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La palabra lingüística se empleó por primera vez al comenzar el siglo XIX para refe- rirse a los
estudios sobre el origen y la evolución histórica de las lenguas. Al iniciar el siglo XX, Ferdinand
de Saussure (1961) amplió el campo de la lingüística señalán- dole, además, la misión de
"buscar las fuerzas que intervienen de manera perma- nente y universal en todas las lenguas" y
también describir el sistema de cada lengua en particular desde el punto de vista de su
estructura. Después de muchas investiga- ciones, marcadas más o menos dentro de los límites
anteriormente mencionados, la lingüística moderna, aprovechando la autonomía, la madurez
adquirida y el enorme prestigio acumulado entre las ciencias humanas, reafirmó su campo de
estudio y amplió sus perspectivas y sus métodos sin desconocer los logros del pasado.
Con tal fin, adoptó y depuró muchos conceptos desarrollados a lo largo de más de veinte siglos
no solo por la gramática tradicional, sino por la filosofía, la filología y literatura. Naturalmente,
también acumuló y recogió algunas de las conclusiones (conceptuales y metodológicas) a las
que llegaron lingüistas de todas las épocas desde diferentes puntos de vista y dentro de
distintas corrientes, para analizarlas con rigor científico ante las nuevas realidades y montar
sobre ellas las teorías. No se debe olvidar que la ciencia como tal, se basa en los logros
acumulados del pasado, involucra otros elementos e introduce replanteamientos, lo que
permite sentar las bases para interrogarse e indagar sobre el futuro.
6.2 Tareas
Las tareas de la lingüística se derivan del objeto de estudio propuesto según la explicación que
se acaba de dar. Después de Saussure y de Chomsky (1975), las tareas fundamentales de la
lingüística que se suelen señalar se dan en dos direc- ciones:
Explicar la facultad del lenguaje manifestado en las lenguas naturales a tra- vés de la búsqueda
de una teoría que haga explícitos los principios y leyes que las rigen o que son comunes a todas
ellas.
Describir y explicar las estructuras de las lenguas, tanto en su evolución histórica como en su
forma actual, considerando el conocimiento y uso que los hablantes-oyentes nativos poseen de
una o varias lenguas.
Explicar la adquisición del lenguaje por parte del niño, tarea que atañe más a la psicolingüística
como se explicó en el capítulo tercero.
Es importante saber que, después de Chomsky (tal vez en desarrollo de las dos primeras
prioridades que propone este autor), los expertos lingüistas han asu- mido actualmente como
tarea importante el estudio de los actos de habla y dis- curso y el análisis textual.
6.3 Métodos
Dependen mucho del enfoque, escuela u orientación asumida. La propuesta que se hace aquí
se deriva de cuatro enfoques de análisis (ver tabla 10): prescriptivo, descriptivo, explicativo y
predictivo.
Conviene aclarar que únicamente se le ha atribuido carácter científico a los análi- sis
descriptivo, explicativo y predictivo y no al prescriptivo que, como ya se anotó, por su carácter
normativo busca más la corrección del uso que el conocimiento en sí. Su utilidad es más
pedagógica que científica. Sin embargo, para comprender plenamente cualquiera de los
enfoques científicos es necesario conocer el enfoque tradicional. Toda ciencia tiene como
sagrada misión la construcción progresiva del conocimiento sistemático, razonado y verificado
su objeto de estudio. En el presente caso, se trata de construir una teoría consistente y
explicativa a partir de la realidad del lenguaje, fenómeno antropológico que, como afirma
Saussure, es multifacético: a la vez, participa de aspectos psicológicos, sociales,
neurofisiológicos y físicos. Por eso en los días que corren son muy importantes las
interdisciplinas como la socio- lingüística, psicolingüística, neurolingüística, entre otras.
Prescriptivo
A partir de ejemplos, especialmente literarios, se formulan reglas que rigen el uso. Es propio de
la gramática tradicional o normativa.
Descriptivo
Explicativo
Predictivo
Desde otra perspectiva, los métodos más empleados en la investigación lingüís- tica se derivan
de la clásica inducción y de la deducción. El método inductivo, propio del estructuralismo, se
fundamenta en el análisis del "corpus" o muestras representativas del habla de una lengua
dada. Los "corpus" pueden ser grabacio- nes, textos escritos, encuestas de carácter
dialectológico. El método deductivo, que aplican los movimientos de la gramática generativa y
transformacional, se basa en la formulación de hipótesis o teorías que pretenden hacer
explícito o explicar el fenómeno del lenguaje como facultad que habilita para emitir o
comprender oraciones.
En la práctica, la moderna lingüística no prescinde de ninguno de los dos méto- dos: una
inducción sin una teoría marco que oriente la investigación como punto de referencia es
imposible y una deducción que no tome como punto de partida y de regreso los datos
empíricos, fácilmente caerá en un teoricismo vano, alejado de la realidad que busca explicar. En
efecto, la moderna ciencia del lenguaje, a pesar de su avanzada formalización, ha procurado
aplicar los dos métodos para el análisis lingüístico.
