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Los autores de la McGill Illness Narrative Interview –Entrevista de Narrativas
de Enfermedad de McGill - MINI, por sus siglas en inglés- la definen como una
entrevista cualitativa semiestructurada, “desarrollada inicialmente para explorar las
experiencias individuales en un estudio comunitario de búsquedas de salud, síntomas no
explicados médicamente, y utilización de los servicios de salud mental” (Groleau,
Young, & Kirmayer, 2006, p. 675, la traducción es nuestra), y luego adaptada para
indagar otros aspectos del complejo salud-enfermedad-atención como, por ejemplo,
adherencia al tratamiento, en distintas patologías médicas.
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razonamiento metonímico, dado que la mayor libertad en el relato permitirá al
entrevistado expresar su propia interpretación y atribución sobre la secuencia de hechos
que se relacionan con la aparición y desarrollo de su malestar.
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se adaptó este instrumento para ser utilizado en Mustang, Nepal, comenzamos
traduciendo la versión original de la MINI (Groleau et al, 2006) al español.
Habiéndonos comunicado con los autores de esta versión en inglés de la MINI, dimos
con la existencia de una versión en español, utilizada para obtener narrativas de
enfermedad en la población de El Alto de La Paz, Bolivia (Hofmeijer, 2009; Errazuriz
and Martel, 2010). Tomando en cuenta la variabilidad de modismos lingüísticos y las
expresiones del español, decidimos realizar algunas modificaciones a la manera en que
estaban formuladas las preguntas. Para tal fin, tres traductores independientes realizaron
sendas traducciones de la versión original en inglés, para que luego, a través del
dictamen de cinco expertos bilingües, quienes compararon las cuatro alternativas en
español, arribar a una única versión traducida. Actualmente estamos aplicando esta
última versión a distintos grupos de pacientes en contexto hospitalario –pacientes
epilépticos, con crisis no epilépticas de origen psicógeno y pacientes oncológicos-,
considerando realizar las modificaciones necesarias para cada uno de estos grupos. En
esta ocasión intentaremos dar cuenta de un primer acercamiento respecto de nuestra
experiencia entre pacientes con cáncer.
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clave para poder seguir indagando, sino uno habla con eufemismos cuando la persona
sabe claramente que se trata de cáncer, te sentís una tonta.
Nota de campo: El otro punto es que la MINI no tiene en cuenta el contexto. La persona
empieza hablando de lo que tiene cerca, en este caso el contexto sanitario, el hospital.
Empiezan por la pregunta de la atención de la enfermedad, los tratamientos, es lo que
tienen en común con el que entrevista
Nota de campo: Quizá sería mejor preguntar “¿Cuándo empezó tu PS?”. Como se
supone que hay una charla previa en la que entrevistador y entrevistado concuerdan el
tema de la entrevista (fundamentalmente el PS), creo que esto se podría simplificar
mucho.
Nota de campo: La pregunta 4 me resultaba inútil. No la iba a hacer. Pero por alguna
razón la hice. Justo en este caso el chico al principio no quería contarme lo que había
pasado en su vida cuando empezó su PS, pero se ve que esta otra lo ablandó y me
empezó a contar. No tenía ganas de explayarse, pero lo que me deja como enseñanza es
que nunca está de más repreguntar.
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demasiado serio o grave. Sin embargo, pese a ello, encontramos que en algunos casos sí
comparan o hacen referencia con otras enfermedades, rescatando lo que pudo haber sido
decisivo en su curación en tal ocasión, como puede ser la actitud o la mentalidad
asumida.
Uno de los aspectos que aparece recurrentemente en las narrativas de las personas
entrevistadas es la reconstrucción que hacen a partir de un relato que va hacia atrás en el
tiempo –antes del diagnóstico confirmando la enfermedad- para articular episodios que,
si bien se presentaban aislados y dispersos en cuanto a su significación en el momento
en que fueron vividos, ahora podían ser interpretados desde determinado sentido o
lógica. Este proceso recorre la manera en que se inició la etapa pre-diagnóstico. Sobre la
base de las respuestas obtenidas, agrupamos los indicios iniciales en: 1) los
presentimientos (como los sueños), 2) el registro de cambios corporales específicos
(bultos, lunares, lesiones, tos, etc.), 3) los cambios actitudinales (malestar inespecífico
en el ánimo, menos energía, cansancio), 6) el reconocimiento de la “anormalidad” desde
una mirada externa y 6) por controles médicos de rutina.
