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Temas historia de la lingüística
Temas historia de la lingüística
TEMAS 1-12
TEMA 1: LA LINGÜÍSTICA
1. ¿QUÉ ES LA LINGÜÍSTICA?
La lingüística es una disciplina que se ocupa del estudio científico del lenguaje humano. Es
indispensable precisar el concepto de lingüística como ciencia del lenguaje: debemos precisar
primero el concepto de lingüística como ciencia y el concepto de lenguaje.
Cuando se estudia una lengua, en la gramática, por ejemplo, se estructura un conjunto de normas,
un modelo teórico por el cual realizar dicho estudio. Para que la lingüística obtenga carácter
científico deberá seguir unos principios, métodos y modelos y establecer una hipótesis, que
desembocarán en una teoría lingüística
¿Qué parte de la disciplina podríamos considerar, entonces, como ciencia? Dependerá de lo que
entendamos por ciencia.
•Para John Lyons, por ejemplo, un estudio científico del lenguaje ha de ser “Un estudio
sistemático, basado en datos objetivos y encuadrando un marco teórico apropiado.”
Tenemos que aclarar lo que entendemos por ciencia, y así aplicarlo a cómo debe ser el estudio de
la lengua. Sistemático quiere decir que sigue unas pautas estructuradas, una organización; basado
en datos objetivamente verificables se refiere a que emplea datos directos que aporta la realidad,
en los que no influye la opinión, podemos conocer las normas de una lengua de manera objetivo;
por último, el marco teórico se refiere a que partirá de una base teórica establecida. A lo largo de la
historia han existido numerosos acercamientos al estudio del lenguaje, pero no todos ellos han
tenido carácter científico.
2.1. Características que debe poseer una ciencia. Para que una disciplina pueda ser considerada
científica, debe poseer determinadas características.
3)EXACTA: Debe buscar el modo más preciso de describir lo que observamos. Para ello, es preciso
emplear un método común para ganar en exactitud.
4)AUTÓNOMA: No debe depender de otras disciplinas ajenas. La lingüística tiene como verdadero
objeto la lengua por sí misma y para sí misma, es decir, debe actuar a través de los datos que
proporciona exclusivamente el lenguaje y no basarse, como ocurría en la Antigüedad, en materias
como son la retórica o la filosofía.
5)EXHAUSTIVA: Se debe procurar que no queden residuos, es decir, algo que quede sin explicación
al describir el objeto de estudio.
•Martinet, el padre de la doble articulación del lenguaje, comentó que “el carácter
científico de la lingüística viene dado cuando se opone a ser prescriptivo”. Una prescripción
es una propuesta de reglas que determinan qué está bien y qué está mal. Por esto,
entendemos que Martinet opina que el carácter científico comenzó a adquirirse cuando la
lingüística dejó de determinar qué “debía hacerse”. La lingüística debe centrarse en las
características del lenguaje, y es cuestión de otros especialistas, como los gramáticos,
establecer dichas prescripciones.
•Según Gleason, “La mejor prueba de que la lingüística ha llegado a ser efectivamente una
ciencia es que sus resultados son controlables y reproducibles: si dos lingüistas trabajan de
manera independiente sobre una misma lengua, llegan a resultados muy semejantes.”
A diferencia de estas, las ciencias humanas, como la lingüística, no están basadas en criterios
verdaderamente objetivos ni claramente verificables, por lo que el establecimiento de una teoría
definitiva es especialmente difícil, si no imposible. Del mismo modo, se establecen diferentes
visiones teóricas del mismo objeto de estudio pus, de forma inconsciente, entran en juego las
experiencias y el fondo del investigador. Por lo, las teorías deben tomarse como complementarias,
pues todas son aproximaciones y ninguna puede considerarse absoluta.
3. OBJETO DE ESTUDIO: EL LENGUAJE
Se trata del otro fundamento de la lingüística. Es importante no confundir la lingüística con la
semiología, cuyo objeto de estudio es cualquier sistema de signos simbólicos empleados para la
intercomunicación social.
Cabe destacar que la lingüística general parte de fenómenos lingüísticos concretos y trata de
establecer sus características generales a través de la investigación ya realizada por las lingüísticas
particulares. (Pregunta típica de examen.)
5. ENFOQUES DE LA LINGÜÍSTICA
Según Moreno Cabrera en su Curso universitario de lingüística general, podemos distinguir dos
enfoques complementarios:
•El enfoque teórico, que ha de interpretarse como abstracto o conceptual y hace referencia a los
dispositivos teóricos creados para realizar el estudio. Teoría a partir de la teoría. En él se estudian
las gramáticas con dos conceptos:
Lingüística (teoría que tiene por objeto otra teoría, metateoría, teoría de la
gramática)
Gramática (dispositivo o instrumento teórico para estudiar, es decir, describir y
explicar, las lenguas o una lengua concreta). Así tendremos la teoría general de las
gramáticas, disciplina que estudia los elementos teóricos (gramáticas) que los
lingüistas han ideado para estudiar las lenguas humanas; y la teoría particular de
la gramática, que estudia los elementos teóricos (gramáticas) que los lingüistas
han ideado para estudiar una lengua humana en particular.
•El enfoque empírico: se atiende de manera directa o real aquellos objetos que nos interesan para
saber cómo funcionan las lenguas.
En él encontramos una lingüística en la que ya no se estudian las gramáticas, sino las lenguas, ya
sea en su variedad (lingüística general) o en su especificidad (lingüística particular).
Teoría general de las lenguas, que investigará qué fenómenos lingüísticos son comunes en
la enorme diversidad lingüística del mundo (caracterización general de las lenguas).
Teoría particular de la lengua, que investigará lo que es variable, diferente o particular en
una lengua (caracterización particular de una lengua).
•La lingüística externa recibe este nombre en el sentido de que nos enfrentamos con la capacidad
lingüística humana (lenguaje) en sus relaciones con el entorno en el que esta capacidad se hereda,
desarrolla y pone de manifiesto.
•La lingüística interna es llamada así ya que nos enfrentamos con la manifestación concreta de
esta capacidad, es decir, la lengua, en un sistema de signos estructurado en una serie de niveles.
8. VÍAS DE ACERCAMIENTO A LA LINGÜÍSTICA
La lingüística se ocupa del lenguaje humano articulado. Existen tres vías de acercamiento:
•Teoría del lenguaje. Resulta un tanto idealista, pero nos lleva al mejor conocimiento del lenguaje
al plantearlo desde diversos puntos de vista (social, simbólico...).
•Teoría de la lengua. Resulta más realista, y pretende establecer las diferentes características de la
lengua (descriptivas, históricas, tipológicas...).
1.DEFINICIONES
El concepto de lenguaje humano comprende numerosas definiciones diferentes. Según Sapir, se
trata de un “método exclusivamente humano, y no instintivo, de comunicar ideas, emociones y
deseos por medio de un sistema de símbolos producido de manera deliberada”. Al decir método,
Sapir establece que el ser humano no se comunica aleatoriamente, sino que sigue unas reglas
determinadas. Además, se diferencia claramente del lenguaje animal.
Otra definición posible es la que a Crystal, en el que lo determina como “un ruido vocal humano (o
la representación de este ruido en la escritura) usado sistemática y convencionalmente por una
comunidad con el propósito de comunicación”.
Las características del lenguaje humano se desprenden a partir de definiciones como las que hemos
visto en el punto anterior. Así, encontramos las siguientes:
Además, también debemos distinguir entre señales comunicativas y señales informativas. Estas
últimas las emitimos en todo momento sin intención de ello, mientras que al utilizar las señales
comunicativas existe una intención expresa de comunicar algo. No obstante, casi un 70% de la
información que transmitimos se realiza a través del lenguaje no verbal, por lo que no podemos
considerarlo como poco importante.
Estos provienen en gran medida del estudio de Hockett, en el que estableció 15 características
básicas del lenguaje. Sin embargo, al analizarlas se decidió que podían agruparse en tres grupos o
parámetros fundamentales que definen el lenguaje humano articulado.
Dentro de cada uno de ellos podríamos incluir algunos de los rasgos distintivos que Hockett había
determinado previamente.
Economía. Provocada por las limitaciones físicas y psíquicas del ser humano.
La economía en el lenguaje es debida a las limitaciones que posee un ser humano. Es decir,
tan solo podemos emitir y diferenciar de forma eficiente un número determinado de
sonidos. Además, nuestra capacidad de memoria, tanto a corto como a largo plazo, así
como nuestra capacidad de procesamiento de información, también son limitadas.
Deícticos: sirven para señalar, para denotar cosas diferentes (ejemplo: pronombres
personales). Esto se refiere a la eficiencia del lenguaje, dentro de su economía, ya que
podemos utilizar las mismas expresiones para decir cosas totalmente distintas. Por tanto,
aquí existe economía del lenguaje. (Esto es lo que yo he copiado del PowerPoint fiarme
más de lo otro.)
o Eficiencia. La eficiencia indica que algunas expresiones podemos usarlas una y otra vez
para decir cosas totalmente distintas. Según la define Hockett, toda lengua humana tiene
una provisión de elementos que cambian su denotación según las características de las
situaciones del uso lingüístico. Esto quiere decir que no tenemos que inventar un vocablo o
un sonido nuevo cada vez que queremos designar una realidad diferente a las que
conocíamos previamente, sino que valiéndonos de los elementos que provee el propio
lenguaje es posible denominarlo todo. // Los deícticos son aquellas palabras que se
emplean una y otra vez cuando queremos denotar cosas diferentes. Se trata de
expresiones que sirven para señala lugares, personas, situaciones... Además, dependen
enormemente del contexto. Algunos ejemplos de deícticos son palabras como tú, hoy,
aquí, esto...
Nuestro lenguaje nos permite que apliquemos una serie de patrones generales a casos
particulares. Cuando adquirimos la lengua, no aprendemos una serie de frases, sino el
mecanismo que debemos emplear para construir las oraciones. Por tanto, cuando se aprende
una lengua y se emplea, se utiliza la creatividad, estamos constantemente creando frases. En el
lenguaje tenemos una serie de reglas finitas que nos permiten crear a partir de ellas.
Simbolismo. Provocado debido a que las expresiones del lenguaje constituyen símbolos de
una realidad ajena a él.
Existen diversas propiedades en relación con los lazos que unen estos símbolos con la
realidad.
Especialización. El lenguaje es altamente especializado, ya que nuestro sistema de
comunicación es biológicamente irrelevante. Esto es debido a que no existe ninguna
relación directa entre la emisión de sonidos y el propósito biológico, tan solo se persigue
señalar el significado de lo que se dice.
Semanticidad. Las expresiones lingüísticas poseen un lazo que las une con la realidad de
un modo convencional. Es decir, estas significan algo diferente de sí mismas y están
conectadas simbólicamente con elementos de la realidad.
Arbitrariedad. Designa que no es posible establecer una relación motivada entre el signo
lingüístico y aquello que denota. Esta arbitrariedad surge del carácter simbólico del
lenguaje y del requisito de economía, y a su vez requiere de la creatividad. (En todas las
lenguas existen palabras, denominadas onomatopeyas, que pretenden imitar el sonido de
la realidad a la que se refieren, pero son relativamente escasas.) Según el texto Específico
del ser humano, la arbitrariedad es la cualidad que señala la falta de un lazo natural entre
la secuencia fónica y lo que designa: este es convencional, arbitrario.
Desplazamiento. Los mensajes lingüísticos pueden referirse a cosas remotas en el tiempo
o en el espacio. No hace falta que las entidades estén presentes para poder denotarlas.
Además, el lenguaje humano también puede referirse a cosas y lugares de cuya existencia
no estamos seguros e incluso a realidades inventadas. Esto es lo que permite crear ficción
y describir posibles mundos futuros. Según Específico del ser humano: “el lenguaje puede
construir frases para referirse al pasado, al presente o al futuro; puede hablar sobre el
mundo real o sobre mundos imaginarios; puede referirse a espacios distintos al
inmediato.”
