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14 La caída del hombre natural 2. La imagen del bárbaro
en tantos contextos que, frecuentemente, habían llegado a adquirir yarios \r$
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significados, a veces conflictivos.
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.*-*^'-i"*? -?'" -I*'T-'-I" -"'"- -."'* oalabra iuesa un


esta
en casi todos los íñte-ñios-ile caracterizat a los indios americanos y su
cultura, y su significado varía tanto con el tiempo y el lugar, será útil
empezar con una breve descripción de su historia.

La función primaria del término <<bárbaro» y de los demás términos


del mismo origen, <<barbárico>>, «barbaridad», etc., era distinguir a los
miembros de la sociedad ala que pertenecía el,observador de los que no
lo eran. Como los. mismos observadores decir, los que aplicaban
ese término a otros- eran los que se
-es
enfrentaban con la tarea de clasi-
y
ficar 4g§rrbit ulgo qu" a ellos, raras veces se pre-
ocuparo "ont que ellot eran todo
lo que el <<bárbaro» no era; y la palabra <<bárbaro», tiene un antónimo
en los términos <<civil» o <<político» (que generalmente se usan como si
fueran sinónimos) y en los términos de su mismo origen. Estos términos
se derivan de las palabras civis y pólís, qlue se aplican a las ciudades
lag formas en que se aplican son distintas y complejas- y al
-aunque
hombre como el único animal constructor de ciudades, habitante de ciu-
dades. La importancia de esto se verá clara más adelante. Por el mo-
mento, deseo considerar no cómo se veían los europeos a sí mismos, aun-
que algo de esto se desprenderá del análisis inevitablemente, sino cómo
Lo'iffii
nos del discurso concreto que me interesa procetÍán-E-p?-rmer lugar de
Aristóteles. La a de los escritores que trataré se declaraban aristo-
ellos
de Aquino.
35
La caída del hombre natural 2. La imagen del bárbaro
Sin em «bárbaro» es se aplicaba 11o de ambas capacidades. Además, tgsff_no_hablaban griego vivían por
a muchos definiciór.r era,d iega de bombrés@
lo valores comu
mandos 2 fueron descritos en algún momento como bárbaros. Como todas j,l
era un mundo ce , al cual se accedía, en realidad só1o
las categorías similares, la palabra podía adaptarse fácilmnte según las
necesidades concretas del que la usaba. No obstante, el elemento que
todos los usos tenían en común era la implicación de iqlqi_orid.ad. Los
griegos de los siglos vrr y vrrr a.C., @[dad
la emplearon simplemente con el significado de «extraniero»; y la apli-
caron a pueblos, como los egipcios, a los que respetaban 3. Pero a prin- tancia del reconocimiento por parte de esa comunidadT, y si <<hombre>>
cipios del siglo rv, fug'baros se había convertido, y permanecería siemore se considera algo más que una categoría morfológica, el hecho de que
aeí, en una palabra o men- los griegos no recBnocieran a los bárbaroi qimificaba. en tealidad. neear.-
talmente- les su humanidadiPríes si sólo los srieeos püeden acceder allópos.los ouá
Para los griegos de la época helenística, el bárbaros era meramente @ompletamente hum il,os pájaros que obser-
alguien que balbucía, que no sabía hablar griego a. Pero la incapacidad rññ-át templo en Aristóteles, distinguir
para hablar griego no se consideraba únicamente un defecto lingüístico, entre griegos y bdrbaroi (De mir. aus. 836 a 10-15), porque ningtin bd.r-
pofque como baros es capaz de acceder a los misterios que sólo los griegos pueden com-
un sentido prender, y en los que sólo los griegos pueden participar.
[¿n_es!4r en 'el otro. Para la mayoría de los griegos y para todos
'-'a-
Pero los griegos no eran los únicos que se sentían aislados del resto
: :----1-
rederos cultuiáIeq Ta capacidad de usar ei lenguaje, junto con la de su especie. En algún momento, la mayoría de las sociedades han sen-
tido la necesidad de distinguirse de sus vecinos en términos igualmente
más claros del poder de la razón humana- t@ radicales 8. De hecho, parece que muchas sociedades no tienen una palabra
distinguían al hombre de otros animales. Pues sólo el hombre posee la que exprese adecuadamente el concepto <<hombre>>. Para ellos sólo existe
-t¡!!
razE-necesaia pata comunicarse con las criaturas de su especie o, real- el nombre de sú tribu y otro término, o términos, para designar a todos
mente, una lengua Io suficientemente ancha, flexible y blanda como para los que no pertenezcan a esa tribu. Cuando el franciscano Alonso de
formar sonidos inteligibles (PA, 660 a 17-18) 5. Como veremos, se consi- Molina compiló su diccionario español-náhuatl, las únicas palabras que
deraba que los bárbaros habÍan fracasajlo siggjügg_tlVqagglte_g¡r _e! desarro- pudo encontrar que significaran hombre fueron términos que designaban
grupos sociales: tlactl qte (en general) significa <<jefe de tribu» o <(señor»,
1 Esta era la etimología común de la palabra. Véase, por ejemplo, Primeru y maceualli, el término con el que se designaba a todos los que traba-
crónica general, 1955, 1, pp.27, 157. También aparece en mapas del siglo xvJJ. jaban la tierra. Para el resto sólo pudo descubrir palabras que describían
Véase Skelton, 1958, pp. 45, 60.
2 Para los irlandeses, véase Giraldus Cambrensis,1867, p.150, y para los nor- tipos particulares de hombr'es sagrados, hombres sin piedad,
mandos, sobre el término «bárbaro»: ]ones, 1971, y de Matt Mattei, 1959. También hombres éxperimentados en la-hombres
guerra, hombres de nariz grande o de
hay algunas observaciones en Chabod, 1977 , pp.28-33. amplias mejillas, hombres con seis dedos. Pero ninguna palabra para
3 Baldry, 1965, pp. 20-24.
a Véase, por ejemplo, Estrabón (Geografía, 14.2.27-8) que afirma que Ia palabrn
era onomatopéyica: los bárbaroi eran un pueblo que hablaban el «barbar». Pero 6 Véase Cole, 1967, p. 133, e Isócrates (Panegerycus,50); «y ella (Atenas) ha
también reconocía una distinción cultural, aunque no racial, entre los griegos y los producido el nombre "Helenos" que ya no indica ttr,a taza, sino una inteligencia».
bárbaros, citando a Tucídides, 1.3 sobre Homero, que «no usaba el término (bárba- 7 Clark, 1975, p. 25, Pata Platón, incluso las mujeres eran una especie distinta,
ros) porque los helenos todavía no se distinguían de los demás con algún nombre». Timaeus, 42 a-b.
5 La primera narración existente sobre los orígenes del lenguaje. v sr ii,r' ' ' 8 Véase Lévi-Strauss, 1969, p. 46: «un gran número de tribus primitivas sim-
en la formación de las sociedades humanas, es Diodoro de Sicilia (Bibliotheca plemente se refieren a sí mismas con el término para "hombres" de su lengua,
historica, 18.2-3). Se trata en Cole, 1967, pp. 6G69. Cf. Aristóteles Rá. 1355b; demostrando que, para ellos, una característica esencial del hombre desaparece fuera
<<lógos, es mas característico del hombre que Ia fuerza del cuerpo». de los límites del grupo».
La caída del hombre natural 2. La imagen del bárbaro