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“Me sentía mal, desganada, rara total y que no tenía fuerzas. Empecé con vómitos,
náuseas, voy al médico”.
“Me llamó la atención que iba muy seguido [al baño]. Yo siempre iba 1 o 2 veces, pero
después me empecé a preocupar cuando iba como cinco veces. Que sí, que no…”
“Yo corría todos los días. 6 km. Empecé a percibir un cansancio extremo, me tenía que
tirar en el pasto. Evacuaba con sangre. Entonces consulté al médico de la familia (…)
Si uno escucha al cuerpo, se da cuenta…yo salí a correr y llegué a desvanecerme, el
tema de ir 30 veces al baño. Me sentaba con almohadones en el inodoro”.
“Cuándo empezó todo esto, es que fue todo tan rápido por una pérdida que para
mí era… muy difícil que una mujer de 59 años tenga que tener, por ejemplo, irse
en sangre. Eso es anormal…” (M. Mujer, 59 años, Roffo, cáncer de útero)
“La panza se hinchaba de golpe. No podía comer nada, no tenía ganas de hacer
nada, veía como aparecía esa hinchazón de repente y no sabía porque.” (Julia,
cáncer de estómago)
“No se sabía bien qué era. Ganglios que crecían y se achicaban (A. Hombre, 28 años,
Roffo, cáncer de testículos)
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La sospecha se alimenta también de una constante referencia de parte de los
pacientes a presentimientos e intuiciones, cuyos indicios eran tan sutiles como difusos.
Esta etapa en la vida de una persona aparece en la narrativa como de una enorme
carga/desgaste emocional y psíquica, porque aunque siguen con el curso de vida
ordinario lidian en la intimidad del pensamiento con un fantasma que no alcanzan a
identificar todavía. Describen este período como un estado de incertidumbre, frente a
sensaciones ambiguas y difusas, en las que el peor de los diagnósticos siempre está
como posibilidad.
“No sabía bien de que se trataba, pero yo sabía en mi interior que algo andaba mal”
El grado de estas intuiciones varía, para algunos tiene un papel de certeza absoluta
pese a no contar con más elementos, para otro es una percepción de lo que les sucede
pero más relativa. El papel del entorno en ambos casos es ambivalente de acuerdo a la
historia de la persona, pueden insistir en que se realicen controles porque también
perciben o insistir para que no exagere.
Si un rasgo caracterizó todas las entrevistas que tomamos es que las personas,
inextricablemente mientras describen el origen de la dolencia realizan descripciones
acerca de sí mismos: quiénes son como personas, qué expectativas y frustraciones
atravesaban en esos momentos cuál era su entorno y sus afectos. En estos relatos, el
énfasis estaba puesto en mostrar cómo y quién era esa persona hasta antes de
enfermarse. Al respecto, Castro (2000) ha notado cómo las personas narran sus historias
de enfermedad refiriéndose constantemente a sus seres queridos y al contexto de su vida
cotidiana; esto permite mostrar la seriedad de los síntomas al ejemplificar el contexto
como el alcance de la interrupción de las relaciones personales cotidianas. Estos
momentos previos de la enfermedad en los que aparecen episodios e indicios que son
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decodificados desde el presente, la búsqueda de una explicación o un diagnóstico,
constituye en sí misma una instancia que puede interrumpir la vida, por el tiempo,
demandas y preocupaciones que les lleva.
“Esto no lo hablé con el médico, pero yo estoy segura que después de la muerte de mi
hijo pasó mucho, porque pasé mucha angustia. Mucha, mucha, pregunté mucho el por
qué. Porque… ya pasó nueve años y… Y no me puedo olvidar… eso, y yo digo que esto
que pasó, fue que sentí mucho vacío cuando… Siempre, en su cumpleaños (se angustia).
Y yo digo que eso también influyó mucho, porque ese día me sentí mal, me sentí rara.
