1.1. ¿Por qué estudiar el lenguaje? ¿Por qué elaborar teorías que expliquen su naturaleza?
El lenguaje se estudia por dos grandes motivos: por una cuestión heurística, es decir, simplemente
por curiosidad intelectual sobre el fenómeno; o por cuestiones aplicadas, es decir, ofrecer soluciones
a los problemas de la vida real que estén relacionados con el lenguaje.
En cuanto al porqué de elaborar teorías que expliquen su naturaleza, entre otras razones, permitirá
comprender el papel de la lingüística en otras ciencias como la neurolingüística, la inteligencia
artificial, el procesamiento del lenguaje natural, etc. Por ejemplo, como señala Jackendoff, un tema
recurrente para la mayoría de las teorías lingüísticas ha sido el estudio de la investigación del
lenguaje como capacidad cognitiva humana.
El lenguaje no es asunto exclusivo de la lingüística, interesa también a otros campos como la
psicología, la sociología, la antropología... Ya en los años 70, el gran lingüista Michael Halliday,
padre de la Gramática Sistemática Funcional, reconocía la relación del lenguaje como sistema con
estas disciplinas, así como con la arqueología, la geografía, las matemáticas, la física...
EJEMPLOS:
1: El cartero (le) entregó el libro a María, no a Juana.
2: El cartero (le) entregó a María, no a Juana, el libro.
Aunque las dos oraciones son gramaticalmente correctas, la 6 parece más natural, lo cual se debe a
dos principios funcionales de la organización de los enunciados, que actúan de forma paralela. El
primero dicta que existe una preferencia por situar los constituyentes oracionales sintácticamente
más complejos en la zona más cercana al final de la oración, y la segunda establece que la
información nueva, y más prominente, también prefiere una posición al final de la oración. Por esta
razón, “a María, no a Juana”, que establece un contraste que cancela una supuesta presunción
errónea del oyente, se sitúa con más naturalidad al final de la oración, después del objeto directo.
Por tanto, para un lingüista funcional el criterio de adecuación explicativa no es suficiente y debe ser
complementado con otros. En el caso de los ejemplos 6 y 7, la explicación basada en los dos
principios de tipo funcional tiene como objetivo dotar a la teoría lingüística de una adecuación
pragmática o comunicativa. Así, se sabe que la tendencia a poner los constituyentes complejos a la
derecha incide en su mayor facilidad para ser procesados por la mente si se encuentran en esa
posición, lo que nos lleva a la adecuación psicológica o cognitiva. Se puede decir que la preferencia
de la información tanto nueva como compleja por ser situada al final de la oración viene motivada
por restricciones de tipo psicológico o cognitivo en el procesamiento.
Un lingüista cognitivo, analizando la frase “el cartero entregó el libro a María”, buscaría la
motivación en esquemas conceptuales como el de movimiento y el de posesión. Así, en este caso, en
el que el objeto indirecto aparece tras el objeto directo, se emplea un esquema de movimiento, en el
que la entrega del libro implica desplazamiento por el espacio hasta un lugar de destino, que es
María. Como María es, a la vez, receptora del libro, nuestras mentes correlacionan y llegan a
confundir las nociones de destino y receptor. Esto no sucede en el caso “el cartero entregó a María el
libro”, en el que el objeto indirecto aparece antes que el directo; en este caso, la interpretación de la
oración se centra en la función de María como beneficiaria del acto de entrega.
El criterio de adecuación cognitiva, al que George Lakoff, otro de los padres fundadores de la
Lingüística Cognitiva, denominó “compromiso cognitivo”, en principio era muy similar al estándar
de adecuación psicológica, con lo que únicamente exigía una mera compatibilidad con los resultados
de la experimentación empírica. Así, el criterio de adecuación cognitiva ha evolucionado de forma
muy notable. Experimentos realizados por la psicóloga Eleanor Rosch han demostrado que la mente
humana no distingue entre conceptos de una forma muy rígida. Para poder definir unas categorías
conceptuales y distinguirlas de otras es necesario que la categorización se produzca en función de la
comparación de los objetos de nuestra experiencia con lo que ella denominó el prototipo (o mejor
ejemplar) de la categoría.
Por ejemplo, en una teoría clásica de categorización, el concepto “soltero” se caracterizaría como un
“varón no casado”. Pero si nos referimos al Papa, por ejemplo, produce extrañeza, ya que no es un
buen ejemplo de la categoría “soltero” por las circunstancias atípicas que han dado lugar a su
soltería.
Otro ejemplo muy interesante de cómo categoriza la mente humana es el de “madre”. En las teorías
que no buscan la adecuación psicológica o cognitiva, “madre” se define sencillamente como “mujer
que tiene hijos”. Sin embargo, el concepto de “madre” es más complejo: en sentido biológico es una
mujer que tiene hijos, pero también los cuida, educa, etc., y puede tener incluso una connotación
espiritual o figurado, como se ve en las oraciones: “Teresa de Calcuta fue la madre de los pobres” o
“La experiencia es la madre de la ciencia”; También existe una concepción “marital” de la idea de
madre (se espera que la madre tienda a formar una familia con sus hijos y el padre de estos). Una
teoría que aspire a tener adecuación cognitiva debe contemplar todos estos elementos conceptuales,
denominados modelos cognitivos.
En un estadio posterior, el compromiso cognitivo se ha comenzado a entender no como una cuestión
de compatibilidad entre la lingüística y las ciencias cognitivas, sino como la subordinación de la
primera a los postulados de las segundas, que incluyen todo tipo de disciplinas empíricas
relacionadas con la mente, además de la propia lingüística: psicología, filosofía, neurociencia,
antropología, inteligencia artificial, sociología o biología.
En cuanto a la adecuación tipológica, se refiere a la capacidad de una teoría para dar cuenta de
fenómenos lingüísticos en cualquier lengua natural. Es decir, se dice que una gramática alcanza la
adecuación tipológica cuando, además de cumplir otros niveles previos de adecuación, es capaz de
proporcionar gramáticas para las lenguas de cualquier tipo, dando cuenta al mismo tiempo de las
similitudes y diferencias entre estas lenguas.
En la Lingüística Generativa se postula la existencia de una Gramática Universal con la que nacemos
todos los seres humanos.
