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APRENDIZAJE
se creía que demostrar el aprendizaje de un contenido especifico se media por la cantidad de aciertos que
obtenía frente a un número concreto de cuestionamientos fielmente tomados del texto, en donde no se
capacidad memorística del estudiante, si esto se llevaba a cabo, concebía el éxito en el aula de clase del
Ahora bien, en esta cuarta parte del siglo XXI el enfoque ha evolucionado a indagar más allá del
conocimiento especifico, escudriñando lo que para algunos podría ser esquivo el denominado “proceso
académico” el cual categóricamente deja de lado el método evaluativo de antaño “cualquier acción es
calificable”, además de poner en ineficiencia el hecho de que a mayor número de calificaciones es mejor
De esta dicotomía entre el proceso y el calificar es que Hortigüela (2019) afirma: “Todo lo
calificable debería de ser evaluable pero no todo lo evaluable tiene porqué ser calificable.” Lo cual nos da
una guía hacia los análisis de las posteriores páginas en donde verificamos la relevancia de evaluar, desde
continuo e integral que tiene como objetivo principal mejorar el proceso, centrada en el seguimiento
áreas de mejora, sino que también les empodera al hacerlos conscientes de sus fortalezas y
cerca el progreso de cada estudiante, los docentes pueden adaptar sus métodos de enseñanza
Al detectar problemas en una etapa inicial, los docentes pueden intervenir de manera
lo que ayuda a prevenir el fracaso académico y promueve el éxito de todos los estudiantes.
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Siendo estos perfeccionados a través del tiempo, ya que una realidad recurrente del siglo XXI es
encontrar herramientas eficaces e innovadoras que permitan ampliar el espectro y dar mayor resultado; de
aprendizajes en América Latina ha proliferado como parte de las políticas educativas más
En contraste, estos procesos y herramientas deben ser la piedra angular de los docentes en el aula
de clase, convertirlas en instrumentos vividos donde la réplica constante sea un vínculo con el estudiante
y una realidad; siendo de esta manera menester presentar al educador como un líder activo de su espacio
académico, y agente de cambio en los paradigmas propuestos en los mismos. Desde luego, esto
solamente es posible al considerar los siguientes aspectos relacionados con ese cambio.
de los estudiantes, identificar áreas de mejora y tomar decisiones informadas para optimizar el
aprendizaje.
• Establecer una visión clara y compartida sobre los objetivos y estándares de evaluación, alineados
con las metas educativas y los valores institucionales. Esta visión compartida crea coherencia en
los procesos evaluativos, asegurando que todas las partes interesadas comprendan su propósito y
• Crear una cultura evaluativa positiva y colaborativa. El líder educativo fomenta un ambiente
reflexión continua entre docentes, estudiantes y padres de familia, fortaleciendo así la capacidad
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• Proporcionar oportunidades de formación y recursos para mejorar las habilidades evaluativas,
fomentando el uso efectivo de datos y evidencia para informar la toma de decisiones pedagógicas
y la planificación curricular.
promover una cultura evaluativa que impulse la mejora continua y el logro de objetivos educativos.
Conclusiones:
liderazgo educativo y la evaluación formativa. Donde el docente, quien de ahora en adelante se considera
un líder educativo, es el timonel del barco pedagógico, siendo responsable de navegar con sabiduría y
visión. Además de su capacidad para inspirar, guiar y promover una cultura evaluativa positiva y
colaborativa; es esencial para garantizar que la evaluación formativa, sea más que una simple herramienta
de medición, sino que se convierta en un proceso integral que impulse el aprendizaje significativo, la
dinámico.
En definitiva, el liderazgo educativo y la evaluación formativa son dos pilares fundamentales para
la construcción de una educación de calidad que responda a las necesidades y potencialidades de todos los
estudiantes. Juntos, representan una fuerza transformadora que permite alcanzar resultados educativos
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Referencias Bibliográficas
Hortigüela, D., Pérez-Pueyo, Á., y González-Calvo, G. (2019). Pero… ¿A qué nos Referimos Realmente
https://revistas.uam.es/riee/article/view/riee2019.12.1.001/10922
Zacarias, I. (2018). Las políticas de evaluación educativa en américa latina y el valor social de la
https://revistascientificas.us.es/index.php/fuentes/article/view/6426/6424