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DERECHO PENAL

GENERAL
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TEMARIO
• Logro de la unidad
• Logro de la sesión
• Carácter fragmentario
del Derecho Penal
• Humanidad de las
Penas
• Principio de Mínima
Intervención
• El debido Proceso
Utilidad
Logro específico de aprendizaje
Al finalizar la unidad, el estudiante identifica las bases y principios del
derecho penal – el control social

Logro de la Sesión 01
Al finalizar la sesión, el estudiante identifica
El Control social en el derecho penal

4
Utilidad

Utiliza el chat para participar


Transformación (contenido)

CARÁCTER FRAGMENTARIO DEL


DERECHO PENAL
Transformación (contenido)

La estructura de los tipos penales obedece al carácter


fragmentario del Derecho Penal, el cual se presenta como un
sistema normativo discontinuo en el que no todos los
comportamientos resultan penalizados, sino los más graves
que afectan aspectos esenciales de la persona humana como
la libertad o sus procesos de relación.
Bienes jurídicos como la vida, la integridad corporal, la
intimidad personal, el honor, la dignidad o la seguridad,
pertenecen a esta línea.
Transformación (contenido)

De no tener estos medios selectivos el Derecho Penal intervendría en


todas y cada una de las esferas de libertad de los ciudadanos, con lo
que se quebranta el principio de intervención mínima.
La aplicación de la analogía in malam partem trae abajo el principio de
intervención mínima (carácter fragmentario y subsidiario del Derecho
Penal), pues extiende y amplía en forma irracional los límites del ius
puniendi estatal, esto en virtud de que mediante la aplicación de la
analogía que perjudica al reo se criminalizan comportamientos que no
representan la más mínima dañosidad o nocividad social, o que siendo
perjudiciales para la sociedad pueden ser solucionados por otras ramas del
ordenamiento jurídico, en forma más eficaz y menos lesiva.
Transformación (contenido)

La prohibición de la aplicación de la analogía in malam parten en el


Derecho Penal (complemento del principio de intervención mínima)
encuentra coherencia o compatibilidad teleológica con los fines del
Estado social, ya que en una entelequia de esta naturaleza el Estado
tiene una obligación de doble sentido (sentido positivo y sentido
negativo).
La obligación de sentido positivo vincula al Estado la necesidad de
crear las condiciones idóneas para que sus ciudadanos desarrollen
dignamente sus potencialidades humanas, lo cual pasa por ampliar y
no restringir las esferas de libertad.
La obligación de sentido negativo exige que el Estado utilice el
Derecho Penal en última instancia:
a) solo cuando los controles informales, por ejemplo, la escuela, la
familia, la religión, la universidad, etc., y los controles formales, v.gr.
Derecho Administrativo, Derecho Tributario, Derecho Civil, etc. han
fracasado
Transformación (contenido)

HUMANIDAD DE LAS PENAS


Transformación (contenido)

La prevención orientada a la protección de la persona.


El humanismo penal
El artículo 1 del Título Preliminar, en una formulación legislativa
vinculada a los valores y principios constitucionales de nuestra Carta
Política, prescribe que el Código Penal -y en general toda nuestra
legislación positiva- tiene por objeto la prevención del delito como
medio protector de la persona. Se concretan así, en sede del
Derecho Penal y la legislación positiva, los principios y el derrotero
axiológico marcados por la Constitución cuando reconoce la
primacía de la persona humana como fin de la sociedad y del
Estado.
Transformación (contenido)

No se trata de una declaración carente de


sentido, ociosa o superflua, sino de una
que logre la necesaria armonización y
compatibilidad de la legislación penal con
los valores del ordenamiento jurídico y las
pautas rectoras de la Constitución.
Transformación (contenido)

