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http://www.robertexto.com/archivo/penal_uribe_esc_pens_penaltable.htm
1. Que es el derecho penal:
R/ El derecho penal en sí es un conjunto de normas jurídicas que dicta el Estado
en ejercicio de su potestad punitiva, para prohibir conductas que se consideran
perjudiciales para los bienes fundamentales de la convivencia y el bienestar.
Este aspecto convierte al derecho penal en una función pública (Mecanismo de
control social).
R/ señala que las obligaciones del Estado derivadas del principio de dignidad
humana consisten en abstenerse de realizar acciones como infligir tortura,
desterrar, imponer penas o medidas de seguridad imprescriptibles, ejecutar pena
de muerte, imponer prisión por deudas, o establecer tratos crueles, inhumanos
y degradantes. Además de constituirse en un límite a las penas a imponer, del
procedimiento a seguir, y de la aplicación del derecho positivo; y de obligar a los
organismos de control de constitucionalidad a realizar juicios de proporcionalidad
y razonabilidad de las normas penales. De igual manera, la dignidad humana
asumida como autonomía prohíbe que el Estado adopte medidas perfeccionistas
sobre los individuos, lo que en el plano jurídico implica la punición solamente de
conductas, no de ideas, posiciones políticas, deseos, o formas de ser . Según
Ferrajoli de la dignidad humana se deriva también la proscripción de que el
individuo sea utilizado como instrumento para prevenir a la sociedad sobre la
comisión de delitos, a través de “sanciones ejemplares”. Por ello el principio de
culpabilidad hace parte de la dignidad humana, junto al de antijuridicidad
material, pues sólo serán punibles las lesiones a bienes jurídicos protegidos. De
este principio asumido como límite al ius puniendi, se deriva la restricción a
imponer cualquier tipo y monto de pena, sin consideración a sus características.
En primer lugar las restricciones constitucionales expresas limitan el ejercicio del
legislador relativo a la clase de penas (no destierro, no torturas, no tratos crueles,
no pena de muerte, ni prisión por deudas), y respecto al quantum de las mismas,
además de la prohibición constitucional de la aplicación de cadena perpetua y
penas imprescriptibles (art. 28, inc. 3), se tiene el test de proporcionalidad. Ello
porque la desproporción de las penas que implique una esperanza mínima o nula
de salir de prisión implica renunciar a la pretendida función resocializadora de la
pena de prisión, y asumir que las cárceles son depósitos humanos, generando
negativos efectos sicológicos y sociales.
La descripción del delito o situación peligrosa tiene que preceder al acto delictivo
o al comportamiento peligroso. Considera y castiga como delito, todo hecho que
esté en la ley como tal. No considera ni castiga los hechos que no estén en la
ley, aun cuando esos hechos sean lesivos a la sociedad o al individuo.
“No hay delito sin ley anterior que lo establezca como tal” (Nullum crimen sine
praevia lege);
“No hay proceso sin ley previa de cómo hacerlo” (Nullum iuditio sine praevia lege)
Son tomados por una opción política liberal, democrática, defensora de
derechos, libertades y garantías fundamentales del individuo.
Ventajas
Garantiza la libertad individual.
Evita el arbitrio.
Afirma y asegura la certeza y seguridad jurídicas.
Desventajas
Efectos
1. El principio de legalidad formal excluye a las fuentes no escritas del Derecho Penal:
a. la costumbre,
b. la analogía,
c. la interpretación analógica,
d. la interpretación extensiva,
e. la interpretación teleológica.
a. la jurisprudencia y a,
b. la doctrina.
3. Impone como única fuente y exclusiva fuente del Derecho Penal a: la ley penal,
apoyada en los Principios: De Reserva De La Ley, De Taxatividad o Determinación y, el
Principio De De Irretroactividad Desfavorable.
Mandato de certeza. Impone el mandato de una “lex certa”. El legislador debe formular
el presupuesto y la sanción de la norma con tanta precisión y claridad como sea posible.
La ley debe ser cierta.
Mandato de ley escrita. Impone el mandato de una “lex escripta”. Es decir prohíbe el
Derecho consuetudinario [7]. El juez penal debe contar con una ley escrita para
condenar o agravar penas.
