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Pero en la actualidad:
Transición entre:
“La vida es, pues, lo abundante, lo repleto. Mientras que la muerte es la penuria, lo
vacío. Por tanto, consumir es reforzar la vitalidad, mientras que la escasez nos quita
interés en vivir” (PÉREZ TORNERO, José Manuel. La seducción de la opulencia.
Barcelona: Paidós, 1992. p.83) .
mientras que Zygmunt Bauman, sostiene que “la nuestra es una sociedad de
consumidores” (BAUMAN, Zygmunt. Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona:
Gedisa, 2003. p. 43) y que la mejor prueba de ellos es que el comportamiento de los
consumidores se está convirtiendo “al mismo tiempo en el centro cognitivo y moral de la
vida, el vínculo integrador de la sociedad y en el centro de gestión del sistema” (BAUMAN,
Zygmunt. Intimations of Postmodernity, citado por LYON, Postmodernidad, Op.Cit., p. 131).
3. El hombre consumista
Zygmunt Bauman
“El consumo, siempre más variado y rico, aparece ante los consumidores como un
derecho para disfrutar y no una obligación para cumplir. Los consumidores deben ser
guiados por intereses estéticos, no por normas éticas” (BAUMAN, Trabajo,
consumismo y nuevos pobres, Op.Cit., p. 55).
3. El hombre consumista
Así que en lugar del ahorro juicioso y el consumo moderado ahora lo que
importa es el derroche, la intensidad de las experiencias y el aprovechamiento
de las oportunidades:
“En esencia, el consumo ha dejado de ser una actividad regulada por la búsqueda del reconocimiento
social para desplegarse en vistas al bienestar, la funcionalidad y el placer en sí mismos”
(LIPOVETSKY, Gilles. El imperio de lo efímero. Barcelona: Anagrama, 1990. p. 196).
“Cada vez es menos cierto que adquirimos objetos para obtener prestigio social o para desmarcarnos
de los grupos de estatus inferior y afiliarnos a grupos de estatus superior. Lo que se refrenda a través de
los objetos no es tanto una legitimidad y una diferencia social como una satisfacción privada cada vez
más indiferente a los juicios ajenos. En esencia, el consumo ha dejado de ser una actividad regulada
por la búsqueda del reconocimiento social para desplegarse en vistas del bienestar, la funcionalidad y
el placer en sí mismo. El consumo masivamente ha dejado de ser una lógica de prestación clasista, para
oscilar en el orden del utilitarismo y del privatismo individualista” (LIPOVETSKY, Gilles. El imperio
de lo efímero. Barcelona: Anagrama, 1990. p. 195-196).
3. El hombre consumista
Gilles Lipovetsky
“En esencia, el consumo ha dejado de ser una actividad regulada por la búsqueda del
reconocimiento social para desplegarse en vistas al bienestar, la funcionalidad y el placer
en sí mismos” (LIPOVETSKY, Gilles. El imperio de lo efímero. Barcelona: Anagrama,
1990. p. 196).
3. El hombre consumista
“no es la pretensión social lo que está en juego, sino la sed de imágenes y espectáculos, el
gusto por la autonomía, el culto al cuerpo y la embriaguez de sensaciones y de lo nuevo.
Se consume cada vez menos para deslumbrar al Otro y ganar consideración social, y
cada vez más para uno mismo” (LIPOVETSKY, Gilles. El imperio de lo efímero.
Barcelona: Anagrama, 1990. p. 196) .
3. El hombre consumista
La moda “irrealiza las cosas, las desustancializa a través del culto homogéneo a la
utilidad y la novedad” (LIPOVETSKY, El imperio de lo efímero, p. 198).
La lógica económica
“En la era de lo espectacular, las antinomias duras, las de lo verdadero y lo falso, lo bello
y lo feo, lo real y la ilusión, el sentido y el sin sentido se esfuman, los antagonismos se
vuelven flotantes, se empieza a comprender, mal que les pese a nuestros metafísicos y
antimetafísicos, que ya es posible vivir sin objetivo ni sentido, es secuencia-flash, y esto
es nuevo” (LIPOVETSKY, La era del vacío, Op.Cit., p. 38).
3. El hombre consumista
“el consumo es superficial, vuelve infantiles a las masas; el rock es violento, no verbal,
acaba con la razón; las industrias culturales están estereotipadas, la televisión embrutece
a los individuos y fabrica moluscos descerebrados, el feeling y el zapping vacían las
cabezas, el mal, en todas sus formas, es lo superficial […]” (LIPOVETSKY, La era del
vacío, Op.Cit., p. 16-17).
3. El hombre consumista
“La oferta abismal del consumo desmultiplica las referencias y modelos, destruye las
fórmulas imperativas, exacerba el deseo de ser íntegramente uno mismo y de gozar de la
vida, transforma a cada uno en operador permanente de selección y combinación libre, es
un vector de diferenciación de los seres” (LIPOVETSKY, La era del vacío, Op.Cit.,
p.108) .
3. El hombre consumista
“El hombre orientado al tener anda siempre con muletas, no con pies. Necesita una cosa
aparte de él para ser él mismo y para ser algo. Él sólo es él en tanto tiene algo. Define su
ser un sujeto por tener un objeto. De manera que él es poseído por el objeto de su tener;
la cosa lo posee” (FUNK, Rainer. En: FROMM, Erich. Del tener al ser. México:
Paidós, 1996. p.157).
3. El hombre consumista
“se mide, evalúa, se alaba o se denigra a sus miembros según los parámetros que se
juzgan apropiados para la vida del consumidor” (BAUMAN, La ambivalencia de la
modernidad y otras conversaciones, Op.Cit., p.158).
“El consumo sin restricciones –se les dice– es signo de éxito, es la carrera que conduce a
la fama y el aplauso de los demás. También se aprende que poseer y consumir ciertos
objetos, y llevar determinado estilo de vida, es condición necesaria para la felicidad; tal
vez hasta para la dignidad humana” (BAUMAN, Trabajo, consumismo y nuevos
pobres, Op.Cit., p. 115) .
3. El hombre consumista
“aquellos que hayan reunido poco y tengan poco que exhibir o desplegar serán
consumidores defectuosos, fallidos, imperfectos. No superarán el test de la dignidad”
(BAUMAN, La ambivalencia de la modernidad y otras conversaciones, Op.Cit., p. 158).
“Y entonces –el resultado es que ustedes y yo, cada uno de nosotros, no podemos ya
definirnos como seres sociales, usted se define como consumidor de Siemens o Coca-cola
o de Worldmusic o de la Orquesta Sinfónica de Chicago…” (TOURAINE, Alain.
¿Después del postmodernismo? La modernidad. En: RODRIGUEZ MAGDA, Rosa
María y ÁFRICA VIDAL, María del Carmen (Eds). Barcelona: Anthropos, 1998. p.20).
3. El hombre consumista
“El mayor escenario en que se representa la ficción de la libertad personal ese el terreno
del consumo. El cliente es el rey del supermercado. Hay muchas marcas de cada
producto rivalizando por su favor. Durante meses han tratado de seducirlo por
televisión y, cuando va a comprar, parece un hombre poderoso, con entera libertad para
elegir entre el detergente A, el detergente B y el detergente C, todos los cuales solicitan
su decisión favorable, como los políticos su voto antes de las elecciones. El cliente rey no
sabe que no tiene ninguna influencia sobre lo que se le ofrece, ni que su supuesta
elección no es tal, por que las distintas marcas son en realidad la misma, a veces incluso
el mismo fabricante” (FROMM, Del tener al ser, Op.Cit., p.46) .
3. El hombre consumista