La orientación de la prevención y de los criterios utilitarios hacia


criterios valorativos y principistas, permite establecer la vocación
humanista -al menos en su base- de nuestra legislación penal que
reconduce todo el sistema penal hacia el respeto y la valoración
positiva de la persona humana, situación que excluye o al menos
prohíbe cualquier instrumentalización o manipulación de la persona
humana por el Derecho Penal.
De ello se deduce que la única prevención válida y que se mueve
dentro de los parámetros constitucionales es la que respeta a la
dignidad del ser humano. Cualquier prevención que se aleje del
paradigma constitucional, fijado con claridad y de manera
contundente en el Título Preliminar, se revela como espúreo e
ilegítima
Transformación (contenido)

La opción humanista de la legislación penal debe entenderse como


una inclinación hacia el garantismo y la protección de los Derechos
Humanos que marca una tendencia unívoca y la pauta rectora del
ordenamiento jurídico, lo que supone un límite a la potestad
punitiva del Estado.
La finalidad preventiva del Derecho Penal no debe obtenerse a
cualquier costo y de cualquier forma.
La intervención estatal en la esfera de los derechos y las
libertades de los ciudadanos ha de estar sometida a filtros
constitucionales y debe partir del reconocimiento de la calidad de
persona de todo aquel que delinque.
Transformación (contenido)

La persona sometida a un proceso penal o a una


investigación preliminar no es un objeto o
instrumento más de indagación.
Es el sujeto procesal más importante en la
medida en que es portador de un núcleo
indisponible de derechos que el Estado y sus
funcionarios deben respeta
Transformación (contenido)

PRINCIPIO DE MINIMA
INTERVENCION O ULTIMA RATIO
Otro de los aspectos político-criminales que informa la
intervención penal es el llamado principio de mínima
intervención o de última ratio.
Según este principio, el Derecho penal sólo debe intervenir
en los casos estrictamente necesarios, es decir, cuando el
problema o conflicto social no pueda resolverse con
mecanismos extrapenales de control menos gravosos.
Las sanciones penales no son un instrumento de control más,
pues debido a las gravosas consecuencias derivadas de su
aplicación constituyen una respuesta especialmente
problemática para los ciudada nos y la sociedad.
Por ello, el Estado no sólo tiene la obligación de proteger a la
sociedad con el Derecho penal, creando delitos e imponiendo
penas, sino también del Derecho penal, no recurriendo a las
penas en casos innecesarios.
Si bien el ámbito de aplicación del principio de última ratio es,
en principio, la decisión del legislador penal de criminalizar o
despenalizar una conducta, también puede ser tenido en
cuenta por el juez para restringir ideológicamente un tipo
penal aprobado por el legislador.
La mínima intervención del Derecho penal está compuesta
por dos principios operativos: el principio de subsidiariedad y
el principio de fragmentariedad.
Ambos principios se condensan en la idea global de
que sólo deben sancionarse penalmente las lesiones
más intolerables a los bienes jurídicos más
importantes.
Mientras la subsidiariedad se centra en la
importancia del bien jurídico, la fragmentariedad
hace lo propio con la gravedad de las conductas que
lo lesionan.
Transformación (contenido)

NECESIDAD DE UN DEBIDO PROCESO


PARA IMPONER SANCIONES
El debido proceso es un derecho fundamental, natural o humano, que
tiene toda persona que le faculta a exigir del Estado un juzgamiento
imparcial y justo, ante un juez responsable, competente e
independiente; pues el Estado no sólo está obligado a proveer la
prestación jurisdiccional (cuando se ejercitan los derechos de acción y
contradicción) sino a proveerla bajo determinadas garantías mínimas
que le aseguren tal juzgamiento imparcial y justo; por consiguiente, es
un derecho esencial que tiene no solamente un contenido procesal y
constitucional, sino también un contenido humano de acceder libre y
permanente a un sistema judicial imparcial.
El debido proceso corresponde tanto al demandante como al
demandado, al accionante como al imputado, en un proceso civil o
proceso penal, respectivamente.
Transformación (contenido)

