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ISBN: 978-84-313-2973-0
Depósito legal: NA 169-2014
LA FORMACIÓN DE LA VOLUNTAD
MATRIMONIAL: ANOMALÍAS,
PATOLOGÍAS Y NORMALIDAD
Actas del X Simposio Internacional
del Instituto Martín de Azpilcueta
(Pamplona noviembre de 2012)
--'UN"SA
EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A.
PAMPLONA
ÍNDICE
PRIMERA PARTE
LA NORMALIDAD POSIBLE
María Blanco
Complementariedad y vínculo conyugal
l. Introducción ................................................................................................. 13
2. Complementariedad ................................................................................... 17
3. Vínculo Conyugal ........................................................................................ 26
Héctor Franceschi
La capacidad para el consentimiento en el canon 1095
l. Noción de matrimonio y de capacidad consensual: ¿capaces para
qué?................................................................................................................ 29
2. Génesis y evolución del canon 1095 ......................................................... 30
3. La estructura del canon 1095 y el sentido de los tres supuestos del
canon.............................................................................................................. 38
4. La interpretación del canon por parte de la jurisprudencia rotal y su
recepción en la Instrucción Dignitas connubii: algunas quaestiones
disputatae sobre la aplicación del canon 1095 ........................................ 41
5. La necesidad de una visión realista del consentimiento y de la capa-
cidad psíquica .............................................................................................. 51
6. Conclusión: algunas propuestas de iure condendo .............................. 56
SEGUNDA PARTE
EL PROCESO DE NOVIAZGO
JuliánRos
Indicios serios de anomalías y posibles actuaciones
l. Introducción ................................................................................................. 91
2. Posibles actuaciones .................................................................................... 92
3. Ejemplos de existencia de serios indicios y formas de actuación ....... 96
4. El uso de las ciencias psicológicas y psiquiátricas en la prevención de
nulidades matrimoniales ........................................................................... 98
Adrián Cano
Detección de anomalías graves en la preparación al matrimonio
l. Introducción ................................................................................................. 103
2. Detección de patologías psicóticas o neuróticas .................................... 104
3. Alteraciones no encuadrables en neurosis o psicosis ............................ 105
4. Problemas de madurez ............................................................................... 106
5. Conclusión.................................................................................................... 108
TERCERA PARTE
CONFLICTIVIDAD Y VIDA MATRIMONIAL
Carlos Morán
La prueba de las anomalías graves del canon 1095
l. Introducción ................................................................................................. 147
2. Necesidad de la pericia en los supuestos de incapacidad consensual
del can. 1095 ................................................................................................. 150
3. El contenido-objeto de la prueba pericial ................................................ 164
4. Método-estructura de realización de la prueba pericial....................... 178
5. Valoración de la pericia .............................................................................. 195
6. Conclusión.................................................................................................... 197
Clara de Cendra
Detección y tratamiento de anomalías frecuentes
l. Introducción ................................................................................................. 205
2. El pensamiento personalista ...................................................................... 205
3. El enfoque sistémico ................................................................................... 207
4. Ciclo vital primordial: fundación y encuentro de la pareja ................. 208
5. Ciclo vital de identidad personal: una buena adolescencia ................. 211
6. La inmadurez psicológica.......................................................................... 212
7. Conclusiones ................................................................................................ 214
Javier Escrivá
Mediación y restauración de la vida familiar
l. Resolución de conflictos ............................................................................. 217
2. ¿En qué medida la mediación puede ayudar a superar una crisis ma-
trimonial? ...................................................................................................... 234
3. Los sujetos intervinientes en el proceso de mediación ......................... 244
4. Virtudes primarias del mediador familiar: modestia y sensatez ........ 218
5. Diecisiete consejos y veinte estrategias recomendables para el me-
diador............................................................................................................ 257
6. Actitud social frente a las crisis matrimoniales ...................................... 260
1O La formación de la voluntad matrimonial: anomalías, patologías y normalidad
CUARTA PARTE
SOBRE LOS PROCESOS DE NULIDAD DEL CANON 1095
Laura Armentia
El Defensor del vínculo en las causas del canon 1095
l. Introducción ................................................................................................. 267
2. Marco teórico referencial acerca de la materia ....................................... 270
3. Marco teórico y realidad judicial .............................................................. 273
4. Epílogo: conclusiones y propuestas ......................................................... 287
Clara de Cendra
La pericia super actis: dimensión psiquiátrica
l. Introducción ................................................................................................. 291
2. Mundo interno de los demandados ......................................................... 291
3. Información disponible .............................................................................. 292
4. Medios de análisis ....................................................................................... 301
5. Conclusiones ................................................................................................ 304
EloyTejero
Determinación de los límites de la incapacidad de asumir las obligaciones
esenciales del matrimonio como «incapacitas ex parte voluntatis»
l. El consentimiento matrimonial como voluntad de asumir compro-
misos y obligaciones de vivir la donación personal al otro ................. 324
2. Capacidad para un proyecto personal de matrimonio con apetencia
e intención de la mutua entrega ................................................................ 326
3. Capacidad para una volición complacida -o asunción en la volun-
tad- de consentir en matrimonio con la persona elegida ..................... 330
4. La capacidad para la libre decisión de casarse con la determinación
de comprometerse en matrimonio ........................................................... 336
PRIMERA PARTE
LA NORMALIDAD POSIBLE
COMPLEMENTARIEDAD Y VÍNCULO CONYUGAL
María Blanco
Facultad de Derecho
Universidad de Navarra
Pamplona
Sumario: l. Introducción. 1.1. Premisa sociológica. 1.2. Premisa ontológica. 1.3. Premisa jurídica. 2. Com
plementariedad. 2.1. La perspectiva del realismo jurídico. 2.2. Complementariedad y compenetración afec
tiva. 2.3. La ideología de género. 2.4. La unión conyugal desde la complementariedad. 3. Vínculo conyugal.
3.1. Datos sociológicos. 3 2. Naturaleza del vínculo conyugal. 3.3. Dimensión social del vínculo conyugal.
1. I NTRODUCCIÓN
1 .1 . Premisa sociológica
En primer lugar, una premisa sociológica. Cuando empecé a preparar
este trabajo pensé cómo afrontarla y no dudé en acudir a quien, en gran
medida, es fuente de inspiración: los alumnos. Sus aportaciones nunca
defraudan y, en muchos casos, aportan al docente la sabrosa guarnición
que permite que el nutriente sea digerible.
El primer día de clase de Derecho matrimonial canónico, ante la pre
gunta ¿qué es el matrimonio? algunas de las respuestas fueron las si
guientes:
- El matrimonio es un vínculo afectivo con repercusiones legales y
civiles.
- Unión de dos personas que guardan una estrecha relación de afecti
vidad reáproca, causa de dicha unión.
14 María Blanco
1.3. Premisajurídica
7. Cfr. Ibid. Siguiendo el planteamiento de DALLA ToRRE entiendo que tanto más se
insiste en el afecto, cuanto más se distancia el matrimonio de la heterosexualidad. «E inte-
resante notare al riguardo come, a fronte dell'eclisse dell'elemento dell'eterosessualita, che
permette il realizzrsi dell'una caro, fa capolino nella disciplina civilistica delle relazioni
che vorrebbero essere paramatrimoniali !'elemento dell' «affetto»» (DALLA ToRRE, G., Veritas
non auctoritas facit matrimonium, en AA.Vv., Veritas non auctoritas facit legem. Studi di Diritto
matrimonia/e in onore di Piero Antonio Bonnet, Citta del Vaticano 2012, 217). Obviamente, las
relaciones afectivas, los sentimientos, no son el objeto del derecho y, por tanto, no pueden
serlo, de la norma jurídica.
8. Según información de la agencia EFE, una mujer se casó con una serpiente en un
ceremonia tradicional hindú a la que asistieron 2.000 personas en el estado oriental de Oris-
sa, en India.
9. Un aficionado japonés a los videojuegos decidió contraer matrimonio con un perso-
naje virtual en el Instituto Tecnológico de Tokyo con la novia virtual, con invitados «reales»
(http://www.libertaddigital.com).
10. Art 171 Code civil: «Le président de la république peut, pour des motifs graves,
autoriser la célébration du mariage en cas de déces de l'un des futurs époux, des lors qu'une
réunion suffisante de faits établis sans équivoque son consentement.
»Dans ce cas, les effets du mariage remonte a la date du jour précédent celui du déces.
»Toutefois ce mariage n'entraine aucun droit de succession abintestato (sans testament)
au profit de l'époux survivant et aucun régime matrimonial n'est réputé avoir existé entre
lesépoux».
Magali Jaskiewicz utilizó esta opción poco conocida del código civil francés que permite
el matrimonio póstumo cuando todos los trámites para la boda hubiesen sido completa-
dos antes de que una de las partes muriera; incluida la fijación de una fecha. El alcalde
de Dommary-Baroncourt (al este de Francia) ofició la ceremonia de acuerdo con todos los
requisitos legales. La novia no adquirió el estado civil de casada, sino el de viuda (http://
www.elmundo.es).
Complementariedad y vínculo conyugal 17
un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los
cónyuges y a la generación y educación de la prole, fae elevada por Cristo Señor a
la dignidad de sacramento entre bautizados.
Es evidente que este canon alude a la existencia de un varón y una
mujer, al consorcio de toda la vida ordenado al bien de los cónyuges y a
la procreación y educación de la prole; pero en ningún caso apunta a la
felicidad, a la integración afectiva o la mutua compenetración entre las
partes. Más bien sienta las bases para que la felicidad pueda llegar a su
plenitud.
Digo esto porque, con palabras de Bañares, «en la realidad matrimo
nial y familiar la base antropológica entronca con la dimensión jurídica,
puesto que la unión conyugal es una realidad social ab origine» 11• Esa base
antropológica nos permite hablar de la complementariedad.
2. COMPLEMENTARIEDAD
11. Y continúa diciendo: «se constituye para ser social, está abierta a la posibilidad del
aumento de la sociedad, y de todo ello surgen exigencias de justicia entre sus miembros,
ante la sociedad y respecto de ella. Nadie negaría hoy el derecho fundamental de varón y
mujer a contraer matrimonio. Pero no basta con reconocer el ius connubii. Su realización o
despliegue siempre se da en unos sujetos concretos y en una realidad social concreta, en la
que se insertan estas relaciones de justicia» (BAÑARES, J. l., Vínculo matrimonial y esencia del
matrimonio, en «Ius et Jura». Escritos de Derecho Eclesiástico y de Derecho Canónico en honor del
Profesor Juan Fornés, Granada 2010, 78).
12. Cfr. HERVADA, J. - LoMBARDÍA, P., El derecho del Pueblo de Dios, III, Pamplona 1973, 74.
13. Ibid., 75.
18 María Blanco
14. Puede ser de interés, CANO PRous, A., Diferencias psicológicas en el modo de ser va-
rón y mujer, en Psicología y psicopatología de la comunicación conyugal y familiar, ICF. Servicio
de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 143-147. Ver también FRANCESCHI, H., La
complementariedad entre masculinidad y feminidad (inédito), 11. He podido disponer de este
artículo por gentileza de su autor.
15. «En lo que el matrimonio es unidad en las naturalezas, la complementariedad entre
factores masculinos y femeninos es una realidad dada y el mutuo complemento es una
capacidad que viene por naturaleza, común, no singular» (HERVADA, J. - LoMBARDÍA, P., El
derecho del Pueblo de Dios, IIl, cit., 75-76).
16. Tal como la describe HERVADA y como, seguidamente, veremos (Cfr. Ibid., 74).
17. Ibid.
Complementariedad y vínculo conyugal 19
18. Cfr. BAÑARES, J. l., Vínculo conyugal y complementariedad de mujer y varón. Texto de la
ponencia del XX Simposio de Derecho Matrimonial y Procesal Canónico organizado por la
Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia de Salamanca, del 13 al 15 de
septiembre 2010.
Condivido lo afirmado por DALLA ToRRE cuando escribe: «Lo spostamento dell'identita
sessuale dalla natura alla cultura costituisce una rivoluzione che, in definitiva, intaca alle
radici l'istituto del matrimonio: non solo il matrimonio cristiano, ma il matrimonio come
fino ad ora concepito in ogni cultura. In effetti, proprio la diversita sessuale intesa in senso
naturale ha costituito, nel tempo, elemento di identificazione del matrimonio e di distinzio-
ne rispetto ad ogni altro tipo di formazione sociale» (DALLA ToRRE, G., Veritas non auctoritas
facit matrimonium, cit., 214).
20 María Blanco
19. Cfr. BAÑARES, J. l., Vínculo conyugal y complementariedad de mujer y varón, cit.
20. VILADRICH, P. J., La definición del matrimonio, en El matrimonio y su expresión canónica
ante el III milenio: X Congreso Internacional de Derecho Canónico, Pamplona 2001, 300.
21. «Le es natural al amor humano, si contiene verdad y bondad, la tendencia unitiva,
el desear culminarse en matrimonio» (Ibid., 242).
Complementariedad y vínculo conyugal 21
22. Ibid.
23. Ibid., 306.
24. Diario médico, 4-XIl-2007.
22 María Blanco
Como datos señalan que «en Estados Unidos sólo en un año se podrían
haber ahorrado 73 billones de horas de luz eléctrica y 627 billones de ga
lones 25 de agua si el uso de recursos hubiera permanecido igual que antes
de las separaciones. Además, se necesitaron 38 millones de habitaciones
más, lo que supone un aumento entre el 46 y el 56 por ciento de gastos de
calefacción y luz por persona divorciada».
Pero dejando a un lado, estas cuestiones anecdóticas y volviendo a la
cuestión de fondo señalaré que, en este sentido, Juan Pablo II insistió en
las «exigencias de una ecología humana hecha de respeto a la naturaleza
del hombre en toda su dimensión» 26•
En resumen, se puede decir con toda firmeza que el matrimonio, aun
que exista una noción legal, es preexistente a toda legalidad y anterior a
cualquier legalización 27• Por eso podemos hablar de unión en las natura
lezas como gráficamente ha señalado Fomés: «se trataría de una unidad
en las naturalezas: unidad jurídica, cabalmente porque tiene su principio
formal en el vínculo jurídico, pero con una base ontológica -en la propia
naturaleza-» 28•
3. VINCULO CONYUGAL
3.1. Datos sociológicos
Una vez vista la complementariedad como presupuesto antropológico
de la unión matrimonial me referiré al vínculo conyugal. Sin embargo,
antes haré referencia a unos datos de interés. Por una parte, el IPF en el
Informe elaborado «A dos años de la ley de divorcio exprés» daba las
siguientes cifras:
En España hubo 40.579 divorcios durante el primer trimestre de 2007.
- Se triplicaron las separaciones matrimoniales:
- Una ruptura cada 3,19 minutos,
- 19 matrimonios rotos cada hora y
- 451 matrimonios rotos al día.
Y en esa misma situación ¿qué le gustaría que hicieran sus hijos? (Si no
tiene hijos en el supuesto de que los tuviera).
Hasta aquí la información sociológica. Pero no hay que olvidar que ca-
sarse por la Iglesia supone asumir lo que recoge el ere y, por eso, interesa
referirse, no sólo a los ya citados ce. 1055 y 1057, sino a lo dispuesto por el
c.1056: Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubi-
lidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón
del sacramento.
El vínculo que nace entre las partes es consecuencia del pacto conyugal.
Y ese vínculo, no sólo es estable, sino indisoluble. Ciertamente, «el pacto
conyugal es el origen de los derechos y deberes conyugales, en el sentido
de ser la causa de su paso a la existencia, pero no su raíz y fuente, pues
la raíz y fuente de las situaciones jurídicas conyugales es la dimensión de
justicia de la estructura óntica de la persona humana y de la relación onto-
lógica que une a varón y mujer»; de alú que «el matrimonio, jurídicamente
considerado, no es el pacto conyugal como contrato de existencia conti-
nuada; es la comunidad conyugal en cuanto tiene una estructura jurídica,
cuya raíz y fuente no es un pacto -un contrato-, sino la propia estructura
óntica de la comunidad conyugal» 29 •
En efecto, sería como en el caso de un árbol en germen ... una cosa es
la semilla, otra el acto de sembrar y otra, la propia naturaleza del árbol ya
sembrado y «crecido».
29. HERVADA, J. - LoMBARDÍA, P., El Derecho del Pueblo de Dios, III, cit., 181.
Complementariedad y vínculo conyugal 25
30. BAÑARES, J. l., Vínculo matrimonial y esencia del matrimonio, cit., 78.
31. GS, 47.
32. BAÑARES, J. l., Vínculo matrimonial y esencia del matrimonio, cit., 79.
33. Cfr. FoRNÉs, J., Derecho matrimonial canónico, cit., 16.
34. Cfr. Ibid., 92-93.
26 María Blanco
BIBLIOGRAFÍA
Héctor Franceschi
l. Cfr. HERVADA, J. - LoMBARDÍA, P., El Derecho del Pueblo de Dios. Hacia un sistema de
Derecho matrimonial, 111/1, Pamplona 1973, 315 e 335.
La capacidad para el consentimiento en el canon 1095. Desarrollo y límites 31
Decreto de Graciano
En el Decreto hay una sola referencia a los llamados fariosi con relación
al matrimonio. Graciano presenta una auctoritas según la cual los fariosi
no pueden contraer matrimonio. Sin embargo, parece que no hubiera una
prohibición absoluta, dado que una vez establecida la prohibición añadía
que, si habían contraído el matrimonio, no se los separara:
7. Hay que admitir, sin embargo, que para parte de la doctrina el criterio de la pubertad
no era utilizado como criterio objetivo para determinar la capacidad o incapacidad durante
la época del derecho clásico. Algunos opinan que si bien se afirmaba que en la pubertad
se adquirían la suficiente madurez psíquica y física para contraer el matrimonio, a la hora
de determinar la incapacidad del fariosus no se tenía en cuenta la medida de la pubertad
La capacidad para el consentimiento en el canon 1095. Desarrollo y límites 35
Como ya he dicho, entre los decretistas, Rufino expresa con gran clari-
dad el sentido de la pubertad como criterio unitario y punto de referencia
de la capacidad y, por lo tanto, de la incapacidad. Estas son sus palabras
en la conocidísima glosa a la decretal Neque Furiosus, en la cual distingue
entre la incapacidad para dar el consentimiento, en los fariosi, la incapa-
cidad para consumar, en los impotentes, la incapacidad para dar el con-
sentimiento y para consumar el matrimonio, en los que no han alcanzado
la pubertad:
Item impossibilitas conveniendi alia conveniendi animo, ut in furiosis; alia
conveniendi corpore, ut in frigidis et maleficiis impeditis; alia animo et corpo-
re, ut in pueris et puellis ... 8 •
(cfr. STANKIEw1cz, A., L'incapacita psichica nel matrimonio: terminología, criteri, en Apollinaris,
53 (1980) 48-71). Pienso, sin embargo, que en algunos autores clásicos, como Rufino, sí se
encuentra esta referencia concreta a la pubertad. Es a éstas afirmaciones que me refiero al
hablar de la pubertad como medida de la capacidad.
8. RuFINUS voN BoLOGNA, (Magíster Rufinus) Summa decretorum, ed. S1NGER, H. (Pader-
born 1902 = Aalen-Paderborn 1963) 433-34.
36 Héctor Franceschi
desarrollo suficiente del cuerpo en modo tal de ser apto para la consuma-
ción del matrimonio. Tendríamos, por lo tanto, dos momentos diversos:
los siete años para el desarrollo espiritual; la pubertad para el desarrollo
corporal. Poco lugar y relevancia tendría entonces la discreción de juicio 9 •
Este doble criterio, sin embargo, se ha demostrado insuficiente tanto en
el ámbito doctrinal cuanto en el de la aplicación del derecho. Es por ello
que la jurisprudencia ha ido siempre más allá, en un esfuerzo por descu-
brir la verdad sobre el matrimonio y sobre la capacidad para contraerlo
en los casos concretos.
10. Cfr. Communicationes III, 1 (1971) 77; VII, 1 (1975) 41-54; IX, 2 (1977) 369-371.
11. Commentum in lib. WSententiarum, dist. XXXVI, q. l, art. 5, ad 1: «Nonexigiturtantus
vigor rationis ad deliberandum, sicut in aliis; et ideo ante potest in matrimonium sufficien-
ter deliberans consentire quam possit in contractibus aliis res suas sine tutore pertractare».
12. Cfr. S. Th., Suppl., q. 43, ad 2: «maior autem discretio rationis requiritur ad providen-
dum in futurum, quam ad consentiendum in unum praesentem actum».
13. Cfr. coram ANNÉ, 17 de enero de 1967, n. 2, en RRDec., vol. LIX, 24.
La capacidad para el consentimiento en el canon 1095. Desarrollo y límites 39
La capacidad debe ser, por tanto, identificada en estos tres aspectos del
consentimiento matrimonial, el cual exige un conocimiento del objeto del
consentimiento y la posibilidad de darlo libremente, como un acto pro-
pio, personal (1095, 1º); la capacidad de discernir suficientemente sobre el
matrimonio concreto, con esta persona determinada, con la que se quiere
celebrar, lo que implica una comprensión práctica -no especulativa y mu-
cho menos sistemática- de los derechos y deberes esenciales que nacen
del vínculo que se quiere fundar (1095, 2º); y la capacidad para asumir
el objeto del consentimiento matrimonial en sus elementos esenciales, es
decir, de constituir el vínculo del cual surgen las obligaciones esenciales
del matrimonio (1095, 3º). La incapacidad sería el defecto -por una cau-
sa psíquica que se puede identificar claramente- de alguno de estos ele-
mentos esenciales que se necesitan, por derecho natural, para constituir el
vínculo matrimonial. En esta determinación es importante recordar que
la noción de incapacidad es una noción jurídica, diversa de las causas que
puedan dar origen a la incapacidad: el juez no debe hacer de psiquiatra o
psicólogo, sino que debe determinar si, desde el punto de vista jurídico, se
ha verificado el supuesto legal consagrado por el legislador.