e.
traducir la expresión homo gapíens Para los aztecas, un hombre, después é1, aprendiendo a controlar con la ruzón su naturaleza animal. Este pro-
de que había dejado el grupo, cesaba, En todos los aspectos importantes, ceso es lento e incierto; y algunos hombres, los bárbaroi entre ellos,
de ser <<hombre>>. También es habitual que a los miembros de una comu-
nidad, los extraños les parezcan frecuentemente, en cierto sentido, miem-
bros de otra especie, humanoides en vez de humanos, o seres sobrenatu-
rales. el método más sencillo de tratar
sólo pueden recordar lo más reciente u.
Para-ióiffiEéol los indios americanos y los africanos eran, en el
peor de los casos, miembros defectivos de su propia especie. Pero los
árauakos creían que los españoles eran visitantes del cielo,.los ineas supo-
nían que era¡ viracocha, un término que parece que aplicaban a cualquier alcanzat la virtud
sermbrejñatü¡el; y los óongoleños imaginaban que los portugueses, que
10.
pintaban enormes ojos en las proas de sus barcos, eran espíritus del mar un verdadero dios (Pol. 1332 b), era igualmente incapaz de degenerar
Estas reacciones <<primitivas>> no pueden atribuirse tanto al temor a la en una bestia. Por otra parte, el bárbaros vivía en aleún punto del extre-
tecnología española o portuguesa la que ni los indios ni los afri- mo inferior ae
fur."íán estar démasiádo
-por
impiesionados- sino al mero"hecho de coffiad kudiímonía), qrees el fin (tétos) más alto
"uno,
que los europeos eran forasteros, extranjeros extranjeros muy extra- de todos los hombres (EN, 1095 a), y no tenía ningún conocimiento de
ños.
-y la virtud (Pol. 1260 a; cf.. EN, ll42b) 14.
sociedad griega, menos limitada intelectual y geográficamente
La Además/os griegg!_y _19! hr.lggf ngeden -disti¡guirse por su com-
que la,arauaka, la inca o la congoleña, no adoptó una visión tan extrema. portamientolComo veremos, la razón por la que el griego es civil y el
Todos'los griegos, desde Homero a Aristóteles, estaban seguro de que no griégo báibaro puede explicarse en términos psicológicós. No obstante,
11.
el hombre ;ta, al menos biológicamente, un género único Entonces, '1, la diferencia surgió primeramente como resultado de un acontecimiento
las grandes diferencias que veían entre los bárbaroi y ellos mismos tenían :li histórico, la creación de la ciudad o polis (Pol. l25A a), la comunidad
que juzgarse de acuerdo con-. ciertas categoríag de valor. Porque hay ll
muchos niveles de humanidad (Pol. 1352 a). un hombre puede sacri- ,il
vivir para ser hombres 15