PRINCIPIO DE LEGALIDAD
Transformación (contenido)

No puede ejecutarse pena alguna en


otra forma que la prescrita por la ley
y reglamentos que la desarrollen.
En todo caso, la ejecución de la pena
será intervenida judicialmente.
Transformación (contenido)

El principio de legalidad establece que nadie puede ser


sancionado penalmente por un acto que no esté previsto
de manera previa por la ley como delito o con una pena no
establecida en ella.
Su reconocimiento en nuestro sistema penal es expreso,
tal y como se desprende del tenor del artículo II del Título
Preliminar del Código Penal.
En la doctrina penal se derivan cuatro garantías de este
principio.
1. Una garantía criminal que exige la tipificación previa de la conducta
sancionada como delito (nullum crimen sine lege)
2. Una garantía penal que impide imponer una pena que no haya sido
previamente establecida en la ley para el delito cometido (nulta
poena sine le ge).
3. Una garantía jurisdiccional que exige que la pena sea impuesta en
un proceso penal legalmente definido y ante un juez
predeterminado por ley (nemo damnetur nisi legale iudicium).
4. Una garantía de ejecución que establece que la pena impuesta debe
ser ejecutada de la manera establecida previamente en la ley.
Transformación (contenido)

El principio de legalidad fue constituido en el


Derecho penal liberal como un mecanismo para
frenar el abuso que se había producido en los
Estados despóticos, en tanto una previa
determinación absoluta de las conductas
prohibidas por medio de la ley impedía el uso
arbitrario de la potestad punitiva por parte de
los detentadores del poder.
En las exposiciones de Beccarla y Feuerbach
este principio adquirió además un fundamento
racional desde la perspectiva del Dere cho
penal, en el sentido de un refuerzo necesario a
su finalidad preventiva.
Transformación (contenido)

1. LA RESERVA DE LEY (lex scripta)


La llamada reserva de ley establece que
solamente por ley se pueden crear delitos y
establecer penas.
En este sentido, la ley se constituye en la única
fuente directa del Derecho penal.
Por el contrario, la costumbre, la jurisprudencia
y los principios generales se utilizarán
únicamente como medios para conocer o
interpretar el Derecho positivo, pudiendo, en el
mejor de los casos, influir en la formación de
nuevas leyes penales.
Transformación (contenido)

La claridad de este planteamiento comienza a


oscurecerse, sin embargo, cuando hay que fijar qué
dispositivos legales abarca el término “ley”.
No cabe duda que, la reserva de ley se refiere a la
ley en sentido formal, es decir, a la expedida por el
Congreso de la República conforme a los
procedimientos constitucionalmente establecidos.
Si se trata de cualquier ley del Congreso o
solamente alguna cualificadas, constituye un tema
discutido al menos en la legislación comparada.
Por ejemplo, en España para poder crear delitos y
establecer penas no basta una ley ordinaria, sino
que resulta necesaria una ley cualificada.
Transformación (contenido)

El Código Penal actualmente vigente es un decreto legislativo.


En este sentido, la reserva de ley exigida en nuestro sistema penal no
se queda solamente en la ley ordinaria, sino que alcanza a las normas
jurídicas con rango de ley expedidas por el Poder Ejecutivo en virtud
de una situación de gobierno especial o de una delegación de
facultades legislativas del Congreso.
En este caso, sin embargo, hay que tener presente que la delegación
de facultades legislativas al Poder Ejecutivo no puede hacerse de
manera genérica, por lo que será necesario que el Congreso fije, tal
como lo establece el artículo 104 de la Constitución Política, la
materia y el tiempo que el Ejecutivo tiene para legislar.
Transformación (contenido)

Por lo demás, la actividad legislativa


desarrollada con base en la delegación de
facultades está sometida siempre a un control
posterior por parte del Congreso, el cual podrá
dejar sin efecto aspectos de la regulación que
considere que no se ajustan a la delegación,
como lo hizo, por ejemplo, con el D. Leg. N° 1323
que introdujo modificaciones en las agravantes
genéricas y el delito de discriminación.
Transformación (contenido)