Como afirma Viladrich, en el matrimonio podemos identificar tres di-
mensiones, pues en el matrimonio encontramos «actos, hábitos y co-iden-
tidad biográfica entre los esposos» 14 • A su vez, estas tres dimensiones se
reflejan en las tres dimensiones de la voluntariedad del acto del consenti-
miento, las cuales tienen una manifestación en los tres criterios de la capa-
cidad para el matrimonio, que serían los siguientes: a) la capacidad para
el acto humano mediante el cual se constituye el signo nupcial, el cual se
corresponde con la necesidad del suficiente uso de razón del n. 1 del ca-
non 1095; b) la capacidad para definirse o constituirse en la identidad de
esposo o esposa, que se corresponde con la discreción de juicio necesaria
del n. 2 del canon; c) la capacidad para crear con los actos la relación me-
diante la cual el consorcio vive su normal ordenación a sus fines, que se
corresponde con la capacidad de asumir las obligaciones esenciales del n.
3 del canon 15 • Los criterios del can. 1095 subrayan que el acto del consen-
timiento debe ser, como acto psicológico humano, un acto libre, responsa-
ble e idóneamente proporcionado al objeto del matrimonio. Por ello, para
16. Sobre el tema de la estructura del canon 1095 en sus tres números, recomiendo la
lectura de un reciente artículo de VILADRICH, P. J., ¿Es necesaria una reforma del canon 1095?,
lus Ecclesiae 22 (2010) 611-626.
La capacidad para el consentimiento en el canon 1095. Desarrollo y límites 41
17. FRANCESCHI, H., Consideraciones acerca de algunas cuestiones disputadas sobre el canon
1095, lus Canonicum 51 (2011) 449-478.
42 Héctor Franceschi
21. Cfr. ERRÁZuR1z, C. J., Inmadurez afectiva e incapacidad consensual, en AA.Vv., Consen-
timiento matrimonial e inmadurez afectiva, edición dirigida por BAÑARES, J. l. - BosCH, J., Pam-
plona 2005, 113-130.
La capacidad para el consentimiento en el canon 1095. Desarrollo y límites 45
1103. Pero puede ocurrir que, sin reunir los requisitos exigidos por el can.
1103, el paciente sufra una conturbación tal de su ánimo interno que no
pueda hacer toda la secuencia motiva, deliberativa, electiva y ejecutoria
del consentimiento más que en términos de enajenación interna tales que
no podamos reconocer tal acto como propio, esto es, resultado del libre
albedrío del sujeto» 24•
En conclusión, pienso que una adecuada comprensión del significado
de la discreción de juicio, que no se refiere sólo al intelecto sino que impli-
ca también la voluntad, nos permitirá encuadrar jurídicamente los casos
concretos en uno de los numerales del canon 1095, cuando existe una ano-
malía psíquica que quita la libertad mínima, o en el canon 1103 cuando la
causa de la pérdida de esa libertad es claramente extrínseca y cumple los
requisitos establecidos por el canon 1103.
27. Cfr. coram PoMPEDDA, Ruremunden., 19 de octubre de 1990, en RRDec., vol. LXXXII,
p. 689-690. Aunque hay quien afirma que existe un dubium iuris sobre la admisibilidad o
no de la incapacidad relativa, si se tiene en cuenta la jurisprudencia de la Rota Romana,
debemos afirmar que la jurisprudencia común es el rechazo de la relevancia jurídica de
la llamada «incapacidad relativa». Por lo demás, esta doctrina puede conducir fácilmente
a confundir el matrimonio nulo con la vida matrimonial infeliz, la cual con frecuencia no
depende de la capacidad sino de la libertad de las partes.
28. Cfr. coram FuNGHINI, Sancti Iacobi de Cile, 23 de junio de 1993, n. 8, en RRDec. vol.
LXXXV, 472.
48 Héctor Franceschi
30. Cfr. FRANCESCHI, H., Incapacita relativa ed essenza del matrimonio in una recente sentenza
rotale, lus Ecclesiae 16 (2004) 678-680.
La capacidad para el consentimiento en el canon 1095. Desarrollo y límites 51
31. Cfr. JuAN PABLO II, Allocutio ad Romanae Rotae Auditores, 27 de enero de 1997, n. 5,
AAS 89 (1997) 486-489: «Esta realidad esencial es una posibilidad abierta en principio a
todo hombre y a toda mujer; es más, ella representa un verdadero camino vocacional para
la gran mayoría de la humanidad. De ello se sigue que, en la valoración de la capacidad o
del acto de consentimiento necesarios para la celebración de un matrimonio válido, no se
puede exigir aquello que no es posible exigir a la generalidad de las personas. No se trata
de minimalismo pragmático o de comodidad, sino de una visión realista de la persona humana,
como realidad siempre en crecimiento, llamada a realizar decisiones responsables con sus
potencialidades iniciales, enriqueciéndolas siempre más con el propio esfuerzo y con la
ayuda de la gracia».
32. Ibid., n. 4: «El aspecto personalista del matrimonio cristiano comporta una visión
integral del hombre que, a la luz de la fe, asume y confirma cuanto podemos conocer con
nuestras fuerzas naturales. Esta visión se caracteriza por un sano realismo en la concepción
52 Héctor Franceschi
La jurisprudencia rotal sobre los temas que he tratado sigue líneas bas-
tante claras y constantes por lo que se refiere a los temas que he calificado
como quaestiones disputatae: la inmadurez afectiva, el defecto de libertad
interna y la incapacidad relativa. Por lo que se refiere a la división del
canon 1095 en sus tres epígrafes, la jurisprudencia rotal no suele ponerse
problemas sobre la estructura del canon en sus tres numerales, lo que no
impide que en el ámbito doctrinal sigamos preguntándonos si la norma
positiva ha logrado o no expresar con suficiente claridad y precisión las
exigencias naturales del consentimiento matrimonial o si, por el contra-
rio, no sería conveniente proponer una modificación de la legislación que
haga más precisa esta norma que, desde sus orígenes, ha exigido con-
tinuas aclaraciones por parte de la doctrina, de la jurisprudencia y del
magisterio eclesiástico 37 •
35. Cfr. JuAN PABLO II, Allocutio ad Romanae Rotae Auditores, 25 de enero de 1988, en
AAS, 80 (1988), p. 1181, n. 5 y p. 1183, n. 7: «Por tanto, mientras para el psicólogo o el psi-
quiatra cualquier forma de psicopatología puede parecer contraria a la normalidad, para el
canonista que se inspira en la mencionada visión integral de la persona el concepto de nor-
malidad, y por tanto de la normal condición humana en este mundo, comprende también
moderadas formas de dificultad psicológica, con la consecuente llamada a caminar según el
Espíritu también entre las tribulaciones y a costa de renuncias y sacrificios. (... ) No es, efec-
tivamente, difícil identificar en los contrayentes aspectos infantiles y conflictivos que, desde
tal enfoque, se convertirían inevitablemente el la «prueba» de su anormalidad, mientras tal
vez se trata de personas sustancialmente normales, pero con dificultades que podías haber
sido superadas, si no hubiese habido el rechazo de la lucha y del sacrificio».
36. Cfr. FRANCESCHI, H., La teoría de las virtudes como una aportación al concepto positivo de
capacidad para el consentimiento matrimonial, Cuadernos Doctorales 10 (1992), 85-154.
37. Sobre el tema de la estructura del canon 1095 y los tres números en que se especifica
la incapacidad consensual, en el mes de abril de 2012 se tuvo un Congreso en la Facultad
54 Héctor Franceschi
Entre las posibles precisiones del canon 1095, considero que sería muy
útil, en primer lugar, incluir en la misma norma un criterio sobre el cual
la jurisprudencia rotal es unánime y que ha sido recogido en el art. 209
de la Dignitas connubii, y es la necesidad de que, para que exista una inca-
pacidad psíquica, debemos encontramos ante una anomalía psíquica. Es
bastante frecuente que algunos tribunales consideren que la exigencia de
una causa psíquica que hace incapaz se refiera sólo al tercer numeral del
canon 1095. Por el contrario, la Dignitas connubii es muy clara al afirmar
que no se puede afirmar que existe una incapacidad si no se demuestra,
en el momento de la manifestación del consentimiento, la existencia de
una anomalía psíquica. En este sentido, podría ser muy útil incluir en la
introducción del canon esta exigencia, diciéndose, por ejemplo: «Son in-
capaces para contraer el matrimonio quienes, por la existencia de por una
anomalía psíquica: l. carecen ... ». Se podría objetar que esta exigencia ya
está contemplada en la Dignitas connubii, pero la experiencia está demos-
trando que, lamentablemente, esta instrucción no es conocida y aplicada
por muchos tribunales locales.
Otro aspecto que valdría la pena considerar en una posible modifi-
cación de la redacción del canon es la relación entre los números 2º y 3º
del canon. Sobre este punto, soy consciente de que hay pareceres muy
diversos en la doctrina: baste pensar en la exhaustiva monografía del Prof.
Tejero 38 sobre el canon 1095, 3º y en las opiniones manifestadas por Mons.
Stankiewicz, precedente Decano de la Rota Romana 39 • Sin embargo, con-
sidero que una redacción que logre manifestar con más claridad la estre-
cha relación entre la discreción de juicio y la capacidad para asumir, como
elementos de una única incapacidad para el consentimiento, ayudaría a
una mejor comprensión y aplicación del canon 1095.
Un último aspecto al que quería hacer referencia, antes de concluir, es
la necesidad de la pericia en las causas sobre incapacidad psíquica. Parte
de la doctrina, y muchos tribunales locales, consideran que la pericia sería
BIBLIOGRAFÍA
40. BENEDICTO XVI, Primer mensaje de Su Santidad Benedicto XVI al final de la Concelebra-
ción Eucarística con los Cardenales Electores en la Capilla Sixtina, 20 de abril de 2005, n. 3.
La capacidad para el consentimiento en el canon 1095. Desarrollo y límites 57
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una recente sentenza c. Stankiewicz, Ius Ecclesiae 22 (2010) 107-148.
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(2010) 611-626.
-, El consentimiento matrimonial, EUNSA, Pamplona 1998.
ANOMALÍA Y PATOLOGÍA
EN LA ASUNCIÓN DE LOS COMPROMISOS
Psicólogo clínico
Perito del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica
Madrid
2. CONCEPTOS PREVIOS
2.1. Rasgo
PERSONALIDAD
2.2. Síntoma
2.4. Anomalía
2.5. Síndrome
2.6. Trastorno
l
SÍNTOMA
·;A1GOS • i
SÍNTOMA
COMPORTA!MI ENTO COMPORTAMIENTO
PERSONALIDAD
t
ANOMALÍA
SÍNDROME
TRASTORNO
Para este fin propongo una estrategia, que en principio estaría com-
puesta por un trabajo integrador de los siguientes elementos, que vamos
a llamar variables, con las que trabajamos:
- Situación psíquica actual y esencia de la patología, si existe.
- Análisis de los rasgos que conforman el perfil de personalidad.
- Psicobiografía y -dentro de la misma- análisis de las tendencias a
repetir determinados comportamientos anómalos.
Anomalía y patología en la asunción de los compromisos 65
Si antes hemos dicho que los síntomas, es decir los rasgos patológicos,
se manifiestan en los comportamientos, en los autos vamos a encontrar la
descripción de aquellos comportamientos anómalos reflejo de la anomalía
en cuestión. Pero no solo eso, sino que los autos se erigen en la variable que
mejor nos va a definir si estos síntomas eran apreciables antes de contraer.
Y, como en las declaraciones y en la prueba documental habitualmente
se describen los detalles de aquellas conductas del peritado, también po-
demos hacernos una idea muy aproximada de la intensidad con que se
manifestaban al tiempo de matrimoniar.
4. UN SUPUESTO PRÁCTICO
He tomado como ejemplo el trastorno antisocial, que la clasificación
DSM-IV define como un patrón general de desprecio y violación de los
derechos de los demás que se presenta desde la edad adolescente.
No trato de hacer una disección de este trastorno en concreto, sino de
que nos sirva de ejemplo para, siguiendo los pasos que he enunciado an-
teriormente, apreciar cómo podemos llegar a la conclusión, con categoría
de científica, respecto a la existencia de la anomalía incapacitante, al tiem-
po de contraer matrimonio. Soy consciente de que quizás sea un ejemplo
demasiado claro, pero lo he elegido con la intención de que resulte más
clarificador del método que propongo. Y que, siguiendo estos pasos, es
válido para aplicarlo a cualquier anomalía que se nos presente.
Para que este método sea lo más objetivo posible, aunque a estas al-
turas del trabajo ya tendríamos una visión conjunta muy aproximada a
nuestro objetivo, diferenciaremos aquellos rasgos, que he representado en
cursiva, que tienen menos probabilidades de cambiar y que cuentan con
mayor peso en la formación del trastorno en cuestión.
En el entrelazamiento que vamos a hacer, debemos partir de los autos:
- En autos (los referidos al antes de contraer) encontramos que se nos
relatan una serie de comportamientos que por sí mismos ya apuntan
a la existencia de una personalidad entre narcisista y psicopática,
con más peso de ésta última.
- Observamos cómo en la convivencia no solo se reproducen estas con-
ductas, sino que incluso se intensifican y se suman otras nuevas.
- Si recurrimos a repasar su psicobiografia, observamos que se dan las
condiciones suficientes como para facilitar la deriva de una persona
hacia una sintomatología antisocial.
- Desde la evaluación y estado actual nos encontramos con un con-
junto de rasgos patológicos, es decir síntomas que en su conjunto
son indicativos de un Trastorno antisocial. Y que algunos de ellos
(en cursiva) pertenecen a los que hemos llamado antes estruc-
turantes de la personalidad, es decir con escasa posibilidad de
cambio.
- En cuanto a la esencia de la anomalía, vemos que es una patología que
habitualmente se instala en la etapa adolescente y que es muy resis-
tente al cambio. Dos cualidades que abundan en el reconocimiento
de que existía antes de contraer.
Entonces, en este caso, la conjunción de todas las variables nos condu-
cen a la misma conclusión respecto a la temporalidad: El esposo/a padecía
un trastorno antisocial al tiempo de contraer, con manifestación de sintomatología
incapacitante para el matrimonio.
Hay anomalías psíquicas que tienen uno de sus síntomas más impor-
tantes en la simulación, por ejemplo algunos casos de psicopatía o tras-
torno antisocial. ¿Cuántas veces se invoca en la fórmula de dudas error en
cualidad esencial del contrayente? ¿Les suena aquello de que ya en el viaje
de novios me di cuenta de que no era como se había mostrado hasta en-
tonces?
Anomalía y patología en la asunción de los compromisos 71
«a) agente físico, químico, mecánico, etc., que desencadena una reacción
funcional en un organismo. b) Incitación para obrar o funcionar».
BIBLIOGRAFÍA
1. INTRODUCCIÓN
2. «Finis cuius causa fit et principium a diffinitione et ratione est» (Physica, 11.9, en Bos-
SIER, F. -BRAMS, J. [eds.], «Aristoteles latinus», vol. 7-1.2, Brill, Leiden-New York 1990, pp.
94-95).
3. «Los pastores de almas deben vigilar para que en la acción litúrgica no sólo se ob-
serven las leyes relativas a la celebración válida y lícita, sino también para que los fieles
participen en ella consciente, activa y fructuosamente» (SC 11).
4. «La celebración del matrimonio -inserida en la liturgia, culmen de toda la acción de
la Iglesia y fuente de su fuerza santificadora- debe ser de por sí válida, digna y fructuosa»
(FC 67).
Detección de anomalías graves: posibilidades y límites 79
si los futuros esposos reurúan todos los requisitos para la válida y lícita
celebración del sacramento; b) la suficiente instrucción de los esposos, por
lo menos en lo fundamental de la fe católica y en las obligaciones de su
estado; e) el examen de los testigos para atestiguar sobre el estado libre
de los esposos 5 •
A propósito de tales indagaciones, Santo Tomás de Aquino señalaba la
obligación «sub gravi» de revelar los impedimentos matrimoniales, inclu-
so en el caso de que el conocimiento proviniese del secreto natural, unido
a la promesa de no revelarlo. La ley del secreto, incluso con juramento, no
puede obligar en daño del prójimo y en ofensa del sacramento 6.
Para mantenemos dentro de los límites de nuestro estudio y no sobre-
pasamos con otras cuestiones preliminares, centraremos ahora nuestra
atención en las etapas de la preparación canónica al matrimonio; concre-
tamente, nos detendremos a considerar los diversos instrumentos que nos
ofrece cada una de esas etapas para una celebración nupcial no solo válida
y lícita, sino también digna y fructuosa.
Ya en la Ene. Casti connubii (31-12-1930), el Papa Pío XI subrayaba la
importancia de una adecuada preparación al matrimonio a través de dos
etapas fundamentales 7:
- la etapa remota, a la que corresponde la educación del carácter, co-
rrigiendo las inclinaciones desordenadas mediante la recta instruc-
ción y recurriendo también a los medios sobrenaturales;
- la etapa próxima, donde se ha de prestar especial atención a la elec-
ción del consorte, así como al conocimiento de los fines y propieda-
des esenciales del matrimonio.
En el presente estudio, seguiremos el esquema planteado por el Beato
Juan Pablo II en el n. 66 de la Exh. Ap. Familiaris consortio, donde aparecen
tres etapas de preparación al matrimonio -remota, próxima e inmediata-
que vienen recogidas también en posteriores documentos magisteriales
y nos ofrecen un esquema básico para abordar el tratado de este argu-
mento8.
5. Cf. WERNZ, F.X., Ius Decretalium, Prati 1911, vol. 4/1, p. 173.
6. Cf. S. Th. II-II, q. 70, art. 1, ad 2.
7. Cf. Ene. Casti connubii, nn. 43-44.
8. Cf. can. 1063; PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, Preparación al sacramento del ma-
trimonio (13-5-1996): en adelante «PSM»; CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Directorio para
la Pastoral Familiar en España (21-11-2003): en adelante «DPF».
80 Pedro Antonio Moreno
2. PREPARACIÓN REMOTA
9. FC66.
10. Cf. Gravissimum educationis 3; FC 36.
11. « ... la predicación, la catequesis acomodada a los menores, a los jóvenes y a los
adultos, e incluso con los medios de comunicación social, de modo que los fieles adquieran
formación sobre el significado del matrimonio cristiano y sobre la tarea de los cónyuges y
padres cristianos» (can. 1063, 1º).
12. Cf. DPF 92-93.
13. Cf. FC 36.
Detección de anomalías graves: posibilidades y límites 81
eso, aunque podrá y deberá ser ayudada desde las diferentes instancias educativas
de la Iglesia y del Estado, nunca deberá ser sustituida o interferida en el derecho-
deber que le asiste» (n. 123).
Otro de los instrumentos que el Directorio de Pastoral Familiar en España
(21-11-2003) sugiere para auxiliar a los padres en su tarea educativa con-
siste en la formación de «escuelas de padres»: «Tienen como fin formar a los
padres en las implicaciones pedagógicas y los problemas psicológicos, morales y
humanos que surgen en la educación de los hijos en los distintos ambientes» (DPF
83). Todo ello debe contribuir a despertar en cada hijo el anhelo por des-
cubrir cuál es la voluntad de Dios para él, mostrando «en el matrimonio una
verdadera vocación y misión, sin excluir la posibilidad del don total de sí mismo a
Dios en la vocación a la vida sacerdotal o religiosa» (FC 66) 14•
3. PREPARACIÓN PRÓXIMA
14. Vid. también: JuAN PABLO II, Carta a las familias (2-2-1994), n. 16.
15. «Para llevar a cabo los objetivos de esta etapa será necesario partir siempre de la
situación de los destinatarios» (DPF 103). El Directorio de Pastoral Familiar en Italia dedi-
ca un apartado específico a las «parejas más sensibles y preparadas» que se disponen a
82 Pedro Antonio Moreno
contraer matrimonio: «a quei fidanzati che fanno parte dei gruppi giovanili, degli oratori,
dell' Azione Cattolica, delle associazioni e dei diversi movimenti ecclesiali» (n. 48). Su vin-
culación eclesial no debe eximirles de la preparación al matrimonio sino abrirles la puerta a
un itinerario de preparación más profundo, pensado específicamente para ellos (d. CoNFE-
RENZA EP1scoPALE ITALIANA, Direttorio di Pastora/e Familiare, 12-7-1993, nn. 48-49).
16. PSM35.
17. Se deberá hacer lo posible para que los contrayentes reciban no solo los sacramentos
de la penitencia y eucaristía (can. 1065 §2) sino también la confirmación (can. 1065 §1).
18. «... con una adecuada catequesis, como en un camino catecumenal» (FC 66).
19. Cf. can. 1063, 2º.
20. Cf. CATIANEO, A., Gli incontri di preparazione al matrimonio: importanza, difficolta e
spunti di soluzione, en KowAL, J. -LLOBELL, J. (eds.), «Iustitia et iudicium», Citta del Vaticano
2010, vol. 1, pp. 382-383.
21. «Se habrá de instruir a los novios acerca de las exigencias naturales vinculadas a la
relación interpersonal hombre-mujer en el plan de Dios sobre el matrimonio y la fainilia: el
conocimiento consciente de la libertad del consentimiento como fundamento de su unión,
la unidad e indisolubilidad del matrimonio, la recta concepción de la paternidad-materni-
dad responsable, los aspectos humanos de la sexualidad conyugal, el acto conyugal con sus
exigencias y finalidades, la sana educación de los hijos. Todo ello dirigido al conocimiento
de la verdad moral y a la formación de la conciencia personal» (PSM 35).
22. «no se deberá descuidar la preparación al apostolado familiar, a la fraternidad y co-
laboración con las demás fainilias, a la inserción activa en grupos, asociaciones, movimien-
tos e iniciativas que tienen como finalidad el bien humano y cristiano de la familia» (FC 66).
Detección de anomalías graves: posibilidades y límites 83
4. PREPARACIÓN INMEDIATA
«a) sintetizar el recorrido del itinerario anterior sobre todo en los conteni-
dos doctrinales, morales y espirituales, para colmar así posibles carencias de
formación básica;
b) efectuar experiencias de oración (retiros espirituales, ejercicios para no-
vios) donde el encuentro con el Señor haga descubrir la profundidad y la be-
lleza de la vida sobrenatural 25¡
c) llevar a cabo una preparación litúrgica apropiada que incluya la parti-
cipación activa de los novios, con especial cuidado del sacramento de la Re-
conciliación;
d) incentivar un mayor conocimiento de cada uno» (n. 50).
23. « ... debe tener lugar en los últimos meses y semanas que preceden a las nupcias»
(FC 66); cf. PSM 32.