ficar su derecho a ser llamado hombre comportándose de una forma fr


ltl

cruel o salvaje característica de los bdrbaroí (EN, 1145 a) que, entre il Las demás raza humanas permanecían literalmente ..
otras cosas, tienen una inclinación por cortar cabezas (PA 673 a) y por ¿l vivían en hordas sin cohesión, como los antiguos supervivien
comer fetos humanos. del diluvio de Deucalión, sin leyes ni conocimiento de las artes y los
Los áárbaroí son salvaies porque actúan como bestias, porque se dice oficios y, por consiguiente, ajenos a cualquier forma de virtud, porque
ae mar Negro la virtud sólo pr," (pot. 1253 a)16.
<<inclinadas al crimen>>, que ureciben placer en comer carne humana (Pol, uan{o posteriormente, los bdrbaroi lograron organizarse en algún
1538 b y EN, 11a8 b). L-!' crueldad y la feropidad, sisnos de desenfreno, tipo de colectividad política, debieron hacerlo <<bárbaramente)), porque
f uerondesdeelprincipiolálñffi ticasdistintivaidáuñal?iñra-lEq u Seguramente era algo parecido a lo que Francisco Tamar tenla en mente
cuando, al final de una lista de sus vicios, que no tiene nada destacable, describía
ñm6ln:en v"i de una bestia) haciendo realidad lo que es potencial en a los indios como seres «de poca memoria». Boemus, 1586,f..253,.
13 Véase Hardie, 1968, pp. 129-151.
e Molina, .1571, f..90. siméon (1885), p. 216, define maceualli (ahora esüito la Todas son referencias a las condiciones del esclavo natural; pero, como vere-
generalmente macehual) como <<vassal, homme du peuple, Pay§an, sujet», pero'sus mos (p. ¿? más adelante) el esclavo natural y el bárbaros son, para Aristóteles, la
definiciones generalmente se basan en las de Molina. misma criatura.
15 Sobre las conexiones pfoblemáticas s4¡!1e la ciudad y
10 colón, 1930, 1, p. 11. Yega, 1943, 1,.269 examina los significados de la pala-
lu pgl§ véase Weill,
bra viracocha. Randles, 1968, p. 88. 1960, pp. 327415.
1r Véanse, por ejemplo, Aristóteles, H. A. 49Ob 1G19, y Baldry, 1965, passim' tó Véase Guthrie, 1957, pp. 8-94.
I
'1/

