Está en la página 1de 12

Nombre:

Angela Montes de Oca

Matricula:
CI-5949

Asignatura:
Derecho en el inmobiliario

Tema:
Genesis del Derecho de Propiedad y Su Registro
Práctica número II

Profesor:
Oscar Pabel Valdez Guillen
GENESIS DEL DERECHO DE PROPIEDAD Y SU REGISTRO

El derecho de propiedad es el área del derecho que regula las distintas formas de propiedad en
bienes inmuebles y bienes personales. La propiedad se refiere a las reclamaciones legalmente
protegidas sobre recursos, como la tierra y la propiedad personal, incluida la propiedad
intelectual.El Registro de la Propiedad es una institución pública destinada a crear titularidades
en virtud de poder público y a la publicidad de la situación jurídica de los inmuebles, con la
finalidad de proteger el tráfico jurídico .En el Registro de la Propiedad, se adquieren el dominio
y demás derechos reales con seguridad suficiente evitando reivindicaciones. La función básica
del Registro no es publicar actos y contratos, sino crear titularidades inatacables en virtud de un
acto de poder público.
El Registro de la Propiedad también puede definirse como la institución que, destinada a
robustecer la seguridad jurídico-inmobiliaria, tiene por objeto el registro de la constitución,
transmisión, modificación y extinción de los derechos reales sobre bienes inmuebles, así como
las resoluciones judiciales relativas a la capacidad de las personas y los contratos de
arrendamientos y opción. El estudio del Registro de la Propiedad corresponde al derecho
inmobiliario.

PERIODO ANTIGUO

La Bula Intercaetera del 3 de mayo de 1493

La llegada de Cristóbal Colón a América causó más que una molestia en Portugal, pues según su
rey Juan II se había pasado a llevar el tratado de Alcacovas-Toledo. Los españoles, por su parte,
argumentaban no haber violado dicho tratado, pues Colón no había invadido el espacio marítimo
situado al sur de las Canarias al navegar hacia el oeste. Sucedieron entonces las reuniones
diplomáticas, pero sin resultados. En 1493, los Reyes Católicos acudieron al papa Alejandro VI,
para que mediara y pusiera fin a la controversia que se había generado
A partir de mayo del mismo año, el papa dictó cinco bulas conocidas como las Bulas de
Donación a los Reyes de Castilla. "En ellas Alejandro VI hizo a Fernando e Isabel, reyes de
Castilla, la donación de las tierras que acababan de ser descubiertas, la concesión allí de
privilegios como los ostentados por los reyes portugueses en suzona africana, y sobre todo
mandaba que la partición de zonas se hiciera por mediode una raya vertical a cien leguas de las
Azores y Cabo Verde".
Al mismo tiempo, estas bulas de Alejandro VI constituyeron el último gran acto de soberanía
universal del pontificado romano. A grandes rasgos, las bulas estipulaban lo siguiente:
1) Bula Inter coetera (3 de mayo de 1493): donó a los Reyes Católicos las tierras situadas al
occidente que no pertenecieran a otros príncipes cristianos.
2) Bula Eximiae devotionis (3 de mayo de1493): ratificó y clarificó las concesiones hechas a los
Reyes de Castilla por la bula anterior.
3) Segunda Bula Inter coetera (4 de mayo de 1493): fijó una línea demarcatoria entre los
territorios pertenecientes a España y Portugal, situada a cien leguas al oeste de las islas Azores y
Cabo Verde. Dado que la latitud de ambos archipiélagos es diferente, la línea no era derecha y no
se podía utilizar un meridiano para precisar la demarcación. Ello daría origen al Tratado de
Tordesillas de 1494.
4) Bula Piis fidelium (25 de junio de 1493): concedió a fray Bernardo Boil amplias facultades
espirituales, a quien los reyes luego enviaron a encabezar la evangelización en el Nuevo Mundo.
5) Bula Dudum siquidem (26 de septiembre de 1493): precisó el dominio castellano sobre las
tierras que se descubriesen más allá de las encontradas por Colón.
La Bula Inter Caetera

