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III. OBJETIVOS………………………………………………………………………………….8
IV.I JUSTIFICACIÓN………………………………………………………………….…8, 9
IV.II VIABILIDAD…………………………………………………………………………….9
V. HIPÓTESIS…………………………………………..………………………………………9
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………………….10, 11
I. ANTECEDENTES DEL PROBLEMA
Iniciar una carrera universitaria es para muchos alumnos una nueva experiencia y un
reto que se asume con mucha motivación e ilusión. Aunque, por otra parte, iniciar la
universidad puede convertirse en una vivencia muy estresante y hasta de difícil manejo
(Hystad, Eid, Laberg, Johnsen & Bartone, 2009). Además, y coincidiendo con los cambios que
se producen en el progreso y desarrollo final de la adolescencia, el paso a la Enseñanza
Superior confronta a los jóvenes a muchos retos como lo son la separación de la propia familia
y de las amistades a mayores exigencias de autonomía.
En otro orden de cosas, la Pandemia por Covid – 19 que se está viviendo, es un tema
que no puede quedar exento de lo conversado anteriormente, ya que tras haber ocasionado
cambios abruptos en los sectores sociales, económicos y académicos. Ahora bien, es en este
último ámbito, el que más cambio ha experimentado tras la migración de la educación
presencial al sistema educativo virtual (online), de los cuales los estudiantes de educación
superior continúan su formación profesional desde su propio hogar. Asimismo, el confinamiento
de la Pandemia, la carga académica y el seguimiento de las clases virtuales, ha provocado en
estudiantes sintomatologías del estrés, tales como: Miedo, irritabilidad, mal humor,
desmotivación, llanto, dificultad en el habla, dificultad de concentración, entre otros.
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excede los propios recursos del sujeto y que llega a poner en peligro o a desestabilizar su
bienestar personal.
De acuerdo con lo anterior, cabe mencionar que la generación actual se destaca por su
apego a la tecnología, pero las deficiencias en los modelos de educación virtual y las
modificaciones en su dinámica social, pareciera ser que ha generado un notable impacto a
nivel de estrés, ya que el uso del internet se ha trasladado forzosamente a clases virtuales. De
hecho, se creía que con el uso de las redes sociales no iba a ver problemas en realizar las
clases de manera virtual. No obstante, Yanes, (2008) el estrés procede de una acción externa
percibida por el individuo, y que a su vez es producida por la falta de adaptación ante una
situación que sobrepasa al individuo.
Según Gallo (2020): “La salud mental en los estudiantes universitarios, ha sido de gran
impacto, siendo la población más vulnerable”, es así que en consecuencia de los eventos
presenciados en la pandemia, obligó a que el gobierno buscara la manera de intervenir para
que la educación no quedara paralizada, proponiendo al uso de las TIC medida que generó un
nivel de ansiedad en el país, puesto que muchas personas buscaron la forma de adaptarse
conociendo la complejidad de esta, en base que es una metodología nueva que no todos
pueden manejarla.
Ahora bien, la necesidad de continuar con la educación exige una completa adaptación
a esta modalidad, aunque se haga complicado acostumbrarse, como dejar los libros de papel y
empezar a usar, aún más los materiales en pdf, los horarios de clases presencial con los
cronogramas virtuales, todos están pasando por esos cambios además de los requisitos
indispensables como tener un aparato tecnológico e internet, para que la educación virtual sea
óptima. De acuerdo con Gallo (2020) existen:
Ventajas
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Desventajas
Faltar a las horas de clases por fallas de la conexión de internet, se vaya la energía, o
cualquier calamidad, la preparación por parte de los docentes al no saber cómo trasmitir el
aprendizaje al alumno a través de las plataformas virtuales y la distracción deriva del entorno
donde se encuentre afectante al nivel de atención (pág. 8).
En dos estudios diferentes, uno realizado por Celis, Bustamante Araujo, Cabrera,
Cabrera, Alarcón, Monge (2001) y, el otro por Arribas (2013), de lugares distintos y, en
diferentes carreras, se encontraron coincidencias y se llegó a la misma conclusión. El principal
hallazgo fue, que los principales generadores de estrés más relevantes son la sobrecarga
académica, los límites de tiempo y las actividades académicas.
A esto hay que agregar que, en casos de epidemias por virus parecidos al que produce
la COVID-19, hay estudios que identifican el impacto en la salud mental en relación con
síntomas de estrés postraumático (posteriores al evento), altos niveles de estrés, ansiedad, ira,
sentimientos de estigmatización y temor a contagiar a familiares y colegas, estos últimos dos
síntomas especialmente entre personal sanitario (Gardner & Moallef, 2015). Sin embargo,
muchos de los problemas psicológicos que se presentan podrían estar más vinculados con la
situación social que se genera y con las medidas para prevenir el contagio del virus (Jeong et
al., 2016).