En lingüística funcional, el criterio de adecuación tipológica es esencial para modelos como la
Gramática Funcional de Simon C. Dik y la Gramática del Papel y la Referencia de Robert D. Van
Valin. Sin embargo, estos modelos no propugnan la existencia de principios gramaticales innatos,
sino de tendencias universales, que nunca se pueden postular a priori, sino después de haber
analizado numerosas lenguas pertenecientes a distintas familias.
Hay lingüistas que han estudiado rasgos tipológicos en el nivel semántico, un ejemplo es el caso del
Metalenguaje Semántico Natural, de Anna Wierbicka y Cliff Goddard, que mediante un método de
reducción de conceptos complejos de numerosas lenguas no emparentadas, han llegado a identificar
unos sesenta primitivos semánticos (elementos básicos de significado que no se pueden
descomponer más), que permiten definir cualquier concepto léxico de cualquier lengua. Conceptos
como “saber”, “verdad”, “decir”, “querer”, “pensar”, “mal”, cuyo carácter es universal, pertenecen al
listado de primitivos semánticos de esta teoría.
Adecuación psicológica: lo que la teoría dice acerca del lenguaje debe ser compatible con lo que se
sabe acerca de los mecanismos psicológicos involucrados en el procesamiento del lenguaje natural y
otros tipos de mecanismo psicológicos como la memoria.
Adecuación tipológica: la teoría debería ser formulada en términos de reglas y principios que
puedan ser aplicados a cualquier lengua natural.
Adecuación cognitiva o compromiso cognitivo: similar a la adecuación psicológica en un
principio, después evolucionó a uno de los requisitos centrales de la lingüística cognitiva y establece
que una teoría del lenguaje debe reflejar la estructura cognitivo-perceptual de la interacción del
individuo con la realidad externa.
Aunque tener en cuenta los juicios del hablante ha ayudado mucho, en tiempos más recientes la
investigación lingüística se ha beneficiado del análisis de grandes corpus informatizados, los cuales
permiten efectuar búsquedas automatizadas de palabras, sintagmas, categorías lingüísticas básicas,
colocaciones (palabras que frecuentemente aparece una asociadas a la otra. Ej: “pan” y “queso”) y
los contextos en los que aparecen los items buscados.
Los corpus más utilizados en inglés son el Corpus of Contemporary American Englis (400 millones
de palabras) y el British National Corpus (100 millones de palabras). En español, el más conocido es
el Corpus de Referencia del Español Actual (150 millones de palabras), de la Real Academia, aunque
también hay otros menores como el Corpus Español, de Mark Davies, de la universidad de Brigham
en EEUU, o el Corpus de Referencia del Español Contemporáneo, de la Universidad Autónoma de
Madrid.
Un corpus es una colección de datos lingüísticos cuya selección y organización se lleva a cabo
teniendo en cuenta criterios explícitos lingüísticos con el fin de ser usado como muestra de la lengua.
Los corpus de referencia son los que han sido confeccionados para facilitar información sobre
aspectos diversos de una lengua, este tipo ha de recoger el máximo número de datos, pues entre sus
aplicaciones primarias se halla el diseño de productos como diccionarios o gramáticas.
Los corpus tiene dos funciones fundamentales: verificar o desechar una determinada hipótesis de
trabajo, y describir un aspecto determinado de una o varias lenguas teniendo en cuenta los datos
extraídos de uno o varios corpus.
Distinción a tener en cuenta: los enfoques basados en corpus utilizan los datos para respaldar o
ejemplificar teorías que ya habían sido formuladas incluso antes de que los grandes corpus vieran la
luz, y los enfoques guiados por corpus consideran los datos que conforman su principal herramienta
de análisis y derivan sus teorías de la evidencia que proporcionada por estos.
Este árbol sintáctico revela la composición de un sintagma nominal que consta de núcleo (fotos), un
especificador (el determinante “las”) y un complemento preposicional (de Juan). En lo referente a las
relaciones sintácticas, el especificador afecta a “fotos de Juan”, y “de Juan”, funciona como
complemento de “fotos”.
En la estructura sintáctica hay un especificador y dos elementos rectores (N “fotos”, y SP “de Juan”),
y dos constituyentes regidos (P, correspondiente a “de” y N, a “Juan”).
En la oración “Juan come pan” también hay un especificador (el sujeto oracional), dos elementos
rectores (el nudo SI, que corresponde a todos los elementos de la oración O, que concuerda con el
especificador; y el nudo SV, correspondiente a la base verbal), así como dos constituyentes regidos
(V, correspondiente a “com-” y SN, correspondiente a “pan”.
También podemos referirnos a los marcadores sintagmáticos desde niveles jerárquicos: nivel cero
(núcleo), proyecciones intermedias y proyecciones máximas.
Estas representaciones permiten establecer una serie de relaciones estructurales, como son las de
dominio y precedencia. Así, se dice que un núcleo está dominado por una proyección máxima o al
contrario que las categorías que se encuentran en la parte más alta del árbol dominan a las categorías
que están situadas abajo.
Técnicamente, la noción de dominio se define como: “Un nudo @ domina a un nudo ß si y sólo si @
está más alto en el árbol que ß, y si se puede trazar una línea de @ a ß que vaya sólo hacia abajo”.
La relación de precedencia nos ofrece información de orden lineal: “Un nudo @ precede a un nudo ß
si y sólo si @ está a la izquierda de ß y @ no domina a ß o ß no domina a @”.
Por último definiremos la relación estructural de mando-c que se construye sobre las anteriores
nociones de dominancia y precedencia. En una estructura arbórea decimos que el nudo @ manda-c al
nudo ß si y sólo si cumple las siguientes dos condiciones:
1: Ni @ domina a ß, ni ß domina a @.
2: El primer nudo ramificante que domina @ también domina a ß.
2.1. Preliminares.
¿Cómo puede ser que un niño tiene facilidades para los idiomas, pero no para la álgebra, y de mayor,
tiene mayor facilidad para esta última ciencia, pero no para aprender un nuevo idioma? Avanzamos
así, que la adquisición del lenguaje obedece a una lógica diferente de la que regula el aprendizaje de
otro tipo de habilidades. El lenguaje tiene un patrón inverso al del aprendizaje general.