Cuando la parte final del artículo que comentamos ordena al funcionario judicial
tener especial consideración con aquellas personas que por su condición
económica, física o mental, se encuentren en circunstancias de debilidad
manifiesta, está acogiendo importantes pronunciamientos jurisprudenciales
sobre este principio. Baste mirar los pronunciamientos de nuestra Corte
Constitucional sobre el tema del principio de igualdad ante la ley, por que, en
opinión de este alto tribunal, el principio de igualdad está relacionado con el
concepto de justicia y ambos, a su vez, con el de equidad, en el viejo sentido de
los romanos de dar a cada quien lo suyo. Para la Corte la igualdad no es un
rasero distributivo, que desatienda los supuestos de hecho, sino de un concepto
que tiene en cuenta las diferencias de los sujetos, para establecer una
proporcionalidad y con ello una equidad.
CARACTERÍSTICAS BÁSICAS
La irregularidad del curso causal no excluye la consecuencia: Lo insólito de una
relación condicional no tiene influencia en la causalidad. SI alguien lesiona
levemente a una persona que muere posteriormente en el hospital a
consecuencia de una reacción súbita ante la anestesia, o por un error del
facultativo que interviene al paciente infringiendo las reglas del arte médico o por
un corte de energía en las instalaciones que impide un tratamiento oportuno, o
porque equivocadamente se le practica una transfusión de sangre, se considera
que todas las condiciones son causantes de la muerte .Lo mismo ocurre cuando
alguien le propina a otro una bofetada y éste muere debido a la ocurrencia de
una cadena de circunstancias infortunadas. Tampoco cambia absolutamente en
nada la causalidad, cuando la causa determinante del resultado se encuentra en
la condición corporal o en la infracción a los deberes de autoprotección por parte
del lesionado (se niega a recibir tratamiento médico, o no cumple con las
prescripciones de éste
Esta teoría, atribuida a Von Buri y a Von Lizst, parte de la idea de que todo
resultado es producto de varias condiciones. Así, por ejemplo, para que una
planta crezca (resultado), es necesario que se den las condiciones siguientes:
buena tierra, semillas, lluvias, y la acción humana de sembrar.
Pero la teoría no llama ‘condición’ a cualquier hecho, sino sólo a aquellos sin los
cuales el resultado no se hubiese producido. Para saber si un hecho es
‘condición’, se lo elimina mentalmente y, si el resultado no se produce, el hecho
es ‘condición del resultado’. Así sucede, por ejemplo, con la semilla, con la
acción del hombre, etc.: si suprimimos cualquiera de ellas, el crecimiento de la
planta (resultado) no se producirá. Como vemos, todas las condiciones son ‘sine
qua non’, pues son condiciones ‘sin las cuales’ el resultado ‘no’ se produce.
El hecho de que todas las condiciones sean esenciales para el resultado, y de
que todas ellas tengan el mismo valor (equivalentes), hace que la teorías
sostenga que, cualquiera de esas condiciones, es ‘causa’ (condición y causa,
son considerados sinónimos); y por tanto, para que al hombre pueda imputársele
un resultado, basta que él haya hecho o puesto alguna de esas ‘condiciones sine
qua non’.
La teoría es criticada a raíz de que, por ella, el hombre, sería responsable hasta
el infinito, ya que no admite que pueda haber una ‘concausa’ (o sea: alguna
condición que pueda hacer desaparecer la relación de causalidad entre la acción
del hombre y el resultado). Veamos algunos casos, aplicando la teoría de la
‘equivalencia de condiciones’:
* Si ‘A’ hiere a un navegante y luego éste, por las heridas, no puede hacer
maniobras y naufraga, ‘A’ es autor del homicidio por inmersión (ejemplo de Von
Lizst).
* Un hombre debe viajar en avión el día 10; pero un automóvil lo atropella y, araíz
de eso, viaja el día 15; el avión cae y el viajero perece. Conforme a esta teoría,
el autor de la muerte del viajero, sería el conductor del auto (ejemplo deFontán
Balestra)
a teoría del riesgo es una teoría que se aplica al campo de la responsabilidad civil
extracontractual y es un criterio para determinar la responsabilidad de las personas
(naturales o jurídicas) involucradas en el daño ocurrido a otra persona (natural o
jurídica), sin haber tenido tal persona que soportar el daño que se le ocasionó.Este
criterio dice que son responsables de los daños de tipo extracontractual todas
aquellas personas que efectúan una conducta que tenía el riesgo de que se
presentara en concreto el resultado dañoso acontecido. Es decir, son responsables
todos aquellos que asumen el riesgo de llevar una acción que puede tener una
consecuencia dañosa para las otras personas, aún cuando la persona que asuma
el riesgo efectúe la actividad o conducta con el mayor cuidado y perfección posible.