24. Cf. nt. 8.
25. «Para una recuperación efectiva de la verdad en este campo, es preciso redescubrir
la dimensión trascendente que es intrínseca a la verdad plena sobre el matrimonio y sobre
la familia, superando toda dicotomía orientada a separar los aspectos profanos de los re-
ligiosos, como si existieran dos matrimonios: uno profano y otro sagrado» (JuAN PABLO II,
Discurso a la Rota Romana, 20-3-2003, n. 3, en LIZARRAGA ARTOLA, A. [ed.], Discursos pontifi-
cios ... [cf. nt. l], p. 510).
84 Pedro Antonio Moreno
36. «Las entrevistas con el párroco o sus colaboradores son necesarias e insustituibles. No
sólo para que se cumplan con exactitud las disposiciones jurídicas previstas. Animado por
el celo pastoral el párroco (por sí mismo o a través de sus colaboradores), con un diálogo per-
sonalizado podrá completar aún más la catequesis sobre cuestiones determinadas y afron-
tar problemas de conciencia particulares» (DPF 124). El cursivo corresponde al original.
37. Cf. can. 1063, 3º; DPF 122.
38. «Antes de que se celebre el matrimonio debe constar que nada se opone a su cele-
bración válida y lícita» (c. 1066).
39. Este Decreto entró en vigor el 7-7-1984 (cf. Anexo 2, en «Boletín oficial de la Confe-
rencia Episcopal Española» 1 [1984], pp. 111-113).
40. Cf. DPF 126.
41. Cf. BIANCHI, P., La valutazione di un vero consenso nell'ammissione al matrimonio, en
ÜRnz, M.A. (ed.), «Ammissione alle nozze e prevenzione della nullita del matrimonio», Giuffre,
Milano 2005, pp. 191-211.
86 Pedro Antonio Moreno
42. «El diálogo distendido, más que una batería de preguntas escuetas lanzadas con
frialdad, puede resultar valioso en extremo. También porque resulta fácil para la condición
humana, ante preguntas directas, responder pensando en aquello que juzgará mejor o más
adecuado quien realiza la pregunta. El diálogo más informal, sin embargo, si bien resulta
más difícil en su ejecución, es con frecuencia mucho más válido para conocer de verdad
la situación y actitud de una persona respecto al matrimonio» (BAÑARES, J.I., Normas de la
Conferencia Episcopal Española sobre el matrimonio y su preparación, en Ius Canonicum, 32 [1992],
p. 311).
43. Cf. G1L DE LAS HERAS, F., Valutazione della capacita per sposarsi nell'ammissione al matri-
monio, en ÜRTIZ, M.A. (ed.), Ammissione alle nozze ... (cf. nt. 41), pp. 97-98.
Detección de anomalías graves: posibilidades y límites 87
44. Cf. RINCÓN-PÉREZ, T., sub can. 1069, en Comentario Exegético al Código de Derecho Ca-
nónico, EUNSA, Pamplona 2002, vol. 3/2, p. 1121.
45. Anexo 2, art. 12, 2º, en «Boletín oficial ... » (d. nt. 39), p. 103.
46. Cf. G1L DE LAS HERAS, F., Valutazione della capacita ... (d. nt. 43), pp. 87-88.
88 Pedro Antonio Moreno
5. CONCLUSIONES
47. Cf. RINCÓN-PÉREZ, T., sub can. 1069 ... (cf. nt. 44), p. 1122. Como decíamos en la in-
troducción a este estudio: «Santo Tomás de Aquino señalaba la obligación «sub gravi» de
revelar los impedimentos matrimoniales» (cf. nt. 6).
48. Cf. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La familia, santuario de la vida y esperanza de la
sociedad (27-4-2001).
Detección de anomalías graves: posibilidades y límites 89
BIBLIOGRAFÍA
49. Cf. LANZA, S., L'approccio pastora/e ai nubendi: possibilita e limiti della loro conoscenza da
parte dei pastori e della preparazione alle nozze, en M.A. ÜRTIZ (ed.), Ammissione alle nozze ... ,
(d. nt. 41), p. 64.
50. BAÑARES, J.I., Normas de la Conferencia ... (d. nt. 42), p. 316.
90 Pedro Antonio Moreno
GIL DE LAS HERAs, F., Valutazione della capacita per sposarsi nell'ammissione
al matrimonio, en ÜRTIZ, M.A. (ed.), Ammissione alle nozze e prevenzione
della nullita del matrimonio, Giuffre, Milano 2005, 97-98.
JuAN PABLO II, Carta a las familias (2-2-1994).
-, Discurso a la Rota Romana, 20-3-2003, n. 3, en LIZARRAGAARTOLA, A. (ed.),
Discursos pontificios a la Rota Romana, EUNSA, Pamplona 2012, 510.
-, Exhortacion Ap. Familiaris Consortio.
LANZA, S., L'approccio pastorale ai nubendi: possibilita e limiti della loro conos-
cenza da parte dei pastori e della preparazione alle nozze, en M. Á. ÜRTIZ
(ed.), Ammissione alle nozze e prevenzione della nullita del matrimonio,
Giuffre, Milano 2005, 64.
Pro XII, Ene. Casti connubii.
PoNTIFicro CoNSEJo PARA LA FAMILIA, Preparación al sacramento del matri-
monio (13-5-1996).
RINCÓN-PÉREZ, T., sub can. 1069, en Comentario Exegético al Código de Dere-
cho Canónico, EUNSA, Pamplona 2002, vol. 3/2, 1121.
WERNZ, F.X., Ius Decretalium, Prati 1911, vol. 4/1, 173.
INDICIOS SERIOS DE ANOMALÍAS
Y POSIBLES ACTUACIONES
Julián Ros
Vicario Judicial
Diócesis de Albacete
1. I NTRODUCCIÓN
l. «Non sufficit dicere constare debet nihil obstare, opportet addere quibusnam constare
debeat, illis scilicet quorum est sponsos ad celebrationem matrimonii admitiere», en Com
municationes (2000) 204.
92 Julián Ros
2. POSIBLES ACTUACIONES
8. «La responsabilita del constare o del non ammetere ricade, nell'ambito dell'indagine
prematrimoniale sul parroco. Questi per procedere alle nozze deve giungere alla certezza
morale circa l'assenza di ostacoli alla valida e lecita celebrazione del matrimonio» ScoPONI,
P., I divieti matrimoniali in casi singoli, Roma 2001, 65-66.
9. «la verifica dei minimi sufficienti per l'ammissione alla celebrazione del matrimonio
canonico, anche sotto il profilo della fede soggettiva, non esaurisce il compito pastorale del
parroco né lo esime dal dovere di aiutare la persona a sviluppare una esplicita adesione
di fede alla realta, anche matrimoniale, e a ricercare la piena fruttuosita del sacramento.
Tuttavia le due questioni non coincidono e, forse, una loro non accurata distinzione porta
alle pericolose confusioni paventate anche dal Papa, con guadagni pastorali molto meno
consistenti di quanto si potrebbe istintivamente pensare» BIANCHI, P., L'esame dei fidanzati:
disciplina e problema, en QDE 15(2002) 374.
10. El juicio del párroco es meramente declarativo pero no puedo compartir la opinión
de que no haya un margen de discrecionalidad como afirma Montini: ScoPONI, P., I divieti
matrimoniali in casi singoli, Roma 2001, 66, nota 106.
Indicios serios de anomalías y posibles actuaciones 95
11. De hecho podrían acudir a otro párroco competente que juzgara de manera diversa
y estuviera dispuesto a celebrar el matrimonio.
12. «La natura specifica del provvedimento fa si che esso si distingua da altri divieti che
possono impedire la celebrazione delle nozze. In primo luogo, esso si differenza sostanzial-
mente dal vetitum che spesso e imposto dal tribunale ecclesiastico a norma dei cann. 1684
e 1685, poiché quest'ultimo ein stretta correlazione e consegue direttamente dall'istruttoria
giudiziale e dall'accertamento provato dell'incidenza dei soli capi di nullita su cui essa si e
articolata. L'azione dell'ordinario del luogo a norma del can. 1077 § 1 e, invece, molto piu
ampia e certo non si connette a un iter giudiziario. In secondo luogo, non si e di fronte a una
sanzione penale, poiché la decisione di apporre il divieto non deriva da un avvenimento
colpevole e delittuoso, anche se eventualmente perdurante nelle sue conseguenze, ma dal
permanere di una grave causa che renderebbe problematico alla parte o alle parti, nella loro
concreta situazione, l'esercizio del diritto fondamentale alle nozze stabilito dal can. 1058. In
terzo luogo, nonostante la posizione del canone nel titolo riguardante gli impedimenti ma-
trimoniali, non si tratta di un impedimento cosi come viene definito nel can. 1073, man-
96 Julián Ros
cando sia della forza invalidante sia del carattere generale. Per lo stesso motivo, il divieto
apposto dall'ordinario si differenzia dal rifiuto del sacerdote ad assistere alle nozze nel caso
in cui, in forza del can. 1066, egli abbia la certezza morale dell'esistenza di un impedimento
alla loro celebrazione valida e lecita» G1RAuoo, A., Il divieto alle nozze: tutela del diritto al ma-
trimonio (c.1077 § 1), QDE 18 (2005) 292-293.
13. Cf. ScoPONI, P., 1 divieti matrimoniali in casi singoli, Roma 2001, 81-132.
14. G1RAuoo, A., Il divieto alle nozze: tutela del diritto al matrimonio (can. 1077 § 1), QDE 18
(2005) 292. Por contra ScHOUPE afirma que son prohibiciones cada vez más frecuentes. Cf.
ScoPONI, P., I divieti matrimoniali in casi singoli, Roma 2001, 63.
15. «Non ci risultano, purtroppo, casi di effettiva applicazione del canone, utili per ap-
profondire le fattispecie, i tempi e i rimedi che il nostro studio cerchera di evidenziare», G1-
RAUD0, A., Il divieto alle nozze: tutela del diritto al matrimonio (can. 1077 § 1), QDE 18 (2005) 289.
Indicios serios de anomalías y posibles actuaciones 97
20. Cf. ÜRnz, M.A., La forma canonica quale garanzia della verita del matrimonio en ÜRnz, M.
A. (ed.), Ammissione alle nozze e prevenzione della nullita del matrimonio, Milano 2005, 137-186.
21. Cf. VERSALDI, G., Contribución y límites de las ciencias psicológicas en el discernimiento
y en la formación sacerdotal. Conferencia pronunciada en la Facultad de Derecho Canónico
de San Dámaso el 4 de noviembre de 2011 en la Jornada académica el Derecho en la Vida
de la Iglesia.
Indicios serios de anomalías y posibles actuaciones 99
22. FRANCHESCHI, H., La teoría de las virtudes como aportación al concepto de capacidad para
el consentimiento matrimonial, en Cuadernos doctorales, 10 (1992) 148
100 Julián Ros
BIBLIOGRAFÍA
BrANCHI, P., L'esame dei fidanzati: disciplina e problema, QDE 15 (2002) 374.
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CoNFERENCIA EPISCOPAL EsPAÑOLA, El matrimonio entre católicos y musulma-
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FRANCESCHI, H., Una comprensione realistica dello ius connubii e dei suoi limi-
ti, en ÜRTIZ, M. A. (ed.), Ammissione alle nozze e prevenzione della nullita
del matrimonio, Milano 2005, 1-48.
-, La teoría de las virtudes como aportación al concepto de capacidad para el
consentimiento matrimonial, en Cuadernos doctorales, 10 (1992) 148.
GIRAUDO, A., Il divieto alle nozze: tutela del diritto al matrimonio (c.1077 §1),
QDE 18 (2005) 292-293.
ÜRTIZ, M.A., La forma canonica quale garanzia della verita del matrimonio, en
ÜRTIZ, M. A. (ed.), Ammissione alle nozze e prevenzione della nullita del
matrimonio, Milano 2005, 137-186.
Indicios serios de anomalías y posibles actuaciones 101
Adrián Cano
1. I NTRODUCCIÓN
4. PROBLEMAS DE MADUREZ
5. CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Sumario: 1. ¿Por qué «sobre el Discurso» de 2011, y no sobre la preparación al matrimonio en sí? 2.
¿La edificación por «estratos» de Benedicto XVI? Antropología, Derecho, Pastoral y Teología. 2.1.
Dispersión conceptual y sociológica. 2.2. La unidad de la realidad. 3. ¿Cuántos vértices tiene un triángulo?
3.1. La libertad de los contrayentes y el «ius connubii»: sin contrayentes no hay matrimonio. 3.2. El ordena-
miento matrimonial y el «favor iuris»: sin derecho no hay justicia. 3.3. El vértice prioritario: sin matrimonio
no hay matrimonios. 4. El triángulo como base de la pirámide: la importancia de la formación de
la voluntad matrimonial. 4.1. Los medios (1): Las entrevistas prematrimoniales con los contrayentes (el
«examen» prematrimonial). 4.2. Los medios (2): La responsabilidad de los agentes pastorales. 4.3. Los medios
(3): La jurisprudencia de la Rota Romana: la unidad como necesidad y como exigencia. 5. La salus animarum
como finalidad última de los objetivos.
Uno de los aspectos que podemos apreciar como «la piel» del proble-
ma, se refiere a la realidad sociológica del momento actual en algunos am-
bientes eclesiales. Se trata de un fondo cultural que en algunas ocasiones
puede ser simplemente consecuencia de una visión superficial, y en otras
ocasiones puede provenir -quizá inadvertidamente- de una concepción
relativista de la subjetividad humana y de la verdad acerca de la libertad
y del bien. En cualquier caso, Benedicto XVI advierte que en el propio
seno de la Iglesia «la dimensión canónica de la preparación al matrimonio
quizás no es un elemento que se percibe inmediatamente».
5. DoYLE, T. P., subraya, por su parte: «Contrary to sorne corrent trends, the spirits of
these canons and of the legislative tradition stresses preparation and instruction for marria-
ge as a vocation, directly related to the faith life of the Christian community.», en The Ca-
nonical Foundations for Pre-Marriage Preparation Guidelines, Marriage Studies 1, Canon Law
Society, Toledo 1980, 72.
El discurso de Benedicto XVI a la Rota Romana, de 2011 115
matrimonio hay que tener en cuenta el objetivo final y hay que transmitir
el contenido verdadero.
Benedicto XVI -también alemán- recuerda en su Discurso que la pre-
paración para el matrimonio no se acaba en su dimensión jurídica, pero -
añade- «sin embargo, no hay que olvidar nunca que el objetivo inmediato
de esa preparación es promover la libre celebración de un verdadero ma-
trimonio, es decir, la constitución de un vínculo de justicia y de amor entre
los cónyuges, con las características de la unidad y la indisolubilidad, or-
denado al bien de los cónyuges y a la procreación y educación de la prole,
y que entre los bautizados constituye uno de los sacramentos de la Nueva
Alianza» 6 • El núcleo de la cuestión está, pues, en que el matrimonio sea
«verdadero», es decir, en que coincidan la voluntad de los contrayentes y
la verdad del pacto conyugal.
6. Sobre el tema en general, puede consultarse, p. e., AzNAR GIL, F. R., La preparación del
matrimonio: Principios y normas canónicas, Salamanca 1986; ID., La preparación del matrimonio
y sus formalidades: régimen jurídico, en El matrimonio y su expresión canónica ante el III milenio:
X Congreso Internacional de Derecho Canónico (1998), Pamplona 2001, 615-640; FRANCESCHI,
H., La preparazione al matrimonio, en AA. Vv., BoNNET, P. A. - GuLLo, C. (dirs.), Diritto Matri-
monia/e Canonico, 1, Citta del Vaticano 2002, 319-342; GIL DE LAs HERAS, F., Preparación para
el matrimonio: aspectos jurídicos y pastorales, en AA.Vv., Forma jurídica y matrimonio canónico,
Pamplona 1988, 13-43; ID., El matrimonio en el Derecho de la Iglesia. Lo que deben saber los con-
trayentes, en AA.Vv., [CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA], Preparación al matrimonio cristiano,
Madrid 2001, 111-140.
7. Cfr. BAÑARES, J. l., El «ius connubii», ¿derecho fandamental del fiel?, Fidelium lura 3
(1993), en concreto 238-240.
116 Juan Ignacio Bañares
8. Cfr. HERVADA, J., Diálogos sobre el amor y el matrimonio, Pamplona 42007, 194-199.
9. Sobre la relación entre la preparación al matrimonio y el ius connubii, cfr. RINCON PE-
REZ, T., Preparación para el matrimonio y el «ius connubii», en AA.Vv., El matrimonio. Cuestiones
de Derecho administrativo-canónico, Salamanca 1990, 37-79.
El discurso de Benedicto XVI a la Rota Romana, de 2011 117
10. BAÑARES, J. l., El «favor matrimonii» y la presunción de validez del matrimonio contraído.
Comentario al Discurso de Juan Pablo II al Tribunal de la Rota Romana el 29.I.2004, lus Canoni-
cum 89 (2005) 243-257.
118 Juan Ignacio Bañares
12. Cfr. BIANCHI, P., La valutazione dell'esistenza di un vero consenso nell'ammissione alma-
trimonio, en AA.Vv. - ÜRTIZ, M. A. (dir.), Ammissione alle nozze e prevenzione della nullita del
matrimonio, Milano 2005, 187-211.
120 Juan Ignacio Bañares
13. JuAN PABLO II, Discurso a la Rota romana, 30 de enero de 2003, n. 8: AAS 95 [2003] 397;
L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 7 de febrero de 2003, 6.
14. Cfr. VILADRICH, P. J., El consentimiento matrimonial, Pamplona 1998, 192-196; ERRÁ-
ZURIZ, C. J., Sul rapporto tra il consenso e il matrimonio: il consenso quale atto umano che assume
l'altra persona nella sua dimensione coniugale naturale, en AA.Vv. - FRANCESCHI, H. - ÜRTIZ, M.
A. (dir.), Verita del consenso e capacita di donazione. Temi di diritto matrimonia/e e processuale
canonico, Roma 2009, 43-62.
El discurso de Benedicto XVI a la Rota Romana, de 2011 121
15. Puede encontrarse un buen estudio en BIANCHI, P., L'esame dei fidanzati: disciplina e
problemi, Quaderni di diritto ecclesiale 15 (2002) 354-394. Cfr. También CAPPELLO, H. H., La
preparación al matrimonio y el examen matrimonial, Anuario Argentino de Derecho Canónico
17 (2011) 285-297.
16. BENEDICTO XVI, Exortación Apostólica Sacramentum Caritatis, 22 de febrero de 2007,
n. 29: AAS 99 [2007] 130.
17. Sobre el papel de esta entrevista y la responsabilidad de los pastores, vid. VAN-
ZETTO, T., La preparazione al matrimonio, compito di tutta la comunita cristiana ed esigenza
attuale, Quaderni di Diritto Ecclesiale 15 (2002) 340-353: « ... questo adempimento formale
deve rientrare nel contesto dei colloqui personali ed essere soddisfatto come segno della
serieta e del rispetto che la Chiesa ha perla liberta di ciascuno» (ibib., 351). Cfr. también
GARCÍA, L. M., La fanción del párroco en la preparación del matrimonio, lus Canonicum 29
(1989) 527-544.
122 Juan Ignacio Bañares
18. Cfr. BAÑARES, J. l., La preparación al matrimonio. Comentario al discurso de Benedicto XVI
al Sagrado Tribunal de la Rota Romana de 2011, lus Canonicum 52 (2012) 673-683.
El discurso de Benedicto XVI a la Rota Romana, de 2011 123
Por eso, el texto del Romano Pontífice constituirá una ayuda eficaz es-
pecialmente para todos los agentes pastorales que intervienen de alguna
manera en las distintas actuaciones canónicas de las que venimos hablan-
do, y que se llevan a cabo como parte de la preparación de los contrayen-
tes para el matrimonio 19 • Cada uno podrá ver en las palabras del Papa qué
se puede rectificar o qué puede mejorarse o añadirse a los esfuerzos que
actualmente está realizando. Benedicto XVI subraya que «es importante
que haya una toma de conciencia aún más incisiva sobre la responsabi-
lidad en esta materia de aquellos que tienen cura de almas. El derecho
canónico en general, y especialmente el matrimonial y procesal, requie-
ren ciertamente una preparación particular, pero el conocimiento de los
aspectos básicos y de los inmediatamente prácticos del derecho canónico,
relativos a las propias funciones, constituye una exigencia formativa de
relevancia primordial para todos los agentes pastorales, en especial para
aquellos que actúan en la pastoral familiar».
Evidentemente el Discurso está dirigido muy en primer lugar a los
responsables directos de la pastoral familiar: los obispos, las conferencias
episcopales, los organismos de las curias diocesanas y los párrocos. Son
ellos, sin duda, sobre quienes recae la primera responsabilidad.
Con todo, como recuerda Benedicto XVI, «la preparación al matrimo-
nio, (... ) tiene ciertamente finalidades que trascienden la dimensión ju-
rídica, pues su horizonte está constituido por el bien integral, humano y
cristiano, de los cónyuges y de sus futuros hijos (cf. Exh. Ap. Familiares
Consortio, n. 66: AAS 73 [1981] 159-162), orientado en definitiva a la san-
tidad de su vida (cf. Código de derecho canónico, can. 1063, n. 2)». Por esta
razón, no pocas veces podrá ser de inapreciable valor la tarea del confesor
o del director espiritual, de un sacerdote conocido, de catequista, de un
amigo o familiar con una formación cristiana más honda 20 •
19. Cfr. BuNGE, A. W., Sujetos, medios y contenidos de la preparación al matrimonio, en Curso
sobre la preparación al matrimonio: realizado del 29 de mayo al 2 de junio de 1995, Editorial de la
Universidad Católica Argentina, Buenos Aires 1995, 33-55 (en concreto, 38-41); cfr. LóPEZ
LóPEZ, R., Elementos jurídico-pastorales de la preparación al matrimonio, Pontificia Universita
della Santa Croce, Romae 2004.
20. Una breve presentación de la tensión que siempre existe entre teoría y praxis y de
los retos que plantea puede encontrarse en CANTAN, A., Doctrine matrimonia/e: Préparation au
mariage et vie commune, Revue de droit canonique 40 (1990) 153-166 (particularmente, 160-
166). Sobre el can. 1063, cfr. MuR MALAGÓN, L. B., El can. 1063: una respuesta jurídico-pastoral
a la preparación del matrimonio, Universitas Canonica 43 (2010) 53-87.