2. La imagen del bárbaro 41'


40 La caida del hombre natural
finalmente losrar su télos Y
no tienen gobernantes naturales y sólo viven en tiranías insoportables q,n.arselal1berac1onCteSussufrimientosterrffi
los hombres .---?6f1o tanto, era crucial que se gatanttzara a los no crlstlanos el acceso
tura-
a la comunidad cristiana y, realmente, que se les persuadiera o f.otzata a
les más que raciales permitió que su traducción al mundo cristiano, que
entrar en ella. No obstante, la conversión a la fe cristiana significaba
en su mayoría no hablaba griego, fuera relativamente fácil. En primer
mucho más que aceptar la verdad de los Evangelios. Exigía no sólo cteer,
lugar, los criterios por los que se fiszgaba a los bárbaros diferían muy «un cambio r¡dical rie vida>> 20. Pues Eñ-FEIáEE§idtr§án
sino también
üljly- La¡uurvri 4}_!+Aá..§
poco en las dos culturas, aunque sólo fuera porque los criterios de com-
portamiento en el mundo cristiano derivaban en gran parte de los modelos Jñ-nlGi uno no nace de nuevo no podrá gozar del reinado de Dios» (5,5).
griegos. La narración de la prehistoria de la raza humana (en la que se
verso era admitido en el
basaba gran parte de la explicación de la estructura de la sociedad hu-
ra-trümanidad. Mediante el
mana) del libro 3 de las Leyes de Platón fue transmitida sólo rcn peque-
h;-ñAñfo WilreTlJtirhan, en <(una nueva vida, lo que en lenguaje corriente
ñas variaciones y algunilidióilnts-pói los intermediarios romanos, espe-
18. significaba que estaba sujeto a normas de vida nuevas, a un estilo de
cialmente Cicerón, a Lactancio, San Agustín e Isidoro de Sevilla La
vida nuevo, a una concepción y objetivos nuevos»
r.
ío lidelium cristiana, la hermandad de todos los hombresE- De esta forma, los cristianos quedaban apafie de todas las distin-
estaba tan y tan preoc pof
ciones de categorías que se habían empleado en el mundo pagano. Euse-
a contaminación por contacto con ex
bio de cesárea se sintió llamado a persuadir a sus lectores de que él y
nuevo, dentro se su linaje eran <<hombres nuevos)>, porque, explicaba, <{nosotros no pen'
n. Pot lo tanto, no
samos como los griegos, ni vivimos como los bárbaros>r
por obvio de que la
-excepto
en el siglo vI, ésta se había convertido e
cipalmente de creencia y no de parentesco- entre la oikuméne y la con- no, un no c conservarla en
gfegatio tidelh,,n era que mientras l? oikulnAne Wbí? lido Y.n.mun4o rtl'r

cbffietamente cerrado, la crisE@ lo era. iEl mito cristiano de ::


ncia cristiana en la ,i Eran hombres que, debido a esto,
"perfección del plan divino para el mundo natural hicieron que la idea :l no siempre actuaban de acuerdo con la verdadera razóni pues, como
de la unidad del género homo sapiens fuera esencial para la antropo- 't veremos, aunque un no cristiano puede poseer la l¡6z de la razón natural,
logía y la teología, como lo había sido paru la biología griega. El mito una luz que É permitirá «ver» su camino sin 1a ayuda de la revelación,
ia del cristiano, las cond! en que vrYe
\de la segunda venida, que jugó un papel tan importante en la ideología de
los misioneros franciscanos que fueron a América y posteriormente a -le inducen a pecar.
China, era una concomitancia obvia de esta creencia; porque §ólo cuando
el mundo espiritual y cultural del hombre hubieran alcanffil[ñ]a I 20 Véase Martín de Braga, 1950, pp. 200-205.
2I Ullniann, 1977, p. 14.
converslon yun 2 Eusebio, 1979, 1, p. 105.
esclavos. Véase Pol- 1285 a
a Gregorio el Grande, 188+1885, 2, p. 681. Originalmente, el término paganus
r7 La tíranía €s, por definición, un dominio sobre
y EN, 1160 b). significaba un hombre del -campo (o un civil como ópuesto a un soldado: Ulpian,
§ De officiis, 1.11-14 y 2.11-75; Lactancio, Divinae ínstitutiones,6.10; Isidoro, Dlgest, 59.5.7.6). Se usó por primera yez pata describir a un no creyente, posible-
a la violenta oposición del campo al cristianismo (Mohrmann, 1952,
-"rrt" d"bido pero
Etymologiae, 15.2.5-6; San Agustín, De civítate Dei, libros 14'18 passim. para todoi los cristianos conservaba la implicación de rudeza
le Véase Aquino, Ia IIae q. 100 art. 5. Sin embargo, ésta no era una opinión pp. 109-121).
y-rusticítas. Esto se ha analizado de forma brillante en Brown, 1977,pp.8-10, quien
universal. Dante, Guillermo de Ockham y Marsilio de Padua, por nombrar sólo
tres figuras importantes, consideraban la congregatio lidelium como una comunidad
toncluye que rusticitas equivalía a «una negativa a considerar el mundo inteligible».
2a Véaie, por ejemplo, Giménez Fernández, 1944, p. 175. Desde luego, para los
de creyentes dentro de una unidad política mayor, la cornrnunitas mortalíum. Yéase
gramáticos, los barbari eran meramente los que escribían en una lengua <<bárbara».
Wilks, 1964, pp. 105-106. No obstante, los escritores que examinaré debían poco
Curtius, L953, pp. 4344.
a esta tradición.
La caída del hombre natural 2. La imagen del bárbaro
Para el cristiano, no menos que para el griego, el bárbaro era un todos los que empleaban la noción griega de politeia, era la relación del
tipo cultural específico que podía catacterizarce en términos de una serie hombre con el hombre 1o único que garantizaba su humanidad. Todos los
de antítesis de las supuestas caracterfsticas de la comunidad civil. Mien- hombres verdaderos deben <<comünicarse» con sus semajantes porque
tras que los cristianos vivían en armonía y concordia recíprocas ._o, &1 los hombres son, por su misma natutaleza, animales <<comunicativos>>
menos, en situaciones de violencia cuidadosamente regulada- y goberna- (zóon koínonikón), igual que son constructores de ciríáadeq-nimalee'
ban sus vidas de acuerdo con un código de leyes establecido, los burbari sociales (zóon politikón). La relación del hombre con las criaturas de su
-esde
pasaban sirs días en agresión constante y no reconocían ni observaban es estricamente jerárquica, pero también supone una cierta amistad
ninguna ley o norma de conducta. a todos los niveles, que debe surgir inevitablemente de1 hecho de que los
La verdadera comunidad civil se hizo posible mediante el poder per- i
hombres, a diferencia de los demás animales, poseen la capacidad para
suasivo del lenguaje 5. Fué la elocuencia, y no la violencia, 1o primero comunicarse y que, como miembros de un grupo mayor, deben compartir
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que obligó a los hombres a unirse para su protección, y es la ley lo que un objetivo común 2e.
Por otra parte, se pensaba que el bárbaro vivía en un mundo donde
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garuntiza la supervivencia de la comunidad. Los bárbaros no tienen acceso
esta cornmunicatío imprescindible no se producía, donde los hombres no
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al lenguaje o a las leyes. Para Alberto Magno (1206-80) eran