¿Cómo se refleja este papel fundamental en la naturaleza de los signos del lenguaje? ¿Cómo
responde el uso del lenguaje a las exigencias de carácter simbólico y comunicativo? En otras
palabras, ¿qué funciones cumple el lenguaje?
Inspirado en Platón, Bühler (1967) propone un modelo que le sirve para explicar las "funciones
semánticas del signo lingüístico" como se observa en la figura 18.
Según este autor son tres las funciones básicas del lenguaje, estas se establecen a partir de las
relaciones del signo con el referente, del signo con el emisor y del signo con el receptor.
Es síntoma (signo-síntoma) por la dependencia del emisor, cuya "interiori- dad" expresa. El
signo cumple, entonces, una función expresiva.
Es señal (signo-señal) por cuanto es una "apelación" al oyente con el fin de dirigir o influir en su
conducta. Como tal, el signo desempeña una función apelativa.
Función representativa
Comprende el ejercicio del nivel cognitivo del lenguaje y se extiende a los distintos tipos de
significados que surgen en relación del símbolo con la realidad (refe- rente) a la que se alude
en un acto del habla. Tiene que ver con la teoría referencial del significado expuesta por Ogden
y Richard, según se explica más adelante.
Función expresiva
Esta función -también llamada emotiva- permite la exteriorización de las actitu- des,
sentimientos y estados de ánimo del mismo modo que los deseos, voluntades y demás
intenciones comunicativas de orden afectivo. La expresividad no se pre- senta aparte de lo
representativo, como lo da a entender Bühler y también Ogden y Richards, más bien es una
función del signo lingüístico que permite la proyección del sujeto de la enunciación, pero con
un soporte representativo. Así, en expresio- nes del lenguaje corriente como "buenos días", "lo
siento mucho", "¡qué reunión tan larga!", "eso me fascina" o "qué cuadro tan hermoso"
predomina, sin duda, la función expresiva, pero con un fondo de representación.
La expresividad puede ser corriente, como en el lenguaje coloquial y familiar, y estética, como
en las piezas de oratoria, en la poética y en la expresión literaria en general. Además, hay
expresividad que no es propiamente estética, como la que se da en la ira o en la conversación
corriente. No todo lo expresivo es estético, ni todo lo estético es expresivo.
Función apelativa
Bühler entiende la apelación como la propiedad de influir por medio de las palabras en las
actitudes, pensamientos y conducta del interlocutor. Aquí se encontrarían las expresiones
exhortativas o imperativas, y el lenguaje normativo, por ejemplo, "préstame tu libro", "¿irás al
cine conmigo?", "te ruego te quedes", "ordenamos un registro de todos los artículos
existentes", "es obligación presentarse ante el jefe" y otras expresiones del lenguaje cotidiano
de orden interactivo.
La apelación se refiere al carácter significativo del signo lingüístico percibido por el destinatario
o receptor. Por lo tanto, la información con fuerza apelativa puede ser -de acuerdo con el
modelo de Bühler- eminentemente representativa (órdenes, encuestas, razonamientos,
solicitudes) o cargada de emotividad (deseos reiterati- vos, órdenes o solicitudes con
emotividad). De aquí se infiere que lo apelativo es la parte terminal del proceso comunicativo,
en el que preceden la representación y la expresividad, en grado diverso.
El modelo de Jacobson
Por otro lado, dentro de la concepción estructuralista de la lengua como sistema que cumple
un fin y como desglose de las tres anteriores, Jacobson (1973) propuso seis funciones, a saber:
Función referencial: define la relación entre el mensaje y el objeto al que hace referencia. Se
trata de la propiedad del lenguaje de significar infor- mación objetiva, conceptual y lógica. Por
ejemplo, en la oración "las ma- necillas del reloj dan la hora" se pueden distinguir referencias a
objetos y operaciones lógicas.
Función conativa: define la relación entre el mensaje y el destinatario y tiene por objeto
obtener una reacción par parte del último. Es decir, se trata de influir en la conducta de los
demás, por ejemplo, lo significado por la frase imperativa del libertador "coronel, ¡salve usted
la patria!".
Función poética o estética: determina las relaciones internas del mensaje en el que se aplican
principios especiales de estilística como, por ejemplo, en un poema o un relato literario.
Sin lugar a dudas la lingüística moderna empezó con el ginebrino Ferdinand de Saussure (1857-
1913), autor del Curso de lingüística general, que fue organi- zado y publicado por sus alumnos
(Charles Bally y A. Sechehaye) después de su muerte en 1916. Ferdinand de Saussure había
nacido en 1857 en Ginebra, Suiza. En 1879 publicó su obra Memoire sur le système primitf des
voyelles indo-euroe- péenes (Memorias sobre el sistema de vocales indoeuropeas). Pero su
verdadera influencia partió de las doctrinas que expuso en los pocos cursos de lingüística que
dictó en la Universidad de Ginebra allá por los años de 1909 a 1911. Fue en- tonces cuando sus
alumnos tomaron nota para el libro que publicarían después de su muerte (en 1913).