En otras palabras, es responsable todo aquel que lleve a cabo una conducta que
conlleva el riesgo de un resultado dañoso. Si este resultado se presenta, tendrá que
responder patrimonialmente.
El ejemplo más típico de éste tipo de actividades y conductas riesgosas es el hecho
de conducir un automóvil. Esta actividad es considerada como una actividad
riesgosa. Al conducir un automóvil, la persona sabe que, por más diligente y
cuidadosa que sea, siempre está la posibilidad de que atropelle a alguien, que se
estrelle, que dañe el patrimonio de otro, etc. Es por ello que, aun cuando ésta
persona se comporte con la mayor diligencia, a ella se le considera responsable de
los eventuales daños que puedan ocurrir (a menos que la conducta de la víctima
cambie estos supuestos).
1. Que exista un riesgo de daño que se encuentre más allá del ordinario riesgo que
implica toda actividad humana. Esto es, el riesgo debe ser destacable, pues toda
actividad en la vida implica riesgos.
2. La actividad riesgosa debe ser permitida por el Derecho Penal y las buenas
costumbres. En efecto, hay actividades de riesgo que lo implican pero que también
son sancionadas penalmente. Un ejemplo de ello es el porte de armas de alto calibre
en la ciudad. Estos son riesgos no permitidos por el derecho y los daños que resultan
de ellos son sancionados de diferente manera a como lo haría la teoría del riesgo.
Jakobs en su obra “La imputación objetiva en el Derecho penal” señala que se debe
entender por “riesgo permitido” y en primer término aclara el concepto indicando que
“la presente exposición únicamente se refiere a la permisión de aquel riesgo que
necesariamente se halla vinculado a la configuración de la sociedad: se trata, por
tanto, de una concreción de la adecuación social. Aquí no se toman en consideración
las situaciones de justificación. El riesgo permitido no resuelve una colisión de
bienes, sino que establece lo que son supuestos normales de interacción, ya que la
sociedad –cuyo estado normal es el que interesa aquí- no es un mecanismo para
obtener la protección de bienes, sino un contexto de interacción”[11]. A mayor
abundamiento señala Jakobs que “aquellos comportamientos que generan riesgos
permitidos no tienen porque estar inscritos en un contexto especial para ser
tolerados socialmente, sino que son tolerados de modo general”[12], como lo es por
ejemplo el tráfico aéreo o terrestre, en tanto, “la situación es distinta en el ámbito de
la justificación: aquí es el contexto especial lo que permite que se toleren
comportamientos que per se son perturbadores. Un ejemplo extremo: un conductor
que conduce a una velocidad de 69 kilómetros por hora por un lugar en el que está
permitido y es adecuado conducir a 70 kilómetros por hora, no defrauda ninguna
expectativa, con independencia de la finalidad que persiga con su viaje, pero el
conductor de una ambulancia que circula por el mismo sitio a una velocidad de 75
kilómetros por hora para dirigirse al lugar en que debe prestar su servicio, necesita
de la situación de necesidad como contexto para que, de modo excepcional, su
comportamiento sea tolerado (precisamente debido al contexto)[13].
Así, Jakobs se pregunta a continuación respecto de la relación que existe entre los
costes de aceptar los riesgos en una sociedad y los beneficios que ello reporta
indicando que “frecuentemente se intenta presentar el riesgo permitido como el
resultado de un cálculo de costes y beneficios: el beneficio estaría constituido por la
libertad de comportamiento que se obtiene con ayuda de la permisión de riesgos,
mientras que los costes serían la pérdida de aquellos bienes a cuya destrucción
conduce el riesgo, debiendo ambos lados mantener una relación adecuada”[14]. Por
regla general, sostiene el autor, “lo socialmente adecuado precede al Derecho; su
legitimación la obtiene del hecho de que constituye una parte de la configuración
social que ha de ser preservada”[15].