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En tanto un estudio realizado en una universidad Pública de Perú con un total de 296
estudiantes universitarios, el 66,2% fueron mujeres y el 33,8% varones, con edades entre 20 y
30 años (53%) en mayor proporción, y entre 15 y 19 años (47%), El estudio da cuenta de la
presencia de estrés, depresión y ansiedad en los estudiantes universitarios en una situación de
confinamiento derivada de la situación pandémica por la presencia del Covid-19, de mayor
incidencia en mujeres, que en varones; y, donde la fatiga y el insomnio fueron los síntomas
más significativos en estudiantes con prevalencia de estrés, depresión y ansiedad. Con
respecto al estrés, estuvo presente en el 37,8% de los estudiantes, los síntomas y reacciones
físicas, psicológicas y de comportamiento más significativas fueron: cansancio o fatiga la
mayoría del tiempo, incluso aún después de dormir (10,8%); sentir que los recursos propios son
insuficientes para afrontar las situaciones difíciles (10,5%); trastornos del sueño como
pesadillas o insomnio (9,5%); falta de motivación para emprender tareas académicas o
laborales (9,8%); cefalea o dolor de cabeza (7,4%); sensación de falta de energía en la
realización de tareas diarias (7,1%); sensibilidad excesiva ante eventos cotidianos (7,1%); y
enfocado en aspectos negativos del futuro o el pasado (7,1%) durante los últimos 30 días en
situación de confinamiento producto del Covid-19. Se puede afirmar, en función de los
resultados, que las mujeres son más vulnerables al estrés en una situación de aislamiento
social obligatorio producto del Covid-19 que los varones.
Por otra parte, y desde el ámbito educativo superior es importante mencionar que
cuando un joven comienza sus estudios superiores, se ve enfrentado a una serie de exigencias
que tienen mucha relación con la adaptación del entorno, hay nuevas metodologías de estudio,
nuevas enseñanzas y quizá un ritmo de trabajo que se presenta con una alta exigencia, al que
el alumnado debe adaptarse. De la misma forma, esta situación pudiera generar ciertos niveles
de estrés académico, en las que percibe una amenaza y, a la vez, carece de herramientas de
carácter psicológico adecuadas para afrontar el problema.
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llegar a afectar el rendimiento de los estudiantes en cuanto a: lo académico, la salud física y
mental, y problemas en áreas sociales (Bedoya, Perea y Ordeño, 2006)
Por su parte, Scafarelli y García (2010) mencionan que los universitarios de una
universidad de Uruguay de las carreras de Derecho, Educación, Ingeniería, Odontología y
Psicología, del primer semestre. En cuanto al género se refiere y el estilo de afrontamiento, se
registra que un 72% de las mujeres busca el apoyo social para enfrentar el estrés, en relación a
un 60% en los hombres, permitiendo comprender que la población universitaria, el ambiente y
el género intervienen en el desarrollo del afrontamiento.
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Un estudio sobre Estrés académico en estudiantes del Departamento de Salud, de la
Universidad de Lagos de la ciudad de Osorno, de las carreras de Enfermería, Fonoaudiología,
Kinesiología y Nutrición donde se aplicó el instrumento de Inventario SISCO de estrés
académico, se encontró que un 98% de los estudiantes han presentado estrés académico,
señalando las más estresadas las mujeres 96,24% que los hombres 88,57%. En la cual se
describió en el tercer componente del SISCO (estrategias de afrontamiento), utilizados por los
estudiantes de la carrera de Salud los cuales fueron: el concentrarse en resolver la situación
que le preocupa 89.8%, tratar de obtener lo positivo de la situación 84.4% y la habilidad
asertiva (defender sus preferencias, ideas o sentimientos sin dañar a otros) 82,5%. No existe
diferencia significativa del componente de estrategias de afrontamiento del instrumento SISCO,
de los estudiantes con respecto a las distintas carreras cursadas, pero con respecto al género
existe diferencia entre los elogios a sí mismo, religiosidad, ventilación y confidencias. Siendo
las mujeres las mujeres las que utilizan mayormente el afrontamiento de la religiosidad y las
confidencias, mientras que los hombres los elogios a sí mismo.
Polo, Hernández y Pozar (2006), definen estrés académico, como la respuesta general
del organismo (cognitiva, emocional, fisiológica y conductual) ante cualquier estímulo
estresante relacionado con el ámbito educativo, es generado cuando el sujeto se enfrenta a
situaciones frente a las cuales le resulta difícil encontrar posibles soluciones.
Por otra parte, Mok & Tam, (2001) Richardson & Poole, (2001) definen el afrontamiento
como una serie de procesos cognitivos y conductuales estrechamente relacionados; por una
parte, dependen de la evaluación que realiza el sujeto sobre la situación y, por otra, del uso de
estrategias conductuales utilizadas para aliviar la carga que supone el estresor sobre el
bienestar psicológico.