124 Juan Ignacio Bañares
21. Sobre la intervención directa de los laicos en esta tarea puede verse D' ALLEVA, V.,
La partecipazione dei laici nella preparazione giuridico-pastorale al matrimonio canonico, Lateran
University Press, Roma 2010 (sobre todo, 165-215).
El discurso de Benedicto XVI a la Rota Romana, de 2011 125
BIBLIOGRAFÍA
AA.Vv. - ÜRTIZ (dir.), Ammissione alle nozze e prevenzione della nullita del
matrimonio, Milano 2005.
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AzNAR GrL, F. R., La preparación del matrimonio y sus formalidades: régimen
jurídico, en VrLADRICH, P.-J. - EscRrvÁ-IvARS, J. - BAÑARES, J. I. - MrRAs,
J., El matrimonio y su expresión canónica ante el III milenio: X Congreso In-
ternacional de Derecho Canónico (1998), Pamplona 2001, 615-640.
AzNAR GrL, F. R., La preparación del matrimonio: Principios y normas canóni-
cas, Salamanca 1986.
22. Discurso a la Rota romana, 18 de enero de 1990, n. 4: AAS 82 [1990] 874; L'Osservatore
Romano, edición en lengua española, 28 de enero de 1990, 11, citado en el Discurso de BENE-
DICTO XVI de 22-01-2011.
126 Juan Ignacio Bañares
Sumario: l. La adolescencia. 1.1. ¿Qué es la adolescencia? ¿Qué es la pubertad? 1.2. ¿Córrw puede un
adolescente tener más seguridad en sí misrrw/a? 2. Amistad, enamoramiento y arrwr. 2.1. ¿Cuáles son las
características del amor? 2.2. ¿Qué diferencias hay entre el enarrwramiento y el amor? 2.3. ¿Qué relación hay
entre amistad y «salir con alguien»? 3. Las relaciones sexuales. 3.1. ¿ Es realista esperar al matrirrwnio para
tener relaciones sexuales? 3.2. ¿Por qué no tener relaciones sexuales si la pareja se quiere? 4. ¿Por qué son
especiales las relaciones sexuales?
2. VADNEY, D., The Two Become One: The Role of Oxytocin and Vasopression http://www.
physiciansforlife.org/content/view/1492/27/ [Consultado el 11/14/2012].
Relación afectiva y apego en el noviazgo 131
1. LA ADOLESCENCIA
El fenómeno del amor y todo lo que le rodea suele ser motivo de du-
das tanto por parte de los adolescentes como, incluso, de los adultos.
Muchas veces se exploran caminos equívocos o se defienden posiciones
poco convenientes porque no se tiene una idea clara de lo que es la per-
sona y cómo se explica el amor de pareja a partir de esa concepción an-
tropológica. Revisar algunos de estos puntos ayuda a clarificar y ver las
diferencias en un mundo, el del amor, rico en matices pero que necesita
ser puntualizado.
quien los ve con el fin de producirle una excitación sexual que le «en-
ganche». De ese modo, la industria de la pornografía y el sexo con-
sigue ganar dinero «a expensas» de esa persona. Si un o una joven
evita esas imágenes podrá evitar que el impulso sexual le domine.
Otras veces el estúnulo puede provenir del interior de la persona, de
su imaginación o memoria. En estos casos, se puede intentar distraer
la propia mente cambiando de actividad.
- Hay que recordarle a los adolescentes que es más fácil controlar este
impulso durante su fase inicial, cuando aún no es tan fuerte. Un
deseo sexual descontrolado podría llevar a cualquiera a la masturba-
ción compulsiva o a una relación sexual imprevista de la cual luego
se suele arrepentir.
% de adolescentes que dicen que les gustaría saber más sobre ...
NO ha tenido
!.100.rAL
rel.t<iOñé:l, 5e.,¡_u.ik5
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100
100
• Varones
Filipinas, El Salvador, Perú. Total 8.495: 4.179
V; 4.316 M. 14-18_afi_p_s_22,6% sexualmente inciados D Mujeres
59
25
100
• varones
Filipinas, El Salvador, Perú.
Mujeres
Total 8.495: 4.179 V; 4.316 M. 14-18 años 22,6%
75
sexualmente inciados
67
55
50
39
25
NOhal~do
tel.!!d.ooe,i
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• SÍl1., tt,md,;,
""1..,di;r.(11::;
9t!ó<u¡¡jl!,I
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VADNEY, D., The Two Become One: The Role of Oxytocin and Vasopression.
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11/14/2012).
TERCERA PARTE
CONFLICTIVIDAD
y
VIDA MATRIMONIAL
LA PRUEBA DE LAS ANOMALÍAS GRAVES DEL CANON 1095
Carlos Moran
1. I NTRODUCCIÓN
3. Sobre la prueba pericial existe una amplia bibliografía; sirva, no obstante, como refe-
rencia la siguiente: ANTÓN VEIRA, Mª E., La pericia psicológica: modo, características, elementos,
en AA.Vv., Curso de derecho matrimonial y procesal canónico para profesionales del foro, vol. 13,
Salamanca 1998, 277-294; ARROBA, M. J., Características generales y valoración jurídica de la
pericia. Ámbito canónico, en AA.Vv., Estudios de derecho matrimonial y procesal en homenaje al
profesor J. L. Acebal Luján, Salamanca 1999, 389-423; lo., La prova peritale e le problematiche
processualistiche, en AA.Vv., L'incapacita di intendere e volere nel matrimonio canonico (can. 1095,
nn. 1-2), Citta del Vaticano 2000, 383-410; BELENCHÓN, E., La prueba pericial en los procesos de
nulidad de matrimonio, Pamplona 1982; BERLINGÓ, S., Dalla perizia alla consulenza nel processo
canonico, en S. GHERRO (ed.), Studi sul processo matrimonia/e canonico, Cedam, Padova 1991,
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cm, H. (ed.) - LLOBELL, J. - ÜRTIZ, M. A., La nullita del matrimonio: temi processuali e sostantivi
in occasione della «Dignitas Connubii», Roma 2005, 145-176; BoNNET, P. A., Il giuidice e la peri-
zia, en BoNNET, P. A. - GuLLo, C. (eds.), L'immaturita psicoaffettiva nella giurisprudenza della
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150 Carlos Moran
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prova nelle cause di nullita matrimonia/e, Roma 2002; TRAMMA, U., Perizie e periti, en BoNNET, P.
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URBANO, F., La prueba pericial en las causas psíquicas de nulidad matrimonial, Revista Española
de Derecho Canónico 34 (1978) 131-144; VERSADI, G., L'oggetivita delle prove in campo psichico,
Brescia 1981, 179-203; ZuANAZZI, G., Il dialogo tra canonisti e periti, en GHERRO, S. - ZuANAZZI,
G. (eds.), Perizie e periti nel processo matrimonia/e canonico, Torino 1992, 29-58; lo., Il rapporto
tra giudice e perito secando la giurisprudenza della Rota Romana, en GHERRO, S. - ZuANAZZI, G.
(eds.), Perizie e periti nel processo matrimonia/e canonico, Torino 1992, 149-200.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 151
En relación con los procesos en general, el can. 1574 establece que «se
ha de acudir al auxilio de los peritos» siempre que lo determine el juez o
venga establecido por el derecho, cosa ésta que acontece en el caso con-
creto de los procesos declarativos de nulidad, de hecho expresamente se
indica en el 1680 que, en las causas por impotencia y enfermedad mental,
«el juez se servirá de uno o varios peritos». Se advierte fácilmente que el
recurso al perito no viene establecido en términos potestativos, sino en
términos obligatorios.
Ya en esos mismos términos venía establecido la utilización de la peri-
cia en los cann. 1976 y 1982 del CIC'17 -y en el art. 151 de la PME-, refe-
4. Se acaba de este modo con el malentendido de algún sector doctrinal que conside-
raba innecesaria la pericia en aquellos casos en los que la incapacidad venía, no de una
enfermedad mental propiamente dicha, sino de otro tipo de perturbaciones (por ejemplo,
homosexualidad, parafilias, determinadas adicciones) (Cfr. PEÑA GARCÍA, C., Título VII: las
pruebas [arts. 155-216], en MoRÁN Busrns, C. M. - PEÑA GARCÍA, C., Nulidad de matrimonio ... ,
cit., 348-349; vid. PEÑA GARCÍA, C., Homosexualidad y matrimonio. Estudio sobre la jurispruden-
cia y la doctrina canónica, Madrid 2004, 337-341, 407-410).
152 Carlos Moran
5. También se habla en estos términos en el discurso de 2009 (vid. BENEDICTO XVI, Dis-
curso a la Rota romana de 2009, en LIZARRAGA ARTOLA, A., Discursos pontificios a la Rota romana,
Pamplona 2012, 542).
6. Cfr. JuAN PABLO II, Discurso a la Rota romana de 1987, en LIZARRAGA ARTOLA, A., Dis-
cursos pontificios a la Rota romana, Pamplona 2001, 157-158, n. 2. Obsérvese que del «se ha
de acudir» del can. 1574, o del «se servirá» del can. 1680, se pasa al «se exige», lo que tiene
que ver con el propósito de corregir determinadas praxis en las que injustificadamente se
obviaba la pericia.
7. Vid. STSA., Quaesitum de usu periti in causis nullitatis matrimonii, prot. 28252/97 VT,
Periodica 87 (1998) 619-622; seguida de un comentario de NAVARRETE, U., en 623-641; vid.
MENDON<;A, A., The apostolic Signatura's recent declaration on the necessity of using in marriage
nullity cases, Studia Canonica (2001) 41; PANIZO ÜRALLO, S., La intimidad a prueba. Estudios de la
personalidad en los procesos de nulidad conyugal, Madrid 2003, 208-215. En esta declaración se da
respuesta a una pregunta planteada por un vicario judicial que se enfrentaba con la dificultad
de tramitar las causas del can. 1095 existiendo la prohibición en su país de que psicólogos y
psiquiatras prestaran sus servicios ante los tribunales eclesiásticos. La cuestión que se plantea
es si en las citadas circunstancias era lícito pronunciar sentencia a favor de la nulidad cuan-
do, sin pericia alguna, los jueces, «por propia ciencia no profesional», hubieren adquirido la
certeza moral exigida por el can. 1608. La respuesta de la Signatura Apostólica es que «en las
causas por incapacidades del can. 1095, teniendo en cuenta su compleja naturaleza, apenas es
posible que, en los casos en los que el trabajo de los peritos aparece como necesario, el juez,
por su propia ciencia no profesional, pueda alcanzar la certeza moral requerida por el dere-
cho». Y añade: «el trabajo de los peritos en estas causas se debe utilizar no sólo porque está
prescrito por el derecho, sino sobre todo porque, según la naturaleza del asunto, el trabajo es
un instrumento de prueba del que el juez, en la mayor parte de los casos, no puede prescindir
para alcanzar la certeza moral ex actis et probatis, de forma que pueda pronunciar la sentencia
a favor de la nulidad» (STSA., Quaesitum de usu periti .. ., cit., 620, respectivamente nn. 3 y 4).
8. Ello salvo que la prueba pericial no pudiera ser suplida por otros elementos de prue-
ba «equivalentes» en la causa, por ejemplo, certificados médicos, diagnósticos, tratamientos
psicológicos o psiquiátricos ... realizados tempore non suspecto.
9. Vid. por ejemplo: SRRD, coram Civili, de 27 de enero de 1989, vol. 81 (1994) 79-80, n.
8; SRRD, coram Funghini, de 26 de julio de 1989, vol. 81 (1994) 538, n. 6; SRRD, coram Doran,
de 5 de febrero de 1990, vol. 82 (1994) 72 n. 15; SRRD, coram Corso, de 14 de marzo de 1990,
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 153
Por tanto, a la luz de estas fuentes, se puede afirmar que en todas las
causas de nulidad del matrimonio relacionadas con el can. 1095, el recurso
a la prueba pericial no es algo potestativo de los jueces, sino algo necesa-
rio-obligatorio, establecido como tal por el legislador y deducible también
como tal de la propia naturaleza del asunto en cuestión. En consecuencia,
en estos casos, el tribunal no debería «legítimamente» tramitar 10, y menos
sentenciar positivamente, estas causas sin esa ayuda o prueba 11, ello salvo
que «por las circunstancias conste con evidencia que esa pericia resultará
inútil» (can. 1680, art. 203 § 1 DC).
En relación con esta hipótesis de inutilidad de la pericia, hay que decir
que no es fácil que el juez pueda advertir con evidencia que la pericia es
inútil en una de las causas del can. 1095. Por ejemplo, no podrá conside-
rarse que la pericia es evidentemente inútil por el hecho de que el juez
esté en posesión de los conocimientos científicos necesarios y suficientes
para la correcta comprensión de los aspectos psíquicos o patológicos de
los hechos enjuiciados y de la incidencia de los mismos en las estructuras
psíquicas de la persona 12 • Sí sería evidentemente inútil la pericia en aque-
llos casos en los que, existiendo en autos informes psicológicos o psiquiá-
tricos extrajudiciales -que se convierten en judiciales 13-, o habiendo sido
vol. 82 (1994) 205, n. 8; SRRD, coram Palestro, de 5 de junio de 1990, vol. 82 (1994) 481, n. 7;
SRRD, coram Ragni, de 15 de enero de 1991, vol. 83 (1994) 5, n. 5; SRRD, coram Stankiewicz,
de 24 de octubre de 1991, vol. 83 (1994) 685, n. 27; SRRD, coram Davino, de 20 de febrero de
1992, vol. 84 (1995) 87, n. 4; SRRD, coram Giannecchini, de 15 de enero de 1993, vol. 85 (1996)
4, n. 3; SRRD, coram Boccafola, de 1 de abril de 1993, vol. 85 (1996) 274, n. 6; SRRD, coram
Palestro, de 23 de enero de 1993, vol. 85 (1996) 462, n. 7; SRRD, coram Bruno, de 26 de febrero
de 1993, vol. 85 (1996) 677-68, n. 6.
10. Aunque hay que indicar que la inobservancia de lo dispuesto en el can. 1680 y en
el art. 203 § 1 DC no comporta la nulidad de la sentencia, de hecho no está prevista dicha
sanción en el ordenamiento canónico, ni se considera que constituya un vicio tal que prejuz-
gue la estructura sustancial del juicio; ni siquiera se admite como reconducible a una de las
hipótesis de querella de nulidad (Cfr. DEL AMo, L., Valoración jurídica ..., cit., 654; STANKIEw1cz,
A., La configurazione processuale del perito ... , cit., 219; vid. ERLEBACH, G., La nullita della sentenza
giudiziale «ob ius defensionis denegatum» nella giurisprudenza rotale, Citta del Vaticano 1991, 256).
11. Lo que no significa tampoco que se le haya de dar a la misma el valor de prueba
plena, de modo que los jueces se vieran necesariamente sometidos en su apreciación al re-
sultado de dicha prueba; el momento de la proposición-práctica de la prueba es distinto de
la fase de su valoración, fase en la que rige el principio de libre valoración por parte de los
jueces (Cfr. C1ANCAGLINI, S., La «perizia» nel processo matrimonia/e canonico ..., cit., 64).
12. Cfr. BoNNET, P. A., Il giuidice e la perizia .. ., cit., 70. En este caso, si el juez dictara sen-
tencia en base exclusivamente a sus conocimientos todo quedaría confiado a la subjetividad
del juez y difícilmente se salvaría el que la certeza moral debe conseguirse ex actis et probatis.
13. Según la actividad se realice en el juicio o fuera del mismo, las pericias pueden ser
judiciales o extrajudiciales. Si se toma como criterio el que vengan impuestas por el derecho
154 Carlos Moran
o por el juez, o que sean decididas por el juez a propuesta de las partes, las pericias pueden
ser necesarias o voluntarias. Las pericias judiciales, tanto si son necesarias como si son volun-
tarias, son oficiales o públicas, ya que el ámbito en el que se sitúan es el proceso; por el contra-
rio, pueden existir pericias privadas, esto es, realizadas a instancias de la parte con la aproba-
ción o no del juez. La pericia extrajudicial puede estar bien referida a un proceso, siendo de
ordinario una pericia privada, a no ser que el juez la haga suya, o bien puede ser una pericia
extrajudicial no referida a un proceso (en este caso también puede ser pública). La pericia
extrajudicial referida al proceso pretende, como también la pericia judicial, contribuir a
resolver un litigio; ocurre sin embargo, que la designación del perito se realiza por decisión
de la parte (o de las partes). Este tipo de pericias extrajudiciales no requieren especiales
garantías, ni específicas normas de procedimiento. El can. 1575 del CIC' 83 permite que el
juez pueda asumir, si así lo estima oportuno, los dictámenes extrajudiciales realizados por
otros peritos, de modo que al asmnirlos pierden la consideración de extrajudicialidad; se-
rían informes técnicos que el juez asume en el proceso, dejarían de ser extrajudiciales, pero
no tendrían la consideración propiamente dicha de pericias.
En el derecho canónico, además de esta pericia extrajudicial referida al proceso, existen
otras pericias extrajudiciales no referidas directa ni indirectamente con el proceso sino que
pretenden establecer garantías relacionadas con concretos actos administrativos. Por ejem-
plo el can. 1041 indica que se requiere el parecer de los peritos para determinar la irregula-
ridad de las órdenes sagradas recibidas por quien padecía alguna enfermedad psíquica que
le imposibilitaba para el ejercicio de su ministerio. El can. 1044 § 2 alude a que el Ordinario
ha de consultar a un experto para permitir el ejercicio del orden a quien padece amencia
o cualquier otra enfermedad psíquica. El can. 1293, 1º y 2º hacen referencia a la necesidad
de pericia en los supuestos de enajenación de bienes eclesiásticos; se requiere también el
consejo de los peritos en cuestiones de reparaciones de iglesias, de edificaciones (can. 1216),
y en la restauración de obras religiosas de arte (can. 1189). En cuestiones econótnicas y en
la ciencia canónica se habla también del recurso a personas expertas (cann. 492 o 1483).
También en los supuestos de levantatniento del vetitum el Ordinario debe auxiliarse de los
peritos que dictaminen que han cesado las circunstancias que originaron la nulidad del
matrimonio.
14. Cfr. PEÑA GARCÍA, C., Título VII: las pruebas (arts. 155-216), en MoRÁN Busrns, C. M. -
PEÑA GARCÍA, C., Nulidad de matrimonio y proceso canónico, Madrid 2008, 348-349.
15. Cfr. DoRAN, T. G., Sorne thougts on experts, Quaderni Studio Rotale 4 (1989) 10; B.
G1ANESIN, Perizia e capacita ..., cit., 80; MARTÍN, S., La perizia nelle cause matrimoniali .. ., cit.,
127; STANKIEw1cz, A., La configurazione processuale del perito ... , cit., 218.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 155
16. Se trata de una serie de cuestiones que preocupan a los jueces, pero también a los
peritos, colocados en muchas ocasiones ante los límites deontológicos de su quehacer profe-
sional -amenazados en algún caso por denuncias ante su respectivo colegio, o por querellas
penales-, y también a los abogados y las partes, al menos a una de ellas, la que sufre la
actitud negativa de la parte que tenía que someterse a la prueba pericial (normalmente será
la parte demandada).
156 Carlos Moran
17. Vid. JuAN PABLO II, Discurso a la Rota de 1989, en LIZARRAGA ARTOLA, A., Discursos
pontificios ... , cit., 172, n. 2; vid. WIRTH, P., Die Prozeflabwesenheit, en AYMANS, W. - GERINGER,
K.-TH. (eds.), luri Canonico Promovendo. Festschrift für Heribert Schmitz zum 65. Geburts-
tag, Regensburg 1994, 341-358.
18. JuAN PABLO II, Discurso a la Rota de 1989, en LIZARRAGA ARTOLA, A., Discursos ponti-
ficios ..., cit., 172, n. 5.
19. Cfr. MoRÁN BUSTOS, C. M., La parte voluntariamente ausente en el proceso de nulidad,
en AA.VV., Curso de derecho matrimonial y procesal canónico para profesionales del foro, vol. 17,
Salamanca 2007, 141-142; DE DIEGO LoRA, C. - RooRÍGUEZ OcAÑA, R., Lecciones de derecho pro-
cesal canónico, vol. 2, Pamplona, en imprenta, lec. 3.1); CmovENDA, G., Principios de derecho,
vol. 2, Madrid 1922, 223.
20. Cfr. BErn, E., Diritto processuales civile italiano, Roma 1936, 300.
21. Esta distinción tiene su origen en CARNELUTTI; para él la obligación es la subordina-
ción de un interés del obligado a un interés de otro; la «carga» es la subordinación de un in-
terés del sometido a la misma a un interés propio; en este sentido, la distinción «obligación»
y«carga» se puede estructurar como la otra cara de la distinción entre derecho subjetivo y
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 157
potestad: el genus común es la necessitas, la diferencia específica tiene que ver la coincidencia
entre el sujeto necesitado y el sujeto del interés tutelado, que aparece en la «carga» y no en
la «obligación»; mientras la «obligación» es la necesidad de subordinar un interés propio
a un interés de otro, la «carga» es la necesidad de subordinarlo a otro interés propio (cfr.
CARNELUTTI, T., Derecho procesal civil y penal, vol. 1, Buenos Aires 1971, 16-17); vid. GuAsP,
J., Derecho procesal civil, vol. 1, Madrid 1968, 197-198); MONTERO ARocA, J. -ÜRTELLS RAMos,
M. - GóMEZ CoLOMER, J. L., Derecho jurisdiccional. Proceso civil, vol. 11/1 º, 174).
22. Cfr. RosMINI, A., Filosofia del diritto, vol. 1, Padova 1967, 156.
158 Carlos Moran
2.2.3. Intimidad del «yo», pero también intimidad del «nosotros conyugal»
por los demás, puede ser objeto de actuaciones jurídicas, pudiendo ser
también objeto de estudio y de valoración por un técnico en psicología y
psiquiatría con el fin de deducir realidades internas de la persona, incluso
diagnosticando modos de ser alterados o anómalos 26 •
Por tanto, el juez podrá proceder a la práctica de la pericia, aunque
debe hacerlo tomando, entre otras, las siguientes precauciones: que, no
pudiendo obtener el consentimiento, no exista otro modo de suplir la in-
tromisión, cosa que ocurriría en los supuestos que hemos considerado de
«inutilidad» de la pericia; que se tomen las debidas precauciones para ac-
tuar con la máxima cautela, respetándose el secreto por parte de quienes
actúan, acudiendo a sanciones en caso contrario; que se utilicen métodos y
medios legítimos; que no se vaya más allá de lo debido en la investigación,
lo cual debe ser tenido muy en cuenta por parte del juez a la hora de fijar
las cuestiones a las que ha de responder el perito.