Esta posición de Jakobs ha sido apoyada por la mayoría de la doctrina que lo sigue,
por ejemplo Cancio Meliá que indica que debe entenderse el “riesgo permitido” como
“aquella institución dogmática que determina el “estado de interacción normal” en el
trato de determinados riesgos –en el sentido que se trata de una determinación
general para determinados tipos de actividad no vinculada (a diferencia del ámbito
de la justificación) al contexto particular- y en ese sentido, implica la “legitimación de
espacios de libertad de actuar generales, en cuanto elemento del tipo objetivo de los
delitos dolosos e imprudentes”[16]. Por su parte, una posición minoritaria,
encabezada por Schunemann que la sacan del tipo penal y la ubican en la
antijuridicidad ya que “si los supuestos que se suelen ubicar bajo la rúbrica del
“riesgo permitido” quedan excluidos del ámbito jurídico-penal, ello sucede en función
de una ponderación de intereses que pertenece a la antijuridicidad[17]. A mayor
abundamiento, Schunemann, en cuanto al ámbito de aplicación de la imputación
objetiva se pregunta si se aplica esta teoría “desarrollada originariamente para darle
contornos al tipo penal, también al ámbito de las causas de justificación,
especialmente a la teoría del consentimiento. Respondiendo afirmativamente a esta
pregunta, especialmente Kuhlen le ha otorgado al “consentimiento hipotético” un
efecto de exclusión de la imputabilidad”[18].
Como se determina el riesgo permitido.
Para Jakobs “deja de estar permitido aquel comportamiento que el propio Derecho
define como no permitido, prohibiéndolo ya por su peligrosidad concreta o abstracta,
incluso bajo amenaza de pena o de multa administrativa. A través del
establecimiento de la prohibición de la puesta en peligro –que cuando menos es de
carácter abstracto- el comportamiento queda excluido del ámbito de lo socialmente
adecuado, y se define como perturbación de la vida social; esto acontece por la
simple realización de un comportamiento así configurado sin tener en cuenta el
resultado que produce”.[19]. Así entonces, es la propia sociedad la que define un
tipo de comportamiento que puede ser definido como “standard” esto es, un grupo
de normas contra las puestas en peligro de tipo abstracto y respecto de las cuales
es necesario procurar evitar su realización. De este modo concluye Jakobs que “con
distintos grados de exactitud, existen comportamientos no permitidos en función del
tipo de comportamiento y otros que están permitidos solo si se dan condiciones
ideales”[20]. Pero aún nos falta definir respecto de quien se debe hacer efectivo el
juicio de determinación del comportamiento permitido, juicio que debe ser de
carácter objetivo y no subjetivo, “pues las verdaderas expectativas no se rigen por
la individualidad, sino por el standard que por lo general puede alcanzarse. Por
consiguiente, si que se trata de un juicio objetivo, pero no del juicio de un experto o
de alguien dotado de especiales facultades, sino del juicio del titular de un rol que
en el desempeño de ese rol puede realizar la actividad de modo socialmente
adecuado…en consecuencia, el rol relevante no siempre es el del mayor experto;
este únicamente constituye el rol decisivo cuando la actividad solo pueda ser
realizada de modo socialmente adecuado por especialistas, como sucede, por
ejemplo, respecto del funcionamiento de una central nuclear. En los demás casos,
el rol de referencia es el de quien está autorizado a tomar parte en ese ámbito
vital”[21]. En conclusión, “el rol del sujeto cuyo juicio resulta determinante ha de
obtenerse por medio de una generalización de las facultades de las que disponen
las personas de las que se espera que participen en la actividad en cuestión. La
base del enjuiciamiento la constituye lo que conoce el titular de dicho rol acerca de
la situación correspondiente. Su juicio sobre el proceso, con base en reglas
comunicativamente relevantes y no especulativas, es el juicio determinante”
Imputación objetiva
ROXIN: Un resultado causado por el sujeto que actúa solo debe ser imputado al
causante como su obra y solo cumple el tipo objetivo:
- Gimbernat propuso para la solución de estos supuestos la utilización del criterio del
“FIN DE PROTECCION DE LA NORMA”: si el resultado producido por el
comportamiento no es de los que se querían evitar con el establecimiento del deber
derivado de la norma de cuidado, el autor estará exento de responsabilidad.