La adquisición del la L1 es muy fácil en comparación con otras habilidades.
Chomsky (1957). Syntactic Structures. Supuso un cambio de paradigma en:
1: Lingüística: naturalismo metodológico, método hipotético-deductivo y Lengua-I.
2: Psicología: E-O-R, The “black box” e inicio de la psicología cognitiva.
Según la imagen, y valiéndonos del ejemplo de los verbos irregulares en inglés, además de que las
diferentes G (G1, G2...) son pasos, podríamos determinar que G1, es cuando el niño memoriza
palabras y no se da cuenta del significado; que G2 es cuando el niño adquiere la regla y la
sobregeneraliza; y que en G3 el niño ha adquirido la regla y aprende que hay excepciones que hay
que memorizar.
2.7. La polémica está servida: pero, ¿dónde queda la dimensión comunicativa del
lenguaje?
La línea divisoria que nos permite delimitar qué constituye la naturaleza del objeto de estudio es
precisamente el punto que fragmenta a los modelos funcionalistas y formalistas. Aún así, pese la
marcada diferencia entre los enfoques formalista y funcionalista, no tienen por qué ser
incompatibles. Es más, seguramente sean hasta complementarios.
Chomsky ha llegado a decir que se deberían estudiar el lenguaje y la mente al igual que ciencias
físicas como la biología, abstrayendo el sistema objeto de análisis de su entorno físico por medio de
un proceso de idealización.
TEMA 3. EL FORMATO DE UNA GRAMÁTICA GENERATIVA.
Estas reglas están compuestas de símbolos categoriales, y las podemos intepretar como: 1) una
oración se puede reescribir en un sintagma nominal, un auxiliar y un sintagma verbal. 2) El auxiliar
se reescribe por FLEX (flexivo). 3) un sintagma verbal se puede reescribir como un verbo y un
sintagma nominal. 4) Un sintagma nominal se expande en un determinante y un nombre. La
categoría “Det” aparece entre paréntesis, lo que significa que este elemento es opcional.
El orden de estas reglas tiene su propia lógica interna, lo que constituye una derivación. Las reglas
que forman parte de una derivación se ordenan de manera intrínseca y siguiendo lo que se ha
denominado el criterio de expansión, que reza: “toda unidad sintántica compleja resulta del
desarrollo o expansión de otra más simple por la que puede ser sustituida”. Así entonces, la regla 2,
seguirá a la 1, si la noción categorial que 2 ya incluye ha sido introducida por 1.
Podemos igualmente formular reglas que nos permitan elegir entre dos elementos, distinción que se
anota con el símbolo {}. Por ejemplo: X → ({YZ}) R. Esta regla nos indica que si elegimos Y no
podemos elegir Z, permitiendo generar las siguientes estructuras: X → R / X → Y R / X → Z R. Si
bien no será posible generar las siguientes: X → Y Z R / X → Y Z.
Toda una derivación de un subconjunto de reglas se puede representar en una estructura arbórea o
indicador o marcador sintagmáticos, como demuestra el siguiente diagrama, según los ejemplos del 1
al 4:
Por otro lado, las reglas transformacionales constituyen una de las aportaciones más significativas a
la investigación lingüística contemporánea, pues, como afirma Brucart, estas reglas responden a un
doble propósito:
1: Establecer las relaciones entre oraciones que tienen una misma representación semántica, si
bien son estructuralmente distintas (ej: las oraciones activas y pasivas o las interrogativas
parciales).
Tomando las siguientes frases: Mis tíos han comprado una casa (oración activa), Una casa ha
sido comprada por mis tíos (oración pasiva), y, ¿Qué han comprado mis tíos? (oración
interrogativa parcial). Deducimos que son oraciones estructuralmente distintas, puse los SN
ocupan posiciones diferentes, pero todas ellas tienen una misma representación semántica: mis
tíos realizan una acción tal que compran una entidad que es una casa, por lo que los dos SN
desempeñan siempre la misma función: agente y paciente, respectivamente. Esta relación entre
las tres oraciones queda reflejada asignando la misma posición al objeto de comprar en la
estructura profunda, mientras que posteriores transformaciones (reglas transformacionales)
permiten obtener diferentes representaciones.
2: Diferenciar las representaciones sintácticas iniciales (estructura profunda) correspondientes a
secuencias estructuralmente ambiguas.
En la frase: “la invitación del gobernador”, existen dos posibles lecturas. Las reglas
transformacionales proporcionan una solución, pues si se trata de un genitivo objetivo
respondería a una descripción estructural del tipo X invitará al gobernador, mientras que si es
un genitivo subjetivo, sería el gobernador invitará.
Las reglas transformacionales operan sobre la estructura profunda y generan la estructura superficial,
es decir, la oración tal cual la pronunciamos o leemos. Su formato debe especificar la descripción
estructural (DE) sobre la que opera y el cambio estructural (CE) que la referida alteración trae
consigo. Veamos el formato de una regla transformacional:
Un ejemplo de regla transformacional se da en las oraciones pasivas. Por ejemplo, “el ejecutivo
compró nuestra casa” → “nuestra casa fue comprada por el ejecutivo”. Podría darse el caso de que la
estructura profunda coincidiera con la estructura superficial, lo que significa que no habría ningún
tipo de regla transformacional. Por ejemplo, en Ricardo canta ópera, su estructura profunda coincide
con su estructura superficial.
Con el paso del tiempo, el número de reglas transformacionales aumentó tanto que llegó un
momento que para cada construcción que aparecía en una lengua determinada o para la explicación
de un fenómeno lingüístico local, se proponía una nueva regla. El resultado fue un número
inabarcable de reglas (ej: una transformación para la pasiva con ser, otra para la formación de
construcciones interrogativas parciales, otra para las construcciones de relativo, etc.), de modo que la
teoría perdía dos de los requisitos que una buena teoría debe satisfacer: economía y simpleza. Si bien
la adecuación descriptiva cumplía sus objetivos, no lo hacía la adecuación explicativa. Es decir, la
gramática se estaba poblando de un sinfín de reglas transformacionales específicas de cada una de
las lenguas llegándose a perder la caracterización de ese Estado.