reconocían la f:uerua de los vínculos que les mantenían en comunidad,
Eil

aquellos que no obseryan las leyes y la participación en la comunidad orde-


nada de acuerdo con los principios de la justicia... pues aunque el nombre
donde el mismo lenguaje de intercambio social carccía de significado.
barbarus es onomatopéyico,. como dice Estrabón... sin embargo el hombre En muchos aspectos, el bárbaro era completamente otro animal. Era uno
que no observa las leyes relativas a la ordenación de la participación social de los sylvestres homines, los hombres salvajes de la imaginación lite-
es ciertamente un barbarus, ya que por esta característica pueden incurrir rariaa, esas criaturas que se creía que vivían en los bosques y las mon-
en muchos vicios, confundiendo las interrelaciones (communicationes) % den- tañas, apartados de las actividades de los hombres racionáles, que siem-
tro de la sociedad y destruyendo los principios de justicia que operan en esas pre tenían lugar en edpacios abiertos y en llanuras.
interrelaciones 27.
i Las ciudades donde vivían los hombres racionales se vbían como las
il avanzadas del orden y la razón en un mundo volátil y. potencialmente
Y, en otro lúgar, escribiendo sobre la oposición bestial/heroico del 4
v hostil. Los hombres salvajes eran criaturas que acechaban en los bosques
libro 7 dela Etica, continúa observando que a;. y pasos de montañas preparados para atacat al viajero imprudente; y
jll
Sin embargo, los hombres bestiales son raros, ya que es un hombre raro 1",: eran una amenaza permanente para la civilizción de los que vivían en
el que no tiene algo de humanidad. Sin embargo ocurre, y normalmente por :¡
las ciudades. Estos hombres salvajes y sus compañeros pigmeos, los
dos causas: impedimento físico y privaciones, o por enfermedades que causan
li
lll -los
pilosos, los faunos y los sátiros- pertenecían a un grupo claramente
privaciones. Pues llamamos bárbaros>> a quienes no inducen a ser virtuosos
§ definido, las similitudines homínis, una clase de criaturas medio hombres/
las leyes, la educación, o algún tipo de disciplina. Cicerón, al principio de
medio bestias 31. Como veremos, la existencia de una categoría animal que
De inventione los llama «hombres salvajes que llevan la vida de animales
a poseía algunas, perc no todas, de las características del hombrg, creaba
con las bestias salvajes>>... O, de la misma forma, hombres bestiales que §
comen carne cruda y beben sangre, y a quieues les gusta beber y comer en l; problemas inmensos. Pero incluso antes del descubrimiento de <<ptimiti-
lJ