Prevaricación. Significa falsedad, ya que los mensajes lingüísticos pueden ser falsos. “El
lenguaje humano es el único que puede emitir enunciados falsos o carentes de sentido
lógico.” También tiene relación con el uso creativo del lenguaje debido a la posibilidad de
creación de mundos ficticios, ej.: puedo hablar de personajes que no existen, que son
inventados, sería falsedad o prevaricación.
Reflexividad. El lenguaje permite referirse a sí mismo, hablar sobre sí mismo. Función
metalingüística.
6. CONCLUSIONES
Por una parte, nuestros medios lingüísticos son escasos, por lo que debemos hacer uso de la
economía para conseguir transmitir los mensajes que deseamos. Por otra, el rasgo simbólico del
lenguaje implica una denotación de todo lo que hay en el mundo. Estas dos características se
compaginan a través de la creatividad, que permite designar el mayor número posible de
realidades con el mínimo de medios.
Carácter discreto. (Discreto se opone a continuo: significa que no tiene decimales, son
unidades enteras.) Característica por la que se interpretan los diferentes componentes de
una lengua de forma significativamente distinta y en contraposición a los demás, lo que
nos permite diferenciar diferentes sonidos y significados. Cada sonido es claramente
discriminable, por lo que tenemos una percepción discreta de ellos.
TEMA 3: TIPO NORMA, LENGUA, HABLA
INTRODUCCIÓN
La teoría lingüística es establecida para permitirnos conocer acerca del lenguaje.
Sin embargo, para establecer el objeto de investigación, primero debemos saber cómo se
manifiesta, ya que solo podemos estudiarlo a través de sus manifestaciones concretas. Estas, en el
caso del lenguaje, son las lenguas, aunque, sin embargo, ellas tampoco pueden ser objeto de
estudio empírico (es decir, basado en la experiencia y la percepción). Tan solo las hablas
particulares son, en termino último, susceptibles de investigación empírica directa. Por ello, será́ a
partir del estudio de las hablas (es decir, las realizaciones que hacen los hablantes particulares de
sus lenguas) como podamos llegar a conocer acerca del lenguaje.
Por un lado, la lengua se ha definido desde Saussure como el producto social de la facultad
del lenguaje y a su vez como un conjunto sistemático de signos y reglas tomado por
acuerdo por una comunidad para comunicarse. Se entiende como producto social debido a
que es acordado (quizá́ de forma inconsciente) por una comunidad de hablantes. Este
acuerdo tomado del que hablamos es la relación que se establece entre el concepto y la
imagen acústica. Sin embargo, cabe destacar también que para Saussure es la lengua la
que hace la unidad del lenguaje, es decir, no se puede poner en práctica la facultad del
lenguaje sin este instrumento creado convencionalmente por el hombre.
Por otro lado, el habla constituye la utilización concreta (en un momento, lugar, por un
individuo... determinados) de esa lengua por parte de la comunidad de hablantes. Estos se
entienden debido a que el uso de los hablantes proporciona que se establezcan una serie
de reglas que, al mismo tiempo, constituyen la lengua y, por tanto, contribuyen a
establecer lo que se denomina el lenguaje en general.
Como estamos viendo, los dos planos, lengua y habla, están íntimamente interrelacionados. El
habla es a su vez la materialización individual de la lengua y el instrumento que definirla y
moldearla y que provoca su evolución. Es decir, el habla es a la vez instrumento y el producto de la
lengua social.
Para Saussure pues, el estudio del lenguaje comprende dos partes:
Por un lado, la esencial, aquella que tiene por objeto la lengua, social en su naturaleza,
pero ajena a las realizaciones individuales, cuyo estudio es puramente psíquico
(conocimiento gramatical compartido);
Por otro, una pieza secundaria o accidental, el estudio del habla, el uso particular de este
conocimiento, y cuyo plano de estudio es psicofísico.
Esta partición del estudio del lenguaje guarda íntima relación con la definición del circuito de la
palabra establecida por Saussure, cuyo esquema es el siguiente:
Para hallar en el conjunto del lenguaje la esfera que corresponde a la lengua, hay que situarse ante
el acto individual que permite reconstruir el circuito de la palabra. Este acto supone por lo menos
dos individuos: es el mínimum exigible para que el circuito sea completo. Sean, pues, dos personas,
A y B, en conversación:
El punto de partida del circuito está en el cerebro de uno de ellos, por ejemplo, en el de A, donde
los hechos de conciencia, que llamaremos conceptos, se hallan asociados con las representaciones
de los signos lingüísticos o imágenes acústicas (imágenes mentales subjetivas que cada persona
evoca ante un estímulo sonoro) que sirven a su expresión. Supongamos que un concepto dado
desencadena en el cerebro una imagen acústica correspondiente: éste es un fenómeno
enteramente psíquico, seguido a su vez de un proceso fisiológico: el cerebro transmite a los
órganos de la fonación un impulso correlativo a la imagen, y estos emiten un determinado sonido
relacionado con lo que se desea expresar; luego las ondas sonoras se propagan de la boca de A al
oído de B: proceso puramente físico. A continuación, el circuito sigue en B un orden inverso: del
oído al cerebro, transmisión fisiológica de la imagen acústica; en el cerebro, asociación psíquica de
esta imagen con el concepto correspondiente. Si B habla a su vez, este nuevo acto seguirá —de su
cerebro al de A— exactamente la misma marcha que el primero y pasará por las mismas fases
sucesivas que
Sólo hemos tenido en cuenta los elementos juzgados esenciales; pero nuestra figura permite
distinguir en seguida las partes físicas (ondas sonoras) de las fisiológicas (fonación y audición) y de
las psíquicas (imágenes verbales y conceptos). Pues es de capital importancia advertir que la
imagen verbal no se confunde con el sonido mismo, y que es tan legítimamente psíquica como el
concepto que le está asociado.
Este circuito de la palabra explicado por Saussure en su Curso de lingüística general representa, en
exclusiva, el fenómeno del habla, es decir, la puesta en práctica del código (cada una de las lenguas
concretas) y, por tanto, la manifestación y el único aspecto observable del lenguaje. Sin embargo,
para el lingüista, el objeto de estudio de la disciplina lingüística debe ser la lengua y no el habla, lo
cual complica las cosas. Esto es debido a que las hablas proporcionan los datos, pero, sin embargo,
no constituyen la parte esencial. La lingüística debe ignorar los aspectos particulares de las hablas y
centrarse en aquellas características comunes que comparten todos los hablantes, pues son las que
hacen posible que todos ellos se entiendan.
Sin embargo, cuando el hablante realiza esta actuación no está́ haciendo un uso perfecto de la
lengua. De hecho, no existe ningún hablante que posea una actuación ideal. ¿Como establecer,
entonces, un modelo teórico que pueda servir para todos los hablantes aun cuando sus
actuaciones sean diferentes? Chomsky plantea la necesidad de establecer un arquetipo de
hablante/oyente ideal, al que se le haya eliminado toda característica particular y cuyo
conocimiento gramatical será́ compartido por todos los miembros de la comunidad. La
construcción de este deberá́ ser el objetivo del planteamiento teórico de la lingüística.
Coseriu divide la llamada lengua funcional, además, en dos partes: la técnica realizada, integrada
en exclusiva por el habla; y la técnica virtual, en la que encontramos la norma, el sistema y el tipo
lingüístico.
4.1. El concepto de norma
La norma se situaría entre el habla y la lengua en el proceso de abstracción. Se considera al habla
como el acto lingüístico en el mismo momento de su realización. Estos actos lingüísticos nunca son
enteramente idénticos, ya que varían de individuo a individuo o, incluso, en una misma persona
dependiendo del momento del día, el estado de ánimo... Por ello, se necesita que las diferentes
hablas de cada sujeto tengan alguna semejanza para que se pueda producir el acto de
comunicación en una misma comunidad. Esto obliga a plantear el concepto de norma.
La norma es aquella parte del habla que es común, tradicional y constante, es decir, que se
mantiene entre unas personas y otras. Por ello, no considera todo aquello que pertenece a la
variante personal e individual. Por último, el sistema es aquella parte común de las normas que
resulta esencial para el funcionamiento de la lengua, es decir, aquellos aspectos que, de resultar
eliminados, impedirían el entendimiento entre los diferentes miembros de la comunidad.
Una misma lengua, por tanto, posee diferentes normas, ya que en ellas suelen darse diferentes
variedades.
•Variedades diatópicas. Usos lingüísticos empleados en diferentes ámbitos geográficos, a los que
denominamos dialectos. (Según el texto de E. Coseriu las llamamos así́ cuando tienen una
implantación muy amplia, o hablas locales “patois” o babies cuando son de una región reducida.)
•Variedades diastráticas. Manera de usar una lengua según el nivel de instrucción que ha obtenido
el hablante y el grado de dominio que este posea sobre la misma. Está relacionada con los
sociolectos, en los que se distinguen tres niveles: alto o culto, medio y bajo o vulgar. La llamada
lengua popular, por ejemplo, es otra variedad social; así como las jergas o “argot”.
Sin embargo, no siempre hablamos de diferentes normas relacionadas con estas diferentes
variedades. Claramente sí que existe diversidad de normas entre los dialectos (variedades
diatópicas), pero conforme vamos bajando en la lista nos encontramos cada vez más incluidos en el
nivel del habla.
4.2. El concepto de tipo
El tipo se sitúa entre la lengua y el lenguaje humano, e incluye aquello que es común a diferentes
sistemas lingüísticos o lenguas. Al igual que ocurre con la norma, dentro de un mismo tipo pueden
encontrarse varios subtipos atendiendo a determinada agrupación de lenguas. Esta comprende un
conjunto de sistemas lingüísticos que comparten más características afines entre ellos que con el
resto de lenguas pertenecientes al tipo.
5. EL PROCESO DE ABSTRACCIÓN DE LA
INVESTIGACIÓN LINGÜÍSTICA
Gracias a la abstracción podemos ascender desde los idiolectos hasta las características generales
del lenguaje humano, como podemos observar en el esquema de la derecha. Primero, se deben
establecer diferentes idiolectos de personas que pertenezcan al mismo grupo social, y a partir de
las características que compartan, establecer un sociolecto. Aquellos sociolectos que correspondan
a personas que viven en un mismo lugar se agrupan en dialectos. El estudio de varios dialectos
determina una lengua, aunque normalmente se considera a tan solo uno de ellos como el “oficial”
para establecer lo que se considera como lengua estándar. A su vez, el estudio de varias lenguas
configura un tipo, que considera lo común y compartido por un conjunto de lenguas (incluso
podríamos incluir antes el subtipo). Por último, a partir del estudio de varios de estos tipos (o
todos) podríamos considerar el establecer las características generales del lenguaje humano, cuya
definición es el verdadero objetivo de la lingüística.
El tertium comparationis (proveniente del latín, significa, literalmente, “el tercer elemento de una
comparación”) es la cualidad que dos cosas que se están comparando tienen en común. Se precisa
saber para establecer tipos y subtipos lingüísticos. Por ejemplo, para establecer si el español y el
portugués poseen elementos en común, se deben elegir algunas palabras de uso común y observar
si se parecen (por ejemplo, las palabras pie y pé). Se suele poner un tercero en discordia (una
lengua con menos o pocas características en común) para observar si realmente esta es una
característica compartida, por ejemplo, en este caso, el neerlandés (voet).
