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LECTURA 01

PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO.


UNID. Universidad Interamericana para el Desarrollo. Pág. 02 al 05
México. Consultado 25/06/2019.
https://moodle2.unid.edu.mx/dts_cursos_mdl/lic/ED/PD/S01/PD01_Lectura.pdf

¿Qué es la psicología del desarrollo?

La psicología del desarrollo estudia los proceso de cambio y relación que existe entre los
aspectos físicos, cognitivos y sociales, esto desde distintas perspectivas y teorías.
La psicología del desarrollo ve y estudia a los seres humanos tomando en cuenta que
somos seres bio-psico-sociales, seres con cambios físicos, biológicos y cognitivos que
interactúan en un entorno social y que se ve afectado por él.

En términos amplios, la psicología del desarrollo se define como el estudio de los


cambios psicológicos, emocionales y en la percepción que una persona experimenta a
lo largo de su vida. Comúnmente conocido como desarrollo humano, este campo de la
psicología inició con el estudio de niños, pero actualmente se ha extendido a etapas
como la adolescencia y la adultez.

¿Cómo comenzó el estudio del desarrollo humano?

Historia del estudio del desarrollo

Las primeras investigaciones registradas en torno al desarrollo humano son aportadas


por Charles Darwin, sabemos que este científico a través de su libro el origen de las
especies planteo una teoría en torno a la evolución del ser humano, entre los aspectos
que encontró al comparar a los seres humanos con los simios, se dio cuenta de una
diferencia que marcaría el inicio del estudio del desarrollo psicológico: “Concluyó que
había una discontinuidad psicológica entre el ser humano y los simios” (Marrero E.,
s/f).
Así es como decide observar el desarrollo de su propio hijo, con la finalidad de tener
parámetros y poder investigar los cambios del comportamiento del infante, está técnica
posteriormente fue imitada por otros investigadores como Piaget.

¿Sabes qué es el desarrollo humano?

Concepto de desarrollo

La palabra desarrollo aplicada a las ciencias de la conducta se refiere a una integración


de los cambios biológicos y aprendidos que van conformando a un individuo, por lo
tanto el desarrollo es un proceso de cambios, cambios que interactúan entre sí para ir
formando la personalidad de un individuo (Maier Henry, 2003).

El desarrollo es un patrón de modificaciones generadas en el transcurso de la vida,


como resultados de estos cambios biológicos se obtienen transformaciones físicas (en el
cuerpo), cognitivas (en el pensamiento y en la inteligencia) y psicosociales (relativo a la
interacción con la gente, personalidad y contextos sociales); durante el desarrollo
existen diversos periodos: “periodo peri natal, primer infancia, etapa escolar,
adolescencia, adultez temprana, adultez media y adultez tardía” (Santrock, 2004).

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LECTURA 02

PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO PROBLEMAS, PRINCIPIOS Y


CATEGORÍAS. Pág. 08 y 09
Autora: Dra. Laura Domínguez García
Publicado por la Editorial Interamericana de Asesoría y servicios S.A. del C.V., Reynosa, Tamaulipas,
México. Febrero 2006.
http://newpsi.bvs-psi.org.br/ebooks2010/en/Acervo_files/LibroLauraDominguez.pdf

I.1) El Objeto de la Psicología del Desarrollo


La Psicología del Desarrollo, también denominada Psicología Evolutiva o Psicología de
las Edades, constituye una disciplina científica cuyo objeto de estudio lo constituyen
las regularidades que se producen en el proceso de desarrollo psicológico del ser
humano, en diferentes etapas de su ciclo vital, partiendo de las condiciones que explican
de manera causal este proceso y que permiten la caracterización de sus diferentes
estadios o períodos.

Esta disciplina, según B. G. Ananiev, “... se constituyó esencialmente como Psicología


Infantil, estrechamente ligada a la Psicología Pedagógica.” Pero teniendo en cuenta el
desarrollo científico contemporáneo, la Psicología del Desarrollo debe incluir “... las
particularidades etáreas del desarrollo psíquico del hombre desde el nacimiento hasta
la madurez.” (1986, Página 27).

La Psicología del Desarrollo estudia las regularidades del desarrollo psíquico y de la


personalidad, las leyes internas de este proceso, así como las causas que dan lugar a
las principales tendencias y características psicológicas, en sus distintas etapas. Esta
disciplina científica se orienta al estudio de la subjetividad humana, del sujeto
psicológico como individualidad, para establecer aquellas leyes psicológicas generales,
que se expresan, de manera particular e irrepetible, en cada persona.

