Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Aprendemos del ejemplo, por tanto, no podemos esperar que los alumnos sean dedicados, si nosotros
no lo somos; que sean creativos, si de nosotros sólo obtienen los mismos caminos y formas una y
otra vez; que sean apasionados de su carrera, si nosotros no transmitimos pasión por lo que hacemos;
que amen lo que hacen, si no les mostramos que amamos a lo que nos dedicamos. Lo que implica
ser docente no corresponde a una forma de ganar dinero, corresponde a una actitud o forma de vida.
Creo que es eso precisamente lo que establece la diferencia entre trabajar de profesor y ser uno:
la conciencia del alcance de nuestro trabajo y la convicción de desarrollarlo de la mejor manera
posible.
Ser docente es un modo de vida. Implica aceptar nuestra humanidad y límites, para entonces
comprender de manera honesta la humanidad de quienes comparten el salón de clases.
Ser docente implica preparación continua, no sólo para la labor dentro del aula, sino porque no
puede exigirse a otros, lo que no somos capaces de llevar a la práctica.
Ser docente implica humildad, la de reconocer que nuestros conocimientos son finitos y que
equivocarse es parte de nuestra naturaleza. El conocimiento total y la perfección son quimeras.
Ser docente implica paciencia y mucha tolerancia a la frustración, ya que la construcción del
conocimiento jamás será instantánea.
Ser docente implica una profunda honestidad de lo que somos y hacemos, porque sólo en la verdad
nace y se afianza el respeto.
Ser docente implica el regalo de aprender de otros maestros llamados alumnos; de contagiarnos
de su juventud para evitar la esclerosis de las ideas y de las conductas.
Ser docente implica un trabajo de múltiples facetas, aparte de enseñar lo que plantea un programa
académico: es impulsar a aquellos que no saben o que olvidan que esa fuerza está dentro de ellos; es
mostrarles que creemos en lo que son y en lo que pueden ser; es retarlos para que sean mejores; es
ayudarlos a levantarse de sus fracasos y a descubrir sus fortalezas.
Ser docente implica nunca olvidar que somos seres humanos falibles y perfectibles. Ser docente
implica ser un adicto a la esperanza. Ser docente es enseñar a otros que la escuela no es sólo un lugar,
sino la agradecible oportunidad de obtener el más preciado don: el conocimiento.
Lo que implica ser docente no es trabajar de docente: es una elección de vida.
también nos enteramos y asistimos si se da la ocasión al entierro de algún profesor o profesora, es allí
en ese momento cuando recordamos a estos PADRES SUSTITUTOS, pensamos en la educación que
nos dieron para ganarnos la vida y también para vivirla.
Pues ellos nuestros MAESTROS o MAESTRAS fueron los que nos enseñaron a escribir, leer, sumar,
restar, multiplicar, dividir a jugar limpio o tener confianza en nuestras ideas, decisiones y propósitos, de
seguro que nuestro paso por las aulas escolares nos traerá al recuerdo casi de manera inmediata el nombre
de quien fue nuestro favorito o favorita de seguro tendrán sus nombres en la memoria de todos los días,
en especial cuando de repente nos encontramos frente a un pizarrón en la escuela o colegio que nos
cobijó en algún momento.
¿Acaso olvidamos ya el nombre del profesor o profesora que le enseñó a escribir por primera vez? Sí
que resultará imposible sin duda, es más nos invadirá seguramente más de una añoranza, eso de que
“con perseverancia y constancia se alcanzan nuestras metas” solo con el pasar de los años
alcanzamos a entender lo importante de sus palabras. Muchas gracias por eso.
Ahora nos encontramos en un escenario totalmente diferente teniéndolos como actores principales de
una HUELGA NACIONAL INDEFINIDA haciendo uso de su derecho a la protesta buscando mediante
este reclamo mejorar su situación tan venida a menos en los últimos años.
En cierta forma nosotros nos sentirnos también golpeados cuando son mellados, pue ellos nuestros
MAESTROS y MAESTRAS hicieron de nuestra vida mucho más llevadera hasta placentera diría
también, tan solo teniendo como objetivo el de vernos crecer llenándonos de conocimiento y más,
tampoco podemos olvidar que en más de una oportunidad seguramente nos hicieron reír y también nos
obligaron pasar de una amanecida para completar la tarea pendiente, de nuestra parte nosotros les
hicimos bromas algunas pesadas o los bautizamos con algún apodo imborrable y creativo, cosas de
chicos seguramente diremos.
Para ir terminando no hay que olvidar que empezamos pequeños en educación inicial, luego pasamos a
la primaria, completamos la secundaria, y con suerte los que seguimos concluimos estudios
universitarios y si se dio la posibilidad una especialización, ¿pero que de común tienen cada una de estas
etapas en nuestra vida? Pues muy fácil, que en todos estos momentos siempre nos acompañaron
verdaderos amigos, a quienes llamamos MAESTRO o MAESTRA, o acaso con cariño, simplemente
“PROFE”, por eso esperamos que el momento de lucha que mantienen aún se solucione lo más pronto
posible con resultados positivos para todos, no hay que olvidar que la INTOLERANCIA no siempre es
buena consejera y en más de una ocasión no queda otra que ceder, recuerden que son finalmente los
estudiantes en general de todos los niveles los que se ven perjudicados, es por eso y mucho más que yo
siempre querré a mis MAESTROS y MAESTRAS los que hicieron de nosotros lo que somos.
Mag. Jaime Colque Cuyo
UNIVERSIDAD NACIONAL AMAZÓNICA DE MADRE DE DIOS – IDENTIDAD Y VOCACIÓN DOCENTE
En un país como el Perú, que viene experimentando en la última década un crecimiento económico
sostenido pero que aún arrastra problemas de corrupción, injusta distribución de la riqueza,
analfabetismo, desigualdad social, inseguridad, narcotráfico, terrorismo, entre otros, se
necesita de un estamento magisterial lúcido y c o m p r o m e t i d o q u e a s u m a s u m i s i ó n
c o m o u n a p o s t o l a d o s u b l i m e y n o c o m o e l ú l t i m o r e c u r s o d e s u bsistencia. Para ello
se requieren esclarecer tres puntos:
El primero concierne a la expresión. “Ser maestro en el Perú”, el cual da por supuesto que ya se sabe lo
que es ser “maestro”. El segundo, atañe al papel de la educación en la transfor-
mación social del país. Y el tercero, corresponde al rol que desempeña
u n a a c e r t a d a d o c t r i n a pedagógica.
paciencia y sumisión. Se sabe de la precocidad del genio poético, matemático, musical, deportivo,
etc. en cambio el genio científico demora más y el genio filosófico es más tardío aún. A todo
esto, viene la interrogante aparentemente ociosa ¿existe el genio educativo? Y es evidente que sí.
Figuras como Rousseau, Tolstoi, Tagore, Pestalozzi, Froebel, Dewey, Montessori, Binet, Piaget, entre
otros, lo demuestran. Bien dice Juan Ramón Aznar: “Sólo hay una manera de ser maestro: ser discípulo
de sí mismo”.