Además, uno de los objetivos principales de la Gramática Generativa es formular una teoría
lingüística que proporcione una respuesta al problema de la adquisición del lenguaje. Con una teoría
llena de reglas resultaba difícil explicar cómo un niño puede llegar a almacenar en su mente un
número tan desproporcionado de reglas. En este sentido, la aparición de la Teoría de Principios y
Parámetros, según Chomsky, “proporcionó un marco para superar el conflicto entre los objetivos de
describir una lengua y explicar la adquisición del lenguaje”.
Por tanto, el modelo inicial, el de Aspects, basado en reglas, comienza a ser sustituido por uno
basado en principios abstractos y sumamente restrictivos, que permiten sustituir un número
apabullante de reglas por principios de máxima generalidad y de gran alcance explicativo.
En una segunda lectura, si el SP “con rifles” ya no modifica al sintagma verbal, sino al sintagma
nominal “a los secuestradores”, y entonces la cadena “los secuestradores con rifles” forma un único
constituyente, un sintagma nominal. En este caso, la lectura que se obtiene es que la policía disparó a
un grupo de secuestradores que llevaban rifles. Su árbol sintáctico sería el siguiente:
3.5. La estructura interna de las categorías léxicas.
Puesto que dos niveles categoriales a veces no son suficientes para estudiar la agramaticalidad de
algunas oraciones, sería razonable postular una nueva categoría intermedia. Esto implica que nuestro
nuevo inventario de categorías incorporaría un tercer nivel al que podemos llamar N´, V´, A´, P´ y
ADV´, que vendrían a sumarse a los ya establecidos, y quedando del siguiente modo:
Dos niveles categoriales son insuficientes para explicar ciertos procesos sintácticos, por lo que
debemos postular tres niveles de presentación: SX (o X´´), X´ y X, donde X puede representar
cualquier categoría. Con este nuevo inventario categorial podremos dar cuenta de la jerarquía
estructural de cada uno de los sintagmas. Así , los cinco tipos de sintagmas básicos para el español
tendrán el siguiente formato:
Además, se advierte un patrón uniforme en el desarrollo categorial de cada uno de los sintagmas, de
modo que todos se ajustan al siguiente esquema mínimo de representación:
Donde X es una variable que puede ser saturada por cualquier categoría léxica y X’ y SX (o X´´) son
las proyecciones intermedias y máximas respectivamente. Tipográficamente anotaremos estas
proyecciones por medio de primas o barras: así, X’ se lee “X con barra”, y X’’ (o SX) “X doble
barra”. Esta representación viene generada por las siguientes reglas:
La Teoría X-Barra tiene como objetivo explicar las condiciones de buena formación de las
estructuras sintagmáticas al tiempo que identificar una serie de propiedades comunes a la estructura
interna de las categorías léxicas. De esta forma se perfila una Gramática Universal cada vez más
simple y operativa, pues en vez de contar con un número abultado de reglas, ahora consta de un
número reducido de principios muy generales y abstractos, que están sometidos a variación
paramétrica en cada una de las lenguas.
Cada una de las reglas que conforman la Teoría X-barra deben cumplir los siguientes requisitos:
1: Endocentricidad: todo sintagma debe tener un único núcleo. Viendo los dos siguientes
ejemplos, sólo sería correcto el primero, ya que posee como nucleo X, uno único; mientras que
la segunda posee dos nuclesos: X e Y.
2: Maximidad: toda categoría xn domina a un x que corresponde al nivel inmediatamente
inferior, xn-1. La primera sería correcta, mientras que la segunda no, porque no podemos pasar
de una SX a una X sin una X´ de por medio.
3: Ramificación binaria: de cada nudo, salen dos ramas. La Segunda opción sería incorrecta,
pues salen tres ramas de ella, por lo que la clasificaríamos como agramatical.
Un complemento mantiene una relación de fraternidad estructural con una categoría X, mientras que
un adjunto es hermano de una categoría X’. De hecho, todos los sintagmas vienen modificados por
complementos y adjuntos.
En la frase “el diseñador de bañadores de Milán”, el SN (“el diseñador”) está modificado por un
complemento (“de bañadores”) y un adjunto (“de Milán”).
Para aclarar la distinción entre complementos y adjuntos, se puede recurrir a las siguientes
propiedades:
1: Orden de palabras: Los complementos deben ocurrir próximos al núcleo, ya que éstos son
seleccionados por aquellos. En el caso de los adjuntos, al no ser seleccionados semánticamente por el
núcleo, pueden situarse más lejos de éste. Por esta razón, si permutamos el orden entre un
complemento y un adjunto, la oración resultante será agramatical: “El profesor de medicina de
Salamanca” (Correcta) – “El profesor de Salamanca de medicina” (Agramatical).
2: Recursividad: La regla que da cuenta de los adjuntos es recursiva, se puede generar un número
infinito de adjuntos que actúen como modificadores de un núcleo. Por ejemplo, “el vendedor de
ordenadores de Japón, con el pelo largo, un abrigo negro y gafas oscuras”. Todos los SPs que
modifican al núcleo nominal “vendedor” son adjuntos, pues aportan información adicional. Así,
podemos agrupar cuantos adjuntos deseemos, lo que no sucede con los complementos pues, al ser
seleccionados semánticamente por los núcleos, su número es finito. Ej: “El investigador de las
partículas de las células de los neutrones de los átomos”. “El investigador”, como núcleo, sólo
debería seleccionar un único complemento, en este caso como campo de estudio, y no varios, como
si se le permite hacer al adjunto.
3: Coordinación: Sólo aquellos constituyentes que tienen el mismo rango pueden coordinarse. Por
tanto, esto implica que podremos coordinar un complemento con otro complemento o un adjunto con
otro adjunto, pero si coordinamos un complemento con un adjunto (el primero es una categoría X y
el segundo una categoría X’), la construcción resultante será agramatical. Por ejemplo, “el debate
sobre los impuestos y en el parlamento fue áspero” (Complemento + Adjunto = Agramatical); “el
fabricante de tornillos y de lámparas halógenas ha cerrado la fábrica” (Complemento +
Complemento = Gramatical).