Me sentía mal, me sentía con muchos dolores, me sentía como que el corazón me iba a
salir por la boca, me sentía como que el mundo se terminó. Yo estaba muy enojada con
Dios. Muy enojada. No puede ser. Pero Dios sabe lo que hace. Yo ya le pedí mil veces
disculpas a Dios. Pero es mi dolor, por haberme enojado por eso. Pero el dolor era
muy difícil (…) Eso es lo que pienso yo, pero es un dolor horrible, no se lo deseo a
nadie. Creo que él fue lo que… algo despertó en mí… Mi misma tristeza, viste?”. (M.
Mujer, 59 años, cáncer de útero, Roffo)
“No estaba pasando por un buen momento personal. Prefiero no hablar, pero sé que
tiene que ver. (…) En 2010 se suicidó mi mamá (silencio). También estaba sin trabajo.
Era un momento malo. Sí lo relaciono con el cáncer, pero creo que no fue sólo por eso.
Hay muchos factores que pueden influir. Pero no dudo de que todo esto haya tenido que
ver” (A. Hombre, 28 años, cáncer de testículos, Roffo)
En esta segunda sección las preguntas se orientan más hacia un modo de pensar
analogías con respecto a su enfermedad. Como ya habíamos señalado previamente, en
principio esta sección nos planteaba el problema de que es difícil establecer
experiencias análogas al cáncer. Sin embargo, sí surgieron algunos temas emergentes de
remarcado interés.
- Predicción
“Sí, un conocido… (…) Tuvo hace unos años, como 5 años, cáncer de colon. Sé que no
es lo mismo, pero es cáncer. (…) Y bueno, él me contaba lo que le pasaba, lo que era el
tratamiento. Se había hecho algunas preguntas. Me ahorró algunas preguntas.(…) No
es lo mismo. Es cáncer de colon. Pero una vez que supe yo más o menos sabía cómo iba
a venir la mano. Sabía más o menos lo que me esperaba, pero obviamente sin
demasiado detalle”. (A. Hombre, 28 años. Roffo)
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En este caso podemos ver cómo, pese a que el entrevistado diferencia la experiencia
propia de la ajena (‘sé que no es lo mismo, pero es cáncer’), aún así homologa la
situación, utilizandola como recurso para predecir situaciones futuras de su propio
proceso.
- Prevención
En esta cuarta sección se espera relevar una narrativa sobre la experiencia de los pacientes en
relación a los tratamientos recibidos y la utilización de los servicios de salud. Al principio de
este capítulo hicimos la aclaración respecto de cómo el contexto en el que se lleve a cabo la
entrevista puede sesgar la manera en que se exprese el contenido relatado en esta sección (por
ejemplo, como fue nuestro caso, el contexto hospitalario y la atención biomédica por sobre otras
modalidades de atención de la salud). Sin embargo, hemos encontrado algunos puntos de interés
que pasaremos a detallar a continuación.
“Da gusto cuando sentís que sos especial, no una enferma más. Ser atendida, cuidada. la
única paciente del hospital. Quería toda la atención para mí. Saqué fuerzas de mis ganas”.
“Me sentía atendida, no sé me daba la sensación de que era la única paciente del hospital (…)
cumplí los años en el hospital y ese día fue todo el mundo a saludarme (…) Son pequeñas
grandes cosas que me hacen muy bien!”.
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propio paciente, quien en tales casos termina delegando en este otro/s significativo/s cómo
seguir.
“Mi marido no lo hizo [pedir una interconsulta para ella, la paciente, con un especialista de
Buenos Aires para la paciente] porque lo conversaron con mis hijos y llegaron a la conclusión
de que no haría nada. Yo quería hacer y saber, y acá me dijeron que el brazo no lo recuperaba,
y me dijo que aguante, que [después de todo] ya no lo recuperás más”.
“No me deprimí, mi familia no me deja”.
“Me dieron una (…) la quimio, me costaba respirar, hablaba con dificultad, me daban
decadrón, caladril. Después tuvieron que suspenderlo porque no podía caminar, no tenía voz.
No hacía efecto porque seguía avanzando. Ahí varios médicos me plantearon que algo había
que hacer, que no habían resultado los tratamientos. En Junta Médica me plantean de hacer el
tratamiento, de empezar de cero, porque esa semana que estuve sin drogas avanzó. Mientras
está hablando suena el celular de una doctora y me dice, ‘olvidate de la película que viste hasta
ahora. Me acaban de llamar que hay una nueva droga, que la probaron en el Hospital Italiano,
pero no acá. Al año había remisión’”.
