredientes:
Masa de la crepe.
500 gr. de harina tamizada.
200 gr. de azúcar en polvo.
Una pizca de sal fina.
6 huevos.
1,5 litros de leche.
*Desleír: Disolver y desunir las partes de algunos cuerpos por medio de un líquido.
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SAVARIN
Para poder escapar del tribunal revolucionario, tuvo que emigrar a Estados
Unidos, donde subsistió dando clases particulares de francés y tocando el violín en las
calles, pues este gran investigador de la gastronomía con aire de cura y solterón
empedernido también era un notable violinista. Allí descubrió el pavo salvaje de Nueva
Inglaterra, el welsh rarebit y el korn beef.
De regreso a Francia en 1796, llevó una vida apacible, entre París y Belley,
compaginando su trabajo como magistrado del tribunal de Casación con el de profesor
de gastronomía. A los gastrónomos de París les dedicó el libro que lo haría célebre, la
"Fisiología del gusto", y a su madre un plato no menos célebre y fastuoso, el Oreiller
à la Belle Aurore, pues Aurora se llamaba.
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El 21 de enero de 1826 se celebró en la basílica de Saint-Denis una misa en
memoria de Luis XVI, a la que fue invitado y se vio obligado a ir en representación del
Tribunal de Casación. El frío que hacía en Paris le hizo presagiar su muerte, "es la
primera misa de un muerto y la última de un vivo". A los doce días, el 2 de febrero de
1826, moría Brillat-Savarin tras haber hecho de la gastronomía "una preferencia
apasionada, razonada y habitual de los objetos que halagan el gusto".
SAVARIN
Ingredientes:
350 gramos de harina.
3 Huevos.
2 dcl. de leche.
100 gramos de mantequilla.
100 gramos de levadura prensada.
25 gramos de azúcar.
3 gramos de sal.
Nata batida.
Cerezas confitadas.
Para el almíbar:
250 gramos de azúcar.
2 copas de cognac o cualquier otro licor.
5 gramos de canela.
Se cuece a horno fuerte unos 40 minutos. Se deja enfriar antes de desmoldar. Para
finalizar, se baña con el almíbar.
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