Con estas precauciones, considerando que las conductas que se anali-
zan suelen estar a la vista de otros, que han sido comprobadas y publici-
tadas, teniendo en cuenta que el perito centra su estudio en los datos que
ofrecen los autos, limitándose a analizar y poner nombre a la sintomatolo-
gía deducible del comportamiento sin ir más allá de lo que puedan dar de
sí los datos conductuales, «lo normal es dar por más que normales estas
investigaciones, con o sin la voluntad de los interesados» 27 •
30. Cfr. PANIZO ÜRALLO, S., Temas procesales y nulidad matrimonial, Madrid 1999, 641.
31. Vid. BARBIERI, C. - LuzzAGo, A. - MussELLI, L., Psicopatologia forense e matrimonio
canonico, Citta del Vaticano 2005, 212-217; CASSANDRO, G., v. Perizia e periti ..., cit., 103-106;
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 165
das a los conocimientos y a los datos que pueda aportar aquel que es con-
siderado experto- la certeza moral sobre un determinado objeto litigioso,
en concreto, sobre la validez o menos del vínculo conyugal.
El perito no es un testigo 32, ni es tampoco una especie de consejero o
auxiliar del juez 33 o un iudex adiunctus 34, ni es llamado para completar la
cultura del juez 35, ni simplemente para colaborar con él en el reconoci-
miento, apreciación o valoración de los medios de prueba 36, sino que la
finalidad de la actuación del perito es ofrecerle al juez elementos probato-
rios que le ayuden a alcanzar la certeza moral.
En otras palabras, el perito es un experto al que se acude para que
emita un dictamen fundado en datos científicos en orden a comprobar un
hecho o conocer la verdadera naturaleza de las cosas. La función del peri-
DoRAN, T. G., Sorne thougts on experts, Quaderni Studio Rotale 4 (1989) 59; GRAZIANI, E., Giu-
risprudenza della S. Rota romana in tema di valutazione di prove. I periti, Il Diritto Eclesiástico
52 (1941) 156; MARTÍN DE AGAR, J. T., Giudice e perito a colloquio, cit., 189; 5TANKIEw1cz, A., La
configuraziones processuale del perito ... , cit., 225; VERA URBANO, E., La prueba pericial ..., cit., 134;
ZuANAZZI, G., Psicología e psichiatria .. ., cit., 305-306.
32. La equiparación que algunos hicieron entre testimonio y pericia (vid. LEGA, M.,
Commentarius in iudicia ecclesiastica iuxta codicem iuris canonici, vol. II, Romae 1950, 443-
444; RoBERTI, F., De processibus, vol. 11, Romae 1926, 80), entre perito y testigo venía dada
en parte por la equiparación que el CIC'17 hacía entre ambos a la hora de fijar la idonei-
dad o no de los mismos (cann. 1795 y 1757) y también a la hora de la recusación (can.
1796 § 1) -aspecto éste último que continúa en el CIC'83 (can. 1576) y en el art. 206 DC-,
sin embargo, esta equiparación no tiene en cuenta la diferencia esencial que existe entre
ambas figuras: el testimonio -aunque sea un testigo cualificado por sus conociinientos
técnicos- tiene que ver con los hechos percibidos -objeto de experiencia común, directa
o indirecta-, hechos que el testigo conoció a través de una operación que no es procesal
sino extraprocesal; el perito, en cambio, realiza una observación que tiene un carácter
procesal, versa sobre hechos deducidos -no percibidos-, y se fundamenta, no en la expe-
riencia que tuvo de ellos, sino en sus conocimientos técnicos (cfr. ZuANAZZI, G., Psicología
e psichiatria .. ., cit., 305-306).
33. Vid. G1ANESIN, B., Perizia e capacitá consensuale .. ., cit., 101; GRAMUNT, Il. -WAUCK, L.
A., Moral certitude and the collaboration of the Court Experts in cases of concensual incapacity,
Studia Canonica 20 (1986) 76.
34. Vid. CARNELUTTI, F., La prueba civil, Buenos Aires 1955, 67. Frente a esta conside-
ración, hay que afirmar la diferencia esencial que existe entre el perito y el juez: el perito
extrae conclusiones, expresa su opinión, realiza una valoración del contenido de las actas ...
y einite un juicio, sin embargo todo ello tiene un carácter informador-probatorio y un conte-
nido técnico, no tiene un carácter decisor apodíctico, ni un contenido jurídico; el perito, por
tanto, ni es juez, ni tampoco auxiliar del juez: el que reciba su «encargo» a través de una acto
procesal, no significa que se le pueda considerar como auxiliar del juez, ya que la Inisión del
perito es técnica, y la del juez tiene que ver con la potestad jurisdiccional (Cfr. BERLINGO, S.,
Perizia e fanzione consultiva, en Giustizia e carita nell'«economía» della Chiesa. Contributi per una
teoría genera/e del diritto canonico, Torino 1991, 199).
35. Vid. SILVA MELERO, V., La prueba procesal, vol, 1, Madrid 1963, 274-275.
36. Vid. CARNELUTTI, F., Sistema de derecho procesal civil, vol. 2, Buenos Aires 1944, 218.
166 Carlos Moran
to, por tanto, no se limita a concretar hechos -como ocurre con la prueba
documental-, ni se limita -como ocurre en la prueba testifical- a narrar
sucesos, ni tampoco a dar un consejo que se le pide, sino que el perito
emite un juicio valorativo, todo ello desde la perspectiva de la ciencia en
la que es experto. Es decir, el perito, más allá de constatar hechos, lo que
hace es tecnificar esos hechos, sitúa esos hechos a la luz de las precisiones-
conocimientos técnicos que posee. Con ello se pretende contribuir a for-
mar una cierta convicción en el juez que le permita asomarse a la certeza
moral requerida para el pronunciamiento final.
37. La norma del can. 1575 -repetida en parte por el art. 204 § 1 DC- establece algunas
diferencias respecto a la del can. 1793 del CIC' 17, pues éste distinguía únicamente entre
causas privadas, en las que la iniciativa correspondía a las partes -el juez designaba, pero
a ruego de las partes-, y causas públicas, en las que el juez tenía una mayor intervención.
El CIC' 83, en cambio, distingue entre peritos oficiales y peritos privados, no entre causas
privadas y causas públicas: los peritos oficiales o públicos son nombrados por el juez pre-
sidente o ponente (arts. 46 § 2, 15º y 47 § 2 DC); los peritos privados fueron elegidos por
las partes, son peritos extrajudiciales que se convierten en judiciales -no en perito públicos
u oficiales- si el juez, al amparo del citado can. 1575 (art. 204 § 1 DC), decide asumir esos
«dictámenes ya elaborados por otros peritos».
38. Según esto, puede existir, bien una propuesta previa de las partes -posibilidad que
no existía en el CIC'17-, o, si no existe tal, el juez, antes de nombrar al perito, debe «oír a las
partes» -también al defensor del vínculo o, en su caso, al promotor de justicia-, aunque no
está vinculado por el parecer de éstas.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 167
por parte del juez 39 : las partes podrán seguir proponiendo, pero el juez
-que no está vinculado por esa propuesta- no tiene la obligación de oírlas
antes de la designación del perito.
Una vez designado el perito por el juez, le corresponde a éste fijar el
objeto-contenido de la pericia. Lo que establece el art. 207 § 1 al respecto
es lo siguiente: «el juez, teniendo en cuenta lo que eventualmente hubiese
sido aducido por las partes o el defensor del vínculo, resolverá mediante
decreto cuáles son los capítulos sobre los que debe versar el trabajo del
perito». Comparando este artículo con el can. 1577 § 1 se advierte también
alguna diferencia: el art. 207 § 1-siguiendo el criterio de la PME-ha supe-
rado la laguna que existe en el can. 1577 § 1 en relación a la posibilidad del
defensor del vínculo de presentar cuestiones al perito 40; en consecuencia,
el defensor del vínculo y las partes privadas pueden «aducir» -esto es,
proponer, exponer, invocar, inferir- cuestiones sobre el objeto de la pericia
al juez, lo que no significa que el juez esté vinculado por sus preguntas o
por las de las partes privadas 41 • Así es, hay que dejar claro que el juez no
está obligado por las preguntas ni del defensor del vínculo -o si partici-
para también el promotor de justicia- ni de las partes privadas, sino que
a lo que le obliga el citado artículo es a considerar lo que eventualmen-
te pudieran aducir, consideración que tendrá diversa plasmación en las
preguntas que el juez, de manera autónoma, presente al perito: tener en
cuenta lo que puedan aducir no significa que el juez tenga que preguntar
al perito necesariamente lo que las partes propongan. En este sentido, el
no sometimiento del juez a las cuestiones de las partes no será suscepti-
ble de recurso, ni originará ninguna causa incidental, ni, por ejemplo, tal
como hemos visto en alguna ocasión en la praxis forense, podrá fundar
recusación alguna de los jueces, de hecho, el art. 68 § 5 establece que «no
puede considerarse fundada la recusación planteada por actos realizados
legítimamente por el juez u otro ministro del Tribunal». La parte podrá,
42. Cfr. PEÑA GARCÍA, C., Título VII: las pruebas ..., cit., 356.
43. BAÑARES, J. l., Antropología cristiana y peritaje psiquiátrico ..., cit., 341-343.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 169
44. PEÑA GARCÍA, C., Título VII: las pruebas ... , cit., 356.
170 Carlos Moran
3.3.1. En todos los supuestos del can. 7095, debe analizarse si estamos o
no ante una anomalía (origen, gravedad, síntomas ... J
45. Vid. ÜLMos ORTEGA, Mª E., La intervención del perito ..., cit., 257-258.
46. PEÑA GARCÍA, C., Título VII: las pruebas ... , cit., 359.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 171
52. Cfr. BAÑARES, J. l., Antropología cristiana y peritaje psiquiátrico ... , cit., 358.
174 Carlos Moran
Por lo que respecta a las causas relativas al can. 1095, 1º, casi inexisten-
tes en la praxis forense canónica, nos limitamos a constatar lo que el art.
209 § 2, 1º dice: «en las causas de falta de uso de razón, (el juez) preguntará
si la anomalía perturbaba gravemente el uso de razón al tiempo de cele-
bración del matrimonio; con qué intensidad y con qué indicios se reveló».
En los supuestos del can. 1095, 1º, lo decisivo es apreciar si el sujeto
concreto, en el aquí y ahora en que acontece el acto concreto de contraer,
terúa o no suficiente uso de razón para realizarlo como acto humano. Sólo
se podrá concluir afirmando la carencia de uso de razón si se verifica una
anomalía que incida gravemente en la misma. Por lo que respecta a esta
anomalía que explica la insuficiencia actual del uso de razón, debe tener
una naturaleza que explique causal y proporcionadamente el suficiente
déficit de uso de razón, ya que, carecer de esta suficiencia intelectiva y
volitiva para el acto humano no es un estado habitual ni tampoco actual
de las operaciones intelectivas y volitivas propias de las facultades supe-
riores de cualquier ser humano; por ello es decisivo analizar los síntomas
y la intensidad como se reveló.
176 Carlos Moran
De acuerdo con el art. 209 § 2, 3º, el juez, «en las causas de incapacidad
de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio, preguntará por la
naturaleza y la gravedad de la causa psíquica por la cual la parte padeáa
no sólo una grave dificultad sino incluso una imposibilidad para efectuar
las acciones inherentes a las obligaciones del matrimonio».
Un primer aspecto sobre el que hay que llamar la atención es que, por
primera vez, se le da carácter de norma a la distinción entre dificultad e
incapacidad, distinción que desde el discurso a la Rota romana de 1987 se
54. Sólo cuando estuviéramos en casos de «suma dificultad» podríamos situarnos ante
una dificultad insuperable, equiparable por ello a una verdadera incapacidad. En tal caso,
al salirnos de la mera dificultad y situarnos en una dificultad rayana en la imposibilidad
real, se podría hablar de una dificultad equivalente a incapacidad.
178 Carlos Moran
56. Cfr. PANIZO ÜRALLO, S., La intimidad a prueba ..., cit., 187-188.
57. Cfr. ibídem, 187.
58. STSA, Quaesitum de usu periti in causis nullitatis matrimonii .. ., cit., n. 6: «si autem pars
sese examini periti subicere recuset, iudex a perito petere solet "votum" super solis actis,
etsi huiusmodi "votum" tamquam "peritia" sensu tecnico in arte psychiatrica vel psycho-
logica non consideratur».
59. Vid. entre otros ARROBA CONDE, M. J., Valoración de los informes periciales realizados
solamente sobre los autos de la causa, en AA. Vv., Curso de derecho matrimonial y procesal canónico
para profesionales del foro, vol. 16, Salamanca 2004, 111-136; GARCÍA MoNTAGUD, J., Propuesta de
actuación ante la ausencia del peritando, en MANZANARES, J. (ed.), La prueba en los procesos de nu-
lidad matrimonial. Cuestiones de actualidad en derecho canónico y derecho eclesiástico, Salamanca
2003, 461-470; HERNANDO CALVO, P., La prueba pericial psicológica realizada solamente sobre los
autos de la causa, en AA.VV., Curso de derecho matrimonial y procesal canónico para profesionales
del foro, vol. 13, Salamanca 1997, 295-319.
180 Carlos Moran
4.2.1 . Encabezamiento
60. Esta prueba pericial realizada sin inmediación, no sólo se produce en los supuestos
de negativa del individuo a someterse a la pericia, sino que también puede plantearse en
aquellas situaciones en las que, por discrepancia entre las pericias existentes, se acude al
peritior, considerándose que no es necesario que el individuo se someta nuevamente a los
«rigores» de la inmediación ante el perito. También puede ocurrir que, en determinados
supuestos, el juez -después de ponderar las circunstancias del caso-, considere oportuno y
más conveniente practicar la prueba pericial sólo sobre las actas, pensando por ejemplo que,
en función de las circunstancias personales, de los rasgos del sujeto en cuestión -rasgos que
han quedado suficientemente acreditados en el proceso- se tiene la certeza de que dicha
persona falsearía la prueba, consiguiéndose un resultado que vendría a poner una tela de
araña sobre la búsqueda de la verdad objetiva a la que se encamina todo el proceso.
61. BIANCHI, P., La perizie mediche .. ., cit., 175.
62. Cfr. ANTÓN VEIRA, M. E., La pericia psicológica ..., cit., 277-294.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 181
63. Téngase en cuenta que «la exploración del paciente se inicia en el momento en que
éste abre la puerta del consultorio y se dirige a nosotros, hasta el final de la última prueba.
Nuestra atención debe dirigirse a todos los detalles, a su forma de andar, de hablar, de mo-
verse, a su actitud y comportamiento, a su vestimenta ... , todo, absolutamente todo, tiene
su importancia» (CABRERA FoRNEIRo, J. - FUERTES RocAÑÍN, J. C., Psiquiatría y derecho: dos
ciencias obligadas a entenderse, Madrid 1997, 97).
182 Carlos Moran
64. En el mismo sentido vid. ARROBA CoNDE, M. J., Características generales y valoración
jurídica de la pericia ..., cit., 414.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 183
65. Vid. PoLAINO LoRENTE, A. - MARTÍNEZ CANO, P., Evaluación psicológica y psicopatología
de la familia, Pamplona 1999, 70-78.
66. Cfr. EsBEC RooRÍGUEZ, E., La exploración de la personalidad en psiquiatría forense, en
AA.VV., Psiquiatría legal y forense, Madrid 1994, 641.
67. Cfr. PovEDA AR1Ño, J. M., La entrevista clínica, en VALLEJo-NÁJERA, J. A. (ed.), Guía
práctica de psicología, Madrid 2005, 677.
184 Carlos Moran
68. PoLAINO LoRENTE, A. - MARTÍNEZ CANO, P., Evaluación psicológica ... , cit., 75; vid. AN-
TÓN VEIRA, M. E., La pericia psicológica ..., cit., 279-282; ZuANAZZI, G., Psicología e psichiatria .. .,
cit., 313-315.
69. Vid. ANASTASI, A., I test psicologici, Milano 1985; CoLAGIOVANNI, E., Rilevanza giuidica
dei test psicodiagnostici nelle cause di nullita di matrimonio, Monitor Ecclesiasticus 116 (1991)
505-517.
70. Cfr. VAGAGGINI, M., I test psicologici nel sistema penale, en AA.VV., Trattato di psicopa-
tolugia giudiziaria nel sistema penale, Milano 1987, 716; VERSALDI, G., L'oggetttiza delle prove in
campo psichico, Brescia 1979, 135.
71. Cfr. CoLAGIOVANNI, E., Rilevanza giuridica dei test ... , cit., 511.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 185
La razón de ello estriba en que, aunque es verdad que los test permiten
«un descubrimiento fácil, rápido y fiable de los rasgos de personalidad
del explorado, así como de algunos síntomas psicopatológicos que estén
presentes en él. .. y, además ... completan la entrevista clínica proporcio-
nando un mayor nivel de objetividad en la constatación de tales rasgos
o síntomas» 72, sin embargo, tienen un papel relativamente pequeño a la
hora de establecer un diagnóstico psiquiátrico, ya que éste suele atender
a los signos y síntomas observables en la entrevista clínica concreta 73, no
tanto a lo estandarizado en los test.
Además de ello, hay que tener en cuenta que, a la hora de hablar de los
test -especialmente de los test proyectivos- es necesario distinguir entre
los principios en los que se asientan, que pueden ser incontestables, y el
modo de aplicarlos e interpretarlos, que depende de múltiples variables,
entre ellas el ingenio y la buena técnica y experiencia del que lo realiza,
que ha de saber analizar todas aquellas variables que puedan actuar como
sesgos inhibidores de la realidad (angustia, depresión, falsedad intencio-
nada, conocimientos previos ... ) 74 •
Por tanto, se ha de considerar correcto el recurso a los test, pero siem-
pre que se haga con carácter subsidiario respecto de los resultados de
la entrevista, y también respecto del contenido de las restantes pruebas
practicadas en la causa.
En relación con los test, considero que es oportuno que se aporten a
los autos -aunque seguramente se debería discriminar su conocimiento a
partes- el resultado de los test practicados, pues eso permite establecer un
diálogo muy enriquecedor en fase de ratificación del perito, y permite ana-
lizar los criterios interpretativos base que ha usado el perito; además, eso
se convierte en un dato muy objetivo que puede ser muy bien analizado en
sucesivas instancias por los sucesivos peritos que, en su caso, se designaran.
72. SÁNCHEZ BLANQUÉ, A.- GISBERT CALABUIG, J. A., Los métodos paraclínicos y la explora-
ción complementaria forense, enAA.Vv., Psiquiatría legal ... , cit., 603.
73. Cfr. ZuANAZZI, G., Psicología e psichiatria .. ., cit., 297.
74. Cfr. CoLAGIOVANNI, E., Rilevanza giuridica dei test ... , cit., 505.
186 Carlos Moran
78. Tiene razón BAÑARES cuando afirma que «no se trata de sustituir la certeza moral a
la que debe llegar el juez de la causa, por la certeza científica que pueda tener el perito en
el dictamen realizado. Se trata simplemente de señalar que la valoración de los matices que
el perito pueda aportar acerca de su propia certeza en las conclusiones de la pericia puede
resultar una aportación digna de ser sopesada adecuadamente» (BAÑARES, J. l., Antropología
cristiana y peritaje psiquiátrico ..., cit., 359).
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 189
79. Por ejemplo, en las en las sentencias publicadas por la Rota Romana de 1990 a 1995,
el DSM es mencionado en más de 200 veces; si nos centramos en el año 1998 por ejemplo,
en 97 decretos ratificatorios es citado en 14 ocasiones, y en 142 sentencias de ese mismo
año aparece en 165 veces, siendo llamativo una coram Burke, de 9 de julio de 1998 en la
que el DSM es mencionado 100 veces (la sentencia es la 75/98, con número de protocolo
16.551); este mismo ponente tiene un artículo muy interesante en el que trata la cuestión de
la evolución del DSM y su recepción en el ámbito de la jurisprudencia (BuRKE, C., Relevancia
jurídica de las pericias psiquiátricas. Su aplicación en un ejemplo concreto: la homosexualidad, lus
Canonicum 41 [2001] 105-144).
190 Carlos Moran
80. AA.Vv. - DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Bar-
celona 2002, XXXI-XXXII.
81. Esto mismo parece indicar el Romano Pontífice en el Discurso a la Rota de 1988
(JuAN PABLO 11, Discurso a la Rota romana de 1988, en LIZARRAGA ARTOLA, A., Discursos pon-
tificios ... , cit., 166-167, n. 7). En relación con esta cuestión, BAÑARES señala una serie de li-
mitaciones del DSM-IV (cfr. BAÑARES, J. l., Antropología cristiana y peritaje psiquiátrico ..., cit.,
363-365).
82. JuAN Pablo 11, Discurso a la Rota romana de 5 de febrero de 1987, en LIZARRAGA ARTOLA,
A., Discursos pontificios ..., cit., 160, n. 6.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 191
83. Cfr. PANIZO ÜRALLO, S., La inmadurez de la persona y el matrimonio, Salamanca 1996,
40-42.
84. Ibídem, 41.
85. Cfr. Ibídem, 41-42.
192 Carlos Moran
86. DEv1s EcHANDÍA, H., Función y naturaleza de la peritación y del perito ..., cit., 872.
87. Cfr. ZuANAZZI, G., Psicología e psichiatria nelle cause matrimoniali .. ., cit., 306.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 193
De acuerdo con el art. 211 (can. 1578 § 3), «el perito puede ser llamado
por el juez para revisar sus conclusiones y añadir las explicaciones que
aparezcan necesarias». Es lo que se llama la ratificación del perito. En ella,
cualquier punto del informe pericial que requiera de precisión o explica-
ción pueden ser inquiridas por el juez al perito, o incluso puede ser el pro-
pio perito quien venga a explicar de manera más accesible el contenido de
su informe ..., todo ello con el fin de aclarar aquellos aspectos susceptibles
de aclaración, precisión y desarrollo.