En relación con la Pandemia mundial del Covid-19, se han realizado algunos estudios
científicos sobre el impacto que el confinamiento ha ido teniendo en el ámbito psicológico, en
las poblaciones en cuarentena. Khan y colaboradores (2020), señalan que la vivencia de
ansiedad, crisis de pánico, trastorno de sueño, estrés, ira y desilusión se manifiestan en las
personas debido al confinamiento. Además, se espera que dichos niveles incrementen según
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se vaya extendiendo el tiempo de aislamiento y confinamiento, por lo que sería interesante
analizar también el proceso de esta evolución.
Otro estudio, de carácter descriptivo, realizado por Mendieta, Cairo, y Cairo (2020)
investigaron acerca de la presencia de estrés académico en estudiantes de la carrera de
Medicina por una muestra de noventa participantes (n=90) de las cuales, por motivos de
inclusión, sólo consideraron a cincuenta estudiantes (n=50). Para el presente estudio se aplicó
el Inventario de estrés académico y La Escala de Vulnerabilidad del estrés. Se encontró que el
48% de la muestra es muy vulnerable al estrés, y que el estresor más frecuente que resaltó
más en la muestra fue de sobrecarga académica afectando a casi el 98% de la muestra.
Adicional a ello, se encontró un predominio con respecto al estilo de afrontamiento de solución
al problema con el centrado en la emoción.
Por otro lado, los y las estudiantes también han debido avanzar hacia aprender a usar
plataformas virtuales con propósito de aprendizaje, siendo que antes usaban este tipo de
tecnología, fundamentalmente para divertirse y socializar. Asimismo, esta modalidad formativa
de aprendizaje virtual ha identificado aspectos negativos en relación con el cansancio, la
inexperiencia de algunos docentes con el uso de la tecnología, la falta de diseños de
instrucción que fomenten el aprendizaje, largas horas de trabajo frente a las pantallas, estrés,
falta de comunicación con sus pares, lejanía de los espacios físicos, como obstáculos para la
enseñanza y aprendizaje, y la ausencia de estrategias de afrontamiento.
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III. OBJETIVOS
General:
Específicos:
IV.I JUSTIFICACIÓN
Por otra parte, la situación de confinamiento ha hecho que aumenten los niveles de
estrés y por lo mismo ha causado un impacto psicológico en las personas. De hecho, se prevé
que haya niveles más altos de estrés, ansiedad y depresión tras la orden de confinamiento
(Brooks SK, 2020). Ya que el confinamiento trae acarrea problemas psicológicos como estrés,
ansiedad y depresión (Cava MA, 2005). Resultaría interesante investigar y analizar si los
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niveles aumentan según se vaya extendiendo el tiempo de confinamiento y aislamiento. Otra
realidad, es que, para los estudiantes universitarios, la presión académica es algo que se
manifiesta de forma natural, pero ha habido deficiencias en la forma en cómo se dan las clases
de manera virtual y que han generado un impacto psicológico y agotamiento emocional en la
actualidad.
De acuerdo con lo anterior, cabe señalar que se correlacionan dos variables de interés.
Asimismo, se identificará la extensión del estrés académico, lo que a su vez permitirá tomar
medidas más adecuadas de afrontamiento para controlar los niveles de estrés.
IV. II VIABILIDAD
V. HIPÓTESIS
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VI. Marco Teórico
VI.I Estrés
El estrés Surgió en los años 30, de la mano del investigador Hans Selye, un reconocido
referente del tema. Para Selye (1946), el estrés se trataba de un concepto que servía para
resumir una acción natural y de suma importancia que pone en funcionamiento una serie de
respuestas a nivel orgánico y corporal destinada a protegernos de una agresión externa
(normalmente de carácter físico y biológico).
Por su parte, Seyle (1960) concibe el estrés como una respuesta. Esta perspectiva se
enfoca más en cómo reaccionan las personas ante los estresores. Esta respuesta se
entiende como un estado de tensión que tiene dos componentes: el psicológico
(conducta, pensamientos y emociones emitidos por el sujeto) y el fisiológico (elevación
del arousal o activación corporal).
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VI.II Causas del Estrés.
Existen diferentes causas por las cuales se produce el estrés, y sucede que puede originarse
por inconvenientes en áreas laborales, familiares, académicos, o hasta incluso problemas con
personas conocidas o consigo mismo. Asimismo, el estrés es creado por toda situación que
sea percibida como nociva, De la misma forma, las principales causas del estrés se relacionan
con estresores de tipo psicosociales, bioecológicos y de personalidad. Instituto de seguridad y
servicios sociales de los trabajadores del estado, (2010).
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Referencias Bibliográficas
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