Las teorías de Saussure cambian el panorama de la lingüística, pues señala que eran ya
suficientes las investigaciones históricas realizadas hasta la fecha y, por ende, era tiempo de
asumir la tarea del estudio sincrónico de la lengua, es decir, como hecho real presente,
abstrayéndose de su evolución histórica. Así inaugura una nueva posición científica basada en
el propósito de describir no únicamente el lenguaje "correcto" (de la gramática normativa),
sino todas las formas de ex- presión.
Sus doctrinas marcaron pauta para el desarrollo de la lingüística en la primera mitad del siglo
XX y después siguió siendo punto de referencia obligado en la sus- tentación de la teoría sobre
lingüística general. Por esta razón es muy importante conocer algunos de sus más importantes
postulados como los que se mencionan a continuación.
Ahora bien, Saussure considera que la lengua es un sistema. Este se entiende como un todo
donde los elementos son solidarios unos con otros, de manera que el valor de cada uno
depende de la relación de oposición con los demás. Así, la pa- labra mesa se opone a árbol
(mesa / árbol = oposición léxica); el artículo "el" se caracteriza por oponerse al femenino "la"
(oposición gramatical), y el fonema /s/ da significado a la palabra suena, en oposición a otro
como /b/ que imprime sig- nificado a buena (suena / buena, /s/ / /b/ = oposición fonológica).
El ejemplo, por excelencia de sistema que cita Saussure es el del ajedrez, en el que hay unas
reglas y unas figuras cuyo valor depende de la posición que en un momento dado
ocupen en el tablero.
Los estudios del lenguaje en el "eje de las sucesiones en el tiempo, es decir, en su evolución
histórica, los llamó diacronía (del griego dia = a través de, y khronos = tiempo), enfoque que
predominó en el siglo XIX. En cambio, llamó sincronía (del griego syn = con, y khronos =
tiempo) al estudio descriptivo del lenguaje en el "eje de las simultaneidades", o sea, como
objeto constituido por elementos sin consideraciones históricas.
Dicho de otra manera, diacronía lingüística en adelante hace referencia a la orien- tación
histórica de la lingüística y sincronía lingüística se refiere al enfoque de la lingüística que
estudia el lenguaje como un objeto presente sin consideración de su pasado. Por ejemplo, la
evolución de las lenguas de tal forma que unas dan origen a otras como sucedió con el latín y
las lenguas romances corresponde a un estudio diacrónico. En cambio, el análisis de los
fonemas de la lengua castellana es objeto de un estudio de tipo sincrónico.
Considere que la lingüística es aquella disciplina que se formula sobre el estudio científico de
las denominadas lenguas naturales y todo cuanto se relaciona con ellas, así, por ejemplo:
idioma, léxico, hablas, pronunciación, lenguas étnicas, lenguas muertas, y aquellos otros
aspectos que generan el habla del ser humano. Por consiguiente, la lingüística estudia las
estructuras fundamentales del lenguaje humano, sus variaciones a través de todas las familias
de lenguas y las condiciones que hacen posible la comprensión y la comunicación por medio de
la lengua natural. De igual manera, la lingüística es una disciplina que estudia, analiza y
describe en forma detallada las lenguas naturales y todo lo relacionado con ellas, como, por
ejemplo, el idioma, léxico, forma de hablar, pronunciación, ubicación de las lenguas en un
mapa étnico cultural y la determinación y búsqueda de lenguas perdidas, entre otros aspectos
que se enfocan en el habla del ser humano.
Las tareas de la lingüística provienen de su objeto de estudio, por ende, describe y explica la
historia de todas las lenguas, determina los principios generales de su funcionamiento y,
fundamentalmente, deslindarse y definirse ella misma. Niño Rojas, en las páginas 12 y 13 de su
libro, identifica las tareas fundamentales de la lingüística, temática a revisar para que descubra
cuáles son estas dos tareas, además, es importante resaltar que la lingüística general como
ciencia, se ocupa, por lo tanto, en dar crédito al sistema innato de cada hablante, y, por lo
tanto, es concebida como una teoría lingüística. Al tiempo que también se ocupa de la
gramática o de la estructuración que requiere de un sistema, cuyas formas explican cada una
de las particularidades que el saber gramatical de un hablante concibe con recursos o
principios de leyes generales. Por lo tanto, la lingüística general se ocupa de una teoría que
determine las propiedades biológicas del hombre, es decir, el lenguaje.
Para concluir con el estudio de los contenidos de la tercera semana vamos a revisar la
explicación de los métodos de la lingüística. El autor, a través de un cuadro explicativo expone
los cuatro enfoques del análisis lingüístico, así como, los métodos deductivo e inductivo en el
ámbito lingüístico. Observe la siguiente tabla donde se compara el contenido científico de estos
dos métodos:
Inductivo
Propio del estructuralismo. Análisis del “corpus” o muestras representativas del habla de una
lengua (grabaciones, textos escritos, encuestas, carácter dialectológico.
Deductivo
Gramática generativa y transformacional formulación de hipótesis o teorías que explican el
fenómeno del lenguaje como facultad habilitada para comprender las oraciones.