4: Ambigüedad estructural: La distinción complemento y adjunto también nos permite resolver casos
de ambigüedad estructural. En la frase “el diseñador de moda de Londres” existe una doble
interpretación: el diseñador que diseña moda (y no otra cosa), o el diseñador que ahora está de moda.
Si consideramos la primera interpretación, el sintagma preposicional “de moda” actúa como
complemento, pues el núcleo nominal “diseñador” selecciona una entidad que especifica qué es lo
que diseña. Sin embargo, si partimos de la segunda interpretación, el SP “de moda” ya no funciona
como complemento, sino como adjunto, pues nos ofrece una información adicional (que está de
moda).
TEMA 4. EL COGNITIVISMO: PRESUPUESTOS METODOLÓGICOS.
4.1. Preliminares.
Este capítulo ofrece un resumen de los principales postulados de la Lingüística Cognitiva, que surge
a finales de los años 70, cuyo enfoque de investigación lingüístico ha sido de corte semántico, con el
paso de los años también se ha ido centrando en aspectos relacionados con la sintaxis, la morfología,
la adquisición del lenguaje, la fonología y la lingüística histórica.
La Lingüística Cognitiva es un enfoque funcional, dado que presta mayor atención al uso del
lenguaje que a los aspectos formales en comparación con los de corte formalista.
Los generativistas conciben los distintos niveles de análisis lingüístico (fonología, sintaxis y
semántica) como módulos o facultades independientes. Ej: las reglas sintácticas se estudian sin
recurrir a la semántica. Los cognitivistas no comparten esta concepción modular del lenguaje y
defienden que los diferentes procesos mentales están relacionados. Para ellos, los niveles lingüísticos
no son módulos independientes y no ven posible explicar las reglas sintácticas sin tener en cuenta el
significado y uso lingüístico en su contexto.
Aunque la lingüística Chomskyana se considera no cognitiva, fue Noam Chomsky quien inició el
denominado giro cognitivo en lingüística. Su principal objetivo cuando escribió Syntactic Structures
era el desarrollo de una gramática formal, creía en un conjunto finito de reglas eran necesarias para
generar las infinitas oraciones bien formadas de una determinada lengua. Sin embargo, en Aspects of
the Theory of Syntax, se aprecio el giro cognitivo mencionado, ya que Chomsky sigue planteando
que la gramática es un instrumento que generara oraciones gramaticales o bien formadas, pero añade
que esta gramática ha de existir en la mente del hablante. Cuando el individuo está dotado de un
patrón lingüístico básico, una Gramática Universal, que le predispone a adquirir la gramática de su
lengua tras una exposición mínima de datos lingüísticos. Así es como una teoría formal se convirtió
en una teoría cognitiva de la mente.
Principales características del paradigma Chomskyano:
1: Formalismo: La lingüística Chomskyana se preocupa por identificar y definir una serie de
principios y reglas capaces de generar oraciones gramaticales.
2: Modularidad: La gramática se concibe como un módulo de la mente que existe
independientemente de ninguna otra facultad de la mente.
3: Submodularidad: La gramática que se aloja en nuestra mente está compuesta por otros
submódulos, por ejemplo la teoría X-barra o la teoría Theta, y cada una de ellos tiene asignada
una función determinada.
4: Carácter abstracto: Las entidades y procesos que se proponen no se manifiestan
explícitamente en las expresiones lingüísticas. Por ejemplo, las estructuras profundas apenas se
parecen a las superficiales.
5: Búsqueda de generalizaciones de alto nivel: los únicos aspectos que se estudian son los que
se rigen por principios generales (no se estudian los idiosincráticos). Todos aquellos aspectos
del conocimiento lingüístico que no obedecen a reglas generales no se tienen en cuenta desde el
punto de vista teórico.
Como contrapartida, la Lingüística Cognitiva se guía por tres hipótesis principales:
1: El lenguaje no es una facultad cognitiva autónoma. Esta idea choca frontalmente con la idea
generativista de que el lenguaje es un módulo cognitivo independiente e innato.
2: La gramática es conceptualización. Este proceso se opone a la semántica veritativo-funcional,
en la que el lenguaje se evalúa en términos de verdad o falsedad en relación con el mundo. Es
decir, la estructura gramatical del lenguaje está directamente ligada con el modo en que las
personas conceptualizamos una situación determinada en el mundo. Los componentes del
lenguaje (sintaxis, morfología, fonología, semántica, etc.) son de índole conceptual y
constituyen la base de los procesos cognitivos mentales que guían nuestro modo de expresarnos
y comprender la realidad.
3: El conocimiento del lenguaje surge del uso lingüístico. Es decir, el significado surge de
nuestra interacción con el mundo. Además, mientras que en la Gramática Generativa, los
lingüistas prestan atención a la identificación de representaciones abstractas y generales de la
forma gramatical y del significado y otras muchas formas se ignoran por considerarlas
periféricas, el lingüista cognitivo considera relevantes y, por tanto estudia por igual tanto los
fenómenos lingüísticos centrales como los considerados periféricos.
4.2. Experiencialismo y lingüística cognitiva.
La dimensión vertical está íntimamente ligada al nivel de inclusión de una categoría particular (es
decir, cuanto más arriba de la jerarquía categórica se halle una categoría, más inclusiva será; por
ejemplo, la categoría “vehículo” comprende las categorías “coche” y “turismo”, mientras que la
categoría “coche” comprende sólo “turismo”).
La dimensión horizontal recoge las distinciones categoriales dentro del mismo nivel de inclusión
(por ejemplo, “coche”, “perro” y “silla” son categorías radicalmente diferentes pero operan al mismo
nivel de detalle, ya que pertenecen al nivel básico).
Además, existe una relación entre el nivel básico y los prototipos. La simbiosis entre el nivel básico
y las categorías prototípicas se basa en dos principios:
1: Las categorías prototípicas se desarrollan más plenamente en el nivel básico.
2: El funcionamiento de las categorías básicas se debe a que están estructuradas como
categorías prototípicas.