88. JuAN PABLO II, Discurso a la Rota Romana de 1987, en LIZARRAGA ARTOLA, A., Discursos
pontificios ... , cit., 160-161, n. 8.
89. ARROBA CoNDE, M. J., Características generales ..., cit., 413.
194 Carlos Moran
apriorística y rigorista por parte del juez, que le lleve a desatender la pe-
ricia sin motivación alguna 9°.
En este momento, además de las cuestiones puntuales que necesiten
de precisión y explicación, podrán suscitarse temas como la concepción
antropológica de la que parte el perito, así como su visión concreta de la
persona y del matrimonio; muy interesante será indagar a propósito de
los aspectos nuevos relacionados con la conducta, la personalidad del pe-
ritando ... que pudieran haber surgido durante la práctica de la pericia 91 •
5. VALORACIÓN DE LA PERICIA
una eficacia determinada a ciertas pruebas --cann. 1536, 1538, 1541, 1542-,
lo cierto es que el can. 1608 § 3 consagra el principio de libre apreciación
de las pruebas al indicar que «el juez debe valorar las pruebas según su
conciencia, respetando las normas sobre la eficacia de ciertas pruebas».
En el caso concreto del valor que ha de tener la pericia, históricamente
se han dado dos orientaciones que podemos resumir en los axiomas si-
guientes: por una parte, «peritis in arte credendum est» 95 (los peritos de-
ben ser creídos) y por otra parte, «dictum periti non transit in rem iudica-
tam» (lo dicho por los peritos nunca tienen autoridad de cosa juzgada) 96 •
En realidad, no existe ninguna ley que fije el valor que se ha de dar a
la pericia. El can. 1579 § 1 -recogido en el art. 212 § 1 DC- indica que «el
juez ha de ponderar atentamente no sólo las conclusiones de los peritos,
aunque éstas sean concordes, sino también las demás circunstancias de la
causa», lo que es tanto como afirmar el principio de libre valoración de la
prueba pericial por parte del juez, o la no vinculación del órgano judicial
por los resultados de la prueba pericial.
Desde el punto de vista funcional, la razón de ser de la no vinculación
del juez por los dictámenes de los peritos se encuentra en que éstos no
son jueces, sino que su función es aportar unos datos técnicos que con-
tribuyan a que el juez alcance el convencimiento y la certeza moral nece-
saria para dictar sentencia. Es la diferencia entre el munus iudicandi del
juez, y el munus consulendi del perito. El perito no puede ocupar nunca el
lugar del juez, sino que debe persuadir y convencer al juez por la fuerza
de sus argumentos y razones, y no por la fuerza de su parecer. El juez,
por su parte, goza de gran discrecionalidad a la hora de la valoración
de la prueba pericial, no siendo ésta la única fuente de verdad con la
que cuenta en orden a conseguir el convencimiento propio del juzgador,
sino que ha de estimar el resto de circunstancias de la causa 97 • El juez,
al admitir u ordenar la pericia no delega en su oficio ni renuncia a él,
sino que continúa con su función de decidir la controversia en el caso
95. Cfr. RllIFFENSTUEL, Ius canonicum universum, vol. 1/2, Venetiis 1734, tit. 20, 274.
96. Cfr. G1ANSIN, B., Perizia e Capacita, cit., 125-129; ZuANAZZI, l., Il rapporto tra giudice
e perito secando la giurisprudenza della Rota Romana, en AA.Vv., Perizie e periti ..., cit, 182-190;
PALESTRO, V., Le perizie, en AA.Vv., I mezzi di prova nelle cause matrimoniali secando la Giuris-
prudenza rotale, Citta del Vaticano 1995, 87-92.
97. Cfr. Cfr. GrnssANI, Discrecionalita del giudice nella valuttazione delle prove, Citta del
Vaticano 1967, 184; LEszcE2YNSKI, G., La prova pericia/e nelle cause matrimoniali, Apollinaris
74 (2001) 542-543.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 197
6. CONCLUSIÓN
98. BoccAFOLA, K., Comentario al can. 1579, en MARZoA, A. - MIRAS, J. - RooRÍGUEZ OcA-
ÑA, R. (eds.), Comentario Exegético al Código de Derecho Canónico, vol. 4/2, 1419.
198 Carlos Moran
99. Vid. JuAN PABLO II, Discurso a la Rota Romana de 1987, en LIZARRAGA ARTOLA, A.,
Discursos pontificios ... , cit., 162.
La prueba de las anomalías graves del canon 1095 199
BIBLIOGRAFÍA
Clara de Cendra
Psicóloga
Perito del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica
Madrid
1 . I NTRODUCCIÓN
El ser humano se compone de tres dimensiones fundamentales: la di
mensión espiritual, la dimensión psicológica y la dimensión física. Para
centrar el contexto psicológico desde el que se estudia al ser humano, evi
tando así posibles psicologismos, se enmarca la teoría psicológica sisté
mica dentro de un pensamiento filosófico concreto: El Personalismo. Par
tiendo de este pensamiento filosófico puede afirmarse la importancia que
tiene la familia en la configuración de la identidad personal.
2. EL PENSAMIENTO PERSONALISTA
Importantes figuras como Emmanuel Mounier, Jacques Maritain, Edith
Stein y Karol Wojtyla participaron en la aparición del movimiento perso
nalista, llevándolo a configurarse como el pensamiento filosófico que es
en la actualidad. Juan Manuel Burgos, fundador de la Asociación Españo
la de Personalismo, recoge las ideas comunes de dichos pensadores. Bur
gos plantea que «el concepto de persona constituye el elemento central de
la antropología, es decir, toda la estructura de la antropología depende
206 Clara de Cendra
3. EL ENFOQUE SISTÉMICO
La familia como el lugar principal de crecimiento, desarrollo evolutivo
y madurativo, y de encuentro entre personas está en grave peligro. Y su
actual desmembramiento repercute directamente en algo fundamental: la
formación de las personas.
La teoría sistémica entiende a la familia como un sistema de relaciones.
En dicho sistema se afirma que el total es más que la suma de las partes.
En la familia existe una estructura jerárquica, con límites, reglas, mitos,
alianzas, coaliciones, etc. y una comunicación propia que buscan mante-
ner un cierto equilibrio interno en su evolución natural.
El sistema familiar es un ser vivo que, como el mismo ser individual,
tiene un proceso de madurez y plenitud. La vida familiar sigue una evolu-
ción natural denominada ciclos vitales familiares. Estos ciclos se recogen
como etapas que le ayudan a ésta a ir madurando, así como a los miem-
bros que componen el sistema familiar. Los llamados ciclos vitales de la
familia serían:
- Fundación y encuentro de la pareja.
- La novedad de ser padres.
- La familia con hijos en edad preescolar.
- La familia con hijos en edad escolar.
- La familia con hijos adolescentes.
- La familia con hijos jóvenes.
- La familia como centro de despegue.
- La familia sin control sobre los hijos.
- La familia después de la jubilación.
Cada cambio de ciclo supone un tiempo de falta de estabilidad, tiempo
que la familia vive como una crisis durante la cual aprende nuevas mane-
ras de seguir avanzando. Se presentan conflictos, tensiones, dificultades,
metas y logros característicos de cada etapa. Los problemas, o al menos
las percepciones de éstos, son diferentes para cada miembro del sistema
familiar. Las dificultades que vive la familia están relacionadas con los
conflictos básicos de la etapa de desarrollo vital en que se encuentra. Se
208 Clara de Cendra
puede afirmar por tanto que el cambio de un ciclo vital a otro va asociado
a una crisis familiar y éstas se denominan crisis familiares normativas.
2. Cfr. Ríos GoNZÁLEZ, J. A., Manual de Orientación y Terapia Familiar, Madrid 1984 y
1994, 64-92; Ríos GoNZÁLEZ, J. A., ¿Enfermos o familias que hacen enfermar?, en Revista Espa-
ñola de Orientación y Psicopedagogía X, 17 (1999) 163-178.
Detección y tratamiento de anomalías frecuentes 209
La familia necesita un camino para recorrer, con unas pautas que pue-
dan ir verificando y así comprobando qué aspectos requieren de un ma-
yor esfuerzo. En esta etapa se establece un cierto tipo de unión conyugal
que va a regir la vida psíquica, emocional e instrumental de la pareja. El
contenido de la unión conyugal contiene fundamentalmente lo que cada
uno piensa acerca de sus obligaciones y deberes dentro del matrimonio,
así como de los bienes y beneficios que espera recibir del mismo.
Dicha unión está basada en aspectos reáprocos, acerca de lo que cada
uno piensa dar y lo que espera recibir del otro. La unión abarca cualquier
210 Clara de Cendra
3. Ríos GoNZÁLEZ, J. A., Manual de Orientación y Terapia Familiar, Madrid 1984, 74.
212 Clara de Cendra
6. LA INMADUREZ PSICOLÓGICA
4. Cfr. Gouw, R. L., Las transformaciones durante los primeros años y los intermedios de la
edad adulta, en SEMLSER, N. J. - ERICKSON, E. H., Trabajo y Amor en la edad adulta. Barcelona
1982; LEVINSON, D. J., Hacia una concepción del curso de la vida adulta, en SEMLSER, N. J. -
ErucKSoN, E. H. (eds.), Trabajo y amor en la edad adulta, Barcelona 1982; HAvINGHURST, R. J.,
History of development psychology: Socialization and Personality development though the life-spam,
en BALTS, P. B. - SHAIE, K. W. (eds.), Live Spam developmental psychology. Personality and socia-
lization, Nueva York 1973.
5. Las siglas corresponden al manual de diagnóstico para las enfermedades psiquiátri-
cas de la Asociación Americana de psiquiatría: AMERICAN PsYCHIATRIC AssocIATION, Diag-
nostic and statistical manual of mental disorders, Texto revisado, Washington 42000.
6. Las siglas corresponden a la clasificación de enfermedades de la OMS: ORGANIZACIÓN
MUNDIAL DE LA SALUD, Trastornos mentales y del comportamiento, (CIE-10), Madrid 101992.
Detección y tratamiento de anomalías frecuentes 213
7. CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
WnTCHEN, H. U. y cols, The size and burden of mental disorders and other dis-
orders of the brain in Europe 2010, en European Neuropsychopharmacology
21 (2011) 655-679.
ZAcARÉs, J. J. - SERRA, E., La madurez personal: perspectivas desde la psicología,
Madrid 1998.
MEDIACIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA VIDA FAMILIAR
Javier Escrivá
Universidad de Valencia
Instituto de Ciencias para la Familia. Universidad de Navarra
Pamplona
Sumario: l. Resolución de conflictos. 1.1. El conflicto es parte consustancial de la vida cotidiana. 1.2. Cri-
sis matrimoniales: ¿son todas iguales? l.3. Aproximaciones al conflicto. l.4. ¿Se puede restaurar una familia
en crisis?, ¿cómo resolver los conflictos? l.5. Una clave de la solución: pedir ayuda profesional. l.6. Ninguna
intervención, sin previa evaluación. 2. ¿En qué medida la mediación puede ayudar a superar una crisis
matrimonial? 2.1. ¿Qué es la mediación? 2.2. La mediación familiar: un instrumento al servicio de la familia
en crisis. 2.3. Límites de la mediación. 2.4. Reconciliación y mediación familiar. 2.5. Dimensión educativa de
la mediación. 3. Los sujetos intervinientes en el proceso de mediación. 3.1. Las partes en conflicto: sujetos
activos del proceso de negociación. 3.2. El mediador y sus funciones. 4. Virtudes primarias del mediador
familiar: modestia y sensatez. 4.1. Seamos realistas. 4.2. Seamos idealistas. 4.3. Seamos responsables. 5.
Diecisiete consejos y veinte estrategias recomendables para el mediador. 6. Actitud social frente a
las crisis matrimoniales.
1. RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
En las relaciones con la demás personas los conflictos son muy frecuen-
tes, incluso con aquellos que mejor nos llevamos, con quienes comparti-
mos intereses comunes o con quienes más queremos. Esto es algo nor-
mal, ya que somos personas con opiniones, valores, deseos, expectativas,
y necesidades diferentes a las de los demás. Por tanto, siempre llega un
momento en que esas diferencias en intereses, sentimientos y puntos de
vista dan lugar a situaciones conflictivas. Puesto que, según demuestra la
experiencia, los conflictos son inevitables, la posición más adecuada ante
ellos es aceptar su existencia como algo normal y aprender a manejarlos y
resolverlos de forma constructiva.
Sin embargo, cuando se pregunta cuál es el significado que para cada
persona tiene la palabra conflicto, la respuesta casi siempre coincide con
términos como: tensión, ira, riña, enfado, malestar, frustración etc. Parece
218 Javier Escrivá
lógico, ni psicológico, etc. de las mismas. Las causas de los concretos fra-
casos en la convivencia matrimonial son muy variadas y con frecuencia
complejas. Se ha escrito mucho y desde muy diversas ciencias acerca de
las causas que motivan las crisis conyugales y familiares, basta consultar
la bibliografía especializada que presta su atención al tema para advertir
esa complejidad, y a ella nos remitimos.
En este epígrafe introductorio, se trata sólo de ofrecer algunos consejos
y reflexiones, fruto de la experiencia, en orden a la labor del profesional en
la tarea de identificación de la naturaleza y fases de la crisis matrimonial
que el cliente presenta.
a) Evitación
Manejar un conflicto de forma positiva requiere de una serie de habi-
lidades y herramientas que no todas las personas tienen, ya sea por cues-
tiones de conocimiento, de disposición o de formación. Esto hace que a
menudo nos encontremos perdidos ante una situación de conflicto. Al
mismo tiempo hay una actitud social generalizada de que el conflicto es
malo y perturbador que hace que muchos de nosotros elijamos evitar el
conflicto. La forma mas obvia seria evitar por completo a la otra persona o
agente del conflicto.
b) Negación
Una manera muy común de evitar el conflicto es la negación. Cuando
una persona niega el conflicto puede que este enfadada o herida, pero
en lugar de expresarlo escoge tragarse estas reacciones y sentimientos.
Esto no solo no soluciona el conflicto sino que añade mas «leña al fuego»
provocando lo que en un principio queríamos evitar. En ocasiones la ne-
gación puede llegar a ser tan extrema que se es reacio a admitir, incluso
uno mismo, que el conflicto existe.
c) Acomodación
Otra forma de evitar el conflicto es la acomodación/adaptación. Los que se
acomodan son aquellos que sienten que estar de acuerdo es más fácil que
224 Javier Escrivá
d) Confrontación o enfrentamiento
Mientras ciertas personas tienden a evitar el conflicto otras lo confron-
tan cara a cara. Cuando esto sucede lo más probable es que vea se el con-
flicto como una situación de «pérdida-ganancia» creyendo que una perso-
na está en lo cierto y la otra equivocada. Los sujetos enfrentados se hallan
determinados a ganar probando quién tiene la razón. Pueden permanecer
inamovibles en su opinión personal manteniendo su desacuerdo con la
opinión de la otra parte o persona tenazmente.
Una de las formas de esta confrontación es el uso del poder. Cuando el
conflicto implica a una persona que se encuentra en una posición de au-
toridad sobre la otra, la primera puede optar por la confrontación usando
su poder. Esta situación suele se común entre padres e hijos, hermanos
mayores y menores, alumnos y profesores, empresa y trabajadores ... etc.
Ya hemos visto como la negación no es la mejor forma de solucionar el
conflicto ya que puede crear frustraciones, la confrontación, por su parte,
tampoco es la mejor formal de solucionar un conflicto ya que lo más pro-
bable es que un pequeño incidente escale rápidamente en una pelea seria
y larga. El resultado de ambos estilos es que no se realiza ningún progreso
hacia el establecimiento de la comunicación y el hallazgo de una solución
útil.
1.4. ¿Se puede restaurar una familia en crisis?, ¿cómo resolver los conflictos?
5. CASTELL, P., Relaciones familiares, Barcelona 1999; PoLAINo-LoRENTE, A., Diez principios
relevantes para la mejora de la familia del siglo XXI, Madrid 2007; BEcK, A., Con el amor no basta.
Cómo superar malentendido, resolver conflictos y enfrenatrse a los problemas de pareja, Madrid
2011.
Mediación y restauración de la vida familiar 227
Una vez que las personas en conflicto están de acuerdo en que hay
un problema del que son parte, y que deben resolverlo, tendrán que de-
cidir cuál es el método y el ámbito más apropiado para ello. La gama de
remedios va desde la más completa autodirección, pasando por el aseso-
ramiento u orientación familiar, la negociación, la mediación, la terapia
familiar, hasta llegar al proceso judicial.
Algunas veces no todas las partes de un conflicto están convencidas de
que son parte del mismo. Cuando esto sucede cualquier intento informal
de negociar una salida al conflicto se ve frustrado, generándose así la ne-
cesidad en la otra persona de denunciar la existencia de su participación
en el conflicto por medio de una demanda legal. Mediante la contratación
de un abogado y la presentación de una demanda una persona fuerza a
otra a comprometerse en la resolución de la disputa.
Hay otros supuestos en los que tampoco es posible o prudente intentar
todavía la superación del conflicto y la restauración de la vida en común:
se trata de los supuestos en los que el conflicto haya cursado con violencia,
6. SASHKIN, M., Cómo afrontar los conflictos, Fundación Ramón Areces, Madrid 1990; SIN-
GER,L., Resolución de conflictos. Técnicas de actuación en los ámbitos empresarial, familiar y legal,
Buenos Aires 1996.
228 Javier Escrivá
o en los que la relación conyugal sufra de una fuerte desigualdad entre las
personas, o en los que incidan de una manera especial las adicciones, o en
aquellos supuestos en los que las conductas de los esposos requieran, para
su superación, un periodo de separación.
a) Entender el conflicto
Para mediar en un conflicto entre dos personas es imprescindible
conocer el contenido del conflicto. Un conflicto se conoce cuando se es-
tudian sus antecedentes, las circunstancias en las que se presentó, las
características de las personas que en él intervienen, los principales con-
tenidos temáticos que en él se concitan, las actitudes que caracterizan a
las partes, los ámbitos en que éstas se comunican o no, las posiciones en
que se enrocan y no ceden un ápice, los pasos jurídicos que ya se han
dado, las expectativas que los cónyuges tienen respecto del proceso Me-
diador, la independencia entre el Mediador y cualquier otra instancia
que pueda estar entendiendo de la causa (por ejemplo, el juez, si el litigio
está iniciado), la neutralidad de unos y otros, la «buena voluntad» de las
partes, etc.
8. DEUTSCH, M., The resolution of the conflict, University Press, New Haven 1973.
234 Javier Escrivá
9. LóPEZ SAN Luís, R., Aspectos generales de la mediación familiar, en LóPEZ SAN Luis,
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10. Pm MuÑoz, F., La expresión «mediación familiar»: Un análisis tópico, en SOLETO MuÑoz,
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sidad emergente, 21 ss.
11. Cfr. BARONA VILAR, S., Solución extrajudicial de conflicto. Alternative dispute resolution
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los conflictos de ruptura de pareja, Madrid 1998; BusrnLo Eu<;ABE-URRIOL, D. J., Ensayo: media-
ción interdisciplinar familiar, Madrid 1993; CARDENAS, E. J., La mediación en los conflictos fami-
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en mediación, Buenos Aires 1999; EscruvA-IVARS, J., Matrimonio y mediación familiar. Principios
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mediación familiar, Madrid 1995; MARLow, L., Mediación familiar. Una práctica en busca de una
teoría. Una nueva visión del derecho, Barcelona 1999; MARTIN CASALS, M., La Mediación familiar
en derecho comparado, principios y clases de Mediación en el derecho europeo, conferencia recogida
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1997; SuARES M., Mediación. Conducción de disputas, comunicación y técnicas, Buenos Aires
1996; TENA PIAZUELO, l., La reconciliación de los cónyuges en situaciones de crisis matrimoniales,
Centro de Estudios Registrales, Madrid 2000; TORRERO MuÑoz, M., La mediación familiar:
Una alternativa a la resolución de conflictos familiares, Actualidad civil 23 (2000) 857-874; entre
otros.
Mediación y restauración de la vida familiar 235
- Concepto y naturaleza
En este contexto, podemos definir la mediación como una forma paáfi-
ca de resolución de disputas, que supone la posibilidad de que dos partes
12. ÜRozco PARDO, G., Notas acerca de la mediación en el Derecho español, Revista General
del Derecho 5 (2002) 733.
13. BERNAL SEMPER, T., La mediación familiar. Una solución a los conflictos de ruptura de
pareja, 1998, 51.
236 Javier Escrivá
14. TORRERO, M., La mediación familiar: una alternativa a la resolución de conflictos familiares,
La Ley. Revista de Actualidad Civil - Nº 23 - 5 al 11 de junio de 2000.
238 Javier Escrivá
Esto, en ocasiones, puede exceder con mucho las tareas que son pro-
pias del Mediador, por lo que no es aconsejable pedirle que haga aquello
para lo que no está capacitado. Pero, no obstante, si el Mediador tiene
claro cuál es el bien de la familia -y está obligado a tener muy claro cuál es
este bien-, entonces se servirá de los recursos necesarios para lograrlo. El
mejor recurso es derivar o dirigir al experto más competente en el tema de
que se trate (psiquiatra, psicólogo, terapeuta familiar, abogado, etc.) a sus
clientes, según las características que haya observado en aquella pareja, y
debe de hacerlo cuanto antes. De esta forma, el Mediador no asume una
tarea profesional para la que no está preparado, pero tampoco deja de
cumplir con la función profesional de la que sí es responsable.
17. Ibídem.
Mediación y restauración de la vida familiar 243
18. BAXAuu, E., La mediación familiar una herramienta de prevención, en el Seminario sobre
mecanismos de prevención frente a las crisis familiares, organizado por el Área de Derecho
y Ciencias Sociales de The Family Watch, Madrid 10 de febrero de 2012 (http://www.thefa-
milywatch.org/act-mpcf-es.php).