- ROXIN por su parte elaboró para estos supuestos la doctrina del “INCREMENTO
DEL RIESGO”: lo decisivo es determinar si la conducta del autor generó un riesgo
por encima del permitido; cuando ello es así, deberá producirse la imputación.
1.- DISMINUCION DEL RIESGO: para Roxin se aplica a los casos en que se
disminuye el riesgo por la conducta de un sujeto un suceso que comportaría un daño
más grave, por lo que excluye la imputación a pesar de la relevancia causal de la
intervención.-
La Teoría del incremento del riesgo surge con la obra de V. KRIES, que hablaba de
«incremento o no de la posibilidad de realización del resultado», según fuera el
peligro inherente al concreto comportamiento o no.
ROXÍN retoma esta construcción, pero limitándola a los delitos imprudentes y, más
aún, a los supuestos de comportamientos alternativos adecuados a derecho.
La Teoría del incremento del riesgo, según CORCOY BIDASOLO, efectúa una
comparación en términos de cantidad, cuando se decanta por la cualidad del riesgo,
la hora de llevar a cabo la comparación del momento «ex ante». Para realizar esta
comparación se pueden utilizar tanto parámetros normativos como estadísticos, o
combinar ambos.
Esta misma autora afirma que la Teoría del Incremento del riesgo se asienta en 2
premisas erróneas: «no es posible graduar el riesgo no permitido (...) y no es posible
dividir (...) el riesgo no permitido en 2 partes: una permitida y una prohibida Un riesgo
relevante lo es o no lo es. Sí será importante determinar la clase de riesgo para ver
«ex post» si ese riesgo primigeniamente creado ha sido el que se ha realizado «ex
post». Por lo tanto, debido a las críticas vertidas a la Tª del Incremento del riesgo de
ROXÍN, con el fin de no confundir el «juicio ex ante» y ex post», que constituyen
momentos diferenciados de la Imputación, CORCOY BIDASOLO propone un «juicio
íntegramente ex post del incremento del riesgo».
Por una parte, el criterio se refería al alcance que tenía la “norma objetiva de
cuidado” de los delitos imprudentes; Por otra, hacía referencia al alcance de la
norma de la correspondiente figura delictiva.
Estos criterios propuestos sobre todo por Roxín pronto cristalizaron en la formula
dominante según la cual para que un resultado sea objetivamente imputable a un
comportamiento causal en relación con dicho resultado, es necesario que el
comportamiento incorpore un riesgo jurídicamente desaprobado que sea el que se
realiza en el resultado.-
Y por ello, todas las teorías clásicas de la causalidad afirmaron que la relación que
permite considerar un resultado acaecido como producto de la acción es una
relación de causalidad, es decir, una relación de causa a efecto idéntica a la
observable en los sucesos de la naturaleza. Sin embargo, se distinguió en todo caso
con precisión entre ser causal y ser responsable por la producción del resultado:
ambas categorías no se superponen. En general, puede afirmarse que la causalidad
establece un límite mínimo de la responsabilidad, pero no toda causalidad implica,
sin más, responsabilidad. La causalidad requiere, por lo tanto, una limitación: entre
los comportamientos causales de un resultado típico sólo algunos culminan en la
responsabilidad penal. La Teoría de la causalidad, por ello, se completa mediante
correctivos de naturaleza no causal, sino normativa, es decir, correctivos que se
deducen de la naturaleza de lo ilícito penal. Este conjunto de correctivos de la
causalidad da lugar a la teoría de la imputación objetiva. El desarrollo de la cuestión
muestra que gran parte de los problemas que se presentan se relacionan con el
lugar sistemático en el que debe practicarse la corrección de la causalidad (en el
momento de la adecuación al tipo objetivo, en el del dolo o en el de la culpabilidad).
Por eso -anota Bacigalupo- desde un punto de vista puramente causal también los
padres del homicida serían causa del resultado de muerte, pero sus
comportamientos no interesan al Derecho penal. “La teoría de la imputación objetiva
procura, por el contrario, determinar el fundamento – dice este autor - y el lugar
donde debe llevarse a cabo una corrección de los resultados de las teorías
naturalistas de la causalidad, sobre la base de principios deducidos de la naturaleza
de la norma y del fin de protección del Derecho penal”.