calaveras humanas 4 i vos» auténticos, no era impensable. Para los cristianos, no menos que
:{. para losigriegos, la jerarquía de la naturaleza, la Gran Cadena del Ser,
En estos pasajes aparecen todas las características principales con las !i
:, estaba construida de manera que el mayor número de una especie siem-
¡
que Alberto y sus sucesores consideraron posible definir al bárbaro. Para pre se aproximaba en forma al menor número de la siguiente. Así, se
5 La fuente citada más frecuentemente para esta idea (que Alberto utiliza aqu0 riil pensaba que los primates superiores tenían mucho en común con el hom-
es Cicerón, De ínventione 1.7. Véanse las observaciones en Tuck, 7979, pp. 33-34, bre; y el hombre mismo, que, en palabras de Santo Tomás de Aquino,
ñ Este es el sentido de la koinonía, la relación esencial de los individuos dentro
2e Véase M. I. Finley, «Aristotle and economic analysis» en Barnes et al., 1977,
de la comunidad.
27 Albeúo Magno, 1890-1899, 8, p. 10 (Politicorum, libro 1, cap. 1, párrafos i-k). pp. 140-158, 144.
u lbidem, 7, p.464 (Ethicorum, libro 7,.tract. 1, cap. l). La referencia parece s Sobre los hombres salvajes, véase Bernheimer, 1952. La distinción tierras
-ser de Ciceróa, De inventione, 1.1-2.2-3, al tratar la prehistória del hombre. No altas/tierras bajas se encuentra en Platón, Las Leyes,3, 68I d-5'
obstante, la cita es inexacta. 3r Janson, 1952, pp. 76-106.
La caída del hombre na.tural 2. La imagen del bárbaro 45

es el «horizonte y Iínea límite de las cosas corpóreas e incorpóreas>> r,


podrlan ser descendientes sin alma de otro <<Adán», o que podían haber
tiene el cuerpo en común con los animales inferiores; pero en su espíritu,
sido creados por la tierra espontáneamente. En la clasificación que hizo
<<alcanza al miembro inferior de las clases superiores a ras corpóieas...
Aristóteles de los animales (o en alguna versión lejana de ésta), a la que
que están al final de la serie de los seres intelectuales» s.
se atenían estos hombres, todas las criaturas que eran biológicamente
Por lo tanto, en los intersticios de estas categoúas entrerazadas
perfectas se reproducen. Sin embargo, los clasificados como <<imperfectos>>
lo que Aquino denominó la «connexio ,"rumrr, <<el enlace maravilloso -en --los insectos y algunos reptiles- se generaban espontáneamente de la
de los sereso s- podría haber un lugar para un <<hombrer> que estuviera
tierra, o se producían por la fusión de materia podrida (GA,762 a 10 ss.;
tan cerca del iímite con la bestia, que los otros hombr"r ya rro le recono-
Mete, 381 b 10). Al sugerir que los indios habían sido creados original-
cieran como miembro de la misma especie. Tales «hombres» tendrían
mente de esta forma, Cesalpino, Paracelso, Girolamo Cardano e incluso
mentes básicamente animales capaces de realizar un número limitado de
Giordano Bruno, de hecho, los estaban clasificando con los insectos. La
funciones humanas, pero privados de auténtica razón, como el fauno
creencia en la generación espontánea (junto con la teoría del segundo
que se decía que había visitado a san Antonio el Ermitaño en el desierto
Adán) se consideraba generalmente blasfema y hereje, porque amenazaba
y le había pedido qlJe rezaru por é13s. Estas criaturas habían formado
a la unidad e integridad de la ruza humana. <<Nada>>, escribió el jesuita
parte durante largo tiempo de la cultura popular de la mayoría de los
español Martín del Río refiriéndose a Paracelso,'<<de lo que ha escrito
pueblos europeos, y a veces incluso habían-penetrado en ia literatura
este hombre es tan falso, tan blasfemo, tan ajeno a la recta rcizón>», porque
científica de la élite. El físico del siglo xvr paracelso creó un mundo si pueden hacerse hombres de barro, «¿no se pone en duda nuestra propia
poblado con una gran variedad de esos seres; pero incruso Arberto Magno,
gracia y nuestra propia redención?» s. Pero a pesar de la violenta opo-
que tenía un sentido mucho mayor de la probabilidad zoológica que
sición, estas teorías gozaron de una popularidad considerable a finales
Paracelso, sugirió con cautela que tanto los hombres salvajes los del siglo xvII como explicaciones eficaces, aunque más bien burdas, de
pigmeos hecho, dos especies de mono antropoide- no sólo"omose pare- la variedad de tipos humanos.
-de
cían a los hombres en su aspecto exterior, sino que también tenían la Los «bárbaros» a los que Alberto clasificaba con los hombres sarva-
ratio en común con el hombre. <<Estas semejanzás externas»>, escribió, jes, pertenecen claramente a la misma categoría general de casi-hombres
<<también indican una semejanza interna, yu qué estos dos animales poseen
que las ottas similitudines hominis. Y con esa idea en mente, observa-
un nivel de penetración que es más cercano ilaruz6n que el que poseen
36.
dores como el obispo de santa Marta (colombia) consideraba a los indios
otras bestias»
«que pareceque noson hombres con anima racional, sino salvajes de los
Algunos escritores posteriores, especialmente paracelso, otro doctor,
montes po.r lo qual no cauia doctrina enellos, ni gouierno ni ensenanga
Andrea Cesalpino,, y el hugonote flancés Isaac de la peyrére * man_ o.
ninguna»»
tenían que los humanoides, como las ninfas, los sátiros, los pigmeos y
La obra de Alberto marca Ia reintroducción de las categorías antro-
los hombres salvajes (una categoría que incluía a los indios uá"ii.unor)
pológicas de Aristóteles en el.pensamiento cristiano. El término barbarus,
" t" *,
dena del Ser.
contra gentiles,2.68. véase Lovejoy para un anrflisis de la Gran ca- que desde el siglo vl se había usado de una forma más bien vaga paru
describir a cualquiera <<que estuviese fuera>>, ahora se examinó rnás de
B lbidem.
cerca a la lyz de como lo había utilizado Aristóteles para clasificar a
u lbidem.
3s'Repetido por Helmont, 1648, un cierto tipo de hombre. cuando Aquino, que aprendió biología y antro-
p,25. san Isidoro pensaba que los faunos real-
mente eran hombres salvajes- (Etymologiae 2.s.22). Helmont taábién afirmaba que pología con Alberto, hizo su propia síntesis de pensamiento aristotélico
Mercator Ie había hablado de la existJncia de enanos momificados que creía y cristiano, pudo conferir a esa palabra muchos más matices de signifi-
{ue
t9r restos de pigmeos (ibidem, p. 679). Debo estas referencias'a Ia doctora cado que los que había tenido desde el siglo w a.c. Aquino no sóro ana-
"...qo Browne.
Alice
!,ó Alberto Magno,
lizó con más profundidad la relación entre el lenguajJ y h civilización,
1916-1920, 16.1322.
37 sino que también distinguió entre el uso primario y secundario de la
_- Paracelso, 1605, 9: Liber de nymphis, sylphis, pygrnaeis et salamandris, p.35.
El creía que los indios probablementl no tenián alma, ciertamente carecían de ruzón
v «hablan como los roros>> (ibidem,20, p.19). cesápinoi, isit, pp, ii-gll, y véase 3e Martí¡ del Río, 1652, p.230. solórzano pereyra hace las mismas objeciones,
Gliozzi, 1977, pp. 306-512. - _
38 Véanse Gliozzi,1977,pp.5j5-566, 1648, pp. 18-19.
y popkin, 1976. a0 Citado por Mexía de Ovando, <<Libro memorial», p. g7.
47
La caída del hombre natural 2. La imagen' del bárbaro