“Yo ya sabía que me iba a voltear, porque siempre fui flaquita; y si el cobalto me había cerrado
un poco el estómago con la quimio todo se destruyó [el estómago]. Tuve vómitos, dolores, es
terrible, yo si sabía que era así se lo impedía [al médico].
“Ya llevo casi 20 quimios. Me fui haciendo alérgica a la quimio, a veces no puedo respirar.
También me está afectando acá [la cabeza]. Tengo problemas neurológicos por la quimio.
[Llora]. Así que Ud. no me haga mucho caso de lo que diga. Me estaban haciendo una quimio
fuerte y no la toleré. Ahora por suerte empiezo sólo con 30 mg..
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terapeutas denominados complementarios. Son continuas las referencias al miedo de comentar
en instituciones sanitarias el uso de medicinas no convencionales y no fueron mencionados
hasta no preguntar explícitamente sobre ellas. Las alusiones de temores o experiencias que
tuvieron de burlas, descalificaciones y hasta represalias por el personal sanitario cuando se
enteraron fueron los fundamentos para no querer hablar demasiado de ellas en tales contextos de
entrevista.
“Tomo unas gotitas desde hace tres meses, todos los días. En el tumor actúa la quimio. Esto es
para el sistema inmunológico. No tiene síntomas de náuseas ni vómitos. Estoy más tranquila.
También ví a un urólogo. Obtuve buenas respuestas. 3 meses con gotas de canoa, que se
respetan con la quimio. Te hacen tener un buen estado psicológico, el sistema inmunológico a
full. Continúo usándolas. La metástasis se detuvo, mejoré globalmente. Ayuda a no tener exceso
de sed, a que no se te caiga el pelo.”
“Hay que ir a los dos tratamientos. Lo alternativo es a largo plazo. La quimio va ayudando a
las células a fortalecerlas. No tiene que dejar la quimio, porque eso va más rápido.
“A mí me da miedo de comentarlo con los médicos, pero nunca los dejé de tomar (remedios
alternativos)”.
Por último, factores de la personalidad, como la actitud que tengan, fueron mencionados
como decisivos para que funcione el tratamiento.
“La cabeza es fundamental. Cuando estás esperando en la sala de espera con la cajita de la
quimio, ya sabés con la mirada quién está entregado. No hay mucho para hacer. Mientras no
estés convencida de que querés curarte…Yo tuve la conjunción de las dos cosas: el deseo y las
mejores drogas”.
“La Dra B. me dijo, acá las personas no se mueren por cáncer sino de depresión. Aferrate a
algo (un crucifijo) y cuando estás deprimida no te tires a la cama, salí a la calle. Iba al club,
después de la quimio, siempre me cuidé, siempre me arreglé. Tengo un marido que se la bancó.
Para colmo se le habían muerto un marido y un hermano de cáncer. El entorno es lo más
importante en este tipo de cosas. El ser humano no está preparado para este tipo de cosas”
Algunas reflexiones
Cerramos el capítulo en el que esta herramienta (MINI) fue introducida realizando una
serie de observaciones que refieren a aspectos generales de su aplicación en el contexto
local, mientras que otras obedecen a cuestiones características del objeto de estudio –en
este caso, el cáncer- y del contexto de aplicación en el que se realizó el trabajo de
campo.
Para obtener narrativas con la mayor riqueza posible, uno de los aspectos clave es la
espontaneidad del relato del entrevistado, lo cual supone la menor intervención posible
por parte del investigador, y, por ende, una menor estructuración de preguntas. Sin
embargo, una secuencia estructurada de preguntas nos permitirá llevar un registro de los
temas planteados y cerciorarnos de que todos los temas fueron tratados, y así, facilitar la
comparación entre datos. Como planteamos en una nota de campo: “Cuando salen bien
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es imposible direccionar la entrevista, abordan todo otorgándole la coherencia y
estructura que ellos quieren, no se puede encasillar ni encorsetar su narrativa. El
problema es que después uno no sabe qué se tocó y que no exactamente, pero no va a
chequear las 46 preguntas”. Para una administración correcta de la MINI, deberemos
poder equilibrar entre espontaneidad y estructuración, lo cual supone, por un lado, tener
un manejo y conocimiento profundo de la entrevista en cuanto a su contenido y, por el
otro, tener la posibilidad de nuevos encuentros con el entrevistado para poder
repreguntar aquellas preguntas que no surgieron del primer encuentro.