Según Esteban Righi, es una teoría que anticipa juicios de antijuridicidad, ya que: A)
es un juicio de imputación que supone atribuir normativamente el resultado al autor;
B) es objetivo, porque prescinde de todo dato subjetivo (como el conocimiento del
autor).
13. Jurisprudencias.
Del título de la disposición “ira o intenso dolor”, así como de la definición (“El que
realice la conducta punible en estado de ira o de intenso dolor”), deriva que se trata
de dos institutos diversos: (I) la ira y (II) el intenso dolor, no obstante lo cual en este
asunto se hizo referencia a tales conceptos como si se tratara de una sola situación,
como si se estuviera ante dos sinónimos, pero desde los argumentos se deduce que
realmente se quiso aludir a la ira.
Sobre las dos especies, la norma refiere que el agente activo se encuentre en ese
“estado” (estado de ira o intenso dolor), concepto que hace referencia a la situación
en que se encuentra una persona, a los sucesivos modos de ser de un individuo
sujeto a cambios que influyen en su condición. De las definiciones se infiere que la
ira apunta a una reacción más o menos momentánea, en tanto que el dolor, dada su
“intensidad”, comporta un carácter de permanencia en el tiempo.
2. El artículo 57 penal determina que el estado generador del descuento punitivo es
aquel que hubiere sido causado por un comportamiento grave e injustificado de un
tercero, esto es, la actuación del último debe ser la causa, razón y motivo de la
conducta delictiva. Debe existir una incitación del tercero para que se desencadene
en el agente la agresión, o, lo que es lo mismo, una provocación que comporta irritar
o estimular al otro con palabras u obras para generar su enojo, pero en el entendido
de que tal provocación no puede ser de cualquier índole, sino de especiales
características, como que debe ser grave (de mucha entidad e importancia, enorme,
excesiva) e injusta (es decir, no justa, no equitativa; sin justicia ni razón).
«2. Como lo ha dicho la Corte, para reconocer el estado de ira, resulta indispensable
que los elementos probatorios tengan la capacidad de demostrar que efectivamente
el acto delictivo se cometió a consecuencia de un impulso violento, provocado por
un acto grave e injusto de lo que surge necesariamente la existencia de la relación
causal entre uno y otro comportamiento, el cual debe ejecutarse bajo el estado
anímico alterado. No se trata entonces, como atinadamente lo enseña la doctrina,
de actos que son el fruto exclusivo de personalidades impulsivas, que bajo ninguna
provocación actúan movidas por su propia voluntad. Y en el caso de que el acto sea
origen de un estado emocional como los celos, es necesario diferenciar la existencia
previa del acto reprochable, ultrajante y socialmente inaceptable por parte de la
víctima de aquel que se origina en una responsabilidad predispuesta a sentirlos sin
ningún motivo real.
(I) A partir de cartas y correos electrónicos enviados por Sonia Patricia Duque
Ramírez al acusado, aunados a varios testimonios que dieron cuenta de lo mismo,
se determinó, contrario a lo que aquella quiso admitir, que los dos sostenían una
relación amorosa, la cual comenzó cuando la mujer era la compañera del hermano
del sindicado, de donde surge que ese acto estuvo precedido de infidelidad para con
el esposo y hermano.
El Tribunal concluyó que el acusado podía tener una expectativa cierta y razonable
de fidelidad, por cuanto, a pesar del episodio previo de infidelidad, para la época de
los hechos Sonia Patricia se había separado del hermano de aquel y, por tanto, la
nueva relación era pública y legítima.
(III) Con independencia de que la relación de Jesús Albeiro y Sonia Patricia hubiese
iniciado cuando ésta aún convivía con el hermano de aquel y de si este podía tener
una expectativa probable de fidelidad, lo cierto es que el acusado nunca tuvo
conocimiento preciso sobre la relación de Sonia Patricia con ese tercero, pues el
asunto no pasó de ser un rumor. Ese tercero, en todo caso, no era Gandeiro de
Jesús Loaiza, pues ninguno de los testigos lo mencionó con ese alcance y, por el
contrario, descartaron que lo fuera, en tanto adujeron que se trataba de un “Jaime”.