La Bula Inter caetera les otorga a los reyes de España el derecho de disponer de las tierras a su
antojo y conveniencia. Mediante la bula Inter Caetera de 1493, los reyes Fernando e Isabel
extendieron a sus posesiones en indias el derecho que ya tenían los gobernantes sobre Castilla y
Aragón de percibir para sí todos los diezmos y demás impuestos eclesiásticos que en otros países
captaban la iglesia y enviaba a Roma.
En ella se legitima la conquista del nuevo mundo invistiéndose a la Corona española con el
derecho de propiedad de las tierras descubiertas. En ese período convivieron la propiedad
pública, arbitraria con el uso de la fuerza del conquistador y la propiedad clandestina de los
oprimidos, consistiendo este último un uso forzado por las circunstancias que con el tiempo fue
creando derecho.
Críticas de las Bulas
Las bulas del Papa Alejandro VI, fueron duramente criticadas porque en ella se les daba a los
reyes católicos el derecho de disponer de las tierras que había descubierto Colón. Se cuestionaba
el derecho que tenía el Papa o no de donar las tierras que habían sido descubiertas sin que estas
fueran hasta ese momento propiedad de la iglesia católica. Pero independientemente de que
tuviera derecho o no el Papa a cederla, lo cierto es que esa Bula Inter Caetera terminó teniendo
fuerza de ley porque la Corona española la usó para justificar en lo adelante todas las
operaciones jurídicas que hiciera con las tierras del nuevo mundo.
Las Capitulaciones

Las capitulaciones son contratos de carácter público por los cuales la Corona de Castilla le
encomienda a un caudillo la realización de un determinado servicio público, sea descubrir (en
forma naval o terrestre), poblar o rescatar. Esta institución es un contrato o una merced real hacia
un individuo denominado "adelantado" o a un grupo en el se le da o se les da licencia para
explorar, conquistar, descubrir, poblar o pacificar una región específica a cambio de que la
Corona le confiera al "adelantado" títulos nobiliarios, dominio sobre las tierras exploradas o
descubiertas. Los navegantes pueden exigir al caudillo capitulante, mediante acciones legales,
que cumpla aquello a lo que se ha comprometido. Las obligaciones que los navegantes asumen
tienen la naturaleza jurídica de obligaciones naturales (no dan acción para exigir su
cumplimiento), por lo que no hay acción del capitulante respecto de la Corona, pero si la Corona
cumple, en realidad está cumpliendo la obligación que ella asumió. En ellas se estipulaba lo que
se quería cumplir y finalmente lo que sé cumplió.
Entre otros, el viaje de Colón a las Indias o a América era una capitulación por la que el mismo
Colón y su grupo de viajeros se comprometían a traer muestras o pruebas de sus viajes para así
proseguir en los siguientes. Gracias a estas capitulaciones, diferentes Estados descubrieron
algunas de las tierras que les hacían falta y les pertenecían, como también algunas que tuvieron
que entregar. Las Capitulaciones de Santa Fe son un documento escrito por los Reyes Católicos
el 17 de abril de 1492 en la localidad de Santa Fe, a las afueras de Granada, que recoge los
acuerdos alcanzados con Cristóbal Colón relativos a su expedición planeada por el mar hacia
occidente. En el documento se le otorgan a Cristóbal Colón los títulos de almirante, virrey y
gobernador general de todos los territorios que descubriera o ganase durante su vida. También se
le concedió un diezmo de todas las mercaderías que hallase, ganase y hubiese en los lugares
conquistados. El texto fue redactado por el secretario Juan de Coloma y el original, hoy perdido,
fue firmado por los dos monarcas. Las Capitulaciones de Santa Fe significaron un reparto
anticipado entre Colón y los Reyes Católicos de los beneficios que reportaría la conquista de lo
que después se llamaría América. Con esos beneficios, Colón logró un rápido ascenso social, al
pasar a formar parte de la nobleza cortesana.

La Merced

La palabra “merces”, que puede traducirse como “recompensa” o “pago”. La primera acepción
de merced que recoge el diccionario de la Real Academia Española (RAE) refiere a la
recompensa o el premio que se otorga por un trabajo. El término, en la antigüedad, se usaba para
aludir a la dádiva que un señor o un rey entregaba a un súbdito. La merced, en este marco, era un
donativo y no el pago de un contrato. Podía consistir de un señorío jurisdiccional o de dinero, por
ejemplo. Merced de tierra fue una institución jurídica de la Corona de Castilla, en los siglos XV
y XVI, aplicada en las colonias de América, consistente en una adjudicación de predios realizada
en beneficio de los vecinos de un lugar, que se realizaba como método de incentivar la
colonización de las tierras conquistadas. Su origen se sitúa en la institución de la Merced
medieval. Cada poblador recibía un solar urbano y una parcela de tierra en las afueras de la villa
o poblado, usualmente en zona regable o de huerta. Estos lotes se denominaban chacras (conucos
en las Antillas). En ocasiones se concedían tierras de mucha mayor extensión, para explotaciones
ganaderas (estancias o hatos) o para cultivo de cereal (peonías). Finalmente, también el concejo o
municipalidad recibía tierras como bienes de propios, que se denominaban ejidos.
La Regalía