2. LA TAXATIVIDAD DE LA LEY (lex certa)


El principio de legalidad impone al legislador el deber de precisar
en la ley penal todos los presupuestos que configuran la conducta
penalmente sancionada y la pena aplicable.
A esto se le conoce como el mandato de certeza, taxatividad o
determinación.
Se trata de una derivación lógica del principio de legalidad, pues la
sola exigencia de la expedición de una ley para castigar
penalmente no bastaría para evitar excesos de poder, en tanto
esta exigencia podría cumplirse de manera formal y, pese a ello,
mantenerse las condiciones para una arbitrariedad judicial.
Transformación (contenido)

Para evitar el abuso judicial en un sistema


democrático de distribución del poder, es
necesario que el legislador penal determine
suficientemente la conducta punible y la pena a
imponer, quedando proscritas las leyes penales
absolutamente indeterminadas.
Transformación (contenido)

A. La función del mandato de certeza o determinación


En una comprensión preventiva del Derecho penal, el
mandato de certeza constituye un mecanismo que
permite al ciudadano saber si la conducta que realiza
constituye un delito y las consecuencias sancionatorias
que traería consigo su realización (certeza).
Esta función de base de información para la toma de
decisiones del ciudadano resulta, sin embargo,
controvertida, pues la ley penal no dice qué hacer o no
hacer en una situación específica y tampoco la pena
que concretamente correspondería.
Transformación (contenido)

B. La flexibilización del mandato de certeza o


determinación
La determinación legal de los elementos esenciales de la
conducta penalmente relevante requiere de una
flexibilización en ámbitos especialmente dinámicos.
Para hacerlo se recurre a cláusulas que se remiten a leyes
extrapenales complementarias, a actos de la
Administración, o a conceptos que ofrecen amplios
márgenes de interpretación judicial.
Transformación (contenido)

Si bien con esta apertura del tipo penal podría


afectarse de alguna manera el mandato de certeza,
la doctrina penal no las rechaza absolutamente, pues
considera que en ámbitos cambiantes, como lo es,
por ejemplo, el económico, no es posible exigir una
tipificación casuística de las conductas delictivas o
realizar una modificación constante de las leyes
penales para adaptarlas permanentemente a los
cambios sociales.
Un Derecho penal con pretensiones de eficacia no
puede renunciar a mecanismos de adaptación
continua a las nuevas realidades.
Transformación (contenido)

Sin embargo, esta autorización general no


legitima cualquier remisión extrapenal o el uso
discrecional de cláusulas generales, sino que se
exige también una determinación mínima en la
ley penal de los criterios de sanción para
impedir la arbitrariedad judicial.
En este orden de ideas, se procederá a precisar
cada uno de los mecanismos de flexibilización
del mandato de certeza y hasta qué punto
pueden ser utilizados legítimamente en la
determinación de la conducta prohibida.
Transformación (contenido)

3. LA PROHIBICIÓN DE RETROACTIVIDAD (lex praevia)

El principio de legalidad señala también que la


determinación de la conducta delictiva y la pena
correspondiente debe ser previa a su realización.
Como consecuencia de esta manifestación del principio
de legalidad, las leyes penales no pueden aplicarse
retroactivamente para castigar como delito una conducta
anterior a su entrada en vigencia o para imponer una
pena no prevista en dicha ley.
Transformación (contenido)

Razones de seguridad jurídica proscriben la


posibilidad de sancionar penalmente una con
ducta, por más reprobable que sea, si es que
previamente no ha sido calificada por ley como
delito.
Asimismo, la pena a imponer por la realización de
la conducta delictiva no puede ser distinta en
calidad o en cantidad a la que estaba prevista en la
ley que previamente la calificaba como delictiva.
Las leyes penales son, pues, irretroactivas.
Transformación (contenido)