Por otra parte, si bien no encontramos datos que no hubiéramos registrado desde otras
herramientas, la MINI permitió contar con un piso básico sobre aspectos que vienen
siendo recabados en los estudios sobre cáncer de manera errática, perdiéndose la
oportunidad de dialogar no solamente con lo que sucede en otros contextos sino en el
mismo lugar a través de los años. Es decir, los registros metódicos y sistemáticos que
permite la MINI sirven para establecer un corpus de datos con indicadores comunes de
registro.
Bibliografía
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Anexo
1
Versión modificada para Argentina (Sarudiansky, Bordes & Korman, 2013), a partir de la traducción de Irene Hofmeijer (2009),
corregida por Consuelo Errazuriz y Fannie Martel (2010)
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1. ¿Cuándo experimentaste por primera vez tu problema o dificultad en relación con la
salud (PS)? (reemplazar los términos utilizados por el entrevistado sobre PS en ésta y
las preguntas subsiguientes). (Dejar que el entrevistado se explaye en la narración todo
lo que pueda, apuntando simplemente “¿qué pasó entonces?” “¿y luego?”).
2. Nos gustaría saber un poco más acerca de tu experiencia. ¿Podrías contarnos cuándo te
diste cuenta de que tenías este PS?
3. ¿Nos podés contar qué estaba pasando en tu vida cuando comenzó tu (PS)?
4. ¿Pasó algo más? (Repetir tantas veces sea necesario para explicitar eventos y
experiencias relacionadas)
5. Si consultaste con alguien para que te ayude, contanos acerca de tu visita y de lo que
pasó luego de ello.
6. Si fuiste a ver a un médico, contanos sobre tu visita al doctor/hospitalización y sobre lo
que pasó luego de ello.
6.1 ¿Te hiciste algún análisis o empezaste un tratamiento para tu (PS)? (La importancia de
esta pregunta depende del tipo de problema de salud).
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21. Alguna vez pensaste que podías tener [INTRODUCIR EL NOMBRE TRADICIONAL
DE UN SÍNTOMA O ENFERMEDAD]
22. ¿Qué significa para vos [NOMBRE TRADICIONAL]?
23. ¿Qué suele pasarle a la gente que tiene [NOMBRE TRADICIONAL]?
24. ¿Cuál es el mejor tratamiento para la gente que tiene [NOMBRE TRADICIONAL]?
25. ¿Cómo reaccionan las demás personas ante alguien que tiene [NOMBRE
TRADICIONAL]?
26. ¿Conoces a alguien que haya tenido [NOMBRE TRADICIONAL]?
27. ¿En qué sentido tu (PS) es parecido o diferente al problema de salud de esa persona?
28. ¿Podrías conectar o relacionar de alguna manera tu (PS) con situaciones o eventos
específicos que hayan ocurrido en tu vida?
29. ¿Podrías contarme más acerca de estas situaciones y de qué manera están conectadas
con tu (PS)?
30. Durante tu visita al médico (curador) para tu (PS), ¿qué te dijo que era tu problema?
31. ¿Te dio tu médico (curador) algún tratamiento, medicina o recomendaciones a seguir?
[Listar todas]
32. ¿Cómo te estás manejando con cada una de estas recomendaciones? (Repetir P.33 a
P.36 tantas veces como sea necesario para cada recomendación, medicina y
tratamiento enumerado)
33. ¿Podés cumplir con ese tratamiento (o recomendación, o medicina)?
34. ¿Qué hizo que funcionara bien ese tratamiento?
35. ¿Qué hizo que ese tratamiento fuera difícil de cumplir o que no funcionara?
36. ¿Qué tratamientos esperabas recibir para tu (PS) y no recibiste?
37. ¿Qué otra terapia, tratamiento, ayuda o cuidado pensaste en buscar?
38. ¿Qué otra terapia, tratamiento, ayuda o cuidado te gustaría recibir?
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