(IV) No fue desacertado que el Tribunal tuviese por demostrado que previo al
desenlace fatal Sonia Patricia y Gandeiro de Jesús no se encontraban en situación
comprometedora (abrazados o algo más íntimo). Las dos hermanas, testigos del
suceso, fueron enfáticas en referir que estaban hablando en la sala de la casa.
A esa versión no puede oponerse la postura del sindicado, por la sencilla razón de
que nunca declaró en el juicio y, por el contrario, su propia actitud, una vez ingresó
al inmueble, evidencia la verdad de aquella inferencia, en tanto preguntó a los
presentes si existía alguna relación entre Sonia Patricia y Gandeiro de Jesús,
interrogante que sobraba si personalmente se hubiese percatado de actitudes
amorosas entre ellos.
(V) Se tiene, entonces: los rumores mencionaban a un “Jaime”, esto es, no al hombre
allí presente que el sindicado conocía; Sonia Patricia y Gandeiro de Jesús estaban
hablando en la sala de la casa, a la luz del día, con un testigo presencial; el acusado
no vio nada fuera de lo normal entre ellos y a su pregunta se le respondió
enfáticamente que entre aquellos no existía ninguna relación, todo lo cual, de
necesidad, descarta que Sonia Patricia y/o Gandeiro de Jesús hubiesen provocado
una reacción iracunda, por cuanto no realizaron comportamiento alguno que, por
tanto, mal podía ser grave ni injusto.
(VI) La señora defensora pretende que el porte del machete no tiene connotación
alguna para descartar la atenuante, en tanto, dice, se trata de una herramienta de
trabajo, propia de los hombres del campo.
Por el contrario, partió de esos elementos, en tanto admitió que el suceso amoroso
entre ellos y los rumores sobre infidelidades de la mujer generaron especiales
afectaciones de celos en el procesado.
Lo que sucede es que, tras admitir tales episodios, el Tribunal concluyó en sentido
contrario al de la defensa, lo cual no estructura el yerro anunciado.
Así, con acierto el sentenciador de segundo grado dedujo que precisamente en
razón de los antecedentes dichos, aunados -agrega la Corte- a la forma del todo
ajena al respeto por la fidelidad en que Sonia Patricia y Jesús Albeiro comenzaron
sus amores, permitía inferir que el último estaba ante un evento que ha debido
afrontar, que en ese contexto no le resultaba invencible.
Acción Injusta. No basta con que una acción se adecua a una norma penal.
Para que seas una acción injusta se requieren dos situaciones: que se
adecue al tipo y coincida con sus elementos, y que sea antijurídica ( o sea,
que se realice sin causas de justificación (o eximentes de responsabilidad
como lo llama el art. 32 del Cp.)). El tipo penal es mixto; tiene una parte
objetiva ( son los elementos de la descripción legal) y otra parte subjetiva
(constituida por el dolo de la acción). Pero este dolo, a diferencia de lo que
sostiene la teoría dogmática que exige que en el haya conciencia de tipicidad
y antijuridicidad, el dolo en la teoría finalista, es un simple comportamiento
intencional exento de conciencia de la ilicitud.
Imputación,
Acusación,
Preparatoria,
Juicio oral y
Lectura del fallo.
En el caso del procedimiento penal abreviado se pasa a dos audiencias: la audiencia
de solicitud y descubrimiento de prueba y el juicio oral, donde se practican las
pruebas y se juzga a la persona.
Este tipo de procedimiento está reservado a los delitos querellables esto es, a
aquellos donde la víctima es el único titular de la acción penal y ésta no pude ser
ejercida por la FGN. En la práctica estos delitos se reducen a aquellos de
Lesiones personales:
Actos de discriminación,
Inasistencia alimentaria,
Injuria,
Calumnia,
Algunos delitos contra el patrimonio económico,
Delitos contra los derechos de autor, y
Algunos de los delitos contra el orden económico y social.
De esta manera se reconoce que, con autorización de la FGN, la víctima puede
disponer de la acción penal y llevar adelante el propio proceso acusando y
practicando las pruebas en presencia del juez. Esta figura, en la cual el fiscal le
transmite la titularidad al particular, se denomina “conversión de la acción”, donde la
acción pasa de ser pública a privada