Puede entenderse como el ius regale o prerrogativa regia, que comprendía los derechos
inherentes y exclusivos del poder soberano del rey que es el pago que se efectúa al titular de
derechos de autor, patentes, marcas o saber hacer (knowhow) a cambio del derecho a usarlos o
explotarlos, o que debe realizarse al Estado por el uso o extracción de ciertos recursos naturales,
habitualmente no renovables. También se denominan "regalías" ciertos beneficios de orden
material que recibe el trabajador de parte de su empleador o patrón, y que son apreciables en
dinero para efectos provisionales y tributarios. Las regalías eran los bienes que por derecho
español le pertenecían al Rey (tierras, bosques, perlas, agua, etc.) y que le podían ser cedidos a
un particular. Los impuestos se derivaban del usufructo de las regalías, los cuales se destinaban,
sobre todo, a las actividades.
Los Repartimientos o Encomiendas

En los dos primeros siglos coloniales la encomienda reguló la fuerza de trabajo y la distribución
de la mano de obra. "La encomienda era una vieja institución de carácter feudal, que establecía
servidumbre a los señores a cambio de protección para los siervos. Se estableció entregando una
comunidad de indios a un español (benemérito) a cambio de los servicios prestados por éste". El
beneficiario (encomendero) cobra y disfruta el tributo de sus indios, en dinero, en especie
(alimentos, tejidos, etc.) o en trabajo (construcción de casas, cultivo de tierras o cualquier otro
servicio); a cambio de ello, debe amparar y proteger a los indios encomendados e instruirles en la
religión católica, por sí o por medio de una persona seglar o eclesiástica (doctrinero) que él
mantendrá".
También la encomienda no implicaba la propiedad sobre los nativos; era una concesión no
heredable. Al quedar vacante (sin poseedor) ésta volvía al monarca, quien podía retener a los
indígenas bajo administración real o entregarlos a otro encomendero.
Paralelamente a la encomienda funcionó el sistema del repartimiento forzado, que consistió en el
trabajo rotativo y obligatorio del indígena en proyectos de obras públicas o trabajos agrícolas
considerados vitales para el bienestar de la comunidad. Esta modalidad de trabajo se basaba en
reclutamientos laborales precolombinos, como fueron el coatequitl mexicano y la mita peruana,
que los españoles aplicaron con un sentido diferente al que tenía en las sociedades nativas. Las
encomiendas paulatinamente fueron perdiendo su razón de ser, entre otros motivos, por la caída
de la población aborigen, la desaparición de los conquistadores ávidos de recompensa y la paz
que imperó en la mayoría de las provincias. En cambio, los repartimientos persistieron hasta el
fin del período colonial.
La Real Audiencia y el Consejo de Indias
Sobre la Audiencia sólo estaba el Consejo de Indias, al que únicamente se podía recurrir en los
casos de mayor categoría. Al mismo tiempo, este tribunal real asesoró a la autoridad política del
territorio asignado a su jurisdicción y se constituyó en un organismo consultivo de vital
importancia para los virreyes y gobernadores.
Las Audiencias americanas estaban organizadas, al modo del Consejo de Indias, como
autoridades colegiadas. Se componían de letrados profesionales que, en principio, fueron cuatro
oidores y un fiscal presididos por el virrey o gobernador de la zona. Con el transcurso del tiempo
el número de estos funcionarios aumentó en los territorios más extensos. Cada año,
rotativamente, un oidor debía realizar viajes de inspección y judiciales por las provincias que
formaban parte de la jurisdicción de la Audiencia. La primera Audiencia indiana fue establecida
en Santo Domingo en 1511. A partir de1527 y hasta 1563, la fundación de nuevas Audiencias en
México, Panamá, Guatemala, Lima, Guadalajara, Santa Fe, Charcas, Quito y Chile, marcó el
proceso de la colonización y del poder monárquico en América. Su rango aumentó al hacérselas
depositarias del sello real, tal como acontecía en las cancillerías peninsulares. Las Leyes de
India: Ley de Amparo Real del 1578 y Ley de Composición de Tierras de 1631
Las Leyes de Indias