4.3.1. Preliminares.
Existen multitud de propuestas que se rigen por los principios del marco de la Lingüística Cognitiva,
pero que difieren en otras muchas ideas. Ruiz Mendonza distingue tres grandes líneas de
investigación:
1: Los estudios de metáfora y metonimia, cuyos trabajos pioneros fueron obra de Lakoff. En
esta misma línea también se pueden enmarcar los estudios relativos a la teoría de los espacios
mentales e integración conceptual, desarrollados por Turner y Fauconnier.
2: La Semántica de Marcos, o de modelos cognitivos proposicionales, cuyo principal cometido
es llevar a cabo una descripción detallada de los componentes y organización de las estructuras
conceptuales.
3: El estudio de la gramática abordado desde el punto de vista de su motivación conceptual. Se
distinguen dos líneas de trabajo: la Gramática Cognitiva, de Langacker, y la Gramática de
Construcciones, de Kay y Fillmore. Dentro de esta línea, Evans y Green agrupan los distintos
acercamientos gramaticales dotados de base cognitiva en tres grandes corrientes:
a) Sistema de estructuración conceptual, de Talmy.
b) Los enfoques basados en repertorios.
c) Las propuestas cognitivas de gramaticalización.
La ventaja primordial de una explicación gramatical de este tipo es que versa sobre las diferentes
formas en las que los predicados verbales designan relaciones y cómo esto tiene un claro impacto en
su plasmación gramatical. Ej: Predicado “pagar”. Este verbo está relacionado con el marco de la
transferencia comercial que especifica que indica un intercambio monetario entre comprador y
vendedor por un producto. Aún así, no todos los elementos de la estructura semántica (dinero,
comprador, vendedor, producto) se explicitan necesariamente en la estructura sintáctica. Algunos
permanecen implícitos.
1: Juan no quería pagarle al proveedor de coches (el precio acordado) (por el coche)
2: Juan no quería pagarle el precio acordado (al proveedor de coches) (por el coche)
3: Juan no quería comprar el coche (al proveedor de coches) (por el precio acordado)
4: Juan no quería comprar al proveedor de coches.
5: Juan no quería comprar el precio acordado.
Sustituyendo el verbo pagar por comprar, vemos que el verbo designa las relaciones de una manera
distinta. El predicado pagar puede tomar como objeto gramatical el proveedor, el dinero y el objeto,
pero con el verbo comprar no sucede lo mismo. Ni el proveedor ni el precio pactado pueden tratarse
como si fueran objetos del predicado comprar. La diferencia estriba en que el verbo comprar perfila
una relación entre el comprador y los productos adquiridos. Por el contrario, el verbo pagar pone de
relieve la relación entre el comprador y el vendedor en términos del precio pagado por la mercancía.
Por lo tanto, el cuarto y quinto ejemplo serían erróneos.
Los modelos cognitivos y culturales son dos caras de la misma moneda. Mientras que el término
“modelo cognitivo” pone énfasis en la naturaleza psicológica y en las diferencias individuales, el
concepto “modelo cultural” pone de relieve el factor común de ser compartido por los miembros de
una misma cultura o grupo. Un ejemplo que muestra la diferencia entre modelos culturales es la de la
categoría “primera comida del día” en España e Inglaterra. Mientras que en España el desayuno
consiste en una comida ligera, en Inglaterra el “breakfast” incluye un buen número de ítems
alimenticios.
El análisis precedente pone en evidencia el carácter cambiante y no estático de los modelos
culturales. Además, éstos no sólo varían de una cultura a otra, sino que también pueden hacerlo
dentro de una misma cultura debido a un cambio de costumbres u otros motivos. Ej: Hoy en día se
le dice a los niños la importancia de un desayuno completo, como la comida más importante del día,
pues necesitan energías.
Ejemplos:
* Metáfora.
1: Nivel conceptual: EL AMOR ES UN VIAJE.
2: Nivel lingüístico: Está relación no va a ninguna parte. Llegaron a una encrucijada en su
relación como pareja.
*Metonimia.
1: Nivel conceptual: AUTOR POR OBRA.
2: Nivel lingüístico: La pared de su salón luce un Picasso. Leo a Borges muy a menudo.
Etiquetas como “El amor es un viaje” o “Autor por obra” albergan y se aplican a realizaciones
lingüísticas que responden a los requerimientos de dicho nivel conceptual. Siendo la metáfora y la
metonimia modelos cognitivos idealizados, es lógico que sean formas de organizar nuestro
conocimiento.
La universalidad de la metáfora ha sido un tema sometido a debate. Aunque es obvio que existen
metáforas que muestran una evidente universalidad, también es cierto que cuanto más próximas las
culturas, mayor número de metáforas compartirán. Por ejemplo, en la metáfora LAS PERSONAS
SON ANIMALES, y su homónimo en inglés: PEOPLE ARE ANIMALS. Por otra parte puede darse
el caso de que dos culturas compartan la misma metáfora pero focalicen diferentes aspectos de la
misma. Algunas realizaciones lingüísticas serían María es una vaca y Juan es un toro. Mientras que
estas expresiones en castellano tienden a perfilar una característica física del individuo al que se
atribuyen (María está gorda y Juan está fuerte), en inglés se refieren al comportamiento aplicable a
un determinado sujeto (María es desagradable y antipática y Juan es una persona torpe).
Las metáforas y metonimias pertenecen al bagaje conceptual común compartido por los miembros de
una cultura particular. Estas figuras son sistemáticas, ligadas a nuestra experiencia cotidiana
(interacción del ser humano con su entorno), inconscientes (en el sentido de que las usamos sin
darnos cuenta de que estamos utilizando el componente metafórico o metonímico), automáticas
desde un punto de vista cognitivo y convencionalizadas en el lenguaje.
Otra característica de las metáforas y metonimias es su carácter ubicuo en el lenguaje y en la
cognición. Existen metáforas (Pásame el agua, eso te va a costar un ojo de la cara…) cuya
cotidianeidad hace que su componente metafórico o metonímico pase inadvertido ante nuestros ojos.
Cuenca y Hilferty denominan al uso casi automático e inconsciente que hacemos de la metáfora y la
metonimia como “nuestra poética internalizada”.