palabra y se hizo la pregunta a la que la mayoría de los comentaristas cados podían usarse para acomodar muchos tipos de comportamiento
habían prestado poca atención hasta entonces, es decir, en qué condi- confliciivo. Martyr, por ejemplo, parece que pudo aceptar la idolatría
ciones los hombres de una raza se desarrollan hasta convertirse en seres de los arauakos, el hecho de que algunos caribes fueran supuestamente
<<civiles>>, mientras que otra sigue siendo, o se hace, <<bárbara». caníbales, que pelearan entre ellos y que, aunque no llevaran ropas, de'
.'\ seaban aprender las artes de la medicina a toda costa como si fueran
; &apqifr+ré-en mayor detalle el t¡.atamienlo que dq'Aqql,Uq Sl término '::.

egipcios o pertus
8, y seguir diciendo, sin miedo a f.otzar la credulidad
barlitiru-s"cuando me ocupe de la obr-a de Las Casas, cuya descripción del :t
dé ius lectores, que vivían en una «Edad de Oro»
{.
mundo indio debé tbnto al comentario de Aquinó sobre la Política. No
obstante, por el momento podemos+upo¡er queggtrg fineles del,s-iglo xlt Oviedo, más preocupado por registrar lo que veía y por intentar com-
y principios d-el xv¡,,-.e1-l9rrulttg. b.-qrbgru§ o cualquier forma vernácula
:::,.