La llamada Ley de Amparo Real del 20 de noviembre del 1578, que ratifica el derecho de
propiedad de la Corona española sobre las tierras y se establece un procedimiento para amparar
los derechos de propiedad a poseedores que tuvieran una prueba escrita preexistente basada en la
merced.
Ley de composición de tierras del 17 de marzo del 1631 dispuso que todos los ocupantes de
tierras en exceso fueran sometidos a moderadas composiciones, se les entregaran títulos de sus
posesiones y se les vendiera el resto. Esta Ley además aumento a diez años la anterior
prescripción de cuatro. Estas dos disposiciones, conjuntamente con la creación del Consejo de
Indias, y las Cédulas Reales, constituyeron lo que se conoce como las Leyes de Indias.
Ejemplos en que puede Organizarse el Derecho de Propiedad durante la Época
Colonial
La ocupación, la prescripción, la venta, la permuta y las sucesiones fueron los medios clásicos
para adquirir propiedad de bienes muebles e inmuebles. Durante la colonización española. El
derecho de propiedad estuvo durante la alta Edad Media restringido a la nobleza y al clero, pero
poco a poco fue abriéndose a la burguesía. Ya en Las Siete Partidas fue permitido a todos los
hombres “libres”. Otros modos especiales de adquisición de derecho de propiedad inmobiliaria
como fueron las “mercedes” y los “repartimientos”. La propiedad en la época colonial estaba
dividida de la siguiente manera: Propiedad realenga: todas las tierras, pastos, aguas, montes, etc.,
pertenecientes
a la Corona Española por obra de la Conquista; derecho este sancionado por la Bula del Santo
Padre, y algunos consideran que es, por tanto, el mismo derecho de los soberanos indígenas; en
la propiedad realenga el dueño era el Rey, pero no cómo monarca sino como un señor más.
Propiedad privada: A raíz de la conquista, toda la tierra fue considerada propiedad del Rey de
España, aunque éste la enajenaba a favor de sus súbditos, ya haciéndoles merced (merced real)
de las tierras gratuitamente, ya en pago de servicios o bien mediante cierta cantidad de dinero. La
propiedad privada estaba formada por las tierras que ellos se atribuyeron en los repartimientos;
tierras pobladas por los indios, ya que los repartimientos incluían también un número
determinado de aquellos. El latifundio particular recibió el nombre de hacienda. La mayoría de
sus dueños vivía
en la ciudad y sólo se preocupaba por recoger la renta de sus tierras. Había veces que ni las
conocían, ni se preocupaban por mejorar sus cultivos, ni sabían administrarlas. Con frecuencia
las hipotecaban a los principales prestamistas de entones: el clero o los mineros acaudalados. El
más rico y poderoso de todos los propietarios fue el clero. Acrecentó sus bienes principalmente a
través de mercedes reales, donativos de particulares, préstamos con interés, diezmos y primicias
de todos los productos de la tierra, dotes de las mujeres que entraban en religión, derechos
parroquiales, mandas y legados y el privilegio de no pagar impuestos al Estado. De este modo la
propiedad se fue estancando y sustrayéndose a la circulación, debido también a la creación de los
mayorazgos (costumbre de heredar con todos los bienes inmuebles al primogénito, quien sólo
podía transmitirlos de igual modo a su sucesor).
La Constitución de 1844 y la Ley de Bienes Nacionales de 1845