3: Por último, las metonimias de la parte por la parte son aquéllas en las que se hace uso de un
subdominio particular para representar a otro subdominio, siempre que ambos subdominios
pertenezcan a un dominio conceptual común. Por ejemplo, Nixon bombardeó Hanoi, donde el
soberano, Nixon, hace referencia a la armada que está bajo sus órdenes. Tanto Nixon como la
armada constituyen subdominios del dominio dentro del que se hallan insertos (la guerra).
Ruiz de Mendoza redujo esta clasificación tradicional a dos tipos de relaciones metonímicas: fuente-
en-meta y meta-en-fuente. Argumenta que la metonimia del tipo parte por parte puede suprimirse:
1: Fuente-en-meta (relacionadas con PARTE POR TODO): Desarrollan el dominio fuente. Ej:
Felipe González fue la cabeza del estado. Un subdominio (cabeza) del dominio meta (persona
que gobierna), proporciona acceso conceptual a dicho dominio entero (llamado dominio matriz).
Son casos de expansión de dominios (un subdomonio nos remite información de un dominio en
su totalidad).
2: Meta-en-fuente (relacionadas con TODO POR PARTE): Ej: La pared de su salón luce un
Picasso. Un dominio en su totalidad se toma como base para perfilar uno de sus subdominios.
Son ejemplos de reducción de dominios (un dominio cognitivo sólo perspectiviza uno de sus
subdominios).
Los esquemas de imagen son dinámicos, ya que están sujetos a una constante recreación y
reformulación durante nuestra actividad cognitiva y perceptual. Rohrer también defiende una
concepción en el sentido temporal, pues estos se desarrollan a través de las coordenadas temporales.
Algunos de estos constructos son axiológicos. Un esquema de imagen como el de VERTICALIDAD
(asociado con la orientación ARRIBA-ABAJO) muestran dos polos opuestos: uno de ellos se
considera positivo (ARRIBA) y el otro negativo (ABAJO). Por ejemplo, se aclara la diferencia entre
hablar del séptimo cielo o hablar del estoy en el infierno. Esta propiedad sólo se puede atribuir a los
esquemas que implican alguna orientación (ARRIBA-ABAJO, dentro del esquema de
VERTICALIDAD, o DENTRO-FUERA, ligado al esquema de RECIPIENTE). No obstante, la
axiología puede ser variable, debido a la interacción de un esquema de imagen con otros modelos, o
simplemente en función del contexto. Por ejemplo, en Juan estaba hasta arriba de trabajo, y aunque
el adverbio arriba evoca el esquema de imagen de VERTICALIDAD, no implica positividad, sino
todo lo contrario.
Los esquemas de imagen están provistos de una dimensión cultural. Partimos de la idea de que,
como humanos, compartimos ciertas experiencias (por ejemplo, la del espacio tridimensional o la de
la verticalidad) y de éstas surgen los esquemas de imagen, por lo que éstos habrían de ser tildados de
universales. Sin embargo, esta universalidad podría estar matizada por la impronta particular de cada
una de las culturas existentes en el mundo. No todas las lenguas focalizan los mismos aspectos en su
estructura lingüística y, además, cada una lo hace de forma particular y no siempre compartida con
otras lenguas ni con otras culturas.
La superimposición es otra característica de los esquemas de imagen. Éstos pueden interaccionar con
otros esquemas de imagen. Por ejemplo, la expresión la taza estaba llena hasta el borde de café está
guiada por la interacción entre dos esquemas de imagen: RECIPIENTE y VERTICALIDAD. En
primer lugar, la taza se conceptualiza como un espacio tridimensional con una capacidad limitada y,
además, está llena hasta su límite, lo cual denota una posición vertical ascendente.
Los esquemas de imágenes están sujetos a transformaciones, y han sido definidas por Lakoff como
relaciones entre esquemas de imagen y subyacen a la formación de la estructura radial de las
categorías y a la polisemia. Entre los ejemplos más prominentes podemos destacar:
1: Camino-final: Hace alusión a seguir el recorrido de una entidad en movimiento hasta que ésta
se detiene y nos centramos en dicho destino. Ej: Caminaron al otro lado del puente / Ellos viven
al otro lado del puente. La primera expresión dibuja el camino que se recorre hasta cruzar del
todo el puente, y la segunda se centra en el punto final.
2: Multiplicidad-masa.
Los esquemas de imagen están estructurados. No son entidades caóticas y carentes de estructura
interna, sino que están organizados en torno a unos elementos estructurales y una lógica interna o
básica que resulta de las relaciones que se establecen entre dichos elementos que conforman estos
patrones experienciales.
Ejemplos:
1: The cat wen out of the house (El gato salió de la casa).
2: The cat is out of the house (El gato está fuera de la casa).
3: The lava spread out (La lava se extendió).
4: The sun came out (El sol salió).
El significado central de out implica un esquema en el que una entidad, denominada trayector (TR),
o entidad que se desplaza, se sitúa fuera de un espacio tridimensional, conocido como punto de
referencia (Landmark o LM). En las dos primeras frases esto queda claro, en la primera describe una
situación dinámica y en la segunda, una situación estática resultado de un desplazamiento anterior.
La tercera hace alusión a una entidad que se expande en el espacio. En este caso, la lava sale de la
montaña (considerada un recipiente que albergaba esta sustancia) y se extiende por los aledaños. En
la cuarta, existe un espacio tridimensional figurado de cuyo interior sale el sol. De esta forma, esta
entidad se hace visible a los ojos del observador externo.
La preposición out presenta más sentidos que conforman una categoría radial con un sentido central
y varios periféricos relacionados entre sí y con el sentido prototípico por medio de diversas
extensiones que los esquemas de imagen nos ayudan a comprender.
Otras preposiciones que muestran estructura radial serían in (a la que subyace el esquema de imagen
de RECIPIENTE), up y down (a las que subyace el esquema de imagen de VERTICALIDAD), to e
into (a las que subyace el esquema de imagen de CAMINO), etc.
1: Acción: el agente hace algo y controla lo que hace. Ej: Los romanos contruyeron varios
acueductos, Mi primo escribe novelas, Los atletas corrieron la maratón. El dinamismo es
controlado por el agente de la acción (los acueductos no se construyen solos, los libros son el
fruto de un esfuerzo, una maratón no es posible sin corredores, ni un partido sin jugadores).