Además, también resulta muy importante la propiedad de la inteligibilidad, que establece que si
aquellos hablantes de una lengua (siguiendo con el ejemplo, el español) escuchan, sin saber el
idioma, a unos hablantes de otra lengua con la que comparten afinidad (el portugués) los
entenderán mejor y de una forma más fácil que a aquellos hablantes que utilicen una lengua
menos afín (el neerlandés)
TEMA 4: NIVELES DE ORGANIZACIÓN
LINGÜÍSTICA
1. INTRODUCCIÓN
La razón principal por la que los lingüistas han establecido diferentes niveles lingüísticos es debido
a que en cualquier fragmento del habla hay demasiados elementos como para describir todas sus
características de una sola vez. Por ejemplo, en una frase tan sencilla como “¿Qué tal?”, se puede
estudiar el significado exacto de cada uno de los elementos de la construcción y su significado en
general, el orden de la estructura, los sonidos que se han utilizado, la entonación exigida por los
signos de puntuación, la forma en la que esa construcción va a ser utilizada (siempre para abrir una
conversación y nunca para cerrarla)
Esto es lo que hace que los estudios lingüísticos realicen enfoques selectivos. El lingüista se centra
en una sola tarea, es decir, en un solo nivel. Se denomina nivel a cada una de las etapas en que es
posible establecer y definir unidades lingüísticas cuya combinación con las de niveles superiores
terminará reflejando la estructura de la lengua. Esto último, establecer la estructura de la lengua,
es el objetivo del establecimiento de los niveles lingüísticos. Debemos mantener siempre en mente
que el lenguaje es articulado y, por tanto, al establecer en un nivel unos elementos se hace con
miras a la forma de combinarlos en el nivel siguiente.
Una de las cuestiones más debatidas por los lingüistas es cuál es el orden de estudio que se ha de
seguir. Se han dado múltiples respuestas, a destacar las de Bloomfield, que opinaba que se tenía
que ir de lo más simple a lo más complejo (de abajo a arriba: fonemas-morfologíasintaxis-
semántica); de Firth, cuya aportación, hoy día, es la más usada, que defiende el estudio de arriba
para abajo o viceversa, indistintamente (“ascensor”). Quizás esta sea la interpretación más
acertada, ya que todos los niveles están interrelacionados, no hay primacía de unos sobre otros
(e. g: “pala” y “bala”, donde el plano fónico afecta al significado, al plano semántico).
Actualmente, en cambio, se cree que, aunque se hayan establecido las etapas y “jerarquizado” de
alguna forma, se debe tener en cuenta que todos estos apartados están en conexión permanente.
Incluso cuando se establecen definiciones para cada uno de ellos, estas contienen elementos ya
supuestos en otros niveles.
Sin embargo, se suele hablar de cuatro niveles que surgen a partir de estos dos campos básicos: el
de los conceptos y el de los sonidos. Estos cuatro niveles serían la fonética y la fonología, por parte
del ámbito de los sonidos/la forma; y la gramática y la semántica por parte de los
conceptos/significado.
La fonética, por su por su parte, se encarga de estudiar las características físicas de los sonidos que
los distintos hablantes emitimos, mientras que la fonología centra su campo de estudio en la
lengua y en los sonidos/ fonemas que empleamos para crear unidades superiores con significado.
No obstante, hay un momento en el que no merece la pena seguir haciendo divisiones, pues
cuantos más niveles haya que estudiar por separado, más difícil será recomponer toda la
información de todos los planos para llegar a un conocimiento del lenguaje en su totalidad.
2. FONÉTICA Y FONOLOGÍA
Los niveles fonético y fonológico se corresponden con el nivel de la forma establecido en el punto
anterior, es decir, se refieren al aspecto material del lenguaje. La distinción básica entre estos dos
se encuentra en su objeto de estudio: en el caso de la fonética se trataría del habla, y en el de la
fonología, de la lengua. La fonética se ocupa de estudiar las características físicas y particulares de
los sonidos que emitimos, mientras que la fonología se encarga de las señales fónicas utilizadas
como medios de comprensión. Para ello, decimos que la fonética se basa en los alófonos o fonos,
es decir, la realización fónica de un fonema, y la fonología, por su parte, en los fonemas.
•La fonética articulatoria es la concerniente al hablante, la que nos explica cómo se hace uso del
aparato fonador para emitir información.
•La fonética acústica es la que concierne al oyente, a cómo nosotros recibimos la señales acústicas,
esos alófonos que asociamos a sus correspondientes fonemas.
2.2. La fonología
Por su parte, la fonología es la que estudia los sonidos (fonemas) con los que posteriormente
componemos unidades superiores con significado. J. Dubois diría que esta disciplina “estudia los
sonidos del lenguaje desde el punto de vista de su función en el sistema de comunicación”.
El fonema será una unidad abstracta y formal, el patrón, que represente todos los posibles
alófonos producidos por los hablantes. A su vez, es una unidad diferenciadora de otros fonemas
pertenecientes al mismo sistema de la lengua. Las propiedades fónicas que sirven para caracterizar
los fonemas como para establecer posiciones diferenciadoras entre unos fonemas y otros se
conocen como rasgos fonológicos; es decir, llamamos rasgos fonológicos a las características
diferenciadoras entre unos fonemas y otros (se oponen según una característica). A partir de estos
rasgos fonológicos se elaborará una matriz de rasgos, pero no como una lista arbitraria, sino
siguiendo un sistema estructurado.
Estos dos casos son posibles gracias a la economía del lenguaje. Esta permite la descomponibilidad
de las unidades lingüísticas mayores en otros elementos más pequeños que, a su vez, permiten la
combinabilidad para formar las expresiones más complejas.
Las palabras se descomponen en unidades mínimas con significado, llamadas morfemas (No
podremos hablar de morfema si alguna de las dos condiciones no se cumple). En la palabra “niño”
encontramos tres morfemas distintos: por un lado, el morfema léxico (“niñ-”), que aporta el
significado léxico o conceptual, y dos morfemas gramaticales (“o” y “s”), que indican género y
número.
No obstante, dentro de este campo, existen, además de los morfemas, los morfos o alomorfos, al
igual que en el nivel fonológico encontrábamos fonemas y alófonos. Los morfemas, como ya hemos
dicho anteriormente, son esas unidades lingüísticas mínimas que aportan significado, y los morfos
o alomorfos son las distintas realizaciones fonológicas de un mismo morfema. (Ej: “fiesta” y
“festivo”; comparten el mismo morfema, pero este sufre una pequeña variación en una de las
palabras. Así, tenemos dos morfos de un mismo morfema.)
*Hay casos en los que, de un solo morfema obtenemos distintos morfos, pero también, ocurre lo
contrario: podemos encontrar distintos morfemas a partir de un mismo morfo*
a ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su
Hay distintas clases de morfemas y estos pueden clasificarse según varios criterios. Desde el punto
de vista semántico, encontramos morfemas léxicos, que aportan la base léxica de la palabra, y los
morfemas gramaticales, que muestran significación gramatical. Ambos son importantes, ya que
aportan significado. Siguiendo un criterio sintáctico, encontraremos morfemas libres o ligados. Los
morfemas libres son aquellos que gozan de autonomía dentro de la estructura sintáctica (ej: hoy,
Reservados todos los derechos.
ayer, de, por...), es decir, podrían aparecer solos dentro de una oración; mientras que los ligados
son los que aparecen unidos a otro morfema ligado, deben ir acompañados (ej: niñ-, que tiene que
ir con -o, - ito, -a… como admite variación, no se trata de un morfema libre). Yule también aportó
eco
su granito de arena y concluyó que dentro de estas dos clases de morfemas se produce otra
subdivisión. En el caso de los morfemas libres, hizo distinción entre morfemas léxicos o funcionales,
y en el de los ligados, diferenció los morfemas derivativos (prefijo, interfijo y sufijo). Por último, si
clasificamos los morfemas según su naturaleza y su distribución obtendremos el radical y el afijo,
ambos morfemas, con significado. (Ejemplo raro que pone Fernando, “inutilizable” puede tener dos
composiciones morfológicas según si quiere decir que no se puede utilizar o que es “fácil que no
sea útil”.)
4. NIVEL SINTÁCTICO
En este nivel de la lengua se estudia cómo se combinan las palabras en unidades superiores
(término procedente del griego, “syntasso”, combinar, poner en orden).
Dentro del estudio sintáctico, se pueden distinguir dos disciplinas distintas: la sintaxis general y la
sintaxis tradicional:
•La sintaxis general es aquella que nos permite saber los mecanismos necesarios para formar
estructuras sintácticas en distintas lenguas, de las consideraciones generales de las estructuras
sintácticas que coinciden en distintas lenguas (ej: en toda lengua está presente la estructura
“sujeto+verbo+objeto”, y todos los hablantes la aplicamos, tanto en nuestra lengua materna como
cuando aprendemos una lengua extranjera).
•La sintaxis tradicional es la que define el aspecto formal y las reglas de una sola lengua.
La metodología aplicada para llevar a cabo estos estudios sintácticos es la de los constituyentes
inmediatos, ya sea mediante casilleros o mediante árbol. En el método del casillero podemos
apreciar cómo hay niveles inferiores que constituyen jerárquicamente una estructura sintáctica.
Por otro lado, el árbol es un método que segmenta la estructura sintáctica en distintas unidades o
nudos.
En ambos casos, llega a dividirse la estructura en sintagmas, la unidad mínima con función
sintáctica, que cumplen una función en la unidad superior de la que forman parte (la oración).
Dentro de un sintagma se puede observar que hay una relación entre los elementos; esta es una
relación de dependencia, en la que un elemento “domina” sobre los demás -el núcleo -, y los
dominados -adyacentes. (Ej: “El ordenador // funciona bien”. Dentro de estos dos sintagmas, las
palabras esenciales para comprender el significado de la oración son “ordenador” y “funciona”, por
lo que determinamos que ambas son los núcleos de sus respectivos sintagmas).
Otro elemento importante en el nivel sintáctico es aquel que se forma a partir de la combinación
de sintagmas: la oración. Es difícil llegar a una definición operativa, ya que es de configuración
débil, no puede darse una definición completa. Si aplicamos el criterio semántico, la definición
queda relativamente incompleta.
Por ello, se consideró después el criterio formal. Según este, se considera oración a partir de la
presencia de un verbo conjugado en forma personal. Bloomfield diría que la oración es un
conjunto de texto independiente que no queda enmarcada en otra unidad lingüística mayor.
Durante mucho tiempo se le dio la razón, sin embargo, con la llegada de la lingüística del texto, se
desmentiría la teoría de Bloomfield ya que un texto sería todo aquello que constara de coherencia,
cohesión y adecuación, y ese no era el caso de la oración.
De esta manera, si se combinan el criterio formal con el semántico obtendríamos una definición
mucho más completa: expresión lingüística dotada de autonomía sintáctica articulada en un
sujeto y en un predicado. A continuación, otro lingüista, Simone, quiso distinguir la oración de otro
elemento al que llamaría cláusula o proposición. Entendemos por cláusula todo aquel
agrupamiento de palabras que tiene predicado pero que forma parte de otra oración más extensa.
De este modo, una proposición principal junto a la otra formarían una oración complejas o
compuestas de distintos tipos.
5. NIVEL SEMÁNTICO
La semántica es la disciplina encargada del estudio del significado de las unidades lingüísticas.
•La semántica léxica, que se ocupa de los morfemas léxicos, es decir, del significado de las palabras
Para Yule, el significado está compuesto por una serie de elementos básicos esenciales a
los que se les añaden connotaciones. Para otros lingüistas, estos dos elementos son el
significado invariante y el significado secundario o variante, respectivamente.
Según Moreno Cabrera, el significado está constituido por el conceptual y el asociativo. El
significado conceptual es aquel que contiene los elementos léxicos comunicados básicos, y
a estos, se les añaden una serie de rasgos adicionales, es decir, connotaciones transmitidas
por asociación, que constituyen el significado asociativo.
Por último, Leech elabora una enumeración de siete tipos de significado, de entre los
cuales dota de mayor importancia al significado lógico y conceptual.
Hay una determinada secuencia de sonidos (secuencia fónica continua) que denotan una idea o
concepto y que, a su vez, se refiere a todas las entidades reales que ese concepto engloba.
El significado es toda la información que aparece codificada mediante los signos lingüísticos, ya que
estos encierran un contenido, una información.