La Psicología del Desarrollo abarca el estudio de diferentes etapas del desarrollo


humano: el primer año de vida, la edad temprana, la edad preescolar, la edad escolar,
la adolescencia, la juventud y la adultez. En este último caso, se establecen diferencias
entre las etapas del adulto medio y del adulto mayor, esta última también denominada
con el término de tercera edad.

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LECTURA 03:

PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO I.


García, J; y Delval, J. (2010).
Edit. Universidad Nacional de Educación a Distancia Madrid.

1. INTRODUCCIÓN. LA IMPORTANCIA DEL DESARROLLO

El desarrollo es un fenómeno que está indisolublemente ligado a la vida pues todos los
seres vivos pasan por diferentes etapas desde el nacimiento hasta la muerte. Si
queremos entender el funcionamiento de la mente humana —que es la tarea propia del
psicólogo— resulta muy esclarecedor seguir el proceso de desarrollo y tratar de entender
cómo se produce pues ello nos ayudará a entender la naturaleza de los seres humanos.
¿Cómo han llegado los seres humanos a situarse en la posición que ocupan en el
conjunto de la naturaleza? Esta es una pregunta interesante porque no siempre hemos
ocupado esa posición.

Por lo que sabemos acerca de la vida de nuestros antepasados, por las huellas de los
fósiles de hace millones de años que se han encontrado en África, los homínidos
anteriores a nosotros eran bastante vulnerables y estaban muy sometidos a las
variaciones de la naturaleza que hemos ido aprendiendo a controlar. Si comparamos el
desarrollo de un ser humano que tengamos próximo, de nuestra hija o de un sobrino,
con el desarrollo de un pollito o de un perro, podemos apreciar fácilmente algunas
diferencias importantes, y posiblemente la más llamativa de todas ellas sea que los seres
humanos nacemos muy desvalidos y con pocas de las características que llegarán a
tener los adultos. Esto supone que durante un largo período estamos necesitados
continuamente de la atención de los mayores, generalmente de nuestros padres. Por el
contrario, algunos animales a los pocos minutos de haber nacido son capaces de
procurarse la comida y pueden sobrevivir por sí mismos sin la ayuda de los progenitores.
Así pues una de las características de los seres humanos es tener una infancia muy
prolongada.

Por eso algunos autores han señalado que nacemos como sin terminar, que debiéramos
permanecer más tiempo en el útero, que nacemos prematuros. Esto podría verse como
una desventaja pero sin embargo nos proporciona una gran ventaja, la de tener un
período de desarrollo extrauterino mucho más largo. La inmadurez* con la que
nacemos nos hace dependientes durante más tiempo pero a la vez nos permite ser más
plásticos y hace posible aprender más cosas y disponer de una mente más flexible.

*Inmadurez. Los seres humanos nacen con pocas conductas de las que dispondrán en
la edad adulta, lo cual supone que tienen que aprender la mayor parte de las cosas que
precisan. Nacemos más con disposiciones que con conductas terminadas y eso nos hace
especialmente plásticos lo que permite adaptarse a muchos ambientes diferentes.

CUADRO 1.1. CAMBIOS QUE SUPONE LA SITUACIÓN ERGUIDA

Algunos autores defienden que el largo período de dependencia que presentan los seres
humanos es una consecuencia de la posición erguida y del gran tamaño que presenta
el cerebro humano. La posición erguida ha obligado a que se produzcan cambios en la
pelvis. La pelvis de la madre limita el tamaño que puede alcanzar la cabeza de los
neonatos de tal manera que éstos tienen que nacer antes de que la cabeza alcance un
tamaño que no permita la salida al exterior. De todas formas el nacimiento de los
humanos es considerablemente más complicado que el de otros primates. «Considerada
en términos del desarrollo del cerebro la gestación humana realmente dura 21 meses,
9 meses en el útero seguidos por 12 meses bajo el cuidado de la madre» (Martin, 1992,
pág. 37).

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CUADRO 1.2. COMPARACIÓN DE EDADES DE CONDUCTAS EN MONOS Y
HOMBRES

Los humanos adquieren muchas conductas más lentamente que otras especies
animales, pero llegan más lejos. Respecto a la búsqueda de objetos ocultos (ver Capítulo
3, apartado 5), Juan Carlos Gómez (2004, pág. 100) escribe lo siguiente:

«Todas las especies fallan inicialmente en la búsqueda de un objeto cuando éste se


encuentra totalmente cubierto; más adelante, cuando empiezan a superar esta prueba,
todos ellos cometen el error típico A-B de buscar en el primer sitio cuando se cambia el
escondite; y, cuando logran superar esto, aún son incapaces de entender los
desplazamientos invisibles. Lo que es diferente es la velocidad a la que pasan por las
mismas fases. Los chimpancés y los orangutanes, al igual que los gorilas, tienden a
alcanzar las etapas un poco antes que el promedio de los bebés humanos. En contraste,
los monos no antropoides son mucho más rápidos que los humanos o los simios. Por
ejemplo, muestran la capacidad de recuperar objetos por vez primera al mes o a los dos
meses, mientras que los gorilas y los chimpancés lo hacen alrededor de los siete meses
y los bebés humanos a los 8 ó 9 meses. ¡Los perros y los gatos logran esta habilidad en
el tiempo record de dos semanas! Por lo tanto, los monos vienen a mostrar el mismo
factor de aceleración respecto al desarrollo humano (“cuatro veces más rápido”).»