La regla general de la irretroactividad de la ley


penal encuentra, sin embargo, excepción cuando la
ley penal posterior resulta, en el caso concreto,
más favorable al reo, sea porque la conducta
realizada es despenalizada o porque la pena
posteriormente establecida resulta menos gravosa.
A esta aplicación retroactiva excepcional de la ley
penal se le conoce con el nombre de retroactividad
benigna.
La evaluación de las leyes penales que pueden ser más
favorables se extienden a las que rigen con posterioridad
a la vigente al momento de la realización del delito hasta
el cumplimiento total de la pena impuesta.
En este orden de ideas pueden ser consideradas en el
juicio de favorabilidad la ley penal intermedia que rige
luego de cometido el delito hasta antes de la emisión de
la sentencia, la ley penal vigente al momento de la
sentencia y la ley penal vigente después de la imposición
de la sentencia hasta antes del cumplimiento total de la
pena.
Transformación (contenido)

El alcance de la garantía de la prohibición de retroactividad de la


ley penal resulta especialmente discutido en tres supuestos
específicos.
Por un lado, resulta controvertido si el término “ley penal” se
tiene que limitar a las leyes penales mate riales o si debe
incluirse también a las leyes penales procesales y de ejecución
penal.
Por otro lado, se discute también si el régimen penal de la
vigencia temporal de la ley penal resulta extensivamente
aplicable a las leyes que forman parte del Derecho
administrativo sancionador. Por último, es igualmente objeto de
debate la cuestión de si la irretroactividad de la ley penal está
referida únicamente a la imposición de las penas o si alcanza
también a las medidas de seguridad.
Transformación (contenido)

4. LA PROHIBICIÓN DE ANALOGIA (lex stricta)


El principio de legalidad tiene relevancia no sólo en el
ámbito legislativo, sino que alcanza también a la
actividad interpretativa de los jueces.
Es así que se les impide recurrir a la analogía para
sancionar una conducta o agravar la pena, como se
desprende del artículo 139 inciso 9 de la Constitución
Política y del artículo III del Título Preliminar del Código
Penal.
La prohibición de analogía se sustentaría en los peligros que este
razonamiento interpretativo podría conllevar en relación con la libertad de
los ciudadanos ante una posible tergiversación de la voluntad del legislador
por parte de los jueces.
Bajo esta comprensión de las cosas, el tenor literal no sería un método de
interpretación, sino un límite a la interpretación de la ley penal.
Para establecer este límite habría que determinar el tenor gramatical de la
ley por medio del uso ordinario del lenguaje.
Si este margen interpretativo es sobrepasado, con la finalidad de sancionar o
agravar conductas acudiendo úni camente al fin de protección, entonces se
caerá en una analogía prohibida por el Derecho penal.
La interpretación de la ley penal solamente puede llegar hasta donde lo
permita su tenor literal.
Transformación (contenido)

Las afirmaciones acabadas de realizar siguen una lógica


coherente de aplicación de la ley penal con conceptos
claramente diferenciados (tenor literal, interpretación y
analogía).
Sin embargo, la perfección de esta construcción teórica ha
comenzado a ser cuestionada por una parte de la doctrina
penal.
La idea principal es que resulta realmente difícil marcar
fronteras precisas entre la interpretación y la analogía,
pues es un dato innegable que todo proceso
interpretativo se lleva a cabo mediante razonamientos
analógicos.
Transformación (contenido)

En este sentido, interpretación y analogía no


constituyen dos conceptos diferenciados, sino que
finalmente resultan siendo lo mismo.
Por lo tanto, no se trata de establecer los límites entre
una interpretación conforme al tenor de la ley y una
analogía más allá de dicho tenor, sino que debe
hablarse, más bien, de una analogía permitida y de una
analogía prohibida.
TRANSFORMACIÓN
(CONTENIDOS)

CUARTA SECCION
Transformación (contenido)

EL ART. VII DEL TP DEL CP

La pena requiere de la responsabilidad penal del autor.