Junto a estos signos lingüísticos se manifiestan otro tipo de señales, que no son lingüísticas,
cargadas de significado, y estas son: indiciales, contextuales e intencionales. Si en una situación
determinada alguien dice “¡Qué frío hace!”, esta unidad lingüística puede ir acompañada de una
serie de indicios que ya nos proporcionen la misma información: que se frote las manos o que le
castañeteen los dientes. También es importante el contexto, ya que la razón por la que ha dicho
eso sea que una ventana está abierta o bien, puede ser que con ello tenga la intención de apelar a
alguien para que cierre esa ventana, no para saber su opinión.
Para llevar a cabo un análisis del significado los lingüistas se valen de un análisis componencial.
Este dice que el significado está constituido por una serie de rasgos distintivos de significación
establecidos por contrastividad (casi a imitación del análisis fonológico). Estos distintos semas se
encuentran organizados en una matriz de rasgos que nos permiten diferenciar los significados de
unas palabras de otros, como es el caso en el ejemplo de “niño” y “hombre”, que se distinguen por
el sema adulto. Dentro de estas matrices existen también una cierta jerarquización y rasgos
presumiblemente universales. Este sistema de análisis explicaría por qué estructuras del tipo “Bebí
un vaso de jamón” sería incorrecta (competencia lingüística).
En esta oración, los rasgos semánticos entran en contradicción (+/-sólido, +/- líquido). Esto se
encuentra también en relación con la competencia lingüística del hablante, ya que es la que evita
que cometamos esas incorrecciones. Yule, con esto, determina el concepto de congruencia: Los
rasgos semánticos no solo valen para elaborar matrices, sino también para especificar relaciones
entre palabras que comparten rasgos comunes. Estas palabras que contienen algún sema común
forman, entre todas, un campo semántico.
El valor de la palabra viene delimitado por el de las palabras vecinas que se le oponen, según Trier.
El léxico de una lengua está totalmente organizado; forma un puzzle que engloba toda realidad y
esta, a su vez, recoge una idea o concepto. La definición de cada una de estas “piezas” se
encuentra, por tanto, en las relaciones que esta tiene con todas las demás.
Según Yule, analizar las palabras no solo es analizarlas como contenedores de significado, sino
también como sus relaciones con otras palabras que compartan algún rasgo semántico en común.
El valor funciona en un sistema de signos, conjunto de formas relacionadas opositivamente. Es
aquello que un elemento particular adquiere dentro de un sistema particular en función de la
relación con otros elementos o signos, que también tienen valor.
1. INTRODUCCIÓN
¿Cuándo empieza la lingüística como ciencia del lenguaje? Tenemos que datar este hito a finales
del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Es entonces cuando se descubre la existencia del sánscrito
y se da lugar a la lingüística histórico-comparada, con la que se estudiará la evolución de las
distintas lenguas. Se inaugura por tanto una nueva metodología para este estudio.
Otros autores, sin embargo, defienden que la lingüística como una disciplina científica nace en
1916, con el Curso de Lingüística General de Saussure, fruto de los apuntes de los alumnos que
asistieron a sus clases, por lo que se pueden encontrar una serie de errores y erratas. En esta obra
ya se le da un objeto limitado de estudio a la lingüística y se le da autonomía, característica
indispensable para que una disciplina sea considerada ciencia, aunque, a su vez, se enmarcara
dentro de la llamada semiología, disciplina que estudia cualquier sistema de signos. Además,
describiría los elementos que componen la lengua y denominará las relaciones que se establecen
entre ellos paradigmáticas y sintagmáticas.
Sin embargo, hay aún más controversia, ya que otros consideran que la lingüística como ciencia
viene junto con la publicación de Estructuras sintácticas de Chomsky (1957). Según este, los
lingüistas tienen que analizar la competencia lingüística de los hablantes, no solo debe limitarse a
describir.
Otra pregunta que surge alrededor de los orígenes de esta disciplina es: ¿cuándo empieza entonces
la Historia de la Lingüística?
•Gazdaru opina que la historia de la lingüística es un proceso gradual largo; una escalera con
peldaños o el “edificio de la lingüística”.
o Análisis. Propio de la época grecolatina. Establecen cuáles son las distintas partes de la oración y,
todo ello, a partir de reflexiones filosóficas que tenían objetivo filológico: interpretación de textos.
o Comparación. Surge por necesidades prácticas e intereses comerciales, para lo que se llevaron a
cabo compilaciones de lenguas.
o Evolución. A medida que nos acercamos al Romanticismo crece considerablemente el interés por
el origen, el pasado y lo exótico, por lo que se llega a estudiar la evolución de las diversas lenguas.
A finales del siglo XVIII determinan que todas las lenguas proceden de una protolengua: el
indoeuropeo.
o Leyes. Se preocupan por el establecimiento de leyes generales que expliquen el proceso por qué
esa protolengua ha devenido en las distintas lenguas actuales. Esto es propio de un estudio
diacrónico.
o Causas. En este nivel se buscan las causas que han provocado esos cambios, objeto de estudio de
la lingüística del siglo XX: la Gramática Generativa y Transformacional y el estructuralismo.
Este es un proceso que se define como acumulativo, en el que nos valemos de los distintos niveles
inferiores para llegar a los superiores. Así, Chomsky reconoce que su trabajo encuentra su origen
en el racionalismo del siglo XVIII y, por otro lado, los universales lingüísticos son principios de los
que se hablaba incluso en la Edad Media.
Determinamos, para concluir, que la Historia de la Lingüística recoge todos aquellos momentos en
los que ha habido algún tipo de crónica o pensamiento acerca del lenguaje.
TEMA 6:ÉPOCA GRECOLATINA
La actitud de los griegos frente al estudio del lenguaje es de índole principalmente filosófica. Ya en
el siglo V a.C se cuestionaban si las palabras designan las cosas según su naturaleza o si, por el
contrario, ese vínculo entre el significante y el significado era convencional (más tarde, en el siglo
XIX, Saussure lo denominaría arbitrario).
Se establecen, por tanto, dos corrientes: una naturalista (especulativa o teórica) y otra práctica o
empírica. Se presenta así la dicotomía entre physis o thesis, respectivamente.
La corriente teórica es aquella que se cuestiona la naturaleza del lenguaje, si este es fruto de la
physis (naturaleza) o si en cambio es fruto de acuerdo o convención. En primer lugar, los griegos se
plantean el origen de sus leyes, si son naturales o convencionales, lo cual queda reflejado en la
tragedia de Sófocles Antígona. En un principio, creían que estas leyes eran dictadas por los dioses y
que, por tanto, eran inmutables por su proceder natural, postura representada por la propia
Antígona. Sin embargo, con el paso del tiempo, descubrieron las leyes egipcias, que podían ser
consideradas igual de válidas. Por ello, se plantearon si verdaderamente las leyes les habrían sido
otorgadas por los dioses; podían tratarse de acuerdos de la comunidad y que, de esa forma,
pudieran cambiarse o alterarse, como bien expresa Sófocles a través del rey Creonte.
Este planteamiento se traslada al lenguaje, por el que comenzaron a preocuparse tras el siguiente
razonamiento: conociendo la naturaleza del lenguaje y de las palabras, podrían alcanzar la verdad
más fácilmente.
•Por naturaleza: lenguaje inmutable. Ente dador de palabras, que muestran la esencia de las cosas.
•Por convención. Lenguaje mutable. El uso de palabras depende de lo que haya sido acordado por
la comunidad.
Las dos posturas desde las que se partía eran las siguientes
La naturalista, defensora del uso del lenguaje por naturaleza; un ente dador de palabras
nos ha concedido el privilegio del lenguaje. Según esta teoría, la propia palabra recoge la
esencia de la cosa a la que se refiere, el ser humano no juega ningún papel activo en la
selección de palabras: el lenguaje es inmutable.
La postura convencionalista, según la cual el lenguaje se usa por convención, es decir, por
acuerdo de la comunidad: usaremos una palabra para designar una cosa cuando esto haya
sido aprobado por los hablantes, de modo que nos encontraríamos ante un lenguaje
mutable.
Con este debate se esboza por primera vez la cuestión de la arbitrariedad que resolvería Saussure
en el siglo XX. Saussure demuestra que el vínculo entre significante y significado es arbitrario, no
viene dado por la propia palabra, como defendía Platón, sino que se debe a un acuerdo entre los
miembros de una comunidad.
Estos planteamientos griegos serían los mismos que en el siglo XVII resurgirían bajo las corrientes
del racionalismo, equivalente al naturalismo de Platón y encabezado por la figura de Herder, que
habla del lenguaje y del pensamiento como capacidades inherentes al hombre; y, por otro lado, del
empirismo, que sigue la línea convencionalista bajo los nombres de Rousseau y Condillac, que
defienden que el lenguaje es una invención humana y que, por tanto, su adquisición es aprendida y
no natural, al igual que la del habla.
En los siglos III y II a.C encontramos una nueva y reeditada división en dos corrientes: el
anomalismo y el analogismo, fundamentados en la perspectiva de la regularidad y la irregularidad
de la lengua.
Estas dos posturas estarían representadas por las Escuelas de Pérgamo y Alejandría:
Aristarco fue el más famoso de los gramáticos alejandrinos. En su tiempo fue la morfología la parte
de la gramática de mayor estudio, de modo que ya definió cuáles eran los ocho elementos que
componían la oración. Más tarde, en latín, la cifra se mantiene, pero sustituyendo el artículo por la
interjección. No obstante, no tan avanzado es el estudio de la fonética y la fonología, aunque sí que
llegan a distinguir entre vocales y consonantes, que se podían dividir, a su vez, en semivocales y
mudas (leves, medias y ásperas).
Los alejandrinos (analogistas) sin embargo, defenderían que el lenguaje se caracteriza por su
perfección.
En esta dilogía, los analogistas vencerían en el sentido de crear un lenguaje homogéneo a partir de
los datos aportados por los textos. Pasan de la parte reflexiva a la práctica.
Aunque los primeros esbozos de la gramática ya hubieran hecho su aparición con Aristóteles, entre
otros, el más importante de los gramáticos fue Dionisio de Tracia, que elaboró la primera
gramática griega, Techné Gramathiké. Es una obra concisa, clara, escrita con un completo sentido
gramatical. Así, por ejemplo, haría una dividiría a la oración en ocho partes de forma muy precisa:
nombre, verbo, participio, artículo, pronombre, preposición, adverbio y conjunción y, por tanto,
sentenciaría que una “oración sería toda unión de palabras que presentaran sentido completo”.
Esta clasificación es la que sería aceptada durante más de mil años y, en gran parte, sería válida
hasta nuestros días. Además, analiza también las categorías gramaticales, distinguiendo el género,
el tipo, la forma, el número y el caso de un sustantivo, al igual que define las distintas categorías
verbales: modo, voz, tipo, forma, número, persona, tiempo y conjugación.
De este modo, la obra de Dionisio de Tracia sería de gran importancia gracias a la sistematización
de lengua como herramienta para el análisis de textos.
Por otra parte, en la Época Romana el estudio de la gramática se caracterizaría por mantener la
herencia griega; su trabajo sería considerado mimético al basarse en reformular las teorías
helénicas.
Entre estos siglos IV y VI destacan las figuras de Donato y Prisciano, de los que cabe adelantar su
férrea dependencia a los originales griegos.
Donato escribe su Tratado elemental de las ocho partes de la oración / Arte Menor, siguiendo la
estructura de la oración ya sistematizada por Dionisio de Tracia. El contenido de esta gramática
sería la base del Trivium, la primera etapa en la formación de todo estudiante romano, que
constaba de Gramática, Retórica y Dialéctica. Esta obra tendría una reseñable relevancia durante la
Edad Media gracias a su didactismo; tiene un tono escolar característico por la estructura que
sigue, principalmente pregunta-respuesta. De este modo, se convertiría en una de las obras
fundamentales de la gramática latina medieval.