2. DOS RASGOS BÁSICOS DEL SER HUMANO: SU NATURALEZA SOCIAL Y MENTAL

Si queremos entender la naturaleza humana, el funcionamiento de nuestra mente y


cómo se produce el desarrollo, lo primero que hemos de tener presente es que somos
animales, y como organismos biológicos estamos sometidos a las mismas necesidades
de los restantes animales, y en particular la de adaptarse al medio para sobrevivir. Esta
es la idea general que debe guiar nuestra indagación. Sin embargo, aunque el hombre
comparte con otras especies animales muchas de sus características, hay una serie de
elementos que lo diferencian de ellos. Se podrían invocar muchos rasgos
diferenciadores1, pero si hubiera que señalar los dos más característicos se puede
proponer que son vivir en grandes grupos sociales, en compañía de otros muchos seres
humanos, es decir ser animales sociales, y al mismo tiempo construir representaciones
muy elaboradas de su medio ambiente, de toda la realidad, incluido él mismo.

Aunque ambas características parecen de naturaleza muy distinta, existe entre ellas
una relación estrecha, pues vivir en grupos sociales grandes con reconocimiento
individualizado de los miembros exige una notable inteligencia, capacidades cognitivas
muy desarrolladas, que son posibles gracias a disponer de un gran cerebro2. La
cooperación y la competición entre los seres humanos han hecho posibles logros que
hubieran sido imposibles colaborando sólo con unos pocos individuos. Un cambio muy
importante en la vida de los seres humanos se produjo cuando los grupos nómadas de
cazadores-recolectores, que han existido desde hace decenas o cientos de miles de años,
se hicieron sedentarios, crearon ciudades, y comenzaron a practicar la agricultura y la
ganadería hace unos 10.000 años.

Se empezaron a crear así sociedades complejas en las que los individuos desempeñaban
funciones diferenciadas (división del trabajo). Viviendo en esas sociedades, conociendo
a sus congéneres, y cooperando con ellos, los seres humanos pudieron emprender
actividades colectivas como las grandes obras públicas o monumentos, de los que
constituyen un ejemplo sorprendente las pirámides de Egipto. La capacidad de
cooperación humana es muy superior a la que demuestran todas las especies animales,
incluidos los primates más próximos, como los chimpancés (Wyman y Tomasello, 2007).
Porque vivir en sociedad y poder cooperar eficazmente exige grandes capacidades
cognitivas como son entender los estados mentales de los otros, entender sus planes
(que son producto de las representaciones) y compartirlos con ellos. Algunos autores
sostienen que ésta es una capacidad exclusiva de los seres humanos (Tomasello,
Carpenter, Call, Behne y Moll, 2005). Para satisfacer sus necesidades, que comparten

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con los demás organismos vivos, los seres humanos han ido construyendo relaciones
complejas que han dado lugar a las instituciones sociales, dentro de las cuales se
pueden satisfacer las necesidades de una forma particularmente eficaz y se organiza
toda la vida social. Esas instituciones son el núcleo de la vida social humana (Searle,
1995; 2005).

Lo característico de las instituciones es que dentro de ellas se forman relaciones


tipificadas, un hecho de enorme importancia social. Se trata de relaciones que no se
establecen entre individuos en tanto que individuos sino entre tipos de funciones. Ese
tipo de relaciones, que son las propiamente sociales, coexisten con las que se dan entre
los individuos como seres únicos, relaciones que podemos llamar psicológicas. No es lo
mismo conocer a la persona que está desempeñando una función, que relacionarse con
ella en virtud de la función que desempeña. Pero la capacidad adaptativa de los seres
humanos depende también de las representaciones* de la realidad que han conseguido
construir. Para sobrevivir en el ambiente todos los animales necesitan tener una
representación de éste.

3. LAS REPRESENTACIONES

Las representaciones son la compilación de nuestro conocimiento sobre el mundo, pero


no sólo de las relaciones aparentes sino también del funcionamiento de la realidad. Nos
permiten entender la realidad y actuamos siempre a partir de ellas.