La ocupación haitiana en 1822 puso en vigor en el país el Código Civil Francés y al proclamarse
la independencia en 1844 se mantuvo su vigencia. La nueva República adquirió todos los
derechos que sobre ésta tenía la Corona de España, y en consecuencia todo lo que se conocía
como propiedad “realenga” pasó al patrimonio del Nuevo Estado. Con la proclamación de la
Independencia Nacional, el 27 de febrero de 1844, la República Dominicana adquiere el derecho
de propiedad sobre los predios que Haití tenía en su patrimonio.
Durante este período se destacan varias disposiciones de interés siendo las más relevantes las
contenidas en los artículos 2 y 21 de la Constitución de 1844. Dicha Constitución consagra en su
artículo 2º lo siguiente: “La parte Española de la isla de Santo Domingo y sus islas adyacentes,
forman el territorio de la República Dominicana”. Y en su artículo 21, establece el derecho de
propiedad como inherente a la personalidad humana, y dispone que nadie puede ser expropiado,
sino por causa de utilidad pública, previa justa indemnización.
Ley de Bienes Nacionales del 02 de Julio del 1845 Una de las mayores
reocupaciones del primer gobierno constitucional dominicano, fue la de organizar los bienes del
Estado y ponerlos a fructificar. Para ello lo primero que tenía que hacer era definir cuales bienes
eran del Estado y cuáles de particulares, y para eso desde el principio dio pasos legislativos.
Primero la Junta Central Gubernativa dicto un decreto el 20 de abril del 1844 secuestrando los
bienes de los haitianos y los de los que abandonaron el país después del 1ro de marzo de ese año
y segundo el Congreso dicto una ley extinguiendo una serie de gravámenes y afectaciones de
origen religioso, promulgando luego la Ley 52 de fecha 2 de julio de 1845 que declara ya en esa
fecha cuales son los bienes nacionales y establece lo concerniente a su administración,
fructificación, conservación y enajenación. Esta ley sufrió dos modificaciones en 1846 para
aclarar algunos términos y resolver ciertas situaciones no prevista en el texto original. De dichas
leyes se pueden definir los siguientes principios básicos sobre el derecho de propiedad
inmobiliar:
a) El Estado dominicano era dueño de todas las tierras sin dueño conocido: b) Fueron también
del Estado dominicano todos los bienes, tanto mobiliar como inmobiliaria, así como capitales y
rentas que hubieren pertenecido a gobiernos anteriores (Corona española y Estado haitiano
básicamente) o que fueron propiedad de organizaciones religiosas ya extinguidas.

PERIODO MODERNO

Ley de Actos Judiciales y Extrajudiciales de 1885

El Director del Registro: Habrá en cada ciudad cabecera de provincia o distrito, y en cada
cabecera de común, una oficina de registro a cargo de un ciudadano que
se denominará “director de registro”.

Quien lo designa, donde funciona,

El director de registro será nombrado por el Poder Ejecutivo, de la terna que le presenten los
respectivos ayuntamientos, y estarán bajo la inmediata vigilancia y dependencia de estas
corporaciones.
Libros que debe llevar y a que se destinan

En cada oficina de registro se llevaran tres libros: uno para el asiento de los actos civiles que
comprenden lo que la ley denomina bajo firma privada, los pasados por ante notarios,
venduteros, intérpretes y demás oficiales públicos sin carácter judicial; otro para asentar los actos
judiciales, ya emanen de los tribunales, jueces, fiscales, alcaldes; ya de los secretarios de los
mismos, ya de los alguaciles; y el tercero, para asentar los actos a debe, que comprende todos
aquellos que en materia de simple policía, correccional, criminal o de oficio pronuncien los
tribunales cuando los sentenciados sean insolventes.
Ley Sobre Registro y Conservación de Hipotecas de 1890

Quien lo nombra, donde funciona, En cada una de las ciudades cabeceras de Provincias o
Distritos habrá una Oficina de Hipotecas que estará a cargo del Director del Registro Civil, y se
denominará Conservador de Hipotecas.
Libros que debe llevar y a que se destinan
En cada una de las oficinas de Hipotecas se llevarán los libros o registros siguientes: 1ro. Uno
destinado a anotar por orden numérico y de fechas las entregas de actas de mutación que hagan
los interesados al Conservador de hipotecas para ser transcritas o de facturas para ser inscritas en
aquellos casos que no pudieren hacer inscripción o transcripción inmediatamente, o que se
presentare más de una parte a la vez requiriendo la inscripción o transcripción; 2do. Uno para las
transcripciones de los actos trasmitamos de propiedad voluntarios o forzados; 3ro. Uno para el
Registro de las inscripciones de obligaciones y créditos hipotecarios; 4to. Uno para las
transcripciones de los actos de embargo inmobiliario; 5to. Uno por orden alfabético o sea índice
de las inscripciones, llevándose por las letras con que principien los nombres de las calles en las
ciudades y las secciones de los campos; y 6to. Uno destinado a llevar la contabilidad.