No obstante, mayor fue la influencia alcanzada por Prisciano (s. V-VI), autor de Fundamentos de
Gramática, a la que podemos considerar como la gramática latina más monumental de todos los
tiempos. Aprovechó las teorías de sus predecesores latinos, pero intentó también, y ante todo,
adaptar las ideas de los gramáticos griegos, fundamentalmente las de Dionisio de Tracia, a la
lengua latina.
Establece una clasificación de las parte de la oración latina, en la que emplea la división de Dionisio
en ocho partes, y sus definiciones. Además, trata de llevar a cabo una descripción fonética y, sobre
todo, gramatical de la lengua latina. Su obra contiene, novedosamente, recopilaciones de textos,
de modo que desaparece el interés por el lenguaje hablado y se atiende principalmente a los
manuscritos de grandes autores. Esta obra, en particular, tuvo y tiene una gran repercusión en
muchas gramáticas normativas modernas.
1. ÉPOCA MEDIEVAL
A partir del siglo III d.C, ya se empieza a advertir cierta decadencia en el Imperio Romano. Desde la
caída de la parte occidental del mismo, en el año 476, hasta la conquista de América en el 1492 y la
aparición de los ideales renacentistas, se desarrolla un periodo histórico que conocemos como
Edad Media. En ella se produce una clara transición hacia el feudalismo. Además, cabe destacar
que la Iglesia adquiere un papel muy relevante y, por tanto, la ideología cristiana, de modo que
todo desarrollo en la artes y en las ciencias tendría lugar dentro de la propia ideología cristiana.
A lo largo de la Edad Media sigue vigente la tradición lingüística griega y romana, no sufre ninguna
modificación esencial el estudio del lenguaje. Se continúa estudiando el latín Lo más notable de lo
que se debe hacer mención es la creación de un alfabeto gótico por obra de Wulfila para
interpretar la Biblia, y del cirílico en el siglo IX, por Cirilo y Metodio. Este cirílico sería la adaptación
del alfabeto griego a las exigencias del antiguo eslavo. (Historia de la Lingüística, Collado).
El estudio de la gramática en la Edad Media se encaminaba hacia fines prácticos, como eran la
enseñanza y el aprendizaje del latín, pues el pueblo ya hablaba su lengua vernácula. De esta forma,
se escribían manuales destinados al uso escolar en los que solo se presentaban una serie de reglas
gramaticales de forma sencilla. Al cabo del tiempo, observaron que una forma de retenerlas más
fácilmente era escribiéndolas en verso, de forma se pasó a versificar la gramática entera. La obra
más representativa de las gramáticas en verso fue el Doctrinale puerorum de Alexander De Villa-
Dei, un ejemplar que sobrevivió incluso a la Reforma y al Humanismo.
Con todo lo anterior se puede probar que la ciencia del lenguaje se encuentra en un punto muerto,
ya que no se dedica tiempo a la investigación ni tampoco se intenta corregir a autores anteriores
con el fin de superarlos. Para la enseñanza del latín se emplean gramáticas descriptivas ya
existentes, pero nunca se elaboró una teoría completamente nueva que ofreciera otra concepción
de la lengua latina. En el ámbito de la etimología ocurre lo mismo que con la gramática: se
desconoce por completo la evolución del lenguaje. La única excepción serían, probablemente, las
Etimologías de San Isidoro de Sevilla, de carácter enciclopédico.
Alrededor del siglo XII empiezan a aparecer las primeras gramáticas latinas comentadas desde un
punto de vista filosófico. Se pensaba que solo un filósofo podría acercarse a la verdadera
gramática. Así, se trata de incluir la gramática descriptiva dentro de la filosofía escolástica.
Una serie de filósofos, los llamados modistas (modistae) (que escribían tratados en los que
intentaban unir los aspectos filosóficos y gramáticos de Aristóteles) distinguían tres mundos: el
real, el mental y el del lenguaje. Todos ellos trataban de explicar la correspondencia que se
establecería entre estos tres modos o mundos. Para ello, escribieron sus De Modis Significandi, los
tratados en los que explicaban la correspondencia entre el mundo real, el mental y el del lenguaje;
y de ahí, que estos filósofos sean conocidos como modistae. Apreciaron que, si en el mundo real
encontramos sustancias y accidentes, en el mundo mental también deberían sucederse tanto
conceptos sustanciales como accidentales. Por lo tanto, mundo del lenguaje debería estar
sometido a este paralelismo, de modo que las sustancias quedarían representadas por los
sustantivos, y los accidentes, por los adjetivos. Ambas categorías, hasta entonces, se habían
concebido como pertenecientes a la categoría de “nombres”, y ahora eran capaces de distinguirlas
basándose en definiciones lógicas y semánticas.
Con ello buscaban el paralelismo entre el ser, el entender y el significar. Cada mundo tiene un
modo particular de ser: el modo de ser es el apropiado para que lo podamos aprender gracias al
intelecto, y para que lo podamos expresar a través de las palabras.
•Francis Bacon diría: “La gramática es una y la misma, en lo que respecta a los aspectos
esenciales, para todas las lenguas, aunque en cuestiones accidentales las lenguas
manifiesten variaciones”. Es decir, según él, las categorías gramaticales y las relaciones que
se establecen entre ellas han de ser las mismas en todas las lenguas, ya que las cosas y los
seres humanos somos iguales en todo el mundo. “Son las cosas las que, a través del
entendimiento, determinan la gramática de una lengua. Puesto que las cosas son las
mismas para todos, la gramática debe ser una y única”.
Los modistae también se ocuparon del significado aislado de las palabras y la cosignificación, según
la que es necesario tener en cuenta la relación entre una palabra y los demás elementos de la
oración para entender el sentido completo. Así, intentaron determinar cuáles eran las condiciones
que debía cumplir una oración para dar lugar a la congruitas o coherencia: en primer lugar, las
palabras seleccionadas deben ser las apropiadas; se tienen que poder aplicar las oportunas
correlaciones flexivas; y a su vez, deben ajustarse a la colocabilidad (en relación con la competencia
lingüística y a los componentes semánticos). Estos principios se adelantaron a las reglas de
reescritura y de subcategorización del modelo generativo de Chomsky.
En la época medieval podemos seguir distinguiendo dos orientaciones, las mismas ya presentes en
la época grecolatina y que se han llegado hasta nuestros días. Estas son una orientación teórica y
otra práctica.
•La orientación teórica se basa en la teoría del lenguaje, es la rama de los modistas.
Las principales líneas del estudio de la lingüística en la Edad Media han trascendido y llegado a
nuestros días: en primer lugar, todavía a día de hoy los lingüistas siguen buscando esos universales
lingüísticos de los que ya hablaron los filósofos medievales, y por otro lado, estaban muy
interesados en la enseñanza y el aprendizaje y adquisición de las lenguas.
Aunque en gran parte la Edad Media se limitara a imitar los modelos griegos y romanos, también se
crearon obras. Las dos obras medievales “sorprendentes” en función de sus necesidades prácticas
fueron El Anónimo Islandés y De vulgari eloquientiae.
El Anónimo Islandés es una obra del siglo XII cuya importancia radica en el hecho de que es la
primera obra de la historia en la que se escribe en la lengua vernácula, no en latín. Se trata
concretamente de un tratado de reforma ortográfica en el que se intenta adaptar el alfabeto latino
al idioma islandés, una lengua no clásica. No obstante, el proceso no fue tan fácil; el autor se
encontró con el problema de las vocales, ya que el alfabeto latino disponía de cinco vocales,
mientras que el islandés podía llegar a tener alrededor de treinta vocales entre largas, cortas,
nasales e intermedias. Para ello, puso en práctica una metodología revolucionaria: el sistema de
verificación por “pares mínimos”, anticipándose entonces a la fonología del siglo XX. Consistía en
observar cómo, en un mismo contexto lingüístico, al poner determinado fonema, el significado
cambia, concluyendo entonces que son unidades lingüísticas diferentes (en castellano, podría
asemejarse a la variación entre ser, sur y sor, palabras que se diferencian unas de otras por un solo
fonema, de modo que podemos asegurar que son unidades diferentes, ya que si fueran iguales, no
habría distinción entre una y otra, sino que se trataría de la misma palabra). No se ha conocido la
existencia de esta obra hasta su primera publicación a principios del siglo XX.
La siguiente obra de gran interés en la Edad Media fue De vulgari eloquentiae, de Dante. En los
estudios literarios y lingüísticos este autor supone el enlace entre la Edad Media y el Renacimiento,
ya que muestra cierto avance con respecto al pensamiento medieval.
En ella trata de justificar que también la estructura de las lenguas vernácula sirve para tratar temas
nobles de la literatura, que, hasta entonces, se habían tratado en latín: valor y virtud entre otros.
Se encarga de buscar cuál es la lengua más apropiada para escribir literatura. Es en este punto
donde se aprecia el precedente renacentista, pues pone el latín y esa lengua vulgar al mismo nivel.
Para ello se remonta al origen de la lengua, se plantea la diversificación que sufrió y llega a que la
lengua que contenía el “legado” del latín podría ser la lengua itálica, compuesta entonces por
catorce dialectos, de los que realizó un análisis en el que encontramos grandes prejuicios
lingüísticos: unos dialectos le parecían hediondos, otros demasiado femeninos (además tenía
prejuicios machistas pero esto es otro tema). De este modo, eliminó aquellos que no consideraba
apropiados para la tarea, para buscar la llamada “lengua vulgar ilustre”, y concluyó que los
dialectos más adecuados para la literatura serían el boloñés y el toscano, que eran los que él
hablaba.
Esta obra está escrita en latín; no será hasta la Divina Comedia cuando empiece a escribir en
italiano. Con ella se da origen a los estudios dialectológicos, ya que es uno de los primeros autores
que considera las variedades geográficas que, más tarde, Eugenio Coseriu denominaría
“diatópicas”. Además, Dante puede ser uno de los precursores del estudio histórico y comparado
de las lenguas (castellano, francés, provenzal e italiano).
2. RENACIMIENTO
El Renacimiento lo consideramos el primer paso a la modernidad después de diez siglos sumidos en
la Edad Media. Dentro del propio Renacimiento consideramos dos siglos: su comienzo en la historia
de la lingüística data del 1444, con la publicación de la obra de Lorenzo Valla, y se da por finalizada
con la Gramática de Port Royal, de 1660.
El Renacimiento también se caracteriza por la presencia de dos distintas vertientes: una parte
práctica y otra teórica.
•Dentro de la parte práctica se dedican al estudio del latín y del griego clásicos a través de textos
de Cicerón y Virgilio, entre otros, y a la elaboración de gramáticas de lenguas vulgares.
•La parte teórica especula sobre la estructura de las lenguas para, así, reflexionar sobre ellas.
La parte práctica recoge el trabajo de Lorenzo Valla, Elegantiae latini sermonis, en el que reivindica
el retorno al latín clásico; reacciona contra los usos del latín medieval, no comparables a sus
aplicaciones originales. Según su punto de vista, el latín se había barbarizado, por lo que tenía que
hacer una gramática de corte clásico.
Por otra parte, para analizar las lenguas vulgares aplica una metodología clásica, hecho que ya le
daría prestigio a la lengua en cuestión, ya que al redactar una gramática se estaba equiparando al
latín. Se elaboran, así, 72 gramáticas de la lengua italiana, otras 52 de la lengua francesa, y
también, 37 de la lengua castellana.
En el año 1492 Antonio Nebrija crea la primera gramática en lengua romance y el primer
diccionario bilingüe “castellano-latín”.
Estas gramáticas siguen el corte grecolatino clásico y tienen varias partes: una dedicada a la
escritura y a la pronunciación, otra a la morfología y la última dedicada a la sintaxis. Se caracterizan
también por contar con una sección de barbarismos y por su prólogo, en el que agradecían su labor
a los mecenas y en el que, además, explicaba cuál era la importancia de esa lengua.