2: Proceso: un estado de cosas que no es controlado pero sí es dinámico. Ej: el árbol se
desplomó, la puerta se abrió, mi amigo se fracturó la rodilla. Un dinamismo que se presenta
como no instigado por un controlador. Los ejemplos denotan procesos que conocemos por
conocimiento del mundo o del contexto: sabemos por qué se ha desplomado el árbol, la puerta
la ha podido abrir el gato o el viento, y la fractura de la rodilla ha tenido algún factor causante.
3: Posición: un estado de cosas que es controlado pero no es dinámico. Ej: Mi madre se aloja en
un hotel cercano al Palacio de Congresos, Permaneceremos en este edificio hasta que logremos
algo mejor, El Presidente de la Fundación está sentado en la mesa de la esquina. En ambos
ejemplos, la situación, conlleva una decisión previa: ir a determinado hotel, ir a este edificio y
estar sentado en determinada mesa.
4: Estado: un estado de cosas que no es ni controlado ni dinámico. Ej: Mi novia es muy alta, La
sustancia es verde, Esos minerales son muy fibrosos. Se toman complementos que designan
estados de cosas controladas.
En virtud de esta clasificación, podemos distinguir el siguiente inventario de funciones semánticas:
1: Agente: el primer argumento de un estado de cosas que designa una acción. El que controla y
el responsable de la acción. Ej: Mi amiga (Agente), está escribiendo una novela muy
interesante.
2: Posicionador: el primer argumento de un estado de cosas que designa una posición. Ej: Los
montañeros (Posicionador) permanecieron en el hostal hasta que mejoró el tiempo.
3: Procesado: el primer argumento de un estado de cosas que designa un proceso. Ej: El puente
(Procesado) se derrumbó durante el temblor.
4: Experimentante: el primer argumento de un estado de cosas que designa una experiencia. Ej:
El delegado de la Fundación (Experimentante) sentía mucho cariño por todos los afectados.
5: Tema: la entidad afectada o efectuada por la acción designada en el estado de cosas. Ej:
Componen poemas (Tema) para el festival romántico.
6: Paciente: el que padece o sufre la acción. Ej: Matamos todas las bacterias (Paciente) porque
eran perjudicales para el medio ambiente.
7: Beneficiario: el que recibe los beneficios de la acción. Compusieron esta melodía para mi
madre (Beneficiario).
8: Meta: la dirección hacia donde se produce un estado de cosas. Ej: Viajamos desde el norte de
la isla hasta el puerto de Palos (Meta).
9: Origen: el lugar desde donde se inicia un movimiento que designa una acción. Ej: Viajamos
desde el norte de la isla (Origen) hasta el puerto de Palos.
En lo referente a las funciones sintácticas, se reconocen dos: el sujeto y el objeto. Estas funciones
indican la perspectiva desde la que se presenta un estado de cosas.
Ejemplos:
A: Millones de personas en todo el mundo (Sujeto) conocen la obra literaria de Vargas Llosa
(Objeto).
B: La obra literaria de Vargas Llosa (Sujeto) es conocida por millones de personas en todo el
mundo (Objeto).
Finalmente, relacionamos las funciones pragmáticas de Tópico y Foco, con las funciones sintácticas
de Sujeto y Objeto. En la opción A, el Sujeto tiene función de Tópico (que es lo habitual) y el resto
del predicado de Foco. Mientras que en la B, es a la inversa.
Cabe destacar la diferencia entre una descripción formal (esquemas, sintágmas...), donde se
especifica las propiedades intrínsecas de un constituyente, y una descripción funcional (agente,
sujeto, tópico/semántico, sintáctico y pragmático), donde se indican las relaciones funcionales que
ese constituyente mantiene con el resto del enunciado.
Este principio de “Jerarquías de Prominencia” puede aplicarse a ciertos fenómenos gramaticales. Por
ejemplo, en las frases “Voy a verlo” y “Lo voy a ver”, ambas varían en cuanto a la posición del
clítico “lo”. El segundo caso, en el que el clítico aparece ante el verbo, se conoce como “Clitic
Climbing”, y parece estar motivado por la relación entre el clítico y el sujeto con respecto a la
siguiente jerarquía:
Esta jerarquía predice que una expresión referente a la 2ª persona en un enunciado es prominente con
respecto a expresiones de 1ª persona, y éstas a su vez lo son con respecto a expresiones referentes a
una 3ª persona en singular que designa a un ser humano; el elemento de menor prominencia lo
ocupan las expresiones referentes a otros tipos de terceras personas o entidades. Se puede decir que
cuanto más importante consideremos al clítico en comparación con el sujeto de la oración principal,
habrá mayor presión para ubicarlo en la posición más prominente de la oración principal.
Una opinión generalizada es que las jerarquías de prominencia tienen que ver con un cierto
egocentrismo, pues la posición de una entidad en una jerarquía refleja el grado de cercanía, y por
tanto de importancia, que dicha entidad tiene para el hablante. Afirmamos así que nuestro mundo
cognitivo se construye en torno a un “centro deíctico”, desde este centro, el universo pragmático se
extiende en todas direcciones, y desde este centro, cuanto menos cercano o familiar para los
participantes (emisor y receptor) sea un objeto, mayor es la distancia pragmática.
Se propone así la noción de iconicidad, la cual sugiere una semejanza entre lo lingüístico y lo no
lingüístico, la fidelidad con la que las estructuras lingüísticas designan la realidad extralingüística.
La iconicidad motivará la selección de una estructura sintáctica frente a otra. Así, Haiman, desarrolla
el “Principio de la Distancia”, que establece que la distancia lingüística entra las expresiones
corresponde a la distancia conceptual entre las mismas. Según este principio, la relación entre acción
y el objeto es más intensa en “Le dio el libro a María”, que en “Le dio a María el libro”, pues al
poner distancia entre el verbo y su objeto directo, el objeto queda disociado de la acción.
En la estructuración de los constituyentes, todas las teorías lingüísticas se hacen eco de la Behael´s
First Law (Primera Ley de Behael), que postula que aquellos constituyentes que forman una unidad
semántica y conceptual con un núcleo (sea éste un verbo, preposición, adjetivo o nombre) deben
aparecer próximos en su representación.