Queda proscrita toda forma de responsabilidad objetiva.
TRANSFORMACIÓN
(CONTENIDOS)

El artículo VII del Título Preliminar del CP es una de las


principales disposiciones que están en la base de nuestro
sistema penal, máxime si marca y delimita los
presupuestos y los límites de la responsabilidad penal en
nuestro ordenamiento jurídico.
El principio de la responsabilidad penal personal, o
principio del hecho propio, debe contar con una
realización completa en el sistema penal peruano.
TRANSFORMACIÓN
(CONTENIDOS)

Impone la necesidad de que se eliminen todas las


hipótesis de responsabilidad objetiva que se
encuentran en la Parte General, Parte Especial o
en las leyes penales.
En el contexto cultural y teleológico este principio
caracteriza a todo ordenamiento jurídico moderno
que busca el equilibrio entre eficiencia y
garantismo, siendo un núcleo innegable de
civilidad.
TRANSFORMACIÓN
(CONTENIDOS)
Se trata de un principio penal de
indiscutible inspiración constitucional que
repercute en la configuración y estructura
de todo el Derecho Penal, cuya fuente es el
respeto a la dignidad de la persona
humana.
Vincula tanto al legislador como al juez.
En él se consagra el carácter exclusivamente
personal de la responsabilidad penal,
asumiendo un significado particular al fijar
una elección constitucional acerca del injusto
penal
TRANSFORMACIÓN
(CONTENIDOS)

Su valor no solo radica en fijar una responsabilidad


penal personal que descarta claramente la
posibilidad de responder por hechos ajenos o de
otros (principio del hecho propio), sino que funda
tanto la noción del injusto penal y, por tanto, del
delito; sostiene el principio de la accesoriedad de la
participación y, sobre todo, prohíbe toda forma de
responsabilidad objetiva, es decir aquella que vaya
más allá y no respete los límites del dolo y de la
culpa (principio de responsabilidad subjetiva).
Transformación (contenido)

EL ART. VIII DEL TP DEL CP


TRANSFORMACIÓN
(CONTENIDOS)

Artículo VIII.- Proporcionalidad de las sanciones


La pena no puede sobrepasar la responsabilidad por el
hecho. Esta norma no rige en caso de reincidencia ni de
habitualidad del agente al delito. La medida de seguridad
sólo puede ser ordenada por intereses públicos
predominantes.”
(*) Artículo modificado por el Artículo 1 de la Ley N°
28730, publicada el 13 de mayo de 2006.
TRANSFORMACIÓN (CONTENIDOS)

La quinta edad se llamó

recogedor de coca, de los diez a


los 20 años.
DAR UN CASO PRACTICO

PRACTICA
Práctica
Práctica

Mencione un caso aplicando el principio


de legalidad
CIERRE

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Conclusiones
Otro de los aspectos político-criminales que informa la
intervención penal es el llamado principio de mínima
intervención o de última ratio.
Según este principio, el Derecho penal sólo debe intervenir
en los casos estrictamente necesarios, es decir, cuando el
problema o conflicto social no pueda resolverse con
mecanismos extrapenales de control menos gravosos.
Conclusiones

El principio de legalidad establece que nadie puede ser sancionado


penalmente por un acto que no esté previsto de manera previa por la
ley como delito o con una pena no establecida en ella.
Su reconocimiento en nuestro sistema penal es expreso, tal y como
se desprende del tenor del artículo II del Título Preliminar del Código
Penal.
Bibliografía
PEÑA CABRERA FREYRE, ALONSO RAÚL (2013) Derecho penal,
Editorial Moreno HURTADO POZO, JOSÉ (2011) Manual de derecho
penal , Editorial Moreno

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