En esta parte del estudio teórico de las lenguas destaca la gramática de actitud reflexiva y
universalista de Port Royal (Grammaire générale et raisonnée) de 1660. Fue escrita por Arnauld y
Lancelot, un filósofo y un gramático, respectivamente. De esta forma, la estructura gramatical pasa
a ser analizada desde la lógica y se centra en la búsqueda de universales. El nombre con el que se
conoce esta gramática se debe al lugar donde fue escrita, la abadía de Port Royal.
La gramática es el arte de manifestar juicios sobre las cosas que concebimos. Estos juicios están
compuestos por una proposición sujeto+atributo, dos conceptos unidos por el verbo “ser”, que,
además de servir de elemento de unión, afirma que ese determinado atributo es propio de ese
sujeto en concreto.
Al estudiar las diferentes partes de la oración se descubre que hay elementos que representan
objetos de pensamiento (conceptos=sustantivos) y afirmaciones (verbos). El verbo, en su origen,
fue solo uno y servía como elemento de unión entre el sujeto y el atributo. Con el tiempo es el ser
humano el que ha dado lugar a la proliferación de elementos. Así, toda oración predicativa puede
ser convertida en una copulativa: “Juan vive” provendría, por lo tanto, de “Juan está vivo”, oración
en la que quedan unidos, verbo (afirmación) y atributo.
2.Dios es invisible.
“Dios, que es invisible, ha creado el mundo, que es visible”. Así queda demostrado que los juicios 2
y 3 están recogidos en el juicio 1. De este modo, la estructura superficial no coincide con nuestro
“espíritu”, con la estructura profunda.
TEMA 9: IDEAS LINGÜÍSTICAS DEL
SIGLO XIX
1. INTRODUCCIÓN
El siglo XIX se caracteriza por una euforia científica. Este hecho se explica con los grandes avances
que se sucedieron a lo largo del siglo: teoría atómica, las reglas de Mendel, el Origen de las
especies de Darwin, la locomotora... A ello hay que añadirle el dominio de la filosofía positivista,
encabezada por Comte, que considera que la adquisición de un conocimiento positivo se consigue
a través de los datos, de la observación concreta de los hechos. En las ciencias sociales y en las
humanidades hay que adoptar esta postura empírica para alcanzar el grado de científicas.
Existe, por tanto, un gran interés por la recopilación de palabras de distintas lenguas y, después, las
comparan con el fin de llegar o, más bien, aproximarse a un origen común. Este modo de estudio es
resultado de ese interés romántico por las antiguas civilizaciones, sobre todo germánicas y
orientales, y además, de la asociación entre lengua y pueblo: la lengua es reflejo del carácter
nacional.
Otro de los hitos más importantes que marcó el devenir lingüístico del siglo XIX es el
descubrimiento del sánscrito. Sir William Jones denominaría a esta lengua “lengua exquisita” al
tener relación con lenguas clásicas como el latín, lo que le haría pensar que ambas procederían de
un origen común anterior, a pesar del gran salto temporal que las separaba. Esto daría pie a lo que
sería la lingüística histórico-comparada. En 1808, Friedrich von Schiller escribe La lengua y la
filosofía de los indios, obra en la que afirma que existe una relación entre el latín y el sánscrito
(lengua arcaica, siglo XV a.C, empleada para ritos litúrgicos y reminiscente en los cantares de
gesta).
•Al comprobar estas similitudes determinan que todas esas lenguas tendrían que proceder de una
protolengua (indo-germánica - indoeuropeo). Se habla, por tanto, de una familia lingüística de la
que hay que reconstruir toda su evolución. A raíz de estas similitudes deducen cómo pudieron ser
las palabras en indoeuropeo.
Algunos autores que siguen esta metodología “de reconstrucción” son los hermanos Schleger, que
detectan las primeras semejanzas entre las distintas lenguas y son quienes le dan nombre al
método. No obstante, quien da comienzo a esta lingüística indoeuropea y consigue que esta se
asiente es F. Bopp (Sobre el sistema de la conjugación del sánscrito en comparación con el del
griego, latín, persa y germánico, 1816). Este lingüista lleva a cabo una comparación de las
gramáticas de las distintas lenguas. Por su parte, el danés Ramus Rask (Investigaciones sobre el
origen de la antigua lengua nórdica o islandesa) habla de la relación entre el neerlandés antiguo y
las lenguas nórdicas, y J. Grimm (Gramática alemana) tratará las lenguas germánicas.
Este método, ya asentado, fue muy sorprendente, ya que permitía establecer el parentesco
genético de una lengua con sus antecedentes a partir de las semejanzas encontradas en la
comparación entre varias lenguas coetáneas. Así, la primera fase consistiría en comparar varias
lenguas dadas y la segunda ya llegaría a puntos de origen común para las tres; estos puntos
comunes pueden tratarse de etapas intermedias antes de llegar a la protolengua, que sería el
indoeuropeo. Este sería, por tanto, el proceso a seguir para llegar a una reconstrucción de la
primera lengua de la que se originarían todas las posteriores.
Aunque fueron muchas las semejanzas que se encontraron entre cada familia de lenguas, es
característico el hecho de que también se descubrieron numerosas diferencias. Estas diferencias
rompían sus planteamientos, pero, en lugar de pensar que se trataba de diferencias accidentales,
Jacob Grimn vio que estas eran sistemáticas y regulares, fenómeno al que llamarían “regularidad
en las desemejanzas”. El propio Grimn da nombre a la Ley de Grimn, de 1822, que establece una
tabla en la que se propone la correspondencia sistemática de las oclusivas en griego, como
representante del indoeuropeo, en el idioma gótico, como lengua intermedia, y el antiguo alemán,
representante de la rama germánica.
Esto demuestra que, a partir de los datos en los que se basan, intentan buscar generalidades,
principios universales. De esta forma, podemos decir que el estudio lingüístico de esta época es
inductivo, además de diacrónico. Se trata de un método histórico comparado, riguroso, empírico y
científico. Aun así, se iría afinando progresivamente a partir de la mitad del siglo XIX.
Se dio lugar, entonces, a la Ley de Verner. En las palabras Pater (griego) y Fader (gótico), se da
cuenta de que las dos primeras consonantes sí que cumplen la la ley de Grimm, mientras que las
dos siguiente sufren una ligera modificación, ya que no se da la rotación prevista. Por ello, Verner
añade que las oclusivas sordas en griego solo se convertirán en fricativas cuando el acento se
encuentre en la sílaba precente, no en ningún otro caso. Si no se cumple ese requisito, pasará a ser
oclusiva sonora directamente. Este es un caso en el que la Ley de Grimm se va perfeccionando con
el tiempo y a medida que la observación es mayor.
El factor determinante que llevó a estos estudiosos a entender la genealogía de las lenguas fue la
teoría de Darwin (1859): según este, las especies vivas no eran fijas e inmutables, sino que
formaban parte de una cadena que había sufrido un proceso evolutivo. Los lingüistas, por tanto,
trasladan las ciencias humanas a la biología. Schleicher escribe la Teoría darwiniana y lingüística
considerándose a sí mismo un científico de la naturaleza y tratando el lenguaje como un organismo
vivo, al igual que cualquier otro ser animal (“El lenguaje nace, crece, se reproduce y muere).
En esta obra presenta un método genealógico arborescente, con el que establece parentesco entre
una protolengua (el indoeuropeo) y las sucedáneas. Lo hace de igual manera que se hacía en
botánica, disciplina en la que ya se agrupaban las plantas por características comunes. A través de
las generalidades, de la repetición de semejanzas, se lleva a cabo una reconstrucción de la lengua
indoeuropea, en la que se llega a escribir una fábula: “La oveja y los caballos”.
Con ello, decimos que se pasa de un trabajo meramente comparativo al sometimiento a un proceso
histórico. Las lenguas se consideran organismos en evolución, por lo que la comparación se vuelve
histórica a través de los árboles genealógicos.
3. LOS NEOGRAMÁTICOS
A partir de 1875 aparecen los neogramaticos, un término despectivo que acuñaron los lingüistas
tradicionalistas de la época para denominar a un grupo de jóvenes que quisieron modificar el
estudio del lenguaje puesto en práctica hasta entonces con intención de superarlo y mejorarlo.
Destacamos que este grupo de neogramáticos plantean la analogía porque resaltan que las
palabras no pueden estudiarse de forma aislada, de modo que se anuncian los principios del
estructuralismo del siglo XX, con el que se defendía que las palabras guardaban algún tipo de
relación con el sistema en el que aparecían.
La lingüística anterior se centra en los textos escritos, mientras que estos defienden la
consideración del habla como plano al que atenerse (“La letra es una imagen grosera del
habla”).
Además, hay un gran salto temporal entre las etapas que se someten a contraste: sánscrito
griego-gótico. En todo el tiempo que pasa entre una lengua y la siguiente,
¿cuál es la evolución? ¿Cómo se encuentra la lengua en un momento concreto durante
esos siglos? Según su criterio, no vale con hacer suposiciones sobre un sistema
reconstruido.
En relación con lo anterior cabe mencionar su cuestionamiento sobre si ese método era
verdaderamente científico. Buscaban la máxima rigurosidad posible, por lo que eran
conocidos también como los “atomistas”.
Es así como se ponen los límites de lo que sería la lingüística contemporánea: basada en el
registro oral, se vale de la analogía para explicar anomalías en la lengua... De hecho, los
neogramáticos fueron los que formaron a los principales lingüistas del siglo XX. A modo de
recapitulación y conclusión se podría decir que los principales lingüistas del siglo XIX se han
centrado en la evolución, en cómo se ha formado la lengua. Para ello, entonces, se crea
una metodología de reconstrucción y, a partir del estudio, se crea una historia de la lengua.
Este es, por consiguiente, un estudio diacrónico de la lengua en el que consideramos un
defecto que no se tienen en cuenta los estados de lengua de un momento determinado
HUMBOLD
Humboldt es un lingüista de la primera mitad del siglo XIX que convive con la lingüística histórico-
comparada y que, sin embargo, se estudia por separado debido a sus ideas tan adelantadas para su
época.
Como ya hemos apuntado, se trata de un lingüista aislado que, a pesar de coexistir con una
lingüística histórico-comparada, no se centra en los grupos de lenguas que se acostumbraba a
comparar. Ahí radica su originalidad y el germen que precursaría las ideas del siglo XX.
Ya habla de la creatividad como una facultad del lenguaje, ya que, a partir de medios finitos, es
capaz de crear innumerables construcciones. “La lengua no es obra, sino actividad”.
Además, distingue la forma, es decir, los elementos constantes que forman las lenguas, y el
carácter, que se refiere a la facultad creadora que no permite el uso de la lengua.
Considera que la estructuración del mundo depende de las estructuras de la lengua. De esta forma,
la realidad se estructura con medios lingüísticos. Así, establece una relación entre lenguaje y
pensamiento y entre lengua y carácter nacional. Por tanto, las características de una lengua serán
distintivas de una nación y reflejarán la individualidad del pueblo.
Humboldt plantea que la lengua forma un sistema en el que las palabras no se encuentran de
forma aislada, sino que están interrelacionadas. De hecho, todos los elementos están relacionados.
Este sistema, principalmente, se caracteriza por la productividad: el pensamiento y sus
combinaciones son inagotables, de modo que, si la lengua es una manifestación del pensamiento,
la lengua también lo será, al igual que las combinaciones entre sus distintos elementos.
TEMA 10: LA LINGÜÍSTICA EN EL
SIGLO XX. EL ESTRUCTURALISMO
1. INTRODUCCIÓN: SAUSSURE
El Curso de lingüística de Saussure fue publicado en el año 1916. En esta obra, con datos sobre sus
lecciones recopilados por sus alumnos y publicadas tras su muerte, se plantean sus principales
doctrinas, las cuales reaccionaban ante la situación de los estudios lingüísticos en su tiempo. En el
siglo XIX, las lenguas se estudiaban según su evolución, se trataba de una lingüística histórica y
comparada, en diacronía (“una etapa más de una escala evolutiva”). Saussure se había formado
dentro de este grupo de neogramáticos, pero sus ideas planteaban la necesidad de un cambio con
respecto al método de estudio.