Ley No.637 de 1941 sobre Transcripción Obligatoria de los Actos Entre Vivos Traslativos
de Propiedad Inmobiliaria

La Ley No. 637, promulgada el 11 de diciembre de 1941. Mediante dicha Ley se declaró de
utilidad pública la transcripción obligatoria de todos los actos entre vivos que tenían relación con
la propiedad inmobiliaria (quedaron exceptuados los relativos a terrenos ya registrados y a los
que se encontraban en los archivos del Tribunal de Tierras para los fines de saneamiento).La Ley
ponía a cargo de los notarios la formalidad de la transcripción cuando se trataba de actos
auténticos y si es en escritura privada, a cargo de los interesados, ambos dentro de un plazo de 60
días so pena de recargo de un diez por ciento sobre el derecho de la transcripción. Según el Art. 4
de dicha ley, no se puede invocar ante un tribunal ningún acto si no está previamente transcrito.
Dicho canon dejaba en suspenso la validez del acto hasta tanto se diera cumplimiento a la
formalidad de la transcripción. En materia de Legislación de Tierras los jueces de Jurisdicción
Original son exigentes en el cumplimiento de esta formalidad y no toman en cuenta ningún acto
que no haya sido previamente transcrito.
Diferencia entre inscripción y Transcripción- Publicidad. Los registros de transcripción
copian en los libros la totalidad del documento o acto que contiene el derecho, mientras que los
registros de inscripción toman sólo un extracto del documento. Los registros declarativos y
constitutivos hacen referencia a la necesidad o no de inscripción.

Efectos de la Transcripción. - Actos que deben ser Transcritos. - Actos Exentos por
Naturaleza.

Con las transcripciones se deja la constancia por escrito de algo que se ha dicho.

De las transcripciones y Derecho que deben adoptarse por ellas Art. 27. Se transcribirán en la
oficina de hipotecas donde radiquen los bienes: 1ºtodo acto entre vivos, traslativo de propiedad
inmobiliaria, o de derechos reales susceptibles de hipotecas: 2º todo acto que contenga renuncia a
estos mismos derechos: 3º las sentencias que declaren la existencia de un contrato verbal de la
naturaleza de los expresados: 4º toda sentencia de adjudicación que no sean dictada sobre
licitación realizada en beneficio de un co-heredero o de un co-partícipe.Art. 28. Deberán
igualmente trascribirse: 1º todo acto constitutivo de anticresis, de servidumbre, de uso y de
habitación: 2º todo acto que contenga renuncia de estos mismos derechos: 3º las sentencias que
declarasen su existencia en virtud de un contrato verbal: 4º los arrendamientos cuya duración
exceda de más de nueve años:5º cualquier acto o sentencia en que se haga constar, aún para
arrendamiento de menos duración, el anticipo o cesión de una suma equivalente a tres años de
alquileres o rentas no vencidas. Art. 29. Hasta el momento en que sean transcritas no pueden
oponerse a tercerosque tengan derechos sobre el inmueble, y que hayan conservado conforme a
las leyes los derechos que resulten de los actos y sentencias expresadas en los artículos
anteriores. Los arrendamientos que no hayan sido trascritos, no pueden oponerles en cuanto a la
duración mayor de diez años. Art. 30. Toda sentencia que pronuncie la resolución, nulidad o
rescisión de un acto trascrito debe anotarse al margen de la trascripción hecha en el libro o
registro, dentro del mes siguiente al día en que aquella haya obtenido autoridad de cosa juzgada.
El abogado que haya obtenido la sentencia está obligado a realizar aquella operación remitiendo
al conservador de hipotecas una factura firmada por él, de la cual debe darse recibo. Art. 31.
También se trascribirán en el registro o libro destinado al efecto los actos de embargos
inmobiliarios o las actas de denuncia de los mismos por parte de los bienes sujetos al embargo
que radiquen en la Provincia o Distrito. Art. 32. El Conservador de hipotecas, cuando al efecto
sea requerido, debe entregar, bajo su responsabilidad, un estado especial o general de las
trascripciones o menciones prescritas en los artículos precedentes. Art. 33. Se percibirá por
derecho de trascripción de los actos de que trata el presente capítulo el uno por mil sobre el
precio íntegro que conste en el mismo. Art. 34. Cuando un mismo acto dé lugar a
certificado de título.

También podría gustarte