Sostendremos que una de las características más específicas de los seres humanos, y
que les diferencian notablemente de otras especies animales, es su capacidad para
establecer representaciones3 de la realidad que se perfeccionan continuamente y que
desbordan el conocimiento del mundo que nos proporcionan los órganos de recepción
de la información de los que estamos dotados (órganos sensoriales). Podemos decir que
la realidad está en nuestra mente, pero no sólo sus características externas sino
también su funcionamiento y las relaciones entre sus partes. Esas representaciones son
mucho más precisas en los seres humanos que en otros animales, lo que les permite
aumentar indefinidamente el poder de su acción sobre la realidad, comprendiéndola y
transformándola. Pero además las representaciones son compartidas con otros
congéneres, y entonces, gracias a la «intencionalidad colectiva» (Searle, 1995; 2005) se
puede desarrollar la vida social y la cooperación.

Las representaciones son entidades muy amplias y que combinan diferentes elementos.
Por una parte las representaciones se refieren a un contenido determinado, pues son
siempre representaciones de algo (diremos que son «intencionales» en el sentido
filosófico del término). Pero al mismo tiempo las representaciones se generan a partir de
necesidades del sujeto, lo que las liga entonces indisociablemente con la motivación, y
la energía para la acción. Las representaciones sirven no sólo para explicar y entender
el mundo sino también para actuar, pues nuestra acción se realiza siempre a partir de
una representación.

Podemos sintetizar lo anterior diciendo que las representaciones constituyen una


compilación de todo nuestro conocimiento acerca del mundo. Para actuar en el mundo
el sujeto necesita siempre representaciones de éste, pero el problema se complica
cuando no hay respuestas automáticas, como las que tienen muchos animales. El
proceso de conocer consiste básicamente en disponer en la mente de un modelo acerca
de cómo funciona la realidad. Cuanto más adecuado sea ese modelo más fácil y eficaz
resultará la acción del sujeto. Además los seres humanos son capaces de tomar
conciencia de sus representaciones, de reflexionar sobre ellas, lo que les permite
perfeccionarlas y modificarlas. Es una manifestación de lo que se denomina
metacognición*.

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Metacognición.

Conocimiento que se posee sobre el propio conocimiento, el cual, a su vez, se considera


producto de la capacidad de la mente de «volverse sobre sí misma» y analizar sus propios
procesos de pensamiento y de conocimiento. No obstante, en el ámbito de la psicología
cognitiva y evolutiva, comúnmente se identifican dos amplias formas de metacognición:
la que se refiere propiamente al conocimiento declarativo y explícito sobre el propio
sistema cognitivo (conocimiento metacognitivo) y la que tiene que ver con la dirección y
regulación activa de sus procesos (control metacognitivo).

Las representaciones no sólo son compartidas sino que constituyen una parte
fundamental de lo que denominamos la cultura, que se transmite de unas generaciones
a otras, y en ella desempeña un papel importante el lenguaje. Pero además en la mayor
parte de las sociedades los conocimientos adquiridos se acumulan de una forma más
permanente mediante ayudas exteriores como son los productos de la actividad cultural,
entre los que se cuentan las herramientas, las construcciones, las máquinas, esculturas
o dibujos, etc. Los humanos han logrado también producir en bastantes sociedades
sistemas más permanentes de conservación del conocimiento, como el lenguaje escrito
y otros sistemas simbólicos que permiten transmitir los conocimientos a individuos con
los cuales no resulta necesario tener un contacto directo, de tal forma que podemos
aprender de personas que desaparecieron mucho antes de que nosotros naciéramos o
que viven en lugares muy alejados y que nunca tendremos oportunidad de encontrar.
________________________________
1 Se suelen mencionar como características específicas de los seres humanos la posición erguida, disponer
de una mano versátil, dieta omnívora, actividad sexual permanente, etc. y así las he presentado en mi libro
El desarrollo humano (Delval, 1994, capítulo 1).

2 Algunos autores sostienen que la inteligencia humana se ha desarrollado precisamente para conocer a los
otros. Frans de Waal en su libro sobre La política de los chimpancés (1982) introdujo el término «inteligencia
maquiavélica» para describir esta capacidad de algunos primates no sólo para entender a los congéneres sino
también para manipularlos.Ver: Byrney Whiten(1988).

3 Utilizo el término «representaciones» como equivalente a «modelos del mundo» y por no disponer de otros
mejores. Ambas denominaciones me parecen inadecuadas y sobre todo han sido utilizadas en otros contextos
y con otros sentidos. Por ejemplo las representaciones sociales de Moscovici, que son muy diferentes. Modelos
tampoco es el término más adecuado porque en algunos contextos viene a significar algo parecido a una
maqueta. A lo que más se parece es a la idea de Johnson-Laird de modelos mentales (1983).

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