El signo lingüístico posee dos caras, dos planos inseparables, un concepto o imagen mental y una
imagen acústica. “Las palabras no son otra cosa que la unión de unos sonidos con unas
determinadas ideas o conceptos.”
En el plano del significante y del significado podemos distinguir, además, si estamos hablando de
ellos dentro de la lengua o dentro del habla.
El significante:
Dentro del plano del significado, podemos realizar la misma distinción: una cosa es el significado
inherente de la palabra, el significado lingüístico convencional, y otras son las connotaciones que
aporten los distintos hablantes.
Saussure señala también que la relación, la conexión que existe entre estos dos planos que
componen el signo lingüístico es arbitraria o inmotivada, no existe una razón para relacionar los
conjuntos de fonemas con la realidad a la que se refieren.
El significado es arbitrario y podemos verlo, además, en la conceptualización distinta que hace cada
lengua de la realidad. Cada lengua conceptualiza, estructura la realidad que rodea a dicha
comunidad lingüística de una forma determinada. Debemos señalar que también hay arbitrariedad
en esa forma que tiene cada lengua de conceptualizar la realidad y dar así significados a las
unidades lingüísticas. (Ejemplo: bosque en español y forêt en francés no “parcelan” los conceptos
sobre la realidad de la misma forma: forêt puede ser, a veces, el concepto que nosotros
entendemos por selva.) La conceptualización de los significados es, por tanto, también arbitraria.
El signo lingüístico tiene carácter lineal. Esto hace referencia al canal que emplea la comunicación
humana: los sonidos tienen que ser emitidos en la línea del tiempo, “no podemos pronunciar dos
fonemas al mismo tiempo”. Por tanto, estos deben tener un orden en la línea del tiempo. Según
cómo los pronunciamos, según el orden, se van creando unos significantes, unas palabras distintas,
con su distinto significado. Esto es economía del lenguaje, que mediante unas unidades finitas de la
segunda articulación nos permite crear expresiones de la primera casi ilimitadas.
La unidad lingüística es un valor. Los elementos que componen una lengua se definen más
por las posiciones distintivas que mantienen con los demás elementos de la lengua
(oposiciones) que por lo que son. “Se definen más por lo que no son que por lo que son.”
Por tanto, suele haber una característica distintiva, que será la que los define, como en
ejemplo de los fonemas /p/ y /b/, en el que la característica que los opone y por tanto los
define será que /p/ es sorda y /b/ sonora, aunque lo dos son elementos consonánticos
oclusivos bilabiales. La lengua es un sistema de valores. Podemos emplear este sistema en
variadas ocasiones, tanto en el plano de los sonidos como en el del significado.
Toda lengua está basada en relaciones. Distinguimos las sintagmáticas, que son las que
existen entre un elemento y las unidades que lo siguen y preceden (concordancia,
régimen…) y las asociativas, esas asociaciones mentales que existen en la cabeza del
individuo cuando está “seleccionando” las palabras que va a emplear. Esta relación
asociativa indica que, cuando creamos una oración, existen una serie de unidades
agrupadas por tener las mismas características, de las cuales hemos seleccionado una. Eje
de selección (entre un número de unidades lingüísticas con las mismas características,
están en oposición, en relación paradigmática): en el momento en el que elijo rojo, estoy
dejando fuera los demás colores; y eje de combinación, entre las unidades que están
presente, que contrastan y concuerdan y están en solidaridad con las demás (relaciones
sintagmáticas)
-En la diacronía no estudiamos cómo es un signo lingüístico concreto, sino cómo los elementos de
las lenguas han ido evolucionando y cambiando a lo largo de sus distintas etapas (eje de
sucesiones).
Esto supone una revolución para la concepción de las formas de trabajar el lenguaje.
Anteriormente, solo se concebía como científica la visión diacrónica del estudio lingüístico. Solo el
método sincrónico permite estudiar la lengua de manera sistemática. (No le quita importancia por
esto a la diacronía.)
La lingüística externa: es el estudio de la lengua en relación con otras ramas del saber, que
se ocupa de cómo el lenguaje es visto en su entorno y cómo surgen disciplinas como la
sociolingüística y la psicolingüística, que nos aportan información exterior sobre el
lenguaje.
La lingüística interna: que se ocupa estrictamente de la lengua como sistema, de sus
unidades, sus estructuras y sus relaciones, y su funcionamiento en general, de la cual se
plantea una teoría. Esta última ha sido criticada, ya que se queda tan solo en la
descripción.
Otros: prioridad a la lengua hablada sobre la escrita (“para qué conformarnos con la fotografía si
podemos ver a la persona real”); no a la prescripción (no hay “buenos” y “malos” usos).
La Escuela de Ginebra fue creada a partir de que Saussure era maestro ginebrino, aunque quizá es
la menos importante, pero en ella estaban sus dos alumnos que publicaron el Curso, Albert
Séchéhaye y Charles Bally, en 1916, a partir de sus apuntes, y se dedicaron especialmente a
extender sus principios, aunque también publicaron libros propios sobre lingüística, crearon sus
propias ideas lingüísticas. Además del Curso, aparecieron otra serie de cuadernos, anotaciones y
textos del propio Saussure que vienen a completar este curso, publicados por Robert Godel con el
título de Les sources manuscrites, las fuentes manuscritas del curso de lingüística general de F. De
Saussure. Nos sirve para ver si los alumnos habían interpretado bien sus ideas, aunque lo principal
era comprobar si seguían existiendo en ellos los planteamientos claramente estructuralistas de
lengua/habla, significante/significado… Por tanto, esta escuela guarda su importancia en la labor
que realizó para promulgar y salvaguardar las enseñanzas del propio Saussure.
2. LA ESCUELA DE COPENHAGUE
El aspecto de mayor importancia de esta escuela es la creación de la glosemática por parte de
Hjemslev. Se trata de una teoría lingüística que profundiza, quiere llevar al extremo en la idea del
Curso de que la lengua es forma y no sustancia, y es considerada la teoría lingüística más original y
compleja de la época, de la primera mitad del siglo
Esta distinción entre sustancia y forma era una de las dicotomías, de las parejas de conceptos que
planteaba el propio Saussure: decía que había una materia “amorfa”, tanto de sonidos como de
ideas, a partir de las cuales tomaban forma las lenguas. Para Hjemslev era lo mismo. Afirmará que
la expresión es continua de sonidos que pueden ser articulados por el ser humano.
En la sustancia de la expresión, por tanto, contaríamos todo el conjunto de sonidos que pueden
ser emitidos por el aparato fonador (órganos articulatorios) del ser humano, sea en la lengua que
sea. Habrá, por ejemplo, un continuo vocálico.
La forma de la expresión es el proceso o el fenómeno por el cual cada lengua selecciona de esa
sustancia y toma de ella los sonidos que van a constituir su código fonológico, para constituir los
significantes de su código lingüístico. Por ejemplo, el alemán tiene 8 vocales y el español 5: cada
lengua estructura el continuum vocálico para emplearlo según sus necesidades.
La sustancia del contenido comprenderá todo el conjunto de ideas y conceptos que el ser humano
tiene capacidad de tener y de realizar (pensamientos, ideas, conceptos…) hable la lengua que
hable. La sustancia del contenido es universal, y posteriormente cada lengua estructura esos
contenidos en una determinada conceptualización, que será la forma del contenido. Los conceptos
no serán los mismos en una lengua y en otra. Por ejemplo, cuando hablamos del número
(gramatical) en una lengua u otra, este se realiza de distinta forma en las distintas lenguas: hay
lenguas que tendrán singular y plural, y otras que añadirán el dual. Cada lengua le da forma a esa
sustancia según sus necesidades.
La forma de la expresión y la forma del contenido constituyen el signo lingüístico. Esto quiere
decir, también, que en la glosemática de Hjemslev lo principal son los aspectos formales, la teoría
Hjemslev fue quien planteó por primera vez las características que debía tener una ciencia para
poder otorgarle ese título, de una disciplina científica: habla de autoconsistencia, de
exhaustividad, de empirismo, de simplicidad (si hay dos planteamientos, simple y complejo, que
llevan al mismo resultado, debemos quedarnos con el simple).
Debe haber una disciplina que se encargue del significante de la lengua, que será la fonología
(fonemas), y otra disciplina que se encargue del significante del habla, que será la fonética
(alófonos, sonidos).
Esto le llevará a establecer la distinción entre los fonemas y otra cosa es lo que él llama los sonidos
o alófonos:
JAKOBSON
También ruso, que también tuvo que emigrar a Praga, Dinamarca, Noruega y a Estados Unidos,
finalmente.
Fue un lingüista, crítico de la literatura, teórico, escribió sobre poética… Sobre todo, es célebre por
su teoría de las funciones del lenguaje. Afirmaba que el lenguaje debía ser estudiado en toda la
variedad de sus funciones. Se le conoce por su conferencia, más tarde publicada como artículo,
Lingüística y poética, en la que insistía que no se podía seguir con la concepción tradicional que
separaba la parte lingüística de la significación de las palabras y la parte poética, en la que se
buscaba una funcionalidad de este mensaje linguistico de los poetas.
Discutía que en el lenguaje todo es funcional, se debe buscar siempre la finalidad que tiene el
lenguaje que estamos utilizando. Por esta misma razón planteó sus célebres seis funciones del
lenguaje, en la que, a partir de los elementos que intervienen en el lenguaje (emisor, receptor,
mensaje, canal, código y contexto/referente), propuso una función específica del lenguaje.
Jakobson admitía que en toda situación comunicativa se daban las seis funciones de manera
simultánea, pero afirmaba que una destacaba por encima de las otras.
Jakobson también trabajó en fonología: se planteaba una definición de las unidades que
componen el sistema fonológico. Realizó la teoría de la oposición binaria o binarismo o de la
diferenciación. Realizaba esta definición de las unidades a partir de las diferenciaciones, de las
oposiciones que se dan entre ellas en un rasgo definidor. En las propiedades del lenguaje,
cuando hablamos de la recurrencia, decimos que existe siempre un miembro marcado y un
miembro no marcado en cuanto a la presencia o la no presencia de ese rasgo diferenciador.
Amplía este binarismo al campo morfológico también. Ej: profesor/profesora. En cuanto al
rasgo morfológico de género, diremos que profesora es marcado, ya que es exclusivamente
femenino, mientras que profesor puede referirse a ambos géneros (no es marcado). Sin
embargo, si digo “El profesor y la profesora” sí estará marcado en cuanto a género.
BÜHLER
Psicólogo austríaco que escribió una teoría del lenguaje publicada en 1934 en la que plantea que el
habla humana está formada a partir de un hablante, un oyente y un tema. “Al fin y al cabo, el
leguaje es alguien que habla, alguien que escucha y aquello que se dice.” Por lo tanto, toda
manifestación lingüística es una manifestación del hablante, una llamada para el oyente y una
representación de un hecho determinado.
Cualquier manifestación acústica que se realiza se convierte en signo lingüístico desde el momento
en el que hay una coordinación del fenómeno acústico, que se conecta con la realidad, y conecta
con el emisor y el receptor, de forma que se convierte en señal. Lo que estamos planteando son
tres funciones básicas y fundamentales del lenguaje: la función representativa, la función
expresiva y la función conativa. Jakobson desarrollaría estas funciones y añadiría otras tres más, a
partir del mensaje, el canal y el código. Ejemplo: si alguien dice “llueve”, se convierte en signo
lingüístico en el que están presentes estas tres (o seis, como dijo Jakobson) funciones a la vez, a
pesar de que destaque una u otra en cada situación comunicativa. Si es cierto que está lloviendo y
digo “Llueve” se trata de la función representativa, simbólica, estoy conectando la palabra con una
realidad. Si hay otra persona con la que iba a pasear, este signo lingüístico denota fastidio o una
llamada de atención al receptor. Solo con un hecho acústico pueden darse estas tres funciones que
estamos tomando como básicas.