19. BERNAL, A. Fundamentos del estudio y práctica de la educación familiar, en BERNAL, A. -
RrnAs, S. - URPI, C., Educación Familiar. Infancia y Adolescencia, Madrid 2012; MARTÍNEZ GoN-
ZÁLEZ, M., Orientación familiar, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid 2002.
20. BERNAL, A., Ibídem.
244 Javier Escrivá
21. Veamos un ejemplo ilustrativo de esta idea: a su muerte, un jeque del desierto legó
diecinueve camellos de su propiedad a sus tres hijos. Dejó la mitad de los camellos a su pri-
mer hijo; la cuarta parte, al segundo, y la quinta parte, al tercero. Como no era una división
exacta, los herederos acordaron nombrar a un Mediador para solucionar el conflicto.
El Mediador llegó a la aldea montado en su propio camello. Tras solicitar la informa-
ción necesaria y escuchar a las partes en conflicto, evaluó la situación. El Mediador añadió
su propio camello a la herencia. Los herederos tenían ahora veinte camellos. El Mediador
propuso entonces que las partes en conflicto, aplicando las cláusulas del testamento, pro-
cediesen al reparto.
El primero recibió la mitad (diez camellos), el segundo la cuarta parte (cinco camellos),
y el tercero la quinta parte (cuatro camellos). Esto sumó la cantidad total de diecinueve
camellos, que era la cantidad que se les había legado en el testamento; dejando al Mediador
con su propio camello, el camello en el que había llegado, y en el que, tras solucionarse la
disputa, se marchó de la aldea.
Mediación y restauración de la vida familiar 245
Las funciones del Mediador son complejas y muy diversas. Entre otras
funciones podemos subrayar las siguientes:
Ganarse la confianza de las partes, de modo que compartan con él infor-
mación confidencial sobre sus intereses y alternativas. El éxito de la me-
diación pasa necesariamente por la confidencialidad de la materia someti-
da a mediación, así como por el intercambio de información que se vierte
a lo largo del procedimiento, sobre todo si tenemos en cuenta que, por re-
gla general, la negociación se inicia desde un cierto clima de desconfianza
por ambos lados. Esa desconfianza deberá ir limándose poco a poco por
el Mediador, haciéndoles cada vez más partícipes del proceso Mediador,
instándoles a que propongan soluciones, asumiendo que la decisión que
se adopte deber ser el resultado de una participación de las partes que se
posicionan y toman un acuerdo como solución a su conflicto 22 •
Motivar, conciliar y restaurar el diálogo entre las partes. El Mediador debe
asumir que no hay, por ambas partes, una actitud activa para participar
en la negociación; lo contrario significaría que las partes ya se habrían
puesto de acuerdo para solucionarlo. De ahí que la función principal del
Mediador consistirá en motivar a las partes a restaurar la comunicación
22. CouLsoN, R., Professional Mediation of Civil Disputes, American Arbitration Associa-
tion, 1984, 17.
246 Javier Escrivá
entre ellos, antes interrumpida. Esto constituye «la sustancia» del proceso
Mediador.
Facilitar la comunicación entre las partes y, por tanto, también ayudar a
resolver o aclarar lo que pueden ser sólo «malentendidos», para que no
interfieran la objetivación de los verdaderos problemas.
Se trata de que los sujetos lleguen no sólo a tomar parte en el proce-
dimiento, sino que lleguen a sentirse protagonistas del procedimiento,
puesto que son ellos mismos los que, haciendo concesiones, deben alcan-
zar el acuerdo o la solución de su conflicto.
Ayudar a objetivar y a redefinir los problemas que separa o enfrenta a los
cónyuges y que muchas veces está oscurecido y enredado a causa de la
incomunicación, las falsas atribuciones y el resentimiento entre ellos.
Actuar como guía imparcial de la discusión y asegurar que todas las par-
tes tengan la oportunidad de hablar.
Trasladar la información. Trasladar de uno a otro una selección de la in-
formación, traduciéndola de un lenguaje negativo a uno positivo.
Proteger los intereses de los hijos. Focalizar la atención en las necesidades
de los hijos de manera que éstas sean satisfechas, sin retardos ni apla-
zamientos de funestas consecuencias para ellos. El Mediador debe ser
consciente de que, con independencia de cual sea la duración del proceso
Mediador, los hijos tienen necesidades que, en ningún caso, pueden ni
deben esperar.
Ayudar a generar ideas y soluciones creativas. Trabajar con las partes para
generar ideas creativas y estimular la proposición de soluciones imagina-
tivas que cubran sus respectivas necesidades.
Contribuir a analizar las ventajas y los inconvenientes y, en su caso, las
consecuencias de las distintas opciones posibles. En otras palabras, actuar
como «representante de la realidad» y ayudar a las partes a ser más rea-
listas con respecto a sus alternativas y a las soluciones.
Efectuar recomendaciones. Si las partes lo piden y ante determinadas si-
tuaciones, el Mediador puede efectuar recomendaciones para favorecer la
posibilidad de llegar a un acuerdo o desbloquear situaciones.
Proponer, en su caso, alternativas viables para que las estudien las par-
tes.
Urgir y estimular a las partes a que lleguen a los necesarios acuerdos. Si no
hay acuerdos entre ellos, la mediación no será todo lo eficaz que se espera
de ella. Tampoco basta ni es suficiente con que se llegue a los acuerdos. Es
Mediación y restauración de la vida familiar 247
preciso, además, que las partes se comprometan con ellos y que los lleven
a término. Cuando esto se lleva a cabo, tal opción reobra y modifica la
situación, lo que también sirve de una eficaz ayuda a la posible reconci-
liación de los cónyuges.
Mantener viva la negociación cuando las partes están dispuestas a aban-
donar y el acuerdo se ve viable o posible
Derivar a los cónyuges y, en su caso, a cualquier miembro de la familia
hacia un especialista competente cuando el caso lo requiera.
En definitiva, la función del Mediador es proteger a las partes y colo-
carlas en condiciones de alcanzar o desarrollar un acuerdo.
La filosofía que rige la Mediación resulta tan atrayente, que puede dar
lugar a una visión excesivamente optimista de ella, llegando al error de
creer que la mediación es la alternativa por excelencia para la resolución
de todos los problemas o conflictos familiares. Y aunque ése sería el fin
a perseguir, ni se debe ni se puede perder el contacto con la realidad.
La aplicación de una técnica, como es en este caso la mediación, pres-
cindiendo de los determinantes del contexto en el cual se aplica, es una
actitud irreflexiva, cuando no temeraria. Por más loable que sea el prota-
gonismo de las partes en la resolución del conflicto, no se puede aplicar
este principio indiscriminadamente sin correr el riesgo de incrementar la
frustración de las partes e, incluso, de generar una imagen negativa que
dificultará la aplicación de dicha técnica en aquellos casos en los que sí
sea apropiada.
Mediación y restauración de la vida familiar 249
entre sus miembros: esto es, entre los cónyuges, entre padres e hijos, entre
hermanos, entre hijos y otros miembros de la familia (abuelos, tíos, sobri-
nos, ... ), etc. Es evidente que cualquier grupo familiar que se encuentre
inmerso en un ambiente de conflicto está destinado a continuar su rela-
ción, aunque sea moviéndose en otros parámetros diferentes, sin romper
necesariamente el vínculo que los relaciona. La familia, unida o separada,
sigue siendo una familia y, guste o no, tendrá que continuar vinculada,
más allá de la separación o divorcio, y, por lo tanto, es útil preservar y no
arriesgar los vínculos ante los conflictos.
Si hablamos de a quién va dirigida la Mediación Familiar, nos queda-
remos con una visión parcial si pensamos únicamente en «problemas de
pareja». Lo que va mostrando la experiencia es que la mediación también
es una buena herramienta para la solución de los problemas de relación y
comunicación entre padres e hijos, entre hermanos y entre todas aquellas
personas unidas por parentesco o afinidad.
En el ámbito de la separación, la disolución o la nulidad del matrimo-
nio, el objetivo inmediato de la Mediación Familiar no es tratar el impacto
emocional de la ruptura conyugal, tema que suele dejarse en manos de
otros profesionales; en la mayoría de casos, profesionales del ámbito de
la orientación y la terapia familiar. En determinados casos, el Mediador
puede -e incluso debería- informar a las partes sobre la posibilidad o con-
veniencia de recurrir a la orientación o el asesoramiento familiar u otras
formas de terapia, en tanto que formas de solucionar los problemas con-
yugales o familiares.
b) ¿Cómo mediar?
17. Ayudar a trazar un mapa del conflicto que recoja los intereses y
objetivos de cada una de las partes.
18. Mantener una neutralidad activa, equilibrando la participación y
ayudando a defender los intereses de ambas partes.
19. Resistir la tentación de darles consejos prematuros, diciéndoles lo
qué deben o no deben hacer.
20. No entrometerse demasiado, si no se está seguro de que los inte-
resados lo desean.
25. Cfr. Las conclusiones del Seminario sobre Mecanismos de Prevención frente a las Crisis
Familiares, celebrado en Madrid el 10 de febrero de 2012, organizado por el Área de Derecho
y Ciencias Sociales de Toe Family Watch: http://www.thefamilywatch.org.
Mediación y restauración de la vida familiar 261
gral, incluyendo por lo tanto todas las opciones de que pueden disponer
los cónyuges para hacer frente a la crisis, incluida la reconciliación.
En tercer lugar, se debe apostar por la «mediación preventiva» frente
a la «mediación correctiva». La mediación preventiva interviene antes in-
cluso de que se considere la ruptura, y la mediación reactiva se aplica al
estallar una crisis de ruptura en la pareja encaminada a la separación. La
mediación, en estos casos, consiste en facilitar el reencuentro, el diálogo, la
mutua comprensión, con el ánimo de introducir reflexión en situaciones
de enfrentamiento.
En cuarto lugar, es necesario fomentar entidades de mediación y aseso-
ramiento a los cónyuges durante el periodo de reflexión, así como garan-
tizar la existencia de un número suficiente de Mediadores familiares só-
lidamente formados, cuya actuación esté abierta tanto a la reconciliación,
como a la adecuada gestión, en su caso, de la ruptura definitiva.
En quinto lugar es preciso ofrecer a las parejas mecanismos previos de
formación, para ayudarles desde el primer momento de su matrimonio a
hacer frente a las eventuales crisis que puedan surgir.
En sexto lugar, la prevención está íntimamente ligada al concepto de
educación. Se deben impulsar las Escuelas de padres y a las actividades
de orientación familiar, y el fomento de las asociaciones que se dedican a
estas actividades.
La vida conyugal exige generosidad y grandeza para encontrar la for-
ma de resolver los problemas y lograr la reconciliación.
BIBLIOGRAFÍA
Sumario: l. Introducción. 2. Marco teórico referencial acerca de la materia. 2.1. Alocución al Tnüunal
de la Rota romana del año judicial 1988. 2.2. Artículo 56 § 4 de la Instrucción «Dignitas connubii». 3. Marco
teórico y realidad judicial. 3.1. Conciencia del alcance de la función del defensor del vínculo. 3.2. Examen
de los presupuestos antropológicos de la pericia. 3.3. Valoración de la pericia según su ajuste al método cien
tífico. 3.4. Sobre el cuestionario pericial presentado por el defensor del vínculo. 3.5. Intervención del defensor
del vínculo en caso de sentencia afirmativa. 4. Epílogo: conclusiones y propuestas. 4.1. Conclusiones. 4.2.
Propuestas.
1. I NTRODUCCIÓN
l. Los datos estadísticos de nuestro Tribunal dan cuenta de esta realidad. En concreto
en el año 2.011 se terminaron cuatrocientas dos causas (402), de las cuales, ciento doce (112)
eran sentencias y el resto - doscientos noventa- decretos ratificatorios (290). Un total de
trescientas cincuenta y una (351) de las citadas resoluciones judiciales, contemplan las cau-
sales previstas en el canon 1095, supuestos 2º y/o 3º. Ello se corresponde con un porcentaje
del 87'3.
2. Discurso del Papa JuAN PABLO II a la Rota romana de 28 de enero de 1982: «Solo una
persona competente puede asumir una responsabilidad semejante; y sería un grave error
considerarla de menor importancia» 82.9
Discurso del Papa JuAN PABLO II a la Rota Romana de 25 de enero de 1988; AAS 80
(1988) 1178-1185: «Ya que el matrimonio afecta al bien público de la iglesia, gaudet favore
iuris (canon 1.060), la función del defensor del vínculo es insustitmble y de la máxima im-
portancia»88.2
Refiriéndose a las causas por incapacidad afirma: «ello requiere que la intervención
del defensor del vínculo sea realmente cualificada y perspicaz, de modo que contribuya
eficazmente a la clarificación de los hechos y de los significados, convirtiéndose también
en las causas concretas, en una defensa de la visión cristiana de la naturaleza humana y del
matrimonio» 88.3
En cuanto a su misión se indica: «bajo esta luz, se puede apreciar cada vez mejor la
especial responsabilidad del defensor vinculi. Su deber no es defender a toda costa una reali-
dad inexistente, u oponerse de cualquier modo a una decisión fundada, sino, como expresa
Pío XII, él deberá hacer observaciones pro vínculo, salva semper veritate (ASS 2.10.44)» 82.9;
«La especial colaboración del defensor del vínculo en la dinámica procesal lo convierte
en un agente indispensable para evitar malentendidos a la hora de pronunciar sentencias,
especialmente allí donde la cultura dominante contrasta con la salvaguardia del vínculo
conyugal asumido por los contrayentes en el momento de casarse. Si su participación en el
El Defensor del vínculo en las causas del canon 1095 269
«En las causas por incapacidades a que se refiere el canon 1095, le corres-
ponde examinar si se han planteado con claridad al perito cuestiones pertinentes al
caso y que no excedan de su competencia; observar si las pericias se fundamentan
en los principios de la antropología cristiana y si se han realizado con método
científico haciendo notar al juez cualquier elemento afavor del vínculo que encuentre
en ellas. En caso de sentencia afirmativa, debe hacer constar al tribunal de apela-
ción si algo respecto a las pericias contrarias al vínculo no han sido pondera-
das adecuadamente por los jueces».
3. A este respecto, recuerdo una anécdota: a los pocos meses de ser nombrado Decano
del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica en España, Mons. Santiago Panizo
Orallo nos convocó a una reunión de trabajo a los tres Defensores del vínculo que ejerce-
mos en el mismo. Tras una serie de anotaciones de carácter organizativo y breve cambio de
impresiones al respecto, el Sr. Decano dio por concluido el encuentro haciéndonos entrega
a cada uno de los Defensores del vínculo de una fotocopia de la referida Alocución con el
siguiente comentario, más o menos literal: «sé que lo conocéis, sin duda lo tendréis, pero
os entrego una copia para que leáis de nuevo con atención este Discurso»; sin añadir nada
más, se cerró la sesión. Ciertamente, poco se puede apostillar al documento; solo es preciso
leerlo, aprehenderlo, hacerlo nuestro.
274 Laura Armentia
también que, según van pasando los años, la experiencia hace que valore
y aprecie con mayor profundidad el Discurso. Según indicaba en el apar-
tado precedente resulta llamativo el hecho de que, después de tantos años
de haberse escrito, no haya perdido vigencia.
La elaboración de esta ponencia, ha propiciado que realice una nueva
y exhaustiva lectura de la Alocución Pontifica a la Rota Romana del año
1988. Me ha vuelto a interpelar; comparto, a continuación, las inquietu-
des que esta relectura me ha suscitado y que desarrollo en los siguientes
puntos.
El que plantee este tema como primera cuestión que me surge tras dar
nueva lectura del Discurso Pontificio del año 1988 al Tribunal de la Rota
Romana y-sobre todo- como algo susceptible de crear controversia o pro-
vocar dificultades, entiendo puede resultar sorprendente:
- Por un lado, por tratarse de una cuestión tan general.
- por otro, porque la respuesta, que se puede dar a la misma, parece
obvia: «no sabemos lo que cada defensor del vínculo piensa sobre el
particular pero deberían todos conocer de la responsabilidad aneja
a su cargo».
Con todo, decido plasmar la referida cuestión porque entiendo preciso
resaltar el siguiente matiz acerca de la misma, aunque también resulte
obvio: una función o tarea se dignifica no sólo «ab extrínseco» sino que
el verdadero valor de la misma se lo otorgan las personas que lo ejercen.
En este sentido, resulta importante que el defensor del vínculo tenga pre-
sente la importancia de la labor legal que se le encomienda actuando en
consecuencia.
Se trata de reflexión que surge ante una de las primeras ideas expuestas
en el referido Discurso Pontificio del año 1988 respecto a que «se notan, a
veces, posturas que por desgracia, tienden a desvalorizar el papel del de-
fensor del vínculo hasta confundirlo con otros participantes en el proceso,
o reducirlo a un insignificante requisito formal haciendo que esté prácti-
camente ausente de la dialéctica procesal»; comentario que se realiza, tras
calificar su función «como insustituible y de la máxima importancia» 4 •
La Alocución Pontificia a la Rota romana del año 1988, que trata del
papel del defensor del vínculo en las causas por incapacidad, es clara res-
pecto a que el defensor del vínculo debe prestar especial atención en las
causas mencionadas a la correcta visión de la normalidad del contrayente.
Visión de la normalidad desde la antropología cristiana, que considera a
la persona humana en todas sus dimensiones -la terrena y la eterna, la
natural y la trascendente-; una visión integral de la persona para la cual el
concepto de normalidad comprende también moderadas formas de difi-
cultad psicológica. Acerca de esta cuestión hemos reseñado en el apartado
precedente las principales ideas manifestadas por el Romano Pontífice en
la Alocución citada. En este apartado dedicado a la práctica judicial y a
las dificultades que de las mismas se derivan o pueden derivarse para la
defensa del vínculo, propongo las siguientes reflexiones en relación con
esta cuestión concreta:
l. Entiendo que los defensores del vínculo podemos caer en el riesgo
que se describe a continuación: «dado que los peritos que inter-
vienen en los tribunales eclesiásticos, con carácter general, forman
parte del elenco de los mismos, son suficientemente conocidos y
gozan de experiencia en el ámbito judicial canónico, no cabe pre-
guntarse si sus informes son acordes con la antropología cristiana,
ya que se presupone lo son». Ahora bien, entiendo que se trata de
valorar -no al perito- sino el concreto informe pericial elaborado
para una particular causa de nulidad y si dicho informe, en sus
conclusiones psicológicas sobre el/los contrayentes, resultan acor-
des con la antropología cristiana relativa al concepto de normali-
dad de los contrayentes, lo cual -necesariamente- habrá de poner-
se en relación con el resto de actuaciones practicadas en la causa.
nistas. Publicaciones Universidad Pontifica Salamanca, 2003. Página 50-51). A este respecto,
resulta ilustrativo que habitualmente se procure describir o perfilar su función en sentido
negativo, es decir resaltando lo que no es, o lo que no le compete: no es mero auxiliar del
juez, no debe manifestarse sobre el fondo de la causa, no puede argumentar «pro nullita-
te» .... Resultan asimismo llamativas, las confusiones que su figura provoca en muchos de
los justiciables: cuando algunos le critican que no se comporte como «árbitro imparcial»;
cuando los demandados opuestos a la demanda se remiten a la justicia del tribunal y a la
defensa del vínculo para que actúe en defensa de sus intereses en juicio; cuando es califica-
do como «el malo de la película» sin tener en cuenta que su defensa del vínculo ha de ser,
en todo caso, razonable ...
El Defensor del vínculo en las causas del canon 1095 277
Simposio de Peritos de los Tribunales eclesiásticos, celebrado en Murcia; abril, 2012, cuyas
Actas están pendientes de publicación.
12. RooRÍGUEZ SunL, C., Relación y diferencia entre el informe clínico y el informe forense;
http:/www. papelesdel psicólogo.es/vernumero.asp id=823
13. PANIZO ÜRALLO, S., Temas procesales y nulidad matrimonial, Editorial Trivium, Madrid
1999, 607.
El Defensor del vínculo en las causas del canon 1095 281
El asunto aquí planteado dice relación con la primera de las tareas que
la Instrucción Dignitas connubii en su artículo 56 § 4 encomienda a la de-
fensa del vínculo en las causas por incapacidad a tenor del canon 1095. Ar-
tículo que recoge, con redacción similar, lo que se establece en el Discurso
pontificio a la Rota romana del año 1988 cuando se refiere a que la tarea
del defensor del vínculo ha de adecuarse a las distintas fases procesales.
Así, la Alocución papal establece textualmente: «el defensor del vín-
culo al cumplir su tarea, debe adecuar su acción a las distintas fases del
proceso. A él sobre todo corresponde, en interés de la verdad objetiva,
procurar que al perito se le hagan las preguntas de modo claro y perti-
nente, que se respete su competencia y no se pretendan de él respuestas
en materia canónica» 14.
15. Traducción tomada del texto oficial latino con traducción española de la Liberia
Editrice Vaticana.
16. ARROBA CoNDE, M. J., La primera instancia judicial en la Instrucción Dignitas connubii:
novedades, concreciones e innavaciones, en RODRÍGUEZ CHACÓN, R. - RUANO Es PINA, L. (coord. ),
Los procesos de nulidad de matrimonio canónico hoy (Actas de la Jornada especial habida en Madrid,
el día 23 de septiembre de 2005 para el estudio de la Instrucción Dignitas connubii, Madrid 2006,
51 SS.
17. PEÑA GARCÍA, C. - MoRÁN Busrns, C. M., Nulidad de matrimonio y proceso canónico.
Comentario adaptado a la Instrucción Dignitas connubii, Dykinson, Madrid 2007, 356, nota 510.
18. Y el correlativo artículo 207 de la Instrucción Dignitas connubii que afirma: «§1 Te-
niendo en cuenta lo que hubieran aducido las partes o el defensor del vínculo, el juez de-
terminará mediante decreto cada una de las cuestiones que debe considerar el dictamen de
los peritos».
19. «Es derecho de las partes y del Ininisterio público, si interviene, proponer al juez las
cuestiones a las que interesa que atienda el perito en la realización de su obra», en AA.Vv.,
Comentario al canon 1577 en Código de Derecho canónico. Edición bilingüe y anotada a cargo del
Instituto Martín de Azpicueta, 5ª edición revisada y actualizada, abril de 1992, 945-946.
El Defensor del vínculo en las causas del canon 1095 283
21. PANIZO ÜRALLO, S., Temas procesales y nulidad matrimonial. Editorial Trivium. Madrid
1999, página 604.