rt
prendedo que por seducir a sus lectores con detalles exóticos, prefirió
| - ;' qrre tomra" -huAiu adquirido dpi-s¡gnifi.ados ,estrechamente relacionád6§ 'tal io1npuru, a los indios con una raza rcal de hombres ei Yez de imaginaria.n
' "r l,:: Ji- 9o*9 térr¡rino de-clasificación-se allicáfáláá forma general a-todos los Oviádo pensaba que los indios se parecían claramente a los <<etíopes>>
habitantes bárbaros de un área geográfica indeterminada que se
, ;,': ¡,:: pueblqs ng_g§!¡enosy.más v"gu*.ñt., podia usarse para desciiEir a cuál-
' -los
extendía desde los montes Atlas hasta el Ganges- y a los bárbaros favo-
'"r '-'.',"-:
.'. I ,.: quier raz¿rinclep_endientemente
raza, independientemente de dq Sur creencias religiosas, que se com-
sus creencias*-religioS¡ts, s. Este método permitió la ideirtificación
i portara §gJorma salvaje.o «incivil».'En ambos casos;la palabra implicaba ritos de Aristóteles, los tracios
quilU-ggetu&Jsí impeifectilen en algún sen- de ciertos tipos de comportamiento, por ejemplo, la poligamia, la polian-
dc§erítaera u¡r.'tgf humano impe_rfeglb
fre U:¡ietu&-g§L descríta-era.-u-u.l§-9.ltr¡¡mano dria y la descendencia por la línea materna
a7.
También situó a los indios
' ,, ' ,jggr¡ñqu" r.rio del término poi p;ié de lod cilitiáriós ¡ara- tIe§ófibir
propio no ofreció ninguna defini-
"l es raro, no es desconocido. A los normandos se les llamó los bárbaros, aunque el Oviedo
. .. | , 'a otros cristianos entre
bárbaros frecuentemente, y Las Casas describió a los colonos españoles ción de la palabra. Este tipo de categorización era bastante común. Gio-
. en América como <<barbari>> por su modo de tratar a los indios. En el vanni Pico della Mirandola, por no mencionar más que un caso bien
siglo xv ya era habitual que los italianos se refirieran a los invasores conocido, había clasificado a los indios americanos con los <<etíopes» y
españoles y alemanes como «bárbarosrr 41. Pero la mayoría de estos usos
con los enemigos legendarios de la Iglesia cristiana, los escitas. Pico hizo
esto para demostrar la variedad de tipos humanos; pero su elección de
eran arcaísmos cultos deliberados con una función socio-política especí-
razas no fue accidental, y el efecto es que los factores desconocidos del
fica, como en el caso italiano, o meramente insultos. De forma general,
para cualquier propósito serio, <<bárbaro» era una palabra reservada a comportamiento indio se infieren, por así decirlo, a partir de los factores
4t. Oviedo utiliza el mismo método
conocidos de los escitas y los <<etíopes>»
aquellos que ni suscribían las opiniones religiosas europeas, ni vivían de
cuando afirma que, puesto que tanto los tracios como los arauakos prac-
acuerdo con las normas sociales europeas.
ticaban la pologamia, es de esperar que los arauakos sacrifiquen a los
visitantes extranjeros (es muy improbable que lo hicieran; pero el tratar
2 a3lbidem, f. xlix'. Carta a Pomponio Mela, 12 de mayo de 1499.
4 Martyr, 1550 b, f. vi". Aunque en esta fecha Martyr ya conocía el informe
Aunque algunos de los primeros observadores del mundo americano, etnográfico de Ramón Pané, el jerónimo que Colón dejó en La Española después
como Oviedo, estaban interesados en la botánica y por esto se ocuparon de su segundo viaje, y había incorporado'gran parte de éste al texto de De orbe
intensamente en las tareas de identificación y clasificación, la mayoría novo, la única/modificación que estaba dispuesto a hacer en su imagen neo-platónica
de ellos casi nünca intentaron clasificar a los indios mismos. Los indios en esa época fue que «incluso en la Edad de Oro los hombres debían haber luchado
entre sí, (ibidem,i. ví").
eran ciertamente <<bárbaros» y <<salvajes»; pero estas palabras se usaban 45 Con referencia a sus leyes matrimoniales, véase Oviedo, 1535, f. xlix""
vagamente para implicar sólo que no eran ni cristianos ni muy sofisti- 46 ibid., ff. l', lxviii'.
cados culturalmente. Los que tenían una opinión más optimista de la a? Oviedo, íbid., f.. xlix', identifica la poliandria entre los arauakos basándose
ia

vida india pudieron estar tentados, como ei humanista milanés Peter en el Tostado,1507, f. xxxviii', que afirmaba, citando a Celsus, que «hubo una
época en que era costumbre entre los ingleses el que seis de ellos se casaran con
I Martyr, a hablar de los arauakos en términos de la «Edad de Oro... de la misma mujer. Esta ley era más que bestial y no sabemos de ningrin pueblo que
42. Pero tales expresiones que abarcan múltiples signifi-
t,
sus costumbresr, la observe hoy»r.
4 Pico della Mirandola, 7572-1573,2: De examen vanitatís doctrinae gentium'
41 Las Casas, 1975, ff. 13'-14'.
p.861, y Schill, 1929, pp. 15-18.
€ Martyr, 1530 a, f. xxxvii'. Cafia a Pomponio $ela, 2t de diciembre de 1494

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