En esta Escuela de Praga existe una separación entre la etapa que precede a la Segunda Guerra
Mundial y la que la sigue. Tras este suceso, la lingüística se ciñe a las exigencias de la lingüística
rusa, en la que se le da mayor relevancia a la realidad, a la sociedad en el aspecto lingüístico. Se
consideran las realidades lingüísticas siempre conectándolas con las realidades extralingüísticas.
MARTINET
Este lingüista no pertenecía a ninguna de las escuelas.
Plantea un funcionalismo realista, insiste en que hay que procurar un equilibrio entre la
especulación teórica y la realidad de la que estamos hablando. Por lo tanto, debemos atender al
aspecto funcional de la lengua que estamos estudiando y no limitarnos a planteamientos teóricos
de esta lengua en cuestión. Sigue la línea de la Escuela de Praga, pero no se incluye en ella: algunos
autores creen, incluso, que tras él se crearía una nueva escuela. Es la figura del estructuralismo
europeo que más ha influido en los lingüistas contemporáneos: su obra ha sido traducida a más de
18 lenguas y es empleada en todas las universidades.
Martinet fue el primer lingüista en mencionar la doble articulación del lenguaje. Este aspecto con
el que innovó en la lingüística supuso un cambio en la visión y la metodología con la que se
realizaban los planteamientos lingüísticos. Martinet empleaba la palabra “engranaje” para referirse
a las articulaciones, ya que para él el lenguaje es un engranaje de elementos de ambas
articulaciones.
Martinet escribió un libro llamado Economía de los cambios fonéticos, en el que trata el tema de la
economía del lenguaje y la necesidad de esta para poder comunicarnos de manera efectiva: existe
una infinitud de realidades a las que referirnos, y el ser humano tiende a la ley del mínimo
esfuerzo, a querer conseguir el máximo rendimiento con el mínimo posible de elementos.
1-DETERMINISMO
Dentro de esta postura sobresalen dos autores:
FRANZ BOAS
Era un matemático, físico y geógrafo alemán, judío, que se vio obligado a emigrar a Estados Unidos,
donde comenzó a practicar la antropología y se convirtió en un experto en las lenguas
aborígenes/amerindias. Publicó un manual de todas las lenguas indio americanas, que se
compone de tres gruesos volúmenes y cuya composición le llevó a Boas desde el año 1911 hasta los
años 30. Integra el estudio de la lengua y la cultura: afirma que, si queremos interpretar de forma
adecuada las diferentes culturas, es indispensable que tengamos un conocimiento científico de las
lenguas que emplean estas culturas. Para conocer un pueblo, debemos recoger información tanto
de su cultura como de su lengua. Defiende el valor idéntico de todas las lenguas.
Hasta hacía no mucho, se habían seguido los planteamientos darwinistas, también considerado en
las lenguas: había unas lenguas que tenían “supremacía” sobre otras. La lengua solía tener un
carácter nacional (Humboldt), ya que era representativa del pueblo que la hablaba. Para Boas,
todas las lenguas tienen valor idéntico. Cada lengua estructura y contextualiza la realidad de
maneras diferentes, pero esto no quiere decir que unas tengas más valor que otras.
SAPIR
Era también de familia judía, y tuvo que emigrar. En su estudio, combinó labores teóricas y sus
labores de campo. Realizó gramáticas y diccionarios, y además acudía a las diferentes tribus y
pueblos para observar su forma de hablar, y así añadir anotaciones etnográficas y antropológicas a
sus diccionarios. Además, escribía también poesía, hacía crítica literaria y componía música. El libro
en el que se encuentra toda su teoría es El lenguaje (1921), en el cual vemos que no le interesa
tanto la forma de las lenguas y se centra más en la forma en la que cada lengua sistematiza los
significados, la organización formal del significado, que es propia de cada lengua. “El modo en el
que los significados son sistematizados por la lengua.”
Considera que nuestra estructuración de la naturaleza sigue las líneas que nos va dictando nuestra
propia lengua, codificamos los conceptos que vamos viendo. Categorizamos la realidad según
nuestro sistema lingüístico. Sapir piensa que cada una de esas conceptualizaciones que hacemos de
lo que nos rodea es fruto de la estructura de nuestra lengua. Este aspecto terminaría en la tesis de
Sapir-Whorf, en la que Sapir colabora con uno de sus discípulos, que combina dos principios:
Esta teoría tenía una primera versión muy radicalizada que decía que, entre lenguas distintas, era
imposible entenderse. Decían que era imposible realizar traducciones entre lenguas. (Ejemplo del
esquimal y las distintas palabras para los distintos tipos de nieve.) Más tarde la tesis se suavizaría, y
dirían que tan solo influye en nuestros pensamientos: pasa a la teoría de que la traducción no es
imposible, sino que es relativa y se puede llevar a cabo de forma aproximada.
2-DESCRIPTIVISMO. L. BLOOMFIELD
Continuación del estructuralismo, “estructuralismo norteamericano”. Bloomfield se considera el
inaugurador esta Escuela. Fue amigo de Sapir, pero con concepciones muy distanciadas. Mientras
que a Sapir solo le interesa la cuestión del significado, Bloomfield termina diciendo que este es
importante, pero se dejará más a un lado dentro de su estudio.
Tras este primer planteamiento debemos hablar del mecanicismo y anti mentalismo. Aquí, la
lingüística de Bloomfield no presenta interés en lo que ocurre en la mente del individuo, es decir,
de los hablantes y los oyentes cuando hacen uso del lenguaje. Solo le interesan los hechos
inmediatamente perceptibles, acústicos, que han sido pronunciados por los individuos. No llega,
por tanto, a tratar la interpretación de los individuos sobre estos fenómenos acústicos, no tratará el
significado que les asociamos.
En esto se aleja de Saussure y su circuito de la palabra, en el que se hablaba de que el cerebro del
hablante A tenía un concepto, una idea, que enviaba a sus órganos fonadores, que pronunciaban
unos fonemas que viajaban mediante las ondas sonoras al oído del hablante B, y a su cerebro, que
lo interpretaba. Tenemos en este, así, la consideración del significado, del concepto mental que
obtenemos a partir de los sonidos pronunciados. El planteamiento de Bloomfield dice que el
aprendizaje y el uso lingüísticos solo se realizan por medio de la repetición. Nosotros, para
Bloomfield, no creamos lenguaje. Esto va en contra de la creatividad del lenguaje, etc, ya que dice
que somos totalmente mecanicistas: repetimos aquello que ya hemos oído y almacenado. Somos
anti mentalistas porque solo nos centramos en los aspectos prácticos, puramente mecánicos del
lenguaje. Por esto, todo lo que sea el significado se quedará fuera.
Bloomfield recibió numerosas críticas por su planteamiento del lenguaje, considerado simplista, ya
que parecía que afirmaba que los humanos emplean el lenguaje tan solo para sobrevivir.
No trata el monólogo interior que es posible gracias al lenguaje, ni de la introspección que atiende
a la interioridad del hablante, lo que se ha planteado antes de pronunciar la expresión acústica. A
esta postura anti mentalista la criticaron por su simplismo, ya que parece expresar tan solo
oraciones básicas como “Tengo hambre”. Pero Bloomfield se daba cuenta de estos puntos de su
perspectiva: lo que pretendía era no entrar en aspectos no fiables para su caracterización de la
lengua. Bloomfield consideraba que, para una caracterización de la lengua clara y científica, habría
que tener en cuenta tres estadios: lo que ocurre antes del hecho comunicativo, el hecho en sí y lo
que pasa después de este. Sin embargo, él piensa que solo podemos ocuparnos del segundo
punto: del plano del habla en sí. Estos otros dos planos no han sido suficientemente caracterizados
No es que Bloomfield quite importancia al significado, más bien sería al contrario. Cree que es un
aspecto demasiado complejo para poder tratarlo, y metodológicamente le interesa más tratar los
aspectos palpables. Dice que, además, el significado se encuentra en el contexto. La perspectiva de
Reservados todos los derechos.
Bloomfield es un adelanto de la pragmática que aparecería a finales del siglo XX, que afirmaba que
podíamos conocer el significado de las palabras atendiendo al contexto en el que habían sido
utilizadas. Bloomfield se queda con las formas solamente.
Descriptivismo, que le suele dar nombre a esta corriente teórica. Se dedican a deducir de
un corpus de datos lingüísticos las reglas que podrían ser capaces de dar cuenta de todos y
cada uno de los enunciados de ese corpus. Este corpus de datos lingüísticos sería un
conjunto de textos, tanto orales como escritos, que reúnen información suficiente como
para permitirnos conocer la lengua y poder así describirla. Atienden a la función, a que
determinados fenómenos lingüísticos aparecen en determinadas posiciones. Observando
esto, realizan reglas o teorías sobre las características de estas palabras que ocupan x
posiciones.
•Distribucionalismo, que define los elementos que componen la lengua atendiendo al entorno
en el que suelen aparecer, tanto en el plano morfológico como en el fonológico. De nuevo se
fijan en las posiciones en las que aparecen. La gramática que plantean consiste en ver cómo
están distribuidas y organizadas las unidades de una lengua.
•No al significado. Las expresiones lingüísticas solo pueden ser analizadas de manera exacta en
el terreno de la forma, dejan fuera el contenido, el significado. Ya está muy alejado este
planteamiento de Saussure, que mantenía que era imposible separar los dos aspectos del signo
lingüístico.
AUTORES POSTBLOOMFIELDIANOS
R.S. WELLS
Publicó Constituyentes inmediatos, que se basa en que toda oración está formada por una
combinación de construcciones que forman sus constituyentes. Ej: esos disturbios desencadenaron
los problemas. Según este análisis, existe una primera distinción o división en esta frase: esos
disturbios / desencadenaron los problemas. Otros dos elementos: “esos / disturbios”,
“desencadenaron / los problemas”. Llegamos al final: “los
/ problemas”. Al llegar a esto, hemos obtenido todos los constituyentes inmediatos que
constituyen esta Oración.
Después de esta segmentación pasaremos a la clasificación, que atiende a cómo se agrupan los
elementos y si tienen distribuciones comunes (los elementos) en todas las oraciones en las que
aparecen. Si veo, por ejemplo, que puedo intercambiar esos y los; disturbios por problemas; y que
desencadenaron no se puede intercambiar con ninguno, concluyo que pertenecen a tres clases
gramaticales distintas. Los clasifico según qué posiciones comunes pueden ocupar. Chomsky, más
tarde, criticó este planteamiento, porque no servía en oraciones como pueden ser las
comparativas: tanto… como, son un mismo constituyente, que va separado, y en este sistema de
cajón no se podría situar este constituyente. Además, en este sistema, una oración pasiva y su
forma activa se verán como dos oraciones independientes, ya que tienen constituyentes distintos.
Z,S HARRIS
Maestro de Chomsky, era estrictamente formalista (no al significado). Trabaja exclusivamente
mediante un corpus para el análisis científico del lenguaje. Su método distribucional establece las
unidades y luego especifica las relaciones que mantienen entre sí. Al establecer esas relaciones,
plantea una serie de reglas. Trata de establecer reglas simples y ordenadas que definan estas
relaciones, y pretende que estas reglas sirvan no solo para ese corpus, sino para cualquier otro
corpus que sea analizado para su estudio (esto es una de las características para que una
investigación sea científica, predictibilidad de la regla, tiene que ser capaz de predecir los
resultados de próximas investigaciones.
Su característica principal es que también establece un concepto de transformación. Dice que con
seis o siete estructuras oracionales básicas y fundamentales, a partir de una serie de
transformaciones que se les hagan, se puede dar cuenta de toda la serie de oraciones que puede
emitir un hablante. Terminará dando una descripción de esas transformaciones necesarias para
formas las oraciones posibles. Esto sería un adelanto de la teoría de Chomsky de reglas generativas
de la estructura profunda y reglas transformativas que llevan a la estructura superficial.