El Defensor del vínculo en las causas del canon 1095 285
4.1 . Conclusiones
l. El papel del defensor del vínculo en las causas de nulidad por in-
capacidad psíquica, es calificado como esencial por el Magisterio
Pontificio.
2. El defensor del vínculo debe tener como marco de referencia obli-
gado, para el recto desempeño de su labor, el Discurso del Papa
Juan Pablo II a la Rota Romana del año 1988 -cuya lectura reposa-
da se aconseja, encarecidamente, sea realizada de modo periódi-
co- y el artículo 56 § 4 de la IDC.
3. El Defensor del vínculo debe procurarse una formación continua
en Derecho matrimonial canónico y en las ciencias psicológicas y
psiquiátricas. Formación continua, a la que se le debe instar y que
debe favorecerse desde los propios tribunales donde ejerzan su
función. Podríamos afirmar que el Defensor del vínculo «no nace,
se hace»; afirmación que realizo teniendo en cuenta la compleji-
dad de nuestra función y la imagen poco halagüeña de nuestra
figura; cuestiones, ambas, a las que hemos hecho referencia 23 •
4.2. Propuestas
23. En este sentido permítanme una mínima anécdota personal: aludir las conversa-
ciones que mantengo con mi hijo mayor Raúl, que acaba de cumplir doce años, es una
constante en mis intervenciones (clases, ponencias); algunos de ustedes lo saben bien y, no
quiero resultar reiterativa. Pero -no es amor de madre, se lo aseguro- mi hijo tiene reflexio-
nes propias para cada ocasión: este año ha empezado la ESO y desde hace meses se muestra
preocupado por su futuro profesional (aunque desde los cuatro años quería ser meteoró-
logo -para dar las noticias del tiempo en los telediarios- ahora se plantea otras opciones y
vías). Un día como actúan los niños, de sopetón, me hizo la siguiente pregunta: «Mamá ¿tu
cuántos años tenías, exactamente, cuando decidiste que querías ser defensora del vínculo
del Tribunal de la Rota?»
Me sonreí, de primeras; callé unos largos segundos después intentando buscar oportu-
na respuesta; la respuesta, creo, que fue oportuna pero tan larga y compleja como requería
la pregunta, en mi opinión. Han pasado varios meses de aquello y mi hijo a mí (sí me consta
que lo ha hecho con otros miembros de la familia) no me ha vuelto a preguntar por mi
vocación profesional ni nada que se le parezca. Me puedo imaginar el motivo: para él, mi
tediosa contestación. Espero que ustedes, en el coloquio posterior, planteen cuestiones a las
que pueda dar más fácil respuesta.
288 Laura Armentia
BIBLIOGRAFÍA
Psicóloga
Perito del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica
Madrid
1. I NTRODUCCIÓN
l. Cfr. TACERO OuvA, J. E., La pericia psicológica, en TACERO OuvA, J. E., Nueva aproxima
ción a la pericia psicológica desde la dimensión personal del matrimonio y del proceso, Salamanca
2002, 13.
292 Clara de Cendra
3. INFORMACIÓN DISPONIBLE
2. Cfr. Ríos GoNZÁLEZ, J. A., Manual de Orientación y Terapia Familiar, Madrid 1984 y
1994, 92.
La pericia super actis: dimensión psiquiátrica 293
Estas personas tienden a ser muy independientes, su vida suele ser ori-
ginal, muestran interés en lo sobrenatural y son especialmente creativos.
«Oldham y Morris 10 proponen una serie de rasgos que caracterizan a los
individuos con un estilo excéntrico de la personalidad:
- Se basan en sus propios sentimientos y creencias independiente-
mente de que los demás comprendan su forma de ver el mundo.
25. ÜLDHAM, J. M. -
MoRRis, L. B., Autorretrato ..., cit.
26. V. E., Manual de trastornos ..., cit., 197-198.
CABALLO,
27. DSM-IV-TR, 283.
28. ÜLDHAM, J. M. - MoRRis, L. B., Autorretrato ..., cit.
300 Clara de Cendra
Suelen ser personas comedidas, detallistas, a las que les gusta el orden,
la rutina y la limpieza, y que almacenan objetos «por si acaso». «Entre las
características más llamativas de este tipo de personalidad encontramos
las siguientes 31 :
- Son comedidos y cautos en todos los aspectos de su vida, evitando
los excesos y las imprudencias.
- Gran parte de su tiempo lo dedican a actividades laborales, cui-
dando cada detalle de sus tareas y evitando concienzudamente
3.2.11. No especificados
4. MEDIOS DE ANÁLISIS
37. CEJALVO CALVO, J., La personalidad desde la perspectiva sistémica, en Ríos GoNZÁLEZ,
J. A., Personalidad, Madurez Humana y Contexto familiar, Madrid 2009, 109.
38. ID, 110.
39. ID, 109-110.
304 Clara de Cendra
5. CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
Sumario: l. La pericia super actis. 2. Obligatoriedad y posibilidad. 3. Los autos y su contenido. 3.1.
La documentación médica y su obtención. 4. La valoración judicial de la pericia sobre los autos. 4.1. El
valor probatorio de la ausencia del supuesto incapaz. 4.2. Peritus in arte credendus, iudex peritus peritorum.
4.3. Iudex peritus peritorum.
2. ÜBLIGATORIEDAD Y POSIBILIDAD
3. ÜRTIZ, M. A., Le dichiarazioni delle parti, la prova documenta/e e testimonia/e e la loro porta-
ta processuale nelle cause ex can. 1095, 1-2, AA.Vv., L'incapacita di intendere ... , cit., 359.
310 José Tomás Martín de Agar
4. Aunque sea en general y en abstracto, se puede pensar que el que algunos Colegios
profesionales y Códigos deontológicos no consideren del todo ortodoxa este tipo de pericia
obedece a razones científico técnicas, aunque puedan concurrir otras motivaciones como
puede ser el respeto de la voluntad e intimidad del paciente, si faltare su consentimiento.
5. BIANCHI, P., ¿Cuándo es nulo el matrimonio?, EUNSA, Pamplona 2005, 167-168.
Son interesantes las observaciones de HERNANDO CALVO sobre el interrogatorio de la
parte actora y sus testigos (1997, 307-310).
La pericia super actis: dificultades, certeza y valor objetivo 311
6. Principalmente: Legge sulla privacy 675, de 31 diciembre 1996, art. 22 y Legge 15 del
11 de febrero 2005, art. 16.7.
7. Sentenza 6681 del 14 de noviembre de 2006.
8. «Il perito ha verosimilmente la necesita di ripercorrere attraverso i dovuti riscontri
documentali di natura sanitaria, la storia clinica del periziando, al fine di fornire un quadro
nosografico suffcientemente dettagliato e scientificamente attendibile».
La pericia super actis: dificultades, certeza y valor objetivo 313
9. «Costituisce certamente una situazione giuridica di rango almeno pari alla tutela
del diritto alla riservatezza dei dati sensibili relativi alla salute, in quanto involgente un
significativo diritto della personalita».
10. Sentencia 5374 del 28 de octubre 2008.
314 José Tomás Martín de Agar
11. No es posible una digresión sobre, pero bastará aludir al, por llamarlo así, principio
del daño menor; es decir a la correspondiente obligación de reserva -reiterada en diversos
documentos: p. e. el disc. del Papa a la Rota de 1989 (nn. 6-9)- por parte de quienes en razón
de su participación en el proceso vienen a conocer datos sensibles de una persona (más si es
contra su voluntad) y que incumbe al juez hacer respetar; recurriendo cuando lo considere ne-
cesario a la facultad de no publicar ciertos actos según el can. 1598 § 1 (cf. ce. 1546 y 1548 § 2).
La pericia super actis: dificultades, certeza y valor objetivo 315
12. «Deve rimanere chiaro il principio che solo la incapacita, e non gia la difficolta a pres-
tare il consenso e a realizzare una vera comunita di vita e di amore, rende nullo il matrimo-
nio» (Disc. 1987, 7).
13. «Una vera incapacita e ipotizzabile solo in presenza di una seria forma di anomalia
che, comunque si voglia definire, deve intaccare sostanzialmente le capacita di intendere
e/o di volere del contraente» (Disc. 1987, 7).
14. «Solo le forme piu gravi di psicopatologia arrivano ad intaccare la liberta sostan-
ziale della persona» (Disc. 1988, 6). Brevemente, siguiendo la lúcida exposición de BIANCHI
en su resumen de las tendencias de la jurisprudencia rotal al respecto, puede señalarse que
estas más graves son las psicopatologías «mayores»: las psicosis (esquizofrénicas o ma-
niacodepresivas) en estado declarado o cualificado; en su presencia hay que presumir la
incapacidad aunque el consentimiento fuera prestado en intervalo lúcido. Si esas mismas
patologías no se hubieran todavía manifestado, habría que apurar si, aún latentes, han in-
fluido en el sujeto al momento de consentir disociando su percepción de sí y de lo exterior.
Otras patologías «menores», como las neurosis, pueden incapacitar cuando son graves e in-
fluyentes o referentes a los derechos y deberes esenciales del matrimonio (bloqueos sexua-
les, obsesiones de celos); asimismo, los desórdenes de la personalidad cuando son graves
y relevantes in re uxoria: violencia, erraticidad del comportamiento, asocialidad, etc. En el
caso de las intoxicaciones agudas o crónicas, hay que valorar de un lado su influjo en el acto
mismo de contraer (cantidad, tiempo, influjo real), de otro la dependencia y efectos dege-
nerativos presentes al contraer; o también si el uso de esas sustancias sea síntoma de otras
316 José Tomás Martín de Agar
patologías. La «inmadurez» tiene que ver con la normalidad; en buena medida depende si
por inmadurez se entiende no haber llegado al desarrollo máximo y óptimo de las posibi-
lidades humanas o del sujeto, o si se entiende la ineptitud radical para una cierta tarea. En
todo caso debe tratarse de una inmadurez grave (psicológica o afectiva), que no se da sin
una psicopatología precisa (cfr. BIANCHI, P., ¿Cuándo ... ?, cit., 163-166).
15. DEL AMo, L., sub can. 1531, en AA.Vv., Código de Derecho canónico. Edición anotada,
EUNSA, Pamplona 2007.
La pericia super actis: dificultades, certeza y valor objetivo 317
16. Por hacer un parangón, aunque sea en otro campo, parece claro que una pericia
grafológica es mucho más fiable cuando se usa para establecer si dos manuscritos proceden
del mismo puño, que para definir la personalidad de quien los escribió.
17. No me detengo en la posibilidad que siempre existe de recurrir a otro experto, pues
por este camino no se puede proceder ad infinitum, ni la respuesta del último, por más que
se le llame peritior o peritissimus, tiene más garantías de ciencia ni de certeza que la del
primero.
La pericia super actis: dificultades, certeza y valor objetivo 319
qué punto se podría llamar moral una certeza alcanzada forzándose por
prescindir de estos ámbitos de conocimiento.
18. MARTÍN DE AGAR, J. T., Giudice e perito a colloquio, en AA.Vv., L'incapacita di assumere
gli oneri essenziali del matrimonio, LEV, Citta del Vaticano 1998, 187-196. También en http;LL
bibliotecanonica.net/docsah/btcahj.pdf. p. 5-10.
La pericia super actis: dificultades, certeza y valor objetivo 321
grado de certeza que ha podido alcanzar con los datos que ha contado. El
juez por su parte, sin dudar de la rectitud del experto ni discutir su apti-
tud, tendrá que valorar si realmente con los datos que ha manejado puede
fiarse de sus conclusiones para decretar la incapacidad del sujeto.
BIBLIOGRAFÍA
EloyTejero
l. Cf. TEJERO, E., ¿Imposibilidad de cumplir o incapacidad de asumir las obligaciones esenciales
del matrimonio?, Pamplona 2007.
2. Cf. IDEM, La ignorancia y el error sobre la identidad del matrimonio, lus canonicum 35/69
(1995) 13-101.
324 EloyTejero
16. Ibídem, a. 7.
17. The Discernment of Spirits and Christian Antropology, Gregoriianum 59/3 (1978) 537-
569.
328 EloyTejero
23. Ibídem, ad 2.
24. JuAN PABLO II, Aloe. l. II. 2001, n. 4. Cf. S. Th. Suppl., q. 41, a. l.
25. S. Th, 1-2 q. 26, a. l.
26. C. EGAN, 22. N. 1982, n. 6, 218-219.
27. P. A. BoNNET, La capacita di intendere e di volere nel matrimonio canonico, en Perturbazio-
ni psichiche e consenso matrimonia/e nel Diritto canonico, Roma 1976, 192-93.
330 EloyTejero
28. No debe ser confundido el transexualismo con el travestismo, que implica el uso de
vestidos del otro sexo para excitar la libido y buscar un cierto modo de equilibrio afectivo.
Cf. coram DAVINO, 6. VI. 1972, nn. 5-13, 342-344; coram ANNÉ., 6. II.1973. n. 2, 65; coram PINTO,
14.IV.1975,nn.4-6,229-231;coramDIFELICE, 8.IV.1978,n.3, 192;coramPARISELLA, 11. V.1978,nn.
6-8. 289-290; coram HuOT, 31.1. 1980, n. 6, 74; coram BuRKE, 13. VI. 1991, n. 8, 414.
29. Coram FuNGHINI, 18. VII. 1990, n. 4, 641.
30. ZUBIRI, X., Sobre el hombre, Madrid 1986, 142.
Determinación de los límites de la incapacidad de asumir las obligaciones... 331
31. Ibídem.
32. Ibídem.
33. S th., 1-2, q. 11, a, 4.
34. Ibídem, a. 3.
332 EloyTejero
BIBLIOGRAFÍA
Esta Colección se propone, ante todo, ofrecer a los alumnos de los cursos de Li-
cenciatura en Derecho canónico un instrumento básico para preparar específicamen-
te el programa de las distintas disciplinas que la integran.
2013 E.MOLANO Derecho Constitucional Canónico [EuNsA]
2011 T. RINCÓN-PÉREZ La vida consagrada en la Iglesia Latina. Estatuto teológico-canónico
(2.ª ed.) [EuNsA]
2010 A. VIANA Organización del gobierno en la Iglesia (3.ª ed.) [EuNsA]
2009 T. RINCÓN-PÉREZ El orden de los clérigos o ministros sagrados [EuNsA]
2007 T. RINCÓN-PÉREZ La liturgia y los sacramentos en el Derecho de la Iglesia (3.ª ed.)
[EUNSA]
2005 J.ÜRLANDIS Historia de las instituciones de la iglesia católica. Cuestiones fanda-
mentales (2.ª ed.) [EuNsA]
2003 C DE DrnGo-LoRA, Lecciones de derecho procesal canónico. Parte general
R. RoDRÍGUEZ-ÜCAÑA [EUNSA]
2001 J. MIRAS, J. CANosA, E. BAURA Compendio de Derecho Administrativo Canónico (2. ª ed.) [EuNsA]
2. TRATADOS Y MANUALES
* La información completa sobre las publicaciones del Instituto puede consultarse en la dirección web:
http://www.unav.es/ima
1994 J. DE ÜTADUY (coord.) Tratado de Derecho eclesiástico [EuNsA]
1993 E. LABANDEIRA Tratado de Derecho administrativo canónico (2.ª ed.) [EuNsA]
1991 J. CALVO (coord.) Manual de Derecho canónico (2.ª ed.) [EuNsA]
1987 J. HERVADA Elementos de Derecho constitucional canónico [EuNsA] (agotado)
1980 G. FELICIANI Elementos de Derecho canónico [EuNsA]
(traduc. E. MoLANo)
1975 CATEDRÁTICOS DE DERECHO Derecho canónico (2.ª ed.) [EUNSA]
CANÓNICO DE UNIVERSIDADES
ESPAÑOLAS
1970/73 J. HERVADA-P. LoMBARDÍA El Derecho del Pueblo de Dios.
l. Introducción. La constitución de la Iglesia [EuNsA]
III. Derecho matrimonial [EuNsA]
1964 V. DEL GIUDICE Nociones de Derecho canónico
(traduc. P. LoMBARDÍAJ
5. COLECCIÓN CANÓNICA
La Colección canónica, comenzada en el año 1959, está integrada por monografías sobre
temas de Derecho canónico y eclesiástico. Últimos títulos publicados:
2014 J.I. BAÑARES, J. BoscH (eds.) La formación de la voluntad matrimonial: anomalías, patologías y
normalidad. Actas del X Simposio Internacional del Instituto Martín
de Azpilcueta (Pamplona, noviembre de 2012) [EuNsA]
2014 J.HERVADA El ordo universalis romo fandamento de una roncepción cristiana
del derecho y otros escritos de la primera época [EuNsA]
2013 J. ÜTADUY ced.) Régimen legal de los lugares de culto. Nueva frontera de la libertad
religiosa. Actas del IX Simposio Internacional del Instituto Martín de
Azpilcueta (Pamplona, 9, 10 y 11 de noviembre de 2011) [EUNsA]
2012 E. HERRERA CEBALLOS El Registro de Entidades religiosas. Estudio global y sistemático
[EUNSA]
2012 A. LIZARRAGA ARTOLA Discursos pontificios a la Rota Romana [EuNsA]
2012 A. M. RODRIGUES ARAÚJO Iglesias y organizaciones no confesionales en la Unión Europea. El
artículo 17 del TFUE [EuNsA]
2011 J.I. RUBIO LóPEZ Hacia la primera libertad. Libertad religiosa en los EE.UU.: de las
Colonias a la Corte Rehnquist (1600-1986) [EuNsA]
2010 J.A. FUENTES ced.) Las asociaciones de fieles. Aspectos canónicos y civiles. Actas del
VIII Simposio Internacional del Instituto Martín de Azpilcueta
(Pamplona, 4 al 6 de noviembre de 2009) [EuNsA]
2010 J.J. GUARDIA Libertad religiosa y urbanismo. Estudio de los equipamientos de
uso religioso en España [EuNsA]
2009 E. BAuRA (ed.) Estudios sobre la prelatura del Opus Dei. A los veinticinco años de la
Constitución apostólica Ut sit [EUNsA]
2008 D. ZALBIDEA El control de las enajenaciones de bienes eclesiásticos. El patrimonio
estable [EuNsA]
2008 J. M. MuRGOITO Igualdad religiosa y diversidad de trato de la Iglesia Católica [EuNsA]
2008 E. TEJERO Sacramenta, communio et ius. Datos históricos permanentes
[EUNSA]
2008 J. 0rADUY; D. ZALBIDEA (eds.) El sostenimiento económico de la Iglesia Católica en España. Nuevo
modelo. Actas del VII Simposio Internacional del Instituto Martín
de Azpilcueta (Pamplona, 24 al 26 de octubre de 2007) [EuNsA]
2008 J.HERVADA El ordenamiento canónico. Aspectos centrales de la construcción
del concepto [EuNsA]
2007 T. RINCÓN-PÉREZ El matrimonio cristiano: sacramento de la Creación y de la Reden-
ción (2.ª ed.) [EuNsA]
2007 E. TEJERO ¿Imposibilidad de cumplir o incapacidad de asumir las obligacio-
nes esenciales del matrimonio? Historia, jurisprudencia, doctri-
na, normativa, magisterio, interdisciplinariedad y psicopatología
incidentes en la cuestión (2.ª ed.) [EuNsA]
2007 R. RoDRÍGUEZ-ÜCAÑA Procesos de nulidad matrimonial. La Instr. «Dignitas
J. SEDANO (eds.) connubii» Actas del XXW Curso de Actualización en Derecho Ca-
nónico de la Facultad de Derecho Canónico (2ª ed.) [EuNsA]
2006 M. DELGADO El domicilio canónico [EuNsA]
2006 J.I. RUBIO La primera de las libertades. La libertad religiosa en los EE.UU.
durante la Corte Rehnquist (1986-2005): una libertad en tensión
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2005 J.Mª VÁZQUEZ El pase regio. Esplendor y decadencia de una regalía
M.Á. MORALES [NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
2005 J.HERVADA Vetera et nova. Cuestiones de Derecho canónico y afines (1958-
2004). Segunda edición remodelada [NAVARRA GRÁFICA EDI-
CIONES]
2005 J.I. BAÑARES, J. BoscH (eds.) Consentimiento matrimonial e inmadurez afectiva. Actas del VI
Simposio Internacional del Instituto Martín de Azpilcueta (Pam-
plona, 3-5.XI.2004) [EuNsA, 2007]
2004 l. JIMÉNEZ-AYBAR El Islam en España. Aspectos institucionales de su estatuto juríco
[NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
2004 J.HERVADA Tempvs otii. Fragmentos sobre los orígenes y el uso primitivo de los
términos «praelatvs» y «praelatvra» [NAVARRA GRÁFICA EDICIO-
NES]
2004 J.HERVADA Pensamientos de un canonista en la hora presente [NAvARRA GRÁ-
FICA EDICIONES]
2004 F.PUIG La esencia del matrimonio a la luz del realismo jurídico [NAVARRA
GRÁFICA EDICIONES]
2004 M.AREITIO Obediencia y libertad en la vida consagrada [NAvARRA GRÁFICA
EDICIONES]
2003 M. RODRÍGUEZ BLANCO Los convenios entre las administraciones públicas y las confesiones
religiosas [NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
2003 J.HERVADA Pueblo cristiano y circunscripciones eclesiásticas [NAVARRA GRÁ-
FICA EDICIONES]
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(Pamplona, 16 y 17.IX.2002) [NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
2002 J.ÜTADUY Fuentes, Interpretación, Personas. Estudios de Derecho canónico
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2002 A. VIANA Derecho canónico territorial. Historia y doctrina del territorio dio-
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2002 R. RoDRÍGUEZ-ÜCAÑA La demanda judicial canónica [NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
2002 J.HERVADA Coloquios propedéuticos sobre el derecho canónico (2. ª ed. corregi-
da y aumentada) [NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
2002 J.HERVADA Los eclesiasticistas ante un espectador. Tempvs otii secvndvm (2. ª
ed. corregida y aumentada) [NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
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paña. Trabajos de la Reunión organizada por el «Instituto Martín
de Azpilcueta» [NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
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ción de 1917 [NAVARRA GRÁFICA EDICIONES]
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Congregación para la Doctrina de la Fe [NAVARRA GRÁFICA EDI-
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